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INTRODUCCIÓN
CAPÍTULO I: ASPECTOS GENERALES
1.1 DEFINICIÓN
1.2 ETIMOLOGÍA DE LA PALABRA
1.3 ¿POR QUÉ EXISTE LA PROSTITUCIÓN?
1.4 PROSTITUCIÓN EN LA HISTORIA
1.4.1 Prostitución en el imperio romano
1.4.2 Prostitución en la edad media
1.4.3 Prostitución en el Perú
1.4.4 Los hechos
1.4.5 Otras fuentes
1.5 PERFIL DE Las “TRABAJADORAS SEXUALES”
1.6 FACTORES QUE INDUCEN A LA PROSTITUCIÓN
1.6.1 Problemas económicos
1.6.2 Debilidad Psicológica
1.6.3 Personalidad Vaga
1.6.4 Sedientas de pasiones
1.6.5 Trauma en una etapa prematura
1.6.6 “Venganza”
CAPITULO II: DIVISIÓN Y CLASIFICACIÓN DE LA PROSTITUCIÓN
2.1 CLASES DE PROSTITUCIÓN
2.2 POSICIONES SOBRE ESTE “OFICIO”
2.2.1 La Prohibicionista
2.2.2 La Reglamentarista
2.2.3 La Abolicionista
2.3 TIPOS DE PROSTITUCIÓN
2.3.1 Prostitución callejera
2.3.2 Prostitución militar
2.3.3 Prostitución cibernética
2.4TIPOS DE CLIENTES QUE ACCEDEN A LAS PROSTITUTAS
2.4.1 El cliente vigoroso
2.4.2 El cliente fiestero
2.4.3 El cliente culpable
2.4.4 El cliente en víspera del matrimonio
2.5 CAUSAS DE LA PROSTITUCIÓN
2.5.1 Desempleo y subempleo
2.5.2 Pobreza y condiciones de vida
2.5.3 Violencia y desintegración familiar
2.5.4 Abusos sexuales
2.5.5 Madres solteras
2.5.6 Ninfomanía
2.5.7 Otras
2.6 CONSECUENCIAS DE LA PROSTITUCIÓN
2.6.1 Marginalidad y discriminación
2.6.2 Alcoholismo y drogadicción
2.6.3 Enfermedades venéreas
CAPITULO III: REGULAR LA PROSTITUCIÓN
3.1 PROPUESTA DE LAS PROSTITUTAS POR REGULARIZARSE
3.2 POSICION DE UN TRABAJADOR REGULARIZADO
3.2.1 Derechos Laborales
3.3 ARGUMENTOS SOBRE LA REGULARIZACION DE LA
PROSTITUCION
3.3.1 A Favor
3.3.2 En Contra
CONCLUSIONES
ANEXOS
A.1 Entrevista Abierta
A.2 Entrevista Cerrada
BIBLIOGRAFIA Y LINKOGRAFIA
INTRODUCCIÓN
Ante todo queremos dejar en claro que los términos prostitutas y prostitución se
usaran en la presente monografía siendo que son términos correctos de
mencionar pero por la tonalidad y ambigüedad no se usa mucho, estamos seguros
que los lectores tendrán presente esto y serán serios al momento de leer este
trabajo.
La prostitución si bien es cierto es un oficio muy antiguo donde recurren la mayoría
de veces mujeres a ejercerlo por problemas económicos, existe otro tipo de
influencias en por qué nace esta idea de ejercer dicho oficio.
En el Perú la prostitución ha sido un tema olvidado y poco tocado, por decir que si
bien es cierto no es ilegal si es de forma voluntaria y de personas adultas, nunca
ha sido reglamentado oficialmente por nuestra nación esto implica en que las
trabajadoras sexuales no podrían figurar en planilla de ninguna empresa no
contarían con jubilaciones y no estarían sometidas a pagar impuestos.
Otra forma en la que ha sido olvidado el tema es que existen lugares donde se
ejerce este oficio ilegalmente por así decirlo, ya sea porque tienen a menores
ejerciéndolo, problemas de salubridad, problemas de saneamiento y reglamento,
entre otros.
