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ALCANCE DE LA POLÍTICA

Modernizar la gestión pública es una responsabilidad de todas las autoridades,


funcionarios y servidores del Estado en cada uno de sus organismos y niveles
de gobierno. En ese sentido, cualquier esfuerzo que apunte a elevar los niveles
de desempeño de las entidades del Estado a favor de los ciudadanos, debe
involucrar a los diversos sectores y niveles de gobierno. Por lo tanto, la
modernización de la gestión pública es una política de Estado que alcanza a
todas las entidades públicas que lo conforman, sin afectar los niveles de
autonomía que les confiere la ley. Compromete al Poder Ejecutivo, organismos
autónomos, gobiernos descentralizados, instituciones políticas y la sociedad
civil, a través de sus distintas organizaciones.

OBJETIVOS DE LA POLÍTICA LA POLÍTICA NACIONAL DE


MODERNIZACIÓN DE LA GESTIÓN PÚBLICA
tiene el siguiente objetivo general:
Orientar, articular e impulsar en todas las entidades públicas, el proceso de
modernización hacia una gestión pública para resultados que impacte
positivamente en el bienestar del ciudadano y el desarrollo del país. Para lograrlo
se plantea los siguientes objetivos específicos: 1. Promover que las entidades
públicas en los tres niveles de gobierno cuenten con objetivos claros, medibles,
alcanzables y acordes con las Políticas Nacionales y Sectoriales.
2. Conseguir que el Estado disponga, asigne y ejecute los recursos
presupuestales para financiar los resultados que los ciudadanos esperan y
valoran.
3. Redefinir a nivel nacional, regional y local, las competencias y funciones de
las entidades en concordancia con el proceso de descentralización.
4. Implementar la gestión por procesos y promover la simplificación
administrativa en todas las entidades públicas a fin de generar resultados
positivos en la mejora de los procedimientos y servicios orientados a los
ciudadanos y empresas.
5. Promover que el sistema de recursos humanos asegure la profesionalización
de la función pública a fin de contar con funcionarios y servidores idóneos para
el puesto y las funciones que desempeñan.
6. Monitorear y evaluar la eficiencia y eficacia en la transformación de los
insumos, en los productos y resultados que los ciudadanos demandan.
7. Desarrollar un sistema de gestión del conocimiento integrado al sistema de
seguimiento, monitoreo y evaluación de la gestión pública, que permita obtener
lecciones aprendidas de los éxitos y fracasos y establezcan mejores prácticas
para un nuevo ciclo de gestión.
8. Promover el gobierno electrónico a través del uso intensivo de las tecnologías
de información y comunicación (TIC) como soporte a los procesos de
planificación, producción y gestión de las entidades públicas permitiendo a su
vez consolidar propuestas de gobierno abierto.
9. Asegurar la transparencia, la participación, la vigilancia y la colaboración
ciudadana en el debate de las políticas públicas y en la expresión de opinión
sobre la calidad de los servicios públicos y el desempeño de las entidades.
10. Promover, apoyar y participar en espacios de coordinación interinstitucional
con entidades del mismo nivel como de otros niveles de gobierno, para
multiplicar la capacidad de servicio del Estado en beneficio de los ciudadanos
mediante la articulación de políticas, recursos y capacidades institucionales.
11. Articular las Políticas Públicas Nacionales y Sectoriales, las cuales se
analizan, diseñan, aprueban, implementan, evalúan y mejoran promoviendo el
debate y la participación ciudadana.
12. Fomentar la creación de mecanismos de articulación necesarios para lograr
una coordinación eficiente entre las entidades públicas de los tres niveles de
gobierno.
13. Promover la descentralización de las funciones, responsabilidades,
capacidades y recursos de las entidades públicas en los tres niveles de gobierno
a fin de prestar de manera eficaz, eficiente y transparente los bienes y servicios
públicos que los ciudadanos demandan. 14. Articular, simplificar y actualizar los
sistemas y promover un funcionamiento que considere la heterogeneidad de las
entidades públicas en lo referente a sus funciones, tamaño y capacidades.
El proceso de Gestión Pública
La gestión pública, como sistema, tiene un conjunto de principios, concepciones,
tecnologías e instrumentos que sustentan, orientan y ponen en práctica las
decisiones de gobierno, aplicando un ciclo ordenado y secuencial para la
provisión de servicios públicos que aporten a la generación de oportunidades
para el desarrollo del país, y dentro de ella de sus territorios de manera armónica
y articulada.
1. Los principios
Son razones y cánones que fundamentan y rigen el pensamiento y la
conducta del Estado y sus funcionarios y servidores públicos en cumplimiento de
sus competencias y atribuciones.
Principio de Legalidad.
Principio de servicio al ciudadano.
Principio de Inclusión y Equidad.
Principio de participación y transparencia.
Principio de Organización, integración y cooperación.
Principio de Competencia.
2. Los sistemas de gestión publica
Según la Ley Orgánica del Poder Ejecutivo los define como el conjunto
de principios, normas, procedimientos, técnicas e instrumentos mediante los
cuales se organizan las actividades de la Gestión Pública, para que las entidades
gubernamentales ejerzan sus competencias y atribuciones.
EXISTEN DOS TIPOS DE SISTEMAS: LOS FUNCIONALES Y LOS
ADMINISTRATIVOS.
Para una mejor comprensión de estos sistemas, es conveniente previamente
comprender el concepto de lo que son las funciones sustantivas y las de
administración interna.
Las funciones sustantivas: son inherentes y caracterizan a una institución del
Estado y le dan sentido a su misión. Se ejercen a través de los órganos de línea.
Son funciones sustantivas las relacionadas
a salud, educación, transporte, turismo, energía, etc.
Las funciones de administración interna: sirven de apoyo para ejercer las
funciones sustantivas. Están referidas a la utilización eficiente de los medios y
recursos materiales, económicos y humanos que sean asignados.
Son funciones de administración interna las relacionadas a actividades tales
como: planeamiento, presupuesto, contabilidad, organización, recursos
humanos, sistemas de información y comunicación, asesoría jurídica, gestión
financiera, gestión de medios materiales y servicios auxiliares, entre otras.
1. Los Sistemas funcionales
Los Sistemas Funcionales tienen por finalidad asegurar el cumplimiento de las
políticas públicas que requieren de la participación de todas o varias entidades
del Estado.
Los sistemas funcionales están relacionados con las funciones sustantivas que
caracterizan a cada una de entidades públicas.
Mediante estos sistemas se gestionan las materias que se le encargan a una
institución por ley, y se ejecutan a través de sus órganos de línea originándose
los servicios que le corresponden a la institución.
Las materias son agricultura, ambiente, comercio, turismo, economía, salud,
educación, trabajo, mujer, etc., y dan lugar a sistemas como, el sistema integral
de salud, el sistema educativo, las cadenas productivas, el sistema de agua y
alcantarillado, sistemas productivos, sistema vial, sistema de riego, sistema
energético, sistema judicial, etc.
2. Los Sistemas Administrativos
Los Sistemas Administrativos tienen por finalidad regular la utilización de los
recursos en las entidades de la administración pública, promoviendo la eficacia
y eficiencia en su uso.
Los sistemas administrativos tienen relación con las funciones de administración
interna que se ejercen en apoyo al cumplimiento de las funciones sustantivas,
están referidas a la utilización eficiente de los medios y recursos materiales,
económicos y humanos que intervienen en el ciclo de la gestión pública para la
provisión de servicios públicos.
Se ejecutan a través de sus órganos de línea, apoyo y asesoría, según
corresponda.

