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EN EL RÉGIMEN VENEZOLANO
La obtención de fondos a través de préstamos resulta muchas veces más atractivo que el
suministro de dichos fondos a través de aportes al capital. Por una parte, los préstamos
no se encuentran sujetos a tributación especial alguna, en tanto los intereses pagados no
generan el pago de otros tributos adicionales al Impuesto sobre la Renta. Asimismo, los
intereses pagados constituyen una deducción para el prestatario que se traducen en una
reducción del monto total de impuesto a pagar. Por otra parte, los aportes de capital, se
encuentran sujetos a la tasa del 1% por su inscripción en el Registro Mercantil
correspondiente. Igualmente, los dividendos muchas veces se encuentran gravados con
el Impuesto sobre la Renta –en nuestro caso, como sabemos, el impuesto sobre
dividendos constituye un gravamen proporcional que grava los dividendos pagados que
se basen en utilidades que excedan la renta neta fiscal-.
Desde la óptica mercantil, el prestamista tiene derecho a obtener el pago del capital y de
los intereses sin importar cuál es el resultado obtenido por su pagadora. Sin embargo, el
accionista de la compañía sólo podrá obtener fondos de su subsidiaria si ésta ha
generado utilidades líquidas y recaudadas. De igual forma, los accionistas sólo podrán
recuperar su inversión en caso de liquidación de la compañía o reducción de su capital
social.
Por su parte, desde la óptica de la tributación internacional, los Convenios para evitar la
doble imposición usualmente establecen un tratamiento fiscal más favorable sobre los
intereses que sobre los dividendos. Usualmente, la tarifa establecida en los Convenios
para gravar los intereses es menor que la aplicable sobre los dividendos pagados cuando
exista una participación relevante en la pagadora. Inclusive en algunos casos los
Convenios han establecido que los intereses serán gravados únicamente en el país de la
residencia, mientras que en el supuesto de los dividendos, usualmente se permite al país
de la fuente mantener un gravamen sobre los mismos, aun cuando mediante una tarifa
reducida.
§
Publicado en Jornadas Internacionales: Cuestiones Actuales de Derecho Tributario. Separata. FUNEDA.
Caracas, 2007, pp. 215-266.
1
Cfr. Vega Borrego, Félix Alberto. La norma tributaria en materia de subcapitalización: incidencia de los
convenios de doble imposición y del Derecho Comunitario. Crónica Tributaria Nº 104 (2002), pp. 89-125.
Conforme a lo anterior, parece claro que muchas veces la opción lícita y válida más
conveniente para el inversionista es el otorgamiento de préstamos a su empresa
relacionada. Esta opción, por sí misma, es totalmente viable y no podrá considerarse, por
sí misma, abusiva desde la perspectiva fiscal. Cada empresa es libre de ordenar sus
operaciones como estime conveniente y podrá contraer el nivel de endeudamiento que
considere conveniente para el desarrollo de sus operaciones.
Resulta entonces común que las empresas multinacionales obtengan los fondos
necesarios para su giro diario a través de préstamos con empresas vinculadas o con
instituciones financieras cuyo pago ha sido garantizado por una parte vinculada. Ante
tales operaciones, algunas legislaciones impositivas establecen reglas que permiten
determinar cuándo los préstamos obtenidos no son acordes con el capital social de la
prestataria. Esto es lo que se ha conocido como las reglas de subcapitalización,
capitalización delgada o thin capitalization, entendida como una desproporción entre el
capital social y el nivel de riesgo asumido por la compañía por su giro social. La doctrina
ha señalado que la subcapitalización puede verificarse principalmente en dos casos (i)
cuando la compañía no ha sido suficientemente fondeada para su actividad, derivando en
déficit en su capital de responsabilidad y crediticio y (ii) cuando la compañía sí es dotada
de fondos suficientes para el ejercicio de su actividad, pero a través del endeudamiento
con sus socios y no mediante el aporte social, que permita fortalecer su capital.
2
Cfr. Rodríguez, Rosa. Tratamiento fiscal de los precios de transferencia en el Impuesto sobre la Renta
venezolano. En: Precios de Transferencia en Venezuela. Una Visión Global. Asociación Venezolana de
Derecho Financiero. Editorial Tahmer, C.A. 2004. p. 111 y ss.
intereses, ni pretender aplicar las reglas sobre dividendos, en caso que se considere que
está ocurriendo un reparto de ganancias.
