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ÁREA ANDINA

SISTEMAS POLÍTICAS PREDOMINANTES

Centralizados:

*Estado: (estratificado) incas, mochicas.

*Jefaturas: (rango) mayas, toltecas, olmecas, wancas. (Siempre están luchando)

No Centralizados o Igualitarios:

*Tribus:
- Sistema del gran hombre
- Consejo de aldea
- Asociativas
- Estratificación ritual
- Linajes segmentarios (forma cónica)1

*Bandas:
- Compuestas
- Familia (anómalo)
- Patriarcales

NUÑEZ, L. y DILLEHAY, T. Movilidad giratoria, armonía social y desarrollo en los Andes Meridionales.
Patrones de tráfico e interacción económica.

Capítulo IV: “Movilidad giratoria: definición y modalidades”

Al iniciar los estudios en esta dirección, nos prestamos un principio de ingeniería mecánica: Movimiento Giratorio,
como base para definir y probar el patrón de movilidad andina (trashumancia, verticalidad, complementariedad ecológica,
intercambio y movilidad semi- sedentaria).

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Cuando el número de personas en un ayllu es excesivo, una familia se separa del resto y forma un nuevo ayllu.
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Podríamos decir que una unidad social de ganaderos – caravaneros se mueven en un espiral transhumántico
rotando entre dos o más puntos fijos o asentamientos – ejes (polos de estabilidad), de modo que un giro contacta por lo
menos dos ejes opuestos. Aquí el factor clave es que la dirección y distancia del movimiento desde estos ejes
depende de la compulsión o restricción del mantenimiento de los animales y los productos trasladados en
caravanas a través del paisaje natural y social. La estabilidad está dada en movimientos en sentido espiral, por
cuanto los movimientos giratorios de los ganaderos – caravaneros se fijan en asentamientos ejes relativamente iguales en
tamaño y potencial socio – económico (según las condiciones locales de cada eje en ambos extremos de sus puntos
predeterminados o terminales), los cuales están localizados arriba y abajo de la ordenación vertical del paisaje andino.
Para que el movimiento giratorio pueda mantener su medio rodante en equilibrio, este debe ser balanceado por los ejes
fijos o asentamientos relativamente homogéneos en términos de “captura de tráfico”. Los asentamientos semi-sedentarios
dentro de las funciones del movimiento ganadero – caravanero:
1. Definen su movimiento en un vasto territorio alongado.
2. Sirven como sitios de abastecimiento o de paraderos que reciben productos de caravanas y lo distribuyen tanto a
nivel local, regional e interregional, pasando los bienes desde las caravanas hacia otras direcciones.
3. Abastecen a las caravanas para que puedan proseguir su trayecto espiral.

El conjunto de ecosistemas diferenciados de los Andes del sur estimularon múltiples circuitos de
movimientos giratorios con fuerzas internas que generaron otros movimientos a través de la extensión gradual de
rutas de caravanas que trasladaban bienes e ideologías. De este modo, cada segmento que contacta dos o más
comunidades es solo una parte de un conjunto de conexiones que integran comunidades de diversos desarrollos culturales
y étnicos con diferentes complejidades aldeanas. Cada agrupamiento es un eje con su propio movimiento productivo
interno que entra en contacto con un sistema mayor hacia donde vierte sus excedentes y e conecta con el universo total,
absorbiendo técnicas, alimentos, religión, medicinas, etc., sin constituir en sí mismo centros autárquicos de plena
autosuficiencia. De esta manera, diversas etnias, con producciones y culturas diferentes contactaban sus excedentes y
valores a través de movimientos de interacción social, cultural, económica y litúrgica. Esa movilidad rechazó el modelo
de desarrollo urbano, por la intensificación de relaciones interétnicas a través de los ganaderos- caravaneros,
incluyendo la consolidación del modelo aldeano no centralizado, sin énfasis en comercio de mercados, propio de los
establecimientos urbanos.

Capítulo V: “Marco ecológico diferenciado como prerrequisito de movilidad en los Andes”

ASENTAMIENTOS, MOVILIDAD, Y ECOLOGÍA EN LOS ANDES CENTRALES


Los Andes centrales y su continuación inmediata están caracterizados por varias zonas fisiográficas bien definidas,
fluctuantes entre los ricos recursos del mar, desiertos estériles, hasta las altas regiones forrajeras y la forestación tropical
húmeda oriental. Desde el norte de Perú hasta Chile central se extiende un extenso territorio árido-semiárido. El medio
ecológico sobre la plataforma continental y la zona del litoral aledaño es capaz de proveer recursos potenciales en una de

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las áreas con mejores posibilidades a nivel mundial. La corriente de Humboldt provee durante todo el año
abundante pesca y mariscos, incluyendo una múltiple variedad de peces, aves, mamíferos de mar y productos
transportables como alimentos secos y salados, guano, conchas, etc., útiles para el trafico interregional andino.
Las características más relevantes del desierto peruano son las altas elevaciones andinas y los oasis que en forma de
valles se extienden desde las altitudes superiores hacia el Pacifico, dentro de un paisaje árido circundante. En las zonas de
eficiencia de desembocadura de ríos, reducidos y tempranos doblamientos sedentarios fueron capaces de llevar adelante
una economía basada primariamente sobre la explotación de productos marinos y secundariamente con la adaptación de
cultígenos.
A lo largo de la costa centro- norte y central especifica de Perú, las colinas soportaron un tipo de vegetación
especial de lomas, y el efecto garúa las transforma en áreas de recursos forrajeros subtropicales, pero de escaso uso
en términos de activación agrícola. Es probable que durante el periodo de garúa, el forraje de las lomas costeras haya
atraído a manadas de guanacos serranos, ciervos y hombres.
En la zona costera se combinaron eficientemente una economía de base marítima con practicas de agricultura
avanzada. Esta combinación estimuló un alto desarrollo de sociedades teocratitas centralizadas y tardíos estados
seculares. Las sociedades de la costa norte y central lograron un alto desarrollo con urbanismo definido, al tanto
que se habían fijado altamente a su ambiente. Esta misma centralización en un medio de vida urbanizado,
primeramente con una economía agraria y secundariamente con el manejo de recursos marinos, también forzó a estas
sociedades costeras al establecimiento del tráfico de larga distancia para el logro y acceso a rubros exóticos o externos.

CUENCA DEL TITICACA, PUNA Y SU ÁMBITO DE INTERACCIÓN EN LA VERTIENTE


OCCIDENTAL
Al ingresar en la zona del lago Titicaca, la «Puna normal», establece márgenes de producción de sumo significado.
Tanto los valles mesotérmicos como los suelos de la «Puna normal» son apropiados para una agricultura del complejo
Cordillerano, especialmente de tuberosas y quínoa, pero con mayor desarrollo ganadero, apoyado por el ambiente seco
y frió que favorece el crecimiento de pastos naturales mantenidos por las lluvias intensas de verano. De este modo, se
dibuja un ambiente de tierras cultivadas con extensiones adecuadas para la producción agropecuaria. La población
estableció tempranos círculos de movilidad, manteniendo como cabeceras a múltiples asentamientos ejes que se
sucedieron en diversos habitats lacustres.
En las llanuras que rodean al lago se desarrollan intensamente los cultivos de secano, favorecidos por la
humedad proveniente del lago, que en general, otorga un mejoramiento de las condiciones de producción
(recolección, caza, agricultura y ganadería), en espacios relativamente restringidos con estímulos directos a la
estabilidad humana. Una vez controlada la producción agropecuaria, diversos grupos se expandieron en un
multidireccional desarrollo aldeano, bajo un control dinámico de recursos utilizables en la vertiente oriental y occidental
del altiplano central, a través de un manejo de excedentes de mayor potencial en el contexto altiplanito. La masa ganadera
(llamas, alpacas, etc.) y la alimentación de tuberosas y carnes deshidratadas, conformó una base de subsistencia
típicamente altiplánica, centralizada en los óptimos ambientes del Titicaca. El almacenamiento excedentario de

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alimentos deshidratados y el cuidado especial de sus rebaños, no solo protegía a las comunidades de las
temporadas de sequía, déficit de crianza, ciclos adversos de heladas, etc., sino que también acumulan excedentes
que ayudaron al proceso de expansión a través de colonización y trafico caravanero hacia las fajas de ambientes no
altiplanitos de oriente y occidente. Cuando esto ocurre, el altiplano logra un desarrollo dinámico, con ejes de mayor
prestigio establecidos en los contornos de la cuenca, donde se fijan los primeros movimientos giratorios de interacción.
El desarrollo de este patrón económico no diversificado de impronta netamente altiplánica, proviene de raíces
pre Chiripa y guarda estrecha relación con el desarrollo temprano de una forma de pastoralismo arcaico. Los
recursos naturales del altiplano no eran diversificados por el escaso contraste ecológico de su ambiente. Esto estimuló una
temprana tendencia a especializar determinadas actividades a través de la disposición de una red de ejes que hacían
circular diferentes bienes dentro de una unidad espacial homogénea, que exigía de una conducción política.

El modelo altiplánico de desarrollo no diversificado implica el establecimiento de contactos multiétnicos e


interecológicos, fundamentados en una inteligente estrategia de armonía social. Esta expansión altiplánica bien dirigida
fue capaz de imponer una convivencia con objetivos concretos: acceso a pisos ecológicos diferentes con producciones no
altiplanicas.

Un análisis longitudinal nos enseña que las poblaciones utilizaban este espacio en relación a los centros agrícolas,
agropecuarios y marítimos. No obstante, la mayor densidad se registró en las zonas con potencialidad agromarítima. En
el piso costero la población fue sensiblemente escasa en los sectores con recursos de aguas limitadas a escasas vertientes.
Solo en las zonas de eficiencias de desembocaduras de ríos se logró amplias la implantación del modelo agromarítimo,
por medio de la producción marítima y agricultura de regadío.
En resumen, podemos decir que la atracción económica de la vertiente occidental está dada por la producción
agrícola y costera fundamentalmente con adiciones aportadas por regiones con recursos naturales distintivos sean los
ganaderos del contacto altiplano marginal o los freatófitos del Tamagural.
La imposición de un nuevo modelo mercantilista: urbanismo y pueblos con recursos mineros y mercados fijos,
permitió una desarticulación gradual de los movimientos giratorios. Frente al caos demográfico y productivo post-
conquista se antepuso una centralización europea que desbarató el espacio y la autoridad teopolítica andina, capaz de
manejar armónicamente el tráfico de gente y bienes. Donde los europeos no advirtieron riqueza mercantil, sobrevivió el
ideal andino del traslado interregional y esto aun existe en determinados enclaves de los Andes del sur, destinado a una
extinción irreversible.

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Capítulo LX: “Epílogo”

En esta zona la sociedad se caracterizó por un modo de vida móvil de cazadores y recolectores que se transformó
gradualmente en un modo de vida de pastores, caravaneros y agricultores, involucrados en la producción e intercambio de
productos especializados. Los contactos interzonales y el intercambio eran realizados mediante redes regionales de
caravanas, conectadas por asentamientos «ejes» mayores localizados en la costa y en las onas del altiplano y la puna. Si
bien el área nunca fue controlada completamente por una sola cultura centralizada, fue parcialmente unificada por la
esfera comercial y/o colonial y de influjo religioso de Tiwanaku (400- 1200 a. C.) y más tarde por el estado Inca.
En general, los grupos regionales estuvieron organizados en señoríos de pequeña a mediana escala, económicamente
interdependientes y políticamente autónomos. En algún momento Tiwanaku empezó a atraer a las caravanas vinculadas
con San Pedro. Como un centro convergente, Tiwanaku tenía los medios organizacionales y el acceso a diversas materias
primas, procedentes de diferentes zonas ecológicas, como para proporcionar un amplio rango de productos terminados a
centros regionales como el de San Pedro. Tiwanaku fue gradualmente favorecido por los principales circuitos de
caravanas de las regiones de Atacama y sus alrededores que convergían en él. Como consecuencia de los crecientes
contactos e intercambios con Tiwanaku, San Pedro pasó a involucrarse en la producción e intercambio de bienes
artesanales complejos (productos de madera y cobre, vasos de oro, tabletas para alucinógenos y piedras semipreciosas).
Se ignora aunque si Tiwanaku estableció colonias en San Pedro o fue parte de una interdigitación de tradición y
convivencia multiétnica, incluyendo ambas estrategias que parece ser lo más posible.

Cerca de 1000 a. C a 1200 d. C, comienza un periodo regional floreciente en los Andes centro- sur, que se
caracteriza por contactos cada vez enojes con Tiwanaku. Aquellos sitios que previamente habían operado como
importantes centros regionales dentro de la esfera de influjo de Tiwanaku, ahora pasaron a ser asentamientos-ejes
regionales independientes, debido a que la afiliación religioso- económica cesó de operar. Además, las comunidades de
la región del lago Titicaca concentraron su tráfico de caravanas sobre bases más regionales, aun cuando continuaron sus
intercambios con las zonas desérticas y costeras del sur de Perú y norte de Chile.

MURRA, J. Formaciones económicas y políticas del mundo andino. IEF. Lima. 1975.

Capítulo I: “Entorno a las estructura política de los Incas”

A través de los años se ha generalizado la idea que en el momento de la llegada de los europeos, la sociedad inca era
un estado «socialista» donde “el gobierno aseguraba al individuo contra todo genero de necesidades y, recíprocamente,
reclamaba un fuerte tributo” (Rowe, 1964) Murra, en cambio, afirma que no vale la pena clasificar a los inca como
socialistas, feudales o totalitarios, etiquetas procedentes de la historia económica y social europea.
El Tawantinsuyu impuso también onerosas mita agrícolas, militares y de obras públicas, algunas poblaciones fueron
separadas de su jurisdicción étnica y de parentesco para dedicarlas de manera exclusiva a tareas estatales. Pero, a pesar de
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todo esto, hacia 1500 el Estado había decidido no interferir demasiado en la capacidad del campesino de alimentarse a sí
mismo y su unidad domestica, éste continuó sosteniéndose mediante el cultivo sin riego de los tubérculos domesticados
en los Andes, dentro de un sistema de tendencias étnicas y de parentesco. Hacia el 1500, en el Tawantinsuyu había dos
sistemas de agricultura y en el acceso a la tierra. Ambos, el del Estado y el de los grupos locales, eran fuerzas reales,
económicas y políticamente significativas.

