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del corazón.

Se trata de una palabra de vida, y antes


DIME UNA PALABRA de comprenderla es preciso vivirla. Lo esencial para
Jean Lafrance el discípulo es dejarse iniciar en una experiencia
universal de la oración vivida por el hombre con-
PRÓLOGO creto que es el anciano o el stareztentre los rusos.
Nada despierta más a la oración que el encuentro de Esto constituye el alma misma de la educación en la
un hombre o de una mujer transfigurados por la ora- oración, ya que se trata ante todo de una experien-
ción. A menudo he advertido que la presencia de cia, aunque haya de estructurarse, pensarse y for-
esos seres en el seno de una comunidad, sobre todo mularse en las categorías de la teología espiritual. Lo
si están ocultos, se volvía rápidamente contagiosa. primero es la experiencia; y la función del maestro
Monseñor Bloom refiere que un día la superiora de espiritual es introducir a su discípulo, no en su pro-
un monasterio le pidió consejo: había en su comuni- pia experiencia de oración, sino en la de él, que al
dad una monja ocupada en la lavandería; una mujer principio se reduce a un esbozo. La única tarea del
de oración con tal ascendiente que todas las herma- anciano será discernir el punto en que se encuentra
nas de la comunidad iban a pedirle consejo para su el discípulo en su experiencia de oración. Por el mo-
vida de oración. ¿Debía asignarle una responsabili- mento, no se trata de progreso pedagógico, sino de
dad oficial? Monseñor Antoine de Souroge le acon- la manera de transmitir o de hacer compartir esta
sejó que la dejara en su puesto, dándole toda clase experiencia de oración.
de facilidades para que acogiera a las hermanas. El que un día ha recibido la gracia de la oración o el
Al hablar así, se situaba en la línea de toda la tradi- don de la plegaria sabe muy bien que ha encontrado
ción del desierto de Escete o de Nitria, donde los as- la perla preciosa del evangelio y vende cuanto posee
pirantes a la vida monástica se hacían discípulos de para comprar este tesoro oculto en el campo del
un anciano (tal es el lazo que constituía y sigue cons- Reino. Sabe por experiencia que es la fuente de la
tituyendo a un monje en Oriente). Sin poseer fun- única dicha verdadera, de un gozo que puede com-
ción oficial alguna, el anciano era en primer término pararse sin dificultad con la embriaguez espiritual
una personalidad carismática, entrenado en la lucha de los apóstoles la mañana de pentecostés. Experi-
contra los pensamientos, familiarizado con el silen- menta también que esta alegría de la oración es la
cio, pero sobre todo un hombre transformado por única “fuerza deliciosa” -la delectatio victrix, de que
una oración incesante. Así era Arsenio, al que su dis- habla san Agustín- capaz de asumir toda la fuerza de
cípulo iba a visitar simplemente para disfrutar vién- las pasiones, sobre todo las de la carne, sin suprimir-
dole en oración. Sus manos alzadas eran como diez las. Podría decir como Teresa de Ávila: “Todos los
cirios ardiendo, y el resplandor de su rostro resul- bienes me han venido por la oración”.
taba intolerable para el que no estaba iluminado por Mas ¿a qué extenderse sobre el goce de la oración?
la misma luz que él. Sencillamente, no tiene nada que ver con las alegrías
Las más de las veces, el discípulo iba a hacer partí- de la tierra que el mundo da, ya que es un gusto an-
cipe a su padre espiritual de sus dificultades, sus pe- ticipado del cielo para el corazón que se entrega a
nas, sus tentaciones o su deseo de aprender a orar. ella. En este sentido, la oración alumbra en nosotros
Al término de la conversación le decía, según una la dicha del cielo, relativizando así todos los placeres
fórmula tradicional. “Padre, dime una palabra” de la tierra. El anciano lo sabe muy bien, porque se
(rhéma, en griego). Ello equivalía a decir: “Has aco- ha consagrado enteramente a la oración; pero se le
gido en la oración lo que te he dicho; dime las pala- plantea una cuestión crucial: ¿cómo “decir” ese gozo
bras que suben de tu corazón a tus labios y que el de la oración a su discípulo?
Espíritu Santo te ha inspirado”. Habitualmente, el Ahí estriba la dificultad del problema, puesto que es
anciano le decía una palabra, una breve sentencia imposible decir lo que se ha vivido en la oración.
como esta de san Juan Clímaco: “Si quieres apren- Basta leer, por ejemplo, los escritos de Silouane o de
der a orar, coge un texto y escoge un límite de otros autores espirituales para convencerse. Des-
tiempo”. Son los apotegmas de los padres del de- pués de haber intentado expresar el misterio de la
sierto o las palabras de los ancianos. dulzura y de la humildad de Cristo experimentadas
A primera vista, la palabra puede parecer oscura y en la oración, o de haber presentido la experiencia
que no responde directamente a la pregunta del dis- de la gracia en su corazón, se ven obligados a dejar
cípulo. Incluso era posible que el anciano no dijese caer los brazos confesando: “Es imposible expre-
nada porque su discípulo era incapaz de compren- sarlo, y hasta imaginarlo”. En este punto están de
der o de tolerar lo que él quería decirle. En cualquier acuerdo todos los autores espirituales: es práctica-
caso, el discípulo no quedaba dispensado de ahon- mente imposible traducir la experiencia del Espíritu
dar en la palabra, de meditarla y sobre todo de re- que han tenido en la oración. Todos se sienten de-
zarla, a fin de que le confiara su secreto. Así, en las cepcionados al comparar lo que han escrito o dicho
palabras de Clímaco antes citadas, no era en abso- con lo que han vivido. Tienen la sensación de estar
luto evidente que el hecho de rumiar un texto du- ante un cúmulo de cenizas muertas, mientras que su
rante una hora fuera a introducirnos en la oración experiencia se traducía en teas inflamadas, brotadas
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de la zarza ardiendo de la oración. Más aún, todo Su intercesión no es una palabra huera. No se con-
ello les parece mísero e irrisorio. Podrían decir como tenta con acordarse de él en la oración, sino que liga
Bernardita cuando le presentaron la primera efigie su alma a la de él y entra en un verdadero combate
de la Virgen de Lourdes: “¡Oh, no es eso!” Aquí po- de oración, un poco a la manera de Job, que le grita
dríamos extendernos interminablemente -hay que a Yavé: “Piel por piel”. El anciano entrega realmente
decirlo-, y nos sentiríamos siempre decepcionados. su vida por su discípulo en una súplica incesante.
También podríamos aumentar el volumen de la voz Hay en él una verdadera manía de hechicero -habla-
para intentar traducir lo vivido, pero sería en vano, remos de ello más adelante- para sentir si su discí-
porque lo que se exagera no resulta creíble. pulo está de rodillas; con ello lee en los corazones,
No obstante, todos los autores espirituales atesti- no dejando al mismo tiempo de orar para que reciba
guan que hay libros que dan un atisbo de ese gusto ese don de la oración. El discípulo lo sabe muy bien,
de la oración, que despiertan en nosotros el deseo de y en los combates que debe librar contra el adversa-
orar y encienden en nuestro corazón el fuego del Es- rio o contra los pensamientos se apoya a veces en su
píritu Santo. Basta leer las obras de Silouane para oración: ‘Por las oraciones de mi Padre espiritual,
convencerse. A las pocas páginas nos entra el deseo concédeme la gracia de rechazar esta tentación”. Al
de cerrar el libro y de ponernos a orar. Se diría que mismo tiempo, expresa su reconocimiento interce-
el staretz nos transmite algo de su experiencia, o por diendo por su padre espiritual, pues sabe muy bien
lo menos nos remite a nuestro propio deseo de orar que, cuanto más se avanza por el camino de la ora-
sepultado en el fondo de nosotros mismos. También ción incesante, más se es pobre y vulnerable. Enton-
el anciano sabe que puede contar con esta sed de ces es cuando se tiene necesidad de la oración de to-
orar y este deseo del Espíritu que inflama el corazón dos “los viejos amigos de Dios” de que habla san
de su discípulo. Si; hablar de Dios a un hombre no Juan de la Cruz, que son los hombres de oración.
es hablar de la luz a un ciego. Tal es la única convic- En este contexto de oración se formula la petición
ción que le empuja a hablar, confiando en que sus del discípulo antes evocada: “¡Padre, dime una pala-
palabras, brotadas de su oración, hallarán eco en el bra!” No le pide una enseñanza sistemática sobre la
corazón del discípulo. oración ni un método, pues sabe perfectamente que
Mas antes de hablar posee la certeza más arraigada cualquier exposición es decepcionante; pero solícita
aún de que lo único de valor que puede hacer por él de su anciano director una sentencia breve, brotada
es orar. Por eso no es temerario afirmar que la prin- de su experiencia íntima, en la cual recoge algunas
cipal tarea del anciano es suplicar por su hijo espiri- brasas ardientes de su oración. Cuando esa palabra
tual. Su súplica no es vaga ni indeterminada; tiene llegue al corazón del discípulo, lo traspasará y lo
un objetivo preciso: el staretzora para que su discí- deslumbrará de modo que la oración surgirá con
pulo reciba la gracia de la oración, porque es perfec- toda naturalidad. La palabra está hecha para el co-
tamente consciente de que no está en su mano razón y el corazón para la palabra. El género litera-
atraerlo hacia el Padre. Entonces se pone a orar, rio de estas sentencias es más la poesía o la novela
porque lo que es imposible a los hombres le es posi- que la exposición teórica. La prueba es que la pala-
ble a Dios. De una manera más amplia, estoy ínti- bra da en el blanco, que el discípulo se va sin solici-
mamente persuadido también de que esta oración tar otra cosa, porque ha sentido que la oración le
abarca al mundo entero. “rozaba”.
Todos los monjes de Oriente os dirán que oran pri- Normalmente, el encuentro de un verdadero espiri-
meramente por el mundo entero y por todos los tual debe darnos el gusto de la oración. Por eso Te-
hombres. El objeto de su oración es ciertamente la resa de Ávila invita a las carmelitas a hablar con
gracia de la salvación para todos; pero no se puede hombres de Dios, a fin de renovarse en la oración. Si
salvar a los hombres sin su libre cooperación, y por el encuentro de un fraile o de una carmelita no en-
tanto sin su deseo de salvarse, que se expresa sobre ciende en nuestro corazón el deseo de la oración, es
todo por la fe y la oración. De ahí que el monje ore muy de temer que no hayamos ido a lo esencial. En
día y noche para que todos los hombres reciban la esta perspectiva hay que recoger las palabras de los
gracia de la oración y se salven. Se cuenta de un er- antiguos, teniendo los ojos fijos en su rostro y el oído
mitaño del monte Athos que oraba y derramaba lá- atento a sus palabras. Lo cual significa que hay que
grimas por la salvación de todos sus hermanos; un encontrarse con ellos a la luz de Dios, que baña al
día escuchó en la oración estas palabras: “Yo tendré discípulo y a su maestro. La mejor manera de abor-
misericordia de cualquier hombre que, aunque sólo dar a un staretzes orar con él, conscientes de que él
sea una vez en la vida, haya invocado a Dios”. Des- tiene tanta necesidad de nuestra oración como no-
pués de esto, sólo queda pedir al Señor que todos los sotros de la suya.
hombres invoquen su nombre y suplicarle que de- En este espíritu de oración os invito yo también a
rrame sobre su pueblo y sobre todos los hombres un leer estas páginas, o mejor, cada una de sus pala-
espíritu de gracia y de súplica, como dice el profeta bras, afines al género de los apotegmas. Se las debe
Zacarías. Con esta intención intercede el anciano acoger a la manera del discípulo que va a preguntar
ante todo por su discípulo. a su anciano director solicitando de él una palabra.
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No tienen la pretensión de reemplazar a los dichos más pedagógica: se refiere “al entorno” de la ora-
de los padres del desierto, a los cuales habrá que vol- ción, a la invitación próxima e inmediata a entrar en
ver siempre como a palabras matrices. Así, los mon- ella. Es un poco la ecología de la oración. La segunda
jes del Athos o de San Macario, en Egipto, se siguen interesa más de cerca a la oración; introduce al que
formando en la ascesis y la oración con el libro de ora en un clima trinitario, bajo la mirada del Padre
san Juan ClímacoLa escala del paraíso, que es una y del Hijo. Para entrar en esta comunión de los tres,
colección de sentencias para escalar el camino de la hemos escogido la vía de la súplica al Espíritu Santo.
oración incesante. Después de años de búsqueda, de tanteos, de fraca-
Algunos dirán: ¿en qué lugar se pronunciaron estas sos y también de iluminaciones, me ha parecido hoy
palabras y con qué autoridad se dijeron? Proceden que la súplica es la palabra primera y última, la
en gran parte de una experiencia de oración: de la fuente y la meta de toda oración. Nadie rebasará ja-
recogida en la tradición de los padres y ancianos, así más la súplica. La misma oración a Maria no nos
como de lo que otros han comunicado de su vida de aparta nunca de la oración trinitaria, porque la Vir-
oración. Sobre todo no hay que creer que el que las gen es toda ella referencia al Padre, al Hijo y al Es-
ha escrito está más adelantado que los demás en la píritu. Finalmente, el criterio de la oración pura, se-
vida de oración. Lo ha hecho únicamente porque es gún los padres de Oriente, es la súplica por el mundo
la verdad y porque ha tenido la “desgracia” de com- y por los enemigos. Toda oración cristiana auténtica
prenderlo, según las palabras de Ruysbroeck: “Los será participación en la intercesión de Jesús por to-
hombres de oración son los más dichosos y también dos los hombres.
los más desgraciados de los hombres”. Hay que En este sentido, la oración es cuestión de vida o
apresurarse a añadir que el que recibe la gracia de la muerte para los hombres y para el mundo contem-
oración es también el más dichoso de los hombres; poráneo. Desborda el estrecho circulo de la vida per-
pero que no está en absoluto a su nivel, a causa de la sonal de cada uno para interesar la vitalidad del
pesadez de la carne y de una cierta propensión a la cuerpo mismo de la Iglesia. Según las palabras del
inercia. cardenal Daniélou, “la oración es un problema polí-
En su lucha por ser fiel a la gracia de la oración, tico” (título de uno de sus libros), en el sentido de
avanza a tientas, retrocede y cae; pero se recupera que los lugares de oración son como los pulmones
por ese deseo incoercible de súplica que le hace en los que se oxigena la vida de la ciudad. Com-
reanudar el camino cualesquiera que sean las peri- prendo a los obispos que han pedido a los monjes y
pecias de su andadura. En ese avanzar a tumbos es monjas de su diócesis que acudan a instalarse en el
conducido por el Espíritu, que le muestra el sentido corazón mismo de las ciudades nuevas: hacen de
en que debe seguir. Ve los medios concretos que le esta presencia de intercesión un acto de fe en el po-
ayudan en su oración, los obstáculos que ha de fran- der de la oración.
quear, los vericuetos que ha de prever y las zonas de Pero todavía hay más en relación con la situación de
depresión que tiene que atravesar. Entonces pone a la fe en el mundo contemporáneo. Es verdad que
punto las observaciones y reflexiones, que constitu- desde hace una veintena de años asistimos a una
yen una especie de código de la circulación de la ple- caída vertiginosa en las asambleas dominicales, en
garia. Pueden ser simples avisos o consejos prácti- la práctica de los sacramentos, y los más lúcidos nos
cos para hacerse disponible a la acción del Espíritu advierten que todavía no hemos tocado fondo. El
en la oración. Un tipo de ley-marco, donde cada uno mundo está en trance de convertirse en un gran de-
puede encontrar su propio camino de oración, que sierto, en el que Dios será ajeno y ausente. El Cura
oscila entre la libertad del Espíritu y las exigencias de Ars afirmaba que llegaría un día en el que habría
mínimas para llegar a esa libertad. tal hambre y sed de la palabra de Dios que los hom-
Es preciso abordarlos también con entera libertad, a bres llorarían con sólo oír su nombre. Sin embargo,
condición de no descartar sistemáticamente una pa- el número de los hombres que oran es mucho más
labra que nos incomodaría. San Ignacio dice que hay importante que el de los que no practican. Una en-
que otorgar siempre un juicio favorable al que nos cuesta reciente sostenía que las tres cuartas partes
guía. Pero, admitido esto, es posible pasearse por las de los franceses oran. Sobre este profundo deseo
diferentes avenidas y escoger una palabra que ali- arraigado en el corazón del hombre debería elabo-
mente la oración del momento. Es una reserva de rarse la pastoral. Hace ya años que se vienen ensa-
provisiones, que contiene alimentos para el caso en yando tantos proyectos, planes y previsiones, que a
que se deje sentir el hambre. Cada cual toma, de veces uno se pregunta si no sería preferible poner fin
acuerdo con su apetito y ]os gustos del momento, y a nuestras discusiones, a nuestras reuniones y a
cierra el libro cuando se ha saciado. nuestras palabras, y dedicarnos verdaderamente a
rezar. No se trata de juzgar, de criticar y menos aún
Como se trata de palabras nacidas de la experiencia
de condenar cuanto se ha llevado a cabo hasta el pre-
y de la vida, no hay un plan preestablecido: cada pa-
sente con toda la buena voluntad y gran generosi-
labra meditada, rumiada y rezada puede introducir
dad. Sin embargo, un día habrá que juzgar al árbol
en la oración si el corazón está abierto al Espíritu.
por sus frutos y preguntarnos si estamos todavía en
Con todo, hay dos partes. Una, bastante corta, es
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el campo magnético de la palabra de Dios. En otros En cualquier caso, esta nueva eclosión de la vida del
términos, ¿no seria preferible guardar silencio y Espíritu debe buscar su fuente misteriosa en la ora-
orar hasta el momento en que Dios nos muestre cla- ción oculta de la santa Rusia. No se le puede desear
ramente lo que espera de nosotros? Cuando un a Occidente que sufra la misma persecución; sin em-
hombre pide de veras la luz, sin condiciones, Dios bargo, hay que confesar que la ausencia de sufri-
responde siempre a esa oración, y no puede dar una miento genera comodidad, y que la comodidad de-
piedra al que le pide el Espíritu Santo. bilita el soplo del Espíritu. Entre nosotros ha que-
Cuando hoy veo lo que ocurre en el pueblo ruso, me dado barrido el gran soplo del Espíritu. Cuanto más
pregunto por las causas de la renovación espiritual. se encuentra uno sumido en el infortunio, más se
Hace más de setenta años que una persecución vio- siente instado a la súplica. Si no se sufre, no se per-
lenta, abierta o solapada según las fases de liberali- cibe tampoco el soplo del Espíritu Santo. No se trata
zación, ha intentado por todos los medios destruir la de masoquismo ni de dolorismo; es que la locura del
fe en el corazón de los rusos, comenzando por los amor pide la locura de la cruz. Que Dios nos proteja
cursos de ateísmo dados sistemáticamente a la ju- de la persecución y de cualquier prueba que pudiera
ventud, que presentan la religión como una enfer- hacer zozobrar nuestra fe; pero que no nos aban-
medad y una tara psicológica. Por no hablar de los done tampoco a nuestra ceguera y a nuestro endu-
compromisos de la jerarquía de la Iglesia con los po- recimiento.
deres políticos (no se trata de juzgarlos: ¡puede que Tendría que poner Dios dos leños en forma de cruz
fuera la única solución para sobrevivir!). Los resul- para frenar nuestra ronda insensata de consumo, de
tados están ahí: ha habido más mártires en Rusia superficialidad y despreocupación. Lo que hay que
desde 1917 a nuestros días que los que ha habido pedir para Occidente y para nuestra nación es la lu-
desde los comienzos de la Iglesia hasta hoy en el cidez espiritual, a fin de ver el abismo infernal en el
resto del mundo. que el mundo está sumido hoy. El día en que nos
¿Qué vemos hoy en Rusia? Jóvenes intelectuales lle- sintamos consternados por toda la miseria del
gados del marxismo que se convierten, que forman mundo: los hambrientos, los torturados, los enfer-
comunidades cristianas vivas, que crean seminarios mos, las victimas de la guerra y de la maldad, los an-
donde se estudia teología, a los padres y sobre todo gustiados y sobre todo los más desgraciados, los pe-
a los autores espirituales que dieron origen al hesi- cadores y los que no conocen el amor de Cristo, ese
casmo, a la invocación constante del nombre de Je- día estaremos algo iniciados en el misterio de la sú-
sús. Se registran muchos bautismos entre los jóve- plica. Mas eso no llegará a término por un esfuerzo
nes y un florecimiento del sacramento del matrimo- o un récord, sino porque Dios tenga a bien conce-
nio. Se implantan pequeñas comunidades monásti- dernos su misericordia.
cas informales en grandes conjuntos, sin que exista Henos aquí aparentemente muy lejos de las senten-
siempre un nexo con el monaquismo oficial. Final- cias de los padres del desierto que abrían estas pági-
mente, hay una gran demanda en muchos hombres nas; en realidad, estamos muy cerca si descubrimos
y mujeres de startzy: buscan un guía y una orienta- el filón subterráneo que las une. En los comienzos
ción para su vida de oración. En muchos hay un gran del monaquismo existe siempre una simbiosis entre
deseo de vivir la oración incesante en el mona- el desierto y la ciudad, entre el pueblo cristiano y los
quismo interiorizado, incluso en jóvenes laicos casa- monjes (sobre todo en Rusia, donde los fieles parti-
dos. cipan de la vida del monasterio), entre los obispos y
Existen otros muchos signos de esta renovación es- los monjes. No sin motivo la primera biografía de
piritual. Quienes han vivido la pascua, sea en Lenin- Antonio fue escrita por san Atanasio, obispo de Ale-
grado o en Zagords, os hablarán de las multitudes jandría. Quería él mostrar que no existe ninguna
que se apiñan en las iglesias y los monasterios y pa- oposición, y menos aún superioridad, entre la jerar-
san la noche de resurrección en oración. Actual- quía de la Iglesia y el monje carismático. La Iglesia
mente hay muchos jóvenes; sin embargo, lo que más tiene necesidad de la oración incesante de los mon-
llamaba mi atención hace unos años eran esas an- jes para no encerrarse en lucubraciones estériles o
cianas que recorren cientos de kilómetros en auto- correr el riesgo de verse enredada en logros superfi-
car para ir a orar en los monasterios. Durante la ce- ciales. Por su parte, el espiritual tiene necesidad del
lebración de la pascua, que dura la noche entera, se discernimiento de la Iglesia, para no ser juguete de
las ve recitar la oración a Jesús. A veces llevan con- toda suerte de ilusiones y, pensando que se acerca a
sigo a sus nietos, a los cuales han enseñado a rezar y Dios, no cesar de alejarse de él, olvidando el amor a
el catecismo. ¿No se deberá a la oración de esas po- los hermanos y la solicitud por el Reino. La síntesis
bres babouchka(nombre ruso de las abuelas) y a la está bien lograda en Oriente, y más especialmente
sangre de esos millones de mártires el que podamos en Rusia, donde todos los obispos son elegidos entre
asistir al nacimiento de una nueva raza de creyen- los monjes. Sin duda es esta presencia del mona-
tes? quismo en el seno de la Iglesia lo que ha permitido
que la oración del corazón permaneciera viva en lo

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más recóndito de la santa Rusia a lo largo de estos demás en todo el resto de tu vida. Sentirás el deseo
prolongados años de persecución. de orar y recurrirás a todo para lograrlo (tiempo, es-
La renovación espiritual de Occidente se llevará a fuerzo y sudor); pero al mismo tiempo comprende-
cabo por medio de un nuevo pentecostés y una se- rás que la oración es un don y que has de mendigarlo
gunda evangelización. Mas, para obtener que el Es- todos los días, dando gracias al Espíritu por haber
píritu Santo descienda verdaderamente sobre nues- depositado este deseo en ti. De ahí esos apotegmas
tras cabezas, es preciso que volvamos con María y aparentemente inconexos sobre el deseo, la lla-
los apóstoles al cenáculo. Debemos ser asiduos en la mada, los comienzos y sobre todo la gracia de la ora-
oración y suplicar hasta el momento en que se nos ción que hemos reunido en esta primera parte del
otorgue el Espíritu en plenitud. Entonces todo se libro. Es el entorno de la oración.
iluminará para nosotros y veremos lo que es preciso. 5. En este entorno hay leyes fundamentales, que se-
hacer. Que estas breves sentencias enciendan en no- ria peligroso ignorar o violar, porque pasarías de
sotros el fuego de la oración. Pero nos quedaremos largo ante la verdadera oración o serías objeto de
siempre en el umbral de la oración si el Padre no nos múltiples ilusiones. La primera de estas leyes, por
otorga esta gracia, gracia que nos viene siempre por no decir la más importante, es la verdad con Dios,
María. consigo mismo y con los demás. Y ello por la senci-
llísima razón de que el Espíritu Santo, fuente de la
1. ENTORNO oración, es un espíritu de verdad. El Espíritu no
1. Si no rezas en tu trabajo, en tus encuentros, en tus puede orar en ti si no eres veraz contigo mismo, pues
momentos de descanso y en tu ir y venir, difícil- él penetra tu corazón, conoce tus deseos profundos
mente encontrarás la oración cuando te pongas a y no hay nada oculto para él. Para orar en ti ha de
orar, porque la oración, como el amor, es totalitaria; tocar tu cuerpo, tu corazón y tu mente, a fin de cu-
quiere invadir toda tu existencia, y sobre todo tu rarlos, templarlos y pacificarlos. Si en la oración pre-
sueño. sentas a Dios una máscara, el Espíritu, que es el
2. Es lo que llamaría yo el entorno de la oración. Los ósculo del Hijo al Padre, no conseguirá que beses el
antiguos monjes hablaban a este propósito de la rostro del Padre, porque tu rostro está teñido de
guardia o vigilancia del corazón, y empleaban otras mentira. La experiencia me ha enseñado que lo que
muchas expresiones para hablar de este “despertar”, paraliza a la mayoría de los hombres de oración es
nepsis, a la oración. Los autores modernos emplean una especie de mentira que tejen alrededor de sí
un lenguaje preciso; hablan de la preparación re- mismos; ella impide que el Espíritu obre en ellos.
mota o inmediata a la oración. Poco importan las ex- 6. Puedes añadir también como segunda ley, y en la
presiones; todas encierran el mismo mensaje peda- misma línea de la “verdad”, lo que dice Cristo en el
gógico: no se entra en la oración sin haber arreglado evangelio a propósito de la oración: para orar en ver-
el corazón, como dice el Principito. El entorno es el dad hay que recogerse en el lugar más recóndito de
arreglo del corazón. A menudo le he oído decir a la casa, y sobre todo permanecer oculto a sí mismo,
Dom Grammont que es preciso entrar en la noche dentro del propio corazón. No has de buscar tu glo-
como se entra en una catedral: es un acto litúrgico. ria en la mirada y la estima de los hombres, sino úni-
Lo cual equivale a decir que debes tomarte tiempo y camente en el gozo de la mirada del Padre. Lo que
entrar en la noche, y lo mismo en el día, por un acto pierde a los hombres de oración, y a veces a los hom-
libre y positivo que te haga penetrar en la oración. bres de Iglesia, es el afán que a menudo tienen de
3. En la decisión de consagrarte a la oración entran hablar y de obrar ante una galería de cámaras o de
en juego varios elementos. Está en primer lugar la escribir en las revistas. Jamás verás que un padre de
llamada que percibes en ti confusamente y, en cier- Oriente conceda entrevistas, cuente su vida o sus
tos días, con toda claridad, como si el Espíritu Santo proezas espirituales o también (sobre todo) sus gra-
oculto en tu corazón abriera una brecha en tu capa- cias de oración ante otros hombres.
razón de mármol (el corazón de piedra) y respirara 7. Con el secreto, la humildad, la renuncia y el espí-
al aire libre. Esta llamada se traduce en un deseo de ritu de infancia, la verdad pertenece a ese haz de
orar, como dice Pablo: “Los que viven según el Espí- fuerzas que provocan la sinergia de la gloria y de la
ritu piensan en las cosas espirituales” (Rom 8,5). santidad. Debes meditar detenidamente estos capí-
Pero muy pronto experimentarás que no basta el de- tulos, sí no quieres extraviarte en atajos. Final-
seo, porque la ley del Espíritu es combatida en ti por mente, existe una ley bastante ignorada y en la que
la ley de la carne, frenando la oración en tu corazón. no se insiste bastante en Occidente, donde se carga
El mismo san Pablo dice que este deseo ha de ha- el acento sobre todo en la calidad de la oración. El
cerse efectivo por el poder del Espíritu, “a fin de que Oriente insiste mucho más en la cantidad. ¡Jamás
pueda cumplirse en ti la justicia de la ley” (Rom 8,4) serás un hombre invadido por la oración si no rezas
y, por fin, puedas orar libremente. MUCHO, MUCHO!
4. Esto es como decir una cosa muy simple: sí tomas 8. En la oración hay un cúmulo de cuestiones técni-
la decisión de orar, has de saber que se dará en ti una cas a las que los debutantes, y a veces hasta los guías,
interacción entre la libertad y la gracia, como por lo dan demasiada importancia, a saber: la postura que
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se ha de adoptar, la lucha contra la imaginación y las hijos míos; todavía no he comenzado a conver-
distracciones, el uso de la lectura, el tiempo consa- tirme”. Cuando tú también digas: “Todavía no he co-
grado a la oración y otros muchos detalles. No te en- menzado a orar”, entonces estarás en el umbral de
redes demasiado en estas cuestiones, porque em- la oración pura.
plearías en ellas todo el tiempo de la oración en lu- 15. Si “orar bien” no depende de tu destreza, jamás
gar de rezar. El único consejo válido que puedo darte debes cesar de orar para pedir el don de la oración.
cuando te pones a orar es que clames al Padre, que
lo llames y le supliques hasta que veas su mirada; COMIENZOS
entonces podrás hablar con él de verdad. 16. Sobre todo no comiences nunca tu oración utili-
9. Si no cesas de pedir la gracia de la oración, un día zando la inteligencia para reflexionar sobre Dios, ni
la recibirás. He experimentado en mi y en otros mu- tu voluntad para quedarte en silencio; seria perder
chos que una oración hecha con humildad, con- tus energías; comiénzala arrojándote literalmente
fianza y perseverancia es siempre escuchada. El día en la súplica y lanzando un grito hacia el Padre. Pí-
en que recibas ese don de la oración, ya no te pre- dele su Espíritu. “Padre, en nombre de Jesús, con-
guntarás cómo has de arreglártelas para orar sin ce- cédeme tu Espíritu”. Agárrate a esta invocación;
sar, sino qué has de hacer para parar. En realidad, cual una flecha, ese grito romperá tu corazón y tras-
no te harás ninguna de esas preguntas, porque la pasará el corazón del Padre. Apenas sientas brotar
oración te acompañará día y noche, en el trabajo y el murmullo de la oración en tu corazón, puedes
en el descanso, en la comida y en el sueño, en las abandonar el grito. Como dice Serafín de Sarov:
alegrías y en las pruebas, en la oración litúrgica y en “Entonces la oración cede el paso al silencio
la lectura. Quizá encuentres curioso que la oración 17. No depende de ti “orar bien” y llegar a la oración
esté presente cuando recitas el oficio o haces ora- pura, porque es un don gratuito del Espíritu Santo;
ción; pero sabes muy bien que puedes cantar salmos pero si depende de ti cuidar los comienzos y pasar el
y hasta recitar el rosario sin estar en oración. Ella no primer cuarto de hora de oración suplicando al Es-
te abandonará jamás, y podrás estar plenamente píritu que venga a orar en ti; luego te las compon-
presente en todas tus restantes ocupaciones sin drás con él.
riesgo de distracción. 18. En la oración oscilas siempre entre un volunta-
LLAMADA rismo que quiere imponer tu punto de vista al Espí-
ritu Santo y una indolencia que nada tiene que ver
10. Cuando leas los Relatos de un peregrino ruso, o
con el abandono del evangelio. Entra en la oración
los escritos de Silouane, o la vida de san Serafín de
sin ideas preconcebidas; prepárala con un texto de
Sarov (en particular su conversación con Motovi-
la liturgia. Si entras de golpe en la oración pura, no
lov), reconocerás que eres llamado a la oración del
digas la oración a Jesús, sino habla con el Padre
corazón si sientes encenderse en lo más hondo de ti
como un amigo con su amigo, puesto que estás en
una chispa de gozo, de dulzura, y el deseo de orar sin
contacto y en relación con él. Y si no te viene nada,
cesar, como lo hicieron esos hombres.
repite lentamente: “Jesús, ten piedad”, hasta que el
11. Si el Espíritu te hace desear y gustar la oración Espíritu te introduzca en la oración. Sé flexible en
hesicasta y si te consagras, aunque sólo sea muy las manos de Dios, a la manera que lo son las cuer-
poco, regular e intensamente, a la oración a Jesús, das de la lira en manos del artista. A Dios le gusta
has de saber que se trata de la obra más ardua de la que pases por la dialéctica del contrario: palabra y
vida espiritual y que van a acontecerte algunas “co- silencio, justicia y misericordia, oración a Jesús y
sitas”: oración pura.
En primer lugar, te atormentarán los demonios, que 19. Las más de las veces, la puerta de la oración per-
intentarán por todos los medios apartarte de la ora- manecerá cerrada y tendrás que pasar el tiempo re-
ción, impedirte que ores o al menos sacarte de la pitiendo: “Señor, tú pones en mí corazón el deseo de
oración, pues saben que la oración destruye sus ar- hacer oración y ves mi incapacidad. Ten piedad de
tes demoníacas en el mundo. mi sufrimiento por no saber orar; apiádate de mi,
Luego, la oración prolongada quebranta literal- pecador, y concédeme esta gracia, pues no quiero
mente todas las fuerzas humanas. decirte nada antes de estar de rodillas bajo tu mi-
Finalmente, te sentirás tentado a abandonar la ora- rada en la oración; no tengo derecho a abrir la boca
ción a Jesús por una oración más gratificante. antes de estar delante del Padre invisible que Jesu-
cristo ha venido a hacer visible. Soy como el ciego al
Sobre todo, mantente firme, y un día llegarás a la
borde del camino, que mendiga la luz. Te suplico
oración pura. 12. No hay nada más difícil en el
que me otorgues la gracia de la oración”. Es posible
mundo que la oración.
que surja en los últimos minutos de oración, o in-
13. No buscarías el rostro de Cristo en la oración si cluso fuera de ella. Pero has de saber también que,
no hubieras ya sentido su mirada posarse en ti. si por tu culpa, no has hecho la oración de la ma-
14. Cuando sus discípulos van a visitar a Poëme el ñana, experimentarás su ausencia durante toda la
Grande en su lecho de muerte, les dice: “Creedme,
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jornada en tus pensamientos, tus palabras y tus ac- puedo dar testimonio de ello: cada vez que he reci-
tos. bido el don de la oración, mis sufrimientos físicos se
20. Se cuenta que san Ignacio tenía la facultad de han apaciguado, las tentaciones se han desvanecido,
encontrar a Dios en la oración como quería, cuando la paz ha vuelto a mi alma y el gozo ha residido en
quería y donde quería. Sin duda, tú te encuentras le- mi.
jos de esta facilidad; pero no digas que esta gracia 27. Este testimonio sobre la oración es de un confe-
no es para ti: seguramente te será concedida si per- sor de la fe que ha pasado varios años en un hospital
severas en la oración. Se dice también de Ignacio psiquiátrico en Rusia. Debido a los medicamentos y
que, después de haber visto a la Virgen, dejó de ser al lavado de cerebro, le resultaba imposible toda
atormentado en su carne. Has de saber que también oración vocal (esto para comprender la insistencia
se te puede otorgar esta gracia; la experiencia me lo del testimonio sobre la “oración del corazón”). Pero
ha demostrado. la oración no se extinguió entonces en él en el mo-
21. Mientras, dispón tu corazón a acoger este don; mento del sufrimiento, porque el contacto con Dios
sobre todo, espéralo pacientemente, con un prolon- se había realizado en un nivel más profundo: el del
gado deseo; como el anciano Simeón, que acudía corazón. Entonces la oración fue realmente su única
cada mañana al templo de Jerusalén movido por el fuerza; de otra manera, hubiera salido totalmente
Espíritu a esperar al Salvador. Como él, un día lo re- roto de aquellos años de tratamiento e interna-
cibirás en tus brazos y verás recompensada tu larga miento. Sin embargo, ocurrió justamente lo contra-
espera. rio. He aquí su testimonio:
22. Para pasar este tiempo de espera, haz lo que pue- “La oración es la fuerza más grande de que disponen
das: recita la oración a Jesús o el rosario, lee la pala- los hombres para transformar el mundo… En lo que
bra de Dios; en último caso, no hagas nada; pero es- a mi concierne, un día tuve la revelación de que Dios
pera, seguro de que en cualquier momento puede me hablaba sin cesar, y ello me llevó a permanecer
brotar la oración en tu corazón. en silencio. Necesitaba escuchar aquella palabra
pronunciada en mi corazón por Dios, y que es intra-
23. Haz lo que puedas y lo que quieras; pero con la
ducible a nuestro lenguaje. Tuve la experiencia de
locura de creer que en cualquier momento Dios
que Dios respondía a mis preguntas; es algo muy
puede hacer algo. Lo más seguro que puedes hacer
fuerte que muchas personas viven a mi alrededor.
en la oración es esperar. La mayoría de las veces no
La primera comunicación de Dios en el silencio in-
será durante la oración cuando el Espíritu aparezca
terior me hizo saber que Dios me perdonaba mi pe-
y te visite, sino luego, en el resto de la vida. Durante
cado. Desde entonces esa voz no ha vuelto a callar,
la oración tienes la impresión de estar perdiendo el
aunque no se exprese con palabras; ella es la que día
tiempo; por lo demás, para eso acudes a la oración.
tras día me ha dado la fuerza de ser fiel y proseguir
Orar, decía el Padre De Foucauld, es perder el
mi camino.
tiempo por Dios. Y el día que no haces oración, cinco
o seis horas más tarde, sientes que te falta eso. En aquel momento comprendí que lo más impor-
tante en la vida de un cristiano es que ese silencio de
24. Para un hombre espiritual, no hay nada más do-
Dios habite en nuestro corazón, que haya ese con-
loroso que sentir un gran deseo de orar y no encon-
tacto permanente, ese continuo de corazón a cora-
trar a Dios en el momento en que entra en oración,
zón con el Señor. Las oraciones con palabras, con
después de haber hecho todo lo posible para encon-
música, con cantos, con gestos han de proceder de
trar a su Señor. Sus esfuerzos no serán nunca vanos;
ese contacto con Dios en el silencio; de otra manera,
a menudo, en el momento en que menos lo piensa se
la oración es frágil, no tiene aún fuerza para transfi-
verá visitado por la oración; pero en la oración no
gurar el mundo” (Rusia… Diario de viaje, “Feu et Lu-
ocurre nada. No encuentro mejor comparación que
miére”, 58 [diciembre de 1988], 30).
la del radiotelegrafista que desde su emisora intenta
ponerse en contacto con un navegante solitario. 28. Si Dios te otorga el don de la oración de fuego (la
Pasa horas antes de conseguirlo; pero el día en que oración ígnea, como dicen los padres), acógela con
establece contacto y entabla diálogo, se ve recom- alabanza y acción de gracias, pero no te aferres de-
pensado de sus horas de espera y del fracaso apa- masiado a ella como a una forma de oración elevada
rente. Lo mismo ocurre con la oración: todo es- o la cima de la oración. Quiero mostrarte un camino
fuerzo por entrar en contacto con Dios recibirá un infinitamente superior: la oración de las lágrimas.
día u otro respuesta y tendrá su recompensa. Reza al Espíritu Santo para obtener el don de las lá-
grimas, a fin de ablandar con la compunción la du-
LA GRACIA DE LA ORACIÓN reza de tu corazón. Entonces confesarás tu pecado al
25. Si el Espíritu Santo te concede el don de la ora- Señor para obtener el perdón.
ción, te lo ha dado todo; por favor, no le pidas nada 29. Un día Jesús pronunció estas palabras: “Nada
más. puede hacer salir esta clase de demonios, excepto la
26. “Todos los bienes me han sido dados con la ora- oración”, a propósito de la curación del niño epilép-
ción”, dice santa Teresa de Ávila. Personalmente, tico (Mc 9,14-29). Detente largo rato en estas pala-

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bras pronunciadas por el Hijo de Dios y pídele la in- A veces la gracia instala al alma en una comprensión
teligencia espiritual de las mismas en la lucha contra y una sabiduría sin par; en un profundo conoci-
el demonio mudo que te impide rezar y escuchar al miento, gracias al Espíritu, de los misterios, que ni
Señor. Si también Jesús oró intensamente para la lengua ni la boca pueden expresar.
arrojar a ese demonio, cuánto más debes pedirle tú A veces es como cualquier otro hombre” (Homilía
la gracia de la oración, es decir, volcarte en cuerpo y del siglo IV. Diversidad de los efectos del Espíritu).
alma en la súplica. 32. A veces te sientes como “un hombre cualquiera”,
30. Uno de los mayores sufrimientos de tu vida de y vuelves a caer en tu “sequedad habitual” después
oración es estar sometido a la alternancia de los “di- de haber sido encumbrado al “séptimo cielo”. Esta
ferentes espíritus”, según el hallazgo de san Ignacio alternancia de los diversos espíritus es verdadera-
de Loyola. Unas veces te ves visitado por la oración mente un misterio; pero es querida por Dios y tiene
de fuego, y la dulzura del Espíritu penetra en tu co- un sentido oculto. Primeramente te hace compren-
razón; otras te invade la sequedad y la aridez, y no der que no depende de ti suscitar el fervor en la ora-
sientes el menor deseo de rezar: todo eso no te dice ción. No depende de ti, dice san Ignacio, “ir a cons-
ya nada. truir tu nido allí donde querrías”. Luego te enseña a
Teresa de Lisieaux cuenta la gracia que recibió un dar gracias cuando eres visitado por el gozo del Es-
día durante el vía crucis, unos meses antes de morir. píritu, pero mucho más todavía a suplicar cuando te
Se sintió penetrada por un dardo de fuego, y de encuentras en sequedad. No eres tú el dueño de la
pronto se encontró invadida por una intensidad de situación, sino que lo esperas todo de la complacen-
amor que jamás había experimentado hasta enton- cia del Padre.
ces. Y añadió que, de haber durado unos segundos 33. La pedagogía de Dios tiende a enseñarte la po-
más, no hubiera permanecido con vida, hubiera breza espiritual y la fidelidad en el puro amor: “… El
muerto de amor. Después de esto, pensaríamos que alma no puede estar sin movimiento, ya que ha de
iba a estar sumergida en la dulzura y consolación del adelantar en las virtudes o retroceder. Por ello no
Espíritu. Desengañémonos. Inmediatamente des- pueden quedar anclados en un deleite, porque mi
pués añadía: “Luego caí en mi sequedad habitual”. bondad no se lo sigue dando. Les doy muchos y va-
31. “Los que han sido dignos de llegar a ser hijos de riados: unas veces, el de la alegría de espíritu; otras,
Dios y de renacer del Espíritu Santo y tienen en si la contrición y aborrecimiento del pecado… Esto lo
mismos a Cristo para iluminarlos y reconfortarlos hago por amor y para conservarlos y hacerlos crecer
son guiados invisiblemente en su corazón por el Es- en la virtud de la humildad y perseverancia y para
píritu Santo por caminos diversos y variados; están enseñarles a que no quieran imponerme sus leyes…
animados por la gracia permaneciendo en el reposo y crean con viva fe que yo doy según la necesidad de
espiritual. su salvación” (Diálogo de santa Catalina de Siena,
BAC 143, pp. 174-175).
