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Por: Lic. Guillermo García.

Alcance constitucional del procedimiento penal abreviado

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iento_penal_abreviado (Consultado 12/05/2014)

La principal consecuencia y diferencia del procedimiento abreviado respecto del


ordinario es la prescindencia de la celebración del juicio oral y público, a cambio
de la posibilidad para el imputado de recibir sanción penal más favorable.

En el procedimiento abreviado se da cabal cumplimiento de las garantías del


debido proceso y derecho de defensa, máxime cuando para su aplicación se
requiere contar con el consentimiento del imputado y se requiere que también el
ministerio público y la víctima estén de acuerdo con su aplicación.

La decisión del imputado tiene que ser consciente, informada y exenta de toda
coacción de todo tipo. La aceptación del imputado es respecto de los hechos
delictivos acusados, no de su responsabilidad penal.

El primer mecanismo de garantía lo constituye el cumplimiento de los requisitos de


procedibilidad establecidos en el artículo 363 del CPP, la segunda garantía
consiste en el control jurisdiccional del trámite, (en Costa Rica el control
jurisdiccional del trámite está dividido en dos etapas: ante el tribunal del
procedimiento intermedio- que decide la procedencia de la solicitud y el tribunal de
juicio constituido por un juez competente para conocer del procedimiento. (Ver
artículos 319 y 374 CPP de Costa Rica). En República Dominicana el acuerdo
pleno es competencia del Juez de la Instrucción y el acuerdo parcial por el Juez de
juicio.

Como tercera garantía se tiene que la admisión de los hechos que realiza el
imputado en aras de procurar la reducción de la sanción, no puede hacerse valer
en otro tipo de trámite, en caso de que se rechace el proceso abreviado, la
admisión no puede ser utilizada como confesión al remitir el asunto a la
tramitación ordinaria.
En este proceso están incluidos los medios de impugnación, sustentándose en el
peligro de imponer una sanción privativa de libertad mediando una confesión de
una persona cuya voluntad está viciada por violencia o ignorancia, pero la fuerte
supervisión jurisdiccional es garantía suficiente para descartar ese riesgo.

La aceptación que hace el imputado tiene un alcance constitucional. El proceso


ordinario no es, por definición, contrario a la justicia pronta y cumplida, de manera
que obligue ineludiblemente a acudir al abreviado si se quieren respetar los
derechos del imputado. Por el contrario, es el proceso abreviado el que supone la
disminución de las garantías que normalmente corresponden al endilgado en el
proceso penal y de ahí que sólo pueda seguirse previo consentimiento de su
parte. (Corte Suprema de Costa Rica. Sala Constitucional. Resolución No. 1998-
04835, de fecha 7/7/1998). Consentimiento que tiene que ser consciente,
informado y exento de coacción de todo tipo.

No hay vulneración de los derechos del imputado a partir de esa transacción,


como podría pensarse en forma inicial al derivarse una condena a partir de una
sola confesión, toda vez que esa transacción se hace mediante mecanismos que
garantizan la posición del imputado en todo momento y el respeto de los derechos
y garantías procesales, recordando que la aceptación del imputado es respecto
de los hechos delictivos acusados, no de su responsabilidad penal. (Corte
Suprema de Costa Rica. Sala Constitucional. Resolución No. 2000- 10584, de
fecha 29/11/2000).

La posibilidad de que el juez puede condenar o absolver según proceda, no


implica una contradicción en este último caso, pero sí una excepción al principio
de justicia rogada por el cual se rige el sistema acusatorio vigente en República
Dominicana.

“El proceso penal no debe abandonar la particular relación que lo liga al tema de la
verdad, pero tampoco debe absolutizarla. Más bien, debe considerar el problema
de la verdad dentro del aspecto más amplio de la redefinición del conflicto, que es
la función genuina del proceso penal dentro de una sociedad basada en el Estado
de Derecho” (Binder, A. Introducción al Derecho Procesal Penal. Pág. 178).

Lo externado por Binder hace comprender el motivo por el cual no obstante haber
un acuerdo entre las partes, el Juez puede dictar absolución a favor del imputado,
primero porque las torturas, amenazas y coacciones están prohibidas dentro del
sistema acusatorio que rige un Estado democrático de Derecho; segundo, para la
admisión de ciertos elementos probatorios se necesita como requisito
imprescindible la autorización judicial; tercero, la legalidad de la prueba puede ser
valorada en cualquier estado de causa y cuarto el principio de justicia rogada,
sufre una excepción, cuando se trata de preservar derechos fundamentales
afectados y que de una u otra manera las partes han obviado referirlos o han
consensuado en detrimento y en quebrantamiento de los mismos.

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