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ENDOCRINOLOGIA

Las múltiples actividades de las células, los tejidos y los órganos del cuerpo están coordinadas
mediante la interacción de diversos tipos de mensajeros químicos:

1. Neurotransmisores, liberados por los axones terminales de las neuronas en las uniones sinápticas y
que actúan localmente controlando las funciones nerviosas.
2. Hormonas endocrinas, producidas por glándulas o por células especializadas que las secretan a la
sangre circulante y que influyen en la función de células diana situadas en otros lugares del organismo.
3. Hormonas neuroendocrinas, secretadas por las neuronas hacia la sangre y que influyen en las
funciones de células diana de otras partes del cuerpo.
4. Hormonas paracrinas, secretadas por células hacia el líquido extracelular para que actúen sobre
células diana vecinas de un tipo distinto.
5. Hormonas autocrinas, producidas por células y que pasan al líquido extracelular desde el que actúan
sobre las mismas células que las fabrican.
6. Citocinas, péptidos secretados por las células hacia el líquido extracelular y que pueden funcionar
como hormonas autocrinas, paracrinas o endocrinas. Entre ellas se encuentran las interleucinas y otras
linfocinas secretadas por los linfocitos colaboradores que actúan sobre otras células del sistema
inmunitario. Las hormonas citocinas (p. ej., leptina) producidas por los adipocitos se conocen a veces
como adipocinas.

Las hormonas endocrinas viajan por el aparato circulatorio hasta llegar a las células de todo el
cuerpo, incluidas las del sistema nervioso en algunos casos, donde se unen a los receptores e inician
numerosas reacciones. Algunas hormonas endocrinas afectan a muchos tipos distintos de células del
organismo; así, la hormona del crecimiento (de la adenohipófisis) es la responsable del crecimiento
de la mayoría de los tejidos y la tiroxina (de la glándula tiroides) incrementa la velocidad de muchas
reacciones químicas en casi todas las células corporales. Otras hormonas actúan principalmente en
determinados tejidos efectores, ya que solo estos tejidos poseen receptores abundantes para esa
molécula.

Estructura química y síntesis de las hormonas

Existen tres clases generales de hormonas:


1. Proteínas y polipéptidos, como las hormonas secretadas por la adenohipófisis, la neurohipófisis, el
páncreas (insulina y glucagón) y las glándulas paratiroides (hormona paratiroidea) además de otras
muchas
2. Esteroides, secretados por la corteza suprarrenal (cortisol y aldosterona), los ovarios (estrógenos
y progesterona), los testículos (testosterona) y la placenta (estrógenos y progesterona).
3. Derivados del aminoácido tirosina, secretados por la glándula tiroides (tiroxina y triyodotironina)
y la médula suprarrenal (adrenalina y noradrenalina). No se conoce ninguna hormona que sea un
polisacárido o un ácido nucleico.

Las hormonas polipeptidicas y proteínas se almacenan en vesículas secretoras hasta que se necesitan:
Casi todas las hormonas del organismo son polipéptidos y proteínas. Su tamaño oscila desde el de un
pequeño polipéptido formado tan solo por tres aminoácidos (hormona liberadora de tirotropina)
hasta el de proteínas de 200 aminoácidos (hormona de crecimiento y prolactina).
Las hormonas proteicas y peptídicas se sintetizan en el componente rugoso del retículo endoplásmico
de las distintas células endocrinas, de la misma forma que las demás proteínas.
Por lo general, al principio se sintetizan como proteínas de gran tamaño sin actividad biológica
(preprohormonas) y se escinden en el retículo endoplásmico para formar prohormonas, de menor
tamaño. Estas prohormonas se transfieren a continuación al aparato de Golgi, donde se encapsulan en
vesículas secretoras. En este proceso, las enzimas de las vesículas dividen las prohormonas y
producen hormonas más pequeñas, con actividad biológica y fragmentos inactivos. Las vesículas se
almacenan en el citoplasma y muchas de ellas se unen a la membrana celular hasta que se necesita su
secreción. Las hormonas (y los fragmentos inactivos) se secretan cuando las vesículas secretoras se
funden con la membrana celular y el contenido del gránulo entra en el líquido intersticial o
directamente en el torrente sanguíneo mediante exocitosis. En muchos casos, el estímulo de la
exocitosis es el incremento de la concentración de calcio del
citosol, provocado por la despolarización de la membrana plasmática. En otros, la estimulación de un
receptor de la superficie de las células endocrinas eleva la concentración de monofosfato de
adenosina cíclico (AMPc) y a continuación, activa las proteína cinasas, que desencadenan la secreción
de la hormona. Las hormonas peptídicas son hidrosolubles, cualidad que les permite entrar con
facilidad en la circulación para su transporte a los tejidos en los que actúan.

