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Introducción
Reseña histórica
Ciclo biológico
Manifestaciones clínicas
Diagnóstico
El diagnóstico parasitológico se establece con base en la identificación de los
huevos del parásito en exámenes coproparasitoscópicos. Se recomienda el de
sedimentación simple en copas, en el que se usan cantidades grandes de materia
fecal y la búsqueda de los huevos típicos se efectúa con el objetivo panorámico (4×)
del microscopio. Una técnica que ha caído en desuso en los últimos años es el
Enterotest, que permite obtener contenido duodenal para examinarlo de manera
directa en búsqueda de huevos. En general, se puede emplear cualquier examen
coproparasitoscópico de sedimentación; los de flotación no se recomiendan por el
tamaño y el peso de los huevos del parásito. Es necesario aclarar que puede existir
un seudoparasitismo cuando se ingieren extractos de hígado o la víscera de
animales parasitados en los cuales puede haber eliminación de huevos de F.
hepatica, pero no parasitación. El diagnóstico inmunológico se hace mediante una
intradermorreacción, para la cual se utiliza antígeno crudo de parásitos adultos o
bien fracciones purificadas. Esta técnica cayó en desuso, pues las pruebas
serológicas que no sólo detectan anticuerpos, sino también antígenos, son las que
se están usando en la actualidad. Entre las mismas se encuentran la fijación de
complemento (fc), inmunofluorescencia (if), contrainmunoelectroforesis (cief),
microhemaglutinación indirecta, antígenos circulantes, coproantígenos, complejos
inmunitarios circulantes y ensayo por inmunoabsorción ligado a enzimas (elisa,
Enzyme-Linked ImmunoSorbent Assay). El diagnóstico patológico se establece por
medio de biopsia, la cual puede revelar de manera ocasional granulomas con
huevos, secciones del parásito o las espinas del tegumento del mismo. El
diagnóstico clínico se efectúa por la sospecha previa de la parasitación y el
interrogatorio. Es necesario considerar los aspectos epidemiológicos antes de
pensar en la fasciolosis. Cualquier problema de vías biliares en individuos que
acostumbren comer ensaladas de berros u otras plantas acuáticas debe ser
considerado como una fasciolosis hasta demostrarse lo contrario.
Tratamiento
La emetina es el alcaloide obtenido de la ipecacuana, pero tiene cierta toxicidad, no
así la dehidroemetina, con la cual se tiene una amplia experiencia en el Instituto
Nacional de Pediatría en el tratamiento contra la fasciolosis infantil. Sus efectos
colaterales son nulos, siempre y cuando se administre en dosis de 1 mg/kg/día/10
días, sin exceder la dosis de 60 mg diarios. El hexacloro-para-xilol es un fármaco
que se emplea en Rusia y China para combatir algunas trematodosis orientales. La
dosis utilizada es de 50-80 mg/kg/7 días consecutivos, dividida en tres tomas. Se
tienen registrados efectos terapéuticos buenos, y los adversos son molestias
gastrointestinales. El bitionol es un fenol halogenado con efectos más o menos
satisfactorios sobre F. hepatica. Se usa a dosis de 50 mg/ kg/día alternado/10 días
o 40 mg/kg/día alternado/15 días.
Prevención
Las medidas para evitar la fasciolosis en el humano son no ingerir plantas acuáticas
como los berros o algunas otras que los campesinos a menudo consumen; controlar
las praderas en época de lluvias con molusquicidas, por ejemplo, con solución de
sulfato de cobre —que disminuye en gran medida la infección de los caracoles— y
la eliminación de cientos de miles de metacercarias que se enquistan en la
superficie del agua o en las plantas de las riberas de los charcos de agua. El
tratamiento del ganado es una de las medidas más adecuadas para evitar esta
zooantroponosis peligrosa para los humanos, pues suele representar un problema
de diagnóstico, al mismo tiempo que este tratamiento quimioterápico sirve para
evitar grandes pérdidas económicas como consecuencia de la parasitación.
Epidemiología