La historia incaica, rescatada por los cronistas de la tradición oral y de los nudos de los amauta, atribuyen al
Inca Pachakuti, el «transformador», el cataclismo de haber inventado los procedimientos administrativos que
permitieron el funcionamiento de un Estado de los Andes. La mayoría de sus innovaciones parecen ser
reorganizaciones y proyecciones en una pantalla aplicada de antiguas y muy arraigadas técnicas andinas de gobierno,
otras eran necesariamente nuevas ya que no hubo precedentes para algunos problemas que el Tawantinsuyu debió
enfrentar en 1500.
Los recién casados tenían derecho a una nueva casa, construida con la ayuda de los demás. Si la tarea era de más
envergadura, involucrando varios linajes, estos se turnaban hasta conducir la obra. Todas las tareas domesticas eran
asignadas a unidades domesticas, no a individuos. El grupo étnico tenía bajo su responsabilidad a ancianos, huérfanos y
lisiados. Ante la dificultad o imposibilidad de cultivar la tierra, la comunidad asumía el trabajo.
Las fuentes clásicas hablan del Ilaqta kamayoq, quien se encargaba de verificar el cumplimiento de la labor agraria.
Algunas veces el trabajo de supervisión era asignado a los lisiados o ancianos. Para poder preparar la chicha
indispensable para el ceremonial, la aldea o la etnia cultivaba también algunas parcelas de maíz en tierras abrigadas. Tales
parcelas no deben confundirse con las «tierras del Sol», es decir, las del cultivo estatal. Nos referimos aquí a los
santuarios y cultos locales. Es posible distinguir con claridad estas dos dimensiones de la religión andina. Los señores
étnicos locales, los curacas, también tenían derecho a usar la energía humana de su comunidad.
Como cualquier unidad domestica, por lo menos en tiempo pre- incaicos, tenían derecho a las tierras del ayllu al que
pertenecían. Algunas otras autoridades locales trabajaban ellas mismas sus chacras, otras lo hacían solo de modo
ceremonial.
El concepto básico que regia los intercambios recíprocos de energía dentro de la comunidad era el tiempo: los
días o años de trabajo adecuados a personas, a unidades domesticas, a la comunidad, a los señores y eventualmente
al Estado. Más allá de la red de reciprocidades, cada unidad domestica era considerada autosuficiente y de hecho tenia el
acceso suficiente a los bienes de capital de la sociedad para que tal autosuficiencia fuera real.
Un indicio del cuidado y continuidad con los cuales el Estado respetaba el principio de la mita como
reciprocidad era el suministro obligado de comida y chicha a la mita ayoq. Tal obligación era común en el nivel
local, quien se beneficiaba con la edificación de una casa convidaba a todos los constructores y lo mismo hacia el curaca
cuando se barbechaban sus chacras. Todo quedaba a cargo de la «generosidad institucionalizada» del Estado, la iglesia o
del grupo que se beneficiaba de su esfuerzo.

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En la formación del Estado andino y en la estructura del sistema de ingresos, uno de los primeros y el más
importante paso fue el censo de poblaciones, chacras, rebaños y pastores, de la productividad del año o en curso,
etc.
El khipu, o registro mediante nudos, fue anterior no solo a Pachakuti, sino a los incas, pero un censo panandino se
logró solo con la expansión y la complejidad de un Estado y la burocracia.
La cuota de esfuerzos era asignada a la unidad domestica, linaje o grupo étnico. El curaca y, a nivel familiar, el
encargado de la unidad domestica, velaba por el cumplimiento de dicha cuota. Los jóvenes se iniciaban ayudando a sus
familiares en sus obligaciones locales y más tarde en las étnicas y las estatales. Acompañaban al ejército, ayudaban en las
cosechas y en la construcción de andenes, cumpliendo con menesteres que en otras latitudes eran consideradas tareas de
adultos. Hasta su matrimonio, el joven cumplía con lo asignado por sus padres, únicos responsables, ya que solo ellos
eran los obligados a la mita, ninguno que no tuviese mujer y chacra, aunque tuviesen hijos, no pagaban tributo.
En esto vemos en acción el arte inca de gobernar: la mita fuera de la comunidad de origen eran una obligación estatal,
el matrimonio constituya un rito de transición personal, y a veces, un lazo étnico. En condiciones estatales, la boda llegó
a ser no solo un rito comprensible a nivel local, sino el símbolo del nuevo status del «contribuyente». Este es el
origen de la impresión muy difundida de que el Tawantinsuyu se ocupaba de casar a los jóvenes. Lo que el Estado hacia
era transformar en un hecho censal un cambio de situación personal que involucraba el parentesco.
El adulto casado, apto para la mita era el hatun runa, un hombre mayor. A menos que se enfermara, hasta que
envejecía el hatun runa dirigía su unidad domestica en cumplimiento de sus obligaciones hacia el Estado. Tal
cumplimiento era definido como una ocasión gozosa, la gente se encaminaba al trabajo cantando, vestida son sus mejores
ropas.
Como hemos visto, durante el cultivo de sus chacras, el Estado proveía a los campesinos de comida y chicha, los que
«servían» no asumían ningún riesgo sobre la cosecha, ya que la tierra que cultivaban no era de ellos. Todo lo que
debían dar era su energía.
Entre los curaca, los ocupantes de los peldaños inferiores eran equiparados a los hatun runa en lo que se refería a sus
obligaciones con el Estado. El hatun runa, como afirman Garcilaso y Cobo, era un hombre de la localidad, ligado a su
gente por lazos de parentesco y experiencias comunes, un miembro hábil y activo de la comunidad. Se dice que los
encargados de cien o más unidades domesticas no estaban sujetos a la mita. Otros cronistas discrepan diciendo que solo
los curacas responsables de 500 y hasta mil unidades censales quedaban exentos.
La confusión surge de que el método decimal con cifras redondeadas, usado por la burocracia cuzqueña, no podía
corresponder a las realidades demográficas ni a las de poder. Los asentamientos rurales, aun cuando su población fuera
trasladada por mandato administrativo, no pueden alinearse con ningún orden decimal. Por ejemplo, el señor de una aldea
o de un valle trabajará en las chacras con sus familiares, mientras otro responsable de un grupo étnico de igual tamaño, no
lo hará según las normas culturales que imperen en la localidad.
Algunos sectores del sistema de ingresos estatales funcionaban sin convocatorias especiales. Las sesiones para realizar
las tareas eran a la vez administrativas, ceremoniales y redistributivas: el inca ofrecía chicha y coca a los participantes de

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la junta. La mita a cumplirse se esbozaba en este ambiente, había debate y eventual elaboración y ratificación del plan,
los participantes regresaban a sus jurisdicciones cargados de dadivas.
En el sistema incaico todos los varones útiles, los encargados de las unidades domesticas, estaban obligados a tributar
energía al Estado. No resulta sorprendente entonces el hecho de que el Estado hiciera el esfuerzo ideológico para expresar
sus exigencias en el vocabulario de la reciprocidad andina tradicional.
Al disponer para uso estatal de gran parte de la mita campesina y todo el esfuerzo productivo de los yana, el
Tawantinsuyu, además de eliminar gran parte del comercio, tuvo a su disposición enormes almacenes de cuyo contenido
aprovechaba solo una fracción para usos estrictamente cortesanos. Algunos cronistas subrayan que el principal objetivo
de los almacenes era militar. Los partidarios de un Tawantinsuyu bondadoso sugieren que el fin principal del
almacenamiento era acumular reservas para épocas de necesidad. Quienes cumplían con la mita, así como los linajes
reales y la burocracia se abastecían allí. La controversia surge en lo que respecta al uso de las reservas estatales con fines
de bienestar. Las reservas acumuladas eran utilizadas para compensar las heladas y sequías, evitando la hambruna.
La mayor parte de lo almacenado se gastaba e invertía allí donde la autoridad creía más conveniente. En este sentido,
el Estado Inca funcionaba como un mercado. Absorbía la productividad «excedente» de una población autosuficiente y
«trocaba» este excedente en la alimentación del ejercito, de quienes servían en la mita o en la de la familia imperial,
tratando de paso de ganarse la lealtad de los beneficiados.
Cabe destacar el creciente numero de los mitmaqkuna, los colonos extraídos de sus comunidades étnicas, de
aqlla tejedoras, de los allegados yana y de las dadivas de tierras y gente otorgadas por la dinastía a sus favoritos.

Capítulo III: “El control vertical de un máximo de pisos ecológicos en la economía de las sociedades andinas”

En este ensayo, Murra ofrece cinco casos de control de pisos e islas ecológicas bajo condiciones muy distintas entre sí.
Los cinco casos se refieren al siglo que va aproximadamente de 1460 a 1560.

1. Primer caso: Los chupaychu runasimi – hablantes. 2500 – 3000 unidades domésticas. Etnías pequeñas que habitaban
Chaupiwaranga, en la zona más alta de Marañon y del Huallaga.
En la Sierra había un núcleo política y económicamente pequeño, que además tenían dos zonas de explotación: la Puna
y la montaña (multiétnicas). La Sierra enviaba de a 3 o 5 familias a cada asentamiento de carácter permanente, a 3 o 4
días de viaje con respecto al núcleo. Aquellos que se iban a la Puna o a la montaña conservaban sus derechos políticos, es
decir, son censados como habitantes de la Sierra.

2. Segundo caso: Los lupaza aru – hablantes. 20000 unidades dométicas. Etnías grandes, verdaderos reinos altiplánicos,
con núcleos en la cuenca del Titicaca.
Los lupaqa tenían oasis en la costa del Pacífico hasta Sama y Moquegua. Allí cultivaban maíz, guano y otros
productos marinos. Los lupaqa explotaban la costa y la montaña. Al igual que el caso anterior, los enviados no perdían
sus derechos políticos.

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No sería de extrañar si se encontrase en un solo valle asentamientos de diversos asentamientos de diversos
antecedentes sin ninguna estratificación entre sí. Serían simplemente colonias periféricas establecidas en los llanos
úcleos contemporáneos entre sí, pero diferentes en su equipo cultural.

3. Tercer caso: etnías pequeñas con núcleos en la costa central.

Desde el periodo incaico, en la costa habia tres etnias que se disputaban el control de lo cocales. Estas tres etnías eran
los Canta, los Yauyu (o Chacalla), ambas serranas, y los Collique, provenientes de la costa. A través de este litigio se
continuaban unas luchas iniciadas siglos atrás (antes de la conquista incaica) con nuevas armas proporcionadas por el
sistema colonial europeo. Las tres etnías estaban de acuerdo en el modo de explotación del terreno anterior a la conquista
incaica, y de que esta pertenecía a Collique. De vez en cuando una de las etnías asumía una hegemonía temporal; la
tregua entre los que compartían la coca era siempre precaria y tensa, pero tal competencia y luchas no niegan que hubo
orden e intento.
De acuerdo a los testimonios dados por estas etnías se sabe que anteriormente a la conquista incaica, esa tierra había
pertenecido a los Collique, sin embargo los Yauyu intentaron conquistarla. Para evitar entrar en conflicto, los Collique les
propusieron que ocupasen una parte de esta tierra.
Estas tierras, eran administradas por un tal Chaumecaya, que respondía a los intereses del señor de Collique, llamado
Collicapa.
Los testimonios de los señores yunga de Collique coinciden con los de las etnías Canta y Chacalla: los primeros
tuvieron que ceder y compartir las tierra regadas de Quivi con los serranos.
¿Es este un caso más de archipiélago vertical? Las tres proposiciones lo sugieren pero no faltan dudas. Los
informantes estaban de acuerdo en que los de Quivi eran yungas viviendo por encima de los 1000 m., pero no sabemos si
eran asentamientos periféricos de gente enviada desde Collique, quienes seguían manteniendo su participación social y
sus derechos en la costa, condición que parece indispensable para definir los archipiélagos. Collicapa puede haber
ejercido un control externo, político (y no vertical) sobre Quivi ya que los informantes describen a Chaumecaxa como un
señor que tributaba al señor de Collique.
En la zona del río de Quivi el Chillon, la proporción mayor de la población vivía en aldeas costeñas, de pescadores y
una menor cerca de sus chacras en el Valle explotando recursos de hábitats que no eran contiguos entre sí.
¿Cómo adquirir tales productos de los valles? ¿Cómo hacer llegar allí los frutos del mar?
El trueque, el intercambio ceremonial, así como el comercio, ofrecen contestaciones a primera vista y es probable que
en ciertas coyunturas, cada uno de ellos haya ocurrido en los Andes. Patterson nos ofrece una solución nueva: “la
autosuficiencia comunal es una forma antigua de organización social en los Andes… La consecuencia más importante de
tal forma de organización para adquirir los recursos que necesitan consiste en que los miembros de una comunidad tienen
que distribuirse eficientemente en el espacio a través de su territorio. Las zonas donde se dan tales recursos pueden estar
ubicadas a cercana proximidad una de la otra o a distancias considerables según los patrones ecológicos que rijan en su
territorio”.

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4. Cuarto caso: grandes reinos costeños.

Igual que los lupaqa, los grandes reinos de la costa norte eran etnías poderosas con cientos de miles de
habitantes. Eran archipiélagos en otro sentido: sus valles regados, alineados a lo largo de la costa del Pacífico,
separados uno del otro por desiertos, formaban conjuntos, “reinos y confederaciones”, de origen local o serrano.
Según Julio C. Tello la relación entre la costa norte y la sierra adyacente fue unilateral.
Pasando a épocas más tardías, tenemos la afirmación de Henry y Paule Reichlen que en las tres primeras etapas de la
civilización Cajamarca no hay relación aparente con las de la costa norte. Sólo cuando la costa fue invadida por los
serranos del Horizonte Medio es que éstos penetraron en la región de Cajamarca introduciendo a la vez: “quizá como
aliados, gente de la costa norte que llevaron consigo diversos productos del litoral. Es difícil determinar si se trata de una
inmigración pacífica o de una conquista militar. Desde entonces se establecen relaciones más estrechas entre los
Cajamarca y los Chimú…”
Si el modelo de islas multiétnicas analizado en estas páginas prevaleció también en la región Chimú – Cajamarca,
colonias periféricas como las mencionadas por los Reichlen serían la forma esperable de asentamiento.
Rodríguez ha sugerido que en el pasado hubo un movimiento interregional a través de las vertientes de Sincienp y
Otuzco, que permitía un intercambio de productos serranos y costeños.
El probable tráfico entre sierra y costa en la zona del caso 4 ha atraído también la atención de Kosok. Notando la
observación de Cieza que los de Montupe “en algunos tiempos contratan con los de la serranía”, Kosok formuló una
pregunta que es inevitable para toda investigación de la economía andina: si las dos zonas geográficas “producen materias
primas y bienes artesanales tan distintos, esto conduciría sin duda a un sistema extenso de intercambios entre las dos
regiones… ¿ por qué no se describe tal comercio, ni se mencionan los mercaderes en la mayoría de los cronistas?”
La contestación que ofrece Kosok es útil, ya que empieza separando el comercio de otras formas del tráfico de bienes.
Sí, dice él, hubo tráfico pero no todos los movimientos de bienes son comerciales; el tributo, por ejemplo, puede preceder,
coexistir con el comercio o reemplazarlo. Murra agrega que en sin número de sociedades pre capitalistas, la mayor parte
de los bienes se mueve de un segmento social a otro, a través de lazos de reciprocidad, redistribución o tributo.
Finalmente Murra supone que hubo un intercambio y tráfico entre la sierra y la costa norte, pero en base a
colonias periféricas permanentes establecidas por los centros de poder costeño en la sierra y viceversa. El aviven
entre las islas y los núcleos ocurriría en el interior de una sola sociedad.

