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Fuentes de estudio

Otros pasajes bíblicos


Recomendamos siempre comenzar con la lectura de pasajes bíblicos relacionados con el tema.
Esto es especialmente obvio cuando el tema mismo del ensayo es la interpretación de un texto
bíblico, como en nuestro caso ahora.

1. El contexto cercano: Génesis 4

Lo más importante es primero estudiar el contexto cercano. En este caso, todo el capítulo 4 de
Génesis provee más información acerca de Caín.

2. Otros pasajes

Recomendamos utilizar una concordancia, o las referencias en el margen de su Biblia, para


encontrar otros pasajes bíblicos relacionados con el tema.

En este caso, fuera de Génesis 4, se encuentran los siguientes pasajes que hablan de Caín:

Hebreos 11.1-4

1 Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve. 2 Porque por
ella alcanzaron buen testimonio los antiguos. 3 Por la fe entendemos haber sido constituido el
universo por la palabra de Dios, de modo que lo que se ve fue hecho de lo que no se
veía. 4 Por la fe Abel ofreció a Dios más excelente sacrificio que Caín, por lo cual alcanzó
testimonio de que era justo, dando Dios testimonio de sus ofrendas; y muerto, aún habla por
ella.

Judas 11

¡Ay de ellos! porque han seguido el camino de Caín, y se lanzaron por lucro en el error de
Balaam, y perecieron en la contradicción de Coré.

1 Juan 3.12

No como Caín, que era del maligno y mató a su hermano. ¿Y por qué causa le mató? Porque sus
obras eran malas, y las de su hermano justas.

Reina Valera Revisada (1960). Miami: Sociedades Bíblicas Unidas.

Comentario Matthew Henry


El software LOGOS (sistema Libronix) tiene varios comentarios. Uno es el siguiente comentario
de Matthew Henry.
…castigo que merecen los pecadores, esto es, la muerte del cuerpo, y la ira de Dios, de la cual
el fuego es un emblema bien conocido, además de los sufrimientos de Cristo. Observe que la
adoración religiosa de Dios no es un invento nuevo. Fue desde el comienzo; es .
. Bien merecen perecer en sus pecados los que no van a la puerta a pedir el beneficio de
esta ofrenda por el pecado. La aceptación de la ofrenda de Abel por parte de Dios no cambió el
derecho de primogenitura haciéndolo suyo; entonces, ¿por qué había de enojarse tanto Caín?
Los apasionamientos e inquietudes pecaminosas se desvanecen cuando se busca en forma
estricta y justa la causa.

Henry, M. (2003). Comentario de la Biblia Matthew Henry en un tomo. (16). Miami: Editorial
Unilit.

Comentario bíblico Mundo Hispano


El software LOGOS también incluye el Comentario Bíblico Mundo Hispano. Este
comentario expresa la siguiente opinión:

(2) La adoración a Dios, 4:3–5 . Aún fuera del jardín, el hombre tiene la responsabilidad de
expresar su lealtad, gratitud y dependencia de Dios en la adoración. La ofrenda sirve como
instrumento y ocasión para exteriorizar la adoración. Caín y Abel personal y voluntariamente
adoran con el producto propio de su trabajo y cultura que es diferente pero válido. Tanto la
ofrenda animal como la vegetal son apropiadas y aceptables ante Dios ( Exo. 29:38–43 ). Se
resalta el hecho de que Abel procura lo mejor para Dios, demostrando el lugar prioritario de Dios
en su vida. Como la adoración consiste en la ofrenda más la actitud del corazón, Dios se agrada
de la ofrenda de Abel, pero no de la de Caín y lo expresa visiblemente. Hebreos 11:4 y 1 Juan
3:12 nos explican que la ofrenda de Abel era expresión de su fe, su deseo de excelencia para con
Dios y sus obras justas. Por el contrario, la ofrenda de Caín era expresión de sus malas obras. Al
responder a la adoración Dios tiene en cuenta la actitud y la vida completa de quien adora ( Isa.
1:11–17 ). Caín usa su ofrenda para competir con su hermano y para manipular a Dios y ante el
rechazo se enoja grandemente y lo expresa visiblemente. Aquí aparece el enojo, otro sentimiento
negativo en el hombre. Del manejo del enojo con todas sus expresiones progresivas depende la
calidad de las relaciones entre los seres humanos.

Carro, D., Poe, J. T., Zorzoli, R. O., & Editorial Mundo Hispano (El Paso, T. (1993-
<1997). Comentario bíblico mundo hispano Génesis (1. ed.) (62). El Paso, TX: Editorial Mundo
Hispano.