A veces están como sumidos en el dolor de la aflic-
ción por el género humano y multiplican sus oracio- 34. Ahora te invito a entrar en las diversas zonas del
nes por toda la humanidad; son presa de la tristeza, entorno de la oración. Mas para no andar revolo-
de las lágrimas, porque el Espíritu los abrasa de teando entre ideas abstractas, voy a trazar a grandes
amor a todos los hombres. rasgos el retrato de un hombre de oración tal como
hubieras podido verlo si te hubieras acercado a Se-
Otras veces el Espíritu hace que arda en ellos tal
rafín de Sarov, al Cura de Ars, a Silouane o a Juan
exaltación y amor que, si fuera posible, encerrarían
de Cronstadt. Esos hombres apasionan porque de
en su corazón a todos los hombres, sin distinción de
ellos emana el suave olor de Cristo y en sus figuras
bien o de mal.
contemplas el rostro glorioso de Jesús. No querrías
Otras veces se rebajan más que los demás en la hu- dejarlos, porque a su lado se respira la dicha y el
mildad del Espíritu, hasta el punto de estimarse los gozo. Por eso, cuando salgas de la oración, debes
últimos y menos que todos. leer a menudo la vida de los santos.
Otras veces viven en un gozo inefable bajo la acción
del Espíritu. Otras son como un héroe valeroso que 2. RETRATO
se reviste de la armadura real, va al combate, lucha 1. El hombre de oración no se fija un mínimo de
animosamente contra los enemigos y consigue la tiempo para rezar a fin de consagrar el resto a otras
victoria. De esta manera el hombre espiritual toma preocupaciones, como los deberes de estado o la
las armas celestes del Espíritu, acomete a los enemi- acogida fraternal, sino que establece el máximo de
gos, libra combate con ellos y los pone a sus pies. tiempo que va a dedicar a las obras exteriores para
A veces el alma descansa en un silencio profundo, en volver al punto a la oración.
la calma y la paz; sólo conoce el gozo espiritual, un 2. De San Ignacio se decía que estaba tan prendado
reposo y una plenitud indescriptibles. de la oración, que, fuera de sus ocupaciones, de sus
visitas o de sus encuentros, se sumía de nuevo en la
oración como atraído por un peso de amor o de ora-
ción.
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3. Fíjate bien: en el terreno de la oración hay cristal sin descanso en el cielo y en la estación emisora: el
y bisutería, santos y chiflados. Has de tener ojo para corazón de Cristo.
no engañarte. Un santo, un hombre de oración es al- 8. Por eso hay en los santos una tristeza indeleble
guien que no cesa de pensar en Jesucristo, hasta el hasta que no vuelva Jesús. Su oración incesante está
punto que se puede preguntar si esta obsesión no re- unida a esta espera de la vuelta de Cristo. Por ello la
quiere un sanatorio. Acuérdate de los locos por Iglesia no cesa de repetir: “Maranatha! ¡Ven, Señor
Cristo y de Basilio el bienaventurado de Moscú. Jesús!” Y por eso los santos, apenas tienen un ins-
Arrojaba piedras a las casas de los ricos porque veía tante libre, van a su puesto de radio (el santísimo sa-
a los demonios instalados en sus paredes, y en cam- cramento o el fondo de su alma) e intentan sintoni-
bio besaba el umbral de las casas de prostitución zar con Jesucristo…; en otras palabras, orar.
porque veía a los ángeles entrar en ellas. Con todo,
9. Esos seres, demasiado raros, han resuelto todos
hay un abismo de diferencia entre un santo y un chi-
sus problemas de la vida; jamás lograrás desconcer-
flado que te permitirá discernirlo.
tarlos. Al que ha encontrado la intimidad con Cristo,
4. Los obsesos patológicos no prestan atención a na- aunque se vea perseguido o se encuentre turbado, le
die: puedes verte abrumado por el sufrimiento y las bastarán cinco minutos para recobrar la paz me-
pruebas en su presencia, que no se enterarán de diante el contacto con él. Esos hombres poseen el se-
nada; es inútil que te canses en exponerles tus pro- creto de la dicha. No quiere decir esto que no sufran
blemas y sufrimientos; no los despertarás de su tanto, y a veces más que los otros; pero, en defini-
sueño. Ellos siguen con su película, puede que reli- tiva, son felices; y sólo las personas felices pueden
giosa incluso. Caminan al lado de sus “pompas” y es- evitar ser malas y, consecuentemente, enseñar a los
tán del todo desconectados de la realidad. hombres el medio de entenderse los unos con los
5. Pues bien, en los santos pasa exactamente lo con- otros.
trario. Están obsesionados por Cristo, por la oración 10. Un santo sabe que no está solo en esa soledad
y la intimidad con Dios; sin embargo, se manten- que es el gran drama de todos. La única respuesta a
drán bien atentos a tus miserias, a tus dificultades y la soledad, a la angustia del corazón, la única firme
hasta a tus pequeños problemas, aunque estén en como una roca, es Jesucristo, que habita en tu alma
éxtasis o sean arrebatados al séptimo cielo. desde tu bautismo.
Acuérdate de Serafín de Sarov, que se sentía contur-
11. El rostro de Cristo tiene la virtud de hacerse pre-
bado por las historias que le contaba una anciana so-
sente hoy y de seducirte a través de otros rostros.
bre los problemas con sus gallinas y sus patos. Y
Cuando un hombre ama a Jesús, es un poco como
como alguien le indicara al santo que exageraba un
Moisés al bajar del Sinaí: su mirada es secretamente
poco con cuestiones tan fútiles, él respondía a quie-
la de Cristo. Es lo que se llama la irradiación de los
nes le oían: “Es que es todo lo que tiene la pobre mu-
santos, palabra de la que hoy se abusa, pero que de-
jer para vivir”. Si, los santos son capaces de dejarse
signa una realidad profunda.
conmover.
12. Al evocar el ministerio de la nueva alianza, Pablo
6. Si no te fijas, si no tienes ojos, quizá no te percates
utilizará la imagen de la gloria que irradiaba del ros-
de que piensan siempre en Jesucristo. Te encubri-
tro de Moisés (2 Cor 3,6 s) y la del buen olor de
rán el tesoro que constituye su dicha, te hablarán de
Cristo (2 Cor 2,15). De esta manera se llega al cono-
sus pequeños asuntos, realizarán su trabajo sencilla-
cimiento de Cristo.
mente, ni mejor ni peor que otros (en conjunto, más
bien mejor; aunque no siempre, pues que están me- 13. El primer paso que se te impone no es tanto leer
jor o peor dotados, como todo el mundo). Sólo que… libros -¡tampoco es el último!-. Jesús está vivo; para
apenas se quedan libres irán hacia aquel que es su comprender a un ser vivo hay que verlo vivir. De ahí
respiración, su alegría, su razón de existir y su la importancia de ver y de encontrarse con santos.
misma vida. Puede que hablen de él porque vive en Un cancionista había imaginado un sketchen el que
ellos (como en otros vive el demonio, según las pa- describía un objeto; constaba de dos largueros con
labras de Celina a su hermana Teresa del Niño Je- cuarenta centímetros de separación, tenía tres me-
sús). Están afectados por un virus o una locura; pero tros de altura con espacios de veinticinco centíme-
una locura que es sabiduría. Como dice Pablo: “No- tros. Cuando todo el mundo se había roto la cabeza
sotros somos tontos por Cristo, vosotros sabios en sin lograr comprender, respondía que era una esca-
Cristo”. lera. Lo mismo ocurre con Cristo. Mientras no hayas
visto funcionar el amor de Cristo en el corazón de un
7. No siempre es fácil buscar a Jesucristo en la ora-
santo y presentido que posee el secreto de la felici-
ción. Ocurre un poco como con el radioaficionado: a
dad, la verdad y la vida, es preferible que no te hable
menudo hay parásitos y la audición no es buena.
mucho de ello. Luego, cuando hayas encontrado un
Mas con paciencia, con mucha paciencia, llegarás a
santo, podrás leer el evangelio y escuchar la predi-
captar una cierta “música” que te agradará, y sobre
cación.
todo te ayudará a vivir. Cuando la hayas escuchado
dos o tres veces, no podrás pasar sin ella; buscarán 14. A veces te parecerán mediocres; pero si por en-
cima de sus personas miras el impulso que les ha
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movido, entonces presentirás el rostro de Cristo. En la oración: “Después de las nueve de la noche, no sé
la Iglesia hay todo lo necesario para desanimarte y absolutamente nada de Dios”.
quitarte el gusto de la oración; hay mediocridad, 19. Cuando san Antonio tuvo que buscar un hombre
porque está también el demonio que se ocupa de la de oración mucho más santo que él, su ángel de la
Iglesia con un cuidado muy particular para introdu- guarda no le envió a un monasterio o al obispo de
cir en ella corrupción. Mas en medio de esta cizaña Alejandría, donde, sin embargo, vivía el gran san
alienta una locura de amor: el rostro de Cristo per- Atanasio, sino a una calle insignificante de aquella
cibido por quienes tienen el don de captar el buen gran ciudad de perdición, en la que los hombres no
olor de Cristo en medio del lodo. distinguían ya su mano derecha de la izquierda, y allí
15. Una vez que has respirado este olor, inmediata y encontró a un humilde zapatero que le convirtió por
definitivamente sabes que quienes lo exhalan son fe- completo, y que hacia decir a Sisoes y a Poëmen el
lices; aunque tengan defectos, poseen el secreto de Grande: “¿Quién puede soportar el pensamiento de
la felicidad, y cuando no los encuentras, te aburres. Antonio sobre el infierno?” Si deseas encontrar un
Jesucristo tiene una dirección: la eucaristía. No auténtico hombre de oración, dirígete a los lugares
siempre es fácil encontrar esta dirección; pero en que permanecen ocultos, sobre todo en el cora-
cuando has encontrado al amigo buscado, te sientes zón de las ciudades y de los grandes espacios desier-
recompensado de todos tus esfuerzos. Sólo Jesús es tos. Si vas a los monasterios, fíjate en hermanos con-
fascinante. versos de edad o en monjes silenciosos. Existen tam-
16. Durante el verano de 1858, un noble, el conde de bién lugares de gran soledad: los hospitales, las ca-
Bruissard, se presenta en el “calabozo”. Encuentra a sas de personas ancianas. En ellos hay muchos hom-
Bernardita en el umbral de la puerta ocupada en re- bres de oración; pero permanecen ocultos, invisi-
pasar una media negra. Le pide que le cuente las bles. Pide a tu ángel de la guarda que te los descubra.
apariciones y, luego, movido por una inspiración re- Te bastará verlos para entenderlo todo. Existe una
pentina, que “reproduzca” para él la sonrisa de la misteriosa red de hombres de oración ocultos como
Virgen. las raíces en el fondo de la tierra, y Dios permite a
veces que se encuentren y se descubran en el silen-
- Soy incrédulo -explica él-, y no creo en las apari-
cio. Esto se concede gratuitamente.
ciones.
20. Hacia los diecisiete años leí un libro (La vida
La primera reacción de Bernardita es mandar a pa-
oculta en Dios) que me puso en contacto con un gran
seo a aquel importuno:
espiritual, Robert de Langeac, cuyo verdadero nom-
- Entonces, señor, usted cree que soy una mentirosa bre es Agustín Delage, profesor del seminario de Li-
-responde ella-. Pero muy pronto recupera el domi- moges. No le he visto nunca; pero en la lectura de
nio de sí misma, porque, de repente, todo en la acti- sus libros aprendí que había recibido del Espíritu
tud de aquel hombre contradice lo que acaba de afir- Santo la misión de orar por las almas interiores (ex-
mar. Y accede a su petición. presión un tanto caída en desuso). No se sentía ca-
- Ya que es usted un pecador (¡Bernardita no dice paz de orar por los pecadores a causa de su indigni-
incrédulo!), reproduciré para usted la sonrisa de la dad. Era un hombre de oración. He intentado cono-
Virgen. cerle mejor informándome de quienes le habían co-
Este recuerdo, confesará más tarde el peregrino de nocido, lo cual ha creado un lazo de amistad y de
1858, tuvo la virtud de transformar en un instante oración entre nosotros que jamás ha decaído. Decía
su corazón. Él iluminará el resto de sus días (refe- él que su vida de oración había tomado cuerpo real-
rido por Dom Bernard Billet). mente el día en que había ido al Carmelo a pedir a
17. Cuanto más absorto está un hombre en la ora- una carmelita que se acordara de él en sus oraciones.
ción, menos conciencia tiene de que ora. Se encuen- Como yo tenía hambre de “esas cosas”, no necesité
mucho tiempo para recibir una respuesta a mis pre-
tra del todo desorientado y no sabe dónde está, por-
guntas sobre la oración. Él es el origen de mi voca-
que permanece oculto a sus propias miradas. Mas tú
puedes saberlo. Si mientras hablas con él te infunde ción a la oración, y todo lo que “sé” (o, más bien, “no
el gusto y un deseo ardiente de orar, le reconocerás sé”) de la oración viene de él.
como un verdadero hombre de oración. Sólo los 21. Robert de Langeac decía que no había recibido
grandes rezadores pueden avivar en el corazón de misión para todas las almas, y que se le avisaba in-
sus hermanos el fuego de la oración. teriormente cuando debía orar por alguno llamado
a la oración. He encontrado muchos hombres y mu-
18. Hay un tiempo para la oración y un tiempo para
el silencio. Hay días en los que te sentirás tan abru- jeres atraídos por la oración; pero he tenido que es-
mado por el sufrimiento físico, la fatiga o incluso el perar a estos últimos años para descubrir un verda-
infortunio que serás incapaz de decir una palabra dero hombre de oración, que había recibido el don
sobre la oración. Contempla entonces tu alma en el de la oración. Permanecía bien oculto a los ojos de
silencio y con el rostro en el polvo. Un amigo mío, sus hermanos, quienes, sin embargo, presentían un
hombre de oración, respondió rebosante de buen misterio. El penúltimo día de retiro me pidió que
humor a alguien que le preguntaba una tarde sobre
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diera una vuelta con él. No sé si hablamos de la ora- lo cual le da otro aliento a la Iglesia. A nivel de pue-
ción; pero al cabo de aquella media hora tuve la con- blo cristiano, vemos que nuestros hermanos orien-
vicción de que había encontrado un auténtico reza- tales están iniciados en la oración del corazón por
dor, de la misma manera que se encuentra una perla medio de la oración a Jesús, mientras que entre no-
preciosa o un tesoro oculto en un campo; no es po- sotros este mundo de la oración incesante parece del
sible dudar de ello. El caso es tanto más raro cuanto todo ausente de la mentalidad de los cristianos, in-
que se trata de un joven que no ha cumplido aún los cluso de los mejores y los más abnegados.
treinta años. 25. ”Cuando ya no esté yo, venid a menudo a mi y
22. Reconozco que este encuentro ha sido una de las traedme todos vuestros pesares, todas vuestras
grandes gracias de mi vida. Incluso cuando uno preocupaciones, todas vuestras penas; hablad con-
mismo es llamado a la oración, hay necesidad de en- migo como con una persona viva, porque lo seré
contrar testigos de la oración, y sobre todo hombres siempre para vosotros” (san Serafín de Sarov). Los
que recen por nosotros. No me lo esperaba lo más santos tienen el presentimiento, la casi certeza de
mínimo, aunque he tenido ya numerosos amigos que después de su muerte vivirán y continuarán su
atraídos por la oración. Todavía no había estado en misión de misericordia y de compasión entre sus
contacto con un hombre para el cual la oración lo era hermanos. Así Teresa de Lisieux, que está segura de
“todo”. Un día me dijo: “Es lo único que tengo , aun- pasar su cielo haciendo bien en la tierra. Así Benito
que está bien dotado en todos los niveles. Pero era José Labre, que, anonadado, ve en una iglesia de
muy cierto. Aunque muy dotado humanamente, Roma el lugar en el que será sepultado y a las multi-
todo lo recibía en la oración. Lo que más me ha sor- tudes yendo a orar a su tumba. En la oración tiene la
prendido en él es su silencio y su capacidad de callar experiencia de la presencia y del poder de interce-
para escuchar a Dios. Con otros frecuentemente es sión de los santos y de los amigos de Dios.
un tormento no poder hablar. El me dijo: “Me ca- 26. Dios no hace nada sin revelárselo a sus servido-
llaré más todavía para recibir de Dios lo que debo res y amigos, los santos. San Felipe Neri dice que
decir”. Escribe poco; pero cada vez que nos vemos Dios revela a los hombres de oración la proximidad
surge en nosotros la misma oración, y la impresión de su muerte. Si eres un verdadero hombre de ora-
de que reanudamos un diálogo y una oración no in- ción, el Padre no puede dejarte en la oscuridad res-
terrumpidos jamás. Evidentemente, hay que desistir pecto a tu vida, a tu futuro y a las decisiones que has
de hablar de una relación así, que no es posible for- de tomar. Cuando te encuentres sumido en la ora-
mular con palabras de la tierra. En tu camino de ora- ción pura, sentirás que se alzan en ti luces, deseos,
ción, a menudo solitario, incomprendido y hasta en resumen, palabras que habrás de verificar me-
menospreciado, Dios te concede una gracia muy diante el discernimiento, pero que te introducirán
grande si pone en tu camino un hombre convertido en la voluntad del Padre. Pienso en aquel religioso,
en oración viviente. Presientes que no eres una ex- hombre de mucha oración, al cual se le reveló que
cepción, sino que perteneces a la gran familia de los sería llamado al episcopado. Al principio se quedó
rezadores. aterrado; pero después de hablar de ello con su pa-
23. El hombre de oración recibe la virtud de tocar el dre espiritual, se sintió confirmado en esta ilumina-
corazón de quienes conversan con él. Esto tiene una ción, y algunos meses después fue llamado efectiva-
enorme importancia, porque mientras habla sim- mente al episcopado.
plemente intenta traducir su propia experiencia es- 27. Tengo la íntima certeza -convicción que viene del
piritual. Recurre a la oración para introducir a su in- Espíritu Santo- de que si has recibido en la tierra la
terlocutor en el estado espiritual del que brota su vocación de la oración, y sobre todo la de interceder
misma oración, sin lo cual el sentido de sus palabras por tus hermanos, tu misión no se detendrá con tu
permanece oculto. Con el poder de su oración tiene muerte. En la eternidad seguirás intercediendo por
el don de introducir a su interlocutor en otro tus hermanos; incluso será tu única misión, que no
mundo. Esta influencia no ejerce ninguna presión y se verá entorpecida por las limitaciones del espacio
respeta la libertad del Espíritu en el corazón del y del tiempo. Tu intercesión tendrá la densidad de
otro. un instante eterno. Como Serafín de Sarov, invita a
24. Lo que más falta en la Iglesia en general, y más tus hermanos a que acudan a ti a confiarte sus penas
particularmente a la de Occidente, no es tanto la ab- y sus oraciones, y experimentarán tu intercesión ce-
negación, la generosidad, el valor; es más bien una lestial.
cierta ausencia de soplo espiritual, de impulso vital 28. Si no sabes rezar, pide a uno de tus hermanos
o de calor del Espíritu que se respira entre nuestros que rece por ti o manda celebrar la eucaristía por tus
hermanos de Oriente, y particularmente entre los intenciones. La oración ferviente de un justo
rusos y los coptos. Son muchas las razones de esta (santo), dice el apóstol Santiago, es muy poderosa
falta de aliento, pero la más importante es segura- ante el Padre. No importa que tu hermano se olvide
mente la separación entre el monaquismo y la Igle- de rezar por ti; tú has tenido la intención de mendi-
sia oficial. En Oriente todos los obispos son monjes, gar su oración, y con eso basta. Sobre todo, no inten-
tes nunca orar tú solo, sino entra en la oración de
11
Cristo, de la Virgen, de la Iglesia. Y cuando estés en comprender, me serviré de la comparación de la
tu oratorio, si no sabes rezar, haz el acto de fe de en- marcha. Yo os propongo recorrer diez mil kilóme-
trar en la oración de tu hermano, que es también tu tros, pero vosotros no sois capaces de recorrer más
vecino. que cien metros. Sabed que esos cien metros sólo
29. Los hombres de oración resplandecen sin inten- tienen valor si estáis dominados por el deseo de los
tarlo, y sobre todo sin percatarse de ello. Como dice diez mil kilómetros. Por supuesto, esto no es muy
Bergson de los místicos: “Les basta existir; su exis- eficaz para lo realistas que somos nosotros. Sin em-
tencia es una llamada”. bargo, en el plano espiritual las cosas son diferentes.
30. Algunos cambian frecuentemente de padre espi- 2. Por eso es preciso dejar siempre la oración, sin
ritual para tener la satisfacción de hablar nueva- realizarla nunca a la perfección. Serás juzgado por
mente de sí mismos y para no tener que obedecer en tus deseos. El que cree que ha obrado bien, pero ca-
profundidad. No fatigues con palabras vanas a tu rece del deseo de lo imposible, pasa de largo. Serás
padre espiritual; no le cuentes tu pasado, tus pro- juzgado por la cualidad de tu deseo de lo imposible.
yectos para el futuro. Manifiéstale el estado de tu Si no deseas lo imposible, no deseas a Dios, porque
alma al presente, porque ahora es cuando él quiere Dios es lo imposible. Está escrito en el evangelio:
verte salvado. Ahora es cuando debes recibir la gra- “Lo que es imposible para los hombres es posible
cia del perdón y la fuerza del Espíritu. Si le hablas de para Dios”.
lo que ya no existe o de lo que no existe aún, ¿en qué 3. A la manera de Péguy, podría decirse dando la pa-
presente puede él depositar el don de Dios?” (Paro- labra a Dios: “Al pedirte que me desees -dice Dios-,
les du Mont Athos, “Vie spirituelle”, 631 [marzoabril te pido que desees lo imposible. Si no deseas lo im-
1979], 279). posible, te endurecerás. Estarás satisfecho de ti y no
31. La muerte de santa Macrina (hermana de san Ba- podrás vivir en esa constante angustia de desear lo
silio y de san Gregorio de Nisa). “Había transcurrido imposible”. Aplica esto a la oración, y verás que lo
ya la mayor parte del día, y el sol caminaba hacia su que te digo es perfectamente consolador, ya que
ocaso. Sin embargo, su fervor no decaía; cuanto más basta desear, y al mismo tiempo es muy grave, por-
se acercaba al momento de la partida, más violenta que es agotador desear el cielo. Has de saber simple-
era su prisa por ir con su amado, como si ya contem- mente que si suplicas, el Espíritu Santo hará eficaz
plara la belleza de su esposo. No se dirigía ya a no- tu deseo de oración.
sotros, que estábamos presentes, sino al único en el 4. Teresa de Lisieux decía que en “la oración sus de-
que tenía fijos incesantemente los ojos. Habíamos seos le hacían sufrir un verdadero martirio”. No es
vuelto, en efecto, su lecho hacia Oriente, y ella había sorprendente, pues el fuego del Espíritu alimentaba
dejado de hablarnos para no conversar más que con todos sus deseos y los hacía eficaces. Lo mismo ocu-
Dios en la oración; tendía hacia él sus manos supli- rre contigo: si el Espíritu Santo pone en tu corazón
cantes y murmuraba con voz débil, por lo que ape- un gran deseo de oración, has de saber que quiere
nas podíamos entender sus palabras (…). Al mismo realizarlo en ti, pues Dios no te hace esperar o desear
tiempo que las pronunciaba, hacía la señal de la cruz nada sin que quiera concedértelo.
en sus ojos, su boca y su corazón. Poco a poco su len- 5. Si tienes un verdadero deseo de la oración y de la
gua, seca por la fiebre, dejó de articular claramente súplica incesante, se te concederán ciertamente esas
las palabras, bajó la voz y sólo por el movimiento de gracias, porque un deseo verdadero es siempre es-
sus labios y de sus manos reconocíamos que rezaba. cuchado, aunque entrañe una parte de sueño e ima-
Como había entrado la noche, alguien trajo una lám- ginación, lo cual es inevitable en todo deseo. Un día
para. Macrina entonces abrió los ojos y dirigió la mi- caerá la parte de sueño y tu deseo se verá colmado.
rada hacia su resplandor, manifestando así que tam- Mas ¿cómo verificar entonces la autenticidad de un
bién ella deseaba decir la oración de acción de gra- deseo? Lo verificarás si dura y persevera en la ora-
cias a la lámpara. Pero le faltó la voz, y hubo de rea- ción humilde y confiada.
lizar su deseo en su corazón y con los gestos de sus
6. ¡Jamás serás hombre de un deseo lo bastante
manos, traduciendo el movimiento de los labios su
grande!
impulso interior. Cuando hubo terminado la acción
de gracias e indicado, llevándose la mano al rostro 7. Si deseas la oración y no cesas de desear que in-
para hacer la señal de la cruz, que había concluido vada toda tu vida como un mar de fondo, has de sa-
su oración, exhaló un suspiro grande y profundo, y ber que el Espíritu Santo actúa en tu corazón. Es él
terminó a la vez su oración y su vida” (Gregorio de el que te hace desear la oración; y desearla es tenerla
Nisa, Vida de Macrina, en Sources chrétiennes”, 178, ya. San Juan de la Cruz dice que Dios no nos hace
PP. 217 y 227). desear nada que no quiera concedernos. Y el signo
de tu deseo es que no cesas de pedir ese don en la
3. DESEO oración.
1. Lo capital, desde el punto de vista de la santidad o 8. En lo referente a la oración, te interesa relacio-
de la oración, es desear alcanzar la meta, aunque re- narte con los teólogos, en particular santo Tomás
neguemos de ella permanentemente. Para hacéroslo cuando habla de la fe. Existe una relación entre la
12
oración y la fe. Ello te explicará muchas cosas y te 13. Ya ves hasta qué punto la teología de la oración
consolará de no pocas miserias. Dice santo Tomás está calcada en la de la fe. Toda la vida del justo debe
que la fe es una certeza, una convicción a propósito brotar de la fe, como de su fuente y raíz; sobre todo
de las cosas que no aparecen (Fides est argumentum ese acto esencial que es la oración. Tu oración ha de
non apparentium). Y desarrolla él por extenso este estar revestida de las condiciones esenciales de la fe.
doble movimiento de la fe, que yo omito. Lo esencial Cuanto más progreses en la oración y en la obra de
es comprender bien que en materia de fe la certeza Dios, más densas y pesadas se harán las tinieblas.
es tanto mayor cuanto más débil es la evidencia. Has de regocijarte y aceptarlo, porque Dios te en-
Cuanto menos ves, más asegurada está tu certidum- cuentra suficientemente maduro para soportar su
bre y más crece tu fe. La fe está hecha para contem- silencio.
plar lo que no ves. 14. Durante mucho tiempo he creído que la oración
9. De ahí se sigue una consecuencia para tu vida de disipaba las tinieblas de la fe; ahora comprendo que
fe. Cuanto más avanzas en la fe, más te da Dios un las aumenta y nos hace penetrar en una tiniebla lu-
alimento sólido y más son también las tinieblas que minosa. He creído también que cuanto más avan-
devorar, porque las tinieblas son esenciales a la fe, zara en la vida de oración, más fácil y cómoda me
el alimento mismo de la fe. Es la “santa medianoche resultaría; también en eso he sufrido un desencanto.
de la fe” de que habla san Juan de la Cruz. Dios sabe Ahora comprendo algo mejor la miseria y la gran-
mejor que tú cuándo te invita a penetrar en las tinie- deza de mi oración; es como un movimiento dialéc-
blas; sabe que puedes soportarlo y que hay solidez tico que roza la paradoja.
allá abajo. En el cielo tu luz de gloria estará en pro- Cuanto más rezas, más te adentras en la tiniebla de
porción a la fe que hayas tenido aquí abajo, ya que la la inevidencia. No sabes rezar; más aún, en ciertos
caridad crece al mismo tiempo que la fe. momentos ni siquiera sientes deseo de hacerlo y tie-
10. Eso en cuanto a la fe. Respecto a la oración, es nes la impresión -digo bien, la impresión- de que
exactamente lo mismo. Santo Tomás nos presenta la pierdes el tiempo, porque no sabes adónde va tu ora-
oración como un agente universal (¡perdona este ción y a quién aprovecha. Y al mismo tiempo, y con
término bárbaro!) que ejerce una influencia y una idéntica fuerza, sientes el deseo de orar siempre,
acción misteriosas en la conducta del mundo, pero porque presientes que es la verdadera vida y que no
sin que tú lo veas. Lo mismo ocurre con la oración. puedes hace nada más útil por el mundo de los hom-
Sabes que ocupa un lugar inmenso en el mundo y bres. Cuanto más avanzas en la oración, más tienes
que es uno de sus resortes esenciales. La gran ver- la impresión d fracasar lamentablemente, y más
dad es que la influencia de la oración es una cosa oras y tienes confianza en la oración. He ahí la para-
muy cierta, pero muy misteriosa. Estás seguro de doja: eres un hombre de oración y no lo sabes, por-
que transforma el mundo, pero no ves nada. Presta que tu oración permanece oculta a tus mismos
atención porque estás en el punto neurálgico de tu ojos… Esa es la miseria y la grandeza de tu oración.
vida de oración. 15. Has de saber también que esta ley de certeza y de
11. Encuentras aquí las dos características de la fe: inevidencia tiene repercusiones concretas en tu vida
certidumbre e inevidencia, oscuridad profunda. El de oración. Así, el Espíritu Santo no te concederá re-
que ora trabaja más que nadie, puedes estar seguro poso y te acuciará de una manera punzante, sobre
de ello; pero lo que él hace no lo ves. Lo ves cada vez todo en los momentos en que pierdes el tiempo, para
menos, a medida que su trabajo es más profundo y incitarte a orar. Y cuando estés en oración, hasta en
más amplio. He ahí el criterio que autentica tu vida los mejores momentos en que el Padre se haga pre-
de oración. El hombre que reza siempre está seguro sente, sentirás la tentación de huir o de abreviar tu
-y esta convicción crece sin cesar en él- de que hace oración. No busques escapar a esta tensión, pues
por el mundo, por la Iglesia y por sus amigos algo ella es la que te empuja adelante y no te dará ningún
más importante que lo que pudiera producir cual- reposo hasta el momento en que hayas entrado del
quier otro tipo de actividad, sea cual sea. Su certeza todo en la oración. Un joven interno me refirió esto
se acrecienta al respecto, y arraiga en él cada vez un día. Hacia un mes que escuchaba la llamada a la
más, mientras que al mismo tiempo sabe cada vez oración; presintiendo que esto iba a llevarle adonde
menos adónde va su oración, qué es de ella, lo que no quería, buscaba todos los pretextos para no se-
Dios hace de ella. cundarla. Una noche en que estaba de guardia en el
12. En los comienzos de tu vida de oración, Dios sabe hospital y se dedicaba a buscar excusas para eludir
que no tienes aún certeza suficiente para soportar la oración, escuchó estas palabras, que ha traducido
un misterio tan denso. Se digna facilitarte las cosas así: “Si no rezas, algo se romperá entre nosotros”.
y te concede un poco de luz. Pero a medida que avan- Aquello fue el punto de partida de una vida de ora-
zas, todo se vuelve cada vez más misterioso. Estás ción eficaz, que condujo a aquel médico al sacerdo-
seguro de que llevas a cabo algo inmensamente cio.
grande, pero se te escapan cada vez más las repercu- 16. Hay en ti una tensión dolorosa entre esta pro-
siones, sumidas en las tinieblas, y ello a fin de que tu pensión a la oración y una especie de repulsa que te
oración tenga más mérito y eficacia. lleva a buscar todas las excusas para esquivarla. Te
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pareces al perro de Pavlov atraído por el alimento, 6. Entre las actitudes que abren también tu corazón
pero que en el momento de acercarse a cogerlo re- al brote de la llamada de la oración, está la acepta-
cibe el palo en la nariz que produce en todo su ser ción de los acontecimientos interiores y exteriores
una distorsión cercana a la neurosis. Cuando te de tu vida. Poco importa que sean permitidos o que-
acercas a Dios en la oración, todo tu ser se descom- ridos por Dios; lo esencial es tu manera de acogerlos
pone, y serán precisos muchos años para que la ora- una vez pasado el primer movimiento. Bastará que
ción te resulte del todo “natural”. Así son las cosas, seas un hombre enteramente abandonado a la vo-
y no las podrás cambiar. No eres dueño de ti ni del luntad de Dios para ser un santo, y por tanto un
universo. En lugar de debatirte en vano en el plano hombre de oración: “No todo el que dice: ‘Señor, Se-
de los síntomas, llega a la causa de este infortunio; ñor’, entrará en el reino de los cielos, sino el que
pide al Padre que tenga compasión de ti y te conceda hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos”.
la gracia de la oración. 7. Teresa de Ávila decía más o menos: “Yo respondo
4. SINERGIA de la salvación del que hace un cuarto de hora de
oración diaria”. Entre paréntesis, estas palabras no
1. Tú que haces oración todos los días, ¿has dejado a tienen ningún sentido para los que responden de la
Dios tiempo para convertirte? ¿Has permanecido en salvación de todo el mundo, lo cual ocurre hoy en
oración para llegar hasta el fin de la conversión que día muy a menudo. No se trata de un asunto de co-
Dios quiere llevar a cabo en tu vida por medio de su mercio o de compraventa. Esta actitud se debe a la
palabra? ¿Cómo es que la oración nos hace tan poco sinergia.
permeables a la santidad de Dios? 8. Si cada día dedicas ese tiempo a la oración, el Es-
2. No respondas demasiado deprisa a esta pregunta; píritu Santo “te cogerá a traición”, haciendo que co-
de lo contrario, la respuesta vendría de ti. Lo esen- jas gusto a la oración, y entonces aumentarás la do-
cial no es responder a las preguntas, sobre todo si sis. La meta es ser cogido a traición; infaliblemente
son vitales, sino hacerlas bien. Si consigues hacerte harás más. Por eso no te impongo la obligación de
esta verdadera pregunta en la oración, no te inquie- hacer más por el momento, porque te sentirás “co-
tes; la respuesta vendrá por si misma. gido”. “Hay que…”; esto vale respecto a lo que pre-
3. Aunque la oración es capital y necesaria, no lo es sientes sobre la oración con deseo y temor. En este
todo en la vida cristiana, sobre todo si no va acom- sentido no es facultativo hacer un cuarto de hora de
pañada de “otras cosas”. ¿Has caído en la cuenta de oración al día. Se da ahí una paradoja: realmente es
que al escribir Camino de perfección, que es un pe- más difícil hacer diez minutos de oración que tres
queño tratado sobre la oración, santa Teresa de horas. Diez minutos no bastan, sino un cuarto de
Ávila (la gran maestra de la oración) consagra los hora. Al cabo de algún tiempo, te sentirás movido a
veintidós primeros capítulos de su libro a la renun- hacer una hora. Entonces es cuando entrará en
cia, a la humildad, a la pobreza y a la caridad fra- juego la sinergia de la implosión en gloria.
terna? 9. Si te propones hacer un cuarto de hora de oración
4. La oración forma parte de la sinergia de las acti- al día, son de prever numerosas infidelidades: no
tudes que producen en nosotros implosión de la glo- hacerla, abreviaría o, lo que es más peligroso, hacer
ria de Cristo resucitado, y por lo mismo de la santi- como si la hicieras a tus ojos o a los ojos de Dios, ya
dad de Dios. Si se acepta una sola de estas actitudes sea por cansancio, ya por falta de tiempo. He aquí
a elegir: oración, adoración, caridad fraterna y, so- una regla fundamental para quienes han tomado
bre todo eucaristía, se ha franqueado un abismo. esta decisión: las infidelidades carecen de importan-
Además están la humildad, la renuncia y la verdad cia, a condición de que se las reconozca como tales y
con uno mismo. Si se las practica todas, se produce de no instalarse en ellas (también aquí, la verdad
el fenómeno de la sinergia: los efectos se multiplican consigo mismo). El que durante seis meses no hace
(4X4 = 16) en lugar de sumarse (4+4 = 8), llegando oración, pero siente el remordimiento y conserva el
así a la implosión. Si se omite una sola, el efecto que deseo de hacerla, se ha salvado. En cambio el que, a
se produce es como sí se practicara una sola. pesar de hacer oración, deja que se apoderen de él la
5. Si quieres una comparación, piensa en el labrador turbación y la duda (la oración no es para mí, sino
que remueve su campo para depositar la semilla. para los contemplativos), se encuentra en peligro.
Hacer oración es depositar en tu corazón la semilla Recuerda las palabras de santa Teresa.
de la palabra de Dios y de la eucaristía, a fin de que 10. ¿Deseas saber si tu oración es verdadera o si oras
germine y haga que se abra el cielo en ti. Mas para según el deseo del Padre? El staretzSilouane afir-
que germine la espiga de trigo hay que remover la maba claramente que el único criterio, en el orden
tierra muy hondo. Cuando eres humilde, veraz con- sujeto a nuestro control razonable, no es otro que el
tigo mismo y caritativo con tus hermanos, remueves amor a los enemigos y la oración por el mundo, no
la tierra y la ablandas para que el cielo se dilate en el contenido mismo de la oración. Al árbol se le re-
tu corazón, y en primer término para darte un atisbo conoce siempre por sus frutos. Silouane decía tam-
de él. bién: “El Señor es humilde. Ama a su criatura;
donde está el Espíritu del Señor reina infaliblemente
14
el amor humilde de los enemigos y la oración por el en la oración con tu cuerpo y con tu espíritu. Incluso
mundo. Si no tienes ese amor, pídelo, y el Señor, que cuando comes, has de tomar el alimento dando gra-
ha dicho: ‘Pedid y se os dará, buscad y hallaréis’ (Mt cias: “Ya sea que comas, ya sea que bebas, hagas lo
7,7), te lo concederá” (Staretz Silouane, por SOPH- que hagas, hazlo todo para gloria de Dios” (lCor
RONY, p. 159). 10,30-31). No se trata de intentar orar mientras se
11. Vela a la puerta de tu corazón con el arma de la come y hacer dos cosas a la vez -lo cual introduciría
oración a Jesús, sobre todo por la noche y por la ma- también el dualismo en tu vida-, sino de tomar el ali-
ñana, al principio y al término del sueño. Apenas mento dando gracias. Y esto no vale sólo para los
veas que un pensamiento” (logismoi: pensamiento monjes, sino también para todos los cristianos y los
pasional en los padres griegos) asoma en tu corazón, apóstoles. El padre Arrupe ha compuesto una “ora-
no dejes que tome cuerpo; de lo contrario, nunca se- ción a Jesucristo, nuestro modelo”, en la cual, a pro-
rás dueño de él; te invadirá y te hará caer; destrózalo pósito de la comida, se expresa así: “Que aprenda de
con el nombre de Jesús. Como dice san Benito, hay ti, como lo hizo san Ignacio, tu manera de comer y
que aplastar todos los pensamientos contra la roca de beber, cómo tomabas parte en las comidas de
del nombre de Jesús. Mas si ese pensamiento es fiesta, cuál era tu comportamiento cuando tenias
bueno, no lo rechaces, sino revístelo del poder del hambre y sed, cuando sentías cansancio después de
nombre y ofrécelo al Padre en acción de gracias, los viajes, cuando tenias necesidad de descanso y de
confesando con los labios el santo nombre de Jesús. sueño”.
