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ARIEL SALAZAR RAMÍREZ

Magistrado ponente

STC357-2018
Radicación n.° 11001-22-10-000-2017-00794-01
(Aprobado en sesión de diecisiete de enero de dos mil dieciocho)

Bogotá, D. C., veintidós (22) de enero de dos mil


dieciocho (2018).

Decide la Corte la impugnación formulada contra el


fallo de tutela proferido el dos de noviembre de dos mil
diecisiete por la Sala de Familia del Tribunal Superior de
Bogotá, en la acción de tutela promovida por Disney
Patricia Martínez Lozano contra el Juzgado 23 de Familia de
esta ciudad; trámite al que se ordenó vincular a los demás
sujetos procesales dentro del proceso ejecutivo de alimentos
instaurado por la accionante contra José Carlos Ospino
Ospino, al Defensor de Familia y al Agente del Ministerio
Público adscritos al despacho accionado.

I. ANTECEDENTES

A. La pretensión
Radicación n.° 11001-22-10-000-2017-00794-01

La accionante solicitó el amparo de los derechos


fundamentales a la salud, vivienda, alimentación,
educación y recreación a favor de sus dos menores hijos
que considera vulnerados por el juzgado accionado por
cuanto se negó a ordenar la entrega de los títulos judiciales
que fueron consignados por su ex cónyuge, pese a que
profirió sentencia que dispuso seguir adelante la ejecución
a favor de los pequeños.

En consecuencia, pretende que se ordene a la


autoridad demandada entregar los depósitos judiciales que
aparecen a favor de los menores «ya que está incurriendo en falta
grave por retener los dineros que están consignados en la cuenta de
éste, que garantizan una alimentación equilibrada, salud, educación,
recreación y vivienda digna de los menores LINCOLN JOSÉ y NICOLL

ZARITH OSPINO MARTÍNEZ.» [Folio 3,c.1]

B. Los hechos

1. La accionante y José Carlos Ospino Ospino


contrajeron matrimonio civil en Curumaní – Cesar el 10 de
agosto de 2012 y de esa unión se procrearon a los menores
Lincoln José y Nicoll Zarith de 4 años y 11 meses de edad
respectivamente.

2. En audiencia de conciliación de fecha 18 de octubre


de 2016, la pareja suscribió el Acta de Conciliación No.
1602140-2016 donde el padre de los menores se
comprometió a consignar la suma de $950.000 como cuota
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Radicación n.° 11001-22-10-000-2017-00794-01

alimentaria, monto que debía ser consignado entre los


primeros cinco días de cada mes y ajustarse anualmente de
acuerdo al porcentaje del salario mínimo legal mensual
vigente.

3. De igual modo se obligó en dicha Acta a cubrir el


100% de la educación y tres mudas de ropa para cada niño
al año. Igualmente a cancelar el 100% a la salud.

4. En vista del incumplimiento por parte del obligado,


la actora formuló demanda ejecutiva de alimentos en su
contra para la cancelación de los montos adeudados y
garantizar las cuotas futuras de los menores.

5. El asunto le correspondió al Juzgado 23 de Familia


de Oralidad de Bogotá, autoridad que el 27 de junio de
2017 ordenó librar mandamiento de pago contra la parte
demandada y dispuso su notificación para que ejerciera su
derecho de defensa. [Folios 14-15, expediente]

6. El 11 de septiembre siguiente en vista que la parte


ejecutada se notificó mediante aviso judicial y dentro de la
oportunidad legal concedida no presentó medio exceptivo
alguno, se ordenó seguir adelante la ejecución y entre otras
determinaciones se dispuso enviar el expediente a la Oficina
de Ejecución de Sentencias en asuntos de familia para que
se continuara con la actuación. [Folios 40-41,expediente]

7. El 27 de septiembre se aprobó la liquidación de

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Radicación n.° 11001-22-10-000-2017-00794-01

costas. [Folio 44, expediente]

8. Posteriormente la tutelante solicitó la entrega de los


títulos consignados por la parte demandada, solicitud que
le fue despachada desfavorablemente el 23 de octubre tras
señalar el juzgado que por el momento era improcedente
por cuanto no se ha efectuado la liquidación del crédito de
conformidad con el artículo 447 del Código General del
Proceso, lo que es de competencia del juez de ejecución de
sentencias. De igual modo, dispuso la conversión de los
títulos a favor de la Oficina de Ejecución de Sentencias y
nuevamente la remisión de las diligencias a los juzgados de
esa especialidad. [Folios 45-49, expedientes]

