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Los sables de Conrad

02 Jun 2016

ARTURO PÉREZ-REVERTE

En el breve y excelente relato El duelo, de Joseph Conrad, junto a los


tenientes D’Hubert y Feraud, los sables de caballería también son
protagonistas de primer rango, a lo largo de los diversos enfrentamientos que
ambos húsares, a partir de un incidente absurdo, protagonizan entre sí durante
las guerras del Consulado y el Imperio. Incluso en la película inspirada en esa
obra breve (Los duelistas, de Ridley Scott) los sables reglamentarios de
ambos contendientes tienen un papel relevante en tres ocasiones: el primer
duelo en el patio de la casa de Feraud, el espectacular desafío a caballo en el
bosque, vestidos ambos de gran uniforme, y el sucio combate en el sótano,
donde los dos húsares se baten con furiosos sablazos, hasta el agotamiento.

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Los otros enfrentamientos son con florete y con pistola.

En la época napoleónica, durante la que transcurre el relato de Conrad, los


sables eran el arma principal de la caballería en combate. A diferencia de la
caballería pesada o de línea, más fuertemente armada, los húsares pertenecían
a la caballería ligera y eran utilizados en misiones de exploración e
incursiones rápidas, aunque también protagonizaron legendarias cargas en
masa. Destacados por sus vistosos uniformes, poseedores de un indisciplinado
estilo propio (hacer las cosas a lo húsar significaba hacerlas de forma alocada,
insolente y audaz), estos jinetes de élite manejaban, sobre todo, dos modelos
de sable reglamentario. Uno era el modelo llamado a la húngara del Año
IV (1796), que era un arma eficaz y ligera, de hoja ligeramente curva, lo que
aumentaba la eficacia del tajo al aplicarse contra un enemigo. El otro, con el
que se pretendió unificar un arma reglamentaria que sustituyera a los modelos
anteriores, fue el más pesado sable modelo Año IX, pronto sustituido por
el modelo Año XI. Ambos sables protagonizaron destacados episodios en las
guerras napoleónicas.

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El pintor de batallas Augusto Ferrer - Dalmau ha representado estos modelos
de sable en sus cuadros en varias ocasiones. Reproducimos dos de ellos: La
carga del 4º de Húsares, ambientada en la guerra de la Independencia
española, y Cazador a caballo.

Sable de tropa de húsar francés a la


húngara modelo an IV (1796)
Ficha técnica

Empuñadura de estribo de latón con escudetes


simétricos, puño forrado de piel sin torzal y monterilla de visera, rasa, corrida
hasta la cruz. Galluelo largo recto acabado en bola. Ancha hoja curva sin
marcas visibles (88×3,8 cm), probablemente de la manufactura de armas
de Klingenthal, con lomo cuadrado y vaceo hasta la pala, que es a dos filos y
acaba en punta de arpón. Vaina clásica de este modelo, de madera negra y
latón, con dos anillas y muy pequeño batiente asimétrico, muescas para
guías en la boquilla. Peso 1,7 kg.

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El primer modelo de este sable (modelo 1752) se inspiró en el
sable de húsar húngaro. A partir de 1767 la hoja se hizo más ancha, la
curvatura se redujo y se practicó un ojal en el guardamano para el fiador. En
1786 el sable evolucionó de nuevo, abandonándose el ojal del fiador porque
hacía más frágil el guardamano. Con la Revolución hubo diversas variantes,
incluidas algunas con guarnición de hierro para la vaina, que se pueden
resumir bajo el nombre Modelo An IV (1795/96).
Se trata del sable más prestigioso y clásico de la caballería ligera de las
guerras del Consulado y el Imperio, usado por húsares y cazadores a caballo,
que muchos militares veteranos se negaron a abandonar cambiándolo por los
nuevos modelos, y llegó hasta Waterloo.

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Sable de tropa de caballería ligera francés, modelo
an XI
Ficha técnica

Empuñadura de latón a la chasseur con olivas en el


puño, monterilla corrida, guardamano y dos gavilanes, guías de naveta
simétricas, galluelo curvo hacia el lomo acabado en bola, hoja ancha y curva
(87×3,5 cm.) con contrafilo en la pala y ancho vaceo marcado por Benjamín
Levavasseur (inspector en Klingenthal entre 1798 y 1803) y Jean-Jacques
Mouton (controlador de 1798 a 1809 en la misma manufactura). El lomo
cuadrado está marcado “Manufacture de Klingenthal Coulaux Fréres
Entrepreneurs”, marca utilizada entre 1801 y 1810. Vaina de hierro con dos
abrazaderas y anillas del mismo metal, batiente asimétrico de cresta. Peso 2,8
kg.

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Este sable nació en 1800 como modelo An IX. Se inspira en la
empuñadura a la húngara, pero protegiendo más la mano. La hoja perdió en
curvatura comparada con la del sable clásico de húsar modelo Año IV. El
objetivo era lograr un arma más polivalente, tanto de corte como de punta. La
vaina del modelo An IX era demasiado ligera, se deformaba con facilidad e
impedía extraer el sable, de modo que en 1802 (An XI) se le dio una vaina de
hierro más gruesa, tan robusta que algunas veces llegaba a lesionar al jinete al
ser derribado. El sable An IX y An XI respondía a la decisión oficial de
establecer tres modelos definitivos de armas blancas: uno pesado para
coraceros y dragones; otro de caballería ligera para húsares, cazadores a
caballo y artillería montada, y uno adecuado para la infantería.

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El nuevo sable para caballería ligera se
benefició de la experiencia de los sables a la húngara, y fue distribuido
progresivamente a las unidades. Su principal novedad era que llevaba
gavilanes, hasta entonces reservados a los sables de caballería pesada, algo
hasta entonces inconcebible entre los húsares. El peso total del modelo An XI
era de 2,76 kg. El peso originó protestas, pero se mantuvo así, e incluso fue
aumentado a 2,99 kg. Entre 1802 y 1820 se produjeron 26.326 sables An IX y
157.830 An XI, y siguió en uso o en depósitos hasta el Segundo Imperio. Es
frecuente verlo en grabados y pinturas de la época, pues fue el sable clásico de
tropa usado por húsares y cazadores a caballo en el último período de las
guerras napoleónicas.

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