Concentraciones hormonales en la sangre circulante y ritmos de secreción hormonal:


Las concentraciones de las hormonas necesarias para controlar casi todas las funciones metabólicas y
endocrinas son increíblemente reducidas. Sus valores en la sangre oscilan desde tan solo 1 pg (una
milmillonésima parte de 1 mg) en cada mililitro de sangre hasta, como mucho, algunos microgramos
(unas millonésimas de gramo) por mililitro de sangre. De igual modo, los ritmos de secreción de las
distintas hormonas son muy pequeños y de ordinario se miden en microgramos o miligramos por día.

CONTROL POR RETROALIMENTACION DE LA SECRECION HORMONAL:


La retroalimentación negativa evita la actividad excesiva de los sistemas hormonales
En la mayoría de los casos, este control se ejerce a través de mecanismos de retroalimentación
negativa que garantizan un nivel de actividad adecuado en el tejido efector. En general, cuando un
estímulo induce la liberación de una hormona, los estados o los productos derivados de la acción de
esta tienden a detener dicha liberación. En otras palabras, la hormona (o uno de sus productos) ejerce
un efecto de retroalimentación negativa con el fin de impedir una secreción excesiva de la hormona o
su hiperactividad en el tejido efector.
En ocasiones, la variable controlada no es la velocidad de secreción de la hormona, sino el grado
de actividad en el tejido efector. Por consiguiente, las señales de retroalimentación enviadas a la
glándula endocrina solo serán lo bastante potentes para reducir la secreción adicional de la hormona
cuando la actividad sobre el tejido efector alcance un nivel adecuado. La regulación hormonal por
retroalimentación tiene lugar en todas las fases, incluidos los procesos de transcripción y traducción
genética que intervienen en la síntesis de la hormona y las fases de elaboración o liberación
hormonales.
La retroalimentación positiva puede dar lugar a un incremento de las concentraciones
hormonales
En algunos casos, cuando la acción biológica de la hormona induce la secreción de cantidades
adicionales, tiene lugar una retroalimentación positiva. Un ejemplo de esta retroalimentación positiva
es el gran aumento de la síntesis de hormona luteinizante (lh) que se produce como consecuencia del
efecto estimulador ejercido por los estrógenos sobre la adenohipófisis antes de la ovulación. La LH
secretada actúa en los ovarios, donde estimula la síntesis de más estrógenos que, a su vez, favorecen
la secreción de LH. Con el tiempo, la LH alcanza una concentración adecuada y se desarrolla el
control mediante retroalimentación negativa de la secreción hormonal.

Variaciones cíclicas de la liberación hormonal


Además del control por retroalimentación negativa y positiva de la secreción hormonal, la liberación
de hormonas está sometida a variaciones periódicas que dependen de los cambios de estación, de las
distintas etapas del desarrollo y del envejecimiento, del ciclo diurno (circadiano) o del sueño.

Transporte de las hormonas en la sangre:


Las hormonas hidrosolubles (péptidos y catecolaminas) se disuelven en el plasma y se transportan
desde su origen hasta los tejidos efectores, donde difunden desde los capilares para pasar al líquido
intersticial y, en última instancia, a las células efectoras.
Por otra parte, las hormonas esteroideas y tiroideas circulan en la sangre unidas principalmente a
las proteínas plasmáticas. De ordinario, menos del 10% de las hormonas esteroideas o tiroideas del
plasma se encuentra en forma libre.

