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RESUMEN
En este trabajo se entrega una herramienta para determinar la vulnerabilidad sísmica de los edificios de
albañilería confinada de tres y cuatro pisos. Con este propósito se realiza una calibración del índice de
vulnerabilidad de la metodología desarrollada por el G.N.D.T. (Gruppo Nazionale per la Difensa dai
Terremoti - Italia), incorporando elementos de juicio de acuerdo con las características que determinan la
respuesta sísmica de estas estructuras. Además se establece una relación entre los valores que resultan de
este índice con los niveles de daño que pueden ocurrir durante un terremoto de subducción del tipo
interplaca como el ocurrido en Chile el 3 de marzo de 1985. Para realizar el estudio se utilizaron 24
edificios de 3 y 4 pisos construidos para los programas de viviendas sociales; la muestra se puede
considerar que es representativa de los edificios de albañilería confinada construidos en Chile y en varios
países de la costa oeste de Latinoamérica.
Palabras Clave: Vulnerabilidad sísmica, Albañilería confinada, Índice de vulnerabilidad del G.N.D.T.
Congreso Chileno de Sismología e Ingeniería Antisísmica
IX Jornadas, 16-19 de Noviembre de 2005, Concepción - Chile
1. INTRODUCCIÓN
Una vez que ocurre un sismo de magnitud significativa, mayor que 6.5 en la zona de subducción de Chile,
queda en evidencia el comportamiento de los distintos tipos de estructuras ante los terremotos. A partir de
los resultados observados en sismos pasados, se aprecia que dentro de una misma tipología estructural los
daños de los edificios no son uniformes pese a estar ubicados en la misma zona. Este resultado resalta la
importancia de contar con alguna herramienta que pueda caracterizar cuantitativamente el comportamiento
sísmico de los edificios y a partir de ella anticipar cuál será el nivel de daño que se producirá ante la
ocurrencia de un movimiento sísmico de características destructivas.
Considerando que la predicción de los fenómenos sísmicos está aún muy lejos de ser alcanzada, surge la
necesidad de mejorar el pronóstico del comportamiento sísmico de las estructuras existentes. De esta
problemática nacen los estudios de Vulnerabilidad Sísmica de Estructuras, con el propósito de estimar
el daño esperado en una estructura, en un grupo de estructuras o en toda una zona urbana, cuando ocurra
un sismo de determinadas características en el área en que éstas se ubican.
En el presente trabajo se adapta y calibra el índice del método desarrollado por el G.N.D.T. para evaluar la
vulnerabilidad sísmica de edificios de albañilería confinada. Originalmente, este índice se utilizó para
estructuras de albañilería de piedra no reforzada y de hormigón armado construidas en Italia. En Chile, la
primera aplicación de esta metodología fue realizada por Sáez (1999), quien la utilizó para viviendas de
adobe construidas en la zona sur del país. Posteriormente, se han desarrollado una serie de estudios con el
objetivo de extender la utilización del método del G.N.D.T. a otras tipologías estructurales de uso más
masivo, como es el caso de las edificaciones de hormigón armado y albañilería confinada. Destacan en
este aspecto los trabajos realizados por Aranda (2000), Acevedo (2002), Aguirre (2002), Letelier (2003) y
Gent (2003).
El interés por desarrollar más conocimientos en torno al índice del G.N.D.T. pasa por el hecho de que esta
metodología es muy fácil de aplicar y considera una caracterización más completa de las estructuras que la
empleada por otros índices de vulnerabilidad actualmente en uso para los edificios de albañilería
confinada.
La albañilería confinada es un método constructivo muy usado en Chile desde la década de los años 40 del
siglo pasado, que se caracteriza por estar conformado por un panel de unidades de albañilería (unidades
cerámicas hechas a mano, hechas a máquina o bloques de hormigón) unidas con mortero que está
enmarcado con elementos de confinamiento de hormigón armado (pilares y cadenas).
permite que se produzca una integración de los elementos de hormigón armado y el panel de albañilería,
con lo cual todo el sistema funciona como una sola unidad, al igual que un muro subreforzado de
hormigón armado (refuerzo vertical sólo en los extremos), evitando que el panel se despegue de la
estructura de hormigón armado que la rodea.