Tabla 2. Los Sistemas Administrativos de aplicación nacional.


La gestión combinada y complementaria de los sistemas funcionales y
administrativos origina la gestión pública.
Paulatinamente se debe adecuar el funcionamiento de los Sistemas
Administrativos al proceso de descentralización y modernización del Estado, en
correspondencia del carácter Unitario, democrático y descentralizado del
gobierno peruano. En la actualidad varios sistemas tienen un carácter centralista
y por consiguiente requieren modernizarse.
3. Los gestores públicos
El funcionamiento de las entidades públicas se debe a la presencia
de autoridades políticas y servidores públicos que asumen un conjunto de
atribuciones de acuerdo al cargo que ocupa en el marco del mandato que le
asigna su ley de creación.
Las autoridades políticas, en su rol decisor y el servidor público como ejecutante,
tienen que actuar de manera articulada y complementaria, dentro del escalón
que les asigna la organización.
Los decisores políticos tienen la responsabilidad de adoptar políticas que
conlleven a enfrentar y resolver problemas que afectan a la comunidad en los
diferentes ámbitos de su responsabilidad. Estas políticas son adoptadas
individualmente o reunidos en el colectivo al que pertenecen (Consejo de
Ministros, Consejos Regionales, Concejos Municipales, un directorio, etc.). Por
su parte los servidores públicos ponen en práctica las políticas haciendo uso de
un conjunto de tecnologías de gestión e instrumentos de orden normativo y
gerencial.
Los elementos que se deben tener en cuenta para que la actuación de políticos
y técnicos sea articulada e integral son:
• Visión y liderazgo compartido
• Sentido de misión
• Agentes de cambio efectivo
LIMITACIONES Y CRÍTICAS DE LA NUEVA GESTIÓN PÚBLICA
A) Los límites teóricos de la Nueva Gestión Pública
 Introducción del mercado y la competencia.
 Dar poder a los usuarios de los servicios públicos
B) Los límites prácticos de la Nueva Gestión Pública
 La descentralización de funciones y la delegación de poder a los agentes
autónomos.
 La reforma de la gestión pública debilita el principio de «rendición de
cuentas» al no existir
PROBLEMAS DE ENFOQUE DE LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA PERUANA