Mecanismos de acción de las hormonas


Receptores de hormonas y su activación
La acción de una hormona comienza con su unión a un receptor específico de la célula efectora. Las
células que carecen de receptores para una hormona no responden a ella. Los receptores de algunas
hormonas se localizan en la membrana de la célula efectora, mientras que los de otras se encuentran
en el citoplasma o en el núcleo. Cuando la hormona se combina con su receptor, esta acción
desencadena una cascada de reacciones en la célula: la activación se potencia en cada etapa, de forma
que hasta una pequeña concentración de hormona puede ejercer un gran efecto.
Los distintos tipos de receptores hormonales se encuentran de ordinario en los siguientes lugares:
1. En o sobre la superficie de la membrana celular. Los receptores de membrana son específicos sobre
todo de las hormonas proteicas y peptídicas y de las catecolaminas.
2. En el citoplasma celular. Los receptores principales de las distintas hormonas esteroideas se
encuentran fundamentalmente en el citoplasma.
3. En el núcleo celular. Los receptores de las hormonas tiroideas se encuentran en el núcleo y se cree
que están unidos a uno o varios cromosomas.

Los distintos tipos de receptores hormonales se encuentran de ordinario en los siguientes


lugares:
1. En o sobre la superficie de la membrana celular. Los receptores de membrana son específicos
sobre todo de las hormonas proteicas y peptídicas y de las catecolaminas.
2. En el citoplasma celular. Los receptores principales de las distintas hormonas esteroideas se
encuentran fundamentalmente en el citoplasma.
3. En el núcleo celular. Los receptores de las hormonas tiroideas se encuentran en el núcleo y se cree
que están unidos a uno o varios cromosomas.
La hipófisis, denominada también glándula pituitaria, es una pequeña glándula de alrededor de 1 cm
de diámetro y 0,5-1 g de peso, situada en la silla turca (una cavidad ósea de la base del cráneo) y
unida al hipotálamo mediante el tallo hipofisario. La hipófisis se divide en dos partes bien
diferenciadas: el lóbulo anterior o adenohipófisis y el lóbulo posterior o neurohipófisis. Entre
estas dos partes existe una pequeña zona poco vascularizada y denominada parte intermedia.

La adenohipófisis secreta seis hormonas peptídicas necesarias y otras de menor importancia, mientras
que la neurohipófisis sintetiza dos hormonas peptídicas importantes. Las hormonas de la
adenohipófisis intervienen en el control de las funciones metabólicas de todo el organismo:

 La hormona del crecimiento estimula el crecimiento de todo el cuerpo mediante su acción sobre la
formación de proteínas y sobre la multiplicación y diferenciación celulares.
 La corticotropina controla la secreción de algunas hormonas corticosuprarrenales, que, a su vez, afectan
al metabolismo de la glucosa, las proteínas y los lípidos.
 La tirotropina (hormona estimulante del tiroides) controla la secreción de tiroxina y triyodotironina por la
glándula tiroides; a su vez, estas hormonas regulan casi todas las reacciones químicas intracelulares que
tienen lugar en el organismo.
 La prolactina estimula el desarrollo de las glándulas mamarias y la producción de leche.
 Dos hormonas gonadotrópicas distintas, la hormona estimulante de los folículos y la hormona luteinizante,
controlan el crecimiento de los ovarios y los testículos, así como su actividad hormonal y reproductora.

Las dos hormonas secretadas por la neurohipófisis desempeñan otras funciones.


• La hormona antidiurética (denominada también vasopresina) controla la excreción de agua en la orina,
con lo que ayuda a regular la concentración hídrica en los líquidos corporales.
• La oxitocina contribuye a la secreción de leche desde las glándulas mamarias hasta los pezones durante
la lactancia; posiblemente, interviene también en el parto, al final de la gestación.
La adenohipófisis contiene diversos tipos celulares que sintetizan y secretan hormonas. Los cinco tipos de
células son:

o Somatótropas: hormona del crecimiento humana (GH).


o Corticótropas: corticotropina (ACTH).
o Tirótropas: tirotropina (TSH).
o Gonadótropas: hormonas gonadótropas, es decir, la hormona luteinizante (LH) y la hormona
foliculoestimulante (FSH).
o Lactótropas: prolactina (PRL).

Las hormonas neurohipofisarias se sintetizan en cuerpos celulares situados en el hipotálamo:


Los cuerpos de las células que secretan las hormonas neurohipofisarias no se encuentran en la propia
neurohipófisis, sino que corresponden a grandes neuronas denominadas neuronas magnocelulares,
ubicadas en los núcleos supraóptico y paraventricular del hipotálamo; el axoplasma de las fibras
nerviosas neuronales transporta las hormonas desde el hipotálamo a la neurohipófisis.