De allí entonces que, como ha señalado la doctrina, la mayor parte de las veces resulta
confusa la delimitación de las reglas sobre subcapitalización y sobre precios de
transferencia. Al menos es claro que dichas reglas actúan simultáneamente para procurar
reducir la elusión fiscal. También es posible que estas normas actúen conjuntamente con
los mecanismos para prevenir el abuso de forma, a los fines de reducir la evasión fiscal
internacional3.
3
En tal sentido, se ha señalado que: “la regulación tributaria de los precios de transferencia no constituye el
más importante y depurado mecanismo de que disponen las Administraciones tributarias para combatir la
evasión fiscal. Junto a la regulación de los precios de transferencia existen otras técnicas utilizadas
simultáneamente o paralelamente y que en la actualidad ostentan igual o mayor protagonismo. Existen
algunas técnicas como la normativa contra la subcapitalización, cuya delimitación con los precios de
transferencia aparece en ocasiones confusa. Otos mecanismos para atajar la evasión fiscal internacional y
conseguir la equidad tributaria son la transparencia fiscal internacional, o los impuestos de salida –exit taxes-.
Existe, finalmente, una importante variedad de mecanismos genéricos de lucha contra el fraude o el abuso
fiscal, mediante los que pretende atajarse también la evasión fiscal internacional”. (García Prats, Francisco
Alfredo. Los Precios de Transferencia: su Tratamiento Tributario desde una Perspectiva Europea. Crónica
Tributaria. Nº 117/2005 (33-82). Universidad de Valencia. p. 34.
Es en la Ley de Impuesto sobre la Renta de 19994 que por primera vez se incluyeron
disposiciones reguladoras de la materia de precios de transferencia. Los precios de
transferencia implican la existencia de una transacción económicamente valorable que es
realizada entre dos o más partes vinculadas que se encuentran en distintas jurisdicciones.
Las reglas que regulan estas transacciones estaban y está orientadas –al igual que ocurre
en todos los Estados en los cuales éstas son utilizadas- a disminuir la elusión de la renta
neta gravable en Venezuela, que se derivaría por el incremento de la contraprestación
debida a partes vinculadas por bienes o servicios suministrados –lo cual generaría una
mayor deducción para el contribuyente venezolano- o mediante la disminución de la
contraprestación debida por dichas partes por bienes o servicios suministrados por el
contribuyente venezolano –reduciendo su ingreso bruto -. Las normas sobre precios de
transferencia aceptan la existencia de operaciones entre partes vinculadas como una
realidad en el mundo comercial global, pero pretende que estas transacciones funcionen
conforme al principio de independencia o arm’s lenght principle, esto es, en las mismas
condiciones en que funcionarían entre partes independientes. Cabe señalar que las reglas
sobre precios de transferencia resultan relevantes no sólo para evitar la reducción de la
carga tributaria a la cual tiene derecho un Estado, sino, asimismo, para garantizar la
vigencia del principio de plena competencia, en el entendido de que las actuaciones entre
partes vinculadas no modifiquen las condiciones de funcionamiento del libre mercado.
No se establecía en la Ley cuál es la tasa LIBOR que tenía que ser utilizada para la
determinación de este límite. Sobre este punto, la normativa brasilera estableció que
debía tomarse en cuenta la tasa vigente en la fecha de inicio de ejecución del contrato,
debiendo ser modificada cada 183 días hasta la fecha de terminación de cálculo de los
intereses (Instrucción Normativa SRF Nº 243 del 11 de noviembre de 2002, artículo 27,
parágrafo 8)5.
4
Gaceta Oficial Nº 5.390 Extraordinario del 22 de octubre de 1999.
5
Sobre el punto puede consultarse la página Web de la Administración Tributaria brasilera,
www.receita.fazenda.gov.br.
3.- Ley de Impuesto sobre la Renta de 2001.
