Академический Документы
Профессиональный Документы
Культура Документы
LOS
SIETE MAESTROS
TAOÍSTAS
NOVELA TRADICIONAL CHINA
Versión e introducción
de
EVA WONG
LIBRERÍA CENTRO DE ORIENTACIÓN
FILOSÓFICA, S.A.
Telf: 575.03.91 - Fax: 575.04.91
CARACAS
Neo Person
Primera edición: septiembre 2000
Segunda edición: diciembre 2001
De la presente edición:
© Neo Person Ediciones, 1999
Alquimia, 6
28933 Móstoles (Madrid) - España
Tels.: 91 614 53 46 - 91 614 58 49
E-mail: alfaomega@sew.es - www.alfaomegadistribucion.com
Reservados todos los derechos. Este libro no puede reproducirse total ni parcialmente, en
cualquier forma que sea, electrónica o mecánica, sin autorización escrita de la editorial.
ÍNDICE
RECONOCIMIENTOS 7
INTRODUCCIÓN 9
RECONOCIMIENTOS
9
LOS SIETE MAESTROS TAOÍSTAS
10
INTRODUCCIÓN
11
LOS SIETE MAESTROS TAOÍSTAS
12
INTRODUCCIÓN
Wang Ch'ung-yang
Ch'ung-yang se traduce como «el renacimiento del yang».
Aquí, «yang» significa «vida» y «crecimiento». En conjunto, el
nombre significa «rejuvenecimiento de la mente y el cuerpo».
Ma Tan-yang
Tan-yang se traduce como «la pildora pura y brillante». La
«pildora» es la pildora dorada, el resultado de la síntesis de las
tres energías internas (generadora, vital y espiritual) en su forma
pura. «Brillante» y «puro» son cualidades asociadas con la pildo-
ra dorada. En conjunto, el nombre se refiere a la aparición de la
pildora dorada. Esta aparición es el requisito previo para la con-
cepción y desarrollo del espíritu, el vehículo que transporta al in-
dividuo hasta el plano inmortal.
Sun Pu-erh
Pu-erh se traduce como «no hay segundo camino». El «se-
gundo camino» se refiere a los caminos que se alejan del Tao. El
reconocimiento de que no hay un «segundo camino» significa
que hay que tomar la resolución de perseguir el Tao con unicidad
de la mente.
Ch'iu Ch'ang-ch'un
Ch'ang-ch'un se traduce como «primavera eterna». La «prima-
vera eterna» se refiere a un estado de crecimiento continuo. Un ser
cuyo cuerpo es como una primavera eterna es un inmortal.
Liu Ch'ang-sheng
Ch'ang-sheng se traduce como «longevidad» o «vida eterna».
13
LOS SIETE MAESTROS TAOÍSTAS
Tan Ch'ang-chen
Ch'ang-chen se traduce como «iluminado para siempre» o
«iluminación eterna». Un sabio taoísta suele ser considerado
aquel cuya iluminación es real y permanente.
Hao T'ai-ku
T'ai-ku se traduce como «el anciano». La filosofía de Huang-
lao, que apareció en las dinastías Han (206 a. C. - 219 d. C.) con-
sideraba a Lao Tzu y al Emperador Amarillo (Huang-ti) cofunda-
dores del taoísmo. Se ha pensado que la era del Emperador
Amarillo fue un periodo en el cual se practicaron las enseñanzas
del Tao por parte de los gobernantes y del pueblo. Este periodo
legendario de la China prehistórica se ha conocido como «los
días antiguos», y las enseñanzas del Emperador Amarillo como
«los modos antiguos». En el taoísmo, la referencia a lo «antiguo»
implica seguir el camino del Emperador Amarillo y de Lao Tzu.
Wang Yü-yang
Yü-yang se traduce como «jade brillante». En el simbolismo
taoísta, la conciencia iluminada suele describirse como una pieza
de jade puro. En la religión taoísta, los seres más iluminados habi-
tan en una esfera llamada Palacio de Jade Puro. Está dirigido por el
señor celestial de Wu-chi, quien presidía la existencia cuando las
cosas estaban todavía en el estado indiferenciado. Los seres que
consiguen alcanzar este nivel de iluminación se dice que se han
fundido con el Tao en su estado original indiferenciado.
14
INTRODUCCIÓN
15
LOS SIETE MAESTROS TAOlSTAS
deseo, mira con el rabillo del ojo a las damas de la corte de la em-
peratriz. El obstáculo de T'an Ch'ang-chen es el orgullo. El orgu-
llo le hace sentarse fuera de la mansión familiar de Ku hasta que
es admitido. Incluso entonces, cuando es reconocido como un
«maestro del Tao» se enorgullece de permanecer en la mansión
Ku hasta que comprende que, para el bien de sus estudiantes y de
sí mismo, debe irse. Para Hao T'ai-ku, el problema es la rigidez.