5. Quinto caso: etnías pequeñas con núcleos en la montaña, aparentemente sin archipiélago.

Este caso se trata de unas 200 unidades domésticas, con sede en las yungas de La Paz, en los valles alrededor de
Songo. La población visitada era aymara – hablante y llega a ser conocida históricamente porque desde épocas anteriores
a la invasión controlaba extensos cocales, además de cultivar su propio sustento.

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Los europeos, luego de su llegada, comienzan a obligar a los nativos a aumentar la producción de los cocales
ampliando el espacio cultivado.
En las yungas de La Paz se utilizaban aparentemente sólo dos pisos:
o Alrededor de sus casas y pueblos cultivaban yuca, comos, maíz, arracacha, frijoles, más árboles de fruta; en
algunas aldeas se deban también papas;
o A cierta distancia se ubicaban las chacras de coca cada una con su nombre. Todos los moradores, inclusive los
señores y sus yana tenían las suyas.

Resultaba obvio que el cultivo de su alimentación y el beneficio de los cocales formaban un solo conjunto yunga, sin
otras zonas periféricas. Durante la visita, los inspectores españoles descubrieron que, a pesar de la insistente negativa se
los señores de Songo, estos sí tenían algo en el altiplano.
¿Cómo explicar la limitación, la negativa?
Durante el interminable debate sobre la capacidad de los moradores de Songo de entregar más o menos cestos de coca
y hasta dónde los podían cargar, surge en la visita una pregunta sobre lo que daban al Inca. Los informantes difieren en
detalles pero coinciden en lo esencial: los moradores del valle de La Paz entregaban grandes cantidades de coca al
Tahuantinsuyu. Pero sabeos también que no había tributo en la economía de este estado. Los ingresos del Cuzco
provenían:
o De chacras y papacanchas y rebaños estatales que el Tahuantinsuyu tenía repartido en todo su territorio,
trabajados y cuidados con la mano de obra de las etnías locales conquistadas. Estas guardaron no sólo amplia
autonomía administrativa sino el acceso a sus archipiélagos preincaicos.
o Pero hubo también un esfuerzo de crear nuevos recursos estatales a través de obras de riego y de andenes,
importación de rebaños y traslado de población.
Es que los cocales de Songo eran chacras estatales; las 200 unidades domésticas, una isla periférica estatal
instalada y favorecida desde el Cuzco, creando ingresos para el Tahuantinsuyu, en las mismas condiciones que las
200 unidades domésticas de Huánaco descritas en el tomo 11 de la visita de Iñigo Ortiz.
Con la decapitación del régimen pan andino que fue el Tahuantinsuyu, en 1568 habían desaparecido las trazas
obvias de un archipiélago con su núcleo en el Cuzco, lejos del altiplano.

Los incas y el modelo del archipiélago vertical

Cabe preguntarse, si el modelo de archipiélagos verticales fue preincaico ¿ cuáles fueron las transformaciones que
sufrió este ideal andino al ampliarse la unidad política y económica en una escala sin precedentes, con tal hondas
divisiones administrativas, étnicas y de clase como la del Tahuantinsuyu?
En 1966 Fernando Fuenzalldn sugirió a condición indispensable para el funcionamiento de un sistema de
control vertical el paraguas previo de una Pax Incaica o la de algún Estado anterior. Tal poder estatal protegería el tráfico
de las caravanas que unían las islas periféricas con sus núcleos.

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Murra considera los archipiélagos como un método antiguo, elaborado por sucesivas poblaciones andinas para la
mejor percepción y utilización de los recursos en su extraordinario conjunto de ambientes geográficos.
Regresando al siglo 1460 – 1560, al expandirse el Tahuantinsuyu su élite (convertida en dinastía y clase
dominante) llevó a los territorios y pueblos conquistados un modelo previo de control vertical que ya conocían y
utilizaban éstos. Al ampliarse la escala se modificaba también el contenido de lo que se entiende por archipiélago,
crecen las diferencias factibles entre el núcleo y sus islas periféricas, aparece la especialización artesanal
concentrada en pueblos de alfareros o de metalúrgicos, puede cambiar la situación social y económica de
reciprocidad entre centro y periferia y surgir la explotación de los pobladores en las islas alejados. Sin embargo,
en algunas zonas todavía se veía algo de verticalidad física.
Si contemplamos ahora el Tahuantinsuyu y su utilización de las colonias, veremos que la verticalidad física
pierde su importancia y es reemplazada por otra estructura, por un archipiélago cuyas islas constituyentes ya no
necesitan tener ninguna proximidad ya que sus nuevas funciones parecen independientes de toda consideración
ecológica.
El Cuzco sacaba colonos de sus tierras nativas y los enviaba a otros terrenos a explotar sus riquezas. Allí le otorgaban
tierras para su subsistencia. El Tahuantinsuyu reprodujo en el nuevo territorio las condiciones que los colonos esperaban
en lo ecológico, a pesar de sus nuevas funciones.
Además del control de una multiplicidad de islas vimos que la ideología detrás de los archipiélagos prometía a
los colonos que, aunque establecidos permanentemente en la periferia, no perdían acceso al núcleo. ¿Qué ocurre
cuando la periferia quedaba tan lejos del núcleo como el Huallaga del Cuzco?
Es preciso contemplar la posibilidad que, al ampliarse el uso de los archipiélagos con fines estatales, se borraban
características y se perdieron derechos que parecían indispensables.
Aún así los derechos se mantenían en el área nuclear de los desplazados, a cualquier distancia. A la vez, éste es el lazo
ideológico entre los pequeños archipiélagos físicamente verticales y la red de colonias estatales con múltiples funciones y
abarcando territorios a meses de camino del Cuzco. Esto no niega que “ser enumerado” con su grupo de origen pudiera,
con los años, llegar a ser más una forma legal que real.

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BROWMAN. D. La expansión de Tiwanuku y los patrones económicos del altiplano. En “Estudios
arqueológicos 5”. Universidad de Antofagasta. Chile. 1980.

PATRÓN ALTIPLANO QUE SE CONTRASTA CON EL MODELO DE ARCHIPIÉLAGO DE MURRA.


Las comunidades andinas, pastoras o agricultoras, no son autosuficientes. Razones como la distribución despareja de
zonas ecológicas o fracaso de las cosechas debido a factores climáticos, como heladas o sequías. Una solución es la
explotación directa de diferentes zonas ecológicas por parte de un única comunidad, popularizada por Murra en su
modelo archipiélago. Pero este método trae aparejado costos muy grandes. Por lo que las poblaciones han tenido que
hallar otros medios. El archipiélago funciona bien en los empinados flancos andinos de Perú y Chile, pero no se puede
llevar a cabo en el medio del altiplano.
La solución fue una actividad de intercambio, con accesos a bienes de otras zonas ecológicas a través de redes de
comercio. El individuo del altiplano encontró que para obtener acceso a recursos de otras zonas ecológicas debía
convertirse ya sea en un comerciante avanzado o un artesano habilidoso con algún tipo de habilidad comerciable.
El modelo archipiélago coloca el énfasis en la manipulación de los factores políticos para lograr el acceso a los
recursos. El modelo altiplano pone un énfasis mayor en la manipulación de los factores económicos. La geografía de
la zona altiplanica hace más fácil y eficiente el movimiento de bienes a través de redes y mercados de intercambio.

1. Entre 1300 y el 1000 ac. Comenzaron a formarse las redes de intercambios a larga distancia. Los tres elementos
más comerciables fueron: los objetos de metal (oro y cobre), las piedras semi-preciosas (malaquita, turquesa, lapislázuli)
y las valvas marinas del pacifico. Los textiles de lanas y las drogas alucinógenas también fueron imp. El intercambio
regional a nivel medio era de productos agrícolas como el maíz, ají, algodón, calabaza, hoja de coca, etc. Transportados
en caravanas de llamas.

2. Durante 300ac-300dc. Se consolida la red económica anterior. Se desarrolla una variedad de centros regionales en
el norte del lago Titicaca (dominado por el Pucara altiplánico) y en el sur del lago (primero dominado por Chiripa y luego
por Tiwanaku)

3. Del 300-900dc. La dominación del área por la influencia de Tiwanaku fue total. Tiwanaku surge como el principal
centro de intercambio y la cabeza política de un conjunto de centros de intercambios semi-independientes. El intercambio
mercantil fue muy imp. para el mantenimiento del centro urbano de Tiwanaku como en la extensión y expansión en el
altiplano andino y áreas costeras adyacentes. Fue un centro industrial, importaba materias primas y exportaba productos
manufacturados. Con gremios de artesanos y especialistas.

4. 900-1300dc. El colapso de Wari fue un golpe económico duro para Tiwanaku. Tenia muy buena relaciones
comerciales. Por otro lado, Cochabamba pudo desarrollar sus propios recursos sin utilizar a los comerciantes de Tiwanaku
como intermediarios. O quizás tiwanaku estaba en desventaja en el momento del colapso Wari y no pudo sostener su

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predominio en la red comercial que ligaba al altiplano boliviano, por lo cual Cochabamba logro afirmar y mantener su
independencia. Tiwanaku perdió dos áreas importantes de materia prima (Cochabamba) y de comercio (imperio Wari)
casi al mismo tiempo. Tiwanaku persistió como entidad política durante 400 años después del colapso de Wari.

DAVIES, R. Las antiguas civilizaciones de Perú.

Perú es un país de grandes contrastes. De norte a sur una franja llana bordea el pacifico, tan árida que no proporciona
sustento a ninguna forma visible de vida vegetal. Sin embargo muchos ríos intersecan este yermo formando fértiles valles
que contrastan notablemente con los largos senderos de arena desértica. En el océano Pacifico, gracias a la corriente de
Humboldt, es mucho mas frió en la costa de Perú que las aguas a latitud semejante, a resultas de ello la lluvia es un
fenómeno raro. En la franja costera se encuentra parte de la majestuosa cordillera de los Andes. Parte de esta área central
del Perú no es cultivable, ya que esta formada por picos rocosos cubiertos de nieve. Sin embargo se extienden fértiles
valles ubicados a un altitud de 3000mts. Dichos valles sustentan una amplia gama de vida animal y vegetal. Mas allá de
los Andes de encuentra la tercera región llamada “montaña”, que abarca mas de la mitad de la superficie total del Perú
actual. Está formado por tierras calidas, cuya parte septentrional pertenece a la cuenca del Amazonas.
Los estudiosos datan que la presencia humana en la región andina es de antes del 9000ac. Estos cazadores recolectores
dieron el siguiente paso en el camino de la civilización: el cultivo de plantas tanto para la alimentación como para la
manufactura de esteras y recipientes.

CHAVIN DE HUANTAR

Durante el periodo Horizonte Temprano, Chavin alcanzó preponderancia. La calidad y complejidad de la metalurgia,
los textiles, y la cerámica hallados en el mismo Chavin como en la región donde ejerció su influencia, sugieren que se
trataba del trabajo de artistas especializados.
La parte más antigua del complejo Chavin denominada el “templo temprano”, era una plataforma de U que encerraba
una plaza hundida circular. En los muros de piedras exteriores, 10 mts. Había una serie de cabezas humanas y de animales
que mostraban el gesto fruncido y toscas garras. Una característica de este templo es el número de galerías interiores,
edificadas a diferentes niveles y conectadas mediante escaleras. La arquitectura chavinese se difundió por gran parte de
los andes centrales e incluso en la arquitectura de Tiahuanaco.
La influencia de Chavin era la expresión de algún tipo de ideología religiosa. La famosa Estela Raimondi encontrada
en el templo nuevo continúa reflejando algunos temas ya presentes en el Lanzón del templo antiguo, incluidas las garras
tan características de la deidad Chavin. Estas garras son también un atributo del famoso obelisco Tello que representa una
especie de caimán sobrenatural, un depredador de un águila o halcón. Junto con el jaguar, no solo el caimán sino el águila
coronada (Ave Arpia y felinos, animales típicos de la selva) y la serpiente están entre los temas más comunes del arte
Chavin.
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La presencia de frutos selváticos que no podían crecer en la altitud donde esta localizado Chavin, como la
mandioca, el ají, y la calabaza. Esto ha de creer que los primeros habitantes de Chavin habían migrado desde la
cuenca del Amazonas o del Orinoco.
Su influencia artística puede definirse por la presencia en otros lugares de la cerámica y tejidos decorados al estilo
Chavin junto con un número pequeño de fragmentos también asociados con esos tejidos. 2
En la cerámica de Chavin no se representaban dioses, siendo monocromáticamente negra o gris. Tampoco habia
representaciones de llamas (tipicas del Altiplano), pues llegaban como animales de carga.

KEATINGE, R. El rol y la naturaleza de la difusión religiosa en las primeras etapas de la formación del
estado como ejemplo de la prehistoria peruana.

La cultura Chavin en el “periodo temprano”. Chavin consolido la tendencia de la penetración religiosa (no era un
pueblo belicista, no había jefaturas) en la sociedad prehistórica andina que continuo hasta el tiempo de la conquista
española.
El templo descripto anteriormente tuvo distintas fases de construcción. Cada una de las fases esta relacionada con
distintas deidades. El mas temprano de estos monumentos es el “Lanzon” o Dios Sonriente, es seguido por el “Obelisco
Tello” que representa un caimán y finalmente la “Estela Raimundi” o Dios del Báculo.
El advenimiento de Chavin esta correlacionado con alguna nueva forma de control sobre el manejo del trabajo.
Al final del Periodo Inicial el trabajo al servicio de la religión era una característica de la sociedad andina ya
establecida ni con la desaparición de Chavin esta conducta fue modificada.
Durante 1000años de influencia Chavin en todo el Perú se establecieron los más importantes fundamentos religiosos.
En las tierras altas como Pacopampa hay un evidente deseo de imitar a Chavin tanto en la remodelación arquitectónica,
como en la escultura en piedra. También en Kotosh, su cerámica estaba invadida por la influencia Chavin. Lo que
conduce a considerar que la región estaba subordinada a Chavin, tanto en aspectos administrativos religiosos y de
interacción social.
El dios del Báculo, iconografía del culto Chavin. Esta deidad aparece en el estado de Huari de las altas tierras del
Horizonte Medio (600-1000dc.) y también en el sur de Bolivia en la famosa puerta del sol en el sitio de Tiahaunaco, y
también en las culturas de Moche y Chimú.
Chavin era un centro de peregrinación muy importante, por lo que se construyeron hoteles para albergar a los
extranjeros más importantes. Hay evidencias que Chavin albergó un oráculo, en una habitación por encima de la galería
que tenía al Dios Sonriente. Hay fuentes acera de peregrinajes religiosos desde grandes distancias al centro donde se
veneraba el oráculo y señalan a un rasgo propio de la religión andina en la época de la conquista española. El
principal centro en esta época era Pachacamac.