Así llegarás a la oración incesante en tu misma exis- 15. Si quieres orar, debes comer ligeramente, pues la
tencia, con armas y bagajes, y tanto la renuncia abundancia de comida entorpece tu estómago, pro-
como el combate espiritual encontrarán su fuente en duce sueño y te impide orar. Has de comer justo lo
la oración. que es preciso para poder trabajar y mantener el co-
12. Sin estar al corriente del psicoanálisis, los padres razón vigilante para la oración. La oración está ínti-
del desierto conocían muy bien los mecanismos de mamente ligada al ayuno. Cuando ayunas, has de
la psicología profunda. Sabían perfectamente que orar más que de costumbre, pues el hombre “no vive
hay zonas de tu ser que escapan a tu control y sobre solamente de pan, sino de toda palabra que sale de
las cuales no tienes más que un poder indirecto. Es- la boca de Dios”. Así, en la ascesis el ayuno está or-
capan a tu lucidez y a tu buena voluntad, lo cual denado a la oración; introduce en tu misma carne el
equivale a decir que tienes sobre ellas un poder po- hambre y la sed de la palabra de Dios y de la euca-
lítico, no despótico. Esas cosas inconscientes se in- ristía. Una vez acabado el ayuno, no te atiborres, a
sinúan a través de tus sueños y de tus imaginacio- fin de conservar viva la oración en ti.
nes. Por eso los antiguos aconsejaban a sus discípu- 16. Toda tu existencia ha de estar poseída “por” la
los que comenzaran la noche orando, sobre todo en oración; así, “todo lo que hagas o digas, hazlo en
el momento en que hace su aparición el sueño. No nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre
puedes adivinar ese instante, pero puedes velar en por medio de él” (cf Col 3,17). Caminar, respirar, tra-
oración, de suerte que tu inconsciente esté como sa- bajar, mirar las cosas más humildes, y no digamos el
turado por la oración. Entonces tus sueños se con- rostro del hermano, te da una sensación de plenitud,
vertirán en ensueños (en el sentido de éxtasis), en una capacidad de estar presente en ese “guiño” de
los que el Espíritu Santo dejará sentir sus mociones. Dios que es el instante presente. Es la experiencia de
El patriarca Atenágoras cuenta que durante un la resurrección en el tiempo. Los grandes hombres
sueño vio un cáliz en lo alto de una colina y que él espirituales llegan con ello a lo que se llama la ora-
subía con el papa Pablo VI para comulgar en la ción espontánea u oración ininterrumpida.
misma sangre del Señor. 17. En ese momento la oración de Jesús se identifica
13. Decía Casiano “que uno de los secretos de los pa- con los latidos de tu corazón y, como dice Dom An-
dres de la primera época” era repetir este versículo: dré Louf: “Sorprendes tu corazón en flagrante delito
“Dios mío, ven en mi ayuda; Señor, apresúrate a so- de oración”. “Al cabo de algún tiempo -dice el pere-
correrme” (Sal 69,2). Y continuaba Casiano: “Que el grino ruso- sentí que la oración entraba por si
sueño cierre tus ojos pronunciando estas palabras, misma en mí corazón, es decir, que al latir regular-
de modo que a fuerza de repetirlas adquieras el há- mente, mi corazón comenzaba en cierto modo a re-
bito de repetirlas incluso en el sueño. Que al desper- citar él mismo las santas palabras a cada latido”. Tú
tar sean lo primero que se presente a tu espíritu, an- puedes desear ese estado, pedirlo en la oración, ejer-
tes incluso que cualquier otro pensamiento” (PL citarte en él; pero no puedes crearlo y quererlo por
49,832a). ti mismo, sobre todo después de haberlo leído en los
14. En su Regla, san Benito dice que el cuerpo y el libros: es un puro don de Dios, otorgado por gracia
espíritu son los dos largueros de la escalera que con- al que reza de todo corazón: “Dios otorga el don de
duce al monje hacia Dios. Lo cual equivale a decir la oración al que reza”, dice san Juan Clímaco.
que no debería haber vestigio de dualismo en la vida 18. Entonces no estás ya en tu cabeza, sino que estás
y en la actividad de un monje, y por tanto en la vida con la oración en tu corazón, con el santo nombre de
de un cristiano. Debes buscar el contacto con Cristo
15
Jesús que invocas. Oras con los latidos de tu cora- realizan investigaciones en el campo de la microfí-
zón. Prosigue el peregrino ruso: “Me habitué tan sica, llevan a cabo sus investigaciones practicando al
bien a la oración del corazón, que la practicaba sin mismo tiempo la oración a Jesús, con el deseo no de
cesar, y al final sentí que se hacia por si misma, sin desintegrar la materia, sino de reintegraría en un in-
actividad alguna de mi parte; brotaba en mi espíritu menso movimiento espiritual. Entonces se vive la
y en mi corazón, no solamente en estado de vigilia, existencia como un acto litúrgico. Es lo que llama
sino incluso durante el sueño, y no se interrumpía ni Nadal “la contemplación en la acción”.
un segundo”. Acuérdate de las palabras de san Isaac 22. Entonces la oración suscita en el corazón una ca-
el Sirio: “Cuando el Espíritu Santo establece su mo- ridad total: “¿Qué es un corazón caritativo? -pre-
rada en el corazón de un hombre, éste no puede de- gunta Isaac el Sirio-. Es un corazón que arde de
jar de orar…, ya coma, se entregue a diversas activi- amor por la creación entera: los hombres, los pája-
dades, duerma o vele, la oración no se separa jamás ros, los animales, los demonios, por todas las criatu-
de su alma”. ras. Por eso semejante hombre no cesa de orar, in-
19. ¿Qué es el hombre que ha alcanzado el estado de cluso por los enemigos de la verdad y por los que ha-
oración continua? Es el hombre vigilante a la vida cen el mal. Ora incluso por las serpientes, movido
del Espíritu en él. El hombre deificado no está sola- por la compasión infinita que se despierta en el co-
mente en acto de oración, sino que está en estado de razón de los que se asemejan a Dios”. Así encuentra
oración. “Al acto de oración sucede el estado de ora- el hombre la condición paradisíaca, que se traduce
ción”, dice el monje de Oriente. Esto es muy impor- en que los santos viven familiarmente en compañía
tante, porque el hombre es oración. Su verdadera de los niños y de los animales salvajes. Éstos van a
naturaleza, como la verdadera naturaleza de todas él, no tienen miedo de él ni él miedo de ellos. Serafín
las cosas -en caso extremo, un árbol, una montaña-, de Sarov alimentaba un oso que iba a comer en su
es un ser de oración. La montaña es una especie de escudilla.
oración del cosmos; por eso los hombres edifican 23. Todo culmina en el verdadero amor del prójimo,
santuarios en lo alto de las montañas. La tierra en- que aparece como la flor y nata de la oración pura. A
tera está alimentada por la oración. Mas para que menudo se oye en Occidente oponer oración y amor
esta oración pueda brotar, ha de haber hombres que fraterno o servicio de los demás; se dice: “No basta
expresen y formulen el sentido del mundo. En otros orar; es preciso obrar”. El Oriente tiene una visión
términos, ellos son los sacerdotes que liberan la ora- mucho más armoniosa de la sinergia entre la ora-
ción del mundo: “En las iglesias se celebra el culto y ción y el amor fraterno. No los opone jamás. Al con-
allí habita el Espíritu Santo. Pero que también tu trario, no cesa de afirmar que el amor fraterno es
alma sea iglesia de Dios; para el que reza sin cesar el fruto del amor de Dios, y por tanto de la oración. An-
mundo entero se convierte en iglesia” (Silouane). tes de pretender producir los frutos del amor en tu
20. Entonces eres el sacerdote del mundo, el gran vida, es preciso comenzar a sembrar el grano del
celebrante de la existencia, capaz de hacer eucaristía amor, que habrá de convertirse en un arbusto.
incluso en la labor común de los hombres: en el arte, 24. Pienso en el bellísimo texto de un “loco en
la ciencia y la técnica. Así es como debes recitar el Cristo” ruso de principios de siglo: “Sin la oración
cántico de los tres jóvenes en el horno y elevar al Pa- todas las obras son como árboles sin tierra; la ora-
dre el himno del universo: el sol y la luna, la lluvia y ción es la tierra que permite que crezcan todas las
el rocío, el calor y el frío, las noches y los días, el cielo virtudes. El cristiano, amigo mío, es un hombre de
y la tierra. El salmo termina con una invitación diri- oración. Su padre, su madre, su mujer, sus hijos, su
gida a los sacerdotes, a los justos, a los santos y a los vida, todo eso es para él Cristo. El discípulo de Cristo
humildes de corazón, es decir, a cuantos consagran debe vivir únicamente por Cristo. Cuando ame hasta
y pasan su vida en la oración, ofreciendo el mundo ese punto a Cristo amará también por fuerza a todas
al Padre por Jesucristo. Ellos liberan la oración las criaturas de Dios. Los hombres creen que pri-
oculta en el corazón del mundo: “Todo rezaba, todo mero hay que amar a los hombres, y luego a Dios.
cantaba la gloria de Dios -dice el peregrino ruso-. Así También yo lo hice así al principio; pero eso no sirve
comprendí lo que la filocalia llama el lenguaje de la para nada. En cambio, cuando comencé a amar a
creación. Veía que es posible conversar con las cria- Dios, en ese amor de Dios encontré a mi prójimo. Y
turas de Dios”. A propósito del sacerdocio universal en ese amor de Dios, mis enemigos se convirtieron
dice Máximo el Confesor: “El hombre se refugia en mis amigos”.
como en una iglesia y un asilo de pan en la contem-
25. Y este otro texto de Isaac el Sirio: “Deja que te
plación espiritual del cosmos. Entra en él con el
persigan, pero tú no persigas. Deja que te ofendan,
Verbo; con él, y bajo su guía, ofrece el universo a
pero tú no ofendas. Deja que te calumnien, pero tú
Dios en su inteligencia como sobre un altar”.
no calumnies. Regocíjate con los que se regocijan,
21. Y esto se puede vivir en el curso de una investi- llora con los que lloran; es el signo de la pureza. Con
gación científica o tecnológica. Se dice que ciertos los que sufren apénate. Derrama lágrimas con los
jóvenes intelectuales rumanos, físicos atómicos, que pecadores. Está alegre con los que se arrepienten. Sé
amigo de todos, pero en tu espíritu permanece solo”.
16
Y Silouane del Athos decía que, en definitiva, el úl- y se convierte en esa ternura, en el sentido ontoló-
timo criterio que te permite verificar si estás en el gico de dulzura fundamental. Contempla el icono de
camino de la vida eterna es el amor de los enemigos Vladimiro la “Virgen de la Ternura”, y verás hasta
en el sentido evangélico del término. Un signo evi- qué punto esas dos miradas expresan la atención de
dente, decía también Casiano, de que el alma no está las miradas y la ternura del corazón. La madre sos-
aún purificada es que no tienes compasión de los pe- tiene al niño; sus rostros se aprietan el uno contra el
cados ajenos, sino que pronuncias contra ellos un otro y se miran. Sobre todo la madre de Dios mira
juicio severo. Como decía el patriarca Atenágoras, con una ternura insondable e infinita; el que está allí
has de convertirte en un hombre desarmado, es de- ante ella la venera y le suplica. Ojalá te ocurra en-
cir, en un hombre que no tiene ya miedo, que ca- tonces lo que le sucedió a Silouane del Athos:
mina con las manos abiertas y vacías, acogiendo y “Siendo joven novicio, rezaba un día ante el icono de
con amor, porque lleva en si la certidumbre de la re- la madre de Dios, y la oración a Jesús hizo irrupción
surrección. en mi corazón, y desde entonces mora allí para siem-
26. En cierto sentido has de ser como Cristo en sus pre”.
relaciones con el Padre y con los hombres. En su 5. VERDAD
vida rezaba sin cesar y era como sus hermanos. Sus
constantes relaciones con el Padre, en una oración 1. En la sinergia de las actitudes que provocan en ti
que comenzaba al alba y se prolongaba mientras los la implosión de la gloria, la más importante sin lugar
demás dormían, fueron un consuelo y una fuerza a dudas es la verdad consigo mismo, aunque la he-
para anunciar el Reino: “Enséñame tu manera de mos citado en último lugar. Esta ausencia de verdad
comportarte con los discípulos, con los pecadores, en ti es lo que más paraliza la acción del Espíritu
con los niños, con los fariseos o con Pilato y Hero- Santo en la oración. Y el pecado es tanto más grave
des. Enséñame cómo obrabas con tus discípulos, so- cuanto que no eres consciente de él. Por eso debes
bre todo con los más íntimos: con Pedro, con Juan y pedir perdón de él antes de conocerlo, como lo dice
también con el traidor Judas. Comunícame la deli- el salmo: “Purifícame de mis faltas ocultas”.
cadeza con que les preparaste de comer a la orilla del 2. ¿Cómo definir este pecado que no nos hace sufrir,
lago de Tiberíades o cuando les lavaste los pies”. pero que es el más peligroso? Yo lo llamaría “una es-
27. Enséñame a sufrir con los que sufren: con los po- pecie de mentira sobre uno mismo”. Existe en ti una
bres, los leprosos, los ciegos, los paralíticos. Mués- tendencia que teje cierta mentira en torno a ti
trame cómo demostrabas tus emociones más pro- mismo. No es una mentira consciente y querida; a
fundas cuando llegaste a derramar lágrimas o menudo se manifiesta en la negativa de reconocerte
cuando sentiste aquella angustia mortal que te hizo tal como eres o, lo que es más peligroso, en el afán
sudar sangre y que tuvo necesidad del consuelo de de practicar un tipo de perfección que Dios no
un ángel. Y sobre todo quiero aprender tu manera quiere para ti y que tú te reprocharás no practicar.
de dar testimonio de aquel supremo dolor en la cruz Dichoso de ti si no llegas ahí; seria lo peor de todo y
cuando te sentiste abandonado por el Padre. estarías completamente perdido.
28. Jesús será siempre tu único modelo y la fuente 3. Este pecado tiene la desgracia de afectar a tu jui-
que unificará tu oración y tu vida. Ante tus ojos da él cio mismo; por eso no puedes verlo sin una luz es-
testimonio de una perfecta armonía entre su vida y pecial del Espíritu Santo, ni librarte de él sin su
su enseñanza, entre su intimidad con el Padre y su fuerza. En el plano humano, este descubrimiento re-
amor a los hombres, entre su oración y su acción. quiere un psicoanálisis; pero en el orden espiritual,
Cuanto más estés unido a él, más estarás en el cora- sólo la luz del Espíritu Santo puede atacar y desva-
zón del Padre y en el corazón del mundo y de los necer esta mentira respecto a ti mismo, que consti-
hombres. En una palabra, hagas lo que hagas, esta- tuye el principal obstáculo para que reine el amor de
rás en continua oración. Mas esto no se consigue a Cristo en ti.
fuerza de puños; es un don del Padre. Él jamás lo 4. Si la supresión de tus falsas apariencias es ante
niega al ~ todo obra del Espíritu Santo, a ti te corresponde una
29. Al que llega a esta profundidad de oración se le parte importante en esta eliminación. Has de hacer
abren entonces el misterio de la guía del mundo por un pacto con la luz y la verdad, que le permita a
la Providencia (el misterio de la historia) y el miste- Cristo declarar la guerra a la mentira que has tejido
rio de cada persona. Porque el hombre está alerta, en torno a ti mismo.
descubre la presencia y el poder del resucitado que 5. Jesús denuncia esta mentira en la parábola de los
obran en el corazón del mundo y de cada hombre, y invitados al banquete de bodas que buscan excusas.
puede vivir la ternura de Dios. Dos grandes palabras Exponen móviles y motivos que ocultan la verdad de
del Oriente cristiano: nepsis, vigilia, y katanuxis, la su doble corazón. Es preciso ver y comprender esta
ternura. El hombre de oración es un hombre que falta; comprenderla es ya ser perdonado. El pecado
permanece alerta. Toma toda la fuerza de sus pasio- es no querer saber y lamentarlo. Hay en ti una parte
nes y la crucifica (katanuxis); pero Dios la resucita, que pretende trampear.

17
6. En tu vida hay pecados que te molestan y otros desdichado, miserable, pobre, ciego y desnudo” (Ap
que no. Los pecados que te molestan son los que te 3,17 y 18).
impiden responder a la imagen de cristiano que 11. Dios no puede hacer nada con alguien que se
deseas ser: todas las faltas de debilidad, como la có- ciega y rehuye su mirada. 12. ¿Por qué la verdad res-
lera o la sensualidad (en el caso en que eres más lú- pecto a si mismo es la actitud más importante en la
cido). Sin embargo, no sospechas que hay un pecado sinergia de la oración? Por la sencillísima razón de
mucho más grave, que tú no ves. Y no deseas en que preside y autoriza las demás actitudes.
modo alguno que otro te lo revele, según las pala-
13. Todo el mundo sabe que en suelo cristiano la
bras de Cyrano, a propósito de los reproches: “Yo me
base y el fundamento de todo edificio espiritual es la
los hago a mí mismo con mucha elocuencia, pero no
humildad y el espíritu de i Éste es el abecé de toda
permito que otro me los descubra”. No soportas que
vida de oración, pues el hombre no puede ponerse a
otro te procure una verdadera lucidez sobre tus fal-
orar sí no ha encontrado su lugar justo delante de
tas. Se trata de un pecado del que no tienes concien-
Dios. Pues bien, la humildad es ante todo el primer
cia y que forma cuerpo con lo más íntimo de tu ser.
fruto de la verdad consigo misma.
Tú no lo ves y él no te molesta.
14. Los padres definirán con frecuencia la humildad
7. ¿Qué es hacer un pacto con la verdad? Es sencilla-
como la verdad. A menudo te haces una falsa idea de
mente decirle al Señor: “Dios mío, entre tú y yo hay
la humildad, pues la asimilas al complejo de inferio-
cosas que no van y que son un obstáculo para la libre
ridad o de superioridad. La verdadera humildad es
circulación del Espíritu en mi. No puede descansar
el polo opuesto de este complejo: en uno u otro sen-
en mí y morar ahí debido a mi inconstancia (santo
tido, es siempre la mirada dirigida a ti, bien sea para
Tomás de Aquino) y a mi infidelidad. A decir verdad,
despreciarte o, por el contrario, para sobrevalorarte.
yo no veo este obstáculo, que es una cierta ‘mentira’.
Te lo ruego, en nombre de tu Hijo Jesús, haz la ver- 15. La humildad es ante todo una mirada dirigida a
dad en mi”. Déjame decirte que si haces esta oración Dios para medir el abismo que existe entre Dios y tú,
desde el fondo del alma, y no solamente a flor de la- entre e creador y la criatura. En este sentido, la hu-
bios, no pasarán cinco minutos sin que el Señor te mildad es la verdad de tu ser de criatura ante el Dios
haya mostrado tu mentira. He hecho muchas veces tres veces santo. Se comprende que la Biblia haya
la experiencia; es indefectible. Pero fíjate bien: tú no dicho de Moisés: “Era el hombre más humilde que
eres capaz de desvanecer esta mentira con tus pro- haya existido en la tierra”. ¿Cómo podía ser de otra
pias fuerzas; has de pedir al Espíritu Santo que lleve manera después de haber sido abrasado por Dios en
a cabo este trabajo. la zarza ardiendo?
8. Dios quiere ver la verdad en el fondo del alma, y 16. Un ser verdadero que se ve en la verdad de Dios
Jesús detesta a las personas retorcidas que llevan un es por fuerza humilde, y esta verdadera humildad le
doble juego; en cambio, cuando se encuentra con un sumerge en la adoración.
verdadero israelita, como Natanael, entonces puede 17. Todo esto equivale a decir con san Agustín: “Co-
hacerlo todo en él, y sobre todo mostrarle los cielos nocer a Dios y conocerse a sí mismo…, he ahí toda la
abiertos. verdad”.
9. Esta “operación verdad” es dolorosa, porque nos 18. Como Diógenes recorre el mundo con su linterna
despoja de nuestra falsas túnicas de piel y nos deja para encontrar un hombre”, así Cristo recorre la tie-
al desnudo ante la mirada de Jesús; pero es libera- rra para encontrar un hombre auténtico, que se re-
dora, pues Dios sabe muy bien el polvo del que esta- conozca criatura pecadora y clame a él para ser sal-
mos hechos y conoce el barro que somos. No es tanto vado. Los que no experimentan su necesidad visce-
nuestra miseria (ontológica) lo que impide que nos ral de salvación no tienen necesidad de Cristo.
santifiquemos, cuanto la negativa a vernos tal como 19. “Señor, haz que yo me vea tal como soy y tal
somos. Cuando un hombre está asentado así en la como tú me ves”. 20. Si la verdad es la base de la
verdad del ser, entonces puede clamar al Padre, y humildad, también es la raíz de la renuncia a ti
éste por fuerza otorga su misericordia. mismo, que es la segunda actitud sinérgica de la ora-
10. Lo primero que se debería enseñar al que desea ción. Es preciso comprender en qué sentido hay que
hacer oración es la verdad consigo mismo. El padre ser veraces para renunciarse.
espiritual debería luchar enérgicamente en este 21. La renuncia persigue una actitud concreta, muy
punto, pues el discípulo se sentirá continuamente precisa, que es el polo opuesto del amor, y por tanto
tentado a salirse por la tangente y esquivar la luz. O, de la oración: la excrecencia del yo, que se constituye
lo que es más grave, creerá que está revestido de en el centro del mundo. Ni siquiera se piensa en los
buenos sentimientos o de virtudes, cuando no hay demás, que pueden estar abrumados de pruebas a
nada de eso. Como dice el Apocalipsis, es el mo- nuestros pies; hasta tal punto nos preocupamos de
mento de comprar un colirio para echárselo en los nosotros mismos.
ojos y recobrar la vista: “Dices: Yo soy rico, me he 22. Aunque no cometas este pecado en su estado
enriquecido, no me falta nada; y no sabes que eres puro, lo cual entraría en la locura (el amor de si

18
hasta el desprecio de los demás), has de reconocer día, porque hemos reservado para nosotros el
que muchos de tus actos están manchados de este diezmo de la parte de Dios. De nuestro bien, escoge-
egoísmo. ¡Cuántas veces recibes visitas en las que la mos un cierto tributo para Dios: tiempo de oración,
gente se pasa el tiempo contándote sus pequeñas atención, rosario, etc., y luego hurtamos una parte
miserias sin preocuparse de ti! Aunque estés ago- del holocausto o, peor aún, retiramos nuestra parte.
biado por las pruebas, ni se enteran. A lo mejor, al Dios debe establecer la verdad en nosotros para que
final te dicen: “Bueno, no he preguntado por usted”. descubramos nuestra treta en el don de nosotros
23. Admitamos que en la raíz de la renuncia a sí mismos.
mismo hay una toma de conciencia lúcida de nues- 6. OCULTO
tra voluntad de poder. Secretamente nos negamos a
renunciar a nosotros mismos para que exista el otro. 1. El hombre totalmente invadido por la oración es
Pues bien, para comprenderlo es necesaria una ilu- semejante a la criatura oculta en el seno de su ma-
minación especial del Espíritu Santo que nos sor- dre: no ve nada, no sabe nada ni percibe nada, no es
prenda “con las manos en la masa” -perdonad la ex- consciente de todo lo que reza, pero en él reside un
presión-. Entonces uno se dice: “¡Ni siquiera sospe- gozo oscuro.
chaba hasta qué punto soy así!” También aquí hay 2. El Padre nos ha ocultado en el secreto de su rostro
que hacer un pacto con la luz y suplicar al Espíritu para que le supliquemos. 3. Santa Teresa se extra-
Santo que nos eduque en la renuncia en los detalles ñaba de que su “Senequita” (san Juan de la Cruz)
de la vida. Para los hombres esto es imposible, pero fuera tan poco conocido y que no se hablara nunca
para Dios no. de él. Han de estar ocultos a los ojos del mundo y a
24. Así podríamos seguir con todas las actitudes ci- sus propios ojos, como Elías estaba oculto en el to-
tadas antes, en particular con la caridad fraterna. rrente Querit. No es sólo la voluntad de Dios reve-
Sin el amor a los hermanos, que se expresa primera- lada por Jesús en el evangelio cuando habla de la
mente en el perdón de las ofensas, no hay amor de oración, sino que Dios acepta y escucha su deseo
Dios posible, y por tanto oración. Nada hay más de- ocultándolo a los ojos del mundo. Ese deseo de per-
testable que un hombre de oración que desprecia a manecer oculto es fruto de la castidad espiritual.
sus hermanos. En tal caso, ni siquiera se puede ha- 4. Presta mucha atención a las palabras de Jesús que
blar de hombre de oración; ¡tan flagrante es la anti- preceden a su enseñanza sobre la oración; son fun-
nomia! damentales, tanto para la oración como para el amor
25. Sólo Dios, cuya naturaleza es ser amor, puede fraterno, la limosna y el ayuno. Jamás serás hombre
descubrirnos hasta qué punto somos el no-amor, de oración si buscas ser Visto o apreciado por los
como dice santa Ángela de Foligno: “A medida que hombres. Hay una incompatibilidad radical entre
entraba en Dios, me volvía el ‘no-amor’ “. También “ser visto por los hombres” y “ser visto por el Padre”.
en esto es preciso que el Espíritu Santo intervenga y Por eso me pregunto por la actividad de ciertos
realice en nosotros “la operación verdad”. Y lo hará hombres de Iglesia que intentan a toda costa atraer
dando un escobazo a nuestros rencores, a nuestras sobre ellos la atención de los medios. Es lo opuesto
amarguras y a nuestros egoísmos. Entonces el amor a la actitud de Jesús: cuando las multitudes corren
podrá invadir nuestro corazón y circular libremente detrás de él o detrás de los apóstoles, les fuerza a
en nosotros. embarcarse y dirigirse a la otra orilla o a lugares de-
26. Existe un pecado contra la verdad tanto más su- siertos.
til cuanto que versa sobre el don total de nosotros 5. Medita, pues, a menudo estas palabras de Cristo,
mismos a Dios. No podemos amar a Dios a medias; lo mismo para la oración que para el ayuno y la li-
necesitamos amarlo con todo el corazón, con todas mosna: ‘Cuando recéis, no seáis como los hipócritas,
las fuerzas y con toda el alma. Esto consiste en acep- que prefieren rezar de pie en las sinagogas y en las
tar que Dios tiene un derecho de fiscalización y reina esquinas de las plazas para que los vea todo el
en toda nuestra vida. El pecado contra esta sabidu- mundo. Os aseguro que ya recibieron su recom-
ría se produce cada vez que decretamos que hay en pensa”. Hay que elegir: preferir la mirada del Padre
nuestra existencia, en nuestro ser, un rincón sobre o la recompensa de los hombres. En esto Cristo no
el cual Dios no puede ejercer el derecho de control. puede transigir, como la esfinge de la mitología
Queremos poseer nuestra alma. Nada es nuestro. griega: hay que seguirle o rechazarle. San Benito lo
Como dice el poeta: “Quiso tener un rincón del uni- expresa bien en su Regla al decir: “No preferir nada
verso en el que poder decirle a Dios: ‘Lo que aquí al amor de Cristo”.
pasa no es de tu incumbencia’ “. El hombre quiere 6. “Cuando reces, cierra la puerta con llave”; pro-
ser un sustantivo, cuando no es más que un simple cede de forma que tu oración no sea vista ni oída por
adjetivo. los hombres; enciérrate con doble vuelta de llave en
27. Todos los días incurrimos en este pecado funda- tu corazón, al menos en tu intención y en tu concien-
mental. Al despertar, durante la oración, ponemos cia. 1
el nuevo día a los pies de Dios. Aún no hemos termi- 7. ”Hasta el final, Silouane permaneció sereno, be-
nado de afeitarnos, y ya se ha convertido en nuestro névolo, al margen de las preocupaciones mundanas
19
e indiferente a las cosas del mundo. Como asceta de aparecer cada año un documento sobre el encuentro
gran experiencia, sabía no aparecer al exterior. Per- de los obispos en Lourdes. ¿Quién recuerda aún lo
maneciendo delante del Padre de los cielos en se- que se escribió hace apenas cinco años? El resultado
creto, llevaba sin cesar en el fondo de su alma el es que disminuye cada vez más el número de cristia-
fuego del amor de Cristo” (Staretz Silouane). nos, con una caída vertiginosa estos últimos años.
8. Santa Teresa de Lisieux decía: “La Virgen santí- Me pregunto sí no le interesaría a la Iglesia irse al
sima hizo bien en guardarlo todo para ella; no se me desierto, como decía Perre Pierrard en uno de sus
puede reprochar que haga otro tanto”. Esto está en últimos editoriales, y permanecer allí unos años.
perfecta consonancia con las palabras de Jesús a Puede que oyera la palabra que el Señor le dice tam-
propósito de la oración, del ayuno y de la limosna: bién hoy a su Iglesia. Y esa palabra daría abundante
“Cuando reces o ayunes, hazlo en secreto; pues tu fruto, porque brotaría del silencio y de la oración.
Padre, que ve en lo secreto, te lo recompensará”. Lo 14. Al invitarte a no descubrirte ante los hombres,
que dice ahí Jesús con palabras nítidas constituye el Cristo relaciona directamente la oración con la cas-
fondo de su alma, su respiración permanente. Era tidad. Sólo los corazones puros verán a Dios y po-
incesantemente la alegría de su Padre. drán hablar con él, porque no han buscado la estima
9. ”La castidad es el gozo de ser el bien de Dios. Este de los otros. Los pecados más graves contra la casti-
gozo nos inspira la necesidad de ocultarnos para dad proceden siempre de que deseas el alma de los
pertenecerle, para que sea el único que goce de no- demás, y no solamente su cuerpo. No te excuses,
sotros: no manifestarse a los demás sino en la me- pues, diciendo que lo que buscas en ellos es su alma;
dida en que él nos lo pida. El espíritu de castidad es, ése es justamente el recinto prohibido, el “jardín se-
pues, el alma del silencio. Toda revelación inútil de llado”, en el que sólo Dios puede entrar; el pudor del
nosotros mismos es ya algo impuro” (PMD MOLI- cuerpo no ha de ser más que un destello del pudor
NIÉ, Conférences sur les voeux, n. 6). del alma.
10. La oración es una actividad oculta y. por ser lo 15. Guárdate también de animar a los demás a pecar
mejor que tienes, no has de hablar de ello a nadie. contra la castidad con encomios o alabanzas inúti-
De esta manera los otros aprovecharán más, porque les, favoreciendo su instinto de desvelarse (de des-
será Dios el que coloque la lámpara sobre el cande- nudarse) ante las miradas de los hombres. Teresa de
labro, y no tú. Él es muy celoso en este punto. y Lisieux, pensando seguramente en la madre María
quiere ser el único en conocer verdaderamente tu de Gonzaga, decía a este respecto que se da a las su-
hermosura. La oculta incluso a tus ojos; tú, sobre perioras un veneno cotidiano, y que es un milagro
todo, no debes intentar conocerla; es la peor de las que ese veneno no envenene.
faltas contra la castidad. Como dice el Cantar de los 16. La gracia de la oración sólo se otorga a los cora-
Cantares: “Tú eres la más bella de las mujeres si no zones puros. Apenas consientes en la impureza, ve-
lo sabes” (1,8). rás que la oración se aleja volando de tu corazón, y
11. Cuando haces el bien, has de intentar que tu te costará no poco volver a dar con esta gracia.
mano izquierda ignore lo que hace tu mano derecha; 17. Vigila tus palabras y no hables con nadie (ex-
hay que hacer el mayor número posible de servicios cepto con tu padre espiritual) de las gracias que re-
ocultos, como Teresa de Lisieux, que doblaba a es- cibes en la oración. En tus contactos sé muy sobrio,
condidas los mantos de sus hermanas; ésa es la me- especialmente en el ámbito de la castidad; no hagas
jor manera de que los demás se aprovechen de tu te- por curiosidad ninguna pregunta que pudiera tur-
soro. barte, arrebatándote la oración, y turbar a los otros.
12. Ningún santo hubiera intentado expresar verbal- 18. No intentes conocer la oración de tus hermanos;
mente o por escrito su experiencia de la oración, si tienes que ayudarles, puedes interrogarles, y ante
sino que hubiera permanecido siempre en silencio todo animarles, sobre la duración y la perseverancia
ese “misterio del siglo futuro”, si no se hubiera en- de su oración.
contrado con el deber de enseñar a su prójimo, si el 19. La oración más humilde es la mejor, y la más hu-
amor no hubiera suscitado la esperanza de que al- milde es la que se ignora. Cuando estás satisfecho de
guien, “aunque no fuera más que un alma”, escribe tu oración, es señal de que te miras, sea en bueno o
el staretzSilouane, escuchara la palabra y, entrando en mal sentido. Ya es algo menos bueno. Cuando en-
en el camino del arrepentimiento, encontrara el don cuentras a uno de esos seres ocultos, recuerda estas
de la oración. palabras del Cantar de los Cantares antes citadas:
13. Ante la presente inflación de publicaciones, a ve- “Si no lo sabes, eres la más bella de las mujeres”. Por
ces me pregunto si el tiempo empleado en compo- el hecho mismo de ignorarse son tan bellas. Por eso
nerlas no hubiera estado mejor empleado en la ora- hay que velar para no tocarlo y respetar ese milagro
ción -y lo hago también respecto a mí mismo-. Tanto de la humildad.
más que esta civilización “de policopia” -por no de- 20. Una persona que ora bien no sabe siquiera que
cir “de inflación verbal” - no ha dado muchos buenos ora. Casiano dice que la oración es perfecta en el co-
frutos que digamos. Sorprende, por ejemplo, ver razón del monje cuando no tiene conciencia de que
20
ora. Hay hombres que están siempre así delante del regla exterior te fuerce a ello? ¿Has guardado silen-
Padre sin sospecharlo. Sobre todo no debes decír- cio cuando deseabas defenderte, cuando eras tra-
selo ni tocarlo, porque son las delicias del Padre y no tado injustamente? ¿Has perdonado ya sin esperar
existen más que para él. a cambio una retribución, incluso aunque ese per-
21. El gran defecto de la oración de los orgullosos es dón silencioso se diera por supuesto? ¿Has obede-
una especie de bajeza. No se alza hacia el cielo por- cido ya, no porque debías hacerlo so pena de experi-
que no sube del fondo del abismo. No se eleva hacia mentar inconvenientes, sino a causa de ese misterio
arriba porque no procede de abajo. Sobre todo, no te de silencio que llamas Dios y su voluntad? ¿Has
imagines que estás en pie de igualdad con Dios, o ofrecido ya algo sin recibir ni agradecimiento ni
que puedes hablarle y tratar con él de igual a igual. aprobación, sin siquiera el sentimiento de una satis-
Dios no escucha la oración del fariseo. Por el hecho facción interior? ¿Has tomado ya alguna decisión
mismo de vanagloriarse, cree que no es como los de- únicamente siguiendo la llamada más íntima de tu
más hombres y piensa un poco demasiado que es conciencia, cuando no puedes hablar de ello ni ex-
como Dios. Cae bajo la amenaza del rayo: “Miguel, plicarlo a nadie, cuando te encuentras absoluta-
¿quién como Dios?” mente solo? ¿Has intentado ya amar a Dios cuando
no te impulsa ninguna ola de entusiasmo sensible,
22. Solamente Jesús puede enseñarte la humildad:
cuando ese amor semeja un muerto y se tiene la im-
“Aprended de mí, que soy manso y humilde de cora-
presión de un salto pavoroso en el vacío? ¿Has sido
zón” La humildad es algo del todo divino; un verda-
ya amable con un hombre del que no esperas mues-
dero milagro. Cuanto más estés delante del Dios tres
tra alguna de reconocimiento y de comprensión, sin
veces santo, más humilde serás. El Espíritu abrirá
verte siquiera recompensado por tu sentimiento de
en ti abismos de humildad si te pones a su servicio.
“desinterés” y generosidad? Si has pasado por una
Por muy bajo que hayas descendido, debes saber
de estas experiencias gratuitas, has experimentado
que estás aún infinitamente lejos de la humildad de
verdaderamente la gracia del Espíritu Santo en ti.
María, y sobre todo de la humildad de Jesús. Es pre-
ciso hacerse uno de esos pequeños que se ignoran 27. Todo el bien que haces para la galería se desva-
del todo porque permanece oculto en la morada nece a los ojos de Dios como una cortina de humo.
querida del seno de María, donde todo será revelado 28. Los hombres de oración son como las raíces que
en una espléndida luz. establecen los cimientos espirituales del mundo. Por
eso les tienen miedo los demonios y les suplican que
23. ¿Has tenido realmente algún día la experiencia
dejen de orar. Con su intercesión incesante minan
de permanecer bajo la mirada del Padre únicamente
los cimientos demoníacos. Si quieres, pues, ser con-
para ser su alegría? En otras palabras, ¿has tenido la
tado entre esas raíces, consiente en estar oculto en
experiencia de la gracia? No entiendo por ello un
lo más profundo de la tierra; no intentes ser una
sentimiento piadoso o una emoción religiosa de un
rama a la, que se admira por sus flores y sus frutos.
día de fiesta, sino la experiencia propiamente dicha
Permanecerás oculto toda tu vida sin saber jamás
de la gracia: esa invasión del Espíritu de Dios trini-
adónde va tu oración, pero convencido también de
tario que tuvo lugar en Cristo en su encarnación y en
que sin raíz el árbol pierde toda su vitalidad y no da
su sacrificio en la cruz. Pero ¿es posible que tengas
ya fruto.
esta experiencia en tu vida?