Comentario exegético explicativo de la Biblia

El software LOGOS también incluye el Comentario exegético y explicativo de la Biblia.

). (Calvino.) ).
Jamieson, R., Fausset, A. R., & Brown, D. (2003). Comentario exegético y explicativo de la
Biblia - tomo 1: El Antiguo Testamento (24). El Paso, TX: Casa Bautista de Publicaciones.

“Abel”; la ofrenda que agrada a Dios.

Leer en internet: http://www.iglesiatriunfante.com/sermon/sermon138.htm

Abel: la ofrenda que agrada a Dios


Pastor Tony Hancock

Dentro de muy poco celebraremos el día de las madres. En este día tan especial hay una
cosa que nunca puede faltar. Me refiero al regalo hecho a mano por los niños. Los han
visto, ¿verdad? Me refiero a las tarjetas con dibujos de figuras que no aparecen en la
naturaleza y las manualidades que sólo son bellas a la vista de una madre.

Es una experiencia bonita para cualquier madre recibir un regalo hecho por uno de sus
hijos. En la gran mayoría de los casos, sin embargo, no tiene nada que ver con la
calidad del regalo mismo. Por lo general, son cosas que nunca se venderían en la tienda.

Más bien, el placer viene del amor que refleja el regalo. El cariño que manifiesta el
regalo es su belleza. Yo me pregunto: ¿cómo podemos nosotros ofrecerle a Dios regalos
que le complazcan? ¿Cómo podemos ofrecerle algo que le agrade?

Hoy conoceremos la historia de dos hombres. Uno de ellos supo agradar a Dios con su
ofrenda, y el otro no.

Lectura: Génesis 4:1-16

4:1 Conoció Adán a su mujer Eva, la cual concibió y dio a luz a Caín, y dijo: Por voluntad
de Jehová he adquirido varón.
4:2 Después dio a luz a su hermano Abel. Y Abel fue pastor de ovejas, y Caín fue
labrador de la tierra.
4:3 Y aconteció andando el tiempo, que Caín trajo del fruto de la tierra una ofrenda a
Jehová.
4:4 Y Abel trajo también de los primogénitos de sus ovejas, de lo más gordo de ellas. Y
miró Jehová con agrado a Abel y a su ofrenda;
4:5 pero no miró con agrado a Caín y a la ofrenda suya. Y se ensañó Caín en gran
manera, y decayó su semblante.
4:6 Entonces Jehová dijo a Caín: ¿Por qué te has ensañado, y por qué ha decaído tu
semblante?
4:7 Si bien hicieres, ¿no serás enaltecido? y si no hicieres bien, el pecado está a la
puerta; con todo esto, a ti será su deseo, y tú te enseñorearás de él.
4:8 Y dijo Caín a su hermano Abel: Salgamos al campo. Y aconteció que estando ellos
en el campo, Caín se levantó contra su hermano Abel, y lo mató.
4:9 Y Jehová dijo a Caín: ¿Dónde está Abel tu hermano? Y él respondió: No sé. ¿Soy yo
acaso guarda de mi hermano?
4:10 Y él le dijo: ¿Qué has hecho? La voz de la sangre de tu hermano clama a mí desde
la tierra.
4:11 Ahora, pues, maldito seas tú de la tierra, que abrió su boca para recibir de tu mano
la sangre de tu hermano.
4:12 Cuando labres la tierra, no te volverá a dar su fuerza; errante y extranjero serás en
la tierra.
4:13 Y dijo Caín a Jehová: Grande es mi castigo para ser soportado.
4:14 He aquí me echas hoy de la tierra, y de tu presencia me esconderé, y seré errante
y extranjero en la tierra; y sucederá que cualquiera que me hallare, me matará.
4:15 Y le respondió Jehová: Ciertamente cualquiera que matare a Caín, siete veces será
castigado. Entonces Jehová puso señal en Caín, para que no lo matase cualquiera que le
hallara.
4:16 Salió, pues, Caín de delante de Jehová, y habitó en tierra de Nod, al oriente de
Edén.

Caín y Abel son, posiblemente, los hermanos más famosos de la historia. Encontramos el
recuento de sus vidas aquí en el libro de Génesis inmediatamente después de la historia
de la caída de Adán y Eva. La acción de Caín demuestra los efectos de la rebelión
humana, el pecado, sobre las relaciones humanas.

Es fácil analizar a Caín. El pecado, aunque se viste de gran sofisticación y filosofías


altisonantes, es aburridamente sencillo cuando se analiza. En este caso, encontramos los
celos de Caín, celos por la preferencia que tuvo Dios por la ofrenda de su hermano.
Estos celos lo llevaron a destruirlo.

