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Título original:

Development Manual 10
Environmental Management and ISO 14000

Autor:
ISO

©1998 International Organization for Standardization


ISBN: 92-67-10280-X

Traducción y adaptación en castellano:


Gestión medioambiental e ISO 14000

©1999 AENOR (Asociación Española de Normalización y Certificación)

ISBN: 84-8143-161-3
Depósito legal: M-38755-1999
Edita: AENOR N.A. 71.970
Publica: AENOR
Imprime: StockCero, S.A.
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GESTIÓN MEDIOAMBIENTAL
E ISO 14000
Presentación

Ante la preocupación por la situación medio ambiental local y la del planeta en muchas regiones del
mundo, ISO respondió con la creación del Grupo Asesor Estratégico de Medio Ambiente (SAGE),
en 1991 y del comité técnico ISOITC 207, Gestión Medioambiental, en
1993.

Las primeras normas elaboradas por este comité técnico fueron las de la serie ISO 14000 que,
tuvieron una buena acogida, casi unánime. En la actualidad, se calcula que más de 3500 empresas
disponen de la certificación de su conformidad con la Norma ISO 14001, y muchas más se
encuentran inmersas en el proceso de implantación de un sistema de gestión medioambiental
conforme con esta norma y como paso previo a la certificación. ISO 14001 proporciona a la
industria una herramienta potente para gestionar el impacto de sus actividades en el medio ambiente
y para llevar a cabo sus tareas de una manera menos perjudicial para éste. Además de producir
indudables efectos positivos en materia de concienciación medioambiental, las normas ISO 14000
también contribuyen al cambio radical que se está produciendo en la manera de afrontar los
problemas medioambientales. Este cambio se centra en la sustitución del estilo coercitivo y de
control de los gobiernos, por una nueva combinación de actividades reglamentarias y de iniciativas
voluntarias adoptadas por la empresa, con lo que la responsabilidad relativa a la protección del
medio ambiente recae de forma compartida en la Administración, en el sector privado y en la
sociedad en general.

El objetivo de este manual es la presentación de la serie ISO 14000 a aquellos lectores de los países
en desarrollo que quieran obtener una visión general tanto de las normas publicadas como de las
que se encuentran en fase de preparación, y de los antecedentes relativos a la evolución de dichas
normas. Asimismo, este manual puede ser de interés para quienes estén interesados en conocer y
entender los aspectos de la gestión medioambiental abordados por el comité técnico TC 207 y sus
correspondientes subcomités.

Este manual es el décimo que se publica a partir de las peticiones del comité de ISO para los
asuntos de los países en desarrollo (DEVCO).Su preparación se encargó a una comisión de
redactores procedentes de las distintas presidencias y secretarías del comité técnico 207 y de sus
subcomités, que se relacionan a continuación:

 Ahmad Husseini, Secretaría ISOfTC 207


 Mark Barthel, BSI
 Christina Senabulya, Secretaría ISO/TC 207/SCl
 Dick Hortensius, Secretaría ISO/TC 207/SC2
 John Henry, Secretaría ISOfTC 207/SC3
 Dorothy P.Bowers, Presidencia ISO/TC 207/SC4
 Steven P.Comish, Secretaría ISO/TC 207/SC4
 Corrine del Cerro, Secretaría ISO/TC 207/SC5
 Einar Bache, Secretaría ISO/TC 207/SC6
 Dick Hortensius, Miembro ISO/TC 207/WG2

Desde aquí les damos las gracias a todos por sus aportaciones.

Lawrence D. Eicher
Secretario General
INDICE

Introducción - Antecedentes de ISO/TC 207


Objetivo de ISO/TC207
Campo de aplicación de ISO/TC207
Estructura de ISO/TC207
Procedimientos de trabajo de ISO/TC207
Miembros de ISO/TC207

CAPÍTULO 1 La gestión medioambiental, la razón de ser de ISO 14000

Introducción
Antecedentes
El papel de las partes interesadas en la gestión medio ambiental
Factores que impulsan la adopción de los sistemas y las herramientas para la gestión
medio ambiental
El papel de las normas internacionales
Funciones y ventajas de los sistemas de gestión medioambiental
El papel de las otras normas de la serie ISO 14000
Conclusiones

CAPÍTULO 2 – Sistemas de gestión medioambiental: el enfoque ISO

Introducción
Antecedentes
ISO14001
ISO 14004
Elementos del SGM según las normas ISO
Resumen

CAPÍTULO 3-Auditoría medioambiental

Introducción
Estructura general de las normas ISO de auditoría medioambiental
Características fundamentales de la auditoría medioambiental
La normativa ISO para la auditoría medioambiental
ISO 14010, Directrices para la auditoría medioambiental.
Principios generales
ISO 14011, procedimientos de auditoría de los sistemas de gestión medioambiental
ISO 14012, criterios de cualificación de los auditores medioambientales
Aplicación de las normas ISO relativas a la auditoría medioambiental
Utilización en el marco de ISO14001
Utilización en la certificación/registro por tercera parte y en procedimientos de
acreditación
Revisión de las normas ISO de auditorías y coordinación con la serie ISO 10011
Observaciones finales
CAPÍTULO 4 - Serie de normas ISO 14020 de etiquetado medioambiental

Introducción
Antecedentes
Etiquetado Tipo I
Participación de ISO en el etiquetado Tipo I
Comercio internacional
Etiquetado Tipo II
Participación de ISO en el etiquetado Tipo II
Ejemplo práctico
Etiquetado Tipo III
Inquietudes relativas al etiquetado Tipo III
Principios generales

CAPÍTULO5 - Evaluación del comportamiento medioambiental

Evolución de ISO/TC207/SC4
¿Qué es la evaluación del comportamiento medioambiental (ECM)?
Principios para la puesta en práctica de la ECM en una organización
Consideraciones para la puesta en práctica de la ECM en una organización
Visión general de ISOIDIS 14031 (Gestión medioambiental
Evaluación del comportamiento medioambiental-Directrices)
Programa y futuras áreas de trabajo de ISO/TC207/SC 4

CAPÍTULO 6-Análisis de ciclo de vida (ACV)

Introducción
Historia
Demanda
Una aproximación ilustrada a las características clave del análisis de ciclo de vida
Evitar la transferencia de la contaminación
Del concepto a la técnica
¿Para qué se emplea esta técnica?
La evolución de la normativa aplicada al ACV
El subcomité encargado del análisis de ciclo de vida (ISO/TC207/SC5)
Programa de trabajo
Inventario: ISO 14041
Impacto medioambiental: ISO 14042
Interpretación de los resultados: ISO 14043
Relaciones entre las herramientas aplicables a la organización o a los productos

CAPÍTULO 7 – Terminología medioambiental y definiciones (ISO/TC 207/SC6)


CAPÍTULO 8 – Posible utilización de ISO 14001 e ISO 14004 en el sector forestal como
apoyo a la gestión forestal sostenible (GFS)

Introducción
ISO y la gestión forestal: Antecedentes históricos
Avances en materia de gestión forestal sostenible
Fundamentos de la norma internacional ISO 14001
ISO 14001y la gestión forestal sostenible: el concepto "puente"
ISO/TR 14061 "Información de referencia para ayudar a las organizaciones forestales a
utilizar las normas de sistemas de gestión medioambiental ISO 14001 e ISO 14004"
Relaciones entre los principios, criterios e indicadores de GFS y los del SGM en una
organización forestal
Política, objetivos y metas
Programa, implementación y operación
Seguimiento y medición; auditoría y revisión
Utilización del informe técnico de ISO

CONCLUSIONES - ISO 14000 y los países en desarrollo

ANEXO A-Acrónimos y abreviaturas


Introducción - Antecedentes de ISO/TC207

Ahmad Husseini, Secretario, ISO/TC207

La creación del comité técnico 207, Gestión medio ambiental (ISO/TC207), por parte de la
Organización Internacional de Normalización (ISO) fue el resultado de una serie de
acontecimientos encadenados que impulsaron el planteamiento de una respuesta
internacional coordinada ante unos retos medio ambientales comunes a todos.

De existir un único acontecimiento causante de que el mundo económico y político se viese


obligado a plantearse la vinculación entre las actividades económicas y el medio ambiente,
éste sería la Conferencia del Medio Humano de Naciones Unidas, celebrada en Estocolmo
en 1972. De esta conferencia partió la adopción de un plan mundial de acciones en
beneficio del medio ambiente y la creación del Programa de Naciones Unidas de Medio
Ambiente (PNUMA) , destinado a aumentar el grado de concienciación y protección
medioambiental a escala mundial. Una vez concluida la conferencia, también se creó la
Comisión Mundial de Medio Ambiente y Desarrollo (WCED) como organismo
independiente. Esta comisión asumió la responsabilidad de volver a evaluar el medio
ambiente a partir del ámbito del desarrollo, así como de elaborar un informe acerca de los
avances conseguidos en este área. En 1987, la Comisión publicó su informe, Nuestro futuro
común, que supuso todo un hito histórico. Fue en este documento en el que se acuño la
expresión "desarrollo sostenible", apelando a la industria para que crease sistemas de
gestión medio ambiental más eficientes.

Ya a finales de 1988, más de cincuenta autoridades mundiales habían mostrado


públicamente su respaldo al informe a la vez que exigían la convocatoria de una reunión
trascendental y de alcance mundial para plantear el contenido del informe y actuar en
consecuencia. En 1989, la ONU decidió convocar la Conferencia de Medio Ambiente y
Desarrollo de Naciones Unidas (UNCED), también conocido como la Cumbre de la Tierra.
Este congreso se celebró en Río de Janeiro, en junio de 1992.

La Organización Internacional de Normalización (ISO) y la Comisión Electrotécnica


Internacional (IEC) participaron de forma directa en el período de preparación previa para
la Cumbre de la Tierra. En aquel entonces, UNCED pretendía garantizar la plena
participación del mundo empresarial en este proceso, para cuyo fin se creó el Consejo
Empresarial para el Desarrollo Sostenible (BCSD). Este último grupo se puso en contacto
con los dos organismos internacionales de normalización para conocer las actividades
relativas al medio ambiente acometidas por éstos, así como para recabar un mayor grado de
participación activa por su parte.

Esta petición de BCSD se produjo en un momento en el que ya se habían iniciado una serie
de iniciativas del Consejo Asesor en Tendencias Técnicas de ISOIIEC y el grupo ad hoc de
planificación a largo plazo, así como del grupo ad hoc de etiquetado medioambiental.
Como resultado, en agosto de 1991, ISO e IEC crearon el Grupo Asesor Estratégico de
Medio Ambiente (SAGE) con el fin de estudiar la situación y plantear las recomendaciones
oportunas.
A SAGE se le encomendó la tarea de analizar la demanda relativa a la normalización en el
campo de la gestión medioambiental. Como punto de partida, todo trabajo propuesto
tendría que asegurar una aproximación común para la gestión medioambiental que
mejorase el funcionamiento empresarial y el medio ambiental facilitando, al mismo tiempo,
el comercio. Con este fin, SAGE estableció seis grupos de trabajo el estudio de los
siguientes temas:

1. la gestión medioambiental;
2. la auditoría medioambiental;
3. el análisis del ciclo de vida;
4. el etiquetado medioambiental;
5. el comportamiento medio ambiental y;
6. los elementos medioambientales relativos a las normas de producto.

A finales de 1992, SAGE presentó sus recomendaciones a la Junta de Gestión Técnica de


ISO. Su principal recomendación se centró en la necesidad de crear un nuevo comité
técnico de ISO para encargarse de la gestión medioambiental. Hasta entonces, se había
planteado la posibilidad de que el comité dedicado a la gestión de la calidad, TC 176,
acometiera la redacción de la normativa de gestión medioambiental. Sin embargo, se llegó
a la conclusión de que los asuntos medioambientales no se debían supeditar a los de la
calidad, sino que presentaban por sí mismas un grado de importancia equivalente.

El proceso SAGE presentó dos resultados significativos:

1. Una serie de recomendaciones ISO/IEC acerca de la gestión medioambiental,


presentadas en la conferencia de preparación de UNCED en enero de 1992; y
2. La recomendación, en octubre de 1992, a ISO/IEC relativa a la creación de un nuevo
comité técnico de ISO para el desarrollo de las normas de gestión medioambiental.

Las recomendaciones a UNCED se convirtieron en un elemento clave de los principales


documentos generados a lo largo de la conferencia: Agenda 21, un documento exhaustivo
para fijar el rumbo de las políticas, y la Declaración de Río, un conjunto de principios
encaminados a lograr el desarrollo sostenible.

Las recomendaciones a ISO/IEC condujeron a la creación de! nuevo comité técnico en


enero de 1993. ISOITC 207, Gestión medio ambiental, recibió e! mandato de desarrollar
normas aplicables al campo de la gestión medioambiental. ISOITC 207 celebró su sesión
plenaria inaugural en Toronto, en junio de 1993.

Las siguientes declaraciones relativas a su objeto y campo de aplicación proceden del Plan
estratégico marcado por e! comité técnico 207 de ISO.

Objetivo de ISO/TC 207

"Nuestro objetivo radica en la aceptación y la aplicación a escala mundial de la serie de


normas ISO 14000, que proporcionarán un medio eficaz para mejorar el comportamiento
medioambiental de las organizaciones y de sus productos, facilitar el comercio
internacional y, a la larga, para contribuir al desarrollo sostenible".

Campo de aplicación de ISO/TC 207

El campo de aplicación de las actuaciones del comité técnico se centra en la normalización


de las herramientas y los sistemas aplicables a la gestión medioambiental. Esto excluye de
forma específica las actividades relacionadas con:

 los métodos de ensayo destinados a la detección de agentes contaminantes y cuya


responsabilidad recae sobre ISO/TC 146, Calidad del aire; ISO/TC 147, Calidad del
agua; ISO/TC 190, Calidad del suelo, e ISO/TC 43, Acústica. La tarea de fijar valores
límite para los productos contaminantes o efluentes;
 la relativa a especificar los niveles aplicables al comportamiento, y
 la normalización de productos.

NOTA: ISO/TC207, Gestión medioambiental, seguirá manteniendo una estrecha colaboración con ISO/TC
176, Gestión y aseguramiento de la calidad, en el ámbito de los sistemas y las auditorías relacionadas con la
gestión.

Estructura de ISO/TC 207

Por encargo del Consejo de Normalización de Canadá (Standards Council of Canada -


SCC), la gestión de TC 207 le corresponde a la Asociación Canadiense de Normas
(Canadian Standards Association - CSA). ISO/TC 207 consta de seis subcomités y sus
respectivos grupos de trabajo, dedicados al desarrollo de la serie ISO 14000. Los
subcomités (SC) y los grupos de trabajo (WG) en cuestión son los siguientes:

SC 1 SISTEMAS DEGESTIÓN MEDIOAMBIENTAL (SGM) - gestionado por el Reino


Unido
SC 2 AUDITORÍA MEDIOAMBIENTAL Y ESTUDIOS RELACIONADOS (EA&RI) –
gestionado por los Países Bajos
SC 3 ETIQUETADO MEDIOAMBIENTAL (EM) - gestionado por Australia
SC4 EVALUACIÓN DEL COMPORTAMIENTO MEDIOAMBIENTAL (ECM) - gestionado
por EEUU
SC 5 ANÁLISIS DE CICLO DE VIDA (LCA) - gestionado por Alemania y Francia
SC 6 TÉRMINOS Y DEFINICIONES (T + D) - gestionado por Noruega
WGl ASPECTOS MEDIOAMBIENTALES EN LAS NORMAS Y EN LOS PRODUCTOS –
gestionado por Alemania
WG2 APLICACIONES FORESTALES - gestionado por Nueva Zelanda

Cada subcomité (SC) puede crear y disolver sus grupos de trabajo de la forma que estime
oportuno para acometer tareas específicas. Los dos grupos de trabajo (WG) antes citados
dependen de forma directa del Te. El grupo de trabajo 1 - Aspectos medio ambientales en
las normas y productos (WG 1) ya ha presentado una publicación (Guía ISO 64) y el grupo
de trabajo 2 (WG 2) - Aplicaciones forestales, ha completado la preparación de un informe
técnico acerca del material de consulta para ayudar a las organizaciones forestales en la
aplicación de las normas ISO 14001 e ISO 14004 para los sistemas de gestión
medioambiental.

Procedimientos de trabajo de ISO/TC 207

El funcionamiento del TC 207 se desarrolla en consonancia con las directrices de ISO.


Dichas directrices se recogen en tres tomos que contemplan los distintos aspectos relativos
a la preparación de normas:

PARTE 1: Procedimientos para los trabajos técnicos


Afecta al funcionamiento global de TC 207, sus subcomités y sus grupos de
trabajo. Describe el proceso de creación de los comités técnicos, así como de
los comités y grupos secundarios, la afiliación a los mismos y los
procedimientos aplicables al desarrollo de las de normas y a la toma de
decisiones.
PARTE 2: Metodología para la elaboración de normas internacionales
En este apartado se desglosan los detalles técnicos relativos a la elaboración de
normas.
PARTE3: Redacción y presentación de normas internacionales
Aquí se concreta el estilo y el formato normalizado para los documentos de
ISO.

Además de la estructura establecida en estas directrices, TC 207 optó por la creación del
Grupo Asesor de la Presidencia. Este grupo no toma decisiones en el seno del TC, sino que
se encarga identificar la existencia de problemas o temas de estudio, mantiene debates
preliminares acerca de su posible tratamiento y, por medio de la Presidencia, presenta sus
recomendaciones al TC.

Miembros de ISO/TC 207

Como ocurre con todos los comités técnicos de ISO, entre los integrantes de ISO/TC207 se
incluyen los miembros Participantes (P), Observadores (O) o de Enlace (L). Por lo general,
la representación de los países la asumen los respectivos organismos nacionales de
normalización. La condición de miembro surge por voluntad expresa de ISO. Los
miembros "P" son aquéllos que representan a países que pretenden votar y participar de
forma activa en las deliberaciones, así como acceder a toda la documentación
correspondiente. Los miembros "O" son aquéllos que representan a países que no pretenden
votar, sino sólo participar en las deliberaciones y recibir toda la información pertinente. A
los miembros "L”,que participan en calidad de representantes de un organismo
internacional (por ejemplo, del Programa de Naciones Unidas de Medio Ambiente, etc.), se
les invita a participar en las deliberaciones y se les permite disponer de toda la información,
pero no se les concede el derecho a voto.

Las peticiones de información adicional pueden dirigirse a:

Ahmad Husseini
Secretaría ISO/TC207
Canadian Standards Association
178 Rexdale Boulevard
Etobicoke, ON M9W lR3 Canadá
Tel. 416 747 2697
Fax 416 747 2473
e-mail: husseina@csa.ca
1
La gestión medioambiental,
la razón de ser de ISO 14000
Mark Barthel, BSI

INTRODUCCIÓN

Este manual tiene por objeto la iniciación del lector en los principios y prácticas relativas a
la gestión medioambiental. Describe el papel de las normas internacionales y la manera en
que éstas pueden proporcionar un marco para el desarrollo de sistemas y herramientas de
gestión que ayuden a las organizaciones a controlar con eficacia las repercusiones de sus
actividades en el medio ambiente.

En este primer capítulo se sientan las bases para el resto del manual y se exponen los
antecedentes de algunos de los factores que suscitaron la adopción de los sistemas y las
herramientas de gestión medioambiental por parte de organizaciones de todo el mundo. La
redacción de este capítulo (listas acotadas por puntos al final de cada sección y figuras
intercaladas entre el texto) se ha concretado de forma que pueda utilizarse en transparencias
en el marco de los programas de formación y concienciación. Invitamos a nuestros lectores
a utilizados a su antojo para este fin.

El resto del manual analiza las relaciones, elementos y requisitos de las normas
internacionales para los sistemas de gestión medioambiental, la auditoría medioambiental,
el etiquetado ecológico, la evaluación del comportamiento medioambiental, el análisis de
ciclo de vida y la aplicación de los sistemas de gestión medio ambiental en el entorno
forestal. Todas estas normas se desarrollaron en el conjunto de la serie ISO 14000, una
normativa internacional concebida para ayudar a las organizaciones a cumplir con sus
obligaciones y responsabilidades medioambientales.
ANTECEDENTES

Ya se acabó definitivamente el debate en torno al medio ambiente. El hecho de ser "verde"


ya no está de moda ni presenta destellos de progresismo; es, simplemente, una nueva
realidad de la vida empresarial. De la misma manera que las deliberaciones en materia de la
calidad, la salud y la seguridad a las que asistíamos hace unos años sirvieron para fijar estos
factores como puntales del buen funcionamiento empresarial, las cuestiones
medioambientales ya están firmemente asentadas en las prácticas cotidianas.

En los últimos años, la creciente preocupación por los problemas y asuntos


medioambientales ha afectado de forma significativa a las prácticas industriales mundiales,
a medida que las organizaciones se esfuerzan, por una parte, para cumplir con el cada día
mayor volumen de disposiciones reglamentarias de la Administración y, por otro, para
satisfacer las expectativas de los consumidores.

De la misma forma en que los sistemas de gestión de la calidad se convirtieron en el


pasaporte imprescindible para las relaciones comerciales, la elaboración de sistemas
coherentes para la gestión medio ambiental también puede ayudar a que las empresas
superen las barreras al libre intercambio. De hecho, muchas organizaciones ya cuentan con
que sus proveedores adopten cuanto antes una actitud más responsable hacia el medio
ambiente y es esta nueva ética empresarial la que ha llevado, en muchos casos, a la
exigencia concreta de disponer de un Sistema de Gestión Medioambiental (SGM)
certificado como requisito previo para el establecimiento de relaciones comerciales. En
otras palabras, las organizaciones se están dando cuenta de que el hecho de disponer de una
buena gestión medioambiental supone, simplemente, que la organización cuenta con unas
buenas prácticas de gestión empresarial a efectos globales.

Como se puede apreciar en la Figura 1, toda actividad empresarial entraña la posibilidad de


generar impactos medioambientales, partiendo del consumo de materia prima y de energía,
la generación de residuos en sus muchas formas y la distribución de productos y servicios,
hasta llegar al momento de su utilización por parte del consumidor y su posterior
eliminación. El diseño de productos y servicios menos perjudiciales para el medio ambiente
ocupa uno de los primeros puestos en todas las listas de prioridades medioambientales,
económicas, sociales y políticas del mundo.
Toda actividad empresarial produce una serie de repercusiones que generan unos costes:

 Materia prima
 Procesos
 Energía
 Residuos
 Transporte/almacenamiento
 Diseño
 Coste de los fallos

El papel de las partes interesadas en la gestión medioambiental

Ninguna organización existe en un vacío medioambiental. Por tan!5 el medio ambiente


cuenta con un rango mucho más amplio de partes interesadas que las e, de forma habitual,
se asocian con la gestión de la calidad, donde el cliente y el contrato s n los reyes. Todo el
mundo tiene un interés inherente en la calidad de su entorno-aunque los motivos para ello
puedan variar en función de la perspectiva de cada parte interesada.

El interés principal de la administración es el aseguramiento de que las organizaciones


mantengan su conformidad con la legislación y el reglamento pertinente. Es posible que
dicha conformidad obligue a las entidades a tener en cuenta una compleja red de
instrumentos legales entre los que se incluye la legislación medioambiental general (por
ejemplo, las leyes relativas a la planificación o bien a la conservación de la naturaleza), la
legislación dirigida a emplazamientos específicos (por ejemplo, autorizaciones o permisos
relacionados con ciertos procesos industriales) y la legislación orientada a determinados
productos (por ejemplo, la manipulación de materiales peligrosos, o las leyes de gestión de
los residuos). Al mismo tiempo, puede tratarse de leyes o disposiciones internacionales,
nacionales, autonómicas o locales que, en total y en la mayoría de los casos, componen un
cuerpo legislativo que crece de forma continua.

El interés de las compañías de seguros en lo referente al medio ambiente parte de la


evaluación y la gestión de los riesgos y de la responsabilidad civil en materia medio
ambiental que, a su vez, están vinculados con el precio de las primas de seguros. Cuanto
más eficaces sean las medidas de control y la forma en la que la organización influye en sus
impactos medioambientales, más barato será, con casi toda seguridad, el coste de sus
primas de seguros (y también serán mejores las condiciones planteadas en la póliza,
especialmente, las relativas a los desembolsos máximos y a los límites absolutos en materia
de responsabilidad).

Una buena calificación derivada del análisis de riesgos puede influir de forma positiva en la
clasificación crediticia de la empresa. En la actualidad, muchas instituciones financieras
reconocen la importancia de los sistemas de gestión medioambiental, especialmente,
cuando éstos son validados por tercera parte a través de un proceso acreditado de
certificación/registro. En el caso de algunos países, los bancos y otras instituciones
financieras ya exigen, como condición previa para la concesión de préstamos, que la
empresa solicitante demuestre la implantación de una buena gestión medioambiental,
denegando e! préstamo a aquellas empresas que no cumplan con este requisito. En otros
países, los bancos animan a los empresarios de forma activa a que pongan en marcha
proyectos de protección medioambiental y ofrecen capital de inversión con menor coste
para tal fin. Es probable que ambas tendencias se mantengan en alza. Tanto e! Banco
Mundial como el Banco Europeo de Inversión y e! Banco Europeo para la Reconstrucción
y e! Desarrollo evalúan las solicitudes de préstamo que reciben en función de unos criterios
medio ambientales financieros y no suelen invertir en aquellos proyectos en los que los
promotores no puedan demostrar que se ha tenido en cuenta e! medio ambiente y las partes
interesadas.

Con frecuencia, las organizaciones pasan por alto los intereses de las comunidades locales,
a pesar de que de ellas les llega una gran parte de la plantilla y también los inspectores
locales. Debe prestarse atención al hecho de que toda la normativa existente de SGM
especifica la obligación de tener en cuenta las opiniones de "las partes interesadas" a la hora
de diseñar, implantar y mantener un SGM. Existe, por ejemplo, la posibilidad de que las
personas de la localidad hayan vivido cerca de un emplazamiento determinado antes de que
éste se destinase a su uso actual y que, por tanto, puedan aportar información valiosa acerca
de los antecedentes de ese lugar que sea útil para la aplicación de! SGM.

Bien podría pensarse las empresas sólo están obligadas a respetar las leyes nacionales que
afectan sus actividades a fin de obtener resultados satisfactorios. No obstante, varias
encuestas
recientes demuestran que, en el caso de todas las empresas de éxito, existe un grupo
diverso de partes interesadas que son las que conceden a la empresa su "permiso de
explotación".
Este concepto elevaría la perspectiva de los directivos de la empresa más allá del mero
cumplimiento de la ley, para abarcar la gestión de una gran variedad de expectativas de las
partes interesadas. Para ir más allá de lo reglamentario, hay que contar con programas de
mejora continua puesto que las expectativas y prioridades de las partes interesadas
evolucionan de forma continua. Asimismo, la gestión de estos programas exige la
aplicación de un método sistemático, que puede desarrollarse fácilmente en el marco de un
sistema de gestión medioambiental.
El análisis y la gestión sistemáticas de los impactos medioambientales implican muchas
ventajas para la empresa:
 Mejoras en la eficiencia del funcionamiento de la organización
 Ventajas competitivas en el mercado
 Mejoras en la gestión del riesgo
 Reducción de las responsabilidades legales
 Mejora del cumplimiento con la legislación y las disposiciones reglamentarias
 Mayor grado de credibilidad ante las partes interesadas
 Mayor concentración en la atención prestada y en los esfuerzos invertidos.
Gestión medioambiental: las partes interesadas
De lo anterior se puede deducir que todas las partes -ya sean personas u organizaciones
mantienen un interés en el comportamiento medioambiental de una organización
determinada sea cual sea su motivación, que puede ir desde la protección de inversiones
hasta la protección de la salud.

Factores que impulsan la adopción de los sistemas y las herramientas para la gestión
medioambiental

A medida que crece la complejidad de los procesos industriales, también aumentan los
impactos medioambientales generados; cada año, se introducen en el mercado cerca de
2000 nuevos productos y compuestos químicos, que hacen cada vez más urgente la
necesidad de comprender y controlar sus efectos en el medio ambiente. Ante la falta de una
estructura sistemática para el análisis de estas repercusiones, así como de las herramientas
de apoyo adecuadas para cumplir con estos objetivos de gestión, la tarea es complicada y
difícil de controlar.

También se hace más complejo el campo de la legislación y reglamentación


medioambiental. Los directivos de las organizaciones deben estar en condiciones de
demostrar que cumplen con la normativa existente y deben estar al tanto de cualquier
proyecto inminente de ley medioambiental con el fin de mantener su competitividad. Las
organizaciones que no dispongan de los procedimientos necesarios para evaluar las
repercusiones de la legislación vigente y futura en su sector están exponiéndose, sin
saberlo, a un riesgo empresarial innecesario. Los directivos más dinámicos reconocen que,
al prever y adelantarse a la nueva legislación, pueden incluso conseguir una ventaja
comercial frente a sus competidores, al programar nuevas inversiones ajustadas a la ley.
Una vez que las empresas entienden de forma plena sus responsabilidades legales, estarán
más capacitadas para planificar el cumplimiento con las mismas, reduciendo así el coste de
las sanciones y mejorando sus relaciones con los organismos de control reglamentario. En
algunos países, las organizaciones que cuentan con un SGM certificado incluso pueden
contar con recibir "créditos por buen comportamiento" por parte de estos organismos,
recibiendo un menor número de visitas de inspección en sus instalaciones y, por
consiguiente, reduciendo los honorarios de los inspectores. Algunos países en los que las
iniciativas medioambientales de carácter voluntario están bien arraigadas se están
planteando una limitada liberalización de las obligaciones reglamentarias. En otros países
cuya legislación en esta materia no está tan bien definida, se están empleando normas
internacionales de gestión medio ambiental para sentar las bases de su marco legislativo.

Las expectativas y la participación de las partes interesadas en relación a la mejora del


comportamiento medio ambiental de una organización, hoy en día desempeñan una función
crucial para la gestión de cualquier empresa. Aquí, los interesados no son solo unos pocos
grupos de presión marginales; parte interesada es también la comunidad local y los
empleados de la propia empresa, entre otros.