29. Lo mismo vale para el padre espiritual: ha de ser
24. Todos los hombres espirituales afirman que es
una revelación; su cometido es ejercer la paternidad
posible; sin embargo, este conocimiento experimen-
de Dios, no la suya. En este ámbito, su primer im-
tal de Dios es algo oscuro y misterioso acerca de lo
pulso es ocultarse y desaparecer de la manera más
cual no puedes discurrir cuando no lo tienes y de lo
perfecta posible. Los santos sabían ocultarse y des-
que no hablas cuando lo posees. Ocurre exacta-
vanecerse de tal forma que sólo se veía a Dios. El
mente lo mismo que con la oración: es una actividad
evangelio de san Mateo dice que es preciso que los
oculta, de la cual no se habla.
hombres vean tus buenas obras para que glorifiquen
25. Sin pretender llegar a las experiencias de los a Dios. Lo que tú eres, lo que haces, lo que dices, ha
místicos, seguramente has tenido ya la experiencia de ser hecho y dicho de forma que la atención se di-
de lo espiritual, es decir, de la acción del Espíritu rija inmediatamente a Dios, y no a ti. “La voz que
uniéndose a tu espíritu para atestiguar que tú eres dama en el desierto” es la voz de Dios.
hijo de Dios. Justamente con este carácter oculto, si-
lencioso, solitario, al abrigo de toda mirada indis- 7. MUCHO
creta, se verificará tu experiencia. Siempre la misma 1. Si no puedes hacer de la oración una cuestión de
intuición de Jesús en el evangelio: vivir únicamente calidad, al menos debes hacerla de cantidad. 2. Apa-
bajo la mirada del Padre y para él. rentemente este aviso puede resultar escandaloso,
26. ¿Has estado verdaderamente solo alguna vez en pues parece ir en contra del consejo de Cristo de “no
tu habitación orando al Padre en secreto, única- charlar a destajo” en la oración, como hacen los gen-
mente para él, para ser su alegría, sin que ninguna tiles. Creen ellos que a fuerza de hablar serán mejor
escuchados. Lo que Cristo condena es la verbosidad
21
inútil de quienes pretenden recordarle al Padre lo necesidad vital para tu oración, una vez que ésta
que parece haber olvidado. El Padre ve y sabe lo que suavemente se haya puesto en marcha en ti. Pero
necesitas; ¿a qué cansarte con vanas palabras? será un silencio recogido, que acompañará espontá-
Guarda silencio bajo su mirada. Justamente a ese si- neamente a la corriente de tu oración. Brotará de la
lencio del corazón debe conducir la oración de los fuente, casi a pesar tuyo.
labios repetida de manera prolongada y frecuente; 7. En cambio, el esfuerzo del recogimiento por sí
mas esto no puedes comprenderlo si no lo has expe- solo, incluso intenso y prolongado, al principio de la
rimentado. oración corre peligro de agotarse y de crear una ten-
3. Jamás osaría darte este consejo escandaloso si no sión inútil si rehúsas pasar adonde te espera la única
lo hubiera aprendido de la tradición, tanto oriental fuente de la oración: tu miseria más secreta, tu de-
como occidental. Los monjes del desierto, los padres bilidad más oculta. Hay que cuidar de que la gene-
népticos y los startzi de Optino, lo mismo que san rosidad desplegada al servicio de tales métodos de
Francisco de Sales, san Ignacio, santa Teresa de recogimiento, buenos en sí mismos, no te impida to-
Ávila y el padre De Caussade, todos aconsejan utili- mar el verdadero camino de la oración en ti. Y este
zar en la oración una palabra, una invocación, una camino conduce necesariamente a tu pobreza radi-
oración monológica, una jaculatoria que se repite cal, a ese lugar en donde ha razonado en ti el grito
despacio, cuidando también de hacer pausas de si- primordial de tus orígenes. Cada vez que formulas
lencio. ¿Cómo se podría permanecer durante horas una invocación en la que se expresa este grito pro-
en oración sin este medio simple y concreto? fundo, te encuentras cerca de la oración, y cuanto
4. Jamás comprenderás la legitimidad de este con- más tiempo dura ese grito más permanente se hará
sejo si no lo has experimentado tú mismo por largo tu oración.
tiempo; no confía su secreto más que al cabo de años 8. Comienza tu oración con un grito o una invoca-
enteros de práctica. Ponte en oración, adopta la ac- ción; es el medio más seguro de bajar a lo profundo
titud corporal que mejor te ayude a orar y, sin razo- de tu corazón, donde mora la verdadera oración.
nar ni atormentarte para acallar tu imaginación, re- Luego persiste algún tiempo repitiendo despacio
cita una invocación que hayas elegido, preferente- esta invocación, todo el que sea preciso para que tu
mente la oración a Jesús. Has de ser libre en la elec- corazón se convierta por la oración. La oración no es
ción de la palabra, cristológica o trinitaria, con tal de solamente en tu vida una dimensión profunda, sino
que responda a tu deseo y que alimente tu oración. también de duración, porque vives en el tiempo, que
Una vez que la hayas escogido, no cambies. Recítala ha de convertirse en “instantes” de oración.
lentamente todo el tiempo que sea menester y per- 9. Todos los hombres espirituales han presentido la
manece bien atento a la puerta de tu corazón. importancia de que la oración sea duradera. Re-
Cuando menos lo pienses la oración del corazón bro- cuerda lo que he dicho de los padres orientales, que
tará en ti. Entonces deja de invocar, a no ser que te aconsejaban a sus discípulos una “cantidad” de in-
sientas empujado interiormente a ello. Cuando el vocaciones para llegar a la oración incesante. En-
Espíritu hace acto de presencia, ya no hay que lla- contrarás esta misma intuición en un hombre como
marlo. Cuando cese tu oración, reanuda despacio tu Ignacio de Loyola, en sus “maneras de orar”, donde
invocación. Así se pasará el tiempo sin que caigas en aconseja repetir prolongadamente las palabras del
la cuenta y, sin saberlo, te habrás convertido en un padrenuestro o de alguna otra oración hasta el mo-
hombre de oración. mento en que cese el gusto espiritual. Entonces se
5. Esta manera de proceder no es un “truco” exterior pasa a otra palabra. Esto mismo vale para las medi-
para entrar en la oración; pone en marcha mecanis- taciones de la vida de Cristo, especialmente de los
mos profundos de tu ser. No solamente estás guiado misterios de la infancia y de la pasión; Ignacio pide
por tu inteligencia y por tu voluntad; en el fondo de que se renueve varias veces la meditación de la ma-
ti hay una corriente de vida con la que debes conec- ñana, permaneciendo en las mismas escenas.
tar y que arrastra tu oración con el grito. Esta ma- 10. Cuando hacía yo los Ejercicios, confesaba mi sor-
nera de proceder se sitúa primeramente en el nivel presa al padre Laplace -un verdadero maestro en
del corazón, y no en la periferia de tus facultades. orar y en dar los treinta días- de que se permane-
Quizá pienses que para ponerte en presencia del Pa- ciera una semana con la pasión, renovando varias
dre basta pensar en él a fuerza de meditación y de veces al día las meditaciones de la agonía o de otras
reflexión. Es ése un procedimiento demasiado racio- escenas, y me preguntaba cuándo íbamos a pasar a
nal, que provisionalmente deja el fondo de tu cora- la resurrección. El padre me respondió: “La repeti-
zón baldío. En cambio, si clamas a él un buen rato ción es la ciencia de la oración”. Bendigo al Señor
con una invocación, verás aparecer su mirada al ex- por haber tenido tales maestros, pues hoy puedo
terior o su gracia en el interior. medir el alcance de estas palabras. Casi me atrevo a
6. Quizá pongas el acento en el recogimiento, en un decir que no es posible ser hombre de oración si no
alejamiento sistemático de cualquier distracción se repite machaconamente una escena del evange-
que pudiera apartarte del recuerdo de Dios. Desde lio, la oración a Jesús o alguna otra palabra de la Es-
luego, el recogimiento se convertirá pronto en una critura.
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11. San Ignacio se sitúa sobre todo en el nivel con- cada día dos horas completas de oración. No puedes
creto y práctico para invitar al ejercitando a la repe- comprender esto si no lo has experimentado en la
tición. Como dice el padre Pousset, Ignacio es un oración, como esos jóvenes alumnos rabinos saben
“factótum” genial, que anduvo tanteando en su ex- muy bien que es preciso repetir los textos de la Torá
periencia espiritual, probó diferentes maneras y uti- para memorizarlos y asimilarlos.
lizó medios variados hasta conseguir encontrar lo 16. Te invito también a aprender de memoria algu-
que buscaba, a saber: la voluntad de Dios en todas nos textos del evangelio, oraciones de la misa, se-
las cosas. Por eso retuvo lo que más le convenía y cuencias o himnos de la liturgia, que pueden alimen-
mejor le conducía a encontrar a Dios en la oración. tar tu oración. En los momentos de sequedad, los re-
Así es como consiguió consejos muy simples, sin ca- citarás lentamente, a la vez que los recrearás por
riz místico en apariencia, pero que al usarlos resul- dentro hasta cierto punto convirtiéndose en tuyos.
tan eficaces para producir la oración en ti. En la oración no puedes innovar y crear a cada ins-
12. Es lo que se llama en los Ejercicioslas anotacio- tante; has de guardar en las alforjas algunas vitua-
nes. Miran sobre todo a disponer tu corazón para llas para alimentarte en los momentos de penuria.
aceptar la oración. En esta perspectiva has de escu- 17. Si intentas realmente orar una hora repitiendo
char esas invitaciones a volver incesantemente a re- lentamente y despacio una invocación, entrecortada
petir la oración. Un poco a la manera de Boileau, el por pausas de silencio, estarás de acuerdo con los
cual dice: “Cien veces en el oficio, recomenzad la antiguos monjes, los cuales afirman que la oración
obra”. Esta práctica es muy conocida en las escuelas es la obra más ardua de la vida espiritual, aunque
rabínicas y coránicas, en las que se repiten indefini- hayas experimentado su ventaja. Siempre te senti-
damente los versículos de la Biblia o del Corán para rás tentado a abreviar tu oración o a equipararla con
que impregnen el corazón, a la manera del rocío que ideas o sentimientos. Es preciso que experimentes
cubre y penetra el prado. Un versículo del salmo 36 en el tiempo esta manera de orar con una sola pala-
expresa acertadamente esta práctica: “Los labios del bra, como Serafín de Sarov, el cual permaneció dos
justo murmuran día y noche la ley del Señor”, lo cual mil días en una roca diciendo únicamente la oración
es en realidad la oración incesante de los elegidos, a Jesús. El que se entrega totalmente a esta forma de
que claman día y noche al cielo (Lc 18,7). oración sale de ella radicalmente transformado.
13. A propósito de una palabra, Ignacio dice, por 18. Antes de intentar aprender a orar bien -lo cual
ejemplo: “No es la abundancia del saber lo que sacia no depende de ti-, es preferible que intentes no can-
el corazón, sino gustar las cosas interiormente”. Ahí sarte jamás en la oración. Dios no busca personas
ves inmediatamente por qué es preciso repetir las que recen bien, sino hombres que no cesen nunca de
palabras de Dios o de Jesús. Deben penetrar en tu orar. A los que oran mucho el Padre les concede el
corazón como una gota de agua cae insistentemente don de la oración pura. Es muy llamativo que en sus
y abre brecha en la roca más dura. Tú vives con fre- apariciones la Virgen insista siempre en que se rece
cuencia según la moda del consumo, donde lo im- mucho; más, parece, que en que se rece bien. Puede
portante es la abundancia del saber. No basta leer resultar extraño, prestándose incluso a formular
todos los libros que tratan de la oración; hay que es- ciertas objeciones; sin embargo, se comprende sólo
coger uno y profundizarlo hasta el momento en que con recordar que la “cantidad” depende de nosotros,
te confíe el verdadero secreto de la oración. Enton- mientras que la “calidad” depende del Padre de las
ces vivirás según el modo de la asimilación y gusta- luces, del cual procede todo don perfecto.
rás las cosas interiores.
19. Para fabricar la fina miel de la oración, haz como
14. Para asimilar la verdad de Dios no basta oírla las abejas: ve a buscar el polen allí donde se encuen-
una vez y registrarla distraídamente en la memoria. tra y escoge por instinto las mejores clases para que
Debes meditarla, es decir, murmuraría en voz baja, tu oración sea de calidad. Después de haber interro-
de acuerdo con el significado de la palabra hebrea gado a Ignacio y a Teresa de Ávila, consulta a santo
hagha, meditar. Es preciso repetirla, masticarla a la Domingo y a sus hijos discípulos del rosario. A su
manera como las ovejas rumian la hierba que han manera, el rosario es el equivalente de la oración a
pastado. Entonces tu palabra se convierte en carne Jesús: la vía de la humildad que necesitas para llegar
y sangre de tu cuerpo. Mas a condición de que no a abismarte en la oración continua. En apariencia,
ceses de repetir y de murmurar la invocación. repites mecánicamente avemarías; pero el Espíritu
15. Igualmente precisará Ignacio el tiempo que ha de Santo puede en cualquier momento hacer que surja
durar la oración. No basta repetir la palabra o medi- en ti la oración. No existe ninguna proporción entre
tar una escena del evangelio de acuerdo Con tus cri- lo que tú haces en el nivel concreto de la oración vo-
terios de duración. “Hay que instar al ejercitante - cal y lo que puede surgir bajo la acción del Espíritu.
añade Ignacio- a dedicar una hora entera a la ora- Cuanto más aspires a la oración del Espíritu en ti,
ción. Y ha de sentirse satisfecho en su corazón de más debes aprender el camino de la humildad del
que dure uno o dos minutos más de la hora, sin qui- rosario o de la oración a Jesús.
tar nada”. Teresa de Ávila no procederá de otra ma-
nera cuando aconseja a los carmelitas que hagan
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20. Recurriré a otro hijo de santo Domingo, que en pequeña es tu oración; qué poca cosa es! Yo no
su predicación ha abordado la relación entre la can- puedo hacer lo que quiero. Corre, pues, a buscar esa
tidad y la calidad en la oración. Es el padre Pierre materia; no tengo suficiente para todos los inventos
Thomas Dehau. Ha predicado mucho a monjas y a de mi amor, los cuales quiero que dependan cada
contemplativos. Cuando se escriba la historia de la vez más de tu oración. Necesito más, siempre más;
espiritualidad de los últimos doscientos años, se necesito sin medida.
verá la importancia que ha tenido en las corrientes 25. Veamos de qué manera incita Dios a los santos a
espirituales contemporáneas. Como buen pedagogo orar. Los aguijonea por dentro y les insta a pedir
concreto, utiliza una comparación tomada del te- siempre más. “Reza mucho”, le dice la Virgen a Ban-
rreno del arte. Dios es como un escultor que quiere neux. “Anda, reza”, le dice a Pontmain. En este sen-
modelar una estatua: primero pide a su aprendiz tido, Dios quiere mucha oración, cantidad; desde
que traiga mucho barro para fabricar una maqueta, cierto punto de vista, hasta parece que la calidad le
esbozo de la futura obra maestra. Esta materia no es importa menos. Tú das la cantidad y él dará la cali-
casi nada (propre nihil, según el lenguaje de Aristó- dad; en otros términos, él dará forma a tu oración.
teles para designar la materia); sin embargo, el es- La informará mediante un soplo de vida que con-
cultor no puede hacer nada sin ella. El padre Dehau fiera a ese barro una forma viviente. La obra entera
hace entonces hablar de esta manera al escultor, al de Dios depende de tu oración. Te cuesta creerlo. No
que compara con Miguel Ángel en su obra maestra comprendes bastante la eficacia de tu oración de pe-
de la Sixtina: tición.
21. “Es preciso que mañana me traigas mucho barro. 26. Santo Tomás insiste mucho en la eficacia de la
Quiero trabajar mucho. Tengo en la mente una mul- oración de petición. Todos los santos persisten de
titud de obras maestras, y si no me traes mucho ba- continuo en la oración, se entregan con todo su ser
rro, ¡ay de ti!; me enojaré. Lo que yo vaya a hacer a la súplica, porque sienten que sostienen el mundo.
con ese barro no te incumbe a ti; lo encerraré con Así, santo Domingo oraba día y noche y lanzaba ru-
doble vuelta de llave, porque no tengo ganas de que gidos al cielo, exclamando: “Oh Misericordia mía,
vayas a hurgar en todo esto. No tengo gran confianza ¿qué va a ser de los pecadores?” La misma convic-
en ti; eres bastante torpe, y si fueras a ver lo que ción encontramos en el staretzsan Silouane: “El
hago, meterías la mano y no quedaría más que un mundo subsiste gracias a la oración de los monjes;
montón de barro en el suelo. Por eso lo encerraré cuando la oración se debilite, el mundo perecerá”
todo con doble vuelta de llave. Tú limítate a traerme (Staretz Silouane). Nosotros no tenemos ya esa
el barro, pues si no me enojaré”. firme convicción de los antiguos respecto a la efica-
22. Tú eres ese pequeño aprendiz, y tu oración es ese cia de la oración; no tenemos aquellas ideas claras y
barro. Dios podrá prescindir del barro y de la ora- simples, aquellos impulsos luminosos y ardientes
ción; pero ha decidido desde toda la eternidad que que lanzaban sus oraciones al cielo, penetrantes
sus obras maestras dependerían de tu pobre ora- como flechas.
ción. Ha querido tener necesidad de esta materia.
Entonces Dios te dice: “Reza mucho. No te preocu- 27. Observan los teólogos que la perseverancia es
pes demasiado de saber cómo rezas ni de lo que yo una de las características de la oración de petición.
voy a hacer con tu oración. Lo oculto a tus propios Pero para perseverar en la oración tienes que rezar
ojos. Con tu orgullo destruirías lo que yo hubiera he- mucho. Sabes muy bien que la oración de petición,
cho por tu oración. Simplemente te pido que me des siempre eficaz para todo y para todos, es infalible
mucha oración, como el aprendiz lleva mucho barro con ciertas condiciones: has de hacerla para ti, ha de
a su maestro”. estar ordenada a la salvación y debes hacerla con
23. Dios quiere mucha oración, y, por más que tú perseverancia. Esta última condición es esencial.
sientas lo miserable que es tu oración, él te dice que Puede parecer que Dios rehúsa por mucho tiempo
sigas, que la aumentes, que la intensifiques. “Cuanto incluso gracias ordenadas a la salvación, como la
más miserable es tu oración, más humilde es, y eso castidad y la paciencia, e incluso la conversión.
es lo que necesito; por tanto, persiste; sé el pequeño 28. ¿Por qué Dios se hace rogar, y tanto tiempo?
aprendiz que aporta mucha materia y que no tiene (Observa estas tres palabras: se hace rogar). Pues
necesidad de ocuparse del resto. Limítate a darme porque quiere que reces mucho. Quizá sea ésa la
mucha oración, “cantidad”, que yo la “cualificaré” prueba más grande de que Dios quiere que reces,
mediante los dones de mi Espíritu Santo. Tú no ne- que reces siempre, que no desfallezcas nunca. A ve-
cesitas ver; ocúltate y deja que te oculte las hermo- ces no te dará lo que pides sino después de haberlo
sas obras que hago por medio de ti”. pedido durante mucho tiempo, de haberlo suplicado
24. Jamás oramos bastante; ni siquiera los que más desesperadamente. En La escala, san Juan Clímaco
oran, ni siquiera los que oran en todo tiempo. Ocu- hace más o menos la misma reflexión; le dice a su
rre como con la fe; jamás tenemos bastante. Jesús discípulo: “No te inquietes demasiado si no has sido
podría decirnos: “¡Hombres de poca oración!”, escuchado en tu oración; has obtenido una gracia to-
como le dijo a Pedro: “¡Hombre de poca fe!” ¡Qué
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davía mayor por el hecho mismo de haber perseve- términos: “No se trata de orar mucho sin preocu-
rado en la súplica. No existe gracia mayor que estar parse de la calidad; es preferible rezar menos y ha-
con Dios en la oración”. cerlo bien”. En el fondo, la objeción está bien formu-
29. Dios es distinto y de otra manera que tú; es lada y la respuesta parece manifiesta; pero si miras
eterno. Tú, en cambio, vives en el tiempo. Pues bien, más de cerca, verás que es un sofisma, una afirma-
él quiere que en cierto modo copies su eternidad con ción con apariencias de verdad, aunque no lo es.
tu perseverancia. Al perseverar en la oración, abres Como siempre, en esta clase de objeciones hay que
una pequeña claraboya a la eternidad y respiras el distinguir las dos afirmaciones antes de unirlas. En-
aire del cielo. La perseverancia es una victoria sobre tonces comprenderás su ilusión.
el tiempo. Entraña un reflejo de eternidad. Pide una 35. Estamos ante dos preguntas muy distintas: ¿te-
oración sin estrecheces y trabas de tiempo ni de lu- nemos derecho a rezar poco?, ¿sabemos cuándo re-
gar. zamos bien? Si no se justifican debidamente estos
30. En los Hechos de los Apóstoles está escrito: Per- dos puntos, la objeción se desvanece.
severantes unanimiter in oratione cum Maria: “Per- 36. En primer lugar, ¿tenemos derecho a rezar
serveraban unánimes en la oración con María”. La poco? Orar poco suena demasiado mal. Basta citar
perseverancia es la oración que se prolonga en el las palabras del evangelio, en las que Jesús dice que
tiempo, y el unanimiter, unánimes, es la oración que hay que rezar siempre y sin desfallecer. La oración
se prolonga en el espacio, sin limitarse a algunos tiene en tu vida un carácter totalitario. “Poco” no se
hombres, deseando abarcarlos a todos. Es la catoli- concilia con totalitario”; es justamente lo contrario.
cidad y la universalidad de la oración. En un cristiano, la oración ha de estar en estado de
31. Cuando oras, has de hacerlo unido a tus herma- plenitud. Esta oración que has de darle a Dios será a
nos y a cuantos rezan. Debes rezar también por to- menudo una materia informe; pero si sientes el de-
dos los que no lo hacen. Dios no quiere una oración seo de orar siempre, será a pesar de todo una pleni-
aislada. Quiere que la oración se extienda de unas tud de oración. Tendrás que recobrarte sin cesar
almas a otras y vaya en busca de los que no saben después de los períodos de indolencia, de los desma-
rezar, de los que luchan contra las dificultades de la yos y disminuciones demasiado fáciles de explicar,
oración y no consiguen desembarazarse de las ten- pero nunca aceptados; siempre comprobados, pero
taciones con las cuales el demonio les impide rezar. combatidos con toda la fuerza de tu corazón.
Para rezar de verdad se requiere mucho tiempo y un 37. Permite que te haga una observación respecto a
amor universal. la debilidad. Si tomas la decisión de consagrar tu
32. Jamás le darás oración suficiente a Dios, pues vida a la oración, que es mucho, que no es cosa de
ella es la materia misma de sus obras y de sus obras poco, has de contar con muchas debilidades: no ha-
maestras. Él pide siempre más. Él puede darle una cer oración por falta de tiempo, acortaría o abrevia-
cualidad divina, y se reserva a menudo hacerlo; lo ría y, lo que es peor, “simular” que la haces. Has de
que implora o mendiga de ti es la cantidad. Dame saber que todas esas debilidades carecen de impor-
cantidad en el tiempo por tu perseverancia, y canti- tancia, siempre que se las reconozca como tales, se
dad en el espacio uniéndote a otros que rezan para las lamente y repare. Tendrás que volver cada vez a
que la oración forme bloque y resulte irresistible. Tal la oración con la paciencia de la araña, que vuelve a
es la gran ley del arte de la oración. tejer su tela cada vez que la encuentra destruida. Lo
grave sería justificarte diciendo: “La oración no es
33. Permanecer en la oración es permanecer en el
para mí; es para los contemplativos”. Entonces per-
corazón de Maria, que es la rezadora por excelencia.
derías la confianza en el poder de la oración y habría
Lo sentirás si rezas mucho, si eres perseverante y
gusano en el fruto. Necesitarías, pues, una conver-
permaneces en la oración, aunque tengas ganas de
sión del juicio; no solamente una confesión de tu de-
irte. Tu pobre naturaleza tiene miedo de Dios, tiene
bilidad, sino una gracia de fuerza y el deseo de poner
miedo de la oración. Mas cuando todo va bien, tiene
de nuevo manos a la obra.
siempre la funesta tendencia a no proseguir, a dejar
la oración por las fantasías y las preocupaciones de 38. Si no dedicas tu vida entera a la oración o a la
aquí abajo. Incluso cuando tu naturaleza se encuen- influencia penetrante de la oración, de una forma u
tra feliz en la oración, siente más o menos clara- otra, no eres hombre de oración. Es preciso que tu
mente que es Dios el que triunfa y se engrandece de vida entera, tus acciones, tus palabras y tu manera
ella. A tu naturaleza no le gusta ser manejada por de ser estén consagradas a la oración.
Dios, ni siquiera en los momentos en que facilita tu 39. Pasemos ahora a la otra parte de la objeción:¿sa-
acercamiento a él. Con mayor razón cuando este bemos cuándo rezamos bien? Cuando dices: “He re-
acercamiento es penoso, el peso terreno te molesta zado bien”, es casi fatal que experimentes al punto
o te cansa más, te sientes tentado a abandonar la algo de orgullo, o por lo menos una cierta satisfac-
oración. ción de ti mismo. Por eso Dios te oculta bajo triple
34. A veces escucharás esta objeción, que roza la ilu- llave la cualidad de tu oración y las obras maestras
sión y el sofisma; se expresa más o menos en estos que de ella saca.

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40. ”No sabemos orar bien”, dice san Pablo. Sólo el 3. La oración es el comienzo del cielo en tu alma. 4.
Espíritu lo sabe. Él viene en tu ayuda, en ayuda de En la oración ves los cielos abiertos y a Jesús sen-
tu debilidad. Él lanza en ti gemidos inefables, que no tado a la derecha del Padre intercediendo por todos
puedes contar como es debido ni a los demás, ni a ti los hombres.
mismo. Y cuanto más estés bajo la acción del Espí- 5. Si decides consagrar tu vida a la oración &en-
ritu Santo, bajo el régimen de sus dones, menos lo dash;bien por vocación especial, bien porque hayas
sabrás. Tú oyes la voz del Espíritu, pero no sabes ni escuchado la llamada de Jesús en el evangelio a orar
de dónde viene ni adónde va. Sobre esto, san Pablo sin cesar-, no podrás menos de hacer una opción ra-
y san Juan se hacen eco el uno al otro. dical en este terreno; no hay un tercer camino o me-
41. Me he extendido ya mucho sobre esta impoten- dias tintas; o lo uno o lo otro; ser visto por los hom-
cia para orar. No obstante, deseo decirte todavía que bres o ser visto por el Padre. Esto interesa al nivel
para estar realmente convencido de que no sabes más profundo del corazón; no solamente al tiempo
orar, hay que pasar por todo un trabajo de los dones consagrado a la oración. Sobre esto somos expertos
de inteligencia y de ciencia, los cuales te informan a en “jugar con dos barajas”: optamos por la mirada
fondo sobre ti mismo. Si quieres penetrar en el espí- del Padre, pero al mismo tiempo deseamos que los
ritu de la oración, un buen día tendrás que decir: hombres no nos olviden demasiado, que hablen un
“No comprendo nada; no sé nada”. Entonces, como poquito de nosotros. No puedes servir a dos señores:
los apóstoles, podrás decirle a Jesús: “Señor, ensé- a Dios y al dinero, a Dios y a los hombres. Has de
ñanos a orar”. hacer una opción tajante por Dios, sabiendo que a
42. Esta petición tan simple, tan límpida, tan di- partir de ella has muerto para el mundo. Por lo de-
recta, nos ha valido el padrenuestro. Esta pequeña más, los hombres harán que lo sientas, pues tienen
oración ha suscitado, si así puede decirse, la gran una alergia despiadada a Dios. Antes de decidirte
oración, la oración por excelencia. En su forma tan por la oración, medita bien estas palabras de Jesús
breve y modesta, era ya una oración perfecta. Jesús, sobre la oración. (Mt 6,6-8); las encontrarás comen-
viendo en sus apóstoles un deseo ardiente y pro- tadas en el capítulo “Oculto”. Luego podrás pedirle
fundo de orar, comprendió que había llegado el mo- a Cristo que te enseñe la verdadera oración.
mento de enseñarles la oración definitiva. 6. Hace más de treinta años que escudriño estas pa-
43. Mas para decir a alguien: “aprende de mí”, en labras de Cristo en la oración, y tengo la impresión
cualquier orden de cosas, es necesario que hayas co- de encontrarme aún en el umbral del misterio, pues
menzado por decir: “no sé”. El que sabe no pide que estas palabras me parecen siempre nuevas y encien-
le enseñen, cualquiera que sea la disciplina de que den en mi el deseo de contemplar la mirada del Pa-
se trate. Es preciso que hayas comenzado por darte dre. Hay que confesar que no confían su secreto más
cuenta de que no sabes. En la hora actual es bastante que después de años de súplica y de oración. Por eso
difícil enseñar, porque son muchos los que creen sa- ruego al que desee hacer oración que lea ese texto
ber. Esto es aún más cierto en el ámbito de la ora- todos los días, convencido de que en cualquier mo-
ción, arte que se enseña con la práctica, y no sola- mento la mirada del Padre o de Cristo puede surgir
mente con el estudio. ¡Henos aquí ante la “nescien- en su corazón.
cia” de la oración! Son precisos decenas de años para 7. ”Tú, cuando reces, entra en tu habitación, cierra
formarse en la oración. la puerta y reza a tu Padre, que está presente en lo
secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recom-
8. ORACIÓN pensará. Al rezar no charléis como los gentiles, que
1. No confundas plegaria y oración. La oración no es se imaginan que serán escuchados por su mucha pa-
una plegaria, ni una meditación, ni una lectiodivina, labrería. No hagáis como ellos, porque vuestro Pa-
ni una lectura espiritual, ni el oficio divino, ni la eu- dre conoce las necesidades que tenéis antes de que
caristía, ni la oración a Jesús, ni el rosario, si bien la vosotros le pidáis” (Mt 6,6-8).
oración puede impregnar todas esas formas de ple- 8. Si quieres orar al modo de Cristo, debes desapa-
garia, como el aceite impregna un rodamiento de recer a los ojos de los hombres y a tus propios ojos;
bolas, o una suave música de fondo sostiene una lec- has de proceder “como una hormiga insignificante”,
tura o una conversación. Aunque esas formas de dicen los padres. Cuanto más oculto estés a los ojos
orar impregnen todas estas realidades, no se identi- del mundo, más el Padre se complacerá en mirarte.
fican, sin embargo, con la oración. ¿Qué es entonces No basta que te retires a la estancia más secreta de
la oración? tu casa (thaméïondice el evangelio; es decir, el gra-
2. La oración es como la ambrosía que embriagaba a nero de las provisiones) para estar oculto, porque
los dioses. Es mejor gustaría que definirla, pues el siempre puedes representar un personaje en tu pe-
día en que se te conceda el don de la oración, dirás: queño teatro interior; se trata sobre todo de una pe-
“Esto no tiene nada que ver con lo que he leído en regrinación al corazón, donde permaneces al abrigo
los libros”. No te queda, pues, sino pedir al Padre la de toda mirada indiscreta, comenzando por la tuya.
gracia de la oración. Nunca es rehusada; sobre todo 9. Déjate envolver por el gran silencio de Dios, como
si la pides con humildad, confianza y perseverancia. el niño está oculto en el seno de su madre; es el lado
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oscuro de la oración. No lo conseguirás a fuerza de mirada del padre, estremecido a su vez de compa-
puños, sino de suplicar y clamar a Dios. Luego está sión. El hipnotizado es apresado y cautivado por
el lado luminoso de la oración. Si no hubiera más otro; no puede librarse de su poder.
que la cara oscura, la oración se asemejaría a un 16. En este sentido, la concentración viene de Dios,
ejercicio de zen o a una meditación trascendental, en no de ti. Por eso estás totalmente descentrado de ti
la que harías el vacío en ti mismo. En la oración, lo mismo y centrado en Dios. Tienes, pues que estar
primero es la mirada del Padre que ve en lo secreto. convencido de que hay una mirada del Padre que te
10. Pero es tan difícil hacerte ver por dentro esa mi- busca. Durante toda su vida terrena, Jesús vivió en
rada del Padre como describirte el Himalaya o el Tí- comunión permanente con esa mirada (su mirada
bet si no has estado nunca allí. Lo desesperante en eterna en la unidad del Espíritu), y ha querido ha-
la oración es que se habla del cielo y de Dios sin po- certe participe de ello en la oración. Para introdu-
der jamás conectar con ellos. Habría que hacer que cirte en esta experiencia, Jesús no levantó nunca la
“tocaras a Dios en un hombre; en una palabra, mos- voz, como nosotros estamos tentados a hacerlo
trarte un santo. siempre; simplemente hizo que saliera a la superfi-
11. Si lo quieres, se puede tomar la oración por “otro cie lo que había en el fondo de su alma.
cabo”, ya que es imposible ponerte en contacto con 17. En el cuento Consolatrix afflictorum, Benson re-
ella mediante palabras, a no ser que el cielo te caiga fiere la historia del niño que pierde a su madre y que
encima -lo cual seria también una gracia del Padre- va cada tarde a la carretera a encontrar su mirada.
. Deberías entonces mirar por el lado de las disposi- Con frecuencia se siente decepcionado: “No era mi
ciones que hay que desarrollar para permitir que madre…”, hasta el día en que cruza una mirada, y
nazca la oración en ti. Pienso en las palabras de san experimenta tal intensidad de amor que se olvida de
Juan de la Cruz: “El alma no va a la oración para fa- su madre para quedar seducido por la mirada de la
tigarse, sino para relajarse”. ¿Estás convencido en lo Virgen. Hacer oración es escrutar el horizonte para
más hondo de ti mismo de que la oración es una re- descubrir esa mirada; es la única para cada uno de
lajación? Con demasiada frecuencia, para ti la rela- nosotros.
jación consiste en leer una novela o un libro, en mi- 18. La oración consiste en hacer un acto de fe en esa
rar un programa de televisión o en tumbarte en la mirada, y luego un acto de no temer y de no huir.
cama. Aceptas estar un cuarto de hora bajo la irradiación
12. No es fácil introducir en tu vida una actividad de de esa mirada, que obra a la manera de un láser.
distensión. Esa es la única manera de recuperar la Cuando miras a Cristo con perseverancia en la ora-
hemorragia de energía de la vida trepidante que lle- ción, quedas transformado en él; su imagen mística
vas. Tú te solazas con tus amigos paseando por el se imprime secretamente en tu ser interior. Recibes
campo; pues, ¿por qué no con Cristo, a condición de entonces sus cualidades y sentimientos, es decir, el
que lo consideres como un compañero de distrac- reflejo de su bondad y de su dulzura infinita, y la luz
ción? Habitualmente, ante Cristo te crees obligado a de su rostro.
adoptar un ademán serio y a concentrarte. 19. Si pudieras exponerte, aunque no fuera más que
13. La oración no es una concentración; no es un cinco minutos, o incluso uno solo, a la mirada del
partido de tenis, donde los jugadores están en ten- Padre o a la influencia del Espíritu Santo; si renova-
sión. En suelo cristiano, la concentración está pros- ras esta oración asidua, de día y de noche, veinte o
crita. Sin embargo, hay hombres que. al cabo de una treinta veces, llevaría a cabo en lo más hondo de tu
hora de oración, están muertos de cansancio; por- mentalidad, de tu corazón, de tu carácter y de tu
que se las componen muy mal: hacen oración con su comportamiento un cambio fundamental. No es fá-
materia gris más que con su corazón. cil que tú mismo adquieras conciencia de ello; pero
14. Teresa de Lisieux vivía en una época en la que se los que están cerca de ti podrán advertirlo sin difi-
descubrió el magnetismo, y decía: “Quisiera ser cultad.
magnetizada por Cristo”. Creo que estas palabras 20. Sólo tienes que abandonarte al resplandor del
sobre el hipnotismo son una buena comparación de Padre, al poder de Cristo o al influjo del Espíritu. A
la oración. El que hipnotiza debe concentrarse. La veces pagas muy caro ir a ver un espectáculo en el
tentación es concentrarte de esa manera cuando es- que permaneces con el aliento suspendido por espa-
tás ante el santísimo y te quejas de tener distraccio- cio de tres horas. El actor te fascina con su arte y
nes. ¡Felizmente! Lo peor sería salirte con la tuya. aleja de ti toda distracción. En la oración, sé un buen
Por eso me inquieta el éxito de los métodos orienta- espectador y déjate conmover por Dios. De esa ma-
les, pues son lo antagónico de la verdadera oración nera la oración no cansa; es todo lo contrario de
cristiana. cuanto sucede a los contemplativos hindúes o tibe-
15. El que es hipnotizado debe concentrarse y aban- tanos. Un contemplativo cristiano “experimenta” la
donarse en manos de otro. En la oración se trata de presencia, el trabajo y la acción de otro.
dejarte hipnotizar por la mirada de Dios, a la ma- 21. Eva Lavalliére era una gran artista; fascinaba a la
nera como el hijo pródigo se sintió conmovido por la multitud. Hacia los cuarenta años experimentó un

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“pentecostés interior”, y el Espíritu Santo se la vino Ahora, cuando rezas, hablas con Dios cara a cara,
encima; se convirtió y acabó sus días en la oración y como un amigo con su amigo. El descubrimiento del
la penitencia. Estaba habituada al baile, al teatro y a Dios personal purifica tu oración de la imaginación
las recepciones. Un día, hablando del santísimo sa- y de las especulaciones abstractas y la hace penetrar
cramento, dijo: “Hoy mi teatro es esto”. Cristo llega en el centro de una comunión viviente e íntima. Al
mucho más adentro de lo que pueda hacerlo la sen- concentrarse interiormente en la mirada del Padre,
sibilidad. Toma la música que más te impresiona, tu oración deja de ser una “llamada en el espacio”
que te hace contemplar sin necesidad de concen- para convertirse en un diálogo: el espíritu se recoge
trarte, por ejemplo la Novena sinfoníade Beethoven. y se pone a la escucha del Padre.
Ponla veinticinco veces seguidas, y pronto conoce- 26. Sólo el que tiene experiencia de ello puede com-
rás la “noche de los sentidos”, hasta el punto de no prender lo que es esta oración cara a cara. Presientes
poder soportarla más. que hablas con alguien y que ese alguien te res-
22. Con la oración es completamente diferente; no ponde. Como dice el salmista, podrías “pasar noches
puedes cansarte nunca. Entre los bienes sensibles y enteras hablando con él” sin nunca cansarte, incluso
los bienes espirituales existe una gran diferencia. Un aunque, en algún momento, ese diálogo no tenga
bien sensible, cuanto menos se lo tiene más se lo precisión de palabras y termine en el silencio. Es la
desea. En cambio, los bienes espirituales, cuanto cima de la oración, que consiste en una simple mi-
más se los tiene más se los desea, porque suscitan en rada del Padre a nosotros y de nosotros al Padre. Era
nosotros una sed de infinito. En su Vida de Moisés, la oración del tío Chaffangeon, al cual el Cura de Ars
san Gregorio de Nisa dice que “la visión de Dios no le preguntó qué hacía en los largos ratos que pasaba
es otra cosa que el deseo de Dios”. Cuanto más un en el banco del fondo de la iglesia: “Él me ve y yo le
hombre “ve” la mirada del Padre en la oración más veo, y los dos somos felices juntos”.
desea orar. 27. Cuando entras en la oración cara a cara, es el
23. Cuando santa Teresa de Ávila habla de la oración principio de la eclosión en ti de la “imagen de Dios”.
a las carmelitas, les dice prácticamente esto: “No os Es también el principio de la oración pura del cora-
pido tanto que miréis a Cristo en la oración como zón. El Padre se te manifiesta en una comunicación
que toméis conciencia de que él, vuestro esposo, no inmediata “cara a cara”. Normalmente esta revela-
cesa un instante de miraros”. Hacer oración es to- ción se le otorga al hombre en la oración. En su reali-
mar conciencia de que Cristo desea y espera tu ora- dad profunda, esa oración es la energía de Dios
ción como la vuelta de la criatura al Padre. Una vez mismo, que actúa en el interior del hombre. Es in-
que has entrado a él por la oración, Dios desea que dispensable -empleando los términos del staret Si-
no salgas jamás. “Así, la oración verdadera, que ha louane- que Dios, él primero, nos busque y se mani-
conseguido responder al deseo benévolo de Dios, fieste a nosotros
debe seguir secretamente en el fondo de tu corazón 28. La oración comienza a partir del momento en
mediante un intercambio de palabras una vez que que entrevés la mirada del Padre que ve en lo secreto
has dejado el lugar de la oración”, dice el padre -mirada fascinante y fugaz-, pero que continúa me-
Mata-el-Maskine, que ha sido higoumeno del mo- diante una toma de conciencia más profunda aún:
nasterio de San Macario, en el desierto de Escetes “Pues el Padre sabe lo que necesitas antes de que se
(actualmente es ermitaño en una gruta de Wadi-el- lo pidas”. En un instante comprendes que cada
Natroum). acontecimiento de tu vida está dispuesto por la
24. Los que han gustado esta mirada atenta y bené- mano benévola y atenta del Padre, que vela por ti y
vola del Padre no pueden olvidarla jamás; saben que no permitirá que caiga de tu cabeza un solo cabello
esta experiencia viviente no depende de su buena sin su permiso. ¿Por qué cansarrte en pedirle lo que
voluntad; pueden esperarla, desearla y hasta pe- necesitas, cuando él lo sabe infinitamente mejor que
dirla, pero viene de arriba como un don gratuito del tú? Esto no significa que debas detener tu oración;
amor de Dios, mientras que las experiencias de or- seria contrario al consejo de Cristo, el cual te invita
den puramente intelectual dependen de las aptitu- a permanecer, a perseverar, a orar sin cesar. Por eso
des naturales del hombre y de su voluntad de actua- el objeto de tu oración no puede ser más que una
lizarlas. La experiencia viva de la mirada del Padre pura súplica indefinidamente prolongada: “Hágase
depende esencialmente de su beneplácito. Cada vez tu voluntad en la tierra como en el cielo”.
que acudes a la oración has de saber que el Padre te 29. Cuando hayas hecho un acto de fe bajo esta mi-
espera y desea mostrarse a ti con el fulgor espiritual rada del Padre, todavía te queda por hacer un acto
de su mirada. Experimenta una gran alegría sobre de no temer y no huir. Hay en ti un miedo indebido
todo al verte volver a él en la oración. de Dios; pues si te niegas, temes que este amor te
25. Cuando percibes la mirada del Padre en la ora- obligue a la fuerza. Mira cómo se dirige Cristo a me-
ción, penetras en un encuentro personal con él, y tu nudo a sus discípulos diciéndoles: “No tengas
orientación a Dios reviste un carácter profunda- miedo, no temas, soy yo”. Estás hecho de tal manera
mente personal. Hasta entonces tu oración consistía que, desde el momento en que Dios se acerca a ti, tu
en hablar con Dios sin saber bien adónde se dirigía. ser se eriza de miedo. Pero no debes temer, porque
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Cristo está ahí, presente en la totalidad de tu exis- 37. Si quieres encontrar modelos de auténticos con-
tencia, y el Padre sabe y ve en lo secreto lo que nece- templativos, no te fijes demasiado en los sufíes o
sitas, lo mismo para la salud que para la vida, el ali- hindúes; mira a tu perro; él te esclarecerá de una
mento y el vestido. manera más sencilla y concreta sobre lo que Dios es-
30. En lugar de crisparte con tus miedos, deja que la pera de ti, que es muy sencillo, pero también muy
mirada del Padre te calme, y al mismo tiempo des- humillante. Es verdaderamente humillante ser un
piértate a la ternura de su rostro. No te concentres pobre perro, que no puede hacer nada para salir de
para guardar el control de tu vida. Aprende a sere- la situación: no puede más que esperar, echarse ante
narte y a abandonarte en las manos del Padre. Lo la puerta y gemir. No tiene ninguna otra posibilidad
mínimo que hagas en este sentido te colmará de paz de distraerse, mientras espera la vuelta de su amo;
y de alegría. sólo le queda aburrirse. Pero ¡qué alegría cuando la
puerta se abre! Su larga espera se ve recompensada.
31. Cuando un barco atraviesa el canal de Suez, el
capitán debe ceder el timón al piloto. De la misma 38. Lo mismo pasa contigo durante la oración. La
manera, no seas el dueño de tu conducta, sino aban- primera actitud que depende de ti es dedicar a la
dona el sentido de tu existencia en las manos del Es- oracción un tiempo suficientemente prolongado
píritu Santo. Él te conducirá con seguridad, sin pa- para que el Padre pueda convertirte. La segunda ac-
sos en falso, hacia el Padre en compañía de Jesús. titud será invocar el nombre del Padre. Como el ser-
vidor fiel espera la vuelta de su amo, espera que el
32. En la oración, con frecuencia centras tus esfuer-
Padre se digne posar en ti su mirada… ¿Eres tú de
zos en una batalla de detalles técnicos; sin embargo,
los que no han encontrado nunca esa mirada? Como
todas las respuestas técnicas se estrellan contra ese
los israelitas, puede que tengas miedo de ese gran
nivel profundo, en el que no deseas dejar hacer al
fuego y de esa llama que podría devorarte (Dt 5,25s).