9. En criterio de la promotora de la acción, en el


anterior trámite se vulneraron sus derechos por cuanto el
accionado se negó a entregarle «los dineros que [son] de mis hijos»
y según el juzgado «debo esperar hasta que el proceso se mande a
otro juzgado» lo que no ha acontecido aún afectando
gravemente las prerrogativas de los menores por cuanto no
se encuentra laborando. [Folios 1-3, c.1]

C. El trámite de la primera instancia

1. El 20 de octubre de 2017, se admitió la acción de


tutela, se ordenó enterar a las autoridades judiciales
accionadas y vincular a los intervinientes en el asunto
objeto del reclamo constitucional. [Folio 5, c. 1]

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Radicación n.° 11001-22-10-000-2017-00794-01

2. El Juzgado Veintitrés de Familia en Oralidad de


Bogotá, solicitó denegar las pretensiones de la accionante
para cuyo efecto realizó un recuento de las actuaciones
surtidas al interior del asunto cuestionado y señaló que
como quiera que se está en presencia de un proceso
ejecutivo de alimentos no es posible ordenar la entrega de
depósito judicial alguno a la actora, hasta tanto se presente
y se encuentre en firme la liquidación del crédito, lo cual
debe hacerse ante el Juez de Ejecución de Familia por lo
que carece de competencia para resolver la pretensión de la
quejosa. [Folios 10-11,c.1]

3. En sentencia de 2 de noviembre de 2017, el


Tribunal Superior concedió el amparo tras considerar que si
bien la decisión emitida por el accionado el 23 de octubre
de 2017 que negó la entrega de los títulos peticionada por la
accionante, determinación que no luce arbitraria ni
torcitera, habida cuenta que de acuerdo al artículo 17 del
Acuerdo PSAA13-9984 de 2013, se les asignó a los juzgados
de ejecución de sentencias en el marco de sus competencias
las actuaciones que se adelanten a partir de la providencia
que ordena seguir adelante la ejecución, se observa una
demora injustificada en el envío de las diligencias a dichos
despachos, lo que sin lugar a dudas afectó los derechos de
la quejosa.

En consecuencia, ordenó a la autoridad accionada


que en el término de 24 horas siguientes a la notificación

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Radicación n.° 11001-22-10-000-2017-00794-01

del fallo, proceda a enviar el proceso a las Oficinas de


Ejecución de Sentencias en Asuntos de Familia para que se
realice su respectivo reparto. [Folios 19-24, c.1]

4. Inconforme con el fallo, la accionante lo impugnó


con los mismos argumentos de su escrito inicial y señaló
que no se está garantizando por parte del Estado los
derechos de los menores, ya que por un asunto de
competencia, se le está reteniendo la entrega de los
recursos económicos que requieren y que fueron
consignados por su progenitor. [Folios 38-40,c.1]

II. CONSIDERACIONES

1. La acción de tutela es una herramienta que busca la


protección inmediata de las garantías de las personas ante
la acción u omisión de las autoridades públicas o los
particulares. Este mecanismo constitucional es, de igual
forma, excepcional, pues solamente puede ser ejercido con
prontitud y ante la inexistencia de algún otro medio de
defensa judicial.

2. De otra parte frente a los derechos de los menores


de edad, se torna necesario recordar, que aquellos se
encuentran reconocidos por el artículo 44 del texto
constitucional, como por tratados internacionales que
hacen parte del bloque de constitucionalidad, disposiciones
en donde consagran que éstos son sujetos de especial
protección y que por ende, sus prerrogativas deben ser

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Radicación n.° 11001-22-10-000-2017-00794-01

objeto de atención y ayuda por la familia, la sociedad y el


Estado, a fin de «garantizar su desarrollo armónico e intelectual».

De ahí, que se reconozca que cualquier persona puede


reclamar de la autoridad competente «su cumplimiento y la
sanción de los infractores», e incluso ha establecido que existe

un interés superior del menor, que consiste en la


prevalencia que tienen sus derechos y que impone
obligaciones para protegerlos.

Es así que la Jurisprudencia de la Corte Suprema de


Justicia ha definido que, esa especial defensa de los
derechos del menor incluyen « i) la prevalencia del interés del
menor; ii) la garantía de la adopción de medidas de protección que su
condición requiere; y iii) la previsión de las oportunidades y recursos
necesarios para desarrollarse mental, moral, espiritual y socialmente
de manera normal y saludable, y en condiciones de libertad y

dignidad», por ello, refiere, que frente a los poderes públicos ,

tal régimen constitucional del infante y del adolescente, al


mismo tiempo que potencia, limita las competencias.

