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¿Cuál es la mejor escala de calificación para un sistema de


evaluación educativo?

Los sistemas de calificación aplicados en la evaluación de los aprendizajes de los alumnos


en las escuelas son un elemento importante ya que ejercen un efecto determinante de todas
las prácticas pedagógicas.
Nos preguntamos:
 Qué sistema de calificación es más significativo, justo y que se adapta a la naturaleza
de la persona?
 Cuál de ellos elimina discriminación, motiva, es menos competitivo y no genera
frustración?
 Qué escala adecuada debe poseer ese sistema de calificación?
 Cuál influye de manera óptima sobre las estrategias de enseñanza de los docentes
y, particularmente, sobre las estrategias de aprendizaje de los alumnos.

De aquí, la importancia que tienen los sistemas de calificación que nos motiva a efectuar
un estudio de las características que ofrecen las diversas modalidades empleadas de manera
de seleccionar aquellos que resulten más apropiados para los propósitos didácticos, de la
planificación, del sistema escolar y a las características humanas.

1.- Sistemas de calificación.1


En primer lugar, vamos a considerar dos tipos de escalas de calificación que solemos
utilizar, y el segundo aspecto está referido a la decisión relativa a la adopción de estas escalas
en el sistema de calificación.
En el proceso de análisis para la elección de una escala es necesario tener en cuenta las
características que las escalas de calificación adquieren en términos de las condiciones y
posibilidades que brinda cada.

1.1.- Tipos de escalas de calificación


Lo que hay que considerar en la construcción de una escala de calificación es que el
número de grados de la escala debe ser elegido de acuerdo con la posibilidad real que tiene
el docente de calificar con una técnica apropiada y disponible para él, discriminando los
diferentes grados de calidad (desempeño, conducta, realización, etc.) que ha de ser evaluado
con dicha escala pero no debe ser tal que cada grado pueda ser cuestionado o aplicado por
diversos docente con diferentes criterios.
Las escalas de calificación pueden presentarse en diversas formas. Las clasificaremos en
escalas numéricas y escalas conceptuales.

a.- La escala numérica consiste en un determinado número de categorías establecidas en


términos descriptivos a las que se atribuye de antemano valores numéricos. Corresponde a una
escala de intervalos en la cual los intervalos entre pares de grados consecutivos deben ser
iguales. Esta característica permite operar con mediciones de tipo “promedio” o media

1 Ref: Alicia R. W. de Camilloni, Sistemas de calificación y regímenes de promoción .

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aritmética, tan usadas en nuestro sistema, o realizar estadísticas o gráficas de resultados por la
bondad que brindan lo números.
El número de grados comprendidos por la escala puede variar. Con fines escolares se han
utilizado escalas de varios grados (1 a 10 grados) especialmente en el nivel secundario y escalas
de pocos grados (1 a 5 grados en el nivel terciario).
De la primera encontramos dos versiones. En una, la calificación mínima de aprobación es
4 puntos, en el caso universitario. En la otra, la calificación mínima de aprobación es 6 (Ley
26206 – vigente) o 7 puntos (Ley 24195 - Derogada por la anterior) en el caso de la secundaria.
Sin embargo, lo que en la teoría corresponde a una escala de intervalos entre pares iguales,
en la práctica no es así. Si el grado de aprobación es 4 (caso universitario), 7 (caso de la Ley
Federal de Educación – derogada) o 6 (caso de la Ley de Educación Nacional – vigente). En todos
los casos la aprobación es aproximadamente el 60% de buen desempeño o realización de lo
evaluado. Es decir, debe responder a lo que se denomina “acreditables” o a los logros de
aprendizajes mínimos esperados por el docente del alumno evaluado. Es decir, si a nivel
universitario, en una escala de 1 a 10, un alumno obtiene un 4 es equivalente a que alcanzó el
mínimo de aprendizaje esperado (apr. un 60%), por debajo se distribuye la escala de 1 al 3 según
el grado de desaprobación; y por encima del mínimo grado de aprobado se aplica el mismo
criterio. Y cuando, a nivel secundario, si el grado de aprobación es 6 se aplica el mismo criterio
y cuando la aprobación fue a partir del 7 el criterio fue el mismo.

