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El presente ensayo se inicia definiendo lo que la sociedad de pares entiende por “tesis
doctoral”. En este sentido, numerosos autores han definido este concepto, entre ellos:
García y Gross (1998), Eco (1997), Muñoz (1998), Hernández y Padrón (1996), Sabino
(1998), Gonzalo y González (2001), Manual de Trabajos de Grado, Maestría de la UPEL
(2008). A los efectos de la disertación doctoral desarrollada por el participante, se
presenta, por su similitud al enfoque desarrollado, la conceptualización señalada por
Duarte y Parra (2015) los cuales la definen de la siguiente manera:
“Es una investigación cuya dimensión teleológica es la creación de una
teoría mediante una construcción mental simbólica que obliga a pensar de
un modo nuevo al interpretar un conjunto de conocimientos que hasta el
momento se consideraban incompletos e inconexos. En este contexto, las
tesis doctorales están orientadas hacia la generación de teorías que traten
de comprender formas específicas de la vida social, económica, cultural y
tecnológica (p. 16).
Por consiguiente una tesis doctoral aplica la deconstrucción y construcción de nuevos
modelos teóricos, fundamentados en teorías inherentes a la temática y entorno del estudio
del hecho investigado. Esa nueva construcción da camino hacia la creación de nuevas
teorías que explican de mejor manera la realidad en estudio, convirtiéndose en una
herramienta para la evolución del conocimiento científico del hecho estudiado.
Un doctorado históricamente era una licencia para enseñar, es decir, para enseñar en
una universidad como miembro de una facultad. Hoy en día, esto no significa que
convertirse en profesor es la única razón para obtener un doctorado, ya que el título tiene
connotaciones de carrera mucho más amplias fuera de la academia y muchos de los que
tienen doctorados no tienen puestos de enseñanza académica (Phillips y Pugh, 2005).
Esta mutación de la percepción que se tiene de una persona que ha recibido el Grado de
Doctor es muy cierta en los tiempos actuales. Los doctorados han dejado de ser título
académicos otorgados exclusivamente a profesores universitarios, y cada día, es más
común observar como personas no dedicadas a la academia logran dicho grado
(profesionales en libre ejercicio, investigadores privados, entre otros). Muchos de ellos
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Autor: Javier Cornejo Rangel (21/10/2018)
logran el título de doctor como una herramienta que genera reconocimiento de autoridad
(madurez y comprensión) en el área científica o profesional en el cual interactúan. Es
decir, lo convierte en un miembro del reconocido grupo de pares profesionales, en esa
temática del conocimiento, a nivel mundial (visiblemente presente en búsquedas de
internet). Un doctorado significa que el candidato ha hecho una nueva contribución a su
campo científico.
Generalmente, la disertación doctoral debería desarrollar un campo temático que
fascine al doctorando lo suficiente como para soportar años de duro y solitario trabajo.
Para ello, debe versar sobre una temática afín al candidato. Afín a lo que ha sido su
formación académica, a su experiencia laboral, a sus intereses personales y profesionales.
La idea es utilizar la tesis doctoral como una herramienta que logre explicar y desarrollar,
al máximo nivel posible, las inquietudes investigativas desarrolladas en la formación de
sus niveles universitarios (Licenciatura, especialización y maestrías); las interrogantes e
incoherencias observadas de la realidad en estudio, durante el desempeño de sus
funciones laborales, profesionales o empresariales en las cuales ha interactuado.
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REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS