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De aquí, la importancia que tienen los sistemas de calificación que nos motiva a efectuar
un estudio de las características que ofrecen las diversas modalidades empleadas de manera
de seleccionar aquellos que resulten más apropiados para los propósitos didácticos, de la
planificación, del sistema escolar y a las características humanas.
aritmética, tan usadas en nuestro sistema, o realizar estadísticas o gráficas de resultados por la
bondad que brindan lo números.
El número de grados comprendidos por la escala puede variar. Con fines escolares se han
utilizado escalas de varios grados (1 a 10 grados) especialmente en el nivel secundario y escalas
de pocos grados (1 a 5 grados en el nivel terciario).
De la primera encontramos dos versiones. En una, la calificación mínima de aprobación es
4 puntos, en el caso universitario. En la otra, la calificación mínima de aprobación es 6 (Ley
26206 – vigente) o 7 puntos (Ley 24195 - Derogada por la anterior) en el caso de la secundaria.
Sin embargo, lo que en la teoría corresponde a una escala de intervalos entre pares iguales,
en la práctica no es así. Si el grado de aprobación es 4 (caso universitario), 7 (caso de la Ley
Federal de Educación – derogada) o 6 (caso de la Ley de Educación Nacional – vigente). En todos
los casos la aprobación es aproximadamente el 60% de buen desempeño o realización de lo
evaluado. Es decir, debe responder a lo que se denomina “acreditables” o a los logros de
aprendizajes mínimos esperados por el docente del alumno evaluado. Es decir, si a nivel
universitario, en una escala de 1 a 10, un alumno obtiene un 4 es equivalente a que alcanzó el
mínimo de aprendizaje esperado (apr. un 60%), por debajo se distribuye la escala de 1 al 3 según
el grado de desaprobación; y por encima del mínimo grado de aprobado se aplica el mismo
criterio. Y cuando, a nivel secundario, si el grado de aprobación es 6 se aplica el mismo criterio
y cuando la aprobación fue a partir del 7 el criterio fue el mismo.
Desde mi experiencia docente a nivel secundario y terciario utilizo ambas escalas, y prefiero
la escala numérica de 5 grados considerando que la escala de 1 a 10 es un exceso en la
diferenciación cuantitativa aplicada a un sistema de calificación numérico de muchos grados.
En la práctica, a pesar de lo contrario, las escalas formadas por muchos números de
grados no permiten una discriminación rigurosa y clara de cada una de las categorías
correspondientes. Por esta razón, contribuyen a acrecentar la imprecisión de las calificaciones
asignadas por los docentes.
Cuantas veces alumnos nos piden explicación de porqué un 5 y no un 6, o porque un 7 y no
un 8. Podemos decir que cada ejercicio o pregunta fue cuantificado de antemano por el
docente, pero no deja de ser algo formal y arbitrario.
Si un mismo examen pasa por la corrección de diversos docentes veremos, de seguro, esta
diferencia de calificación.
Pero en el caso de una escala de pocos grados pero los necesarios también ayuda a lograr
consensos en los criterios de calificación empleados por diferentes docentes. De este modo,
parece conveniente construir escalas con un número de categorías pequeño con el fin de
mejorar la definición de cada grado y con el objetivo de contribuir al perfeccionamiento de la
confiabilidad de las calificaciones.
Aumentando en pocos grados más la escala, con uno o dos puntos como mínimo por el
lado de la no aprobación, y con dos o tres puntos por el costado de la aprobación, la escala
permite una mejor definición de las categorías empleadas por el evaluador.
En ellas se emplean uno o dos grados para diferenciar la calidad en la desaprobación y dos,
tres o cuatro para distinguir niveles de calidad en la aprobación. Por ejemplo:
1 (desaprobación); 2, 3 y 4 (aprobación).
1 y 2 (desaprobación); 3, 4 y 5 (aprobación).
Se puede afirmar que al aumentar el número de grados de la escala es más lo que se
pierde en confiabilidad que lo que se gana en información.
Esto se puede confirmar a nivel terciario, en una mesa de examen es difícil la diferencia de
consenso entre los docentes ya que manejan 5 números para calificar. Y el disenso entre los
docentes es mínimo.
b.- Las escalas conceptuales se ajustan a las necesidades de cada instancia evaluativa.
Varían su forma según las características de aquello que se desea evaluar.