Durante los terremotos que han afectado al territorio nacional, se ha comprobado que los edificios de
albañilería confinada se han comportado bastante bien. Por lo general, no es frecuente observar un colapso
total de los edificios, pero sí fallas locales principalmente por defectos de diseño y construcción. Los tipos
de fallas más comunes de observar en nuestro país son las fallas por corte, concentradas en el primer piso
de edificios de altura media (3 ó 4 pisos) producto de la baja esbeltez de los muros y de la contribución de
muros transversales o elementos de acoplamiento rígidos.
En la actualidad, las construcciones de albañilería confinada se caracterizan por tener, en la mayoría de los
casos, elementos de confinamiento en todos los muros. Desgraciadamente, no es común que todos los
vanos estén enmarcados por elementos de hormigón armado, lo que provoca la pérdida del confinamiento
en algunos casos. Por lo general, las construcciones de albañilería confinada son estructuras regulares con
una altura de piso de 2,5 m. aproximadamente. Se trata de edificaciones diafragmadas, es decir, en las que
los entrepisos y el techo actúan como diafragmas horizontales integrando a los muros para lograr un
comportamiento unitario ante acciones laterales. Para efectos de cálculo, su peso por unidad de área
bordea los 650 Kg/m2. La normativa vigente en Chile para el diseño y cálculo de muros de albañilería
confinada es la norma NCh2123.Of.97 (INN, 1997).
Para cuantificar las consecuencias que provoca un terremoto es necesario conocer el grado de exposición
de los elementos en riesgo, en este caso los edificios, y la vulnerabilidad o deterioro físico (daño) que
sufren éstos al ser afectados por un evento sísmico (Sáez, 1999), lo que constituye una característica
propia de los elementos en riesgo, por lo que variará dependiendo del tipo de construcción cuando se trata
de edificios. Además debe reconocerse que el daño sísmico puede afectar tanto al sistema estructural
como a los elementos del tipo no estructural, también llamados elementos secundarios, como son las
terminaciones arquitectónicas, redes de servicios vitales y equipos.
Matemáticamente puede definirse la función de vulnerabilidad como una relación entre el daño (d) y la
acción que lo produce (a). Esta función es generalmente creciente y con un valor máximo de d (dmáximo), el
que corresponde al colapso de la estructura y el cual se asocia a un valor de la acción, el que varía de
acuerdo con el tipo de construcción. A estas curvas de vulnerabilidad se les conoce como “Curvas S”
debido a su forma (ver Fig. 3.1).
Hasta la fecha, la calificación sísmica de los edificios de albañilería construidos en Chile se ha establecido
con la relación empírica existente entre el nivel de daño observado y el índice de densidad de muros
propuesto por Meli (1991). Esta relación se obtuvo utilizando los daños observados durante el sismo de
Chile del 3 de Marzo de 1985 en una muestra de edificios de 3 y 4 pisos de este tipo de construcción,
complementada con los datos obtenidos por Meli (1991) durante el sismo de México del 19 de Septiembre
de 1985 (Astroza et al., 1993). El criterio de calificación permite evaluar la vulnerabilidad de los
proyectos existentes o por construir, estimando el nivel de daño en función de la densidad de muros
disponible.
dmáximo
acolapso a
Figura 3.1: Curva de vulnerabilidad
Los niveles o categorías de daños utilizados por Astroza et al. (1993), se detallan en la Tabla 3.1. La
relación empírica entre la densidad de muros disponible en los edificios de albañilería confinada y los
niveles de daño de la Tabla 3.1, se detalla en la Tabla 4.7.