Desde mi experiencia docente a nivel secundario y terciario utilizo ambas escalas, y prefiero
la escala numérica de 5 grados considerando que la escala de 1 a 10 es un exceso en la
diferenciación cuantitativa aplicada a un sistema de calificación numérico de muchos grados.
En la práctica, a pesar de lo contrario, las escalas formadas por muchos números de
grados no permiten una discriminación rigurosa y clara de cada una de las categorías
correspondientes. Por esta razón, contribuyen a acrecentar la imprecisión de las calificaciones
asignadas por los docentes.
Cuantas veces alumnos nos piden explicación de porqué un 5 y no un 6, o porque un 7 y no
un 8. Podemos decir que cada ejercicio o pregunta fue cuantificado de antemano por el
docente, pero no deja de ser algo formal y arbitrario.
Si un mismo examen pasa por la corrección de diversos docentes veremos, de seguro, esta
diferencia de calificación.
Pero en el caso de una escala de pocos grados pero los necesarios también ayuda a lograr
consensos en los criterios de calificación empleados por diferentes docentes. De este modo,
parece conveniente construir escalas con un número de categorías pequeño con el fin de
mejorar la definición de cada grado y con el objetivo de contribuir al perfeccionamiento de la
confiabilidad de las calificaciones.
Aumentando en pocos grados más la escala, con uno o dos puntos como mínimo por el
lado de la no aprobación, y con dos o tres puntos por el costado de la aprobación, la escala
permite una mejor definición de las categorías empleadas por el evaluador.
En ellas se emplean uno o dos grados para diferenciar la calidad en la desaprobación y dos,
tres o cuatro para distinguir niveles de calidad en la aprobación. Por ejemplo:
 1 (desaprobación); 2, 3 y 4 (aprobación).
 1 y 2 (desaprobación); 3, 4 y 5 (aprobación).
Se puede afirmar que al aumentar el número de grados de la escala es más lo que se
pierde en confiabilidad que lo que se gana en información.

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Esto se puede confirmar a nivel terciario, en una mesa de examen es difícil la diferencia de
consenso entre los docentes ya que manejan 5 números para calificar. Y el disenso entre los
docentes es mínimo.

b.- Las escalas conceptuales se ajustan a las necesidades de cada instancia evaluativa.
Varían su forma según las características de aquello que se desea evaluar.
Por lo tanto, se distingue de la escala numérica, al ser esta última formalmente siempre la
misma, sin importar el carácter sustantivo de lo que se evalúa, es mucho menos descriptiva
que la escala conceptual, se presta a distintas interpretaciones e induce a que rasgos
heterogéneos sean tratados como equivalentes o equiparables. Una vez asignada una
calificación, la frialdad de los números no permite discernir el tipo de rasgo, producto o
comportamiento evaluado.
Para apreciar la frecuencia con la que se produce, la escala puede ser la siguiente:
 Siempre
 Generalmente
 A veces
 Nunca
Para apreciar la intensidad:
 Muy fuerte
 Fuerte
 Moderadamente fuerte
 Regular
 Débil
 Muy débil
Para apreciar la cantidad y la calidad de los conocimientos:
 Excelente
 Muy bueno
 Bueno
 Aprobado
 Regular
 Insuficiente

Cada una de estas categorías constituye un grado de la escala y debe ser claramente
definida. Con frecuencia se hace corresponder a cada grado conceptual un símbolo numérico.
Si esto ocurre, la escala conceptual se convierte en una escala numérica y presenta los mismos
problemas de que adolece este último tipo de escalas. La delicadeza de las evaluaciones se
pierde en favor de una formalidad presuntamente favorable a la exactitud, cómoda, por
cierto, pero generadora del vaciamiento de la dimensión cualitativa de la evaluación.

