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Holocausto
El holocausto, el tercer Reich y los judíos
ENGEL, David
Como reflejo de esta opinión, aparece la palabra “holocausto”, abarcando los horrores
que sufrieron a manos de los nazis los polacos, otros pueblos eslavos y gitanos,
sumando también el tratamiento que padecieron durante el Tercer Reich los
homosexuales, los discapacitados mentales y los testigos de Jehová.
Auschwitz era “otro planeta” en el cual la gente respiraba incluso según otras leyes de
la naturaleza. Semejante idea ha llevado a muchos a sostener que las relaciones entre
los judíos y el Tercer Reich no pueden abordarse de la misma manera en que se
describen y analizan otros procesos históricos. Solo es posible aprehender
parcialmente el Holocausto, a través de los recuerdos de los sobrevivientes o de
representaciones artísticas.
2. Los judíos
Los dirigentes del Tercer Reich excluyeron a los judíos de la humanidad. Los veían
como enemigos mortales y, con esa idea como fundamento, justificaron los asesinatos
en masa, a despecho de lo que dijera, hiciera o creyera cada judío como individuo.
Orígenes
El vocablo “judío” proviene del nombre de Judá, hijo del patriarca bíblico Jacob.
También era el nombre de una entidad política que existió en la región oriental del
Mediterráneo Originariamente se utilizaba para designar a un ciudadano de Judea
cuyo derecho a residir en esa región era inalienable y se transmitía de generación en
generación.
Sin embargo, en la era helenística surgió una tendencia a construir un núcleo religioso
común que trascendía el origen étnico, se consolido con el cristianismo y se
proclamaba religión universal. Los judíos fueron la excepción dentro de esa tendencia
predominante.
La negativa a formar parte de una religión universal transformo a menudo a los judíos
en objeto de curiosidad. Otras veces los arrastro a violentos enfrentamientos con sus
vecinos pero también los ayudo a mantener su identidad después de que los romanos
eliminaran a Judea como entidad política.
En la Antigüedad, vivían del comercio. Los gobernantes europeos abrieron los brazos
a los judíos porque significaban un aporte a la economía. Para fomentar sus
actividades, los gobernantes cristianos otorgaron franquicias especiales que les
permitían tener instituciones autónomas y vivir según sus propias leyes.
Alrededor del siglo XII, la clase de los mercaderes cristianos en pleno crecimiento
entro en conflicto con los judíos. El enfrentamiento contribuyo a difundir en Europa un
estereotipo que presentaba a los judíos como una grave amenaza para la sociedad
cristiana. La sociedad europea mostro intensa intolerancia, con los judíos y con las
minorías en general. Sumado también a que en la misma época hubo otra expresión
de hostilidad popular: los reiterados ataques a la comunidad ashkenazim que
acompañaron las Cruzadas. Muchos judíos emigraron de Alemania hacia Polonia, país
que les ofreció una situación similar a la que habían gozado en la zona más occidental
de Europa durante la alta edad media. En el siglo XVI Polonia ya era el centro principal
de estos judíos.
La cúpula de la iglesia sostenía que se debía permitir a los judíos vivir entre los
cristianos, aun cuando su posición social debía degradarse ostensiblemente para
recordar a los cristianos las graves consecuencias de negar la divinidad de Jesús.
Los funcionarios de la iglesia protestaron contra el trato demasiado benévolo hacia los
judíos por parte del poder secular. Exigieron que los judíos vistieran un atuendo
especial y reclamaron medidas para segregarlos de la sociedad cristiana. También se
opuso a la conversión forzada.
A medida que crecía la presión del pueblo y del clero contra los judíos, las autoridades
seculares llegaron a la conclusión de que la presencia de comunidades judías en su
territorio era un prejuicio más que una ventaja.
El rey Eduardo I de Inglaterra los expulso del territorio ingles en 1920. En el siglo XIV
se produjo la expulsión de la mayoría de los territorios franceses; en 1942 se decreto
la expulsión de España y en los dos siglos siguientes, la expulsión de muchos estados
alemanes. A partir del siglo XVI en Italia y en otros países de Europa central, los judíos
fueron obligados a vivir en barrios cerrados (guetos). Aun así, gozaban de
considerable autonomía y podían vivir de acuerdo a sus leyes.
La precaria situación de los judíos comenzó a cambiar a fines del siglo XVII. El avance
del capitalismo obligo a la sociedad europea a pensar de nuevo su actitud hacia los
judíos. Según la opinión de algunos, si los distintos Estados los equiparaban a sus
otros súbditos, los judíos se iban a transformar en miembros productivos y leales de la
sociedad.