Los accionistas cuentan con que las organizaciones en las que invierten sean capaces de
gestionar sus riesgos y responsabilidades medioambientales de forma eficaz. En caso
contrario, sus inversiones financieras correrían peligro a causa de los gastos imprevistos
derivados de acciones de rectificación en las instalaciones, sanciones reglamentarias, etc.
Los residentes en las comunidades locales son cada vez más activos en el campo
medioambiental y, en caso de que las actividades desarrolladas en unas instalaciones dadas
pongan en peligro su medio de vida o su salud, están mucho más preparados que nunca
para protestar y denunciar a la empresa ante las autoridades.

Los empleados, especialmente los más cualificados, son cada vez más conscientes de la
calidad que presenta el entorno en el que trabajan y de las repercusiones medioambientales
de su trabajo. Asimismo, asistimos a un cambio en la naturaleza misma de la empresa:
conforme disminuyen los sectores económicos en los que se emplea mano de obra
intensiva, crece el número de empresas con una plantilla más reducida, más preparada y
más capacitada. Con menos empleados fijos, aumenta por tanto el coste real del absentismo
laboral o de un alto índice de movilidad laboral. La aplicación de una perspectiva más
positiva y completa en lo que a la salud y la satisfacción de los empleados se refiere,
redunda en la reducción de estos problemas y en la mejora de la motivación general, a la
par que aumenta la eficiencia de las actividades y disminuye los costes atribuibles a la
formación y selección en materia de recursos humanos.

Cada día somos más conscientes de los costes que conllevan las actividades de fabricación
de productos o de la prestación eficaz de servicios. En la misma medida en la que sigan
aumentando los costes de materiales no renovables tales como el petróleo y los minerales,
también aumentará la obligación de acometer unas prácticas de gestión más eficaces en el
ámbito de nuestros recursos naturales. Aquellas organizaciones que no hayan sometido sus
prácticas de utilización de recursos a un análisis concienzudo, acabarán desperdiciándolos,
con la consiguiente disminución de sus propios ingresos potenciales, al pagar dos veces por
materiales no aprovechados que no generan productos y que deberán tratarse y eliminarse
en su momento. Los verdaderos costes económicos de la mala gestión de recursos se harán
más evidentes a medida que los gobiernos intenten "contener" los costes medioambientales
de las actividades de fabricación, aumentando las tasas de las autorizaciones para verter
residuos.

Fundamentalmente, los directivos no pueden permitirse el lujo de permanecer pasivos ante


los asuntos medio ambientales que presenten:

 Impactos complejos y relacionados entre sí;


 Legislación y reglamentación cada vez más estricta y detallada;
 Participación de los interesados en múltiples niveles;
 Costes crecientes.

Todos estos factores exigen la aplicación de una forma de gestión y de unas herramientas
sistemáticas.

El papel de las normas internacionales

Las normas internacionales desempeñan una serie de roles con el fin de apoyar a las
organizaciones en su esfuerzo por lograr mejoras del comportamiento medioambiental,
satisfacer a los interesados y cosechar los beneficios de una efectiva gestión
medioambiental. Algunas de estas normas guardan relación con los métodos basados en
sistemas, quizá conocidos por muchas de las organizaciones gracias a su experiencia en el
área de aseguramiento y gestión de calidad, contemplados en la serie de normas ISO 9000.
Otras se centran en los productos en sí y ofrecen herramientas prácticas para determinar los
impactos medioambientales derivados de la fabricación, el uso y la eliminación de
productos específicos. Las normas ofrecen positivos beneficios empresariales a aquellos
que adopten un método de trabajo más responsable desde el punto de vista medioambiental
o a los que, simplemente, necesiten seguir los requisitos de sus clientes. A modo de
ejemplo, las normas relativas al etiquetado ecológico, con las que se abre la posibilidad de
la diferenciación del producto en el mercado (o, incluso, de penetrar en mercados
exteriores), forman parte de este tipo de normas.

El gráfico que se aprecia bajo el epígrafe "Cultura empresarial clásica" representa una
actitud intencional: la costumbre de esperar para ver qué sucederá invita a una repetición
cíclica de los mismos problemas una y otra vez. Este "método" también acarrea muchos
riesgos; no tiene en cuenta el principio de la prevención. El esquema que aparece bajo el
título "Cultura empresarial regida por el SGM" nos muestra un modo de trabajar mucho
más dinámico con el que se identifican las causas fundamentales de los problemas que, a
continuación, se tratan de manera que no vuelvan a producirse.

Muchas organizaciones han experimentado un cambio significativo en su cultura interna al


implementar las normas internacionales. Indudablemente, este fue lo que sucedió con la
normativa ISO 9000 para la gestión de la calidad y representa una tendencia que parece que
continuará con la serie ISO 14000 de normas de gestión medioambiental. Los directivos de
las organizaciones que se ven forzados a analizar a fondo la forma en la que actúan se
sorprenden ante la facilidad con que se sustituyen las prácticas "tradicionales" muy
arraigadas por un modelo de gestión sistemática más positivo y avanzado. En la Figura 2 se
muestra la forma en la que las normas aplicables a los sistemas de gestión pueden influir
positivamente en la cultura interna de la organización.

Funciones y ventajas de los sistemas de gestión


medioambiental
Un buen sistema de gestión encajará bien en la manera de llevar el negocio y hará posible
la mejora respecto a su funcionamiento anterior. El hecho de cumplir con una norma
reconocida proporciona a la empresa un instrumento ágil para demostrar la correcta gestión
de sus actuaciones medioambientales. Puede que no sea siempre posible o necesario que
una parte interesada realice el análisis de un sistema determinado. En su lugar, las normas
son una vía rápida para constatar que la dirección es capaz de invertir el tiempo y los
recursos oportunos para mejorar su comportamiento medioambiental y que está bien
preparada para reaccionar ante las futuras disposiciones legislativas y ante las presiones de
los clientes. Hay que tener en cuenta que el comportamiento medio ambiental constituye,
cada vez más, uno de los factores relevantes para juzgar la calidad del funcionamiento
global en materia de gestión.

En caso de que la empresa no disponga ya de un programa de gestión medioambiental


implantado, las normas pueden proporcionarle una base muy sólida como punto de partida.
En el ámbito internacional, una de ras normas clave para la implantación y certificación del
SGM es ISO 14001, Sistemas de gestión medioambiental - especificaciones y directrices
para su utilización1. Esta norma ofrece las especificaciones aplicables al SGM, incluyendo
los requisitos fundamentales que deberá satisfacer la organización para obtener el
certificado emitido por un organismo de certificación/registro por tercera parte. Sus
requisitos y elementos se detallan en el siguiente capítulo.

Cuando la dirección de una organización decide adoptar esta norma como base de su SGM,
cuenta con la ventaja que aporta tanto la experiencia acumulada como las directrices que,
por tanto, quedan a su disposición. Los redactores de las normas del SGM son expertos
procedentes de muchos sectores industriales y culturas, y cuentan con muy diversa
formación y experiencia profesional. El hecho de aprovechar la pericia englobada en las
normas y de aplicar el procedimiento secuencial empleado en la elaboración de las normas
para diseñar, implementar y mantener el SGM constituyen decisiones que demuestran el
buen sentido empresarial.

El reconocimiento formal del SGM por medio de la certificación proporciona la motivación


añadida de su consecución y mantenimiento. Esta meta resulta útil porque permite centrar
la atención de los encargados de la implantación y les proporciona un objetivo concreto que
deberán alcanzar, con una indicación clara del éxito o fracaso de esta iniciativa.

En resumen, un SGM normalizado refuerza la búsqueda de las mejores prácticas


1
En Europa, el Reglamento del Programa de Ecogestión y Ecoauditorías (EMAS) de la Comisión Europea
constituye otro modelo de SGM y de los programas de auditoría asociados (para conocer el texto íntegro de
este reglamento, véase el Diario Oficial de las Comunidades Europeas, 10 de julio de 1993, referencia No.
L168).
empresariales y facilita una estructura ya consolidada para su aplicación por parte de las
organizaciones. El SGM presenta muchas ventajas identificables, entre las que se incluyen:

 la utilización de las normas de SGM como el plan de acciones de la empresa;


 el reconocimiento inmediato en el mercado del compromiso asumido con el medio
 ambiente;
 un compendio de las mejores prácticas del sector;
 una base sólida para la elaboración de informes medioambientales;
 una garantía para el accionariado;
 el reconocimiento por parte de los organismos reglamentarios;
 la base para demostrar la mejora continua del comportamiento medioambiental.

El papel de las otras normas de la serie ISO 14000

Si bien es cierto que ISO 14001 constituye la piedra angular de la serie de normas ISO
14000, sería una equivocación creer que ésta es la única norma disponible o en proceso de
desarrollo. En esta serie se integran otras herramientas de gestión medioambiental
procedentes de la normalización internacional, incluyendo normas para la auditoría
medioambiental, el análisis de ciclo de vida, la evaluación del comportamiento medio
ambiental y el etiquetado ecológico. Estos temas se abordan en los siguientes capítulos.

En la tabla 1 que se muestra a continuación se destacan las normas incluidas en la serie ISO
14000.

Equivalencia con
Norma Título
norma UNE
ISO 14001:96 Sistemas de gestión medioambiental. Especificaciones y UNE-EN ISO
directrices para su utilización 14001:96
ISO 14004:96 Sistemas de gestión medioambiental. Guías y principios UNE 150005:97
generales. Sistemas y técnicas de soporte
ISO 14010:96 Directrices para la auditoría medioambiental. Principios UNE-EN ISO
generales 14010:97
ISO 14011:96 Directrices para la auditoría medioambiental. Procedimientos UNE-EN ISO
de auditoría. Auditoría de los sistemas de gestión 14011:97
medioambiental
ISO 14012:96 Directrices para la auditoría medioambiental. Criterios de UNE-EN ISO
cualificación para los auditores medioambientales 14012:97
ISO/WD 14015 Análisis medioambiental de emplazamientos y entidades
ISO 14020:98 Etiquetado ecológico y declaraciones medioambientales. UNE 150020:99
Principios generales
ISO 14021:99 Etiquetado ecológico y declaraciones medioambientales.
Etiquetado medioambiental. Autodeclaraciones
medioambientales
ISO 14024:99 Etiquetado ecológico y declaraciones medioambientales. UNE 150024:99
Etiquetado ecológico tipo I. Principios generales y
procedimientos.
ISO/DTR 14025 Etiquetado y declaraciones medioambientales. Declaraciones
medioambientales del Tipo III. Principios y procedimientos
ISO/DIS 14031 Gestión medioambiental. Evaluación del comportamiento
medioambiental. Directrices
lS0/DTR 14032 Gestión medioambiental. Evaluación del comportamiento
medioambiental. Estudios de caso de la utilización de ISO 14031
ISO 14040:97 Gestión medioambiental. Análisis de ciclo de vida. Principios y UNE-EN ISO
estructura 14040:98
ISO 14041:98 Gestión medioambiental. Análisis de ciclo de vida. Definición UNE-EN ISO
del objetivo y alcance y el análisis de inventario 14041:99
ISO/DIS 14042 Gestión medioambiental - Análisis de ciclo de vida - Evaluación
de los impactos del ciclo de vida
ISO/DIS 14043 Gestión medioambiental. Análisis de ciclo de vida. Interpretación
del análisis de ciclo de vida
ISO/TR 14048 Gestión medioambiental. Análisis de ciclo de vida. Formato para
la documentación de los datos en el análisis de ciclo de vida
ISOIDTR 14049 Gestión medioambiental. Análisis de ciclo de vida. Ejemplos de
aplicación de ISO 14041
ISO 14050:98 Gestión medioambiental. Vocabulario PNE 150050
ISO/TR 14061:98 Información para ayudar a organizaciones forestales a utilizar
las normas de sistemas de gestión medioambiental ISO 14001 e
ISO 14004
ISO Guide 64:97 Guía para la inclusión de los aspectos medioambientales en las UNE 150060: 99 IN
normas de producto

Conclusiones

A medida que aumenta la complejidad de las cuestiones medioambientales y que las


organizaciones son presionadas para que presenten sus credenciales medioambientales ante
una amplia muestra de partes interesadas, la serie de normas ISO 14000 seguirá ofreciendo
a la industria muchas de las herramientas necesarias para mejorar su comportamiento
medioambiental y para tranquilizar a aquellas partes interesadas, cada vez más conscientes
del impacto directo que supone la industria en el medio ambiente. En los siguientes
capítulos se ofrecen las directrices para la aplicación de estas normas. A medida que la
industria abandona la teoría para comenzar a actuar, estas normas desempeñarán un papel
crucial.

Las peticiones de información adicional pueden dirigirse a:

Mark Barthel Teléfono: +44 181 996 7187


British Standards Institute Fax: 44 181 996 7198
389 Chiswick High Road e-mail: mark_barthel@bsi.org.uk
Londres W4 4Al Ecobart@easynet.co.uk
Reino Unido
2
Sistemas de gestión medioambiental:
el enfoque ISO
Mark Barthel, BSI
Christina Senabulya, Secretaría, ISO/TC 207/SC1

INTRODUCCIÓN

Este capítulo ofrece una visión general de los requisitos de las normas para los sistemas de
gestión medioambiental pertenecientes a la serie ISO 14000. Con ello se pretende dar a
conocer dichas normas y orientar a aquellas organizaciones que se encuentran en las fases
preliminares de desarrollo e implantación del SGM. Por este motivo, se insiste
especialmente en aquellos elementos del SGM de ISO 14001 que sientan las bases para el
proceso inicial de desarrollo e implantación del mismo (por ejemplo, la evaluación de
aspectos / impactos, las cuestiones relacionadas con el cumplimiento de las leyes, la
revisión inicial y la formulación de la política). Al igual que el primer capítulo, éste incluye
listas acotadas por puntos en la mayor parte de sus secciones con el fin de que puedan ser
utilizadas para la preparación de trasparencias y presentaciones destinadas a los cursos de
formación.

ANTECEDENTES

Las normas ISO 14001 e ISO 14004 son las más relevantes de la serie ISO 14000 de
sistemas de gestión medioambiental. Éstas hacen posible que la organización adopte un
método sistemático para evaluar las interacciones que presentan sus actividades, productos
y servicios en el medio ambiente. En septiembre de 1996, después de tan sólo tres años de
intenso trabajo, en e! que intervinieron más de 60 países, ISO 14001 e ISO 14004 fueron
publicadas por ISO como normas internacionales y, simultáneamente se adoptaron como
normas europeas.

ISO 14001

La norma ISO 14001, Sistemas de gestión medioambiental. Especificaciones y directrices


para su utilización, es la pieza central de la serie ISO 14000 y en ella se especifican los
requisitos aplicables a un sistema de gestión medio ambiental (SGM) que, una vez
auditados, permiten la certificación de una organización por tercera parte y mediante un
organismo certificador debidamente acreditado 2. Como indica su título, la Norma ISO
14001 consta de dos partes principales. En la primera de ellas se encuentran las
especificaciones que detallan los requisitos que la organización deberá satisfacer a fin de
conseguir la certificación por tercera parte y, por otro lado, e! anexo A ofrece una serie de
directrices complementarias para [la] utilización de las especificaciones.

Los requisitos necesarios para un SGM conforme con ISO 14001 son los siguientes:

 la constancia de! compromiso de la dirección con e! SGM;


 el desarrollo de una política medioambiental;
 la planificación de! SGM, incluyendo lo siguiente:

 la identificación de los aspectos medioambientales significativos y de los


impactos medioambientales asociados a éstos;
 la identificación de los requisitos legales y reglamentarios aplicables a las
actividades, productos y servicios de la organización;
 el desarrollo de objetivos y metas cuantificables destinados a reducir los
impactos significativos de la organización en el medio ambiente;
 la creación y el mantenimiento al día de programas de gestión
medioambiental en
 los que se incluya la debida asignación de los recursos necesarios y plazos
concretos
 para la consecución de los objetivos y las metas especificadas;

 la implantación del SGM, incluyendo lo siguiente:

 el desarrollo de programas de formación y concienciación;


 la asignación de las funciones y responsabilidades en el
marco de una estructura de gestión o de organización predefinida;
 la existencia de procedimientos y procesos para el tratamiento
de las comunicaciones internas y externas;
 la elaboración de la documentación que servirá de apoyo y de
mecanismos para el control de los documentos;
 los procedimientos para el control operacional;
2
Las organizaciones también disponen de la posibilidad de elaborar una declaración de
carácter interno ("autodeclaración") de su conformidad con los requisitos de la norma.
 la planificación para la preparación y la capacidad de
respuesta ante las emergencias, y la comprobación en la práctica de los planes;

 el mantenimiento al día y la mejora continua del SGM, incluyendo:

 el seguimiento y medición de sus actividades operacionales y de gestión;


 la conservación de los registros;
 la creación de procedimientos para el tratamiento de las no conformidades
en relación con las exigencias de la norma, con la política de la empresa y con la
legislación;
 la elaboración de procedimientos, programas y procesos destinados a evitar
la reaparición de las no conformidades, y
 procedimientos y programas para la auditoría del SGM.

 la revisión por la dirección del SGM con el fin de conocer su grado


de adecuación y eficacia, así como para plantear las recomendaciones oportunas para la
mejora continua del comportamiento medioambiental.

En el anexo B de la norma se ofrece información relativa a las relaciones y correspondencia


técnica existentes entre ISO 14001 e ISO 9001, Sistemas de la calidad -Modelo para el
aseguramiento de la calidad en el diseño, el desarrollo, la producción, la instalación y el
servicio posventa (la norma equivalente para los sistemas de gestión de la calidad).

Cabe destacar en este punto la conveniencia de que aquellas organizaciones que aún no
dispongan de un SGM implantado acometan el proceso previo de revisión inicial
preparatoria, con el que podrán definir cuáles son las interacciones con el medio ambiente
que presentan sus actividades, productos y servicios3.

3
Este aspecto se incluye en la nota aclaratoria que aparece en el apartado A.3.l del anexo A.
Si bien es cierto que este tipo de revisión inicial no se plantea como una exigencia en la
norma, el hecho de no realizada dejaría a muchas organizaciones sin los datos necesarios
para el desarrollo de una política medioambiental en consonancia con los requisitos de ISO
14001 (véase más adelante la sección dedicada a los elementos de ISO 14001).

ISO 14004

ISO elaboró la Norma ISO 14004, Sistemas de gestión medioambiental- Guías y principios
generales -Sistemas y técnicas de soporte, con el fin de ofrecer información
complementaria a las organizaciones en relación con el diseño, desarrollo y mantenimiento
al día de un SGM. Esta norma no está destinada a su uso en procesos de certificación.

De hecho, en ISO 14001 se plantean las especificaciones aplicables al SGM, mientras que
ISO 14004 es "un escalón" para facilitar el acceso a dichas especificaciones a aquellas
organizaciones que crean necesitar algo más de orientación e información complementaria
acerca de los principios, sistemas y técnicas de apoyo necesarias para el desarrollo del
SGM.

ISO 14004 incluye detalles relativos a:

 las prácticas de gestión medioambiental aceptadas a escala internacional y la forma en


las que éstas se aplican en el marco del diseño y desarrollo de todos los elementos del
SGM;
 ejemplos prácticos relacionados con las cuestiones que la organización deberá afrontar
a la hora de diseñar su SGM, incluyendo una serie de directrices que explican la forma
de identificar los aspectos y los impactos medio ambientales asociados a sus
actividades, productos y servicios, y
 unas secciones que ofrecen ayuda práctica para facilitar el paso de la organización por
las diversas fases de diseño, desarrollo, implantación y mantenimiento al día del SGM.

ELEMENTOS DEL SGM SEGÚN LAS NORMAS ISO

1) CONTAR CON EL COMPROMISO DE LA ALTA DIRECCIÓN: es fundamental


que se entienda que las políticas medioambientales no pueden existir de forma aislada,
sino que deben formar parte de las prácticas cotidianas de gestión en la organización
siempre que se pretenda obtener mejoras globales en su comportamiento
medioambiental. Para que esto se materialice, es imprescindible que el nivel más alto de
la dirección- de forma preferente, un miembro de la junta directiva - asuma este
compromiso como suyo. Generalmente, las ventajas empresariales mencionadas en el
capítulo 1 suelen ser suficiente motivo como para que la dirección opte por adoptar el
SGM. Una vez que se cuente con el compromiso de la alta dirección, será mucho más
fácil contar con el de los empleados, así como con una actitud positiva hacia el medio
ambiente en todo el seno de la organización.

2) LA REVISIÓN INICIAL: se recomienda encarecidamente que las organizaciones que


no hayan pasado por ningún tipo de auditoría medioambiental comiencen este proceso
con una revisión inicial. El objetivo de la misma es definir las interacciones y relaciones
de la organización con el medio ambiente, así como en obtener los datos
medioambientales con los que se medirá el futuro avance de las mejoras. Dicho de otra
forma, esta revisión constituye un "examen clínico de salud" relativo a las interacciones
con el medio ambiente que presentan los productos, actividades y servicios de la
organización.

Este proceso se puede resumir como sigue:

1. Decidir si es preciso llevar a cabo la revisión inicial


Aquí es donde se concreta si los datos medio ambientales relativos a la organización están
actualizados, si se corresponden con las exigencias inherentes a la implantación del
SGM y si su alcance es suficiente para cumplir los requisitos de la norma. En caso de
que no sea así, será preciso llevar a cabo una revisión inicial.

2. Concretar el alcance de la revisión inicial

Deben definirse los límites físicos, funcionales y relativos a la organización con los que se
delimitará el alcance de la revisión inicial. Esta iniciativa también debería incluir la
evaluación de aquellos impactos medio ambientales cuyo control de gestión recaiga de
forma directa en la organización, así como de aquéllos en los que la organización podría
influir de forma menos directa (por ejemplo, mediante la cadena de suministros o por
medio de sus actividades de subcontratación). Es conveniente que la organización se
centre en plantear el alcance y funciones que tendrá el SGM (por ejemplo, el hecho de
concretar si el funcionamiento del SGM se ceñirá al ámbito de un solo emplazamiento o
bien al de toda la organización).

3. Preparar la revisión inicial

Una buena preparación es una inversión muy rentable. La planificación de este proceso se
puede llevar a cabo empleando las estructuras y procesos aplicables a la gestión de
proyectos (por ejemplo, concretando el objetivo central que deberá alcanzarse,
detallando las tareas clave que deberán realizarse junto con los plazos para ello,
asignando dichas tareas a miembros competentes de la plantilla, supervisando los
avances conseguidos en función de los plazos y objetivos marcados, recogiendo y
analizando la información oportuna y redactando el informe final para la dirección). Las
acciones citadas en la siguiente lista son las que suelen llevarse a cabo durante la fase de
preparación para la revisión inicial.

 El análisis de los métodos destinados a la recogida de los datos. Algunas de las técnicas
más habituales para realizar esta tarea son las siguientes:

 los impresos tipo cuestionario o las plantillas modelo para informes;


 las listas de comprobación (checklists) de auditoría;
 las entrevistas;
 la inspección y medición directa;
 el análisis comparativo (benchmarking), ya sea con referencias externas o
internas;
 la revisión de los resultados de las auditorías anteriores.

 La comprobación de los datos disponibles a partir de las diversas


fuentes de información o de antecedentes históricos.
 Debería tenerse en cuenta la posibilidad de aplicar los
planteamientos relativos al ciclo de vida4 con el fin de concretar las repercusiones de los
4
El análisis de ciclo de vida es objeto del capítulo 6.
productos.
 La comprobación de la disponibilidad de la plantilla encargada de
llevar a cabo dicha revisión.
 La definición de la demanda de asesoramiento experto (externo) para
ayudar a la organización a completar el estudio o bien para impartir formación a la
plantilla en cuanto a capacidades y conocimientos necesarios.
 La definición del plan de trabajo (calendario de trabajo).
 La preparación del calendario de las reuniones.
 La difusión tanto a los miembros del equipo de revisión como al
resto de la plantilla de los motivos por los que se acomete el proceso y de los resultados
obtenidos.

4. Recopilar la información

Una vez que se cuente con la planificación correspondiente a la revisión inicial y que se
hayan definido los métodos y las técnicas para ello, puede iniciarse el proceso de recogida
de la información relacionada con:

 el comportamiento medioambiental de la organización, incluyendo aquellos elementos


que faciliten o impidan el avance de las mejoras en este ámbito (por ejemplo, la
disponibilidad de tecnologías de producción menos contaminantes o el uso de
materiales o productos peligrosos);
 la evaluación de todas las prácticas y procedimientos medioambientales existentes (por
ejemplo, los referentes a la reducción de los residuos o el reciclaje);
 el análisis de la información correspondiente a anteriores percances o casos de no
conformidad;
 los aspectos medioambientales de las actividades, productos y servicios de la
organización;
 el grado de importancia de los impactos medio ambientales asociados;
 los requisitos legales y reglamentarios que la organización debe satisfacer.

5. Consideraciones generales

Con el fin de cumplir con los objetivos marcados por la revisión inicial, es conveniente que
se tengan en cuenta los siguientes aspectos:

 el diseño, uso, manipulación y eliminación del producto;


 el funcionamiento normal y anormal;
 las situaciones relacionadas con la puesta en marcha y el paro de las instalaciones;
 las situaciones potenciales de emergencia (incluyendo los aspectos medioambientales
de los planes de emergencia tales como, por ejemplo, la eliminación del agua usada
para la extinción de incendios);
 las actividades, productos y servicios del presente y del pasado, así como los previsibles
en el futuro;
 las posibilidades de contar con ventajas competitivas;
 el cálculo de los recursos que serán necesarios para el desarrollo, implantación y
conservación del SGM;
 las opiniones de las partes interesadas, y
 los impactos medio ambientales relacionados con las políticas y procedimientos de
inversión, compra y subcontratación.

6. Comunicar los resultados del proceso de revisión inicial

Es evidente que e! contendido de todo informe resultante de la revisión inicial variará en


función de las actividades, los objetivos y la cultura empresarial de las organizaciones en
cuestión. Aquéllas que dispongan de una cultura empresarial más abierta descubrirán que su
SGM presenta un alcance mucho más amplio que lo que exige la simple auditoría de la
conformidad reglamentaria y que en dicho alcance se incluye la difusión pública de su
comportamiento medio ambiental con e! fin de ofrecer garantías a las partes interesadas y
de fomentar una actitud positiva en relación con los asuntos medioambientales. Es posible
que otras organizaciones opten por una aplicación más limitada de su SGM al centrarse en
la reducción de sus impactos significativos, e! Cumplimiento con la legislación o con los
requisitos que imponen los mercados en los que ofrecen sus productos y servicios. No
obstante, los aspectos que en cualquier caso deberían constar en e! informe son los
siguientes:

 Introducción
 Contexto de la revisión
 Alcance de la revisión
 Planteamientos y objetivos
 Metodología aplicada
 Fuentes de información
 Supuestos empleados y limitaciones de! estudio
 Resumen de los resultados
 Identificación de las acciones necesarias
 Demanda relativa a los recursos
 Conclusiones y recomendaciones.

Una vez que complete este proceso, la organización podrá empezar a desarrollar una
política medioambiental plenamente amparada en la realidad de sus actividades
empresariales.

3) ASPECTOSMEDIOAMBIENTALES: según la Norma ISO 14001, las organizaciones


deben:

 establecer y mantener al día los procedimientos destinados a la identificación de los


aspectos medioambientales. Dichos aspectos deben ser directamente controlables
mediante la gestión o a través de las actividades de la organización relacionadas con sus
proveedores. Además, deben estar relacionados con las actividades, productos y
servicios de la organización;
 concretar la importancia de los impactos medio ambientales asociados;
 tener en cuenta los impactos significativos a la hora de fijar los objetivos;
 mantener la información actualizada;
 prestar atención a todos los elementos de la organización durante la evaluación de
 sus aspectos e impactos.

Algunas organizaciones deciden llevar a cabo la revisión completa de sus aspectos


medioambientales e impactos asociados coincidiendo con el proceso de revisión inicial
mientras que otras entienden que dicha revisión inicial constituye un proceso preliminar
que, posteriormente, se completará con un proceso de evaluación más exhaustivo. Al
margen de la alternativa elegida, es preciso que la organización cumpla plenamente todos
los requisitos expuestos en esta parte de ISO 14001.

En la Norma ISO 14004 se propone la subdivisión de este proceso de estudio en cuatro


secuencias lógicas, a saber:

1. Seleccionar una actividad, servicio o producto dado

El alcance que presenta la actividad, servicio o producto escogido debería ser lo


suficientemente amplio como para permitir el análisis cabal del mismo, así como
suficientemente delimitado como para permitir su comprensión.

2. Identificar los aspectos medioambientales de la actividad, servicio o producto

Aquí quedarían identificados el máximo número posible de ellos.

3. Identificar los impactos medioambientales asociados con esos aspectos

En este paso se procedería a la identificación del máximo número posible de los impactos
medioambientales -ya sean positivos, negativos, existentes o potenciales - relacionados con
cada uno de los aspectos antes identificados. Véanse los ejemplos que se muestran a
continuación.

4. Sopesar la importancia de cada impacto medioambiental mediante la aplicación de


criterios predefinidos
La importancia que conlleva cada uno de los impactos medioambientales identificados
puede variar en función de la organización de la que se trate. La cuantificación puede servir
para concretar los elementos de juicio aplicados.

Este proceso se resume en la figura 2.

La tarea de identificación de los aspectos / impactos más significativos de la organización


crea muchas confusiones, incluso para los responsables medioambientales mas
experimentados. Lo ideal es que el grado de importancia se valore en función de tres
criterios decisivos:

 la evaluación medioambiental del impacto y la percepción de la gravedad que éste


supondría;
 las consideraciones económicas, y
 las prioridades reales y las preferidas por las partes interesadas de la organización.

No obstante, cabe destacar que todos estos factores quedan sujetos a la evolución constante.
La forma de entender y, por tanto, de analizar los asuntos medioambientales evoluciona con
el tiempo y en función de, por ejemplo, la disponibilidad de más evidencia científica o del
agravamiento o la mejora de una situación concreta. Asimismo, lo anterior se ve afectado
por los cambios en las prioridades de la sociedad. La modificación de las preferencias de
las partes interesadas supone una nueva evolución de una perspectiva que, a su vez, afectará
al grado de importancia que la organización concederá a dichos asuntos.