De manera que para «el legislador y la administración,


representa tanto obligaciones imperativas como facultades que
impulsan los procesos de creación, interpretación y aplicación de
normas jurídicas y también los de formulación, implementación,

análisis y evaluación de las políticas públicas.», lo que ocurre de

manera similar para los jueces constitucionales, pues «tanto


en las decisiones de constitucionalidad como en las de tutela en las
que se encuentren involucrados los menores de edad, aparecen como
criterios hermenéuticos fuertes, de modo que el juicio abstracto o
concreto debe efectuarse en clave de lo aquí visto: ser sujetos de

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Radicación n.° 11001-22-10-000-2017-00794-01

especial protección, el imperativo jurídico de buscar el interés superior


del menor, el carácter prima facie prevaleciente de sus derechos, el
reconocimiento de las garantías de protección para el desarrollo
armónico, que generan obligaciones constitucionales verticales y
también horizontales, la exigibilidad de los derechos y por consiguiente
de las obligaciones, basadas en el carácter subjetivo y colectivo de los

derechos e intereses protegidos.»1 (Subrayado fuera del texto).

Condicionamiento que, es evidente, afecta igualmente


a los poderes de los jueces con competencias ordinarias
para conocer de los derechos e intereses de los niños, niñas
y adolescentes, como se ha previsto el artículo 9° del Código
de la Infancia y la Adolescencia que indica: « en todo acto,
decisión o medida administrativa, judicial o de cualquier naturaleza
que deba adoptarse en relación con los niños, las niñas y los

adolescentes, prevalecerán los derechos de estos».

Dentro de ese conjunto de garantías superiores de los


niños, niñas y adolescentes se halla la alimentación
equilibrada, de la cual ha sostenido la Corte en relación con
sus destinatarios que «debe implicar la eliminación de cuanto
obstáculo trate de impedirles el goce efectivo », más cuando «prevé el
artículo 134 de la ley 1098 de 2006 que los créditos por alimentos a
favor de los niños, las niñas y los adolescentes gozan de prelación

sobre todos los demás»2.

Es así que el legislador para proteger tal prerrogativa,


ha creado procedimientos especiales, como son los juicios
de fijación de cuota alimentaria, ejecución y revisión de los
1
Corte Constitucional Sentencia C-055 de 2010
2
CSJ TSC, de 6 de agosto de 2009, Rad. 6800122130002009-00238-
01.
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mismos, los cuales, deben guiarse por el principio


constitucional mencionado, desarrollado en la Ley 1098 de
2006, que hace referencia al interés superior de los
menores en los siguientes términos: « ARTÍCULO 8o. INTERÉS
SUPERIOR DE LOS NIÑOS, LAS NIÑAS Y LOS ADOLESCENTES. Se
entiende por interés superior del niño, niña y adolescente, el
imperativo que obliga a todas las personas a garantizar la satisfacción
integral y simultánea de todos sus Derechos Humanos, que son
universales, prevalentes e interdependientes.»

Lo anterior en aras de rodear a los infantes de


garantías y beneficios que los protejan en su proceso de
formación y desarrollo hacia la adultez, dentro del cual los
recursos para el sostenimiento de los menores juegan un
papel primordial.

3. En el presente asunto, la accionante centró su


inconformidad en el hecho de que la autoridad accionada el
23 de octubre de 2017 negó la entrega de los depósitos
judiciales que fueron consignados por el progenitor de los
menores por concepto de alimentos tras señalar que ello era
competencia de los Juzgados de Ejecución de Sentencias en
Familia, previa ejecutoria del auto que apruebe la
liquidación del crédito de conformidad con el artículo 447
del Código General del Proceso, decisión que conforme lo
advirtió el A Quo no se encuentra caprichosa o arbitraria,
por cuanto obedece a lo dispuesto en el Acuerdo PSAA13-
9984 de 2013 por «el cual se reglamentan los Juzgados de
Ejecución Civil, Ejecución en asuntos de Familia, de menor y mínima

cuantía y se adoptan otras disposiciones» que en su artículo 17

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Radicación n.° 11001-22-10-000-2017-00794-01

señaló:

«…Distribución de procesos a los Jueces de Ejecución en


asuntos de Familia. A los Jueces de Ejecución en asuntos de Familia
se les asignarán, en el marco de sus competencias, los avalúos,
liquidaciones de costas y de créditos, remates, demandas acumuladas,
incidentes de cualquier naturaleza, oposición o solicitudes relacionadas
con las medidas cautelares, así como de las demás actuaciones de
cualquier naturaleza que se adelanten a partir de la ejecutoria de la
providencia que ordena seguir adelante la ejecución inclusive las
relacionadas con sentencias declarativas, salvo las concernientes con
alimentos provisionales.
A los Juzgados de Ejecución en asuntos de Familia también se les
repartirán todos los asuntos relacionados con el cumplimiento de las
sentencias proferidas en procesos de jurisdicción voluntaria en las que
se decrete la interdicción de personas por discapacidad mental
absoluta o del sordomudo que no pueda darse a entender, y de las que
concedan licencia judicial para la venta de bienes, en los casos
previstos en la ley.» [Subrayado fuera de texto]