La metodología propuesta por el Gruppo Nazionale per la Difensa dai Terremoti de Italia (G.N.D.T.) para
evaluar la vulnerabilidad de edificios consiste en determinar un índice de vulnerabilidad normalizado, el
cual se obtiene con la ayuda de fichas de levantamiento que son llenadas al analizar un edificio o un grupo
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de ellos (C.N.R. et al., 1993a; C.N.R. et al., 1993b). Originalmente, la propuesta del G.N.D.T. se aplicó a
dos tipos de construcciones diferentes, edificios de mampostería de piedra y edificios de hormigón
armado, para cada uno de los cuales existe un procedimiento claramente detallado (Sáez (1999), Barbat et
al. (1994)).
5. Colapso Colapso de una parte o el total del edificio. Despejar el sitio y reconstruir
El método se basa en la información relacionada con características de los edificios como son: el tipo de
construcción, el uso, la calidad de los materiales, la estructuración utilizada, aspectos geométricos de la
estructura, el tipo de daños que presenta, etc. Estas características se cuantifican a modo de parámetros y
se evalúan teniendo en cuenta once factores, a cada uno de los cuales se le asigna alguna de las clases
consideradas (que son cuatro para los edificios de mampostería de piedra: A, B, C y D (Tabla 4.1); y tres
para los edificios de hormigón armado: A, B y C (Tabla 4.2)). En ambos casos, las clases cuentan con un
puntaje establecido de acuerdo con el factor considerado, al cual, a su vez, se le asocia un cierto peso.
Originalmente, para los edificios de hormigón armado no existía una propuesta tan desarrollada como la
hecha para los edificios de mampostería no reforzada. Por este motivo, un estudio realizado por el Istituto
di Ricerca Sul Rischio Sismico del Consejo Nazionale di la Ricerca propuso una nueva escala para los
puntajes asignados a cada clase y para los pesos propuestos a cada factor de vulnerabilidad, como se
indica en la Tabla 4.3. Los pesos asignados en las Tablas 4.1, 4.2 y 4.3 reconocen el grado de importancia
de cada uno de los factores de vulnerabilidad dentro de la resistencia estructural del edificio analizado. La
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determinación de la clase correspondiente a cada factor se realiza de acuerdo con la estimación que se
haga según la Tabla 4.4.
Tabla 4.2: Factores de vulnerabilidad, clases y pesos para edificios de hormigón armado.
Puntaje de la clase
Factor de vulnerabilidad Peso
A B C
1. Organización del sistema resistente 0 6 12 1,0
2. Calidad del sistema resistente 0 6 12 0,5
3. Resistencia convencional 0 11 22 1,0
4. Posición del edificio y fundación 0 2 4 0,5
5. Presencia de diafragmas horizontales 0 3 6 1,0
6. Configuración en planta 0 3 6 0,5
7. Configuración en elevación 0 3 6 1,0
8. Conexión entre elementos críticos 0 3 6 0,75
9. Tipo de techumbre 0 3 6 1,0
10. Elementos no estructurales 0 4 10 0,25
11. Estado de conservación 0 10 20 1,0
Finalmente, el índice de vulnerabilidad normalizado (Iv) se obtiene como la suma ponderada de cada uno
de los factores de vulnerabilidad por su peso correspondiente. Es conveniente normalizar el índice Iv, para
facilitar la comparación entre los distintos valores correspondientes a los edificios de la muestra analizada.
Esto se obtiene dividiendo el índice calculado para cada edificio por el valor máximo que se puede obtener
de él, es decir, por medio de la Ec. 4.1 para el caso de edificios de mampostería no reforzada y de la Ec.
4.2 para edificios de hormigón armado:
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j =1
I v NORMALIZADO = (4.1)
382,5
j =1
I v NORMALIZADO = (4.2)
31
El máximo valor del índice de vulnerabilidad normalizado es la unidad, lo que corresponde a una
estructura muy susceptible al colapso en caso de un terremoto, y a medida que se tiende al valor cero la
estructura es cada vez menos vulnerable a eventos sísmicos.