6
La Ley de Impuesto sobre la Renta vigente fue publicada en la Gaceta Oficial N° 38.529
de fecha 25 de septiembre de 2006. No obstante, la normativa sobre precios de
transferencia permanece inalterada a partir de la reforma a la Ley publicada en Gaceta
Oficial el 28 de diciembre de 2001.
en materia de intereses, resultando aplicable en este caso el método del precio
comparable no controlado (comparable uncontrolled price method, CUP). Este es el
método que mejor se adapta al principio de independencia, siendo en consecuencia, el
que debe aplicarse preferentemente en caso que así sea posible. Conforme a lo señalado
en el párrafo 2.6 de las Guías de la OCDE, este método consiste en comparar el precio
facturado por activos o servicios transmitidos en una operación vinculada con el precio por
activos o servicios transmitidos en una operación no vinculada en circunstancias
comparables. La determinación de si dos transacciones son comparables depende (i) de
que las diferencias entre ellas no sean susceptibles de influir en el precio de libre mercado
o (ii) que, de existir diferencias en tal sentido, sea posible ajustarlas para lograr su
eliminación.
En 1986, la OCDE, aprobó las reglas sobre capitalización delgada o thin capitalization, las
cuales quedaban vinculadas con las reglas sobre precios de transferencia. Estas reglas
pretenden determinar las utilidades del deudor en una cantidad que correspondería si
hubiese realizado sus operaciones con partes independientes. En este documento, la
OCDE concluye que el principio del valor de mercado (arm’s lenght principle) debe ser
válidamente empleado para determinar si lo que se presenta como un préstamo
efectivamente debe ser calificado como un aporte de capital.
Las conclusiones de este informe preparado por la OCDE fueron recogidas en los
Comentarios al Modelo de Convenio para evitar la doble imposición. De esta forma, el
artículo 9 del Modelo autoriza a los Estados parte del Convenio a ajustar los resultados de
las transacciones entre partes vinculadas, cuando éstas no respondan a condiciones de
independencia, de acuerdo con lo previsto en su normativa interna. De esta forma, el
Convenio no incluye disposiciones para realizar el ajuste, ni tampoco es posible efectuarlo
más allá de lo dispuesto en la propia normativa interna. Dicho ajuste es permitido en virtud
del principio de independencia y no desvirtúa la aplicación de las reglas internas sobre
subcapitalización, en tanto éstas tengan por objeto adecuar los beneficios del prestatario
a la cuantía que hubiere obtenido en condiciones de mercado. Conforme a lo anterior,
partiendo del Modelo de la OCDE no es posible la aplicación de las reglas sobre
subcapitalización en forma indiscriminada, sino que sería necesario evidenciar que el nivel
de endeudamiento contraído no responde al que se hubiera alcanzado en condiciones de
independencia.
El informe preparado por la OCDE establece en sus párrafos 75 a 81 los métodos para
determinar cuándo estamos en presencia de supuestos de subcapitalización. De esta
forma, se distingue entre métodos subjetivos y objetivos. El método subjetivo sería el que
mejor se adaptaría a las reglas contenidas en el artículo 9 del Modelo. El mismo implica
determinar si el prestatario hubiera podido obtener de un tercero los mismos recursos
aportados por la parte vinculada, siendo decisivo para este fin determinar si la sociedad
cuenta con la posibilidad de acceder al crédito de terceros. Un factor relevante en este
caso sería determinar si un “banquero razonable” hubiera otorgado el préstamo dadas las
condiciones del prestamista. En el método subjetivo, la carga de la prueba recae en la
Administración Tributaria, debiendo evidenciar que las condiciones del préstamo difieren
de la que hubieran sido contraídas con terceras personas.
En tal sentido, en principio, para una sociedad que actúe en condiciones de
independencia, una vez superada su capacidad de endeudamiento, no le será posible
obtener nuevos financiamientos. De allí entonces que cualquier forma de financiación
obtenida de partes vinculadas una vez superada esta capacidad no podrá ser tratada
como un préstamo, ya que éste no habría sido otorgado por partes independientes.
Por ello, una vez rebasada esta capacidad de crédito, la empresa sólo podría haber
obtenido normalmente nuevos fondos mediante aportaciones de capital, justificando de
esta forma que (i) se establezca un límite al nivel de endeudamiento y (ii) que el
excedente sobre ese límite sea tratado como parte del patrimonio neto de la empresa.
Ahora bien, la OCDE establece en los Comentarios al modelo de convenio para evitar la
doble imposición que el método objetivo sólo es aplicable con ciertas condiciones7. De
esta forma, sólo será admisible la aplicación de la norma interna en la medida en la cual la
presunción del Derecho interno sea desvirtuable, esto es, que el contribuyente pueda
comprobar que aun cuando supera el coeficiente establecido en la Ley, su nivel de
endeudamiento es cónsono con el principio de independencia. De esta forma, el
contribuyente tiene la carga de probar que la provisión de fondos responde al principio de
independencia y que la relación con las prestamistas no incidió en dicha provisión.
