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Según Núñez Méndez (2012) “El latín era una lengua fuertemente morfológica, o sintética,
donde los casos indicaban las relaciones entre las palabras, el español se ha convertido en
una lengua sintáctica, o analítica, donde el orden de las palabras y la presencia o ausencia
de conectores indican esas relaciones. Es decir que la evolución del latín al castellano
palabras en la oración en razón del aumento de los elementos que dan sentido al enunciado.
Coincide Pharies (2007) con Núñez Méndez (2012) “Mientras que el latín es una
género, numero, caso, tiempo, modo, etc. El castellano medieval es una lengua más
bien mixta, con un fuerte componente analítico que señala las categorías
Esta transformación de una lengua sintética a una lengua mixta o una lengua
sintáctica como se le conoce actualmente al español responde a varias causas y una de ellas
poder diferenciar a lo que se refería el enunciado ya que podían haber de dos a más
el nombre son:
Propone Lapesa (1981) “En latín cada palabra llevaba en su terminación los signos
bre», representada por el tema homin-, las notas de geni- tivo y plural; el tema ama-
quedaba atribuido a la tercera persona del plural y recibía valor pasivo gracias a la adición
Es decir, que en las palabras cada una sus desinencias daban las pautas para que se
que el latín contaba con un sistema casual, que consistía en que a base de
embargo esto no significaba que no se hiciera uso de las preposiciones, por ello
añade Lapesa (1981) “las desinencias casuales no bastaban para expresar con
precisión las distintas relaciones encomendadas a cada una, y ya desde el latín más
sustantivos neutros pasaron a ser masculinos (manci- pium> mancebo, tempus> tiempo) o
femeninos (sag-m a > jalma), y muchos plurales neutros se hicieron femeninos singulares a
causa de su -a final: folia > hoja, bracchia> braza, r a m a > rama, ligna> leña” (p.74).
femenino.
Es notable que el nombre como una categoría gramatical ha permutado tanto en su
número y género así como también ha pasado de tener un sistema casual a uno
ésta iba a funcionar como sujeto, complemento directo o indirecto etc, si no que ahora el
PREPOSICIONAL.
El paso de latín al español significó el cambio de una lengua sintética a una sintáctica, es
decir, dejaron de ser el centro de atención las desinencias de una palabra, a ser
sentido al enunciado.
De acuerdo con Azofra Sierra (2009) “En el paso del latín a las lenguas romances,
uno de los cambios morfosintácticos más importantes fue la sustitución del sistema casual
latino por un procedimiento analítico, a través de preposiciones y una forma nominal única”
(p.27).
Es muy acertado afirmar que los cambios lingüísticos en una lengua no se dan por
una sola causa es por eso que para poder comprender las causas de la sustitución del
sistema casual es necesario revisar las diferentes posturas de los expertos en el tema.
Según Azofra Sierra (2009) “La falta de correspondencia entre casos y funciones,
funciones específicas ya que por cada declinación existían seis casos pero no un número
Añade Azofra Sierra (2009) “Otra causa fue la inestabilidad de las marcas formales
vocalismo” (p.29).
De acuerdo con Azofra Sierra la poca estabilidad que poseía el sistema fonético del
Coincide Pharies (2007) con Azofra Sierra (2009) “Desde tiempos tempranos se
siente la necesidad en la lengua hablada de complementar los rasgos fonéticos del sistema
casual e incluso suplantarlo, porque resulta inadecuado para la comunicación oral” (p.104).
Los cambios fonéticos fueron muy incidentes para sustituir el sistema casual por el
procedimiento analítico ya que provocaba un obstáculo para que los hablantes tuvieran una
comunicación efectiva.
Así mismo Azofra Sierra (2009) dice “También influyó en la pérdida de la flexión,
sin duda, la extensión del uso de preposiciones en época latino tardía” (p.29).
sintética a una sintáctica pues estas suponen una modificación debido se abandona el uso
palabras, que ayuda también a reconocer la función de estas en la oración y pudo contribuir
El establecer un orden de las palabras fija una característica muy importante del
castellano entre el latín ya que este supone un verdadero proceso sintáctico en el enunciado.
casual basado en los casos y desinencias a un analítico el cual presta la atención en las
En este tema se pretende continuar con los aspectos más trascendentales que causaron
cambios significativos al sistema gramatical del castellano, el género del nombre en este
características fundamentales las cuales son género y número que pese a que poseen una
formalmente hablando y la concordancia que establecen con los demás elementos que
Según Cano Aguilar (1992) “Todos los sustantivos castellanos son o masculinos o
Sin embargo, esta clasificación dual no la tenía el latín donde además de los géneros
del nombre masculino y femenino había una tercera clasificación que se designaba como
genero neutro.