Padre, abandónate en sus manos. Entonces haces
Entonces te queda la voz y el nombre de aquel que
como la Marta del evangelio: te agitas y hablas mu-
te ha hablado en ese gran fuego.
cho sin dejar que el Padre diga una sola palabra.
39. Si aún no has “visto” el rostro del Padre en la
33. Esto que te digo es el fin último de la oración y
oración, te queda establecer tu mansión en la invo-
de la vida eterna. Lo que harás un día en el cielo has
cación de su santo nombre. Por dos veces el apóstol
de hacerlo desde el presente: dormirte en brazos de
Pablo recuerda que en la oración el Espíritu susurra
Dios para despertarte en su ternura. Tal es la doc-
constantemente en tu corazón de bautizado la santa
trina de los padres népticos (nepsis, despertar) en-
invocación: “¡Abba, Padre!” (Rom 8,15; Gál 4,5). La
tre los orientales. Para ellos somos todos personas
invocación Padre era sin duda la oración incesante
“dormidas”, y nuestro corazón ha de despertarse por
del mismo Jesús en su lengua materna. De otra ma-
la oración a Jesús. Cuando se despierte, podrá bro-
nera, ¿cómo iba a susurraría en ti el Espíritu de Je-
tar la oración del corazón.
sús? Recorre el evangelio, y te convencerás de que el
34. Es un esfuerzo para no esforzarse. Ello supone recuerdo del Padre estaba constantemente en el co-
que la oración no se despliega solamente en el área razón y en el pensamiento de Jesús, lo mismo que su
de la inteligencia o de la voluntad, sino sobre todo nombre lo estaba en sus labios. Tanto cuando oraba
en el plano del corazón. ¿Lo crees y aceptas de ve- a solas en la soledad de la noche como cuando lo ha-
ras? El mayor enemigo dentro de ti mismo es de- cia en medio de la multitud al realizar sus milagros
cirte: “Todo eso está muy bien; pero hay otras cosas (cf Jn 11,4142), Jesús invocaba siempre el nombre
que hacer”. Entonces te agitas y haces ruido para es- de Dios su Padre. ¡Abba! fue su última plegaria en el
capar a la mirada del Padre y de Cristo. jardín de Getsemaní y su último grito en la cruz (Mc
35. Debes ser honesto y no buscar más que a Jesu- 14,36; Lc 23,46). No obstante, Jesús tenía sin cesar,
cristo y la mirada del Padre; consentir en no tener en el fondo del corazón, la visión cara a cara de la
más que hacer que dejarte poseer por Cristo, porque mirada del Padre. La invocación de su nombre le
no hay nada más importante. Nada debe entrar en mantenía de continuo en comunión con él. Si deseas
competencia con la mirada del Padre, que te quiere ser un verdadero hombre de oración, fija tu mirada
en la dulzura infinita de su amor (encontrarás una en Jesús; él te enseñará a invocar el nombre del Pa-
continuación de esto en el capitulo “La mirada de dre, y un día lo contemplarás.
Jesús”, art. 27). 40. Todo esto es una invitación a hacer de esta invo-
36. ¿Deseas una imagen del contemplativo cristiano cación: “Abba, Padre”, el centro mismo de tu vida de
que no está “concentrado” en si mismo, sino fuera oración, a repetirla incesantemente como tu oración
de él y vuelto hacia Otro? Contempla el perro que predilecta, a tenerla de continuo en tus labios, en tu
espera la vuelta de su amo. No se concentra, no tiene mente y sobre todo en tu corazón. Al hacerlo, no sólo
necesidad de ello; se aburre, gime, mira a la puerta imitarás a Jesús en su vida y en su comportamiento
y, al menor ruido, está presto a lanzarse, como dice exterior, sino que tendrás parte en lo que hay en él
Jesús: “Dichosos los servidores que velan esperando de más íntimo y que es el centro de su vida de rela-
la vuelta de su señor”. He ahí la imagen del contem- ción con el Padre y con los hombres.
plativo cristiano.
29
41. Al repetir con él y en pos de él “¡Abba, Padre!”, Era breve, pero ofrecía la ventaja de tener raigambre
penetrarás en los secretos más recónditos de su evangélica y estructura trinitaria, lo cual es, natural-
“vida interior”, sobre todo en el secreto de su expe- mente, la cima, el fin y el camino de toda vida cris-
riencia de ser uno con el Padre a la vez que su Hijo tiana, puesto que el hombre está llamado a entrar y
amado, sin cesar cara a cara con él y hablándole permanecer en la comunión de los tres: “Padre, en
como un hijo con su “papá querido”. Tu corazón se el nombre de Jesús, dame tu Espíritu”.
transformará poco a poco en el de Jesús. Con Jesús 46. No creo que sea útil comentar esta invocación en
y en Jesús ofrecerás al Padre el homenaje de tu ora- el plano espiritual. Si la recitas durante mucho
ción, de tu súplica y de tu adoración. tiempo cada día (y si es para ti), muy pronto el Espí-
42. Más que ninguna oración, el “Abba, Padre” te ritu Santo te confiará el secreto. Por el contrario, hay
hará participar de esta vida secreta del Padre y del que insistir absolutamente en la duración y la perse-
Hijo, de su mirada eterna en la unidad del Espíritu. verancia en esta invocación. Yo la he repetido años
“Abba, Padre” será tu respuesta incesante a “Tú, mi y años, como la música de fondo de todas mis ora-
hijo querido” que el padre pronuncia sobre ti en el ciones; algo así como la oración a Jesús, a la cual es
Hijo único desde toda la eternidad. Ésa será también afín esta invocación. Quiero decir que la he recitado
tu respuesta más verdadera a la llamada que se alza material y mecánicamente con la certeza en lo más
de tu mismo corazón, hecho por Dios, hecho para hondo de mí de que era mi “morada”. A veces me
Dios, y siempre insatisfecho mientras no hayas en- basta decirla una decena de veces para entrar en
trado en la gloria del Padre. Esa, en fin, será tu res- oración; en otros momentos ocupa todo el campo de
puesta a la llamada que te llega de la creación entera, la oración y teje una tela de fondo de ella. Entonces
a través de todos los seres, de todos los aconteci- la gracia de la oración es permanente, no importa lo
mientos de la historia y de todos los contactos hu- que se haga o lo que se diga. No existe proporción
manos, puesto que en todo y a través de todo es alguna entre la invocación que se hace y el efecto
siempre Dios, el Padre omnipotente, el que se acerca producido en nosotros; cuanto más se la pronuncia
a ti y mendiga tu amor. al ras de las margaritas, más garantías presenta de
43. ”Abba, Padre” es la expresión sacrosanta que encender en nosotros el fuego de la oración del co-
abre las puertas de la eternidad, la del santuario más razón, muy por encima de la inteligencia y de la vo-
íntimo, de la cripta secreta del alma, y te guía hasta luntad. Para ser más completo, me queda por decir
el misterio más recóndito de Dios en el fondo de ti, que por poco que entres en esta forma de oración, el
secreto mantenido oculto a las generaciones sucesi- Espíritu Santo no te dará reposo hasta que se haya
vas de los hombres hasta que vino a la tierra el adueñado de toda tu vida. A veces tengo el presenti-
mismo Hijo de Dios manifestado como hijo del miento de que debería consagrarme a ella total-
hombre. mente, por encima de todas las ideas, imágenes e
impresiones.
44. Cada uno tiene su manera de entrar en oración.
A veces te colocas directamente bajo la mirada del 47. Si cambias sin cesar de fórmula, jamás te con-
Padre sin hacer esfuerzo alguno para lograrlo; fiará su secreto; como la planta que debe echar raí-
cuanto más avances en la oración, más natural te re- ces durante mucho tiempo en el suelo para desarro-
sultará esta actitud. Pero pienso también en los que llarse. Casi me atrevo a decirte que importa poco la
dan los primeros pasos en la oración e intentan po- fórmula, con tal que esté en consonancia con tu de-
ner en marcha el motor. La mayoría de las veces ten- seo profundo, es decir, con tu vocación propia y que
drán que recurrir a la invocación del nombre, y a ve- te sea dada. Se verificará con el tiempo y mediante
ces habrán de prolongarla hasta el final de la oración los efectos producidos en ti, siendo el principal in-
antes de encontrarse bajo la mirada del Padre. In- troducirte en la oración bajo la mirada del Padre.
tenta encontrar la invocación que sintonice con tu También está el amor de los enemigos y la oración
nombre y con tu misión. Igual que los radioaficiona- por el mundo.
dos intentan captar Radio Moscú a fuerza de tan- 48. Mas si no te decides por ninguna expresión o si
tear, así has de proceder tú durante meses, incluso a prefieres entrar en la vía regia del evangelio orando
veces durante años, para captar la estación emisora: como Jesús te lo ha enseñado, recita el padrenues-
el corazón del Padre. Mas cuando estés con él, lo sa- tro. Comienza diciendo: “Abba, Padre”, hasta el mo-
brás todo. mento que sepas interiormente que es verdadera-
45. Déjame decirte lo que me ocurrió hace unos mente tu Padre porque verás su mirada de amor. O
veinte años, mientras hacia los ejercicios espiritua- atente a la primera invocación; en ella se contiene
les de treinta días. Me estaba preparando y oraba todo el misterio de la oración: “Padre, santificado
con vistas a adoptar una orientación espiritual. Ha- sea tu nombre… Date a conocer como Dios”. Es
bía escogido como libro de lectura los escritos espi- como si dijeras: “Muéstranos tu rostro de Padre”.
rituales del bienaventurado Pedro Fabro. Cuando Puede que no sigas adelante con el padrenuestro;
menos lo pensaba, al leer una nota al pie de página, pero si el Padre te permite “reconocer” su rostro, ha-
caí en la cuenta de una invocación que había sido la
oración familiar del discípulo preferido de Ignacio.
30
brás realizado el deseo de Jesús, y sobre todo le pro- y hace de él el elogio más hermoso que Dios puede
porcionarás una alegría, porque rezarás como él te hacerle a un hombre: “He ahí un verdadero israelita,
lo ha mandado. en el que no hay dolo” (Jn 1,47). Es la respuesta de
Jesús a Natanael, que había confesado su divinidad.
9. LA MIRADA DE JESÚS Entonces Natanael queda vencido; se siente fasci-
1. Si es primordial hacer un pacto con la verdad para nado por la mirada de Jesús, y lo estará siempre.
que la oración pueda producir en ti sus efectos, sin Cuando un hombre se sitúa de veras ante Jesús, él
embargo, has de estar persuadido de esto: sólo la puede salvarle.
mirada de Cristo puede penetrar hasta el fondo de 9. Insisto en esta pureza y en esta verdad como con-
tu corazón y revelarte a ti mismo en la medida en dición para que Cristo pueda ejercer su poder de fas-
que puedes soportarlo hoy. cinación. Las personas retorcidas a las que no les
2. Significa esto que la oración, si es auténtica, será gusta la luz y están sumergidas en la mentira corren
el lugar privilegiado en el que podrás dejar que peligro de no soportar su mirada. La impureza es tan
Cristo te mire tal como eres. Más todavía: te verá en peligrosa porque envejece nuestros corazones y los
lo más hondo de ti. Para comprender esto es preciso endurece, haciéndolos progresivamente incapaces
que consideres sin cesar qué es la oración: una bús- de amar…, a no ser que en medio de la impureza ex-
queda incansable de la mirada de Cristo o del Padre, perimenten la nostalgia de la pureza, como Maria
que sea una verdadera experiencia personal de esta Magdalena, Dimitri Karamazov y tantos pecadores.
mirada. 10. Es éste el punto neurálgico en el que se lo juega
3. Ello me autoriza a decirte que “hacer oración o uno todo: endurecerse o no. He ahí el pecado funda-
buscar a Dios es ver al que te ve”. 4. Recuerda la ex- mental de la Biblia: “Si oís mi voz, no endurezcáis
periencia de Silouane del Athos. Permaneció meses vuestro corazón”. Si te dices: “Aprovechemos la vida
y meses en la oración a Jesús: “Ten piedad de mí, sin rompemos la cabeza”, eso es más fatal que una
pecador”. Así oró durante mucho tiempo, derra- multitud de abrumadoras debilidades. Mientras ves
mando lágrimas sin fin; pero su grito se perdía en el en el fondo del corazón un sufrimiento y un grito,
silencio de Dios (aún no había experimentado la mientras gimes por no ser inocente, te libera la mi-
oración cara a cara). De pronto un día, abrumada su rada de Cristo, que traspasa tu infortunio y tu deseo:
alma por la desesperación, le gritó a Dios: “Eres “Cuando estabas bajo la higuera, yo te vi”. Jesús lee
inexorable”. Fue preciso que descendiera hasta allí en los corazones, y por el hecho mismo formula un
para convertirse. primer juicio; porque muchos son felices de quedar
5. ”De repente, en un destello instantáneo, vio a al descubierto: los que claman a él como a su salva-
Cristo vivo. Su corazón y su cuerpo quedaron inva- dor; pero hay otros muchos que no lo son ni lo quie-
didos por un fuego de tal violencia que, de haber du- ren a ningún precio, como los fariseos y los doctores
rado la visión un instante más, no hubiera podido de la ley.
sobrevivir a ella. Desde entonces, jamás pudo olvi- 11. Cristo ve el fondo de nuestros corazones; pero no
dar la mirada de Cristo; mirada de una dulzura in- condena, porque él es inocente. Claramente se lo
decible, infinitamente amorosa, rebosante de ale- dice a la mujer adúltera: “Yo (que no tengo pecado),
gría y de paz. Y en el curso de los largos años de su tampoco te condeno”. Uno de los mayores sufri-
vida que transcurrieron después atestiguó incansa- mientos de la vida corriente, aunque no se tenga
blemente que Dios es amor, amor infinito e inson- conciencia de ello, es tener que tratar con pecadores
dable” (archimandrita Sofronio, Staretz Silouane). y serlo uno mismo; en otros términos, con corazones
6. El que un día ha visto la mirada de Cristo cruzarse duros: tus amigos, tus hermanos, tus padres y tus
con la suya y traspasar su corazón, jamás puede ya hijos tienen el corazón duro, y tú amas con un cora-
olvidarlo. No tiene necesidad de que se le instruya zón duro. Por eso dice Cristo: “Vosotros, aunque sois
sobre la oración, porque está sumergido dentro malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos”. Tú
como en un fuego. Pero ¡qué raro es ese cruce de mi- das cosas buenas, pero eres malo; y tus hijos, que a
radas! Demasiados hombres evitan la mirada de su vez son malos, lo advierten muy bien. La dureza
Cristo, incurriendo en pecados de superficialidad. de cada uno sirve de justificación a la dureza del
otro, lo cual es exactamente el régimen de infierno
7. A veces se dice de un santo que tiene “ojo”. Pues bosquejado por Jean-Paul Sartre. ¿Cómo encontrar
bien, ese ojo es el de Cristo. Cuando un hombre se seguridad en tales condiciones en nadie? Esta inse-
encuentra en presencia suya, es desnudado hasta lo guridad enriquece hoy a psicólogos y magos; pero en
más íntimo. Jesús lo adivina todo y lo hace sentir. el mejor de los casos, sólo pueden atenuar las cosas;
8. Es lo que ocurrió con Natanael. Desconfiaba él de no pueden curarte.
Nazaret como de un lugar de perdición, del que era 12. Ahí es donde interviene el segundo secreto con el
imposible esperar nada bueno, y menos el mesías. que Cristo te atrae y te cautiva: sientes que es bueno;
Naturalmente, desconfía también de Jesús. Mas él o, para ser más preciso, misericordioso. Eso es lo
le dice: “Te he visto bajo la higuera”. De golpe pene- que le distingue de los que poseen el don natural o
tra en el secreto de pureza y de verdad de Natanael, adquirido de penetrar en el fondo de los corazones;
31
porque también el demonio, y más que ellos, prac- invadiera totalmente, serias consumido por el amor.
tica la psicología de lo profundo. Lo único que ellos Por eso va despacio y lentamente, difundiendo en
no pueden ver en ti es la presencia de Dios y de su todo tu ser un calor dulce que te dará un gusto anti-
Espíritu Santo. Ahora bien, el que no es morada del cipado del cielo. Eso es la oración.
amor de Dios, aunque tenga el poder de leer en los 17. Otras veces, para designar exactamente la misma
corazones, lo hace a la manera del demonio. realidad, habla del agua, que parece lo contrario del
13. Al contrario, Cristo es capaz a la vez de traspa- fuego: el agua refrescante te curará tu fiebre (un
sarte de manera despiadada y de perdonarte sin lí- fuego refrescante y un agua ardiente). “Si alguien
mites; su misericordia no es solamente la bondad o tiene sed, que venga a mí y beba; yo le daré el agua
la indulgencia más o menos cómplice que tú ofreces viva. Porque el que beba el agua de la samaritana (la
a menudo con ese nombre y que reclamas también de la dicha humana) seguirá teniendo sed; en cam-
de los demás. Cristo no es “atento”; son los “Clubes bio el que beba del agua que yo le dé no volverá a
Mediterráneo” los que son “atentos” siempre. tener sed, y esa agua se convertirá en él en manan-
Cuando se lee en los corazones, no se es atento ni tial que brota hasta la vida eterna”. Así Jesús te
complaciente. Pero sólo entonces el amor comienza abrasa y te quita la sed a la vez. Cuando puedas decir
a ser un fuego devorador y la misericordia te descon- con san Ignacio de Antioquía: “Siento en mi un agua
cierta. Cuando te sientes del todo desnudado, de- viva que murmura: Ven hacia el Padre”, sabrás que
nunciado en lo que más odioso eres (como me decía has recibido el don de la oración.
un joven drogado convertido)…, y al mismo tiempo 18. Así pues, el misterio de Jesús es fascinante por-
infinitamente amado, para resistir esa mirada debes que es un misterio que alimenta, refresca y quema.
blindarte poderosamente. Eso es cometer el gran Hay en él todo lo que puedes desear, todo lo que te
pecado del que habla la Biblia: endurecer el corazón. hace perder la cabeza cuando lo buscas con impa-
14. Así comienza la seducción de Cristo; sólo es un ciencia o lo mendigas en fuentes envenenadas.
comienzo, pero es ya algo enorme. Yo digo que si se Fuera de Cristo, todo el mundo pierde la cabeza;
lee en los corazones (cardiognosis) sin ofrecer el simplemente hay diversas maneras de hacerlo. Mira
amor de Cristo, se realiza una obra demoníaca. In- la cabeza de los que se drogan, juegan a la ruleta o a
versamente, ofrecer el amor de Cristo sin penetrar la bolsa; verás que son siniestros. No es extraño: be-
en el secreto de los corazones no cuesta gran cosa; ben el agua que no calma la sed.
es una especie de cartomancia. Cristo saca a la luz tu 19. Sólo los hombres de oración son verdadera-
capacidad de traición, y en esa capacidad de traición mente dichosos, porque han encontrado en la mi-
te ama, de la manera como amó a Pedro y a Judas. rada de Cristo todo lo que andaban buscando. Ver a
Visto así, el mundo te condenaría, comenzando por Cristo o percibir en su corazón la dulzura del Espí-
ti mismo. Pero Jesús, en esta misma luz, no te con- ritu es siempre la oración por fuera y por dentro. Así,
dena. Para resistir semejante amor hay que haber cuando Silouane ve el rostro de Jesús, siente que la
cometido el pecado de la suma gravedad, del que he gracia del Espíritu Santo se enciende en él.
hablado, y que se llama endurecerse.
20. Jesús se presenta ante nosotros diciendo: “Todo
15. La oración comienza a partir del momento en lo que buscas lo tengo yo y hasta lo soy yo. Yo soy el
que consientes que Cristo te mire y te ame tal como camino, la verdad y la vida. Tú buscas la intensidad,
eres. Mientras no hayas visto esa mirada, no sabes la grandeza y la exaltación; yo soy la intensidad y el
nada de Cristo ni de ti mismo. Hay una tercera di- infinito. Tú buscas la felicidad; yo soy su fuente. Fi-
mensión del secreto de la seducción ejercida por nalmente, buscas el amor, y adviertes que ‘sin amor
Cristo, la más importante y fascinante (y que, por lo no hay absolutamente nada’. Pues bien, yo soy el
demás, controla a las dos primeras): apenas te pones amor: ‘El que tenga sed, que venga a mi y beba’ “.
en contacto con él, presientes que hay en él una ¿Cómo resistirse? Sobre todo si la invitación va
fuerza, una potencia, una realidad misteriosa, de la acompañada de los signos de su potencia y viene de
que él habla en parábolas. Brota de él como de una ese “ojo” que te taladra y que llega a la vez a lo que
fuente. Irradia de su rostro como un fuego. Es el se- de mejor y de peor hay en ti. Ves hasta qué punto la
creto mismo de la oración. oración es la única fuente verdadera de la felicidad.
16. Para aproximarse a esta realidad misteriosa, Cuando se ve hasta qué punto los hombres todos
Cristo habla de un fuego: “He venido a traer un mueren de hambre y de sed, no se puede por menos
fuego a la tierra; ese fuego está en mi; yo lo poseo en de desear que su mirada se cruce con la de Cristo en
plenitud; vosotros sois desgraciados porque no lo la oración.
poseéis. He venido a meter ese fuego en vuestros co- 21. Así pues, Jesús no es primeramente un hombre
razones, y ¿qué otra cosa deseo sino que se en- que vive entre nosotros -aunque también es eso-; ese
cienda?” Cuando Cristo mira a Silouane, su cuerpo hombre tiene el poder de despertar en ti un deseo
y su alma se sienten invadidos por ese fuego; y, como que tú no osas siquiera formular y que, en el fondo,
en Teresa de Lisieux, de haber durado un instante es el deseo de la vida eterna. Mas la vida eterna es
más, no hubiera podido sobrevivir a él. Tú haces que conozcas al Padre y a su enviado Jesucristo; es
oración para que ese fuego se encienda en ti. Si te el cielo que comienza a germinar en tu alma. Ves
32
también qué es la oración: un gusto anticipado del que tú eres la fuente; al contrario, declararás: “Yo no
cielo mientras te encuentras aún en la tierra. La ora- soy la fuente; ella es más grande que yo. Ella me in-
ción pertenece al orden del fin último, o sea el cielo. vade, me inunda, se desborda de mi corazón, me
22. Tu apetito de vivir es ilimitado; sin embargo, te anega; yo te la brindo. Yo estoy inundado; ¿quieres
asfixias porque no esperas. Entonces te resignas -lo fundirte conmigo? Silo quieres, haz como yo: come
cual es la virtud más anticristiana-; te resignas a no la carne de Cristo, bebe su sangre y sobre todo haz
conocer la vida verdadera y la intensidad que pre- oración.
sienten los jóvenes. Decía Dostoievski: “Dame una 27. El rostro de Cristo debe animarse para ti: dos
vida, dame dos vidas, dame tres vidas, no me bas- ojos que miran, una boca que habla y un corazón que
tará aún; necesito la vida eterna”. Aunque pudieras ama. Se trata de un don de Dios; no hay receta. Sin
vivir mil años, no te bastaría aún, porque deseas la embargo, todos los hombres espirituales lo atesti-
vida eterna; es decir, una vida que merezca ser guan: hay que buscar para que el rostro de Cristo se
eterna por su intensidad y novedad; una vida que anime para ti, y eso sólo puede ser obra del Espíritu
pueda durar miles de siglos sin sentir jamás hastío. Santo.
23. He ahí lo que deseas secretamente, en el fondo 28. Un día has sentido pasar ese soplo por tu vida y
de ti mismo, porque estás hecho para eso, a imagen tu mirada se ha cruzado con la de Jesús; si no, no
del Dios infinito. El gran pecado es no esperar y for- estarías aquí. Desde ese día, Jesús ha dejado de ser
jarte una razón. Hay otros pecadores que buscan lo un ser abstracto para ti y no tienes ya más que un
que sea y como sea. Sienten náuseas de la sociedad deseo: encontrarlo en la oración.
de consumo (aunque se aprovechan de ella), porque 29. Pero luego el mar se retira y el soplo cesa. Como
no sólo no da el infinito, sino que ni siquiera cree en dicen los padres, nos deja la gracia. Tu situación es
él, y sobre todo insta a no pensar en él. Si tú deseas entonces dolorosa, pues gimes a Cristo, como Adán
el infinito, comienza a hacer oración cada día; ella te arrojado del paraíso. En ciertos momentos incluso,
dará un anticipo o por lo menos el presentimiento, y eso (la oración) no te dice nada o muy poca cosa.
ya no podrás prescindir de ello. ¿Cómo arreglárselas para que ese encuentro no
24. Cristo se presenta, pues, ante ti como el que po- caiga en el olvido, no a la manera de las Magdalenas
see el secreto del infinito y la llave del reino de los de Proust, sino a la manera de la Biblia? “Recuerda
cielos. Tómate la molestia de examinar site promete todo lo que te sucedió cuando el rostro de Cristo
la luna o el sol de la felicidad. Tu pecado es no inte- tomó carne ante tus ojos”. San Juan Crisóstomo dice
rrogarte. Hace dos mil años que existe Cristo resuci- que en el momento del bautismo somos iluminados
tado y los testigos de Cristo, espejos del sol de justi- por la gracia del Espíritu Santo, pero que muy
cia y de santidad; no importa que mires al sol direc- pronto se hunde en el fondo del ser y nos apresura-
tamente o a través de un espejo; a veces es preferible mos a olvidarlo. Un catecúmeno me ha hecho re-
lo último para no cegarte. El único temor es que sea cientemente la misma observación.
un espejismo:¿ofrece la Iglesia el sol o la luna? No 30. Para recordarlo, cuando todo va bien corres pe-
debes zanjar esta cuestión a la ligera; pero tampoco ligro de no preocuparte. Cuando el cielo se abre, di-
hay que ignorarla a la ligera. Si realmente le haces la ces como los apóstoles: “¿No ardía nuestro cora-
pregunta a Cristo, diciéndole que se trata de una zón?” Pero cuando todo ha terminado, corres peli-
cuestión de vida o de muerte, él obligatoriamente gro de sentirte culpable, porque todas las tendencias
debe responderte. Entonces sabrás lo que es la ora- reprimidas en ti se desencadenan. Me dan ganas de
ción. decirte: “No te conoces . Justamente en el momento
25. “Si alguien tiene sed, que venga a mi y beba”. en que no te sientes culpable porque Dios está allí es
Cristo se le mostró a Pablo; Pablo creyó en él, fue y cuando corres el riesgo de serlo más. En cambio, en
bebió en la fuente del corazón de Cristo. Después de el momento en que te sientes miserable, pobre y pe-
beber en la fuente de fuego, comenzó él a su vez a cador, es cuando menos lo eres a los ojos de Dios,
manar, y regó también…; es lo que se llama “irra- porque él tiene compasión de ti. Tu única salida es
diar”. Se les ha dicho a los cristianos que irradien su clamar a Cristo diciendo: “Jesús, ten compasión de
fe; pero eso no se hace a discreción. Se irradia sin mi”. Haz tuyas las palabras de Silouane en las La-
hacerlo expresamente, cuando se está saturado, mentaciones de Adán.
como Moisés al bajar del monte Sinaí tenía que po- 31. Sabe que el miedo puede disgustar a Dios en los
nerse un velo en la cara. Inevitablemente se des- primeros momentos en que se revela a ti. Pero es
borda; es un contagio, que lleva sin interrumpirse una falta oculta, invisible; una omisión que sólo el
miles de años. Cuando sales de la oración, el cutis de Espíritu puede manifestar. Desagradas a Dios por-
tu rostro debería estar penetrado por la gloria del re- que te complaces en su gracia, creyendo que eso
sucitado que se apareció a Pablo en el camino de Da- viene de ti, de tus méritos o de tu piedad. También
masco. puedes desagradar no llegando hasta el final del don
26. Si eres loco por Cristo, engendrarás locos por de ti mismo. Te instalas confortablemente en el sen-
Cristo; si sediento, te convertirás en fuente; si ham- timiento de ser amado por Dios y no te apresuras a
briento, serás alimento para tus hermanos. No dirás darlo todo (sobre todo ese pequeño milímetro que
33
nos reservamos siempre como remedio contra la 37. ¿Quieres ver el rostro de Jesús salvador y permi-
sed). Te aprovechas de que tus demonios están en- tir que su mirada cure tu corazón y tu cuerpo? Agá-
cadenados para no darlo todo y tomar posesión de rrate a su nombre; es el único medio de estar en re-
la gracia. En ese momento es cuando habría que in- lación con él. Pablo te dirá cómo debes rezar a ese
quietarse. ¡Qué de ocasiones frustradas! Luego ya nombre. Primero debes creer en tu corazón que Dios
no puedes porque estás atado por tus tendencias y ha resucitado a Jesús de entre los muertos; luego
por tus temores. has de confesarlo con tu boca invocando su nombre
32. El día del juicio Dios te dirá: “En aquel momento (Rom 10,10-13). Para invocarlo hay que creer en él,
pudiste dármelo todo, y no lo hiciste”. Para el resto y para creer en él hay que haber escuchado la predi-
del tiempo tienes excusas; pero no tenias ninguna en cación del evangelio. Por eso te invito a invocar el
aquellos cinco minutos en los que entreviste la mi- nombre de Jesús y a confesarlo con tus labios mur-
rada de Cristo. Has de temer el momento en que murando su nombre. Mas antes de proseguir te in-
todo es fácil y marcha bien. vito a detenerte y a meditar en la riqueza y también
en la pobreza de ese nombre de Jesús. ¿Cómo es po-
33. No depende de ti que la mirada de Cristo vuelva
sible que la mera invocación de ese nombre pro-
a encenderse en tu corazón, porque es un don del
duzca la curación del cojo de la puerta Hermosa?
Padre: “Nadie viene de mí si el Padre no lo atrae”.
Realmente no hay proporción alguna entre murmu-
Tampoco depende de tus propias fuerzas llegar
rar ese nombre y el poder de gloria que opera en los
hasta el fin del don de ti mismo, porque “él es el que
corazones y los cuerpos.
obra en ti el querer y el hacer”; pero sí depende de ti
hacer de ese doble don el objeto de tu oración ince- 38. Riqueza y pobreza del nombre de Jesús. ¡Es tan
sante e incansable. El Padre no puede rehusártelo, poca cosa un nombre, tan fácil de pronunciar! Hay
porque tu oración coincide con su deseo más pro- días en que tienes la impresión de que está mudo.
fundo y tú eres su alegría al rezarle así. Hay más ale- Hay días en los que repetir el nombre de Jesús, el
gría en el cielo por un pecador que se convierte y nombre de Dios, o para nosotros el nombre del Pa-
vuelve al Padre pidiéndoselo que por noventa y dre, es un ejercicio vano. El eco de ese nombre no
nueve justos que no tienen necesidad de conversión. produce efecto alguno en el cielo y en tu corazón. Sin
embargo, ese nombre es ciertamente el suyo, y no
34. Pero si no has visto nunca el rostro de Cristo, te
hay otro.
queda un último recurso: la invocación de su santo
NOMBRE. Recuerda lo que te he dicho sobre el ros- 39. Por eso el que ora se aferra a ese nombre, que
tro del Padre. En el Deuteronomio se repite constan- resume toda su oración. Esta especie de repetición
temente este estribillo a propósito de Dios: “No vis- incansable del nombre de Jesús es como una exha-
teis ningún rostro, no visteis figura alguna en el Si- lación de su corazón en la que entrega todo su ser.
naí; sólo oísteis una voz y el nombre” (4,12). Lo Es una llamada confiada. Jesús es el nombre-cam-
mismo ocurre con Cristo; pero con la diferencia de bio a través del cual el Padre viene a ti. El nombre
que él ha tomado un rostro humano y puedes encon- que tú retienes es el nombre que te salva; es la mu-
trarle en tu camino, como Pablo en el camino de Da- ralla de tu vida. El nombre de Jesús es el huésped de
masco. Por haber resucitado Cristo con un cuerpo tu silencio interior; él murmura en ti el mensaje de
glorioso, no deja de tener rostro. En cualquier mo- una presencia, de un amor y de una fidelidad.
mento puedes encontrar su mirada. Cuando el nombre de Dios o de Jesús mora en tu co-
razón, trae consigo la certeza de amar y de ser
35. En espera de ese encuentro, te queda el nombre
amado.
de Jesús. La única realidad que te permite unirte a
él es su nombre. Como los israelitas en el desierto 40. Has reconocido en esta repetición amorosa del
recordaban el nombre de Yavé, los cristianos, en el nombre de Jesús la fuente de la oración del corazón
fondo, no tienen otra cosa que el nombre de Jesús. tan querida de nuestros hermanos de Oriente: “Je-
Repasa el libro de los Hechos y verás la importancia sús, Hijo de Dios salvador, ten piedad de mí peca-
que la predicación apostólica otorgaba al poder sal- dor”. Toda la renovación espiritual de nuestros her-
vador del nombre de Jesús. Para quienes no lo han manos rusos tiene su raíz en esta oración, practicada
visto es el único medio de entrar en relación con él. primero por las abuelas, que la transmitieron a sus
En ese nombre reside todo el poder del resucitado y nietos. Has de saber que la Iglesia rusa acaba de ca-
la eficacia de la palabra divina. nonizar a dos grandes servidores de la oración a Je-
sús: Paisius Velitchkovski, el cual compuso y publicó
36. ”Al autor de la vida que vosotros matasteis, Dios
en 1794 los textos de la Filocalia, y al obispo Ignacio
lo ha resucitado de entre los muertos, de lo cual no-
Brianchtaninov, el cual terminó su vida en la ora-
sotros somos testigos. Gracias a la fe en el nombre
ción a Jesús.
de Jesús, ese nombre acaba de curar a este hombre
que veis y conoceis (He 3,15-16). “No hay salvación 41. Como una barrena, la repetición del nombre de
en ningún otro, pues no se ha dado a los hombres Jesús se hunde en el fondo de tu corazón para unirse
ningún otro nombre bajo el cielo para salvarnos” misteriosamente con el murmullo del Espíritu, im-
(4,12). perceptible para un oído no ejercitado, pero que ya
obra en lo profundo de ti. La barrena por excelencia,
34
la palabra también absoluta y sin disputa la mejor 49. Es bueno “estar allí”. Debería ser posible cons-
de las oraciones, será sin lugar a dudas el nombre de truir tres tiendas para habitar sin cesar con Jesús.
Jesús. Ya muy pronto (siglo y), los primeros monjes La oración es la morada de Dios con los hombres, en
se habituaron a adoptar ese nombre bendito que le la cual la liturgia no se interrumpe jamás. El grito
dirigían: “Jesús, sálvame… Jesús, socórreme… Je- que has escuchado tanto tiempo no es más que un
sús, ten piedad”. murmullo apenas perceptible. Pronto se confundirá
42. Si estás familiarizado con el evangelio, recono- con el silencio de los abismos, haciendo eco al silen-
cerás en la fórmula de la oración a Jesús la oración cio abismal de Dios: el silencio de la alabanza y del
del ciego Bartimeo y la del publicano: “Jesús, Hijo amor, del que un antiguo monje decía “que es el len-
de Dios salvador, ten piedad de mi”. Es el grito que guaje de la eternidad”.
mana de tu miseria más profunda, la de tu pecado, 10. ESPÍRITU SANTO
de esa inclinación solapada que hay en ti que te
aparta del verdadero amor. 1. ”Tú penetras, Señor, el corazón de todo hombre,
43. ”La oración a Jesús es corta. Está destinada a ser tú conoces los deseos de cada uno y nada te está
repetida frecuentemente. Va dirigida a Jesucristo. oculto; dígnate purificar los pensamientos de nues-
Le da diversos títulos. Implora su misericordia. tros corazones y derrama tu Espíritu Santo, a fin de
Llama al que ora “pecador”. Constituye una ‘activi- que nuestro amor sea perfecto y nuestra alabanza
dad oculta”. Sobre todo es un medio para llegar al digna de ti. Por Jesucristo, nuestro Señor” (2.a ora-
término de toda vida interior: la unión con Dios me- ción, Misa votiva del Espíritu Santo).
diante la oración continua. De esos diversos elemen- 2. “Tú que sabes lo que cada uno necesita y se lo das
tos, el último es el que da sentido a todos los demás” en cada momento, tú velas por tu Iglesia, tú orientas
(Ireneo Hausherr S.J., Noms du Christ et voies sus pasos. Tu Espíritu es el que la sostiene y la man-
d’oraison, Orientalia christiana, en “Analecta” 157, tiene fiel, para que no olvide nunca suplicarte en
p. 125). medio de las pruebas, ni darte gracias en las ale-
44. No hay oración cristiana posible fuera de la que grías, por Cristo, nuestro Señor” (prefacio de la Misa
brota de la revelación de tu pecado en el momento votiva del Espíritu Santo).
en que Dios lo perdona y te restablece en su dulce 3. “Señor Dios nuestro, tú que has renovado nues-
piedad. Así, lo que se llama tradicionalmente la ora- tras fuerzas dándonos el verdadero pan del cielo:
ción a Jesús, si es un umbral, constituye ya una cima haz que la dulzura de tu Espíritu penetre hasta el
de la oración, la que se acuerda del Padre misericor- fondo de nuestro corazón, para que obtengamos un
dioso y te proyecta sin cesar en sus brazos. día los bienes de la eternidad, de los que tenemos ya
45. Para algunos, el nombre de Jesús amorosamente un anticipo en esta comunión” (poscomunión, Misa
repetido y respirado bastará por si solo; el nombre votiva del Espíritu Santo).
bendito entre todos, el nombre menor de Dios, cu- 4. Al ponerte en oración, has de estar convencido de
brirá todos tus sentimientos desde el arrepenti- esta verdad fundamental: “No sé orar como con-
miento a la ternura, desde la necesidad de perdón a viene” (Rom 8,26). De no comenzar por esta confe-
la comunión más amorosa y más íntima. sión, te harás la ilusión de que sabes orar; mientras
46. Jesús será la exclamación cuyo dulce murmullo que confesando tu impotencia estarás en la verdad y
se impondrá a todos los restantes ruidos del cora- declararás que sólo el Espíritu Santo puede venir a
zón. Poco a poco el hombre de oración se instalará orar en ti. Permanece convencido de esto hasta el fi-
allí, irá a vivir en el nombre, a morar en ese amor, nal de tu vida. Suplica al Espíritu, como lo dice el
como sentado al borde del pozo que se abre en lo prefacio, y entonces tendrás un gusto anticipado del
más profundo de su corazón, cuya profundidad abis- cielo, lo cual es la oración (poscomunión).
mal termina en alguna parte en Dios. 5. Llama al Espíritu Santo en tu ayuda con palabras
47. De este modo la repetición del nombre de Jesús “tuyas”; pero si “no tienes palabras para orar (tra-
te da una especie de vértigo, el vértigo de Dios, que ducción inglesa), como dice Pablo (Rom 8,26), en-
llevas oculto en ti (Ruysbroeck), bastando que te tonces llámale con las palabras que la liturgia pone
abandones a él para caer sin cesar en él. La oración en tus labios. Por eso ponemos a tu disposición esas
te hace así descender y morar en el núcleo de tu ser. tres oraciones de la misa votiva del Espíritu Santo.