El Hipotálamo controla la secreción hipofisaria:


La secreción de la neurohipófisis está controlada por las señales nerviosas que se originan en el
hipotálamo y terminan en la neurohipófisis. Por el contrario, la secreción de la adenohipófisis está
controlada por hormonas llamadas hormonas (o factores) de liberación y de inhibición hipotalámicas;
estas se sintetizan en el propio hipotálamo y pasan a la adenohipófisis través de minúsculos vasos
sanguíneos denominados vasos porta hipotalámico-hipofisarios. Estas hormonas liberadoras e inhibidoras
actúan sobre las células glandulares de la adenohipófisis y rigen su secreción. El hipotálamo, a su vez,
recibe señales procedentes de numerosas regiones del sistema nervioso. Así, cuando una persona sufre
un dolor, una parte de la señal dolorosa se transmite al hipotálamo. El hipotálamo es una centralita que
recoge la información relativa al bienestar interno del organismo y, a su vez, utiliza gran parte de esta
información para controlar la secreción de numerosas hormonas hipofisarias de gran importancia general.

SISTEMA PORTA HIPOTALAMICO- HIPOFISIARIO DE LA ADENOHIPOFISIS:


La adenohipófisis es una glándula muy vascularizada que dispone de amplios senos capilares entre las
células glandulares. Casi toda la sangre que penetra en estos senos atraviesa en primer lugar otro lecho
capilar del hipotálamo inferior. A continuación, la sangre fluye a través de unos diminutos vasos porta
hipotalámico-hipofisarios y accede a los senos adenohipofisarios. Unas pequeñas arterias penetran en la
eminencia media y otros vasos de pequeño calibre regresan a su superficie, donde se unen formando el
sistema porta hipotalámicohipofisario. Estos vasos descienden a lo largo del tallo hipofisario y riegan los
senos adenohipofisarios.
Las hormonas liberadoras e inhibidoras hipotalámicas se secretan a la eminencia media
El hipotálamo dispone de neuronas especiales que sintetizan y secretan las hormonas liberadoras e
inhibidoras hipotalámicas encargadas de controlar la secreción de las hormonas adenohipofisarias.
Estas neuronas se originan en diversas partes del hipotálamo y envían sus fibras nerviosas a la eminencia
media y al tubercinereum, una prolongación de tejido hipotalámico en el tallo hipofisario.
Las terminaciones de estas fibras difieren de casi todas las demás encontradas en el sistema nervioso
central, ya que su función no consiste en transmitir señales de una neurona a otra, sino en secretar las
hormonas liberadoras e inhibidoras hipotalámicas hacia los líquidos tisulares. Estas hormonas pasan de
inmediato al sistema porta hipotalámico-hipofisario y viajan directamente a los senos de la glándula
adenohipofisaria.

Las hormonas liberadoras e inhibidoras hipotalámicas controlan la secreción de la adenohipófisis


La función de las hormonas liberadoras e inhibidoras consiste en controlar la secreción hormonal de
la adenohipófisis. En el control de la mayoría de las hormonas adenohipofisarias intervienen sobre todo
los factores liberadores, pero en lo que concierne a la prolactina, el mayor control lo ejerce
probablemente una hormona hipotalámica inhibidora. Las principales hormonas liberadoras e inhibidoras
hipotalámicas son las siguientes:
1. Tiroliberina u hormona liberadora de tirotropina (TRH), que induce la liberación de tirotropina.
2. Corticoliberina u hormona liberadora de corticotropina (CRH), que produce la liberación de
corticotropina.
3. Somatoliberina u hormona liberadora de la hormona del crecimiento (GHRH), que produce la
liberación de hormona del crecimiento, y hormona inhibidora de la hormona del crecimiento (GHIH),
denominada también somatostatina, que inhibe la liberación de la hormona del crecimiento.
4. Gonadoliberina u hormona liberadora de las gonadotropinas (GnRH), que produce la liberación de
dos hormonas gonadótropas: las hormonas luteinizante (LH) y foliculoestimulante (FSH).
5. Hormona inhibidora de la prolactina (PIH), que inhibe la secreción de prolactina.

