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Sobre el lugar de los aprendizajes (escolares)

en los tiempos constitutivos

Por Damián Canossini


damiancanossini@yahoo.com.ar

"Somos lo no-hablante que debe


aprender la lengua en los labios
de quienes nos son cercanos"

Pascal Quignard

Cuando pensamos la infancia, pensamos en un tiempo; tal vez, en principio, en un

tiempo cronológico, intervalo temporal del que en psicoanálisis no siempre hay

acuerdo. Pero sin dudas, al hablar de esta etapa podríamos remitirnos a la noción de

constitución subjetiva, por tratarse de un periodo que implica para el infans, cachorro

humano, un "hacerse" en relación a las coordenadas de un Otro y de sus avatares.

En el camino de la subjetivación, nos encontramos inicialmente con un niño carente de

palabra propia; de hecho, la noción de infancia desde su origen etimológico, nos

remite a un periodo de in-fantia, entendida ésta como "incapacidad de hablar". En este

momento originario, tanto el habla como las palabras son inicialmente propiedad del

Otro, lenguaje que luego es donado al niño y que baña al infante, constituyéndolo en

un juego dialéctico.

Por otra parte, al referirnos a este momento originario pensamos, además, en un

tiempo de fuertes aprendizajes para el niño, donde todo está por hacerse y

descubrirse, desde la motricidad, el lenguaje, los modos de la alimentación, lo

modelos vinculares y la incipiente sexualidad; tiempo que conlleva por lo tanto, su

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lógica y consecuentemente sus propias conflictivas. Lógica, que por ejemplo,

pareciera manifestarse habitualmente cuando llega a través de aquellas consultas

presentadas por los pacientes o su entorno como dificultades escolares, donde los

aprendizajes parecerían perturbados.

En esta línea, en la consulta cuando quien se nos presenta es un niño, un adolescente

o incluso un adulto manifestando problemas o dificultades en los aprendizajes

escolares, suelen aparecerme algunas preguntas: ¿acerca de qué están consultando?,

¿de qué aprendizajes se habla?, además, ¿el paciente consulta porque percibe sus

dificultades o llega porque otros, generalmente maestros, profesores o tutores,

señalan tales limitaciones? Y cuando son los padres del niño o del adolescente los

que se acercan a la consulta, me pregunto ¿qué los trae?; ¿quién consulta, para qué y

para quién?; sin embargo, no puedo dejar de preguntarme, en definitiva, ¿quién sufre,

y de qué padece? para poder acercarme a algún ¿por qué?

Al reflexionar acerca del abordaje de niños o adolescentes, y cuando el tema que nos

convoca, además, son los aprendizajes, nos damos cuenta que se tratan de

cuestiones que interrogan la práctica e incluso el dispositivo analítico, pero que resulta

necesario al menos enunciarlas.

Sería en esta relación, que entrecruza una etapa cronológica, fuertemente arraigada a

una biología, concretamente a un organismo en desarrollo, y a un otro que se presenta

como un Otro del lenguaje que le ofrece al infante un mundo de sentidos y que lo
constituye especularmente ofreciendo un lugar subjetivo que hace de este periodo un
momento de aprendizajes fundamentales; siendo en este punto donde surge como

interrogante ¿Podríamos hablar de aprendizajes paradigmáticos (fundamento o modelo

para otros aprendizajes) o se trataría de las marcas que el trazo del Otro inscribe en el

sujeto en el movimiento constitutivo?

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Sin dudas, se trate de patrones de aprendizaje o de las marcas inscriptas por el Otro,

estos atravesarían los aprendizajes posteriores. Siendo en este punto donde se

originan una nueva serie de interrogantes acerca del lugar que los aprendizajes
escolares y sus dificultades adquieren bajo tales coordenadas. Pudiendo ser algunas

de ellas: ¿cuál es para el analista la entidad de los aprendizajes escolares?, ¿qué lugar

ocupan en la clínica?, ¿se piensan en abordajes o en intervenciones particulares

cuando de cuestiones escolares se trata?

Para intentar dilucidar el sentido que toman estas preguntas y la posible influencia que
recae en las intervenciones del analista que trabaja con los problemas en los

aprendizajes será necesario introducir la noción de tiempos constitutivos y la relación

de estos con el Otro del lenguaje, siendo esta cuestión de una relevancia tal que nos

remite a la discusión acerca de los alcances, la legitimidad y la posibilidad de un

psicoanálisis de niños pensado como una especificidad de la clínica.