El equipo responsable de la implantación tendrá que concretar cuáles son las prioridades de
las partes interesadas que probablemente sean las más importantes para la organización.
Esto dependerá tanto de la cultura de la empresa como de sus aspiraciones, objetivos y
actividades. Por supuesto, los requisitos impuestos por las autoridades reglamentarias
también deben tenerse en cuenta como prioridades.

Muchas organizaciones confeccionan una lista de preguntas genéricas para aplicar a los
aspectos identificados con el fin de determinar su importancia. De esta forma, estas
preguntas actúan como "criba" con la que se conceden las prioridades correspondientes a
los programas de gestión de la organización, centrando los esfuerzos de ésta.
Algunos ejemplos son los siguientes:

 El asunto en cuestión, ¿recae en el ámbito del control reglamentario/legislativo?


 ¿Se encuentra contemplado el aspecto/impacto en algún tipo de código de prácticas o
directrices?
 ¿Se precisaría la intervención de los servicios de urgencia en caso de que ocurriese un
percance?
 ¿El aspecto conlleva un impacto demostrable en el medio ambiente?
 ¿Es probable que el impacto sea motivo de reclamación?
 ¿El impacto tendría repercusiones económicas?
 ¿Es posible que el impacto redunde en responsabilidades de tipo legal o económicas?
 ¿Existe la probabilidad de que dicho impacto sea motivo de inquietud para los clientes?

Antes de plantearse los requisitos de ISO 14001 aplicables a la política, es conveniente


dedicar algo de tiempo a una cuestión que supone ciertas dificultades para las
organizaciones: La definición de aquellos aspectos / impactos sobre los que existe un
control de gestión directo y de aquéllos para los que cabría esperar que la organización
pueda influir por medio de sus relaciones contractuales con proveedores y subcontratistas.
El tratamiento correcto de este asunto es fundamental para que las organizaciones puedan
comprender plenamente el verdadero alcance de sus actividades empresariales y, por
consiguiente, fijar los límites del SGM en consonancia con la realidad. En caso de que el
alcance del sistema sea demasiado amplio, se corre el riesgo de asumir la responsabilidad
inherente a aquellos impactos que la organización no puede controlar o matizar de forma
alguna. Por contra, un alcance demasiado limitado podría suponer que se pase por alto un
impacto tan evidente como significativo. Cabe esperar que el siguiente diagrama pueda
servir de ayuda para concretar el alcance del SGM y la amplitud de los aspectos
medioambientales e impactos asociados que la organización abordará en el marco de dicho
sistema.
4) POLÍTICAMEDIOAMBIENTAL: Al igual que en una receta culinaria, tanto la
mezcla como los ingredientes en sí de la política medioambiental deben ser correctas
para evitar que resulte "indigesta" para la organización. La "mezcla" más oportuna para
la política debería incluir una serie de declaraciones generales relativas a las intenciones
de la organización y metas específicas o planteamientos amparados en los aspectos
medioambientales significativos identificados por ésta. Partiendo de la Norma ISO
14001, los requisitos claves para la política serían los siguientes:

 adecuada a la naturaleza, la magnitud y los impactos medioambientales de las


actividades, productos y servicios;
 incluye el compromiso con la mejora continua y la prevención de la contaminación;
 incluye el compromiso de cumplir con la legislación y los reglamentos aplicables, así
como con otros requisitos suscritos por la misma organización;
 proporciona la estructura adecuada para concretar y revisar los objetivos y las metas
medioambientales;
 queda documentada, implantada, mantenida al día y transmitida a todos los empleados;
 se mantiene a disposición del público.

En relación con lo anterior, existe un método amparado en el sentido común que es


aplicable al diseño de la política y cuyos principios se presentan a continuación:

LA ACTITUD: con el fin de plantear una política efectiva en la práctica, es preciso que
todos los miembros de la empresa tengan una actitud positiva hacia el medio ambiente. El
compromiso y la responsabilidad forman los cimientos en los que se apoya la política. La
participación de los mandos intermedios en la elaboración de la política, así como su plena
comprensión de ésta y de sus implicaciones, constituye una tarea fundamental. También es
importante que en la versión final de la política conste la firma del dirigente máximo de la
organización.

LA PRECISIÓN: la política medioambiental debe suponer un gran hito; no un quebranto.


Tanto los objetivos como las metas deberían partir de planteamientos honrados y abiertos.
Las personas a las que dicha política se dirige, ya sean empleados o clientes, deben percibir
que los objetivos fijados en ésta están anclados en la realidad de la empresa.

Los RECURSOSADECUADOS: será preciso disponer de los recursos adecuados para dar
vida a la política, es decir, para que no quede como un simple papel que haga perder el
tiempo a todos los que en ella intervienen. Se entiende que, al decir recursos, se trata de
tanto la dedicación de la plantilla (su tiempo) como de algún tipo de inversión económica.
La combinación y la asignación de los recursos más adecuados para este fin dependerán de
las prioridades fijadas.

LA CONCIENCIACIÓN: es conveniente que se recabe la participación del personal de


escala básica mediante la aplicación de programas de fomento de propuestas, así como
garantizando la existencia de unas firmes vías de comunicación. Esto resulta esencial para
que el personal haga suyo al SGM de la organización. La comunicación externa también es
muy importante; especialmente, en lo que respecta a las autoridades reglamentarias y a la
comunidad local. Las acciones acometidas por el personal redundarán en una mejor imagen
y grado de credibilidad de la organización. Con el fin de sacar el máximo provecho de la
nueva situación creada, es preciso que tanto los clientes como los suministradores sepan
qué es lo que se espera de ellos.

LAS ACCIONES: la gestión medioambiental supone una travesía; no el destino final. Por
ello, la política debería hacerse eco de este hecho al concretar la manera en la que se
procederá a su seguimiento, auditoría, y desarrollo.

Cabe recordar que, según ISO 14001, la política medioambiental es el único documento
que debe quedar a disposición del público. Por ello, es conveniente que su contenido sea
aprovechable al máximo tanto para la organización como para las partes interesadas a las
que se pretenda informar.

5) REQUISITOSLEGALESY OTROS REQUISITOS: en la Norma ISO 14001 se exige


que las organizaciones cumplan con lo siguiente:

 establecer y mantener al día los procedimientos para identificar y acceder a:

 los requisitos legales,


 y otros requisitos suscritos por la organización.

 garantizar la aplicación de los requisitos legales a los aspectos


medioambientales significativos de sus actividades, productos y servicios.

La organización debe ser capaz de demostrar la implantación de procedimientos para la


identificación y el acceso a la información relacionada con todas las leyes y reglamentos
(concretamente, la legislación medio ambiental) aplicables a los aspectos medioambientales
de sus actividades, productos y servicios.

Estas disposiciones reglamentarias pueden ser de distintos tipos: las de aplicación


específica a las actividades de la organización (por ejemplo, permisos o planes relativos al
emplazamiento); las específicas para los procesos, actuaciones o al sector de actividad de la
organización (por ejemplo, permisos y condiciones de explotación, autorizaciones, etc.), y
las leyes nacionales o locales (incluyendo las ordenanzas) de aplicación general en materia
de medio ambiente. Puede que esta legislación proceda de una serie de exigencias locales,
regionales, nacionales o internacionales. Muchas organizaciones también intentan
identificar la legislación aplicable en los mercados clave en los que pretenden comercializar
sus productos y servicios.

Es evidente lo inútil que resultaría destinar un producto a la exportación cuando incumpla


los requisitos legales del país en cuestión.

Es muy importante que la organización disponga de sistemas para la identificación y la


plena comprensión de los requisitos legales, así como para su revisión y actualización
constante. Asimismo, es conveniente que la organización cuente con una lista de todas las
leyes y reglamentos aplicables a sus actividades, productos y servicios, y que garantice que
dicha información permanezca a disposición de todas aquellas personas de la organización
cuyas actividades cotidianas puedan infringir estas disposiciones. Entre las personas que
podrían necesitar el acceso a estos datos cabría incluir a los responsables de las siguientes
funciones:

 informes a la alta dirección;


 gestión operacional;
 desarrollo empresarial;
 investigación y desarrollo;
 comunicaciones externas, y
 manipulación y eliminación de residuos.

Una vez que estos datos se pongan en circulación, también será necesario contar con
procedimientos destinados a su almacenamiento y posterior recuperación inmediata. Esto se
puede conseguir por medio de soportes informáticos o impresos.

6) OBJETIVOS Y METAS MEDIOAMBIENTALES: la norma exige que las


organizaciones cumplan con lo siguiente:
 establecer, documentar y mantener al día sus objetivos y metas medioambientales;
 garantizar que éstas sean consecuentes con la política medioambiental, incluyendo el
compromiso de prevención de la contaminación;
 al establecer y revisar sus objetivos, deberá tener en cuenta:

 los requisitos legales y de otro tipo;


 sus aspectos medioambientales significativos;
 sus opciones tecnológicas;
 sus requisitos financieros, operacionales y empresariales,y
 las opiniones de las partes interesadas.

Los objetivos deben establecerse para garantizar el cumplimiento de la política


medioambiental de la organización. Son objetivos globales vinculados con el
comportamiento medioambiental y que se destacan en la política. Al fijar sus objetivos, la
organización también debería considerar los resultados obtenidos en las distintas revisiones
medioambientales (tanto en las iniciales como en las revisiones por la dirección) de forma
que se tenga en cuenta cualquier modificación del grado de relevancia de sus actividades,
servicios y productos en el medio ambiente.

A continuación, ya sería posible fijar una serie de metas medioambientales destinadas a


satisfacer los objetivos en un plazo de tiempo concreto. Estas metas deberían ser específicas
y medibles.

A la hora de fijar sus objetivos y metas medioambientales, es conveniente que la


organización contemple la posibilidad de determinar unos indicadores de medida del
comportamiento medioambiental (ICM). Estos indicadores servirían para sentar las bases
del sistema de evaluación del comportamiento medioambiental y para recoger información
relacionada con el SGM, con los sistemas operacionales y con otros entornas más amplios.

La aplicación de los objetivos y las metas puede extenderse ampliamente a gran parte de la
organización o bien ceñirse de forma más específica a un emplazamiento o actividad
concreta. Conviene que las metas y los objetivos sean objeto de revisiones periódicas a
tenor de las revisiones por la dirección y de los cambios en el orden de prioridades de las
partes interesadas.

Los objetivos podrían concretar el compromiso asumido en relación con:

 la reducción del desperdicio y del consumo de los recursos naturales;


 las mejoras en el diseño de los productos;
 el fomento de la concienciación medioambiental de los empleados y de la comunidad;
 la máxima reducción posible de los impactos significativos adversos relacionados con
actividades o nuevos procesos de desarrollo.

La medición de los avances conseguidos en relación con estos objetivos se puede efectuar
por medio de indicadores (ICM) tales como:
 la cantidad de materia prima empleada en cada unidad de producto;
 las inversiones en materia de protección del medio ambiente;
 el total de emisiones y de vertidos de efluentes;
 el total de kilómetros recorridos por vehículo y unidad de producción;
 el total de percances relacionados con el medio ambiente;
 la cantidad de denuncias y procesos legales;
 la proporción (%) de residuos reciclados;
 los valores concretos de agentes contaminantes como, por ejemplo, dióxido de carbono,
dióxido de azufre, óxidos de nitrógeno, partículas, etc.;
 el grado de eficiencia energética y el relativo al uso de embalajes, y
 el porcentaje de material reciclado presente en los embalajes.

Para más información, acerca de la utilización de los indicadores del comportamiento


medio ambiental, véase el capítulo dedicado a ISOIDIS 14031 -Gestión medioambiental.
Evaluación del comportamiento medio ambiental. Directrices.

7) PROGRAMA (S) DE GESTIÓN MEDIOAMBIENTAL: según la Norma ISO 14001,


las organizaciones deben:

 establecer y mantener al día un programa o programas destinados a cumplir con los


objetivos y las metas marcadas;
 estos programas deben incluir:

 la asignación de las responsabilidades para alcanzar dichos objetivos y


metas;
 los medios y los plazos de tiempo para su consecución;

efectuar modificaciones (según sea necesario) en función de:

 los nuevos desarrollos, y


 productos, servicios o actividades modificadas o nuevas.

El programa de gestión medioambiental es el mecanismo que se hace posible el


cumplimiento los objetivos y las metas medioambientales. La organización puede optar por
desarrollar e implantar más de un programa para alcanzar un mismo objetivo. Asimismo,
cabe la posibilidad de aplicar un único programa que conlleve una serie de repercusiones
positivas y simultáneas en diversos aspectos o impactos medioambientales. A modo de
ejemplo, la decisión de sustituir la pintura proyectada con disolventes por pinturas de base
acuosa proyectada por un sistema electroestático (que atrae la pintura a la superficie del
objeto en cuestión, reduciendo así la cantidad que se pierde en el aire), supondría una
reducción de las emisiones de COV (compuestos orgánicos volátiles) y de partículas;
eliminaría la obligación legal de disponer de permisos de emisión de COY; reduciría la
cantidad de pintura desperdiciada, y mejoraría el entorno en el que trabaja la plantilla.

La elaboración del programa de gestión medioambiental debería contemplar todos los


objetivos de la organización. Para mejorar su eficacia, es conveniente que los planes de
gestión medioambiental queden integrados en el plan global estratégico. El programa en sí
debería incluir, además, los plazos, recursos y responsabilidades inherentes a la
consecución de los objetivos y las metas de la organización.

Asimismo, las acciones específicas deberían quedar identificadas en el programa según el


orden de prioridad que cada una presente para la organización. Estas acciones podrían
centrarse en procesos individuales, proyectos, productos, servicios o emplazamientos
dados.

Algunos de los planteamientos que deben considerarse son los siguientes:

 la inclusión de todas las partes responsables en el proceso de planificación;


 la existencia de un proceso con el que se prevé la revisión periódica del programa o
programas;
 la asignación de recursos;
 las responsabilidades y la autoridad del personal clave;
 la programación en el tiempo y las prioridades, y
 los procedimientos aplicables al seguimiento y las revisiones.

También puede que sea necesario tener en cuenta las etapas de planificación, diseño,
producción, comercialización y disposición final del producto en la medida de lo posible.

En aquellos casos en los que el programa incluya actividades como el desarrollo de nuevas
instalaciones o modificaciones substanciales de los procesos, éste debería incluir los
planteamientos relativos a la planificación, construcción, puesta en marcha, funcionamiento
y, ya en el momento que la organización lo estime oportuno, el cierre de las instalaciones.

8) ESTRUCTURA Y RESPONSABILIDADES: según la Norma ISO 14001, las


organizaciones deben:

 definir, documentar y comunicar las funciones y las responsabilidades que asumirá el


personal, con el fin de garantizar la eficacia de la gestión ambiental;
 proporcionar los recursos esenciales para la implantación y el control del SGM, y
 nombrar uno o más representantes específicos de la dirección, que deberán contar con
funciones, responsabilidades y autoridad definidas para:

 establecer, implantar y mantener el sistema al día;


 informar a la alta dirección acerca del funcionamiento del sistema.

Para permitir el funcionamiento en la práctica tanto de la organización como de su SGM, es


conveniente que la responsabilidad relativa a la eficacia global del SGM recaiga en
personas o funciones de alta dirección que dispongan de la suficiente autoridad,
capacidades y recursos para abanderar el proceso de desarrollo, implantación y
conservación del SGM. La asignación de responsabilidades debe servir para clarificar las
vinculaciones de toda la cadena jerárquica (directivos, supervisores y trabajadores) con el
SGM de la organización. Al asignar al personal las responsabilidades y la autoridad
relativas a funciones específicas, la organización no sólo delimita un trazado claro de la
estructura y las obligaciones sino que también delega el poder de decisión a las personas
con el fin de que puedan cumplir con su cometido sin soportar el peso de un sistema
excesivamente burocratizado. Es conveniente que las responsabilidades inherentes al
comportamiento medioambiental recaigan sobre todos los empleados, sin que importe la
posición que ocupen y siempre en función de su trabajo. Así se conseguirá el
funcionamiento global del sistema de gestión medioambiental.

El alcance de los recursos asignados al SGM debería ser coherente con la importancia que
tengan los distintos impactos de sus actividades, productos o servicios, permitiendo que la
organización concrete las prioridades de sus programas de gestión para reducir dichos
impactos y mejorar su comportamiento medioambiental.

Conviene que las organizaciones desarrollen procedimientos destinados a conocer los


beneficios y costes de sus actividades medioambientales. De esta forma se conocerán las
áreas que generan costes/beneficios, así como el tiempo necesario para la amortización de
las cantidades invertidas en el SGM y aquellas áreas en las que se puede conseguir evitar
una serie de gastos gracias a la aplicación de una forma más activa de gestión
medioambiental (por ejemplo, al reducir las sanciones impuestas o su importe).

9) FORMACIÓN, SENSIBILIZACIÓN Y COMPETENCIA PROFESIONAL: según


ISO 14001, las organizaciones deben:

 identificar sus necesidades en materia de formación;


 proporcionar la formación apropiada a todo el personal con responsabilidades;
 asignar todas las tareas susceptibles de generar impactos significativos a personas
competentes;
 establecer y mantener al día procedimientos para sensibilizar al personal ante:

 la importancia de la conformidad con la política medioambiental y con los


procedimientos del SGM;
 los impactos medioambientales significativos que conllevan sus actividades
 laborales;
 las ventajas que aporta la mejora de funcionamiento a título individual;
 sus funciones y responsabilidades, incluyendo las relativas a los planes y a la
capacidad de respuesta ante las emergencias, y
 las consecuencias potenciales que podría suponer la omisión de los
procedimientos especificados.

Tanto este apartado como el relacionado con la estructura y la responsabilidad guardan una
estrecha relación entre sí. Sería inútil invertir tiempo y esfuerzo para crear una estructura en
la organización con una distribución de funciones, responsabilidades y autoridad entre los
empleados cuando éstos no disponen de la formación específica para acometer estas tareas.
Como regla general, la competencia profesional de las personas que forman la plantilla
debería juzgarse en función de su formación y experiencia. La organización es la
responsable de garantizar que la combinación de estas aptitudes sea la adecuada para
desempeñar una tarea determinada.

Los requisitos de formación, sensibilización y competencia profesional van más allá del
ámbito de la plantilla fija de la organización. También los subcontratistas deberán
garantizar que sus empleados disponen de la formación, conocimientos y capacidades
necesarias para desarrollar sus funciones de una forma "responsable con el medio
ambiente".

Es conveniente que se imparta la formación pertinente en todos los niveles de la


organización. En lo que respecta a la alta dirección, esta formación deberá centrarse en
aumentar su concienciación en cuanto a la importancia estratégica de la gestión
medioambiental, con el fin de contar con su pleno compromiso con las políticas de la
organización. Cabría destacar en este sentido las ventajas competitivas que traen consigo
las buenas prácticas medioambientales. Aquellos empleados que asuman responsabilidades
concretas en materia medioambiental deberían recibir una formación orientada hacia la
mejora de sus capacidades y de su funcionamiento en el ámbito operacional. Los empleados
cuyas tareas sean susceptibles de repercutir en la conformidad deberían recibir una
formación destinada a garantizar el cumplimiento tanto con los requisitos internos como
con los reglamentarios.

Habitualmente, las fases en las que se divide un programa de formación de este tipo son las
siguientes:

 identificar las necesidades en materia de formación / aprendizaje;


 diseñar un plan de formación para satisfacer las necesidades ya identificadas;
 comprobar la conformidad del programa de formación con los requisitos reglamentarios
o de la propia organización (por ejemplo, para saber si dicha formación facilitaría la
consecución de los objetivos y las metas);
 impartir la formación a grupos de empleados clave;
 documentar la formación impartida;
 evaluar la formación impartida, y
 modificar / subsanar el programa de formación en función de las carencias detectadas
durante la evaluación.

10) COMUNICACIÓN: según la Norma ISO 14001, las organizaciones deben:

 establecer y mantener procedimientos destinados a:

 facilitar las comunicaciones internas entre los distintos niveles y funciones


de la organización, y
 recibir, documentar y responder a las comunicaciones pertinentes de las
partes interesadas externas;

 tomar una decisión relativa a la comunicación externa de sus


aspectos medioambientales significativos, y
 registrar la decisión adoptada en este sentido.
Es conveniente que las organizaciones implanten un procedimiento para la recepción,
documentación y respuesta a las solicitudes de las partes interesadas. En dicho
procedimiento se podría incluir el diálogo con ellas y el estudio de sus correspondientes
inquietudes. En algunos casos, las respuestas a las partes interesadas podrían incluir
información referente a los impactos medioambientales asociados al funcionamiento de la
organización. Estos procedimientos también deberían contemplar las comunicaciones
oportunas con las autoridades públicas en relación, por ejemplo, con los planes de
emergencia.

La comunicación es una forma de demostrar el compromiso de la dirección con el medio


ambiente y con el debido tratamiento de las inquietudes y planteamientos relacionados con
las actividades, productos y servicios de la organización. Asimismo, los resultados de la
tarea de seguimiento del SGM deberían transmitirse, a todos los miembros de la
organización en quienes recaigan responsabilidades funcionales.

El hecho de ofrecer la información apropiada contribuye a motivar al personal y facilita la


comprensión y aceptación del público del método activo empleado por la organización para
el tratamiento de las cuestiones medioambientales. En ISO 14001 se incluyen directrices
para la comunicación externa e interna del comportamiento medioambiental a las partes
interesadas. Todo ello resulta también de utilidad como base para la preparación de
informes medioambientales puesto que, para redactar un informe válido, es preciso contar
con los datos del funcionamiento interno y con los datos medio ambientales básicos del
entorno. La organización puede aprovechar medios como su memoria anual, boletines,
tablones de anuncios, campañas de prensa y anuncios para la comunicación interna y
externa de sus actividades.

No debe infravalorarse la importancia del mecanismo empleado para recoger y responder a


las inquietudes planteadas por los empleados y por otras partes interesadas. En la medida de
lo posible, es conveniente fomentar la comunicación en ambos sentidos. Algunas de las
actuaciones indicadas para ello serían las jornadas de puertas abiertas, servicios de
información por vía telefónica, correo electrónico o desde la página de Internet de la
organización.

11) DOCUMENTACIÓN Y CONTROL DE LA DOCUMENTACIÓN: según la Norma


ISO 14001, las organizaciones deben:

 establecer y mantener al día los datos oportunos en soporte informático o impreso;


 describir los elementos centrales del SGM;
 proporcionar orientación respecto a la documentación asociada;
 establecer y mantener actualizados los procedimientos destinados a:

 indicar los lugares en los que se encuentran los documentos;


 evaluar, revisar y aprobar la adecuación de los documentos por parte de
personas autorizadas;
 mantener disponibles las versiones actualizadas de los documentos en todos
los emplazamientos en los que éstos resulten esenciales;
 retirar los documentos obsoletos o bien evitar su uso inadvertido;
 identificar como tales todos los documentos obsoletos que se conserven
 las actividades de creación y modificación de documentos.

Además, es imprescindible que toda la documentación sea legible, que esté fechada
(indicando la fecha o fechas de revisión), fácilmente identificable y conservada de manera
ordenada y durante un plazo especificado. Puede que sea preciso conservar documentos
obsoletos con fines legales o para disponer del historial del funcionamiento del SGM a lo
largo del tiempo.

El grado de detalle de la documentación debería ser suficiente para describir los elementos
centrales del sistema de gestión medio ambiental y sus interacciones, así como para ofrecer
orientación para localizar una información más detallada del funcionamiento parcial de este
sistema. En algunos de los apartados de ISO 14001, la documentación constituye un
requisito específico mientras que en otros no. Aparte de estas imposiciones, las decisiones
relativas a los procesos, procedimientos e instrucciones de trabajo que deben quedar
documentados quedan en manos de la organización. Para ello, algunas organizaciones
aplican el criterio básico de documentar todos aquellos procesos o procedimientos que, de
no constar por escrito, fueran susceptibles de generar un impacto medioambiental
significativo.

Cabe la posibilidad de incorporar la documentación del SGM a la de otros sistemas ya


implantados en la organización; es decir, no existe obligación alguna de que se presente en
un manual único.

Entre los documentos asociados se podrían incluir los siguientes:

a) información relativa al proceso;


b) organigramas;
c) normas internas y procedimientos operacionales;
d) planes de emergencia de las instalaciones.

La documentación se puede generar en cualquier soporte. Lo más importante es que se


entienda con facilidad y que esté disponible y al alcance de todos los miembros de la
organización. Asimismo, debería contar con la aprobación y la firma del personal
autorizado para ello, y estar fechada y sujeta a revisiones periódicas. Es fundamental que
los documentos obsoletos sean retirados y sustituidos con las versiones vigentes.

12) CONTROLOPERACIONAL: según ISO 14001, las organizaciones deben:

 identificar las operaciones y actividades pertinentes que guarden relación con los
aspectos significativos
 planificar la ejecución de dichas actividades en situaciones normales, anormales o de
emergencia (incluyendo las de mantenimiento) y disponer de:
 procedimientos documentados para aquellos casos en los que su ausencia podría
suponer desviaciones respecto a la política, los objetivos y las metas;
 establecer los criterios operacionales para los procedimientos;
 transmitiendo esta información a sus suministradores (proveedores) y subcontratistas.

La implantación del SGM se consigue mediante la creación y actualización de


procedimientos y controles operacionales destinados a garantizar la consecución de la
política, los objetivos y las metas medioambientales de la organización. Al desarrollar o
modificar los controles o procedimientos, la organización debe considerar las distintas
operaciones y actividades que intervienen en sus impactos medioambientales significativos.
Ejemplos de dichas operaciones y actividades serían:

 la investigación y el desarrollo;
 el diseño y la ingeniería;
 la política de compras y adquisiciones;
 la subcontratación;
 la manipulación y el almacenamiento de materia prima;
 los procesos de producción y de mantenimiento;
 los laboratorios;
 el almacenamiento de productos;
 los transportes y la distribución;
 la atención al cliente;
 la utilización del producto y la disposición / desmontaje final del mismo o las
alternativas de reciclaje o re utilización, y
 la compra, construcción o modificación del inmueble y las instalaciones.

Las actividades se pueden subdividir en tres categorías:

 actividades destinadas a evitar la contaminación y a conservar los recursos al acometer


nuevos proyectos, modificaciones de los procesos y gestión de los recursos naturales o
en lo que respecta a la propiedad (compra, enajenación y gestión de la propiedad) y a
los nuevos productos o embalajes;
 actividades cotidianas de gestión para garantizar la conformidad con los requisitos
internos y externos a la organización, así como para asegurar la eficiencia y la eficacia
de las mismas.
 actividades estratégicas de gestión para anticiparse y ofrecer una respuesta a los
cambios materiales de los requisitos medioambientales.

13) PLANES DE EMERGENCIA Y CAPACIDAD DE RESPUESTA: según la Norma


ISO 14001, las organizaciones deben:

 establecer y mantener al día los procedimientos para:

 identificar los posibles accidentes y las emergencias en potencia;


 prever su respuesta a estas situaciones;
 evitar y mitigar los impactos asociados a dichas situaciones;
 evaluar y revisar su grado de preparación y de respuesta ante las
emergencias;

 especialmente, tras un accidente o situación de emergencia, y


 someter dichos procedimientos a ensayos periódicos siempre
que sea posible.

Los procedimientos y planes de emergencia deben ser concretados con el fin de disponer de
la capacidad de reacción adecuada ante imprevistos o accidentes. Es conveniente que la
organización defina y mantenga actualizados los procedimientos para el tratamiento de los
percances de carácter medioambiental y de las situaciones potenciales de emergencia. Los
procedimientos y controles operacionales deben tener en cuenta, siempre que sea oportuno,
las siguientes situaciones:

 las emisiones accidentales a la atmósfera;


 los vertidos accidentales a las aguas y a los suelos, y
 los efectos concretos en el medio ambiente y en el ecosistema de los escapes
accidentales.

También conviene que en estos procedimientos se tengan en cuenta las consecuencias


generadas o que podrían generarse a partir de:

 las condiciones anómalas de funcionamiento;


 los accidentes o las situaciones potenciales de emergencia.

Los planes de emergencia pueden incluir:

 la estructura organizativa y las responsabilidades ante situaciones de emergencia;


 una lista del personal clave;
 detalles relativos a los servicios de urgencia (por ejemplo, bomberos, servicios de
recogida de vertidos);
 planes de comunicación interna y externa;
 las acciones aplicables ante los distintos tipos de emergencias;
 información acerca de los materiales peligrosos, incluyendo el posible impacto en el
medio ambiente de cada tipo de material, y las medidas que deberán adoptarse ante un
escape accidental, y
 planes de formación y de comprobación de la eficacia de las distintas acciones.

14) SEGUIMIENTO Y MEDICION: según la Norma ISO 14001, las


organizaciones deben:

 establecer y mantener al día procedimientos documentados para el seguimiento y


la medición periódica de las características clave de sus operaciones y actividades;
 evaluar el grado de conformidad con la legislación y la reglamentación aplicables
periódicamente;
 registrar la información de seguimiento correspondiente a:

 el comportamiento medioambiental;
 los controles operacionales pertinentes, y
 la conformidad con los objetivos y las metas;

 la calibración y el mantenimiento de los equipos, conservando los registros


aplicables a estas tareas.
 la conservación de los registros.

Tanto la medición como el seguimiento y la evaluación constituyen actividades clave


del sistema de gestión medioambiental con las que se garantiza el funcionamiento de
la organización según los objetivos y las metas especificadas, así como en función de
los plazos marcados en el programa o programas de gestión medioambiental.

Es conveniente que se disponga de un sistema implantado para el seguimiento y la


medición del funcionamiento y los procesos operacionales en la práctica y en contraste con
los objetivos y las metas medioambientales especificadas por la organización en el marco
del SGM. En esto se incluiría la evaluación de la conformidad con la legislación

y la reglamentación medioambiental pertinentes. Los resultados obtenidos deberían


ser analizados y empleados para determinar las áreas que evolucionan
satisfactoriamente, así como las que necesitan acciones correctoras o de mejora. Se
debe contar con procesos adecuados para garantizar la fiabilidad de los datos
procedentes, por ejemplo, de las actividades de calibración de los instrumentos, de los
equipos de ensayo y de los muestreos realizados por medios informáticos.