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Después sigo con Davies, es para juntar la cultura Chavin
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La expansión del culto juntamente con el desarrollo de centros de peregrinaje entre regiones
ambientalmente diferentes, debe haber sentado las bases necesarias para el desarrollo de un comercio a larga
distancia entre regiones muy separadas.

Volviendo con DAVIES………..

MOCHE
Cultura que duró hasta el siglo VIII dc. El inicio del siglo I d. C. marcó el comienzo de la era mochica, con sus
grandiosas edificaciones de adobe. Como la Huaca del Sol, la más grande de las pirámides mochicas y uno de los
mayores monumentos construidos en América prehispánica. A una distancia de 500mts. se encuentra la Huaca de la Luna.
A diferencia de la del Sol es un complejo de tres plataformas que estaba rodeado por impresionantes murales. Estos
comprendían el área urbana, compuesta de residencias de adobe para la clase dominante, de vastas plazas con muros y de
muchos talleres para artesanos calificados.
Como todos los pueblos andinos, los mochicas carecían de escritura. Pero registraron muchos detalles de su cultura
en la cerámica. Algunas muestran guerreros en lucha y procesiones rituales, la pesca y la caza del venado, junto con
imágenes de barcas y casas, así como detalles geográficos como marismas y desiertos. Además estas vasijas tenían una
función sagrada. La deidad suprema de los mochicas al parecer habitaba en las montañas. No era humano ni se implicaba
en los asuntos humanos, aparece como un deus otiosus, que habiendo creado el mundo se desentiende de el. Se representa
como hocico de felino chavinoide, con pendientes en forma de cabeza de serpiente y un tocado de cabeza de jaguar, y con
un cinturón que le salen las serpientes.
La música tenía un gran papel en el ritual mochica, particularmente en los ritos funerarios. El tema del sacrificio
abunda también. Algunos se realizaban en las montañas, y se trataba de ofrendas de vidas humanas al dios creador, que
generalmente implicaban dos victimas. Otras escenas que aparecen en las vasijas, la victimas son amarradas a una estaca
y los pájaros picotean los ojos y los genitales de estas.
La guerra es naturalmente un tema importante en esta rica documentación de la cerámica mochica. El carácter guerrero
esta ampliamente representado en su cerámica, en escenas de batallas, así como imágenes de guerrero. El arma principal
es una larga porra y su defensa un escudo cuadrado o redondo.
Varios aspectos de la economía también se ven reflejados como las balsas, en efecto los mariscos se representaban en
forma abundante. Plantas cultivadas como el maíz, el pallar, el camote o batata.
Finalmente el nacimiento y la muerte. La representación de los muertos en escenas de actividad . Tales figuras
formaban parte de un amplio corpus de arte erótico mochica.
Es poco conocida la organización política de Moche, aunque sí se sabe que existía la herencia dividida, lo que
dio lugar a la expansión territorial. Por esto contaba con un ejército organizado.

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NAZCA (Sur de Lima)
La cultura Nazca, floreció cerca del 200ac., fue la precursora de la cultura Paraca. Las vasijas y botellas decoradas de
Paracas tienen una clara relación con la fase final de la cultura Chavin. En Nazca, la suprema forma artística fue la
cerámica antes que el tejido. Sin embargo las imágenes pintadas en sus vasijas desarrollan claramente muchos de los
temas que figuraban en los tejidos de Paracas.
No se encontraron ruinas de que haya existido un imperio Nazca (los pueblos estaban dispersos por los valles
sin cohesión política), y no existen rastros de instalaciones de almacenaje, ni edificios administrativos mas
característicos de un estado conquistador. En cambio, los indicios sugieren que los pueblos estaban simplemente
dispersos en una serie de valles semifertiles.
Cahuachi era un centro agresivo e incluso militarista, a causa de las numerosas vasijas que mostraban cabezas
decapitadas, junto con cabezas humanas reales descubiertas en el lugar. Cahuachi es el asentamiento mas grande de la
cultura Nazca, pero no llegaba a ser un centro urbano. Adquirió un carácter sagrado más por la naturaleza de los ritos allí
realizados que por la presencia de monumentos impresionantes.
En el arte Nazca no se representa claramente una jerarquía social, como por ejemplo en el arte Moche.
Cahauchi y otros antiguos asentamientos nazca deben verse más como una suerte de conglomerado de sociedades
separadas que interactuaban entre sí, ligadas por una tradición religiosa compartida. No se debe descartar la posibilidad de
algún tipo de señorío formal. Sin embargo la ausencia de construcciones residenciales o administrativas haría parecer
cuestionable la existencia de un señorío.

TIAHUANACO
Tiahuanaco fue el centro principal en el Horizonte Medio. Esta ciudad estaba planificada y construida con piedra
(exportada), aunque no era lo suficientemente grande como para albergar a toda la población (40-50 mil personas). Tenía
una gran producción de tubérculos, quínoa y ganado (llamas y alpacas). Habia mita rotativa entre las colonias de
Tiahuanaco.

Expansión: es ayudado por Huari, pues Tiahuanaco no era una sociedad militarista.
* Teorías:
1. De tipo religiosa: por elementos felinitos hacia los Andes centro-sur.
2. Por excedente de producción textil: necesitaban intercambiar estos productos.
3. Por intercambio de productos y de ideas (elementos felínicos).

* Estrategias: controlar la periferia cercana, la periferia altiplánica y la ultraperiferia (llegando a la costa del Pacifico
y al norte de Argentina y Chile, San Pedro de Atacama).

Cae (pero no desaparece) por la perdida del control de las rutas comerciales de larga distancia de Huari. Los lupaqa
controlarán las redes comerciales de la zona.

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HUARI (Horizonte Medio)


Cuando Tiahuanaco se hallaba en su apogeo, en la segunda mitad del primer milenio, Huari era un alejado centro
principal del noroeste de la sierra del Perú situado a 3000 mts. sobre el nivel del mar. Comparten iconografía en común
con Tiahuanco pero son menos espectaculares. Pese a su relación con Tihuanaco, dicen que aspectos de su cultura
también procedían de Nazca.
Los complejos amurallados son característicos de la arquitectura de Huari. Estos recintos están divididos en secciones
rectangulares que constituyen patios rodeados por una serie de habitaciones. Pueden haber sido residencias familiares ya
que algunas contenían cocina.
Los restos arqueológicos indican tres fases distintas en la arquitectura Huari. En la primera, se construyó una serie de
templos que convirtieron a la ciudad en una sede residencial y ceremonial. La segunda fase es la de los recintos
amurallados, también llamada fase de la construcción de complejos con patio, fue más prolongada y la mayor parte del
núcleo de la ciudad estuvo ocupada durante este periodo. En la última fase se derribaron algunos edificios para dar lugar a
una espectacular reconstrucción. Son edificios de proporciones monumentales con muros muy altos, que nunca llegaron a
terminarse porque la ciudad fue abandonada.
La naturaleza de los vínculos políticos o comerciales entre las zonas culturales de Tiahuanco y Huari es difícil de
definir. En ausencia total de textos escritos las piedras nos dicen poco. Se sabe an culturas que formaron parte de una
época bien definida cronológicamente y eran portadoras de una cultura en común.

El GRAN CHIMÚ (Horizonte Medio)

Fue el reino más grande de Sudamérica conocido anterior al de los incas, ante los cuales finalmente sucumbió. Llego a
dominar una larga franja del Perú que se extendía desde la Tumbes (actual frontera entre Perú y Ecuador) hasta Lima.
Chan Chan fue su capital. Rescató las características mochicas.
1130dc. Varios siglos después de la aparición de Chan Chan se inició una fase ambiciosa de conquista imperial.
El dominio Chimú tanto al sur como al norte solo alcanzo su máxima extensión con las conquistas que se realizaron en
unos 400 o 500 años después de la fundación de la capital. En su expansión septentrional, Chimú se enfrento con la
cultura Lambayeque. Los objetos de esta cultura eran generalmente confundidos con los de Chimú. Ambas culturas
deben a las tradiciones Mochicas. Izumi Shimada utiliza el termino Sican para referirse a Lambayeque.
Al gran señor de Sipan se lo presenta como un hombre pájaro, ya que muchas veces lo dibujan con pequeñas alas,
nariz ganchuda que parece un pico de las vasijas flaqueando por dos cabezas de serpiente, un motivo Mochica en común.
La ciudad imperial de Chimú, Chan Chan, era difícil de denominarla como tal, ya a un asentamiento carente de
calles y plazas. Se ha estimado que tuvo un máximo de 36000 habitantes. Todos los muros interiores parecen haber sido
decorados con frisos de adobe. El sector central de cada complejo tiene como eje a la gran plataforma funeraria. El
segundo rasgo importante de estos complejos son las estructuras llamadas audiencias, cuya función se cree a
administrativa. Estas son tan pequeñas que solamente puede caber una persona sentada. Se cree que los nobles vivían y

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trabajaban en los elaborados anexos septentrionales de los complejos, opuestos a la plataforma central, el área privada
donde la realeza tenía su corte. Otro tipo de construcción llamado agrupaciones de pequeñas habitaciones regulares,
parecen haber alojado a la mayoría de la población urbana, muchos de los cuales eran artesanos. Cada complejo era
destinado a un gobernante. Siguiendo con esto, un monarca cuya plataforma funeraria formaba el sector central de la
estructura, dejaba su propiedad a una especie de gremio, formado principalmente por parientes o descendientes, y el
complejo se convertía entonces en una institución, quizás comparable a las imponentes fundaciones de los monarcas incas
fallecidos que se mantenían a perpetuidad y eran llamadas panacas. Con este sistema, denominado herencia dividida, la
propiedad de cada monarca era preservada por separado.
Los grandes logros de Chimú con respecto al arte se ubican sin duda en el campo de la arquitectura, tal como lo
evidencian Chan Chan y sus monumentos. Esta ciudad tenía nueve ciudadelas, con barrios menores para los artesanos y
constructores, administradas por un hombre designado por el curaca local; y estaba dividida en Este (más importante) y
Oeste. Las ciudadelas, al igual que Chan Chan, estaban amuralladas. Cada ciudadela tenía su propia cisterna con canales
para distribuir el agua que viene de la Sierra. Los campesinos que trabajaban para la ciudad vivían en las afueras.

El gobernante chimú (ciquic) era un gobernante semidivino que debia rendirle culto a la diosa Luna, al dios del
mar y al dios del Sol, la trilogía divina. Los jefes menores son los alaec, y gobernaban las pequeñas ciudades que
dependían de Chanchán. La complejidad social se evidencia en los restos funerarios, por lo que se deduce que
había tres estratos sociales:

1. Elite: reside en Chan Chan, al igual que la clase sacerdotal. Tenia a su cargo la administración de la
producción, de las fuerzas de trabajo y de almacenado.

2. Mercaderes: (a corta y larga distancia). Trabajan para la elite trayendo piedras preciosas, spondyllus, metales
para la orfebrería y coca. Se encuentran en el mismo estrato que los artesanos, pero son más importantes que estos
pues trabajan para la elite. No controlan las rutas comerciales, pues estas son estatales, sino que las ponen en
práctica. Cada tipo de mercader habita en un área específica de la ciudad.

3. Gente común: se dedican a la agricultura3, teniendo un encargado para el control y suministro de agua.

La sociedad no era pacifica, pues necesitaban expandirse al norte y al sur para ganar más tierras para la elite. El
proceso de expansión comienza hacia la Costa (por el valle del Lambayeque, Piuria hasta Lima, los Cachapollas, los
huancas y varios valles intermontanos). El conflicto aquí comienza cuando intentan conquistar el valle Urubamba, pues
había varias jefaturas bisagras de producción entre las zonas bajas y altas. En cambio, la expansión posterior al sur
implicó la conquista de Pachacamac, respetando el oráculo de este pueblo.

3
Varios tipos de agricultura: cosecha constantemente regada (produce todo el año), cosecha dos veces al año, y cosecha a la espera de
la lluvia.
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Toda ciudad nueva era anexada a Chimú como una confederación más. Muchas veces, el gobierno era directo (el
curaca era socio del curaca de Chan Chan), y otras veces era indirecto (el curaca de Chan Chan sometía a la mita al curaca
de la ciudad conquistada).

La plata y el oro se martillaban para formar bellos vasos, junto con muchas mascaras, paltos y orejeras, y en su
orfebrería usaron el cobre, el bronce, la plata y el oro. Buena parte de lo que se ha descripto como el arte Chimú proviene
de Lambayeque. Chimú también se distinguió por su cerámica, vasijas negras y cerámica roja. Algunas tipos de vasijas
evocan los diseños Mochicas. Los instrumentos musicales eran un motivo importante, con frecuencia se representaba una
figura central tocando el tambor. Algunos textiles Chimúes como los tapices. La tela sin adornos era pintada y entre las
piezas confeccionadas se incluían taparrabos, bandas o turbantes, así como grandes mantos.
Los artistas Chimú fueron muy apreciados por los Inkas. Muchos llevados al Cuzco, donde disfrutaban de gran
prestigio. En términos generales, aunque se mantuvieron algunas formas mochicas, muchos temas básicos del arte Chimú
indican una gran diferencia con el estilo moche más común. Característico del arte Moche V es la presencia de varios
dioses marinos, junto con el tema distintivo de las balsas de totora, sobre las cuales con frecuencia figuran dos hombres,
uno empuña porras de guerra y escudos y el otro aparece rodeado de rayos. Otra característica es la ola antropomorfa, en
la cual un dios barquero lucha contra una figura sobrenatural con garras.
En general, la iconografía marítima es predominante en el arte Chimú y estaba representada en los frisos de las
ciudadelas de Chan Chan. Otros representaban aves y animales. El vuelco marítimo empezó en el periodo Moche V y el
hecho de que alcanzara su culminación en el arte Chimú ilustra la creciente importancia del mar, y en particular del
tráfico marítimo, en la economía de la región.
El papel predominante en la religión Chimú del Spondyllus, en el ritual. Este tipo de concha marítima no se encuentra
en las aguas frías del litoral peruano sino en el Ecuador. La elite Chimú utilizaba cantidades enorme y también en los
entierros reales. La gestión del gran comercio de Spondyllus pudo haberse organizado en el señorío Lambayeque.