La gestión pública en especial la peruana no gozan de un especial


reconocimiento debido a sus usos y prácticas que se han institucionalizado, tan
es así que se han planteado el múltiples oportunidades proceso de reforma del
estado y mas recientemente se ha precisado que de lo que se trata es de la
modernización del Estado mas que una reforma, pero subsisten las críticas a su
desempeño. Cambiar de la perspectiva de un estado patrimonialista a uno por
resultados es un objetivo planteado, pero cabe indicar que esta es un postulado
que deviene de la extrapolación de prácticas privadas, es en este contexto que
se desarrollan políticas de participación ciudadana que encuentran no muy
pocas dificultades en su articulación con la administración pública peruana.

Los estudios realizados no han incidido en el tema de la gestión de la


administración pública, ni se ha desarrollado una teoría burocrática mas bien en
la participación como un valor en si mismo, pero ¿no se manifiesta la actuación
del Estado en la gestión de sus administraciones publicas o su aparato estatal?.
En las últimas décadas en Latinoamérica ante las crisis de los modelos
económicos y el viraje de modelos desarrollistas a otros de corte liberal
impulsados por el fenómeno de la globalización se han hecho evidentes las
limitaciones de la administración pública en sus relaciones con los ciudadanos y
en una lógica que está influenciada directamente con el mercado, prevaleciendo
una lógica neoliberal que ha tenido como consecuencia el agravamiento de los
problemas que se pretendieron solucionar, ante esta realidad se han planteado
y se plantean reformas para corregir estas inconsistencias y el Estado esté al
servicio del ciudadano orientándose mas a la obtención de resultados antes que
al procedimiento y responda con eficiencia a las necesidades públicas que
demanda la sociedad (Fleury, 1999)

Las reformas están supeditadas a las ideologías que imperan en un contexto


histórico político determinado, que oscilan entre un Estado de planificación
central y uno mínimo. En el caso peruano la forma que reviste la administración
pública responde a un proceso histórico que debe contextualizar su desarrollo
que explicaría su institucionalidad que se refleja y se expone en su organización,
sus usos y costumbres, que requieren un profundo estudio que nos ayude a
entender cual es la lógica de su actuación (Galindo, 2002).

La administración pública de cada territorio adquiere cierta singularidad y esta


se puede observar en el desarrollo de su gestión en relación con los ciudadanos
y sus demandas, pero el problema de un desfase entre el servicio público y el
ciudadano, ha merecido la atención de la literatura existente que ha sido
influenciada por el management en una suerte de traslación de prácticas de las
empresas privadas a las públicas que tienen como norte la eficiencia, gestión por
resultados, desregulación agencialización, externailización, y otros aspectos de
un nuevo paradigma post burocrático (Barzelay, 1998) .