Habiendo dicho esto, existen varios puntos a tocar sobre la prostitución es por eso
que el grupo se planteado que ¿Debería regularse este oficio en el Perú?, por eso
hemos pensado en hablar de la prostitución en su forma básica para ir entrando
más a fondo en cada una de estas preguntas, queremos llegar a informar sobre
estudios de dicho tema ya que países como Italia y Francia se realizaron
exámenes tanto psicológicos y físicos para determinar causales de porque ejercen
este oficio, asimismo queremos que se verifique las leyes tanto como para
sancionar aquellos que ejerzan este oficio ilícitamente, y por ultimo queremos que
aquellas personas ejerzan este oficio y cumplan con todas las reglas tengan los
mismos derechos y responsabilidades que un trabajador cualquiera.
1.1 DEFINICIÓN
Cuando pensamos en la prostitución tres intuiciones surgen rápidamente: la idea
de vender el cuerpo por dinero; la idea de que es una mujer quien vende y un
hombre quien demanda dicho bien; la idea de mala reputación o estigma asociada
a las personas que hacen este tipo de transacciones. Un problema central es
cómo establecer una definición adecuada. Al repasar la literatura internacional se
distinguen algunos puntos de disenso básicos. En primer lugar, si bien no hay
nada que impida que oferentes o demandantes sean alternativamente mujeres u
hombres, en la industria del sexo abrumadoramente la oferta está constituida por
mujeres y la demanda por hombres (Luiz and Roets 2000 citado en Stillwell 2002,
69). En segundo lugar, algunos autores ven como adecuado que las definiciones
refieran a personas que intercambian sexo o favores sexuales por dinero, drogas u
otras bienes transables (Overall 1992). Otros señalan que el término prostitución
describe comportamientos de personas. El sexo comercial constituye meramente
una forma de empleo, o una actividad generadora de ingreso (O’Neill 1997). En
tercer lugar, cuál es el grado de dependencia económica asociado a la
prostitución. Naanen plantea que prostituta define a aquellas mujeres cuya
principal fuente de subsistencia es el intercambio de servicios sexuales
impersonales por dinero o beneficios materiales. A diferencia de otros autores, el
planteo es más exigente en tanto excluye intercambios sexuales extra maritales
con una mera motivación de suplementar el ingreso principal (Naanen 1991). Una
cuarta fuente de disenso es qué tipo de recompensa debe estar presente en la
prostitución. Para algunos autores es necesaria la presencia de paga monetaria
(Posel 1993, en Stillwell 2002, 69). Otros, más flexibles, plantean una definición
más amplia donde basta que esté presente algún tipo de ganancia o recompensa
como regalos, comida, bebida, drogas, una cama por la noche, etc. (Shaw & Butler
1998, Phua 2009). En quinto lugar, se discute sobre qué es lo que define a la
oferta en un acto de prostitución: simplemente el coito o debe involucrar una gama
más amplia de servicios de la industria sexual (baile, masajes, líneas telefónicas,
etc.) que no necesariamente incluyen el coito (Shaw & Butler 1998). Como
veremos más adelante, la tradición feminista radical va un paso más y sostiene
que la sexualidad es una parte constitutiva e indivisible del ser por lo cual la venta
del sexo involucra la venta del ser/identidad (Pateman 1988). En este sentido, se
plantea la diferencia entre el término prostitución que refiere a la idea de mujeres
de comportamiento inmoral, que “se venden” y el término menos estigmatizante
trabajo sexual que refiere ascéticamente al proceso de venta de sexo por dinero
(O’Neill 1997). No obstante, la prostitución plantea no solo la presencia de un
intercambio de naturaleza sexual por una forma de pago. Hwang y Bedford
establecen tres importantes aclaraciones: en primer lugar, la interacción puede
tener diversas formas, desde flirtear, bailar, tomar, hasta el coito; en segundo
lugar, este intercambio puede ser voluntario o forzado; en tercer lugar, no