A fines del siglo XVIII y principios del siglo XIX, varios países europeos decidieron
verificar si esta última impresión era correcta. En 1782, el emperador José II de Austria
promulgo el Edicto a la Tolerancia que elimino muchas restricciones medievales sobre
el lugar de residencia de los judíos y les permitió ejercer actividades económicas.
La Francia revolucionaria les otorgo igualdad en términos similares, así como mucho
de los países que quedaron en la esfera de influencia francesa. Alrededor de 1871, los
judíos habían conseguido la “emancipación” en todos los Estados europeos del oeste
del rio Elba.
No obstante, todas esas reformas afectaron a una minoría de los judíos de Europa. La
mayoría de ellos vivían en territorio del imperio ruso, que se había anexado la mayor
parte de Polonia. No había en la Rusia zarista igualdad cívica para los judíos y por esa
razón, el impulso hacia la integración estuvo casi ausente entre los judíos rusos y
polacos.
En la década de 1880 surgió el movimiento sionista, que proclamaba que los judíos
tenían derecho a construir un Estado- nación en su histórica tierra de origen. Otros
procuraron la autonomía judía en el seno de Estados europeos multiculturales
burgueses o socialistas.
Desde fines de la década de 1870 hasta 1914, una gran cantidad de judíos de Europa
oriental emigraron hacia el oeste en busca de mejores condiciones económicas y
políticas. En Alemania, la afluencia de judíos extranjeros contribuyo a fortalecer la
posición de quienes se oponían a la igualdad cívica. Se formaron partidos políticos y
grupos de presión cuyo objetivo era cercenar los derechos de los judíos; se
autodenominaban “antisemitas” y exigían que los judíos fueran expulsados de la
administración pública, prohibiera el ejercicio de las profesiones liberales, negara la
ciudadanía, se les impusieran tributos discriminatorios y se les impidiera ingresar a
Alemania. No obstante antes de la primera guerra mundial constituían una fuerza
política insignificante en Alemania.
Las masas judías de Europa oriental alcanzaron la igualdad cívica formal cuando cayó
el régimen zarista en 1917 y cuando se constituyeron nuevos Estados al terminar la
primera guerra mundial. Sin embargo, su intensa identidad nacional judía a menudo
choco con sentimientos nacionalistas igualmente intensos de polacos, los lituanos, los
rumanos y otros pueblos. Estos conflictos impidieron la integración y la definición del
judaísmo exclusivamente como grupo religioso. Especialmente en Polonia, los judíos
conservaron muchos atributos de un grupo nacional claramente distinto, hablaban
yiddish, tenían escuelas, teatros, entidades de salud y de servicios sociales, incluso
partidos políticos propios, publicaban sus propios diarios y Vivian en barrios
exclusivamente judíos densamente poblados.
Por otra parte, los judíos ocuparon un lugar destacado entre los líderes de la
revolución soviética. Los pueblos de Europa oriental que cayeron en la órbita o temían
el avance del comunismo en su propio país identificaran a menudo negativamente a
los judíos con los comunistas.
Hitler expresó que los judíos constituían una amenaza mortal para todos los habitantes
de la tierra, los llamo parásitos y sostuvo que desde los tiempos antiguos, el judío
experimento la necesidad de dominar a los pueblos en cuyo seno vivía, lo que
implicaba en primer término destruir el tejido que constituían esos países. Un día antes
de su muerte convoco a los alemanes a seguir luchando sin piedad contra los que
envenenan a todos los pueblos del mundo, la judería internacional.
Se trataba de una conclusión que infería de una cosmovisión compleja. Hitler sugiere
que su visión de los judíos es una deducción lógica de ideas más fundamentales sobre
la naturaleza de los seres humanos y sobre la historia.
Él pensaba en estas razas como una clase de experimento que para mantenerse a lo
largo del tiempo debían reproducirse, pero mientras más fértiles eran éstos, mayor iba
a ser su dificultad para alimentarlos cuando fueran mayores. La solución a este
problema según Hitler era aumentar constantemente las tierras a su disposición, a
consecuencia de esto las razas se encontraban inevitablemente en conflicto con otras
razas y éste era la fuerza fundamental que movía la historia de la humanidad.
Pareciera que el asesinato de los judíos constituía un fin en sí mismo mas que un
medio para conseguir cualquier otra meta: era una medida que el Tercer Reich se vio
obligado a tomar cualesquiera que fueran sus consecuencias inmediatas. Por ende, no
pudo hacer sido un mero producto del nacionalsocialismo.