1.3.- Elección de una escala de calificación


Para la elección de una escala de calificación debemos tener en cuenta tres aspectos: el
número de grados de la escala, la definición que se dará a cada uno de los grados y el tipo de
escala.

a.- En cuanto al número de grados, como hemos visto, la escala debe estar compuesta por
el número mínimo de categorías que resulte suficiente para que la evaluación no pierda

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sensibilidad ante las diferencias individuales. Un número razonable es, por lo general, de 5 o
6 grados, con uno o dos grados para la desaprobación y tres para la aprobación. En realidad, la
desaprobación no tiene mucho sentido desglosarla en grados, lo que si tiene sentido es calificar
la aprobación.
Los grados de aprobación siempre deben ser mayores que los de desaprobación. En primer
lugar, las escalas con diferencias entre diversos grados de calidad en la aprobación proveen
información más precisa acerca de los resultados obtenidos y, en segundo lugar, influyen
fuertemente, sin duda, sobre la motivación de los estudiantes frente a los requerimientos de
estudio. Ambos efectos, más y mejor información recibida por el alumno respecto de su
aprendizaje y mayor motivación, actúan entre los determinantes más importantes del
rendimiento.
Pero cuando las escalas tienen, en cambio, un número excesivo de grados, tanto por el
lado de la desaprobación como por el de la aprobación, las escalas mismas pueden ser causa
de error en la evaluación. El número de grados de la escala es difícil de acordar en el cuerpo
docente de una institución educativa.

b.- En cuanto a la definición de cada grado, debe ser clara para todos los implicados en los
procesos de evaluación. Todos docentes, alumnos, directivos y padres deben poder
interpretar las calificaciones de la misma manera. Cuando se utiliza una escala numérica debe
definirse el significado que se da a cada uno de los grados numéricos de la escala.
Una calificación numérica que no especificara en qué consisten los logros y los errores no
tendría utilidad para el alumno. Esto significa que de alguna manera siempre pensamos desde
un punto de vista conceptual y después le damos una valoración numérica.
Otro problema es que toda calificación sostiene dos maneras de calificar, según se
corresponda a las realizaciones del estudiante con sus propias posibilidades o con el
rendimiento de sus compañeros o una pauta establecida por el docente como objetivo a
alcanzar.
Este conflicto de criterios se refleja en una pregunta común entre los docentes: ¿debemos
calificar al alumno por su esfuerzo o debemos hacerlo en función de sus realizaciones
efectivas? Ante esta pregunta se pueden ofrecer diversas respuestas porque, en efecto, el
rendimiento del alumno puede ser apreciado, por eso se considera el aspecto actitudinal del
alumno. Pero, podemos considerar este aspecto sobre el cognoscitivo o el procedimental en
todas las materias? En algunas materias este aspecto es más considerable: tecnología,
educación artística, educación física, música, etc. Pero el problema se cuestiona más en otras
disciplinas: matemáticas, lengua, etc.
A nivel universitario es claro que carreras como Medicina, Abogacía, etc., y diría en su
mayoría se debe considerar la pauta establecida por el docente o, más aún, por la institución
universitaria. Para un profesional el esfuerzo del estudiante no basta sino alcanza las pautas
óptimas de evaluación establecida por la institución, ya que su incidencia profesional repercute
socialmente.

c.- El tipo de escala más adecuado es la conceptual ya que corresponde más a la


valoración que se da a todo acto humano, inclusive a sus actividades o realizaciones.
Cuando entre docentes hablamos sobre el desempeño de un alumno, en su asignatura, no
decimos: “Este alumno es un 8… o un 3 o un 10”, sino que afirmamos: “Este alumno es
excelente... o regular o bueno”. Siempre valoramos conceptualmente, y por ende, calificamos.
A partir de allí, establecemos la nota numérica. El fundamento de lo damos a continuación.

