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por
GASTÓN BACHELARD
INTRODUCCIÓN
Bachclard, Gastón
El agua y los sueños: ensayo sobre la imaginación de la
materia / Gastón Bachelard trad. de Ida Vitale.
; México FCE, — :
IMAGINACIÓN Y MATERIA
1978
298 p . ; 17 x 11 cm — (Colee. Breviarios ; 279)
Aidons l'hydre á viderson brouillard*
1
Título original L'Eau et les réves. Essai sur ' imagination de
la matiére
MALLARMÉ, Divagations, p. 352.
ISBN 968-16-0231-5
LC BF789.A3 B3318 Dewey 082.1 B846V.279 LAS FUERZAS imaginantes de nuestro espíritu se des-
envuelven sobre dos ejes muy diferentes.
Unas cobran vuelo ante la novedad; se recrean
con lo pintoresco, con lo vario, con el acontecimiento
inesperado. La imaginación animada por ellas siem-
Se prohíbe la reproducción total o parcial de esta obra pre tiene una primavera que describir. Lejos de nos-
—incluido diseño tipográfico y de portada
el — otros, en la naturaleza, ya vivientes, producen flores.
sea cual fuere el medio, electrónico o mecánico,
sin el consentimiento por escrito del editor. Las otras fuerzas imaginantes ahondan en el fondo
del ser; quieren encontrar en el ser a la vez lo pri-
Comentarios y sugerencias: editor@fce.com.mx mitivo y lo eterno. Dominan lo temporal y la histo-
Conozca nuestro catálogo: www.fondodeculturaeconomica.com ria. En la naturaleza, en nosotros y fuera de nosotros,
7
INTRODUCCIÓN I IMAGINACIÓN Y MATERIA
ceptos expresados de un modo abreviado. Es nece- Sin embargo, en esta obra quemamos prestar-
sario que una causa sentimental, íntima, se convierta le atención a la imaginación íntima de esas fuer-
en una causa formal para que la obra tenga la va- zas vegetantes y materiales. Sólo un filósofo ico-
riedad del verbo, la vida cambiante de la luz. Pero noclasta puede emprender esta pesada tarea; aislar'
además de las imágenes de la forma, evocadas tan todos los sufijos de la belleza, empeñarse en hallar,
a menudo por los psicólogos de la imaginación, exis- detrás de las imágenes que se muestran, las imáge-
ten — lo vamos a demostrar' —
imágenes directas de nes que se ocultan, ir' a la raízmisma de la fuerza
la materia. La vista las nombra, pero la mano las
imaginante.
conoce. Una alegría dinámica las maneja, las amasa,
En el fondo de la materia crece una vegetación
las aligera. Soñamos esas imágenes de la materia,
oscura; en la noche de la materia florecen flores ne-
sustancialmente, íntimamente, apartando las formas,
gras. Ya traen su terciopelo y la fórmula de su per-
las formas perecederas, las vanas imágenes, el deve-
fume.
nir de las superficies. Tienen un peso y tienen un
corazón.
II
Sin duda, obras hay en que las dos fuerzas ima-
ginantes cooperan. Incluso es imposible separarlas Cuando empezamos a reflexionar' sobre la noción de
por completo. El ensueño más móvil, el más meta- belleza de la materia, de inmediato nos sorprendió
morfoseante, el que más por entero se entrega a las la carencia de la causa material en la filosofía esté-
formas, conserva por lo menos un lastre, una densi- tica. Sobre todo nos pareció que se menospreciaba el
dad, una lentitud, una geminación. En cambio, toda poder individualizante de la materia. ¿Por qué se une
obra poética que desciende al germen del ser lo bas- siempre la noción de individuo a la noción de forma?
tante profundamente como para encontrar la sólida
¿No existe, acaso, una individualidad en profundi-
constancia y la herniosa monotonía de la materia,
dad que hace que la materia, en sus parcelas más
toda obra poética que extrae su fuerza de la acción
pequeñas, sea siempre una totalidad? Pensada en esa
vigilante de una causa sustancial debe florecer, ador-
perspectiva de profundidad, una materia es precisa-
narse. Tiene que acoger, para la seducción primera
mente el principio que puede desinteresarse de las
del lector, las exuberancias de la belleza formal.
formas. No es la simple carencia de una actividad
En razón de esa necesidad de seducir, la imagina- formal. Sigue siendo ella misma a despecho de toda
ción trabaja por lo general tendiendo hacia donde va deformación, de toda división. Por lo demás, la ma-
la alegría —o al menos una — en
alegría el sentido teria se deja valorizar' en dos sentidos: en el sentido
de las formas y de los colores, en el sentido de las de la profundización y en el sentido del desarrollo.
variedades y de las metamorfosis, en el sentido de En el sentido de la profundización aparece como
una perspectiva de la superficie. Abandona la pro- insondable, como un misterio. En el sentido del des-
fundidad, la intimidad sustancial, el volumen.
arrollo, como una fuerza inagotable, como un mila-
10 INTRODUCCIÓN IMAGINACIÓN Y MATERIA 11
gro.En ambos casos, la meditación de una materia es verdad, como pretendemos, que toda poética debe
educa a una imaginación abierta. recibir componentes —por que sean
débiles — de
Tan sólo cuandohayan estudiado las foimas
se esencia material, es esta clasificación por los ele-
atribuyéndolas a su justa materia se podrá encarar mentos materiales fundamentales la que deberá em-
una doctrina completa de la imaginación humana. parentar con más fuerza a las almas poéticas. Para
Se hará evidente entonces que la imagen es una que una meditación se prosiga con bastante constan-
planta que tiene necesidad de tierra y de cielo, de cia como para dar una obra escrita, como para que
sustancia y de forma. Las imágenes encontradas en no sea tan sólo la fiesta de una hora fugitiva, debe
los hombres evolucionan lenta, difícilmente y pode- hallar su materia, es necesario que un elemento ma-
mos entender la profunda observación de Jacques terial le dé su propia sustancia, su propia regla, su
Bousquet: "Una imagen le cuesta tanto trabajo a poética específica. No en balde las filosofías primi-
la humanidad como un carácter nuevo a la planta." tivas hacían a menudo en este sentido una elección
Muchas imágenes intentadas no pueden vivir por- decisiva, asociando a sus principios formales uno
que son simples juegos formales, porque no están de los cuatro elementos fundamentales, que así se
verdaderamente adaptadas a la materia que deben transformaron en marcas de temperamentos filosó-
adornar. ficos.
Por lo tanto, creemos que una doctrina filosófica En esos sistemas filosóficos, el pensamiento docto
de la imaginación debe antes que nada estudiar las está ligado a una imaginación material primitiva, la
relaciones de la causalidad material con la causali- sabiduría tranquila y peimanente se arraiga en una
dad formal. Ese problema se plantea tanto al poeta constancia sustancial. Esas filosofías simples y pode-
como al escultor. Las imágenes poéticas tienen, tam- rosas guardan aún fuentes de convicción, porque al
bién ellas, una materia. estudiarlas nos encontramos con fuerzas imaginantes
del todo naturales. Siempre nos encontramos con que
tratándose de filosofía, sólo se logra persuadir sugi-
ni
riendo ensoñaciones fundamentales, dándole a los
Ya hemos trabajado sobre ese problema. En El psico- pensamientos su camino de sueños.
análisis del fuego, propusimos marcar los diferentes Aún más que los pensamientos claros y que las
tipos de imaginación mediante el signo de los ele- imágenes conscientes, los sueños están bajo la depen-
mentos materiales que han inspirado a las filosofías dencia de los cuatro elementos fundamentales. Han
tradicionales y a las cosmologías antiguas. En efecto, sido numerosos los ensayos que han relacionado la
creemos que es posible fijar, en el reino de la ima- doctrina de los cuatro elementos materiales con los
ginación, una ley de los cuatro elementos que clasi- cuatro temperamentos orgánicos. Así, un viejo autor,
fique las diversas imaginaciones materiales según se Lessius, escribe en el Arte de vivir mucho (p. 54):
vinculen al fuego, al aire, al agua o a la tierra. Y si "Los sueños de los biliosos son sobre fuegos, incen-
12 INTRODUCCIÓN IMAGINACIÓN Y MATERIA 13
dios, guerras, muertes; los de los melancólicos, de un sueño a menudo soñado, "wie die Erfüllung eines
entierros, sepulcros, huidas, fosas, de cosas siempre oft getraumten Traums" (L. Tieck, Werke, t. v,
tristes; los de los pituitosos, de lagos, ríos, inunda- p. 10). Pero el paisaje onírico no es un cuadro que
ciones, naufragios; los de los sanguíneos, de vuelos se colma de impresiones, sino una materia que co-
de pájaros, de carreras, festines, conciertos y cosas secha.
que no se osa nombrar. " En consecuencia, los bilio- Es comprensible, por lo tanto, que pueda relacio-
sos, los melancólicos, los pituitosos y los sanguíneos narse un tipo de ensoñación que rige las creencias,
quedarán respectivamente caracterizados por el fue- las pasiones, el ideal y la filosofía de toda una vida
go, la tierra, el agua y el aire. Sus sueños trabajan con un elemento material como el fuego. Tiene sen-
de preferencia el elemento material que los caracte- tido hablar de la estética del fuego, de la psicolo-
riza. Si admitimos que a un error biológico, sin duda
gía del fuego y aun de su moral. Una poética y una
manifiesto pero muy general, puede corresponder una
filosofía del fuego condensan todas esas enseñan-
verdad onírica profunda, estaremos prontos para in-
zas. Ambas constituyen esa prodigiosa enseñanza am-
terpretar ios sueños materialmente. En ese caso, junto
bivalente que sostiene las convicciones del corazón
al psicoanálisis de los sueños tendrá que figurar una
mediante las instrucciones de la realidad y que, vice-
psicofísica y una psicpguímjca dejos sueños. Este psi-
versa, hace que se comprenda la vida del universo
coanálisis tan materialista se incorporará a los viejos
mediante la vida de nuestro corazón.
preceptos que pretendían que las enfermedades ele-
Todos los demás elementos prodigan semejantes
mentales fuesen curadas mediante medicinas elemen-
certidumbres ambivalentes. Sugieren confidencias se-
tales. El elemento material es tan determinante de la
cretas y muestran deslumbrantes imágenes. Los cua-
enfermedad como de la curación. Sufrimos por los
tro tienen sus fieles, o, más exactamente, cada uno
sueños y nos curamos mediante los sueños. En la cos-
de ellos es ya, profunda, materialmente, un sistema de
mología del sueño, los elementos materiales siguen
fidelidad poética. Al cantarlos creemos ser fieles a
siendo los elementos fundamentales.
una imagen favorita, y en realidad somos fieles a un
Creemos, de un modo general, que la psicología de sentimiento humano primitivo, a una realidad or-
las emociones estéticas ganaría si se estudiara la zona gánica primera, a un temperamento onírico funda-
de las ensoñaciones materiales que preceden a la mental.
contemplación. Se sueña antes de contemplar'. Antes
de ser un espectáculo consciente todo paisaje es una IV
experiencia onírica. Sólo se miran con una pasión
estética los paisajes que hemos visto primero en sue- Creemos que esta tesis podrá ser confirmada en la
ños. Tieck ha reconocido con toda razón en el sueño presente obra, en la que estudiaremos las imágenes
humano el preámbulo de la belleza natural. La uni- sustanciales del agua, en la que haremos la psicolo-
dad de un paisaje se ofrece como la reahzación de gía de "la imaginación material" del agua, elemento
INTRODUCCIÓN IMAGINACIÓN Y MATERIA 15
más femenino y más uniforme que el fuego, ele- imágenes huidizas, el vano destino de un sueño que
mento más constante que simboliza mediante fuer- no se consuma, sino un destino esencial que sin cesar
zas humanas más recónditas, más simples, más sim- transforma la sustancia del ser. A partir de ese ins-
plificadoras. En razón de y de esta
esta simplicidad tante, el lector comprenderá más simpáticamente,
simplificación, nuestra tarea será acá más
difícil y más dolorosamente uno de los caracteres del heracli-
más monótona. Los documentos poéticos son mucho teísmo. Verá que la movilidad heracliteana es una
menos numerosos y más pobres. Los poetas y los filosofía concreta, una filosofía total. No nos baña-
soñadores a menudo se entretienen más de lo que mos dos veces en el mismo río, porque ya en su
son seducidos por los juegos superficiales de las profundidad, el ser humano tiene el destino del agua
aguas. El agua es en ese caso un adomo de sus que corre. El agua es realmente el elemento transi-
paisajes; no es realmente la "sustancia" de sus en-
torio. Es la metamorfosis ontológica esencial entre el
soñaciones. Para hablar como filósofo, los poetas
luego y la tierra. El ser consagrado al agua es un
del agua "participan" menos de la realidad acuá-
ser en el vértigo. Muere a cada minuto, sin cesar algo
tica de la naturaleza que los poetas que atienden al
de su sustancia se derrumba. La muerte cotidiana
llamado del luego o de la tierra.
no es la muerte exuberante del fuego que atraviesa
Para separar bien esta "participación", que es la el cielo con sus flechas; la muerte cotidiana es la
esencia misma del pensamiento de las aguas, del psi- muerte del agua. El agua corre siempre, el agua cae
quismo hidratante, tendremos que insistir con ejem- siempre, siempre concluye en su muerte horizontal.
plos demasiado raros. Pero si logramos convencer A través de innumerables ejemplos veremos que para
a nuestro lector de que, bajo las imágenes superfi- la imaginación materializante la muerte del agua es
ciales del agua, existe una serie de imágenes cada vez más soñadora que la muerte de la tierra: la pena del
más profundas, cada vez más tenaces, no tardará agua es infinita. u
en sentir, en sus propias contemplaciones, simpatía
por esta profundización; sentirá abrirse, bajo la ima-
ginación de las formas, la imaginación de las sus-
tancias. Reconocerá en el agua, en la sustancia del Antes de formular el proyecto total de nuestro estu-
agua, un tipo de intimidad, intimidad muy diferente dio quemamos explicarnos sobre su título, ya que
de las sugeridas por las "profundidades" del luego esta explicación iluminará nuestro fin.
o de la piedra. Tendrá que reconocer que la imagi- Aunque la presente obra sea un nuevo ejemplo,
nación material del agua es un tipo particular de después del Psicoanálisis del juego, de la ley de los
imaginación. Valido de este conocimiento de una cuatro elementos poéticos, no hemos querido conser-
profundidad en un elemento material, el lector com- var como título El psicoanálisis del agua, que habría
prenderá por último que el agua es también un tipo correspondido con nuestro antiguo ensayo. Elegimos
de destino, ya no solamente el vano destino de las un título más vago: El agua y los sueños, por una
16 INTRODUCCIÓN IMAGINACIÓN Y MATERIA »
otras partes la vida, al pueblo vecino. Mi "a otras como sería necesario en un psicoanálisis profundo,
partes" no va más allá de eso. Tenía casi treinta años el carácter organicista de las imágenes materializadas.
cuando vi el océano por primera vez. Además, en Los primeros intereses psíquicos que dejan huellas
este libro hablaré poco del mar, hablaré indirecta-
imborrables en nuestros sueños son intereses orgá-
mente, atendiendo a lo que de él dicen los libros de
nicos. La primera convicción calurosa es un bienes-
los poetas; hablaré bajo la influencia de los lugares
tar corporal. Las primeras imágenes materiales nacen
comunes escolares relativos al infinito. En lo que
de la carne y de los órganos. Esas imágenes materia-
respecta a mi ensoñación no es el infinito lo que en-
les primeras son dinámicas, activas; están unidas a
cuentro en las aguas, sino la profundidad. Por lo
voluntades simples, asombrosamente groseras. El psi-
demás, ¿no dice Baudelaire que para el hombre que
coanálisis ha suscitado muchas irritaciones al hablar
sueña ante el mar seis o siete leguas representan el
de la libido infantil. Quizás la acción de esta libido
radio del infinito? (Diarios íntimos, p. 79). El Va-
ñtese mejor comprendida si se le devolviera su forma
Uage tiene dieciocho leguas de largo por doce de
confusa y general, si se la ligara a todas las funciones
ancho. Es un mundo, por lo tanto. No lo conozco
orgánicas. La libido aparecería entonces como soli-
todo: no he seguido todos sus ríos.
daria de todos los deseos, de todas las necesidades.
Pero el sitio en que se ha nacido es menos una Sería considerada una dinámica del apetito y encon-
extensión que una materia; es un granito o una tie-
traría su sosiegoen todas las impresiones de bienes-
rra, un viento o una sequedad, un agua o una luz.
tar. En todo caso, lo cierto es que la ensoñación
En materializamos nuestras ensoñaciones; gracias
él
del niño es una ensoñación materialista. El niño es
a él nuestro sueño cobra su sustancia justa; a él le
un materialista nato. Sus primeros sueños son los
pedimos nuestro color fundamental. Soñando cerca
sueños de las sustancias orgánicas.
de un río he consagrado mi imaginación al agua, al
Hay horas en que el sueño del poeta creador es
agua verde y clara, al agua que pone verdes los pra-
tan profundo, tan natural, que sin darse cuenta re-
dos. No puedo sentarme cerca de un río sin caer en
cupera las imágenes de su carne infantil. Los poemas
una profunda ensoñación, sin volver a encontrarme
cuya raíz es tan profunda tienen a menudo un po-
con mi dicha... No es necesario que sea el arroyo
der singular. Los atraviesa una fuerza y el lector,
de uno, el agua de uno. El agua anónima sabe todos
sin pensar en ello, participa de esta fuerza origi-
mis secretos. El mismo recuerdo surge de todas las
nal, sin ver ya su origen. He aquí dos páginas donde
fuentes.
se revela la sinceridad orgánica de una imagen pri-
migenia:
Tenemos otra razón, menos sentimental, menos per-
sonal, para no emplear como título de nuestro es-
Connaissant ma propre quantité,
tudio: el psicoanálisis del agua. En efecto, en el pre-
C'est moi, je tire, j'appelle sur toutes mes rocines, le
sente libro, no hemos desarrollado sistemáticamente, Gange, le Mississipi,
20 INTRODUCCIÓN IMAGINACIÓN Y MATERIA 21
L'épaisse touffe de l'Oréno que, le longfil du Rliin, le basta una gota imaginada en profundidad. El agua
x
Nil avec sa double vessie.. - así dinamizada es un germen: otorga a la vida un
ímpetu inagotable.
[Conociendo mi propia cantidad.
Soy yo, extraigo, convoco sobre todas mis raíces, el Del mismo modo, en una obra tan idealizada como
la de Edgar Poe, Marie Bonaparte ha descubierto la
Ganges, el Misisipí,
La densa espesura del Orinoco, el largo hilo del Rin, significación orgánica de muchos temas, proporcio-
el Nilo con su doble vejiga...] nando numerosas pruebas del carácter fisiológico de
ciertas imágenes poéticas.
Así se da la abundancia... En las leyendas poptt- No nos hemos sentido suficientemente prepara-
lares, innumerables son los ríos que provienen de la -
dos para Ilegal tan lejos en busca de las raíces de
micción de un gigante. También Gargantúa inundó la imaginación orgánica, para escribir más allá de la
el campo francés al azar de todos sus paseos.
-
psicología del agua, una fisiología del agua oní-
Cuando el agua es preciosa, se vuelve seminal. Se rica. Hubiera hecho falta una cultura médica y so-
la canta entonces con más misterio. Sólo el psicoaná- bre todo una gran experiencia de las neurosis. En
lisis organicista puede aclarar una imagen confusa lo que se refiere a nosotros, sólo disponemos para
como ésta: conocer al hombre de la lectura, de la maravillosa
lectura que juzga al hombre a través de lo que ha
Et comme la goutte seminóle f¿conde la figure ma- escrito. Lo que amamos por encima de todo en el
thématique, départissant hombre es lo que de él puede escribirse. Lo que no
L'amorce joisonnante des éléments de son íhéoréme, puede ser escrito, ¿merece ser vivido? Hemos debido
Ainsi le corps de gloire désire sous le corps de boue, contentarnos, pues, con el estudio de la imaginación
etlanuit
2 material injertada, limitándonos casi siempre a es-
D'étre dissoute dans la visibilité .
Paul Claudel, Cinq Grandes Odes, p. 49. nidad imaginante es un más allá de la naturaleza
2 Paul Claudel, loe. cit., p. 64. naturante. El injerto es lo que puede darle a la ima-
22
INTRODUCCIÓN IMAGINACIÓN Y MATERIA 23
ginacion lormal la riqueza y la densidad de las ma- ral a un singular. Para tal metapoética, el agua ya
terias. Obliga al seto a florecer y da su materia a no será apenas un grupo de imágenes conocidas en
la flor. Al margen de toda metáfora, es necesaria la una contemplación vagabunda, en una serie de en-
unión de una actividad soñadora y de una actividad soñaciones entrecortadas, instantáneas; es un soporte
ideativa para producir una obra poética. El arte es de imágenes y muy pronto será una aportación de
naturaleza injertada. imágenes, un principio que las funda. El agua se trans-
Por supuesto que en nuestro estudio sobre las imá- forma así, poco a poco, en una contemplación que
genes, cuando hemos reconocido una savia más an- se profundiza, en un elemento de la imaginación
tigua, lo hemos anotado de paso. Incluso es bastante materializante. Dicho de otro modo, los poetas toca-
raro que no hayamos descubierto el origen orgánico dos de la gracia viven como un agua anual, como un
de algunas imágenes muy idealizadas. Pero eso no agua que va de la primavera al invierno y que refleja
alcanza para que nuestro estudio merezca ser puesto fácilmente, pasivamente, con ligereza, todas las esta-
en el rango de un psicoanálisis exhaustivo. Nuestro ciones. Pero el poeta más profundo descubre el agua
libro se limita, pues, a ser un ensayo de estética lite- vivaz, el agua que renace de sí, el agua que no
raria. Tiene la doble finalidad de determinar la sus- cambia, el agua que marca con su signo imborrable
tancia de las imágenes poéticas y la adecuación de sus imágenes, el agua que es un órgano del mundo,
las formas a las materias fundamentales. un alimento de los fenómenos comentes, el elemento
vegetante, el elemento que lustra, el cueipo de las
lágrimas.
Así, cuando hayamos determinado bien los carac- tierra y del agua para comprender bien lo que signi-
teres superficiales y los caracteres profundos del fica una materia capaz de una forma, una sustancia
agua imaginaria, podremos tratar de estudiar la com- capaz de una vida. Paia el inconsciente del hombre
posición de este elemento con otros elementos de la que amasa, el esbozo es el embrión de la obra, la
imaginación material. Veremos que ciertas formas arcilla es la madre del bronce. Nunca se insistirá,
poéticas se nutren de manera doble; que un doble pues, lo suficiente para comprender la psicología
materialismo trabaja a menudo la imaginación ma- del inconsciente creador, sobre las experiencias de
terial. En ciertas ensoñaciones parece que todo ele-
la fluidez, de la maleabilidad. En la experiencia
mento busca una unión o un combate, aventuras que de las pastas, agua aparece claramente como la
el
apacigüen o que exciten. En otras, el agua imaginaria materia dominadora. Con ella se sueña cuando con
se nos aparecerá como el elemento de las transaccio- ella se beneficia la docilidad de la arcilla.
nes, como el esquema fundamental de las mezclas.
Para mostrar la aptitud del agua para componerse
Por eso le prestaremos una gran atención a la com-
con otros elementos, estudiaremos otras composicio-
binación del agua y de la tierra, combinación que
nes, pero deberemos tener siempre presente que el
encuentra en lo pastoso su pretexto realista. La pasta
verdadero tipo de mezcla para la imaginación ma-
es, pues, el esquema fundamental de la materiali-
terial es la mezcla del agua y de la tierra.
dad. Según creo, la noción misma de materia está
estrechamente ligada a la noción de pasta. Incluso
Cuando hayamos comprendido que, para el incons-
habría que partir de un largo estudio de la acción
ciente, toda combinación de elementos materiales es
de amasar y de modelar para plantear bien las rela-
un matrimonio, podremos damos cuenta del carácter
ciones reales y experimentales de la causa formal
casi siempre femenino atribuido al agua por la ima-
y de la causa material. Una mano ociosa y acari- ginación ingenua y por la imaginación poética. Vere-
ciadora que recorre líneas bien hechas, que inspec-
mos también la profunda maternidad de las aguas.
ciona un trabajo concluido, puede encantarse con
El agua hincha los gérmenes y hace surgir las fuen-
una geometría fácil. Conduce a una filosofía de un
tes. El agua es una materia que por todas partes
filósofo que ve al obrero trabajar. En el reino de
vemos nacer y crecer. La fuente es un nacimiento
la estética, esta visualización del trabajo concluido
irresistible, un nacimiento continuo. Imágenes tan
conduce naturalmente a la supremacía de la imagi- grandes marcan para siempre el inconsciente que
nación formal. Por el contrario, la mano trabaja- gusta de ellas y suscitan ensoñaciones sin fin. En un
dora e imperiosa aprende la dinamogenia esencial capítulo especial hemos tratado de demostrar cómo
de lo real al trabajar una materia que a la vez esas imágenes impregnadas de mitología animan aún
resiste y cede como una carne amante y rebelde. naturalmente las obras poéticas.
Acumula así todas las ambivalencias. Una mano que
trabaja de este modo necesita la justa mezcla de la
28 INTRODUCCIÓN IMAGINACIÓN Y MATERIA 29
Una imaginación que se ligue por entero a una ma- que no necesitan del infinito para retener al soñador.
teria particular es fácilmente valorizadora. El agua
es el objeto de una de las mayores valorizaciones del Nuestro último capítulo abordará el problema de la
pensamiento humano: la valorización de la pureza. psicología del agua por caminos muy distintos. No
¿Qué sería de la idea de pureza sin la imagen de será,propiamente hablando, un estudio de la imagi-
un agua límpida y clara, sin ese hermoso pleonasmo nación material; será un estudio de la imaginación
que nos habla de un agua pura? El agua acoge to- dinámica a la cual esperamos poder consagrar otra
das las imágenes de la pureza. Por lo tanto, hemos obra. Ese capítulo se llamará el agua violenta.
tratado de ordenar todas las razones que funda- En primer lugar, en su violencia el agua adquiere
mentan el poder de ese simbolismo. Tenemos en una cólera específica o, dicho de otro modo, el agua
ello un ejemplo de una especie de moral natural
recibe fácilmente todos los caracteres psicológicos
enseñada por la meditación de una sustancia funda- de un tipo de cólera. El hombre se jacta con bastante
mental. facilidad de domar esta cólera. De este modo el
agua violenta se vuelve muy pronto el agua a la
En relación con este problema de pureza ontológica que se violenta. Un duelo de malignidad comienza
es comprensible la supremacía que todos los mitólo- entre el hombre y el mar. El agua se hace rencorosa,
gos han reconocido al agua dulce sobre el agua de cambia de sexo. Al volverse perversa, se hace mascu-
mar. Consagramos a esta valorización un corto ca- lina. He aquí presentada la conquista de una duali-
pítulo. Nos ha parecido que era necesario para traer dad inscrita en el elemento, nuevo signo del valor
el espíritu a la consideración de las sustancias. No original de un elemento de la imaginación material.
se comprenderá bien la doctrina de la imaginación Señalaremos pues la voluntad de ataque que anima
material hasta que no se haya restablecido el equi- al hombre que nada, y el desquite del mar, el flujo
librio entre las experiencias y los espectáculos. Los reflujo de la cólera que brama y resuena. Nos da-
y
escasos libros de estética que tienen presente la be- mos cuenta de la dinamogenia especial que el ser
lleza concreta, la belleza de las sustancias, a menudo humano adquiere en la frecuentación de las aguas
no hacen otra cosa que rozar apenas el problema violentas. Será éste un nuevo ejemplo del organi-
efectivo de la imaginación material. Voy a dar un cismo fundamental de la imaginación. Volveremos
solo ejemplo. En su Estética, Max Schasler se pro- a encontrar' aquí esta imaginación muscular cuya
pone estudiar "die konkrete Natufschónheit". Ape- acción señalamos en la metapoética energética de
nas si dedica diez páginas a los elementos, fres de Lautréamont. Pero al contacto del agua, al con-
las cuales al agua, y el párrafo central se refiere al tacto del elemento material, esta imaginación mate-
infinito de los mares. Era, pues, muy conveniente rial aparecerá a la vez como más natural y como
que insistiéramos sobre las ensoñaciones que se apli- más humana que la imaginación animalizada de
can a las aguas naturales más comunes, a las aguas Lautréamont. Será una prueba más del carácter di-
30 INTRODUCCIÓN m IMAGINACIÓN Y MATERIA 31
cas, que el lenguaje de las aguas es una realidad ción no es, como lo sugiere la etimología, la facultad
poética directa, que los arroyos y los ríos sonorizan de formar imágenes de la realidad; es la facultad de
con una extraña fidelidad los paisajes mudos, que formar imágenes que sobrepasan la realidad, que
las aguas ruidosas enseñan a cantar a los pájaros cantan la realidad. Es una facultad de sobrehuma-
y a los hombres, a hablar, a repetir, y que hay con- nidad. Un hombre es un hombre en la proporción
tinuidad, en suma, entre la palabra del agua y la en que es un superhombre. Un hombre debe ser de-
palabra humana. Y a la inversa, insistiremos sobre finido por el conjunto de las tendencias que lo im-
el hecho muy poco señalado de que, orgánicamen- pulsan a sobrepasar la condición humana. Una psico-
te, el lenguaje humano tiene una liquidez un caudal
, logía del espíritu en acción es automáticamente la
en su conjunto, un agua en las consonantes. Mostra- psicología de un espíritu excepcional, la psicología
remos que esta liquidez proporciona una excitación de un espíritu que intenta la excepción: la imagen
psíquica especial, una excitación que ya atrae las nueva injertada sobre una antigua imagen. La ima-
imágenes del agua. ginación inventa algo más que cosas y dramas, in-
como un ser total:
Así, el agua va a aparecérsenos venta la vida nueva, inventa el espíritu nuevo; abre
tiene un cuerpo, un alma, una voz. Quizá más que ojos que tienen nuevos tipos de visión. Verá si tiene
cualquier otro elemento, el agua es una realidad "visiones". Tendrá visiones si se educa en las enso-
poética completa. Una poética del agua, a pesar de ñaciones antes de educarse en las experiencias, si las
la variedad de sus espectáculos, tiene asegurada su experiencias vienen después como pruebas de esas
Los acontecimientos más ricos nos llegan mucho an- que reconocemos en ellos una acción permanente,
tesde que el a lma se dé cuenta. Y cuando comen- una acción inconsciente sobre las almas de hoy. En
zamos a abrir los ojos sobre lo visible, ya éramos su conjunto, una mitología de las aguas apenas sería
desde mucho tiempo atrás adherentes a lo invisi-
una historia. Hemos querido escribir una psicología,
ble.»
enlazar las imágenes literarias y los sueños. Por otra
parte, muchas veces hemos observado que lo pinto-
En esta adhesión a lo invisible consiste la poesía resco traba tanto a las fuerzas mitológicas como a
primera, la poesía que nos permite tomarle gusto a
las fuerzas poéticas. Lo pintoresco disemina la fuerza
nuestro destino íntimo. Nos da una impresión de
de los sueños. Un fantasma, si pretende ser activo,
juventud al concedemos sin cesar la facultad de ma-
no tiene derecho a ser abigarrado. Un fanstasma al
ravillarnos. La verdadera poesía es una función de
que se describe con agrado es un fantasma que deja
despertar.
de actuar. A los diversos elementos materiales corres-
Nos despierta, pero debe conservar el recuerdo ponden fantasmas que conservan sus fuerzas mien-
de los sueños preliminares. Por eso a veces hemos
tras son fieles a su materia o, lo que viene a ser
tratado de demorar el instante en el que la poesía
más o menos lo mismo, mientras son fieles a los
franquea el umbral de la expresión; cada vez que
sueños primitivos.
nos hemos encontrado con indicios, hemos inten-
La elección de los ejemplos literarios se debe tam-
tado volver a trazar la ruta onírica que conduce al
bién a una ambición que confesaremos tranquila-
poema. Como dice Challes Nodier en sus Ensoña-
mente, para concluir: si nuestras búsquedas resultan
ciones (ed. Renduel, p. 162): "Sólo en los sueños
de interés, deberán proporcionar algunos medios,
está trazado el mapa del mundo imaginable. El uni-
algunos instrumentos para renovar la crítica htera-
verso sensible es algo infinitamente pequeño." Los
ria. Es a lo que tiende la introducción de la idea de
ensueños y los sueños son, para ciertas almas, la
complejo de cultura en la psicología literaria. Aludi-
materia de la belleza. Adán se encontró con Eva al
mos así a las actitudes irreflexivas que dirigen el
salir de un sueño: por ello la mujer es tan herniosa.
trabajo de la misma reflexión. Se trata, por ejemplo,
Apoyándonos en estas convicciones, podemos ha- en el dominio de la imaginación, de las imágenes
cer abstracción de los conocimientos gastados, de favoritas que se suponen tomadas de los espectáculos
las mitologías formales y alegóricas que sobreviven del mundo y que sólo son proyecciones de un alm a
en una enseñanza sin vida, sin fuerza. Podemos oscura. Creyendo cultivarse objetivamente lo que se
prescindir también de los innumerables poemas án cultiva son los complejos de cultura. El realista ebge
sinceridad en donde chatos rimadores se encarnizan así su realidad en la realidad. El historiador ebge su
en multiplicar los ecos más diversos y más confusos. historia en la historia. El poeta ordena sus impre-
Cuando nos apoyamos en hechos mitológicos, es por- siones asociándolas a una tradición. En su mejor
5 forma, el complejo de cultura revive y rejuvenece
D'Annunzio, Contemplación de la Morí, trad., p. 19.
34 INTRODUCCIÓN IMAGINACIÓN Y MATERIA 35
una tradición. En su peor forma, el complejo de cul- encanto sobrecogedor de una muerta adornada de flo-
tura es un hábito escolar' de un escritor sin imagi-
resque se va, como Ofeba, llevada por la comente.
nación.