Es por este motivo que se supone que la mayor parte del electorado no era consciente
de la decisión política que estaba a punto de tomar y la magnitud de destrozo y horror
que ésta traería aparejada.
Al llegar al poder en 1933 el partido nazi se hallo frente a un público muy ambivalente
con respecto al trato que debía dar el régimen a los judíos. Por este motivo cuando el
régimen se embarco finalmente en el programa de asesinato sistemático en masa, en
1941, tomo todos los recaudos para mantener la información al respecto fuera del
alcance del público, con la evidente convicción de que “no podía confiar en el respaldo
público para su política de aniquilación.
Puede ser que aún antes de asumir al poder, Hitler creyera que la única manera eficaz
de eliminar la amenaza a la humanidad que representaban los judíos, fuera matarlos
sin más, también puede ser que aspirara a ello como meta a largo plazo.
Aun así puede no haber tenido una idea precisa de cuando se podía lograr esa meta ni
de cómo alcanzarla.
Todas estas teorías son meras hipótesis, ya que no se han descubierto, hasta ahora,
documentos en donde se demostrara explícitamente la intención, las causas o las
razones de semejante matanza tortuosa.
Percepción de la amenaza
Todos los que no estaban enterados de los debates que se desarrollaban entre
bambalinas solo podían inferir en forma indirecta las intenciones de largo plazo del
régimen a partir del comportamiento concreto que observaban con respecto a los
judíos.
Los judíos alemanes jamás pudieron tener certezas sobre las verdaderas intenciones
del gobierno, en el año 1933 la Organización de Comunidades Ortodoxas
Independientes envió a Hitler un memorándum en el que pedían que les “dijera la
verdad francamente” sobre lo que les aguardaba.
¿Partir o no partir?
En 1935 la amenaza a la ola inmigrante de judíos que volvían era que terminarían en
una cámara de gas, por este motivo se frenó el fenómeno.
Entre 1933 y 1935 se efectuaron préstamos para mantener negocios en pie y se les
dio trabajo a judíos que habían sido removidos de sus cargos en el momento de la
llegada de los nazis al poder.
En 1937 se realizan escuelas judías ya que la situación en la que vivían los niños se
volvió insostenible.
Se pone en práctica la Haavara (acuerdo económico para que los judíos exiliados de
Alemania compren productos de éste país y los comercialicen en cualquier lugar en el
que estén asentados).
Hasta 1940 se produjo una ola masiva de emigración de judíos desde Alemania hacia
otros países, con fluctuaciones, pero en 1941 se decretó que ningún judío podía salir
de los territorios ocupados por Alemania, así el país ya no quería alejarlos de sus
fronteras, sino mantenerlos encerrados entre ellas.
Hitler tenía el objetivo de acabar físicamente con todos los judíos a los que Alemania
tuviera alcance, simplemente cambió de método en consecuencia de la poca eficacia
del anterior.
En principio se aniquiló a aquellos judíos que habían sido funcionarios del Estado y del
partido, en segundo lugar a los dirigentes comunitarios y a los intelectuales y por
último a hombres, mujeres y niños comunes.
Las matanzas conocidas en el año 1941 se deben a una necesidad de "hacer espacio"
o se mataba al grupo de deportados judíos que recién llegaban, o se mataba a los que
ya estuvieran en el asentamiento, con el objetivo de evitar el hacinamiento intolerable.
Existen estas dos corrientes contrarias sobre el motivo del inicio de la naranja pero
ninguna fue validada ya que no existen documentos que comprueben orden explícita.
Los nazis utilizaban eufemismos para referirse a lo que se debía hacer.
Para asesinar a todos los judíos de Europa era necesario un método que permitiera
matar a un mayor número de personas con más rapidez, que demandara menos mano
de obra, que pudiera ocultarse de la población del lugar y que maximizara la distancia
psicológica entre la víctima y el ejecutor.
Los centros de exterminio cumplían con todas las condiciones, en especial hacían
necesario un mínimo número de colaboradores los cuales se encargaban de la
ejecución directa y el posterior tratamiento del cadáver, evitando así que los alemanes
tuvieran que ver en directo el reflejo de sus acciones.
Entre 1941 y 1942 comenzaron a operar, se transportaba a los judíos en una caja y al
llegar se los mataba por asfixia ya que se canalizaban los gases de los tubos de
escape hacia donde se encontraban.
Se utilizaban motores diesel para enviar monóxido de carbono, mientras que en otros
centros se usaba un producto más eficaz: cianuro de hidrógeno, comercializado con la
marca Ziklon B.