necesariamente los participantes de este intercambio son los que realizan o
reciben el pago (Hwang & Bedford 2004, 137). La idea de que la prostituta es
aquella que simplemente vende su cuerpo puede ser problemática. Muchas
mujeres se transforman en esposas a los efectos de lograr un hogar y un sustento
y no las consideraríamos prostitutas (Davis 1976). Por ello, algunos autores
proponen una definición desde el punto de vista del cliente bajo la cual hay sexo
no reproductivo a cambio de un pago. Esta definición es consistente con la noción
legal de matrimonio como contrato que une al esposo a los hijos nacidos de la
esposa (Edlund & Korn 2002, 184). Buena parte de las definiciones tienden a estar
excesivamente volcadas sobre la dimensión de la oferta, minimizando el rol de los
usuarios o de la demanda en la creación y mantenimiento del fenómeno. Ello
también implica analizar en forma más amplia las condiciones y el carácter
delictivo del tráfico y comercialización internacional (Shaw & Butler 1998, 178 –
179). La forma de definir la prostitución tiene importantes consecuencias. En
primer lugar, las estimaciones de prevalencia e incidencia del fenómeno son
afectadas según el tipo de comportamientos y actitudes que se incluyan dentro de
lo que entendemos por prostitución. Cuánto más amplio sea el concepto, mayores
los niveles estimados de prevalencia del fenómeno. En segundo lugar, diferentes
definiciones de la prostitución puede derivar en diferentes relaciones causales
(Shaw & Butler 1998). Un problema adicional es que la definición simple de
intercambio de sexo por bienes o dinero involucran una multiplicidad de actos y
relaciones, muchas de la cuales no serían consideradas trabajo sexual por sus
participantes. Ello determina que se vuelva difícil obtener medidas tan básicas
como la estimación de la población de trabajadores sexuales y clientes (Ghani and
Aral 2005, 34). Algunos autores rastrean una evolución conceptual que va desde
el término inicial “prostitución”, pasando por “trabajo sexual” hasta llegar a “redes
sexuales” o “sexo de supervivencia”. Más allá de los múltiples disensos, esta
evolución conceptual refleja cierto acuerdo de algunos autores en torno a que
trabajo sexual es un término más adecuado y neutro. Permite abandonar el
énfasis moralizante, negativo y estigmatizador de la terminología previa y parece
representar más precisamente lo que las mujeres creen que hacen cuando se
involucran en intercambios sexuales monetarizados y las razones de los mismos
(Wardlow 2004, 1019). Algunas definiciones tienen el problema de ser
excesivamente estrechas e impiden incluir comportamientos que intuitivamente
asociaríamos con alguna variante de trabajo sexual, por ejemplo, la pornografía.
Otras definiciones en cambio poseen el defecto contrario y al ser tan amplias
pierden rendimiento analítico tanto descriptivo como explicativo. Una forma de
precisar los términos es repasar las distintas variantes y tipos de trabajo sexual
existentes.
1.2 ETIMOLOGÍA DE LA PALABRA
• El término prostitución proviene del término latino, prostituere, que significa
literalmente “exhibir para la venta”.
• Las prostitutas, así como hoy ocultan sus negocios haciéndolos pasar por casas
de masajes o los anuncian con luces rojas, en la Edad Media (s.XII) los
disimulaban como si se tratara de tabernas, colgando en su puerta un ramo. Por
esa razón, las comadres empezaron a llamarlas “rameras”, una palabra que les
sonaba más púdica que “prostituta”.
El prostituto que practicaba cunnilingus a una mujer era peor visto que el
que era penetrado por otro hombre…
• Los egipcios fueron los primeros en prohibir las relaciones carnales con
las mujeres nativas o peregrinas domiciliadas en los templos y demás
lugares sagrados de la época. En el antiguo Egipto, algunas mujeres, no
siempre prostitutas, conocidas como felatrices, se pintaban los labios de un
determinado color para dar a conocer su inclinación por esta práctica.