Hay allí una imagen cuyo crecimiento no ha sido
Naturalmente, los complejos de cultura están in- vivido por la crítica literaria. Es interesante señalar
jertados en complejos más profundos que el psico- cómo tales imágenes — tan poco naturales — se han
análisis ha sacado a luz. Como lo ha subrayado convertido en figuras retóricas y cómo esas figuras
Charles Baudouin, un complejo es esencialmente un retóricas pueden seguir siendo activas en una cul-
transformador de energía psíquica. El complejo de tura poética.
cultura continúa esta transformación. La sublima-
Si nuestros análisis son exactos, creemos que debe-
ción cultural prolonga la sublimación natural. Al
rían ayudar' a pasar' de la psicología de la ensoñación
hombre cultivado le parece que una imagen subli- común a la psicología de ensoñación literaria, ex-
la
mada nunca es lo bastante bella y quiere renovar'
ttaña ensoñación que que se coordina al
se escribe,
la sublimación. Si ésta fuese un simple asunto de
escribirse, que sobrepasa sistemáticamente su sueño
conceptos, se detendría una vez que la imagen estu-
inicial, pero que permanece por lo menos fiel a reali-
viese aprisionada en sus trazos conceptuales; pero
dades oníricas elementales. Para tener esta constancia
el color desborda, la materia aumenta, las imágenes
del sueño que produce un poema, es necesario tener
se cultivan; los sueños siguen brotando a pesar' de
delante de los ojos algo más que imágenes reales.
los poemas que los expresan. En esas condiciones,
Es necesario perseguir esas imágenes que nacen en
la crítica literariaque no quiera limitarse al balance
nosotros mismos, que viven en nuestros sueños, esas
estático de las imágenes debe acompañarse de una
imágenes cargadas de una materia onírica rica y
crítica psicológica que reviva el carácter dinámico
densa que es un alimento inagotable para la ima-
de la imaginación siguiendo la relación entre los com-
ginación material.
plejos originales y los complejos de cultura. Creemos
que no hay otro medio de medir las fuerzas poetiza-
doras que actúan en las obras literarias. La descrip-
ción psicológica no alcanza. No se trata tanto de
describir formas como de pesar una materia.
del soñador que la contempla. No nos parece que las carácter inicialmente complejo del narcisismo. A lo
doctrinas del psicoanáhsis hayan insistido por igual, largo de este capítulo veremos cómo de página en
a propósito del narcisismo, sobre los dos términos página se complica el narcisismo.
de la dialéctica: ver y mostrarse. La poética de las En primer lugar, es necesario comprender la uti-
aguas nos va a permitir aportar una contribución a lidad psicológica del espejo de las aguas: agua el
este doble estudia i sirve para naturalizar nuestra imagen, para conce-
derle algo de inocencia y de naturalidad al orgullo
4) AGUAS CLARAS, AGUAS PRIMAVERALES AGUAS CLARAS, AGUAS PRIMAVERALES 41
de nuestra íntima contemplación. Los espejos son ob- damente en la naturaleza. No soñamos profunda-
jetos demasiado civilizados, demasiado manejables, mente con objetos. Para soñar' profundamente, hay
demasiado geométricos; son, con demasiada eviden- que soñar' con materias. Un poeta que comienza por
cia, instrumentos del sueño como para adaptarse por
el espejo debe llegar* al agua de la fuente si quiere
sí solos a la vida onírica. En su prólogo lleno de
dar* su experiencia poética completa. La experiencia
imágenes a su libro tan moralmente conmovedor,
poética, a mi modo de ver, debe ser puesta bajo la
Louis Lavelle ha señalado la natural profundidad del
dependencia de la experiencia onírica. Una poesía
reflejo acuático, el infinito del sueño que ese reflejo
tan elaborada como la de Malí armé rara vez elude
sugiere:
esta ley; nos dará la intususcepción de las imágenes
del agua en las imágenes del espejo:
Imaginemos a Narciso delante del espejo; la resis-
tencia del cristal y del metal opone una barrera O miroir!
a sus propósitos. Golpea su frente y sus puños con-
Eaufroide parl'ennui dans ton cadre gelée
fia ella; si da la vuelta no encuentra nada. El es-
Que defois et pendant des heures, désolée
pejo aprisiona en sí un fiasmundo que se le escapa,
Des songes et cherchant mes souvenirs qui sont
donde se ve sin poderse agarrar y separado de él
por una falsa distancia que él puede disminuir, pero
Comme desfeuilles sous ta glace au trou profond.
no franquear. Por el contrarío, la fuente es un ca- Je m 'apparus en toi comme une ombre lointaine,
mino que se le abre.. .* Mais, horreur! des soirs, dans ta séverejontaine] ;
de una imaginación abierta. El reflejo un poco vago, Agua fría por el hastío helada en tu marco.
un poco pálido, sugiere una idealización. Ante el Cuántas veces y durante cuántas horas, desolada
agua que refleja su imagen, Narciso siente que su De los sueños y buscando en mis recuerdos que son
belleza continúa, que no está acabada, que hay que Como hojas bajo tu lá min a de agujero profundo.
culminarla. Los espejos de cristal, en la viva luz Me aparecí en ti como una sombra lejana,
de la habitación, dan una imagen demasiado estable. Pero, horror, algunas noches, en tu fuente severa.
Llegarán a ser vivos y naturales cuando se los pueda He conocido de mi sueño confuso la desnudez!]
comparar con un agua viviente y natural, cuando la
imaginación renaturalizada pueda recibir la partici- Un estudio sistemático de los espejos en la obra
pación de los espectáculos de la fuente y del río. de Georges Rodenbach nos llevaría a la misma con-
Captamos aquí uno de los elementos del sueño clusión.
natural, la necesidad del sueño de inscribirse proftrn- Abstracción hecha del espía, ojo inquisidor siem-
pre claro, siempre ofensivo podríamos registrar* que
1
su rostro. No la oye a grandes voces. La escucha en completamente visual. No tiene ninguna necesidad
un murmullo, como el murmullo de su voz seduc- de la mano acariciadora. Narciso se complace en una
tora, de su voz de seductor. Ante las aguas, Narciso caricia lineal, virtual, formalizada. Nada de material
tiene la revelación de su identidad y de su dualidad, subsiste en esta imagen delicada y frágil. Narciso con-
la revelación de sus dobles poderes viriles y feme- tiene su aliento:
ninos, sobre toda la revelación de su realidad y de
su idealidad. Le moindre soupir
Que j 'eximierais
Así, cerca de la fuente nace un narcisismo ideali- Me viendrait ravir
zante cuya importancia para una psicología de la Ce que ¡ 'adoráis
imaginación quemamos señalar de pasada. Esto nos Sur l'eau bleue et blonde
resulta más necesario en la medida en que el psico- Et cieux etforéts
análisis clásico parece subestimar el papel de esta Et rose del 'onde ?
idealización. En efecto, el narcisismo no siempre es
neurotizante. También desempeña un papel positivo [El menor suspiro
en la obra estética, y por transposiciones rápidas, en Que exhale
la obra literaria. La sublimación no siempre es la Me arrebatará
negación de un deseo; no siempre se presenta como Lo que yo adoraba
una sublimación contra instintos. Puede ser una su- Bajo el agua azul y rubia
blimación por un ideal. Entonces Narciso ya no dice: Y cielos y frondas "
"Me amo tal cual soy", dice: "Soy tal cual me amo."
f
Y rosa de la onda.]
Soy enfervorizado porque me amo con fervor. Quiero 8
Paul Valéry, "Narcisse", Mélanges.
44 AGUAS CLARAS, AGUAS PRIMAVERALES
AGUAS CLARAS, AGUAS PRIMAVERALES 45
5
Shelley, Oeuvres completes, trad. Rabbe, t. i, p. 93.
.
estanque, en un pequeño claro; luego, sobre la orilla, fuerza de ese pancalismo reside en que es progresivo,
descubre la b;lleza dibujada, el arte geométrico de en que es detallado. Ya tendremos otras ocasiones
los colores. de estudiarlo.
Sourde au léger zéphyr, elle restad immobile; tos voluntad de reflejarse. Quedan entonces el
la
Mais semblad insatiable de se pencher, languir, aimer. cielo y las nubes que necesitan todo el lago para pin-
tar su drama. Cuando el lago irritado responde a la
sorprendió a una flor solitaria;
[ . .
[Aquí no es posible perderse nitencia, pues nunca los Nenúfares de Monet han sido
Y mi rostro está en el agua pura veo ni serán considerados en la historia del arte como
Reflejar el horizonte.] rece de títulos para ser recibido en los archivos no-
de nuestra memoria. Recreo de un cuarto de
biliarios
"Sabemos con certeza que vivimos en el más her- mano del arabesco, de las tapicerías, de los platos
moso de los mundos." El pancalismo llega a ser i de Faenza, cosa, en fin, que se ve sin contemplar,
una seguridad íntima. que se aprehende sin pensamientos y se olvida sin
\
remordimiento.
A
veces sentimos en un poeta cierta resistencia a •
ese espejismo cósmico. Sería el caso, creo, de Euge- ¡Qué desdén por "el objeto fungible"! ¡Qué nece-
nio d'Ors. Eugenio d'Ors es evidentemente un poeta sidad de una belleza inmóvil! Al revés de Eugenio
"terrestre". Según él, el paisaje debe ser en primer d'Ors recibiríamos encantados una obra de arte que
lugar "geológico". Vamos a transcribir una página dé una ilusión de movilidad, que nos engañe incluso,
en que manifiesta su resistencia a la poesía del agua. si este error abriera el camino para una ensoñación.
Por contraste, aclarará nuestro propio punto de vista. Es lo que sentimos ante las Ninfeas. Cuando se sim-
9
Eugenio d'Ors quiere demostrarnos que las condi- patiza con los espectáculos del agua, siempre esta-
ciones de aire y de luz son adjetivos que no pueden mos prontos para gozar de su función narcisista. La
hacernos conocer la verdadera sustancia del paisaje. obra que sugiere esta función queda inmediatamente
Pretende, por ejemplo, que una marina ofrezca "una comprendida dentro de la función material del agua.
consistencia arquitectónica" y concluye:
la propia naturaleza hay fuerzas de visión activas, ¿El ojo no es por sí solo de una belleza luminosa?
Entte la naturaleza contemplada y la naturaleza con- ¿No lleva acaso la señal del pancalisnro? Debe ser
templativa las relaciones son estrechas y recíprocas. bello para ver lo bello. Es necesario que el iris del
La naturaleza imaginaria realiza la unidad de la na- ojo tenga un hermoso color para que los colores her-
esta unidad natural. Parecería entonces que la natu- ¿cómo mirar la noche? Recíprocamente, toda belleza
raleza contemplada ayuda a la contemplación, que es ocelada. Esta unión pancalista de lo visible y de
contiene ya los medios de contemplación. El poeta la visión ha sido sentida por innumerables poetas
nos pide "asociarnos, tan cerca como podamos, con que la han sentido sin definiría. Es una ley elemen-
tal de la imaginación. Por ejemplo, en su Prometeo
esas aguas que hemos delegado a la contemplación
de lo que existe ".
10
Pero, ¿quién contempla mejor, liberado, Shelley escribe: "El ojo gracioso de una
el lago o el ojo? El lago, el estanque, el agua dor-
violeta mira el cielo azulado hasta que su color se
mida nos detiene en su orilla. Dice a la voluntad: vuelve semejante a lo que mira." ¿Podríamos acaso
";no irás más lejos; estás entregada al deber de sorprender mejor a la imaginación material en su ta-
mirar' las cosas lejanas, los más allá! Mientras tú rea de mimetismo sustancial?
comas, algo aquí ya miraba". El lago es un gran La Swanevit de Strindberg, mientras aguarda al
ojo tranquilo. El lago recoge toda la luz y hace príncipe encantador, acaricia el lomo y la cola del
un mundo con ella. Gracias a él, ya, el mundo es pavo real: "¡Pequeño Pavo!, ¡pequeño Pavo! ¿Qué
contemplado, el mundo es representado. También él ves? ¿Qué oyes? ¿Vendrá alguien? ¿Quién vendrá?
puede decir: el mundo es mi representación. Cerca ¿Será un pequeño príncipe? ¿Es hermoso y encan-
del lago comprendemos la vieja teoría fisiológica de tador? ¿Puedes verlo con tus ojos azules? (Sostiene
en el aire una pluma de pavo real y mira con fijeza el
u
ojo de la pluma.)" Recordemos de paso que el ojo
p. á^OPaul Claudel, L'Oiseau noir dans le Soleit levant,
11
Strindberg, Swanevit, trad., p. 329.
52 AGUAS CLARAS, AGUAS PRIMAVERALES
AGUAS CLARAS, AGUAS PRIMAVERALES 53
12
de las plumas se llama también espejo. Es una nucvi
invitado a la contemplación que el pavo real le
prueba de la ambivalencia que juega en ambos par
ofrece no podrá olvidar
extraña impresión produ-
la
y vidente. Pata una visión ambivalente,
ticipios visto
cida por la convergencia de esas cien "miradas".
el pavo es una visión multiplicada. Según Creuzer, el
pavo real primitivo tiene cien ojos.
1
Es evidente que la propia cola quiere fascinar. Ob-
servemos bien la rueda desplegada. No es plana. Está
No tarda en aparecer un matiz nuevo en la vLsidit
curvada como una concha. Si alguna criatura del ga-
generalizada, fortificando el carácter voluntario de
llinero pasa ante el centro de ese espejo cóncavo, de
la contemplación. La comedia mágica de Stiindbcrg
esta visión cóncava, el orgullo se vuelve irritación,
ilumina ese rasgo. El iris de la pluma de pavo leal,
la cólera coixe sobre las plumas, la rueda entera se
ese "ojo" sin pupilas, ese ojo permanente de pronto
estremece, tiembla, zumba. El espectador tiene en-
se endurece. En lugar de contemplar, observa. Una
tonces la impresión de estar ante una voluntad di-
relación de Argos deforma entonces la tierna fasci-
recta de belleza, ante un poder de ostentación que
nación del amor admirativo: Hace un momento me
no puede quedar pasivo. La psicología humana de
mirabas, ahora me observas. Inmediatamente des-
alguna belleza tontamente ostentosa carece de ese
pués de las caricias, Swanevit siente la insistencia
carácter de belleza ofensiva que un observador del
de la rueda ocelada: "Estás ahí para observar, ma-
anim a no puede desconocer. Siguiendo este ejemplo,
l
—
,
Comprendió que la naturaleza nos forzaba a la con- comprendemos la profundidad del pensamiento de
templación. Ante uno de los grandes espectáculos Paul Claudel: "De este modo el agua es la mirada
18
de las orillas del "Era uno de esos
Rin, escribió: de la tierra,
-
su aparato de mirar el tiempo... "
lugares en los que uno cree ver hacer la rueda a
14
ese magnífico pavo real que es la naturaleza."
Podemos decir, pues, que el pavo real es un micro-
cosmos del pancalismo universal.
más diversas formas, en las ocasio-
Así, bajo las Después de esta digresión metafísica, volvamos a los
nes más diferentes, en los autores más ajenos entre- caracteres más simples de la psicología de las aguas.
sí, vemos reproducirse un intercambio sin fin de la A todos los juegos de las aguas claras, de las aguas
visión a lo visible. Todo lo que hace ver, ve. Lamar- primaverales, espejeantes de imágenes, hay que agre-
en Graziella: "Los relámpagos resplan-
tine escribe gar
-
un componente de la poesía de ambas; la fres-
decen sin interrupción a través de las ranuras de cura. Encontraremos luego esta cualidad que perte-
mis persianas, como las guiñadas de un ojo de fuego nece al volumen cuando estudiemos los
del agua,
16
sobre los muros de mi habitación." El relámpago mitos de la pureza. Veremos que esta frescura es
que ilumina mira. una fuerza
-
de despertar Pero debemos señalarla ya
.
Pero si la mirada de las cosas es ligeramente dulce, porque entra en composición con las otras imágenes
ligeramente grave, ligeramente pensativa, es una mi- inmediatas. Una psicología de la imaginación nece-
rada del agua. El examen de la imaginación nos lleva sita encarar a la vez todos los datos inmediatos de
a esa paradoja: en la imaginación de la visión gene- la conciencia estética.
ralizada, el agua juega un papel inesperado. El ojo Esta frescura que sentimos al lavamos las manos
verdadero de la tierra es el agua. En los nuestros, el en un arroyo, se extiende, se expande, se apropia de
agua sueña. ¿Acaso nuestros ojos no son "ese charco la naturaleza entera. Se vuelve rápidamente la fres-
inexplorado de luz líquida que Dios ha puesto en el cura de la primavera. A ningún sustantivo puede aso-
16
fondo de nosotros"? En la naturaleza sigue siendo ciarse con mayor fuerza el adjetivo primaveral que
el agua la que ve, sigue siendo el agua la que sueña al agua. Para un oído francés, no hay más frescos
"El lago hace al jardín. Todo se compone en tomo vocablos que los de aguas primaverales. La frescura
1T
de esta agua que piensa." Desde que nos entrega- impregna a la primavera mediante sus aguas resplan-
mos por entero al reino de la imaginación, con todas decientes: valoriza toda la estación primaveral. Por
las fuerzas reunidas del sueño y de la contemplación, el contrario, la frescura es peyorativa en el reino de
14 las imágenes del aire. Un viento frío, ya, nos per-
Víctor Hugo, Le Rhin, t. n, p. 20.
1B turba. Enfría un entusiasmo. De este modo, cada
Lamartine, Confidences, p. 245.
16
Claudel, L'Oiseau noirdans le Soled levant, p. 229. 18
"
Gaudel, L'Oiseau noirdans le Soled levant p. 229. ,
Ibid.
,
adjetivo tiene su sustantivo privilegiado que la ima- Es difícil apartarse de esta poesía infantil. En mu-
ginación material retiene en seguida. La frescura es, chos poetas, los arroyos dicen sus glu-glu en ese
pues, un adjetivo del agua. En cierto modo, el agua mismo tono especial de la nursery que muy a menudo
es la frescura sustantivada. Señala un clima poé- bloquea el a lm a infantil en disílabos pobres en con-
tico. Dialectiza a la verde Erín y a la roja Escocia, la
sonantes: dada, bobo, lolo, coco. Así cantan los arro-
hierba contra el matorral.
yos en los cuentos para niños fabricados por los
Cuando encontramos la raíz sustancial de la cuali- mayores.
dad poética, cuando encontramos verdaderamente la Pero esta excesiva simplificación de una armonía
materia del adjetivo, la materia sobre la que trabaja pura y profunda, esta persistente puerilidad, este in-
la imaginación material, todas las metáforas bien fantilismo poético, que son la tara de tantos poemas,
arraigadas se. desarrollan por sí solas. Los valores no deben llevarnos a subestimar la juventud de las
sensuales —
y no las sensaciones — estando vincu-
,
aguas, la lección de vivacidad que nos dan las aguas
lados a sustancias ofrceen correspondencias que no vivientes.
engañan. Así, los perfumes verdes como las praderas Esas fuentes silvestres, esas Waldquellen, a me-
son perfumes frescos: se relacionan con carnes fres- nudo escondidas, son antes escuchadas que vistas.
cas y lustrosas, con carnes plenas como carnes de Las escuchamos al despertar, cuando sa li mos de los
niños. Toda la correspondencia está mantenida por sueños. Así las oye Fausto a las orillas del Peneo:
el agua primitiva por un agua camal, por el ele-
mento universal. La imaginación material está se- í Scheintdie Welle dock ein Schwatzen
gura de sí cuando ha reconocido el valor ontológico
de una metáfora. Por el contrario, el fenomenismo, [Finge el agua un parloteo] -i*
V
" 9
dará el despertar natural, el despertar en la natura- Por lo demás, la imagen primitiva, la imagen de
leza ?
la bañista de luminosos reflejos, es falsa. La bañis-
ta, al agitar las aguas, quiebra su propia imagen.
Tal como los poetas la describen o la sugieren, tal Podemos desafiar a cualquier realista a que no po-
como mujer bañándose es
los pintores la dibujan, la drá explicarnos esta imagen. Podemos interrogar a
inhallable en nuestros campos. El baño ya no es sino cualquier geógrafo: a menos que haya abandonado
un deporte. En tanto que deporte, es lo contraído de la tieira por los sueños, nunca podrá confundir un
la timidez femenina. Al baño asiste hoy una multi- perfil orográfico con un perfil femenino. La imagen
tud. Ofrece "un medio" a los novelistas; no puede femenina se le impuso a Jean-Paul a partir de una
dar como resultado un verdadero poema de la na- i
'
turaleza.
i» Jean-Paul, £/ Titán, trad. Chasles, t. i, p. 36.
60 AGUAS CLARAS, AGUAS PRIMAVERALES AGUAS CLARAS, AGUAS PRIMAVERALES 61
ensoñación sobre un reflejo. Sólo podemos darnos Se bañan juntas alegremente, nadando con osadía,
cuenta de ello gracias al largo rodeo de esta explica- caminando con temor; ¡y los gritos y la lucha en el
ción psicológica que proponemos. agua? »
tas máscaras. Veamos esta escena, que dividiremos oculta; con lo real fabrica misterio. Las imágenes de
en tres cuadros: el paisaje la mujer —
el cisne.
20
— "cobertura" van a hacer, pues, su aparición. Esta-
Primero el paisaje deshabitado: mos ahora en el núcleo del fantasma. Bien cubierto,
el núcleo va a proliferar; va a aglomerar las imáge-
Las aguas resbalan a través de la frescura de los es- nes más lejanas. Llegan primero los cisnes, luego el
pesos matorrales, suavemente agitados; no murmu- Cisne:
ran, apenas corren; de todos lados, mil fuentes se
reúnen en estanques puros y brillantes, allanados,
¡Oh maravilla! también a nado desdé sus retiros lle-
ahuecados por el baño.
gan los cisnes, con movimientos puros y majestuo-
Zum Bade flach vertieften Rautn.
sos; bogan dulcemente, tiernos y familiares: pero la
cabeza y el pico se mueven como orgullosos y com-
Parecería que la naturaleza ha formado criptas
placidos Uno de ellos, sobre todo parece pavo-
. . .
para esconder a las bañistas. Inmediatamente, el es- nearse con audacia, y nada rápidamente entre los
pacio hueco y fresco se puebla en el poema, según demás; sus plumas se hinchan; impulsando las olas
la ley de la imaginación de las aguas. Veamos el sobre las olas, avanza hacia el asilo sagrado. ..
segundo cuadro:
suspensivos "psicoanalizan" el texto. Mantienen en tante supremo, antes de ese término tan fatal para la
suspenso lo que no debe ser dicho explícitamente. exaltación que es una verdadera "muerte amorosa".
Nos permitimos eliminar de la traducción de Porchat Ese canto del cisne, ese canto de la muerte sexual,
los numerosos puntos suspensivos que no figuran en ese canto del deseo exaltado que va a encontrar' su
el texto alemán y que han sido agregados para suge- calma, aparece muy raramente en su significación
rir evasiones sin fuerza, sin verdad, sobre todo si se
como complejo. No tiene más resonancia en nuestro
las compara con las evasiones que reclaman un psi-
insconsciente porque la metáfora del canto del cisne
coanálisis.
es una de las metáforas más gastadas. Ha sido aplas-
Por lo demás, no sería difícil, ni siquiera a un mí- tada bajo un simbolismo ficticio. Cuando el cisne de
nimo aprendiz de psicoanálisis, registrar' los rasgos La Fontaine dice "su último canto" bajo el cuchillo
masculinos en esta imagen del cisne. Como todas las del cocinero, la poesía deja de vivir, deja de emo-
imágenes en acción en el subconsciente, la imagen cionar', pierde su significación propia en provecho de
del cisne es hermafrodita. El cisne es femenino en la un simbolismo convencional o en provecho de una
contemplación de las aguas luminosas; es masculino periclitada significación realista. En las buenas épo-
en la acción. Para el inconsciente la acción es un cas del realismo no faltaba quién se preguntara si la
acto. Para el inconsciente, sólo hay un acto... Una laringe del cisne permite un canto verdadero e in-
imagen que sugiere un acto debe evolucionar' en el cluso un grito de agonía. La metáfora del canto del
inconsciente del femenino al masculino. cisne no era explicable ni por el lado de la conven-
La página del Segundo Fausto nos ofrece, pues, un ción ni por el lado de la realidad. Como en el caso
buen ejemplo de lo que llamaremos una imagen de tantas otras metáforas, hay que buscar' en el in-
completamente dinámica. La imaginación amasa a consciente los motivos que las explican. Si nuestra
veces las imágenes en el seno de la sensualidad. Ri- explicación general de los reflejos es exacta, la ima-
mero se nutre de lejanas imágenes; sueña ante un gen del "cisne" representa siempre un deseo. A par-
vasto panorama; extrae luego un sitio secreto en tir de eso, en cuanto deseo, canta. Ahora bien, hay
donde reúne imágenes más humanas. Pasa del gooe un solo deseo que canta al morir, que muere can-
de los ojos a más íntimos deseos. Por último, en el tando, y es el deseo sexual. El canto del cisne es por
lo tanto el deseo sexual en su punto culminante.
'
a la vez inconsciente de su pérdida y de su dicha Louys ha reunido bajo el título El crepúsculo de las
— —
y que canta ? No se trata, no, de la muerte defini-
ninfas. Ese libro contiene algunas páginas muy her-
mosas y no estamos pretendiendo juzgarlo desde un
tiva. Es la muerte por una noche. Es un deseo od-
mado que una mañana brillante verá renacer, aun punto de vista literario, puesto que lo que nos inte-
el día renueva la imagen del cisne erguido sobre las resa aquí es el punto de vista psicológico.
22
aguas. En Leda o el elogio de las bienhechoras
el relato
complejo del cisne revela inmediatamente
tinieblas, el
x sus rasgos humanos, demasiado humanos. Las imá-
Para que un complejo como
el complejo del cisne genes de protección no cumplen su función; vemos
que acabamos de formular tenga toda su fuerza poe- demasiado claro a través de ellas. Un lector libidi-
"2
Podríamos quizás descubrir en el Cisne de Mallarmé noso es servido luego, directamente servido. "El
la fusión narcisismo del amor y del narcisismo de la
del hermoso pájaro era blanco como una mujer, es-
muerte amorosa. Claude-Louís Estéve, en su ensayo sobre pléndido y rosado como la luz." Pero el pájaro blanco
Mallarmé (Études philosophiques sur l'expression littéraire,
como una mujer abandona todo valor simbólico des-
1
66 AGUAS CLARAS, AGUAS PRIMAVERALES
delante de los jóvenes muslos azulados y hasta t AGUAS CLARAS, AGUAS PRIMAVERALES 67
dulce pliegue sobre la cadera. Las manos asombrí
das de Leda tomaron con cuidado la cabecita y li
vertir también que Araceli dice de un amante "que
envolvieron de caricias. El pájaro se estremecía ai no se moría en sus brazos sino para renacer siempre
todas sus plumas. Con su ala profunda y suave » más hermoso"?
trechaba las piernas desnudas y las hacía doblarse También el folklore es alcanzado por el "nudis-
Leda se dejó caer a tierra". Y
dos páginas más at- mo" de los cisnes. Veamos una sola leyenda en la
lante, todo se ha consumado: "Leda se abría ante él que este nudismo aparece sin sobrecargas mitológi-
como una flor azul del río. Sentía entre sus rodilla! cas: "Un joven pastor de la isla de Ouessant que
frías el calor del cueipo del pájaro. De pronto gi- cuidaba su rebaño al borde de un estanque, sorpren-
tó: i Ah!...
Ah!... y sus brazos temblaron arro
i'
dido de ver unos cisnes blancos que reposaban allí,
ramas pálidas. El pico la había penetrado horrible- de enríe los cuales salían hermosas y desnudas jóve-
nes que, después del baño, venían a recoger su piel
mente y la cabeza del cisne se movía en ella con rabia
como si le comiera las entrañas, deliciosamente." y volaban, se lo contó a su abuela; ella le dijo que
eran muchachas-cisnes y que el que llegara a apode-
Páginas como
ésta han perdido todo su misterio y rarse de sus ropas las obligaría a llevarlo a su her-
corresponde. A
pesar del gran talento literario de toda la acepción del término, un símbolo de protec-
ción.
Pierre Louys, su Leda carece de fuerza poética. Este
relato, Leda o el elogio de las bienhechoras tinieblas, La muchacha-cisne pertenece más a la ensoña-
falta a las leyes de la imaginación material que exige Al menor pretexto,
ción que a los sueños nocturnos.
que las imágenes variadas se relacionen con una ima- aparece en la ensoñación de las aguas. A veces la
gen fundamental. advertimos por un único rasgo, lo que indica su ca-
En muchas otras páginas de Pierre Louys podría- en un sueño de Jean-Paul en el
rácter regular. Así,
mos encontrar ejemplos de ese nudismo literario, que se acumulan blancuras inmaculadas aparecen
oculto bajo la imagen del cisne. En Psiquis, sin pre- "cisnes blancos, con las alas abiertas como brazos".
paración, sin atmósfera, sin que nada sugiera ni al Esta imagen dice mucho en su estilo rudimentario.
hermoso pájaro ni al agua que lo refleja, Pierre Louys Lleva la marca de una imaginación impulsiva, es de-
escribe: "Araceli estaba sentada completamente des- cir', de una imaginación que hay que comprender
nuda en el cajón superior de su cómoda-imperio y como un impulso: alas que son brazos abiertos in-
parecía la Leda del gran cisne de cobre amarillo que dican una felicidad terrestre. Es la imagen opuesta
se explayaba en la cerradura." ¿Será necesario ad- a brazos que son alas y que nos llevan al cielo.
é8 AGUAS CLARAS, AGUAS PRIMAVERALES
AGUAS CLARAS, AGUAS PRIMAVERALES 69
24
mostrado muy
bien Marie Delcourt, le impone a
los mitos relaciones racionales y utilitarias que nada
En su exceso de sobrecarga mitológica, el tpipl
tienen que ver con ellos.
del cisne de Pierre Louys puede hacemos ocmpta
Por lo tanto, el psicoanálisis de un complejo de cul-
der ahora el sentido preciso de un complejo de ci
tura reclamará siempre la separación de lo que se
tura. Muy a menudo el complejo de cultura se apliti
sabe y de lo que se siente, como el análisis de un
a una cultura escolar', es decir, a una cultura trae
símbolo reclama la separación de lo que se ve y de
cional. No parecería que Pierre Louys haya tenido 1
23 lo que se desea. Ante esta división, podemos pregun-
paciencia" de un emdito como Paulus Cassel, qe
tamos si un viejo símbolo está todavía animado de
ha reunido los mitos y los cuentos de valias liten
fuerzas simbólicas, pudiendo apreciar mutaciones es-
medir a la vez la unidad y la multiplid
turas para
téticas que a veces vienen a reanimar antiguas imá-
dad del símbolo del Cisne. Pierre Louys se ha mí
genes.
tido a la mitología escolar para escribir su novela
Sólo podrán leería los "iniciados" en el conocimienlo Manejados por verdaderos poetas, los complejos
escolar de los mitos. Pero aunque tal lector se \á de cultura pueden hacer olvidar sus formas conven-
cionales, sosteniendo en ese caso imágenes que re-
satisfecho, su satisfacción resultará impura. No s±e
sultan verdaderas paradojas. Tal sería la figura de
si gusta del fondo o de la forma; no sabe si eti
la Leda sin cisne de Gabriel d'Annunzio. Veamos la
coordinando imágenes o pasiones. A menudo los sin
bolos están reunidos sin que importe su evolución
imagen inicial: "Ahora, la Leda sin cisne estaba allí,
tan lisa que ni siquiera en el hueco de la mano de-
simbólica. Al hablar de Leda hay que hablar dd
bía tener líneas, y realmente pulida por las aguas del
cisne y del huevo. El mismo cuento reúne las ds
Eui'otas." El cisne parece una belleza trabajada por
historias sin penetral' el carácter mítico del huevo.
En de Pierre Louys, incluso se le ocune
el relato
las aguas, alisada por lacomente. Durante mucho
tiempo se creyó que había sido el primer modelo de
a Leda la idea de que podría "cocinar el huevo en
los barcos, el perfil óptimo del esquife. Las velas co-
la ceniza caliente como ha visto que hacen los sáti-
piarían el raro espectáculo de las alas levantadas en
ros". Vemos sobradamente que el complejo de cul-
la brisa.
tura pierde a menudo contacto con los complejos
profundos y sinceros. Pronto se convierte en el sinó- Pero esta pureza y esta simplicidad de líneas que
nimo de una tradición mal comprendida, o, lo que parece la primera razón de la metáfora de D'Annun-
viene a ser lo mismo, de una tradición ingenuamente zio corresponde a una imaginación demasiado for-
racionalizada. La erudición clásica, como lo ha de- mal. Desde que se presenta la imagen del cisne como
una forma en la imaginación, el agua debe brotar,
-3
^a,ulus Cassel, Der Schwan in Sage und Leben, Ber-
lf '4
Mane Delcourt, Stérilités mystéríeuses et naissances
maléfiques dans l'antiquité classique, 1938, passim.
70 AGUAS CLARAS, AGUAS PRIMAVERALES
todo lo que rodea al cisne debe seguir el impulso i
AGUAS CLARAS, AGUAS PRIMAVERALES 71
fuente, su río y su orilla, la sombra del plátano, el mito solar cultivado: "Al fondo de los horizontes
estremecimiento del junco, el terciopelo del musgo;
crepusculares el Cisne rojo dilata siempre su eterno
los grandes pájaros sin alas la asaltaron; y en ve-
desafío... Es rey del espacio, y el mar desfallece
dad que cuando ella tendía la mano hacia alguno y
lo tomaba por su emplumado cuello, repetía exacta-
como una esclava a los pies de su trono claro. sin Y
mente el gesto de la hija de Thestios. embargo está hecho de mentira como yo estoy hecho
de carne..." Así habla el guerrero, y la mujer res-
ponde: "A menudo también el Cisne rojo resbalaba
¿Cómo decir mejor la inminencia de un agua ima-
ginaria? Unos perros, una mujer —
bajo un cielo ita-
lentamente, posado en el corazón de un halo de ná-
ciación de ideas". Se trata de un estímulo más di- mujer que hay que poseer, que hay que conquistar'.
recto, de una producción de imágenes profundamen- El mito construido por Thibaudet es, pues, un buen
te homogéneas porque participan de una realidad ejemplo de disimbolismo: simbolismo por el lado de
elemental de la imaginación material.