7
El Modelo establece en sus comentarios 3 y 4 del artículo 9 textualmente lo siguiente (el texto fue
parafraseado en español en el cuerpo principal de este documento):
“3. As discussed in the Committee on Fiscal Affairs’ Report on Thin Capitalisation, there is an
interplay between tax treaties and domestic rules on thin capitalisation relevant to the scope of the
Article. The Committee considers that:
a) the Article does not prevent the application of national rules on thin capitalization insofar as their
effect is to assimilate the profits of the borrower to an amount corresponding to the profits which
would have accrued in an arm’s length situation;
b) the Article is relevant not only in determining whether the rate of interest provided for in a loan
contract is an arm’s length rate, but also whether a prima facie loan can be regarded as a loan or
should be regarded as some other kind of payment, in particular a contribution to equity capital;
c) the application of rules designed to deal with thin capitalisation should normally not have the
effect of increasing the taxable profits of the relevant domestic enterprise to more than the arm’s
length profit, and that this principle should be followed in applying existing tax treaties.
4. The question arises as to whether special procedural rules which some countries have adopted
for dealing with transactions between related parties are consistent with the Convention. For
instance, it may be asked whether the reversal of the burden of proof or presumptions of any kind
which are sometimes found in domestic laws are consistent with the arm’s length principle. A
number of countries interpret the Article in such a way that it by no means bars the adjustment of
profits under national law under conditions that differ from those of the Article and that it has the
function of raising the arm’s length principle at treaty level. Also, almost all Member countries
consider that additional information requirements which would be more stringent than the normal
requirements, or even a reversal of the burden of proof, would not constitute discrimination within
the meaning of Article 24. However, in some cases the application of the national law of some
countries may result in adjustments to profits at variance with the principles of the Article.
Contracting States are enabled by the Article to deal with such situations by means of
corresponding adjustments (see below) and under mutual agreement procedures”.
Por otra parte, la OCDE establece que el método objetivo debe ser manejado
flexiblemente por las Administraciones Tributarias. Por ello, no se aconseja el
establecimiento de un único coeficiente de endeudamento para todos los tipos de
sociedades, ya que cada sector de actividad económica requiere niveles de
endeudamiento distintos. Si la norma no establece distintos coeficientes, estaría obligando
al contribuyente a producir prueba de la inequidad de la norma aun cuando sea manifiesto
que el nivel de endeudamiento máximo es desproporcional al necesitado por éste en
virtud de la actividad económica desarrollada. Se trata entonces de evitar que el
contribuyente desarrolle una carga probatoria que es objetivamente inútil.
Si la norma de derecho interno –al igual que ocurre en el caso venezolano- establece el
método objetivo, sin establecer más de un coeficiente por actividad o si se considera que
la norma interna no admite prueba en contrario, quedará por determinar si las normas del
Convenio podrán prevenir la aplicación del Derecho interno, bajo la consideración de que
las disposiciones del Convenio son de aplicación preferente. Tal y como lo disponen los
comentarios del Convenio al artículo 9, algunos Estados han considerado que la
aplicación del método objetivo no contradice los principios del arm’s lenght previstos en el
artículo 9 e, inclusive, que la reversión de la carga de la prueba no constituye
discriminación de acuerdo con el artículo 24. Sin embargo, los comentarios establecen
claramente que en ciertos casos la aplicación de la ley nacional puede resultar en ajustes
a los beneficios en contradicción con el principio de independencia. En tal caso, los
Estados contratantes pueden realizar ajustes o aplicar procedimientos de acuerdos
recíprocos. Sin embargo, advierten los comentarios que el segundo Estado (en el que no
se aplicaron las reglas sobre subcapitalización) sólo deberá ajustar la renta gravable en la
medida que se constate que las reglas sobre subcapitalización se aplicaron partiendo del
principio de independencia.
De esta forma, si el Estado insiste en la aplicación de la regla interna por considerar que
el artículo 9 del Convenio correspondiente no contradice o resuelve preferentemente los
supuestos de subcapitalización y dicha regla no se corresponde con el principio de
independencia, tal solución podrá generar un supuesto de doble imposición, en tanto una
misma remesa de fondos podrá ser tratada simultáneamente como dividendos e intereses
por dos países distintos.