Hay, sin embargo, otra pregunta mucho más interesante: ¿Por qué fue más aceptable la
ofrenda de Abel que la de Caín? El texto no nos lo dice directamente. Simplemente nos
dice que el Señor miró con agrado a Abel y a su ofrenda, pero no miró así a Caín ni a su
ofrenda.

Son varias las teorías del por qué. Algunos opinan que el problema fue la naturaleza de
la ofrenda. Piensan que Abel ofreció un sacrificio de animales, con su sangre, que era lo
que Dios quería. Caín, en cambio, según esta teoría, ofreció lo que quiso o lo que se le
hizo más fácil - el fruto de la tierra.

Recuerdo muy bien haber aprendido esta teoría en la Escuela Dominical. A pesar de la
buena calidad de los maestros de Escuela Dominical que tuve, y a pesar de la buena
influencia que ha sido la Escuela Dominical sobre mi vida, creo que ellos se equivocaron
en esto.

Para empezar, lo que ofrecieron Caín y Abel no fue un sacrificio, sino una ofrenda. Son
cosas distintas, lo cual se refleja en el uso de diferentes palabras en hebreo. No estamos
hablando, entonces, de sacrificios para el pecado, como los que se ofrecerían
posteriormente bajo la ley de Moisés.

Dentro de la misma ley mosaica, que desde luego aún no existía en días de Caín y Abel,
se podía dar ofrendas del fruto de la tierra. Sacrificios no; éstos tenían que ser de
animales. Las ofrendas, en cambio, podían ser de animales o de plantas.

Además de esto, Dios aún no le había dicho a la humanidad qué clase de sacrificios
quería. Fue miles de años después que Moisés dio a los israelitas las instrucciones
exactas para los sacrificios.

Esperar que Caín y Abel supieran exactamente qué dar sería como una madre decirle a
su hija: Tráeme algo para comer. La hija responde: ¿Qué quieres? La madre le dice,
enojada: No sé, pero si no me gusta lo que me traes, te voy a pegar.

¿Qué tal? Ridículo, ¿no? Pero así de ilógico pintamos a Dios, si decimos que la ofrenda
de Caín fue rechazada por su naturaleza. No se trataba de un sacrificio, sino de una
ofrenda; y las leyes que gobernaban las ofrendas y los sacrificios todavía no se
divulgaban.

Bueno, si no fue la naturaleza, quizás la calidad de la ofrenda de Caín fue deficiente.


También se ha pensado que Caín trajo las sobras de su cosecha, lo menos servible y
menos consumible. Buscó las frutas magulladas, los cereales con menos grano y las
verduras con menos color para ofrecérselas al Señor.

El texto parece apoyar este concepto, ya que dice que Abel trajo lo mejor de su rebaño,
mientras que tal declaración no se hace de Caín. Sin embargo, esta idea no resiste la
reexaminación.
Cuando dice el verso 4, Abel también presentó al Señor lo mejor de su rebaño, nos da a
entender que la ofrenda de Caín había sido de lo mejor. La palabra también no sería
apropiada si Caín, en realidad, hubiese traído de lo peor. Se diría, más bien, en cambio.

Concluimos, entonces, que el problema con Caín tampoco estuvo en la calidad de su


ofrenda. Al contrario; su actitud al ser rechazado por el Señor se parece al del niño
caprichoso, que no entiende por qué no puede tener lo que quiere. Como el niño que,
enojado, le dice a su padre: ¿Qué más quieres?, Caín se enoja ante el rechazo divino.

Si volvemos a leer los versos 4 y 5, podemos entender por qué rechazó Dios la ofrenda
de Caín. No tenía que ver con la naturaleza de la ofrenda, ni tenía que ver con su
calidad. De hecho, no tenía nada que ver con la ofrenda en sí, sino más bien con el que
la traía. Leemos: El Señor miró con agrado a Abel y a su ofrenda, pero no miró así a
Caín ni a su ofrenda.

El problema no estaba en la ofrenda sino en el corazón del que la traía. Dios no se


disgustó con la ofrenda, sino con Caín; no se agradó con la ofrenda de Abel, sino con su
corazón. Esto lo confirma el autor de la carta a los Hebreos, en su conocido listado de
los hombres de fe.

Leámoslo en Hebreos 11:4:


"Por la fe Abel ofreció a Dios más excelente sacrificio que Caín, por lo cual alcanzó
testimonio de que era justo, dando Dios testimonio de sus ofrendas; y muerto, aún
habla por ella."