El hipotálamo dispone de regiones específicas que controlan la secreción de hormonas liberadoras e


inhibidoras concretas
Todas o casi todas las hormonas hipotalámicas se secretan en las terminaciones nerviosas en la
eminencia media y después se transportan a la hipófisis anterior. La estimulación eléctrica de esta región
excita a estas terminaciones nerviosas y, por tanto, induce la liberación de casi todas las hormonas
hipotalámicas. No obstante, los cuerpos celulares neuronales de donde proceden estas terminaciones de
la eminencia media se encuentran ubicados en otras zonas diferenciadas del hipotálamo o en regiones
próximas a la base del encéfalo.

FUNCIONES FISIOLOGICAS DE LA HORMONA DEL CRECIMIENTO:

Todas las hormonas adenohipofisarias más importantes, salvo la hormona del crecimiento, ejercen sus
efectos principalmente mediante la estimulación de las glándulas efectoras, como la glándula tiroides, la
corteza suprarrenal, los ovarios, los testículos y las glándulas mamarias. La hormona del crecimiento no
actúa a través de ninguna glándula efectora específica, sino que ejerce un efecto directo sobre todos o
casi todos los tejidos del organismo.

La hormona del crecimiento, denominada también hormona somatótropa o somatotropina, es una


molécula proteica pequeña. Favorece el aumento de tamaño de las células y estimula la mitosis, dando
lugar a un número creciente de células y a la diferenciación de determinados tipos celulares, como las
células del crecimiento óseo y los miocitos precoces
La hormona del crecimiento ejerce varios efectos metabólicos:
Además de afectar al crecimiento general, la hormona del crecimiento ejerce múltiples efectos
metabólicos específicos: 1) aumenta la síntesis proteica en casi todas las células del organismo; 2)
favorece la movilización de los ácidos grasos del tejido adiposo, incrementa la cantidad de ácidos grasos
libres en la sangre y potencia el uso de los ácidos grasos como fuente de energía, y 3) disminuye la
cantidad de glucosa utilizada en todo el organismo. Así pues, la hormona del crecimiento estimula la
formación de proteínas, la utilización de los depósitos de lípidos y la conservación de los hidratos de
carbono.

La hormona del crecimiento mejora casi todos los aspectos de la captación de aminoácidos y de la
síntesis proteica por las células y, al mismo tiempo, reduce la degradación de las proteínas.

La hormona del crecimiento favorece la utilización de la grasa como fuente de energía


induce la liberación de los ácidos grasos del tejido adiposo y, por consiguiente, aumenta su concentración
en los líquidos corporales. Asimismo, intensifica la conversión de ácidos grasos en acetil coenzima A
(acetil-CoA) y su utilización subsiguiente como fuente de energía en todos los tejidos del organismo. En
consecuencia, bajo los efectos de la hormona del crecimiento, los lípidos se usan como fuente de energía,
en detrimento de los hidratos de carbono y las proteínas.
El efecto de la hormona del crecimiento favorecedor de la utilización de las grasas, junto con sus
efectos anabólicos proteicos, produce un incremento de la masa corporal magra.

La hormona del crecimiento reduce la utilización de los hidratos de carbono


Ejerce múltiples efectos que repercuten en el metabolismo de los hidratos de carbono: 1) disminuye la
captación de glucosa en los tejidos como el músculo esquelético y el tejido adiposo; 2) aumenta la
producción hepática de glucosa, e 3) incrementa la secreción de insulina.
Cada uno de estos cambios obedece a la «resistencia a la insulina» inducida por la hormona del
crecimiento, que atenúa la acción de la hormona encargada de estimular la captación y la utilización de
glucosa por el músculo esquelético y el tejido adiposo y de inhibir la producción hepática de glucosa; todo
ello conlleva un incremento de la glucemia y un incremento compensador de la secreción insulínica. Por
estas razones, los efectos de la hormona del crecimiento se denominan diabetógenos y su secreción
excesiva puede provocar alteraciones metabólicas muy similares a las observadas en los pacientes con
diabetes de tipo II.