En tal sentido, cabe comentar que la doctrina ha aceptado que el Convenio firmado sobre
la base del Modelo OCDE permitiría al contribuyente desvirtuar la presunción de
subcapitalización derivada de la aplicación del coeficiente. De esta forma, se indica que:
“en el caso que exista Convenio para evitar la doble imposición con el Estado de la
residencia de la sociedad vinculada extranjera, los sujetos pasivos pueden someter a la
Administración tributaria la aplicación de un coeficiente distinto de tres, basándose en el
endeudamiento que el sujeto pasivo hubiere podido obtener con otras empresas no
vinculadas y en condiciones de mercado”8. Tal posición se derivaría del hecho de que el
Informe de la OCDE dispone que la norma sobre subcapitalización debe dejar margen al
contribuyente de demostrar que el préstamo fue contraído en condiciones de
independencia.
Las reglas de la OCDE también parecen permitir la reclasificación del préstamo otorgado
como aportes de capital. En tal sentido, se indica en los comentarios al artículo 9 que éste
afecta también a la cuestión de si lo que se presenta como un préstamo debe ser
8
Herrero Mallol, Carlos. Precios de Transferencia Internacionales. Pamplona. Aranzadi. 1999. p. 108.
calificado de otra forma, en particular, como aportaciones de capital. Cabe destacar que
en los comentarios al artículo 10, el cual regula el gravamen a los dividendos, la OCDE
consideró que si un préstamo u otra contribución a la compañía no se hizo estrictamente
bajo la forma de aportes al capital de acuerdo con el derecho de sociedades pero, cuando
de acuerdo con las normas internas o la práctica (reglas de subcapitalización o la
asimilación de un préstamo a aportes de capital), el ingreso que se derive de estas
contribuciones será tratado como dividendo a los efectos del artículo 10, el valor de ese
préstamo o contribución deberá considerarse como capital9. Dicha norma permite la
reclasificación del préstamo como consecuencia de la aplicación de las reglas sobre
subcapitalización y, asimismo, el tratamiento de los montos entregados como dividendos,
a efectos fiscales.
9
El comentario establece literalmente lo siguiente: “When a loan or other contribution to
the company does not, strictly speaking, come as capital under company law but when on
the basis of internal law or practice ("thin capitalisation", or assimilation of a loan to share
capital), the income derived in respect thereof is treated as dividend under Article 10, the
value of such loan or contribution is also to be taken as "capital" within the meaning of
subparagraph a)”.
10
El comentario 25 dispone textualmente: “25. Article 10 deals not only with dividends as such but
also with interest on loans insofar as the lender effectively shares the risks run by the company, i.e.
when repayment depends largely on the success or otherwise of the enterprise’s business. Articles
10 and 11 do not therefore prevent the treatment of this type of interest as dividends under the
national rules on thin capitalisation applied in the borrower’s country. The question whether the
contributor of the loan shares the risks run by the enterprise must be determined in each individual
case in the light of all the circumstances, as for example the following:
— the loan very heavily outweighs any other contribution to the enterprise's capital (or was taken
out to replace a substantial proportion of capital which has been lost) and is substantially
unmatched by redeemable assets;
— the creditor will share in any profits of the company;
— repayment of the loan is subordinated to claims of other creditors or to the payment of dividends;
— the level or payment of interest would depend on the profits of the company;
— the loan contract contains no fixed provisions for repayment by a definite date”.
entendemos, es que el prestamista asuma los riesgos de la prestataria. Mediante esta
norma se pretende definir cuándo estamos en presencia de un préstamo y cuando en
presencia de capital, partiendo de la consideración de que en ciertos casos la línea entre
uno y otro es difusa. La norma no pretende que en cualquier caso donde se den las
referidas circunstancias se apliquen las reglas sobre subcapitalización, porque ello
dependerá previamente de la existencia de operaciones entre partes vinculadas y de que
se haya pretendido la deducción de los intereses correspondientes.
11
Vega Borrego, Félix Alberto. La norma tributaria en materia de subcapitalización: incidencia de los
convenios de doble imposición y del Derecho Comunitario. Crónica Tributaria Nº 104 (2002), pp. 89-125.
los capitales, la verosimilitud de la operación, la aplicación del criterio ‘arm’s lenght’, las
pautas de precios de transferencia, acuerdos previos con las Administraciones tributarias
u otros criterios semejantes”.