Agrega Cano Aguilar (1992) “El sistema latino del 'género' contaba con tres
miembros: además de los dos existentes en romance, conocía el 'neutro', también en los
sustantivos” (p.115).
Hay que tener en consideración que los sustantivos en latín se declinaban, donde
De acuerdo con Núñez Méndez (2012) “En latín los sustantivos se declinaban, es
decir, llevaban desinencias o sufijos que indicaban las funciones sintácticas, o casos, de la
cual podría suponer un problema para identificar la función sintáctica que cumplía el
según fueran éstos femeninos, masculinos o neutros, o según su vocal temática” (p.55).
Sin embargo, con el cuadro anterior se refleja sobre todo que los sustantivos
declinación.
Según Cano Aguilar (1992) “El latín, sin embargo, no contaba con terminaciones
a uno u otro género; ello dependió de que ciertas clases formales de sustantivos (o
<<declinaciones>) tuvieran mayoría de unos u otros: así, los de la primera declinación, en
A eran, en buena parte, femeninos, y los de la segunda, en -us (> -o), masculinos; por otro
concordar con cualquier nombre femenino, y la forma en -us para los masculinos (además
Es evidente que la parte formal jugo un aspecto determinante para que las
declinaciones. Este fenómeno que actuó sobre los sustantivos de género femenino y
Coincide Núñez Méndez (2012) con Cano Aguilar (1992)“En latín se daban tres
por lo que los sustantivos neutros se distribuyeron entre los otros dos géneros.
masculino (p.108).
En síntesis, lo que produjo que se eliminara el género neutro en el paso del latín al
castellano fue la atracción formal que ya había distribuido los sustantivos masculinos y
Según Cano Aguilar (1992) La categoría del número ha sufrido pocos cambios: sus dos
miembros, singular y plural se mantienen con el mismo contenido (los restos latinos de
dual: dúo, etc., en latín se trataban como plurales). El latín no conocía marca específica
para el número: en latín, las desinencias nominales expresaban en un único morfema caso y
Las categorías del número no han sufrido muchos cambios debido a que los dos
miembros o clasificación siguen siendo los mismos, los cuales son: singular y plural. En el
Afirma Cano Aguilar (1992) que en latín el acusativo, terminaba en “s” en plural:
rosas, dominos, homines; en latín tardío reaparecieron con fuerza nuevas formas arcaicas y
todo esto aumentó de forma sorprendente la presencia de “s” en el plural. De esta manera,
especial /-e/: de ese modo surgió un alomorfo de plural, “-es”, utilizado cuando la palabra
acentuada (en castellano medieval eran mucho más frecuentes maravedís o marroquís que
maravedíes o marroquíes; otras vocales acentuadas en posición final eran aún raras);
también las palabras terminadas en semivocal: buey, rey, ley, vacilaban al formar el
plural,pues ya en el siglo XIII alternaban bueis y bueyes, reis y reyes, leis y leyes (en la
En el área fonética se dio también una variación debido a que surgió el alomorfo “-
es”, este alomorfo es utilizado cuando las palabras terminan en consonante. En cambio, en
el acusativo las palabras en plural le agregaron “-s”. Estos cambios implicó un realizar un
Explica Cano Aguilar (1992) que los valores del número en español perpetúan los
latinos: en los nombres contables, el plural indica cantidad superior a la unidad (niños,
mesas, etc.), mientras que en los no contables: abstractos, colectivos, etc., puede indicar
clases ( <las aguas del lugar>, <los vinos de Castilla>), objetos hechos con determinada
(en la lengua medieval, vergüenzas afrentas), el singular puede tomar valor genérico (<son
aves pequeñas papagayo e orior>). El singular y plural pueden acabar con significados muy
distintos: cfr. letra y letras (como actividad literaria), arma y armas (como actividad
militar), amor y amores; pero también pueden no ser sino variantes expresivas: <en tiempo-
manifestaciones plurales polisémicos: “los reyes” puede significar más de un rey, pero
también puede significar el rey y la reina (lo mismo ocurre con los padres, los duques, etc.).
Este particular valor dual del plural se atribuyó a influjo arábigo, pero se ha comprobado
que ya se daba en latín, al igual que está hoy presente en otros dialectos románicos.
En el español, el plural desde sus inicios posee plurales polisémicos, Cano explica que esta
influencia proviene de la lengua arábiga, estudios han comprobado que este valor se daba
también en la lengua latina, y del latín se extendió hasta las lenguas romances.