En la España del s.XVI, una joven tenía que ser mayor de 12 años y haber
perdido la virginidad para poder entrar en un burdel…
• En la España de los Austrias (s. XVI), para que una joven pudiese entrar
en una mancebía, o casa pública de prostitución, tenía que acreditar con
documentos ante el juez de su barrio ser mayor de doce años, haber
perdido la virginidad, ser huérfana o haber sido abandonada por la familia,
siempre que ésta no fuese noble. El juez procuraba disuadir de sus torcidos
intentos a la aspirante con una plática moral, y si no la convencía, le
otorgaba un documento, donde la autorizaba para ejercer el infame oficio.
Por esta sencilla razón, denunciar que hubo prostitución en el Incario rompe
con todos los esquemas garcilacistas; lo que es peor, deshace todas las
demás informaciones e torno a la sociedad incaica. Resulta así
imprescindible una revisión del caso. Además, la discutida aseveración
garcilacista hundiría todos los esquemas vigentes en torno a la evolución
universal de las sociedades, puesto que el Antiguo Perú, no pasó del
Calcolítico (cobre y piedra). Período que aunque brillantemente cumplido,
no llegaba aun a los niveles económicos de la evolución que son base para
el surgimiento de ciertas instituciones y costumbres, la prostitución entre
ellas.
Por otro lado, el extremo recato de Garcilaso niño y joven pudo haber
aumentado el margen de error. ¿Con quién conversaría del tema? No
habría de ser con sus solemnes tíos maternos. Tampoco con la madre,
cada día más distante. El padre nunca lo trato como a un hijo. Era parte de
su drama cultural y étnico. Quizá lo haría con sus escasísimos compañeros
de aula, mestizos todos e igualmente desconocedores de ciertos aspectos
del Incario. En todo caso, jamás habría un diálogo con aquellas mujeres, las
contemplaría de lejos, dentro de la castidad que se percibe en sus páginas.
Bien pudo haber dejado el Cuzco a los veinte años (1560) sin conocerlas,
bíblicamente hablando. Más cerca pudo hallarse de las hetairas españolas,
mestizas, moriscas y negras que proliferaban dentro del mismo Cuzco, al
igual que en otros lados del Perú, para clientela no indígena por supuesto
(salvo casos de excepción con indios ricos). Pero de cualquier forma, de los
constantes recuerdos garcilasistas de infancia y juventud, ninguno se
orienta por allí, ni detalle específico consta en sus obras ellas o sobre los
chocheríos donde pululaban las parias, las prostitutas indígenas que sin
duda habría tres decenios después del derrumbe del Incario. Por otro lado
así fue de discreto el cronista hasta el fin de sus días. Es por otras vías que
conocemos sus devaneos con moriscas en España y del hijo (quizá dos)
que allá tuvo. Pero dejemos esto; vayamos a los datos concretos.
Ocasionales: puede ser una sirvienta, ama de casa, estudiantes, etc. Son
las que tienen sexo solo por conservar su trabajo o por algún interés
monetario como las anteriores.
También, la nueva actitud de las mujeres casadas hacia el sexo tiene una
incidencia indirecta en el mercado sexual. Esta actitud aperturista a técnicas
sexuales, reservadas al soterrado mundo de la prostitución, se ha
generalizado a otros sectores sociales y constituye en la práctica una forma
de competencia para las mujeres especializadas en el sexo.
La pobreza, en gran parte de los casos, es el punto de partida para que una
persona llegue a la condición de los trabajadores sexuales comerciales: el
mayor número de menores, adolescentes y jóvenes prostituidos proviene de
los estratos bajos de la sociedad. Sin embargo, esto no es suficiente como
explicación causal, pues no toda persona indigente se prostituye. A la
situación de pobreza se suman otros factores predisponentes. Puede verse,
analizando el caso particular de la pobreza, que producto del acceso
restringido al mercado laboral, la condición de vida de los miembros de las
familias empobrecidas se ve seriamente afectada. Esto se traduce en las
siguientes características: hábitos alimenticios precarios, vestimenta raída y
precaria, carente muchas veces de los servicios básicos, educación inicial
truncada, escaso acceso a los bienes de consumo, entre otros. Esto da
como resultado una baja autoestima de las personas y una escasa y
tergiversada visión de sus derechos y deberes sociales. De esta manera,
las condiciones de vida se hallan condicionadas por el poder adquisitivo de
los individuos. La pobreza implica un escaso poder adquisitivo, lo cual
redunda negativamente en las condiciones materiales de existencia.