25
Pierre Reverdy, Le gant de crin, p. 41.
12 AGUAS CLARAS, AGUAS PRIMAVERALES
AGUAS CLARAS, AGUAS PRIMAVERALES 73
,,
• En el vivero canta el cisne
A En tanto nada de un lado a orto
? Y cantando cada vez más bajo
Se sumerge y da su último suspiro.
"EL AGUA PESADA" EN LA ENSOÑACIÓN dizarse una investigación que ha triunfado sobre
todas las anamnesis, que ha penetrado en el más allá
DE EDGAR POE de la psicología lógica y consciente. Utilizaremos,
pues, sin tasa las lecciones psicológicas acumuladas
en el libro de Marie Bonaparte.
// faut deviner le peintre pour com-
pre nd re l'image* Pero, junto a esta unidad inconsciente, creemos
-
poder caracterizar en la obra de Edgar Poe una uni-
NIETZSCHE, Schopenhauer, p. 33. dad de los medios de expresión, una tonalidad del
verbo que hace que la obra sea de una monotonía
genial. Las grandes obras tienen siempre ese doble
signo: la psicología descubre en ellas un fuego se-
Es UNA gran ventaja para un psicólogo que estudia creto, la crítica literaria un verbo original. La lengua
una facultad variable móvil, diversa como la ima- de un gran poeta como Edgar Poe es sin duda rica,
ginación, encontrarse con un poeta, con un genio pero en ella hay una jerarquía. Bajo sus mil formas,
dotado de la más rara de las unidades: la unidad de la imaginación esconde una sustancia privilegiada,
imaginación. Edgar Poe es ese poeta, ese genio. En una sustancia activa que determina la unidad y la
él, la unidad de imaginación está enmascarada a jerarquía de la expresión. Comprobaremos fácilmen-
veces por construcciones intelectuales, por el amor te que en Poe esta materia privilegiada es el agua
de las deducciones lógicas, por la pretensión de un o más exactamente un agua especial, un agua pesada
pensamiento matemático. A veces el humor exigido más profunda, más muerta, más adormecida que to-
por los lectores anglosajones de revistas disparatadas das las otras aguas dormidas, que todas las aguas
encubre y esconde la tonalidad profunda de la enso- muertas, que todas las aguas profundas que encon-
ñación creadora. Pero desde que la poesía recobra tramos en la naturaleza. El agua, en la imaginación
sus derechos, su libertad y su vida, la imaginación de Edgar Poe, es un superlativo, una especie de sus-
de Edgar Poe recupera su extraña unidad. tancia de sustancia, una sustancia madre. La poesía
-
Mane Bonaparte, en su minucioso y profundo aná- y la ensoñación de Edgar Poe podrán servimos, pues,
de tipos para caracterizar un elemento importante de
lisis de las poesías y de los cuentos de Edgar Poe,
esta química poética que cree poder estudiar las imá-
-
- genes fijando para cada una de ellas su peso de enso-
"Hay que adivinar al pi„ or para comprender la
t
i ma
ñación interna, su materia íntima.
74
76 LAS AGUAS PROFUNDAS LAS AGUAS PROFUNDAS 77
disponer de una prueba excelente: en Edgar Poe, una vida sofocada, como un recuerdo de tal modo
el destino de las imágenes del agua acompaña con total que puede vivir inconsciente, sin ir nunca más
ensoñación creadora porque posee lo que podríamos las aguas? En nuestros sueños, el infinito es tan pro-
llamar el absoluto del reflejo. En efecto, parecería, fundo en el firmamento como bajo las aguas. Nunca
al leer ciertospoemas, ciertos cuentos, que el reflejo será demasiada la atención que prestemos a estas
absoluta. Al inmovilizar la imagen del cielo, el lago cambia de materia. Aquí, en esta bisagra, el agua
crea un cielo en su seno. El agua en su joven limpi- sube al cielo. El sueño le da al agua el sentido de
dez es un cielo invertido en el que los astros cobran la patria más lejana, de una patria celeste.
nueva vida. También Poe, en esta contemplación al Esta construcción del reflejo absoluto es más ins-
borde de las aguas, forma este extraño doble con- tructiva aún en los cuentos, dado que éstos reivin-
cepto de una estrella-isla (star-isle), de una estrella dican a menudo cierta verosimilitud, cierta lógica,
líquida prisionera del lago, de una estrella que sería cierta realidad. En el canal que lleva al dominio de
una isla del cielo. Edgar Poe le murmura a un ser Arnheim: "El barco parecía prisionero de un círculo
querido desaparecido: encantado, formado por infranqueables e impenetra-
bles muros de follaje, con un techo de seda azul
Away, then, my dearest ultramar y ningún piso; la quilla se balanceaba con
Oh! lúe thee away. admirable exactitud como sobre la de un barco fan-
tasma que, habiéndose invertido por algún accidente,
To tone lake that smiles flotara en constante compañía de la nave real, con
1
versión imaginaria —
debajo de la barca real? Un <
jos: "El interés con el cual... he contemplado el
cielo reflejado de muchos límpidos lagos era el in-
lector realista no admitirá el espectáculo de los re-
terés acrecentado por el pensamiento... de que lo
flejos como una invitación onírica: ¿cómo podría 2
estaba contemplando a solas." Pura visión, visión
sentir la dinámica del sueño y las sorprendentes im-
solitaria, en eso consiste el doble don de las aguas
presiones de ligereza? Si el lector sintiera amo
que reflejan. Tieck, en Los viajes de Sternbald, tam-
reales todas las imágenes del poeta, si hiciera abs-
bién subraya el sentido de la soledad.
tracción de su realismo, terminaría por experimentar
Si proseguimos el viaje por el río de innumerables
físicamente la invitación al viaje, y pronto estaría
cottage de Landor reflejaba "tan perfectamente todos Poe dentro de una pesadilla. Es el don de la más
los objetos superiores, que era muy difícil determi- dulce, de la más lenta de las ensoñaciones. La trucha
nar dónde concluía verdadera orilla y dónde oo-
la voladora aparece, con la naturalidad de una ensoña-
8
menzaba Las truchas y otras variedades
la reflejada .
ción familiar, en un relato sin drama, en un cuento
de peces con los que este estanque parecía, por así sin un relato, existe un cuento
misterio. ¿Existe acaso
decirlo, hervir, tenían todo el aspecto de verdaderos I
bajo el título La casa Landor? Por lo tanto, este
peces voladores. Era casi imposible imaginar que no\ ejemplo es muy oportuno para mostrarnos cómo la
estuvieran suspendidos en el aire". El agua se trans-\ ensoñación sale de la naturaleza, pertenece a la na-
forma, entonces, en una especie de patria universal turaleza; cómo una materia fielmente contemplada
¡
pura y más azul que el agua de la tierra... mente realizada por la imaginación material. "La
— Ya no me atrevo a mir aría. sombra de los árboles caía densa sobre el agua y
parecía sepultarse en ella, impregnando de oscuri-
¡El alma es una materia tan grande! No se aíre\e dad las profundidades del elemento."
uno a contemplarla. A partir de este momento, la poesía de las for-
mas y de los colores da lugar a la poesía de la mate-
LAS AGUAS PROFUNDAS «
noche es sustancia, entonces, como lo es el agua. que la presa que devora, ¿no podría ser lo mismo
la vida del hada con respecto a la muerte que la
La sustancia nocturna se va a mezclar íntimamente
con la sustancia líquida. El mundo del aire va a dar aniega?"
sus sombras al aixoyo. De paso hay que observar esta nueva inversión
-
Hay que tomar el verbo dar, en este caso, en un que da la acción humana al elemento material. El
sentido concreto, como todo lo que se expresa en el agua ya no es una sustancia que se bebe sino que
sueño. No hay que contentarse con hablar de un ár- se traga a la sombra como un negro jarabe. No se
bol frondoso que da sombra un día de verano y que bata de una imagen excepcional. La hallaremos con
protege la siesta del durmiente. En la ensoñación bastante facilidad en los fantasmas de la sed. Puede
de Edgar Poe, para un soñador viviente, fiel a la -
concederle una fuerza singular a una expresión poé-
clarividencia del sueño, como Edgar Poe, una de las bca, prueba de su profundo carácter inconsciente.
funciones del vegetal es producir sombra, como la se- Así, Paul Claudel, exclama: "Dios mío. .. ¡Ten pie-
5
pia produce tinta. En cada hora de su vida el bosque dad de esas aguas que en mí mueren de sed !"
debe ayudar a la noche a oscurecer el mundo. Cada Habiendo realizado con toda la fuerza del término
día el árbol produce y abandona una sombra como esta absorción de las sombras, cuando veamos pasar
-
cada año produce y abandona un follaje. "Me ima- en los poemas de Edgar Poe la bituminosa comente,
giné que cada sombra, a medida que el sol descendía "the napht aliñe river", de ForAnnie, y más allá aún
cada vez más bajo, se separaba con pesar del Lonco (Ulalume) la orilla escoriada, de sulfurosas corrien-
que le había dado nacimiento y era absorbida por tes, el río de azafrán, dejaremos de considerarlas
la comente, mientras otras sombras nacían a cada como monstruosidades cósmicas. Tampoco debere-
instante de los árboles, tomando el lugar de sus ma- mos tomarlas como imágenes escolares más o menos
yores, difuntas."En tanto que se mantienen en el renovadas del río del infierno. Esas imágenes no
árbol, lassombras aún viven: mueren al dejarlo; lo llevan ningún rastro de un fácil complejo de cultura.
abandonan muriendo, hundiéndose en el agua como Tienen su origen en el mundo de las imágenes pri-
en una muerte más negra. meras. Prolongan el principio mismo del sueño ma-
terial. Sus aguas han llenado una función psicológica
¿Dar así una sombra cotidiana que es una parte
esencial: absorber las sombras, ofrecer una tumba
de sí mismo, no es casarse con la Muerte? La muerte
cotidiana a todo lo que, cada día, muere en nosotros.
es entonces una larga y dolorosa historia, no es tan
sólo el drama de una hora fatal, es "una especie de
descaecimiento melancólico". Y el soñador, delante i
5
! Paul Claudel, Les cinq grandes Odes, p. 65.
del arroyo, piensa en seres que darían "a Dios su
90 LAS AGUAS PROFUNDAS LAS AGUAS PROFUNDAS 91
El agua es también una invitación a morir: es bra se separa y cae "en el ébano líquido" siendo
una invitación a una muerte especial que nos per- absorbida por las tinieblas. Cada año la desgracia
mite alcanzar uno de los refugios materiales ele- se hace más pesada, "un espectro más oscuro es su-
mentales. Lo comprenderemos mejor cuando haya- mergido en una sombra más negra". al llegar el fin, Y -
mos reflexionado, en el siguiente capítulo, sobre el cuando las tinieblas están en el corazón y en el
complejo de Ofelia. Entre tanto, dejaremos registro alma, cuando los seres amados nos han abandonado
de la, en cierto modo continua, seducción que lleva y todos los soles de la alegría han desamparado la
a Poe a una especie de suicidio permanente, me- tierra,entonces el río de ébano, henchido de som-
diante una como dipsomanía de la muerte. En él, bras, pesado de penas y de remordimientos tenebro-
sos, va a comenzar su vida lenta y sorda. Ha llegado
-
bra que cae en la comente. Edgar Poe sigue el largo Efeso imaginaba que ya en el sueño, el alma, des-
6
vegó lentamente dando poco a poco la vuelta a la Quiera Osiris presentarle el agua fresca.
isla, y entró en la región de la luz.
— -
La revolución que acaba de cumplir el hada Así, en el reino de las imágenes captamos progre-
— proseguí soñador — es el ciclo de un breve año sivamente el imperio de la imagen de la Muerte en
de su vida. Ha atravesado su invierno y su verano. el a lm a de Poe. De esta manera creemos proporcio-
Se acercó un año más a la Muerte; he podido ver -
nar una contribución complementaria a la tesis de-
que cuando entraba en la oscuridad su sombra se mostrada por Marie Bonaparte. Como ésta lo ha seña-
desprendía de ella tragada por el agua oscura, vol-
lado, el recuerdo de la madre moribunda se mantiene
viendo aún más negra su negrura. -
genialmente activo en la obra de Edgar Poe, con un
-
obstante, si imágenes tan diversas se adhieren de que los náufragos a punto de morirse de hambre
modo tan fuerte a un recuerdo inconsciente, es por- siguen en el almanaque la historia de sus infortunios.
que ya entre ellas se da una natural coherencia. Tal En la época en que yo empezaba a hacerme una cul-
es por lo menos nuestra tesis. Claro está que esta tura, esta obra sólo me había producido aburrimiento
coherencia no es lógica. Tampoco es directamente y, pese a haber sido desde los veinte años un admi-
real. rador de Edgar Poe, no había tenido el ánimo de
En la realidad no vemos que el río se lleve la som- terminal' la lectura de esas interminables y monóto-
de una intuición psicológica nata, que no se aprende, agua común. Pero esa era la menos notable de sus
*-
p.
% LAS AGUAS PROFUNDAS LAS AGUAS PROFUNDAS 97
jero será, pues, sangre innominada, sangre innomi- vio que una goma que se espesa toma una estructura
nable. Este sería el análisis desde el punto de vista fibrosa, hizo correr entre sus fibras la hoja de un
del autor. ¿Y del lado del lector? O bien — lo que cuchillo. Lo ¿por qué no creerlo? Sin duda,
dice;
no es nada habitual — el inconsciente del lector po- soñó con la sangre mientras maniobraba con la goma;
see la valorización de la sangre: la página es legi- pero por haber andado con la goma como tantos —
ble; puede hasta conmover, con una buena orienta- otros — -
no vaciló en colocar en un relato realista
ción; también puede disgustar, incluso repugnar lo — ríos que corren lentamente, que corren respetando
que todavía implica una valorización —
O bien esta .
sus vetas como un agua espesada. Edgar Poe hizo
-
valorización del líquido por la sangre falta en el que experiencias restringidas pasaran a un nivel cós-
lector: la página pierde todo interés, es incompren- mico, siguiendo la ley ya señalada de la imaginación
sible. En nuestra primera lectura, en nuestras épocas activa. En los almacenes en los que jugaba cuando
de alma "positiva", habíamos creído ver en ella una niño había melaza, que también es una materia "me-
demasiado fácil arbitrariedad. Luego comprendimos lancólica". Se duda antes de probarla, sobre todo si
que si esta página carecía de verdad objetiva, tema se tiene un padre adoptivo severo como John Alian.
por lo menos un sentido subjetivo. Ese sentido sub- Pero es lindo removerla con la cuchara de madera.
jetivo fuerza la atención de un psicólogo que se -
¡Qué gusto da también estirar y cortar el malvavisco!
-
demora en busca de los sueños que preludian las La química natural de las sustancias familiares da
obras. una primera lección a los soñadores que no dudan
Sin embargo, el psicoanálisis clásico, cuyas lec- en escribir poemas cosmológicos. El agua pesada de
-
la metapoética de Edgar Poe tiene con seguridad un
ciones hemos "seguido en esta interpretación particu-
lar, no parece suficiente para explicar' estas imáge- "componente" que proviene de una física muy pue-
ril. Tenemos que señalar esto antes de retomar el
- -
tiva del "agua fibrosa", de un líquido que, aunque la Tierra. Es la sangre de la Tierra. La vida de la
informe, tiene una estructura interna y que, como Tierra. El agua arrastrará todo el paisaje hacia su
tal, distrae infinitamente la imaginación material. propio destino. En especial esa agua, ese valle. En
-
Creemos, pues, poder afirmar que Edgar Poe en su la
-
poesía de Edgar Poe, los valles más claros se os-
infancia se interesó por las gelatinas y las gomas; curecen:
100 LAS AGUAS PROFUNDAS LAS AGUAS PROFUNDAS 101
Once it smiled a silent dell cargado, que es, según nos parece, el color funda-
Where the people did not dwell mental de metapoética de Edgar Poe. Las tinieblas
la
mismas tienen a menudo en la visión de Poe, este
Now each visitor shall confess color verde: "Los ojos seráficos han visto las tinie-
The sad valley's restlessness. blas de este mundo: ese verde grisáceo [that greyish
( The valley of unrest.)
green] que la Naturaleza prefiere para la tumba de
(Antiguamente sonreía un silencioso valle la Belleza" (Al Aataaj). Aun bajo el signo de los
Donde nadie vivía colores, la Muerte está colocada, en Poe, bajo una
luz especial. Es la muerte decorada con los colores
Ahora cada visitante confesará de la vida. Marie Bonaparte ha fijado en muchas
La agitación del lúgubre valle.] páginas el sentido psicoanalítico de la noción de Na-
Tarde o temprano la inquietud nos sorprenderá en turaleza. Especifica así el sentido de la Naturaleza
el valle.El valle acumula las aguas y las preocupacio- en Edgar Poe (p. 322):
nes y un agua subterránea la socava y la trabaja. Ese
destino latente es lo que hace que "uno querría vivir Para cada uno de nosotros, la naturaleza no es sino
en cada uno de los paisajes de Poe", como observa una prolongación de nuestro narcisismo primitivo
Marie Bonaparte: "En cuanto a los paisajes lúgubres, que, al comienzo, anexó a la madre, nutriente y en-
por supuesto, ¿quién habitaría en la Casa Usher? volvente. Como para Poe la madre se había con-
vertido precozmente en un cadáver, el cadáver, es
Pero los paisajes rientes de Poe son casi igualmente
cierto, de una joven y bonita mujer, ¿puede sorpren-
repulsivos; son demasiado voluntariamente dulces,
der que los paisajes de Poe, aun los más floridos,
demasiado artificiales, por ninguna parte se respira
tengan siempre algo de un cadáver empolvado?
en ellos la fresca naturaleza" (p. 322).
Para subrayar mejor la tristeza de toda hermosura
En el seno de tal naturaleza, fusión del pasado y
agregaríamos que en Poe la belleza se paga con la
del presente, fusión del alma y de las cosas, reposa
muerte. Dicho de otro modo, en Poe, la belleza es
el lago de Auber, entre todos, el lago que mejor
causa de muerte. Tal la historia común de la mujer,
representa a Poe. Proviene tan sólo de la geografía
del valle, del agua. El hermoso valle, por un mo-
íntima, de la geografía subjetiva. Cabe ubicarlo, no
mento joven y claro, debe, por eso mismo, volverse 10
en "el mapa del amor", sino también en "el mapa
necesariamente marco de la muerte, marco de una
muerte característica. La muerte del valle y de las 111
Alusión a los mapas imaginarios, de moda en los
aguas no es en Poe un romántico otoño. No está
salones del siglo xvm, después de Mlle. de Scudery, que
hecha de hojas muertas. Los árboles no se ponen
señalaban lugares presuntamente propicios al nacimiento o
amarillos. Apenas si las hojas pasan de un verde claro
manifestación del amor, por sus antecedentes mitológicos,
a un verde sombrío, aun verde material, a un verde literarios, pictóricos, etc. [T.]
102 LAS AGUAS PROFUNDAS LAS AGUAS PROFUNDAS «í
y muertas
rias, solitarias — sus aguas tristes, tristes
y heladas con la nieve de los lirios inclinados —
en
las montañas —
en los bosques grises —
en el pantano VII
donde se instalan el sapo y el lagarto —
en las char-
cas y lúgubres estanques — donde habitan los vam- Acabamos de reunir numerosos documentos —que
piros —en los sitios más despreciados —
en los más podríamos multiplicar' fácilmente —
para demostrar'
melancólicos rincones: en todas parles el viajero que el agua imaginaria impone su devenir' psicoló-
encuentra, azoradas, las Re min iscencias del Pasado. gico a todo el universo en la metapoética de Edgar'
Poe. Tendremos que referirnos ahora a la esencia
Esas aguas, esos lagos están alimentados con las misma de esta agua muerta. Entonces comprendere-
lágrimas cósmicas que vierte toda la naturaleza: "Ne- mos que el agua es el verdadero soporte material de
gro valle —
y comentes de agua sombrías y bos-— la muerte y, aún más, por una inversión muy natural
ques parecidos a nubes, cuyas formas no pueden des- en la psicología del inconsciente, comprenderemos en
cubrirse a causa de las lágrimas que corren por todas qué profundo sentido, para la imaginación material
partes." El mismo sol llora sobre las aguas: "Una mareada por el agua, la muerte es la hidra universal.
influencia rosácea, adormecedora, vaga, gotea de ese Bajo su forma simple, el teorema de psicología del
halo de oro" (Irene). Es realmente una influencia inconsciente que proponemos parece trivial; es su
desdichada que cae del cielo sobre las aguas, una demostración lo que suscita, pensamos, lecciones psi-
influencia astrológica, es decir, una materia tenue cológicas nuevas. Veamos la proposición a demos-
y tenaz, alcanzada por los rayos como un mal fí-
-
trar las aguas inmóviles evocan a los muertos por-
:
sico y material. Esta influencia proporciona al agua que las aguas muertas son aguas durmientes.
dentro del mismo estilo de la alquimia, el tinte de
En efecto, las nuevas psicologías del inconsciente
la pena universal, el tinte de las lágrimas. Hace
nos enseñan que los muertos, mientras permanecen
lu'
LAS AGUAS PROFUNDAS
LAS AGUAS PROFUNDAS
m Poe. Irene, como corresponde a la evolución de lo
todavía entre nosotros, son, para nuestro inconscien- Inconsciente, se ha convertido en este último poema
te, durmientes. Reposan. Después de los funerales
en anónima durmiente, en la muerta íntima pero
la
son, para el inconsciente, ausentes, es decir durmien-
sin nombre que duerme "bajo la luna mística... en
tes más escondidos, más encubiertos, más adorme- el valle universal". "El romero saluda a la tumba, el
cidos. No se despiertan hasta que nuestro propio lirio flota sobre las ondas; envolviendo de bruma
dormir nos da un sueño más profundo que el re-
su seno, la ruina se asienta en el reposo; comparable
cuerdo; nos volvemos a encontrar, junto con los des-
al Leteo, ¡vedlo!, el lago parece gustar del sueño
aparecidos, en la patria de la Noche. Algunos se van
consciente y no se despertaría para el mundo. Toda
a dormir muy lejos, a las orillas del Ganges, en "un
Belleza duerme."
reino cerca del mar", en "el más verde de los valles",
Estamos en pleno drama metafísico de Edgar Poe.
cerca de las aguas anónimas y soñadoras. Pero duer-
men siempre: Aquí cobra todo su sentido la divisa de su obra y
de su vida:
... los muertos duermen todos
/ couid not love except where Death
al menos durante tanto tiempo como llora el Amor. Was mingling his with Beciuty's breath...
durante tanto tiempo como están las lágrimas en [No he podido amar sino donde la Muerte
[los ojos del recuerdo. Mezclaba su hálito al de la Belleza... ]
Duerme toda Belleza. ducidas por Mallarmé". Esta supresión, ¿no demuestra la
(Irene.)
extraordinaria importancia de la fórmula? ¿No muestra
acaso la clarividencia de Poe que creyó que tenía que es-
Esos versos de juventud reaparecerán en la Dur-
conder el secreto de su genio?
miente, uno de los últimos poemas escritos por Edgar
106 LAS AGUAS PROFUNDAS LAS AGUAS PROFUNDAS 107
propaga por todas partes. Si se ama inmediatamente ¡Oh, tú, fantasma de las aguas, único fantasma
se admira, se teme, se custodia. En la ensoñación, límpido, único fantasma "de frente transparente",
las tres causas que gobiernan la foima, el devenir cuyo corazón no me ocultaba nada, espíritu de mi
río!, ojalá tu sueño pueda,
y la materia se unen tan bien que son inseparables.
Un soñador en profundidad, como Edgar Poe, las ha
reunido dentro de una misma fuerza simbólica. mientras dure, ser tan profundo.
He aquí por qué el agua es la materia de la muerte
bella fiel. Sólo el agua puede dormir conservando
y
la belleza; sólo el agua puede morir, inmóvil, guar- VIII
dando sus reflejos. Reflejando el rostro del soñador
fiel al Gran Recuerdo, a la Sombra Universal, el agua Hay, por último, un signo de muerte que da a las
-
da belleza a todas las sombras, vuelve a la vida todos aguas de la poesía de Edgar Poe un carácter extraño,
los recuerdos. Así nace una especie de narcisismo inolvidable. Es su silencio. Dado que creemos que
delegado y recurrente que da belleza a todos los que la imaginación, en su foima creadora, impone un
hemos amado. El hombre se mira en su pasado y devenir a todo lo que crea, mostraremos, con respecto
toda imagen es para él un recuerdo. al tema del silencio, que el agua en la poesía de Edgar
será necesario un rayo de luna, muy dulce, muy pá- Saintine ya había comprendido la importancia pri-
1
lido, para que el fantasma camine de nuevo sobre las mordial del culto a los árboles. Relaciona ese culto
ondas.
• "Silencio y luna... Cementerio y naturaleza..." fT.]
* Saintme tía VFV íüteoío de buen tono. Al final del
primer capítulo podemos leer estas palabras en las que nos-
otros mismos hemos meditado a menudo: "Por lo demás,
¿acaso yo, mitólogo, estoy obligado a demostrar algo?"
111
112 EL COMPLEJO DE CARONTE EL COMPLEJO DE CARONTE 113
a los árboles con el culto a los muertos y enuncia Por último, Saintine añade que,
una ley que podríamos llamar la ley de las cuatro
patrias de la Muerte, ley que está en evidente rela- hacia 1560, unos obreros holandeses, ocupados en
ción con la ley de la imaginación de las cuatro mate- remover un terrero del Zuiderzée, encontraron, a
rias elementales: gran profundidad, varios troncos de árboles mila-
grosamente conservados por petrificación. Todos
2 esos troncos habían sido habitados por hombres,
Los celtas empleaban diversos y extraños medios
cuyos restos conservaban, también casi fosilizados.
frente a los despojos para hacerlos desaparecer. En
Evidentemente había sido el Rin, ese Ganges de
algunos países los quemaban, y el árbol nativo pro-
Alemania, el que los había arrastrado hasta allí,
porcionaba la leña para la hoguera; en otros, el
uno tras otro.
Todtenbaum (el árbol de muerte), ahuecado per
,
las ondas.
: opuestos de restituir los despojos humanos al aire,
al agua, a la tierra y al fuego?, cuatro géneros de
si la muerte fuese una sustancia, una vida en una mente? El ataúd, en esta hipótesis mitológica, no
nueva sustancia. El agua, sustancia de vida, es tam- sería el último viaje. Sería el primer viaje. Para al-
bién sustancia de muerte para la ensoñación ambi- gunos soñadores profundos será el primer viaje ver-
valente. Para interpretar correctamente el Todten- dadero.
baum, el árbol de muerte, hay que recordar con Es evidente que a semejante concepción del viaje
3
C. G. Jung que el árbol es ante todo un símbolo ma- marino se le enfrentan inmediatamente las explica-
ternal; y dado que el agua es también un símbolo ciones utilitarias. Siempre se pretende que el hom-
maternal, podemos registrar en el Todtenbaum una bre primitivo ha sido ingenioso desde que nace.
extraña imagen de cómo encajan los gérmenes unos Siempre se pretende que el hombre prehistórico ha
dentro de otros. Al colocar' al muerto en el seno del resuelto inteligentemente el problema de su subsis-
árbol, al confiar' el árbol al seno de las aguas, se du-
tencia. Sobre todo, se admite sin problemas que la
plican de algún modo las potencias maternales, se
utilidad es una idea clara y que siempre tuvo el valor
vive doblemente ese mito el amortajamiento mediante
de una evidencia segura e inmediata. Ahora bien, el
el cual imaginamos, dice C. G. Jung, que "el muerto
conocimiento útil es ya un conocimiento racionali-
es devuelto a la madre para que lo vuelva a parir".
zado. A la inversa, concebir una idea primitiva como
La muerte en las aguas es para esta ensoñación la
una idea útil, es caer en una racionalización tanto
más maternal de las muertes. El deseo del hombre,
más capciosa cuanto que actualmente la utilidad está
dice en otra parte Jung, "es que las sombrías aguas
comprendida en un sistema de utilitarismo muy com-
de la muerte se conviertan en las aguas de la vida,
pleto, muy homogéneo, muy material, cerrado con
que la muerte y su frío abrazo sean el regazo ma-
mucha nitidez. Pero, ¡ay!, ¡el hombre no es tan razo-
terno, así como el mar, aunque sumerge al sol, lo
nable! Con tanta dificultad descubre lo útil como lo
vuelve a hacer nacer de sus profundidades. ¡Nun-
..
verdadero.
ca la Vida ha podido creer en la Muerte!" (p. 209).
En todo caso, y en cuanto al problema que nos
ocupa, si pensamos un poco, la utilidad de navegar
no es suficiente para determinarque el hombre pre-
ni histórico ahueque una canoa. Ninguna utilidad legi-
tima el inmenso riesgo de lanzarse a las comentes,
En una cuestión me abruma: ¿No habrá
este punto, para afrontar' la navegación se necesitan intereses
sido la muerte el primer Navegante? poderosos. Y los verdaderos intereses poderosos son
Mucho antes de que los vivos se confiasen a las quiméricos, los intereses que se sueñan,
los intereses
aguas, ¿no se habrá echado el ataúd al mar' o al to-
y no los que se calculan. El héroe del mar' es un
héroe de la muerte. El primer marino es el primer
8
C. G. Jung, Métamorphoses et symboles de ¡a Libido, hombre vivo que lúe tan valiente como un muerto.
p. 225.
De la misma manera, cuando se quiera entregar a -
116 EL COMPLEJO DE CARONTE EL COMPLEJO DE CARONTE 117
los vivos a la muerte total, a la muerte sin recursos, La Muerte un viaje y el viaje es una muerte.
es
se les abandonará a Marie Delcourt ha
las aguas. "Partir es morir un poco." Morir es realmente partir
descubierto, bajo el disimulo racionalista de la cul-
y sólo se parte bien, animosamente, cuando se sigue
tura antigua tradicional, el sentido mítico de los
el hilo del agua, la comente del largo río. Todos los
niños maléficos. En muchos casos, se evita cuida-
ríos van a dar al Río de los muertos. Sólo esta muerte
dosamente que toquen la tierra, porque podrían con-
es fabulosa; sólo esta partida es una aventura.
taminarla, turbar su fecundidad y así propagar su
Si es verdad que un muerto, para el inconsciente,
"peste". "Se les lleva lo más pronto posible al mar
4 es un ausente, sólo el navegante de la muerte es un
o al río ." "¿Qué podría hacerse con un ser débil al
muerto con el que se puede soñar indefinidamente.
que no se quiere matar ni poner en contacto con
Parecería que su recuerdo tiene siempre un futuro. . .
a la patria de la muerte total que es la mar infinita o cerca de ellos, con ellos se puede ir a coser o a
hilar".
el río mugiente. Sólo el agua puede desahogar a la
tierra. Con que han muerto en el mar se relaciona otra
los
ilusión, una ensoñación especial. Dejan un pueblo
Uno se explica entonces que cuando esos niños de viudas que no son como las demás, "viudas de
abandonados al mar eran devueltos a la costa vivos,
frente blanca" que sueñan el Océano Nox. La admi-
cuando eran "salvados de las aguas", se convertían
ración por los héroes de los mares ¿no puede acaso
fácilmente en seres milagrosos. Al haber atravesado
acallar las ¿Y acaso en las imprecaciones de
quejas?
las aguas, habían atravesado la muerte. Podían en- e
Despierta sin duda en nosotros los ecosmás dolo- tas ensoñaciones, todas las almas, sea cual fuere el
rosos. Todo un lado de nuestra alma nocturna se tipo de funerales, deben subir a la barca de Caronte.
explica por el mito de la muerte concebida como ¡Curiosa imagen, si la contempláramos con los ojos
una partida en el agua. Para el soñador, las inver- claros de la razón! Pero, por el contrario, imagen
siones entre esa partida y la muerte son continuas. familiar como pocas si sabemos interrogar nuestros
Para ciertos soñadores, el agua es el movimiento sueños. Numerosos poetas han vivido en sueños esta
nuevo que nos invita a un viaje nunca realizado. navegación de la muerte: "¡He visto el sendero de tu
Esa partida materializada nos arranca a la mate- partida! El sueño y la muerte no nos separarán por
ria de la tierra. Qué asombrosa grandeza tiene ese más tiempo... ¡Escuchad! el espectral torrente mez-
verso de Baudelaire, cómo llega al corazón de nues- cla su lejano rugido a la brisa que murmura en los
8
tro misterio esta imagen súbita: bosques llenos de música ." Volviendo a vivir el
sueño de Shelley comprenderemos cómo el sendero
O mort, vieux capitaine, il est temps! levons Vancre! de partida se convierte poco a poco en el espectral
torrente.
la tumba o a la hoguera, el inconsciente marcado por lar un complejo de Caronte. El complejo de Caronte
el agua soñará, más allá de la tumba, más allá de la no es demasiado vigoroso; la imagen está actual-
hoguera, con una partida sobre las aguas. Después mente muy descolorida. En muchos espíritus cultiva-
de haber atravesado la tierra, después de haber atra- dos padece la suerte que acompaña a esas referencias
vesado el fuego, el a lm a llegará al borde del agua. demasiado numerosas a una literatura muerta. Ya no
La imaginación profunda, la imaginación material es más que un símbolo. Pero esa debilidad y el que
quiere que el agua participe en la muerte; necesita se vuelva descolorida son, en suma, bastante favora-
del agua para que la muerte conserve su sentido de bles como para hacernos sentir que, de todos modos,
viaje. Es comprensible entonces que para tales infini- la cultura y la naturaleza pueden coincidir.
7
Veamos, en primer lugar, cómo en la naturaleza,
Baudelaire, Les Fleurs du Mal, "La Mort", p. 351.
["¡Oh muerte, viejo capitán, ya es tiempo! ¡Levemos an-
8
clas!"] Shelley, Oeuvres completes, trad. Rabbe, t. i, p. 92.