La economía de Chimú se basaba en la producción agrícola, aunque acompañada de la expansión militar cabe pensar
que empezara a depender de mas recursos externos. La búsqueda de mayores recursos agrícolas quizá fuera también un
incentivo para la continua expansión costera. Tambien fabricaban cerámica hecha en moldes (como los mochicas) de
colores negro o ahumado, con motivos antropomorfos y zoomorfos muy repetitivos.

La diosa principal es Sí (Luna), relacionada con las constelaciones, el movimiento del mar, el clima, etc. El dios
del mar, llamado Ní, era también el dios de la abundancia, trayendo los recursos del mar. En tercer lugar, estaba el dios
del Sol (no tenia un nombre especial).

Chimú fue reformada por los nueve gobernantes que tuvo, perdurando hasta la llegada de los españoles. En 1438
se iniciaron las campañas incas a Chimú. El inka Pachacuti llevó a su hermano para controlar el área de los Chachapollas,
en el valle que había sido ocupado por Chapín. Los Chachapollas eran sumamente bélicos, y pasaron a formar parte del

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ejército inka. Esto fue un grave error pues luego se rebelarán al avanzar el ejercito inka. Pachacuti mató a su hermano
porque no supo controlar esta rebelión y porque lo desobedeció avanzando hacia el norte. Así, sigue campaña con su hijo
al mando.
La aparición de grupos militarmente fuertes como los inkas, la sequía que provocó el abandono del valle a causa del
fenómeno del Niño (1420-1430) y la llegada de los españoles que disminuyeron la población a causa de las
enfermedades, son factores que llevaron a Chimú al colapso.

Práctico n 8

ROSTWOROWSKI, M. Historia del Tahuantinsuyu. IEP. Lima. 2004

Capítulo I: “Surgimiento y apogeo del estado”

EL CUSCO PRIMITIVO
En la zona del Cusco, las etnías que ocuparon la región antes de la llegada de los grupos de Manco, y los propios
comienzos de los incas corresponden al Intermedio Tardío. Killke es el nombre de una cerámica de baja calidad artística
que predominó durante dicha época, y a manera de hipótesis la identificamos como perteneciente a los grupos ayarmacas,
cuyos jefes étnicos tenían ombre genérico Tocay Capac y Pinahua Capac.
Al finalizar la época denominada por los arqueólogos como Horizonte Medio, se creó en los Andes un momento
favorable para los movimientos migratorios. En aquel tiempo ningún poder central controlaba los grupos étnicos que por
motivos desconocidos vagaban por el territorio. No sabemos si esos éxodos se motivaron como consecuencia de la caída
del poder centralizado de los wari, de invasiones, luchas, guerras o de desastres naturales prolongados, como por ejemplo
sequías o lluvias excesivas que pudieron arrasar las quebradas andinas destruyendo a su paso pueblos y cultivos.
A través de los mitos puede percibirse la marcha a lo largo de la sierra de pueblos enteros buscando tierras fértiles
donde establecerse. Las leyendas narran la presencia de una pluralidad de pequeños curacas, simples dirigentes de ayllus
de diversos orígenes, que habitaban la región del futuro Cusco. En los mitos, los primeros antepasados se habían
transformado en piedras (representación del Inka muerto), y desde su naturaleza pétrea cuidaban de sus descendientes.
Este fue un concepto común a toda el área andina.
El primitivo pueblo de Acamama, nombre con el cual se conocería el futuro emplazamiento del Cusco, se situaba entre
los dos ríos de aquel valle. La aldea de Acamama estaba formada por cuatro secciones: Quinti Cancha (barrio del
picaflor); Chumbi Cancha (barrio de los tejedores); Sairi Cancha (barrio del tabaco) y Yarambuy Cancha (voz aymará no
quechua, barrio mestizo) habitado por gente de lengua quechua y aymará.
La oposición de las mitades, ya fuesen hanan o hurin, es decir arriba y abajo, o bien icho y allauca, izquierda y
derecha, formaban una división dual en todo el ámbito andino.

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LOS AYARMACAS
La zona de Acamada estuvo habitada originariamente, entre otros, por un pujante curacazgo llamado ayarmaca. Los
ayarmacas desempeñaron un rol importante en los inicios del Cusco, ellos sostuvieron prolongadas luchas contra los
incas, y sólo cuando surgió el Tahuantinsuyu quedaron definitivamente desbaratados y relegados al rango de simple
curacas locales, jefes de unos cuantos ayllus.
La importancia que los ayarmacas tuvieron en tiempos pasados se evidencia en el hecho de que conservaron y gozaron
durante el apogeo inca de un ceque propio en el sistema religioso del Cusco; aunque habían perdido todo su antiguo
poderío, los incas no pudieron arrebatarle este privilegio.
Los ceque, según Polo de Ondegardo y más tarde Cobo, eran unas rayas imaginarias que rodeaban la ciudad, y que
partían de una plaza del Templo del Sol semejando un gigantesco quipu. Estas rayas, de un profundo sentido y significado
religioso, se dividían en cuatro secciones y seguían los suyus del Tahuantinsuyu, en decir, Cchinchansuyu, Antisuyu,
isuyu y Collasuyu, con un total de 42 líneas. Cada uno de ellas tenía a lo largo de su recorrido un número de adoratorios o
huacas cuidadas por un ayllu determinado o por una panaca real.

Capítulo II: “Inicio del desenvolvimiento Inca”

EL MITO DE LOS HERMANOS AYAR


La llegada a Acamada de los grupos capitaneados por Manco Capac marca el fin de un largo periodo de trashumancia
y búsqueda de tierras apropiadas para la agricultura. El mito de Manco Capac y Mama Ocllo es ya clásico:
Ambos salieron del lago Titicaca como una pareja divina y se dirigieron al norte con el afán de
hallar el valle escogido. Al llegar al cerro Huanacauri, cerca de lo que posteriormente fue el Cusco,
la vara mágica que poseía Manco se hundió en el suelo. Era la señal tan esperada, allí fundarían el
Estado. Con esta pareja de héroes civilizadores vinieron el orden, la cultura y las artes, y era el
mismo Sol el que infundía calor y poder a sus hijos.
¿Sería este mito la versión oficial sobre el origen de los Hijos del Sol? Es posible que el arreglo de la leyenda narrada
por Inca escritor sea obra del propio Gracilazo, como un manera de presentar el mito a los lectores europeos.
Uno de los principales mitos sobre el origen de los incas fue el de los hermanos Ayar:
Salidos de una cueva llamada Pacaritambo: Posada del amanecer, Posada de la Producción o
Casa del escondrijo. Dicho lugar se encontraba en el cerro Tambotoco, el mismo que tenía tres
ventanas: Maras Toco, de la cual procedía “sin generación de padres”, a manera de generación
espontánea, el grupo de los maras; Sutil, ventana que dio origen al grupo de los tampus, y Capac
Toco de la que salieron cuatro hermanos cuyos nombres eran Ayar Uchu, Ayar Cachi, Ayar
Mango, y Ayar Auca. Ellos, estaban acompañados por sus cuatro hermanas Mama Ocllo, Mama
Huaco, Mama Ipacura y Mama Raua.
Los legendarios Ayar con sus hermanas iniciaron un lento andar por punas y quebradas
cordilleranas, con el propósito de encontrar un lugar apropiado para establecerse.
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Según la narrativa de los cronistas, los hermanos no tardaron en deshacerse de Ayar Cachi por
temor a sus poderes mágicos, pues con un solo tiro de su honda podía derribar cerros o hacer que
surjan quebradas. Con engaños lo convencieron de que retorne a Pacaritambo para traer el napa,
insignia de los señores, y unos vasos que habían olvidado. Una vez que Ayar Cachi penetró en la
cueva la cerraron con bloques de piedra, en donde quedó atrapado para siempre. Después de este
episodio los Ayar continuaron su ruta por las serranías.
Los hermanos, a pesar de no tener asentamiento fijo, no dejaban de ser agricultores, es así que
una vez establecidos en un paraje se quedaban en él durante algunos años, y después de lograr sus
cosechas emprendín de nuevo la marcha.
En su peregrinación los hermanos arribaron a un lugar llamado Guanacancha, a cuatro leguas
del Cusco. Allí se quedaron un tiempo sembrando y cosechando, pero no contentos reanudaron su
marcha hasta Tamboquiro en donde pasaron unos años. Luego llegaron a Quirirmanta, al pie de un
cerro. En ese lugar se celebró un consejo entre todos los hermanos, en el que decidieron que Ayar
Uchu debía quedarse en dicho lugar transformado en una huaca principal llamada Huanacauri.
Mama Huaco era uno de los caudillos del grupo y en el pueblo de Matagua, esta mujer fortísima
y diestra tomó dos varas de oro y las lanzó hacia el norte, una cayó en Colcabamba, pero la tierra
dura no permitió que hincase. La segunda la arrojó a un terreno llamado Guayanaypata donde
penetró suavemente.
Los ayllus reinantes trataron de llegar al lugar señalado, pero hallando resistencia entre los
naturales se vieron obligados a retornar a Managua. Mientras permanecieron allí Manco Capac
ordenó a Ayar Auca ir a poblar el paraje indicado por la vara. Cumpliendo con la orden de su
hermano, Auca voló hacia dicho lugar, pero al pisar el suelo se convirtió en piedra. Es así que
Auca, bajo el aspecto lítico, fue el primero en ocupar el sitio escogido tan largamente deseado, y
ordenó a Ayar Mango llamarse, de ahí en adelante, Manco Capac.

Cienza de León añade que la comarca estaba densamente poblada, pero que sus habitantes les hicieron un lugar a los
recién llegados.
La trashumancia de los incas no fue la de las bandas primitivas de pastores y cazadores, sino la de pueblos
esencialmente agrícolas, preocupados por hallar buenas tierras para el cultivo.

Mama Huaco cogió una haybinto (boleadora) y haciéndola girar en el aire hirió a uno de los
guayas, antiguos habitantes de Acamada, luego le abrió el pecho, y sacándole los bofes sopló
fuertemente en ellos. La ferocidad de Mama Huaco aterró a los Guayas que abandonaron el pueblo,
cediendo su lugar a los incas.

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Mama Huaco es el prototipo de mujer varonil y guerrera, en oposición a Mama Ocllo, segunda pareja de Manco
Capac. Esta característica masculina se explicaba en aymara con la palabra “huaco”, que en dicho idioma representa a
una mujer varonil que no se amedrenta ni con el frío ni el calor, y que es libre. En esta Coya hallamos a la mujer
tomando parte activa de la conquista del Cusco, luchando junto a los varones y capitaneando un ejército, lo que ilustra la
situación femenina en un tiempo mítico, y el nivel concedido a su posición social.
Estos mitos referentes al establecimiento de los incas son básicos, porque revelan su cosmovisión y sus estructuras
sociopolíticas. Manco Capac y sus ayllus habitaron el Cusco bajo, y su morada fue el templo de Indicancha, mientras que
los seguidores de Auca se afincaron e instalaron en la mitad de arriba o hanan. La división por mitades tiene, en su
contexto, un sentido de género y comprende una oposición y una complementariedad entre los bandos de hanan y hurin.
A través de las noticias de Garcilaso tendríamos que los varones de hanan eran masculinos/masculinos, y los de hurin
masculinos/femeninos. En cuanto a las mujeres, las de abajo se clasificaban como femeninas/femeninas (Mama Ocllo) y
las de arriba femeninas/masculinas (Mama Huaco).

LAS PANACAS
Una panaca se formaba con los descendientes de ambos sexos de un Inca reinante y excluía al que asumía el poder.
La panaca tenía la obligación de conservar la momia del soberano fallecido y guardar el recuerdo de su vida y hazañas a
través de cantares, quipu, y pinturas que se transmitían de generación en generación.
La momia del Inca seguía disfrutando de todos sus bienes, tal como los tenía en vida, y constituía una genealogía
viviente que el pueblo podía admirar durante las grandes fiestas del Cusco, pues salía a la gran plaza de Aucaypata con
todo lujo y rodeada de sus deudos y servidores. Esta costumbre hacía que en la capital existiese una numerosa clientela
cuya vida y quehaceres giraba en torno a las momias de los difuntos soberanos, quienes a pesar de haber fallecido,
mantenían a través de su panaca una activa injerencia en la política.
Las panacas formaban, junto a los ayllus custodios, la elite y aristocracia cusqueña. Es indudable que estos grupos
crearon facciones y alianzas que debieron ejercer sus influencias en los diversos episodios de la historia Inca. Todos los
miembros de la panaca componían la corte del Inca, una corte apoyada por sus propios antepasados que actuaban a través
de sus descendientes como si estuviera aún con vida.
Es posible que una de las diferencias entre ayllus y panacas consistiese en que los ayllus eran patrilineales, mientras
que las panacas eran matrilineales. La diferencia entre las panacas y los ayllus estaría justamente en poseer estructuras
sociales diferentes. De ser correcto este planteamiento, cada Inca nacía en una panaca y pasaba a otra cuando recibía la
mascapaycha. Mudarse de linaje no significaba la creación de un nuevo grupo, sino el paso de un grupo a otro. Este
hecho, además de ser una práctica particular de los linajes incas, daba una enorme importancia al ayllu o panaca de la
madre de un soberano.
Es indudable que las panacas durante el incario, además de formar la corte del soberano, se desempeñaron
como facciones políticas. Sus alianzas y enemistades jugaron un rol preponderante en la política inca y en la historia de
la sociedad cusqueña.

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Con el surgimiento del estado, las panacas de los soberanos creadores de la hegemonía surgieron como las más
poderosas y ricas, pues con ellas se inició la posesión de las grandes tierras propias y de servidores de gran escala. Si
bien al principio ellas contribuyeron eficazmente al desarrollo del Tahuantinsuyu, a medida que el tiempo transcurría, sus
numerosos miembros comenzaron a crear problemas a los soberanos reinantes. Cada momia de un Inca fallecido seguía
como en vida y participaba en la vida política; bajo la forma de oráculos opinaba y daba su parecer sobre los distintos
sucesos.
Las dificultades surgieron a la muerte de Huayna Capac, con la elección de Huascar, y continuaron durante todo su
gobierno, hasta que la panaca que apoyaba a Atahualpa logró triunfar.