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2.- El alumno capaz de su autorrealización


a. Autorrealización.
La educación está estrechamente ligada a la realización humana del alumno. Siendo este
un ser histórico, y como estudiante va realizando su historia, es un ser que va ejerciendo su
desempeño a lo largo del tiempo en un trayecto curricular y construyéndose como estudiante
hacia un objetivo: graduarse; en cierta medida, su futuro, abriéndose de esta manera a la
posibilidad de autorrealización.
El alumno, ser-en-el-tiempo, no se realiza de golpe, en forma instantánea: se da con los
éxitos y fracasos a través de actos humanos.
El alumno, como toda persona, es un despliegue continuo de posibilidades y reservas
siempre con nuevas promesas. El hombre es el único ser que puede sentirse irrealizado,
insatisfecho, frustrado que le hace vivir que debe tender hacia, a realizarse. Y por eso es, entre
los seres vivos, el único que tiene capacidad para superar las barreras de sus limitaciones. La
educación es el medio para este fin.
Nos vivimos como seres inconclusos, en camino hacia una plenitud débilmente presentida
desde de nuestra limitación. El futuro está como semilla, como proyecto, en nuestra actualidad.
En ciertas situaciones adversas, de fracaso personal, de imposibilidades, sentimos una
tensión entre lo que somos y lo que logramos realizar, entre el ideal y la realidad.
Esta vivencia nos abarca toda nuestra vida existencial y cada actividad que emprendemos:
deportiva, profesional, artistita y como estudiante.

b. Dinámica de la realización personal?


Hay en el alumno, como en toda persona, una variedad de tendencias que aprecian
espontáneamente los diversos valores: diversas formas de lo agradable, de lo bello, de lo recto,
de lo honesto, de lo útil, de la verdad, etc. No hay en el hombre una tendencia única, sino
muchos vectores que crean conflictos y tensiones.
La persona no tiene "naturaleza" realizada, metafóricamente, sino historia. La vida del
alumno no viene hecha, sino que se va haciendo: es proyectiva. Se presenta como una tarea y
una vocación. La escuela tiene un rol fundamental en este aspecto.
El alumno puede también seleccionar tales tendencias, escogiendo alguno de aquellos
valores como norma de su propia vida en función de aquel horizonte elegido libremente.
Esta elección e integración, realizada progresivamente, le confiere al alumno una unidad
en la diversidad; le da un sentido a su existencia en vez de padecerlas como una fatalidad.
Esto se logra a través de una opción por los valores. Pero estos no son impersonales, deben
personalizarse.
El alumno, a través de un libre proyecto vital, tiene que tender a una personalización cada
vez mejor. El alumno se va poseyendo y realizando en los actos sucesivos de su libertad. En
ninguna de sus decisiones libres llega el hombre a realizarse y poseerse de golpe, plenamente;
por eso está llamado a decisiones siempre nuevas. Esto abarca toda la conducta humana, toda
actividad que realiza para superarse y lograr algo. Y en este realizar (conducta, acciones) se
autorrealiza y los valores, quiérase o no, están siempre presentes.
El alumno con su actividad y conducta que realiza en la escuela es para su realización y la
misma se valoriza acorde a un abanico de valores.

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c. Los valores y la realización personal?


¿Qué son los valores? No podemos considerar los valores sin las personas. Las cosas están
“envueltas de valor" en la medida en que nos agradan, nos resultan útiles, bellas, amables,
verdaderas, saludables, dignas de aprobación, apetecibles, deseables.
Los valores no son puramente subjetivos. No es la persona quien determina en forma
arbitraria y autónoma el valor de las cosas. Independientemente de la persona un alimento
posee valor nutritivo; no, en cambio, una madera. Ciertas acciones son dignas del hombre, otras
no.
El valor, para existir, tiene que encarnarse en el ser: lo que existe es siempre "la cosa
valiosa", lo que se denomina un bien. El estudio, cada materia, la educación es un bien que
plenifica a la persona y por eso es un valor.
Los componentes del valor son: de parte del objeto su utilidad, su importancia; y de parte
del sujeto, la necesidad. En esa relación se da el valor. Es aquello que es capaz de sacar al
hombre de su indiferencia y provocar en él una actitud de reacción: necesidades vitales,
intelectuales, afectivas, estéticas, etc.
Los valores que afectan al ámbito de la educación son aquellos que alcanzan el espíritu,
como la verdad, la belleza..., incorporados a las ciencias, a las artes, a la reflexión, etc.
Los valores son considerados la base para entender desde un punto de vista social y
personal el comportamiento humano, como referente en la realización y educación del
alumno. Los valores nos indican cual es el camino correcto a ser mejor persona o en aquello
que emprendemos: como profesionales, deportistas, estudiantes, etc.
El conocimiento cognitivo, el aprendizaje procedimental, el desempeño actitudinal, etc.
y todo lo que aprendemos en la escuela son valores que nos ayudan a crecer, a
autorrealizarnos como persona desde la perspectiva de la educación.
Si bien la educación debe integrar los valores de tipo ético que hace al alumno como
persona buena. Las diversas materias educan en valores de tipo espiritual dentro de su, las
cuales nos hace dar sentido a las vivencias y sentido a nuestras vidas.
Por tanto, la conducta, las acciones humanas y los logros de un alumno no se miden con
números sino conceptualmente desde un perspectiva valorativa, es decir, su logro es bueno,
regular, malo, etc.