Es unificante de una manera suprema; al entregarte Puedes decirlas por separado o una después de otra,
al Señor, te devuelve tu propia identidad, la única pero a condición de que las reces hasta el momento
verdadera. en que realicen en tu mirada o en tu corazón lo que
piden. Quizá pases años y años antes de que esto su-
48. Al repetir el nombre de Jesús, aprendes a escu- ceda; mas ¿acaso puede un padre dar una piedra a
char el tuyo, el que sólo él conoce y te da sin cesar. su hijo que le pide pan? Entonces, tu Padre del cielo
Al aprender a reconocer su rostro en la noche, en- te dará seguramente el Espíritu Santo.
cuentras los rasgos del tuyo; al abandonarte a su
amor, aprendes, en fin, a amar de veras. 6. Mas un día el Espíritu Santo surgirá desde dentro,
iluminará tu mirada y comprenderás la verdad de
estas palabras: “Tú penetras, Señor, el corazón de
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todo hombre, tú conoces los deseos de cada uno y obra en ti. Si quieres saber lo que hace en todo ser,
nada te está oculto”. Al mismo tiempo sentirás la interroga a la liturgia: mora, ora, consuela, cura, re-
dulzura del Espíritu penetrar hasta el fondo de tu fresca, ablanda, calienta, suaviza, fortalece… Mas no
corazón y conseguirás un anticipo del cielo. te esfuerces en imaginar lo que puede hacer en ti; te
7. De todos los sufrimientos de la tierra, el más pro- dispersarías, limitando entonces su acción infinita.
fundo es el comienzo del cielo en tu alma. En el Llámale pura y simplemente, como el sediento al
fondo, hacer oración significa aceptar que la dulzura borde de la fuente de agua viva. No te costará trabajo
del Espíritu afronte en tu corazón el dolor de la tie- reconocer su venida, porque quedará calmada tu sed
rra y que el cielo se precipite sobre tu cabeza. de Dios; mas no se te apagará, porque el Espíritu
abrirá en ti un deseo infinito de Dios. Luego, no ha-
8. Ves también hasta qué punto la oración es un mis-
gas nada más; permanece en silencio y deja que el
terio que escapa a nuestro conocimiento, e incluso a
Espíritu ore en ti misteriosamente. La mayor parte
nuestra experiencia. A veces te sentirás fascinado
del tiempo no verás ni sentirás nada. Solamente un
por la mirada del Padre o de Cristo y permanecerás
silencio profundo inundará entonces tu alma…; no
subyugado por sus miradas durante horas; a veces
estás lejos del Reino. La fe es el “sentido” más seguro
no ocurrirá nada al exterior, pero todo tu ser, co-
para tocar a Dios.
menzando por tu corazón, estará como impregnado
y saturado por la dulzura del Espíritu. Deja que Dios 13. Cuando Jesús te invita a orar al Padre en secreto,
se te revele como lo quiere. te pide simplemente que te pongas bajo su mirada y
que le reces con confianza y seguridad. El Padre sabe
9. ¿Te has fijado en el anciano Simeón? Es el modelo
lo que necesitas, y te lo dará. Ese es el primer con-
de los hombres de oración. El Espíritu Santo des-
sejo (Mt 6,6) en el evangelio a propósito de la ora-
cansa en él y le mueve todos los días a ir al templo a
ción. Hay otro más, en el que Jesús insiste reitera-
esperar al mesías del Señor. Un día ve recompen-
damente en la parábola del amigo importuno (Lc
sada su fidelidad y el Espíritu Santo le advierte que
11,5-13) y de la viuda impertinente (Lc 18,18). Ad-
va a ver y a tener en sus brazos al salvador. Y se rea-
vierte que insiste con gran fuerza en este segundo
liza para él y para todos los justos la profecía que ali-
consejo, ratificándolo con una expresión que afirma
menta y sostiene toda su oración: los hombres que
su verdad y su importancia: “Pues yo os digo”. En la
oran reciben la seguridad y la certeza de que no mo-
oración debes pedir, llamar y buscar incansable-
rirán antes de haber visto a Cristo, como cantan
mente, sin preocuparte por ser importuno y romper
nuestros hermanos de Oriente: “Hemos visto la luz
los oídos de tu amigo o del juez. Esta segunda acti-
verdadera”. Por su parte, san Lucas escribe: “El Es-
tud es lo que yo llamo la súplica.
píritu Santo le había manifestado que no vería la
muerte antes de ver al mesías del Señor” (Lc 2,26). 14. ¿Te has fijado también en que esta súplica mira
Jesús lo dirá también antes de su transfiguración: siempre al don del Espíritu Santo? Luego tu relación
“Os aseguro que algunos de los aquí presentes no con el Espíritu Santo es un lazo de llamada, de repe-
morirán antes de ver el reino de Dios” (Lc 9,27). tición y de súplica. Como conclusión de la parábola
del amigo que cede, Jesús dice claramente que el fin
10. Así pues, algunos hombres reciben la seguridad
último de la oración es el don del Espíritu. Él es lo
de ver a Cristo antes de morir. En un destello fugi-
que pides y buscas, y debes llamar a la puerta del Pa-
tivo, gozan ya del reino de Dios por anticipado. De
dre para recibirlo: “Luego si vosotros, que sois ma-
una manera inequívoca experimentan interior-
los, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, cuánto
mente la presencia espiritual del Señor Jesús como
más el Padre celeste dará el Espíritu Santo a quienes
vida eterna que se comunica a todo su ser y como luz
se lo pidan” (Lc 11,13).
que brilla en medio de las tinieblas del mundo y de
las pasiones. Eso es lo que les está prometido a quie- 15. Comprendes ahora que en la oración la súplica
nes perseveren incansablemente en la oración. El es cuestión de vida o muerte. Casi me atrevería a de-
día en que ven a Cristo quedan recompensados de cir que es la única pregunta que hay que hacer al que
los muchos años de espera y de deseo. Poco importa quiere aprender a rezar y la piedra de toque de toda
que lo vean o lo sientan interiormente; es siempre el vida cristiana. Si hoy se da una renovación de la ora-
mismo efecto de la oración. ción, se puede preguntar si esa oración está pene-
trada por la súplica. En todo staretzdebería haber
11. ”Espíritu Santo, ven en ayuda de mi flaqueza,
una manía de brujo para sentir ante cada persona,
pues no sé orar como es debido; ven a orar en mi con
sin saberlo y de manera inconsciente, si tiene ante sí
gemidos inenarrables. Y tú, Padre, que ves el fondo
a alguien que está de rodillas o que no lo está. No es
de los corazones; tú sabes cuál es la oración del Es-
posible dar una respuesta válida al que no quiere po-
píritu en nosotros y que esta oración responde a tus
nerse de rodillas para orar.
deseos” (según Rom 8,26-27).
16. La imposibilidad de suplicar te condena, por que
12. Cuando reces al Espíritu Santo no intentes repre-
es fruto de una actitud adoptada en tu vida. Hay en
sentártelo, pues no tiene forma, ni rostro; es esen-
ti (como en todos nosotros) alguien que dice “no” a
cialmente impulso, movimiento, y no sabes ni de
la súplica. Secretamente, no quieres pedir al que
dónde viene ni adónde va. Le reconocerás por lo que
ocupa el primer lugar lo que deseas darte tú mismo.
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Suplicar de rodillas es reconocer que ocupas el se- embargo, lo es menos que hacerlo un segundo, si no
gundo lugar. Escribe un autor inglés, Charles Wi- se ha hecho jamás. Si arrodillamos nos resulta prác-
lliams, en Morgan: “No sé quién ocupa el primer lu- ticamente imposible, es porque existe una deflagra-
gar; pero sé que en la hora de mi muerte estaré en el ción espiritual.
segundo… Por eso arrodillarse es moralmente nece- 21. Desearías orar y no puedes. Ése es el primer
sario al hombre”. En este terreno no hay tres o cua- grado de la humildad: la posibilidad de orar al que
tro puestos; no hay más que dos: el primero está ocupa el primer lugar, es decir, el Creador, y no a
ocupado por Dios, y el segundo por el hombre. Si una potencia superior con la que te relacionas. A ve-
aceptas esto, te librarás del orgullo, y por tanto de la ces veo con gran dolor que nuestra generación está
imposibilidad de suplicar. dominada por una negativa terrible a depender de
17. Ahora puedes comprender por qué el padre De Dios al estilo de: “Dios no nos pide que dependamos,
Foucauld tuvo la pasión de buscar el último lugar sino que nos liberemos y nos realicemos”. Se rehúsa
después de su conversión. Esa humildad era fruto de mendigar porque se lo considera una actitud in-
una oración que le había aconsejado el sacerdote digna del hombre.
Huvelin: “Dios mío, si existes, enséñame a cono- 22. Si Dios no es el primero, el hombre que reza es
certe”. Dios le oyó y escuchó su súplica. Desde aquel un enfermo que se escabulle de sus responsabilida-
momento, el hermano Charles sabía que Dios existía des. Entonces no hay que rezar jamás. O bien la ora-
y que él estaba en el segundo lugar, es decir, en el ción tiene un sentido para el hombre por ser una
último. Si has comprendido esto realmente, has criatura que se recibe de Dios, y entonces hay que
comprendido también la necesidad de la oración in- orar siempre. El significado de la oración es tal que
cesante. No arriesgas nada haciendo esa oración; es preciso elegir y decidirse: orar siempre o no orar
pero dudo mucho de que un hombre como Sartre en absoluto. Como el amor, la oración es totalitaria.
hubiera aceptado hacerlo, porque se negaba a estar La única salud del hombre reside en orar siempre,
en el segundo lugar. como lo pide Jesús en el evangelio. Si no llegas ahí,
18. El marxista considera al hombre que reza como no comprenderás que estás enfermo y que tienes ne-
un enfermo que renuncia a la vida. Para él la oración cesidad de un salvador: “No son los sanos los que
no tiene sentido, ya que el hombre ocupa el primer tienen necesidad del médico, sino los enfermos”. Tú
lugar en el universo; por eso no tiene necesidad de estás enfermo porque eres incapaz de orar todo el
recurrir a Dios, puesto que se crea a sí mismo. tiempo, y el que no es capaz de orar en todo tiempo
¿Ocupa Dios en tu vida el primer puesto, como lo no es capaz de orar sin más. “Te curaría por la ora-
pide san Ignacio en el fundamento de los Ejercicios: ción y únicamente por la oración. Si te he curado, es
“Has sido creado para adorar, alabar y servir a porque oras” (palabras escuchadas en la oración).
Dios”? A menudo funcionas con ayuda de problemá- En realidad, si eres capaz de hacer una oración digna
ticas espontáneas que afirman: ¡lo importante es el de ese nombre, no podrás ya detenerte.
hombre! Si Dios está para ti en el primer lugar, en 23. Te sentirás tentado a objetar que lo que digo es
una palabra, si es tu creador, tomarás tu existencia utópico, por la sencilla razón de que no somos ánge-
en serio y normalmente desearás orar todo el les: están la falta de tiempo, las distracciones, el can-
tiempo. 19. Eres monje si tienes el deseo de orar sancio y las pruebas que te impiden orar. Todo eso
todo el tiempo. Aunque reces materialmente las es cierto en el nivel técnico de las causas segundas,
veinticuatro horas del día, sin ese deseo de orar en pero no afecta para nada al núcleo central del cora-
todo tiempo no rezas. En cambio, si oras un cuarto zón que se encuentra en estado de súplica. Estás dis-
de segundo por hora con ese deseo punzante de orar traído en la oración como lo estás por el ruido de los
siempre, entonces eres un monje. Poco importa que coches que pasan por la carretera mientras escuchas
estés en un monasterio o en medio del mundo, in- una pieza de música apasionante. La música sigue
merso en el ajetreo de la vida; vives el monaquismo atrayéndote, aun que te moleste el ruido. De la
interiorizado. Dicho esto, ese deseo puede ser deses- misma manera, la oración sigue siempre presente,
perado. Pocos hombres se sienten capaces de él, por la dulce voz de Dios continúa murmurando en ti,
lo demás sin imprudencia. Otra cosa es la ejecución. aunque haya ruido fuera, y sobre todo dentro, los
Debes ser loco de deseo y sensato en su realización. ruidos de tus fieras interiores. El día en que te sien-
Vales cuanto vale tu deseo. tas constantemente molesto en la oración por ti
20. Ves lo que la oración pone en juego en tu vida en mismo, tus pasiones y tus pecados, y que ese ruido
el momento en que comprendes que Dios ocupa el sea al mismo tiempo una cruz permanente, entonces
primer lugar. Te arrodillas o no. No hablo aquí de rezarás todo el tiempo.
largas horas de oración, para las cuales puedes estar 24. Estoy persuadido de que la oración es la solución
mejor o peor dotado, según las disposiciones de tu de todos los problemas de la vida, a condición de que
naturaleza y de tu voluntad; pienso aquí en esa acti- no le pidas ser una solución de los problemas de la
tud profunda del corazón que te mueve a arrodi- vida, sino, al revés, aquello por lo que es preciso vi-
llarte y a depender de Dios. Puede parecer difícil pa- vir. No rezas para vivir, sino para rezar. Has de vivir
sarse horas rezando o consagrar la vida a ello; sin
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para orar (ése es el sentido de las palabras antes ci- pidan socorro para nosotros. Ves que eso es fácil,
tadas a propósito de la curación que nos hace vivir pues no requiere fe, y menos aún esperanza y cari-
para orar); no orar para salvarte, sino para orar, dad; ni siquiera saber que Dios existe; basta una
pues presientes que la oración es lo que le da sabor duda suficientemente profunda y una inquietud real
a la vida y que, fuera de ella, la vida es insípida. Si (recuerda la oración del padre De Foucauld). Puedes
comprendes que sin la oración la vida es una imagen pedir lo que sea de esa manera, con tal de que res-
de la muerte (Rimbaud), entonces es que vislumbras ponda a un verdadero deseo o a una verdadera an-
la gran miseria del hombre que no suplica. siedad.
25. A primera vista, este impulso hacia Dios que 29. Puedes también suponer que para algunos no
dura un cuarto de segundo no es difícil. Piensa en un hay nada más difícil que lanzar una llamada de so-
abogado que solicita gracia para un condenado a corro. Esto puede convertirse incluso en una impo-
muerte. Basta que reconozcas que no puedes valerte sibilidad. Hay hombres que desearían rezar, pero se
por ti solo y que esperes que venga otro a salvarte. sienten absolutamente incapaces de ello. Física-
Entonces lanzas llamadas de socorro, como el náu- mente no es difícil estar de rodillas o boca abajo: ésa
frago a la vista de un barco; eso es lo que yo llamo la es una de las nueve maneras de orar de santo Do-
súplica inspirada por el Espíritu Santo. Es un movi- mingo; es menos cansado que un salto de altura o de
miento muy simple, que consiste en buscar a Dios a longitud; es un salto en profundidad. La dificultad
través del dolor, el sufrimiento y a veces en el peli- es puramente moral; pero, en cierto sentido, es ab-
gro: “Dar gracias en las alegrías y suplicar en la soluta. Es una especie de imposibilidad.
prueba”. 30. Pues bien, la mejor oración, incluso indirecta,
26. Buscar el contacto con Dios a través de la angus- implica algo así. Entre ponerse boca abajo, arrodi-
tia y la desesperación es un gran secreto. Dios se llarse y pedir algo no existe gran diferencia; apenas
presenta entonces como el refugio, la salvación, el es más que cuestión de grado. Como ha dicho Wi-
padre o la madre que nos rodean con su presencia y lliams: “Ante la muerte, arrodillarse es una necesi-
su ternura; ellos te comprenden y te salvan. Me atre- dad, aunque no se sepa delante de quién se arrodilla
vería a afirmar que se requiere pericia -no en el sen- uno
tido de una acrobacia, sino de lo contrario-, una 31. Arrodillarse puede ser moralmente necesario… y
caída en el vacío. Esto no es difícil; pero supone que puede también ser moralmente imposible. Los que
presientas al menos la existencia de Dios. Así pues, llegan ahí podrán aparentar que se arrodillan en la
cualquiera puede rezar silo quiere de veras; incluso iglesia, lo mismo que se quita uno el sombrero por
aunque no tenga fe, incluso aunque sea incapaz de cortesía como lo hace todo el mundo, pero no se
presentarse delante de Dios. He ahí por qué Cristo arrodillan realmente. Cuando uno se ha acostum-
te dice: “Hay que orar siempre sin desfallecer”. brado durante mucho tiempo a arreglárselas por sí
27. Puede que formules dos objeciones: mismo o a burlarse de todo (el estoicismo o el epicu-
- No todo el mundo lo puede, como lo atestiguan es- reísmo: toda moral que no reza se reduce a eso),
tas palabras de un joven bajo la prueba a un amigo puede resultar prácticamente imposible solicitar la
cristiano: “Reza tú, que puedes; yo no puedo”. - Ade- ayuda del Creador e inclinarse ante él.
más dirás que esto no basta. A eso te respondo cate- 32. Si intentas de veras orar, no llegarás ahí. Pero es
góricamente: sí; basta eso, a condición de que tu importante intentarlo a pesar de todo, a fin de
oración sea verdadera y real (cf el capitulo “Ver- aprender una verdad que es el punto neurálgico de
dad”), pues no puedes a la vez pedir algo a Dios bur- la revelación cristiana, a saber: que es justamente
lándote de él. En ese sentido es verdad que no todo imposible. En el fondo, orar es imposible. No digo
el mundo puede orar, o al menos no todo el tiempo. que sea difícil, porque a veces viene; y cuando la ora-
Cuando uno se burla de Dios consciente o incons- ción viene, comprendes claramente que no es en ab-
cientemente, no puede. El que se hunde sistemáti- soluto difícil; pero cuando no viene, entonces tam-
camente en el egoísmo y en el orgullo de la carne (o, poco es difícil, es imposible.
peor aún, en el del espíritu) no puede orar en abso- 33. Reflexiona bien sobre esta dificultad: puede re-
luto mientras haga eso. Y si acaso pide que se rece sultar imposible rezar, no durante horas, sino un
por él, o bien es hipocresía y una burla más, o bien cuarto de segundo. Si puedes orar un cuarto de hora,
deja por un instante de hundirse en el mal, y enton- puedes orar todo el tiempo; no es cuestión de hábito
ces repito que basta: que persevere en esa actitud y y de fidelidad. Cuando los apóstoles decían: “Señor,
se salvará. 28. Ves que la oración no es algo difícil a enséñanos a orar”, sentían que algo les faltaba, una
primera vista. No hablo de largas horas de adora- especie de resorte en el punto de partida. Una vez
ción, de las vigilias nocturnas de los “duros de la ora- que has encontrado ese “algo”, las distracciones no
ción”, que constituyen auténticas proezas. No me re- tienen tanta importancia; basta volver incansable-
fiero a eso ni me pronuncio sobre la cuestión de si es mente al punto de partida, al resorte inicial, al
fácil o difícil. Esa es otra cuestión. Hablo sencilla- cuarto de segundo, al primer grito verdadero Que
mente del grito simple y fugitivo que pide socorro y has lanzado hacia Dios. Realmente es el caso de afir-
llega verdaderamente a Dios o ruega a los otros que
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mar que lo que cuesta es el primer paso. Es la loco- blo. Yo no puedo predicar la paz a los que no se arro-
motora que arranca con dificultad; terminará por no dillan; tal es la gran predicación de la Iglesia sobre
pararse. Es infalible si permaneces fiel a tu primera el fin último y la perseverancia final: el temor es el
súplica. comienzo de la sabiduría. Los que no se arrodillan
34. Inténtalo todas las mañanas, todos los días y to- son insensibles al amor.
das las noches. El día en que lo consigas lo sabrás 39. Si sientes una resistencia, no insistas; y sobre
todo. Mas si no llegas, puede que sea acaso mejor, todo no recites largas oraciones, como los fariseos
pues agradarás a Dios buscándole, lo cual no es poca de los que habla Jesús (es cosa muy distinta orar lar-
cosa. Además, el esfuerzo de que te hablo es desco- gamente cuando la oración habita en tu corazón). Di
razonador, porque es aparentemente estéril; pero de simplemente: “Dios mío, si existes, enséñame a co-
suyo no es difícil; es algo bien sencillo; no hay que nocerte”. Eso es lo que llamo más adelante “orar en
romperse la cabeza. En lugar de aburrirte superfi- frío”. El fervor vendrá luego o no vendrá. Hay un
cialmente en la vida, se trata de aburrirte mucho tiempo para el fervor y un tiempo para la sequedad.
más aún, mucho más profundamente, porque tienes Mientras que arrodillarse no implica ninguna razón
sed de contacto con Dios. No existe ninguna fór- para pararse, no depende del calor o del frío; arrodi-
mula; no existe ningún truco: sí tienes oídos para llarse es algo impasible, radical o implacable.
oír, oye… Así comprendes el fondo de la revelación 40. Sabes, pues, que es grave arrodillarse, y más
cristiana: hemos perdido la amistad con Dios o la grave aún rehusar hacerlo. Sin embargo, algún día
inocencia original. habrás de decidirte, en el momento de la muerte. Si
35. En el fondo, si quieres ser veraz contigo mismo, no lo consigues, no te queda más que pedir a Dios
has de reconocer que a veces, e incluso con frecuen- que te oriente hacia ello. No te arrodilles, pero pide
cia, te aburres en la oración y en la eucaristía. Mas la gracia de arrodillarte; es el primer paso. Y hazlo
no te lo confiesas y rehúyes esta toma de conciencia en frío: toma la decisión de hacer esta súplica sin en-
que te oculta la verdad. Si aceptaras sufrir lúcida- tusiasmo ni fervor, simplemente porque es la ver-
mente, aburrirte hasta ese punto junto a Dios, com- dad.
prenderías por tu mismo sufrimiento que no es algo 41. Entonces me atrevo a darte un consejo escanda-
normal, que es el fruto de una catástrofe original; te loso, pero que coincide con lo que dice Cristo a pro-
sentirías profundamente iluminado y animado. La pósito de los fariseos. Si recitas oraciones más o me-
primera curación es aceptar aburrirse con Dios. Si lo nos maquinalmente, pierde esa costumbre, deja de
aceptas, gracias a Jesucristo, podrás encontrar de rezar; tal es mi consejo escandaloso. Deja de orar
nuevo la alegría de orar. He ahí lo primero que has para comenzar al fin a orar, como aquel canónigo
de pedir en la oración. que pedía a sus cohermanos que detuvieran el oficio
36. Lo que te estoy diciendo es a la vez profunda- en el momento más fuerte del bombardeo para po-
mente alentador y terriblemente desalentador, por- nerse por fin a orar. Llevaré mi escándalo hasta po-
que hay muchos cristianos practicantes que no han nerte en guardia contra un supuesto fervor que no
orado jamás en su vida, e incluso sacerdotes y reli- se arrodilla. Y te propongo esta oración:
giosos; ni un instante, ni un segundo: se han arrodi- 42. Señor, presiento que la oración es la fuente de la
llado, pero no se han inclinado; han tomado agua verdadera vida y la respuesta a todas nuestras pre-
bendita, pero no han suplicado jamás. Sin duda tú guntas. Desearía estar siempre de rodillas, pero la
ya has suplicado una vez, y puede que varias, en tu debilidad de la carne y las resistencias del pecado
vida; pero habitualmente, cuando oras, ¿qué parte me lo impiden. Ten piedad de mí y otórgame esta
concedes a la súplica? Cuanto más larga y profunda gracia, pues no quiero decirte nada antes de estar de
sea, más orarás de verdad. rodillas; no tengo derecho a desplegar mis labios an-
37. Puede que haya muchos que han sido visitados tes de postrarme en tierra ante el Creador invisible
por la gracia de la oración; han suplicado en los mo- que Jesucristo ha venido a hacer visible
mentos de ansiedad y de apuro, pero no han sido fie-
les; no han sabido mantener sus lámparas encendi- 11. SÚPLICA
das y han dejado que se extinguiera en ellos la nueva 1. Un día dije en una homilía que al hombre le es im-
vida que les penetraba; porque la oración no es un posible orar, apoyándome en las palabras de san Pa-
acto; es una vida, una manera de ser. Puede llegar blo a los romanos (8,26-27). Una muchacha perte-
furtivamente; sí no dejas que se apague, lo invadirá neciente a Renovación vino a decirme: “Me parece
todo. que exagera usted un poco; orar no es tan difícil,
38. He aquí, entonces, tu examen de conciencia: pues es algo natural al hombre”. Justamente, la ora-
“Cuando estás en una iglesia o solo en tu habitación, ción no nos es ‘natural”. Me pregunto hoy si, des-
¿te arrodillas verdaderamente para suplicar? De ser pués de años enteros de oración, haría la misma ob-
así, recomienza lo más frecuentemente posible y servación aquella muchacha. Yo, por mi parte, sigo
deja que esta súplica te invada. Si no, cultiva la in- manteniéndolo: “Es imposible orar”. Lo he expre-
quietud, el temor y la sana tristeza de que habla Pa- sado por extenso precedentemente, y volveré a de-

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cirlo ahora a propósito de la súplica, inspirada siem- evangelio, que exclama: “Ten compasión de mí, pe-
pre por el Espíritu Santo, a riesgo de cansar o puede cador”, y el buen ladrón, que apenas puede pronun-
que incluso de irritar. ciar estas palabras: “Acuérdate de mí cuando estés
2. ¿Por qué hay que estar íntimamente persuadido en tu reino
de que no sabemos orar? Para hacértelo ver, tomaré 7. Dostoievski cuenta la historia de aquel obispo del
un ejemplo de la esfera de la salud corporal. Su- norte de Rusia, cerca de Finlandia, que había deci-
pongo que te encuentras enfermo, pero que no co- dido visitar toda su diócesis a orillas del Báltico. Re-
noces bien la causa o el origen de tu mal. Lo esencial cordó entonces que había algunos monjes en una
para ti será encontrar un médico que formule un isla muy retirada, y dio un rodeo para verlos. Al lle-
buen diagnóstico. Una vez establecido, basta aplicar gar, contempló en la orilla a tres pobres pescadores,
el tratamiento conveniente; sin embargo, reconoz- cubiertos de harapos y con una barba enmarañada.
camos que no es fácil establecer los síntomas del Gritaban de alegría porque al fin podían ver a su
caso. Creo que pasa lo mismo en la vida cristiana, obispo. Al acercárseles, éste les preguntó cómo ora-
especialmente en el terreno de la oración. ban. Le respondieron que no sabían ninguna ora-
3. Son demasiados los “directores” espirituales que ción, pero que repetían a lo largo del día: “Vosotros
dan consejos para rezar, como si se tratara de algo sois tres y nosotros somos tres; tened compasión de
natural: basta hacer esto o lo otro, y una buena téc- nosotros”. El obispo decidió permanecer unos días
nica os lleva a la oración. Mas ocurre sencillamente con ellos para enseñarles el padrenuestro. Resultó
que se olvida lo esencial, a saber, el terreno en el que penoso, porque aquellos pobres monjes no conse-
debe estar arraigada la oración. Ante todo hay que guían retener las palabras de la oración. Al cabo de
establecer un diagnóstico acertado para saber sobre una semana, se fue muy feliz por haber podido evan-
qué se edifica. Jesús mismo lo dice en el evangelio: gelizar a sus monjes y haberles enseñado el padre-
desgraciado el que edifica su casa sobre arena; se nuestro. Mas cuando apenas se encontraba a unas
hundirá a la menor tempestad; ahora bien, en la vida millas de la costa, vio que los monjes le llamaban ha-
de oración sólo Dios sabe lo imprevistas, numero- ciendo señales de desconsuelo. Volvió sobre sus pa-
sas, violentas y solapadas que pueden ser las tor- sos, y hubo de rendirse a la evidencia: habían olvi-
mentas. dado ya todas las palabras del padrenuestro. Sintió
compasión de ellos y les consoló aconsejándoles que
4. Dichoso el que edifica su casa sobre la roca de la
siguieran rezando como acostumbraban a hacerlo:
palabra de Dios; resistirá contra viento y marea, sin
“Vosotros sois tres…, nosotros somos tres”. Puede
que ninguna tempestad termine con ella. Está edifi-
que tú tengas más memoria y capacidad intelectual
cada en la verdad del subsuelo, y sus cimientos
que aquellos monjes; pero, en el fondo, eres como
arraigados en el querer del Padre. Si profundizas
ellos: no sabes orar ni tienes palabras para hacerlo
bien el subsuelo de tu casa de oración, verás que está
como es debido (Rom 8,27). Dichosos aquellos
minado por todas partes, tanto por el pecado como
monjes por haberse atenido a esta pobre invocación;
por tu impotencia para orar. Sigue ahondando, y en
ella les convirtió en hombres de oración. Aquellos
el fondo de tu pobreza encontrarás la roca de la vo-
pobres monjes son tus maestros en orar.
luntad del Padre (Lc 6,47-49). Cuanto más llegas al
fondo de tu miseria más llegas a Dios. 8. No pierdas, pues, el tiempo indagando tu imposi-
bilidad de orar. Cuanto más avances en este camino
5. Esto me lleva a decirte que verdadera oración
de la oración, más descubrirás con espanto que no
tiene más que ver con la espeleología que con el al-
sabes orar; e incluso, en ciertos momentos, que no
pinismo. Trepar hasta arriba por la escalera de la
sientes deseos de hacerlo. Sin ser responsable de
oración es ante todo descender al abismo de la hu-
ello, hay en ti una parte oscura que es enemiga de la
mildad. Si te elevas, serás abatido; si te abates, serás
oración, y hasta enemiga de Dios. No acabarás con
elevado. Quizá no seas capaz de bajar a esa “fosa de
ella con tus propias fuerzas. Sólo la Trinidad puede
leones”; mas sí Dios te concede explorar, en la dul-
proyectar sus rayos sobre ti y concederte este don de
zura y la paz, la profundidad de tu herida; si te hace
la oración.
experimentar la miseria de tu impotencia para orar,
te dará al mismo tiempo la fuerza de soportarlo y te 9. Junta estas tres palabras de la Escritura y de la
indicará el medio de clamar a él. Cuanto más toques liturgia y transfórmalas en oración. Verás que al
el fondo de tu pobreza, más te elevarás a Dios en la confesar su abismo, el hombre hace la oración más
súplica. Cuanto mayor es la fuerza con que una pe- hermosa que pueda existir. Es como si dijera: “Sé
lota es lanzada contra el suelo más rebota hacia que no sé orar”. Luego, reza mucho tiempo estas pa-
arriba, según las palabras de san Juan de la Cruz, re- labras, que tienen un movimiento trinitario y te po-
petidas por Teresa de Lisieux: “Descendí tan bajo, nen en la verdadera oración: “Todo don excelente y
tan bajo, que pude volar tan alto, tan alto, que por todo bien perfecto vienen de lo alto, del Padre de las
fin conseguí lo que buscaba”. luces, en el que no hay cambio ni sombra de varia-
ción” (Sant 1,17). “Sin mí no podéis hacer nada” (Jn
6. Como para los monjes de Oriente, tus dos maes-
15,5). “Yo estoy con vosotros todos los días hasta el
tros en la oración deben ser siempre el publicano del
fin de los tiempos” (Mt 28,20). Y estas palabras del
40
Veni Sancte Spiritus: “Sin tu poder divino no hay 14. La imposibilidad de orar encubre otra mucho
nada en ningún hombre, nada que no esté perver- más profunda, y sobre todo más dolorosa. No pue-
tido”. des amar, ser casto, pobre, generoso y abnegado; en
10. Antes de abordar esta imposibilidad de suplicar, una palabra, obedecer a todo lo que Jesús te pide en
te invito a ponerte bajo la mirada del Padre del que el evangelio. Esto lo comprendes en los momentos
viene todo don perfecto, al lado de Cristo que está en que eres más lúcido y más sincero contigo mismo.
siempre contigo y a llamar al Espíritu Santo en ti Entonces te percatas de que sólo la fuerza del Espí-
para que supla tu incapacidad: él cura siempre lo ritu Santo puede obrar en ti la humildad, la caridad
que hay lisiado en ti. Sobre todo no te crispes para y el espíritu de infancia. Mas, ¿cómo recibir el Espí-
suplicar con aspereza; la súplica ha de hacerse sin ritu, si no lo impetras en la súplica?
esfuerzo y sin buscar un récord; haz como la Virgen 15. He aprendido que hay situaciones en las cuales
en Caná cuando le dice a Jesús: “No tienen vino”. soy incapaz de dar más consejo que la súplica. Si al-
Dile simplemente tu pobreza: “¡Piedad, Señor; no sé guien confiesa que no puede amar, ser puro y gene-
orar!” En último caso, no digas nada, sino ofrece tu roso, le digo: “Suplica”. Y si me dice que no puede
herida a la mirada misericordiosa del Padre. Él te suplicar para pedir el Espíritu Santo, entonces esa
curará sin que te des cuenta. imposibilidad le condena, pues siempre puede orar
11. Aún no has terminado de escudriñar estas pala- silo quiere, o por lo menos mendigar.
bras de Santiago: “Todo don perfecto viene de 16. Alguien, al aconsejarle la súplica, me dijo un día:
arriba, del Padre de las luces”. La eternidad no te “¿No comprende que al decirme eso me desespera
bastará para hacer el inventario de toda su riqueza. aún más, porque eso es precisamente lo que no sé
Conoces las últimas palabras de Teresa antes de pa- hacer, y mi desesperación es ésa?” Cuando se ha lle-
sar su cielo haciendo bien en la tierra; decía: “Todo gado ahí, sólo queda saber si alguien más suplica por
es gracia”. Sí, “todo es gracia”. El día en que lo hayas nosotros. A menudo aconsejo al que me dice que no
comprendido, tu vida espiritual quedará del todo sabe orar que vaya a pedir a un sacerdote o a una
simplificada, es decir sin pliegues ni complicacio- religiosa que rece por él o que llame a la puerta de
nes. ¿Qué significa esto? Algo muy sencillo: la ora- algún monasterio para formular su petición. Im-
ción, la humildad, la dulzura, la renuncia, la casti- porta poco que la persona a la que se lo pedimos lo
dad, el hecho de encontrar a Dios en todas las cosas olvide; la intención está ahí. Esta humilde petición
por la oración incesante, el deseo del Reino, mover es ya un signo en el camino de la oración, pues ma-
los corazones, consolar a los afligidos…; en una pa- nifiesta la humildad y el deseo de orar del que la for-
labra, todo lo que puedas imaginar y que no consi- mula.
gues realizar con tu buena voluntad…, todo eso es 17. Cuenta san Juan Crisóstomo que un monje fue a
gracia. Ya ves lo que te queda por hacer: abrir las ver a su padre abad y le confesó su imposibilidad de
manos como un pobre y esperarlo todo del Padre. ser casto. Entonces el padre le respondió: “Esfuér-
Una actitud así es activa; está toda ella penetrada zate cada día, pide la fuerza de Dios en la oración y
por la súplica. 12. Cuando adviertes que Dios te sobre todo no te desalientes jamás. El Señor es pa-
colma de dones mucho más allá, infinitamente más ciente y misericordioso”. Fue a verle otro monje, y le
allá de cuanto puedes concebir, imaginar y hasta pe- confesó que no podía obedecer; y otro más le con-
dir (Ef 3,20), entonces comprendes que todo es gra- fesó que no podía ser paciente. El cada vez daba la
cia. No es preciso que te inicie nadie en la oración de misma respuesta. Finalmente llega otro y le dice a su
acción de gracias, pues brota espontáneamente de abad: “Perdone, padre, no sé ni puedo orar”. Enton-
tu corazón; pero esa generosidad sobreabundante ces le responde: “Esta impotencia te condena, por-
del Padre es también la fuente de tu súplica: quieres que procede del orgullo. Has de saber que siempre
pedirle todo a Dios, y es preferible pedirle mucho es posible orar”.
que poco. Dios es el dueño de lo imposible.
18. Uno de mis amigos, convertido a los veintiséis
13. Si sientes en ti una resistencia a suplicar, no te años, entró en los dominicos. Como todos sus her-
culpabilices en exceso, pues la imposibilidad de orar manos novicios, rezaba varias horas al día, haciendo
forma parte de tu condición de hombre pecador; es oración, recitando el oficio y el rosario y partici-
una consecuencia del pecado original, lo mismo que pando en la eucaristía. Un día oyó en la oración estas
la imposibilidad de amar a tus hermanos. No has palabras de Jesús en el evangelio: “Aún no has pe-
acabado de escudriñar la profundidad de las pala- dido nada en mí nombre…, no sabes todavía pedir”.
bras de Pablo: “No sabemos orar como conviene”. Aquel día comprendió verdaderamente lo que era la
En el fondo, es imposible orar. Por eso has de orar súplica y descubrió su vocación en la Iglesia.
al Espíritu Santo y llamarle en ti para que te enseñe
19. Esto me lleva a decirte una cosa muy simple:
a orar y a suplicar. Es lo que he llamado “orar en
puedes hacer la meditación contemplativa, y hasta
frío”, sin estar sostenido por el calor y el fervor. Es
concentrarte, sin suplicar jamás. A la vuelta del ca-
muy simple; basta que repitas a lo largo del día esta
mino, Cristo puede decirte como a aquel joven reli-
invocación bien conocida ya: “Padre, en nombre de
gioso: “Todavía no has pedido nada”. Pasar de la
Jesús, dame tu Espíritu”.
41
meditación a la súplica es más difícil de lo que sos- 25. De no existir la revelación trinitaria, no podría
pechas. Es posible que haya sacerdotes, e incluso re- hablarte así de la súplica. Presientes ahora que si la
ligiosos, que no hayan pedido nunca nada, que no oración es una entrada en la comunicación trinita-
sepan lo que es eso, que se esfuercen en decir “gra- ria, no podrás dispensarte de la súplica en tu ora-
cias” antes de haber dicho “aún”. Es más misterioso ción. Y la súplica se referirá a la persona misma del
y más raro de lo que imaginas. santo Espíritu, que es el fruto del amor mendigado
20. Cuando el Espíritu Santo ora en ti, no puede me- recíprocamente por el Padre y el Hijo. Mendigar el
nos de gemir, aspirar, gritar y suplicar, porque es el amor tiene un valor eterno. Cada vez que en la ora-
amor. Y lo propio del amor es decir: “Siempre más”. ción suplicas al Espíritu que venga a ti, penetras en
Por eso la súplica tropieza en ti con el espesor del el fuego de esas dos miradas: la del Padre y la del
egoísmo y de la negativa. Son los problemas de la Hijo, que se devoran por amor.
comunicación hoy de moda. En la súplica se resuel- 26. En la oración mendigas el amor; y el Padre men-
ven todos esos problemas. Has de tender la mano diga sobre todo tu miseria, la única cosa que te per-
para salir de ti. Mientras no hayas realizado ese tenece en propiedad y que puedes darle. Cuando su-
gesto, al que podrán seguir otros muchos: la acción plicas al Espíritu Santo que venga a ti, exhalas el
de gracias, la alabanza, el abrazo, la unión, hay una abismo de tu miseria, de tu angustia, de tu pobreza.
parte de ti que discute y se niega. Tú dices que amas; A semejante oración, el Padre no puede resistirse.
pero a qué profundidad de tu ser es comprometido 27. Dios es el único que ha resuelto los problemas de
ese amor, no puedes saberlo; mientras que, cuando la comunicación dentro de él mismo, porque el Es-
mendigas, no hay problema de comunicación. Has píritu Santo hace perfecta la comunicación intratri-
salido de ti mismo. nitaria. Lo que no marcha es tu relación con Dios,
21. Con los mejores teólogos de la vida espiritual, porque tú no respondes a la súplica de Dios. Por eso
sostengo que en el nivel metafísico no hay más sa- la liturgia te pide que contemples a Dios bajo la
lida que la súplica. En todas las demás actitudes so- forma de un niño o de un crucificado. Mira de qué
ciales, e incluso en las otras formas de oración, no se manera la Iglesia te encamina hacia navidad y pas-
está interesado en el fondo, no se da más que una cua. Cita palabras de la Escritura y del evangelio
parte de si. En cambio, en la súplica se pasa uno a para alimentar tu oración; pero lo mismo en navi-
Dios con armas y bagajes. dad que en pascua, te presenta la “Palabra hecha si-
22. Algunos me dicen: “Pero la santidad no es la ora- lencio”: el in-fans, el que no habla, es decir el niño,
ción de petición, sino el amor. La súplica es una y el Verbum crucis, la palabra de la cruz donde Jesús
etapa que hay que superar; yo estoy en el amor”. San calla. También el Verbum resurrectionisserá una
Agustín ha respondido a esta objeción al comienzo palabra velada de silencio. ¿Por qué? Porque el amor
de las Confesiones (1, 1, 2.5, t. III). Se pregunta si intenso es silencioso. El niño y el crucificado son la
primero hay que invocar a Dios o alabarle, y res- figura de Dios mendigando el amor; no quieren do-
ponde que para conocerle y alabarle, primero hay minarte, sino ser amados.
que invocarle y suplicarle. 28. Los que dicen que la súplica es una actitud que
23. Voy a hacerte una pregunta: ‘¿Qué amor es el es preciso superar no han sido todavía introducidos
que no suplica? ¿Conoces alguno?” Incluso el amor en la súplica trinitaria, en esa danza de la que habla
de Dios a ti te suplica; es la actitud más divina: Lewis, en la que cada personaje está de rodillas ante
“¿Quieres mi amor? Dame tu amor”. Dios es el que el otro. Dicho de otra manera, jamás superarás la sú-
te ama el primero; por eso te suplica. Y cuando tú plica ni llegarás nunca más lejos. En la cumbre de la
suplicas, no haces más que responder a una súplica perfección suplicas a Dios que no te abandone. In-
de Dios. Dios es el que no teme suplicar, porque es cluso en la eternidad le suplicas, y él responde “sí” a
comunicación y está todo entero vuelto hacia ti: tu súplica eterna. La eternidad es un instante de una
“¿Quieres escucharme, darme tu corazón, tu liber- densidad eterna. La danza trinitaria es la danza de
tad?” No salgas ahora diciendo que la súplica es una las súplicas.
actitud que es preciso superar. Jamás superarás la 29. Ello me lleva a decirte algo muy importante y
actitud divina. que deberás recordar aunque conozcas la oración de
24. El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo se dicen unión y de simple mirada: la súplica es la cumbre de
“gracias” y se piden el amor gratuitamente. En el la oración. Sí; la cumbre de la perfección es saber
fondo de la vida trinitaria existe lo equivalente a la pedir y suplicar. Este clisé se repite sin cesar en la
petición, y por tanto a la súplica. No se vive de amor vida de los santos (en particular en el Cura de Ars):
sin pedirse recíprocamente el amor el uno al otro. “Recurrió a su expediente habitual, que era pedir so-
Ése es el misterio mismo del amor. Incluso en Dios corro”. Un santo es justamente alguien que no tiene
hay amor y petición recíproca de dos seres. Y el fruto más solución de recambio que la súplica, tanto en la
de ese doble amor engendrado es el Espíritu Santo. vida espiritual como en la vida apostólica.