En forma simultánea, se han desarrollado corrientes que han generado una


especie de consenso sobre la importancia y necesidad de la participación
ciudadana en ámbitos de la administración pública, la cual se ha considerado
como una premisa que no requiere mayor discusión, constituyéndose un valor
en sí mismo, tan es así, que desde diferentes enfoques tanto políticos, como
intelectuales, la defiendan y a su vez pregonen sus bondades y mas aún, traten
de poner en evidencia la urgencia de la implementación de mayores espacios en
la esfera pública, pero así como se preconiza su introducción como solución, es
valedero decir que no se han profundizado de igual manera las investigaciones
sobre su utilidad en la región. (Tanaka, 2001). De aquí que la participación
ciudadana como forma de involucrarse en la toma de decisiones, en especial en
el ámbito de las políticas públicas, genera un estatus intermedio entre la
democracia representativa y la directa, la llamada democracia participativa, pero
el trasfondo de toda esta discusión nos lleva a considerar que la participación se
circunscribe al ejercicio del poder que en principio, y bajo la lógica de la
democracia representativa constituye un monopolio de la administración
pública.
La administración pública peruana que hereda el modelo español vertiente del
franco - alemán y que en el transcurso de los años ha adquirido ciertas
características propias de la relación de poder del Estado y la sociedad, se
configura en una burocracia procedimental y patrimonialista, y que se resiste a
cambiar su configuración, hecho que nos lleva a preguntarnos: ¿Cuanto puede
permitir el aparato estatal patrimonialista que la participación ciudadana tenga
una cuota de poder en la toma de decisiones?. Sin embargo, con este tipo de
administración pública conviven prácticas privadas, sobretodo en las
organizaciones que podrían llamarse mas profesionalizadas y en los organismos
públicos Descentralizados – OPD, que son llamadas “islas de eficiencia” pero
que no constituyen una solución efectiva en todo el aparato estatal.

El dato crucial y contundente es la no provisión de soluciones satisfactorias, lo


que ha llevado a cuestionar el paradigma de la administración pública y el
presupuesto de su conocimiento cabal de las demandas de los ciudadanos
debido a su especialización y capacidad técnica, pero mas allá de las soluciones
que se ensayen como respuestas, es preciso comprender en primer lugar, cuales
son los factores que las condiciona y luego reparar en sus disfuncionalidades.

Las prácticas participativas denotan en forma implícita que en la práctica y por


necesidad apremiante se dicten normas que promueven la adopción de
herramientas que propendan a la participación ciudadana para la toma de
decisiones y para el control de las actividades de la administración, lo cual en
suma lograría que la administración pública cumpla con las funciones para las
que ha sido creada.

La literatura revisada hace énfasis en la participación en sí misma, pero no se ha


enfocado cual es el problema que está detrás de las dificultades de la
administración pública, mas allá de comprobar las dificultades lo que se pretende
es desbrozar el núcleo del problema en la gestión pública desde la concepción
misma de la gestión pública peruana, su formación organizativa y las intereses
que subyacen desde la delineación de una inexistente teoría de la burocracia y
su expresión eminentemente jerárquica.

Desde el modelo burocrático weberiano que ha sido frecuentemente criticado


desde la óptica que daba mayor preeminencia al excesivo formalismo y la
jerarquía, la administración pública peruana ha desarrollado su institucionalidad,
es decir sus usos y costumbres, y su organización, de los modelos francés –
alemán que fue seguido por la vertiente española que se implantó en nuestro
país durante la colonia. Por lo cual la práctica y la lógica de su comportamiento
es fundamental para comprender las desventajas y ventajas, sí las hubiere, en
su articulación con prácticas participativas y su relación con el poder de decisión.

De una concepción del Estado patrimonial a una de actuación por resultados que
nos lleva a la corriente de la Nueva Administración Pública la cual es impulsada
en nuestro país y de aplicación progresiva pero no sistematizada, contextualiza
la administración pública y en especial la gestión de los gobiernos locales que
dentro de la lógica de su autonomía se diversifica en sus formas de organización,
lo que nos lleva a plantear ¿Cuánto del problema corresponde al actual diseño
del aparato estatal y en especial de los gobiernos locales?

Cómo se desenvuelve el gobierno local mediante la gestión ante una situación


concreta y cuya concepción política se considera correcta, así como sus
fundamentos respaldados por dispositivos normativos, y cuanto no se cumple a
pesar de lo expreso de la decisión, nos lleva a la discusión sobre sí el problema
se centra en la organización, la institucionalidad y sí los intereses de la
burocracia, tema que no ha sido abordado en forma exhaustiva, también forma
parte de las dificultades de la actividad pública y constituyen elementos
determinantes de las deficiencias del Estado en la provisión de bienes y
servicios.

En cuanto a la forma de la administración pública peruana, se ha dicho que esta


debe ser explicada desde la lógica de los modelos a los que se adscribió, pero
dada la característica del proceso peruano que convive con rasgos del modelo
burocrático weberiano, el modelo francés alemán y en algunos casos en las
llamadas islas de eficiencia que vienen de prácticas privadas de la corriente de
la Nueva Gestión Pública.