Regulación de la secreción de hormona del crecimiento


Después de la adolescencia, la secreción disminuye lentamente con la edad y, en última instancia,
alcanza el 25% del nivel de la adolescencia a una edad muy avanzada.
La secreción de hormona del crecimiento sigue un patrón pulsátil, con ascensos y descensos. No se
conocen los mecanismos exactos que controlan su secreción, pero existen diversos factores
relacionados con la nutrición o el estrés que la estimulan: 1) la inanición, en especial cuando existe
un déficit grave de proteínas; 2) la hipoglucemia o baja concentración sanguínea de ácidos grasos; 3)
el ejercicio; 4) la excitación; 5) los traumatismos, y 6) la grelina, una hormona secretada por el
estómago antes de las comidas.

Se sabe que está controlada por dos factores secretados en el hipotálamo y luego transportados a la
adenohipófisis por los vasos porta hipotalámico-hipofisarios. Se trata de la hormona liberadora de la
hormona del crecimiento (GHRH) y de la hormona inhibidora de la hormona del crecimiento
(denominada también somatostatina).
FUNCION DE LAS HORMONAS METABOLICAS TIROIDEAS (GLANDULA TIROIDES):

Las hormona tiroestimulante (TSH) estimula la síntesis y secreción de las dos hormonas tiroideas, T3 y T4
ambas producidas por las glándulas tiroides. La hormona liberadora de tirotrofina (TRH) del hipotálamo
controla la secreción de TSH. La TRH depende de los niveles de T3 y T4 en sangre, en niveles altos
inhiben la TRH por retroalimentación negativa. La glándula tiroides secreta además calcitonina, una
hormona importante para el metabolismo del calcio.
Funciones:
 Las hormonas tiroideas aumentan el metabolismo basal, es decir la tasa de consumo de oxígeno en
condiciones estándar o basales (despierto, en reposo y en ayuno), estimulando el uso de oxigeno celular
para producir ATP. Cuando el metabolismo basal aumenta, aumenta el metabolismo de H de C, lípidos y
proteínas.
 Estimulan la síntesis de bombas de sodio-potasio adicionales, las cuales emplean iones de sodio desde el
citosol hacia el líquido extracelular e iones de potasio desde el líquido extracelular hacia el citosol. A
medida que las células producen y usan más ATP, más calor se libera y la temperatura corporal aumenta.
Esto se llama efecto calorigenico. Las hormonas tiroideas juegan un papel muy importante en el
mantenimiento de la temperatura corporal normal.
 Estimulan la síntesis de proteínas y aumentan el empleo de glucosa y ácidos grasos para la producción del
ATP. También aumentan la liposis y aceleran la excreción de colesterol, reduciendo así el nivel sanguíneo
de colesterol.
 Potencian algunas acciones de las catecolaminas porque regulan por incremento los receptores Beta. Por
esta razón los síntomas del hipertiroidismo incluyen frecuencia cardiaca elevada, latidos más fuertes y
aumento de la presión arterial.
 Junto con la hormona de crecimiento humano y la insulina, las hormonas tiroideas aceleran el crecimiento
corporal, en particular el crecimiento del SN y el SE.

HORMONA FOLICULOESTIMULANTE:
En las mujeres, los ovarios son las dianas de la hormona foliculoestimulante (FSH). Cada mes la FHS
inicia el desarrollo de varios folículos ováricos y hace que las células secretoras que rodean el ovocito en
desarrollo comiencen a formar un saco. La FSH estimula a las células foliculares a producir estrógeno y en
los hombres estimula la producción de esperma en los testículos. La hormona liberadora gonadotrofica
(GnRH) del hipotálamo estimula la liberación de FSH.

PROLACTINA:
La prolactina juntos con otras hormonas inicia y mantiene la secreción de leche en las glándulas
mamarias. La eyección de leche constituye la lactación o latopoyesis. El hipotálamo secreta la hormona
inhibidora de la prolactina (PIH) que es la dopamina inhibe la liberación de prolactina por la adenohipófisis
y la hormona estimuladora de prolactina (PRH) del hipotálamo. La succión del lactante produce una
reducción en la secreción hipotalámica de PIH.

