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1. Escena y discurso: Una mirada crítica a los recursos narrativos y estilísticos que
subordinan al desplazado colombiano
Partiendo de una atmósfera escénica completamente remota, aislada, exótica y decadente,
podemos afirmar que los escenarios en los que se desenvuelve el desplazado se valorizan con
el estereotipo decadente de la violencia como mercancía exótica para el consumo de los
grupos de consumo ajenos al panorama colombiano como el Festival Internacional de Cine
de Toronto -TIFF- en Canadá, el Festival de San Sebastian en España o el Festival de Cannes
-donde fue su estreno mundial- en Francia, los tres en el 2012; nichos de consumo que
conforman la cultura hegemónica de la sociedad moderna cargada de consternación que se
enfrenta al paisaje de los Andes colombianos completamente descuidados tras el azote de la
violencia: en ese sentido se muestra la sombría laguna donde llega el desplazado, el hostal de
madera cayendo en donde se refugia la víctima, las rebuscadas e inhumanas prácticas en el
intento de subsistir o las condiciones climáticas que ponen al desplazado en un estado de
mendicidad.
Ser espectador de calamidades que tienen lugar en otro país es una experiencia
intriń seca de la modernidad, la ofrenda acumulativa de más de siglo y medio de
actividad de esos turistas especializados y profesionales llamados periodistas [...]
responden con indignación, compasión, excitación o aprobación, mientras cada
miseria se exhibe ante la vista. (Sontag, 2003, p.08)
De lo anterior, queda claro que en la relación víctima-imágen hay una instrumentalización del
subordinado, el cual no solo es expuesto en su singularidad de desplazado sino que también
es expuesto contextualmente, es decir, en relación al entorno mísero que se le impone a la
víctima en el de desplazamiento; lo anterior se refuerza con la noción de pornomiseria que
crearía Luis Ospina y Carlos Mayolo (1978) frente al cine de época que recreaba escenas
polémicas pertenecientes al conflicto armado, en donde «la miseria se presenta como un
espectáculo más en donde el espectador puede lavar su mala conciencia, conmoverse y
tranquilizarse».
Otro punto a analizar dentro de los planos estéticos y narrativos es precísamente el discurso
que se crea a lo largo de La Sirga, la inserción de pistas musicales prístinas de la región
andina en medio del diálogo que contiene la película fortalece la idea de que el desplazado se
reviste como un caso exótico con manifestaciones culturales igual de exóticas dignas de una
imágen que se comercializa y se distribuye como si se tratara de una mercancía. El diálogo en
el film tiene la particularidad de ser reducido y metafórico, tergiversando así la voz de la
víctima en el conflicto armado con el fin de crear un discurso oficial sobre el cual se
reivindica el Estado como un preservador de la memoria que recuenta lo sucedido en el
marco del conflicto como muestra de una supuesta resolución y control del mismo -siendo
así, en el 2015 el Centro de Memoria Histórica aprovecha y en una de sus reseñas categoriza
La Sirga bajo la sección de Cine Memoria-, mucho después de que con la Ley de 1448 o Ley
de Víctimas y restitución de tierras, el Estado colombiano se reconociera como actor del
conflicto. La víctima no posee una voz propia, hasta se podría llegar a decir que no existe una
víctima, la noción de víctima se instrumentaliza para propagar una voz institucionalizada, un
acto que parece blindado por la Ley de Víctimas y su objetivo de “darle voz” a la para así
cumplir los principios de la Verdad, justicia y reparación, en ese sentido, La Sirga no da
mucha documentación precisa ni cercana sobre lo acontecido por el desplazado en el
conflicto sino que desvía la retórica hacia la encrucijada mísera que tiene la víctima.
4. Conclusión
Una vez conocido lo expuesto en este documento, es innegable corroborar que la
instrumentalización del desplazado es visible en el caso de La Sirga. Tanto una perspectiva
desde sus planos estético narrativos, como su modo de producción, circulación y consumo,
como en la creación de la imágen de la víctima lo confirman. Frente a esta realidad, es
importante entonces plantearse preguntas que susciten otros debates: ¿cómo se puede
comparar la instrumentalización de las víctimas en Colombia con el de otras naciones
latinoamericanas? o ¿qué papel cumplirá la instrumentalización de las víctimas en la
producción cinematográfica en estos tiempos de postconflicto?.
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Bibliografía
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Ediciones Generales.