Debemos de aclarar, antes de considerar el versículo, que la palabra griega que aquí se
usa puede significar tanto sacrificio como ofrenda. ¿Qué nos dice acerca de la ofrenda
de Abel? Nos dice que fue ofrecida con fe. Por la fe Abel ofreció a Dios un sacrificio más
aceptable que el de Caín. No fue por obedecer algún detalle de la ley; esa ley aún no
existía. No fue por la calidad de la ofrenda; el peor hipócrita puede hacer una ofrenda
muy esplendorosa.

No; la ofrenda de Abel fue agradable a Dios porque fue ofrecida en fe. Esto nos trae al
pensamiento clave que quiero que recuerden en esta mañana: sólo por fe pueden ser
aceptables nuestras ofrendas ante Dios.

La fe hace que nuestras ofrendas sean aceptables ante Dios. Jesús señaló a una viuda
que dio sólo unos centavos, pero su fe la llevó a dar todo lo que tenía. Así dio más, ante
los ojos de Dios, que los que habían llenado la alcancía de alhajas.
La razón es que la fe nos hace justos ante Dios. Leímos en Hebreos: Por la fe Abel
ofreció a Dios un sacrificio más aceptable que el de Caín, por lo cual recibió testimonio
de ser justo. Dios mismo testificó de la justicia de Abel, pues aceptó su ofrenda; y esta
justicia fue resultado de su fe.

Sin fe, nosotros no podemos ser aceptables ante Dios. Por ende, cualquier ofrenda que
pretendamos darle no será aceptable tampoco. Quítese de la cabeza, por favor, el
pensamiento de que me refiero solamente al dinero que ponemos en el plato de la
ofrenda. Esta es solamente una pequeña parte de las ofrendas que la Biblia nos llama a
ofrecerle al Señor.

Hebreos 13:15, por ejemplo, nos habla del sacrificio de la alabanza: "Así que,
ofrezcamos siempre a Dios, por medio de él, sacrificio de alabanza, es decir, fruto de
labios que confiesan su nombre." Romanos 12:1 nos llama a entregar nuestros cuerpos
en servicio a Dios como una ofrenda: "Así que, hermanos, os ruego por las misericordias
de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que
es vuestro culto racional." Estos sacrificios, sin embargo, sólo serán agradables si nacen
de un corazón de fe.

Si no tenemos fe, nuestras ofrendas al Señor serán como las ofrendas que traen los
gatos - ofrendas de ratones y pájaros muertos y deteriorados. En lugar de agradar, dan
asco. Así también ve el Señor nuestras ofrendas, si no son producto de nuestra fe.

Quiero hablarte primero a ti que aún no conoces a Cristo. Quizás has pensado que Dios
te aceptará porque has hecho buenas obras. Quizás crees que podrás entrar al cielo si
tus obras de caridad son mayores a tus errores. Quizás te imaginas un juego de
balanzas en la entrada del cielo, donde se compararán tus obras buenas con las malas.

¡Así no es la entrada al cielo! Más bien, la única forma de agradar a Dios es por medio
de la fe. Antes de poder agradarle con las cosas que haces, tienes que poner tu
confianza en él por medio de su Hijo. Si tú confías en Cristo para el perdón de tus
pecados y le entregas el control de tu vida, serás agradable a Dios. En cambio, si no lo
haces, podrás encontrarte en la situación de Caín - ofreciendo a Dios muchas cosas,
pero sin el cambio de corazón que las hace aceptables.

Quiero también dirigirme a ti que eres creyente. Quizás en algún momento aceptaste a
Cristo como tu Señor y Salvador, pero últimamente se ha apagado la llama de tu servicio
al Señor.

No caigas en la trampa de Caín. Más bien, vuelve al corazón del asunto. Examina el
estado de tu fe. ¿Estás confiando en Cristo a diario? ¿Estás caminando con él? ¿Nace tu
servicio de tu confianza en que él obrará por medio de ti, o nace de tus sentimientos de
culpabilidad?

Ninguna ofrenda será aceptable si no nace de la fe. Al contrario; el tratar de servir a


Dios por cualquier otro motivo resultará en angustia, en frustración, en desilusión.

¿Dónde te encuentras en esta historia? ¿A cuál te pareces más - a Caín, o a Abel? Caín
decidió ignorar la amonestación del Señor, cuando éste le dijo: ¿Por qué estás tan
enojado? ¿Por qué andas cabizbajo? Si hicieras lo bueno, podrías andar con la frente en
alto. Pero si haces lo malo, el pecado te acecha, como una fiera lista para atraparte. No
obstante, tú puedes dominarlo.

No ignores el llamado de Dios. No dejes que el pecado te domine. Más bien, vive en fe -
y el Señor te dará la victoria.

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