120 EL COMPLEJO DE CARONTE EL COMPLEJO DE CARONTE 121
es decir, en las leyendas naturales, se constituyen A menudo también los navios naufragados "retor-
imágenes de que seguramente no tienen
Caronte nan",como prueba de que el barco participa de algún
contacto con la imagen clásica. Tal es el caso de modo del destino de las almas. Veamos una imagen
la leyenda de la nave de los muertos, leyenda de mil anexa que revela suficientemente su profundo ori-
formas sin cesar renovadas por el folklore. P. Sébil- gen onírico: "Esos barcos han crecido, de tal modo
Iot da este ejemplo:
que un pequeño barco de cabotaje es al cabo de
algunos años del tamaño de una goleta grande." Este
La leyenda de la nave de los muertos es una de las crecimiento extraño es común a los sueños. Muy a
primeras en haber sido comprobadas en nuestro lito- menudo aparece en los sueños del agua; para ciertos
ral; sin duda existía allí desde mucho antes de la sueños el agua nutre todo lo que impregna. Hay que
conquista romana, y en el siglo vi Procopio la re- relacionarla con las fantásticas imágenes prodigadas
lataba en estos términos: los pescadores y otros ha-
en cada página del cuento de Edgar Poe Manuscrito
bitantes de la Galia, que viven delante de la isla de
hallado en una botella: "Tan seguro es como que hay
Bretaña, están encargados de llevar hasta allí a las
un mar donde los barcos crecen como el cuerpo vi-
almas, y por eso están exentos de tributos. En mitad 10
viente de un marino." Este mar es el mar del agua
de la noche oyen golpear a su puerta; se levantan y j
onírica. Ocurre también que en el cuento de Poe es
encuentran a la orilla barcas extranjeras en las que j¡
el mar del agua fúnebre, del "agua sin espuma"
no ven a nadie, y no obstante parecen tan cargadas
que dan la impresión de estar a punto de zozobrar (p. 103). En efecto, el extraño barco que se prolonga
espacio de una noche (Guerras de los Godos, I, iv, la poesía y de las leyendas. Surge de un sueño muy
c. 20).» profundo: "Por momentos cruza mi mente una sen-
sación de cosas familiares; y con esa imprecisa som-
Emile Souvestre retomó ese relato en 1836: prue- bra de recuerdo se mezcla siempre una inexplicable
ba de que tal leyenda solicita sin cesar la expresión í
remembranza de antiguas crónicas extranjeras y de
literaria. Nos interesa. Se trata de un tema funda- !
edades remotas" (p. 100). Las leyendas sueñan en
mental que admite mil variantes. El tema está ase- nuestro sueño...
gurado en su consistencia, aun bajo las imágenes
más diversas e inesperadas porque posee la más só- Existen también leyendas en las que viven Caren-
lida de las unidades: la unidad onírica. Así, en las tes temporarios, en especial Carentes a pesar de ellos
viejas leyendas bretonas pasan sin cesar navios fan- que buscan un remplazante. La sabiduría popular
tasmas, navios infernales como el holandés errante.
1(1
Edgar Poe, Cuentos, trad. J. Cortázar, Alianza Edi-
8 '
torial, p. 100.
P. Sébillot, Le Folklore de f ranee, t. n, p. 148.
—
aconseja a los navegantes no subir a un barco des- gran poema eternamente embellecido por la imagi-
conocido. No hay que
temer que estemos agregán- nación popular."
dole matices a esta prudencia si señalamos su sentido La barca de Carente es conocida desde el Extre-
mítico. En suma, todos los navios misteriosos, tan mo Oriente a la Bretaña. Paul Claudel traduce esta
abundantes en las novelas del mar, forman parte de emocionante poesía de la Fiesta de los Muertos, de
estas naves de los muertos. Podemos estar casi se- cuando en la vida china llega el séptimo mes: "La
guros de que el novelista que los utiliza posee, más flauta guía a las almas, el golpe del gong las junta
o menos oculto, un complejo de Carente. como abejas... A lo largo del ribazo, las barcas siem-
Sobre todo, la función de un simple barquero, pre listas aguardan a que haya llegado la noche." "La
desde que aparece ubicada en una obra literaria, barca parte y vira, dejando en el largo movimiento
queda fatalmente tocada por el simbolismo de Ciá- de su surco una fila de fuegos: alguien siembra pe-
ronte. Aunque haga el cruce de un simple arroyo, queñas lámparas. Resplandores precarios, sobre el
contiene el símbolo del más allá. El barquero es el vasto vidrio fundido de las aguas opacas, parpadean
Ses vieux regarás hallucinés toca con él la tumba de las aguas: el estallido iluso-
Voyaient les loins üluminés rio de la luz, como a los peces, fascina a los fríos
D'oii luí venait tou jours la voix ahogados." La vida mima a la vez la vida que se
Lamentable, sous les cieux froids." extingue y la vida que se va. El agua es la tumba
del fuego y la tumba de los hombres. En lo lejano,
[Sus viejas miradas alucinadas cuando parece que la Noche y el Mar juntos han con-
Veían los lejos iluminados cluido el simbolismo de la muerte, el soñador oirá
De donde le venía siempre la voz "el tono del sistro sepulcral, el clamor del tambor de
Lamentable, bajo los fríos cielos.] hierro en la sombra compacta percutido con un golpe
13
terrible".
"Si agregamos — dice Émile Souvestre 12
los crí-
Todo lo que la muerte tiene de pesado, de lento,
menes cometidos en esas encrucijadas de las aguas,
está también marcado por de Carente. Las
la figura
las novelescas aventuras de amor, los milagrosos
barcas cargadas de almas están siempre a punto de
encuentros con santos, hadas o demonios, compren-
zozobrar. Asombrosa imagen en la que sentimos que
deremos cómo la historia de los barqueros... for-
la Muerte teme morir y el ahogado sigue temiendo el
maba uno de los capítulos más dramáticos de ese.
naufragio. La muerte es un viaje que nunca termina,
La barca de Caronte seguía estando en servicio Hasta aquí, el agua en la muerte se nos ha aparecido
cuando él mismo había desaparecido ante los prime- como un elemento aceptado. Vamos a agrupar ahora
ros fervores [del cristianismo]. ¡Paciencia! Ya re- algunas imágenes en las que el agua se nos muestra
surgirá. ¿Dónde? Por todas partes... Ya
en los pri- como un elemento deseado.
meros tiempos de la Iglesia de los galos, en la abadía En efecto, el llamado de los elementos materiales
de Saint Denis, sobre la tumba de Dagoberto, ese es a veces tan fuerte que puede servirnos para deter-
rey o más bien su alma había sido representada atra-
minar distintos tipos de suicidios. Parecería entonces
vesando el Corito en la barca tradicional: a fines
que la materia ayuda a determinar el destino humano.
del siglo XIII, Dante, con toda autoridad, había resta-
Marie Bonaparte ha demostrado muy bien la doble
blecido al viejo Caronte como barquero de su In-
fierno. Después de él, en la misma Italia, más aún, fatalidad de lo trágico, o, mejor dicho, los lazos trá-
en la ciudad católica por excelencia y trabajando gicos que unen lo trágico de la vida y lo trágico lite-
bajo los ojos de un papa, Miguel Ángel... lo repre- rario: "El género de muerte elegido por los hombres,
sentaba en su fresco del Juicio Final junto a Dios, ya sea en la realidad, para ellos mismos, mediante
a Cristo, a la Virgen y a los santos... [Y Saintine el suicidio, o en la ficción, para sus héroes, nunca, en
concluye]: Sin Caronte no hay infierno posible. efecto, es dictado por el azar, sino que en cada caso
está determinado de un modo muy firme psíquica-
mente" (loe. cit., p. 584). Lo cual da nacimiento a
Enlos campos de Champaña, tan poco soñadores,
una paradoja que querría explicar.
sin embargo se pueden encontrar rastros del viejo bar-
quero. En algunos pueblos cobran todavía, fuera de Desde ciertos puntos de vista puede decirse que la
discursividad literaria del drama, marca, pues, pro- dadera materia de la muerte muy femenina. Desde
fundamente al novelista. El novelista, quiéralo o no, la primera escena entre Hamlet y Ofelia, Hamlet
nos revela el fondo de su ser, aunque se cubra lite- — siguiendo en esto la regla de la preparación li-
ralmente de personajes. En vano se servirá "de una teraria del suicidio —
como si fuera un augur que
realidad" como de una pantalla. El proyecta esta rea- presagia el destino, sale de su profunda ensoña-
lidad y, sobre todo, él la encadena. En lo real, no ción murmurando: "¡Aquí está la bella Ofelia! Nin-
puede decirse todo; la vida salta eslabones y esconde fa, en tus oraciones acuérdate de todos mis peca-
su continuidad. En la novela, sólo existe lo que se dos" (Hamlet, acto III, esc. i). A partir de ese
dice, se muestra la continuidad, se exhibe su determi- momento, Ofelia deberá morir por los pecados de
nación. La novela es vigorosa cuando la imaginación otro, deberá morir en el río, dulcemente, sin escán-
del autor está muy determinada, cuando encuentra dalo. Su corta vida es ya la vida de una muerta.
las fuertes determinaciones de la naturaleza humana. Esta vida sin alegría ¿es otra cosa que una vana
Como las determinaciones se aceleran y se multipli- espera, que el pobre eco del monólogo de Hamlet?
can en el drama, es mediante el elemento dramático Veamos en seguida a Ofelia en su río (acto IV,
como el autor se revela más profundamente. esc. vil, trad. G. Macpherson):
En
el reino de la imaginación, las cuatro patrias 14
[La versión francesa da pata de lobo. (T.)] La pata
de muerte tienen sus fieles y sus aspirantes. Ocu-
la de lobo es el nombre del licopodio vulgar. Otros traduc-
pémonos tan sólo del trágico llamado de las aguas. toresdan textualmente la designación inglesa "dedos de
El agua, que es la patria de las ninfas vivas, es hombres muertos" (decid men's fingers), cuyo sentido fálico
también la patria de las ninfas muertas. Es la ver- es bastante claro.
—
trozos de antiguas coplas repetía suicidiofemenino comprende esta pena fúnebre me-
cual no conociera su peligro;
si diante lo que en él es mujer, como Laertes.
todo
o cual criatura que nacido hubiese Vuelve a ser hombre —
volviendo a estar "seco"
en aquel elemento: pero pronto, cuando las lágrimas se agotan.
mojados sus vestidos, ya le pesan,
¿Tendremos que insistir en que imágenes tan ri-
y mientras canta a la infeliz sumergen, camente detalladas como la imagen de Ofelia en su
dándole tumba en el inmundo cieno...
río carecen sin embargo de todo realismo? Shakes-
pese a nuestra soberbia: cuando cesen impulso poético. Si que posiblemente nunca
el lector,
Nos parece inútil preguntarnos en qué medida hay tenece a la naturaleza imaginaria primitiva. Es el
accidente, locura o suicidio en esta muerte novelada. agua soñada en la vida habitual, es agua del es-
el
El psicoanálisis nos enseña, en primer lugar, a dañe tanque que se "ofeliza" por que se cubre
sí sola,
al accidente su papel psicológico. El que juega ocn con toda naturalidad de seres durmientes, de seres
fuego se quema, quiere quemarse, quiere quemar a que se abandonan y que flotan, de seres que mueren
los demás. El que juega con el agua pérfida se ahoga, dulcemente. Entonces, en la muerte, parece que los
quiere ahogarse. Por lo demás, en literatura, los locos ahogados flotantes siguen soñando... Arthur Rim-
conservan suficiente razón — suficiente determina- baud ha encontrado esta imagen:
ción —como para asociarse al drama y seguir la ley
del drama. Respetan, al margen de la acción, la uni- fhttaison bléme
5
dad de acción. Ofelia podrá ser, pues, para nosotros, Et ravie, un noyé pensif parfois desceña..}
el símbolo del suicidio femenino. Es realmente mía
p. 169), "Una Ofelia nunca ahogada... joya intacta Los cuentos más factibles se cuidan de no olvidar
bajo el desastre". Se aparecerá por siglos a los soña- ese detalle creador de imagen. Cuando Tramarme,
dores y a los poetas, flotando en su río, con sus flores en un cuento de Mme. Robert, abrumada de preocu-
y su cabellera extendida sobre al agua. Dará motivo a paciones y de dolores se arroja al mar, es recogida
una de sinécdoques poéticas más claras. Será una
las en seguida por las ondinas, que se apresuran a ves-
una cabellera desatada por el agua.
cabellera flotante, tirla con "un traje de gasa verde mar escarchado de
Para comprender bien el papel del detalle creador plata" y que sueltan su cabello, que debe "volver a
17
en la ensoñación, quedémonos por el momento ocn caer en ondas sobre su seno". Todo debe flotar' en
esta visión de una cabellera flotante. Veremos que el ser humano para que todo él flote sobre las aguas.
por sí sola anima todo un símbolo de la psicología Como siempre en el reino de la imaginación, la
de las aguas; que explica casi, por sí sola, todo el
inversión de laimagen prueba la importancia de ésta;
complejo de Ofelia. su carácter completo y natural. Basta que una cabe-
Son innumerables las leyendas en las que las da- llera desanudada caiga corra — —
sobre hombros des-
mas de las fuentes peinan inacabablemente sus lar- nudos para que el símbolo íntegro de las aguas se
gos cabellos rubios (cf. Sébillot, loe. cit., n, p. 200). reanime. En el admirable poema para Annie, tan
A menudo olvidan junto a la orilla su peine de oro o lento, tan simple, leemos esta estrofa:
de marfil: "Las sirenas de Gers tienen cabellos laigos
y finos como seda, y se peinan con peines de oro" And so it lies happily
(p. 340). "En los alrededores de la Grande Biicrc Bathing in many
se ve a una mujer desmelenada, vestida con un iaigo A dream ofthe truth
baje blanco, que antiguamente se ahogó." Todo se And the beauty of Annie
alarga río abajo, el traje y la cabellera; parece que Drowned in a bath
la comente alisa y peina los cabellos. Ya sobre las Of the tresses of Annie.
piedras del vado, el río juega cual cabellera viva (Edgar' Poe, "For Annie".)
A
veces la cabellera de la ondina es el insbumento
de sus maleficios, Bérenger-Féraud narra un cuento de [Así yace, felizmente/ bañada por muchos/ sueños
la Basse-Lasace en el que la andina, sobre el parapeto <fe constocv&f y ía. óeífeta cíe Annie/ anagaofo
(a
de un pueníe, esíá "ocupada en peinar sus magní- en un baño/ de las trenzas de Annie.]
ficos cabellos. Desdichado el imprudente que se acer-
caba demasiado a ella, porque era envuelto en los
Registramos en la novela de Gabriel d'Annunzio,
ls Forse che si, forse che no, la misma inversión de un
cabellos y arrojado al agua".
complejo de Ofelia. La criada peina a Isabel delante
16
17
L. J. B. Bérenger-Féraud, Superstitions et Survivances, Mme. Robert, 'Les Ondins", cuento moral, en Voya-
ges imaginaires, Amsterdam, 1788, t. xxxiv, p. 214.
132 EL COMPLEJO DE CARONTE EL COMPLEJO DE CARONTE I®
de su espejo. Señalemos, de paso, el infantilismo de que vive por uno de sus rasgos particulares es por
una escena en la que una amante, pese a ser ar- sí sola suficiente para hacer comprender el carácter
diente y voluntariosa, es peinada por manos ajenas. parcial de una psicología de la imaginación que se
Este infantilismo favorece, por lo demás, la ensoña- absorbe en el estudio de las formas. Muchas de las
ción en torno al complejo: "Sus cabellos resbalaban, psicologías de la imaginación, por la atención unila-
resbalaban como un agua lenta, y con ellos mil co- teral que aportan al problema de la forma, están
sas de su vida, informes, oscuras, lábiles, entre el
condenadas a no ser sino psicologías del concepto o
olvido y el recuerdo. Y de golpe, por encima de ese del esquema. No son más que psicologías del con-
flujo..." ¿Por qué misterio una cabellera peinada 16
Finalmente, ima-
cepto formulado en imágenes. la
por una criada evoca el río, el pasado, la conciencia? ginación literaria que sólo puede desenvolverse en
un reino de imágenes de imágenes, que debe tradu-
¿Por qué hice eso? ¿Por qué hice eso? Y mientras
cir las formas, es más favorable que la imaginación
-» buscaba en sí misma la respuesta, todo se defor-
pictórica para estudiar nuestra necesidad de imaginar.
maba, se disolvía, seguía fluyendo. El pasar repe-
tido del peine por la masa de sus cabellos era como Insistamos un poco en este carácter dinámico de
un encantamiento que ocurriese desde siempre, que la imaginación, carácter dinámico que esperamos
al
debía continuar indefinidamente. Su rostro, en el consagrar otro estudio. En cuanto
tema que esta-
al
fondo del espejo, se alejaba, sin contornos, luego mos desarrollando, es evidente que no es la forma
se acercaba desde el fondo, y ya no era su rostro. de la cabellera lo que lleva a pensar en el agua que
corre, sino su movimiento. La cabellera puede ser
Lo vemos,
el río está allí, íntegro, con su huida
la de un ángel del cielo; a partir del momento en que
con su profundidad, con su espejo cambiante
sin fin,
ondula, nos conduce naturalmente a su imagen acuá-
y que todo lo cambia. Allí está, con su cabello, con tica. Es lo que ocurre con los ángeles de Seráfita.
el cabello. Si meditamos en torno a tales imágenes,
"De sus cabelleras salían ondas de luz y sus movi-
nos damos cuenta que la psicología de la imaginación
mientos excitaban estremecimientos ondulados seme-
ni siquiera llegará aesbozarse hasta tanto no hayamos 19
jantes a las olas de un mar fosforescente." Por lo
determinado al detalle las verdaderas imágenes natu-
demás, sentimos lo pobres que parecerían estas imá-
rales. Las imágenes proliferan y se reúnen gracias a
genes si las metáforas del agua no fuesen metáforas
su germen natural, a su germen nutrido por la fuerza
poderosamente valorizadas.
de los elementos materiales. Las imágenes elementa-
Una cabellera viva, cantada por un poeta, debe
les llevan muy lejos su producción; se vuelven irre-
conocibles en virtud de su voluntad de novedad. Pero 18
El neologismo ¡mager, ornar, embellecer de imáge-
un complejo es un fenómeno psicológico tan sinto- nes, no tiene equivalente en español. Imagenar, que lo sería,
mático que un solo rasgo basta para revelarlo por parece poco afortunado. [T.] r
9
entero. La fuerza que surge de una imagen general Balzac, Séraphita, p. 350. * ;'v:' „-*J
EL COMPLEJO DE CARONTE EL COMPLEJO DE CARONTE 135
jjj
sugerirun movimiento, una onda que pasa, una ark C'est des bátons flottants i
-
aguas dejaban colgar sobre ella sus cabelleras" (Sé-
raphita, p. 318). Y Balzac canta esta atmósfera hí- Como él dice, no sin riesgo, se ha "comido el fruto
meda en la que la naturaleza "perfuma mediante sus de la Inconsciencia". Hamlet es, para Laforgue, el
himeneos su cabellera verdosa". personaje extraño que ha dado "vueltas en el agua,
A veces parece que una ensoñación demasiado en el agua, que es decir en el cielo". La imagen sin-
-
va a desviar el complejo. Así, la brizna de
filosófica tética del agua, de la mujer y de la muerte no puede
seres inconsolables; hasta la propia luz es traicio- para encontrar la imagen de Ofelia en la luna refle-
nada, desconocida, olvidada (p. 102). En la sombra,
jada en las aguas.
Claro está, la visión de Joachim Gasquet no es
había quebrado su esplendor. La pesada ropa cayó.
¡Oh, la triste Ofelia esquelética! Se hundió en el
excepcional. Podríamos seguir el rastro en los más
río. Como las estrellas se habían ido, se fue ella si- diversos poetas. Observamos, por ejemplo, este aspec-
guiendo la corriente del agua. Yo lloraba tendién- to lunar en la Ofelia de Jules Laforgue:
dole los brazos. Se levantó un poco, la descamada Se acoda un instante en la ventana a contemplar la
cabeza hacia atrás, porque sus tristes cabellos cho- de oro, que se mira en el mar calmo,
bella luna llena,
rreaban; y con una voz que todavía me hace mal
haciendo serpentear en ella una columna quebrada
musitó: "Tú sabes quién soy yo. Soy tu razón, tu
de negro terciopelo y de líquido de oro, mágica y
razón, sabes, y me voy, me voy..." Aún, por un
sin objeto.
momento, vi sobre el agua sus pies tan puros, tan
Esos reflejos sobreel agua melancólica... La santa
inmateriales como los de la Primavera... Se fueron S5
y condenada Ofelia ha flotado así toda la noche.. .
Se producen gracias a una proyección del ser que tasma de Geneviéve dice al Soñador: "Au jil des vieux
canaux, je fus ton Ophüie..." ["Bajando por los viejos ca-
sueña. Es necesaria una poderosa cultura poética
nales, fui tu Ofelia..."]
14U
EL COMPLEJO DE CARONIE EL COMPLEJO DE CARONIE 1*1
s Creo que no es posible reunir imágenes más dis- lización es entonces sustancial y el agua es nocturna.
tintas sobre el mismo tema. Si hay que reconocerle Caca de ella, todo tiende a la muerte. El agua co-
una unidad, si el nombre de Ofelia vuelve a nuestros munica con todas las potencias de la noche y de la
labios en las más diferentes circunstancias, es paque muerte, del suicidio, no hay que asombrarse de que
esta unidad, su nombre, es el símbolo de una gran tanda del agua de una influencia deletérea. El agua
ley de la imaginación. La imaginación de la desdicha expuesta durante mucho tiempo a los rayos lunares
29
y de la muerte encuentra en la materia del agua una se vuelve un agua envenenada. Esas imágenes ma-
imagen material especialmente poderosa y natural. teriales, tan poderosas en el pensamiento paracél-
Así, para algunas almas, el agua en verdad con- sico, están vivas aún en las ensoñaciones poéticas de
tiene la muerte en su sustancia. Trasmite una enso- hoy. "La luna da a aquellos en los que influye el
ñación cuyo horror es lento y tranquilo. En la tereeia gusto por el agua de la Estigia", dice Victor-Emile
elegía de Duino, Rilke parece haber vivido el honor 30
Michelet. Quien sueña al borde de un agua dormida
somiente de las aguas, el horror que sonríe con la
nunca se restablece de ello...
sonrisa tierna de una madre desconsolada. La muerte
en un agua ca lm a tiene rasgos maternales. El honor
apacible está "disuelto en el agua que vuelve ligero VII
27
el geimen vivo". El agua mezcla aquí sus símbolos
ambivalentes de nacimiento y de muerte. Se trata de Al estar tan fuertemente ligadas al agua todas las in-
una sustancia llena de reminiscencias y de ensoña- terminables ensoñaciones del destino funesto, de la
incorpora a una realidad cósmica. Paira ciertos so- También Lamartine supo que en sus tempestades
ñadores, el agua es el cosmos de la muerte. La ofe- el agua era un elemento sufriente. Como vivía junto
27
Cfr. Rainer María Rilke, Las elegías de Duino.
29
Albert Béguin, El alma
romántica y el sueño, ed. Das magische Geistesleben, 1857,
CYr. Schindler, p. 57.
Fondo de Cultora Económica, México, 1954. V. Michelet Figures cl'évocateurs, 1913, p. 41.
iqu EL COMPLEJO I* CARONPE 141
EL COMPLEJO DE CARONIE
• Creo que no es posible reunir imágenes más dis- lización es entonces sustancial y el agua es nocturna.
tintas sobre el mismo tema. Si hay que reconocerle Caca de ella, todo tiende a la muerte. El agua co-
una unidad, si el nombre de Ofelia vuelve a nuestros munica con todas las potencias de la noche y de la
labios en las más diferentes circunstancias, es poique muerte, del suicidio, no hay que asombrarse de que
esta unidad, su nombre, es el símbolo de una gran tanda del agua de una influencia deletérea. El agua
ley de la imaginación.La imaginación de la desdicha expuesta durante mucho tiempo a los rayos lunares
29
y de muerte encuentra en la materia del agua una
la se vuelve un agua envenenada. Esas imágenes ma-
imagen material especialmente poderosa y natural. teriales, tan poderosas en el pensamiento paracél-
Así, para algunas almas, el agua en verdad con- sico, están vivas aún en las ensoñaciones poéticas de
tiene la muerte en su sustancia. Trasmite una enso- hoy. "La luna da a aquellos en los que influye el
ñación cuyo horror es lento y tranquilo. En la tercera gusto por el agua de la Estigia", dice Victor-Emile
elegía de Duino, Rilke parece haber vivido el horror 30
Michelet. Quien sueña al borde de un agua dormida
somiente de las aguas, el honor que sonríe con la nunca se restablece de ello...
somisa tierna de una madre desconsolada. La muerte
en un agua ca lm a tiene rasgos maternales. El horror
apacible está "disuelto en el agua que vuelve ligero vil
27
el germen vivo". El agua mezcla aquí sus símbolos
ambivalentes de nacimiento y de muerte. Se trata de
Al estar' tan fuertemente ligadas al agua todas las in-
terminables ensoñaciones del destino funesto, de la
una sustancia llena de reminiscencias y de ensoña-
ciones adivinadoras.
muerte, del suicidio, no hay que asombrarse de que
el agua sea para tantas almas el elemento melancó-
Cuando una ensoñación, cuando un sueño viene lico por excelencia. Más exactamente, empleando una
a absorberse así en una sustancia, el ser entero re- expresión de Huysmans, el agua es el elemento me-
cibe una extraña permanencia. El sueño se adormece, lancolizante. El agua melancolizante rige obras ínte-
se estabiliza. Tiende a participar de la vida lenta y gras, como las de Rodenbach o Poe. La melancolía
-
monótona de un elemento. Habiendo encontrado su de Edgar Poe no proviene de una felicidad esfu-
elemento funde en él todas sus imágenes, se mate-
,
mada, de una pasión ardiente que la vida ha que-
rializa. Se "cosmifica". Albert Béguin recuerda que, mado. Es directamente, desgracia disuelta. Su me-
paira Caras, la verdadera síntesis onírica es una sín- lancolía es realmente sustancial. "Mi alma dice —
tesis en profundidad en la que el ser psíquico se
28
en alguna parte —
mi alm a era un agua estancada."
,
incorpora a una realidad cósmica. Paira ciertos so- También Lamartine supo que en sus tempestades
ñadores, el agua es el cosmos de la muerte. La ofe- el agua era un elemento sufriente. Como vivía junto
27
Cfr. Rainer María Rilke, Las elegías de Duino.
29
Albert Béguin, El alma romántica v el sueño, ed. Cfr. Schindler, Das magische Geistesleben, 1857, p. 57.
Fondo de Cultura Económica, México, 1954. 30
V. Michelet Figures d'évocateurs, 1913, p. 41.
142 EL COMPLEJO DE CARONTE EL COMPLEJO DE CARONTE 143
al lago de Ginebra, mientras las olas arrojaban es- Esta impresión de disolución alcanza, en ciertas
puma sobre su ventana, escribió: "Nunca estudié horas, a las almas más. sólidas y más optimistas.
tanto los murmullos, las quejas, las cóleras, las tor- Claudel A también ha vivido esas horas en que "el
turas, los gemidos y las ondulaciones de las aguas délo no es más que la bruma y el espacio del
como durante esas noches y esos días pasados así, agua...", en las que "todo está disuelto", de modo
completamente solo, en la sociedad monótona de un que en vano se buscaría alrededor de sí "traza o
lago. Habría hecho el poema de las aguas sin omitir forma". "Nada, como horizonte, sino la cesación del
81 color más subido. La materia de todo está reunida
la menor nota." Creemos que ese poema habría
sido una elegía. En otro texto, Lamartine dice aun: en una sola agua, semejante a la de las lágrimas que
"El agua es el elemento triste. Super ilumina Baby- siento correr en mi mejilla." Si vivimos exactamente
aparecerá al pensamiento para explicar la tristeza volvemos sobre esta admirable imagen de Paul
Si
de las aguas. Pero esa relación no es suficiente, y Eluard, juzgaremos qué profundidad filosófica puede
para terminar querríamos insistir sobre razones más alcanzar un poeta que acepta la lección total de la
IV. LAS AGUAS COMPUESTAS tido común y que, con que se sueñe un poco, es la
N'applique pointá la vérité l'oeil seul, la combinación de las diversas materias está siempre
mais tout cela sans resen’e qui est toi- maravillado cuando encuentra líquidos que no se
ntéme. *
mezclan. Porque para la ensoñación materializante,
todos los líquidos son aguas, todo lo que corre es
paul claudel, "Le porc", Connais-
sanee de l'Est, p. 96. agua, el agua es el único elemento líquido. La liqui-
dez es precisamente el carácter elemental del agua.
Todavía en el siglo xvm, un químico tan prudente
como Malouin dice: "El agua es el líquido más per-
fecto; de ella tienen su fluidez los demás licores."'
LA IMAGINACIÓN material, la imaginación de los cua- Afirmación carente de pruebas que demuestra bien
aunque favorezca a uno de ellos, gusta
tro elementos, que la ensoñación precientífica sigue la pendiente
de jugar con las imágenes de sus combinaciones. de la ensoñación natural, de la ensoñación infantil.
Desea que su elemento favorito impregne todo, que ¿Cómo no va a admirar al niño el milagro de la ve-
sea la sustancia de todo un mundo. Pero a pesar de
ladora, por ejemplo? ¡El aceite flota! ¡El aceite que,
esta unidad fundamental, la imaginación material
sin embargo, es espeso! Y además, ¿no ayuda a que
quiere conservar la variedad del universo. A esto
el agua se queme? Todos los misterios se acumu-
tiende la noción de combinación. La imaginación
lan en torno de una cosa sorprendente y la ensoña-
formal necesita la idea de composición. La imagina-
ción se extiende en todas las direcciones no bien en-
ción material necesita la idea de combinación.
cuentra un impulso.
El agua es el elementomás favorable para ilustrar De la misma manera, "la redoma de los cuatro
los temas de combinación de los poderes. ¡Asimila elementos" de la física elemental es manejada como
tantas sustancias! /Atrae tantas esencias! Recibe con
un singular juguete. Encierra cuatro líquidos no mis-
igual facilidad materias contrarias, el azúcar y la
cibles que se escalonan por orden de densidad, multi-
sal. Se impregna de todos los colores, de todos los
plicando por lo tanto la ilustración de la veladora.
sabores, de todos los olores. Se comprende, pues, que
Esta "redoma de los cuatro elementos" puede pro-
el fenómeno de la disolución de los sólidos en el
porcionar un buen ejemplo para distinguir un espíritu
agua sea uno de los principales fenómenos de esta
precientífico de un espíritu moderno, y puede ayu-
- " A o apoques a \a v«<W. »í>v> A
„\ D va> ,
darnos a sorprender cómo principian algunas vanas
1
Malouin, Chinde medícale, 1755, t. i, p. 63.
LAS AGUAS COMPUESTAS LAS AGUAS COMPUESTAS 147
ensoñaciones filosóficas. Para un espíritu moderno, una imagen pueril de la doctrina de los cuatro ele-
la racionalización se hace inmediatamente. Sabe cje mate fundamentales. Se trata de toda la filosofía
el agua es un líquido entre miles de otros. Sie
antigua encerrada en un bocal.
que cada líquido se caracteriza por su densidad. La
Pero no vamos a insistir sobre esos juguetes cien-
diferencia de densidad de los líquidos no misribles
tíficos, sobre esas experiencias por demás pintorescas
le basta para explicar el fenómeno.
en las cuales se estanca a menudo el infantilismo de
Por el contraído, un espíritu precientífico va a huir la seudocultura científica que se dispensa en nues-
de la ciencia a la filosofía. Leemos, por ejemplo, a tras escuelas. Hemos escrito todo un libro para tratar
propósito de la redoma de los cuatro elementos, en de separar las condiciones de la ensoñación y las
la Teología del agua de Fabricius —
autor que cita-
condiciones del pensamiento
8
Ahora nuestra tarea
.
ensoñaciones filosóficas. Para un espíritu modero, una imagen pueril de la doctrina de los cuatro ele-
la racionalización se hace inmediatamente. Sabe cje mentos fundamentales. Se trata de toda la filosofía
el agua es un líquido entre miles de otros. Sde
antigua encerrada en un bocal.
que cada líquido se caracteriza por su densidad. La
Pero no vamos a insistir sobre esos juguetes cien-
diferencia de densidad de los líquidos no misribles
tíficos, sobre esas experiencias por demás pintorescas
le basta para explicar el fenómeno.
en las cuales se estanca a menudo el infantilismo de
Por el contraiío, un espíritu precientífico va a huir la seudocultura científica que se dispensa en nues-
de la ciencia a la filosofía. Leemos, por ejemplo, a trasescuelas. Hemos escrito todo un libro para tratar
propósito de la redoma de los cuatro elementos, en
de separar las condiciones de la ensoñación y las
la Teología del agua de Fabrícius —
autor que cita-
condiciones del pensamiento.
8
Ahora nuestra tarea
remos valias veces porque su obra es un ejemplo
es la contraiia; queremos mostrar de qué modo los
bastante bueno de esta Física desvariante que mezcla
sueños se asocian a los conocimientos, y el trabajo
a la enseñanza positiva de un Pascal los más increí-
combinatorio que la imaginación material realiza en-
bles desvarios:
tre los cuatro elementos fundamentales.
señalando el agua; el tercer bcor, que es azul, viene une el agua a su contrario, el fuego; une la tierra y
aniba y representa el aire. Por fin, el más liviano, el fúego; a veces ve en el vapor y en las brumas la
rojo como el fuego, se ubica por encima de todo." unión del aire y del agua. Pero nunca, en ninguna
imagen natural vemos realizarse la triple unión ma-
Ya vemos cómo un aexperiencia bastante pintores- terial del agua, de la tierra y del fuego. A fortiori,
ca que apenas ilustra una ley elemental de la hidrós- ninguna imagen puede recibir los cuatro elementos.
tática proporciona un pretexto a la imaginación fi- Tal suma sería una insoportable contradicción para
losófica para desbordar la experiencia, ofreciendo una imaginación de los elementos, para esta imagi-
nación material que necesita siempre elegfr una ma-
“
Fabrícius, Thélogie de Veau ou essai de la bonté
divine manifestée par la création de Vean, trad., París, 1743. teria, privilegiándola infaliblemente en todas las com-
Es un libro citado a menudo en el siglo xvm. La primera
traducción es anónima. La segunda lleva el nombre del 8
autor. La Formation de contribu tion a
l'Esprit scientifique:
une psychanalyse de la connaissance objective, Vrin, 1938.