El tema de la estrategia que debe aplicarse para lograr una administración


pública que esté a la par de las exigencias actuales, es de vital importancia, a
este respecto es pertinente establecer que existen diversas escuelas de
estrategia de las cuales la administración pública se ha adherido a la llamada
escuela de planificación, la que no tienen mucha acogida como otras que ponen
mas énfasis no solo en procesos como si fueran estáticos, sino que, de acuerdo
a la realidad se toma en consideración relaciones de poder, diseño, configuración
y realidad emergente ( Mintzberg y Ahlstrand, 2003)

En lo referente a la forma de organización adecuada de la administración pública


esta debe estar dirigida a la creación de valor público que incide en lo valioso
para el interés general que va mas allá del enfoque privatista que se ha dado por
llamar las “tres e”, economía, eficiencia y eficacia (Moore, 1998) lo cual no se
condice de la tendencia a creer que el problema es un tema de diseño de la
organización, que pone el énfasis en la técnica, es decir se prioriza herramientas
de gestión que responden a fines diferentes de lo que busca el gerente público.
A este respecto es importante resaltar que este intento de extrapolar modelos de
organización como fórmulas milagrosas, sin tomar en consideración que el
problema no es solo organizativo, dejando de lado la contextualización social,
cultural e histórica, esto denota la pobreza de los enfoques que paradójicamente
coinciden en gran medida con el rasgo de la burocracia impersonal de Weber al
que tanto se ha dado en atacar desde un aproximación patológica.

Por parte de la gestión pública referida a la burocracia, se venido sosteniendo


que las aproximaciones al tema han puesto en evidencia que no existe una teoría
de la burocracia, ya que las aproximaciones tienen un sesgo privatista y no se
ha reparado en su especial naturaleza (Oszlak, 1978). Por otro lado, no se ha
reparado en el componente humano de la burocracia que detentan el encargo
de un mandante para la realización de acciones de acuerdo al interés general,
cuestión que no es fácil de definir cuando la ciudadanía se divide en diferentes y
diversos intereses que se manifiestan en grupos de poder sin dejar de reconocer
que la misma burocracia puede tener los suyos propios, y en esta relación
compleja se desarrolla el curso de la administración pública y pueden incluso
contraponerse al “interés general”.
Aproximarse a los parámetros teóricos de la gestión pública la actuación de la
administración pública peruana desde la perspectiva de los modelos descritos,
las soluciones planteadas desde la corriente de la Nueva Gestión Pública y los
intereses de la burocracia dejando de lado el sesgo weberiano de su
impersonalidad confrontándolo con un proceso participativo que pone en
evidencia su actuación, la voluntad para compartir el poder en la toma de
decisiones y exponiendo los intereses que se encuentran detrás de la actuación
de la burocracia local.

Nos referimos a tres aproximaciones: desde el modelo peruano de


administración pública; desde la perspectiva organizativa que privilegia la
técnica, la organización pero que es insuficiente y en los intereses en juego que
se dan en la llamada caja negra de la burocracia, para identificar el problema de
la gestión pública y su relación con los proceso participativos.