Con el correr de los años los postulados originales del método del G.N.D.T. han sido modificados en
nuestro país, gracias al desarrollo de trabajos e investigaciones que han permitido adecuar algunos de sus
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factores y pesos correspondientes a las características de las edificaciones chilenas para implementar la
metodología localmente.
La primera aplicación de la metodología del G.N.D.T. en Chile fue realizada por Sáez (1999) en viviendas
de adobe construidas en la provincia de Ñuble. Posteriormente, Aranda (2000) extiende la aplicación del
método a edificios de 4 o más pisos de hormigón armado ubicados en la ciudad de Concepción. Los
resultados de este estudio fueron publicados por Giuliano y Aranda (2002) y se resumen en la Tabla 4.5 y
en la Ec. 4.3.
j =1
I v NORMALIZADO = (4.3)
29
Un análisis detallado de los postulados para cada uno de los factores de vulnerabilidad del G.N.D.T. puede
consultarse en el trabajo de Aranda (2000).
Letelier (2003) abordó el estudio de la metodología del G.N.D.T. para los edificios de hormigón armado,
utilizando la muestra de edificios de la ciudad de Viña del Mar analizada por Riddell et al. (1993) después
del terremoto del 3 de marzo de 1985. Por otro lado, Gent (2003) analiza el método del G.N.D.T. para el
caso de los edificios de albañilería confinada, cuyos resultados son el tema central del presente trabajo.
La calibración del método del G.N.D.T. para los edificios de albañilería confinada, se lleva a cabo a partir
de la adaptación del método original propuesto por Aranda (2000) y considerando los resultados que se
obtienen con el índice de densidad de muros de Meli, índice que se encuentra calibrado con el daño
observado en edificios de albañilería durante el terremoto del 3 de Marzo de 1985 (Astroza et al., 1993).
Con este propósito, se seleccionó la muestra de 24 edificios del estudio de vulnerabilidad desarrollado por
Acevedo (2002) y Aguirre (2002), a la cual se le pueden calcular ambos índices de vulnerabilidad. Con los
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resultados obtenidos para cada estructura, se elaboró la gráfica de la Fig. 4.1 que relaciona el índice de
vulnerabilidad normalizado (Iv) del método original del G.N.D.T. (Aranda, 2000) y la densidad de muros
de Meli (d/n) (Küpfer, 1993). De la Fig. 4.1, no se aprecia una tendencia definida entre ambos índices, lo
que estaría en contradicción con el hecho que cuando no existen grandes diferencias en la calidad de
construcción de los muros de las distintas edificaciones analizadas, es posible esperar que la densidad de
muros en planta se relacione con la vulnerabilidad sísmica de la estructura. De esta manera, el proceso de
calibración debiera realizar las modificaciones al método original del G.N.D.T que permitan verificar una
situación lógica: a mayor densidad de muros en planta en el edificio, menor índice de vulnerabilidad
normalizado del mismo.
1,30
1,20
D
1,10
Densidad de muros (d/n)%
1,00
0,90
0,80
0,70
0,60
0,50
0,40
0,30
0,250 0,300 0,350 0,400 0,450 0,500 0,550 0,600 0,650 0,700 0,750
Para corregir el resultado de la Fig. 4.1, Gent (2003) realiza una calibración del índice de vulnerabilidad
del método del G.N.D.T. considerando aquellos factores sobre los que se puede emitir un juicio a partir de
los datos disponibles en la muestra. Los factores considerados son: Organización del Sistema Resistente,
Calidad del Sistema Resistente y Resistencia Convencional; los siete factores restantes del método del
G.N.D.T., se han analizado en forma conjunta con Letelier (2003) utilizando como elementos de juicio las
características y antecedentes disponibles de la muestra de 41 edificios de hormigón armado con los que
trabajó Letelier (2003). El detalle respecto de la calibración de estos factores puede consultarse en Letelier
(2003) y Gent (2003).
modificar pesos correspondientes a factores y subfactores del método; replantear algunos factores
mediante la incorporación de nuevos elementos. La calibración es el producto de variar mediante un ajuste
iterativo las gráficas que relacionan el índice de densidad de muros de Meli, el índice de vulnerabilidad
del G.N.D.T. y los niveles de daño esperado para los edificios de la muestra. Los puntajes de clase no
fueron modificados para ningún factor a objeto que exista claridad respecto del causante de la calibración.
