Вы находитесь на странице: 1из 6

NIETZSCHE.

Genealogía de la moral

Nace el 15 de octubre Friedrich Wilhelm Nietzsche en Röcken, en la región de Turingia.


Perteneciente al reino de Sajonia fue anexionada en 1815 a Prusia. Primogénito del pastor
Karl Ludwig, también hijo de pastor. Murió un sábado 25 de agostote 1900 al mediodía. Él
en su obra Genealogía de la moral abarca el tema del inicio de la moral. Su origen está en la
división y rivalidad de castas cuyo sentimiento de culpa, malo y deudor quedaba
impregnado en la casta dominada y es donde surge el ideal original ascético. Nietzsche nos
propone el método de la agnosis, nuestro lenguaje, nuestra vida debe nacer del placer de
vivir, ante la actitud del niño y no del dolor de vivir, no de la actitud del camello. Razón por
lo cual Friedrich empezará a escribir en aforismos dejando a un lado la lógica y nos pide
que nuestra actitud frente a la vida sea de rumiar, de saborearla, de vivirla. Lo he dividido
al libro en dos partes: antes del ideal ascético y después del ideal ascético. Ahora bien,
veamos cómo inventó el hombre estas apreciaciones del bien y del mal y que valor tiene en
sí mismo y qué valores nos deja Nietzsche.

Antes del ideal ascético: En la primera disertación bueno y malvado, bueno y malo,
Nietzsche nos menciona la verdadera batalla del ser humano. Precisemos el origen del
concepto bueno. Dicen las acciones altruistas bueno aquellos que eran útiles y se la
llamaron buenas a las costumbres altruistas por costumbres adquiridas. Fueron los primeros
buenos los distinguidos, superiores que juzgaron buenas sus acciones. Fue el sentimiento y
no la utilidad y no en una hora de excepción sino en todo el tiempo. La conciencia de la
superioridad y de la distancia fundamental y constante de una raza superior y dominadora,
en oposición a una raza inferior y baja, determino el origen antítesis entre lo bueno y malo.
De manera, la palabra bueno no significa acciones ultraístas como se figuran estos
genealogistas de la moral. Esta hipótesis carece de fundamento.

Los juicios buenos y malos, resumirían y sancionarían sus experiencias inolvidables sobre
lo que es útil y conveniente o inútil y no conveniente. Según esta teoría es bueno aquello
que se reveló como útil, y de ahí luego “su valor esencial”. Esta es una tentativa de
explicaciones errónea pero sensata y sicológica. ¿Cuál es la etimología según el significado
de la palabra buena? Descubrí que en todas partes la idea de distinción, de nobleza, en el
sentido de rango social, es bueno en el sentido de distinguido. Este desarrollo es siempre
paralelo al vulgar, plebeyo, bajo y malo. En la época de guerra de los treinta años es cuanto
este significado vino hacer lo que hoy es.

Lo que concierne a nuestro problema se debe tomar en cuenta que a través de las palabras y
raíces que significan bueno, se transparenta el matiz principal por el que los nobles se
tenían por hombres de rango superior. El poeta griego Teognis empleaba la palabra estlos
para referirse ala nobleza. Esta significa alguien que es, alguien que es real, que es
verdadero, de ahí que verdadero viene a ser verídico. Se toma el sentido de noble a
contraposición de embustero, de la plebe. Las palabras kakos o deilos designan al plebeyo
por oposición al agatos = bueno. El latino malus= malo se relacionó con mailus = negro y
pudo designar al hombre plebeyo de color. Si la transformación del concepto político de la
preeminencia en un concepto psicológico es la regla, no constituya una excepción el que la
casta más elevada forme al mismo tiempo la casta sacerdotal y prefiera un título que
designe sus funciones.

De este modo, la oposición puro e impuro sirvieron al principio para distinguir las castas y
ahí se desarrolló la diferencia entre bueno y malo en un sentido ya no limitado a la casta. La
palabra puro designó al hombre que se lava, se abstiene se ciertos alimentos, no cohabita
con mujeres y tiene horror a la sangre. En el sacerdote todo resulta más peligroso, el
orgullo, la venganza, la perspicacia, el desenfreno, el amor, la virtud y la enfermedad y
adquirió su alma profundidad y maldad. La cura radical del sacerdote a la nada, a Dios. Se
comprende ahora con cuánta facilidad se ha desarrollado la moral de los sacerdotes en
sentido contrario al de la aristocracia. Empieza la disputa entre castas debido a la envidia
que se empezó a generar. Los juicios de la aristocracia se fundan en una buena musculatura,
salud, guerra, aventura, caza, libertad y alegría. Mientras en la clase sacerdotal es todo lo
contrario. Vemos como los judíos se vengaron de sus dominadores por una radical mudanza
de los valores es decir con una venganza esencialmente espiritual. Ahí constatamos que
dijeron que solo los desgraciados son los buenos; los pobres, los impotentes. Los buenos
son los pequeños, los que sufren, los necesitados, los enfermos, los lisiados, los impíos, los
malditos, los condenados.