3.- Autoevaluación del Alumno


En el punto anterior desarrollamos la realización personal en los valores y este tipo de
evaluación que proponemos es adecuada a la misma ya que el mismo alumno valoriza de
forma responsable y guiado por valores su propio desempeño y que toda persona realiza de
forma permanente a lo largo de su vida.
Muchas de las competencias educativas enseñan que el alumno sea capaz de "valorar" el
patrimonio cultural, la riqueza lingüística, la realización responsable dela tarea, las actitudes
solidarias, etc. Para aprender a valorar, el camino existente es practicar valoraciones en
distintas tareas, circunstancias y en relación con diferentes ámbitos. Una forma de evaluación
es la autoevalución de la propia tarea. Por eso, en este caso la autoevaluación se convierte
en un procedimiento pedagógico para alcanzar una de las competencias educativas acorde
a lo desarrollado anteriormente: que el alumno sea capaz de valorar.
Sin embargo, hay que tener en cuenta de introducir su práctica de manera gradual hasta
que el alumno se madure en ella. El alumno es capaz de valorar su propia labor y el grado de
satisfacción que le produce; pero la complejidad con que lo haga dependerá de su madurez.

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En mi práctica, las evaluaciones escritas u orales que realizo les solicito amos alumnos su
autoevaluación. Varios de ellos se califican por debajo de mi criterio, en mucho existen
coincidencia y en aquellos que se evalúan por encima del criterio docente es debido a su deseo
de calificarse que conversando con el mismo alumno reconoce este motivo.
También, el profesor deberá establece con claridad, en su planificación curricular, los
objetivos y expectativas de logros de la asignatura para que el alumno tenga como parámetro
de calificación, además de criterios de sinceridad y madurez.
La autoevaluación es una estrategia para educar en la responsabilidad y para aprender
a valorar, criticar y a reflexionar sobre el proceso de enseñanza y aprendizaje individual
realizado por el mismo alumno.
Entre los beneficios que presenta la autoevaluación:
1. Permite visualizar el progreso académico, de actitudes, capacidades y habilidades;
2. Sensibiliza al alumno sobre su manera de aprender (metacognición);
3. Se puede llevar a cabo en diferentes situaciones (individual, grupal, debate, casos,
proyectos, etc.);
4. Es uno de los medios para que el alumno tome conciencia de cuál es su progreso
individual en el proceso de enseñanza y aprendizaje;
5. Ayuda a los alumnos a responsabilizarse de sus actividades, a la vez que desarrollan
la capacidad de autorrealización;
6. Es un factor de motivación del aprendizaje;
7. Permite al docente conocer cuál es la valoración que el alumno hace del aprendizaje.
8. Ayuda a reflexionar sobre el proceso de enseñanza y aprendizaje realizado;
9. Atendiendo a la diversidad de los para tratar de valorar la progresión de las
capacidades de cada alumno. La autoevaluación puede ser una estrategia
completándola con otras;
10. Ayuda a profundizar en un mayor autoconocimiento y comprensión del proceso
realizado.

La autoevaluación no significa que el docente se desliga de la calificación. El docente es


el responsable de la evaluación final del alumno, pero integra el criterio del alumno y a veces
lleva al mismo docente a considerar aspectos que no tuvo en cuenta.