Sentado bajo el puente junto al río, Hao T'ai-ku se imagina que
meditación taoísta significa «estar sentado quieto» y no abandona
la vigilia que se ha impuesto a sí mismo hasta que un inmortal
taoísta le muestra alternativas. Para Wang Yü-yang, el problema
es su actitud competitiva. Para ganar en su combate contra un
impostor, convierte la práctica de la meditación taoísta en una
competición, obligándose a permanecer sentado durante un pe-
riodo de tiempo anormal.
Los siete maestros taoístas trata de los sacrificios personales
que hay que hacer para completar el entrenamiento taoísta. Wang
Ch'ung-yang sacrifica su riqueza y posición social en su aldea si-
mulando que tiene una enfermedad incurable. Ma Tan-yang da
generosamente su riqueza a Wang Ch'ung-yang para que constru-
ya un retiro taoísta y apoye una comunidad de monjes taoístas.
Sun Pu-erh sacrifica su belleza e intelecto inmolando su rostro y
convirtiéndose en una mendiga para vivir entre la clase social in-
ferior. El sacrificio de Ch'iu Ch'ang-ch'un es probablemente el
mayor. Repetidamente sacrifica la comodidad y las ganancias ma-
teriales. Incluso está dispuesto a dar su vida para que se salve la
de otro. Liu Ch'ang-sheng es capaz de ignorar los comentarios de
los demás, que le acusan por su estancia en los burdeles. De esta
manera, sacrifica el respeto exterior para conseguir el desarrollo
interior. T'an Ch'ang-chen abandona la vida de comodidad que le
proporcionaba su pupilo para regresar a la vida de monje mendi-
cante. Sin pensárselo dos veces, Hao T'ai-ku abandona las cueva
de meditación que había excavado para cedérselas a otros eremi-
tas taoístas. Wang Yü-yang abandona una oportunidad de ser un
maestro taoísta respetado para poder continuar en paz su éntre-
l6
INTRODUCCIÓN
17
LOS SIETE MAESTROS TAOÍSTAS
18
1
19
LOS SIETE MAESTROS TAOÍSTAS
20
LOS SIETE MAESTROS TAOÍSTAS
21
LOS SIETE MAESTROS TAOÍSTAS
22
LOS SIETE MAESTROS TAOÍSTAS
23
LOS SIETE MAESTROS TAOISTAS
empezó a subir por las empinadas pendientes. Wang miró los ris-
cos y se preguntó si sería capaz de hacerlo él también. Leyendo su
mente, El Oro Es Pesado le dijo:
—No tengas miedo. Sólo sigue mis pasos. Descubrirás que
puedes escalar sin esfuerzo.
Wang hizo lo que le habían dicho y enseguida su cuerpo se
volvió ingrávido y pareció que flotaba por el costado de la monta-
ña. Al llegar arriba, vio un lago de agua clara y tranquila. En mi-
tad del lago estaban en plena ñor siete lotos dorados. Wang miró
las ñores y, como si hubiera leído sus pensamientos, Ch'ang Men-
te Vacía dijo:
—Son hermosas, ¿verdad? ¿Te gustaría poder tenerlas? —an-
tes de que hubiera podido responder, Ch'ang Mente Vacía había
caminado por el agua y estaba otra vez a su lado llevando en la
mano las ñores. Se las entregó a Wang y añadió—: cuida estas ño-
res. Son los espíritus de siete almas iluminadas destinadas a con-
vertirse en tus discípulos. Su karma está unido al tuyo. Cuando
los encuentres, acuérdate de El Oro Es Pesado, de Ch'ang Mente
Vacía y de las siete flores que te hemos confiado.
—¿Hay alguna posibilidad de que nos encontremos de nue-
vo? —preguntó Wang a los dos amigos mientras metía cuidado-
samente las flores bajo su túnica.
Ch'ang Mente Vacía contestó:
—Nos encontraremos de nuevo antes de que transcurra mu-
cho tiempo, posiblemente dentro de tres meses. Búscanos junto al
puente en donde nuestros karmas se entrelazaron.
Wang se despidió de sus amigos y se quedó mirando la mon-
taña. De pronto, sus pies se enredaron en un matorral y cayó. In-
capaz de detener la caída, rodó sobre la pendiente hasta que per-
dió totalmente la conciencia".