En Más allá del bien y del mal, aforismo 95 dice: que con los judíos empezó la
emancipación de los esclavos en la moral. Fue un trabajo largo y difícil pero que brotó del
odio y la venganza. De este odio nació un amor nuevo. El amor salió de este odio como su
coraza triunfante. Para que habar de un ideal más noble si fue la moral de los esclavos, el
populacho, el rebaño que triunfó. Así, la rebelión de los esclavos en la moral comienza
cuando el odio llegó a producir valores. El malo del aristócrata y el malvado del rencoroso
ofrecen un singular contraste el primero es una creación posterior, el segundo es una ideal
original.

Lo que ahora nos inspira miedo es la asombrosa multiplicación del hambre, del gusano
mezquino y débil que pretende ser el hombre superior. Esta fatiga es el nihilismo, el
hombre se cansa del hombre. La moral plebeya distingue entre la fuerza y los efectos de la
fuerza. Esto quiere decir nosotros los débil no podemos salir de débiles. Esta amarga
prudencia tomo el pomposo nombre de virtud. Así, la debilidad del débil es un acto
voluntario, libre, meritorio. Llegamos a la conclusión que los valores opuestos, bueno y
malo, bueno y malvado mantuvieron durante miles de años un combate largo y terrible. En
el renacimiento Judea triunfó de nuevo, gracias a este movimiento de odio
fundamentalmente plebeyo que se llama la reforma. Veamos Napoleón: síntesis de lo
inhumano y de lo sobrenatural.

Segunda disertación: Culpa, mala conciencia y semejantes. Nietzsche nos dice que el olvido
es un poder activo, una facultad moderadora, a la que debemos el hecho de todo cuanto nos
acontece en la vida. El oficio de esta facultad activa mantiene el orden psíquico,
tranquilidad, la etiqueta. Aquí debe buscarse el verdadero origen de la responsabilidad. El
hombre libre, el dueño de una basta posesión su tabla de valores: fundados para juzgar a los
demás, respeta o desprecia. En un hombre así la conciencia de esa libertad y poderío
llegando a las profundidades de su ser, ha pasado al estado de instinto dominante. No
ofrece duda: el hombre soberano se llama su conciencia ¿Su conciencia? Tiene detrás una
larga historia, responder de sí misma, aprobarse así misma. ¿Cómo en esta inteligencia del
momento se pudo imprimir una cosa con caracteres tan hondos que siempre permanecen
presentes?

Se logró plasmar en la memoria cinco o seis no quiero, cinco o seis promesas para gozar de
las ventajas de una sociedad pacífica y con ayuda de estas promesas entró en razón. La
razón, la gravedad, el dominio de las pasiones, y todo lo demás que se llama reflexión, la
conciencia de la culpa, todo el aparato de la mala conciencia. Entonces, el concepto
esencial de la culpa tiene origen en la idea material de la deuda, que a su vez nos llevan a
las formas primitivas de compraventa, del cambio. El deudor en caso de insolvencia a de
indemnizar lo que posee esto puede ser con su cuerpo, con su mujer, con su libertad o con
su vida. La compensación consiste en el derecho a ser cruel. En esta esfera es donde se
tiene origen los conceptos morales de culpa, conciencia, deber. Este encadenamiento culpa
y dolor comenzó a formarse. Fue el morboso formalismo que enseñó al hombre a
avergonzarse de todos sus instintos.

Todo tiene su precio todo puede ser pagado. La justicia es la buena voluntad entre gentes de
igual poder, se pueden entender por medio de un compromiso pero en cuanto a las gentes
inferiores eran obligadas a aceptar el compromiso. Un acreedor con sus deudores
significaba vivir una vida en sociedad de manera protegida y gozando de paz y libertad. El
violador del compromiso es el culpable y falta a su comunidad que le aseguraba tantas
ventajas, es un deudor que no paga y ataca al acreedor. Entonces se le impone una pena.
Para hallar el origen de la justicia se debe adentrar al terreno del resentimiento. ¿Qué es la
venganza? Es la santificación de la justicia bajo el nombre de venganza. La justicia es una
transformación del resentimiento y de todas las emociones reactivas. Entonces, nace la
facultad de adaptación que es reactividad, una adaptación interior. Así, se desconoce la
esencia de la vida: la voluntad de dominio.