Conclusión:
1. La mejor escala para un sistema de evaluación es la conceptual ya que su calificación
responde mejor a toda actividad humana como buena, regular, mala, etc.
2. La misma responde suficientemente a una escala con diferencias entre diversos
grados de calidad suficiente en la aprobación proveyendo información precisa acerca
de los resultados obtenidos y que influye mejor sobre la motivación de los estudiantes
frente a los requerimientos de estudio.
 Excelente > 6  Excelente > 5
 Muy bueno > 5  Muy bueno > 4
 Bueno > 4  Bueno > 3
 Aprobado > 3  Aprobado > 2
 Regular > 2  Insuficiente > 1
 Insuficiente > 1

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3. La autoevaluación es recomendable ya que el mismo alumno valoriza de forma


responsable y guiado por valores su propio desempeño y que toda persona realiza de
forma permanente a lo largo de su vida. Es una estrategia para educar en la
responsabilidad y para aprender a valorar, criticar y a reflexionar sobre el proceso de
enseñanza y aprendizaje individual realizado por el mismo alumno.

“Un novedoso método se aplica


desde hace 8 años en una escuela
de la provincia de Córdoba. Los
alumnos acuerdan sus notas
escolares con los maestros.

Desde hace ocho años, el Instituto


Privado de Agronomía de Río
Cuarto utiliza un llamativo sistema
de calificación: son los propios alumnos quienes proponen la nota que ellos creen que les
correspondería. Después, discuten la calificación con los maestros, de acuerdo al trabajo
realizado, y obtienen su nota final de común acuerdo.”

http://www.radiocasilda.com/rc/index.php/noticias/informacion-general/259-rio-cuarto

Para debatir
“En la provincia de Buenos Aires cambiará el sistema de evaluación de los alumnos de las
escuelas primarias. Los principales cambios se centran en la modificación del sistema de
evaluación y calificación de los chicos en las escuelas públicas y privadas de todo el territorio
bonaerense.
La modificación se apoya en uno de los considerandos de la citada resolución, que indica
que la trayectoria escolar de todos quienes cursan cualquier nivel de la educación pública de la
Provincia "debe verse favorecida por decisiones que garanticen su ingreso, permanencia,
promoción y egreso, en las mejores condiciones de igualdad y justicia social".
La resolución que establece los cambios es la 1057/14 de la Dirección General de Cultura y
Educación bonaerense.
El especialista en educación Juan María Segura, autor del libro Yo qué sé (Editorial Dunken),
precisó a LA NACION: "Con este mandato, dialéctica y propuesta, la modificación propone
continuar con un sistema de evaluación notarial numérico, sólo que reducido a siete niveles,
comenzando en la nota 4 como la más baja en la escala, con tres niveles de desaprobación (4,
5 y 6) y cuatro de aprobación (7, 8, 9 y 10)".
Es decir, el sistema no elimina los aplazos sino que pasa a llamarlos de otra manera, con
otro lenguaje. El 4 anterior a este sistema, que significaba un aprobado, ahora pasa a
representar un desaprobado.”
http://www.lanacion.com.ar/1733939-como-es-el-sistema-de-evaluaciones-de-los-
alumnos-en-otras-partes-del-mundo

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Este sistema de calificación posee el beneficio en cuanto se reduce la cantidad de grados


numéricos con el beneficio que hemos desarrollado. Pero si se trata para no estigmatizar al
alumno con notas bajas, como el caso actual de las notas 1, 2 y 3 que corresponde a un aplazo
en mi parecer no tiene sentido. Acaso en la actualidad no se aplica este criterio? No olvidemos
que nuestro sistema de calificación actual, en la secundaria, es a partir de 1. Por será así? Para
un alumno que entrega un examen “en blanco”, sin haber realizado nada la nota tendría que
ser un cero (0). Sin embargo, lo calificamos con un 1 que corresponde a un 10% de la escala de
1 a 10. No se habrá aplicado este criterio de calificación para no estigmatizar al alumno con un
0, o un “huevo”, como se solía decir?
Que pasa en un futuro, no muy lejano, cuando el 4 sea estigmatizador en la autoestima del
alumno? Partiremos de que nota…

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