2.5.6 Ninfomanía
Se refiere a la exaltación del apetito sexual en la mujer. Es característico su
insaciabilidad sexual y su búsqueda constante de nuevas relaciones
sexuales. Suele ser una mujer inestable. En ocasiones la ninfomanía lleva a
la prostitución. Sus causas son muy diversas, como por ejemplo, la falta de
cariño paterno o materno en la infancia, neurosis, trastornos hormonales,
debilidad mental, entre otros. "Es el equivalente femenino de la satiriasis.
Sin furor uterino, andromanía, uteromanía, histeromanía,
mesalinismo" (ALARCO, Claudio Ob. Cit: 258-9)
La ninfomanía no es una cosa para tomar a broma, sino un estado
patológico, causado por trastornos físicos o mentales. La ninfomanía no es
lo mismo que promiscuidad sexual, porque la mujer promiscua escoge a
sus compañeros. Aun cuando es posible que ella también pueda ser
emocionalmente inestable, sus necesidades sexuales no son excesivas en
forma inevitable. Por otra parte, la ninfómana sufre estado de intensificada
excitabilidad genital, que la compele a desechar inhibiciones sociales o
ideológicas y buscar el alivio a cualquier precio. La ninfómana puede
aceptar dinero, o puede pagar por el placer así como insistir en que su
pareja "cumpla su deber conyugal".
2.6. CONSECUENCIAS
2.6.1Marginalidad y discriminación
El individuo que se margina de la sociedad es impulsado por la exclusión
que percibe en ésta.
En ocasiones no se habla sólo de individuos, sino de grupos enteros que
son marginados de la sociedad.
La marginación es el producto de la discriminación ya que su actividad se
halla estigmatizada y son considerados sujetos de ínfima categoría, siendo
colocados en una situación pre delictual. Los trabajadores sexuales
comerciales sufren un trato discriminatorio, no sólo por parte de la policía ya
sea por los abusos de autoridad y extorsiones, sino también por los dueños
de los locales, clientes que humillan y maltratan, por médicos y la sociedad
en general, que según ellos los desprecian y estigmatizan como a los
principales portadores de infecciones de transmisión sexual. Los
trabajadores sexuales comerciales, por lo tanto, son compelidos a llevar
una doble vida que es una constante para las personas, sean varones o
mujeres, involucrados en la actividad de la prostitución, ya que separan de
manera radical su vida laboral de su cotidianidad. De hecho, sus parientes
más cercanos muchas veces ignoran la forma de solventar los gastos que
tienen éstas personas. En el caso de las mujeres que vienen del interior, se
contentan al enviar dinero periódicamente a sus parientes. Esta situación
repercute negativamente la autoestima de ellas, ya que no pueden
compartir abiertamente su vida con las personas más cercanas por llevar
una vida despreciada, sucia y vetada por la sociedad, sintiendo que les
resta valor y dignidad como seres humanos. A la vez, se dan cuenta de que
pertenecen a la sociedad, pero no se explican por qué no merecen el
respeto como personas. Ellas mismas tienen conciencia del ambiente
negativo que les rodea, y perciben el maltrato y hostigamiento que les da la
colectividad.
Los derechos del trabajador más básicos y que lo tienen todos los
regímenes de trabajadores en el Perú en consideración de Javier Mujica
Petit, son los siguientes:
Seguro de trabajo.