La tarea de identificación de los indicadores apropiados para conocer el comporta -


miento medioambiental de la organización debería materializarse en un proceso conti -
nuo. Los indicadores deben ser objetivos, contrastables y reproducibles. Deberían ser
aplicables a las actividades de la organización, coherentes con la política medioam -
biental de ésta, así como prácticos y eficaces en lo referente a sus costes y viables
desde el punto de vista tecnológico.

No conformidades, acciones correctoras y acciones preventivas: según ISO 14001, la


organización debe:

 establecer y mantener al día los procedimientos destinados a:

 definir la responsabilidad y la autoridad para la investigación, el


tratamiento y la recomendación de las acciones oportunas para mitigar las no
conformidades;

 desarrollar procedimientos para regular:

 el tratamiento y la investigación de las no conformidades,


 la reducción de los impactos medioambientales
resultantes;
 la puesta en marcha y la culminación de las acciones
correctoras y las preventivas;
 la adecuación de las acciones en función de la magnitud
de los problemas y de las repercusiones.

 implantar y dejar registradas las modificaciones de los procesos documentados que


resulten de las acciones correctoras y preventivas.

Al establecer y mantener actualizados los procedimientos para la investigación y subsa -


nación de cualquier no conformidad, es conveniente que la organización incorpore los
siguientes elementos básicos:

a) la identificación de la causa de la no conformidad;


b) la identificación e implantación de la oportuna acción correctora;
c) la implantación o la modificación de los controles necesarios para evitar la reaparición
de dicha no conformidad;
d) el registro de cualquier cambio en los procedimientos escritos como resultado de la
acción correctora.

Dependiendo de la situación, esto podrá realizarse rápidamente y con un mínimo de


planificación formal o bien podría tratarse de una iniciativa más compleja y a largo plazo
que requiere una inversión de capital o una serie de programas de formación y
sensibilización de los empleados. La documentación asociada a la no conformidad
debería ser apropiada, considerando la magnitud de la acción correctora.

Tanto los resultados como las conclusiones o recomendaciones derivadas de las


actividades de seguimiento, auditoría y demás revisiones del sistema de gestión
medioambiental deberían quedar documentadas, e identificadas las acciones correctoras y
preventivas que sean precisas. Es conveniente que la dirección se cerciore de que dichas
acciones sean implantadas y de que sean sometidas a un seguimiento metódico con el fin
de confirmar su eficacia.

15) REGISTROS: según ISO 14001, las organizaciones deben:

 establecer y mantener al día procedimientos para:

 la identificación,
 la conservación y
 la disposición (de los registros);

 garantizar que los registros sean:

 legibles,
 identificables,
 vinculables a la actividad, producto o servicio en cuestión;
 de fácil recuperación;
 protegidos frente a daños, deterioro o pérdida;
 conservados durante períodos de tiempo específicos.

Los procedimientos destinados a la identificación, conservación y disposición de los


registros deberían centrarse en aquellos registros que sean necesarios para la implantación
y el funcionamiento del sistema de gestión medioambiental y para dejar constan cia del
grado de consecución de los objetivos y las metas previstas.

Cabe incluir lo siguiente en los registros medioambientales:

a) información relativa a las leyes medioambientales o a otros requisitos aplicables 5)5;


b) registros de las reclamaciones recibidas;
c) registros de formación;
d) información de los procesos;
e) información del producto y del servicio,
f) registros de las actividades de inspección, mantenimiento y calibración;
g) información pertinente acerca de los subcontratistas y los suministradores;
h) informes de los percances ocurridos;
i) datos relativos a los planes de emergencia y de respuesta;
j) registros de los impactos medioambientales significativos;
k) resultados de las auditorías;
l) revisiones por la dirección.

Las actividades de desarrollo, implantación y conservación del SGM proporcionan una


gran variedad de información. La correcta gestión de los registros resultantes resulta
fundamental para llevar la implantación del SGM a buen término. La característica clave
de un buen sistema de gestión de la información medioambiental es la existencia de
medios para la identificación, recogida, ordenación, archivado, almacenamiento,
mantenimiento, recuperación, conservación y disposición de los registros y documentos
del SGM.

16) AUDITORÍAS DEL SGM: según la Norma ISO 14001, las organizaciones deben:

 establecer y mantener al día los programas y procedimientos para llevar a cabo las
auditorías del SGM de forma periódica;
 fundamentar las auditorías en el comportamiento medioambiental y en los resultados
previos;
 garantizar que en las auditorías del SUM se contemple:

 el alcance y la frecuencia de las auditorías;


 los métodos empleados;
5
5) Un SGM eficaz puede funcionar como mecanismo para la recogida y la conservación de la
información acumulada en materia de autorizaciones y permisos de explotación. Para las autoridades
reglamentarias, esto supone una garantía complementaria de que los datos exigibles están siendo
recogidos y de que son fácilmente recuperables.
 las responsabilidades y los requisitos para llevar a cabo las auditorías;
 los requisitos para informar de los resultados de las auditorías;

 proporcionar información para la revisión por la dirección, y


 demostrar la conformidad, la implantación y la conservación del
sistema.

Es conveniente que el programa y los procedimientos de auditoría incluyan:

a) las actividades y las áreas sujetas a auditorías;


b) la frecuencia con la que tienen lugar;
c) las responsabilidades asociadas con la gestión y el desarrollo en la práctica de las
auditorías;
d) la transmisión de los resultados;
e) las capacidades del auditor;
f) la forma en la que se llevarán a cabo las auditorías.

Cabe la posibilidad de que la auditoría sea realizada por el personal de la organización o


bien por personas de fuera que hayan sido seleccionados por ésta. En ambos supuestos, es
conveniente que las personas que llevan a cabo la auditoría se encuentren en una
situación que les permita completar esta tarea de forma objetiva e imparcial, y que
cuenten con la debida formación.

La decisión relativa a la frecuencia de las auditorías debería partir de la naturaleza que


presente la actividad en función de sus aspectos medioambientales e impactos en
potencia. También deberían considerarse los resultados de las auditorías previas con el fin
de concretar la frecuencia necesaria. El informe de la auditoría del SGM debe presentarse
en consonancia con los plazos y los requisitos del plan de auditoría.

Pueden consultarse las siguientes normas: ISO 14010, Directrices para la auditoría
medioambiental. Principios generales; ISO 14011, Directrices para la auditoría
medioambiental. Procedimientos de auditoría. Auditoría de los sistemas de gestión
medioambiental; ISO 14012, Directrices para la auditoría medioambiental. Criterios de
cualificación para los auditores medioambientales. Estas normas se describen con mayor
detenimiento en el próximo capítulo de este manual.

17) REVISIÓN POR LA DIRECCIÓN según ISO 14001, las organizaciones deben:

 garantizar la participación de la alta dirección en el proceso de revisión;

 llevar a cabo la revisión a intervalos definidos;


 asegurar la continuidad de:

 la adecuación y
 la eficacia (del SGM);
 dejar documentada dicha revisión, y
 atender a la necesidad de efectuar cambios en:

 la política,
 los objetivos
 otros elementos del SGM;

en vista de los resultados de auditoría, los cambios de las circunstancias y las demandas que
imponga la mejora continua en el funcionamiento medioambiental global.

Con el fin de conseguir la mejora continua, la adecuación y la eficacia en el ámbito de su


sistema de gestión medioambiental, la dirección de la organización debe revisar y analizar
dicho sistema a intervalos definidos. Es conveniente que el alcance de la revisión sea
exhaustivo, si bien no es preciso revisar al mismo tiempo todos los elementos del SGM,
pudiendo completarse el proceso de revisión a lo largo de un período de tiempo. No
obstante, el alcance de la revisión debería ser lo suficientemente amplio como para abordar
las dimensiones medioambientales de todas las actividades, productos y servicios de la
organización, incluyendo sus repercusiones en el ámbito económico y, posiblemente, en la
competitividad de la organización.

La revisión de los objetivos de la política y de los procedimientos deberá ser abordada por
el nivel directivo que los concretó en su día.

Las revisiones deberían incluir:

a) los resultados de las auditorías del SGM;


b) la revisión de los objetivos, las metas y el comportamiento medioambiental;
c) el estudio de la continuidad de la adecuación y eficacia del SGM en relación con los
cambios que afectan a las condiciones y a los datos, incluyendo la necesidad de
efectuar cambios a tenor de:

 los cambios de tipo legislativos;


 los cambios que afectan a las expectativas y las exigencias de las partes
interesadas;
 las modificaciones en los productos y las actividades de la organización;
 los avances científicos y tecnológicos;
 la experiencia adquirida en virtud de los percances medioambientales;
 las preferencias del mercado;
 los informes y la comunicación.

Los comentarios, conclusiones y recomendaciones derivadas de esta revisión deberían


quedar documentadas para facilitar las acciones necesarias. Es conveniente que la alta
dirección se cerciore de que los aspectos necesarios derivados de la revisión queden
implantados con el fin de garantizar la mejora continua del comportamiento
medioambiental de la organización.
RESUMEN
ISO 14001 constituye el primer conjunto de especificaciones aceptadas a escala
internacional para los sistemas de gestión medioambiental. Partiendo de una implantación
efectiva, se presenta como la principal fuerza impulsora que conduce a la mejora continua
del comportamiento medioambiental de la organización. A pesar de que la sección
dedicada a detallar los elementos de ISO 14001 presenta una secuencia lógica para el
desarrollo y la implantación del SGM, dicha secuencia no siempre resulta aplicable en la
práctica. Las organizaciones que deciden implantar un SGM deberían estar preparadas
para afrontar un proceso aún más iterativo según vayan aprendiendo de su propia
experiencia, de sus errores y, como no, de los errores cometidos por otros.
Cada vez es más clara la evidencia de que con el SGM se consigue una repercusión
positiva en los resultados económicos de la empresa, al mismo tiempo que en su
comportamiento medioambiental. En un sondeo realizado en 1996 a 500 empresas
europeas para conocer sus experiencias con la implantación del SGM, más del 80%
destacó la buena relación entre sus costes y su eficacia. Más del 60% indicaron que el
período de amortización de las inversiones en materia del SGM fue inferior a 12 meses.
Entre las empresas encuestadas, un destacado fabricante de generadores eléctricos señaló
que su empresa consiguió ahorrarse un total de 250 000 GBP (libras esterlinas) sólo en
gastos de eliminación de residuos; una empresa fabricante de productos químicos indicó
que su consumo energético se redujo en un 18% tras la implantación del SGM y de la
simple aplicación del método sistemático que éste ofrece para identificar las posibilidades
de mejora de la eficiencia energética.
La mayoría de las empresas contactadas opinó que el SGM aumentó su grado de
conformidad con las leyes y reglamentos, mejorando su imagen ante el público, con lo
que consiguieron diferenciarse en sus respectivos mercados y aprovechar las
oportunidades que ofrece el marketing ecológico. Quizá el aspecto más relevante fue el
destacado por el 83% de los encuestados, quienes afirmaron que el proceso de
implantación redundó en un aumento de concienciación en la plantilla en materia
medioambiental que, posteriormente, supuso la mejora de la eficiencia productiva y de la
rentabilidad de las empresas.
Conforme avanza el número de organizaciones que deciden adoptar el sistema de gestión
medioambiental propuesto por ISO 14000 - con una tasa de crecimiento que, en algunos
países, presenta una curva exponencial - resulta cada vez más evidente que gran parte de
éstas emplean el SGM como una herramienta destinada a colocar los planteamientos
medioambientales en el mismo centro de la cultura empresarial, así como a mejorar su
competitividad en los mercados internacionales.
Las peticiones de información adicional pueden dirigirse a:
Christina Senabulya Secretaría ISO/TC 207/SC1 BSI
389 Chiswick High Road Londres, W4 4AL, Reino Unido
Te l. 44 181 996 7187
Fax 44 181 996 7198
e-mail: ChristinaSenabulya@bsi.org.uk
3
Auditoría medioambiental
Dick Hortensius, Secretario, ISO/TC207/SC2, y
Jnhn C. Stans, Presidente, ISO/TC 207/SC2

INTRODUCCIÓN

Los orígenes de la auditoría parecen remontarse al Imperio Romano, época en la que las
proclamas emitidas por las autoridades se transmitían por medio de mensajeros oficiales. Con
el fin de garantizar la correcta transmisión de estos bandos, se recurrió a la figura de un auditor
quien, conociendo de antemano el mensaje original, acompañaba al mensajero para escuchar su
discurso y confirmar la exactitud del mismo. De esta forma surgió la auditoría, un término
cuya raíz proviene de "escuchar".

A partir de aquel entonces, la auditoría pasó a ser y sigue siendo, un término empleado por los
profesionales de la contabilidad. Existe un amplío número de publicaciones relacionadas con la
auditoría financiera. Ya en el área de los sistemas de gestión de la calidad, la auditoría también
se convirtió en un instrumento de gran valor para comprobar su funcionamiento y adecuación.

Los comienzos de la auditoría medioambiental tuvieron lugar en EEUU a finales de los años
setenta. En aquella época, la auditoría medioambiental era una herramienta de gestión interna
empleada por las empresas para verificar su conformidad con la reglamentación
medioambiental. Posteriormente, el objeto de la auditoría medioambiental se centró en la
comprobación de los sistemas de gestión medioambiental también por razones internas.

Uno de los requisitos de ISO 14001 exige que la organización lleve a cabo auditorías (internas)
del SGM para comprobar si cumple o no con las disposiciones previstas y para determinar si el
estado de conservación y de implantación del sistema resultan adecuados. Con este tipo de
auditoría también se pretende obtener información acerca de los resultados obtenidos para su
uso por parte de la dirección.

Las auditorías externas sientan las bases para la evaluación/certificación/registro por tercera
parte de los sistemas de gestión medioambiental. Debido a la importancia que tienen las
auditorías medioambientales, se constató la necesidad de elaborar una serie de criterios y
procedimientos para la auditoría medioambiental que contasen con un grado de aceptación
universal.

La participación de ISO en el campo de la auditoría medioambiental se inició en 1991, año en


el que se constituyó el Grupo Asesor Estratégico de Medio Ambiente (SAGE). Cinco años
después, ISO había publicado eres normas internacionales relacionadas con la auditoría
medioambiental: ISO 14010 con directrices generales para la auditoría medioambiental, ISO
14011 con directrices pera la realización de auditorías e ISO 14012 con los criterios de
cualificación para los auditores medioambientales.

ESTRUCTURA GENERAL DE LAS NORMAS ISO DE AUDITORÍA


MEDIOAMBIENTAL

Las normas ISO de auditoría medioambiental son el resultado del trabajo del subcomité técnico
ISO/TC 207/SC 2, Auditorías medioambientales e investigaciones medioambientales
relacionadas.

Atendiendo a las recomendaciones planteadas por SAGE, ISO/TC 207/SC 2 adoptó la


estructura que se muestra a continuación para las futuras series de normas ISO de auditoría
medioambiental.

En su día, el subcomité tenía previsto elaborar:

 una norma de principios generales


 varias directrices con procedimientos para los distintos tipos de auditoría;
 conjuntos separados de criterios de cualificación para auditores medioambientales;
 conjuntos separados de criterios pare los programas de auditoría.
La filosofía que hay detrás de este enfoque es la constatación de los distintos tipos de auditoría
medioambiental existentes. Se consideró importante la elaboración de un documento para
detallar los principios generales subyacentes en todas las clases de auditoría, así como la
redacción de varios documentos destinados a ofrecer las directrices aplicables al desarrollo de
los diferentes tipos de auditorías. Por último, también se planteó la posible necesidad de definir
varios juegos de criterios de cualificación para los auditores y, por consiguiente, de aplicar este
mismo planeamiento a los programas de auditoría.

Esta primera aproximación sería descartada más tarde. El subcomité reconoció la existencia de
las auditorías del funcionamiento y de las auditorías relativas a las declaraciones
medioambientales como categorías distintas de auditoría y al margen de las aplicables al SGM.
No obstante, se llegó a la conclusión de que no existía demanda ni tiempo suficiente como para
elaborar una serie diferenciada de normas para la ejecución de estos tipos de audi torías
medioambientales.

Los criterios de cualificación de ISO 14012 son de aplicación general. Asimismo, se enten dió
que no era necesario proporcionar en ese momento unas directrices de ISO para la ges tión de
los programas de auditoría. Las organizaciones que precisen más información pueden remitirse
a ISO 10011-3, Reglas generales para la auditoría de los sistemas de la calidad (revisión de
ISO 10011-1:1990, ISO 10011-2:1991 e ISO 10011-3:1991).

Este breve repaso histórico explica la razón por la que se elaboraron tres normas separadas
para las auditorías medioambientales a pesar de que, dado el tamaño y el contenido de cada
una, parece evidente que hubiera sido muy fácil presentarlas en un documento único.

Las normas ISO de auditoría medioambiental se elaboraron con rango de directrices; no como
normas de obligado cumplimiento. Esto obedece a que estas normas no están destinadas a su
uso como base para la certificación y a que el estado actual de la auditoría medioambiental
continúa en fase de desarrollo. Podría decirse que estas normas constituyen el reflejo de las
"mejores prácticas" que cuentan con respaldo a escala mundial en materia de auditoría
medioambiental.

CARACTERÍSTICAS FUNDAMENTALES DE LA AUDITORÍA


MEDIOAMBIENTAL

La definición que ofrece ISO 14010 de la auditoría medioambiental es la siguiente:

Proceso de verificación sistemático y documentado de recogida y evaluación objetiva de


las evidencias de auditoría, para determinar si las actividades, hechos, condiciones y
sistemas de gestión medioambientales o información sobre estas materias son conformes
con los criterios de auditoría, y de comunicación de los resultados de este proceso al
cliente.

Por consiguiente, los elementos que se destacan a continuación son transcendentales para todos
los tipos de auditoría:
 un proceso de verificación sistemático y documentado;
 la aportación de evidencia que se obtiene y analiza de forma objetiva;
 la constatación de que las actividades, hechos, condiciones y sistemas de gestión son
conformes con los criterios de auditoría.
 la comunicación al cliente de los resultados de este proceso de verificación.

La verificación en sí constituye un elemento especialmente importante. La información


recogida durante la auditoría debe ser contrastable, debiendo someterse a prueba su grado de
fiabilidad. Al aplicar los instrumentos relacionados con la auditoría, como la revisión de los
documentos, las entrevistas y las visitas realizadas a las instalaciones, los auditores
medioambientales recogen y contrastan las evidencias de auditoría. La evaluación de dichas
evidencias, confrontadas con los criterios de auditoría, se convierten en hallazgos de auditoría.
Todo ello queda ilustrado con el siguiente diagrama:

En todas las auditorías medioambientales siempre se cuenta con la intervención de tres partes:

 el cliente (el solicitante) de la auditoría;


 el auditado (la organización auditada), y
 el auditor o el equipo de auditores que realizan la auditoría.

Las distintas interrelaciones y funciones que asumen a lo largo del proceso de auditoría se
exponen en el siguiente diagrama:
LAS NORMATIVA ISO PARA LA AUDITORÍA MEDIOAMBIENTAL

ISO 14010, directrices para la auditoría medioambiental. Principios generales

La Norma ISO 14010 expone los principios generales de la auditoría medioambiental y ofrece
las definiciones de la terminología empleada en este campo. Estos principios generales también
son aplicables a la auditoría medioambiental en sí. Durante la elaboración de este documento,
se tuvieron en cuenta todas las situaciones posibles tanto en relación con las auditorías internas
de la propia organización como en lo que respecta a las auditorías externas. Es por ello por lo
que se establece una diferencia por medio del término "cliente" (la organización que solicita la
auditoría) y "auditado" (la organización sujeta a auditoría). Asimismo, esta diferenciación
resulta de interés para las grandes organizaciones en las que cabe la posibilidad de que la parte
de la organización sujeta a auditoría no guarde una relación directa con la parte que desea que
se realice la auditoría en cuestión.

Los principios generales descritos en ISO 14010 son los siguientes:

1. Debería quedar claro que será preciso contar con un grado suficiente de información
relativa al objeto de la auditoría.

2. También debería quedar clara la necesidad de que existan los recursos adecuados (tiempo,
apoyo, etc.) y que se cuente con la cooperación del auditado.

3. Es conveniente que los objetivos y el alcance se definan con claridad antes de que
comience la auditoría. Esta tarea le corresponde al auditor y al cliente. Una vez que se
concreten estos dos aspectos, el auditado debería estar al tanto de lo acordado.

4. Una de las cuestiones más delicadas es la de garantizar la objetividad y la independencia de


los auditores. Éstos deberían ser independientes de las actividades que auditen, por lo que
nadie debería auditar aquellas actividades que pertenezcan a su misma unidad en la
organización. La conformidad con este requisito de independencia resulta más fácil en las
organizaciones de mayor tamaño puesto que no tienen dificultad alguna en encontrar un
auditor perteneciente a una unidad distinta de la organización. La competencia constituye
otro principio relacionado con los auditores: éstos deben disponer de una combinación
adecuada de conocimientos, capacidades y experiencia para la auditoría en cuestión. La
Norma ISO 14012 ofrece unas directrices adicionales al respecto.

5. Un auditor siempre debería desempeñar su cometido según los criterios generales que son
aplicables a su oficio. Esto es lo que se que se conoce como la profesionalidad en el texto de
la norma. En parte, ello supone que el auditor deberá tener en cuenta los aspectos relativos a
la confidencialidad y la discreción, así como emplear procedimientos de aseguramiento de la
calidad.

6. Es conveniente que el auditor desempeñe su tarea en función de unos procedimientos bien


definidos. Cabe recomendar que se sigan las directrices que ofrece ISO 14010 para llevar a
cabo la auditoría del SGM.

7. Otro de los principios destacados es la necesidad de emplear unos criterios vinculados con
los objetivos de la auditoría. El auditor procede a recoger la evidencia que será contrastada
con los criterios, obteniendo de esta forma una serie de hallazgos que, a su vez, indicarán si
se cumplen o no los criterios (en caso negativo, seda una no conformidad o desviación).

8. Puesto que, en todas las auditorías, sólo se toma una muestra de toda la información
disponible, conviene que se preste atención al factor de incertidumbre a la hora de aplicar
los resultados de una auditoría. Más importante aún, a sabiendas de que siempre se trabaja
con una muestra, debería considerarse este factor durante la fase de planificación y
ejecución de la auditoría, es decir, que cuando exista un número de áreas que presenten ese
riesgo, las actividades de auditoría deberían planificarse de forma que sean tenidas en
cuenta adecuadamente. La fiabilidad de los hallazgos de auditoría también desempeña una
función destacada en caso de que se pretenda presentar las conclusiones globales de
auditoría a partir de los hallazgos. En tal caso, sería importante que la posibilidad de pasar
por alto algún hallazgo significativo sea mínima.

9. La comunicación del informe de auditoría al cliente y al auditado constituye otro principio


de esta norma.

ISO 14011, de procedimientos de auditoria de los sistemas de gestión medioambiental

Los detalles concretos del SGM siempre variarán en función del tipo de organización y de la
naturaleza e intensidad de los aspectos medioambientales de sus actividades, así como
dependiendo del total de centros afectados. Sin embargo, los pasos más importantes que se
siguen para el procedimiento de auditoría medioambiental, y se recogen en ISO 14011, son
idénticos para todas.

Las actividades de auditoría se pueden agrupar en las siguientes fases:


A. Preparación de la auditoría
B. Realización de la auditoría
C. Información de los resultados de la auditoría
D. Seguimiento posterior a la auditoría

La fase de seguimiento es posterior a la celebración de la auditoría y, por tanto, no se consi dera


como parte integral de la misma.

En la Norma ISO 14011 se ofrecen directrices relativas a estas fases de las auditorías del SGM,
definiendo las funciones, responsabilidades y actividades de los que protagonizan este proceso:
el auditor jefe, los auditores y demás integrantes del equipo auditor, el cliente y el auditado.

El esquema resume el proceso de auditoría del SGM.

A. PREPARACIÓN DE LA AUDITORÍA

 ALCANCE DE LA AUDITORIA, OBJETIVOS Y RECURSOS

El alcance de la auditoría define la extensión y los límites de este proceso, es decir, los empla -
zamientos, las actividades y el tipo de información aplicables. Esta tarea recae en el cliente
quien, con la participación del auditor jefe, definirá tanto el alcance como los objetivos.
fases de la auditoría del SGM
Los recursos necesarios para la auditoría pueden ser determinados una vez que se defina
su alcance. Es conveniente que la provisión de estos recursos quede suficientemente
garantizada antes de que comience la auditoría.

También será necesario definir los criterios de auditoría durante las primeras fases del
proceso e informar de los mismos al auditado.

 REVISIÓN PRELIMINAR DE LA DOCUMENTACIÓN

La revisión de los documentos de la organización es uno de los elementos de la fase de


preparación de la auditoría. Esto se hace no sólo para evaluar si la documentación es
suficiente para realizar una auditoría de forma satisfactoria, sino también para entender
las actividades de la organización y sus aspectos medioambientales, con el fin de
identificar las áreas de riesgo, lo que constituye una aportación imprescindible para el
plan de auditoría. Entre los documentos relevantes para ello se encuentran los relativos al
manual del SGM, las declaraciones de la política, los programas y los registros.

Como es evidente, es preciso completar este paso satisfactoriamente antes de continuar


con la auditoría. En caso de que el auditor decida que la documentación es insuficiente,
cabe la posibilidad de que se paralice la auditoría.

 PLAN DE AUDITORÍA

Normalmente, el plan de auditoría se centrará en aquellas áreas de la organización que


presenten riesgos medioambientales. En este plan se debería prestar atención a lo
siguiente:

1. Las áreas de riesgo medioambiental y las cuestiones de alta prioridad;


2. El alcance, los objetivos y los criterios de auditoría;
3. Los detalles acerca de las unidades y las personas que se visitarán /entrevistarán;
4. Los documentos de referencia de mayor relevancia;
5. El horario, la duración y los lugares en los que se desarrollarán las auditorías y las
reuniones;
6. Los componentes del equipo auditor;
7. Los requisitos relativos al idioma y a la confidencialidad;
8. Las cuestiones relativas al informe y a la custodia de los documentos.

Es conveniente que todas las partes que intervienen - equipo de auditoría, auditado y cliente
- reciban una copia del plan, así como que cualquier dificultad que surja quede resuelta por
medio de la buena comunicación entre las distintas partes.

 ASIGNACIÓN DE RESPONSABILIDADES EN EL EQUIPO AUDITOR

Las auditorías se llevan a cabo bajo la responsabilidad del auditor jefe, quien se encargará
de asignar las tareas oportunas a todos los componentes de su equipo.
 DOCUMENTOS DE TRABAJO

Puede que sea necesario elaborar una serie de documentos de trabajo a lo largo del proceso
de auditoría tales como los impresos empleados para recoger las evidencias y hallazgos, los
procedimientos y listas de comprobación destinados a la evaluación de los elementos del
SGM, y los registros de las reuniones. En tal caso, deberían fijarse las reglas aplicables a la
confidencialidad y al período de conservación de estos documentos de trabajo.

B. REALIZACIÓN DE LA AUDITORÍA

 REUNIÓN INICIAL

La experiencia demuestra que es esencial celebrar una primera reunión formal. Los
objetivos marcados para esta reunión de apertura son los siguientes:

 Presentar los integrantes del equipo auditor ante la dirección del auditado.
Habitualmente, incluso cuando se trata de una auditoría interna, los miembros del
equipo auditor y los directivos de la zona auditada no siempre se conocen;
 Comentar el alcance, los objetivos y el plan de auditoría. En concreto, el
calendario/horario previsto para las distintas actividades debería coincidir con la
disponibilidad del auditado. En caso contrario, será preciso proceder a su
modificación;
 Ofrecer una explicación de los métodos que se emplearán durante la auditoría;
 Nombrar las personas de contacto entre el equipo auditor y el auditado;
 Confirmar la disponibilidad de los recursos necesarios;
 Obtener información relacionada con los procedimientos de seguridad y de
emergencia que deban seguirse.

 RECOGIDA DE EVIDENCIAS

La tarea del auditor radica en la obtención de evidencias suficientes para satisfacer los
objetivos de la auditoría. A continuación, estas evidencias debería contrastarse con los
criterios antes establecidos. Los auditores disponen de un margen limitado de
posibilidades para obtener evidencias: Pueden estudiar los documentos, visitar los
distintos emplazamientos y entrevistar al personal. Sin embargo, no suelen ser frecuentes
los ensayos, las medidas o los análisis por parte del auditor.

Cualquier información que se obtenga requiere la comprobación de su calidad antes de


ser empleada como evidencia. La confrontación con otros datos es una forma de realizar
esta verificación: si los resultados de diferentes entrevistas concuerdan o si la información
de los documentos es conforme con los resultados de la entrevista, esto será un indicio de
la fiabilidad de los datos. En caso contrario, será preciso averiguar qué parte de la
información es fiable y cual no.

Otra de las tareas del auditor se centra en la verificación de la calidad de los procesos de
muestreo y medida empleados con el fin de conocer el grado de fiabilidad que presentan los
registros medioambientales elaborados por la organización.

 HALLAZGOS DE AUDITORÍA

Al analizar las evidencias en función de los criterios establecidos, cabe la posibilidad de


que se detecten no conformidades. Es conveniente que las no conformidades queden
documentadas de forma metódica puesto que será preciso tenerlas muy en cuenta durante
el proceso de seguimiento de la auditoría. También es recomendable la documentación de
las conformidades, ya que indica el total de comprobaciones efectuadas y aporta una
perspectiva comparativa respecto de los hallazgos que supongan no conformidades.

Considerando que siempre se tratará de una mera muestra de toda la información


disponible, las no conformidades, concretamente, deben ser comunicadas al auditado para
obtener una confirmación de los hechos que las han producido.

 REUNIÓN FINAL

En esta reunión se volverán a presentar los hallazgos de auditoría al auditado con el fin de
garantizar su comprensión y el reconocimiento de que son correctos los hechos en los que
se fundamentan. De esta forma, el auditado dispondrá de la oportunidad de aportar
información complementaria que bien podría ser aceptada por el auditor, cambiando así
las bases en las que se asientan sus hallazgos.

En aquellos casos en los que no sea posible la plena concordancia entre las partes, la
responsabilidad final relativa a los hallazgos recaerá en el auditor jefe.

C. INFORME DE AUDITORÍA

 PREPARACIÓN DEL INFORME

El auditor jefe es el responsable del informe de auditoría. Normalmente, las cuestiones


relativas al informe ya estarán contempladas en el plan de auditoría.