El proceso iterativo se desarrolla de manera manual y no cuenta con ningún tipo de heurística que lo
optimice o garantice el hallazgo de una combinación óptima. No obstante lo anterior, no debe de perderse
de vista que el número de restricciones físicas y geométricas con que cuenta la programación es muy alto
y complejo, de modo que el sistema adoptado aparece como el más indicado para las condiciones del
problema a resolver. El detalle del diseño, estructura y contenido de las planillas de cálculo desarrolladas
para la calibración puede consultarse en Gent (2003).
A nivel conceptual, el incorporar nuevos parámetros de medición busca añadir una evaluación
complementaria para ciertas propiedades de los edificios que no se contemplaban adecuadamente. De la
misma forma, reformular algunas expresiones de ciertos parámetros obedece a la necesidad de que
muchos de éstos no lograban representar de manera eficiente las propiedades que a través de ellos se
evalúan. Por su parte, refinar los límites de categorización de determinados parámetros persigue
flexibilizar algunos rangos que aparecían demasiado restrictivos a la hora de asignar una clase. Respecto
de optimizar algunos criterios de clasificación, esto responde a conseguir mayor eficiencia y eficacia en la
metodología. La modificación de pesos correspondientes a factores y subfactores del método se justifica
por el hecho que los pesos representen fidedignamente el nivel de incidencia que cada factor posee dentro
de la respuesta sísmica global de los edificios. Por último, el replanteamiento de algunos factores mediante
la incorporación de nuevos elementos, apunta a eliminar redundancias existentes entre ellos en que se
evaluaban las mismas características en forma repetitiva.
Los pesos obtenidos por Gent (2003), como resultado de la calibración realizada para edificios de
albañilería confinada, son los indicados en la Tabla 4.5. En esta tabla se destacan las diferencias con los
valores propuestos por Aranda (2000).
El criterio empleado para calibrar el factor correspondiente a la Organización del Sistema Resistente se
basa en que todo edificio “Malo” desde este punto de vista, debe clasificar como clase C; y que los
edificios con daño moderado cataloguen como clase B. Con la metodología original esto no siempre
ocurre, puesto que ni los pesos ni los rangos de asignación de clase resultan adecuados. Este factor está
conformado por seis subfactores, los que se detallan en la Tabla 4.6.
Las modificaciones efectuadas sobre la valoración de los pesos de los subfactores, se realizaron mediante
iteraciones sucesivas en la gráfica de la muestra de edificios, adoptando aquellos valores con los que se
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obtenía la clasificación deseada. La Tabla 4.6 presenta los pesos originales y los modificados para los seis
subfactores. El gran cambio introducido es la modificación del peso del subfactor Cantidad de Líneas
Resistentes, cuyo valor se cambió de 1,0 a 3,0. La razón de este aumento se debe a que en este tipo de
estructuras la densidad de muros está íntimamente relacionada con la capacidad resistente y con el daño
observado (Küpfer, 1993).
Tabla 4.5: Puntajes de clases y pesos propuestos por Aranda (2000) para edificios de hormigón
armado y por Gent (2003) para edificios de albañilería confinada.