HORMONA ADRENOCORTICOTROFICA (ACTH):


La corteza suprarrenal está compuesta por tres capas diferenciadas:
La zona glomerular, son capaces de secretar aldosterosa porque contienen la enzima aldosterona
sistetasa, necesaria para la síntesis de la hormona.
Zona fascicular secreta glucocorticoides cortisol y costicosterona, así como pequeñas cantidades de
andrógenos y estrógenos suprarrenales.
Zona reticular secreta andrógenos suprarrenales y androsteniodiona así como pequeñas cantidades de
estrógeno y glucocorticoides.
Las células corticotroficas secretan principalmente hormona adrenocorticotrofica o corticotrofina (ACTH).
La ACTH controla la producción y secreción de cortisol y otros glucocorticoides en la corteza de las
glándulas suprarrenales. La hormona liberadora de corticotrofina (CRH) del hipotálamo estimula la
secreción de ACTH en las células corticotroficas. Estímulos relacionados con el estrés, glucosa sanguinea
baja o traumatismos, también estimulan la liberación de ACTH. Los glucocorticoides inhiben la liberación
de CRH y ACTH por retroalimentación negativa.
Funciones:
 Degradación de proteínas: los glucocorticoides aumentan la degradación de proteínas en especial fibras de
musculo liso y así aumentan la liberación de aminoácidos al torrente sanguíneo.
 Formación de glucosa
 Lipólisis: Degradan los triglicéridos y liberan ácidos grasos desde el tejido adiposo hacia la sangre.
 Resistencia al estrés
 Efectos antiinflamatorios: Los glucocorticoides inhiben a los GB que participan en la respuesta
inflamatoria.
 Depresión de las respuestas inmunitarias.

LA NEUROHIPOFISIS Y SU RELACION CON EL HIPOTALAMO:


La neurohipófisis, conocida también como hipófisis posterior o lóbulo posterior de la hipófisis, se compone
sobre todo de células similares a las gliales, denominadas pituicitos. Estas células no secretan hormonas,
sino que constituyen meras estructuras de sostén para un gran número de fibras nerviosas terminales y
de terminaciones nerviosas de las vías procedentes de los núcleos supraóptico y paraventricular del
hipotálamo. Estas vías acceden a la neurohipófisis a través del tallo hipofisario. Las terminaciones
nerviosas son nódulos bulbosos provistos de numerosos gránulos secretores. Estas terminaciones reposan
sobre la superficie de los capilares, hacia los que secretan dos hormonas neurohipofisarias: 1) hormona
antidiurética (ADH), llamada también vasopresina, y 2) oxitocina. Las hormonas se sintetizan inicialmente
en los cuerpos celulares de los núcleos supraóptico y paraventricular y después se transportan en
combinación con proteínas «transportadoras», denominadas neurofisinas, a las terminaciones nerviosas
de la neurohipófisis, a las que tardan varios días en llegar.

La ADH se forma principalmente en el núcleo supraóptico, mientras que la oxitocina se forma sobre todo
en el paraventricular. Cada uno de estos núcleos puede sintetizar, además de su hormona
correspondiente, hasta una sexta parte de la otra. Cuando se transmiten los impulsos nerviosos a lo largo
de las fibras desde los núcleos supraóptico o paraventricular, los gránulos secretores de las terminaciones
nerviosas liberan de inmediato la hormona, mediante un proceso de secreción habitual conocido como
exocitosis, y aquella penetra en los capilares adyacentes

Función de la ADH: en presencia de ADH, aumenta en gran medida la permeabilidad de los conductos y
túbulos colectores, por lo que casi toda el agua se reabsorbe a medida que el líquido tubular atraviesa
estos conductos, haciendo que el organismo conserve el agua y produzca una orina muy concentrada.
Cuando la ADH actúa en la célula, se combina primero con los receptores de membrana que activan a la
adenilato ciclasa e inducen la formación de AMPc en el citoplasma de las células tubulares. Esta
formación, a su vez, provoca la fosforilación de los elementos contenidos en las vesículas especiales, lo
que determina la inserción de dichas vesículas en las membranas celulares apicales y proporciona así
numerosas zonas muy permeables al agua. Todo este proceso dura entre 5 y 10 min.