Capítulo III: “Expansión y Desarrollo”


LA LEYENDA DE LA GUERRA CONTRA LOS CHANCAS (Sierra de Ayacucho)
El mito de la guerra contra los Chancas se refiere a los comienzos de la grandeza inca, narrando cómo rompieron el
círculo de los poderosos vecinos y cambiaron a su favor el equilibrio existente hasta entonces en las macroetnías.
La expansión incaica data de un siglo antes de la llegada de los europeos.
La crónica de Betanzos contiene la información más detallada sobre las guerras definitivas entre incas y chancas,
cuyas hazañas el adjudica al príncipe Cusi Yupanqui, convertido más tarde en el Inca Pachacutec, noveno Inka, «el gran
reformador», descendiente de la pareja fundadora de los hermanos Ayar.
Los chancas, de acuerdo con sus mitos, señalaban como sacarina o lugar de orígen a la laguna de Choclococha.
Al igual que los incas, el grupo chanca comprendía varios ayllus divididos también en dos bandos: hanan y hurin. Los
pertenecientes a la mitad de arriba decían que su jefe mítico era Uscovilca, mientras que los del bando de abajo
consideraban a Ancovilca como su antepasado, y ambos personajes, como ídolos, en forma de piedras o guancas eran
llevados a sus guerras.
Los chancas de Andahuaylas parecerían ser parientes cercanos de los demás grupos que habitaban en la actual
provincia de Ayacucho.
Si bien los chancas formaron quizás parte de una mayor confederación de grupos, no creemos que los demás
componentes de la supuesta macroetnia participaran del ataque al Cusco, de ser esto cierto, las pocas fuerzas cusqueñas
no hubieran podido resistir la embestida. Además Betanzos señala una dispersión de los efectivos chancas hacia otras
regiones, lo que demuestra la escasa cohesión de sus ejércitos.
Se puede plantear la hipótesis de que los chancas, dado su carácter indómito y belicoso, fueran quizá los responsables
de la desintegración del gran grupo Wari, y los principales culpables de su deterioro.
Durante el gobierno de Viracocha, los chancas salieron de sus tierras decididos a conquistar el
mundo, partieron de Paucaray, su pueblo principal, situado a tres leguas de Parcos. Según la
usanza andina dividieron su ejército en tres partes, una de ellas tomó hacia el isuyu, el segundo
se dirigió también hacia el isuyu (Sarmiento de Gamboa afirma que fue hacia el Antisuyu), y el
tercer grupo tomó la ruta más directa al Cusco.

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Llegados los chancas a Vilcacunga, enviaron sus emisarios al Cusco anunciando su intención de
someter a los incas. Viracocha atemorizado por la noticia decidió abandonar la ciudad a su suerte y
marchó a refugiarse en la fuente de Caquia Xaquixaguana. Con Viracocha partieron sus dos hijos,
Urco y Socso. El primero era el corregente del inca reinante. Por esto Cieza de León, Betanzos,
Sarmiento de Gamboa, Santa Cruz, Pachacuti y Herrera, se refieren a Urco como soberano.
Cuando la lucha entre los incas y los chancas adquiere un carácter épico ante la proximidad de
las tropas enemigas. En la abandonada ciudad sólo permaneció el joven Cosi Yupanqui, supuesto
“hijo” de Viracocha, con sus tres generales a los que se unieron sus cuatro servidores o siervos. El
número ocho representa un múltiplo de la dualidad y por lo tanto de la cuatripartición, cifras
organizadoras que figuran en el sistema cusqueño.
Cusi Yupanqui envió a los tres señores que quedaban con él a que buscaran ayuda entre los
curacas vecinos, quienes, por temor a los chancas y por las pocas fuerzas incaicas, denegaron el
socorro. Los escasos efectivos cusqueños forman parte de las expresiones míticas.
La leyenda narra que estando solo y muy acongojado por la situación, Cusi Yupanqui se quedó
dormido y en sueños se le apareció la imagen del dios Viracocha quien le profetizó su próxima
victoria (esta parte del mito tiene un marcado sabor europeo). Al día siguiente, después de este
sueño, aparecieron los chancas sobre el cerro Carmenca y bajaron atropellados escuadrones dando
voces y alaridos.
Según Ciza, los defensores de la ciudad habían cavado grandes fosas recubiertos de ramas y
tierra donde, en su apresurada carrera, fueron cayendo los chancas.
El mito da cuenta de la milagrosa intervención de los pururauca en el momento crítico de la
lucha, y de cómo esas simples piedras ganaron vida y se transformaron en fieros soldados
responsables de la victoria de los incas en el momento más angustioso del encuentro.
Mientras tanto Cusi Yupanqui y los siete jefes “hermanos” lograron detener la embestida
chanca y, aprovechando la situación, el joven príncipe se lanzó hacia sus enemigos para
apoderarse del ídolo o guanca que representaba a Uscovilca, y de su estandarte. Los chancas,
viéndose sin su mallqui se dieron a la fuga y no se detuvieron hasta llegar a Ichopampa. Los
curacas vecinos que aguardaban el resultado de la batalla apostados en las alturas cercanas al
Cusco, abandonaron sus puestos para unirse a las victoriosas fuerzas cusqueñas y perseguir a sus
enemigos.
Para Sarmiento de Gamboa, el segundo encuentro con los chancas tuvo lugar en Ichopampa,
esta vez los efectivos cusqueños fueron engrosados por los ejércitos de los curacas vecinos,
deseosos de plegarse a los victoriosos incas. En el encuentro perecieron los dos jefes chancas, y la
desordenada desbandada de sus huestes permitió a los incas reunir un cuantioso botín.
Después de esta victoria, Cusi Yupanqui acudió a donde se encontraba Viracocha para que, de
acuerdo con la usanza andina, el soberano pisase los despojos de los derrotados chancas en signo

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de conquista. Sin embarco, el Inca Viracocha se negó a asumir el acto del triunfo y quiso que fuese
Urco el que se pasease sobre el botín obtenido. La pretensión de Viracocha disgustó a Cusi
Yupanqui quien fue entonces alertado de la preparación de una emboscada contra su persona, y de
la salida sigilosa de tropas de Viracocha de la fortaleza donde se encontraban hacia un destino
desconocido.
Dada la situación, Cusi Yupanqui ordenó que sus efectivos se dividieran en dos partes, una se
quedaría con él y la otra seguiría a la gente de Viracocha para ver que se proponía. Mientras tanto
Viracocha aguardaba a Yupanqui en un aposento con los sometidos jefes chancas tendidos en el
piso, pero Cusi temeroso de una traición, entró rodeado de sus hombres bien armados. Al insistir
Viracocha en que fuese Urco quien asumiera el triunfo, Yupanqui decidió recoger el botín y
retornar al Cusco. En el camino de regreso fue atacado por la gente de Viracocha, pero advertido,
la emboscada fracasó, y el joven hizo su triunfal regreso al Cusco.
Batanzos sitúa el segundo y definitivo enfrentamiento con los chancas, a raíz de estos episodios,
en la batalla de Xaquixaguana. Después de una nueva derrota, Yupanqui perdonó la vida a los
xaquixaguanas diciendo que fueron forzados a participar en la lucha, y haciéndoles cortarse el
cabello a la usanza inca. En cambio castigó duramente a los principales chancas.
Luego de estos sucesos, llegaron noticias de que Urco se hallaba en Yucay con una junta
armada. Yupanqui fue a su encuentro acompañado de su “hermano” Roca. En el enfrentamiento
Urco fue herido lo que le hizo caer al agua, nado intentado salvaje, pero ría abajo lo encontró un
oficial de Yupanqui y le quitó la vida.

EL VENCEDOR DE LOS CHANCAS


A raíz de la victoria sobre los chancas, los incas no sólo desearon posesionarse de sus valiosos despojos, sino que su
meta fue establecer una situación de reciprocidad con los jefes de otras etnías. El crédito de la victoria obtenida confería
a los incas una enorme ventaja y superioridad sobre los otros curacas. Muchos de estos no sólo tratarían de aliarse con
ellos, sino que la reciprocidad con los del Cusco fue seguramente muy estimada y buscada.
Además, después de los triunfos contra los chancas, no fue difícil a los incas vencer a los ayarmacas y afianzar así sus
posesiones en la cercanía de la capital.
A la hora del análisis de los sucesos surge una confusión de personajes y episodios que aumenta el carácter mítico de
los mismos. ¿Cuál será la verdad histórica? ¿Existieron Viracocha y Pachacutec como personajes distintos o se trató de
una sola persona dividida en dos por el desdoblamiento de los cantares indígenas? ¿Ocurrieron estos hechos antes y fue
la narración de los cronistas la que acortó el tiempo?
Las dificultades arrancan con la crónica de Garcilaso de la Vega quien, en oposición a la mayoría de los cronistas,
señaló al Inca Viracocha como el triunfador en las jornadas contra los chancas.
No hay duda posible sobre la identidad de Yupanqui como hijo de Viracocha y padre de Tupac o sea, el noveno
soberano de la versión oficial de la historiografía incaica.

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Cronistas que atribuyen Cronistas que atribuyen Cronistas que no mencionan


la victoria a Pachacutec la victoria a Viracocha esta guerra pero den algún dato
indirecto.
Cieza de León Garcilaso de la Vega Murúa menciona la existencia de
Las Casas Cobo Urco y las conquistas de
Polo de Ondegardo Anello Oliva Pachacutec en Vilcas y Jauja.
Sarmiento de Gamboa
Acosta Molina, el cusqueño, atribuye a
Gutierrez de Santa Clara Pachacutec la visión del Hacedor.
Jesuita anónimo
Santa Cruz Pachacuti Cabello de Balboa habla de dos
Cobo guerreros de Yupanqui contra los
Calancha Chancas.
Román y Zamora Herrera
Diego Hernandez, el Palentino,
menciona a Pachacutec como el
conquistador de Vilcas, importante
centro Chanca.

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La momia de Pachacutec fue hallada por Polo de Ondegardo en Tococache junto con un ídolo de origen chanca. Este
hallazgo prueba que fue este Inca el que venció a los chancas, ya a una costumbre andina enterrar al Inca fallecido
con los ídolos o demás símbolos de aquellos lugares que hubiese conquistado o doblegado.

LA RECIPROCIDAD
La reciprocidad era un sistema organizativo socioeconómico que regula las prestaciones de servicios a diversos
niveles y que servía de engranaje en la producción y distribución de bienes. Era un ordenamiento de las relaciones entre
los miembros de una sociedad cuya economía desconocía el uso del dinero. Existió en todo el ámbito andino y actuó
como eslabón entre los diversos modelos de organizaciones económicas presentes en el amplio territorio.
Según los estudios de Murra se distinguen dos niveles en la reciprocidad: por una parte los niveles rurales (ayllus)
unidas entre sí por lazos de parentesco y regidas por un principio de reciprocidad; y por otra parte, el Estado Inca,
rodeado de un aparato militar y administrativo, beneficiario de las prestaciones de servicio de sus súbditos y cuyos
excedentes eran redistribuidos.
Se distinguen dos etapas o épocas en el desarrollo de la reciprocidad: la primera corresponde a los inicios del
desenvolvimiento incaico y regulaba las relaciones entre los varios señores del área cusqueña. En esa época el poder del
Inca era sumamente limitado, no podía libremente ordenar la realización de las principales obras de infraestructura que
debían promoverse para el inicio del predominio inca. De allí la gran importancia que tenía en los cusqueños el manejo
de la reciprocidad para alcanzar sus fines y aprovechar al máximo el sistema. La segunda etapa de la reciprocidad
comprende su funcionamiento durante el apogeo, cuando el sistema sufrió transformaciones con el fin de adaptarse a las
necesidades del estado.

LA RECIPROCIDAD EN SU FORMA PRIMITIVA


Después del triunfo incaico sobre los chancas, un naciente equilibrio de poder se produjo en el Cusco. Si bien
Yupanqui había adquirido un gran prestigio militar, y podía contar con numerosos aliados, estaba lejos de poseer un
dominio absoluto o directo sobre los otros señores; no podía ordenar ni realizar obras, mucho menos contar con fuerza de
trabajo, sin contar con el apoyo y visto bueno de los demás curacas. Al empezar la expansión inca, la autoridad no se
ejercía directamente, sino a través de la reciprocidad y de la minka (“rogar a alguno que me ayude prometiéndole algo”
según González Holguín).
Todo trabajo que deseaba realizar Yupanqui, lo tenía que solicitar y “rogar” a los señores vecinos. Tenía primero que
convocarlos al Cusco, agasajarlos con regalos, mujeres, comidas, y días enteros transcurrían en regocijos; sólo después
podía el Inca formular su “ruego” y pedir la colaboración de los curacas para proporcionar la fuerza de trabajo.
Si el Inca deseaba agradar y congraciarse con sus vecinos debía forzosamente mostrarse “generoso” con ellos. En esta
situación, los Incas estaban obligados a poseer una cantidad apreciable de regalos; dicho en otras palabras, era esencial
tener un monto de bienes en excedente y disponible que fuese un elemento de obsequio, a cambio del cual recibirían la
fuerza de trabajo indispensable.
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Según Betanzos, todos los importantes trabajos iniciados y emprendidos por Yupanqui fueron hechos en cierto
orden. Una de las primeras medidas de Yupanqui al ser designado Señor del Cusco fue efectuar un nuevo reparto de
tierras en los alrededores de su ciudad. Fue una manera de satisfacer a las panacas y ayllus afines a los incas, de
contentar y recompensar a los que había luchado por el triunfo cusqueño.
Yupanqui realizó también la construcción de depósitos (colcas) en los contornos del Cusco. Era una manera lógica de
empezar las obras porque sin un adecuado almacenamiento de alimentos y de objetos manufacturados le hubiera sido
imposible mostrarse “generoso”, es decir, no hubiera sido imposible continuar con los requerimientos de la reciprocidad.
Naturalmente, existió una correlación a distintos niveles de reciprocidad: entre los miembros de un mismo ayllu, de
varias parcialidades entre sí y pertenecientes a una misma etnía; la relaciones de los hatun runa con sus señores
inmediatos, entre otros.