De acuerdo con Alarcos Llorach (1999) “Los numerales presentan unas peculiaridades
aplicación del llamado criterio "genético-fomal" distingue la clase de los numerales como
la categoría pronombre.
De acuerdo con Menéndez Pidal (1987) “Los cardinales pueden ser adjetivos o
Los cardinales tienen un uso confuso debido a que pueden ser utilizados como
CARDINALES CARACTERÍSTICAS
Uno, −a procede de una declinación adjetival
Dos duas tiene complicaciones. El leonés
distinguía masc. (dos, dous) y fem. (duas,
dues). Hoy en
occidentedousmasc. y varios fem: duas,
duyas, dugas. En la lengua literaria se
generaliza la
invariabilidad del género
Tres viene del tres latino
Cuatro Quattuor no permite deducir distribuciones
muy claras: aparece con varias
formas en la Romania, aunque en
castellano y portugués lo hace con w
Propone Menéndez Pidal (1987) “Los ordinales concuerdan con en número y género
(p.135).
Es decir, que los ordinales deben tener una relación directa con el género y numero
que poseen los sustantivos para no provocar una ruptura en la relación sintagmática.
directa y que se comportan como los adjetivos del tipo primero” (p.120).
reajuste en el paso del latín al romance. Como es conocido, dentro del grupo que conformó
las denominadas “lenguas romances” se encuentra el castellano, por lo que el estudio será
centrado en toda aquella reestructuración que incidió en el castellano. Para Cano (1988) el
castellano conservó algunas de las funciones propias del latín, entre las que se puede
demostrativos, etc.).
Cano Aguilar (1988) manifiesta que dentro de cada uno de los grupos de la
posición en las estructuras etc. Cano (1988) explica que a pesar de que durante el paso del
bastante parecido al latino. Hasta tal punto que se podría afirmar que algunos pronombres
conservan el “neutro” y el “caso”, dos categorías perdidas en el resto del sistema nominal.
La anterior declaración brindada por Cano Aguilar (1988) coincide con el punto de
vista de Núñez Méndez (2012), ya que dicha escritora comparte el hecho de que algunos
pronombres conservaron el género neutro (esto, eso aquello, etc.) y así mismo la distinción
de caso entre el acusativo (objeto directo, O.D.) y el dativo (objeto indirecto, O.I.) de los
pronombres de tercera persona. De acuerdo con Núñez (2012) los pronombres personales,
al igual que los sustantivos y los adjetivos, se declinaban con morfemas desinenciales, para
indicar género, número y caso, los cuales coincidían con los sustantivos y los adjetivos.
Núñez Méndez (2012) menciona que en latín solo existían pronombres de primera
y segunda persona, mientras que para la tercera persona se servían de los demostrativos IS,
HIC, ISTE, ILLE, entre los cuales se impuso ILLE “aquel” del que se derivaron todos los
pronombres de tercera persona del español. Además Azofra (2009) expone que uno de los
cambios más sustanciales en la evolución del sistema latino al español es la creación de una
doble serie de pronombres (tónica y átona). Para lo cual Núñez (2012) concuerda y explica
que los pronombres personales son tónicos cuando funcionan como sujeto o como término
de preposición (yo, mí…), pero en los demás casos (me, te…) son átonos.
Núñez Méndez (2012) describe que los pronombres personales átonos son aquellos
que perdieron su acento cuando no funcionaban como sujeto y no iban con preposición, y
pasaron a acompañar al verbo (delante o detrás) como formas clíticas (formando una sola
palabra). Por lo tanto se comprende que la presencia o pérdida del acento es el factor que
Luego de haber establecido uno de los más denotativos cambios que sufrió el paso del latín
átonos. En un primer momento Núñez (2012) relata que los pronombres tónicos que
funcionan de sujeto proceden casi todos del nominativo latino, con excepción de ILLOS >
Ellos, que viene del acusativo plural. Al igual la autora da a conocer las siguientes
formas de sujeto “yo” y “tú”, proceden de los nominativos EGO y TU. Por último la tercera
persona “él”, “ella”, “ello”, procede del demostrativo latino ILLE, ILLA, ILLUD, en su
forma de nominativo; sin embargo, los plurales “ellos” y “ellas”derivan de los acusativos
preservar la marca de plural -s, común a todas las palabras de flexión nominal.
Según Azofra Sierra (2009) para la 1.a y 2.a persona del plural, las formas de sujeto
fueron hasta el siglo XIV “nos” y “vos”; lo que dio paso a la creación de una forma
compuesta: “nosotros” y “vosotros” (< NOS ALTEROS, VOS ALTEROS), (nos otros, vos
segunda persona plural y el empleo del “vos” para la segunda persona singular; creándose
pronombres átonos están conformados por las formas de objeto directo y objeto indirecto.