En el Perú no hay nada mas informal que la formalidad de su administración


pública y esa es la principal paradoja de las muchas que nos cansaríamos de
enumerar.
PROBLEMAS DE GESTIÓN A RESOLVER
Modernizar la gestión pública es una responsabilidad de todas las autoridades,
funcionarios y servidores del Estado en cada uno de sus organismos y niveles
de gobierno. En ese sentido, cualquier esfuerzo que apunte a elevar los niveles
de desempeño de las entidades del Estado a favor de los ciudadanos, debe
involucrar a los diversos sectores y niveles de gobierno.
Sin embargo, en Perú -a pesar de que en los últimos años la recaudación fiscal
y el presupuesto público se han incrementado sustancialmente- las entidades
públicas siguen teniendo una limitada capacidad de gestión, lo cual les impide
proveer con eficacia, eficiencia y transparencia servicios públicos de calidad a
los ciudadanos
¿Cuáles son los principales problemas de gestión que deben ser resueltos?
2. Infraestructura, equipamiento y gestión logística insuficiente.
Las carencias de planificación y gestión de tecnologías de información son
percibidas como únicas responsables del soporte técnico y no como un área que
puede aportar al planeamiento y gestión de la institución en cuanto a la
identificación y gestión de las necesidades tecnológicas para apoyar las
funciones sustantivas de la institución y con ello, coadyuvar a la consecución de
sus metas y resultados de gestión.
4. Innovación y aprovechamiento de las tecnologías.
Para alcanzar los resultados que la ciudadanía espera, se requiere que las
entidades públicas avancen en un proceso constante de revisión y renovación
de los procesos y procedimientos mediante los cuales implementan sus
acciones. Esto las llevará, seguramente, a implementar nuevas propuestas de
servicios o procedimientos que innoven su gestión para responder mejor a las
expectativas de los ciudadanos y empresas. Ese proceso constante de
innovación debe incorporar el aprovechamiento intensivo de tecnologías
apropiadas, no solo a nivel de dependencias prestadoras de servicios sino
también de aquellas responsables de sistemas administrativos. De esta manera,
dichas tecnologías contribuyan al cambio y mejora de la gestión pública.
Una gestión pública orientada a resultados efectiva se alcanzará cuando las
entidades estén en capacidad de:
Establecer objetivos claros y articulados, a nivel sectorial así como territorial
(nacional, regional y local), expresados en metas de producción (cantidades de
servicios de una determinada calidad) que brindarán como resultado un mayor
nivel de satisfacción al ciudadano.
Reasignar los recursos presupuestales para maximizar los niveles de producto y
resultados esperados. Es decir, formular el presupuesto en función de los
objetivos establecidos en los planes.
Desarrollar y optimizar los procesos de producción o trabajo (la “cadena de
valor”) y los de soporte (que alimentan a los anteriores) con el fin de alcanzar los
niveles de producción de bienes y servicios públicos de calidad esperados por la
población, con la mayor eficacia y eficiencia posibles en el uso de los recursos.
Reordenar o reorganizar a nivel nacional, regional y local, las competencias y
funciones contenidas en la estructura funcional actual, adecuándolos a una
organización basada en procesos de la cadena de valor.
Establecer un sistema de indicadores de desempeño y resultados que le
permitan monitorear y evaluar si los insumos se están transformando en los
productos cuyos resultados son los que los ciudadanos demandan, y si están
aplicando los procesos más eficaces y eficientes. La información que provea el
monitoreo y desempeño deberá capitalizarse en un Sistema de Gestión
¿EL DESEMPEÑO DEL ESTADO DEPENDE DE SU GESTIÓN PÚBLICA?

La gestión pública en el Perú está en proceso de fortalecimiento. Ya se tienen


los recursos, ahora hay que trabajar en acciones de capacitación. El Estado tiene
una función importante que se refiere a la producción de bienes y servicios
públicos que por lo general están agrupados en cinco áreas: educación, salud,
seguridad, defensa e infraestructura. Si bien la economía ha crecido en los
últimos años, aún hay una gran carencia en la oferta de sus servicios. Antes el
problema de la gestión pública eran los bajos recursos con los que se contaba;
ahora el problema es que no se tiene la capacidad de generar proyectos nuevos.
¿Cuáles pueden ser las consecuencias?

El quedarnos sin personal calificado origina los cuellos de botella, que van a ir
creciendo en la medida en que la demanda de la población sea más grande. Lo
vemos en el caso de carreteras, que cada vez son las suficientes. En el sector
de educación no hay gente calificada. La calidad del servicio de salud es
deficiente y no llega a todos los peruanos y en el sector de seguridad y defensa
hay una percepción de que la policía no está cumpliendo sus labores.
Dónde se observan más estas deficiencias?

Todas las instituciones están en proceso de mejora. Sin embargo, lo que está
pasando en la región y en la municipalidad es que tienen el dinero pero no tienen
la capacidad de gestión para generar proyectos de inversión sostenibles. Estos
inconvenientes son los que más atrasan al Perú. Para que haya una buena
alianza entre los sectores público y privado, el Estado debe reforzar estos
servicios. Por ejemplo no tenemos una carrera pública como la hay en otros
países. Tiene que haber una visión de carrera pública que motive a los jóvenes
a desarrollarse en esos campos.

Qué medidas son necesarias?

La capacitación de los funcionarios es importante. Ello depende de dos


mecanismos: que los funcionarios tomen cursos o maestrías o que las
instituciones públicas desarrollen sus propias capacidades. El sector en general
ya debería trabajar en acciones de prospectiva en las que se deben resolver los
problemas de largo y mediano plazo. Hoy en día el Perú tiene una gran ventana
demográfica, que la va a tener hasta el 2040 porque en los próximos años
tendremos una menor demanda de educación de niños y una menor demanda
de salud para personas de la tercera edad. Ahora se tiene una población joven
con muchas oportunidades de producir a futuro. No debemos desaprovechar
esta oportunidad porque es una visión a largo plazo
Qué otros sectores se deben mejorar?