LAS AGUAS COMPUESTAS LAS AGUAS COMPUESTAS
terial: esa mezcla es siempre un casamiento. En Ar- aceptar un fenómeno contraído a su propia sustan-
to, desde que dos sustancias elementales se unen, cia. Cuando el alcohol flamea, en una noche de
desde que se funden una en otra, se sexualizan. En el fiesta, parece que la materia estuviera loca, parece
orden de la imaginación, para dos sustancias, ser que el agua femenina ha perdido todo pudor entre-
opuestas es ser de sexos opuestos. Si la mezcla se gándose delirante a su dueño el fuego. No hay que
opera entre dos materias de tendencia femenina, arar asombrarse de que algunas alm a s acumulen en tomo
el agua y la tierra, una de ellas se masculiniza ligera- de esta imagen excepcional múltiples impresiones y
mente para dominar a su pareja. Sólo con esta con- sentimientos contradictorios, y que bajo ese símbolo
dición la combinación es sólida y duradera, sólo con se constituya un verdadero complejo. Llamamos a
esta condición la combinación imaginaria es una ima- ese complejo el complejo de Hoffmann, ya que el
gen real En el reino de la imaginación material, símbolo del ponche nos ha parecido singularmente
toda unión es casamiento y no hay casamiento entre activo en las obras del cuentista fantástico. Ese com-
tres. plejo explica a veces insensatas creencias que prue-
ban precisamente la importancia de su papel en el
inconsciente. Así, Fabricius no vacila en decir que
Vamos a estudiar ahora, como ejemplos de combina-
un agua conserx’ada mucho tiempo se convierte en
ciones de elementos imaginarios, algunas mezclas de
"un licor espirituoso más ligero que las demás aguas,
elementos en las que el agua interviene. Examina-
y que casi puede ser encendido como el aguardien-
remos sucesivamente la unión del agua y del fuego 4
— te ". A los que se rían de esta buena botella de agua
del agua y de la noche
de la tierra, ya que es en
—
y sobre todo del agua
esta última combinación
añeja, de esta agua que, como un buen vino, ad-
y
quiere la duración bergsoniana, habrá que decirles
en la que la doble ensoñación de la forma y de la
que Fabricius es un filósofo muy serio que ha escrito
materia sugiere los temas más poderosos de la ima-
una Teología del agua a la gloria del Creador.
ginación creadora. Podremos comprender, en par-
ticular, los principios de la psicología de la causa
4
material en la mezcla del agua y de la tierra. Mémoire littéraire de Trévoux, 1730, p. 417.
LAS AGUAS COMPUESTAS LAS AGUAS COMPUESTAS 151
En realidad, aun en químicos probados, cuando Danta mojada." Hackett, en su hermosa tesis sobre
la química, en el siglo xvm, tiende a individualizar Rimbaud ha observado la profunda marca hídrica
bien las sustancias, no borra el privilegio de las ma- del psiquismo de Arthur Rimbaud:
5
terias elementales. Así Geoffroy, para explicar que
las aguas termales huelen a azufre y a asfalto, no se En temporada en el Infierno, el poeta parece pe-
la
refiere en realidad a la sustancia del azufre y dd dirle fuego que seque esta agua cuya obsesión
al
asfalto, recuerda por el contrario que son "la materia continua había padecido... El agua y todas las ex-
y el producto del fuego". El agua termal es imagi- periencias que se refieren a ella resisten sin embargo
nada, pues, ante todo, como la composición directa la acción del fuego y, cuando Rimbaud invoca al
del agua y del fuego. íuego, apela al mismo tiempo al agua. Ambos ele-
mentos se encuentran estrechamente unidos en una
Naturalmente, en los poetas, el carácter directo de
expresión llamativa: Reclamo! ¡Reclamo! un golpe
’¡
5
. pG^cjffroy, Traite de la Matiére medícale, París, 1743, i C. A. Hackett, Le lyrisme de Rimbaud, 1938, p. 112.
j
zas la única contradicción de veras sustancial. Si ló- necesario que en la medida de la libación, el agua
gicamente uno llama al otro, sexualmente uno desea "se dé" al fuego, será necesario que el fuego "tome"
al otro. ¿Podríamos soñar más altos genitores que el
al agua. El fuego engendra a su madre, fórmula que
agua y el fuego?
los alquimistas, sin conocer el Rig-Veda, emplearon
En el Rig-Veda encontraremos himnos en los que hasta la saciedad. Es una imagen primordial de la
Agni es el liijo de las aguas:
ensoñación material.
Goethe recorre, él también muy rápido, el tra-
Agni es el padre de las aguas, querido como un f yecto que lleva de la ensoñación del "homúnculus".
hermano por sus hermanas... Respira entre las agyas
a la ensoñación cósmica. Primero, algo brilla en lo
como un cisne; se despierta en el alba y llama a les
hombres a la existencia; es creador como el sana; "húmedo encantador", en "lo húmedo vital". Luego
nacido del seno de las aguas, en donde estaba acos- ese fuego que sale del agua "llamea alrededor de la
una foima excelente y brillante; el sabio, apoyo de mar!, ¡gloria a sus aguas, rodeadas de fuego sagra-
todas las cosas, barre la fuente de las lluvias. do!, ¡gloria a la onda!, ¡gloria al fuego!, ¡gloria a
s
la extraña aventura!
La imagen del sol, del astro de fuego que sale del j
mar, es aquí la imagen objetiva dominante. El sol ¿No es esto un epitalamio al matrimonio de am-
es el Cisne Rojo. Pero la imaginación va sin cesar del bos elementos?
cosmos al microcosmos. Proyecta alternativamente \o Los más serios pierden la razón ante
filósofos
pequeño sobre lo grande y lo grande sobre lo pe- la misteriosaunión del agua y del fuego. Cuando la
queño. Si el Sol es el glorioso escaso de. Vs.^&xct’&cra \
recepción, en la corte del duque de Brunswick, del
s Citado por P. Saintyves, Corpus du Folklore des eaux
'
alquimista Brandt, que había descubierto el fósforo,
" dam A colonieS ese fuego, el más extraño de todos, puesto que se
pp. sTs?. /“Y"*- =d. Nourry, 1934, /
imagen del alm a inmortal..." Sobie todo, Bachoffen muestra que en muchos tex-
tos Baco es llamado el señor de todas las humeda-
Las leyendas populares confirman esta mezcla de
des: "ais Herr aller Feuchtigkeit".
mitos sabios. No es raro que el agua y el luego se
Se puede comprobar con facilidad que esta no-
asocien en esas leyendas. Aunque las imágenes sen
ción de una humedad caliente mantiene un extraño
débiles dejan ver fácilmente sus rasgos sexuales. Sen
privilegio para muchos espíritus. Mediante ella, la
numerosas las fuentes que aparecen en las leyendas
creación cobra una segura lentitud. El tiempo se ins-
naciendo en una tierra castigada por el rayo. La
cribe en la materia bien sancochada. Ya no sabemos
fuente nace a menudo "de un rayo". A
veces, por
qué es lo que trabaja: ¿el füego, el agua, el tiempo?
el contraído, el rayo sale de un lago violento. De-
Esta triple incertidumbre permite tener una respuesta
charme se pregunta si el tridente de Poseidón no es
para todo. Cuando un filósofo se aferra a una noción
"el rayo de tres puntas del dios del cielo que más
10 como la de humedad caliente paira fundar su cosmo-
tarde se traslada al soberano del mar".
gonía, encuentra en ella nociones tan íntimas que
En un capítulo ulterior insistiremos sobre los ca-
ninguna prueba objetiva puede perturbarlo. En los
racteres femeninos del agua imaginaria. Aquí sólo hechos podemos ver aquí en acción un principio psi-
hemos querido mostrar el carácter matrimonial de cológico que ya anunciamos: una ambivalencia es
la química común del füego y del agua. Erente a la la base más segura paira valorizaciones indefinidas.
virilidad del füego, la feminidad del agua es irre- La noción de humedad caliente da motivo a una am-
mediable y no puede virilizarse. Unidos, ambos ele- bivalencia de increíble poder. No se trata ya tan sólo
mentos lo crean todo. Bachoffen " ha mostrado en de una ambivalencia que juega sobre calidades su-
numerosas páginas que la imaginación sueña la Créa- perficiales y cambiantes. Se trata verdaderamente de
convulsión todas las profundidades malinas. Este entonces, me despertaba siempre ante el terror del
"mar de las tinieblas" es "un panorama más espan- lago aislado.
tosamente desolado de lo que la imaginación himana
13
puede concebirlo ". Así lo real singular se piesenta Al los fantasmas sin duda corren aún
Ilegal' el día,
como si estuviera más
de lo imaginable
allá inva- — sota las Bramas vagas que se desflecan, se
aguas.
sión curiosa que merecería la meditación de los filó- van... Poco a poco ellos son los que tienen miedo,
sofos: si se supera lo imaginable se tendrá una reali-
y por eso se van haciendo más tenues y se alejan.
dad lo bastante fuerte como para turbal' el corazón Rr el contraído, al Ilegal' la noche, los fantasmas
y los espíritus —
Tenemos delante los acantilados
.
de las aguas se condensan, y por eso mismo se hacen
"atrozmente negros y desplomados", la noche alioz más próximos. El espanto aumenta en el corazón del
que aplasta al Océano. La tempestad entra ahora al hombre. Los fantasmas del río se nutren tanto, pues,
seno de las aguas, también ella se vuelve una especie de la noche como del agua.
de sustancia agitada, un movimiento intestino que Si cerca del estanque, por la noche, el miedo es
envuelve Ja masa íntima, "un chapoteo breve, vivo un miedo especial, es también porque se trata de un
y agitado en todos los sentidos". Si reflexionamos miedo que mantiene cierto horizonte. Es muy dis-
sobre él, veremos que un movimiento tan íntimo no tinto del miedo en la grata o en el bosque. Es menos
está dado por una experiencia objetiva. Lo experi-
cercano, menos condensado, menos localizado, me-
mentamos mediante la introspección, como dicen los nos fluido. En cierto modo las sombras sobre el agua
filósofos. El agua mezclada con la noche es un anti-
son de alguna manera más móviles que las sombras
guo remordimiento que no quiere adormecerse... sobre la tierra. Insistamos un poco sobre su movi-
La noche al borde del estanque trae un miedo miento y su transformación. Las lavanderas noctur-
específico, una especie de miedo húmedo que pe-
nas se instalan en la bruma a la orilla del río. Natu-
netra al soñador y lo hace estremecer. La noche sola ralmente arrastran a su víctima en la primera mitad
dalia un miedo menos físico. El agua sola daría obse- de la noche. Se trata de un caso particular de esta
siones más claras. El agua en la noche da un miedo ley de la imaginación que repetiremos siempre: la
penetrante. Uno de los lagos de Edgar Poe, "ama- imaginación es un devenir, Al margen de los reflejos
ble" a la claridad del día, despierta un terror pro- del miedo que no es posible imaginar y que por eso
gresivo cuando llega la noche: mismo no es posible contai' bien, el espanto sólo
puede trasmitirse en una obra literaria si este espanto
es evidentemente un devenir. Ya de por sí la noche
Pero cuando la noche había arrojado su ropaje so-
bre aquel lugar, como sobre todos, y el viento mís- proporciona un devenir a los fantasmas. Entre esos
tico iba a murmurar su música entonces —¡oh!, — fantasmas, sólo la guardia entrante es ofensiva
14
.
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/\
,
8 despierta
i ''
«'"a 43), en l as A n S í S ? *
1
<*' "• * el agua, la noche, el aire asoleado son sustancias de
"" *- píntU de *• "gusto elevado". No necesitan lo pintoresco de las
aguas "llamado el 0 y/ w de Dobv
de un animal espanLo A ° í f
/ f
tlene h fo ™ especies.
del fuego —
es la vencedora del fuego; toma sobie el A veces la viscosidad es también el rastro de una
fatiga onírica que impide el sueño de avanzar. Vi-
fuego un paciente desquite; apacigua el fuego y,
en nosotros, ca lm a la fiebre. Más que el martillo, vimos entonces sueños pegajosos en un medio vis-
aniquila las tierras, ablanda las sustancias. ooso. El caleidoscopio del sueño está lleno de objetos
redondos, lentos. Si pudiéramos estudiar' sistemática-
Luego, el trabajo de la pasta continúa. Cuando
mente esos sueños blandos nos llevarían al conoci-
hemos podido hacer entrar realmente el agua en la
miento de una imaginación mesomorfa, es decir, de
propia sustancia de la tierra aplastada, cuando la ha-
rina ha bebido el agua y cuando el agua ha comido una imaginación intermediaria entre la imaginación
la harina, entonces comienza la experiencia del "en- formal y imaginación material. Los objetos del
la
lace", el largo sueño del "enlace". sueño mesomorfo sólo difícilmente toman su forma,
por la
ya
comunidad de lazos íntimos. En efecto, en
veces —y no luminoso — corresponde, según creemos,
la densidad ontológica más fuerte de la vida onírica.
muchos inconscientes el agua es amada por su visco-
Esos sueños que son sueños de masa son, ya una
sidad. La experiencia de lo viscoso alcanza numero-
lucha, ya una derrota para crear, para formar, para
sas imágenes orgánicas que ocupan permanentemente
deformar, para modelar'. Como dice Víctor Hugo:
al trabajador en su larga paciencia mientras amasa.
"Todo se deforma, hasta lo informe" (Los trabaja-
Michelet puede presentársenos como un adepto de dores del mar, Homo Edax).
esta química a priori fundada sobre ensoñaciones in-
Hasta el propio ojo, la visión pura, se cansa de
15
conscientes. Para él, "elagua de mar, aun la más -
los sólidos. Quiere soñar la deformación. Si la vista
pura, tomada en alta mar, lejos de toda mezcla, es acepta de veras la libertad del sueño, todo transcurre
15
-i . Michelet, La Mer, p. 111. dentro de una intuición viva. Los "relojes blandos"
de Salvador Dalí se estiran, se escurren en el borde de
IW LAS AGUAS COMPUESTAS LA S AGUAS COMPUESTAS
objeto directamente sometido a las tentaciones de la Esta coagulación del agua con la materia no se
comprende del todo si nos contentamos con la ob-
monstruosidad. Si reflexionamos sobre La conquista
de lo irracional, comprendemos que este heiucliteís- servación visual. Hay que agregar una observación
mo pictórico depende de una ensoñación de una sa- dd tacto. Es un término con dos componentes sen-
prendente sinceridad. Deformaciones tan profundas sibles. Es interesante según la acción, por borrosa
necesitan inscribir la deformación en la sustanda que sea, de una experiencia táctil que se agrega a
Como dice Salvador Dalí, el reloj blando es carne, la observadón visual. Rectificaremos así la teoría del
16
es "queso". A
menudo esas deformaciones son nul homo faber que postula demasiado a la ligera un
comprendidas porque son vistas estáticamente. Cia- acuerdo entre el trabajador y el geómetra, entre la
tos críticos estabilizados fácilmente las consideran
aodón y la visión.
insanias. No viven su fuerza onírica profunda ni
Proponemos, por lo tanto, reintegrar a la psicolo-
participan de la imaginación, rica en viscosidad, epe
gía del homo faber las más remotas ensoñaciones y
otorga a veces a una guiñada el beneficio de una
a la vez la más dura labor. También la mano tiene
divina lentitud.
sus sueños y sus hipótesis. Ayuda a conocer la mate-
Podríamos encontrar en el espíritu piedentífico ria en su intimidad; ayuda por lo tanto a soñaría.
numerosos rastros de las mismas ensoñaciones. Así. Las hipótesis de "química ingenua" que nacen del
para Fabricius, el agua pura es ya una goma; con- trabajo del homo faber tienen tanta importancia psi-
tiene una sustancia encargada por el inconsciente de cológica por lo menos como las ideas de "geometría
realizar el enlace en obra en la masa: "El agua tiene natural". E incluso, como esas hipótesis prejuzgan de
una materia viscosa y pegajosa que hace que se una la materia más íntimamente, dan más profundidad
fácilmente a la madera, al hierro y a otros cuerpos
a la ensoñación. En el amasado no hay ya geometría,
rudos" (loe. cit., p. 30).
no hay alistas, no hay cortes. Es un sueño continuo.
No sólo un sabio sin renombre como Fabridus Es un trabajo en el que se pueden cerrar los ojos. Por
piensa mediante tales intuiciones materialistas. En- lo tanto, es una ensoñación íntima. Y además es rit-
contraremos la misma teoría en la química de Boer- mado, duramente ritmado, con un ritmo que ocupa al
haave. Boerhaave escribe en sus Elementos de Quí- cueipo entero. Por tanto, es vital. Tiene el carácter
mica: "Hasta las piedras y los ladrillos, reducidos a dominante de la duración: el ritmo.
polvo y expuestos luego a la acción del Fuego... Esta ensoñación que nace del trabajo de las masas
dan siempre algo de Agua; e incluso deben en paite se mezcla también forzosamente de acuerdo con una
su origen al Agua, que, como la goma, bga sus paites voluntad de poder especial, con la alegría varonil de
penetrar en la sustancia, de palpar el interior de las
18
Cfr. Salvador Dalí, La conquéte de l'irrationnel, p. 25. sustancias, de conocer el interior de los granos, de
m *umm *wm&m»mmwmiMm»WW Xmm A l
vencer íntimamente a la tierra, como la vence el Meditando sobre los diversos oficios que ama-
agua, de encontrar' una fuerza elemental, de tomar san comprendemos mejor la causa material y ve-
parte en el combate de los elementos, de participar nís sus variedades. La acción modeladora no queda
en una fuerza disolvente sin recursos. Luego co- suficientemente analizada con la atribución de las
mienza la acción ligadora, y el amasado con su lento formas. El efecto de la materia tampoco queda su-
-
pero regular progreso concede una alegría especial, ficientemente designado por la resistencia a la acción
menos satánica que la alegría de disolver; la mano modeladora. Todo masas lleva a
trabajo sobre las
toma conciencia directamente del éxito progresivo la concepción de una causa material verdadera-
de la unión de la tierra y del agua. Otra duración se mente positiva, verdaderamente actuante. Se trata
inscribe entonces en la materia, una duración án de una proyección natural, de un caso particular
sacudidas, sin impulso, sin finalidad precisa. Esta
del pensamiento proyectante que transporta todos los
duración no está, pues, formada. No tiene las distin-
pensamientos, acciones y ensoñaciones del hombre
tas estaciones de los esbozos sucesivos que la con-
a las cosas, del obrero a la obra. La teoría del homo
templación encuentra en el trabajo de los sólidos.
faber bergsoniano sólo encara la proyección de los
Esta duración es un devenir sustancial, un devenir
pensamientos claros. Esta teoría ha descuidado la
desde adentro. También ella puede dar' ejemplo de
proyección de ios sueños. Los oficios que tallan o
una duración íntima objetiva. Duración pobre, am-
que cortan no ofrecen una instrucción demasiado
pie, ruda que requiere trabajo para ser seguida. Du-
última acerca de la materia. La proyección sigue
ración anagenética, con todo, duración que crece,
siendo externa, geométrica. La materia ni siquiera
que produce. Es en verdad la duración laboriosa. Los
puede desempeñar en esos casos el papel de soporte
verdaderos trabajadores son aquellos que han puesto
de los actos. Es apenas el residuo, lo que la talla
"la mano en la masa", que tienen la voluntad ope-
no ha suprimido. El escultor ante su bloque de már-
radora, la voluntad manual. Esta voluntad muy espe-
mol es un servidor escrupuloso de la causa formal.
cial es visible en los tendones de la mano. El que
Encuentra la forma por eliminación de lo informe.
haya aplastado la grosella y la uva será el único en
El modelador ante su bloque de arcilla halla la forma
poder comprender el himno al Soma: "Los diez de-
por la deformación, por una vegetación soñadora de
dos castigan al corcel en la cuba" (Himnos y ple-
lo amorfo. El modelador es el que está más cerca
garias del Veda, trad. Louis Renou, p. 44). Buda
del sueño íntimo, del sueño vegetante.
tiene cien brazos porque modela.
La masa produce la mano dinámica que ofiece ¿Será necesario agregar' que este díptico muy sim-
casi la antítesis de la mano geométrica del homo faber plificado no debe llevar a pensar que separamos
bergsoniano. Es un órgano de energía y ya no un efectivamente las lecciones de la forma de las leccio-
órgano de formas. La mano dinámica simboliza la nes de la materia? El verdadero genio las reúne. Nos-
r imaginación de la fuerza. otros mismos hemos evocado en el Psicoanálisis del
100
LAS AGUAS COMPUESTAS LAS AGUAS COMPUESTAS 169
juego algunas intuiciones que prueban bien que R> lodo, en Acqui, Michelet dijo todo su fervor, toda
din supo también conducir el sueño de la materia
su fe en la regeneración, en estos términos:
¿Deberá sorprendernos ahora el entusiasmo de los En un lago cerrado donde se concentra el lodo,
niños por la experiencia de las masas? Marie Bcna- admiraba el poderoso esfuerzo de las aguas que,
parte recuerda el sentido psicoanalítico de semejante habiéndolo preparado y tamizado en la monta-
experiencia. Siguiendo a algunos psicoanalistas que ña, habiéndolo después coagulado, en lucha contra
han aislado las determinaciones anales, recuerda el su propia obra, a través de su opacidad, queriendo
interés del niño pequeño y de algunos neuróticos por penetrar, lo levantaron con pequeños temblores de
17
sus excrementos. Como en esta obra sólo analiza- tierra, lo horadaron con pequeños chorros, con vol-
mos estados psíquicos más evolucionados y más di- canes microscópicos. Algún chorro sólo consiste en
rectamente adaptados a las experiencias objetivas y burbujas de aire, pero otro, permanente, indica la
constante presencia de un hilo de agua que, obstacu-
a las obras poéticas, tenemos que caracterizar' el tra-
lizado en otra parle, después de mil y mil frotamien-
bajo de amasar en sus elementos puramente activos,
tos, termina por vencer, obteniendo lo que parece su
aislándolos de su tara psicoanalítica. £1 trabajo de .
,
¡
rejuvenecedora, que quiere hacerme vivir aún? ¿Qué resultaba inoportuno. El cuerpo sepultado era di-
haces tú? —Lo que ves, lo que hago bajo tus ojos, choso y era yo. La cabeza no enterrada se quejaba,
Hablaba distintamente, un poco bajo, pero oon un ya no era yo; al menos, eso hubiera creído. ¡Tan
voz dulce, sensiblemente maternal. fuerte más aún que una alianza,
era la alianza!,
entre la Tierra y yo! Se hubiese dicho mejor un
Esta voz maternal, ¿no sale en verdad de la sus- cambio de naturaleza. Yo era Tierra, y ella era hom-
bre. Había tomado para sí mi debilidad, mi pecado.
tancia, de la proia materia? La materia le habla a
Yo, al convertirme en Tierra, había ganado la vida,
Michelet por su intimidad. Michelet absorbe la vida
el calor, la juventud [p. 114].
material del agua en su esencia, en su contradicción.
El agua "lucha contra su propia obra". Es la única
El cambio de naturaleza entre el limo y la carne
manera de hacerlo todo, de disolver y de coagular.
es un ejemplo completo de ensoñación material.
Esta potencia bivalente será siempre la base de las
Tendremos la misma impresión de la unión orgá-
convicciones de la fecundidad continua. Para conti-
nica de la tierra y del agua si meditamos en esta pá-
nuar hay que reunir a los contraídos. En su libro sobe
La diosa naturaleza y la diosa vida, Ernest Seiüiéie gina de Paul Claudel:
a unirse la tierra y el agua. No en vano los guiri- cuando la deformación se anuncia bajo el marti-
ticos discuten para saber si arcilla es masculino o llo, cuando las barras se -curvan, algo del sueño de
femenino. Nuestra dulzura y nuestra solidez son ocn- lasdeformaciones se introduce en el alma del tra-
trarias y ella requiere participaciones andróginas. La bajada
-
Entonces se abren poco a poco las puertas
.
arcilla justo tendría que tener ya bastante tiara y de la ensoñación. Entonces nacen las flores de hierro.
bastante agua. Es muy hermosa la página en qic Sn duda imitan del exterior sus formas vegetales,
21
O. V. de L.-Milosz nos dice que estamos hechas pao si seguimos con más simpatía la parodia de sus
únicamente de arcilla y lágrimas. Un déficit de pe- inflexiones, sentimos que han recibido del obrero
nas y de lágrimas y el hombre es seco, pobre, mal- una fuerza vegetante íntima. Después de su victoria,
Demasiadas lágrimas, falta de coraje y de rigidez
dito. el martillo del herrero acaricia, con pequeños gol-
en la arcilla da otra miseria: "Hombre de arcilla, pes, la voluta. Un sueño de blandura, no sé qué
las lágrimas han ahogado tu miserable cerebro. Las
recuerdo de fluidez se encierra en un hierro foijado.
palabras sin sal corren por tu boca como el rao Los sueños que han vivido en un alma siguen vi-
tibia."
viendo en sus obras. La reja, trabajada durante mu-
cho tiempo, será siempre un seto vivo. A
lo largo de
sus vastagos sigue mostrando un acebo un poco más
Como en esta obra nos hemos prometido aprovechar
duro, un poco menos brillante que el acebo natural.
todas las ocasiones para desarrollar la psicología de
-
laimaginación material, no queremos abandonar las Y, para el que sabe soñar en los confines del hom-
-
ensoñaciones del amasado y del modelado sin seguir bro y de la naturaleza, que sabe jugar con
para el
todas las inversiones poéticas, ¿el acebo de los cam-
otra línea de ensoñación material a lo largo de la
cual podemos vivir la lenta y difícil conquista de pos no es ya un atiesamiento del vegetal, un hierro
s* , p. 75.
papel de sustancia ante el grande; el pequeño es la
Til LAS AGUAS COMPUESTAS
cimiento también del que amasa, del que sueña, por temprana infancia. Una de las partes del estudio
el agua que otorga siempre éxito sobre la materia psicoanalítico de Marie Bonaparte se llama: el ciclo
compacta. de la madre-paisaje. Cuando rastreamos la inspira-
ción de la investigación psiconalítica, se comprende
Nunca terminaríamos si quisiéramos según los en- nxiy pronto que los rasgos objetivos del paisaje no
sueños del homo faber que se abandona a la imagi-
bastan parra explicar' el sentimiento de la naturaleza,
nación de las materias. Jamás una materia le pare-
si ese sentimiento es profundo y verdadero. No es el
cerá bastante trabajada porque nunca ha terminado
conocimiento de lo real lo que nos hace amarlo pro-
de soñarla. Las formas se acaban, las materias nunca.
fundamente. El valor fundamental y primero es el
La materia es el esquema de los sueños indefinidos. sentimiento. Comenzamos por amar' la naturaleza sin
conocerla, sin verla bien, realizando en las cosas un
amor que está fundado en otra parte. Luego, se la
busca en detalle porque se la ama en masa, sin saber
por qué. La descripción entusiasta que damos de
ai el mar'." [T.]
175
176 AGUA MATERNAL Y AGUA FEMENINA AGUA MATERNAL Y AGUA FEMENINA 177
ella es una prueba de que la mir amos con pasión, cm y por todas paites de nuestros amores de infancia,
la constante curiosidad del amor. Y
si el sentimiento de esos amores que tendían en primera instancia a
por la naturaleza es tan durable en ciertas almas es la criatura, en primer lugar' a la criatura-abrigo, a la
porque, en su forma original, está en el origen de criatura- alimento que fue la madre o la nodriza...
Ese canto profundo es la voz maternal, la voz de realidad es porque esta realidad es ya un alma, esta
nuestra madre: realidad es ya un recuerdo.
terial. Veremos que la criatura que nos nutre ocn su inconsciente: en primer lugar, todo líquido es un
leche, con su propia sustancia marca con su signo im- agua; luego, toda agua es una leche. El sueño tiene
borrable imágenes muy diversas, muy alejadas, rny una raíz principal que penetra en el gran inconsciente
exteriores, y que esas imágenes no pueden ser oaiec- simple de la vida infantil primitiva. Hay también
tamente analizadas por los temas habituales de la toda una red de raíces fasciculadas que viven en una
imaginación formal. Mostraremos a grandes lagos apa más superficial. Esta región superficial donde
que esas imágenes muy valorizadas tienen más de se mezclan el consciente y el inconsciente es lo que
materia que de forma. Para demostrarlo, vamos a es- estudiamos, en especial, en nuesttas obras sobre
tudiar un poco más de cerca las imágenes literarias la imaginación. Pero ya es tiempo de mostrar' que la
que pretenden forzar las aguas naturales, el agua de zara profunda está siempre activa y que la imagen
los lagos y de los ríos, el agua del mismo mar para material de la leche sostiene las imágenes, más cons-
que reciban las apariencias lechosas, las metáforas cientes, de las aguas. Los primeros centros de interés
lácteas. Mostraremos que esas metáforas insensatas están constituidos por un interés orgánico. El centro
ilustran un amor inolvidable. de un interés orgánico es lo que centraliza primero
Como ya observamos, para la imaginación mate- las imágenes adventicias. Llegaríamos a la misma con-
rial todo líquido es un agua. Un principio fundamen- clusión si examináramos cómo se valoriza progresi-
tal de la imaginación material obliga a colocar' en la vamente el lenguaje. La primera sintaxis obedece a
raíz de todas las imágenes sustanciales uno de los una especie de gramática de las necesidades. La le-
elementos primitivos. Esta observación está justifi- che será entonces, en el orden de la expresión de
cada visual y dinámicamente: para la imaginación las realidades líquidas, el primer sustantivo o, más
todo lo que corre es agua; todo lo que corre parti- precisamente, el primer sustantivo bucal.
cipa de la naturaleza del agua, diría un filósofo. El Observemos, de paso, que ninguno de los valores
epíteto del agua corriente es tan fuerte que crea que se refieren a la boca es rechazado. La boca y
siempre y por todas parles su sustantivo. Poco im- los labios son el campo de la primera felicidad po-
porta el color; sólo proporciona un adjetivo; sólo sitiva y precisa, el campo de la sensualidad permi-
designa una variedad. La imaginación material se tida. La psicología de los labios merecería, por sí
dirige directamente a la cualidad sustancial. sola, un largo estudio.
Si ahora llevamos más lejos nuestra investigación Al abrigo de esta sensualidad permitida, insista-
sobre el inconsciente, examinando el problema en el mos un poco sobre el examen de la región psicoana-
sentido psicoanalítico, tendremos que decir que toda lítica y veamos algunos ejemplos que demuestran
agua es leche. Más precisamente, toda bebida di- el carácter fundamental de la "maternidad" de las
chosa es una leche materna. Tenemos ahí el ejemplo aguas.
de una explicación en dos planos de la imaginación Evidentemente, la imagen directamente humana
material, en dos grados sucesivos de profundidad de la leche es el soporte psicológico del himno vé-
180 AGUA MATERNAL Y AGUA FEMENINA AGUA MATERNAL Y AGUA FEMENINA
dico citado por Saintyves: "Las aguas que son ües- nutrido como un embrión enel seno de la madre
tras madres y que desean tomar parte en los saaifi- común ¿Sabe que traga? Apenas. El alimento
lo
cios vienen a nosotros siguiendo sus cauces microscópico es como una leche que viene a él. La
y ncs
distribuyen su leche."
1
Se engañaría el que visa gim fatalidad del mundo, el hambre, sólo existe en
la tieira; aquí está prevenida e ignorada. Ningún
aquí tan sólo una imagen filosófica vaga que da pa-
esfuerzo de movimiento, ninguna búsqueda de ali-
rias a la divinidad por los beneficios de la natura- 2
mento. La vida debe flotar como un sueño.
leza. La adhesión es mucho más íntima y debemos
darle a la imagen la absoluta totalidad de su rea-
lismo. Podríamos decir que para la imaginación ma-
¿No es con toda evidencia, el sueño de un
éste,
terial, el agua, como la leche, es un ali mento am- niño saciado, que flota en su bienestar? Sin duda,
Michelet ha racionalizado de muchas maneras la
píete. El himno citado por Saintyves continúa: 'La
imigcn que le encanta. Para él, como dijimos antes,
ambrosía está en las aguas, las hierbas medicinales
el agua de mar es un mucus. Ya ha sido trabajada
están en el agua... Aguas, traed a la perfección
todos los remedios que dan caza a las enfermedades, y enriquecida por la acción vital de seres nricros-
oópioas que han proporcionado "elementos dulces y
a fin de que mi cueipo experimente vuestros dicho-
fecundos" (p. 115). "Esta última palabra abre una
sos efectos y que pueda ver el sol durante laigo
visión profunda sobre la vida del mar. Sus criaturas,
tiempo."
para la mayoría, parecen fetos en estado gelatinoso
El agua es una leche desde que es cantada oai
que absorben y que producen la materia mucosa, lle-
que el sentimiento de adoración por la
fervor, desde
nan con ella las aguas, le dan la fecunda dulzura de
maternidad de las aguas es apasionado y sincero. una matriz infinita donde sin cesar nuevas criaturas
El tono hímnico, si anima a un corazón sincero, trae,
vienen a nadar como en una leche tibia." Tanta dul-
con una curiosa regularidad, la imagen primitiva, la zura, tanta tibieza son marcas reveladoras. Nada las
imagen védica. En un libro que se supone objetivo, sugiero objetivamente. Todo las justifica subjetiva-
casi sabio, Michelet, entregándonos su Anschauung
mente. La realidad mayor corresponde primero a lo
del Mar, da muy naturalmente con la imagen del
que comemos. Pronto el agua de mar es, paira la
- - -
mar de leche, del mar vital, del mar alimento: visión pan-biológica de Michelet, "el agua animal",
el primer alimento de todos los seres.