24
2
25
LOS SIETE MAESTROS TAOÍSTAS
26
LOS SIETE MAESTROS TAOÍSTAS
27
LOS SIETE MAESTROS TAOÍSTAS
28
LOS SIETE MAESTROS TAOÍSTAS
29
LOS SIETE MAESTROS TAOÍSTAS
32
3
33
LOS SIETE MAESTROS TAOISTAS
34
LOS SIETE MAESTROS TAOISTAS
35
LOS SIETE MAESTROS TAOÍSTAS
36
LOS SIETE MAESTROS TAOISTAS
37
LOS SIETE MAESTROS TAOÍSTAS
38
LOS SIETE MAESTROS TAOÍSTAS
39
4
40
LOS SIETE MAESTROS TAOÍSTAS
41
LOS SIETE MAESTROS TAOÍSTAS
42
LOS SIETE MAESTROS TAOÍSTAS
43
LOS SIETE MAESTROS TAOlSTAS
44
LOS SIETE MAESTROS TAOÍSTAS
45
5
40
LOS SIETE MAESTROS TAOÍSTAS
47
LOS SIETE MAESTROS TAOlSTAS
48
LOS SIETE MAESTROS TAOlSTAS
49
LOS SIETE MAESTROS TAOISTAS
50
LOS SIETE MAESTROS TAOÍSTAS
51
6
52
LOS SIETE MAESTROS TAOÍSTAS
53
LOS SIETE MAESTROS TAOÍSTAS
54
LOS SIETE MAESTROS TAOÍSTAS
55
LOS SIETE MAESTROS TAOISTAS
56
LOS SIETE MAESTROS TAOÍSTAS
57
LOS SIETE MAESTROS TAOÍSTAS
58
LOS SIETE MAESTROS TAOÍSTAS
59
7
60
LOS SIETE MAESTROS TAOÍSTAS
61
LOS SIETE MAESTROS TAOI'STAS
62
LOS SIETE MAESTROS TAOÍSTAS
63
LOS SIETE MAESTROS TAOÍSTAS
64
LOS SIETE MAESTROS TAOÍSTAS
65
8
66
LOS SIETE MAESTROS TAOÍSTAS
67
LOS SIETE MAESTROS TAOÍSTAS
68
LOS SIETE MAESTROS TAOÍSTAS
69
LOS SIETE MAESTROS TAOÍSTAS
plotar el infortunio y ver sufrir a los demás. Son estos últimos ti-
pos de ansia de riqueza los que impiden descubrir el Tao.
»E1 temperamento es el resultado de las emociones sin con-
trolar. Hay sentimientos positivos y negativos. Los sentimientos
positivos, como la compasión, la simpatía hacia los demás y la
humildad han de ser cultivados; pero los sentimientos negativos,
como la cólera, el mal genio y la crueldad, deberían disolverse. El
mal genio es consecuencia de que uno se da demasiada importan-
cia a sí mismo. El mal genio es dañino para la salud porque crea
un mal ch'i en nuestro cuerpo. Las discusiones, la competitividad,
la agresividad, la impaciencia, la frustración y el enojo son todo
manifestaciones del mal genio. ¿Y cómo van a alcanzar el Tao los
que tienen esa disposición?
»Si deseas erradicar el mal genio y el deseo de riquezas, escu-
cha a los sabios. Ellos dan buenos consejos. Los seguidores de
Confucio dicen: "Las riquezas que no me pertenecen correctamen-
te las veo tan vacías como las nubes que notan. Toma el control de
tu razón y no perderás tu temperamento". Los budistas dicen: "No
ansies recompensas. La virtud procede de la capacidad de resistir a
la provocación". Los taoístas dicen: "Debes conocer que los bienes
materiales son una ilusión. Cultiva la compasión y tu tempera-
mento se calmará". Acepta estos consejos y podrás erradicar el mal
genio y el deseo de riquezas.
»Para erradicar los cuatro obstáculos a la salud (alcohol, de-
seo sexual, riquezas y mal genio) hay que cultivar el corazón.
Cuando el corazón esté domesticado, desaparecerá la causa de la
mala salud. Los confucianos nos dicen que "despertemos". Los
budistas nos dicen que "entendamos". Los taoístas nos dicen que
"actuemos intuitivamente". Primero necesitamos despertar al he-
cho de que hemos sido presa de los obstáculos. En segundo lugar,
necesitamos entender cuáles son los obstáculos y sus causas. Fi-
nalmente, necesitamos actuar intuitivamente, es decir, actuar con
espontaneidad desde un corazón en el que se ha domesticado el
deseo y el ansia. Si podéis hacer esas cosas, no tendréis problema
para alcanzar el Tao.»