Ahora comprendes por qué existe un lazo tan pro- 30. Quieres pedir, pero quieres tener soluciones de
fundo y tan misterioso entre el Espíritu Santo y la recambio para el caso en que la súplica “no marche”.
súplica. Eso es justamente lo que hace que tu súplica no
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tenga esa fuerza desesperada que arranca las mon- mento seguirás suplicando, porque tu misión no ha-
tañas y las precipita en el mar. Te guardas una solu- brá acabado; te pasarás tu cielo haciendo bien en la
ción de recambio, y no te entregas totalmente en tierra y suplicando por todos tus hermanos.
esta oración de petición. 35. San Serafín de Sarov dice que el fin de la vida
31. ¿Cómo entrar en la danza de la súplica si no tie- cristiana “es la adquisición del Espíritu Santo”. Por
nes el hábito de hacerlo? Sin duda ya has suplicado supuesto, el Espíritu mora en ti: pero debes llamarle
en tu vida para salir de la desgracia o escapar a un sin cesar, porque él es el infinito y puede acrecentar
peligro inminente; por tanto, se ha abierto una bre- y ahondar en cada instante tu capacidad de acogerlo.
cha en ti. Coge el tren no importa dónde, no importa San Gregorio de Nisa forjó una hermosa palabra
cómo y a propósito precisamente de lo que no mar- para expresar ese misterio del corazón del hombre
cha en tu vida. Si todo fuera bien, yo me encontraría que se dilata como bajo la presión de un gas en ex-
molesto y no podría darte ya este consejo; pero hay pansión: habla él de “epectasis”. Cuanto más supli-
una cierta esperanza de que no todo vaya bien. En- cas al Espíritu que venga a ti, más abre él en tu co-
tonces, aprovecha esta maravillosa ocasión para de- razón profundidades insospechadas para recibirle,
cir: “Señor, ten piedad de mí”. de manera que en lugar de quedar saturado de su
32. En tu vida, la prueba, la tribulación, el infortunio presencia, te sientes acuciado por un deseo cada vez
y sobre todo la tentación son “ardides de amor del mayor de acogerlo.
Padre para enseñarte a clamar a él, y por tanto a re- 36. ¿Quieres saber si estás poseído por el Espíritu?
zarle, ya que no le das gracias en el tiempo en que Examina tu deseo, y él te enseñará mucho más que
las cosas marchan bien. Al principio, gritas penosa- tus sentimientos y tus emociones sobre el grado en
mente, como la locomotora de que he hablado antes, que está encerrado en ti. ¿Quieres que tu deseo no
enmohecida desde hace decenas de años, que ahora quede en una veleidad, sino que sea eficaz? Enton-
intenta arrancar. Tu corazón es una locomotora en- ces has de traducirlo en oración. La súplica da
mohecida -tiene complicaciones y está enfermo, cuerpo a tu deseo; pero o refuerza; de modo que,
dice Jeremías-, que ha de ponerse en camino. En- cuanto más oras, más deseas el Espíritu Santo.
tonces tú lo intentas, y varios años después, bajo el Como dice san Gregorio de Nisa: “Vas de comienzos
efecto de la gracia y de las tribulaciones, la máquina en comienzos, por comienzos que no tienen fin
lanza un segundo grito que recuerda el primero: “Es 37. “La mayor dificultad de la oración, dice el carde-
verdad, ya he suplicado un día”, y después suplica- nal Lustiger, es que nos obliga a salir de nosotros
rás al mismo ritmo que la locomotora que rueda mismos para volvernos a Dios”. Ante esta dificultad,
normalmente. no podemos contar con nuestras fuerzas: tenemos
33. Tu súplica se convierte entonces en la respira- que volvernos a él y pedirle que nos socorra en la sú-
ción permanente, la de los santos que no pueden de- plica. Ahora comprendes por qué los padres aconse-
jar de suplicar. Ha arrancado a una velocidad que jan siempre comenzar tu oración por una súplica
roza lo infinito. San Juan de la Cruz dice que en el prolongada. Ella te enseña a salir de ti mismo para
corazón de la santísima Trinidad, el Espíritu Santo tender las manos hacia el Padre. Luego podrás mo-
es la espiración del Verbo al Padre, lo que equivale a dular tu oración según los diversos registros de la
decir que el Espíritu es a la vez la aspiración y la ex- oración, de la alabanza y de la acción de gracias. Mas
piración. De la misma manera, los padres de Oriente si el Padre te mira hasta el fin en la súplica, no in-
vinculan la oración incesante del Espíritu en nues- tentes salir de ella por ti mismo: el Espíritu te ha in-
tros corazones al movimiento de la respiración y a troducido en el corazón de la súplica trinitaria.
los latidos del corazón. Así, cuando suplicas, el Es- 38. Jamás terminarás de llamar al Espíritu Santo en
píritu Santo establece su morada en ti y no cesa de ti. Por el Espíritu conocerás la divinidad de Jesu-
respirar y de orar en ti, ya sea que trabajes o que te cristo. Él es quien te mostrará su rostro o hará que
entregues al sueño. experimentes su presencia en ti. El que ha conocido
34. Reconozco que hay un momento critico en la de esta manera el rostro de Cristo comprenderá por
vida espiritual, y es aquel en que te das cuenta de su experiencia espiritual la unión de Cristo con el
que no vas a poder detenerte. Te parece excelente Padre y comprenderá también la naturaleza in-
suplicar de vez en cuando, e incluso a menudo, una creada de la luz divina que brilla en el rostro de
vez que te has puesto en marcha; pero el día en que Cristo. La experiencia de la gracia es en verdad com-
sientes que la presión del Espíritu es tal que no vas pletamente diferente del conocimiento dogmático o
a poder detenerte un solo instante, entonces te di- de la “fe por el oído”. “Creer en Dios es una cosa, co-
ces: “Hay otras cosas que hacer en la vida”. Pues no; nocerlo es otra”, decía el staretzSilouane. Y decía
no hay nada más que hacer que suplicar, aunque te también: “Oh Espíritu Santo… Tú me has revelado
encuentres desbordado por el trabajo, bien sea para un misterio insondable”. Y si tú le decías: “Descú-
ti o para tus hermanos sumidos en el infortunio breme el misterio que el Espíritu Santo te ha conce-
hasta el día en que entres en la gloria. Y en ese mo- dido conocer”, la respuesta no era la que esperabas.
Contestaba: “El Espíritu Santo, de una manera invi-

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sible, da el conocimiento al alma. El me ha conce- 7. Mas esta fiebre de Cristo no es nada en compara-
dido conocer al Señor, mi Creador. Él me ha conce- ción con la realidad. Mientras Cristo no hace más
dido conocer cuánto nos ama el Señor… Explicarlo que acercarse a ti, experimentas la dulzura de su ca-
es imposible”. lor y de su presencia; pero cuanto más penetra en ti,
más descubres que es un fuego devorador. Es un
12. MARÍA, LA MADRE DE JESÚS poco como la bomba atómica, si me permites la
1. No puedo hablar de la Virgen santísima a alguien comparación. Puedes sentirte arrebatado por una
que no haya sido abrasado por el fuego que Cristo intensidad que desee el martirio; puedes tener ham-
vino a traer a la tierra. Este fuego engendra en ti una bre y sed de santidad y de intensidad, y ser consu-
sed devoradora de ver a Jesús y de estar unido a él. mido por un deseo infinito de amor, pero no de una
En caso contrario, mis palabras sobre María serán “bomba atómica”. Todo eso no es nada en compara-
para ti un galimatías. Un circuito de refrigeración ción con Jesucristo, y comprenderás que no es posi-
sin fuego, eso es lo que es la Virgen para mucha ble; es demasiado fuerte.
gente. 8. En ese momento descubrirás a la Iglesia o a la vir-
2. Dicho de otra manera, si Cristo no es el centro de gen María, es decir, un circuito de refrigeración; o,
tu oración, te resultará difícil dar con el puesto de mejor, Cristo te concede el don de su madre. Como
María en tu oración. Le rezarás por deber o por con- le dijo Dios a Moisés con humor: “Has sido comple-
vencionalismo, pero no te volcarás totalmente en su tamente loco al desear el fuego… Deseabas el fuego;
oración. ahora te enseñaré a desear el frescor”. Si no has en-
3. De la misma manera, la presencia de María en tu contrado el frescor de la humildad (¡o de la hume-
vida y el diálogo que entablas con ella en la oración dad!) de la Virgen; si ese deseo de humildad no se ha
es un puro don de Cristo resucitado. convertido también en fiebre (es la segunda conver-
sión) y si llegas hasta el término del amor, verás que
4. Un día fueron a ver a san Ambrosio, el célebre sta- la puerta está cerrada y que es peligroso entrar.
retzde Optino, y le preguntaron sobre una decisión
que había que tomar. El no respondió enseguida y se 9. Para penetrar en el interior de la zarza ardiendo
tomó tiempo para rezar. Al cabo de algunos días, los hay que revestirse de una combinación ignífuga.
visitantes le dijeron: “No podemos esperar más; da- Como te lo decía al principio, debes llevar contigo tu
nos una respuesta”. Y él les contestó: “¿Qué queréis circuito de refrigeración, de dulzura, de alegría, de
que os diga? Hace cinco días que hago vuestra pre- humildad, de ingenuidad y de seguridad. En una pa-
gunta al Señor y a la Virgen, y no me responden”. Lo labra, debes encontrar el espíritu de infancia infinita
mismo pasa cuando hablas de la Virgen; si no se te para hacer frente a la intensidad infinita de Dios.
concede de arriba, todo lo que digas caerá al borde o 10. En ese momento -la segunda conversión- es hora
te parecerán simplezas. He tenido que esperar me- de decir: en lugar de hambre y sed de fuego, hay que
ses enteros de oración para recibir estas palabras, tener hambre y sed de agua, de la dulzura y de la hu-
porque no basta orar para recibir luces; llegan mildad. Has de intentar desaparecer en el anonada-
cuando Dios lo tiene a bien. miento, en el silencio; así es como entras bajo la
5. Tu primera conversión es descubrir, como Saulo carpa. En el circo sabes que primero, fuera, está el
en el camino de Damasco, que un cierto Jesús te desfile para atraer a los espectadores, y luego está el
busca, te desea y te cita en tal lugar. En el momento espectáculo en el interior de la carpa. Durante el
en que tu mirada se cruza con la suya, tu mundo en- desfile te sientes atraído por el fuego y la luz. Y
tero zozobra y no sientes más que un deseo: buscarle cuando comprendes la intensidad de ese fuego, bus-
a él con el poder de su resurrección y la comunión cas una entrada para moverte por la casa de Dios.
en sus sufrimientos. Como Pablo, puedes decir: “Mi 11. Como dice Cristo: “Es preciso convertirse y ha-
vida es Cristo, y morir una ganancia”. Tu vida cam- cerse como un niño para entrar en el reino de Dios”.
bia de sentido: es la conversión, que no es solamente Si no estás rodeado de agua y de humildad, pereces.
una gracia de fuerza, sino una gracia de luz que des- Por eso tienes necesidad de la Virgen y de la Iglesia,
ciende sobre ti y te pone en contacto con Jesucristo. que te dan las consignas de seguridad. Entonces ter-
6. A partir de ese momento has contraído una grave minas sintiendo hambre y sed de la Virgen, que te
enfermedad: la enfermedad de Jesucristo; es mor- da esta seguridad más que la sed de Dios. Ahora
tal, y no te concederá reposo. En otros términos, es- comprendes mejor lo que decía al principio: hablar
tás poseido por la fiebre de Cristo; es un sabor que de la Virgen a alguien que no tiene la fiebre de Cristo
viene de él; puedes descubrirlo en un amor humano es como hablar en chino. Es ofrecer sombra a quien
o en la vida religiosa. El amor que te descubre el ros- no tiene calor.
tro de Cristo no es forzosamente el que tú vives, sino 12. Si sientes el deseo y a la vez el temor de Cristo,
el que tú no vives y que deja en ti un hueco. O porque podrás comprender y aceptar el remedio que se en-
el lugar ha sido ocupado de antemano por Dios. En cuentra ya en el evangelio: “He ahí a tu madre, que
lugar de jugar ese juego con una criatura, lo juegas te ayudará a convertirte para hacerte niño”. Forma
con Dios para ganar tiempo. una ecuación con estas dos palabras de Jesús en el

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evangelio: “Si no os convertís haciéndoos como ni- en un circuito de refrigeración. Quieres la explosión,
ños, no entraréis en el reino de los cielos”. Son las pero entonces comprendes que es preciso que cam-
primeras palabras de Jesús a Nicodemo, al cual in- bie el ritmo para no explosionar. Esa fiebre se retira
vita a hacerse niño. Pero Nicodemo no comprende. y le sucede un gran silencio dentro de ti, en el cual
Cristo le responde. No lo hace enseguida, porque Je- aprendes a ser humilde, a entrar en la dulzura y la
sús no responde nunca a las preguntas que se le ha- humildad del corazón de María.
cen…, sino desde lo alto de la cruz (san Juan observa 17. Aceptas entonces la voluntad de Dios y te pones
que Nicodemo se encontraba en las proximidades en sus manos. Y Cristo te pone en las manos y en el
del Calvario). Jesús le da la respuesta que esperaba corazón de María. Es la noche de la fe y la noche del
hacia meses: ‘He ahí a tu madre, en cuyo seno debes espíritu. Es el momento en el que verdaderamente
entrar para encontrar la puerta del reino de los cie- entras en Dios. Hasta entonces te mecías un poco en
los y convertirte en un niño”. 13. He intentado expli- la ilusión, como dice Olivier Clément. Mas tu ora-
carte esto mediante el lenguaje simbólico del fuego, ción carece de gusto; o es un gusto de muerte o de
de la fiebre y del agua; pero no te aferres a estas imá- maná. En ese sentido es bueno, ya que esta fiebre es
genes diciendo que jamás has probado ese fuego que engañosa; no nos muestra las cosas como las cono-
Jesús vino a traer a la tierra, ni esa agua viva de la ceremos definitivamente. Eso es lo que salvará a la
que habla el evangelio. Estas cosas nunca ocurren de tierra de la locura en la cual se hunde; no será la sa-
esa manera, lo cual carece de importancia. En la pri- biduría, sino más bien locura: la de Dios.
mera fase de los comienzos está la alegría de ser de
18. ¿No reconoces acaso tu rostro y tu caminar en lo
Cristo. Es la fase de los consuelos y los desposorios
que acabo de decir? El lenguaje simbólico de las no-
antes del matrimonio. No es más que un débil atisbo
ches corre el peligro de engañarte respecto a la reali-
de tu entrada en el corazón de la Trinidad. Frecuen-
dad cotidiana, apenas perceptible; deja, pues, que te
temente no experimentarás más que oscuridad y ti-
diga las cosas de una manera más concreta y más
nieblas; en una palabra, el lado oscuro del trabajo
simple. En tu vida hay seguramente una primera
luminoso que obra en ti el Espíritu Santo.
conversión con ocasión de algún retiro, de un en-
14. Con el lenguaje de los padres de Oriente, Olivier cuentro con un grupo de oración o con un hombre
Clément describe acertadamente esta fase de tu de Dios, de una lectura o de una iniciación en la ora-
vida: “Al principio de la vida espiritual, Dios suele ción. Si te fijas bien en ese instante, descubrirás en
manifestarse de manera evidente. Mas el hombre, la fuente de ese cambio una intervención de la Vir-
sin experiencia todavía, mezcla estas experiencias gen, ya sea mediante el rosario, una consagración a
en su imaginación y se toma en serio. Llega entonces María o, simplemente, un encuentro con ella. Esto
el éxodo a través del desierto, la ‘tristeza por Dios’ y engendrará en ti un gran amor a la Virgen y la ora-
luego las lágrimas dolorosas ‘sin dolor’. Y el hombre ción a ella. Al cabo de los años, esta presencia se irá
recibe como una gracia verdaderamente ‘gratuita’ la difuminando, y parecerá que María ha desaparecido
verdadera alegría, la que ahora puede acoger con en- de tu vida. Un día, hablando de la Virgen, una mujer
tera humildad y que le recrea radicalmente. Como vino a decirme exactamente eso. Era consciente de
fue creado el mundo a partir de las aguas originales, haber recibido su primera conversión orando a Ma-
así el hombre es creado a partir del agua de sus lá- ría; pero ahora, cuanto más avanzaba, más tenía la
grimas” (“Extrait des Sources”, Les mystiques chré- sensación de que la presencia de María se le conver-
tiens des origines). La oración de las lágrimas, o la tía en “una presencia de fe”. Y me mostraba el dece-
santa compunción, es siempre superior a la oración nario que llevaba en el dedo que rezaba frecuente-
de fuego. mente, diciéndome que era el único lazo que la li-
15. Balancearse en la gloria es el desfile. Felizmente, gaba a María. Esta discreción de María es propia del
eso no dura siempre. Entonces se pasa a las cosas orden de las cosas espirituales, porque su misión es
serías: hasta ahora, dice el esposo, he dado vueltas a desvanecerse totalmente para dejar que obre Dios
tu alrededor cantándote mi amor; ahora quizá debe- solamente. He ahí la paradoja: cuanto más oras a
ría cogerte en mis brazos. Al principio sentirás sobre María, tanto más te sientes unido a ella y más ella te
todo la inmovilidad; antes podías contemplarme; parece lejana, por no decir del todo ausente.
ahora se ha terminado. Cuando estás demasiado 19. Este amor de fe que profesas a María no es sola-
cerca de alguien, ya no lo ves, y a veces deseas un mente fruto de tu experiencia de oración; es ante
poco de alejamiento, de distancia. Si te quedas dis- todo fruto de la voluntad de Cristo moribundo en la
tante de Dios, no es ya el abrazo; pero el abrazo de cruz. Indudablemente, ningún apóstol tenía un lazo
Dios -quiero decir esta unión- no tiene nada del fer- de amistad tan profundo con Cristo como Juan, el
vor y de la fiebre de los desposorios. El amor de Dios discípulo al que él amaba. Aunque sabía que iba a
es tan fuerte que, en lugar de iluminar, ciega. enviarle el Espíritu que haría presente al Señor en el
16. Cuando entras en la montaña, no ves ya la mon- corazón de Juan, Jesús quiso darle a su madre antes
taña. Cuando un niño está en el seno de su madre, de morir. Y san Juan ratificó ese deseo de Jesús
no ve a su madre, no ve su rostro. Es un tiempo te- aceptando a María en su casa, es decir, llevándola a
mible e inevitable, que no puedes soportar más que vivir con él.
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20. La meditación de esta escena del evangelio es te ayuda a llevar tu prueba física en paz y abando-
inagotable y deberás volver sin cesar a ella, tanto nado al Padre, y por tanto sonriente. Cuando sientes
para comprender el deseo de Cristo como para acep- demasiado la ausencia de María en tu vida, cuando
tar la voluntad del Padre. Es preciso que veas y oigas te encuentras a merced de ti mismo, has de orar y
a Cristo decirle a María señalándote: “He ahí a tu pedir esta gracia de una nueva visita de María. En-
hijo”. Y, al mismo tiempo, es preciso que estas pala- tonces conocerás la verdadera alegría.
bras de Jesús traspasen tu corazón en el momento 24. Mas en cada visita de María debes ratificar ese
en que él dice: “He ahí a tu madre don del Espíritu Santo dando gracias al Padre y a Je-
21. Cuando san Ignacio invita al ejercitando a medi- sús. Ten cuidado de no complacerte en esta gracia
tar el misterio de la anunciación, le propone que olvidándote de ir hasta el principio del don. Cada vez
contemple esta escena a partir del misterio mismo que María te visita, el Espíritu te invita a tomarla en
de la Trinidad antes de detenerse en el aconteci- tu casa, como san Juan a la muerte de Jesús. Tomar
miento mismo. De la misma manera deberías pro- a María contigo es consagrarte u ofrecerte a ella, se-
ceder tú con la escena de Jesús y de María en el Cal- gún las palabras de Griñón de Monfort, de Maximi-
vario. Jesús te da a María en el corazón de la Trini- liano Kolbe o de Juan Pablo II en su encíclica Re-
dad. Desde luego, es Jesús el que pronuncia las pa- demptoris Mater. Es el deseo de ofrecer a María tu
labras: “He ahí a tu madre”; pero Jesús no dice nada corazón, tu cuerpo, tu espíritu y todo tu ser, de ma-
ni hace nada que no vea decir y hacer al Padre. Por nera que ores, hables, pienses y obres con ella y en
tanto, del corazón del Padre se te hace el don de Ma- ella. En una palabra, haces que viva contigo entre-
ría como madre. María era la madre de Jesús, lo que gándole las llaves de tu mansión.
tenía de más precioso. Pero ese bien era también del 25. Consagrarte a María es entrar en su actitud de
Padre, según las palabras mismas de Cristo a su Pa- consagración a la voluntad del Padre a partir del mo-
dre: “Todo lo que es mío es tuyo y lo que es tuyo es mento en que dijo en la anunciación: “Hágase en mi
mío”. También interviene el Espíritu, puesto que según tu palabra”. Ya he explicado en otra parte que
glorificará a Cristo tomando de su bien para hacer- María se había entregado totalmente a la voluntad
nos partícipes a nosotros. Entre María y el Espíritu del Padre porque estaba permanentemente en sú-
Santo existe una afinidad muy grande y muy pura, plica. El que suplica permanentemente vive perma-
puesto que ella es pura transparencia al Espíritu; nentemente entregado a Dios. Antes de asentir a la
está casi modelada por el Espíritu Santo, dice el Va- palabra del Padre había escuchado de labios del
ticano II. Así pues, la Trinidad entera interviene y te mismo ángel que nada era imposible a Dios y que
da a María para que vayas a ella. bastaba suplicarle para obtener lo que no podía uno
22. Por eso, desde toda la eternidad ha querido la realizar por sus propias fuerzas. Sabía muy bien que
Trinidad santísima que tomes a María contigo. Lo obedecer a cada instante al Padre era suplicarle a
mismo que un día te has sentido tocado por la mi- cada instante que se dignara darle esta gracia.
rada de Cristo, así es preciso que estas palabras de 26. Lo mismo te ocurrirá a ti. No puedes tomar a
Cristo: “He ahí a tu madre”, se hagan carne y sangre María contigo y consagrarte totalmente con ella a la
en ti. Entonces María entra en tu vida como una per- voluntad del Padre sin experimentar que eso es im-
sona concreta con la que mantienes relaciones de posible; y eso es lo que suscitará en ti el deseo in-
hijo a madre, y ella de madre a hijo. Mas no intentes nato, que luego se transformará en hábito, de ro-
analizar demasiado el lazo que te une a ella; cuanto garle sin cesar, lo mismo en las alegrías que en la
más avances, más vinculado estarás con ella y más prueba y las dificultades. Cuando te encuentres en
conciencia tendrás de lo inevidente de esa relación. apuros o también te sientas feliz, clamarás a ella y
Algunos días te ocurrirá incluso preguntarte si toda- percibirás al punto su socorro, según las palabras
vía es “alguien” para ti. del Acordaos: “Jamás se ha oído decir que ninguno
23. Tendrás que recibir a María por madre no una de los que han acudido a vuestra protección, implo-
sola vez en tu vida; aunque ese don, realizado una rando vuestra asistencia y reclamando vuestro soco-
vez por todas, es irrevocable. Pero te sentirás ten- rro, haya sido abandonado de vos”. María no aban-
tado a olvidar esa presencia, ya sea porque se refugie dona nunca al que se dirige a ella en la oración. Por
en lo profundo de tu ser, ya porque escape a tus re- eso la oración incesante aconsejada por Jesús en el
cursos habituales. Fíjate bien: cuanto más presente evangelio no es una actividad espiritual entre otras;
está María a uno, mas es invisible”. Por eso el Espí- está íntimamente ligada al deseo de hacer la volun-
ritu Santo tendrá que volver a tu corazón y recor- tad de Dios; es una cuestión de vida o muerte. Sin
darte las palabras de Jesús: “He ahí a tu madre”. oración no hay humildad, castidad, pobreza ni espí-
Esta “toma de conciencia se produce en un abrir y ritu de infancia. Si oras, resistirás la prueba y la ten-
cerrar de ojos; pero tu visión del mundo y de ti tación; en cambio, si no perseveras en la oración, no
mismo queda del todo cambiada de golpe, porque te adherirás al Padre y a su voluntad.
María está allí, como en Caná, y tú sabes que está 27. Si tú te entregas así en la oración a María, ya sea
presente en tu oración y en cuanto dices y haces. con el rosario, con la oración o con la invocación, te
Más aún; infunde nueva fuerza y vigor a tu cuerpo y preguntarás si no pasas demasiado tiempo rezando
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a la Virgen. Es lo que llamo yo el esquema del re- que agrupa, él te pone en relación con todos los que
parto. Hay que saber dedicar un tiempo a todo: si viven hoy de su vida, y por tanto con María por ex-
oras a María un momento, después orarás al Señor celencia. Es una profunda cuestión de experiencia,
Jesús y al Padre. Hay que medir, en el sentido de li- que escapa a la mayoría de los que oran a María sin
mitar el puesto concedido a María, como si de ti de- ir hasta el fin de su oración.
pendiera administrar el presupuesto de tu tiempo 31. Hablar de Dios en María y de María en Dios es
para no pasar “demasiado tiempo” en ello. Tal es el forzosamente evocar el misterio de su oración. Pres-
esquema del reparto, que plantea a veces problemas cindiendo del Magnificat y de la doble mención de
a los hombres de oración. Mas, en realidad, es un Lucas de que María conservaba en su corazón todos
falso problema que no hay que mirar en el nivel del los acontecimientos y los meditaba, quedaban las
tiempo, sino en la unidad de tu vida de oración. palabras de María en Caná: “Haced todo lo que él os
28. Progresivamente irás comprendiendo mejor la diga”; pero el evangelio guarda silencio y se muestra
unidad de la vida mariana; no hay dos tiempos: un muy discreto respecto a la oración de María. Como
tiempo para orar a María y otro para orar al Señor. los que han pasado por entero a Dios y están inmer-
En tu vida de oración no hay dos actos, a saber: una sos en el Espíritu sin tener conciencia de todo lo que
oración a María y luego otra oración a la Trinidad. oran, María debía orar sin cesar, pero sin saberlo. Es
La vida mariana se caracteriza por la unidad: no hay muy importante contemplar la oración de María,
más que un solo acto y un solo tiempo. Cuando co- porque en esa oración entras tú cuando te vuelves a
nozcas mejor a la Virgen por dentro, verás que está ella para rezarle. También hoy sigue ella orando sin
totalmente desprendida de si misma; en ella Dios cesar en la gloria, porque es la única misión que se
ocupa todo el lugar, porque toda ella es referencia a le ha adjudicado.
los tres. Griñón de Monfort dice: cuando llamas a 32. Hay, sin embargo, unas palabras de los Hechos
María, responde Dios. que mencionan claramente la oración de María en la
29. Debes, pues, renunciar al temor de conceder de- estancia superior del cenáculo al volver del monte de
masiado lugar a María en tu oración, y por el hecho los Olivos. Dicen: “Todos unánimes se dedicaban
mismo renunciar a la ilusión de un dominio de tu asiduamente a la oración, con algunas mujeres, en-
vida espiritual en virtud del cual harías tú su distri- tre ellas María, la madre de Jesús, y los hermanos de
bución. La unidad de la vida mariana quiere decir Jesús” (He 1,14). Estas palabras ejercen siempre un
que si vives en María, encuentras a Dios en ella. Si profundo atractivo en los hombres que deseen orar,
oras a María, encuentras a Dios en ella. Si escuchas pues verán en María el tipo mismo de la orante por
a María, escuchas la palabra de Dios en ella; no des- excelencia, a la que los padres llamarán la omnipo-
pués, no en otro lugar, sino en el momento mismo y tencia suplicante; pero también verán en ella el ca-
en el acto mismo. ¡Cuántas veces los que hacen ora- mino hacia la oración incesante. Como dice Juan Pa-
ción me han hecho esta confidencia! Llegan a la ora- blo II: “La Iglesia permanece siempre en el cenáculo,
ción e intentan casar las piezas del puzzle de su es- pues su misión es permanecer asidua en la oración”.
píritu para estar atentos a la presencia de Dios en Por eso la Iglesia invita a todos los cristianos, desde
ellos. La mayoría de las veces no lo consiguen o con la ascensión a pentecostés, a intensificar su oración
mucho esfuerzo. Sin embargo, cuando tienen la hu- en la novena al Espíritu Santo.
mildad de coger el rosario y comenzar su oración 33. En el cenáculo, el objeto de la oración de María
desgranando avemarías, de repente se encuentran es, a no dudarlo, la efusión del Espíritu sobre los
en la oración sin darse cuenta. apóstoles y sobre la Iglesia. Todos esperan en la ora-
30. Poco importa que encuentres a Dios en María o ción ser revestidos de una fuerza llegada de lo alto.
que encuentres a María en Dios; en cualquier caso Pero la oración de María responde exactamente a las
estás sumergido en la misma atmósfera trinitaria, ya palabras de Lucas antes citadas: “María conservaba
sea por dentro o por fuera. En lugar de preguntarte todas estas cosas en su corazón para meditarías”.
cómo vas a orar, de saber cómo vas a distribuir las Esperaba el día en que se le habría de revelar el sen-
intenciones de tu oración personal, puedes correr el tido profundo de los acontecimientos de la vida de
riesgo de perderte en María. María misma guiará tu Jesús. Cuando María vivía con Jesús era testigo de
oración; basta que consientas en perderte. Lo que los acontecimientos de su vida, primeramente de la
puede darte la audacia de perderte en María es com- anunciación y del nacimiento. Escuchó su predica-
prender que, en el misterio de Dios, María no hace ción, vio sus milagros, sus curaciones y, finalmente,
de pantalla, sino que, al contrario, es la morada del lo contempló traspasado en la cruz. Lucas dice que
encuentro de Dios. Ella es la nube luminosa del no comprendió siempre lo que le acontecía a su hijo,
éxodo, en la cual Dios se te da a conocer; es como la pero que vivió aquellos acontecimientos en la obe-
tierra del encuentro, donde Dios se manifestó a Moi- diencia de la fe. En el momento en que se le concede
sés; es como la nube ligera que rodea a Jesús en el el Espíritu Santo en el misterio de pascua -que com-
misterio de su transfiguración. Encuentras a Dios en prende tanto la entrega del espíritu en la cruz como
María, porque ella es el lugar espiritual del encuen- la efusión del Espíritu en pentecostés- es cuando
tro. Encuentras a María en Dios, porque Dios es el María comprende el sentido de los acontecimientos
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de la vida de Jesús. Conservaba aquellos aconteci- bra” en la anunciación. Se convertía con ello en ma-
mientos en su corazón y los daba vueltas para el día dre de la Iglesia, cuya principal misión seria interce-
señalado, que es seguramente el día del don del Es- der por ella.
píritu en pentecostés. Entonces comprende que el 36. Tu oración a María habrá de seguir el mismo ca-
poder del Espíritu que ha resucitado a Jesús de en- mino, si has decidido volcarte totalmente en una
tre los muertos es el mismo poder que reposó en ella oración mariana. Pero fíjate bien: el centro de tu
en la anunciación y formó en su cuerpo virginal el oración será siempre Cristo; o, mejor, el Espíritu
cuerpo de Jesús. Asimismo, el Espíritu le hace “re- Santo, el cual orará en ti, formando a Cristo en tu
leer” toda su vida y los grandes acontecimientos que corazón: “Ya no soy yo quien vive; es Cristo el que
le han ocurrido como obra de Dios. Era preciso que vive en mí (Gál 2,20). Como María, dejarás que
se le diera el Espíritu Santo para que tuviera la luz Cristo reviva en ti, repasando en la memoria del co-
plena, tanto respecto al misterio de su hijo Jesús razón los misterios de su vida. Es el sentido mismo
como respecto a su propio misterio. También ahí el de la oración del rosario. Pero es posible también (y
Espíritu oraba en María poniendo en sus labios las ocurre a menudo) que te sientas más atraído por la
palabras del Magnificat,donde ella da gracias a Dios segunda parte del avemaría, que es una súplica:
por todas las maravillas que ha obrado en ella. El Es- “Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros,
píritu también es el que le hace decir: “¡Jesús es Se- pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte”.
ñor!” y “¡Abba, Padre! Entonces no temas abandonarte a la inclinación de
34. María era una mujer pobre y sencilla, y no tenía tu corazón, donde se unifica tu oración; es el Espí-
conciencia de ser el centro de la historia de la salva- ritu Santo el que gime e intercede en ti y te trans-
ción. En el cenáculo recordará en su corazón todos forma en oración viviente, como María en la gloría.
los acontecimientos de su vida y los de la vida de su 37. Ahora que has escogido unirte a Cristo viviendo
hijo: la anunciación, la visitación, el nacimiento de en María, debes elegir un punto de partida; en reali-
Jesús, los acontecimientos de su vida pública y sobre dad, es lo más importante de todo, porque todo se
todo los de la gran semana que va desde el cenáculo da en el comienzo. En la vida de Jesús y de María, el
al Calvario. Todavía se encuentra bajo la impresión punto de partida es a buen seguro la anunciación.
de los sucesos de la resurrección. Los evangelistas Desde ese momento, Jesús es ya hombre, como tú;
no refieren ninguna aparición de Jesús a María, es plenamente hombre entre nosotros, aunque en
pero hay que “ser inteligentes y comprender”, dice germen. A Teresa del Niño Jesús le gustaba el mis-
san Ignacio, que es algo evidente. Ella no tenía ne- terio de la anunciación; decía que era el día en que
cesidad de verlo con los ojos de la carne; ¡de tal ma- Jesús había sido lo más pequeño, y con razón. Y el
nera había creído en él con los ojos de la fe y del co- papa Juan Pablo II dice que “el cristiano es un hom-
razón! A ella se le aplicaban en primer lugar las pa- bre de la anunciación y que la anunciación es la sín-
labras de Jesús a Tomás después de la resurrección: tesis de todos los misterios cristianos” (Annecy, 7 de
dichosos “los que han creído sin haber visto”. Final- octubre de 1986). Toda tu vida de cristiano gira en
mente, es seguro que acompañó a los apóstoles en el torno al misterio de la anunciación como nexo espi-
monte de los Olivos para la vuelta de Jesús al Padre, ritual, es decir, entrando en ese misterio de María y
ya que el autor de los Hechos observa que volvió con viviendo en ella.
los apóstoles, los hermanos de Jesús y algunas mu-
38. El Espíritu es quien formó el cuerpo de Jesús en
jeres a la estancia alta del cenáculo. Allí es donde va
el seno de María; él también te modela a ti como hijo
a comenzar su gran retiro, en el cual repasará en su
de Dios, te da un rostro propio, como modela la eu-
corazón en oración todos los acontecimientos de la
caristía. En ese sentido, naces en el seno maternal
vida de Jesús.
de la Trinidad; pero como Jesús tomó cuerpo entre
35. La Virgen, si me es lícito expresarme de esta ma- nosotros aceptando nacer y crecer en el seno de Ma-
nera, reconsideró bajo la acción del Espíritu Santo ría desde el primer momento de su concepción, para
todos los acontecimientos de la vida de Jesús y ti el crecimiento cristiano consistirá en aceptar mo-
cuanto le había ocurrido, a la manera de como se rar en María, como el hijo antes de su nacimiento.
desgrana el rosario de los recuerdos que actualiza- No que ella te dé la vida divina, puesto que la adop-
mos y hacemos presentes por el amor y la amistad; ción filial es obra del Espíritu Santo, sino que ella
pero en lugar de verlos bajo el aspecto de aconteci- acepta esta vida contigo y la hace crecer en su medio
mientos materiales brutos e incomprensibles, los vital y maternal. Ésta es la intuición de san Ber-
contempló ensartados en el hilo de oro de la palabra nardo: la vida cristiana es una vida en el corazón de
de Dios, que les daba un sentido según las Escritu- María. San Alberto Magno dirá que Dios Padre no
ras. Comprendió que el Mesías debía sufrir para en- cesa de comunicar su Palabra, de formarla en ti por
trar en la gloria. En Nazaret había alumbrado a Je- la acción del Espíritu Santo, pero siempre en el seno
sús en su carne por el Espíritu Santo; ahora debía de María. Griñón de Monfort dirá que debemos ser
alumbrarle en su corazón por la fe bajo la acción del formados en María, es decir en el interior del cora-
mismo Espíritu que la había cubierto con su som- zón de María.

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39. Toda tu existencia cristiana consistirá en dejar exigente a la vez, dispuesta a aconsejarte y a guiarte
que Cristo se forme y crezca en ti, a fin de que alcan- a cada instante. Ejercerá su acción sobre todo en la
ces la medida del hombre perfecto. Para que este “guía” espiritual, puesto que tiene la misión de favo-
crecimiento tenga lugar en ti de manera armónica, recer en ti el crecimiento de Cristo. Así María te dis-
necesitarás de la acción maternal de María y de sus pone a acoger las inspiraciones y las mociones del
disposiciones espirituales en la anunciación. Su pre- Espíritu Santo. Una moción es un impulso del Espí-
sencia discreta te ayudará a superar las etapas. Ella ritu en nuestra capacidad de obrar o de sentir. Sobre
te enseñará su fe viva. La fe de María en la anuncia- esta tela de fondo, una inspiración es más bien una
ción es la adhesión total a la palabra y al pensa- luz de tu inteligencia y el servicio de tus hermanos.
miento de Dios, más allá de las propias “evidencias”, Las inspiraciones se reducen todas a palabras, pasen
aun cuando no comprenda. María se adhiere sim- o no por el lenguaje de las palabras. Por supuesto, la
plemente a la simplicidad de Dios; se adhiere a la guía interior de la virgen María puede realizarse de
palabra del todo simple, sin distancia. La segunda manera implícita por la atracción del corazón o a
nota de la fe de María es su abandono, su confianza través del camino ordinario que son las peticiones
total, que entraña el don de la vida: “He aquí la es- de tus hermanos o las tareas que tienes prescritas.
clava del Señor. Hágase en mí según tu palabra”. Y 43. Un gran espiritual, Jean Claude Sagne, o. p. , que
tiene siempre la invitación a la alegría, que reina conoce bien las comunidades de Renovación, puesto
permanentemente en su corazón desde el momento que ha colaborado en el nacimiento del Camino
en que le oyó decir al ángel: “Alégrate, María, llena Nuevo, va más lejos aún y escribe: “A más de una
de gracia”. persona le ocurre hoy recibir en el fondo del corazón
40. Sería difícil reconsiderar todas las etapas de tu consejos explícitos de la virgen María en forma de
vida cristiana; pero no temas; con el Espíritu Santo palabras interiores. No hay por qué temer ser víc-
obrando en María estás en buenas manos. He que- tima de ilusiones presumiendo que esos consejos
rido insistir sobre todo en las disposiciones espiri- son privilegio de los más dóciles al Espíritu Santo.
tuales de María en la anunciación, que han de ser las María es la madre de los pobres. No vacila en entrar
tuyas: su fe con sus notas de sencillez, de abandono, más manifiestamente en la vida de las personas
de humildad, de obediencia y de alegría. En cuanto presa de graves dificultades morales y espirituales,
a la andadura, no depende de ti conocer los tiempos siempre que en el corazón está abierta la puerta de
y los momentos. Debes vivir en el instante presente. una confianza infantil”. De todas formas, lo que per-
Vivir en el corazón de María es dejar que el Espíritu mite discernir los consejos de María es la constancia
Santo te haga participe de las disposiciones espiri- de sus orientaciones habituales. De manera discreta
tuales de su corazón. Es la invitación espiritual más y progresiva, se trata de pasar de la obediencia a Je-
exigente, puesto que es la invitación al desprendi- sús (“Haced todo lo que él os diga”, Jn 2,5) a la obe-
miento y a la purificación. diencia a los responsables, a la humildad, a la deli-
41. En tu vida espiritual, María tiene una función de cadeza de la caridad fraterna más cotidiana y con-
madre. Ella te educará para que entres en relación creta. María te invita a simplificar tu vida y a perma-
con el Padre. En la oración mirarás a tu Padre del necer en el gozo del Magnificat.María, la creyente, te
cielo con los ojos de María y escucharás sus palabras atrae hacia la fe pura. Guardiana del corazón, te
con los oídos de ella. ¿Qué decir entonces de tu rela- atrae hacia la pureza del amor. Ella te da el sentido
ción con Jesús, puesto que él nace, crece y vive en ti? del misterio de la santidad de la Iglesia en sus sacra-
Jesús está todo él “vuelto hacia”, es mirada hacia el mentos y sus ministerios.
