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1. Pérdida de fuerza.
¿Cuánto tiempo habían estado construyendo este muro? El versículo 6 nos dice
que habían llegado hasta la mitad de la altura del muro:
Vamos a presentar esto en forma aún más práctica. ¿Ha comprado usted alguna
vez un carro? ¿Recuerda cuando perdió lo novedoso? Probablemente cuando
usted sólo había pagado la mitad de la cuenta.
Tal vez usted haya tratado de subir una montaña. Usted mira hacia arriba y dice:
"Tal vez una hora, o una hora y media a lo más". Cinco horas después, cuando
sólo está a mitad de camino, usted mira hacia abajo y dice: "¡Creo que el Señor
nos está sugiriendo que regresemos!"
2. Pérdida de visión.
¿Se dio cuenta usted de lo que dijo Judá? "... y el escombro es mucho" (4:10).
La conjunción "y" en este caso es significativa por cuanto conecta el
pensamiento con la anterior declaración, con un sentido adversativo como "sin
embargo".
Algunos de ustedes ahora mismo se hallan realizando trabajos que son muy
exigentes, y aun amenazantes. Tienen que trabajar con gente difícil. O tal vez les
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3. Pérdida de confianza.
Tal vez la causa más devastadora del desánimo sea la obvia pérdida de
confianza. Los trabajadores de Nehemías se fatigaron y se desilusionaron. El
muro está construido hasta la mitad. Por todas partes había escombros. Ellos
expresaron sus sentimientos diciendo tristemente:
Tenemos que recordar los milagros que Dios ha hecho por nosotros, tenemos que
pasar por pruebas para reafirmar nuestra Fe, tenemos que accionar en su obra dia
a dia aún sin tener los recursos.
4. Pérdida de seguridad.
La causa final del desánimo en el caso de estos judíos fue la pérdida del
sentimiento de seguridad. En el versículo 11 leemos:
Otra manera familiar de seguridad está constituida por los amigos íntimos y las
circunstancias familiares. Una mudanza hacia otra parte del país amenaza esos
aspectos. Supongamos, por ejemplo, que su marido llega a casa mañana por la
tarde y dice: "Mi amor, la compañía quiere que nos mudemos a un lugar remoto
que se llama: Chilpancingo".
Todo lo que usted conoce y ama es lo que la circunda en la localidad donde vive
actualmente. Usted nunca ha vivido fuera de su patio de seguridad. Todo su estilo
de vida está determinado por su largo tiempo de residencia en ese lugar. Ahora,
sus raíces se están aflojando. Todas las cosas tangibles a las cuales ha estado
usted aferrada en areas de su seguridad están siendo amenazadas. En un
instante puede venir el desánimo.
Usted pudiera pensar que el desánimo es sólo para los que no andan con Dios.
Eso no es verdad. Algunos líderes cristianos admiten que a veces ocasiones de
desánimo han servido como señales de Dios para anunciarles una dirección y un
plan completamente nuevos. Aunque parezca extraño, el desánimo producido por
la remoción de nuestras seguridades tangibles, se sabe que ha servido para
producir increíbles hazañas.
Eso lo admitió Carlos Spurgeon, uno de los más grandes voceros de Cristo que el
mundo de habla inglesa haya oído jamás. El lo admite en las siguientes palabras:
Antes de cualquier gran hazaña es muy útil cierta medida de depresión ... Tal fue
mi experiencia cuando llegué a ser pastor por primera vez en Londres. Mi éxito me
asombraba, y el pensar en la carrera que se me abría delante de mí, en vez de
exaltarme, me lanzaba a la más baja profundidad, desde la cual pronunciaba mi
miseria y no hallaba lugar para un gloria in excelsis. ¿Quién era yo para que
continuara dirigiendo tan gran multitud?
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¿Alguna vez ha querido usted huir? ¡Qué deseo el que tenemos de escapar, de
zafarnos de las exigencias de la vida! Pero luego de soportar el desaliento
pudiéramos ser guiados hacia una oportunidad que nos ofrezca increíble
satisfacción.
Tal vez usted se halle de pie ante la puerta de la oportunidad o del cambio. Usted
ha perdido su fuerza, su confianza, su visión y su seguridad. En lo profundo de
su ser interno hay aquel sentimiento que dice: "No vale la pena". ¡Pero un
momento! Usted pudiera estar al borde de los años mejores de toda su vida.
Uno no puede pasar por alto el desánimo. Eso sería como pasar
por alto el hecho de que un neumático se ha desinflado. Aunque
usted ore cuando quiera; aunque conduzca lo que quiera; nunca
logrará que el aire vuelva al neumático. Usted tiene que
arreglarlo. Eso mismo sucede con el desaliento