Retomando, al decir de Alba Flesler, en el origen, hay un Otro que al donar su palabra,

dona también sus marcas. Y es en este primer momento que el niño responde

afirmativamente al Otro, y por lo tanto, se aliena a el. En este paso, "se juega la vida y

la existencia". Este momento estaría seguido por un primer despertar pulsional, el cual

implica un cambio de escena, que según Lacan sería asimilable al instante de la

mirada, lo cual, volviendo a Freud (quien se refiere al despertar sexual) se produciría

"...cuando el niño ve la castración en la madre."; siguiendo, "Lo que el niño ve, es la

castración del Otro primordial y ello se produce porque el niño hace un descubrimiento

(...) advierte que él no era el falo."

El modo en que se produzca este pasaje no puede subestimarse, puesto que en


muchas oportunidades puede trazar el destino del sujeto con marcas de angustia,

inhibición o síntomas.

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Sin embargo, este momento es necesario para que pueda advenir el sujeto. Se abren

nuevas posibilidades para el infante, permitiéndole a este acceder a un nuevo goce.

En este otro tiempo, el sujeto debe responder no, al niño del Otro, para que pueda

operar la separación. Continua Flesler: "Será entonces nuevamente necesario que se

renueve el 'deseo de los padres'... El Otro puede anticipar y nominar un nuevo lugar

para el sujeto, en este caso como poseedor del falo. Pero también puede no hacerlo."

Inexorablemente, en este camino, la palabra del Otro no alcanza - no todo cubre, no

todo nombra, pero algo toca, algo marca y en este interjuego, crea y recrea. De ahí

que en esa lógica de incompletud se da lugar al juego constituyente de la estructura

del sujeto, movimiento que precipitará en la particularidad de sus avatares. Pero será

necesario que se le permita al niño hacer su propio juego.

Siguiendo a Alba Flesler: "En el camino, si se avala la búsqueda de saber, los chicos

aprenden a leer y escribir. Es un tiempo de alto predominio simbólico. Los llamados

'problemas de aprendizaje' no son tales. Son la expresión de una falla de resolución

del tiempo anterior, correspondiente a ese instante de la mirada, cuando el sujeto


percibe que su cuerpo no coincide exactamente con el objeto del Otro. Si los

elementos de la estructura no hacen juego, la fijeza y la retención de goce impedirán

no sólo el crecimiento en general, sino específicamente el aprendizaje de la escritura"

Por lo tanto, siguiendo esta lógica, bien podríamos pensar que las llamadas

dificultades en los aprendizajes (escolares) se nos presentarían como una vicisitud

más en la constitución subjetiva del infante, donde las marcas trazadas por el Otro

ejercen su efecto. En consecuencia, esto pondría en cuestión la intenciones de

especificidad de una clínica de niños y adolescentes y el lugar del analista frente a la

demanda proveniente de lo escolar, sin embargo, Flesler, ilumina al respecto: “Si el

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psicoanalista atiende al niño, al adolescente o al adulto pero apunta al sujeto; si, a su

vez, considera al escucharlo que el sujeto más que edad tiene tiempos, encontrará, sin

necesidad de apelar a estandarizados recursos técnicos, la especificidad del acto

analítico”

Finalmente, y para concluir, diré acerca de las interrogantes que se han planteado,

que lejos de alcanzar respuestas cerradas se generan nuevas preguntas acerca del
lugar y las posibles intervenciones del analista frente a las llamadas dificultades en los

aprendizajes en tiempos constitutivos: ¿En qué lugar queda la demanda en torno a lo

escolar?, ¿y qué sucede con la relación que establece el niño con los contenidos

escolares?, ¿A qué marcas constitutivas nos remiten las dificultades en el lenguaje, la

lectura, la escritura y el cálculo?; ¿y cuándo lo afectado son las operaciones del

pensamiento?, ¿implica para al analista que aborda al sujeto en tiempos constitutivos

pensar un abordaje particular?, ¿cuál es el lugar de los padres, aún presentes para el

niño o el adolescente?. Estas y otras tantas cuestiones circulan y seguramente lo

seguirán haciendo en una clínica que parece no dejar de interrogarnos.

Referencias Bibliográficas:

Donzis, L. (2013) Niños y púberes. La dirección de la cura. Buenos Aires: Lugar

Flesler, A. (2011) El niño en análisis y el lugar de los padres. Buenos Aires: Paidós.

Levy, R. (2011) Lo infantil en psicoanálisis. Buenos Aires: Letra Viva.

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