- Esas aguas nutritivas son densas de toda clase de
átomos grasos, apropiados para la blanda naturaleza En fin, la mejor prueba de que la imagen "nutri-
v
"
-
;
del pez. que perezosamente abre la boca y aspira, cia gobierna a todas las demás imágenes, está en que
Michelet no duda en pasar de la leche al seno, en
'
Saintyves, Folklore des eaux, p. 54. Cfr. también Louis
i
el plano cósmico: "Con sus caricias asiduas, redon-
Renou, Hymnes et Priéres du Veda, p. 33: "Inunda el
suelo, la tierra y el propio cielo, Varuna —
cuando desea deando la orilla [el mar], le dio los contornos ma-
la leche." A
2 Michelet, La Mer, p. 109. . -. ¿, fóí oA . ?
AGUA MATernal y agua femenina
AGUA MATERNAL Y AGUA FEMENINA 183
témales y, yo diría i o *
esta imagen tan familiar a poesía de las aguas.
la
3 dulce
y reposo." En el fnníí A > abrigo, tibien Aunque en apariencia sea muy
desfavorable a nues-
cabo redondeada ¡M¿MJTI A S tras tesis sobre la imaginación material, va a pro-
f*°'
Podido
™agen de Un seno'de m u £ S " ? ? «r 1 bamos fin alm ente que se puede explicar la seducción
«do conquistado, vuelto a
'
L ' A ™ 11 ° hubie *
que ejerce sobre los poetas más diversos por la ma-
la «naginación material T ™
fueA
de
" na
y no por las formas y los colores.
de la leche? AS.
sustancial
i
j 1 f
Pderdeuna
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P
La
- «na
»*"
en- necesario que la claridad lunar sea difusa es ne-—
-aternal, A aguí es cesario un agua débilmente agitada, pero de todos
P rodl los
Prepara en sus matrices un !í g a; la tiena modos lo bastante agitada como para que la super-
«obre las 0 riU as £%
*£ a A n 1
erases a todas
abundancia.
1 as
«« ras.
i 3 ? A
optimismo es una
darán los rayos — es necesario, en suma, que el agua pase
,
¿Qué
significa esta imagen de un agua lechosa? del hombre impregna de leche, pues, las aguas con-
Es imagen de una noche tibia y feliz, la imigcn
la templadas. En Elogios, St. J. Perse escribe:
de una materia clara y envolvente, de una imigcn
. . . Luego esas aguas caimas son de leche
que toma a la vez el agua y el aire, el cielo y la tierra,
y todo lo que se deirama en las blandas soledades de
y que los une, una imagen cósmica, amplia, in- la mañana.
mensa y dulce. Si la vivimos de veras, podemos íeoo-
nocer que no es el mundo el que está bañado en la Un espumoso, por blanco que sea, nunca
torrente
claridad lechosa de la luna sino el espectador que se no importa realmente
tendrá este privilegio. El color
baña en un bienestar tan físico y tan seguro que nada cuando la imaginación material sueña con sus
recuerda el más antiguo bienestar, el más dulce de elementos primitivos.
los alimentos. Del mismo modo, la leche del río Lo imaginario no encuentra
sus raíces profundas y
nunca estará helada. Un poeta jamás nos dirá que la nutricias imágenes; necesita primero una pre-
en las
luna de invierno vuelca una luz lechosa sobre las sencia más próxima, más envolvente y material. La
aguas. La tibieza del aire, la dulzura de la luz, la paz realidad imaginaria se evoca antes de ser descrita.
del a lm a son necesarias a la imagen. Estos son los La poesía es siempre un vocativo. Es, como diría
componentes fuertes y primitivos. La blancura ven- Martin Buber, del orden del Tú antes de ser del
drá después. Será deducida, presentándose como un orden del Eso. Así, la Luna es en el reino poético
adjetivo traído por el sustantivo, después de éste. materia antes de ser forma; es un fluido que penetra
al soñador. El hombre, en su estado de poesía natu-
En el reino de los sueños, el orden de las palabras
que quiere que un color sea blanco como la leche
ral y primera,
es engañoso. El soñador toma primero la leche, su no piensa en la luna que ve todas las noches, hasta
la noche en que, durante el sueño o en la vigilia,
ojo adormilado ve luego, a veces, la blancura.
viene hacia él, se le acerca, lo hechiza por sus gestos
Y en cuanto a la blancura, no se es exigente en el o le da placer o pena por su contacto. No conserva
reino de la imaginación. Aunque un rayo dorado de
de ella la imagen de un disco luminoso ambulante
la luna se agregue al río, la imaginación formal y
ni la de un ser demoniaco que de algún modo estaría
superficiales de los colores no se turbará por eso. La ligado a él, sino en primer lugar la imagen motriz,
-
imaginación de la superficie verá blanco lo que es la imagen emotiva del fluido lunar que atraviesa el
-
profundo de la exploración de Gordon Pym en los Sentía una pesadez de cueipo y de espíritu una — ,
modo ese mar singular: "El calor del agua era enton- naria ha llenado su oficio,entumeciendo el alm a y
ces verdaderamente notable, y su color, subiendo el cuerpo. Ahora el explorador es un soñador que
una rápida alteración, perdió pronto su transparencia recuerda.
sustanciales, todos los movimientos humanos valori- lo biológico y de lo químico. Se intentará, dentro
zados ascienden sin dificultad al nivel cósmico. De dd espíritu científico, explicar lo biológico por lo
la imaginación de la leche a la imaginación dd químico. El pensamiento precientífico, más cerca del
océano hay mil transiciones, porque la Teche es un pensamiento inconsciente, explicaba lo químico por
valor de imaginación que encuentra salida en tria lo biológico. Así "la digestión" de las sustancias quí-
ocasión. Nuevamente Claudel escribe: "Y la loche micas en un "digestor" era, para un alquimista, una
de la que Isaías nos dice que está en nosotros como operación de una claridad insigne. La química, du-
"6
la inundación del mar. ¿Acaso no nos ha odmado plicada así por intuiciones biológicas simples, es de
la leche, no nos ha sumergido en una felicidad sin algún modo doblemente natural. Sube sin dificultad
límites? Encontraríamos viva en el espectáculo de dd microcosmos al macrocosmos, del hombre al uni-
una gran lluvia de verano, cálida y fecundante, la verso. El agua que quita la sed al hombre da de beber
imagen de un diluvio de leche. a la tierra. El espíritu precientífico piensa concreta-
La misma imagen material, bien anclada en el co- mente imágenes que nosotros consideramos como
razón de los hombres, variará sin fin sus famas simples metáforas. Piensa de veras que la tierra bebe
derivadas. Mistral canta en Mireille (Canto cuarto): el agua. Fabricius, en pleno siglo xvín, concibe el
agua como sirviendo para "nutrir la tierra y el aire".
Vengue lou téms que la marino Prisa, pues, al rango de elemento nutricio, el mayor
Abauco sa fiero peitrino de los valores materiales elementales.
Et respiro plan plan de touti si maniere, ...
zados ascienden sin dificultad al nivel cósmico. De dd espíritu científico, explicar' lo biológico por lo
la imaginación de la leche a la imaginación dd químico. El pensamiento precientífico, más cerca del
océano hay mil transiciones, porque la Teche es un pensamiento inconsciente, explicaba lo químico por
valor de imaginación que encuentra salida en toda lo biológico. Así "la digestión" de las sustancias quí-
ocasión. Nuevamente Claudel escribe: "Y la leche micas en un "digestor" era, para un alquimista, una
de la que Isaías nos dice que está en nosotros como operación de una claridad insigne. La química, du-
6
la inundación del mar. " ¿Acaso no nos ha oolmado plicada así por intuiciones biológicas simples, es de
la leche, no nos ha sumergido en una felicidad an algún modo doblemente natural. Sube sin dificultad
límites? Encontraríamos viva en el espectáculo de del microcosmos al macrocosmos, del hombre al uni-
una gran lluvia de verano, cálida y fecundante, la verso. El agua que quita la sed al hombre da de beber
imagen de un diluvio de leche. a la tierra. El espíritu precientífico piensa concreta-
La misma imagen material, bien anclada en el co- mente imágenes que nosotros consideramos como
razón de los hombres, variará sin fin sus famas simples metáforas. Piensa de veras que la tierra bebe
derivadas. Mistral canta en Mireille (Canto cuarto): el agua. Fabricius, en pleno siglo xvni, concibe el
agua como sirviendo para "nutrir la tierra y el aire".
Vengue lou téms que la marino Pása, pues, al rango de elemento nutricio, el mayor
Abauco sa fiero peitrino de los valores materiales elementales.
Et respiro plan plan de touti si maniere, ...
I3U
AGUA MATERNAL Y AGUA FEMENINA AGUA MATERNAL Y AGUA FEMENINA 191
en Henri d'Ofterdingen, Novalis nos dice Orad, es, pues, susceptible de una gran variedad. No po-
página 16) que el padre de Henri va a una habitación dares soñar con desarrollarla incidentalmente. Nues-
a pedir "un vaso de vino o de leche". Como si, en tra tarea, en este libro, estriba en insistir sobre las
un relato que implica tantos mitos, un inconsciente materias fundamentales. Insistamos, pues, tan sólo
dinamizado pudiese dudar. ¡Qué desidia hermafio- en la bebida fundamental.
dita! Sólo en la vida, con la cortesía que escalde La intuición de la bebida fundamental, del agua
las exigencias primarias, podemos pedir "un vaso de nutriciacomo una leche, del agua concebida como
vino o un vaso de leche". Pero en el sueño, en ios un elemento nutritivo, como el elemento que se di-
verdaderos mitos, siempre pedimos lo que queremos. giere con evidencia, es tan poderosa que quizás, con
Siempre sabemos lo que queremos beber, y siempre el agua así matemizada, se comprende mejor la no-
bebemos lo mismo. Lo que se bebe en sueños es una ción fundamental de elemento. El elemento líquido
señal infalible para designar al bebedor.
aparece entonces como una ultra-leche, la leche de
Un psicoanálisis de la imaginación material más la madre de las madres. Paul Claudel, en las Cinco
profundo que el presente estudio debería emprender grandes odas (p. 48), brutaliza de algún modo las
una psicología de bebidas y de los filtros. Hace
las metáforas para ir, fogosa e inmediatamente, a la
casi cincuenta años Maurice Kufferath ya decía: "El esencia.
beber amoroso Td Liebestrank] es, en realidad, la
Vuestras fúentes no son fúentes. ¡El elemento mismo!
imagen misma del gran misterio de la vida, la re-
presentación plástica del amor, de su inapresable
¡La materia primera! ¡Es la madre lo que me hace
falta, digo!
eclosión, de su poderoso devenir, de su pasaje del
sueño a la plena conciencia por la cual, al fin, se Qué importa el juego de las aguas en el universo,
7
nos aparece su esencia trágica. Kufferath objetaba dice el poeta ebrio de esencia primera, qué importan
justamente, contra los críticos literarios que repro- las transformaciones y la distribución de las aguas:
chaban a Wagner la intervención de esta "medici-
na": "El poder mágico del filtro no desempeña nin- No quiero vuestras aguas arregladas, segadas por el
gún papel físico, su papel es puramente psicológico" sol, pasadas por el filtro y por el alambique, distri-
(p. 148). Este término psicológico es, no obstante, buidas por la energía de los montes.
demasiado global. En época en que escribía Kuf-
la Corruptibles, corrientes.
ferath, la psicología no
disponía de los múltiples
-
medios de estudio que hoy posee. La zona del olvido Claudel va a tomar el elemento líquido que no se
está mucho más diferenciada de lo que se imaginaba derramará, llevando la dialéctica del ser en la pro-
hace cincuenta años. La imaginación de los filtros pia sustancia. Quiere apoderarse del elemento al fin
poseído, cuidado, retenido, integrado a nosotros mis-
7
Maurice Kufferath, Tristón et Iseult, p. 149 .
mos. Al heracliteísmo de las formas visuales sucede
AGUA MATERNAL Y AGUA FEMENINA AGUA MATERNAL Y AGUA FEMENINA 193
el fuerte realismo de un fluido esencial, de una blan- ría, nacen como de un germen, de una realidad sen-
dura plena, de un calor igual a nosotros mismos y sual primitiva, de una ebriedad que todavía no sabe
que sin embargo nos calienta, de un fluido que se
proyectarse:
irradia, pero que deja sin embargo la alegría de ira
posesión total. En resumen, el agua real, la leche De todas parles surgían imágenes desconocidas que
materna, la madre inamovible, la Madre. se fundían, igualmente, una en
para transfor-
otra,
-
marse en seres visibles y rodear soñador], de[al
modo que cada onda del delicioso elemento se adhe-
ría a él estechamente como un dulce pecho. Parecía
que en esa comente se hubiese disuelto un grupo
Esta valorización sustancial que hace del agua una de encantadoras jóvenes que, por un instante, vol-
8
vían a ser cuerpos al contacto del joven .
leche inagotable, la leche de la naturaleza Mache,
no es la única que impone al agua un carácter
profundamente femenino. En la vida de todo hom- Página maravillosa de una imaginación profunda-
bre, o al menos en la vida soñada por todo hombre, mente materializada en la que el agua, en su volumen
aparece la segunda mujer: la amante o la esposa y en su masa, y no en la simple hechicería de sus
Esta segunda mujer también va a ser proyectada reflejos, aparece como una joven disuelta, como una
sobre la naturaleza. Junto a la madre-paisaje apa- esencia líquida de muchacha, "eine Aujlósung reizen-
recerá la mujer-paisaje. Sin duda ambas naturale- derMadchen".
zas proyectadas podrán interferir o superponerse, Las formas femeninas nacerán de la sustancia mis-
pero hay casos en que se las puede distinguir. Vamos ma pecho del hombre,
del agua, al contacto con el
a presentar un caso en el cual la proyección de la cuando, según parece, el deseo del hombre se va a
mujer-naturaleza es muy nítida. En efecto, un sueño -
precisar Pero la sustancia voluptuosa existe antes
.
de Novalis nos proporcionará nuevas razones para que las formas de la voluptuosidad.
afirmar el sustancialismo femenino del agua. Desconoceríamos uno de los caracteres singulares
Después de haber mojado sus manos y humedecido de imaginación de Novalis, si le atribuyésemos a
la
sus labios en un estanque encontrado en su sueño, la ligeraun complejo del Cisne. Sería necesario para
Novalis es asaltado por "un insuperable deseo de eso tener la prueba de que las imágenes primitivas
bañarse". Ninguna visión lo invita. Lo llama la pro- son las imágenes visibles. Ahora bien, no parece que
pia sustancia que ha tocado con sus manos y sus las visiones sean activas. Las encantadoras jóvenes
En Novalis los seres del sueño sólo existen cuando cuentea el lago maravilloso, el lago que guarda celo-
se los toca, el agua sólo contra el pecho se trans- samente su calor, su dulce calor. Las imágenes vi-
forma en mujer y no ofrece imágenes lejanas. Ese suales que nacerán de un agua tan profundamente
carácter físico muy curioso de ciertos sueños de este valorizada no tendrán, por otra parte, ninguna con-
escritor merece, en nuestra opinión, que le demos sistencia; se fundirán unas en otras, conservando
un nombre. En vez de decir que Novalis es un vi- de ese modo la marca hídrica y calorífica de su ori-
dente que ve lo invisible, podríamos decir que es gen. Sólo la materia permanecerá. Para una imagi-
un tocante que toca lo intocable, lo impalpable, lo nación como ésta, todo se pierde en el reino de la
irreal. Va más al fondo que todos los soñadores. imagen formal, nada se pierde en el reino de la ima-
Su sueño es un sueño en un sueño, no en el sentido gpi material. Los fantasmas nacidos de la sustancia
etéreo sino en el sentido de la profundidad. Se ador- no necesitan levar más lejos su acción. Es inútil que
i
mece en su propio sueño, vive un sueño en el sueño. el agua se adhiera al soñador "como un dulce pe- .
¿Quién no ha deseado, si no vivido, ese segundo cho", pero el soñador no pide más... Goza, en
sueño, en una cripta más escondida? Entonces los efecto, con la posesión sustancial. ¿Cómo no ha de
seres del sueño se acercan más a nosotros, vienen a experimentar cierto desdén por las foimas? Las for-
tocarnos, a vivir en nuestra carne, como un fuego mas ya son hábitos; la desnudez demasiado bien
sordo. dibujada es glacial, cerrada, encerrada en sus líneas.
Como ya lo indicamos en nuestro Psicoanálisis del En consecuencia, para el soñador caldeado, la imagi-
nación es puramente una imaginación material. Sueña
fuego, laimaginación de Novahs está gobernada por
ccn la materia, es su calor lo que necesita. ¡Qué im-
un colorismo es, decir, por el deseo de una sustancia
portan las visiones fugitivas, cuando en el secreto
cálida, dulce, tibia, envolvente, protectora, por la
de la noche, en la soledad de una gruta tenebrosa,
necesidad de una materia que envuelve al ser entero
logramos lo real en su esencia, con su peso y su vida
y que lo penetra íntimamente. Es una imaginación
que se desarrolla en profundidad. Los fantasmas sa-
sustancial!
len de la sustancia como foimas vaporosas pero ple-
Tales imágenes materiales, dulces y cálidas, tibias
nas, como seres efímeros pero a los que se ha podido
y húmedas, nos curan. Pertenecen a esta medicina
tocar, a los que se ha comunicado un poco del calor
imaginaria, tan oníricamente verdadera, tan fuerte-
profundo de la vida íntima. Todos los sueños de No-
mente soñada, que guarda una considerable influen-
valis llevan el signo de esta profundidad. El sueño
cia sobre nuestra vida inconsciente. Durante siglos
en el que Novalis encuentra esta agua maravillosa,
se ha visto en la salud un equilibrio entre "lo hú-
esta agua que pone por todas partes algo de la jo-
medo radical" y el "calor natural". Un viejo autor,
ven, esta agua que ofrece a la joven en partitivo, no
Lessius (muerto en 1623), se expresaba así: "Esos
es un sueño de gran horizonte, de amplia visión. En
dos principios de la vida se consumen poco a poco.
el fondo de una gruía y en el seno de la tierra se en-
A medida que disminuye este húmedo radical, el ca-
;
196 AGUA MATERNAL Y AGUA FEMENINA AGUA MATERNAL Y AGUA FEMENINA 197
lor disminuye también, y desde que uno es entu- vfigmes los rastros de este componente material.
mido, el otro se extingue como una lámpara." El am Sainlyves recuerda (loe. cit., p. 205) que en Magny-
y el calor son nuestros dos bienes vitales. Hay qE Lambat en Costa de Oro, "en las épocas de largas
saberlos economizar. Hay que comprender que lid sequías, nueve jóvenes muchachas entraban al es-
tempera al otro. Parecería que los sueños de Nováis tanque de la fuente Cmanne y la vaciaban por am-
y todas sus ensoñaciones han buscado infinitamente pielo para obtener la lluvia"; y Saintyves agrega:
la unión de un húmedo radical y de un calor difusa
'El rito de inmersión se acompaña aquí de una
Se puede explicar así el hermoso equilibrio onírico purificación del estanque de la fuente por seres pu-
de su obra. Novalis ha conocido un sueño saludable,
ros... Las jóvenes que descienden a la fuente son
un sueño que dormía bien. vírgenes..." Por una "obligación real", por una
participación material fuerzan el agua a la pureza.
Los sueños de Novalis alcanzan tal profundidad En el Ahasvérus de Edgar Quinet (p. 228), se
-
que pueden parecer excepcionales. Sin embargo, bus- puede volver a encontrar también una impresión que
cando un poco bajo las imágenes formales, podría- se aproxima a una imagen visual, pero cuya materia
mos encontrar sus esbozos en ciertas metáforas. Rr está emparentada con la materia novaliseana. " ¡Cuán-
ejemplo, en una línea de Emest Renán reconocere- tas veces, nadando en un golfo apartado, he apretado
mos los rastros del fantasma novaliseano. En efecto, ccn pasión la ola contra mi pecho! El agua pendía
en sus Eludes d'histoire religieuse (p. 32), Renán desordenada de mi cuello, la espuma besaba mis
comenta el epíteto dado al río xak'kntápdzvo; (de las labios. En tomo de mí, saltaban chispas embalsama-
bellas vírgenes) diciendo tranquilamente que sus das." Como vemos, la "forma femenina" todavía no
aguas "se resolvían en muchachas". Por más que ha nacido, pero va a nacer, puesto que la "materia
demos vuelta a la imagen por todos lados, no le femenina" está allí íntegra. Una ola a la que se
encontraremos ningún rasgo formal. Ningún diseño "aprieta'-* con amor tan cálido contra el pecho no
puede legitimarla. Podemos desafiar a un psicólogo está lejos de ser un seno palpitante.
de la imaginación de las formas: no podrá explicar No siempre somos sensibles a la vida de tales imá-
esta imagen. Sólo puede explicarse mediante la ima-
genes, no siempre las recibimos de modo directo, en
ginación material. Las ondas reciben la blancura y
su aspecto claramente material, precisamente por-
la limpidez por una materia intema. Esta materia es
que la imaginación material no ha recibido la aten-
joven disuelta. El agua ha tomado la propiedad de la
ción que merece de los psicólogos. Toda nuestra
sustancia femenina disuelta. Si queremos un agua
educación literaria se limita a cultivar la imaginación
inmaculada, mezclemos vírgenes en ella. Si quere-
formal, la imaginación clara. Por otra parte, como
mos los mares de la Melanesia, tendremos que disol-
los sueños, por lo general, son estudiados únicamente
ver negras en ellos.
en el desarrollo de sus formas, no se cae en la cuenta
Encontraremos en algunos ritos de inmersión de de que son sobre todo una vida mimada de la ma-
198 AGUA MATERNAL Y AGUA FEMENINA AGUA MATERNAL Y AGUA FEMENINA 199
do, las formas son móviles porque el inconsciente se lla. Este es un ejemplo de la acción permamente de
nos puntos de vista, una cuna recuperada. Lugas vacila al "El voluptuoso balanceo de una
decir:
horas despreocupadas y tranquilas, largas horas en vagamente los pensamientos que flotan
barca imita
n
las que, acostados en el fondo de la barca solitaria en un alma." ¡Hermosa imagen del pensamiento
contemplamos el cielo, ¿qué recuerdo nos traen? distendido feliz!
y
Todas imágenes están ausentes, el cielo vado,
las De igual modo que todos los sueños y todas las en-
pero el movimiento está allí, vivo, sin choques, rit- soñaciones que se refieren a un elemento material, a
mado; es el movimiento casi inmóvil, muy álen- una fuerza natural, las ensoñaciones y los sueños acu-
cioso. El agua nos lleva, nos acuna, nos adormece. nados proliferan. Después de ellos, otros sueños
El agua nos devuelve a nuestra madre. continuarán esta impresión de prodigiosa dulzura,
La imaginación material, por lo demás, pone su dando a la felicidad el gusto del infinito. Cerca del
marca específica sobre un tema tan general, tan poco agua sobre el agua se aprende a navegar' sobre las
formalmente circunstanciado como el sueño acunado. nubes, a nadar' en el cielo. El propio Balzac escribe,
Ser acunado sobre las aguas es, para un soñador, la en la misma página: "El río fue como un sendero
ocasión de una ensoñación específica, que se pro- .sobe el cual volamos." El agua nos invita al viaje
fundiza volviéndose monótona. Michelet lo señala imaginario. Lamartine expresa así esta continuidad
indirectamente: "Más lugar y más tiempo; ningún material del agua y del cielo, cuando "los ojos erran-
punto señalado en el que la atención puede dete- tes sobre la inmensidad luminosa de las aguas que
nerse; y ya no hay atención. Profunda es la ensoña- se confundía con la luminosidad inmensa del cielo",
ción y cada vez más profunda... un océano de sue- no sabe ya dónde comienza el cielo y dónde termina
10
ños sobre el blando océano de las aguas ." Michelet el lago: "Me parecía estar' yo mismo nadando en el
quiere pintar' mediante esta imagen el influjo de un puro éter y hundiéndome en el universal océano.
-
hábito que distiende la atención. Podemos dar vuelta Pero la alegría interior en la que nadaba era mil
a la perspectiva metafórica ya que en verdad la vida veces más infinita, más luminosa y más inconmensu-
acunada sobre el agua distiende la atención. Es com- rable que la atmósfera con la cual me confundía
prensible entonces que la ensoñación en la barca no
12‘
es igual que la ensoñación en una mecedora. Esta asi-.
ensoñación en la barca determina un hábito soñador No hay que olvidar nada para lograr dar' la me-
especial, una ensoñación que es realmente un hábito. dida psicológica de semejantes textos. El hombre es
Por ejemplo, si se suprimiera el hábito de soñar' sobre transportado porque es portado. Se lanza hacia el
las aguas se perdería un importante componente de la cielo porque está verdaderamente aligerado por su
poesía de Lamartine. Esta ensoñación tiene a veces bienaventurada ensoñación. Cuando se ha recibido
una intimidad de una extraña hondura. Balzac no 11
Balzac, Le lys dans ¡a vallée, ed. Calmann-Lévy,
10 p. 221.
Michelet, Le Pritre, p. 222, 12
Lamartine, Raphael, xv. .-¿ v *-».?-£*
202
AGUA MATERNAL Y AGUA FEMENINA
el beneficio de una imagen material fuertemente di-
namizada, cuando se imagina mediante la sustancia
y la vida del ser, todas las imágenes se animan. No
VI. PUREZA Y PURIFICACIÓN.
valis pasa así del sueño acunado al sueño conducido. LA MORAL DEL AGUA
Para Novalis la Noche misma es una materia que
nos conduce,' un océano que acuna nuestra vida;
13 Tout ce que le coeur désire peut
"La Noche te lleva maternalmente." toujours se réduire á la figure de
l'eau. *
PAUL CLAUDEL, Positions
et Propositions, II, p. 235.
203
204 PUREZA Y PURIFICACIÓN
TUREZA Y PURIFICACIÓN
dal, esta imagen natural. Una física de la imaginación
Sin duda, los temas sociales, como lohan seña-
debe rendir cuentas de este descubrimiento natural
lado insistentemente los sociólogos, están en el ai-
y directo. Debe examinar con -
atención este valor atri-
gen de las grandes categorías de la valorización
— dicho de otro modo, la verdadera valorización es
buido a una experiencia material, que se revela así
cono más importante que una experiencia comente.
de esencia social; está hecha de valores que pretenden
En el problema preciso y restringido que tratamos
cambiarse, que tienen una señal conocida y referida
a todos los miembros del grupo — .Pero creemos que
en esta obra existe para nosotros un deber de método
-
que nos obliga a dejar de lado los rasgos sociológicos
hay que considerar' también una valorización de las
de la idea de pureza. Seremos, pues, muy prudentes,
ensoñaciones inconfesas, de las ensoñaciones del so-
aun aquí, o aquí sobre todo, en la utilización de
ñador que huye de la sociedad, que pretende tomar
los datos de la mitología. No
nos serviremos de esos
el mundo como único compañero. Es cierto que esta
datos a menos que muy actuantes en
los sintamos
sociedad no es completa. Él soñador aislado guarda
la obra de los poetas o en la ensoñación solitaria.
en especial algunos valores oníricos relacionados ccn
De igual modo, referiremos todo a la psicología ac-
el lenguaje; conserva la poesía propia del lenguaje
tual. En tanto que formas y conceptos se esclerosan
de su raza. Las palabras que aplica a las cosas las
muy rápido, la imaginación material sigue siendo
poetiza, las valoriza espiritualmente en un sentido
-
una fuerza actualmente actuante. Sólo ella puede
que no puede escapar completamente a las tradicio-
reanim a r sin cesar las imágenes tradicionales; ella
nes. El poeta más innovador, al explotar la ensoña-
-
-
es precisamente probar que algunas materias nos
material está obrando bajo el juego de las formas. La
trasladan su potencia onírica, una especie de solidez
cultura nos trasmite formas, muy a menudo palabras.
poética que da unidad a los verdaderos poemas. Si - -
Si supiéramos encontrar a pesar de la cultura, un
,
las cosas ponen en orden nuestras ideas, las materias
poco de ensoñación natural, algo de la ensoñación
elementales ponen en orden nuestros sueños. No po-
ante la naturaleza, comprenderíamos que el simbo-
demos poner el ideal de pureza en cualquier parte,
lismo es un poder material. Nuestra ensoñación per-
cualquier materia. Por poderosos que sean los ritos
sonal reformaría naturalmente los símbolos atávicos,
de purificación, es normal que se dirijan a una ma-
porque los símbolos atávicos son símbolos naturales.
teria que pueda simbolizarlos. El agua clara es cons-
Una vez más hay que compvender que el sueño es
tante tentación para el fácil simbolismo de la pureza.
una fuerza de la naturaleza. Como tendremos oca-
Cada hombre encuentra sin guía, sin convención so-
206 PUREZA Y PURIFICACIÓN 207
PUREZA Y PURIFICACIÓN
sióh de volverlo a decir, no es posible conocer la pu- epe los "conocimientos naturales" están implicados
reza sin soñarla. No podemos soñarla sin ver en ella en ensoñaciones "naturales". Son esas ensoñaciones
-
1
que trataremos en este capítulo. de ello ." Hesíodo agrega: "No satisfagáis tampoco
Para un espíritu moderno, la diferencia entre un otras necesidades: no es menos funesto." Para ex-
-
agua pura y un agua impura está enteramente racio- plicar esas prescripciones, los psicólogos que pos-
nalizada. Los químicos y los higienistas han pasado tulan el carácter inmediato de las miras utilitarias
por esto: un letrero sobre una llave designa un agua encontrarán en seguida sus razones: Imaginarán un
potable. Y todo está dicho, los escrúpulos desapa- Hesíodo preocupado por las enseñanzas de la higiene
recen. Un espíritu racionalista —con débiles cono- elemental. ¡Como si hubiese, para el hombre, una
cimientos psicológicos, como la cultura clásica fa- higiene natural! ¿Existe acaso una higiene absoluta?
brica en abundancia — , al
-
meditar sobre un texto ¡Hay tantas maneras de estar sano!
-
antiguo, transporta, como una luz recurrente, su co- En realidad, sólo las explicaciones psicoanalíticas
nocimiento preciso sobre los datos del texto. Sin duda pueden ver claro en las prohibiciones enunciadas por
se da cuenta de que los conocimientos sobre la pu- Hesíodo. No hay que ir lejos en busca de la prueba.
reza de las aguas eran antaño defectuosos. Pero cree El texto que acabamos de citar está en la misma pá-
que esos conocimientos corresponden con todo a ex- gina que esta otra prohibición: "No orinéis de pie
periencias bien específicas y claras. En esas condi- vueltos hacia el sol." Esta prescripción no tiene evi-
ciones, con frecuencia las lecturas de textos antiguos dentemente ninguna significación utilitaria. La prác-
-
son lecciones demasiado inteligentes. El lector mo- tica que prohibe no hace peligrar la pureza de la luz.
derno a menudo obsequia a los antiguos con "cono- Por lo tanto, la explicación que vale para un
cimientos naturales". Olvida que los conocimientos párrafo vale para el otro. La protesta viril contra
que creemos "inmediatos" están implicados en un
sistema que puede ser muy artificial; también olvida 1
Hesíodo, Los trabajos y los días, tracl. Waltr, p. 127.
PUREZA Y PURIFICACIÓN ,
actualmente —
en virtud de un impulso inconsciente
una fábula que tabularía sobre el eje, incluso im-
pulsos oníricos.
permanente. En efecto, el agua pura y clara es, pata
Esos impulsos oníricos nos trabajan, tanto para el
el inconsciente, un llamado a las poluciones. ¿Cuán-
tas fuentes en nuestros campos no están contamina-
bien como para el mal; simpatizamos oscuramente
das? No siempre se trata de una maldad definida oai el drama de la pureza y la impureza del agua.
¿Quién no experimenta, por ejemplo, una especial
que goza por adelantado con el contratiempo de los
repugnancia, irracional, inconsciente, directa, por la
paseantes. El "crimen" apunta más arriba que a la
orilla sucia?, ¿por el río ensuciado por la basura y
falta contra los hombres. Tiene en alguno de sus
lasfábricas? Esta gran belleza natural opacada por los
caracteres el tono del sacrilegio. Es un ultraje a la na-
hombres despierta rencor. Huysmans ha jugado con
turaleza-madre.
esta repugnancia y este rencor para realzar el tono
De igual manera, en las leyendas, son numerosos
de ciertos periodos imprecatorios, para volver demo-
los castigos infligidos a los transeúntes groseros por
niacas algunas de sus escenas. Por ejemplo, ha mos-
las potencias de la naturaleza personificada. Vea-
trado ía actitud tasesperafai daVBveyve moderno, de
mos, por ejemplo, una leyenda de la Baja Normand/a Z WU&m/rt&tfo ¿>or Ja Ciudad:
" iA5s A s5 AA '
Muchas otras páginas podrían demostrar por el ga y salada, del agua mala. Esas metáforas se unifi-
absurdo elvalor inconsciente vinculado a un aguí can en una repugnancia que velan mil matices. Una
pura. Podemos medir por los peligros que coire un simple referencia al pensamiento precientífico nos
agua pura, un agua cristalina, el fervor con el cual llevará a entender la complejidad esencial de una
acogemos en su frescura y juventud el arroyo, la impureza mal racionalizada. Observemos, no obs-
fuente, el río, toda esta reserva de limpidez natural. tante, que no ocurre lo mismo en el plano de la
Sentimos que las metáforas de la limpidez y la fies- ciencia actual: hoy un análisis químico designa a
cura tienen su vida asegurada desde que se aferran un agua mala, a un agua no potable con un califi-
a realidades tan directamente valorizadas.
cativo preciso. Si el análisis revela un defecto, podrá
decir que se trata de un agua selenitosa o calcárea
o bacilar'. Si los defectos se acumulan, los epítetos se
ni presentan simplemente yuxtapuestos; permanecen ais-
lados; los encontramos en experiencias separadas. Por
Claro está que la experiencia natural y concreta de el contraiio, el espíritu precientífico —como el in-
la pureza contiene además factores más sensuales,
más próximos al sueño material que los datos de la
consciente — aglomera los adjetivos. Así, el autor de
un libro del siglo xvm, después del examen de un
vista, de la simple contemplación, sobre los cuales
ttabaja la retórica de Huysmans. Para comprender
agua mala, proyecta su juicio —
su desagrado —
sobre
seis epítetos: agua es llamada, a la vez "amarga,
el
bien el precio del agua pura es necesario haberse
nitrosa, salada, sulfurosa, bituminosa, nauseabunda".
rebelado con toda la sed engañada, después de una
¿Qué son esos adjetivos sino injurias? Corresponden
caminata veraniega, contra el viñador que ha enriado
más bien a un análisis psicológico de la repugnancia
su mimbre en la fuente familiar, contra todos los pro-
fanadores —esos Atilas de las fuentes— que encuen-
que al análisis objetivo de una materia. Representan
la suma de las muecas de un bebedor. No represen-
tran una sádica alegría en remover el limo del arroyo,
después de haber bebido. Mejor que nadie, el hombre tan —como los historiadores de la ciencia lo creen
de campo sabe el precio del agua pura porque sabe oon demasiada facilidad —una suma de conocimien-
que se trata de una pureza en peligro, porque tam- tos empíricos. No se comprenderá bien el sentido de
bién sabe beber el agua clara y fresca en el momento la búsqueda precientífica hasta que no se haya hecho
oportuno, en los raros instantes en que lo insípido el estudio psicológico del investigador.
tiene un sabor, en que el ser íntegro desea el agua Como vemos, impureza es siempre múltiple en
la
pura. relación con siempre copiosa; tiene
el inconsciente,
una nocividad polivalente. Según eso, se comprenderá
Por oposición a este placer simple pero total, po- que el agua impura pueda ser acusada de todas las fe-
dremos hacer el estudio psicológico de las metáforas chorías. Si para el espíritu consciente es aceptada
asombrosamente diversas y múltiples del agua amar-
como un simple símbolo del mal, como un símbolo
.