Puntaje de la clase Peso Peso
Factor de vulnerabilidad Aranda (2000) Gent (2003)
A B C
1. Organización del sistema resistente 0 1 2 4 4
2. Calidad del sistema resistente 0 1 2 1 3
3. Resistencia convencional -1 0 1 1 2
4. Posición del edificio 0 1 2 1 0,75
5. Presencia de diafragmas horizontales 0 1 2 1 0,5
6. Configuración en planta 0 1 2 1 0,5
7. Configuración en elevación 0 1 2 2 1,5
8. Tipo de techumbre 0 1 2 1 0,5
9. Elementos no estructurales 0 1 2 1 1
10. Estado de conservación 0 1 2 2 1
Respecto de los criterios de clasificación usados para cada subfactor, la única modificación que se
introdujo fue cambiar la distancia máxima entre líneas resistentes. Esta decisión se adoptó debido a que
muchos de los edificios que tenían poco daño no cumplían con esta restricción, lo que sugiere que la
distancia propuesta originalmente podría ser muy conservadora.
El peso asignado al factor Organización del Sistema Resistente no se modificó, manteniéndose en 4,0.
Tabla 4.6: Modificaciones a los pesos de los subfactores del parámetro Organización del Sistema
Resistente.
El factor Calidad del Sistema Resistente fue modificado respecto de su planteamiento original. Esta
decisión se tomó por encontrar que su clasificación era redundante pues asignaba las clases
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correspondientes en función del año en que se construye el edificio, tal como lo hace el factor Estado de
Conservación. La propuesta incorpora nuevos elementos de juicio a la clasificación del G.N.D.T.; ellos se
relacionan con la cantidad de muros bien confinados y el porcentaje de muros con antepecho presentes en
la estructura (“muros cortos”), los que son decisivos en la respuesta de este tipo de estructuras. La
experiencia ha demostrado que los muros bien confinados poseen una buena capacidad de deformación
por la presencia de los pilares y cadenas de hormigón armado; por otro lado, los muros con antepechos
tienden a presentar fallas frágiles, producto de que se produce un efecto similar al de las columnas cortas.
Teniendo en cuenta lo anterior, el peso asignado a este factor se modificó de 1,0 a 3,0.
Dentro de los factores que considera la metodología original del G.N.D.T. (Aranda, 2000), la Resistencia
Convencional es, sin lugar a dudas, uno de los factores que más atención merece. Aguirre (2002) destacó
la necesidad de mejorar este factor, producto de que la mayoría de los edificios resultaban evaluados como
clase C, en circunstancias que no habían presentado problemas de resistencia según la experiencia
siniestral del sismo del 3 de marzo de 1985. Gent (2003) desarrolló una propuesta sobre el particular,
calculando la resistencia al corte de los edificios de acuerdo con los modos de falla de un muro de
albañilería confinada (Pineda, 2000). El peso asignado al factor Resistencia Convencional fue modificado
de 1,0 a 2,0.
En la Fig. 4.2 se muestra el resultado final obtenido de la gráfica Iv v/s (d/n) luego del proceso de
calibración. En ésta se aprecia que lo que era inicialmente una nube de puntos sin una interpretación
posible (Fig. 4.1), pasó a ser una gráfica con tendencia lineal decreciente. A partir de esto, se han
establecido los rangos de valores del índice de vulnerabilidad del G.N.D.T. a los cuales se les puede
asociar un cierto nivel de daño esperado en los edificios de albañilería confinada para un terremoto como
el del 3 de marzo de 1985, tal como ya ocurría con el índice de Meli (Küpfer, 1993). Los rangos
establecidos y el nivel de daños esperado en la estructura se resumen en la Tabla 4.7. Las categorías de
daños aludidas en la Tabla 4.7 corresponden a las detalladas en la Tabla 3.1.
Tabla 4.7: Estimación del nivel de daño esperado sobre la estructura en función de la densidad de
muros por unidad de piso (Küpfer, 1993) y del índice Iv del G.N.D.T.