No obstante, se observa una evidente mora


injustificada en la remisión de las diligencias por parte del
juzgado accionado a la Oficina de Ejecución de Sentencias
en Asuntos de Familia, por cuanto nótese que una vez que
cobró ejecutoria la sentencia de fecha 11 de septiembre de
2017, que ordenó seguir adelante la ejecución, no se
efectuó el envió inmediato de la actuación a los juzgados de
esa especialidad para que continuaran con las demás
actuaciones encaminadas a hacer efectivo el fallo y si bien
dispuso la conversión de los títulos a la cuenta de la
prenombrada Oficina, nada podía hacer la actora para
obtener la entrega de los mismos, toda vez que las
diligencias se encontraban aún en las instalaciones del
juzgado de conocimiento, lo que dilató injustificadamente la
determinación a proferir.

Con respecto a problemáticas de esta especie, donde


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se cuestionan situaciones de mora judicial que podrían dar


lugar a protección constitucional, la jurisprudencia de la
Sala ha determinado la procedencia del amparo cuando las
mismas carezcan de explicación válida, es decir:

«… Entender jurisprudencial de marras que la Sala ha venido


sosteniendo en tanto que ‘… uno de los principios que integran el
debido proceso, consiste en que tratándose de actuaciones judiciales o
administrativas, éstas fuera de ser públicas, se cumplan sin dilaciones
‘injustificadas’, o sea, que el trámite se desenvuelva con sujeción a la
legislación ritual legalmente establecida, y por ende, con observancia
de los pasos y términos que la normatividad ha organizado para los
diferentes procesos y actuaciones administrativas. Si, sin motivo
justificado, el funcionario judicial o administrativo se desentiende de
impulsar y decidir la actuación dentro de los periodos señalados por el
ordenamiento (arts. 209 y 228 Const. Nal.), tal conducta es lesiva del
derecho constitucional del debido proceso…’ (Sent. 1937 del 15 de
febrero de 1995). Y es que, no puede olvidarse, la labor judicial jamás
puede circunscribirse exclusivamente a la mera observancia de los
términos procesales, ya que el deber, por demás esencial, de
administrar justicia no puede soslayar postulados tales como la
independencia, autonomía e imparcialidad que cobija a los funcionarios
judiciales, los cuales están instituidos, incluso en las normas
constitucionales, verbigracia, el artículo 228 Superior.

Otro tanto ha manifestado la Corte Constitucional sobre el asunto en


comento, puesto que, entre otros pronunciamientos, ha precisado que
‘respecto de la mora judicial, tal como la ha entendido esta Corte, viola
el derecho fundamental de acceso a la administración de justicia
cuando la dilación en el trámite de una actuación es originada no en la
complejidad del asunto o en la existencia de problemas estructurales
de exceso de carga laboral de los funcionarios, sino en la falta de
diligencia y en la omisión sistemática de sus deberes por parte de los

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mismos. (…)’» (Sentencia de 20 de septiembre de 2011, exp. 11001 02


03 000 2011 01853 -00).

Así las cosas, se imponía conceder la tutela invocada,


conforme sucedió, por cuanto se observa que la autoridad
superó, con holgura, el término para la remisión de la
actuación y obstaculizó la continuidad de las siguientes
etapas del proceso, sin que se encontrara justificación
alguna para su proceder, máxime cuando se encuentran
involucrados menores de edad, quienes tienen un status de
sujetos de especial protección.

4. Los motivos que se han dejado consignados se


estiman suficientes para confirmar el fallo impugnado.

III. DECISIÓN

En mérito de lo expuesto, la Corte Suprema de


Justicia, en Sala de Casación Civil, administrando justicia
en nombre de la República y por autoridad de la ley,
CONFIRMA la sentencia impugnada.

Comuníquese telegráficamente lo aquí resuelto a las


partes; y, en oportunidad, remítase el expediente a la Corte
Constitucional, para su eventual revisión.

LUIS ALONSO RICO PUERTA


Presidente de Sala
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MARGARITA CABELLO BLANCO

ÁLVARO FERNANDO GARCÍA RESTREPO

AROLDO WILSON QUIROZ MONSALVO

ARIEL SALAZAR RAMÍREZ

OCTAVIO AUGUSTO TEJEIRO DUQUE

LUIS ARMANDO TOLOSA VILLABONA

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