70
LOS SIETE MAESTROS TAOÍSTAS
71
LOS SIETE MAESTROS TAOÍSTAS
72
LOS SIETE MAESTROS TAOÍSTAS
73
9
74
LOS SIETE MAESTROS TAOÍSTAS
—La gente cree que cultivar el Tao no es más que prestar aten-
ción a lo que hablan cada día, a cómo deben vestirse, lo que deben
oír y lo que deben comer. No saben que están intentando moldear
el Tao de acuerdo con su concepción de lo que es. Así, pierden la
esencia del Tao. Hay otros que buscan métodos secretos, y se pier-
den por ello en los caminos del mal; y aquellos que tienen la inten-
ción correcta, pero son débiles de voluntad. Y también están los
que se preocupan en exceso por su avance. Avanzan un centímetro,
pero su ansiedad les hace retroceder diez metros. El Tao no puede
ser captado con el ego. Mientras el ego exista, el corazón del Tao no
podrá emerger. Quien no pueda cortar los vínculos con la ganancia
y la pérdida y las presiones sociales; quien esté preocupado por si
su apariencia es atractiva, si su comida es la mejor, si su riqueza es
reconocida y si sus propiedades son grandes, entonces no ha apren-
dido a ver a través de las ilusiones de las cosas materiales. El ansia
genera ansiedad. Si tienes deseos, estarás ansioso por obtenerlos.
Cuando los tengas, temerás perderlos. Si no obtienes lo que deseas,
te sentirás decepcionado. El ego es la fuente del deseo. Si quieres
disolverlo, debes cortar tus vínculos con la ganancia y la pérdida.
Todas las personas poseen la naturaleza original del cielo anterior,
que tiene el potencial de alcanzar el Tao. No lo logran porque no
son capaces de superar la influencia del ego. El ego causa ataduras,
mientras que el corazón del Tao no está atado a nada. No está atado
a la belleza, la fealdad, la ganancia, la pérdida, la destrucción, la
fama, la fortuna y ni siquiera a la muerte. El corazón del Tao es ca-
paz de abrirse camino entre las ilusiones y los obstáculos para lle-
gar a alcanzar la inmortalidad. Despierta en ti mismo el corazón del
Tao y tus esfuerzos por cultivarlo darán fruto.
Mientras Wang Ch'ung-yang explicaba la importancia de di-
solver el ego y cortar los vínculos con la ganancia y la pérdida a
Ma Tan-yang, Sun Pu-erh seguía sentada en su habitación, toda-
vía confusa y molesta por la visita inesperada de Wang Ch'ung-
yang de un mes antes. Cuando se estaba quedando dormida, es-
cuchó un ruido y, al abrir los ojos, vio a Wang Ch'ung-yang de pie
junto a la puerta. Éste sonrío, entró y habló.
75
LOS SIETE MAESTROS TAOISTAS
76
LOS SIETE MAESTROS TAOÍSTAS
77
LOS SIETE MAESTROS TAOISTAS
78
LOS SIETE MAESTROS TAOÍSTAS
79
10
80
LOS SIETE MAESTROS TAOISTAS
81
LOS SIETE MAESTROS TAOÍSTAS
Wang Ch'ung expone los tres niveles del cultivo del Tao. Sun Pu-erh
resuelve ir a Loyang y desfigura su rostro con aceite hirviente.
82
LOS SIETE MAESTROS TAOISTAS
83
LOS SIETE MAESTROS TAOÍSTAS
84
LOS SIETE MAESTROS TAOÍSTAS
85
LOS SIETE MAESTROS TAOÍSTAS
86
11
87
LOS SIETE MAESTROS TAOÍSTAS
88
LOS SIETE MAESTROS TAOÍSTAS
89
LOS SIETE MAESTROS TAOÍSTAS
90
LOS SIETE MAESTROS TAOÍSTAS
91
LOS SIETE MAESTROS TAOÍSTAS
92
LOS SIETE MAESTROS TAOÍSTAS
93
12
94
LOS SIETE MAESTROS TAOÍSTAS
tarde por su nombre taoísta, Hao T'ai-ku, que significa «el cami-
no antiguo». Juntos, los dos amigos viajaron desde su pueblo has-
ta el condado de Ning-hai, y por el camino se les unieron otros
que habían oído hablar de la fama de Wang Ch'ung-yang y que-
rían conocerle.
Cuando T'an Ch'ang-chen vio a Wang Ch'ung-yang, se incli-
nó ante él y agradeció al maestro que le hubiera curado unos años
antes.