Regresando al tema, en la pena está el acto y la finalidad. No tiene una solo finalidad.
Puede ser el miedo a redimirse, de restringir, de terror, de eliminar, de crear, de guerrear.
La pena tiene la facultad de despertar en el culpable el sentimiento de culpa y es el
verdadero instrumento de la reacción psíquica que se denomina mala conciencia o
remordimientos. La pena produjo el aumento de la perspicacia, de la memoria, más
prudencia y finalmente la confesión. La mala conciencia es el estado morboso en que el
hombre enfrentó cuando se dio la civilización y la paz: cuando nació el estado. Así
también, los instintos bajo la norme fuerza represiva vuelven hacia dentro, esto es lo que se
llama interiorización del hombre. Así, se desarrolla lo que más tarde se llamará alma. La
pena hizo que todos los instintos salvajes, libres y vagabundo se tornaran a su interior, ese
es el origen de la mala conciencia. Entonces, el hombre llegó a enfermarse de sí mismo. En
el seno de la primera sociedad, la generación actual se reconocía con obligación jurídica
respecto de las generaciones precedentes y que debe pagarse esta deuda con sacrificios y
con obras. La conciencia de tener una deuda con la divinidad no ha dejado de crecer
durante miles de años, según ha ido creciendo y desarrollándose la idea de Dios. El
advenimiento de un Dios cristiano produjo también el máximum del sentimiento de
obligación por un Dios que se ofrece por el deudor, Dios pagándose a sí mismo, el acreedor
ofreciéndose por amor al deudor.
Después del ideal ascético Tercera disertación ¿Qué significan los ideales ascéticos?
Resulta el carácter esencial de la voluntad humana, su horror al vacío. El artista no tiene
ideal ascético, la música es lenguaje de la voluntad misma que habla directamente desde el
fondo del abismo, revelación suya personal, el músico había de ser un oráculo, más que un
sacerdote. Hermoso es lo que desagrada desinteresadamente, es la promesa de la felicidad.
Para Schopenhauer su cólera fue su felicidad. Duda dijo estrecha es la vida en casa, como
vemos esos filósofos piensan en sí mismos. En Schopenhauer el aspecto de la belleza
obraba en él como estimulante de su fuerza principal y esta fuerza se hacía dueña de la
conciencia. Cierto ascetismo favorece el desarrollo de una espiritualidad razón por la cual
era vista con buenos ojos el ideal ascético. Estos no eran otra cosa más que sus instintos de
duda, negación, expresión, investigador, comparativo, imparcial, objetivo, etc. Todas las
cosas buenas fueron en oro tiempo malas, el dolor pasa por virtud, incluso los
contemplativos eran odiados por que no eran temidos. Todo el que construye nuevo cielo
halló la fuerza en su propio infierno, así fueron los sacerdotes ascéticos.

El sacerdote sacó su ideal ascético de su fe, de su voluntad, su poder, su derecho a la vida.


El punto cardinas es cómo los sacerdotes ascéticos aprecian la vida. Si la mirada rencorosa
y malvada del asceta se torna contra la prosperidad fisiológica, contra la belleza, contra la
alegría. El mayor gozo fue el dolor, la suciedad, enfermedad, mutilación ¿Dónde ejercerá
su capricho más sutil? En negar la realidad del yo, este es el triunfo sobre los sentidos y
sobre la razón: razón pura, espiritualidad absoluta. L conocimiento es una vista que si esta
dirigida por la voluntad, veremos mejor, tendremos más ojos, será más completa la
objetividad. El ideal ascético tiene origen en el instinto de protección y de salud de una vida
que degenera y que busca conservarse. El sacerdote, en estado morboso, es la encarnación
del deseo de lo sobrenatural, este deseo es su fervor, pasión y fuerza que conserva la vida
de los defectuosos. El ideal ascético es quien conserva y afianza la vida. Esto vino del
mismo hastío, este cansancio estalla con tal fuerza, que la misma fuerza se convierte en
vida. Este soberano se hiere así mismo y es la herida la que le obliga a vivir. Los enfermos
son el mayor peligro pero no hay esperanza: soy el que soy.