Hay que mejorar los recursos naturales, el medio ambiente, los recursos hídricos,
la producción de nuestra agricultura, la innovación, entre otros. Tiene que haber
mecanismos para que el Estado otorgue garantías a fin de que el sector privado
pueda hacer grandes inversiones. El Estado debe garantizar activamente
capitales de riesgo e innovación, lo que traerá consigo una cadena de
inversiones. Sin una política adecuada, nos vamos a perder estas
oportunidades.

¿La inversión pública seguirá creciendo?

La inversión pública ha crecido, es probable que no crezca más del 7% del PBI.
Sin embargo esto nos permitirá trabajar los próximos 10 años. En la medida que
se tenga gente más preparada, el proceso de toma de decisiones para llevar a
cabo los proyectos será más rápido.
Situación general En los últimos diez años, el Perú logró una de las tasas más
altas de crecimiento económico de la región. El Ingreso Nacional Bruto por
persona casi se triplicó 1 , y las tasas de pobreza se redujeron a la mitad. Desde
2010, el Perú se ubica en el grupo de países de ingresos medio alto. Este
crecimiento económico fue acompañado por un crecimiento parecido de los
ingresos del Estado. Desde 2005, la recaudación fiscal se incrementó en 13%
por año 2 , y el presupuesto público del año fiscal 2013 se proyecta en más del
doble del presupuesto de apertura del año 2006, incrementándose de S/.53,929
millones a S/.108,419 millones 3 . Sin embargo, este fuerte crecimiento
económico y presupuestal no fue acompañado por un crecimiento similar de la
capacidad del Estado de gastar bien lo que recauda y de generar las condiciones
para un crecimiento sostenible que conlleve a un desarrollo económico y social.
Si bien en años recientes el Perú ha escalado seis posiciones en el Índice Global
de Competitividad 2012-2013 elaborado por el Foro Económico Mundial,
avanzando 31 posiciones en la variable de estabilidad macroeconómica, aún
mantiene un desempeño deficiente en pilares claves como innovación (puesto
117 sobre 144), instituciones (puesto 105), educación primaria y salud (puesto
91). En lo que respecta a las instituciones, resalta el bajo desempeño mostrado
en aspectos como confianza en los políticos (127) y carga de la regulación
gubernamental (128), por mencionar sólo algunos de los más relevantes. El bajo
desempeño del Estado se refleja en la poca confianza de la población en el
Estado y bajos niveles de satisfacción ciudadana. Según el Latinobarómetro
1995-2011 4 , los niveles de satisfacción con la democracia en el Perú se
encuentran por debajo del promedio de la región (31% en el Perú versus 39% en
promedio en América Latina). Además, aún persisten marcadas desigualdades
sociales y territoriales 5 ; según el mismo Latinobarómetro, apenas el 14% de los
peruanos considera que la distribución de la riqueza en el país es justa, lo que
se refleja en un grado alto de insatisfacción con el sistema político y económico,
y altos niveles de conflictividad social que afectan la gobernabilidad democrática.
PRINCIPALES DEFICIENCIAS DE LA GESTIÓN PÚBLICA
En el Perú Como se ha mostrado, existen deficiencias en la prestación de los
servicios públicos, las cuales terminan incidiendo negativamente en la
percepción ciudadana sobre la gestión pública y el desempeño del Estado en el
Perú. Frente a ello, ¿cuáles son los principales problemas de gestión que deben
ser resueltos? Del “Documento de identificación de la problemática y mapeo de
actores” se pueden identificar los siguientes
Ausencia de un sistema eficiente de planeamiento y problemas de articulación
con el sistema de presupuesto público:
No queda claro el rol efectivo del CEPLAN ni las políticas u objetivos prioritarios
del Gobierno. Asimismo, se ha identificado problemas en la definición de
objetivos –no necesariamente recogen demandas de la población y las brechas
que se pretenden cubrir no se estiman adecuadamente-. Por otra parte, no se
asegura el alineamiento entre las políticas públicas nacionales y sectoriales con
las territoriales de responsabilidad de los gobiernos descentralizados, así como
de los Planes de Desarrollo Concertado (PDC), los Planes Estratégicos
Institucionales (PEI) y los Planes Operativos Institucionales (POI), ni la
vinculación de éstos con los documentos de gestión y los programas
presupuestales. Ello, en la práctica, no logra utilizar el planeamiento como
herramienta efectiva de gestión y no articula el plan y el presupuesto público.