3.3.1 En Contra
Este oficio tiene varios argumentos en contra, uno de ellos dice que si es
que es una profesión como cualquier otra entonces ¿Por qué razón la
inmensa mayoría de las personas prostituidas son mujeres inmigrantes?
¿Quiere esto decir que esta “profesión” está solo reservada a mujeres
migrantes? ¿Conoces alguna otra profesión en la que las personas que la
ejercen se enfrenten a una tasa de mortalidad entre 10 a 40 veces superior
a la media?
Otro argumento es que las muchas de las trabajadoras sexuales dicen que
la prostitución es su forma de expresar que tienen una libertad sexual, con
el derecho de poder escoger que hacer con su vida sexual, pero ¿La
prostitución como símbolo de la libertad sexual? , Seamos más precisos/as:
nos referimos a la libertad sexual ¿de quién? Todo el mundo está de
acuerdo con que la libertad sexual consiste en disfrutar plenamente de tu
salud y tus derechos sexuales, en base a la igualdad y libres de cualquier
forma de discriminación, coerción o violencia (según la definición de la
Organización Mundial de la Salud). La prostitución no tiene nada que ver
con el sexo sino que se trata de una cuestión de poder: la compra de un
acto sexual supone en sí misma la denegación de los derechos sexuales y
del deseo de la otra persona. Representa la negación de la autonomía
sexual de la otra persona. Pagar por sexo no puede ser considerado como
un acto de libertad sexual.
3.3.2 A Favor
Muchas veces olvidamos que este es un oficio sea malo o bueno, es legal y
un oficio como cualquier otro, donde hay un gran porcentaje de mujeres que
lo ejercen, por ende necesitarían derechos como cada trabajador(a) común.
Quienes ejercen la prostitución no tienen ningún tipo de forma de
organizarse y mejorar su situación. Reglamentarse y organizarse incluso a
nivel sindical.
Una gran ventaja que generaría la regularización es la independencia
laboral Con la prostitución reglamentada, gran parte de las mujeres
explotadas por proxenetas podrían "dirigir su negocio", establecer
cooperativas o en todo caso desvincularse de los lazos de dependencia y
obtener un poder propio y real. Decidir cómo, cuándo y dónde ejercer.
Organizarse y tener voz propia.
La gran mayoría de las prostitutas y prostitutos que ejercen en Perú son
inmigrantes. Como no pueden demostrar ejercer un trabajo legal, se ven en
una situación doble de inseguridad: por un lado los riesgos propios de la
actividad, por el otro los riesgos de ser deportados el día que las
autoridades antiinmigración ilegal decidan empezar a trabajar. La
regularización de la prostitución supondría el contar con un permiso de
trabajo y poder emprender con seguridad un proyecto de futuro en Perú
(apertura de nuevos negocios, educación de los hijos, etc).
Otra cosa que se suele hacer mucho erróneamente es que se suele
esgrimir que quienes ejercen la prostitución no desean ejercerla. Es decir,
se argumenta desde el propio deseo del protagonista. Nadie les ha
preguntado a los limpiadores de baños públicos, masturbadores de reses,
inspectores de estiércol y gastroenterólogos si sus trabajos son deseables.
Además, siempre resulta presuntuoso hablar en representación de la
voluntad de miles de personas.
Y un gran argumento tendría que ver mucho con el tema económico porque
seamos claros: en un país con una economía sumergida de cotas
tercermundistas, legalizar actividades grises y negras reportaría enormes
recursos que significan una mejora de la financiación de los servicios
públicos. O mejor aún, la bajada de impuestos por otras actividades, renta,
etc.
ANEXOS
3%
33%
SI
64% NO
NO OPINA
10%
50% SI
40%
NO
NO OPINA
¿Conoces tus derechos que te corresponden
como trabajadora sexual?
20%
SI
NO
80% NO OPINA
10%
10%
SI
NO
80% NO OPINA
¿Tienes miedo de contraer alguna ETS?
7%
SI
NO
NO OPINA
93%
22%
SI
NO
78% NO OPINA
BIBLIOGRAFIA Y LINKOGRAFIA