212 ó
PUREZA Y PURIFICACIÓN PUREZA Y PURIFICACIÓN
extemo, para el inconsciente es el objeto de una sim- el agua negra del foso, con el agua trabajada por las
bolización activa, completamente intema y sustan- burbujas, con el agua que muestra sus venas en su
cial. Para el inconsciente, el agua impura es un re- sustancia que levanta como por sí misma un remo-
ceptáculo del mal, un receptáculo abierto a todos los lino de fango. Parecería entonces que es el agua la
males; es una sustancia del mal. que sueña y la que se cubre de una vegetación de
Con lo cual podremos cargar al agua mala cm pesadilla Esta vegetación onírica está ya inducida
una suma indefinida de maleficios. Podremos male- por la ensoñación que contempla las plantas del agua.
ficiarla; es decir, por ella podremos poner el mal La flora acuática es, para algunas almas, un verda-
bajo una forma activa. Se obedece con ello a las ne- dero exotismo, una tentación de soñar en un más
cesidades de la imaginación material que necesita de allá, lejos de las flores del soi
y de la vida límpida.
una sustancia para comprender una acción. En el Sen numerosos los sueños impuros que florecen en
agua así maleficiada, basta un signo: lo que es mab el agua, que se extienden pesadamente en el agua
en un aspecto o en un carácter, se vuelve malo en como la gruesa mano palmeada del nenúfar. Nume-
su conjunto. El mal pasa de la cualidad a la sustancia rosos son los sueños impuros en los que el hombre
Se explica así que la menor impureza desvalorice adormecidos siente que circulan en él y a su alrededor
del todo a un agua pura. Es la ocasión de un male-
comentes negras y fangosas, Estigia de ondas pesadas,
ficio y recibe naturalmente un pensamiento malhe-
cargadas de mal. Y nuestro corazón es removido por
chor. Como vemos, el axioma moral de la pureza
esta dinámica del negro, nuestro ojo adormecido si-
absoluta, destruido para siempre por un pensamiento
gue indefinidamente, negro sobre negro, este devenir'
malsano, está perfectamente simbolizado por un agua
de la negrura.
que ha perdido un poco de su limpieza y de su
frescura.
Es necesario, por lo demás, que el maniqueísmo del
Examinando con ojo atento, con ojo hipnotizado agua pura y del agua impura sea un maniqueísmo
las impurezas del agua, interrogándola como se in- equilibrado. La balanza moral se inclina sin duda
terroga una conciencia, se puede esperar' leer el des- del lado de la pureza, del lado del bien. El agua se
tino de un hombre. Algunos procedimientos de la inclina al bien. Sébillot, que ha recogido un enorme
hidromancia se refieren a esas nubes que flotan en folklore de las aguas, se manifiesta sorprendido del
un agua a la que se arroja una clara de huevo * o sus- pequeño número de fuentes malditas. "El diablo rara
tancias líquidas que dejan huellas arborescentes, muy vez está en relación con las fuentes y muy pocas
curiosas, por lo demás. llevan su nombre, mientras que muchas son designa-
Hay soñadores de agua turbia. Se maravillan con das bajo el de un santo y muchas reciben el de una
5
4
hada ."
Cfr.. Collin de Plancy, Diclicmnaire Infernal, art.
5
Sébillot, loe. cit., t. ii, p. 186. > '
—
nocida por el hombre en su sabiduría innata. Aun y es frecuente ver al fiel en el borde de una fuente-
sociólogos muy sagaces han caído en esta trampa. cilla, donde se ha sumergido antes que él un sin-
Así Edward Tylor, habiéndonos recordado que los número de gente, obligado a quitar con la mano la
zulúes hacen muchas abluciones para purificarse des- espuma que recubre el agua, antes de sumergirse
para asegurarse la pureza recomendada por la ley
pués de asistir a un funeral, añade: "Debe obser-
[loe. cit, p. 562].
varse que esas prácticas han acabado por adquirir
un significado un poco diferente del que implica la
6
simple limpieza." Pero, para poder afirmar que esas Esta vez el agua pura está tan valorizada que
prácticas "han acabado por adquirir un significado" parecería que nada puede pervertirla. Es una sustan-
diferente del original, habría que poder aportar do- cia del bieh.
cumentos acerca de ese sentido original. Ahora bien, También Rohde no logra resistirse contra ciertas
a menudo, nada nos permite captar en la arqueología racionalizaciones. Recordando el principio que reco-
de las costumbres ese sentido original que pusiera mienda tomar para las purificaciones agua de fuentes
en juego una práctica útil, razonable, sana. Precisa- surgentes o de ríos, agrega: "la fuerza de arrastrar
mente, el propio Tylor nos da la prueba de una puri- o de llevarse el mal parece persistir en el agua to-
ficación por el agua que no tiene nada que ver con mada de estas corrientes. En caso de contaminación
un afán de limpieza: "Los cafres, que se lavan para especialmente grave es necesario purificarse en varias
purificarse de una mancha de convención, nunca se fuentes vivas".
7
"Hacen falta hasta cuarenta fuentes
lavan en la vida ordinaria." Así pues, podríamos para purificarse de un asesinato" (Suidas). Rohde
plantear esta paradoja: El cafre sólo se lava el cuerpo
no señala lo suficiente que el agua corriente, que el
cuando tiene sucia el alma. Con excesiva facilidad agua surgente es, en principio, un agua viva. Esta
se cree que los pueblos muy minuciosos en la puri-
vida, que permanece ligada a su sustancia, es la que
ficación por el agua están interesados en una limpieza
higiénica. También es de Tylor esta observación:
determina la purificación. El valor racional — el he-
cho de que la corriente arrastra las inmundicias
sería superado demasiado fácilmente para que se le
B. Taylor, La Civilisation primitive, trad., t. n,
pp.
t Rohde, Psyché, trad.. Apéndice 4, p.
216
PUREZA Y PURIFICACIÓN PUREZA Y PURIFICACIÓN 21f
conceda la menor estima. Es el resultado de una racio- probablemente, según Bescherelle, un musgo que ser-
nalización. En pureza es sustancial.
los hechos, toda vía de asperjador. Algunas gotas de agua daban, pues,
Toda purificación debe ser pensada como la acción la pureza. El profeta canta aun: "lávame, y quedaré
de una sustancia. La psicología de la purificación de-
más blanco que la nieve". Como el agua tiene un
pende de la imaginación material y no de una expe- -
poder íntimo puede purificar al ser íntimo, puede
riencia externa.
devolverle al alma pecadora la blancura de la nieve.
Al agua pura se le pide, pues, primitivamente, Queda lavado moralmente el que es asperjado físi-
una pureza a la vez activa y sustancial. Mediante camente.
la purificación se participa en una fuerza fecunda,
No hay en esto nada de excepcional sino, más
renovadora, polivalente. La mejor prueba de este bien, un ejemplo de una ley básica de la imagina-
íntimo poder es que se mantiene en cada gota de ción material; para la imaginación material la sus-
líquido. Son innumerables los textos en los que tancia valorizada puede actuar, aun en ínfima can-
la purificación aparece como una simple aspersión.
tidad, sobre una gran masa de otras sustancias. Es
Fossey, en su libro sobre la Magia asiría (pp. 70- la ley misma de la ensoñación de poder: tener en
73), insiste sobre el hecho de que, en la purifica- volumen pequeño, en el hueco de la mano, el medio
ción por el agua, "nunca se trata de inmersión; de una dominación universal. Es, bajo la forma con-
sino en general de aspersiones, ya sean simples, ya creta, un ideal semejante al del conocimiento de la
8
sean repetidas siete veces o dos veces siete veces". palabra clave, de la pequeña palabra que permite
En la Eneida (vi). "Corineo lleva tres veces alre- descubrir el más oculto de los secretos.
dedor de sus compañeros un ramo de olivo im- Sobre el tema dialéctico de la pureza y de la
pregnado de un agua pura, echa sobre ellos un ro- impureza del agua podemos ver esta ley básica de
cío ligero, los purifica." la imaginación material actuar en los dos sentidos, lo
Por muchos aspectos parecería que el lavado es que nos asegura el carácter eminentemente activo
la metáfora, el pasado en claro, y que la aspersión de la sustancia: una gota de agua pura basta para
es la operación real, es decir, la operación que pro- purificar un océano; una gota de agua impura basta
porciona la realidad de la operación. La aspersión para ensuciar un universo. Todo depende del sentido
es soñada, pues, como la operación primera, que im- moral de la acción elegida por la imaginación mate-
plica el máximo de realidad psicológica. En el salmo rial; si sueña el mal, sabrá propagar la impureza,
50(51), la idea de aspersión parece preceder cono sabrá hacer que estalle el germen diabólico; si sueña
una realidad a la metáfora del lavado: "Rocíame 1 el bien, tendrá confianza en una gota de la sustancia
con hisopo y seré purificado." El hisopo de los he- pura, sabrá hacer que de ella irradie la pureza bien-
breos era la flor más pequeña que conocían; era hechora. La acción de la sustancia es soñada como
un devenir sustancial querido en la intimidad de la
8
Citado por Saintyves, Folklore des eaux, p. 53. sustancia. Es, en el fondo, el devenir de una persona.
PUREZA Y PURIFICACIÓN 219
218 PUREZA Y PURIFICACIÓN
polvo solar, el cual, habiéndose purificado por sí
Esta acción puede cambiar todas las circunstancias,
mismo de mezcla de los demás elementos... se
la
superar todos los obstáculos, romper todas las bañe-
vuelve soberanamente adecuado para exaltar el fue-
ras. El agua mala es insinuante, el agua pura es
go que está en nosotros, volviéndonos, por así de-
sutil. En ambos sentidos, el agua se ha vuelto una
cirlo, de naturaleza ígnea. Entonces los habitantes
voluntad. Todas las cualidades usuales, todos los va-
de la esfera del luego se convierten en nuestros in-
lores superficiales pasan al rango de propiedades su-
feriores; y encantados de ver restablecida nuestra ,
PUREZA Y PURIFICACIÓN
220 PUREZA Y PURIFICACIÓN
No descubrimos la psicología de esta metáfora
El empleo de la palabra gaz, derivado flamenco del —que queda escamoteada— cuando decimos que hay
término Geist, determina un pensamiento materia- correspondencia entre el sentido propio y el sentido
lista que culmina su proceso metafórico: un doblete figurado. Semejante correspondencia apenas si sería
se funde entonces sobre un pleonasmo. En vez de una asociación de ideas. En realidad, es una viva
decir que un espíritu espiritual es un espíritu mate- unión de impresiones sensibles. Para el que real-
rial,o más simplemente que un espíritu es espíritu mente vive las evoluciones de la imaginación mate-
tendremos que decir, para analizar la intuición del rial, no existe un sentido figurado, todos los sentidos
conde de Gabalis, que un espíritu elemental se ha figurados guardan cierto peso de sensibilidad, cier-
convertido en un elemento. Pasamos del adjetivo al ta materia sensible; el todo consiste en determinar
sustantivo, de las cualidades a la sustancia. Al revés, esta materia sensible persistente.
cuando así nos hemos sometido a la imaginación Todos poseemos en la casa una fuente de juven-
material, la materia soñada en su poder elemental do en nuestro lavatorio de agua fría, en una mañana
se exaltará hasta convertirse en un espíritu, en una enérgica. Y sin esta experiencia trivial quizás no po-
voluntad. dría cuajar el complejo de la poética Fuente de ju-
vencio. El agua fresca despierta y rejuvenece el ros-
fio, el rostro en el que el nombre se ve envejecer, en
es el sueño de renovación sugerido por un agua fres- te ahora despierta se anima un ojo nuevo. El agua
ca. Nos sumergimos en el agua para renacer renova- fresca vuelve las llamas al rostro. Ese es el principio
dos. En Los jardines suspendidos, Stefan George oye de la inversión que va a explicar la verdadera fres-
que el agua murmura: "Sumérgete en mí para poder cura de las contemplaciones del agua. Esa mirada
surgir de mí." Entiéndase: para tener la conciencia es lo que ha refrescado. Si se participa de veras, por
de surgir. La fuente de Juvencio es una metáfora la imaginación material, en la sustancia del agua, se
muy compleja que merecería por sí sola un largo proyecta una mirada fresca. La impresión de fres-
estudio. Dejando de lado todo lo que en esta metá- cura que da el mundo visible es una expresión de
fora proviene del psicoanálisis, nos limitaremos a frescura que el hombre despierto proyecta sobre las
algunas observaciones muy particulares que demos- cosas Es imposible dar cuenta de ella sin utilizar la
siente uno tentado de atribuir una frescura joven a \cn virtudes antitéticas de los males del enfermo.
lo que se ve. El oráculo de Kolofon, según nos dice El hombre proyecta su deseo de curar y sueña con
10
Jániblico, profetizaba por el agua. "Ahora, el agua la sustancia compasiva. Nunca nos asombraremos
no comunica para nada la integral inspiración divi- bastante de la gran cantidad de trabajos médicos
na; pero nos proporciona la aptitud deseada y puri- que el siglo xvm ha consagrado a las aguas minera-
fica en nosotros el hálito luminoso..." les y a las aguas térmicas. Nuestro siglo es menos
La luz pura por el agua pura, tal parece ser el prolijo. Podemos ver fácilmente que esos trabajos
principio psicológico de la lustración. Cerca del agua, precientíficos derivan más de la psicología que de la
la luz toma una tonalidad nueva, parecería que la química. Inscriben una psicología del enfermo y del
luz tiene más claridad cuando encuentra un agua médico en la sustancia de las aguas.
clara. "Metzu —
nos dice Théophile Gautier
u
pin-— El punto de vista de la imaginación dinámica es
taba en un pabellón situado en medio de un estan- más general y más simple. La primera lección diná-
que para conservarla integridad de sus tintes." Fieles mica del agua es, en efecto, elemental: el ser va a
a nuestra psicología proyectante, diríamos, más bien, pedirle a la fuente una primera prueba de curación
la integridad de su mirada. Somos llevados a ver oon por un despertar de energía. La razón más prosaica
ojos límpidos un paisaje cuando tenemos reservas de de ese despertar deriva aun de la frescura. El agua
limpieza. La frescura de un paisaje es una manera nos ayuda, por su sustancia fresca y joven, a sen-
de verlo. Hace falta, sin duda, que el paisaje ponga timos enérgicos. En el capítulo consagrado al agua
lo suyo, hace falta que tenga algo de verde y un violenta veremos que el agua puede multiplicar sus
poco de agua, pero es la imaginación material la que lecciones de energía. Pero, por ahora, debemos tomar
soporta la tarea más pesada. Esta acción directa de conciencia de que la hidroterapia no es únicamente
la imaginación es evidente cuando nos aplicamos a la periférica. Tiene un componente central. Despierta
imaginación literaria: la frescura de un estilo es los centros nerviosos. Tiene un componente moral.
la más difícil de sus cualidades; depende del escritor Despierta el hombre a la vida enérgica. La higiene,
y no del tema tratado. en ese caso, es un poema.
La esperanza de curación aparece naturalmente li- La pureza y la frescura se alian así para dar un
gada al complejo de la Fuente de Juvencio. La cura- júbilo especialque todos los amantes del agua cono-
ción por el agua, en su principio imaginario, puede cen. La unión de lo sensible y de lo sensual sostiene
ser considerada desde el doble punto de vista de la un valor moral. Por muchos caminos, la contempla-
imaginación material y de la imaginación dinámica. ción y la experiencia del agua nos conducen a un
Para el primer punto de vista, el tema es tan claro ideal. No debemos subestimar las lecciones de las
que nos basta con enunciarlo: al agua se le atribu- materias originales. Han marcado la juventud de
10
Citado por Saintyves, loe. cit„ p. 131. nuestro espíritu. Son necesariamente una reserva
1
Théophile Gautier, Nouvelles. La Toisón d'Or. de juventud. Las encontramos asociadas a nuestros
p. 183.
224 PUREZA Y PURIFICACIÓN PUREZA Y PURIFICACIÓN
acto litúrgico que purifica el agua inclina la sustancia reducirse siempre a la figura del agua." El agua, el
humana correspondiente a la purificación. Vemos, maya de los deseos, es el don divino verdaderamente
-
13
Paul Claudel, Positions et propositious, t. i, p. 235.
229
LA SUPREMACÍA DEL AGUA DULCE
Ahora bien, si consideramos no ya mitos sino frag-
mentos de mitos, es decir, imágenes materiales más
o menos humanizadas, el debate queda en seguida
VII. LA SUPREMACÍA DEL AGUA DULCE
más matizado y sentimos bien que hay que conciliar
las doctrinas mitológicas extremas. Si la ensoñación
Toute eau était douce pour l'Égyptien, se vincula con la realidad, la humaniza, la engran-
mais surtout ceñe qui avait été puisée dece. la magnifica. Todas las propiedades de lo real,
aufleuve, émanation d'Osiris. * desde que son soñadas, se vuelven cualidades heroi-
cas. Así, para la ensoñación del agua, el agua se
GÉRARD DE NERVAL, Les Filies
vuelve la heroína de la dulzura y de la pureza. La
dufeu, p. 220.
materia soñada no permanece objetiva, puede decirse
de veras que se evemeriza.
A la inversa, el evemerismo, a pesar de su insu-
ficiencia general, proporciona a las impresiones ma-
YA QUE en este estudio queremos limitamos a ob- teriales comunes la continuidad y la relación con una
servaciones esencialmente psicológicas sobre la ima- vida humana insigne. El río, a pesar' de sus mil ros-
ginación material, sólo tomaremos de los relatos de ños, recibe un único destino; su fuente tiene la
la mitología ejemplos susceptibles de ser reanimados responsabilidad y el mérito de todo el curso. La ima-
ahora en las ensoñaciones naturales y vivas. Sólo ginación no tiene en cuenta para nada sus afluentes.
ejemplos de una imaginación que inventa sin cesar, Pretende que una geografía sea la historia de un
alejados lo más posible de las rutinas de la memoria, rey. El soñador que ve pasar el agua evoca el origen
pueden explicar esta aptitud para ofrecer imágenes legendario del río, la fuente lejana. Existe un eveme-
materiales, imágenes que sobrepasan las formas y rismo potencial en todas las grandes fuerzas de la
alcanzan la materia misma. No intervendremos en naturaleza. Pero este evemerismo secundario no debe
el debate que divide a los mitólogos desde hace un hacemos olvidar la sensualidad profunda y compleja
siglo. Como se sabe, esta división de las teorías mi- de la imaginación material. En este capítulo vamos a
tológicas consiste, en su forma esquemática, en pre- tratar de demostrar la importancia de la sensualidad
guntarse si hay que estudiar los mitos a la medida en la psicología del agua.
del hombre o a la medida de las cosas. Dicho de otro Esa sensualidad primitiva, que proporciona argu-
modo, ¿el mito es el recuerdo de la acción en que mentos a una doctrina naturalista de las imágenes
estalla un héroe o, en cambio, es el recuerdo del activas en los mitos, da una razón para la suprema-
cataclismo del mundo? cía imaginaria del agua de las fuentes sobre el agua
del océano. Para un sensualismo de este tipo, la ne-
* "Toda agua era dulce para el egipcio, pero sobie todo
cesidad de sentir directamente, la necesidad de tocar'
la que había sido sacada del río, emanación de Osiii s." [T.]
—
230 LA SUPREMACÍA DEL AGUA DULCE LA SUPREMACÍA DEL AGUA DULCE 231
pretende hacer comprender sin tomarse el trauc dan que anima a los mitos es la emoción primitiva
de hacer sentir. Cada cantón del universo recibe un ende todas: el miedo a las tinieblas, la ansiedad que
dios nomina lm ente designado. Neptuno toma el mar, al fin cura la aurora. Los mitos gustan a los hombres
Apolo el cielo y la luz. Sólo se trata de un vocabu- poique concluyen bien; los mitos concluyen bien por-
lario. Por lo tanto, un psicólogo del mito tendrá que che concluyen como la noche: con el éxito del día,
hacer el esfuerzo de encontrar cosas que estén detrás oar el éxito del héroe bueno, del héroe animoso
de los nombres, para vivir, aun antes de los relatos que desgarra y rompe en pedazos los velos, que ab-
y los cuentos, la ensoñación primitiva, natural, la suelve la angustia, que devuelve la vida a los hom-
ensoñación solitaria, la que recoge la experiencia de bres perdidos en las tinieblas como en un infierno.
todos los sentidos y proyecta todos nuestros fantas- En la teoría mítica de Ploix, todos los dioses, aun
mas sobre todos los objetos. Una vez más, esta enso- los que viven bajo por ser dioses reciben una
tierra,
ñación deberá anteponer el agua común, el agua coti- aureola: llegarán, aunque sólo sea por un
día, por
diana al infinito de los mares. una hora, a participar de la alegría divina, de la
acción diurna, que es siempre una acción de es-
plendor.
De
modernos. Pero sólo nos referiremos ahora a los tra- ese modo, Poseidón también jugará un papel en el
bajos de Charles Ploix. Nos interesan sobre todo drama celeste permanente. El nubarrón, las nubes,
porque el naturalismo de la mitología de Ploix es las neblinas serán, pues, conceptos primitivos de la
primitivamente un naturalismo a gran escala, a la psicología neptuniana. Ahora bien, se trata precisa-
medida de los fenómenos cósmicos más generales. mente de objetos contemplados sin cesar por la en-
Será un buen ejemplo para probar nuestra teoría de soñación hídrica que presenta el agua escondida en
la imaginación material que va en sentido inverso y el cielo. Los signos precursores de la lluvia despier-
que pretende hacerle un lugar a lo tangible y a lo tan una ensoñación especial, una ensoñación muy
sensual, junto a lo visible y a lo lejano. vegetal, que vive realmente el deseo de la pradera
Para Charles Ploix, el drama mitológico funda- de una lluvia bienhechora. A ciertas horas, el ser
mental — tema monótono de todas las variaciones humano es una planta que desea el agua del cielo.
es, como se sabe, el drama del día y de la noche. Charles Ploix aporta numerosos argumentos para
Todos los héroes son solares; todos los dioses son sostener su tesis del carácter primitivamente celeste
dioses de la luz. Todos los mitos cuentan la misma de Poseidón. De ese carácter primitivo resulta que
Y
historia: el triunfo del día sobre la noche. la enlo- i Charles Ploix, La Nature et les dieux, p. 444.
,-a A
234 LA SUPREMACÍA DEL AGUA DULCE LA SUPREMACÍA DEL AGUA DULCE 235
la atribución de las fuerzas oceánicas a Poseidón es Charles Ploix concluye: "Poseidón es, pues, del
tardía; es necesario que, para que Poseidón trabaje agua dulce." Del agua dulce en general, porque las
como un dios de los mares, algún otro personaje aguas dispersas en las mil fuentes del campo tienen
venga a doblar de algún modo al dios de las nubes. todas "sus fetiches" (p. 450). En su primera gene-
-
terrestre. En Trecenia "le ofrecen las primicias de está vinculado a un río particular, es ya una especie
los frutos de la tierra". Se le honra bajo el nombre de concepto divinizado." Por lo demás, un recuerdo
de Poseidón Phytalmios. Es, pues, "el dios de la ve- de esta mitología primitiva queda vinculado al pro-
getación". Toda divinidad vegetal es una divinidad pio océano. Por Okeanos, dice Ploix, "debemos en-
del agua dulce, una divinidad emparentada con los - -
tender no el mar sino la gran reserva de agua dulce
,
dioses de la lluvia y de los nubarrones. (potamos) situada en las extremidades del mundo"
También en Poseidón es
las mitologías primitivas (p. 447).
el que hace surgir las fuentes. Y
Charles Ploix asi- ¿Cómo decir más claro que la intuición soñadora
mila el tridente "a la varita mágica que también per- del agua persiste a pesar de las circunstancias adver-
mite descubrir las fuentes". A
menudo esta "varita" sas? El agua del cielo, la fina lluvia, la fúente amiga
opera con masculina violencia. Para defender a la y salutífera dan lecciones más directas que todas las
hija de Dáñaos contra el ataque de un sátiro, Posei- aguas de los mares. Lo que ha salado los mares ha
dón lanza su tridente que se hunde en la roca: "Al sido una perversión. La sal traba una ensoñación, la
retirarlo, hace surgir tres hilos de agua que se con- ensoñación de la dulzura, una de las ensoñaciones
vierten en la fuente de Lerna." Como vemos, la más materiales y más naturales que existen. La en-
varita del mago tiene una historiamuy vieja. Parti- soñación natural guarda siempre un privilegio para
cipa también de una psicología muy vieja y muy el agua dulce, para el agua que refresca y quita la
simple. En el siglo xvm con frecuencia es llamada la sed.
verga de Jacob; su magnetismo es masculino. Aún
hoy, en que los talentos se mezclan, no se habla > i iv
plo tomado de la química de Boerhaave nos muestra ciales que pueden entrar en lucha. En esta lucha, la
el sentido de esta sustancialización de la dulzura. dulzura del agua triunfa. Es una marca de su carác-
8
Para Boerhaave, el agua es muy dulce. En efecto, ter sustancial.
4
238
240 EL AGUA VIOLENTA EL AGUA VIOLENTA 2K
ganaría elementos para simbolizar cóleras disimula- Están permanentemente dinamizados por un querer-
-
das o violentas, obstinadas y vengativas. ¿Cómo pie- atacar Son la respuesta a un insulto y no una res-
.
animan ante la esperanza de una adversidad supe- tes que la teoría de los cuatro temperamentos a
rada, en la visión de un adversario vencido. Es una clasificación de las conductas. Por lo tanto, una
necesario hacer la historia psicológica de una vic- higiene activa, caracterizada por las materias so-
toria orgullosa cumplida sobre un elemento adverso
-
para encontrar el sentido vital, nervioso, real de las
he las cuales se ejerce la acción ¿y cómo no —
otorgarle el primer rango a la materia sobre la que
nociones objetivas. El orgullo es el que da la unidad
dinámica al ser, el que crea y alarga la fibra ner-
se ejerce la acción, la materia trabajada? tendrá — ,
porcionar una contribución a la psicología de la aea- tos, los menos apen; *£**£"¿¿atiente no
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1
+
***
EL AGUA VIOLENTA EL AGUA VIOLENTA 245
un elemento más extraño a su naturaleza. El joven el inconsciente multiplica las imágenes del padre y
nadador es un héroe precoz. ¿Y qué verdadero na- que todas las formas de iniciación plantean proble-
dador no ha sido primero un joven nadador? Los mas edípicos.
primeros ejercicios de natación dan motivo a un No obstante, el psiquismo hidratante de Edgar
miedo superado. La caminata no tiene ese umbral Fbe sigue siendo muy especial. La componente activa
de heroísmo. A este miedo del elemento nuevo se que acabamos de aislar en Poe, profesor de nata-
asocia por lo demás cierto temor ante el profesor -
ción, no llega a predominar sobre la componente
de natación que a menudo precipita a su alumno en melancólica, que sigue siendo el carácter dominante
un agua profunda. No es de asombrarse entonces que de las intuiciones del agua en la poética de Edgar
se manifieste un ligero complejo de Edipo, en el Poe. Acudiremos a otro poeta para ilustrar la expe-
-
que el profesor desempeña el papel del padre. Los riencia viril de la natación. Será Swinbume el que
biógrafos nos dicen que a los seis años, Edgar Poe, -
nos permita señalar al héroe de las aguas violentas.
que más tarde se convertiría en un intrépido nada-
dor, temía el agua. A un temor superado siempre
Podrían escribirse numerosas páginas sobre los pen-
corresponde un orgullo. M. Bonaparte cita una caita
samientos y las imágenes de Swinburne relativos a
de Edgar Poe en la que el poeta muestra su or-
la poesía general de las aguas. Swinburne vivió las
gullo de nadador: "No creería estar haciendo nada
horas de su infancia cerca de las olas, en la isla
extraordinario si tratara de atravesar el Paso de Ca-
de Wight. Otra propiedad de sus abuelos, a veinti-
lais entre Dover y Calais." También nos relata esce-
cinco kilómetros de Newcastle, extendía sus grandes
8
Nietzsche, Así hablaba Zaratustra. 4
Marie Bonaparte, Edgar Poe, t. i, p. 314. _j ;
)
247
246 EL AGUA VIOLENTA
EL AGUA VIOLENTA > «
En cuanto al mar. su sal debe haber estado en mi experiencia real, esto prueba evidentemente la im-
sangre desde antes de mi nacimiento. No puedo re- portancia psicológica de esta imagen. La crítica lite-
cordar un goce anterior al de ser tenido en lo alio raria no presta suficiente atención, creemos, a los
de los brazos de mi padre y enarbolado entre sus elementos reales de las imágenes. Con este ejemplo,
manos, luego arrojado como la piedra de una honda nos parece que se puede captar' el peso psicológico
a través de los aires, gritando y riendo de felicidad,
que puede recibir una expresión usada en forma tan
la cabeza por delante en las olas que avanzaban
— placer que sólo puede haber sido experimentado
7
concreta como esa de "un salto en lo desconocido",
cuando la imaginación material la devuelve a su ele-
por un personaje muy pequeño.
mento. Una humanidad que conoce el paracaidis-
1 mo, pronto tendrá a este respecto una experiencia
Estamos ante una escena de iniciación de la que
nueva. Si la imaginación material trabaja esta expe-
no se ha hecho un análisis absolutamente exacto;
riencia, abrirá un nuevo dominio de metáforas.
haciendo fe en Swinburne se han suprimido todas
las razones de sufrimiento y de hostilidad, confirién-
Restituyamos, pues, a la iniciación esos caracteres
dole la calidad de goce primero. Se ha confiado en verdaderamente primeros, verdaderamente dramáti-
las palabras de Swinburne cuando le escribía a un cos. Cuando abandonamos los brazos paternos para
amigo, a los treinta y ocho años: "Recuerdo haber ser lanzados "como la piedra de una honda" en el
drama que está siempre ligado a un primer acto. te "un personaje muy pequeño". El que ríe, con una
Es aceptar' como una alegría sustancial el festival risa burlona, hiriente, con una risa de iniciador, es
de iniciación que cubre, en el propio recuerdo, el el padre. Si el niño ríe, lo hace con una risa forzada,
terror íntimo del iniciado. con una risa obligada, con una risa nerviosa asom-
brosamente compleja. Después de la prueba, que
En los hechos, el salto en el mar reaviva, más que
puede ser muy breve, la risa infantil recupera su
cualquier otro acontecimiento físico, los ecos de una
franqueza y un coraje recurrente enmascarará la
iniciación peligrosa, de una iniciación hostil. Es la
reacción inicial; la fácil victoria, la alegría de ser
única imagen exacta, razonable, la única imagen
iniciado, el orgullo de haberse transformado en un
que se puede vivir, del salto en lo desconocido. No
ser del agua como el padre, dejarán sin rencor a "la
hay otros saltos reales que sean saltos "en lo des-
piedra de honda". Las alegrías de la natación borra-
conocido". El salto en lo desconocido es un salto
rán las huellas de la humillación inicial. Eugenio
en el agua. Es el primer salto del nadador novicio.
d'Ors ha registrado muy bien los caracteres poliva-
Cuando una expresión tan abstracta como "el salto
lentes de las "risas del agua". Mientras el guía que
en lo desconocido" encuentra su única razón en una
muestra la Residencia de Hellbrun, cerca de Salz-
7 burgo, hace admirar el Baño de Perseo y de Andró-
Citado por Lafoureade, loe. cit., t. i, p. 49.