Nivel de daños Categoría de daños Densidad de muros (d/n) Índice del G.N.D.T. (Iv)
Daño Leve 0y1 d/n > 1,15% Iv < 0,350
Daño Moderado 2 0,85% < d/n ≤ 1,15% 0,350 < Iv ≤ 0,475
Daño Severo 3 0,5% < d/n ≤ 0,85% 0,475 < Iv ≤ 0,600
Daño Grave 4y5 d/n ≤ 0,5% 0,600 ≤ Iv
Dado que no se cuenta con la información para construir la “Curva S” de vulnerabilidad, por ahora sólo se
puede elaborar la Fig. 4.3, donde se indican los rangos de valores del índice Iv a los que puede asociárseles
un cierto nivel de daño esperado. El criterio empleado para normalizar el eje de las ordenadas fue aceptar
que para un (d/n) superior a 1,3% se espera un comportamiento sísmico sin daño.
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1,00
Daño
Moderado
0,90
0,80
0,70
0,60
Daño
Severo
0,50
0,40 Daño
Grave
0,30
0,225 0,275 0,325 0,375 0,425 0,475 0,525 0,575 0,625 0,675 0,725
Iv v/s Iv
Daño (Curva S)
vs. Daño
0,75
Daño
0,63 Grave
Daño Esperado (creciente)
0,50
Daño
Severo
0,38
0,25
Daño
Moderado
0,13
Daño
Leve
0,00
0,20 0,30 0,40 0,50 0,60 0,70 0,80
5. CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES
De acuerdo con la metodología utilizada, los alcances del presente trabajo están restringidos por las
características de la muestra de edificios con la cual se ha trabajado. Por lo anterior, es conveniente tener
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en cuenta que la aplicación de los resultados obtenidos se limita a edificaciones con una estructuración de
muros de tipo regular.
La metodología del G.N.D.T. ha sido modificada incorporando nuevos aspectos en sus criterios de
evaluación sísmica, los que deberán revisarse a medida que se reúna más información relacionada con
daños sísmicos en este tipo de edificios.
El siguiente paso que corresponde dar es aplicar los conceptos planteados a edificios ubicados en otras
ciudades, más específicamente en la ciudad de Concepción (Chile), con el propósito de llevar a cabo
programas de levantamientos masivos de edificios para establecer un mapeo de las zonas con mayor o
menor riesgo sísmico dentro de las áreas urbanas. Estos resultados permitirán confeccionar planes de
emergencia ante sismos, zonificar las ciudades de acuerdo al grado de vulnerabilidad de las construcciones
y estimar las pérdidas, tanto humanas como materiales, asociadas a la ocurrencia de un terremoto.
El resultado obtenido constituye un buen elemento de juicio para evaluar un proyecto de viviendas (sean
éstas sociales o no) en cuanto a su vulnerabilidad sísmica, utilizándolo como un antecedente para decidir
si deben o no introducírsele mejoras y/o modificaciones previo a su construcción, tendientes a hacer del
edificio una estructura más segura desde el punto de vista sísmico.
REFERENCIAS
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Ladrillos Confinada con Elementos de Hormigón Armado, 26as Jornadas Sudamericanas de Ingeniería
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Barbat, A., Caicedo, C., Canas, J., Aguilar, R. (1994). Vulnerabilidad Sísmica de Edificios, Monografías
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Consejo Nazionale di la Ricerca (C.N.R.), Gruppo Nazionale per la Difensa Dai Terremoto (G.N.D.T.).
(1993a). Rilevamento dell’Esposizione e Vulnerabilità Sismica degli Edifici, Appendice Nº 1 alla
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Consejo Nazionale di la Ricerca (C.N.R.), Gruppo Nazionale per la Difensa Dai Terremoto (G.N.D.T.).
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Gent, K. (2003). Calibración del Índice de Vulnerabilidad del G.N.D.T. para Estructuras de Albañilería
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Giuliano, M., Aranda, P. (2002). Índice Cualitativo de Vulnerabilidad Símica Aplicado a Edificios en
Concepción, 8as Jornadas Chilenas de Sismología e Ingeniería Antisísmica, Viña del Mar, Chile.
Instituto Nacional de Normalización (INN). (1997). NCh 2123.Of.97: Albañilería Confinada – Requisitos
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