Otro aspecto a resaltar es que existen limitaciones en cuanto a las capacidades
de las entidades para identificar y priorizar programas y proyectos de
envergadura y alto impacto en la calidad de vida de los ciudadanos.
A nivel del presupuesto público, aunque se ha logrado avances a través de la
implementación progresiva del presupuesto para resultados, aún existen
problemas pendientes en tanto en ciertos sectores persiste una asignación
inercial de recursos (monto asignado el año anterior y negociación con el MEF
por incrementos). Asimismo, debe mencionarse que el gobierno nacional tiene
el 70% del gasto corriente total, las regiones el 19% y los gobiernos locales, el
11%. Adicionalmente, existe poca predictibilidad de los recursos transferidos
como consecuencia del canon y las regalías.
Además, no siempre la asignación de los recursos responde a una definición
clara de las prioridades del país y a una objetiva determinación de metas de
productos o servicios que cada entidad debe ofrecer, así como de sus
respectivos costos. Ello hace que en el nivel operativo no necesariamente exista
coherencia entre los insumos que van a ser adquiridos y los servicios que serán
provistos con ellos, con lo cual los presupuestos no siempre se dirigen a cerrar
las brechas o déficits existentes de infraestructura y servicios públicos, ni
responden a las prioridades ciudadanas.
• Deficiente diseño de la estructura de organización y funciones:
En muchas instituciones públicas su estructura de organización y funciones
(agrupamiento de actividades y asignación de responsabilidades dentro de la
entidad) no necesariamente viene siendo congruente con las funciones que
deben cumplir ni tampoco con los objetivos que puedan haberse fijado como
resultado de sus procesos de planeamiento estratégico-operativo y de su
presupuestación. Ello puede deberse a que las organizaciones fueron diseñadas
bajo un modelo de gestión funcional, con estructuras jerárquicas, estamentales
y sin claridad en los procesos que deben realizar para entregar los bienes y
servicios públicos de su responsabilidad con la calidad y pertinencia requeridos.
Además los lineamientos y los modelos vigentes para la formulación de
documentos de gestión –ROF, CAP, etc.- imponen normas uniformes de
organización para la gran diversidad de entidades existentes, en especial en el
caso de los Gobiernos Regionales, para los que su Ley Orgánica establece un
modelo único y demasiado detallado de organización que no considera la
heterogeneidad15 de las realidades regionales.
• Inadecuados procesos de producción de bienes y servicios públicos:
Los procesos dentro de las organizaciones se deben definir como una secuencia
de actividades que transforman una entrada en una salida, añadiéndole un valor
en cada etapa de la cadena. Sin embargo, la mayor parte de entidades no cuenta
con las capacidades o los recursos para trabajar en la optimización de sus
procesos de producción de bienes y servicios públicos. En ese sentido, no se
estudia de manera rigurosa y estructural cómo optimizar, formalizar y
automatizar cada uno de los procesos internos a lo largo de la cadena de valor.
Por otra parte, uno de los problemas neurálgicos en esta materia, es la
desarticulación de los principales sistemas administrativos, además de ser
complejos, engorrosos y en muchos casos, de difícil cumplimiento, sobre todo
para los Gobiernos Locales más pequeños con menores capacidades
institucionales –no están diseñados
Carencia de sistemas y métodos de gestión de la información y elconocimiento:
La gestión del conocimiento implica la transferencia del conocimiento y el
desarrollo de competencias necesarias al interior de las instituciones para
compartirlo y utilizarlo entre sus miembros, así como para valorarlo y asimilarlo
si se encuentra en el exterior de estas16. Relacionado con el problema anterior,
actualmente, en el Estado no existe de manera institucionalizada un sistema de
gestión de la información y el conocimiento, ni existe un sistema de recojo y
transferencia de buenas prácticas; las lecciones aprendidas de la propia
experiencia no se registran, por lo que se repiten los mismos errores y se buscan
soluciones a problemas que ya habían sido resueltos, generando pérdidas de
tiempo, ineficiencias, además de que las mejores prácticas no se aplican, ni se
comparten.

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