—Señor —dijo entonces—, ahora que mi salud me lo permite,
quisiera pasar mi vida estudiando las enseñanzas del Tao contigo.
—Las enseñanzas del Tao están abiertas a todos. Eres libre de
tomar lo que quieras. Los que vienen no se vuelven. Los que se
van no serán obligados a quedarse —y dirigiéndose entonces a
Ma Tan-yang, añadió—: enséñales sus chozas de meditación.
Unos días después, llegaron dos hombres a la mansión Ma.
Uno se llamaba Liu Ch'u-yüan. Su nombre taoísta era Liu Ch'ang-
sheng, que significa «vida eterna». Le acompañaba un amigo lla-
mado Wang Ch'u-i. Wang Ch'u-i sería conocido más tarde por el
nombre taoísta de Wang Yü-yang, que significa «yang de Jade».
Cuando expresaron su deseo de estudiar con Wang Ch'ung-yang,
Ma Tan-yang les acompañó hasta el jardín trasero a sus chozas de
meditación.
Con el tiempo, más y más personas se reunieron en la man-
sión Ma. Wang Ch'ung-yang le dijo entonces a Ma Tan-yang que
estableciera reglas y directrices para el entrenamiento. Se asigna-
rían deberes y se establecería un plan de formación. De esta ma-
nera, en pocos años, la mansión Ma se convirtió en un centro de
aprendizaje para quienes buscaban el Tao, tal como Wang
Ch'ung-yang había planeado.
Un día, Wang Ch'ung-yang reunió a todos los estudiantes en
el salón de meditación y les expuso los siguientes principios de la
meditación taoísta.
—El ch'i, o aliento original, es el fundamento de la vida. El
corazón es la fuente del fundamento, y la naturaleza original es el
requisito previo para construir ese fundamento. Se dice que la
95
LOS SIETE MAESTROS TAOÍSTAS
96
LOS SIETE MAESTROS TAOÍSTAS
97
LOS SIETE MAESTROS TAOÍSTAS
98
LOS SIETE MAESTROS TAOÍSTAS
99
LOS SIETE MAESTROS TAOÍSTAS
100
LOS SIETE MAESTROS TAOÍSTAS
101
10
102
LOS SIETE MAESTROS TAOÍSTAS
103
LOS SIETE MAESTROS TAOISTAS
104
LOS SIETE MAESTROS TAOÍSTAS
105
LOS SIETE MAESTROS TAOÍSTAS
106
LOS SIETE MAESTROS TAOÍSTAS
—No puedes irte así, no vas vestido con las túnicas taoístas.
Causarás muchos problemas al maestro y a los demás si vistes de
forma diferente. Regresemos a la mansión y te conseguiré las
prendas apropiadas.
Ch'iu Ch'ang-ch'un dio las gracias a Ma Tan-yang. Poco des-
pués, vestido con las ropas taoístas, se apresuró por el camino y al
poco tiempo vio a Wang Ch'ung-yang y a los demás.
107
14
108
LOS SIETE MAESTROS TAOÍSTAS
109
LOS SIETE MAESTROS TAOÍSTAS
110
LOS SIETE MAESTROS TAOÍSTAS
111
LOS SIETE MAESTROS TAOÍSTAS
112
LOS SIETE MAESTROS TAOÍSTAS
de cien golpes, veinte por cada uno de los cuatro y veinte por ti
mismo.
Al oír el comentario del maestro, Liu Ch'ang-sheng, Hao T'ai-
ku, Wang Yü-yang y T'an Ch'ang-chen suplicaron a Wang
Ch'ung-yang que le perdonara. Todos se arrodillaron delante del
maestro y le suplicaron ser golpeados en lugar del joven.
—Tenéis un amor fraternal los unos por los otros —respon-
dió Wang Ch'ung-yang, mirándoles y suspirando—. Por esta vez,
os perdonaré a todos. Pero acordaos de no repetir vuestros errores
—y volviéndose hacia Liu Ch'ang-sheng, añadió—: he perdido el
entusiasmo por el viaje. No proseguiremos hacia el sur. Regrese-
mos ahora a Shantung.
Los discípulos recogieron sus pertenencias, se despidieron
del cuidador del templo en ruinas y reemprendieron el viaje de
vuelta al condado de Ning-hai. Ch'iu Ch'ang-ch'un se adelantó
hacia la mansión Ma para informar a Ma Tan-yang del regreso del
maestro.
