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Capítulo 1 · La Existencia de Dios y Sus Atributos
unirse centrados en Dios porque Dios
es nuestro origen. Dios y el hombre son
causa y resultado. La mente y el cuerpo
del hombre están en una relación recí-
proca. Tal es el origen del Universo. El
origen del Universo fue la unión de causa
y resultado, de sujeto y objeto. Alejados
de la unidad de causa y resultado, de
sujeto y objeto, no seremos capaces de
encontrar un medio ambiente ideal, una
existencia ideal.
9 El hombre no es la causa última, es un
ser resultante, por alguna razón. No hay
ley que diga que un resultado o efecto se
produzca sin relación alguna a una causa.
Aunque hubiese atravesado un proceso
intrincado, ese resultado se realiza estando
indefectiblemente ligado a un contenido
adecuado a su causa. El hombre es como
es porque se asemeja a su causa. Si ese
ser causante es Dios, surge como conclu-
sión que el hombre es así porque se ase-
meja a Dios.
10  Dios es el ser causal de este universo.
Es el ser causal de todas las acciones, es
el ser causal que infringe energía adi-
cional, es el ser causal que proporciona
direccionalidad, es el ser causal que
proporciona el propósito/objetivo. Nos-
otros decimos que Él es un Dios de per-
sonalidad. Debido a que está centrado
indefectiblemente en una determinada
motivación, proporciona direccionali-
dad y propósito, y al ser esa una posición
ciertamente determinada, decimos que
es un Dios de personalidad. De modo
que, por medio de la causa, avanzamos
hacia el mundo del objetivo atravesando
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una direccionalidad. Desde esta perspec-
tiva, Dios es el ser causal de la totalidad.
La Existencia de Dios a la Luz de los
Misterios del Cuerpo Humano
11  De todos los seres creados en el uni-
verso, ustedes son una obra maestra
inconmensurable. ¿Podría el Sujeto, el
Dios absoluto, haber creado a la gente de
modo tal que ignore lo que Él diga, vea
y sienta? Comparemos a Dios con un
autor. El autor piensa, imagina algo en
su mente, luego proyecta esa idea en su
cabeza e intenta hacer su mejor obra.
Experimenta una alegría infinita cuando
lo que imaginó como su mejor trabajo
se materializa en una única y excepcio-
nal obra de arte. No debe haber autor
que diga “Voy a romper este cuadro por-
que es diferente a lo que imaginé” si es
que resultó ser incluso más maravilloso
de lo que había pensado originalmente.
Cuando sale mejor de lo imaginado, lo
considera como un tesoro en su vida, lo
exhibe con orgullo cada vez que puede;
ése es el sentimiento de un autor. Si el ser
humano aspira a lo máximo, también
Dios debe aspirarlo, así que imaginen
cuán magníficamente Dios creó al ser
humano. Aquí llegamos a la conclusión
que Dios quiso hacer del ser humano Su
mejor obra de arte.
12  La estructura de nuestro cuerpo es
realmente un palacio misterioso. Es sor-
prendente que numerosísimas células, al
tiempo que tan individuales y persona-
lizadas, mediante una organización coo-
perativa sin conflictos y centradas en
relaciones recíprocas, le den forma a este