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1. Emisor
En lo que respecta a quien transmite la información, la fuente que
busca persuadir, hay dos características que se tienen muy en cuenta
a la hora de ser o no ser persuadidos: su atractivo y su credibilidad.
Se ha demostrado en múltiples experimentos que de manera general
consideramos más confiables a aquellos individuos que percibimos
como más atractivos (en parte por el efecto halo, en que suponemos
que alguien que tiene una buena cualidad seguramente tendrá otras).
Este es uno de los motivos de que en la publicidad aparezcan
frecuentemente hombres y mujeres de gran atractivo físico, o bien
famosos bien valorados, con el fin de vendernos un producto.
Sin embargo, la característica más influyente de la fuente a la
hora de persuadirnos es la credibilidad, que viene dada ante el
nivel de competencia de la fuente en el tema en cuestión y la
sinceridad percibida.
Veámoslo con un ejemplo simple. Nos dicen que dentro de diez años
el cometa Calavera se estrellará contra la Tierra. Si quien nos lo dice
es una persona que nos encontramos por la calle, probablemente no
cambiaremos nuestro modo de actuar, pero si quien lo dice es un
experto de la NASA, es más probable que aumente la preocupación
por ello. Otro ejemplo lo encontraríamos una vez más en el uso de
celebridades para anunciar productos en piezas publicitarias. En este
caso, la mayoría de famosos no solo tienden a ser atractivos, sino
que además están asociados a un buen nivel de credibilidad basado
en su imagen pública.
2. Receptor
3. Mensaje
1. Escasez
Las oportunidades nos parecen más valiosas cuando su
disponibilidad es limitada. Si vemos que la cantidad de algo es
pequeña, nos gusta más. ¿Os suena ese niño que solo quiere un
juguete porque no lo puede tener? Pues de mayores no cambiamos
mucho la actitud. De ahí trucos publicitarios como “ediciones
límitadas”, “ofertas especiales de corta duración” y un largo etcétera.
2. Autoridad
La autoridad es una herramienta estupenda para persuadir. El ser
humano obedece porque le sale rentable. Si obedezco me ahorro
pensar cuál es la opción correcta. Solo tengo que seguir las
indicaciones del que “sabe”.
Precisamente eso utilizan en los expertos cuando modelos nórdicas
enfundadas en una bata de médico diciéndote que ese producto es
fiable. Pero no solo los expertos en algo, sino los que tienen un
estatus alto también sirven como figuras de autoridad. Si Iniesta me
aconseja tomar esas camisetas, será porque son buenos y
duraderos. ¿Quién sabe más de camisetas que Iniesta?
3. Prueba social
El discurso dialéctico
El discurso expositivo
El discurso argumentativo
El propósito del discurso argumentativo es probar la adecuación
lógica de la propia posición que uno sustente. Esta clase de discurso
emplea algunas de las técnicas propias de los discursos dialéctico y
expositivo, pero lo hace para cumplimentar distintos objetivos. La
principal diferencia entre la demostración expositiva y la
argumentación es que la demostración está orientada hacia los
auditorios que tienen poco o ningún conocimiento previo del asunto
objeto de discusión en tanto que la argumentación se dirige a
aquellos auditorios que poseen una capacidad sólida sobre el tema
que se trata con un buen grado de habilidades comprensivas
sofisticadas y altamente críticas. Su función es sostener el test más
riguroso que puede elevar el auditorio sofisticado.