113
15
114
LOS SIETE MAESTROS TAOÍSTAS
115
LOS SIETE MAESTROS TAOÍSTAS
116
LOS SIETE MAESTROS TAOISTAS
117
LOS SIETE MAESTROS TAOÍSTAS
118
LOS SIETE MAESTROS TAOÍSTAS
119
LOS SIETE MAESTROS TAOÍSTAS
120
16
121
LOS SIETE MAESTROS TAOÍSTAS
122
LOS SIETE MAESTROS TAOÍSTAS
123
LOS SIETE MAESTROS TAOÍSTAS
124
LOS SIETE MAESTROS TAOÍSTAS
125
LOS SIETE MAESTROS TAOÍSTAS
126
LOS SIETE MAESTROS TAOÍSTAS
127
17
128
LOS SIETE MAESTROS TAOÍSTAS
129
LOS SIETE MAESTROS TAOÍSTAS
T'an Ch'ang-chen simula flirtear con una criada como plan para
escapar de la mansión Ku.
130
LOS SIETE MAESTROS TAOÍSTAS
131
LOS SIETE MAESTROS TAOÍSTAS
132
LOS SIETE MAESTROS TAOlSTAS
133
18
134
LOS SIETE MAESTROS TAOISTAS
135
LOS SIETE MAESTROS TAOÍSTAS
136
LOS SIETE MAESTROS TAOISTAS
137
LOS SIETE MAESTROS TAOISTAS
138
LOS SIETE MAESTROS TAOÍSTAS
139
LOS SIETE MAESTROS TAOÍSTAS
140
LOS SIETE MAESTROS TAOISTAS
141
19
142
LOS SIETE MAESTROS TAOÍSTAS
143
LOS SIETE MAESTROS TAOI'STAS
144
LOS SIETE MAESTROS TAOÍSTAS
145
LOS SIETE MAESTROS TAOÍSTAS
146
LOS SIETE MAESTROS TAOÍSTAS
147
LOS SIETE MAESTROS TAOÍSTAS
148
LOS SIETE MAESTROS TAOÍSTAS
149
20
150
LOS SIETE MAESTROS TAOISTAS
151
LOS SIETE MAESTROS TAOÍSTAS
152
LOS SIETE MAESTROS TAOISTAS
llos. El monje tenía cejas pobladas y la tez y los rasgos del que viene
de tierras que están muy al oeste, más allá de las grandes montañas.
Aquel monje no era otro que Bodhidharma, el gran patriarca del bu-
dismo, que recorría toda China visitando los monasterios budistas.
Había pasado por la región de Su-hang, donde vio una nube morada
suspendida sobre el burdel en donde estaba Liu Ch'ang-sheng. Sa-
biendo que el morado podía significar la presencia de un inmortal,
Bodhidharma decidió buscar a esa persona iluminada.
Cuando Bodhidharma irrumpió en la habitación, las damas
se sorprendieron de su apariencia extraña y se ocultaron rápida-
mente detrás de Liu Ch'ang-sheng, buscando protección. En
cuanto éste vio a Bodhidharma, supo que se trataba de una perso-
na iluminada. Un bodhisattva que había roto todas sus ataduras
con el ansia y el deseo. Se levantó de su asiento y pidió respetuo-
samente a Bodhidharma que tomara el té con él. No había agua
caliente para hacer té, por lo que Liu Ch'ang-sheng tomó un reci-
piente con agua fría y lo apretó contra su tan-t'ien inferior. En un
momento, el agua del recipiente comenzó a hervir. Liu Ch'ang-
sheng puso algunas hojas de té en el agua caliente y le entregó la
infusión a Bodhidharma. Las damas que se ocultaban detrás de
Liu Ch'ang-sheng quedaron asombradas. Nunca habían visto a
nadie que calentara el agua con su cuerpo. Viendo su asombro,
Liu Ch'ang-sheng les habló:
—Calentar el agua con mi vientre no es nada extraordinario.
Ved, mi vientre también puede hornear tortas.
Liu Ch'ang-sheng tomó unas tortas y las apretó contra su tan-
t'ien. Hizo brotar fuego de su cuerpo y a los pocos segundos las tor-
tas estaban horneadas. Aunque las damas se maravillaran, Bodhid-
harma actuaba como si no hubiera sucedido nada fuera de lo
ordinario, ya que se trataba de un ser iluminado. No se sintió desa-
fiado por el taoísta, ni sintió la necesidad de demostrar algunas de
sus habilidades. Al contrario, Bodhidharma dijo con buen humor:
— ¡Tu método de cocinar es maravilloso! Quizás algún día
nos juntemos y puedas enseñarme. —Bodhidharma terminó el té
y se despidió de Liu Ch'ang-sheng. Cuando iba a salir de la habi-
153
LOS SIETE MAESTROS TAOISTAS
tación, dijo— Tú que conoces el camino del Este del que proce-
des, ¿por qué no tomas el del Oeste y te vas? Antes de que tu na-
turaleza original se contamine, debes regresar velozmente a casa.