Padre, todo entero adoración y acción de gracias; al 44. ¿Cómo rezar a María? Ya he aludido al rosario, y
vivir en ti, te arrastrará en su movimiento de Hijo deseo volver a él para terminar. Es el equivalente de
del Padre. Si te dejas atraer por María, el Espíritu la oración a Jesús en Oriente, es decir, el medio po-
Santo te concederá participar de ese movimiento de bre de sumirte en la oración incesante. La intuición
Jesús. Formará en ti una humanidad filial que te del rosario es vivir todas las escenas del evangelio
atraerá hacia el Padre. Por eso, de manera privile- con María. Acoges la palabra de Dios, al verbo en-
giada, en esa aceptación del Espíritu Santo, María te carnado en María, con los ojos, el corazón, los oídos
hace descubrir por encima de todo al Padre. Es el y todos los sentidos del corazón de la Virgen. Es la
movimiento mismo de Jesús, revelador del Padre. experiencia que corresponde a la unidad de la vida
Griñón de Monfort y san Bernardo insisten mucho mariana, cosa que se produce en el rosario también.
en enlazar constantemente la acción de María con el A algunos, la recitación humilde del rosario les lleva
Padre: es la influencia propia de María para ti. La a la oración del corazón y a la oración de simple mi-
función del Padre es justamente la del origen. rada, como la de Jesús. Mas los que viven en la ora-
Cuando estás en la situación de niño, estás más ción continua, no viven el rosario sólo como una
cerca del don del Padre, el cual ha comenzado a oración preparatoria al silencio y a la oración.
darte el germen de vida. 45. El rosario se convierte en si mismo en el tiempo
42. Si tomas a María contigo, ella será para ti una del silencio, de la oración y de la escucha de la pala-
madre constantemente disponible, muy delicada y bra de Dios. Es una experiencia que vivir. Si eres fiel
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a la oración del rosario, el Espíritu Santo puede 48. Cuando contemplas a María, ves que ella es la
darte esa experiencia sencilla que hace que en el mo- mujer perfecta, la que mejor ha coincidido con la vo-
mento mismo en que oras a María invocándola con luntad de Dios sobre ella, por lo cual triunfó plena-
las palabras que susurran tus labios, palabras que mente en su vida. Y en la maravilla de ese triunfo
tus oídos perciben suavemente, se te conceda en el realizó plenamente su vocación y descubrió su pro-
fondo de ti mismo la palabra de Dios en un mismo pio nombre. También tú tienes una vocación y un
acto y en el mismo momento. .La oración vocal es el nombre propios que constituyen tu gozo en la tierra.
sostén necesario para mantener tu atención a Dios y Si te entregas a la Virgen y le rezas intensamente,
tu corazón en el silencio de la oración. El rosario se ella hará que descubras diariamente tu verdadero
convierte en si mismo, y en el momento mismo de la rostro, y entonces conocerás la verdadera dicha. No
oración vocal, en silencio, y tú eres introducido en el tendrás ninguna dificultad en oír tu nombre cuando
silencio de María por el hecho mismo de hablarle. el Padre te llame a él.
Hay una experiencia en un doble nivel: con tu inte- 49. Lo último que quiero decirte a propósito de Ma-
ligencia y con tus labios murmuras palabras a Ma- ría puede parecer un poco una provocación: “Jamás
ría, pero en otra zona la más profunda de ti se deja rezarás bien a la Virgen si no la has visto”. Estas pa-
oír la palabra de Dios; el rosario te permite experi- labras me recuerdan otras de Robert de Langeac:
mentar la unidad de la vida mariana. Para escuchar “No se reza bien más que en éxtasis”. Decía él esto a
la palabra de Dios en María basta que te dejes atraer propósito de la adoración del santísimo. Cuando sa-
por su silencio, para que María pueda hablar a tu co- bia que estaba expuesto el santísimo, se sentía como
razón. fascinado e imantado por la eucaristía y abandonaba
46. Si experimentas la oración de simplicidad: el ro- todas sus ocupaciones para ir a la capilla. Este hom-
sario, la oración del corazón de la Iglesia de Oriente, bre de oración no pensaba ni por un momento en
la “oración a Jesús”, la oración litánica, aprenderás fenómenos extraordinarios. Pensaba más bien que
a conocer el fondo de ti mismo. En la medida en que el que ora debe estar totalmente fuera de si (éxtasis)
tu espíritu esté suficientemente ocupado por la re- para estar en Cristo. Lo mismo ocurre con la palabra
petición de las palabras del evangelio o de los sal- sobre María. No se trata de verla con los ojos del
mos, eres libre respecto a tu espíritu, quedas apaci- cuerpo, ni siquiera con una visión intelectual o ima-
guado por un trabajo mínimo de tu inteligencia y, ginaria. Entonces, ¿de qué se trata?
por el hecho mismo, eres llevado a descender a ti 50. Para hacértelo comprender, recurriré a un testi-
mismo. Bajo la dirección del Espíritu Santo, explo- monio de la vida del padre Vayssière, op. Estaba él
ras el fondo de ti mismo: el hombre interior, el lugar en la ermita del Santo Bálsamo y había consagrado
de la presencia de Dios en ti. Allí es donde el Espíritu toda su vida a la virgen María. Un día, durante un
Santo te hace presentir en María ese lugar en el que paseo, hablaba de María con un amigo suyo cuando,
obra, donde hace habitar a las otras personas divi- sin darse cuenta -pues luego se sintió muy molesto-
nas, con él, en ti. Para decirlo en una palabra, es el le hizo esta confidencia: “No sé qué me ocurre, pero
corazón, en el sentido bíblico del término, el lugar la Virgen santísima está siempre conmigo”. Y se
en el que Dios habita en ti, el fondo de tu alma. En apresuró a añadir para no descubrir su corazón:
la terminología de la escuela francesa, es la fina “Pero no se le puede pedir a todo el mundo la con-
punta del Espíritu. fianza y la devoción totales a la Virgen, porque es
47. Lo propio de la experiencia de la oración de sim- una gracia que viene del Espíritu Santo”. Ver a la
plicidad a María es hacerte descubrir en la unión Virgen no es solamente verla con los ojos de la carne
misma con la Virgen ese fondo de ti mismo en el que -pues siempre se puede preguntar sí no somos ob-
reside Dios en ti. Allí es donde habita la palabra de jeto de una ilusión; además, la visión ha de terminar
Dios en ti antes de que puedas oírla, porque la pala- un día-, sino que es tener la experiencia de su pre-
bra de Dios es más interior a ti que tú mismo. Lo sencia a nuestro lado o incluso en nosotros mismos,
propio de la oración de simplicidad es unirte en el al principio de una manera intermitente y luego de
fondo de tu ser a la palabra viviente de Dios, Jesús forma continuada. Relee el número 45, y allí encon-
en el fondo de ti, esa palabra que te concede vivir y trarás esta intuición; pero en lugar de hacer la expe-
hablar. Eso es lo que descubres en María. Retén riencia del silencio y de la oración recitando el rosa-
esto, tú que te sientes tentado a buscar soluciones a rio, sentirás la presencia de María. Apenas comien-
tus problemas por el lado de las ciencias humanas: ces a rezar el rosario, e incluso a menudo de impro-
sólo la experiencia de la oración puede revelarte ese viso, estará ella allí; y, mientras dices las palabras
fondo de tu ser que escapa a tu conciencia ordinaria del avemaría, en el fondo de tu corazón o en el cielo,
incluso después de un trabajo de rememorización. conversarás con ella sobre todos los acontecimien-
Sólo el Espíritu Santo puede revelarte tu propio mis- tos de tu vida. Después de largos años de experien-
terio, es decir, tu corazón como lugar en el que re- cia, creo que esto es “ver a la Virgen santísima”.
side la palabra de Dios.

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13. ORAR POR LOS OTROS debilidad intercede por los hombres. La carta prosi-
gue así: “El, que en los días de su vida terrena ofreció
1. “Velad y orad para no caer en la tentación. El es- oraciones y súplicas con gran clamor y lágrimas al
píritu es ardiente (lleno de amor), pero la carne es que podía salvarle de la muerte, fue escuchado por
débil” (Mc 14,38). Jesús no se contenta con invitarte su obediencia” (Heb 5,7).
a orar incesantemente, sino que al entrar en el com-
bate de la agonía, él mismo ora instantemente. De- 6. Si quieres interceder de veras, no puedes aho-
berías tener sin cesar ante los ojos a Jesús en oración rrarte penetrar en lo más profundo de tu miseria y
en Getsemaní. ¿Por qué ora así Jesús con tanto ar- del sufrimiento de tus hermanos. Como Cristo, ha-
dor e insistencia? Sobre todo no vayas a creer que brás de experimentar la debilidad de la carne y ten-
pretende darte un ejemplo de oración continua. Je- drás que clamar al Padre a fin de obtener un socorro
sús no hace nada para que sirva de ejemplo: él existe extraordinario para cumplir su designio. En todo
y ora; es todo. Lo demás irradiará de él mismo. caso, la oración no podrá jamás consistir en presen-
tar cortésmente a Dios el recuerdo de tus hermanos
2. Cristo acepta orar sin cesar no sólo porque ve a pidiendo que intervenga en su favor. Tu oración ha-
Dios y arde de amor por él, sino porque experimenta brá de ser verdaderamente una lucha, semejante al
hasta la angustia y el miedo, que su carne es débil y combate de la agonía de Jesús, en el que pondrás en
que necesita un socorro extraordinario para cumplir la balanza tu vida y la de tus hermanos. Para ayu-
el designio del Padre; acepta experimentar eso; es lo darte a comprender esto, el medio más sencillo es
suficientemente humilde para ello y nos invita a en- también tomar dos ejemplos de intercesión: el de
trar en la humildad de orar, porque la carne es débil. san Silouane del Athos y el del rabino Souzya. Tam-
Fíjate que fue un ángel el que le socorrió en la ago- bién hubiera podido elegir la intercesión de santo
nía, y no la visión del Padre…, la cual estaba lejos de Domingo, que se pasaba las noches “rugiendo”:
ser un consuelo para la debilidad de la carne; era “¿Qué será de los pecadores?”
más bien un peso más abrumador todavía.
7. Se le preguntó a Silouane: “Padre, ¿cómo es que
3. Al mencionar la “debilidad de la carne” no se ha- vuestros obreros trabajan tan bien (era responsable
bla tanto de “tentaciones” contra la carne, según se del molino del monasterio San Panteleimon, en el
entiende habitualmente, como del hombre sometido Athos), siendo así que no los vigiláis jamás?”
a la torpeza de la carne, a la debilidad, a la degrada-
ción, a la prueba, al sufrimiento y a la muerte. El que “Lo ignoro -respondió-; todo lo que puedo deciros es
ora porque la carne es débil se encuentra en el fondo lo que hago por la mañana; no entro jamás en el ta-
de la angustia (De profundis, salmo 129), porque no ller sin haber primero rezado por esos buenos mu-
aparta los ojos de ella y no se hace ilusiones…; pero chachos; voy a ellos con el corazón lleno de compa-
por ello no corre ningún peligro, está protegido por sión y de amor, y cuando entro en el taller los quiero
el Espíritu Santo. Entonces estás en el centro del co- tanto que lágrimas de amor inundan mi alma. Les
raje de tener miedo, como dice el padre Molinié 1: te distribuyo la tarea para la jornada y, como estoy re-
encuentras en peligro mientras que la debilidad de suelto a orar por ellos todo el tiempo que dure el tra-
la carne no te da miedo, y estás seguro una vez que bajo, me vuelvo a mi celda y oro por cada uno de
oras porque te lo da, una vez que aceptas los sufri- ellos en particular. Me pongo en presencia de Dios y
mientos que animan a ese miedo. 4. Al contrario, el le digo: ‘Dios mío, acuérdate de Nicolás. Es joven,
que no ora se sustrae a la agonía de Cristo; sus ten- acaba de cumplir veinte años, ha dejado en el pueblo
taciones son una mezcla en la que intervienen sin a su mujer, que es más joven aún que él, y a su pri-
duda la debilidad de la carne (lo que humilla), pero mer hijo. Puedes imaginar qué miseria le ha forzado
mucho más gravemente el orgullo: el orgullo de la a dejarlos porque no podía mantenerlos sin su tra-
vida o el orgullo sin más, que le hace incapaz de re- bajo’. Al principio, rezaba con lágrimas de compa-
sistir con éxito la debilidad de la carne -convertida sión por Nicolás, su mujer y su hijo; pero a medida
de hecho en él en orgullo de la vida-, a lo que no que rezaba, el sentimiento de la presencia de Dios
puede oponer más que el orgullo de la virtud, que es me invadía más y más; en cierto momento se hizo
todavía peor. tan intensa que, perdiendo de vista a Nicolás, a su
mujer y sus necesidades y su pueblo, no tuve con-
5. Puedes ver hasta qué punto es absolutamente ne- ciencia ya más que de Dios solo. El sentimiento de la
cesario comprender por qué Cristo oró a causa de la presencia de Dios me arrastró a un recogimiento
debilidad de la carne, para entrar en ese misterio de cada vez más profundo. De repente, en el seno
la oración por los demás. La carta a los Hebreos dice mismo de esta presencia, encontré el amor de Dios,
que Cristo no es incapaz de compartir nuestra debi- su misericordia, y en el centro de ese amor, a Nico-
lidad -la de la carne- porque fue probado en todo a lás, a su joven esposa y a su hijo; entonces, con el
semejanza de nosotros. Por eso es capaz de compa- amor mismo de Dios, comencé de nuevo a orar por
decerse y de tener comprensión con nosotros, por- ellos; pero me sentí una vez más atraído a nuevos
que también él se vio acosado por todas partes por abismos en el fondo de los cuales encontré otra vez
la debilidad (Heb 4,15; 5,3). Justamente desde esa el amor de Dios. Así es como se pasan mis días; oro
por cada uno de mis obreros sucesivamente…, al fin
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de la jornada les digo unas palabras, oramos juntos le preguntaron a ese mismo rabino cómo es que to-
y vuelvo a mi monasterio a cumplir mis obligaciones dos los que acudían a él se sentían movidos a arre-
8. Puedes comprender a través de estas palabras qué pentirse y a cambiar de vida. El respondió: “Cuando
esfuerzo, qué combate y qué lucha exigen la oración un hombre viene a yerme que no quiere arrepen-
contemplativa, la compasión y la oración activa. San tirse, desciendo, marcha atrás, hasta lo más pro-
Silouane ora por los hombres del mundo entero, fundo de su pecado, y cuando he ligado el fondo de
pero ora también por los que le están más cercanos su alma con la raíz de la mía, ‘uno’ con él, comienzo
y los menciona por su nombre delante del Señor. No a arrepentirme de nuestros pecados. No puede me-
ora solamente porque se siente conmovido por la nos de arrepentirse conmigo, puesto que nos hemos
miseria humana de Nicolás, sino porque está su- convertido en uno”. 10. He ahí el testimonio de un
mido en la misericordia misma de Dios, y con ese hombre de Dios que reza por sus hermanos; pero
amor mismo de Dios suplica al Padre por sus obre- con una oración tal que éstos son presentados a Dios
ros. Su oración es verdaderamente una súplica. No en su totalidad, aceptados por él en su radical po-
se contenta con decir: “Señor, acuérdate de éste, de breza sin rechazar nada de su vida, ni siquiera su pe-
aquél y también del otro”. Se pasaba horas y horas cado. El orante va incluso más lejos, puesto que se
orando con una compasión y un amor que no eran identifica con su hermano pecador e intercede con
más que una misma cosa en su corazón. él y por él ante el Padre. Esta intercesión es posible
para los cristianos porque Cristo fue el primero en
9. Tomo el segundo ejemplo de la tradición judía, del
entrar hasta el fondo de nuestro infierno y de nues-
libro de Martin Buber Récits des Hassidim. Un
tro pecado para interceder en favor nuestro ante
hombre llamado Souzya era discípulo de uno de los
Dios. En este sentido somos “salvadores” con Cristo,
grandes espirituales de su tiempo. Viéndolo lleno de
porque participamos de su sacerdocio de interce-
discernimiento y capaz de ayudar a las personas que
sión. No somos solamente “salvados”, sino “salvado-
acudían a él, le pidió que rogara al Señor que le con-
res”, porque Cristo nos asocia a su cruz gloriosa y
cediera la visión del bien y del mal en la gente. En
nos hace hijos del Padre, capaces de compartir su
respuesta a la oración de su maestro, Dios le dio esta
súplica.
visión. Algún tiempo después, un mercader fue a ver
al maestro de Souzya; su vida había estado profun- 11. Jamás intercederás de veras por tus hermanos si
damente mancillada por el mal. El joven discípulo no te sientes movido a compasión y sacudido en lo
tuvo inmediatamente la visión de la fealdad de su más hondo de tus entrañas por sus sufrimientos. Es
mal, y exclamó: “¿Cómo te atreves a presentarte preciso que sientas en tu propia carne su miseria fí-
ante el rostro de un santo siendo tan impuro?” Y el sica o moral, y ante todo su sufrimiento de ser peca-
mercader se alejó. El maestro llamó entonces a su dores. Acuérdate del humilde zapatero de Alejan-
discípulo y le dijo: “Acaba de llegar un hombre al dría, al cual fue san Antonio a preguntar el secreto
que tú has echado. Sin embargo, era su última opor- de su santidad. Su respuesta fue que no hacía nada
tunidad”. Presa de horror, el joven discípulo suplicó extraordinario, pero que no podía soportar ver bajar
al maestro que orara para que no volviera a ver el al infierno a todos los que pasaban delante de su
mal. El maestro le respondió que los dones de Dios puesto. Por ello suplicaba a Dios que le hiciera bajar
son inalienables, pero que oraría al Señor que le con ellos al infierno, pero que los salvara a todos.
concediera un nuevo don, el de percibir con tal 12. Para aprender a orar es preciso ante todo que te
fuerza su identidad con su hermano que todo el mal hagas solidario de toda la realidad del hombre, de su
que viera no lo vería como el de otro, sino como el destino, incluso del mundo entero, y que lo asumas
suyo propio. Más tarde, Souzya hizo una peregrina- totalmente. Ese es el acto esencial que llevó a cabo
ción a través de Polonia. Un día llegó a un albergue, Jesús en la encarnación, y por tanto en la interce-
miró al dueño y lo vio como Dios lo ve; ve el horror sión. De ordinario, cuando piensas en la intercesión,
del mal en que vivía. El dueño del albergue le pre- crees que consiste en recordarle cortésmente a Dios
guntó qué deseaba, y el joven rabino le respondió: lo que se ha olvidado de hacer. La encarnación con-
“Sólo un rincón en el que poder orar”. El posadero siste en dar un paso que te conduce al fondo de las
le indicó un cuchitril, y luego dijo a su mujer: “¿Qué situaciones trágicas, paso que tiene la misma cuali-
clase de hombre es ése? Está cansado, lleno de dad que el de Cristo, el cual se hizo hombre de una
polvo, no toma alimento alguno y sólo pide un rin- vez por todas.
cón para rezar. Voy a ver lo que hace”. Se deslizó 13. Debes dar un paso que te lleve al centro de las
hasta la puerta, la entreabrió despacio y vio al joven situaciones de las que jamás podrás salir. Esta soli-
rabino orando ante Dios y exponiéndole la vida en- daridad con Cristo está simultáneamente orientada
tera del posadero como si fuera la suya propia, por- hacia dos polos opuestos: Cristo encarnado, verda-
que lo había sentido con una absoluta solidaridad. dero hombre y verdadero Dios, es totalmente soli-
De repente el posadero se vio frente a su vida tal dario del hombre en su pecado cuando se vuelve a
como la veía el mismo Dios, y su corazón quedó roto; Dios, y totalmente solidario cuando se vuelve al
se arrepintió y comenzó una nueva vida. Más tarde hombre. Esta doble solidaridad en cierto sentido te

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hace extraño a los dos campos, y al mismo tiempo te carga no te vienen de una mera filantropía humana,
une a los dos: ésa es tu situación cristiana básica. de una compasión pasajera o de una conmoción de
14. Me dirás: “¿Qué hacer?” La oración nace de dos tu sensibilidad, aunque esta experiencia de lo trá-
fuentes: gico sea una fuente de oración. Mas no te aferres a
ella demasiado, porque semejante compasión está
- O es tu comunión con el amor misericordioso de
destinada a disminuir deprisa hasta desaparecer. Es
Cristo por todos los hombres y tu participación en
por la oración perseverante, pura y sincera como re-
su intercesión viviente por todos los que se acercan
cibes esa compasión, don de Dios que te hace capaz
a Dios pasando por él. - O bien es el sentido de lo
no solamente de perseverar en esta comunión con
trágico, lo tuyo y lo de los otros sobre todo. Berdiaev
los más débiles, sino también de no poder ya vivir
decía: “Cuando tengo hambre, es un hecho físico; si
sin ellos (l Tes 3,8) y de no encontrar reposo más que
mi hermano tiene hambre, es un hecho moral”. He
compartiendo sus penas y sus sufrimientos. El se-
ahí lo trágico, tal como se te presenta a cada ins-
creto de este carisma reside en tu comunión con
tante. Tu vecino tiene hambre siempre; no siempre
Cristo, en tu participación de su amor infinito y mi-
la tiene de pan, sino con frecuencia de un gesto de
sericordioso por los hombres. Así pues, tu comunión
amistad o de una mirada afectuosa. Ahí comienza tu
en los sufrimientos de los hombres y tu comunión
oración, en una comunión íntima con Cristo o una
con Cristo dependen fundamentalmente una de otra
sensibilización al sentido trágico de la vida. 15.
en el más alto grado; de modo que llevar la cruz de
Mientras subsiste esta sensibilización, la oración es
Cristo significa por el hecho mismo tomar parte en
fácil: sumido en la unión con Cristo, oras fácilmente;
la cruz de los hombres, sin restricción, hasta el fin.
lo mismo que oras fácilmente cuando estás afectado
por una situación trágica o por el sufrimiento de uno 18. Cuando disminuye la intimidad de tus relaciones
de tus hermanos. Mira todos esos hombres y esas con Cristo en la oración, es indicio de que una seria
mujeres que han sido columnas de oración para el enfermedad ataca a la oración en su esencia misma.
mundo; verás que todos han sido o grandes hombres Para los que obran, sirven a los demás y oran por
de oración o bien hombres hundidos hasta el cuello ellos, esto significa una gran pérdida, un fracaso se-
en la miseria de sus hermanos. Así Silvano del Athos guro; entonces comienzan a entibiarse y sentirse
oraba sin cesar por el mundo dando la sangre de su cansados. Para los que se consagran totalmente a la
corazón. No estaba en contacto con la miseria, pero oración es señal de que corren el riesgo de ence-
Jesús le hacia compartir su pasión de amor por los rrarse en una oración separada de la vida, de rego-
enfermos, los débiles y los pecadores. Fíjate en dearse de una cierta alegría de la unión con Cristo o,
Gandhi, la madre Teresa, el abbéPierre, Dom Helder lo que es más grave, se relajan en la oración ince-
Camara: todos son hombres de intensa oración, por sante, dejando que penetre en ellos el espíritu del
la sencilla razón de que, después de haberse consu- mundo. A este punto, sólo con gran esfuerzo consi-
mido del todo para aliviar a sus hermanos, experi- guen orar por los otros. Luego descuidan su vida de
mentan que todo lo que ellos no pueden hacer hay oración y quieren evadirse de ella. Finalmente se
que confiarlo a Dios, el dueño de lo imposible (son abstienen de ella y se agitan en una vida muy pe-
palabras de la madre Teresa). Entonces recurren a nosa, porque sin Cristo es imposible seguir sir-
su arma habitual, que es la súplica. viendo a los demás con una acción fecunda, conti-
nua y eficaz; y a Cristo no se llega más que con la
16. Abre bien los ojos para ver el sufrimiento de tus
oración.
hermanos, y tus oídos para escuchar el grito de su
miseria, igual que Dios se sintió conmovido por los 19. Así pues, de tu unión verdadera, íntima y pro-
gritos de los israelitas oprimidos por los egipcios. El funda con Cristo depende tu intercesión por tus her-
Señor está atento al menor grito que se eleva de la manos. Cuando sientes en ti el gozo de la comunión
tierra, presa de los dolores de parto. Existe un sufri- con Cristo en la oración y descansas bajo la mirada
miento infinitamente mayor: el de ser pecador y no del Padre, eso no quiere decir que tu oración haya
conocer el amor de Jesús salvador. Es el sufrimiento llegado a su término. Al contrario, es una invitación
del mismo Cristo a la vista de los que se pierden y para que comiences a iniciarte en la oración que su-
descienden al infierno. Él hace que sus amigos ínti- pera el entendimiento humano y que es la oración
mos compartan este sufrimiento, como el humilde de Cristo por todos los hombres. Entonces descu-
zapatero de Alejandría. ¿Quién podrá comprender el bres que tu oración se convierte para los otros en
sufrimiento del corazón de Cristo durante su pa- fuente de poder espiritual.
sión? Sufrió infinitamente más por el rechazo de su 20. En tierra cristiana no hay más oración que la de
amor, lo mismo por parte de los discípulos que del Cristo, y lo que sabemos de ella por el evangelio está
pueblo y de sus jefes, que por los clavos que le suje- siempre vinculado a su misión. Él ora por sus após-
taron a la cruz: “Vino a los suyos y los suyos no le toles antes de escogerlos, por la santificación del
recibieron”. Ves cómo insensiblemente se pasa del nombre del Padre, por el establecimiento del Reino,
sufrimiento de los hombres al sufrimiento de Cristo. por la unidad de sus discípulos o por una curación.
17. Tu comunión en la pena de los que sufren, enfer- De hecho, Jesús ora siempre por los hombres, y
mos o ultrajados, y tu capacidad de compartir su cuando el Padre le glorifica, inmediatamente indica
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que esta voz se ha escuchado por sus discípulos. 24. Al mismo tiempo arraiga en él la certeza serena
Desde que el verbo de Dios se encarnó dando un y dulce de que un día estará realmente unido a
paso decisivo en el corazón de la humanidad do- Cristo en su muerte y su resurrección. Y el Espíritu
liente, su vida y su oración no pueden permanecer le hace comprender interiormente que la vida eterna
ya separadas de la historia humana. Su intercesión consistirá en conocer al Padre y al Hijo, y sobre todo
continua está ligada a su encarnación; y la teología en interceder por sus hermanos los hombres. Esta
afirmará que su sacerdocio está arraigado en la seguridad le da una paz absoluta, porque lo que hace
misma encarnación. Para Jesús, existir es interceder hoy en la fe lo hará mañana en la luz de la gloria. Es
por los hombres. la intercesión del cielo.
21. Desde el momento en que tomó carne, Jesús in- 25. Todo esto se realiza por la unión con Cristo re-
tercedió ante el Padre: “Él en los días de su vida te- sucitado, que te confía los secretos de su corazón y
rrena ofreció oraciones y súplicas con gran clamor y de su misión respecto a los pecadores. Recibes al
lágrimas al que podía salvarle de la muerte, y fue es- mismo tiempo el poder de acabar su obra y de vivir
cuchado en atención a su sumisión” (Heb 5,7). Estas de su amor. El que ama a los pecadores como los
palabras aluden ciertamente al grito de Jesús en la ama Cristo, el que se compadece del sufrimiento de
cruz, recogido por los tres evangelistas; pero su vida los pobres y de los enfermos y está dispuesto a sacri-
entera fue una larga súplica. ¿Y qué pasa con Jesús ficarse por ellos es justamente el que es capaz de in-
que vive hoy en la gloria? Ahora, cuando ha fran- terceder en favor suyo y obtener su curación, su con-
queado el umbral, ha resucitado y está en la gloria, suelo y su descanso. Cuando Dios te cura de una he-
Jesús continúa orando. Si, Cristo está siempre en rida o una enfermedad, te da una gracia de consuelo
oración. Justamente ahí, en la gloria -dejando a un y de curación para tus hermanos, sobre todo el po-
lado el ejercicio del juicio reservado para el día de la der de la oración.
parusía-, ésa es la principal, si no la única, actividad 26. En tu oración no te intereses por ti mismo, sí no
que el Nuevo Testamento menciona de manera ex- tu oración quedará mancillada. Cuanto más avanzas
plícita sobre él. en la oración pura, más te olvidas de ti mismo para
22. Hoy la actividad de Cristo es toda ella espiritual, interesarte y ocuparte únicamente de las necesida-
toda oración. Ahora, más que en la cruz, no es más des, de las preocupaciones y de la salvación de los
que oración. Es oración viviente. Sus manos están demás. Cuando te olvidas de tus propias necesida-
siempre alzadas en oración. El texto fundamental des en la oración y encuentras tu alegría únicamente
aquí es el de Hebreos: “Por eso está en condiciones en pedir, suplicar y trabajar por los demás, entonces
de salvar de una manera definitiva a los que por él Dios mismo comienza a ocuparse de ti y a hacerse
se acercan a Dios, porque vive siempre para interce- cargo de toda tu vida, tanto en el plano material
der en su favor” (Heb 7,25). Si Jesús está vivo y ha como en el espiritual, hasta en los más mínimos de-
resucitado (Rom 8,34), es a fin de interceder por no- talles. Dicho de otra manera, tú te ocupas de los
sotros. Sigue en el cielo (Heb 7,25) lo que comenzó otros y Dios se ocupa de ti. Cuando limitas tu ora-
en la tierra (Heb 5,7). Mas no hay proporción alguna ción y tu súplica a las necesidades de los demás, Dios
entre la oración de la tierra y la del cielo, porque colma tus necesidades sin que se lo pidas.
ahora ha entrado en la gloria y se ha convertido en 27. Te preguntarás quizá cómo la oración puede to-
el sumo sacerdote que ha recibido todo el poder al car el corazón de los pecadores y los extraviados.
atravesar la muerte para desembocar en la resurrec- Con frecuencia es difícil, y hasta imposible, acer-
ción. Ha recibido el nombre que está por encima de carse físicamente a los que están lejos; por la oración
todo nombre; por eso toda oración hecha en su nom- te acercas a su corazón, te identificas con ellos como
bre será siempre escuchada. Todo lo que Jesús le sí tú mismo fueras pecador y extraviado. ¡Acuérdate
pide al Padre presentándole sus heridas de amor lo de Souzya! Y todo esto antes incluso de que ellos te
obtiene. conozcan y te rechacen. Si desde el fondo de tu co-
23. ¿Eres realmente consciente de que Jesús está razón oras y clamas a Dios llevando el peso de sus
vivo para interceder en nuestro favor? Su vida nueva faltas y de su extravío, Dios los escucha a través de
de resucitado está constituida por su intercesión. ti, y, a pesar de su negativa, el arrepentimiento
Mientras no hayas visto abrirse los cielos y a Jesús asalta su conciencia y la llamada a la conversión se
sentado a la derecha del Padre suplicando por ti no hace tan apremiante que muy pronto se dirigen ha-
sabrás orar bien por los otros. El resucitado debería cia Dios.
poder decirte estas palabras que murmuró un día a 28. La oración es una fuerza de atracción por la cual
alguien: “Te he dado la vida para que supliques”. el hombre atrae a su hermano por la intercesión del
Cuando un hombre sale del abismo del infierno y es Espíritu Santo; pues por el Espíritu Santo es como
arrancado a la muerte puede escuchar estas pala- Cristo lo atrae todo a él (Jn 12,32) y transforma en
bras. En adelante se sentirá atormentado por el de- él la dualidad en unidad (Ef 2,14).
seo de orar por los otros, aunque experimente a cada
29. Un midrás de la Biblia tiene el presentimiento
paso la debilidad de la carne que le aleja de la ora-
del papel indispensable de los intercesores. Ese mi-
ción.
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drás apareció seguramente después de meditar so- de que no desistan día y noche de convertirse y su-
bre el diálogo de Abrahán con Dios a propósito de plicar.
los diez justos que salvarían a Sodoma y a Gomorra. 34. El patriarca Justiniano de Rumania pedía a sus
En ese texto se dice que treinta justos están sin cesar fieles y a sus monjes que rezaran por todos los que
ante la faz de Yavé intercediendo por los pecadores no saben orar, no quieren orar o no pueden orar. En
(es un poco la oración de los santos del Apocalipsis). el fondo, tu súplica por los demás se reduce a pedir
Cuando uno de ellos muere, Dios suscita otro que le la gracia de la oración para todos tus hermanos, y en
reemplace: “Porque ha conocido el sufrimiento, el primer lugar para ti.
justo mi servidor justificará las multitudes, cargará
35. Hasta los santos, los profetas y los apóstoles tie-
con sus pecados…, ha contado con los pecadores
nen necesidad de la oración de los demás. Sin la ora-
cuando llevaba el pecado de las multitudes e inter-
ción de Cristo por él, san Pedro se hubiera hundido
cedía por los pecadores” (Is 53,llb12).
para siempre en su negación y su fe hubiera fraca-
30. Últimamente he estado en relación con un sado sin remedio (Lc 22,32). Asimismo, si la Iglesia
monje del monasterio de San Macario, en el desierto no hubiera rezado por él sin descanso, hubiera ter-
de Escetes; me ha escrito toda una carta pidiéndome minado su vida en la cárcel de Herodes (He 12,5). El
que ore por él y por su monasterio con mucha insis- mismo san Pablo estaba persuadido de la importan-
tencia. Yo tenía la impresión de que los papeles se cia de la oración de los otros para que se le conce-
habían invertido, a no ser que se tratase de una pia- diera “abrir la boca” para anunciar el mensaje del
dosa formalidad, como ocurre a menudo cuando pe- Espíritu y perseverar en su ministerio. Por eso no
dimos a alguien que rece por nosotros. Pero al tomar dejaba jamás de pedir a cada Iglesia que orara por él
contacto con el padre espiritual del monasterio, el (Ef 6,19; Col 4,3; Rom 15,30).
padre Matta-el-Maskine, comprendí que se trataba
36. Quienquiera que seas -obispo, sacerdote, após-
de una convicción profundamente arraigada: “No
tol, evangelista, catequista-, no puedes contar úni-
son sólo los pecadores y los extraviados los que tie-
camente con tu propia oración, aunque ores mucho,
nen necesidad de que se rece para que se conviertan
incluso todo el tiempo, sino que tienes verdadera-
y lleguen al conocimiento de Dios; también nosotros
mente necesidad de que los otros recen por ti -sobre
tenemos gran necesidad de las oraciones de los de-
todo los pequeños, los pobres, los enfermos-, a fin
más” (son sus propias palabras).
de que seas enteramente colmado del poder divino
31. Como yo insistiera en mi deseo de que me acla- y de que la gracia suscite en ti nuevas energías.
rara este tema, me explicó por qué había que rezar
37. La oración de los otros se convierte, para el que
por nosotros. La razón es sencilla: es que también
obra y predica, en una fuente irreemplazable de
nosotros somos pecadores. Descuidamos examinar
energía espiritual. Cuanto más fervorosas son las
nuestra conciencia y dejamos en ella faltas graves.
oraciones de los otros por el apóstol, más eficaz es
Omitimos acusarnos de ellas durante muchos años,
su acción. Mientras se persevera en doblar las rodi-
y ellas contribuyen a debilitar nuestra vida espiri-
llas por él ante el Señor, persiste el ardor de su ac-
tual. ¿O es que no hay en nosotros faltas ocultas, in-
ción y sus palabras reciben el poder y la eficacia del
visibles, que sólo el Espíritu Santo puede revelarnos
Espíritu. Mientras que Moisés mantenía las manos
(el pecado que no nos molesta)? A causa de ello
alzadas en súplica, Aarón conseguía la victoria sobre
nuestra alma se encuentra privada del poder de Dios
Amalec; cuando cedía en su intercesión, el enemigo
y de la acción manifiesta de su gracia. Hablamos de
se recuperaba. Por eso colocaron piedras bajo los
los pecados de los hombres, rezamos por los otros,
brazos de Moisés para sostenerle en su oración:
mientras que el pecado está latente en nuestros
“Moisés y el sacerdote Aarón, Samuel el suplicante y
miembros, mancilla nuestros pensamientos y fo-
todos rogaban al Señor y él les respondía” (Sal 98,6).
menta nuestras pasiones.
38. “La oración es la palanca con la cual se levanta
32. Tenemos grandísima necesidad de que recen por
el mundo”, decía Teresa de Lisieux. Silouane añadía:
nosotros con fervor, a fin de que el Espíritu Santo
“El mundo se mantiene gracias a la oración de los
nos descubra los pecados ocultos en el fondo de
monjes”. Si la oración cesara en la tierra, habría que
nuestro corazón y nuestra conciencia se convierta.
preguntarse qué iba a ser de nuestra humanidad.
Entonces podremos recibir en nosotros el poder de
Por eso no hay que pedirles a los monjes otras cosas
Dios y nuestras oraciones y obras quedarán reaviva-
que puedan distraerles de la oración y apartarles de
das por el dinamismo manifiesto de su gracia.
su suplica incesante.
33. Cuando pides a alguien que rece por ti, el Espí-
39. “Quizá digas que no hay ahora monjes de esos
ritu despierta tu ser interior y te otorga el gusto de
que oran por el mundo entero; pero yo te diría que
la oración. Las oraciones de los otros son como dar-
si no hubiera en la tierra semejantes hombres de
dos inflamados, fulgurantes, que iluminan tu con-
oración, habría llegado el fin del mundo y grandes
ciencia e inflaman tu corazón para que busques la
calamidades se abatirían sobre él; ya las hay ahora.
conversión y la salvación. Sobre todo los monjes, los
El mundo subsiste gracias a las oraciones de los san-
ermitaños, los de clausura y los que consagran su
tos; también el monje está llamado a orar por el
vida a la oración tienen necesidad de la oración, a fin
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mundo entero. Ese es su servicio; por eso no le en- mundo, sino por los que tú me has dado; ellos son
carguéis preocupaciones de este mundo que le apar- tuyos, y todo lo que es mío es tuyo, como todo lo que
tarían de la oración. El monje debe vivir en una per- es tuyo es mío, y yo he sido glorificado en ellos” (Jn
manente sobriedad; pero si se deja arrastrar por las 17,910). “No ruego sólo por ellos; ruego también por
ocupaciones del mundo, tendrá que comer más y no los que gracias a su palabra creen en mí; que todos
podrá ya orar como es preciso, porque la gracia se sean uno como tú, Padre, estás en mi y yo en ti; que
complace en vivir en un cuerpo consumido” (Staretz también ellos sean uno en nosotros, a fin de que el
Silouane, por Sophrony). 40. No vayas a creer que mundo crea que tú me has enviado” (Jn 17,20-21).
tú estás dispensado de orar por los otros porque no Todo está dicho en esta oración que Jesús repite en
seas monje. Todo cristiano debe compartir esa carga ti por todos los que el Padre te ha dado y a quienes
de la oración por el mundo. Puede que no lo entien- tú has comunicado la Palabra.
das al comienzo de tu vida de oración, pero un día 45. Por tu oración te conviertes en sacerdote, en el
descubres que la oración es el medio por el cual pasa sentido de que te haces responsable de la salvación
tu relación con los hermanos. Experimentas que tu de los demás y capaz mediante el don de ti y el amor
oración se ha convertido para los demás en una de participar en el sacrificio y el sacerdocio de
fuente de vida y de poder, según las palabras de san Cristo. Hoy él ejerce su sacerdocio por su amor e in-
Juan: “Si alguno ve a su hermano cometer un pe- tercesión; es nuestro defensor ante el Padre: “Hijos
cado…, que ore por él y le dará la vida” (lJn 5,16). El míos, no pequéis. Mas si alguno peca, tenemos un
que ora por los otros hace revivir almas muertas o defensor ante el Padre, Jesucristo, que es justo; por-
en vías de morir, según las palabras del Señor: “De- que él es la víctima de expiación por nuestros peca-
volved la vida a los muertos” (Mt 10,8). dos; y no sólo por los nuestros, sino también por los
41. Ves la gran responsabilidad que te incumbe. Si del mundo entero (lJn 2,12).
cesas de orar por los pecadores que viven a tu alre- 46. Jesús es el Paraklétos, el abogado o el defensor,
dedor y descuidas suplicar en favor suyo, no soco- que toma nuestra defensa ante el Padre. Hoy, en la
rres a personas en peligro, que corren el riesgo de gloria, no puede hacer más que eso; es su misión
morir en su pecado. La negligencia en la oración esencial. Pero no quiere interceder solo; quiere aso-
tiene graves consecuencias. El pecador muere en su ciarnos a su oración. Por eso nos ha enviado del Pa-
pecado por no haberse despertado su alma mediante dre otro Paraklétos, el Espíritu Santo, el cual ora en
tu oración. ¿Ves la gravedad de la oración y su im- nosotros con gemidos inefables. En el evangelio de
portancia? El que sabe hacer el bien y no lo hace se san Juan, el Paráclito designa siempre el Espíritu
carga con un pecado (Sant 4,17). “Por mi parte, lejos Santo, mientras que en su carta Juan designa con
de mi pecar contra el Señor dejando de orar por vo- esa palabra a Cristo. Jesús nos envía al Espíritu
sotros” (lSam 12,23). Santo para unirnos a su misión de intercesor delante
42. Al principio de tu vida espiritual descubrirás que de Dios. Él es el Intercesor, el Defensor, el Consola-
la oración es necesaria; según vayas progresando, dor. Cuando llamas en ti al Espíritu Santo, él ora en
verás que es esencial a la vida del Espíritu en ti. Mas ti y te arrastra en la intercesión de Jesús por todos
sí estás iniciado en el misterio de la oración por los los hombres delante de Dios.
otros, comprenderás que es una de las más graves
responsabilidades que jamás Dios haya confiado a
los hombres.
43. Berdiaev cuenta la historia de un sacerdote ruso
muerto en el momento de la revolución. Sin ser
monje, la irradiación de su santidad había hecho de
él un staretz muy visitado. Había adquirido la cos-
tumbre de anotar en un cuadernillo el nombre de to-
das las personas a las que había prometido orar por
ellas, e intercedía cada día por ellas nombrándolas
ante el Señor con la oración a Jesús. Es una práctica
corriente entre los orientales en la liturgia, en el mo-
mento de la prótesis. Hay que confesar también que
es una ascesis exigente; pero a veces sentirás la gra-
cia de la oración después de haber acabado la lista.
Cuanto más avances en la oración, más libre deberás
sentirte de todos esos métodos. A menudo te bastará
suplicar con el deseo de comprender en tu oración a
todos tus hermanos.
44. En cuanto a mi, me gusta orar por mis hermanos
con las mismas palabras de Cristo en la oración sa-
cerdotal: “Yo te ruego por ellos; no ruego por el
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