0 оценок0% нашли этот документ полезным (0 голосов)
26 просмотров1 страница
La historia sigue al Profesor Lafebre y su trabajo para educar a los niños de una comunidad en Chiapas, México. El profesor va más allá de sólo enseñar en el aula y se preocupa por el bienestar integral de sus estudiantes, visitándolos en sus casas y enfrentando autoridades cuando es necesario. Su dedicación pone en duda la labor pastoral-educativa de la iglesia y muestra la importancia de una educación liberadora que beneficie a toda la sociedad.
La historia sigue al Profesor Lafebre y su trabajo para educar a los niños de una comunidad en Chiapas, México. El profesor va más allá de sólo enseñar en el aula y se preocupa por el bienestar integral de sus estudiantes, visitándolos en sus casas y enfrentando autoridades cuando es necesario. Su dedicación pone en duda la labor pastoral-educativa de la iglesia y muestra la importancia de una educación liberadora que beneficie a toda la sociedad.
La historia sigue al Profesor Lafebre y su trabajo para educar a los niños de una comunidad en Chiapas, México. El profesor va más allá de sólo enseñar en el aula y se preocupa por el bienestar integral de sus estudiantes, visitándolos en sus casas y enfrentando autoridades cuando es necesario. Su dedicación pone en duda la labor pastoral-educativa de la iglesia y muestra la importancia de una educación liberadora que beneficie a toda la sociedad.
La trama de esta épica historia la cual protagoniza el Profesor Lafebre es de una
importancia capital al realizar un análisis retrospectivo, pero también al considerar y criticar el entorno del cual la mayoría de los seminaristas provenimos: Chiapas, México. Comienza ante una urdimbre de un problema en particular, una señora que presenta problemas con el alcohol, y que trae consigo la irresponsabilidad para con la educación de sus pequeños. Una frase que en particular me es de vital importancia ante el ministerio (que al final de cuenta el propósito por el cual nos encontramos aquí, indeleblemente es eso, y que en la clase es a donde aterrizaremos), es la siguiente: “Nos preocupa más Curar y No Prevenir”; ante la luz del análisis crítico de nuestras iglesias y de un tanto peor la sociedad, hacemos caso omiso a los síntomas que nuestra iglesia y sociedad presenta, nos hermetizamos tato en notros mismos (si no es que como iglesia caemos en el antropocentrismo disfrazado de “cristiano”) y cuando al fin la problemática afecta a todos, tanto cristianos como los que no lo son, queremos curar con ideas extremistas pensando que son realmente la solución, se han realizado tantos métodos profilácticos y no nos enfrentamos realmente al problema de fondo. Pues bien, veo en el Profesor, a alguien que irrumpe con el modelo ordinario de aquel docente (aunque estoy seguro de que no todos) que solo se presenta al trabajo, y ve a este como meramente un trabajo, en contraposición, vemos a alguien que se preocupa por la vida, por el bienestar integral de sus alumnos, su labor no se centra únicamente en el aula, aun cuando le digan que es una labor “más social que educativa” no le importa, no le importa si están el supermercado, si tiene que ir a la casa del educando, o tenga que enfrentarse ante figuras públicas como lo es el caso del alcalde, él está allí, marcando la diferencia, concientizando a los padres la importancia de la Educación cuando estos se ven desobligados de llevar a los suyos a la escuela; hasta llegar al punto empático por parte del Profesor ante las distintas vicisitudes que se le presenta, en el caso de la muerte de una madre con sus dos hijos. Pone en tela de juicio lo que este personaje realiza en el ambiente donde se desarrolla, en comparación de la labor pastoral-educativa, que sinceramente quedamos faltos ante tan digna representación de lo que debemos ser, no importa bajo qué situación el sistema político se maneje, nuestra labor no estriba bajo esa temática, más bien de la Educación la cual tiene que ser liberadora en el sentido más estricto y pacifico que podamos realizar, aun cuando nuestras autoridades no ejerzan el trabajo que se le ha asignado. Es México, que a pesar de estar “libertos” de hace ya casi 200 años, nuestro pueblo, nuestra iglesia, sigue presa, y que mal es que nuestros pastores participen de ello. De manera que como seminaristas debemos de autocriticarnos, a criticar la sociedad, la iglesia, y en función de eso, aquella Filosofía no se quede en lo abstracto, sino ejerzamos la Filosofía Pedagógica, que es en donde viene a caer, no dejando de considerar que es “cristiana” pero que involucra a la sociedad en donde nos toque ejercer el Ministerio.
Irresponsables: El autor defiende que la irresponsabilidad se extiende a diferentes marcos geográficos, políticos e institucionales, pero también a algunos modos de proceder de la ciudadanía.