—En el vacío no hay dirección y no hay ir y venir —respon-
dió Liu Ch'ang-sheng—. ¿Cómo una naturaleza original que es
pura puede contaminarse? Mi cuerpo no tiene un maestro. ¿Dón-
de iba a encontrar su hogar?
Al escuchar esas palabras, Bodhidharma supo que sólo podía
haberlas pronunciado un hombre iluminado. Se inclinó respetuo-
samente ante Liu Ch'ang-sheng y se marchó.
154
LOS SIETE MAESTROS TAOÍSTAS
155
21
156
LOS SIETE MAESTROS TAOÍSTAS
157
LOS SIETE MAESTROS TAOlSTAS
158
LOS SIETE MAESTROS TAOISTAS
159
LOS SIETE MAESTROS TAOISTAS
160
LOS SIETE MAESTROS TAOÍSTAS
161
LOS SIETE MAESTROS TAOÍSTAS
162
LOS SIETE MAESTROS TAOÍSTAS
163
22
164
LOS SIETE MAESTROS TAOISTAS
165
LOS SIETE MAESTROS TAOlSTAS
166
A
LOS SIETE MAESTROS TAOÍSTAS
167
LOS SIETE MAESTROS TAOISTAS
168
LOS SIETE MAESTROS TAOÍSTAS
169
LOS SIETE MAESTROS TAOÍSTAS
170
LOS SIETE MAESTROS TAOÍSTAS
171
20
172
LOS SIETE MAESTROS TAOÍSTAS
173
LOS SIETE MAESTROS TAOÍSTAS
174
LOS SIETE MAESTROS TAOISTAS
175
LOS SIETE MAESTROS TAOÍSTAS
176
LOS SIETE MAESTROS TAOISTAS
177
LOS SIETE MAESTROS TAOÍSTAS
178
24
179
LOS SIETE MAESTROS TAOÍSTAS
180
LOS SIETE MAESTROS TAOÍSTAS
181
LOS SIETE MAESTROS TAOÍSTAS
182
LOS SIETE MAESTROS TAOÍSTAS
183
LOS SIETE MAESTROS TAOÍSTAS
184
LOS SIETE MAESTROS TAOÍSTAS
185
25
186
LOS SIETE MAESTROS TAOÍSTAS
187
LOS SIETE MAESTROS TAOÍSTAS
188
LOS SIETE MAESTROS TAOISTAS
189
LOS SIETE MAESTROS TAOÍSTAS
190
LOS SIETE MAESTROS TAOÍSTAS
saber lo que sucedía, corrió tras ella. Cuando los dos llegaron al
santuario, resonó un fuerte trueno. La lluvia empezó a caer y la
tierra tembló. Ch'un-Hua y el pastor se refugiaron bajo la mesa
del altar abrazándose el uno al otro. En la distancia podían oír
que los edificios se venían abajo y que los árboles caían al suelo.
No se atrevieron a salir del santuario hasta que el Sol apareció a la
mañana siguiente. Conmocionados, regresaron al pueblo. Al acer-
carse vieron que la mansión de Wang Yün había desaparecido de
la faz de la tierra. Aquí y allá había árboles desenraizados, pero no
se veía signo de vida alguno. Un grupo de aldeanos se había reu-
nido en el lugar en donde había estado la mansión Wang.
—Los señores del cielo deben de haber ordenado a los dio-
ses del río que barran la mansión maldita —dijo un anciano—.
El karma ha apresado por fin al amo Wang y a sus arrogantes
siervos.
Los sollozos de Ch'un-Hua atrajeron sobre ella la atención de
los aldeanos.
—Ch'un-Hua —le dijo un anciano campesino—, tu amo y
sus criados han desaparecido todos en la inundación causada por
el terremoto. ¿Cómo es que has sobrevivido?
Cuando Ch'un-Hua explicó a los aldeanos que le había ad-
vertido un monje taoísta, la gente asintió y dijo: «El monje taoísta
debe de ser un inmortal enviado por los señores del cielo. Los que
son de buen corazón reciben una advertencia sobre la inminencia
de los desastres.»
—Ahora no tienes hogar —le dijo una mujer a Ch'un-Hua—.
¿Qué piensas hacer?