Por lo tanto, se distingue de la escala numérica, al ser esta última formalmente siempre la
misma, sin importar el carácter sustantivo de lo que se evalúa, es mucho menos descriptiva
que la escala conceptual, se presta a distintas interpretaciones e induce a que rasgos
heterogéneos sean tratados como equivalentes o equiparables. Una vez asignada una
calificación, la frialdad de los números no permite discernir el tipo de rasgo, producto o
comportamiento evaluado.
Para apreciar la frecuencia con la que se produce, la escala puede ser la siguiente:
Siempre
Generalmente
A veces
Nunca
Para apreciar la intensidad:
Muy fuerte
Fuerte
Moderadamente fuerte
Regular
Débil
Muy débil
Para apreciar la cantidad y la calidad de los conocimientos:
Excelente
Muy bueno
Bueno
Aprobado
Regular
Insuficiente
Cada una de estas categorías constituye un grado de la escala y debe ser claramente
definida. Con frecuencia se hace corresponder a cada grado conceptual un símbolo numérico.
Si esto ocurre, la escala conceptual se convierte en una escala numérica y presenta los mismos
problemas de que adolece este último tipo de escalas. La delicadeza de las evaluaciones se
pierde en favor de una formalidad presuntamente favorable a la exactitud, cómoda, por
cierto, pero generadora del vaciamiento de la dimensión cualitativa de la evaluación.
a.- En cuanto al número de grados, como hemos visto, la escala debe estar compuesta por
el número mínimo de categorías que resulte suficiente para que la evaluación no pierda
sensibilidad ante las diferencias individuales. Un número razonable es, por lo general, de 5 o
6 grados, con uno o dos grados para la desaprobación y tres para la aprobación. En realidad, la
desaprobación no tiene mucho sentido desglosarla en grados, lo que si tiene sentido es calificar
la aprobación.
Los grados de aprobación siempre deben ser mayores que los de desaprobación. En primer
lugar, las escalas con diferencias entre diversos grados de calidad en la aprobación proveen
información más precisa acerca de los resultados obtenidos y, en segundo lugar, influyen
fuertemente, sin duda, sobre la motivación de los estudiantes frente a los requerimientos de
estudio. Ambos efectos, más y mejor información recibida por el alumno respecto de su
aprendizaje y mayor motivación, actúan entre los determinantes más importantes del
rendimiento.
Pero cuando las escalas tienen, en cambio, un número excesivo de grados, tanto por el
lado de la desaprobación como por el de la aprobación, las escalas mismas pueden ser causa
de error en la evaluación. El número de grados de la escala es difícil de acordar en el cuerpo
docente de una institución educativa.
b.- En cuanto a la definición de cada grado, debe ser clara para todos los implicados en los
procesos de evaluación. Todos docentes, alumnos, directivos y padres deben poder
interpretar las calificaciones de la misma manera. Cuando se utiliza una escala numérica debe
definirse el significado que se da a cada uno de los grados numéricos de la escala.
Una calificación numérica que no especificara en qué consisten los logros y los errores no
tendría utilidad para el alumno. Esto significa que de alguna manera siempre pensamos desde
un punto de vista conceptual y después le damos una valoración numérica.
Otro problema es que toda calificación sostiene dos maneras de calificar, según se
corresponda a las realizaciones del estudiante con sus propias posibilidades o con el
rendimiento de sus compañeros o una pauta establecida por el docente como objetivo a
alcanzar.
Este conflicto de criterios se refleja en una pregunta común entre los docentes: ¿debemos
calificar al alumno por su esfuerzo o debemos hacerlo en función de sus realizaciones
efectivas? Ante esta pregunta se pueden ofrecer diversas respuestas porque, en efecto, el
rendimiento del alumno puede ser apreciado, por eso se considera el aspecto actitudinal del
alumno. Pero, podemos considerar este aspecto sobre el cognoscitivo o el procedimental en
todas las materias? En algunas materias este aspecto es más considerable: tecnología,
educación artística, educación física, música, etc. Pero el problema se cuestiona más en otras
disciplinas: matemáticas, lengua, etc.
A nivel universitario es claro que carreras como Medicina, Abogacía, etc., y diría en su
mayoría se debe considerar la pauta establecida por el docente o, más aún, por la institución
universitaria. Para un profesional el esfuerzo del estudiante no basta sino alcanza las pautas
óptimas de evaluación establecida por la institución, ya que su incidencia profesional repercute
socialmente.