El aumento de la osmolalidad del líquido extracelular estimula la secreción de ADH:

En el hipotálamo o en sus proximidades existen receptores hormonales modificados denominados


osmorreceptores. Cuando el líquido extracelular se concentra en exceso, sale de la célula osmorreceptora
mediante ósmosis, el tamaño celular disminuye y se desencadenan las señales nerviosas adecuadas en el
hipotálamo para secretar más ADH. Por el contrario, cuando el líquido extracelular se diluye en exceso, el
agua se mueve mediante ósmosis en la dirección opuesta, hacia el interior de las células, y amortigua la
señal para la secreción de ADH. Se dispone de un sistema de control por retroalimentación para regular la
presión osmótica total de los líquidos del cuerpo

Un volumen sanguíneo y una presión arterial bajos estimulan la secreción de ADH: efectos
vasoconstrictores de la ADH
Cuando las concentraciones sanguíneas de ADH caen, la conservación renal de agua aumenta, mientras
que cuando son elevadas, ejercen un potente efecto y contraen todas las arteriolas del organismo, con el
consiguiente ascenso de la presión arterial. Por esta razón, la ADH recibe también el nombre de
vasopresina.

Funciones de la oxitocina: estimula con fuerza la contracción del útero en el embarazo, en especial al final
de la gestación.
Durante la lactancia, induce la expresión de leche desde los alvéolos hasta los conductos mamarios, de
forma que el hijo pueda extraerla mamando.El mecanismo es el siguiente: el estímulo de succión en el
pezón mamario desencadena la transmisión de señales a través de nervios sensitivos a las neuronas
secretoras de oxitocina de los núcleos paraventricular y supraóptico del hipotálamo, haciendo que la
neurohipófisis libere la hormona. A continuación, la oxitocina llega por la sangre hasta las mamas, donde
induce la contracción de las células mioepiteliales que rodean y forman un entramado alrededor de los
alvéolos de las glándulas mamarias. Menos de 1 min después de comenzar la succión, comienza a fluir la
leche. Este mecanismo se denomina chorro de leche o expulsión de leche.

GLANDULA PINEAL: es una glándula endocrina adosada al techo del tercer ventrículo del cerebro y se
localiza entre los dos coliculos superiores. Forma parte del epitalamo, está cubierta por una capa de
piamadre. La glándula consiste de masas de neurología y células secretoras llamadas pinealocitos.
Secreta melatonina, una hormona aminoacidica derivada de la serotonina y que se libera más melatonina
en la oscuridad y menos en la luz fuerte del día. Axones simpáticos posganglionares del ganglio cervical
superior se extiendes hasta la glándula pineal y hacen sinapsis con los pinealocitos. En la oscuridad, la
noradrenalina liberada por las fibras simpáticas estimula la síntesis y secreción de melatonina que puede
promover el sueño. La melatonina contribuye a regular el reloj biológico del cuerpo, que está controlado
por el núcleo supraquiasmatico del hipotálamo. Durante el sueño los niveles de melatonina aumentan.

GLANDULA PARATIROIDES: Incluidas y rodeadas por la cara posterior de los lóbulos laterales de la
glándula tiroides hay varias masas pequeñas y rodeando las glándulas paratiroideas (4). Contienen dos
clases de células, las más numerosas las células principales, producen la hormona paratiroidea (PTH),
también llamada parathormona.

Hormona paratiroidea: constituye un potente mecanismo para el control de las concentraciones


extracelulares de calcio y fosfato porque regula la absorción intestinal, la excreción renal y el intercambio
de estos iones entre el líquido extracelular y el hueso. El exceso de actividad de la glándula paratiroides
causa una liberación rápida de sales de calcio en los huesos, con hipercalcemia en el líquido extracelular,
la hipofunción de las glándulas paratiroides da lugar a la hipocalcemia, con tetania.
Es el regulador principal de los niveles de calcio, magnesio e iones de fosfato en la sangre. La acción
específica de la PTH es incrementar el número y la actividad de los osteoclastos. El resultado es un
aumento de la resorción ósea, que libera iones de calcio y fosfato hacia la sangre. La PTH también actúa
sobre los riñones, disminuye la velocidad de perdida de Calcio y magnesio de la sangre hacia la orina.
Promueve la producción de calcitriol, forma activa de la vitamina D. El calcitriol incrementa la velocidad de
absorción de calcio, fosfato y magnesio desde el tubo digestivo hacia la sangre. El nivel de calcio
sanguíneo controla en forma directa la secreción de calcitonina y hormona paratiroidea por una via de
retroalimentación negativa que no involucra la hipófisis.

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