 CONTENIDO DEL INFORME

El contenido del informe es flexible, si bien debería incluir, como mínimo, los hallazgos de
auditoría. Mediante acuerdo previo entre el auditor jefe y el cliente podrá incluir otros
temas:

 la organización auditada;
 el equipo de auditoría;
 el alcance, los objetivos, los criterios y los documentos de referencia;
 el plan de auditoría;
 el resumen del proceso de auditoría;
 el período abarcado;
 la lista de distribución del informe;
 las conclusiones de la auditoría, basadas en los hallazgos de auditoría. El informe de
auditoría debe ser firmado por el auditor jefe.

 DISTRIBUCIÓN DEL INFORME

Aunque el cliente no forme parte de la misma organización que el auditado, la distribución


del informe de auditoría requiere el permiso de este último. La distribución al cliente es
obligatoria, aunque normalmente el auditado también recibirá una copia del informe.

 CUSTODIA DE LOS DOCUMENTOS

Tanto los documentos de trabajo como el informe final y los borradores deberían
conservarse durante el período definido por el cliente y acordado con el auditor y el
auditado. Puede que existan otras exigencias adicionales que haya que considerar como,
por ejemplo, las impuestas por las leyes de ámbito nacional.

 PLAN DE ACCIONES Y SEGUIMIENTO

Conviene que el auditado elabore un plan de acción que contemple los hallazgos que
supongan no conformidades, con el objetivo de resolver estas desviaciones tan pronto
como sea posible. La puesta en marcha de este plan es lo que suele conocerse como el
seguimiento de la auditoría, sin que forme parte de ésta. Las responsabilidades relativas al
plan de acciones y al seguimiento recaen en el auditado.

ISO 14012, criterios de cualificación de los auditores medioambientales

En esta norma se detallan las cualificaciones para los auditores medioambientales de todo
tipo, siendo este documento aplicable tanto a los auditores externos como a los internos.
Esta circunstancia se indica en la introducción de la norma aunque, si bien es cierto que
los auditores internos deben disponer de las mismas capacidades que los auditores
externos, es posible que los primeros no cumplan plenamente los criterios establecidos en
la norma.

Durante la fase de desarrollo de esta norma, el tema principal de debate fue el


establecimiento de la combinación mínima exigible de experiencia y formación.

Al final se optó por las siguientes alternativas:

1. Incluir dos combinaciones distintas de experiencia y formación:

A. Enseñanza secundaria y 5 años de experiencia laboral adecuada. En función del tipo de


estudios o la formación complementaria, cabe la posibilidad de acortar en un año, como
máximo, el requisito de experiencia.
B. Titulación y 4 años de experiencia laboral adecuada. Aquí también es posible
acortar el requisito de experiencia en función de los estudios o la formación
complementaria aportada. En este caso, la reducción máxima sería de dos años.
2. Exigir una formación reconocida y una experiencia práctica:

A. Formación reconocida en materias tales como ciencia y tecnología del medio


ambiente, aspectos técnicos y medioambientales del funcionamiento de
instalaciones, disposiciones legales y reglamentos medioambientales, sistemas de
gestión medioambiental, normativa, procedimientos, procesos y técnicas de
auditoría.
B. Formación práctica: un total de 20 días de trabajo de auditoría y un mínimo de
cuatro auditorías;

3. Exigir que el auditor disponga de algunas cualidades y capacidades concretas: la


aptitud para expresar con claridad los conceptos e ideas de forma verbal o por
escrito; la capacidad de mantener su independencia y su objetividad, y la diplomacia
y el buen tacto.

4. Los auditores deben mantener su competencia.

LA APLICACIÓN DE LAS NORMAS ISO RELATIVAS A LA AUDITORIA


MEDIOAMBIENTAL

Las normas ISO 14010, 14011 y 14012 son aplicables a las llamadas auditorías
medioambientales "internas" (auditoría por primera parte), así como a las conocidas como
"externas" (auditoría por segunda o tercera parte).

Utilización en el marco de ISO 14001

Uno de los elementos del sistema de gestión medioambiental especificado en ISO 14001
es la auditoría del SGM por parte de la organización con el fin de determinar su
conformidad o no con los planes previstos, así como su adecuada implantación y
conservación. Los resultados deben transmitirse a la dirección para su utilización en el
proceso de revisión.

La Norma ISO 14001 no requiere que las organizaciones sigan las directrices expuestas en
ISO 14010, 14011 y 14012 para llevar a cabo sus auditorías internas. Sin embargo, puesto
que estas normas se citan en el capítulo de bibliografía de ISO 14001, parece lógico pensar
que las organizaciones deberían prestar un mínimo de atención a las normas de auditoría de
la serie ISO 14000. La utilización de las directrices de IS0 en las auditorías proporcionará
unos procedimientos consistentes y unos auditores plenamente cualificados, siendo más
fácil demostrar a terceras partes la correcta implantación del requisito de ISO 14001
relativo a las auditorías.

Utilización en la certificación/registro por tercera parte y en procedimientos de


acreditación

Muchas de las organizaciones que implantan un sistema de gestión medioambiental según


ISO 14001 también desean contar con la certificación independiente y por tercera parte de
su SGM. Por regla general, disfrutan de mayor credibilidad los organismos de
certificación reconocidos por entidades de acreditación.

El Foro Internacional de Acreditación (Intemational Accreditation Forum o IAF) elaboró


en su día las "Directrices de IAF para la aplicación de la Guía ISO/IEC 62 para
organismos que gestionan la evaluación y la certificación /registro de SGM". IAF agrupa
los organismos nacionales de acreditación de un gran número de países. Los requisitos se
elaboraron con el objetivo de plantear una aproximación común para la acreditación de
los organismos de certificación de SGM y para sentar las bases del acuerdo de
reconocimiento multilateral que facilita la reciprocidad en el reconocimiento de las
actividades realizadas por cada parte. Las normas ISO 14010 y 14011 se citan en las
directrices de IAF en relación con los procedimientos que los organismos de certificación
deberían seguir para la evaluación inicial, de seguimiento y de renovación aplicables al
SGM de una organización. En cuanto a los criterios de cualificación de los auditores, las
directrices de IAF se remiten a las tres normas de auditoría de ISO. Asimismo, en las
directrices se citan estas tres normas como documentos relevantes de referencia para la
evaluación por parte de los organismos de certificación de las auditorías internas
realizadas por aquellas organizaciones que quieran contar con la certificación, así como
para la evaluación de la competencia de sus auditores. Esto supone que todas las
empresas que pretendan conseguir la certificación deben prestar atención al contenido de
las normas ISO 14010, 14011 y 14012 a la hora de planificar las auditorías de su SGM.

En octubre de 1998, ISO/CASCO, el comité para la evaluación de la conformidad de ISO,


publicó el borrador de la Guía 66, Requisitos generales para los organismos que gestionan
la evaluación/certificación del SGM. Esta nueva propuesta de proyecto se basa en gran
medida en la Guía ISO/IEC 62 ya que la aplicación en la práctica resulta muy parecida.
Asimismo, está prevista la futura consolidación de estos dos documentos en uno solo con el
que se ofrecerán las directrices tanto para la certificación del SGM como para la
correspondiente al sistema de gestión de la calidad (SGC). El proyecto de IEC/ISO hace
referencia a ISO 14010, 14011 para la evaluación (externa) del SGM por parte de auditores
de certificación y a ISO 14012 para los criterios de cualificación aplicables a los auditores
de certificación/registro.

REVISIÓN DE LAS NORMAS ISO DE AUDITORIA Y COORDINACIÓN CON LA


SERIE ISO 10011

Durante la reunión del subcomité ISO/TC 207/SC2 de junio de 1996, se decidió dar
comienzo a las deliberaciones relativas a la posible revisión de ISO 14010, 14011 y 14012
del año 1999, así como a plantear la posibilidad de aprovechar este proceso de revisión para
fusionar estas tres normas en un documento único.

Mientras tanto, la secretaría asume el encargo de efectuar el seguimiento de la evolución y


la experiencia práctica asociadas con la aplicación de ISO 14010, 14011 y 14012. Para ello
se ha creado una red de expertos que colaborarán con la secretaría. Dicha red se
aprovechará para dar una amplia difusión a toda las experiencias relacionadas con las
normas ISO, resultando en la emisión de informes periódicos por parte del SC2 y en más
aportaciones para el proceso de revisión.
Desde el inicio de las actividades de SAGE en 1991, se ha planteado un debate acerca de la
compatibilidad entre las normas de gestión medioambiental y las de gestión de la calidad.
En este sentido, ISO decidió que las normas ISO 14000 deberían elaborarse de forma
independiente aunque compatible con las normas de la serie ISO 9000 de gestión de la
calidad. Existen unas buenas relaciones de enlace con las tareas de comité técnico ISO/TC
176 de gestión de la calidad desde el mismo momento de la reunión inaugural de ISO/T C
207 en 1993. De acuerdo con el marco estratégico para la coordinación entre ISO/TC 207 e
ISO/TC 176, ambos comités comparten la visión de desarrollar unas normas plenamente
compatibles.

Para la auditoría, un grupo mixto de estudio mantuvo dos reuniones a lo largo de 1997 y
1998. La recomendación más importante que planteó este grupo a sus respectivos comités
se centró en la posibilidad de desarrollar un documento común de ISO para la auditoría
medioambiental y de la calidad. En marzo de 1998, esta recomendación se materializó en
forma de una propuesta de nuevo proyecto de norma (NWIP) para la elaboración de una
norma conjunta de auditoría medioambiental y de la calidad. El NWIP contó con la
aceptación de ambos subcomités, llevando a la creación de un grupo mixto de estudio
cuya primera reunión se celebrará en noviembre de 1998 con el objetivo de desarrollar la
norma conjunta para finales del año 2001. Se supone que ésta remplazará a las Normas
ISO 10011, 14010, 14011 y 14012.

OBSERVACIONES FINALES

Gracias a las normas ISO de auditoría medioambiental, ISO fue capaz de ofrecer una
rápida respuesta a las acuciantes presiones y demandas planteadas por el mercado
internacional. Dichas normas establecen una serie de directrices para el uso de una
herramienta de gestión muy importante. En la actualidad, ISO/TC 207/SC2 muestra un
gran interés por conocer la reacción del mercado ante estas normas y continuará
supervisando su aplicación en los próximos años. Esta tarea se llevará a cabo con la
intención de disponer de un buen grado de preparación para acometer la revisión de las
mismas, así como a proceder a su modificación en caso de que sea necesaria, en función
de la experiencia acumulada en su aplicación en la práctica y de las nuevas demandas
planteadas por el mercado.

Las peticiones de información adicional pueden dirigirse a:

Dick Hortensius ]ohn Stans


Secretaría ISO/TC/SC 2 Presidencia ISO/TC 207/SC 2
NNI BkH Consulting Engineers
Kalfjeslaan 2, P.O. Box 5059 P.O. Box 5094
2600 GB Dclft, Países Bajos 2600 GB Delf, Países Bajos
Te l. 31 15 269 0390 Te l. 31 15 262 5299
Fax 31 1S 269 0190 Fax 31 15 261 9326
e-mail: Dick.Horrcnsius@NNI.NL e-mail: jcstans@gironet.nl
4

Serie de Normas ISO 14020 de etiquetado


medioambiental
John Henry, Secretaría, ISO/TC 207/SC 3

INTRODUCCIÓN

La serie ISO 14000 de normas internacionales de gestión medioambiental abarcan un


conjunto de temas relacionados ente sí. En este sentido, las cuestiones relativas al
etiquetado medioambiental se abordan en las normas comprendidas desde ISO 14020
a ISO 14029. El etiquetado medioambiental supone una delegación de poderes a los
consumidores pata que usen el mercado como herramienta para conseguir un
resultado positivo para el medio ambiente. Esto sólo puede ser efectivo si el
etiquetado trasmite una información útil acerca del producto. El objetivo de las
normas ISO 14020 es ofrecer unos instrumentos adecuados para inspirar la confianza
del consumidor en la integridad de la información medioambiental que aparece en el
etiquetado de los productos.

ANTECEDENTES

La primera intervención de ISO en el área del etiquetado medioambiental surgió de las


inquietudes mostradas por el Comité de Desarrollo de Políticas del Consumidor
(COPOL CO) de ISO ante la proliferación a finales de los años ochenta de diversos
programas de etiquetado ecológico y la escasa compatibilidad entre los mismos.
Posteriormente se iniciaron varios estudios en un subgrupo del Grupo Asesor
Estratégico de Medio Ambiente (ISO/SAGE, que funcionó de 1991 hasta 1993) y se
creó el subcomité ISO/TC 207/SC 3, Etiquetado medioambiental, en la primera
reunión celebrada por ISO/TC 207, Gestión medioambiental, en junio de 1993.

Durante las investigaciones realizadas por SAGE, quedó claro los planteamientos iban
más allá de los programas de etiquetado medioambiental. En el informe de SAGE se
recomendó el desarrollo de un sistema de clasificación para diferenciar el etiquetado
procedente de un programa de etiquetado medioambiental por tercera parte de las
declaraciones que los fabricantes incluyen en sus productos al margen de programa
alguno. De ahí se llegó a la definición del etiquetado medioambiental Tipo I y Tipo II.

Posteriormente, esta clasificación se amplió para incluir el Tipo III y, sin duda, será
objeto de futuras ampliaciones según aumente la demanda de normalización de otros
tipos.

Es interesante destacar que, a partir de la presentación del informe de SAGE, este


sistema de clasificación ha formado parte de un conjunto de deliberaciones
internacionales en materia de etiquetado medioambiental ajenas a ISO que ayudaron a
centrar aún más los planteamientos en esta materia.

Podría decirse que ISO ya contribuyó en cierta medida a la comprensión a escala


internacional de los mecanismos relacionados con el etiquetado medioambiental antes
de publicar norma alguna.

La mayor parte de las normas destinadas a este campo aún se encuentran en fase de
preparación si bien ya se cuenta con una norma publicada y varías más se encuentran
en una fase, relativamente, avanzada. La comprensión de estas normas resulta más
fácil cuando se estudian los diferentes "tipos" de etiquetado.

ETIQUETADO TIPO I

Los programas de etiquetado medioambiental por tercera parte adoptan formas diferentes.
La más destacada sería la categoría conocida como Tipo I, "etiquetado ecológico" o
"ecoetiquetado" pero, debido a la dificultad que presenta la traducción de este término a
algunos idiomas, se prefirió el uso de un sistema numérico de clasificación.

En principio, el etiquetado Tipo I conlleva la intervención de un organismo destacado de


la comunidad que se encargue de tomar una decisión, amparada en principios científicos,
respecto a cuáles son los productos que resultan preferibles desde el punto de vista
medioambiental. De esta forma, los consumidores no tendrán que soportar la carga de
sopesar las diferentes declaraciones medioambientales que compiten entre sí o la
ponderación de cuáles son los impactos medioambientales más importantes. En lo
referente a su toma de una decisión, bastaría con que se planteasen el grado de confianza
que merece el organismo que gestiona el programa en cuestión.

El etiquetado Tipo I presenta las siguientes características:

a) Se trata de un programa por tercera parte y de adhesión voluntaria.


b) Supone la concesión de uso de un etiquetado en caso de que el producto en cuestión
cumpla con una serie de criterios medioambientales y funcionales.
c) Los criterios aplicados están definidos de antemano y están disponibles para el
público.
d) Los criterios se establecen una vez que se estudien las repercusiones
medioambientales del producto a lo largo de su ciclo de vida. Por lo general, esta
tarea recae en un consejo o grupo de partes- interesadas que emplean un proceso de
consulta en el que participa la industria y los consumidores,
e) El objetivo del programa se centra en la identificación de los productos líderes en lo que
a sus aspectos medioambientales se refiere. Por tanto, los criterios fijan un nivel que
suele estar por encima de la media en materia de comportamiento medioambiental.

Los programas de Tipo I se diferencian de los que se basan en un solo atributo - tales
como el etiquetado de consumo energético o de gestión forestal - puesto que se basan en
criterios múltiples y en el ciclo de vida, a pesar de que el proceso de elaboración de
criterios no sea tan estricto en lo referente a la aplicación de los planteamientos del ciclo
de vida como lo sería una verdadera evaluación de ciclo de vida según las normas de la
serie ISO 14040.

La tendencia imperante en los programas es que su gestión corresponda a organizaciones


independientes que cuentan con el apoyo y la cooperación de los gobiernos nacionales,
aunque no siempre es así. A modo de ejemplo, el programa de la Unión Europea (UE)
parte de un reglamento comunitario. En contraste, el Sello Verde estadounidense es un
programa completamente independiente del gobierno de ese país.

El programa pionero del Tipo I fue el Ángel Azul de Alemania que comenzó en 1977 y
que, en la actualidad, sigue siendo el programa más difundido con más de 4 000
productos etiquetados en {unción de más de 75 categorías de producto. Varios programas
parecidos comenzaron a funcionar en los países desarrollados de Europa y América del
Norte en los años 90 y, desde entonces, se ha visto un notable aumento de estos
programas, incluyendo varios procedentes de los países en desarrollo. En la actualidad,
existen cerca de 20 programas de este tipo en todo el mundo, aunque esta cifra es incierta
ya que algunos de ellos presentan un grado de actividad bastante escaso y, por otro lado,
continuamente surgen nuevos programas.

Participación de ISO en e1 etiquetado Tipo I

La participación de ISO en este sector consistió en el desarrollo de la norma


internacional, las directrices y las prácticas aplicables al buen funcionamiento de un
programa Tipo I. En estas prácticas se incluye la metodología necesaria para fijar criterios
que tengan en cuenta los aspectos medioambientales del producto a lo largo de todo su
ciclo de vida. La norma relativa a esta materia es la ISO 14024

Una las ventajas que presenta esta norma es que posibilita el desarrollo de nuevos
programas, particularmente en los países en desarrollo, y la presencia de una estructura
que permita que el acercamiento de los sistemas existentes a lo largo del tiempo mediante
la aplicación de criterios comunes y acuerdos de reconocimiento mutuo. En la actualidad,
podemos observar unas mejoras de los programas existentes que parecen ser el resultado un
análisis mas completo de su propio funcionamiento y del intercambio de información y de
ideas entre sus responsables.

Comercio internacional

Se han planteado algunas cuestiones en relación con las repercusiones de los programas
Tipo I en el comercio internacional. La posibilidad de que se produzca un impacto negativo
en el comercio surgiría cuando estando los productos certificados de acuerdo a un programa
Tipo I en el país importador permitiera su acceso a un sector importante del mercado
(como, por ejemplo, los concursos públicos) a pesar de que los criterios de etiquetado
incluyan métodos de producción y procesos (MPP) que podrían resultar inadecuados para
las empresas de dicho país.

Utilizando el ejemplo del papel, supongamos que un país del norte de Europa impone
controles muy estrictos respecto al vertido industrial en aguas. Por otro lado, puede que
exista una marca de papel en el mercado fabricado en un país en desarrollo, lugar en el que
en el que la tecnología disponible no permite superar los límites europeos de calidad del
agua, a pesar de que este fabricante sea la empresa líder en materia de protección
medioambiental según los criterios imperantes en su país. Ahora bien, al aplicar los límites
de vertidos al agua impuestos en el norte de Europa para la concesión del etiquetado, es
muy posible que el fabricante del país en desarrollo sea incapaz de cumplirlos, perdiendo
así sus oportunidades comerciales.

Cabe destacar que el ejemplo anterior es sólo un supuesto y que, en función de los casos
que conozco, los organismos que gestionan los programas Tipo I se muestran comprensivos
ante estas- situaciones, otorgando facilidades a los solicitantes de los países en desarrollo a
fin de que no se queden en desventaja. No obstante, todavía se siguen planteando dudas
respecto a la aparición de barreras potenciales al comercio.

El Comité de Comercio e Inversiones de la Organización Mundial de Comercio (OMC)


decidió incluir al etiquetado Tipo I en sus principales áreas de estudio. Asimismo, el
Acuerdo de Barreras Técnicas al Comercio (TBT), cuya gestión corre a cargo de OMC, es
el rasero con el que se determina si una disposición de naturaleza técnica es legítima o si
constituye una traba al comercio.

El acuerdo TBT se basa en un principio que dicta que, en los que a los asuntos
medioambientales se refiere, es conveniente que todos los estados mantengan su
soberanía en su propio territorio y que no deberían verse obligados a aceptar un producto
del extranjero que pueda ser lesivo para el medio ambiente del país importador. Según el
acuerdo, es posible justificar la existencia de una reglamentación técnica que suponga una
barrera al comercio cuando ésta sea necesaria para satisfacer el legítimo objetivo de
protección del medio ambiente (véase el artículo 2.2 del TBT). Esto podría suponer que,
según las disposiciones del TBT, no resultase aceptable una reglamentación técnica que
pretenda controlar las repercusiones medioambientales asociadas con la producción y el
procesamiento de un producto antes de que éste salga de su país de origen. Aún existen
ciertas dudas a escala internacional a la hora de ratificar esta interpretación del acuerdo
como correcta.

Por otro lado, el método del ciclo de vida, que resulta tan fundamental para todos los
programas Tipo I, incluye el estudio de los métodos de producción y proceso (MPP)
como elementos esenciales de los aspectos medioambientales del producto. En algunas
categorías de producto de mayor implantación, tales como el papel, las repercusiones
medioambientales predominantes del ciclo de vida son las que proceden de las fases de
extracción y transformación de recursos. Por ello, los criterios empleados para la
concesión de uso del etiquetado se basan de forma casi exclusiva en MPP como, por
ejemplo, el origen de la fibra (virgen o reciclada) y los efluentes resultantes del proceso
productivo.

Dado el carácter voluntario de los programas Tipo I, sería posible argumentar que éstos
quedan fuera del marco del TBT También existe la cuestión de si los criterios de cada
programa deberían ser tratados de la misma manera que las normas nacionales voluntarias
en función del anexo 3 del TBT Este anexo es menos restrictivo que el acuerdo en sí.

Este debate lleva ya varios años desarrollándose en la OMC y es poco probable que se
llegue a una conclusión definitiva en un futuro inmediato. Si bien se reconoce que el
etiquetado Tipo I influye en el mercado, resulta muy difícil concretar si se puede entender
como una medida legítima en términos comerciales.

Algunos países en desarrollo han optado por elaborar sus propios programas Tipo I
basados en criterios adaptados a las condiciones locales. Ello puede facilitar el desarrollo
de acuerdos formales de reconocimiento mutuo y ofrecer una marca pata que los clientes
locales y extranjeros puedan reconocer como indicativo de preferencia medioambiental.

La garantía de que el diseño de los programas de etiquetado medioambiental Tipo I se


desarrolle de conformidad con ISO 14024 contribuida en gran medida a la credibilidad de
los programas y a la satisfacción de estos objetivos.

ETIQUETADO TIPO II

El etiquetado Tipo II se refiere a las declaraciones que aparecen en los productos o en las
actividades de comercialización asociadas. Habitualmente, nos encontramos con
declaraciones tan familiares como "reciclable", "amigo del ozono", "60% libre de
fosfatos", etc. Algunas son declaraciones medioambientales válidas mientras que otras
resultan tendenciosas.

En vista de la existencia en muchos países de leyes contra la publicidad engañosa ¿cómo


se justifica la intervención de ISO en este campo? El motivo es que en este caso no está
claro cuándo la declaración medioambiental parte de principios técnicos válidos o de
exageraciones promocionales sin sentido. En el ámbito nacional, muchos países disponen
de directrices que ayudan a fabricantes y consumidores a discernir aquello que constituye
una afirmación razonable y amparada en hechos reales y contrastables de forma
científica. A modo de ejemplo, en Canadá existe una normativa nacional que recoge este
tema, en Australia se dispone de una guía elaborada por la Comisión de Consumo y
Competencia, etc.

La dificultad que presentan las diversas directrices nacionales es que, aunque en todas se
intente establecer una serie de principios parecidos, cada una difiere un poco de las otras y
esto trae consigo ciertos problemas, especialmente, para la exportación en un mercado cada
vez mas internacionalizado. Esta situación difiere de la que presenta la existencia de
diferencias entre las leyes de cada país; es decir, aquí existen variaciones e inconsistencias
entre las directrices técnicas desarrolladas por cada país para ayudar a analizar las
declaraciones. Por tanto, supone una situación única para armonizar estas directrices
técnicas. Es aquí donde interviene ISO.

Es posible que, para los países en desarrollo que aún no disponen de leyes contra la
publicidad engañosa, el proyecto de Norma Internacional ISO 14021 (de adhesión
voluntaria) represente el primer paso hacia la mejora de la calidad de los declaraciones
que aparecen en las etiquetas de los productos. Asimismo, se ha llegado a afirmar en
varias ocasiones que, en teoría, las normas de ISO relacionadas con estas declaraciones
Tipo II tendrán su repercusión más inmediata en los mercados de los países en
desarrollo.

Participación de ISO en el etiquetado Tipo II

El trabajo actual del subcomité ISO/TC 207/SC 3 consiste en fijar un método uniforme
para el análisis de la validez técnica de las declaraciones a fin de confirmar que sean
exactos desde el punto de vista técnico, contrastables desde el punto de vista científico
y que no presenten un carácter tendencioso.

Al principio, se planteó la subdivisión en tres partes de este documento. Sin embargo,


ahora ha quedado claro que sería mejor contar con una sola norma internacional en la
que se englobe la terminología empleada en el etiquetado, los símbolos que allí
aparecen y la verificación y el ensayo de las declaraciones que formen parte del
etiquetado.

Ejemplo práctico

La presentación de un ejemplo práctico es la mejor forma de ilustrar la necesidad de


contar con normas internacionales referentes a las declaraciones del etiquetado
medioambiental. Supongamos que un fabricante de pilas europeo, sin malicia alguna,
decide incluir la palabra "reciclable" en la etiqueta de sus productos. Esto se podría
entender como una declaración especialmente importante puesto que supone que el
fabricante realizó una gran inversión para construir unas nuevas instalaciones de
reciclaje en su fábrica y para establecer una red de puntos de recuperación en su país y
en los países próximos.

Esas mismas pilas bien podrían acabar dando la vuelta a medio mundo y ser objeto de
comercialización en un país en desarrollo de Asia. Por desgracia, allí no existe ninguna
instalación para el reciclaje de estos productos, si bien este hecho lo desconocen los
consumidores que, al comprar la pila porque piensan que es un producto que resulta
preferible para el medio ambiente, incurren en una falsa apreciación. Sin duda alguna, las
posibilidades de que esto ocurra cuando el etiquetado de las pilas indica "Reciclable en
Europa" serían mucho menores.

A1 margen de las implicaciones legales que podrían derivarse de este ejemplo, lo cierto
es que el fabricante de pilas aplicó una perspectiva local al etiquetado de sus productos en
vez de una perspectiva internacional. Actualmente, a la vista de la internacionalización de
los mercados, el hecho de limitarse a cumplir con los requisitos locales de etiquetado
puede suponer una práctica temeraria. Por ello la existencia de una norma internacional
en este ámbito podría ser una gran aportación.

El proyecto de Norma ISO 14021 servirá como un gran instrumento que permitirá que los
fabricantes y los consumidores puedan tomar decisiones relativas a la veracidad o no de
las declaraciones. Por otro lado, cuando un fabricante de un país en desarrollo decida
etiquetar sus productos en consonancia con ISO 14021, esto le servirá para demostrar que
ha obrado de forma responsable en el caso de que tenga dificultades con los requisitos
legales de etiquetado de otro país.

ETIQUETADO TIPO III

El etiquetado Tipo III supone una aproximación distinta a los programas de etiquetado
medioambiental por tercera parte. Con su desarrollo se pretendió evitar algunas de las
dificultades del etiquetado Tipo I. El subcomité S3 asume el proyecto de normalización
de los principios y los procedimientos correspondientes al etiquetado Tipo III que, en su
momento, se publicará como la Norma ISO 14025.

Una de las mayores objeciones que plantea la industria en relación con el etiquetado Tipo
III es el concepto de liderazgo en el que se asienta este método. En función de la naturaleza
misma de los programas de etiquetado Tipo I, sólo una pequeña proporción de los
productos presentes en el mercado para una categoría dada podrá cumplir con los criterios y
ser elegido para ser etiquetado como un producto preferible para el medio ambiente. A
pesar de que, por lo general, la industria se muestra a favor de los programas gestionados
por tercera parte como, por ejemplo, los programas de calidad, sería un tanto difícil en
muchos casos que una asociación sectorial cualquiera prestase su apoyo a un programa
discriminatorio para más de la mitad de los productos de sus afiliados.

Otro aspecto es el que vendría dado por los elementos de juicio que se aplican en el
etiquetado Tipo I. Los programas de este tipo emplean una metodología científica basada
en los principios del análisis de ciclo de vida (ACV) aunque, por motivos prácticos es
menos riguroso que un proceso ACV al completo. Los resultados que se obtienen
mediante este tipo de evaluación nunca son concluyentes, por lo que es preciso aplicar un
cierto grado de subjetividad en los criterios de los programas Tipo I. Estas decisiones
suelen recaer en un consejo o jurado compuesto por los organismos y los individuos más
destacados del sector. Dichas decisiones no son nada fáciles y, en ocasiones, son objeto de
criticas.
Con el etiquetado Tipo III se pretende atajar estas dificultades. Según su estructura, cual -
quier producto es susceptible de llevar el etiquetado medioambiental en el que se desglosa
su comportamiento medioambiental - verificado por tercera parte - a partir de una serie de
índices que son aplicables a la categoría a la que pertenece el producto. Estos índices se
fijan mediante un método de inventario de ciclo de vida parecido al empleado con el
etiquetado del Tipo I. Al contrario de lo que ocurre con éste último, en el etiquetado Tipo
III no se establecen unos limites arbitrarios de aceptación, es decir, el etiquetado
simplemente muestra la "puntuación" correspondiente a ese producto.

De esta forma, los consumidores pueden contrastar las etiquetas y escoger el producto
que prefieran en función de su propia escala de valores de la importancia relativa de cada
índice en vez de depender de la decisión tomada por un consejo o jurado. En este sentido,
el etiquetado Tipo III guarda cierta similitud con el empleado para indicar las propiedades
nutritivas de los alimentos.