LA RECIPROCIDAD DURANTE EL TAHUANTINSUYU


Según Morris y Thompson la creación de los centros administrativos tuvo como uno de sus fines confirmar las
lealtades políticas y la colaboración económica necesaria. Debido a las enormes proporciones del Estado Inca, hacia falta
lugares donde pudiesen congregarse los jefes étnicos comarcanos a renovar sus alianzas de reciprocidad con el soberano.
Para este propósito se crearon amplios lugares, como la plaza de Huanuco Pampa, que tenía la capacidad de reunir
grandes cantidades de personas.
Una alternativa para no necesitar los lazos de reciprocidad con los curacas, fueron los yanas: personas sacadas de sus
ayllus de origen para cumplir tareas y trabajos especiales y que no tomaban parte en las faenas comunales se sus
parcialidades o pueblos. Los había de diversos status: podían ser simples campesinos, artesanos especializados o
curacas, y sus tareas se establecían según sus condiciones. Ellos podían ser adscriptos a diversas personas, ya fuese a un
Inca, una Coya, una huaca o un curaca provinciano. Vistió una amplia gama de yanas, según su situación, origen y fines
para los cuales estaba destinado, pero su rasgo común era situarse fuera del sistema de “ruegos” y “requerimientos”.
En lo referentes exclusivamente a la reciprocidad estatal, existían dos niveles fundamentales de yanas:

1. El primero consistía en reemplazar un curaca local por un yana, el cual respondía directamente a los intereses
del Inca. Generalmente los curacas eran reemplazados cuando oponía demasiada resistencia a los intereses del Inca, por
lo que este reemplazo también servía como advertencia a los demás curacas de ser más “amigables” a los deseos del
Inca.
2. El segundo nivel de yana era el que trabajaba directamente para el Inca o la Coya, los cuales podían ser
designados para la administración de los bienes de una panaca real.

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PEASE, F. Del Tahuantinsuyu a la Historia del Perú. IEP. Lima. 2004.

LOS LÍMITES DEL ESTADO


A nivel de mando estatal, la dominación inca se logró removiendo a las elites locales gobernantes de los altos puestos
de autoridades político – religiosas, y reemplazándolas por una administración inca, o permitiéndole al gobernante local
en el poder bajo el fuerte mandato de los administradores del estado. Localmente, los miembros de las comunidades
étnicas continuaron sirviendo a sus nuevos supervisores por medio de tributos en mercaderías y servicios, tal cual habían
servido a los gobernantes nativos. Como resultado de esto, los incas pudieron ejercer control sobre suficiente mano de
obra nativa y recursos como para crear colonias bastante estables y sedentarias en la mayoría de las áreas.
A medida que los incas fueron trasladándose más allá de las áreas indígenas de alta cultura en los Andes Centrales.
Los incas no siempre encontraron señoríos densamente poblados, con contribuyentes sedentarios, con experiencia previa
bajo el dominio de estados, para apoyar a los nuevos gobernantes. Los pocos agricultores ubicados en las nuevas áreas
conquistadas generalmente podían ofrecer entregar productos de interés al estado inca. Generalmente había pequeñas
aldeas cuyos habitantes eran parcialmente horticultores y cazadores – recolectores más móviles. En muchas de estas
áreas los incas encontraron poblaciones móviles y belicosas dispersamente organizadas en bandas escurridizas. Aunque
los incas capturaron a mucha gente en esta área para proveerse de mano de obra en las minas y poblaciones étnicas
debido a que estas tenían una organización social dispersa.
Cada región fronteriza debería significar una adaptación distinta, debido a las características naturales y sociopolíticas
de la zona. Sin embargo, la similitud general de sus adaptaciones, particularmente, respecto de a los tambos y sistemas
de carreteras estatales, perecen indicar la concurrencia en procesos comunes de colonización en las fronteras por parte
del estado.

LA ECONOMÍA Y LOS TIPOS DE FRONTERA


Podemos distinguir entre fronteras externas e internas.
Las primeras están ubicadas en los Andes Centrales. Por ser las primeras establecidas, son económicamente diferentes
y de larga duración en cuanto a su naturaleza. Su éxito requirió una adaptación más extensiva del estado a las
condiciones locales, promoviendo nexos con el sistema socio – económico del área del Cusco que llegarían a ser
mayores y más directos a través del tiempo.
Las segundas representan la forma inicial de interacción entre la patria y la nueva frontera colonizada. Estas se
desarrollan en una frontera interna en la medida en que se prolonga y ensancha la expansión más allá de los límites del
estado. Algunas fronteras externas estaban económicamente especializadas en forma de un asentamiento económico o
de un puesto de avanzada militar. Como resultado de la manipulación directa en las actividades de los asentamientos,
podríamos esperar un escaso nivel de compromiso estatal y poca oportunidad para el desarrollo económico local.
El desarrollo de cada tipo de frontera está basado en los requerimientos de adaptación según el tipo de propósito de la
expansión del estado en el área.

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Es posible entonces plantear la hipótesis de que las fronteras del estado Incaico pueden ser visualizadas como un
territorio insular fraccionado. Constituido por sitios militares, mineros, asentamientos urbanos, y sitios de extracción de
recursos en general. Pudiera darse el caso de que no haya controlado las áreas que separaban los territorios fraccionados
de este imaginario archipiélago, por lo cual no deberíamos esperar encontrar evidencias. Numerosas variables deben
haber afectado la capacidad del estado para incorporar territorios. Estas incluyen la variabilidad, tamaño del territorio y
de la población local, así también como la eficiencia tecnológica utilizada en la explotación, el control político y los
intereses del estado en la región.

TIPOS DE FRONTERAS Y PATRONES DE ASENTAMIENTO

1. Fronteras militares: generalmente surgía como respuesta a un interés por explotar los recursos económicos de un
área periférica. Esta probablemente se establecen para conquistar, proteger, regular, o mantener los nexos en cuanto a
transporte y comunicación se refiere, además del control político en otras áreas.
Las fronteras militares fueron creadas por lo incas para establecer el control militar en una región de asentamientos
periféricos. El control político era ejercido a través de los señoríos locales subordinados e inspectores estatales. Así los
asentamientos fueron establecidos para controlar las rutas de transporte y otros lugares estratégicos que vigilaban el
acceso hacia y fuera de tales regiones.
Los asentamientos militares generalmente ubicados en lugares estratégicos a lo largo de las rutas de comercio.

2. Rutas de transporte: estaban compuestos por lugares de actividad especializada cuyas funciones probablemente
estaban ligadas directamente al control de la mano de obra y la producción de bienes localizados. Ellos mantenían el
flujo de información y productos dentro y entre las regiones limítrofes.
Los patrones de asentamiento y los asentamientos de transporte parecen ser lineales en su ordenamiento siguiendo el
curso de redes que unen las áreas fronterizas internas y externas entre sí y también con el mundo externo.

3. Fronteras de intercambio exploratorio: la organización de las fronteras de intercambio requeriría una mínima
presencia del estado y una estructura bastante simple. El patrón de asentamiento resultante podría consistir en sitios
ampliamente separados, con una función económica especializada, ubicados dentro de o bordeando los límites del
estado, en los Andes del norte, este, sur o más allá de los componentes estatales de los sitios locales.

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Las actividades de estos sitios deberían revelar la función más bien restringida de los asentamientos y estar limitados,
en su mayor parte, al intercambio de productos. En algunas áreas, las funciones económicas pueden haberse combinado
con las funciones militares y otras.

4. Fronteras de pastoreo: las fronteras de pastoreo y de los asentamientos del altiplano debieron ser geográficamente
extensas demandando un gran número de personal y viviendas. El pastoreo de camélidos estaba centrado en la
producción real de animales y subproductos animales como la lana, y el charqui, más bien que en el intercambio. El
patrón de asentamiento debería estar caracterizado por varias formas de transporte tales como las estaciones de control,
tambos, redes camineras y corrales.

5. Los asentamientos agrícolas: estos asentamientos estaban caracterizados por un uso extensivo de la tierra y el empleo
de una gran cantidad de mano de obra. A su vez, estaban dedicados a la producción de bienes especializados para el
estado. El sitio agrícola involucraba procesos más complejos de producción. Los yanaconas y mitmaqunas del estado y
otros trabajadores trabajaban en los campos y unidades de almacenamiento. Se realizaban actividades de apoyo
especializadas, y la administración de toda la operación se planeaba y coordinaba.
La ubicación de estos asentamientos está ambientalmente confinada a los valles costeros del Perú y a los Valles de tierra
alta de los Andes, desde el Ecuador hasta el sur del Perú y norte de Bolivia, incluyendo el lago Titicaca.

6. Fronteras de extracción de recursos: estas fueron creadas para explotar las riquezas no – agrícolas de una región.
Allí las actividades estaban enfocadas en recursos particulares. La producción se impulsaba en aquellos lugares en donde
los recursos se obtenían en forma natural. Presumiblemente, el asentamiento se ubicaba con el fin de convertir la materia
prima en bienes transportables.
Pareciera que siempre que fue posible los incas combinaron la explotación agrícola con las actividades no agrícolas. Es
mucho más probable, sin embargo, que la explotación no agrícola sólo se encuentre donde la producción agrícola no era
posible. Por ejemplo la frontera araucana en el sur de Chile.

La expansión del estado debió estar asociada con una variedad de estrategia de adquisición, diseñadas para
obtener, en forma de tributo, una diversa gama de recursos y servicios humanos.

Práctico nueve

Capítulo 10: “El gobierno provincial”

EL SISTEMA ADMINISTRATIVO

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A medida que se iban extendiendo sus dominios, los incas se vieron enfrentados al desafío de gobernar sociedades
cuyo nivel organizativo estaba aún en el estadio de pueblo, hasta aquellas otras an verdaderos Estados.
Los incas optaron por una estrategia intermedia, dirigiendo directamente la zona central del imperio, pero aplicando
un gobierno mucho menos intenso a lo largo de la populosa costa norte y en la mayor parte de los extremos septentrional
y meridional de los Andes. En el núcleo del sistema provincial se encontraba una administración; el gobierno consistía
en una cobertura de de funcionarios incas cuya función era la de supervisar a una jerarquía de señores étnicos, por
sucesión hereditaria, reclutados al servicio del estado. Con objeto de tener controlada la población, los incas realizaron
censos, conservaron relaciones detalladas e impusieron una lengua oficial. Y con el fin de ofrecer una estructura física a
su dominio, construyeron una red de caminos, de centros provinciales y de estaciones de paso.
Las relaciones políticas entre el Inca y los señores provinciales descansaban sobre todo en la existencia de los lazos
personales, mientras que la supervisión del pueblo en general dependía de intercambios rituales, de la pompa y de las
fiestas patrocinadas por el estado tanto como de la ley o de la compulsión.

LA ADMINISTRACIÓN DECIMAL
En la mayor parte del reino, los incas organizaron grupos de cabezas de familia sanos formando unidades de 10, 50,
100, 500, 1000, 5000 y 10000 miembros (son cantidad de tributarios de mita, podían ser muchos más miembros). Su
diseño, según Cieza y Polo, se debe a Thupa Inca Yupanqui. Los incas utilizaban la jerarquía con el fin de controlar la
mano de obra para realizar tareas civiles y militares, entre las que se incluía la agricultura, la ganadería, la artesanía, al
igual que los transportes, los servicios de guardia y de guerra. Los funcionarios eran responsables de mantener en
servicio las infraestructuras estatales y de enviar a sus hombres a la guerra. Cada unidad estaba dirigida por un
miembro de la elite local que recibía el cargo en herencia, llamado curaca. Según algunos cronistas, ningún
funcionario accedía al cargo sin aprobación directa del Inca o de su gobernador, pero Cobo escribe que quienes se
hallaban a cargo de un centenar o inferior de familias eran nombrados por los señores que se encargaban de mil.
En la práctica, quienes estaban en mejor situación de acuerdo con las costumbres locales eran los que
generalmente ocupaban los puestos. Lo más común era que se tratase del hijo “más hábil” del señor principal. El
reclutar estos líderes del ayllu para formar parte de la jerarquía estatal significaba que los incas podían gobernar sin
interferir en exceso en la vida de la comunidad, pero también quería decir que el gobierno había penetrado
profundamente en las estructuras políticas existentes.
La estructura decimal se hallaba instalada por toda la zona central del imperio, pero en los extremos septentrional y
meridional quizás sólo se aplicó de manera regular a las comunidades formadas por colonos procedentes del núcleo del
imperio.
Los señores de un centenar de familias o más, recibía beneficios del estado según su posición.

EL MANTENIMIENTO DEL ORDEN SOCIAL


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Aunque los incas aspiraban a regular numerosos aspectos de la vida, no crearon un código legal elaborado o un
aparato judicial independiente. En su lugar, aplicaban muchas costumbres a la sociedad en general, e inventaron nuevas
medidas para proteger los intereses de los soberanos, de la aristocracia, el estado y la religión.
A menudo se llevaba a cambo una censura oficial para proteger símbolos específicos, propiedades y miembros de la
elite valiosos para el estado.
Los incas se arrogaban en derecho de condenar a muerte a cualquier persona, y sólo el gobernador provincial y sus
superiores poseían esa autoridad. Había otros funcionarios más que se encargaban de las conductas que se consideraba
consuetudinaria, tal como la elección de vestimenta o de las prendas para la cabeza, en especial entre los colonos. Una
vez más, el objetivo era identificar a los contribuyentes y controlar así sus movimientos.
Por lo general, cualquier miembro de jerarquía del estado sólo podía ser enjuiciado por una persona de rango
superior. Además la realeza y los aristócratas tenían garantizada una libertad de conducta, sancionada en el caso de que
se tratara del pueblo llano. Si un acto era ampliamente condenable, siempre se castigaba a la nobleza con menor
severidad.
Se decía que hombres y mujeres recibían distintos castigos por el mismo delito.
Incluso en esta sociedad tan desigual en sus derechos, se creía que había protección para los ciudadanos de a pie.
Moore observa que numerosas faltas implicaban un castigo físico, tales como la lapidación o la tortura, o la
humillación pública en el caso de la nobleza.
Aunque no podemos rastrear el derecho incaico a lo largo del tiempo, uno de los principales cambios reside
claramente en la eliminación por el estado del derecho que se hallaba en manos de las elites nativas a resolver en los
principales pleitos sobre la propiedad y la vida de las personas.

LAS INFRAESTRUCTURAS: LAS INSTALACIONES PROVINCIALES


Morris ha señalado que los centros provinciales formaban una especie de urbanismo artificial. Sostiene que por
lo general, estaban fundadas en localidades sin una ocupación local significativa y carente de una actividad artesanal,
residencial o comercial independientes. Su ubicación refleja a menudo una mayor preocupación por los contactos
interregionales que por los asuntos locales.
Los principales asentamientos provinciales eran sede de un gobernador provincial y administraban grandes
poblaciones regionales. Los centros principales se encontraban en el camino que seguía la cadena montañosa.
Hyslop cree que, conceptualmente, varios sistemas de asentamientos incaicos debían superponerse una sobre otra
en las provincias. Uno de ellos estaba compuesto por centros administrativos y ceremoniales estatales; un segundo por
santuarios y otras instalaciones religiosas; un tercero para instalaciones para la producción y el almacenaje; otro por
haciendas privadas y otro más por instalaciones militares.

