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Ordenar – Pregunte a los participantes quién desea hablar y llamarlos en orden según
cuando se lavante la mano. Esto permite a los participantes concentrarse en el contenido
de la conversación en lugar de estar pendientes de que si ¿“el facilitador me llamará”?
(Es aceptable que alguien hable fuera del orden si desean responder a un comentario en
particular, siempre y cuando se explique al grupo que se va a interrumpir el orden
temporalmente).
Categorizar – Identifique temas o solicite al grupo hacerlo. “Se me hace que discutimos
varios temas a la vez, o sea: X, Y, y Z. ¿Qué les parece a ustedes”?
Tome ventaja del silencio – Espere unos segundos antes de responder. Esto permite que
los participantes puedan reflexionar sobre el comentario y sobre su respuesta a ello.
También puede sugerir al grupo que “tomen unos momentos de reflexión antes de
responder”.
Señale conecciones – A la medida que sea posible, señale las similitudes entre los
comentarios y sentimientos de los participantes. Por ejemplo: “Aunque discutimos otra
situación ahora, lo que acaba de decir me parece mucho a lo que comentó Juán la
semana pasada.. ¿Qué opinan ustedes?”
Administre el tiempo – Esté conciente de la hora y la agenda. Si necesitan más tiempo
para discutir un tema, quizá sea oportuno informarles a los participantes para que no se
preocupen por el tiempo.
Equilibre las metas del grupo con las prioridades de los participantes – A menudo, la
forma más fácil de hacerlo es simplemente reconocer cualquier frustración. Ser
transparente con el grupo en relación con lo que debe lograr como facilitador puede
resultar muy útil: “Quiero compartir con ustedes la agenda de hoy.. Quiero que lo sepan,
porque reconozco el hecho de que cada quien puede tener sus propios motivos para
participar. Quiero que atendamos a las necesidades de todos. Y posiblemente veremos
que nuestras necesidades son muy similares”.
*Adaptado del The Facilitator’s Guide to Participatory Decision-Making, Sam Kaner, et. al., New Society
Publisher’s, 1996.
Fase 1: Formación
Fase 2: Conflagración
Fase 3: Normalización
Fase 4: Realización
No todos los grupos llegan a la fase de “Realización”. Si los participantes del
grupo llegan a la cuarta fase, la capacidad, amplitud y profundidad de sus
relaciones personales logran una verdadera interdependencia. En esta fase, los
miembros pueden trabajar con la misma facilidad de forma independiente, en
subgrupos, o en plenaria. El papel y autoridad que desempeñan se ajustan de
forma dinámica según las necesidades cambiantes del grupo y los individuos. La
cuarta fase sobresale por la interdependencia de las relaciones personales y la
resolución de problemas relacionadas a los deberes a mano. En esta fase el grupo
debe lograr su máxima productividad. Los miembros individuales se han vueltos
seguros de sí mismos y ya no necesitan aprobación del grupo. Los participantes
se centran en los deberes a mano y en los demás miembros del grupo. Existe la
unidad: se ha logrado una identidad grupal, un alto nivel de ánimo y fidelidad al
grupo. La tarea principal del grupo se centra en la sólida resolución de
problemas, lo que conlleva soluciones y desarrollo grupal óptimos. Hay apoyo
para la experimentación para resolver problemas y el énfasis se centra en los
logros. La meta principal es la productividad a través de la resolución de
problemas y las tareas del grupo.
Fase 5: Separación
Fuente: http://www.gmu.edu/student/csl/5stages.html
Cómo cofacilitar
Analicen juntos:
o ¿Cuáles partes funcionaron bien?
o ¿Cuáles no fueron tan buenas?
o ¿Cuáles componentes quisieran cambiar?
o ¿Cómo respondió el grupo?
o ¿Cómo trabajaron como cofacilitadores?
Cuando sea apropiado, analice las sesiones con su supervisor u otro miembro del
personal.