—El santuario a Kuan-yin fue levantado por los antepasados
de mi amo —respondió Ch'un-Hua—. Reuniré algo de dinero
para repararlo. Después viviré en él el resto de mi vida. He perdi-
do todo interés por la riqueza y los bienes materiales.
Los aldeanos le ayudaron a reunir un dinero y después de la
cosecha del otoño trajeron paja nueva y piedras de cantera para
reparar el santuario abandonado. Fiel a su promesa, Ch'un-Hua
dedicó su vida a atender el santuario. Se dice que años más tarde,
191
LOS SIETE MAESTROS TAOÍSTAS
192
26
193
LOS SIETE MAESTROS TAOISTAS
194
LOS SIETE MAESTROS TAOÍSTAS
195
LOS SIETE MAESTROS TAOÍSTAS
196
LOS SIETE MAESTROS TAOÍSTAS
197
LOS SIETE MAESTROS TAOÍSTAS
198
LOS SIETE MAESTROS TAOÍSTAS
199
27
200
LOS SIETE MAESTROS TAOÍSTAS
201
LOS SIETE MAESTROS TAOÍSTAS
202
LOS SIETE MAESTROS TAOÍSTAS
203
LOS SIETE MAESTROS TAOÍSTAS
204
LOS SIETE MAESTROS TAOÍSTAS
—¿Os acordáis de que hace diez años, en T'ai Shan, nos en-
contramos con un monje taoísta que se moría de hambre? Gra-
cias a sus consejos, ahora llevamos una vida recta y honesta. He
oído que ese maestro taoísta está al cargo de un gran monasterio
de la capital e invita a quienes se interesan por el entrenamiento
taoísta a que vivan allí. Todos estos años he aguardado la posibili-
dad de convertirme en un monje taoísta. Creo que ha llegado mi
oportunidad. Pienso ir al Monasterio de la Nube Blanca y pedirle
al maestro Ch'iu Ch'ang-ch'un que me acoja. Si vosotros estáis in-
teresados, podemos hacer el viaje juntos.
—Hermano —dijeron los otros asintiendo—, también noso-
tros hemos aguardado esa oportunidad. Partamos de inmediato.
Ya no tenemos ataduras en este mundo.
Cuando Chao Pi y sus amigos entraron en el salón principal
del monasterio, se encontraron con un monje taoísta que les salu-
dó amistosamente.
—Bien hallados, amigos míos, ¿cómo os ha ido desde que
nos despedimos?
Chao Pi y sus amigos estaban asombrados, se rascaban la bar-
billa y murmuraban entre ellos: «¿Quién es este monje? Nunca le
habíamos visto. ¿Por qué actúa como si nos conociera?
—Maestro taoísta —dijo Chao Pi en voz alta, tartamudean-
do—, excúsame, pues lo he olvidado. ¿Nos hemos conocido? He-
mos venido a pedirle al maestro Ch'iu Ch'ang-ch'un que nos reci-
ba como discípulos. Podéis llevarnos junto a él.
—Yo soy Ch'iu Ch'ang-ch'un. Hace diez años, en T'ai Shan,
me salvasteis de morir de hambre.
—Maestro —dijo Chao Pi cayendo de rodillas lo mismo que sus
amigos—, perdónanos por no haberte reconocido. Esperábamos que
fueras mucho más viejo, pero pareces más joven que cuando nos
despedimos hace diez años. En cambio, nosotros hemos envejecido.
—Maestro —dijo otro hombre—, hemos oído que invitabas a
los buscadores del Tao al Monasterio de la Nube Blanca. Desearía-
mos convertirnos en tus discípulos y vivir como monjes en el mo-
nasterio. Señor, te rogamos nos aceptes como tus alumnos.
205
LOS SIETE MAESTROS TAOÍSTAS
206
LOS SIETE MAESTROS TAOÍSTAS
207
LOS SIETE MAESTROS TAOÍSTAS
208
28
209
LOS SIETE MAESTROS TAOÍSTAS
210
LOS SIETE MAESTROS TAOÍSTAS
211
LOS SIETE MAESTROS TAOlSTAS
212
LOS SIETE MAESTROS TAOÍSTAS
213
LOS SIETE MAESTROS TAOÍSTAS
214
LOS SIETE MAESTROS TAOÍSTAS
215
29
216
LOS SIETE MAESTROS TAOlSTAS
217
LOS SIETE MAESTROS TAOÍSTAS
218
LOS SIETE MAESTROS TAOÍSTAS
219
LOS SIETE MAESTROS TAOÍSTAS
220
LOS SIETE MAESTROS TAOÍSTAS
30
LOS SIETE MAESTROS TAOÍSTAS
31