Es difícil saber cuándo se publicará ISO 14025 puesto que, en el momento de preparación
de este manual, el proyecto se encontraba aún en una fase muy preliminar y todavía se
estaban planteando una serie de aspectos clave que definirán el verdadero alcance de éste.

Inquietudes relativas al etiquetado Tipo III

Uno de los asuntos destacados ante ISO por varios países en desarrollo es el relativo a
las dificultades que tienen para acceder a unos datos de inventario de ciclo de vida
(ICV) que sean aplicables a sus mercados.

En Europa Occidental y América del Norte existen bases de datos que proporcionan
información del ciclo de vida de la materia prima empleada en los productos. En ellas se
puede encontrar, por ejemplo, los aspectos medioambientales asociados a la producción
de un kilogramo de acero a partir del valor medio ponderado del consumo energético,
las emisiones a la atmósfera y los residuos sólidos atribuibles a los diversos productores
de acero que atienden al mercado de América del Norte. Estas bases de datos aportarían
gran parte de la información necesaria para que, por ejemplo, un fabricante
estadounidense de neveras pueda preparar su etiquetado Tipo III. Asimismo, en los
países desarrollados existen muchas empresas consultoras especializadas que podrían
calcular cualquier dato del que se carezca.

Por el contrario, este tipo de datos y de apoyo técnico no se encuentra tan accesible en
los países en desarrollo. Puesto que se supone que un sistema de etiquetado requiere
grandes cantidades de datos precisos del ICV para cada producto, se entiende entonces
que será muy difícil que los productores de los países en desarrollo puedan formar parte
de este sistema. Por ello, en caso de que avance el uso del etiquetado Tipo III en los
países occidentales, así como la consiguiente demanda de importadores y consumidores
en lo relativo a sus decisiones de compra, cabe la posibilidad de que este aspecto se
convierta en un tema de debate en el marco del comercio exterior.

Una de las tareas asumidas por ISO/TC 207/SC 3 es la evaluación del verdadero alcance de
este asunto, planteando las posibles acciones con las que se podría garantizar el acceso por
parte de los productos de todos los países al etiquetado Tipo 111 en igualdad de
condiciones.

Principios generales

Además de las tres normas relacionadas con "tipos" específicos de etiquetado


medioambiental, también existe una norma para recoger sus principios generales: es la
norma, ISO 14020, que establece los parámetros generales aplicables a cualquier tipo de
etiquetado medioambiental, incluyendo a aquéllos descritos más detalladamente por otras
normas de la serie ISO 14020.

Aunque es cierto que los objetivos contemplados por las normas ISO 14021, 14024 y
14025 se centraron en aquellos tipos de etiquetado medioambiental cuya normalización se
consideró más urgente por uno u otro motivo, también queda claro que estas normas sólo
consiguen abarcar una parte de los sistemas de etiquetado medioambiental que se
emplean hoy en día. Existen varios tipos de productos que quedan fuera de su alcance
como, por ejemplo, los productos forestales que incorporan un etiquetado por tercera
parte que se emite una sola vez, y los que llevan un etiquetado de índole energética.
Asimismo, cada día surgen nuevos tipos de etiquetado medioambiental.

Para aquellos que desarrollan estos nuevos tipos de etiquetado medioambiental, ISO
14020 ofrece unas directrices generales con las que se puede garantizar que las etiquetas
consigan transmitir unos datos útiles para la decisión de compra por parte del consumidor.

Las peticiones de información adicional pueden dirigirse a:

John Henry
Secretaría ISO/TC 207/SC 3
Environment & Consumer SAA
1 The Crescent
Homebush, N.S.W 2140 Australia
Te l. 61 29 746 4700
Fax 61 29 746 4766
e-mail: john.henry@standards.com.au
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Evaluación del comportamiento medioambiental


Dorothy P Bowers, Presidencia ISO/TC 207/SC4
Steven P Comish, Secretaría ISO/T C 207/SC4

Son muchas las organizaciones que se afanan por comprender, demostrar y perfeccionar
su comportamiento medioambiental. Esto es algo que se puede conseguir mejorando la
gestión de los elementos de aquellas actividades, productos y servicios que puedan influir
de forma significativa en el medio ambiente. En la Norma ISO 14001, Sistemas de
gestión medioambiental. Especificaciones y directrices para su utilización, se especifica
que los usuarios deben evaluar y mejorar el funcionamiento de sus sistemas de gestión
medioambiental. Por consiguiente, es preciso disponer de una herramienta que contribuya
a medir y analizar su comportamiento medioambiental.

Evolución DE ISO/TC 207/SC 4

Como medida destinada a apoyar la Conferencia de Medio Ambiente y Desarrollo de


Naciones Unidas (UNCED) celebrada en Brasil, ISO asumió el compromiso de definir las
bases sobre las que se podría asentar el concepto de "desarrollo empresarial sostenible".
En el Grupo Asesor Estratégico de Medio Ambiente (SAGE), ISO y sus miembros
discutieron acerca del papel más apropiado de ISO para conseguir este objetivo. Además
de conocer el gran interés internacional de las empresas en la mejora del comportamiento
medioambiental, SAGE también se percató de la posibilidad real de que la amplia
diversidad de normas nacionales y regionales en materia medioambiental trajese consigo
una serie de barreras no intencionales para el comercio internacional. De esta forma
quedó patente la necesidad de contar con normas internacionales de carácter voluntario
para los sistemas y las herramientas de gestión medioambiental. Por consiguiente, SAGE
recomendó la creación del comité 207 de ISO en 1993 con el objetivo de desarrollar unas
normas, conocidas hoy en día como la serie 14000, que abarcasen temas tales como los
sistemas de gestión medioambiental, la auditoría medioambiental, el etiquetado
ecológico, la evaluación del comportamiento medioambiental, el análisis del ciclo de vida
y la terminología aplicable a estos campos. A pesar de que SAGE fue capaz de identificar
la necesidad de normalizar la evaluación del comportamiento medioambiental (ECM),
sólo fue posible realizar una serie de consultas iniciales en vista de que no existía ninguna
normativa nacional o regional en esta materia.

Como resultado del informe final y de las recomendaciones de SAGE, se adoptaron


algunas acciones en la primera reunión del comité técnico ISO/TC 207 (celebrada en
Toronto, en junio de 1993) para acordar la creación del subcomité ISO/TC 207/SC 4 y de
sus dos grupos de trabajo. La secretaría del subcomité recayó en ANSI (el organismo
miembro de ISO de EEUU) y la coordinación de los dos grupos de trabajo del subcomité,
en NSF (el organismo noruego miembro de ISO).

Con el objetivo de concretar y planificar sus tareas, ISO/TC 207/SC 4 estableció el


siguiente objetivo:

La normalización en el ámbito de la evaluación del comportamiento medioambiental que


emplean las empresas para medir, evaluar y comunicar su funcionamiento
medioambiental con el fin de adecuar sus tareas de gestión.

En los estatutos iniciales de ISO/TC 207/SC 4/WG 1 se citan las tareas relativas al
desarrollo de un documento de directrices genéricas de ECM, mientras que en los de
ISO/TC 207/SC 4/WG 2 se mencionan las relativas al desarrollo de una serie de
documentos con directrices específicas para los distintos sectores industriales. Sin
embargo, surgieron varios factores que llevaron a replantear los estatutos de estos
grupos:

a) La constatación de que el desarrollo de los documentos con directrices sectoriales


específicas debía ser posterior a la elaboración del documento de directrices
genéricas;
b) Las cuestiones relativas a la necesidad mostrada por parte de los distintos sectores
industriales en relación con las directrices específicas;
c) Las cuestiones relacionadas con la participación y estructura de expertos
adecuadas en ISO/TC 207/SC 4 para elaborar documentos con directrices
sectoriales específicas;
d) La necesidad de establecer y coordinar mecanismos de enlace con les otras
actividades desarrolladas por ISO en otros sectores industriales.

Por consiguiente, ISO/TC 207/SC 4 optó por centrar sus esfuerzos en la preparación de un
documento de directrices genéricas de ECM. Las competencias de los dos grupos de trabajo
se redactaron como sigue con el fin de garantizar sus aportaciones al documento genérico:

ISO/TC 207/SC 4/WG 1


Denominación: Evaluación del comportamiento medioambiental del sistema de
gestión y de sus relaciones con el medio ambiente.

Competencias: Desarrollo de una parte de la norma genérica para ayudar a las


organizaciones en el diseño e implementación de los procesos previstos para evaluar
la contribución de su sistema de gestión al comportamiento medioambiental.

ISO/TC 207/SC 4/WG 2

Denominación: Evaluación del comportamiento medioambiental de las actividades de


la organización y de sus relaciones con el medio ambiente.

Competencias: Desarrollo de una parte de la norma genérica para ayudar a las


organizaciones en el diseño e implementación de los procesos previstos para evaluar
el comportamiento medioambiental de sus actividades y operaciones. Se entiende
incluidos los aspectos relativos a la eficacia y la eficiencia de sus operaciones, así
como los riesgos y efectos en el medio ambiente de sus actividades.

En 1993, año en el que comenzaron los trabajos de ISO/TC 207/SC 4, no existía


ningún tipo de normativa nacional, regional o internacional en materia de ECM (al
igual que ocurría en otros sectores contemplados por ISO/TC 207, como sistemas de
gestión medioambiental, auditoría medioambiental, etiquetado ecológico y evaluación
de ciclo de vida). De hecho, hoy en día, sigue sin existir. Por tanto, el primer paso
dado de ISO/T C 207/SC 4 para la elaboración del documento de directrices genéricas
consistió en una serie de deliberaciones conceptuales acerca de ECM y sus elementos
que se prolongaron durante un año y medio. El resultado de estas deliberaciones se
recogió en un documento marco que sirvió para:

a) documentar la evolución del consenso y la asimilación internacional de los


conceptos y elementos de la ECM, y
b) documentar las aportaciones remitidas al subcomité para su consideración
conforme avanzaba el desarrollo del documento de directrices genéricas de ECM.

A lo largo de 1995, el subcomité creó un comité de redacción con el fin de desarrollar y


editar tres borradores de trabajo del documento de directrices genéricas de ECM a partir de
los documentos sometidos ante éste (incluyendo el documento marco) así como de las
deliberaciones de las reuniones del subcomité tanto antes como durante el año 1995.

De enero a junio de 1996, un comité de edición desarrolló un cuarto borrador de


trabajo. Entre julio y noviembre de ese mismo ario, los responsables del subcomité
prepararon ISO/WD 14031.5.1 e ISO/WD 14031.5.2. Este último documento fue el
sometido a la consideración del subcomité y de sus grupos de trabajo en las reuniones
del 1999-11-19/22 de Estocolmo. Toda esta sucesión de borradores de trabajo resultó
fundamental para el consenso y la asimilación a escala internacional de los conceptos
y elementos de la ECM y del texto concreto en el que éstos se recogen. El buen
desenlace de toda esta labor quedo patente en las decisiones adoptadas por el
subcomité:
 emitir un primer proyecto de comité (CD) como resultado de las decisiones tomadas
en las reuniones de noviembre que celebró el subcomité en Estocolmo;
 emitir un segundo CD como resultado de las decisiones adoptadas en las reuniones
que el subcomité mantuvo en abril de 1997 en la ciudad de Kioto, y
 avanzar la situación del documento hasta la fase de proyecto de norma internacional
(DIS) con la consiguiente fase de votación paralela con CEN, lo que abre la
posibilidad de su adopción simultánea como Norma ISO y como norma europea (EN)
(como resultado de las decisiones tomadas en las reuniones mantenidas por el
subcomité en Buenos Aires, en noviembre de 1997).

¿QUÉ ES LA EVALUACIÓN DEL COMPORTAMIENTO MEDIOAMBIENTAL (ECM)?

Según la definición de ISO/TC 207/SC 4:

La evaluación del comportamiento medioambiental (ECM) es un proceso interno de


gestión que proporciona unos datos que facilitan la toma por parte de la dirección de
decisiones relacionadas con el comportamiento medioambiental de la organización. En
este proceso se incluye la selección de indicadores, la recogida y el análisis de los datos,
la evaluación de los datos contrastados con las metas, ideales y objetivos
medioambientales de la organización, la presentación y comunicación de los datos que
detallan su comportamiento medioambiental y la revisión periódica y la mejora de este
proceso.

 La información generada con la ECM puede contribuir a que la organización consiga;


 definir las acciones necesarias para cumplir con sus metas y objetivos
medioambientales;
 identificar los aspectos medioambientales significativos;
 identificar las posibilidades de mejora en la gestión de sus aspectos medioambientales
(por ejemplo, para evitar la contaminación);
 conocer sus tendencias en materia del comportamiento medioambiental;
 aumentar el grado de eficacia y de eficiencia en la organización;
 identificar las oportunidades estratégicas.

Tanto la ECM como las auditorías medioambientales contribuyen a que la organización


pueda evaluar la situación de su comportamiento medioambiental e identificar las áreas
susceptibles de mejora. La ECM supone un proceso continuo de recogida y evaluación de
datos con el fin de obtener un análisis actualizado del funcionamiento, así como de las
tendencias imperantes a lo largo del tiempo. Por contra, las auditorías medioambientales
se realizan de forma periódica para comprobar la conformidad con los requisitos
establecidos. En las normas ISO 14010:1996 e ISO 14011:1996 se ofrece más
información acerca de las auditorías medioambientales.

Otras herramientas para poner a disposición de la dirección la información


complementaria son las revisiones medioambientales y el análisis de ciclo de vida (ACV).
Si bien la función de ECM es la de detallar el comportamiento medioambiental de la
organización, el ACV es una técnica empleada para la evaluación de los aspectos
medioambientales y de los impactos potenciales asociados a aquellos sistemas
relacionados con productos y servicios. En ISO 14040:1997, ISO 14041, ISO/CD 14042 e
ISO/CD 14043 se ofrece más información acerca del ACV Puede que una organización
opte por emplear información derivada de datos comunes de las actividades de la ECM y
de otras herramientas de gestión.

PRINCIPIOS PARA LA PUESTA EN PRÁCTICA DE LA ECM EN UNA


ORGANIZACIÓN

Los siguientes puntos proceden del texto de ISO/DIS 14031 y pueden considerarse como
principios para la implantación ECM en una organización.

 El compromiso de la dirección con la evaluación del comportamiento medioambiental


resulta esencial;
 Conviene que las actividades de ECM se ajusten al tamaño, emplazamiento y tipo de
organización, así como a sus necesidades y prioridades;
 Las actividades de ECM deberían mantener una buena relación costo/eficacia y formar
parte de las funciones y actividades normales de la organización.
 Es conveniente que queden identificados y que se asignen los recursos físicos,
económicos y humanos necesarios para realizar las tareas de ECM;
 En consonancia con sus capacidades y recursos, la organización puede limitar el
alcance inicial de sus actividades de ECM a aquellas actividades, productos y
servicios vistos como prioritarios por la dirección;
 La organización debería planificar la ECM en coordinación con el establecimiento de
sus metas y objetivos medioambientales de forma que los indicadores de ECM
elegidos sean adecuados para detallar su comportamiento medioambiental;
 Algunos de los aspectos medioambientales pueden ser muy complejos, por lo que
sería ventajoso seleccionar una combinación de indicadores ECM que ofrezcan una
evaluación exhaustiva del comportamiento;
 Los indicadores de ECM deberían ser seleccionados de forma que la dirección pueda
disponer de información suficiente para evaluar los efectos que tendrían los avances
hacia la consecución de un objetivo o meta en una área dada en el comportamiento
medioambiental de otras áreas de interés.
 Puede resultar útil la selección de varios indicadores ECM derivados de un mismo
conjunto de datos, dependiendo del público al que se pretenda dirigir cada indicador.
 Es conveniente que la organización elija un número suficiente de criterios relevantes e
indicadores comprensibles para la evaluación de su comportamiento medioambiental.
El total de indicadores seleccionados debería reflejar la naturaleza y el alcance de las
operaciones de la organización. La elección de indicadores de ECM determinarán los
datos que deben ser utilizados.
 Las organizaciones pueden hacer uso de los datos ya disponibles y recogidos por ella
o por otras organizaciones.
 Debería existir un buen grado de conocimiento de las suposiciones hechas a lo largo del
proceso de recogida de los datos, así como de su transformación en información con-
creta e indicadores ECM.
 La recogida de datos debería llevarse a cabo sistemáticamente a partir de las diversas
fuentes y con una periodicidad coherente con la planificación ECM.
 Con el fin de garantizar la imparcialidad en los resultados, debería considerarse la
pertinencia y la fiabilidad de los datos recogidos.
 La recogida de datos debe ampararse en las prácticas de control y aseguramiento de la
calidad para garantizar que tanto el tipo de datos recogidos como su calidad se ajusten
a lo exigido en el marco de la ECM.
 La presentación de informes internos y la comunicación de los datos que detallan el
comportamiento medioambiental de la organización son un importante factor de
apoyo para que los empleados puedan cumplir con sus responsabilidades y, por tanto,
para que la organización pueda alcanzar sus metas y objetivos medioambientales.
 La presentación de informes al exterior y las comunicaciones externas, relacionadas
con el comportamiento medioambiental de la organización debería constituir un fiel
reflejo de dicho comportamiento. Esta información debería ser concreta y ajustada al
nivel de conocimientos del público al que va dirigida. En caso de que la organización
opte por llevar a cabo actividades de comunicación externa, los métodos de
presentación de informes y de comunicación elegidos deberían fomentar el diálogo
entre la organización y las partes interesadas.
 Es conveniente que el proceso ECM de la organización quede sometido a revisiones
periódicas con el fin de identificar sus posibilidades de mejora.

CONSIDERACIONES PARA LA PUESTA EN PRÁCTICA DE LA ECM EN UNA


ORGANIZACIÓN

Ante las fases de planificación y de implantación de la ECM, la organización debería plan-


tearse lo siguiente:

 los aspectos medioambientales significativos que se prestan al control directo por


parte de la organización o aquéllos en los que cabría esperar que ésta pueda influir;
 sus metas y objetivos medioambientales;
 el alcance total de sus actividades, productos y servicios;
 su estructura organizativa;
 su estrategia global de empresa;
 su política medioambiental;
 la información necesaria para cumplir con los requisitos legales y de otro tipo;
 los acuerdos internacionales en materia medioambiental que sean aplicables;
 los costes y los beneficios medioambientales;
 la información necesaria pata el análisis de las repercusiones económicas asociadas
con el comportamiento medioambiental;
 la demanda de información relacionada con su comportamiento medioambiental de
año en año;
 la información relativa a la situación local, regional, nacional o mundial del medio
ambiente;
 los factores socioculturales;
 las opiniones y la información procedentes de las partes interesadas;
 su comportamiento en el pasado y en la actualidad;
 los códigos, normas y buenas prácticas reconocidas que sean pertinentes;
 los datos, la información y las investigaciones relativas al comportamiento medioam -
biental procedentes de la ciencia, de la industria y de otras organizaciones sectoriales:
 los resultados de las auditorías y de las revisiones por la dirección, y
 los procedimientos y las fuentes para la recogida de datos, y la calidad y fiabilidad de
los mismos.
 sus metas y objetivos medioambientales;
 el alcance total de sus actividades, productos y servicios;
 su estructura organizativa;
 su estrategia global de empresa;
 su política medioambiental;
 la información necesaria para cumplir con los requisitos legales y de otro tipo;
 los acuerdos internacionales en materia medioambiental que sean aplicables;
 los costes y los beneficios medioambientales;
 la información necesaria pata el análisis de las repercusiones económicas asociadas
con el comportamiento medioambiental;
 la demanda de información relacionada con su comportamiento medioambiental de
año en año;
 la información relativa a la situación local, regional, nacional o mundial del medio
ambiente;
 los factores socioculturales;
 las opiniones y la información procedentes de las partes interesadas;
 su comportamiento en el pasado y en la actualidad;
 los códigos, normas y buenas prácticas reconocidas que sean pertinentes;
 los datos, la información y las investigaciones relativas al comportamiento medioam -
biental procedentes de la ciencia, de la industria y de otras organizaciones sectoriales:
 los resultados de las auditorías y de las revisiones por la dirección, y
 los procedimientos y las fuentes para la recogida de datos, y la calidad y fiabilidad de
los mismos.

VISIÓN GENERAL DE ISO/DIS 14031 (GESTIÓN MEDIOAMBIENTAL.


EVALUACIÓN DEL COMPORTAMIENTO MEDIOAMBIENTAL. DIRECTRICES)

En la actualidad, éste es el objeto y campo de aplicación que presenta la Norma ISO/DIS


14031:

Esta norma internacional proporciona directrices para el diseño y uso de la evaluación del
comportamiento medioambiental en una organización. Todas las organizaciones pueden
emplear esta norma internacional sin que influya para ello su tipo, tamaño,
emplazamiento o complejidad.

En esta norma internacional no se determinan niveles para el comportamiento


medioambiental. Tampoco está prevista su uso a modo de normativa de especificaciones
para la certificación/registro ni para establecer cualquier otro requisito de conformidad
para los sistemas de gestión medioambiental.

En ISO/TC 207/SC 4 se optó por dotar a ISO 14031 de un amplio grado de aplicación,
abarcando todas aquellas organizaciones que pretendan evaluar su comportamiento
medioambiental al margen de que éstas hayan implantado o no un sistema de gestión
medioambiental. Asimismo, ISO 14031 se elaboró de forma que puede ser aplicada a
cualquier sistema de gestión medioambiental incluyendo, por tanto, a los ajenos a ISO
14001. ISO 14031 sirve como apoyo del contenido del apartado 4.4.1, en el que se pide
que la organización registre la información destinada al Seguimiento de su
comportamiento medioambiental. Sin embargo, cabe destacar que en ISO 14001 no se
exige el uso de ISO 14031.

La definición de "comportamiento medioambiental" que ofrece ISO/TC 207/SC 4 en


ISO/DIS 14031 es la siguiente:

Los resultados obtenidos por la gestión de los aspectos medioambientales por


parte de la organización.

NOTA - En el marco de los sistemas de gestión medioambiental, se pueden medir los resultados
contrastándolos con la política, las metas y los objetivos medioambientales de la organización. La
definición que se ofrece en esta norma internacional para el comportamiento medioambiental difiere
con la que aparece en ISO 14001:1996 (aparrado 3.8) y en ISO 14004:1996 (apartado 3.8).

La definición que ofrece ISO/TC 207/SC 1 del término "comportamiento


medioambiental" en ISO 14001:1996 e ISO 14004:1996 es la siguiente:

Resultados mensurables del sistema de gestión medioambiental, relacionados con el


control por parte de la organización de sus aspectos medioambientales, basados en
su política medioambiental, sus objetivos y sus metas.

Las diferencias en la definición que plantea ISO/TC 207/SC 4 en ISO/DIS 14031 se


deben a la intención de permitir que las organizaciones con o sin sistema de gestión
medioambiental puedan evaluar su comportamiento medioambiental más ampliamente y
en relación con su gestión, sus actividades y con la situación del medio ambiente. A pesar
de esta definición resulta diferente y más amplia, ISO/TC 207/SC 4 entendió que
mantiene la coherencia con la ofrecida por ISO/TC 207/SC 1 en el marco de los sistemas
de gestión medioambiental, gracias a la nota aclaratoria.

Según se describe en ISO/DIS 14031, el desarrollo de la ECM sigue el modelo de gestión


PDCA que consta de los siguientes pasos:

PLAN (planificar)

a) planificación ECM;
b) selección de los indicadores ECM (el proceso de selección de los indicadores podría
suponer tanto el uso de los existentes como el desarrollo de nuevos indicadores);
DO (hacer)

c) utilizar los datos y la información entre las que se incluye:


1. la recogida de los datos aplicables a los indicadores escogidos;
2. el análisis y la conversión de los datos hasta obtener información que detalle el
comportamiento medioambiental de la organización;
3. el estudio de la información anterior, contrastada con los objetivos y las metas
medioambientales de la organización;
4. la presentación de informes y la comunicación de la información en la que se
describe el comportamiento medioambiental de la organización;

CHECK (verificar)/ACT (actuar)

d) revisión y mejora de la ECM.

ISO 14031 ofrece una serie de directrices para llevar a cabo cada uno de estos pasos.

En la Norma ISO 14031 se describen dos categorías generales de indicadores ECM:

 indicadores del comportamiento medioambiental (ICM), e


 indicadores de la situación medioambiental (ISM).

Los indicadores del comportamiento de la gestión (ICG) constituyen un tipo de ICM que
proporciona información de apoyo para la evaluación de los esfuerzos de gestión
encaminados a influir en el comportamiento medioambiental de las actividades de la
organización. Los ICG guardan relación con la política, las personas, la planificación de las
actividades, las prácticas, los procedimientos, las decisiones y las acciones
correspondientes a todos los niveles de la organización.

Los indicadores del comportamiento operacional (ICO) también constituyen un tipo de


ICM que sirve para proporcionar datos a la dirección respecto al comportamiento
medioambiental de las actividades de la organización. Los ICO guardan relación con:

 las entradas o inputs: materiales (por ejemplo, procesados, reciclados, reutilizados,


materia prima o recursos naturales) energía y servicios;
 el suministro de estas entradas a las actividades de la organización;
 el diseño, la instalación, el funcionamiento (incluso ante emergencias y situaciones
anormales) y el mantenimiento de las instalaciones físicas y de los equipos de la
organización.
 las salidas o outputs: los productos (por ejemplo, productos principales, productos
secundarios, materiales reciclados u reutilizados), los servicios, los residuos (por ejem-
plo, sólidos, líquidos, peligrosos, inocuos, reciclables, reutilizables) y las emisiones (por
ejemplo, a la atmósfera, al suelo y al agua; ruidos, vibraciones, calor, radiación, luz)
resultantes de las actividades de la organización.
 la entrega de los outputs resultantes de las actividades de la organización.
Los ISM proporcionan información relativa a la situación del medio ambiente a escala
local, regional o internacional. Aunque un ICM no supone la medida de un impacto en el
medio ambiente, esta información sí que puede ser útil para que la organización entienda
mejor el impacto real o en potencia que presentan sus aspectos medioambientales,
contribuyendo así a las tareas de planificación e implantación de la ECM.

Ejemplos de los indicadores para la evaluación del comportamiento medioambiental

A modo de ejemplo, una organización que cuente con una flota de vehículos para la entrega
de sus productos podría determinar que las emisiones procedentes de dichos vehículos
constituyen uno de sus aspectos medioambiental significativos. Por consiguiente, podría
proceder a la selección de los indicadores apropiados para la evaluación del
comportamiento medioambiental.

Indicadores del comportamiento de la gestión (ICG):

 Cantidad de dinero asignada al estudio de la utilización de combustibles alternativos;


 número de acciones/decisiones encaminadas a reducir el consumo de combustible, a
aumentar su eficiencia y a mejorar la conservación/mantenimiento de los vehículos.

Indicadores del comportamiento operacional (ICO)

 Total de emisiones de un producto contaminante específico a partir de aquellos


vehículos que emplean combustibles alternativos;
 cifras del consumo total de cada tipo de combustible;
 eficiencia de consumo de cada vehículo;
 intervalos de mantenimiento;
 total de vehículos que incorporan tecnologías de control medioambiental.

Indicadores de la situación medioambiental (ISM)

 Concentraciones en la atmósfera de los productos contaminantes específicos vinculados


a las emisiones de los vehículos de motor.

Varios organismos oficiales, organizaciones no gubernamentales e institutos científicos y


de investigación (como la Comisión de Desarrollo Sostenible de la ONU y la
Organización para la Cooperación Económica y el Desarrollo) están preparando una serie
de indicadores regionales, nacionales o mundiales relacionados con el comportamiento
medioambiental o el desarrollo sostenible. Cabe la posibilidad de que, durante la fase de
selección de los indicadores de ECM y de recogida de datos, las organizaciones opten por
estudiar los indicadores desarrollados por estas entidades, así como de la compatibilidad
de la información que les acompaña.
En el anexo A del texto propuesto para ISO/DIS 14031 se ofrecen directrices
complementarias en las que se incluye lo siguiente:
a) Directrices para la identificación de las opiniones de las partes interesadas, en el
marco de la ECM;
b) Las consideraciones que la organización debería tener en cuenta al seleccionar los
criterios de ECM;
c) Ejemplos de métodos para la selección de los indicadores ECM, y
d) Ejemplos de indicadores ECM.
Los ejemplos de indicadores ECM que se detallan en el anexo A son sólo a título
informativo. Este listado no es completo ni exhaustivo, por lo que no deberían verse
como requisitos ni, incluso, como adecuados para todas las organizaciones que pretendan
evaluar su comportamiento medioambiental. En vista de la diversidad que presentan las
organizaciones, así como sus políticas, objetivos y estructuras internas, conviene que cada
organización elija los indicadores ECM que considere más transcendentales para cumplir
con el comportamiento medioambiental que se haya fijado para sí misma.
La mayoría de los indicadores que aparecen como ejemplos en el anexo A son medidas
directas, situaciones o cifras con las que se muestran los tipos de factores cuyo
seguimiento podría resultar útil. Puede que una organización saque más provecho de los
indicadores ECM con vistas a ofrecer datos para la gestión cuando éstos se presentan en
forma de fracciones o porcentajes, cifras en función de unidades o del tiempo, por
empleado, por unidad vendida, por unidad fabricada o mediante alguna otra expresión
relativa.
El texto propuesto para ISO/DIS 14031 también incluye una bibliografía en la que se
destacan los demás documentos pertinentes de la serie ISO 14001.
PROGRAMA Y FUTURAS AREAS DE TRABAJO DE ISO/TC 2O7/SC 4
La aprobación final y la publicación de este documento como norma internacional está
prevista para finales del segundo trimestre de 1999. En el proceso de votación seguido en
ISO/T C 207/SC 4, se aprobó el inicio de las actividades de preparación de un informe
técnico de ISO en el que se ofrecerán estudios de caso con fines informativos y que, en
principio, va dirigido a los países en desarrollo y de la pequeña y mediana empresa.
También continúan abiertas una serie de deliberaciones en relación con las futuras
actividades y nuevos proyectos, así como con los mecanismos de realimentación ante el uso
en la práctica de ISO 14031, una vez que se publique como norma.
Las peticiones de información adicional pueden dirigirse a:
Steven P Cornish
Secretaría ISO/TC 207/SC 4
American National Standards Institute
11 West 42 Street. Nueva York, NY 10036 EEUU
Te l. 2126424969
Fax 212 398 0023
e-mail: scornish@ansi.org
Web oficial de ISO/TC 207/SC 4 en Internet:
http://www.ansi.org/rooms/room 33/
6

Análisis de ciclo de vida (ACV)


Corrine del Cerro, ISO/TC 207/SC 5

INTRODUCCIÓN

Los trabajos preliminares acometidos por ISO entre 1991 y 1993 destacaron los
principales elementos para la normalización del sector de la gestión medioambiental
según el rumbo trazado por UNCED en 1992 durante la Cumbre de Río.