Continúa diciendo que la pérdida del acento tónico favoreció que estas formas se volvieran
enclíticas, es decir, formando una sola palabra con el verbo. Con el fin de dar a conocer
más claramente la evolución etimológica de algunos pronombres tónicos (“lo”, “la”, “le” y
“os”)
Núñez Méndez (2012) trata de explicar el anterior recuadro manifestado que la
pérdida de la consonante inicial en vos >osse debe a su aparición enclítica, cuando iba con
el objeto directo e indirecto, pero que finalmente se acabó imponiendo “os”en el siglo XVI.
Además se evidencia que los pronombres de objeto directo e indirecto coincidieron menos
función.
Encontrándose que: para el objeto directo lo(s), las(s) y para el indirecto le(s). En otras
palabras, lo que se tiene como resultado es el hecho de que sólo en los pronombres de
tercera persona se mantiene la diferencia de caso latino entre el acusativo (O.D.) y el dativo
Para concluir se puede decir que con la anterior aseveración realizada por la
estableció al principio del texto, donde se dictaminaba que algunos pronombres conservan
el caso, una característica que fue transmitida de la lengua latina al castellano, pues como
se denota en el anterior ejemplo “la” está cumpliendo una función de objeto directo (La
veo) y “le” está cumpliendo una función de objeto indirecto (Le traje a María un regalo).
Recordando que dicha peculiaridad solo fue heredera del latín al castellano a los
formas de trato respetuoso a personas merecedoras de un respeto especial. Mientras que las
formas de tratamiento no deferencial serán aquellas que se utilizan para un trato normal.
Por lo que se puede visualizar que muchas lenguas en la actualidad distinguen entre el trato
familiar (con personas conocidas, con los amigos, con los familiares, etc.) y el trato de
respeto (con personas desconocidas, con los superiores, con los mayores, etc.).
Azofra Sierra (2009) hace hincapié que la evolución de los tratamientos personales
se da sobre todo en los pronombres de la segunda persona gramatical (tú, usted, vos). Ya
que son los pronombres personales de la segunda persona los que se utilizan cuando se
los tratamientos personales del castellano, desde la época medieval hasta la actualidad. Pero
antes de abordar en concreto dicha temática es importante recalcar que en el latín clásico no
Núñez Méndez (2012) explica que en latín se empleaba “Tu” para el singular y
“vos” para el plural. Pero al igual que Azofra (2009) comparte la idea de que en el latín
clásico no existía ninguna forma para indicar respeto. Luego indica que ya en una época
tardía del latín, el vos empezó a utilizarse para indicar trato respetuoso en singular, sin
perder su valor de plural. Agrega que esta distinción específicamente aparece alrededor del
Con base en los datos del recuadro anterior Núñez (2012) argumenta que durante la época
medieval el castellano conservó y acentuó la distinción que de una forma tardía el latín
empleo en los pronombres personales de la segunda persona gramatical. Con lo que “tú” se
reserva para el uso familiar y de confianza mientras que el “vos” para el singular de
cortesía. Sin embargo, el “vos” se fue generalizando más y más para el uso singular hasta el
plural. Posteriormente en el siglo de oro de acuerdo con Azofra (2009) la forma que tuvo
mayor aceptación fue “vuestra merced¨, que además podía admitir fácilmente el plural
“vuestras mercedes”, nace así una forma de respeto también para la segunda persona del
plural.
Núñez Méndez (2012) también manifiesta que en esa misma época, el siglo de oro
(siglo XVI), el plural “vos” se transformó en “vosotros”, y aunque esta forma ya existía
para resaltar la pluralidad de la segunda persona, fue en ese momento que se consolidó.
En el sistema del español moderno, han surgido variantes diatópicas: mientras que
en la mayor parte del español peninsular las formas tú y vosotros se oponen a las de
forma indistinta, para todo tipo de tratamiento hacia la segunda persona del plural.
Además de esta diferencia, en gran parte de América surge a partir del siglo XVII el
para el tratamiento familiar hace uso de los pronombres “tú” y “vosotros”, mientras que
para el tratamiento formal hace uso de los pronombres “usted” y “ustedes”. En cuanto al
español que se habla en América hay que puntualizar la ausencia completa de la segunda
se observa como diferencia entre el español hablado en España y América que en cuanto la
segunda persona del singular en el tratamiento familiar los españoles emplean el pronombre
“tú”, mientras que las dos terceras partes de los hispanoamericanos en esos contextos usan
el “vos”.
CONCLUSIONES.
BIBLIOGRAFÍA.