Estos débiles quieren representar la justicia, el amor, la prudencia, imitan maravillosamente


el cuño de la virtud. Este es el camino de venganza y el triunfo fue alcanzado cuando se
infundió en la conciencia de los felices su propia miseria. Lo débiles necesitan médico pero
no pueden ser los sanos médicos de los enfermos sino los enfermos mismos. Así tenemos la
profunda nausea del hombre y la profunda compasión por el hombre. Entonces, el sacerdote
ascético es defensor del rebaño enfermo. Él tiene que defender su rebaño de los ascéticos.
Contra los sanos existe un resentimiento y a ese resentimiento el sacerdote cambia la
dirección del resentimiento. Que sería hacia uno mismo: es verdad, alguien tiene la culpa
eres tú misma, tus pecados son la causa de tu mal. Su profundo dolor es el vientre y la
batalla es contra el sentimiento de malestar que fue ocasionado por enfermedades venéreas,
gástricas, etc. Entonces los medios que se emplea contra el dolor son los que reducen la
vida a su menor expresión posible, nada de voluntad, de pasión, de sangre, es la
aniquilación del yo, es entrar en letargo, es entrar en un estado más allá del bien y del mal.

Honremos la salvación que nos presentan pero no adoptemos el profundo sueño que nos
dejaron tales hambres fatigados. Constatamos que el ideal ascético al servicio de una
finalidad es la exaltación de los sentimientos de culpabilidad. El pecado es el
acontecimiento capital del alma enferma que pedían: sufrir más. Si nos preguntamos que es
la neurosis, la respuesta es el ideal ascético y su culto de la moral sublime ejercida bajo la
máscara d un fin sagrado y esto está presente en toda la historia de la humanidad. Este ideal
predominó por la falta de ideal, la ausencia del amor, la carencia de libertad. Si un espíritu
dice que Dios es la verdad y que la verdad es divina, es un espíritu no libre, porque estaría
atado a la verdad. La ciencia y el ideal ascético viven en el mismo terreno, son una
exageración del valor de la verdad. El ideal ascético no fue vencido sino espiritualizado a
cada nueva conquista de la ciencia. Si quitamos el ideal ascético vemos que el hombre no
tuvo hasta ahora finalidad alguna. Esta falta de finalidad en l dolor es la única: la voluntad
estaba salvada, la voluntad de aniquilación por eso Nietzsche termina diciendo: el hombre
prefiere querer la nada a no querer.

Comentario Me gustaría decir que Nietzsche hace una purificación íntegra del ser humano,
desenmascara engaños, ilusiones y mistificaciones en el terreno de los valores y de la
noción de conciencia. Para ello usa la genealogía que aplicada al estudio de las condiciones
que determinaron la aparición de los valores bueno y malo, permiten a Nietzsche distinguir
entre una moral de señores y una moral de esclavos, una moral positiva y una moral
reactiva. Esta distinción se fundamenta en la noción de decadencia, que Nietzsche aplica al
conjunto de la cultura occidental desde el momento en que, por obra del socratismo, del
platonismo y del cristianismo se ha efectuado una tremenda inversión de los valores, ya que
han puesto la vida, lo terrenal, el devenir y lo inmanente en función de la muerte, lo
suprasensible, el ser inmutable y eterno, y lo trascendente. De esta manera, se ha invertido
el auténtico sentido y se ha elaborado una filosofía que es una auténtica calumnia, contra la
que debe establecerse la transvaloración de todos los valores. Esta moral invertida, propia
de los resentidos contra la vida, según Nietzsche, se impone históricamente gracias al
judaísmo y a su producto más acabado: el cristianismo, que propicia la confabulación de los
débiles que imponen la fuerza de su mayoría.

El hombre superior, el noble, en el auténtico sentido moral de este término, es quien se ríe
de los supuestos valores del mundo suprasensible; es el detentador de la moral de los
señores que propugna los valores activos y afirmativos de la vida. Es quien defiende la
moral que dice sí a la vida. Es quien concibe el concepto fundamental bueno de un modo
previo y espontáneo, es decir, lo concibe a base de sí mismo, y sólo a partir de él se forma
el concepto malo. En cambio, el esclavo, el débil, el impotente, es aquél que, resentido
contra la vida, le dice no y en su lugar defiende valores reactivos: la compasión, la
humildad, la resignación, la obediencia, la renuncia. Esta moral del resentimiento es una
moral invertida, reactiva, contraria a la moral de los señores que es la moral que no necesita
ampararse en ficciones ni dioses para consolarse de la angustia que produce la debilidad de
no dominar el carácter trágico de la vida. El sacerdote, pastor de un rebaño de esclavos, es
el prototipo de esta falsa moral invertida que proclama que los miserables son los buenos,
los pobres, los impotentes, los bajos son los únicos buenos. Los que sufren, los indigentes,
los enfermos, los deformes son los únicos piadosos, los únicos benditos de Dios,
únicamente para ellos existe bienaventuranza. Pero en la época de la muerte de Dios,
muerte de Dios dicho con sincera angustia, el hombre todavía se degrada más, y engendra
lo que Nietzsche llama el último hombre, producto más acabado del proceso nihilista de la
decadencia de la cultura.

Вам также может понравиться