Estos planteamientos tuvieron su origen en la aplicación cada vez más habitual de la


gestión medioambiental por parte de las grandes empresas y, más aún, de las
propuestas de normas nacionales surgidas en países como Reino Unido o Canadá. A
estas iniciativas también se sumaban dos instrumentos voluntarios y relativos al medio
ambiente de la Unión Europea que se encontraban en fase de elaboración en aquel
entonces: los reglamentos aplicables al Ecoetiquetado 6 y a la Ecoauditoría 7. Estos
factores aportaron une mayor demanda y sentido de urgencia a las labores de
armonización de estas prácticas.

Asimismo, todas estas iniciativas podían despertar recelos en otros países ante la
posibilidad de que se produjeran abusos en forma de barreras técnicas al libre comercio.
En este sentido, y a modo de ejemplo, las normas de ISO ya contaban con el

6
Reglamento 880/92/CEE
7
Reglamento 1836/93/CEE
reconocimiento de la OMC como instrumentos prácticos y eficientes para evitar este tipo
de dificultades desde su vertiente técnica.
Además de lo anterior, el tercer motivo vino dado por la gran acogida que tuvo la serie de
normas ISO 9000 de gestión de la calidad. Estas normas comenzaban a gozar de gran
reconocimiento como documentos internacionales de referencia que hacen posible que las
empresas puedan reducir tanto la frecuencia como los altos costes que supone la
inspección por segunda parte (el cliente), al sustituirlas por la inspección por tercera parte
(por ejemplo, por un organismo de certificación).

Los elementos principales que quedaron identificados en 1993 se remitían a dos áreas
diferenciadas: por un lado, la organización, es decir, la estructura de la empresa y, por
otro, los productos y servicios de ésta:

ORGANIZACIÓN

 el sistema de gestión medioambiental;


 las auditorías;
 la evaluación de las actuaciones medioambientales.

Este primer grupo de técnicas fue la respuesta de ISO ante la necesidad de armonización de
las distintas iniciativas nacionales y regionales en materia de sistemas de gestión
medioambiental.

PRODUCTOS Y SERVICIOS

 el etiquetado medioambiental
 el análisis de ciclo de vida.

Este segundo grupo respondió a la necesidad de disponer de una base común y racional
para los diversos programas nacionales o regionales de certificación ecológica del producto.

En aquel tiempo también se anunció la preparación en Francia y en Canadá de normas


relativas al ciclo de vida. Otro de los argumentos a favor de la normalización por parte de
ISO del análisis de ciclo de vida fue el avance de los estudios realizados por la Sociedad
de Toxicología y Química Medioambiental con los que se demostró la urgencia de iniciar
deliberaciones internacionales encaminadas a someter los aspectos técnicos de este
método a un acuerdo consensuado a escala mundial.

Para los países desarrollados, el interés por las normas relativas al análisis de ciclo de
vida radica en la posibilidad de demostrar que sus productos responden a las inquietudes
en materia de medio ambiente. Al aplicar estas técnicas, consiguen dar fe de que sus
productos se ajustan a los criterios especificados en su momento por otros países,
demostrando así su compromiso con el medio ambiente.

HISTORIA
A pesar de que se pueda creer que el análisis de ciclo de vida se originó a partir de los
trabajos de Lavoisier y, en especial, de su famoso principio de la conservación de la masa,
lo cierto es que este método surgió en la década de los años setenta derivado, en gran
medida, de los trabajos realizados por investigadores norteamericanos. Dichos trabajos
guardaban relación con los estudios de prospección dirigidos al estudio de los posibles
efectos de los cambios estratégicos exigidos para la adaptación a los nuevos modelos de
suministro energético. Una vez analizadas todas las repercusiones, quedó claro que la
disponibilidad de los recursos naturales no podía plantearse al margen del resto de los
impactos medioambientales que afectan al mundo. Este puede entenderse como el
primero de los planteamientos que llevaron a la creación de uno de los principios básicos
del análisis del ciclo de vida.

No obstante, el desarrollo y la aplicación en la práctica del análisis de ciclo de vida


llegaron en la década de los ochenta como medio de respuesta ante la demanda de
productos más ecológicos por parte de los consumidores. Y es que cada día era más
evidente que la aplicación de un criterio aislado nunca sería suficiente para calificar una
mejora real en cuanto a los beneficios para el medio ambiente se refiere. Por
consiguiente, el uso del análisis de ciclo de vida fue aumentando hasta que comenzó a
pensarse en su utilización como fuente de apoyo de las declaraciones medioambientales
destinadas a demostrar la superioridad de unos productos en relación con los de la
competencia.

Ya a principios de los años noventa, fije inminente la necesidad de clarificar la


metodología empleada, ya que algunos de los usos, así como los abusos, que se hacían de
los resultados obtenidos (especialmente, al citarlos fuera de su contexto) presagiaban la
probable pérdida de credibilidad de esta herramienta tan útil.

Conforme aumentaba la aplicación del método por parte de empresas y organismos


oficiales, un buen número de entidades científicas y organismos de normalización
nacionales comenzaron a elaborar sus propios códigos de prácticas o normativas.

Todo ello allanó el camino para la elaboración de normes ISO en las que se especificaran
unos requisitos destinados a garantizar la mayor transparencia a lo largo de todo el
proceso. Esto fue una de las condiciones clave para inspirar un grado de confianza que,
más allá de repercutir mutuamente entre aquellos que encargan o realizan el estudio,
también debía incidir en las restantes partes interesadas.

DEMANDA

El análisis de ciclo de vida se creo con el fin de satisfacer las necesidades concretas de las
organizaciones que pretendían incluir el concepto de la protección del medio ambiente en
el marco del desarrollo y la mejora de sus productos. Los principales retos afrontados
fueron los siguientes:

 la necesidad de una metodología sistemática para la identificación de los aspectos


medioambientales del producto, es decir, para ayudar a identificar las áreas
susceptibles de mejora y para destacar los compromisos potenciales;
 la necesidad de una mejora en la contabilidad de costes; es decir, aún ante situaciones
económicas malas, las empresas se dan cuenta que los factores que llevan al éxito su
 producto van más allá del servicio, la calidad y el costo, hasta incluir su grado de
aceptación medioambiental;
 la necesidad de búsqueda de nuevos métodos para conocer los costes reales. En los
mercados actuales, las empresas más avanzadas reconocen que en la partida de los
costes deberían quedar incluidos:

 los costes atribuibles a los recursos empleados para fabricar el producto que
tendrán que reflejar los costes reales de la adquisición de materiales (considerando
la escasez, la utilización del suelo, etc.);
 los costes atribuibles a la transformación, en los que se reflejan los impactos
medioambientales vinculados a dicha transformación y las emisiones a la
atmósfera, el agua y al suelo, y
 los costes atribuibles a la eliminación, en los que se reflejan los costes sociales
inherentes al tratamiento del producto una vez que llega al final de su vida útil.

El análisis de ciclo de vida proporciona un mecanismo para medir los criterios o


indicadores empleados para demostrar el comportamiento o el grado de aceptación
medioambiental de un producto en el mercado.

 La necesidad de ir más allá de los métodos convencionales de control de la


contaminación con el fin de obtener un mejor rendimiento de las inversiones
realizadas en materia de medio ambiente. Al adoptar la prevención como método y al
asumir una perspectiva que va más allá de los límites de la organización hasta llegar a
todo el sistema del producto, las organizaciones aumentan sus posibilidades de
obtener un mayor rendimiento tanto económico corno medioambiental.

UNA APROXIMACIÓN ILUSTRADA A LAS CARACTERÍSTICAS CLAVE DEL


ANÁLISIS DE CICLO DE VIDA

Evitar 1a transferencia de la contaminación

El análisis del ciclo de vida fue depurado en la década de los ochenta con el fin de solventar
las dificultades de tipo sistemático a las que se enfrentaba al plantear la mejora de las carac
terísticas ecológicas de los productos como, por ejemplo, las que evitan la transferencia
de la contaminación.

Pongamos como ejemplo el caso del dueño de un restaurante que se muestra respetuoso
con el medio ambiente y dispuesto a hacer lo posible para su mejora. Esta persona se ha
dado cuenta de que el uso de papel desechable en los aseos del restaurante (para que los
clientes se sequen sus manos) supone una fuente importante de residuos. Por
consiguiente, el dueño se plantea la posibilidad de aminorar este impacto
medioambiental. En principio, la solución parece fácil: volver a emplear la alternativa
"clásica" de usar toallas de tela.
Al tomar esta decisión, esta persona consigue aminorar una fuente de contaminación (los
residuos generados en los aseos) pero, al mismo tiempo y puesto que se verá obligado a
lavar las toallas a menudo, aumentará el impacto de otra fuente de contaminación por vía
de un mayor consumo de detergentes, agua, energía, etc. Es decir, habrá transferido la
contaminación de un proceso a otro distinto.

Si generalizamos el ejemplo anterior, veremos que la evaluación de la importancia


medioambiental que conlleva una decisión relativa al uso de un producto carece de
sentido alguno cuando no se sopesa el balance global (por ejemplo, el ciclo de vida
completo) de dicha decisión. De ahí parte el concepto relativo a la evaluación de
cualquier mejora del producto desde el principio hasta el final, con el fin de evitar la
transferencia de la contaminación.

Del concepto a la técnica

Continuando con el ejemplo anterior, supongamos que el dueño del restaurante desea
conocer con mayor exactitud si su decisión - a pesar de la inevitable transferencia de la
contaminación - es acertada o no en su conjunto y desde la perspectiva medioambiental.

Su primera tarea sería la de definir plenamente el sistema analizando todos los datos
relativos a las operaciones inherentes al producto. En el caso del papel, por ejemplo, el
sistema abarcaría su fabricación a partir de pasta o papel reciclado, la gestión forestal, el
transporte y la preparación de la madera, la fabricación del papel-toalla en sí, etc. También
incluiría la gestión de los residuos, el reciclaje y la incineración o eliminación.

Habitual, en la práctica, con el fin de fijar un límite a este sistema, se emplean las dos
reglas siguientes:

1. COMPARABILIDAD: es imprescindible que se evite la comparación entre


materiales u objetos que no guardan relación alguna entre sí o bien que no repercutan
de forma directa en los aspectos ecológicos. A modo de ejemplo estaría la
comparación entre botellas de vidrio, perfiles de acero o papel. Para todos estos
productos, los límites del sistema deberán ampliarse hasta quedar definidos como
entradas o salidas de energía, o como elementos químicos.
2. DEPRECIACIÓN: podríamos seguir ampliando el sistema poco a poco ¡hasta
incorporar a la totalidad de las actividades humanas de todo el planeta! Por ello, es
preciso adoptar una serie de reglas a fin de decidir cuál será el punto desde el que se
depreciarán los flujos de materiales, limitando con ello la extensión total del sistema.

Sin duda, la tarea más difícil será la obtención de los datos para hacer un amplio balance
de las aportaciones energéticas y químicas que entran o salen del sistema para repercutir
al medio ambiente. Este tipo de inventario constituye la suma de todos los flujos de
entrada y de salida en el marco de los límites del sistema.

Esta tarea es la más difícil puesto que exige contar con unos datos representativos que se
correspondan correctamente con los objetivos del estudio en cuestión. A modo de ejemplo,
supongamos que el dueño del restaurante opta por la instalación de un secador de manos
eléctrico. Éste se vería obligado a recabar información relativa a la contaminación que
conlleva la generación de la energía eléctrica. Por descontado, podrá encontrar información
fiable acerca de los recientes estudios realizados en Francia en los que se indica que el 75
% de la electricidad generada en ese país proviene de centrales nucleares o bien, en el caso
de Alemania, de centrales térmicas que emplean carbón o lignito. Sin embargo ¿para qué le
servirían estos datos en caso de que su restaurante se encuentre cerca de la frontera entre
Italia y Suiza donde es posible que la electricidad proceda de cuatro países europeos en
función de la hora del día y del precio de la electricidad en el mercado europeo? El dueño
del restaurante se vería obligado a emplear un modelo para la energía que refleje las
condiciones actuales del mercado en cuestión de la forma más fiel posible.

Sería necesario que todos los datos guardasen un punto común entre sí, es decir, un
aspecto de referencia común. Éste podría ser el papel, si bien ello iría en función de la
calidad de la toalla de papel. A modo de ejemplo, el propietario podría plantear el uso de
un papel de dimensiones muy reducidas y con un grado de absorción de agua muy escaso.
No obstante, dado su interés por el respeto al medio ambiente, el motivo de esta
sustitución sería que el material utilizado es tres cuartas veces menor que el de una toalla
de papel normal. Lo más probable, sin embargo, es que sus clientes, en vez de emplear
una sola toalla para secarse las manos, acaben por utilizar cuatro unidades. En tal caso ¡el
balance final sería equivalente a cero! Es por ello por lo que el punto de referencia
aplicado debería ser "la utilización", que se designa como "la unidad funcional". A modo
de ejemplo, el propietario podría emplear "el secado de doscientos pares de manos" como
unidad funcional.

Una vez llegados a este punto, ya sería posible hacer uso de los resultados con el fin de
mejorar una situación. En todos los casos, el principio básico de "cuanto menos, mejor"
resulta aplicable, tanto desde la perspectiva termodinámica como desde la filosófica. Este
principio coincide con el hecho de favorecer el aumento mínimo en lo que a la entropía se
refiere.

Ahora bien, esto podría ser más complicado cuando se trata de un aumento del CO2 por
un lado y de menos óxidos de plomo por otro o bien de más S02 a cambio de menos
óxido de cadmio. La solución residiría en el esfuerzo de vinculación de estos flujos con
los problemas ecológicos con el fin de analizar la situación en función de los problemas
que aquejan al medio ambiente: el efecto invernadero, la lluvia ácida, etc. Esta práctica es
la que se conoce como la evaluación de los impactos potenciales.

A lo largo de todo el estudio, deberán seleccionarse modelos y reglas ajustados a los


objetivos del mismo, que serán fijados con la colaboración del que encarga dicho estudio a
la vez que se aplicarán una serie de supuestos destinados a cumplir con las condiciones del
caso planteado. Lo más probable es que falten algunos datos, motivo por el que será preciso
hacer una lectura crítica de los resultados para realizar una interpretación, es decir, que este
método no suele ofrecer una respuesta única y simple.

¿Para qué se emplea esta técnica?


Una vez que el dueño del restaurante dispone de los resultados del estudio, éste deja a un
lado su función de investigador para asumir la de responsable de la toma de decisiones.
Este cambio de perspectiva resulta importante ya que la integración de elementos
económicos, sociales y otros de índole técnica es ajena al proceso de análisis
medioambiental de ciclo de vida. El interés principal de este método para la toma de
decisiones es que con éste se consigue una visión de conjunto de un número de elementos
que, de lo contrario, pasarían inadvertidos o serían vistos como insignificantes
individualmente. Con este método se hace evidente aquello que la sabiduría popular
denomina "a pequeñas causas; grandes efectos".

Esto sería aplicable, por ejemplo, al caso de la empresa "X", fabricante de


electrodomésticos, cuando decidió realizar un análisis de ciclo de vida con el fin de
seleccionar materia prima menos contaminante. La dirección de la empresa se sorprendió al
comprobar que el impacto medioambiental de los materiales empleados era cientos de
veces inferior a las repercusiones del consumo energético a lo largo de la vida de los
aparatos. Por consiguiente, se optó por mejorar el diseño de los electrodomésticos en
función de unas tasas concretas de consumo energético. Esta decisión trajo consigo una
serie de beneficios para el consumidor (reducción de los costes de operación) y unas
aportaciones medioambientales mucho mayores que las que se hubieran producido con un
simple cambio del tipo de plástico empleado.

De esta forma, queda claro que el interés de este método está en sus aportaciones a la fase
de diseño del producto o a la mejora de los productos existentes.

No obstante, también se dan casos en los que las empresas pretenden emplear estos
resultados como argumento de campañas de marketing muy activas. En ocasiones, las
batallas de publicidad comparativa fueron terribles hasta el punto de que algunos de los
productos sufrieron un gran deterioro en su imagen8.

En cualquier caso había que evitar que la técnica fuera desvirtuada por su propio uso. Con
el fin de aprovechar los beneficios de este método fue necesario poner orden en la
metodología y clarificar la deontología. Esta fue una labor llevada a cabo a través de
normas técnicas, que fueron asumidas primero a nivel nacional en algunos países y ahora,
a nivel internacional, por ISO.

LA EVOLUCIÓN DE LA NORMATIVA APLICADA AL ACV

El subcomité encargado del análisis del ciclo de vida

(ISO/TC207/SC5)

La estructura del subcomité encargado de las normas para el análisis de ciclo de vida es la
siguiente:

8
Ejemplos de ello son las campañas publicitarias de detergentes con o sin fosfatos o las de pañales
desechables o lavables, etc.
Programa de trabajo

ISO 14040: el marco general

La primera norma elaborada sirvió para fijar la estructura general del método y de los
principios deontológicos. Los requisitos que se ofrecen en esta norma se centran en la
transparencia de los métodos y los datos empleados.

A modo de ejemplo, en el caso de que existan múltiples flujos de entrada y salida desde y
hacia distintos sistemas, existen varias formas de repartir los flujos entre los sistemas
afectados. Si bien es cierto que la Norma ISO 14040 no fija el procedimiento de
asignación correspondiente, sí que se impone la práctica de concretar abiertamente cuál
fue el procedimiento empleado, así como los motivos que justificaron esa decisión.

Otro ejemplo es la obligación de poner a disposición del público un informe completo


relativo a todos los aspectos fundamentales del estudio, en aquellos casos en los que se
efectúa la comunicación del correspondiente análisis de ciclo de vida.

Asimismo, como último ejemplo, quedaría la obligación de exponer los resultados del
análisis del ciclo de vida ante el público con el fin de sustentar cualquier tipo de
afirmación que indique que el producto A es superior al producto B desde la perspectiva
medioambiental. Para estos casos, la norma establece la obligatoriedad de llevar a cabo
una completa comprobación externa de la validez del estudio.
Los tres ejemplos anteriores relativos a las disposiciones de ISO 14040 demuestran que la
intención de esta normativa, tanto en su espíritu como en sus objetivos, es la de evitar las
situaciones o aplicaciones abusivas del pasado que podrían haber llevado la consideración
de este método como inútil o arriesgado.

Por consiguiente, esta norma debería constituir:

1. una garantía para las empresas que deciden usar el análisis de ciclo de vida,
proporcionándoles una credibilidad para optar por acciones más progresistas en cuanto
a la gestión ecológica de sus productos;
2. una garantía de tratamiento justo en el ámbito de la competencia, al asegurar que todas
las declaraciones de publicidad comparativa hayan quedado sometidas de antemano a un
proceso abierto y documentado de revisión y contraste.

Como es lógico, la Norma ISO 14040 (publicada en junio de 1997) también incluye la
estructura de los métodos aplicables al análisis de ciclo de vida, así como los requisitos
para la aplicación de sus principales conceptos en sus sucesivas fases.

 Las normas posteriores

Se prevé que estos documentos ofrezcan requisitos y recomendaciones para las diversas
fases de un análisis de ciclo de vida aunque esta vez, y puesto que con ISO 14040 ya que -
daron resueltos los planteamientos deontológicos, partirán de una base más técnica.

Inventario: ISO 14041


La primera de estas normas de carácter técnico tratará el método para llevar a cabo un
inventario. Esta norma abarca las dos primeras fases del análisis de ciclo de vida:

 La definición del objetivo y alcance del estudio. Esta fase es fundamental pata
comprobar la validez del resto del estudio cuya magnitud, grado de detalle y, por
consiguiente, costes, vendrán dados por las aspiraciones del cliente en relación con el
tipo de planteamientos sujetos a estudio.

No es difícil imaginar que un análisis de ciclo de vida previsto para definir una política
regional o nacional de reciclaje exigiría cantidades ingentes de datos, así como tomar
grandes precauciones a la hora de fijar los límites del sistema, las reglas de asignación,
etc. Su alcance sería muy distinto al de otro estudio realizado por una empresa que
pretenda optimizar el volumen, la entrada energética o los materiales de un
electrodoméstico.

Es por ello por lo que el desarrollo del análisis de ciclo de vida irá en función del obje tivo
marcado. La transparencia es esencial: el cliente que solicita el estudio debe declarar
abiertamente cuáles son sus verdaderas intenciones ante el realizador de dicho estudio. En
el ejemplo anterior, es evidente que, en caso de que la empresa no comunique al
realizador del estudio sus intenciones de emplear los resultados en el ámbito de la
publicidad comparativa con la competencia, podrían darse ciertos problemas. El hecho de
que estos motivos no se entendiesen plenamente en las primeras experiencias habi das con
el análisis de ciclo de vida justificó que se prestase especial atención a esta fase concreta
de la evaluación en ISO 14041.

 El inventario. En la Norma ISO 14041 se especifican los requisitos técnicos y las


recomendaciones de esta fase: cuál será la regla para las decisiones relativas a la
exclusión de un flujo, cómo se asignan los flujos entre diversas funciones, el trata-
miento de los productos secundarios, los diversos tipos de reciclado, etc.

El borrador de esta norma fue elaborado por los grupos de trabajo 2 y 3 conjuntamente
hasta llegar a la publicación de ISO 14041 en octubre de 1998. Actualmente, el grupo de
trabajo WG 3 trabaja de forma independiente con un documento de directrices en el que
se ofrecerán varios ejemplos de aplicación de ISO 14041.

Impacto medioambiental: ISO 14042

En este punto se hace preciso explicar el motivo del título completo de la técnica:
"evaluación del impacto potencial". La palabra "potencial" tiene un significado muy
exacto. En último caso, representa la aproximación a un impacto que es maximizado por
motivos de precaución. Esto se debe a que la modelización más detallada de la relación
exacta entre los flujos y el impacto no es posible. Esta técnica no consigue reflejar al
100% los efectos de la dispersión en el tiempo o el espacio ni los efectos que presentaría
un umbral determinado bajo el cual los efectos del flujo serían nulos. La potencialidad, en
este sentido, radica en la capacidad de provocar daños (peligros), así como en la pro -
babilidad de que éstos ocurran (riesgos).

La publicación del primer proyecto de comité para este tema exigió un gran número de
deliberaciones en el seno de WG 4 Por consiguiente, se prevé que publicación de la norma
para 1999.

Interpretación de los resultados: ISO 14043

La elaboración de una norma para la interpretación de los resultados no trata de


solucionar problemas de gran componente técnico. Más bien, su objetivo radica en
destacar las vinculaciones que pueden existir entre cl análisis de ciclo de vida y otras
técnicas de gestión medioambiental, así como en explicar las limitaciones inherentes a las
responsabilidades de los profesionales en materia de ACV en relación con la utilización
que se haga de sus estudios.

 NORMAS EUROPEAS

Con el visto bueno de la Comisión Europea, el Comité Europeo de Normalización


(CEN) estimó conveniente que la elaboración de las normas pata la gestión
medioambiental se efectúe desde el ámbito internacional. Como resultado, CEN
decidió proceder, en la medida de lo posible, a la adopción directa de las normas de
ISO.

Con el fin de facilitar la implantación de esta medida, algunas de las normas ISO
elaboradas por su comité técnico TC 207 quedan sujetas a un proceso de votación
paralela. Por ello, es probable que ISO 14040 c ISO 14041 sean aprobadas de forma
simultánea como normas europeas (EN), sustituyendo así a la normativa vigente en
ese momento en Europa.

Es preciso recalcar las implicaciones que tiene esta decisión europea en favor de las
normas ISO ya que demuestra la confianza que los países europeos depositan en los
procesos abiertos y democráticos de ISO y, ante todo, su voluntad colectiva contraria
a la transformación de la gestión medioambiental de la empresa en un instrumento
proteccionista.

RELACIONES ENTRE LAS HERRAMIENTAS APLICABLES A LA ORGANIZACIÓN


O A LOS PRODUCTOS

Las normas de la serie ISO 14000 se desarrollan en documentos separados con el fin de
que los usuarios no se vean comprometidos a aplicar métodos específicos que sean ajenos
a sus políticas y objetivos. Sin embargo, existen vinculaciones potenciales como las que
se pueden encontrar en los requisitos de ISO 14001.

Concretamente, en ISO 14001 se especifica lo siguiente: "La organización debe establecer


y mantener al día el (los) procedimiento (s) para identificar los aspectos
medioambientales de sus actividades, productos o servicios que pueda controlar y sobre el
(los) que se pueda esperar que tenga influencia, para determinar aquéllos que tienen o
pueden tener impactos significativos en el medio ambiente. La organización debe
asegurarse de que los aspectos relacionados con estos impactos significativos se
consideran cuando se establezcan sus objetivos medioambientales".

Es, por tanto, evidente que las organizaciones pueden plantearse el uso del análisis de
ciclo de vida con el fin de identificar los aspectos medioambientales de sus productos o
servicios. No obstante, en el anexo A de ISO 14001 se advierte de la posibilidad de que
esto no sea necesario en todos los casos. La clave para resolver esta aparente
contradicción reside en la naturaleza misma de la organización de la que se trate y en los
indicadores que ésta fijará: "para controlar y medir de forma regular las características
clave de sus operaciones y actividades que puedan tener un impacto significativo en el
medio ambiente."

Estas vinculaciones se pueden explicar, así como resumir, de la siguiente manera:

Los indicadores desarrollados para la evaluación del comportamiento medioambiental


(ECM) pueden centrarse en diversos aspectos medioambientales del producto en función
del alcance fijado para el análisis. Se pueden diferenciar dos casos distintos, es decir, la
limitación de ECM a emplazamientos o actividades específicas de una organización o
bien su aplicación a todo el conjunto de la organización con independencia de los
diversos emplazamientos o actividades.

 Por emplazamientos: El desarrollo de los indicadores de ECM podría partir de


técnicas similares a la del análisis de ciclo de vida en lo relativo a hojas de balance y
de cálculo. No obstante y por necesidad, este tipo de aproximaciones dejan a un lado
el concepto tan fundamental del análisis desde el principio hasta el final con lo que,
por tanto, no se podría entender propiamente como análisis de ciclo de vida sino como
un proceso de esquematización de procesos.
 Para el conjunto de la organización: Una herramienta para la evaluación de los
aspectos medioambientales relacionados con un sistema de producto o servicio y para
la consiguiente selección de los indicadores sería el análisis del ciclo de vida tal como
se define en ISO 14040. También deberían tenerse en cuenta otros métodos,
especialmente, los destinados a evaluar las repercusiones locales tanto en potencia
como en la realidad y, por ejemplo, relativos a la toxicidad o a la ecotoxicidad.

Todo ello supone que el análisis de ciclo de vida puede utilizarse como instrumento de
apoyo para una amplia gama de funciones de gestión. Los datos recabados tienen múl -
iples aplicaciones puesto que, al desarrollar un inventario exhaustivo, la empresa contará
con la posibilidad de racionalizar una gran parte de sus datos medioambientales en un
solo conjunto de información.

De forma más exacta aún, estas vinculaciones dependerán del tipo de información que se
pretenda conseguir, ya sea a partir de los datos centrados en un emplazamiento funcional
y en sus impactos reales o bien en los datos del sistema de producto que muestran los
impactos potenciales más relevantes, tal como se muestra en el siguiente diagrama:
Existen muchas formas de uso de los datos de inventario en función del tipo específico de
impactos reales o potenciales considerados:

 Impactos reales: evaluación del emplazamiento y del riesgo; sistema de gestión


medioambiental, revisión inicial, evaluación del comportamiento medioambiental y
evaluación comparativa (benchmarking); prevención de la contaminación, índice de
eficiencia ecológica y de sostenibilidad.
 Impactos potenciales: estrategias de producto; diseño para el medio ambiente y
selección de materiales; política pública, tutelaje del producto, reglamentos de
responsabilidad ampliada y de recogida; marketing, declaraciones medioambientales y
etiquetado ecológico; consumo y producción sostenibles.

Las peticiones de información adicional pueden dirigirse a

Corrine del Cerro


Secretaría ISO/TC 207/SC 5 AFNOR
Tour Europe 92049
París La Défense Cedex, FRANCIA
Te 1. 3 14291 5516
Fax: 33 1 4291 5656
e-mail: corrine.delcerro@email.afnor.fr
7

Terminología medioambiental y definiciones


(ISO/TC 207/SC6)
Einar Bache, Secretaría ISO/TC 207/SC 6

El ámbito definido por ISO/TC 207/SC 6 para sus trabajos es el siguiente:

 La coordinación de la terminología y las definiciones entre los subcomités de ISO/TC


207 y otros comités, y demás organizaciones afectadas.
 El desarrollo de una norma internacional exhaustiva de terminología y definiciones de
la gestión medioambiental.

El desarrollo de las definiciones es un proceso iterativo que, a efectos internos de ISO/TC


207/SC 6, se repite para lograr el acuerdo entre las partes interesadas.

En el marco de este proceso, ISO/TC 207/SC 6 recoge los términos y las definiciones
empleadas en los demás subcomités y grupos de trabajo de ISO/TC 207 para ofrecer su
apoyo a la armonización y la coordinación de los mismos. Según sea necesario, SC 6
plantea modificaciones de las definiciones y las remite al usuario o usuarios para su
aceptación.
El objetivo último de las labores acometidas en ISO/TC 207/SC 6 estriba en la
elaboración de una norma internacional exhaustiva de la terminología y las definiciones
empleadas en las normas desarrolladas por los subcomités de ISO/TC 207, Gestión
medioambiental.