En mi práctica, las evaluaciones escritas u orales que realizo les solicito amos alumnos su
autoevaluación. Varios de ellos se califican por debajo de mi criterio, en mucho existen
coincidencia y en aquellos que se evalúan por encima del criterio docente es debido a su deseo
de calificarse que conversando con el mismo alumno reconoce este motivo.
También, el profesor deberá establece con claridad, en su planificación curricular, los
objetivos y expectativas de logros de la asignatura para que el alumno tenga como parámetro
de calificación, además de criterios de sinceridad y madurez.
La autoevaluación es una estrategia para educar en la responsabilidad y para aprender
a valorar, criticar y a reflexionar sobre el proceso de enseñanza y aprendizaje individual
realizado por el mismo alumno.
Entre los beneficios que presenta la autoevaluación:
1. Permite visualizar el progreso académico, de actitudes, capacidades y habilidades;
2. Sensibiliza al alumno sobre su manera de aprender (metacognición);
3. Se puede llevar a cabo en diferentes situaciones (individual, grupal, debate, casos,
proyectos, etc.);
4. Es uno de los medios para que el alumno tome conciencia de cuál es su progreso
individual en el proceso de enseñanza y aprendizaje;
5. Ayuda a los alumnos a responsabilizarse de sus actividades, a la vez que desarrollan
la capacidad de autorrealización;
6. Es un factor de motivación del aprendizaje;
7. Permite al docente conocer cuál es la valoración que el alumno hace del aprendizaje.
8. Ayuda a reflexionar sobre el proceso de enseñanza y aprendizaje realizado;
9. Atendiendo a la diversidad de los para tratar de valorar la progresión de las
capacidades de cada alumno. La autoevaluación puede ser una estrategia
completándola con otras;
10. Ayuda a profundizar en un mayor autoconocimiento y comprensión del proceso
realizado.
Conclusión:
1. La mejor escala para un sistema de evaluación es la conceptual ya que su calificación
responde mejor a toda actividad humana como buena, regular, mala, etc.
2. La misma responde suficientemente a una escala con diferencias entre diversos
grados de calidad suficiente en la aprobación proveyendo información precisa acerca
de los resultados obtenidos y que influye mejor sobre la motivación de los estudiantes
frente a los requerimientos de estudio.
Excelente > 6 Excelente > 5
Muy bueno > 5 Muy bueno > 4
Bueno > 4 Bueno > 3
Aprobado > 3 Aprobado > 2
Regular > 2 Insuficiente > 1
Insuficiente > 1
http://www.radiocasilda.com/rc/index.php/noticias/informacion-general/259-rio-cuarto
Para debatir
“En la provincia de Buenos Aires cambiará el sistema de evaluación de los alumnos de las
escuelas primarias. Los principales cambios se centran en la modificación del sistema de
evaluación y calificación de los chicos en las escuelas públicas y privadas de todo el territorio
bonaerense.
La modificación se apoya en uno de los considerandos de la citada resolución, que indica
que la trayectoria escolar de todos quienes cursan cualquier nivel de la educación pública de la
Provincia "debe verse favorecida por decisiones que garanticen su ingreso, permanencia,
promoción y egreso, en las mejores condiciones de igualdad y justicia social".
La resolución que establece los cambios es la 1057/14 de la Dirección General de Cultura y
Educación bonaerense.
El especialista en educación Juan María Segura, autor del libro Yo qué sé (Editorial Dunken),
precisó a LA NACION: "Con este mandato, dialéctica y propuesta, la modificación propone
continuar con un sistema de evaluación notarial numérico, sólo que reducido a siete niveles,
comenzando en la nota 4 como la más baja en la escala, con tres niveles de desaprobación (4,
5 y 6) y cuatro de aprobación (7, 8, 9 y 10)".
Es decir, el sistema no elimina los aplazos sino que pasa a llamarlos de otra manera, con
otro lenguaje. El 4 anterior a este sistema, que significaba un aprobado, ahora pasa a
representar un desaprobado.”
http://www.lanacion.com.ar/1733939-como-es-el-sistema-de-evaluaciones-de-los-
alumnos-en-otras-partes-del-mundo