PLANIFICACIÓN Y CONSTRUCCIONES
Los centros incaicos estaban diseñados en base a una “arquitectura de poder”: edificios y espacios estaban pensados
para reforzar la imagen del poderío del imperio.

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Generalmente, los incas no edificaban exclusivamente para funciones administrativas, sino que la mayoría de estas
cumplía a su vez funciones religiosas.
Además de estas estructuras encontramos los sectores residenciales y de trabajo que rodeaban las áreas abiertas,
usualmente encerradas entre altos muros. Los kancha eran los elementos arquitectónicos más comunes: eran complejos
rectangulares que contenían una o más estructuras de una sola habitación. Los tampa ofrecían barrios para instalarse y
trabajar en determinados oficios. Los kallanka eran edificios alargados rectangulares con un espacio interior, sin tabique
alguno. Albergaba a grupos móviles y ofrecía espacio para las festividades. Otras formas arquitectónicas importantes
eran las estructuras religiosas, como los templos al Sol, y los sectores alejados y dedicados a las acllaquna.
En la mayoría de los casos los edificios se construían con los materiales disponibles en la zona.

LA RED DE CAMINOS
El camino real del Inca era una maravilla de la ingeniería que unificaba el imperio física y conceptualmente. La red
ponía en contacto unos 40 mil Km. de caminos. La red se basaba en dos caminos reales norte – sur. La vía oriental seguía
un trazado muy elevado a través de la puna y los valles montañosos que llevan de Quito a Mendoza. Otra artería
discurría siguiendo la llanura costera, pero los desiertos las convertían en intransitable en la zona septentrional de Perú y
Chile. Los principales caminos estaban conectados con más de una veintena de rutas que atravesaban las montañas
occidentales, mientras que otros cruzaban la cordillera oriental y seguían las montañas y las tierras bajas.
Los caminos ofrecían una vía para facilitar la rapidez en las comunicaciones, el movimiento de personas y la
logística.

LOS REASENTAMIENTOS
Según Cobo los funcionarios incas elegían seis o siete mil familias de cada nueva provincia y los trasladaban a
cualquier otro lugar. El programa más renombrado trasladó comunidades enteras a cientos de miles de Km. para crear
enclaves de colonos llamados mitmaqunas.
Una de las razones principales del reasentamiento era la de dispersar sociedades que podían significar una amenaza
para la seguridad incaica. Un segundo objetivo consistía en concentrar en el mismo lugar especialistas cuyos productos
estuvieran destinados al consumo del Estado. Otro motivo reside en el interés de los incas por reclamar un mandato
divino sobre los Andes.
Los colonos recibían apoyo en forma de recursos del Estado solamente hasta que pudieran mantenerse con las tierras
que recibían, quizás después de un año o dos. Hasta cierto punto, los incas llevaron a cabo esta política para asegurarse
que los mitmaqunas debieran lealtad al estado. Se les exigía que vistieran sus trajes regionales y que hablaran sus propias
lenguas, y se les restringían las relaciones con las gentes locales.

Capítulo VI: “El corazón del Imperio”

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Cusco era el centro sagrado del imperio incaico, era una pequeña ciudad de palacios techados de paja, asentada en
un valle de alta montaña. La ciudad, claramente planificada, estaba diseñada para provocar el asombro de los visitantes
por su majestad y santidad. Estaba formada principalmente por templos, plazas y alojamientos de la realeza del imperio,
de la nobleza y de sus criados. Los señores de los grupos étnicos y los colonos se asentaban en casi una docena de barrios
an un espejo d posición que ocupaban en el imperio. La mayoría de los lugares más sagrados del Tahuantinsuyu se
encontraban en la propia ciudad o en sus alrededores, en medio de un paisaje en el que cada uno de sus elementos
recordaba el paisaje legendario. En una región más extensa, que ocupaba las tierras situadas a unos 60 Km. a la redonda
se encontraban las casa de campo de los emperadores vivos y muerto, de sus familias, de otros nobles incas y de los
grupos étnicos privilegiados. Ese núcleo albergaba también todo el personal de servicio que la elites necesitaban para que
su existencia discurriera plácidamente.
A la llegada de los españoles, el Cusco era el centro del poder del Tahuantinsuyu, aunque en aquel momento, en
Tunipampa (Ecuador), donde Huyana Capac erigió una segunda capital perfectamente planificada, estaba haciendo
aparición un postrero rival a su preeminencia. El núcleo urbano del Cusco era un asentamiento planificado que ocupaba
unas 40 hectáreas. La ciudad y sus suburbios incorporan además numerosas estructuras, campos en terrazas y una
intrincada red de canales y de baños. Cientos de señales culturales y naturales constituían elementos de una geografía
sagrada que partía siguiendo un plano radial, desde el centro del Cusco.

EL MEDIO Y LA PLANIFICACIÓN URBANA


Dentro de las limitaciones impuestas por un medio natural agreste, los gobernantes conformaron el Cusco y el terreno
que lo rodea para simbolizar el cosmos y el elevado lugar que ocupaban en él. La ciudad se encuentra a 3450 m de altura.
Las corrientes de agua del valle se alimentan de numerosas fuentes cuyas aguas discurren por la ciudad siguiendo lechos
canalizados para emerger a continuación en la parte este formando el río Huatanay. Durante la época imperial, los incas
variaron la topografía de la región mediante la modificación del paisaje, realizando obras de ingeniería, en especial, por
parte de las haciendas rurales a lo largo de las tierras de los valles y en la laderas de la colinas que bordeaban el
Urubamba medio. Recordaron elementos fundamentales del mito y de la historia erigiendo haciendas y levantando
lugares sagrados, para honrar un paisaje que se creía poblado por espíritus animitas.
La planificación urbana estaba formada por calles rectas irregularmente dispuestas para adaptarse a aquel terreno en
pendiente y quizás, a la forma del puma. El distrito central contaba con dos avenidas principales que discurrían por toda
la extensión de la ciudad y que se veían cortadas por otras seis calles. Ninguno de los espacios centrales formados por su
intersección daban lugar a una plaza, y variaban enormemente en tamaño, con una longitud general de unos 30 – 40 m.
de ancho, por entre 45 – 70 m. de longitud. Las propias calles eran estrechas, la mayoría estaban pavimentadas con
guijarros y, en su centro, había canalizaciones para el agua hechas con piedras alineadas.

LAS PLAZAS CENTRALES


En el centro del Cusco antiguo se encuentran dos plazas adyacentes, separadas por el río Huatanay. La Awkaypata (la
terraza del reposo) era el lugar principal en el que se celebraban las ceremonias al aire libre. Muy a menudo, en las

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ceremonias de estado, la Awkaypata albergaba las momias de los emperadores muertos. Allí se las colocaba sentadas
por orden de acuerdo con su rango y se las festejaba con idéntica obsequiosidad que cuando estaban vivos.

EDIFICIOS PRINCIPALES
La arquitectura del centro de la ciudad se ve dominada por palacios reales y complejos religiosos. La mayoría estaban
rodeados de un muro que limitaba el acceso y la visión del interior. Los dos complejos del sudeste da la Awkaypata eran
probablemente los más impresionantes. El Huatunkancha (el gran recinto) era una construcción magnífica de entrada
única que daba a la plaza. Entre los numeroso edificios de su interior, se encontraba la casa de las mamakuna y
aqllakuna, la residencia de orden de las mujeres elegidas. Otro gran complejo del sudeste era el llamado Amarukancha
(el recinto de la serpiente).
El edificio Inca se ha relacionado a menudo con el nombre Viracocha, ya sea como el palacio del rey o como templo
(Kiswarkancha) del dios creador, pero estudiosos modernos no aceptan, por lo general, ninguna de las dos propuestas.

LOS TEMPLOS
La mayor parte de la ciudad poseía un carácter intrínsecamente sagrado o era teatro de importantes rituales. No
obstante, algunos edificios ocupaban un lugar especial en la ejecución de los rituales de la religión oficial. Con mucho, el
complejo más importante era el Quoricancha, o Recinto de Oro, conocido como Templo del Sol. En el se rendía culto a
los principales seres celestiales, y las importantes momias reales se encontraban en los lugares sagrados interiores. El
templo era el punto nodal de la geografía sagrada de los incas.
Es probable que en ese complejo, hubiera también varios edificios más, puesto que las sacerdotisas y otras personas
que formaban el personal del templo vivían en él.
Muy cerca había un jardín de Maíz, donde los pájaros se entremezclaban con las plantas; el jardín tenía también un
rebaño de camélidos vigilados por sus pastores, y todas esas figuras estaban realizadas en metales preciosos.
Otros templos importantes del interior de la ciudad fueron el Kiswarkancha (recinto del árbol del Kishwar) y el
Pukamarka (el pueblo rojo). El primero de ellos era un templo dedicado a Viracocha, el dios creador; el segundo templo
contenía capillas dedicadas al Creador y a Illapa, deidad de la tormenta y el trueno.

OTROS ELEMENTOS NOTABLES


Dispersos por toda la ciudad, se encuentran también numerosos campos agrícolas sagrados. Uno de ellos se hallaba
dedicado a la plantación ritual del primer maíz, al tiempo que la cosecha de otras parcelas quedaba reservada a varios
lugares sagrados de la ciudad. Los alrededores del Cusco contaban a sí mismo, con gran número de almacenes (gollga).
Los productos que allí se guardaban se utilizaban como provisiones de los residentes en la urbe, a quiénes se le
entregaban de manera pública cada 4 días, y como suministros de las incesantes fiestas ceremoniales.

LAS HACIENDAS REALES Y DE LA ARISTOCRACIA

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La expansión imperial puso en manos de las elites incas enormes recursos. Partes de estos se reconvirtieron en
reservan privadas de los emperadores y de otros aristócratas vivos o muertos. Las haciendas reales les servían como
recursos a los monarcas de una manera que no fuera inadecuada a su delicada estatura. Nos es accidental que
proporcionaran también sustento y riqueza a sus descendientes, al tiempo que subrayaban sus actividades políticas y
ceremoniales. Esas necesidades eran pesadas, puesto que los soberanos, tanto vivos como muertos, y sus grupos de
parentesco, dedicaban una buena cantidad de tiempo a visitarse unos a otros y a realizar determinados rituales. Cobo
comentó por extenso hasta que punto esas visitas eran necesarias para que las panacas racionalizaran la propiedad de
esos recursos en aumento y su afición a una vida de pereza y orgías.
Los soberanos podían aumentar sus propiedades personales a expensas de las instituciones estatales y de
competidores reales. Los monarcas y los aristócratas podían aumentar también sus propiedades aceptando regalos de sus
súbditos.
Los soberanos Incas, los grupos de parentesco, las instituciones y otros hombres y mujeres de la elites poseían
haciendas y posiblemente había una buena dosis de discreción implicada en sus transacciones; y algo que es
fundamental, las haciendas de un soberano fallecido se testaban a favor de su panaca. Siguiendo la costumbre de la
división de la herencia, el trono pasaba a su sucesor que debía potenciar los recursos de su propio clan. Las tierras de la
reina (coya) se mantenían separadas; a la muerte de esta, se dejaban en herencia a sus propios familiares.
La tendencia incaica a combinar las formar y las estructuras de las tierras, es una de las característicos más evidentes
en la manera de diseñar las fincas. Todas ellas muestras elegantes terrazas, obras hidráulicas y de obras de cantería que
rara vez se encuentran en el resto del imperio. Las haciendas se diseñaban para que procuraran acceso a un amplio
abanico de recursos.
Varias de las localizaciones incaicas más espectaculares han sido identificadas como haciendas reales de Pachacutec.
Las más importantes son Pissac Oyantaytambo y Machu Pichu.
Por encima de todo, las haciendas reales ejemplifican la vida de la elites en el corazón del territorio durante la época
imperial. Su diseño, modificado y adaptado, a las características del terreno, simboliza una intensa interacción entre los
hombres y los poderes del cosmos. Si se tiene en cuenta la extensión de todo el imperio los recursos comprometidos en
las haciendas no eran especialmente grandes, pero esas fincas son un buen ejemplo de la manera en que una clase alta,
endogámica y exclusivista concentraba el poder y la riqueza en el corazón del imperio.

ROSTWOROWSKI, M Estructuras Andinas del Poder. IEP. Lima. 1983.

Capítulo V: “El dualismo en el gobierno de los curacazgos”

Con frecuencia la información señala dos señores para cada curacazgo.


Esta dualidad se nota también en el Cusco primitivo, antes del auge del poderío incaico, o sea que se trataba de una
institución pre – incaica.

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Al hallar ciertos patrones y esquemas duales en las estructuras sociopolíticas de los curacazgos, podemos sugerir
que los señores del Cusco no diferían en ese sentido de las demás etnias.
El Cusco, antiguamente se divide en dos partes, una era Hanan Cusco y la otra Hurin Cusco, el motivo de esta
división atribuyen a dos hermanos que cada uno hizo cabeza de linaje o de bando.
“En cada repartimiento o provincia hay dos parcialidades, una que se dice Hanansaya, y la otra Hurinsaya. Cada
parcialidad tiene un cacique principal que manda a los principales indios de su parcialidad, y no se entromete a mandar a
los de la otra. El curaca de la parcialidad de hanansaya es el principal, y el curaca de hurinsaya debe obedecerle.”
Con el auge del incario surgió una organización decimal de los curacazgos y, según la mayoría de las fuentes, este
nuevo sistema fue aplicado por el Inca Tupa Yupanqui en las tierras que iba conquistando y anexando a su gobierno.
La nueva organización incaria impuesta a los señores conquistados afectó naturalmente las organizaciones locales
existentes antes de las anexiones territoriales cusqueñas.
Cada parcialidad o mitad del nuevo territorio era gobernada por un curaca. En estas nuevas estructuras sociales
quedaron abolidos numerosos cargos andinos.
Los antiguos términos indígenas mostraban una población estratificada que muy pronto se descompuso. La existencia
del yanapaque eleva a cuatro la cifra de señores principales de cada curacazgo.
Varias fuentes señalan la existencia de mujeres en el gobierno efectivo de pequeños señoríos como Colán, Sechura y
Catacaos.
Esta inversión del dualismo masculino en femenino es una manifestación que confirma el sistema en sí, si bien con
autoridades femeninas.
El sistema dual se reproducía también en cada bando, es decir que los hanan gozaban de dos jefes, así como los hurin.
En la sierra el curaca Collana de hanan era el señor de mayor jerarquía, mientras que en la costa central la situación se
invertía y el curaca Collana de hurin tenía prioridad sobre los otros.

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