Las definiciones que se incluyen en esta norma de vocabulario deberían cumplir con las
normas ISO aplicables a la terminología. Por ello, y para garantizar la eficiencia de su
trabajo, ISO/TC 207/SC 6 se encarga de:

 producir una "Guía de procesamiento de la terminología", distribuyendo dicho


documento a los subcomités y a la secretaría de ISO/TC 207;
 crear una base de datos de trabajo en la que se incluyen todos los términos y
definiciones que aparecen en los documentos actuales de ISO/TC 207;
 generar una lista exhaustiva de los términos y las definiciones aplicables a los
proyectos de trabajo actuales de TC 207;
 plantear la necesidad de armonización y concretar si las definiciones previstas
incluidas en una norma internacional cumplen con las condiciones de la "Guía de
procesamiento de la terminología".
 mantener al día una lista de los términos y las definiciones que se incluirán en la
norma internacional de terminología de la gestión medioambiental.

La primera versión de la Norma ISO 14050 de vocabulario se publicó en 1998. Ésta


contiene todos los términos y definiciones relativas a las normas ISO 14000 publicadas
hasta 1997. Según se vayan editando las nuevas normas de la serie ISO 14000, está
prevista la publicación de suplementos de ISO 14050 o bien una nueva versión de la
norma con el fin de incluir los términos y las definiciones que éstas presenten.

Las peticiones de información adicional pueden dirigirse a:

NSF
PO. Box 353, Skoyen 0212 OSLO Noruega
o bien a:
Einar Bache
Secretaría ISO/TC 207/SC 6 Sivilingenior
Oscars gate 20, Postboks 7072 Homansbyen
0306 Oslo, Noruega
Te l. 47 22 59 6711
Fax: 47 22 59 6733
e-mail: einarbache@nts.no
8

Posible utilización de ISO 14001 e ISO 14004 en


el sector forestal como apoyo a la gestión forestal
sostenible (GFS)
Dick Hortensius, miembro de ISO/TC 207/WG 2

INTRODUCCIÓN

En este capítulo se presentan algunos de los antecedentes de los que surgió el concepto de
"Gestión Forestal Sostenible" (GFS), así corno los fundamentos del concepto en e1 que se
ampara la gestión medioambiental según la Norma ISO 14001 y, por último, el
planteamiento relativo al desarrollo de un “puente” entre ambos conceptos.

También se describe brevemente el contenido de ISO/TR 14061 y se plantea el plan


básico que en ella se desarrolle en relación con los principales elementos de dicho
"puente".

ISO Y LA GESTIÓN FORESTAL: ANTECEDENTES HISTÓRICOS

En 1995, Canadá y Australia propusieron conjuntamente a ISO/TC 207 la posibilidad de


elaborar una "guía para la aplicación de ISO 14001 en el sector forestal y para la gestión
sostenible". Sin embargo, en la reunión plenaria de ISO/TC 207 que se celebro en Oslo,
en junio de 1995, quedó claro que la mayoría de los miembros de este comité rechazaban
esta iniciativa.

En aquel momento, la opinión generalizada era que aún era demasiado pronto como para
elaborar guías o normas específicas para los distintos sectores y que, de hacer una
excepción en el caso del sector forestal, se correría el riesgo de que muchos otros sectores
exigieran a TC 207 un trato diferenciado similar. Esto podría perjudicar el carácter
genérico de ISO 14001, es decir, la característica que permite su aplicación a escala
mundial y todos los sectores industriales y empresariales. Por otro parte, hubo quienes
arguyeron que ISO no podía mantenerse al margen de las importantes demandas
planteadas por la sociedad en general y por la empresa. Asimismo, las organizaciones
relacionadas con el medio ambiente mostraron grandes dudas acerca de cualquier tipo de
intervención de ISO en el asunto de la gestión forestal sostenible.

No obstante, a partir de la propuesta realizada por Nueva Zelanda, se optó por la creación
de un "grupo internacional de estudio para analizar el posible uso de las normas ISO para
la consecución de la gestión forestal sostenible". Este grupo se reunió varias veces a lo
largo de 1995 y 1996, presentando un informe en la siguiente reunión plenaria de ISO/TC
207 que se celebró en junio de 1996, en la ciudad brasileña de Río de Janeiro. El grupo de
estudio constató que la Norma ISO 14001 ofrece una estructura internacional que puede
ser utilizada en la certificación de los sistemas de gestión medioambiental de las
organizaciones forestales y que puede contribuir a la causa de la gestión forestal
sostenible. Aún así, el grupo también recomendó la creación de un "documento puente"
como ayuda para el uso de ISO 14001 en el sector forestal mediante una serie de
directrices para la aplicación de los criterios de gestión forestal sostenible generalmente
aceptados con el fin de que las organizaciones forestales las pudiesen aprovechar a la hora
de fijar los objetivos y metas medioambientales de sus SGM. Como resultado de esta
recomendación, ISO/TC 207/WG 2 decidió crear un grupo de trabajo (TC 207/WG 2)
para la elaboración de un informe con descripciones de la información de referencia
aplicable a la implantación de ISO 14001 c ISO 14004, por parte de las organizaciones
forestales. Asimismo, se estipuló claramente que dicho informe no debería especificar
ningún tipo de niveles de funcionamiento para el sector forestal ni suponer la creación de
algún tipo de etiquetado de producto.

ISO/TC 207/WG 2 se reunió en varias ocasiones a lo largo de 1996 y 1997, presentando


su informe final ante ISO TC 207 en diciembre de 1997, con su recomendación de que se
planteara la posibilidad de publicar dicho documento como un Informe técnico tipo 3 de
ISO. Posteriormente, el informe del grupo de trabajo se circuló en TC 207 para su
aprobación mediante votación como ISO/TR 14061, "Información de referencia para
ayudar a las organizaciones forestales a utilizar las normas de sistemas de gestión
medioambiental ISO 14001 e ISO 14004." El borrador del TR (informe técnico) fue
aprobado por TC 207 en marzo de 1998.

AVANCES EN MATERIA DE GESTIÓN FORESTAL SOSTENIBLE


En las dos últimas décadas, se ha producido un importante desarrollo de acuerdos
multilaterales entre distintos países con el fin de abordar las cuestiones relativas al medio
ambiente y a la gestión sostenible de los recursos naturales. Esta iniciativas recibieron un
gran impulso con la publicación en 1980 de la Estrategia Mundial de Conservación y del
informe Nuestro futuro común, publicado en 1987 por la Comisión de Medio Ambiente y
Desarrollo, también conocido a menudo como el "Informe Brundtland". El debate en
torno a las cuestiones forestales se centró aún más a lo largo del proceso UNCED
(Conferencia de Medio Ambiente y Desarrollo de Naciones Unidas) que, a su vez, supuso
la adopción de la "Agenda 21" y del conjunto de "Principios forestales" en la Cumbre de
la Tierra celebrada en junio de 1992. En estos documentos se acoge el concepto de la
gestión sostenible de los recursos forestales del mundo con el fin de permitir 4a
satisfacción de las necesidades actuales, sin comprometer la capacidad de las
generaciones venideras para que también puedan satisfacer las suyas.

Como resultado de estas deliberaciones internacionales, surgieron varias iniciativas


intergubernamentales y no gubernamentales con el objetivo de fijar un conjunto de
principios, criterios e indicadores correspondientes a la gestión forestal sostenible. Hasta
la fecha, existen ocho grupos de criterios e indicadores de GFS que son fruto de estos
distintos acuerdos y que, en la mayoría de los casos, están destinados a la evaluación en el
ámbito nacional del carácter sostenible de la gestión forestal (por ejemplo, los acuerdos
de Helsinki y Montreal).

En otros casos, los criterios están previstos como un marco para evaluar la gestión de un
área

forestal definida (por ejemplo, el conjunto de FSC). La mayoría de estos principios y


criterios de GFS guardan relación con los objetivos de gestión forestal que deberán
alcanzarse en materia de conservación del ecosistema, así como en lo que respecta a
las funciones ecológicas, sociales y económicas del bosque, haciendo escasa mención
de los sistemas de gestión forestal.

En el cuadro 1 se presentan varios ejemplos de estas iniciativas y de los temas


forestales tratados:

Cuadro 1 - Ejemplos de las iniciativas de GFS


y de los temas forestales contemplados

Iniciativas de GFS (total de países participantes):

Intergubernamentales

 Organización Internacional de Madera Tropical (27)


 Proceso (de Helsinki) Paneuropeo (38)
 Proceso de Montreal (I2)
 Propuesta de Tarapoto (8)
 Iniciativa Africana de Zonas Áridas (28)
 Iniciativa del Norte de África y de Oriente Próximo (20)
 Iniciativa Centroamericana de Lepaterique (7)
 Iniciativa de la Organización Maderera de África (13)

No gubernamentales

Consejo de Administración Forestal (FSC)

En las iniciativas citadas se incluyen criterios e indicadores para abordar los siguientes
temas forestales:

 el alcance de los recursos forestales


 su salud y vitalidad
 las funciones productivas
 a diversidad biológica
 las funciones protectoras y medioambientales
 las necesidades sociales y de desarrollo
 la estructura legal , institucional y política

En los últimos años, ha aumentado el interés en la certificación de la gestión forestal


(sostenible) que, en algunos casos, trae consigo el etiquetado de los productos madereros
(y la imprescindible comprobación de la denominada "cadena de custodia"). La
certificación se percibe como una alternativa a la reglamentación o como un
complemento de ésta. La fuerza de la certificación radica en el interés público en las
buenas prácticas de gestión forestal, así como en el deseo de saber si la madera y sus
productos derivados proceden de fuentes bien gestionadas. Para las organizaciones
forestales o de comercialización de madera, un certificado de origen sostenible puede
facilitar el acceso a los mercados.

El programa de certificación mas conocido es el gestionado por FSC (Forest Stewardship


Council o consejo de administración forestal). Este sistema incluye tanto la certificación
de la gestión forestal como la de la "cadena de custodia', y se refleja en el etiquetado de
los productos con la marca FSC. Otro sistema seria el propuesto por la normativa de
sistemas de gestión forestal sostenible de la Asociación Canadiense de Normas (CSA).
Esta norma se puede interpretar como la combinación de un sistema de gestión
medioambiental comparable con ISO 14001 y con los criterios e indicadores formulados
por el Consejo Canadiense de Ministros de Recursos Forestales. Sin embargo, la norma
de CSA no incluye requisitos relativos a la "cadena de custodia" por lo que no se ofrece el
etiquetado de producto. Asimismo, hay varios sistemas más que aún se encuentran en fase
de desarrollo (por ejemplo, en Finlandia y en Indonesia).

FUNDAMENTOS DE LA NORMA INTERNACIONAL IS0 14001

En ISO 14001 se especifican los requisitos aplicables a un sistema de gestión


medioambiental (SGM). Asimismo, sirve como documento de referencia para la
certificación del SGM de las organizaciones. La certificación según ]SO 14001
proporciona al exterior la confianza de que la organización tiene control sobre los
aspectos medioambientales significativos de sus procesos, así como sobre compromiso
que asume en cuanto al cumplimiento de la legislación aplicable y la mejora continua y
global de su comportamiento medioambiental.

De esta forma, un SGM certificado proporciona un instrumento importante de


comunicación con otras empresas, con la Administración, con las entidades financieras, así
como con el público en general y con las personas que residan en las proximidades, y con
los grupos relacionados con el medio ambiente. En todos estos casos, el certificado aporta
información sobre las capacidades de la organización para controlar y mejorar sus aspectos
medioambientales y para alcanzar sus objetivos medioambientales declarados.

Los elementos clave del SGM según ISO 14001 son los siguientes:

 la política medioambiental y los requisitos estipulados para satisfacer esta política a


través de las metas, objetivos y programas medioambientales;
 el análisis de los aspectos medioambientales de la organización (incluyendo sus
procesos, productos y servicios, así como los bienes y servicios empleados por la
organización);
 la implantación y la organización de procesos para el control y la mejora de aquellas
actividades operacionales que resulten críticas desde la perspectiva medioambiental
(incluyendo tanto los productos como los servicios de la organización);

En su política medioambiental, la organización debe incluir los siguientes compromisos


básicos:

 el cumplimiento con la legislación y la reglamentación aplicables;


 la mejora continua del SGM con el fin de lograr mejoras globales del comportamiento
medioambiental;
 la prevención de la contaminación.

En base a los conocimientos de la situación medioambiental concreta de la organización,


estos compromisos reflejados en la política deberán ser detallados por medio de objetivos y
programas destinados a controlar y mejorar los aspectos medioambientales de los procesos,
productos y servicios de la organización.

Uno de los principios fundamentales de ISO 14001 es que la norma no fija en absoluto
requisitos de comportamiento medioambiental. Es la organización misma, en función de
los tres compromisos básicos antes mencionados, la que deberá plantear su política y sus
propios objetivos, así como sus aspiraciones respecto al comportamiento medioambiental.
Algunos detractores creen que ésta es una de las debilidades de ISO 14001. Para aquellos
que fomentan su uso, es su mejor baza: ISO 14001 proporciona una herramienta de
gestión para alcanzar aquellos objetivos medioambientales aplicables a los procesos,
productos y servicios de la organización, el marco legislativo aplicable y las opiniones de
las partes interesadas en una situación específica. Por tanto, en la práctica, ISO 14001 es
una norma de sistemas de gestión aplicable en todo el mundo que no precisa de ningún
tipo de adaptación a unas condiciones locales o regionales.

ISO 14001 especifica los requisitos para un sistema de gestión medioambiental que, si se
aplica y mantiene al día adecuadamente, garantiza la consecución de la política
medioambiental fijada, es decir, que una vez que los aspectos medioambientales de la
organización sean objeto de mejora continua, el comportamiento medioambiental, en la
práctica, acabará por coincidir de forma plena con la política medioambiental (véase la
figura 1).

Esta norma es aplicable al control y mejora de los aspectos medioambientales de las


actividades, productos y servicios de la organización. Esto no significa que,
automáticamente, todas aquellas empresas que cuenten con un SGM certificado según
ISO 14001 suministren productos "respetuosos con el medio ambiente". Así, este
certificado no puede ser utilizado como base para reclamaciones del producto. No
obstante, s( cabría esperar que una organización que implante ISO 14001 dispondrá de
conocimientos relativos a los aspectos medioambientales de sus productos (y servicios) y
pretenderá que el impacto medioambiental de sus productos sea el menor posible en
consonancia con su compromiso de mejora continua.

ISO 14001 Y LA GESTIÓN FORESTAL SOSTENIBLE: EL CONCEPTO


"PUENTE"

ISO 14001 proporciona un sólido sistema de gestión para la consecución de los objetivos
medioambientales; no obstante, la norma no especifica ningún requisito relativo al
comportamiento medioambiental. Por otra parte, los principios, criterios e indicadores de
GFS contienen requisitos generales, si bien no proporcionan detalles de lo que todo esto
supondría en un bosque concreto y en un contexto específico, ni ofrecen información
acerca de cómo conseguirlos. Por tanto, aquellas organizaciones forestales que pretendan
garantizar a las partes interesadas que su gestión forestal seguirá avanzando de forma
continua hacia el objetivo final de la GFS, deberán aplicar una combinación de ambos
métodos.
Este planteamiento es denominado "concepto puente", que es la base de ISO/TR 14061:
es el puente que une el método del sistema de gestión de ISO 14001 ("especificar las
herramientas necesarias para establecer y conseguir una política medioambiental de la
organización sin especificar niveles absolutos de comportamiento") con las amplias
pautas de funcionamiento indicados para la GFS a partir de varios procesos
internacionales (la forma de fijar los objetivos específicos de la política que deberán
satisfacerse, sin especificar los objetivos y las metas que deberían marcarse en el ámbito
de un área forestal concreta ni cómo se deberían gestionar los aspectos medioambientales
de la organización para garantizar que se satisfagan estas metas y objetivos"). Por ello, el
"concepto puente" nos muestra un camino hacia "la gestión forestal sostenible y
duradera".

ISO/TR 14061 "INFORMACIÓN DE REFERENCIA PARA AYUDAR A LAS ORGANI-


ZACIONES FORESTALES A UTILIZAR LAS NORMAS DE SISTEMAS DE GESTIÓN
MEDIOAMBIENTAL ISO 14001 E ISO 14004"

ISO/T R 14061 fue diseñada para ser utilizada junto con ISO 14001. Constituye un
vínculo entre el enfoque del sistema de gestión de ISO 14001 y el conjunto de políticas y
objetivos funcionales de la gestión forestal, abarcando los principios, criterios e
indicadores de GFS que una organización forestal puede tener en cuenta. En este informe
técnico no se plantea ningún tipo de requisito suplementario de ISO 14001 para el ámbito
forestal. Asimismo, el contenido de este informe no tiene ningún carácter normativo, pero
sí informativo. Tampoco se fija aquí ningún nivel de funcionamiento/comportamiento
para la gestión forestal. Por consiguiente, este informe no se presta en ningún caso como
base para los asertos relativos al comportamiento medioambiental ni para formar parte del
etiquetado de productos.

El informe comienza con una serie de definiciones y antecedentes relativos a la serie de


normas ISO 14000. Sus principales capítulos constituyen listas del material de referencia
para las organizaciones forestales y describen las relaciones entre los principios,
indicadores y criterios de GFS y el sistema de gestión medioambiental de las
organizaciones forestales. El informe concluye con varios capítulos dedicados a la
aplicación del SGM en el marco de las explotaciones y actividades forestales de
pequeña escala, las alternativas para demostrar la implantación efectiva del SGM
(desde la "autodeclaración" hasta la certificación por tercera parte) y las formas de
comunicarla.

El informe contiene un número de anexos que proporcionan una información más


detallada de los materiales de referencia (es decir, de las diversas iniciativas
internacionales intergubernamentales y no-gubernamentales en materia de GFS y toda
clase de iniciativas de ámbito nacional). Asimismo, expone interesantes estudios de
casos de la implantación de ISO 14001 en el sector forestal. Estos estudios de casos
incluyen ejemplos aplicables a las grandes explotaciones forestales, así como modelos
existentes para la implantación de ISO 14001 en organizaciones forestales de pequeña
escala y en régimen de cooperativa.

RELACIONES ENTRE LOS PRINCIPIOS, CRITERIOS E INDICADORES DE GFS


Y LOS DEL SGM EN UNA ORGANIZACIÓN FORESTAL

Las relaciones básicas entre la información relativa a la GFS (incluyendo los


principios, indicadores y criterios forestales) y el SGM ISO 14001 tal como se
describen en ISO/TR 14061 se muestran en la figura 3.

Política, objetivos y metas

A partir de la reunión en 1992 de UNCED, en Río de Janeiro, se elaboró una serie de


principios forestales de carácter no vinculante, así como diversos principios y criterios
gubernamentales y no gubernamentales para la GFS. Estos últimos son más fácilmente
adaptables a la gestión forestal nacional a través de varios mecanismos: como códigos
nacionales (de adhesión voluntaria y citados, en ocasiones, en los pactos nacionales en
materia forestal); como parte de las leyes y los reglamentos nacionales (de obligado
cumplimiento), en los códigos elaborados por las organizaciones sectoriales o bien,
referenciados en la normativa privada.

Así, estos conjuntos de objetivos relacionados con el funcionamiento de la gestión forestal


podrían incorporarse en el marco del sistema ISO 14001 de varias formas:

 como parte del compromiso de cumplimiento de la legislación;


 como parte del compromiso de cumplimiento con otros requisitos a los que se haya
suscrito;
 como parte de la decisión voluntaria de la organización de rebasar los requisitos básicos
de la política expuestos en ISO 14001; por ejemplo, porque ello sea importante para las
principales partes interesadas de la organización.

Dado que la norma ISO 14001 exige que la política medioambiental de la organización sea
apropiada a la naturaleza, magnitud e impactos medioambientales de sus actividades, pro-
ductos o servicios, los principios y criterios generales de GFS deben "traducirse" en
objetivos concretos de la política destinada al área forestal de la organización.

La identificación y evaluación de los aspectos medioambientales que se exige en ISO


14001 suponen una base importante para fijar los objetivos y las metas medioambientales.
Las organizaciones podrían optar por el uso de los principios y criterios como directrices
para la identificación, el desglose y el estudio de los aspectos medioambientales aplicables
desde la perspectiva de la GFS.

LA APLICACIÓN DE LOS PRINCIPIOS, CRITERIOS E INDICADORES DE LA


GESTIÓN FORESTAL SOSTENIBLE EN EL MARCO DE ISO 14001

La casilla derecha muestra los principales elementos de ISO 14001, mientras que la
cosilla izquierda contiene algunos de los- elementos más relevantes del concepto de GFS.
Las flechas discontinuas indican los posibles vínculos entre estos elementos de la gestión
forestal sostenible y los requisitos y elementos de ISO 14001.
Según ISO 14001, debe tenerse en cuenta la opinión de las partes interesadas a la hora
de establecer los objetivos medioambientales. En muchas de las estructuras aplicables
a la GFS se destaca la importancia del llamado "proceso de participación pública"
para fijar los criterios locales, así como los indicadores y las normas de
funcionamiento de la GFS. En lo que a la GFS se refiere, las partes- interesadas
podrían ser, entre otras: los grupos defensores de intereses medioambientales, los
aborígenes, los consumidores de productos forestales, los orga nismos públicos y los
habitantes de zonas forestales. Las organizaciones forestales pueden satisfacer este
requisito de ISO 14001 por medio de un proceso público de consulta.

ISO 14001 define de las metas medioambientales como requisitos detallados de


actuación, cuantificables en la medida de lo posible, que deben establecerse y
cumplirse con el fin de alcanzar los objetivos. Estos requisitos de actuación pueden
partir de los indicadores de GFS de origen externo y sus correspondientes requisitos
concretos. En cualquier caso, tanto los indicadores como las "normas de actuación"
deberían ser específicos y aplicables al área forestal de la organización.

Programa, implementación y operación

De acuerdo con ISO 14001, el programa medioambiental incluye la designación de


responsabilidades y los medios y tiempos para la consecución de objetivos y metas. Para
facilitar la implementación y consecución de la política, objetivos, metas y programa, ISO
14001 requiere que la organización adopte un número de medidas de procedimiento.

Seguimiento y medición; auditoría y revisión

Según ISO 14001, las metas constituyen requisitos de actuación medibles. Como parte
de estos requisitos de seguimiento, la organización debe medir las características clave
de sus operaciones y actividades con el fin de conocer su situación en contraste con
sus metas y objetivos. Los indicadores de GFS y sus requisitos relacionados pueden
utilizarse como punto de partida del proceso de elaboración de metas específicas para
una organización del ámbito forestal. A continuación, los indicadores derivados de
estas metas podrán emplearse para el seguimiento en la práctica del funcionamiento,
como una parte más del SGM.

Las auditorías del sistema de gestión medioambiental se llevan a cabo para constatar la
correcta implantación y conservación del SGM. Esto puede suponer la revisión de los datos
del seguimiento realizado por la organización en contraste con sus metas y objetivos, y con
el fin de concretar si su SGM es capaz de alcanzar dichas metas y objetivos.

UTILIZACIÓN DEL INFORME TÉCNICO DE ISO

En la actualidad, al margen del contenido de este informe, la norma ISO 14001 ya supone
una herramienta muy útil para el acercamiento a la gestión forestal sostenible. De entre
los muchos ejemplos, estaría el caso de la organización sueca Korsnás Forest, que
certificó su gestión forestal en función de los requisitos de esta norma y de los
correspondientes a FSC. Con esta iniciativa, Korsnás se decantó por la aplicación de una
norma para la gestión medioambiental que disfruta de un alto grado de aceptación y, al
mismo tiempo, por el desarrollo de un conjunto de requisitos de actuación considerados
muy relevantes por parte de sus clientes y los consumidores de sus productos.

En muchas ocasiones se interpreta que los métodos ISO 14000 y FSC son excluyentes
entre sí o, incluso, totalmente opuestos. Esto no es oportuno ni constructivo, puesto que
los dos sistemas pueden complementarse. ISO 14001 proporciona una firme implantación
(y elaboración) de los criterios FSC relacionados con los procesos formales de la gestión
forestal. La ventaja aquí radica en la vinculación de la estructura ISO 14000 de la gestión
medioambiental (que disfruta de un amplio grado de aceptación en el mundo empresarial
y por parte de muchos gobiernos) con la correspondiente de FSC (que, al margen de los
compromisos básicos exigidos por ISO 14001, aporta la estructura para los requisitos de
actuación relacionados con la gestión forestal sostenible).

ISO/TR 14061 debe ser utilizado junto con ISO 14001 o ISO 14004. La decisión de
satisfacer una serie de criterios de actuación de origen externo (tales como los que se
mencionan en el apartado 2 del informe) queda en manos de las organizaciones forestales.
En tal caso, este informe técnico de ISO podría ser de ayuda para la implantación
conjunta de ISO 14001 y la gestión forestal sostenible.

En principio, se espera que el informe técnico de ISO sirva para fomentar una mayor
implantación de ISO 14001 en el sector forestal, contribuyendo as( a las buenas
prácticas de gestión forestal y a la conservación de uno de los recursos más valiosos
de nuestro planeta.

Las peticiones de información adicional pueden dirigirse a:

Hon. Ken Shirley, MP


Parliament Buildings
Wellington, Nueva Zelanda
Te l. 644473 6635
Fax 64 4 473 3532
e-mail: kenshirley@parliament.govt.nz
Conclusiones - ISO 14000 y los países en desarrollo

Tanto ISO como su comité técnico TC 207 son conscientes de las dificultades a las que se
enfrentan los países en desarrollo y, por consiguiente, harán todo lo posible por resolver aquéllas
que sean de su competencia, a través de su comité para los asuntos de los países en desarrollo
(DEVCO). El mandato de DEVCO, según sus estatutos, son los siguientes:

 Identificar las necesidades y exigencias de los países en desarrollo en el sector de la


normalización y otros sectores afines (por ejemplo, el control de la calidad, la metrología y
la certificación etc.), así como prestarles apoyo, en la medida de lo posible, a la hora de
definir estas cuestiones.
 Recomendar las medidas destinadas a facilitar la satisfacción de dichas necesidades y
exigencias.
 Proporcionar un foro para plantear todos los aspectos de la normalización y las actividades
asociadas en los países en desarrollo, así como para el intercambio de experiencias, por un
lado, entre los países industrializados y los países en desarrollo y, por otro lado, entre los
países en desarrollo. Es conveniente que estas actividades se desarrollen en estrecha
colaboración con los organismos especializados de las Naciones Unidas, IEC y los otros
comités de ISO dedicados a la elaboración de políticas.

Ofrecer a la Asamblea General el asesoramiento relativo a los temas antes mencionados.

DEVCO y el comité técnico TC 207 trabajan de forma conjunta en el desarrollo de una serie de
instrumentos destinados a fomentar la comprensión de la serie ISO 14000 en los países en
desarrollo, así como su participación en el correspondiente proceso de elaboración de esta
normativa. Entre éstas se incluiría este manual, el punto de información de TC 207 en Internet
(previsto para junio de 1998) y varios seminarios y jornadas.

En lo que a TC 207 respecta, este comité no dispone ni de las competencias, ni de los recursos
oportunos para acometer iniciativas de gran envergadura, aunque sí que dispone de grandes
recursos en lo relativo a los conocimientos y la dedicación de sus integrantes. Esto factores
pueden aplicarse para solventar las dificultades a las que se enfrentan los países en desarrollo.
En este sentido, las convocatorias presentadas por este comité técnico y sus respectivos
subcomités pueden suponer una importante aportación al proporcionar un foro en el que los
países en desarrollo y los países industrializados puedan plantear sus inquietudes y trabajar de
forma conjunta para conseguir las mejores alternativas. No obstante, para que ello sea posible,
es preciso contar con la asistencia de los representantes de los países en desarrollo. Es por ello
por lo que el comité TC 207 anima a sus miembros más favorecidos a contribuir al apoyo de
esta participación.

Es especialmente importante que los países en desarrollo se conviertan en participantes activos


en el proceso de elaboración de las normas, a fin de que los asuntos que les conciernen sean
tenidos en cuenta en la mesa de negociaciones. En la actualidad, con el inicio de la fase de
revisiones de las normas ISO 14001, 14004 y 14010-12 por parte de TC 207, la tarea de
fomentar el grado de concienciación y de comprensión de estas normas en los países en
desarrollo se hace urgente, así como la de fomentar su participación en este nuevo espacio de
posibilidades.

La secretaría del comité técnico TC 207 anima a sus miembros a plantear sus comentarios
relacionados con las cuestiones que afectan a los países en desarrollo, a la vez que sus
propuestas para las actividades que se acometerán en el futuro en este campo. Para más
información acerca de esta iniciativas o de cualquier otra cuestión relacionada con ISO 14000
y los países en desarrollo, pueden contactar con:

Ahmad Husseini
Secretaría ISO/TC 207
Canadian Standards Association
178 Rexdale Boulevard
Etobicoke, ON M9W 1R3 Canadá
Te l. 416 747 2697
Fax: 416 747 2473
e-mail: husseina@csa.ca

Anwar El-Tawil
Director, Programa para los países en desarrollo
Secretaría Central de ISO
l, rue de Varembé
Case postale 56
CH-1211 Ginebra 20
Suiza
Tel. + 4122 749 01 11
Fax: + 4122 733 34 30
e-mail: eltawil@iso.ch
ANEXO A - Abreviaturas

ACV Análisis de Ciclo de Vida


BCSD Business Council for Sustainable Development (Consejo Empresarial para el
Desarrollo Sostenible)
C A S C O I S O Committee on Conformity Assessment (Comité para la evaluación de la
conformidad de ISO)
CEI Comisión Electrotécnica Internacional
CEN Comité Europeo de Normalización
COPOLCO Comité de Desarrollo de Políticas del Consumidor
CSA C a n a d i a n S t a n d a r d s Association
EA Environmental Auditing (Auditoría medioambiental)
ECM Evaluación del comportamiento medioambiental
EM Etiquetado medioambiental
IAF International Accreditation Forum (Foro Internacional de Acreditación )
ICM I n d i c a d o r e s del comportamiento medioambiental
ISO Organización Internacional de Normalización
SAGE Strategic Advisory Group on the Environment (Grupo Asesor Estratégico de
Medio Ambiente)
SCC Standards Council of Canada
SGM Sistema de gestión medioambiental
TBT Technicals Barriers to Trade (Barreras Técnicas al Comercio)
U N C E D United Nations Conference on Environment and Development (Conferencia
de Medio Ambiente y Desarrollo de Naciones Unidas)
WCED World Commission on Environment and Development (Comisión Mundial de
Medio Ambiente y Desarrollo)

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