Los alemanes reclutaban a todos los judíos en los campos de concentración y allí
realizaban un proceso de selección, los que servían para trabajar se quedaban en
ellos, los que no eran llevados a los centros de exterminio y ejecutados de inmediato.
El "comando especial" eran algunos judíos seleccionados para empujar a las víctimas
a las cámaras de gas y luego retirar sus cuerpos para su posterior incineración.
Para trasladar a los judíos de toda Europa a los campos de concentración se debía
efectuar una logística que contemplara la no sobrepoblación del mismo pero al mismo
tiempo que éste no quedara ocioso. Se debían despejar vías férreas, utilizar vagones
especiales, etc. Todo esto estaba a cargo de la organización SS la cual trabajaba en
conjunto con la policía y los dirigentes zonales.
Esto significaba una negociación constante con todos los países, que se encontraban
en diversas condiciones políticas, para que accedieran a reportar a Alemania a todos
los judíos radicados en su territorio, esto se llamó "peinar la zona de oeste a este".
Información e imaginación
Ninguno de los que quiso exponer la situación de Alemania tuvo éxito, nadie externo al
país podía creer que semejante atrocidad fuera posible en una sociedad
aparentemente tan civilizada.
TERCERA PARTE: EVALUACION
Los alienados alegaban que su mejor aporte para el rescate de los judíos sería una
victoria tan rápida como fuera posible y solo el triunfo aliado en la guerra puso fin a la
campaña de asesinatos masivos. Las cámaras de gas funcionaron hasta 1944 cuando
los judíos y los prisioneros de otra índole que aún estaban vivos en Auschwitz y otros
campos de concentración y de trabajo fueron evacuados y obligados a marchar a pie
de Alemania. Fueron las conocidas marchas de la muerte donde fusilaron a
prisioneros, judíos y no judíos. Los que sobrevivieron, pasaron las últimas semanas de
la guerra en campos alemanes y fueron liberados por fuerzas británicas y
estadounidenses en abril y mayo de 1945.
Saúl Friedlander sostiene que para algunos historiadores queda aún una opacidad en
el núcleo mismo de la comprensión y la interpretación histórica de lo que ocurrió.
Aunque la acumulación de datos concretos durante los cinco decenios transcurridos
desde el fin de la Segunda Guerra Mundial es imponente, según el “no existe hoy en
día una perspectiva más clara ni una comprensión más profunda que la que había
inmediatamente después de la guerra”.
La mayor parte de historiadores creen hoy en día que los dirigentes nazis
contemplaban el asesinato sistemático de los judíos como un fin en sí mismo cuya
realización era su propia justificación, y no como un medio para alcanzar alguna meta
comprensible racionalmente. El propósito era la matanza total, en última instancia, no
se debía permitir que ningún judío escapara a ese destino. La decisión de matarlos no
tenía nada que ver con la conducta de los judíos, incluso si la palabra conducta se
interpreta en su sentido más amplio. Cualquier persona señalada como judía por la ley
alemana quedaba automáticamente sentenciada a muerte pura y exclusivamente por
ese hecho. Por último, admiten que la justificación del asesinato total descansaba en
la convicción de que los judíos no eran seres humanos, de que su mera existencia
ponía en peligro a Alemania y a la humanidad entera y de que se imponía la
aniquilación de todos. El debate giro sobre la cuestión de si tal convicción tenía
necesariamente que acabar en el asesinato total.
Los que llevaron a cabo el holocausto eran seres humanos de carne y hueso, sujetos
a las mismas servidumbres biológicas y sociales del resto de los seres humanos; el
Holocausto revela una manera posible de existencia humana, manera tan humana
como los más altos ejemplos de creatividad y compasión.
Lo que más lo impresiono del holocausto fue el papel que desempeño la burocracia
alemana, allanando el camino para las matanzas, definiendo a los judíos, manteniendo
archivos enteros sobre ellos, segregándolos y aislándolos, y disponiendo por fin la
logística que permitiera despacharlos a los centros de exterminio.
Cualquier estado que cuente con una burocracia moderna es capaz intrínsecamente
de llevar a cabo acciones genocidas siempre que esté gobernado por una elite de
poder obsesionada ideológicamente, empeñada en llevar adelante un grandioso
proyecto para una sociedad mejor, radicalmente diferente por todos los medios que
sean necesarios. El holocausto debe originar una crítica exhaustiva de la civilización
occidental moderna.
CRONOLOGIA
1933.
1934
1935
1938
1940
1941
1943
1944
1945