250 EL AGUA VIOLENTA EL AGUA VIOLENTA 251
inicial, cuando escribió en Lesbia Brandon: "Más cómo acumulan las dualidades ambivalentes. Por
se
ejemplo, cuando se triunfa sobre el agua fría ani-
era el deseo que el valor lo que la attaía y la afe-
rraba a la dura experiencia del agua." No ve la mosamente, nos da una sensación de cálida circu-
exacta composición del deseo y del valor. No ve que lación. Resulta de ello una especial impresión de
el nadador obedece al deseo del valor, acordándose frescura, de frescura tónica: "El gusto del mar
de sus primeros valores cuando el deseo estaba ausen- — dice Swinbume —
el beso de las olas [es] amar-
,
te. En una experiencia de energía como la de la na- go y fresco." Pero son las ambivalencias trabajando
tación, entre el deseo y el valor no hay otra posibi- la voluntad de poder las que ordenan todo. Como
lidad, sólo la acción vigorosa de un genitivo. Como
-
dice Georges Lafourcade: "El mar es un enemigo
muchos otros psicólogos de la era antepsicoanalítica, que trata de vencer y al que hay que vencer; sus
Swinbume resbala hacia un análisis simplista que olas son cuerpos a los que hay que afrontar; el
juega con el placer y el dolor como si fuesen entida- nadador tiene la impresión de chocar con todo su
-
9
des aisladas, separables, contrarias. La natación es cuerpo los miembros del adversario." Pensemos en
ambivalente. La primera nadadura es una tragico- -
el carácter peculiar de esta personificación, sin em-
media. bargo tan exacta. Vemos antes la lucha que los lu-
chadores. Con más exactitud, el mar no es un cuerpo
-
do la tesis de Lafourcade, vamos a tratar de clasificar' suales de la imaginación para dar una forma "a los
los caracteres dinámicos de la experiencia malina. miembros del adversario", habría que reconocer que
Vamos a ver cómo los elementos de la vida objetiva esas imágenes visuales vienen en segundo lugar, sub-
-
se simbolizan con los elementos de la vida íntima. ordinadas por la necesidad de expresar al lector una
8
Eugenio d'Ors, La vida de Goya. 8
Lafourcade, loe. cit„ t. i, p. 50.
252 EL AGUA VIOLENTA
EL AGUA VIOLENTA ^
zantes si no se particularizan en una experiencia
imagen esencia lm ente dinámica que es primera y di-
cósmica, cubriéndose de rasgos pintorescos, expre-
recta, que por lo tanto deriva de la imaginación diná-
sándose en una belleza objetiva. Si el complejo de
mica, de la imaginación de un movimiento valeroso.
Esta imagen dinámica fundamental es entonces una
Swinbume desarrolla un complejo edípico, es nece-
sario que el decorado esté a la medida del perso-
especie de lucha en sí. Más que nadie, el nadador
puede decir: el mundo es mi voluntad, el mundo es naje. Por esto, la natación en las aguas naturales,
mi provocación. Yo soy quien agito el mar. en pleno lago, en pleno río, es la única que puede
a nima rse con fuerzas complexuales. La piscina, con
Para sentir el gusto, el ardor, las viriles delicias
de esta "lucha en sí", no vayamos demasiado tupido su nombre tan ridiculamente elegido, no da al ejer-
hacia su conclusión: no lleguemos demasiado pronto cicio delcomplejo su verdadero cuadro. También
al final del ejercicio, cuando el nadador goza de su faltará al ideal de soledad tan necesario a la psico-
éxito, cuando encuentra la paz en la sana fatiga. logía del desafío cósmico. Para proyectar bien la vo-
Para caracterizar la imaginación dinámica, tomemos luntad, hay que estar solo. Los poemas de la nata-
al contrario, aquí como en otras partes, la acción en ción voluntaria son poemas de la soledad. La piscina
sus premisas; e incluso, si queremos construir la carecerá siempre del elemento psicológico fundamen-
imagen de la "natación pura" como tipo particular tal que hace que la natación sea moralmente salu-
Por ejemplo, en valias ocasiones, Balzac nos mues- materia posee un pensamiento, una ensoñación y
tra en el LEnfant maudit un a lm a en total corres- que no se limita a venir a pensar en nosotros, soñar
pondencia con la vida dinámica del mar. en nosotros, sufrir en nosotros? Tampoco debemos
Étienne, el hijo maldito, está, por así decirlo, olvidar que "la ciencia oculta" del hijo maldito no
consagrado a la cólera del océano. En el momento es una hábil taumaturgia; no tiene nada en común
de su nacimiento "una horrible tempestad rugía por con la ciencia "sabia" de un Fausto. Es a la vez una
esta chimenea que multiplicaba las menores ráfagas preciencia oscura y un conocimiento directo de la
prestándoles un sentido lúgubre; la altura de su con- vida íntima, de los elementos. No ha sido adquirida
ducto la ponía en tal comunicación con el cielo que en el laboratorio, trabajando las sustancias, sino ante
los numerosos tizones del hogar tenían una especie la Naturaleza, de cara al océano, en una meditación
de respiración, brillaban y se apagaban por turno, solitaria. Balzac continúa: "Durante la noche fatal
13
según el viento". Extraña imagen ésta, en la que en que iba a ver a su madre por última vez, el océano
un tubo de chimenea, como una garganta grosera estuvo agitado por movimientos que le parecieron
e inconclusa, racionaliza toipemente —
con una tor- extraordinarios." ¿Tendremos que subrayar' que una
peza sin duda deliberada —
la colérica respiración tempestad extraordinaria es una tempestad vista por
un espectador en un estado psicológico extraordina-
del huracán. Por ese tosco medio, el océano lleva
su voz profética al cuarto más cerrado: este na- rio? Entonces hay de veras entre el universo y el
cimiento durante una horrible tempestad nocturna hombre una correspondencia extraordinaria, una co-
marca para siempre con su signo fatal la vida del municación interna, íntima, sustancial. Las corres-
hijo maldito. pondencias se anudan en instantes raros y solemnes.
Balzac, en el centro de su relato, va a manifestar
Una meditación íntima ofrece una contemplación en
la que se descubre la intimidad del mundo. La me-
13 ditación con los ojos cerrados y la contemplación
Balzac, L'Enjant maudit, ed. Librairie Nouvelle, Pa-
con los ojos abiertos tienen a veces la misma vida.
rís, 1858, p. 3.
EL AGUA VIOLENTA EL AGUA VIOLENTA 261
El alma sufre en las cosas; a la angustia de un alma caía que los signos objetivos de la tempestad no son
corresponde la miseria de un océano: necesarios para que maldito prevea la tem-
el hijo
pestad. Esta predicciónno es de orden semiológico;
Había un movimiento del agua que mostraba un es de orden psicológico. Deriva de la psicología de
> mar trabajado intestinamente; se hinchaba con gran- la cólera.
,
des olas que venían a morir con sus ruidos lúgubres, Entre dos seres que se irritan, los primeros signos
parecidos a aullidos de peiros angustiados. Etienne
se descubrió diciéndose a sí mismo: "¿Qué quiere
sen naderías — naderías que no engañan — ¿Hay
.
diá-
En efecto, veamos cómo entra en escena la volun- efecto, ¿quién no ha visto, al borde del mar, un
tad de poder. Entre Etienne y el océano no hay úni- niño linfático que da órdenes al mar? El niño calcula
camente una vaga simpatía, una simpatía blanda. su orden para proferirla en el momento en que la
Hay sobre todo una simpatía colérica, una comuni- ola le va a obedecer. Pone de acuerdo su voluntad
cación directa y reversible de las violencias. Pare- de poder con el periodo del agua que trae y retira
"
su genio de la expresión directa: "La tempestad fa- lancolía de las aguas violentas es muy distinta de
imágenes, cuando volvemos a ver las imágenes en Las almas más dulces pueden ser sorprendidas cuan-
su materia y en su fuerza elementales, sabemos des- do están por "compensar" heroicamente. La tierna
cubrir la emoción en páginas injustamente acusadas
Marceline Desbordes-Valmore —
su hija mayor se
lía que busca la ofensa repetida de las cosas después nuestras tesis sobre la imaginación dinámica. ¿Cuál
de haber sufrido la ofensa de los hombres? La me- es la verdadera calma humana? Es la calma conquis-
17
Arthur Pougin, La jeunesse de Mme. Desbordes-Val-
16
Jules Sandeau, loe. cit., p. 197. more. p. 56.
s* i
A t
A W V * H * A -§5*4
,
tada sobre uno mismo, no es la calma natural. Es la fía grandiosa, donde el hombre consciente de su fuer-
calma conquistada contra una violencia, contra la có- za sobrehumana se eleva hasta el papel de un Nep-
lera. Desarma al adversario; le impone su calma; tuno dominador. ¿Es el azar lo que hace de Goethe,
declara la paz al mundo. Soñamos con una corres- partidario delneptunismo en geología, como es sa-
pondencia mágica totalmente recíproca entre el mun- bido, uno de los más evidentes Neptunos psicológi-
do y el hombre. Edgar Quinet expresa esta magia de cos? En el Segundo Fausto, leemos esta página:
la imaginación con una fuerza singular en su gran
poema sobre el mago Merlín: Mi mirada estaba dirigida hacia la alta mar. Se di-
lataba, para englobarse sobre sí misma, luego cedía
¿Qué haces para calmar un mar furioso?
A 18 y sacudía sus olas, para asaltar la extensión de la
Contengo mi cólera.
playa y yo me indignaba de ver cómo, por el movi-
miento de una sangre apasionada, el orgullo provoca
No puede decirse mejor que la cólera es un cono-
el descontento del libre espíritu que respeta todos los
cimiento primigenio de la imaginación dinámica. Se
derechos. Tomé la cosa como un accidente, aguzan-
la da y se la recibe; se la trasmite al universo y se la
do mi mirada; el flujo se detuvo y corrió hacia atrás,
detiene en el corazón como en el universo. La có- alejándose del blanco que orgullosamente había to-
lera es la más directa de las transacciones del hombre cado. .. Se acerca rampando, él mismo estéril, para
a las cosas. No suscita imágenes vanas porque ella es repartir la esterilidad sobre miles de bordes; luego
la que ofrece las primeras imágenes dinámicas. se hincha y crece y rueda y cubre la espantosa ex-
Detener con la mirada el mar tumultuoso, como los navios. Ante esta noticia, Jerjes, indignado, hizo
lo quiere la voluntad de Fausto, arrojar una piedra en su cólera dar trescientos latigazos al Helesponto
al oleaje hostil como lo hace el niño de Michelet:
y arrojar en él un par de cepos. También oí decir
es la misma imagen de la imaginación dinámica, el que había enviado junto a los ejecutores de esta or-
mismo sueño de voluntad de poder. Esa inesperada den gente que marcara las aguas con un hierro can-
vinculación entre Fausto y un niño puede hacemos dente. Pero lo seguro es que ordenó que mientras
comprender que siempre hay un poco de ingenui- se las golpeaba con los látigos se les dijeran estas
dad en la voluntad de poder. El destino de la volun- palabras bárbaras e insensatas: "Onda amarga, tu
tad de poder consiste, en efecto, en soñar con el poder amo te castiga así porque lo has ofendido sin que
él te hubiera dado motivo. El rey Jerjes te cruzará
más allá del poder efectivo. Sin este cendal de sue-
de fuerza o de grado. Con razón nadie te ofrece sa-
ños, la voluntad de poder sería impotente. Gracias
crificios, puesto que eres una corriente engañosa y
a estos sueños, la voluntad de poder es la más ofen-
salada." Hizo castigar así al mar y se le cortó la
siva. A partir de ellos, el que desea ser un super-
cabeza a aquellos que habían dirigido la construc-
hombre encuentra naturalmente los mismos sueños 22
ción de los puentes.
que el niño que querría ser un hombre. Gobernar
el mar es un sueño sobrehumano. Es a la vez una
Si ésta fuese una anécdota aislada, una vesania,
voluntad de genio y una voluntad infantil.
excepcional, página tendría poca importancia
esta
para un estudio de la imaginación. Pero no es así,
y las vesanias más extraordinarias no son nunca ex-
cepción.
No faltan las leyendas que renuevan la práctica
En complejo de Swinburne los elementos ma-
el
del rey de los medos. ¡Cuántas brujas han objetiva-
soquistas son numerosos. Podemos asociar a ese com-
do sus rencores golpeando las aguas pantanosas des-
plejo de la psicología de las aguas violentas un w
pués del fracaso de sus encantamientos! Saintyves
complejo más netamente sádico bajo el nombre
cuenta también, al decir de Pouqueville, la práctica
de complejo de Jerjes.
de los turcos que vivían en las orillas del Inacus.
Volvamos a traer ante los ojos del lector la anéc- Esta práctica estaba en uso todavía en 1826:
21
dota contada por Herodoto:
22
Ciro ya se había vengado del Gindo que había arras-
Habiendo dado Jerjes orden de hacer construir
la
trado uno de sus caballos sagrados. "Indignado ante el in-
puentes entre las ciudades de Sestos y de Abidos, y
sulto del río, Ciro lo amenazó con volverlo tan débil que
estando terminados esos puentes, se levantó una te- luego hasta las mujeres podrían atravesarlo sin mojarse las
rrible tempestad que rompió las cuerdas y quebró
e hizo que su ejército excavara trescientos canales
rodillas,
21
Herodoto, Historia, vil. para desviar el río."
23
Cfr. Sébillot, Le Folklore de Trance, t. n, p. 465.
s/s EL AGUA VIOLENTA EL AGUA VIOLENTA 271
En una petición, levantada y firmada en forma, los avellano, con su verga de Jacob. Con la punta araña
turcos hacían presente al cadí que el Inacus, salién- el espejo transparente de la fuente; la retira viva-
dose de sus cauces, asolaba sus campos, y le supli- mente; con un gesto brusco vuelve a hundirla; pica
can que ordene que tenga que entrar en su lecho. el agua.
El juez da una sentencia en el sentido de las con-
El agua tranquila y plácida, que en su reposo es
clusiones y se atienen a esos pronunciados. Pero si
las aguas aumentan, entonces el cadí, acompañado verdaderamente
de los habitantes, baja hasta los lugares para instar
al río a que vuelva a sus cauces. Se le arroja una El agua, como una piel
24
copia de la resolución del juez: el pueblo lo trata de que nadie puede herir,
usurpador, de devastador, le arroja piedras...
termina por irritarse. Los nervios del agua están aho-
ra al vivo. Entonces el hacedor de tormentas hunde
La misma práctica es evocada en los Cantos po-
la varilla el fondo; zahiere las entrañas de la
hasta
pulares de Grecia y de Serbia de Achule Millien
fuente. Esta vez el elemento se molesta, su cólera se
(1891, 68). Las mujeres de los marineros desapa-
p.
hace universal; la tormenta ruge, el rayo estalla,
recidos se reúnen al borde del mar. Cada una:
el granizo crepita, el agua inunda la tierra. El hace-
daria. ¿Jeijes hizo marcar al rojo vivo al Helesponto Con englobar todas esas leyendas, todas esas vesa-
rebelado? Paul Claudel vuelve a dar con la imagen, nias, todas esas formas poéticas bajo el nombre de
sin pensar, al parecer, en el texto de Herodoto. Al
animismo no está todo dicho. Hay que tomar en
comienzo del primer acto de Partage du Midi encon- I cuenta, en efecto, que se trata de un animismo que
tramos esta espléndida imagen que citamos de me- verdaderamente anima, de un animismo detallado,
moria: "El mar, resplandeciente su columna verte- lleno de fineza, que encuentra con seguridad en el
bral, es como una vaca derribada a la que se marca
mundo inanimado todos los matices de una vida sen-
al rojo vivo." ¿Acaso no tiene esta imagen la conmo- ! sible y voluntaria, que lee en la naturaleza como en
vedora belleza de un cielo de atardecer herido hasta
una móvil fisonomía humana.
la sangre por el mar asombrado? Ha sido creada de-
Si queremos comprender la psicología de la ima-
lante de la naturaleza por una naturaleza de poeta
ginación concebida como una facultad natural y ya
— lejos de los libros y de los consejos escolares — 1 no como una facultad educada, hay que concederle
Tales páginas son preciosas para nuestra tesis. Ell as
un papel a este animismo prolijo, a este animismo
demuestran que la poesía es una síntesis natural y
que anima todo, que proyecta todo, que mezcla, a
duradera de imágenes aparentemente facticias. El
propósito de todo, el deseo y la visión, los impulsos
conquistador y el poeta quieren uno y otro poner la
íntimos y las fuerzas naturales. Entonces, como co-
marca de su poderío sobre el universo: ambos toman
rresponde, volveremos a anteponer las imágenes, a las
ideas. Como es debido, pondremos en primer lugar
"7
Víctor Huso, Los trabajadores del mar, 1? parte, li- I las imágenes naturales, las que dan directamente la
bro IV.
/ naturaleza, las que siguen a la vez las fuerzas de
EL AGUA VIOLENTA EL AGUA VIOLENTA 277
la naturaleza y las fuerzas de nuestra naturaleza, las de los filósofos más ingeniosos y más profundos de
que rescatan la materia y el movimiento de los ele- nuestra época me
contaba... que habiendo soñado
mentos naturales, las imágenes que sentimos actuan- muchas veces seguidas, en su juventud, que había
tes en nosotros, en nuestros órganos. adquirido la maravillosa propiedad de sostenerse y
Consideremos cualquier acción humana: veremos moverse en el aire, nunca pudo desengañarse de esta
que no tiene el mismo sabor en medio de los hom- impresión sin hacer un intento cuando cruzaba un
bres que en medio del campo. Por ejemplo, cuando el airoyo o un foso" (p. 165). La vista del arroyo reani-
niño en el gimnasio, entre el serrín, se esfuerza ma sueños lejanos, vitalizando nuestra ensoñación.
en el salto largo, sólo siente la emulación humana. Por el contraído, las imágenes literarias correcta-
Si es el primero en este ejercicio, es el primero entre mente dinamizadas dinamizan al lector; determinan
los hombres. ¡Qué orgullo tan distinto, qué orgullo en las almas consonantes una especie de higiene fí-
sobrehumano, saltar sobre el obstáculo natural, fran- sica de la lectura, una gimnástica imaginaria, una
quear de un salto el arroyo! Aunque esté solo, es el gimnástica de los centros nerviosos. El sistema ner-
primero. Se es el primero en el orden de la natura- vioso tiene necesidad de tales poemas. Desgraciada-
leza. Y el niño, en un juego infinito, bajo el sauce- mente, en nuestra enredada poética no encontramos
dal, va de una pradera a otra, señor de dos mundos, con facilidad nuestro régimen personal. La retórica,
arrostrando el agua turbulenta. ¡Cuántas imágenes con su insulsa enciclopedia de lo bello, con sus pue-
toman aquí su origen natural! ¡Cuántas ensoñaciones riles racionalizaciones de lo claro, no nos permite
sacan de aquí el gusto por el poder, el gusto por el ser verdaderamente fieles a nuestro elemento. Nos
triunfo, el gusto por el desprecio por lo que es supe- impide que sigamos, en todo su impulso, al fantasma
rado. El niño que salta sobre el arroyo de la gran real de nuestra naturaleza imaginaria, que si domi-
pradera, sabe soñar las aventuras, sabe soñar la nara nuestra vida, nos daría la verdad de nuestra
fuerza, el impulso, sabe soñar la audacia. ¡Se ha cal- alma, la energía de nuestro propio dinamismo.
zado de veras las botas de siete leguas!
PAUL CLAUDEL, L'Oiseau noir vemos un fin: la liquidez nos parece el deseo mismo
dans del lenguaje. El lenguaje quiere correr. Corre natu-
le Soleil levant, p. 230.
ralmente. Sus sobresaltos, sus peñascos, sus durezas
son intentos más facticios, más difíciles de natura-
lizar.
y caricia, pasaje de un arco líquido sobre un concierto de Paul de Reul, L'oeuvre de Swinburne, p. 32n.
musgo." [T.] 2
Spearman, Creative mind, 88. - r;;
p.
27
LA PALABRA DEL AGUA - 81
280 * » CONCLUSIÓN
de producirlo; acá sería necesario que el poeta nos Desde que una expresión poética se revela a la
indujera a mover las piernas, a correr en giros para vez pura y dominante, podemos estar seguros de que
sentir bien el movimiento asimétrico del galope; esta tiene una relación directa con las fuentes materiales
preparación dinámica falta. Es esta preparación di- elementales de la lengua. Siempre me había impre-
námica la que produce la audición activa, la audi- sionado que los poetas asocien la armónica a la poe-
ción que hace hablar, que hace que nos movamos, sía de las aguas. La dulce ciega del Titán de Jean-
que veamos. En realidad, la teoría de Spearman, en Paul toca la armónica. En Pokal, el héroe de Tieck
su conjunto, es demasiado conceptual. Sus argumen- trabaja el borde de la copa como una armónica. Y yo
tos están apoyados en dibujos, dando así a la vista me preguntaba en virtud de qué prestigio el vaso de
un privilegio insigne. Así, sólo se puede
a una Ilegal' agua sonora había recibido su nombre de armónica.
fórmula de la imaginación reproductora. Ahora bien, Mucho más tarde leí en Bachoffen que la vocal a es
la imaginación reproductora enmascara y entoipece la vocal del agua. Rige aqua, apa, wasser. Es el fo-
a la imaginación creadora. Finalmente, el verdadero nema de la creación por el agua. La a indica una
dominio paira estudiar la imaginación no es la pin- materia prima. Es la letra inicial del poema univer-
tura, es la obra literaria, es la palabra, es la frase. sal. Es la letra del descanso del alma en la mística
¡Qué poca cosa resulta entonces la forma! ¡Cómo la tibetana.
materia domina! ¡Qué gran maestro es el río!
Dice Balzac que hay "misterios encerrados en toda i Se nos va a acusar, llegado este punto, de aceptar
3
palabra humana ". Pero el verdadero misterio no como razones sólidas algunas simples aproximacio-
está necesariamente en los orígenes, en las raíces, nes verbales; se nos va a decir que las consonantes
en las formas antiguas. Existen palabras que es-
. . líquidas sólo traen a la memoria una cuidosa metá-
tán en plena floración, en plena vida, palabras que fora de los fonéticos. Pero semejante objeción pro-
el pasado no ha perfeccionado, palabras tan hermo- viene, en nuestra opinión, de un rechazo a sentir, en
sas como jamás los antiguos conocieron, palabras que su vida profunda, la correspondencia entre el verbo
son las joyas misteriosas de una lengua. La palabra y lo Semejante objeción es una voluntad de
real.
riviére, en francés, es una de éstas. Es un fenómeno ;
dejai'de lado todo un dominio de la imaginación
incomunicable a las demás lenguas. Pensemos foné- creadora: la imaginación por la palabra, la imagina-
ticamente en la brutalidad sonora de la palabra river ción por el hablar, la imaginación que goza muscu-
en inglés. Comprenderemos que la palabra riviére es larmente con hablar, que habla con volubilidad y que
el más francés de todos los términos. Es una palabra i aumenta el volumen psíquico del ser. Esta imagina-
hecha con la imagen vi«ual de la rive inmóvil y que ción sabe bien que el río es una palabra sin pun-
sin embargo no termina de correr... tuación, una frase eluardiana que no acepta, paira su
relato, "puntuadores". ¡Oh, canto del río, mairavi-
s
Balzac, Louis Lamben, ed. Leroy, p. 5.
;
llosa logorrea de la naturaleza-niña!
—
peya. Se pretende que la onomatopeya sea un eco, tormenta parpadean de igual modo y hacen temblar
se pretende que esté enteramente guiada por la audi- la luz y el cristal de las aguas. Al verlas, se las
ción. escucha temblar.
En los hechos, el oído es mucho más liberal de Por lo tanto, nos parece que hay en la actividad
lo que se lopuede suponer y puede aceptar cier-
poética una especie de reflejo condicionado, de re-
flejo extraño, ya que tiene tres raíces: reúne las im-
tas trasposiciones en la imitación; pronto está imi-
tando a la imitación primera. A su alegría de enten- presiones visuales, las impresiones auditivas y las
der, el hombre asocia la alegría del hablar activo, la impresiones vocales. Y
la alegría de expresar es tan
alegría de toda la fisonomía que expresa su talento exuberante que, expresión vocal la que
al fin, es la
de imitador. El sonido no es más que una parte del marca con sus "toques" dominantes. La
el paisaje
sobre aquel que ese movimiento parecía tener que modo natural las consonantes líquidas. El sonido, el
producir, considerándolo en su analogía con tal oto sonido nativo, el sonido natural —
es decir, la voz
movimiento del mismo tipo y sus efectos comentes; ubica las cosas en su rango. La vocalización gobierna
por ejemplo, la acción de clignoter [parpadear], so- la pintura de los verdaderos poetas. Trataremos de
bre la cual hace conjeturas, no produce ningún mido dar un ejemplo de esta pertenencia vocal que deter-
real,pero las acciones de la misma especie recuer- mina la imaginación de los poetas.
dan, por el ruido que las acompaña, el sonido que
4 Así, escuchando la contracomente del arroyo, he
ha servido de raíz a esa palabra .
ana CONCLUSIÓN
LA PALABRA DEL AGUA 285
genes que mostrar. Oigamos. El gladíolo es entonces Da alegría oír, después de la a de la tormenta,
un suspiro especial del río, un suspiro sincrónico, después del estrépito del aquilón, las o del agua, los
en nosotros, con un ligero, muy ligero pesar que se torbel li nos y la hermosa rotundidad de los sonidos.
Tanto insiste la alegría reconquistada que las pala- hemos hablar, como dice Tristan Tzara, "una nube
10
bras dan vueltas como locas: el arroyo jaranea y la de ríos impetuosos llena la árida boca".
jarana corre. Tampoco hay gran poesía sin largos intervalos de
Noterminaríamos de buscar todos los dobletes de distensión y de lentitud, grandes poemas sin silencio.
fonética imaginaria de las aguas si escuchásemos los El agua es también un modelo de ca lm a y de silen-
remolinos y las ráfagas, si estudiáramos a la vez ! ció. El agua dormida y silenciosa pone en los paisa-
vertedero formas monstruosas, a modo de bocas, con füente de Melisenda, Peleas murmura: "Siempre hay
hocicos, comudas, abiertas. La gárgola bromea in- 1 un silencio extraordinario... Se oiría dormir el
definidamente con el diluvio. La gárgola ha sido un agua" (acto i ) Parecería que para comprender bien
.
sonido antes de ser una imagen o, por lo menos, ha el silencio, nuestra a lm a necesita ver algo que se
sido un sonido que ha encontrado en seguida su ! calle; para estar segura del descanso, necesita sentir
imagen de piedra. cerca de sí un gran ser natural que duerma. Maeter-
linck ha trabajado en los límites de la poesía y del
En la pena y en la alegría, en su tumulto y en su
silencio, con el mínimo de voz, en la sonoridad de
paz, en sus bromas y en sus lamentaciones, la fuente
es, como dice Paul Fort, "el Verbo que se hace las aguas dormidas.
s
agua". escuchamos todos sus sonidos, tan her-
Si
mosos, tan simples, tan frescos, parece que el agua
"se nos viene a la boca". ¿Debemos silenciar todas -
las dichas de la lengua húmeda? ¿Cómo comprender 1 El agua tiene también voces indirectas. La naturaleza
entonces ciertas fórmulas que evocan la intimidad resuena con ecos ontológicos. Los seres se responden
profunda de lo húmedo? Por ejemplo, un himno del imitando a las voces elementales. De todos los ele-
11
Rig Veda relaciona en dos líneas el mar y la lengua: -
mentos, el agua es el más fiel "espejo de las voces".
"El seno de Indra, alterado de soma, debe estar i El mirlo, por ejemplo, canta como una cascada de
siempre lleno: así como el mar está siempre henchido
-
agua pura. En su gran novela titulada Wolf Solent,
de agua, así la lengua está sin cesar húmeda de sa-
-
Powys parece asediado por esta metáfora, por esta
lida."
9
metafonía. Por ejemplo: - ; : M .
;,<• otro sonido del mundo, había tenido siempre un Quinet, que durante tanto tiempo ha escuchado las
atractivo misterioso para Wolf. Parecía contener, en voces de Borgoña y de Bresse, rencuentra "el cha-
la esfera del sonido, lo que contienen, en la esfera poteo de las riberas en el gangueo de las aves
de la materia, los estanques empedrados de sombra
acuáticas, el croar de la rana en la polla de agua, el
y rodeados de heléchos. Parecía encerrar toda la tris- silbido del junco en el pinzón real, el grito de la
teza que se puede sentir sin franquear la línea
invisible de la región donde la tristeza se vuelve
tempestad en la fragata". ¿De dónde han tomado
desesperación [trad., p. 137]. los pájaros nocturnos los sonidos temblorosos, estre-
mecidos, que parecen la repercusión de un eco subte-
Muchas veces he vuelto a leer esas páginas que rráneo entre ruinas? "De este modo, todos los acen-
me han hecho comprender que el trino del mirlo es tos de la naturaleza muerta o animada tienen su eco
12
un cristal que cae, una cascada que muere. El mirlo y su consonancia en la naturaleza viviente."
13
no canta para el cielo, canta para un agua próxima. Armand Salacrou también encuentra el paren-
Más lejos (p. 143), Powys vuelve a oír el canto del tesco eufónico del mirlo y del arroyo. Después de
mirlo, acentuando su partentesco con el agua, "esta señalar que los pájaros marinos no cantan, Armand
cascada melodiosa de notas líquidas, frescas y tem- Salacrou se pregunta a qué azar se deben los cantos
blorosas [que parece] querer agotarse". de nuestros bosques: "Conocí un mirlo — dice
no existiesen en las voces de la naturaleza se-
Si criado cerca de un pantano que mezclaba a sus me-
mejantes repeticiones de onomatopeyas, si el agua lodías unas voces roncas y entrecortadas. ¿Cantaba
que cae no repitiera los acentos del mirlo cantor, para las ranas? ¿O era víctima de una obsesión?"
parecería que no podríamos escuchar poéticamente También el agua es una vasta unidad que armoniza
las voces naturales. El arte necesita instruirse sobre lascampanas del sapo y del mirlo. Un oído poetizado
los la música necesita instruirse sobre los
reflejos, llama las voces discordantes a la unidad cuando se
ecos. Se inventa imitando. Creemos seguir la reali- somete el canto del agua como a un sonido funda-
dad y la traducimos al plano humano. Al imitar al mental.
río, el mirlo proyecta también un poco más de pu-
El arroyo, el río, la cascada tienen, pues, un habla
reza. El hecho de que Wolf Solent sea víctima pre-
que loshombres comprenden naturalmente. Como
cisamente de una imitación y de que el mirlo oído
dice Wordsworth, "una música de humanidad":
entre el follaje, por encima del río, sea la voz lím-
pida de la bella Gerda, no hace sino dar más sentido 12
At liquidas avium voces imitarier ore
al mimetismo de los sonidos naturales. Ante fuit multo quam laevia carmina cantu.
Todo es eco en el universo. Los pájaros, en opi- Concelebrare nomines possent, auresque juvant.
nión de ciertos lingüistas soñadores, son los primeros Lucrecio, lib. V, v. 1378.
13
emisores de sonidos que inspiran a los hombres, pero Annand Salacrou, "Le mille tetes", en Le théátre
ellos mismos han imitado las voces de la naturaleza. élizabéthain, ed. José Corti, p. 121.
: )
’** v
290 CONCLUSIÓN LA PALABRA DEL AGUA 291
The still, sad music of humanity. psiquis enloquecida, de una psiquis vaciada encon-
(Lyrical Ballads.) trará ayuda en la frescurade un arroyo o de un río.
Pero será necesario que esta frescura sea hablada.
¿Cómo
podrían no ser voces proféticas las voces Será necesario que el ser desdichado hable con la
oídas con una tan fundamental simpatía? Para con- corriente.
cederle a las cosas su valor oracular', ¿debemos escu- ¡Venid, amigos míos, a cantar' en la mañana clara
charías de cerca o de lejos?, ¿tienen que hipnotizar- las vocales del arroyo! ¿Dónde queda nuestro sufri-
nos o debemos contemplarías? Cerca de los objetos miento primero? Hemos vacilado en decirlo... Na-
nacen dos grandes movimientos de lo imaginario: ció en las horas en las que fuimos amontonando co-
todos los cueipos de la naturaleza producen gigantes sas muertas en nosotros. El arroyo nos enseñará a
y enanos, el ruido de las aguas llena la inmensidad hablar' a pesar de todo, a pesar' de las penas y de
del cielo o el hueco de una concha. Se trata de dos
los recuerdos, nos trasmitirá la euforia por el eufiris-
movimientos que la imaginación viviente debe vivir'.
rno, la energía por el poema. A cada instante nos
Ésta sólo escucha las voces que se acercan o las voces
repetirá alguna hermosa palabra bien redondeada que
que se alejan. Aquel que oye las cosas bien sabe que
ruede sobre las piedras.
éstas le van a hablar' o muy fuerte o con demasiada
suavidad. Hay que apresurarse a escucharlas. La cas-
cada es estrepitosa, arroyo balbucea. La imagina-
el
ción es un altoparlante, debe amplificar o atenuar'.
Una vez que la imaginación es dueña de las corres-
pondencias dinámicas, las imágenes hablan de veras.
Comprenderemos esta correspondencia de las imá-
genes con los sonidos, si meditamos sobre "esos ver-
sos sutiles en los que una joven, inclinada sobre el
arroyo, siente pasar' a sus rasgos la belleza que nace
del sonido murmurante"
Byron, George Cordón; Fort, Paul: 136, 286 Lautréamont, Isidore Ducas- 235
lord: 255 . Fossey: 216 se (llamado el Conde de): Poe, Edgar Alian: 21, 24,
Caillois, Roger: 203 Gabalis, Le Comte de: 218, 29 25, 74, 75, 76, 77, 78, 80/;,
Carus: 140 219H, 220 Lavelle, Louis: 40 81, 82, 84-85, 87, 88, 89,
Cassel, Paulus: 68 Leibniz, Gottfried Wilhelm: 90, 91, 92, 93, 95 «, 96,
Gasquet, Joachim: 44, 137,
Claudel, Paul: 20/t, 50n, 139 154 97, 98, 99. 100, 101, 103,
54;», 55, 89, 97, 123, 143 , Gautier, Théophile: 222 Lessius: 11, 195 104, 105, 106, 107, 108;;,
144 , 160, 161 , 171 , 187 Geoffroy, Saint Hilaire: 150 Louys, Pierre: 65, 66, 68 109/1, 110, 121, 131, 141,
,
188, 191, 203, 226 , 227 George, Stefan: 220 Lucrecio: 289;; 157, 158, 175, 176, 186,
,
274 ,
278 ,
287 Giraudoux, Jean: 256 Maeterlinck, Maurice: 287 244, 245, 265
Coleridgc, Samuel Taylor: Goethe, Johann Wolfgang: Mallarmé, Stéphane: 7, 36. Pougin, Arthur: 265n
255, 256 60p>, 61. 65, 153, 267 41, 64n, 105/1, 130, 284 Pouqueville: 269