Ahora bien, las normas contenidas en la Ley de Impuesto sobre la Renta permiten corregir
el efecto de las operaciones de préstamo individualmente consideradas y no de la
totalidad de las operaciones contraídas. La aplicación de los métodos de precios de
transferencia permite determinar cuando los intereses pagados por una operación
concreta excede de su valor de mercado. Sin embargo, estas reglas no permiten corregir
el efecto que se produciría por haber celebrado múltiples préstamos con partes
relacionadas en proporción al capital de la compañía. Este efecto sólo puede ser
corregido mediante la adopción de reglas específicas de subcapitalización. En efecto,
considera la doctrina que:
“La norma sobre subcapitalización, aunque tiene la misma finalidad, contempla una
situación diferente. La discordancia entre las condiciones de las operaciones de la
sociedad y a las que se llegarían en una situación de independencia, no se refieren al
valor de la operación, sino al volumen de operaciones que se alcanza. Cuando el volumen
de recursos ajenos proveniente de sujetos vinculados supera la capacidad de crédito de la
sociedad en una situación de independencia, es cuando se aplican las correcciones de
esta norma. La normativa en materia de operaciones vinculadas solamente permite
corregir las condiciones de cada operación de endeudamiento, pero no efectuar una
corrección porque se ha rebasado la capacidad de crédito de la sociedad”13.
12
Cfr. Vega Borrego, Félix Alberto. Ob. cit. pp. 89-125.
13
Vega Borrego, Félix Alberto. La norma tributaria en materia de subcapitalización: incidencia de los
convenios de doble imposición y del Derecho Comunitario. Crónica Tributaria Nº 104 (2002), pp. 89-125.
En dicha reforma se propuso establecer límites a las planificaciones realizadas por los
contribuyentes que contraían deudas con el fin de aumentar el gasto fiscal y lograr dirigir
las utilidades hacia jurisdicciones que tuviesen un trato fiscal más favorable. En
consecuencia, las reglas sobre subcapitalización sólo se aplican a operaciones realizadas
entre partes vinculadas. Como se observa, el objetivo de esta regulación es limitar el
endeudamiento contraído por una empresa que pueda resultar en la disminución del
impuesto a pagar. Tal y como lo destacó el Presidente de la República mexicana en la
Exposición de Motivos del Decreto de Reformas, era necesario incluir en la Ley de
Impuesto sobre la Renta mexicana normas como la que aquí comentamos, ya que no
existían disposiciones que desalentaran las planeaciones basadas en el endeudamiento
de las empresas14.
14
Cfr. Sánchez Arellano, Rodolfo. Aplicación de las reglas de capitalización delgada a los financiamientos
provenientes de partes independientes residentes en el extranjero. En: página web del Instituto Mexicano de
Contadores Públicos, www.portal.imcp.org.mx, el 2 de febrero de 2007.
15
La última reforma de la Ley de Impuesto sobre la Renta de México fue aprobada el 27 de diciembre de
2006. Tomada de: http://www.diputados.gob.mx/LeyesBiblio/pdf/82.pdf el 4 de febrero de 2007.
Tendrán el tratamiento de créditos respaldados a que se refiere esta
fracción, el conjunto de operaciones financieras derivadas de deuda o
de aquéllas a que se refiere el artículo 23 de esta Ley (ingresos
percibidos por operaciones financieras referidas a un subyacente que
no cotice en un mercado reconocido), celebradas por dos o más partes
relacionadas con un mismo intermediario financiero, donde las
operaciones de una de las partes da origen a las otras, con el propósito
primordial de transferir un monto definido de recursos de una parte
relacionada a la otra. También tendrán este tratamiento, las
operaciones de descuento de títulos de deuda que se liquiden en
efectivo o en bienes, que de cualquier forma se ubiquen en los
supuestos previstos en el párrafo anterior” (Interpolado nuestro).
En la legislación mexicana, tal y como indicamos al inicio del presente trabajo, existen
reglas reguladoras de la subcapitalización, determinativas el monto máximo deducible en
concepto de intereses en un determinado ejercicio. El monto que exceda del máximo
indicado en la Ley, no será deducible de conformidad con el artículo 32 de dicha
regulación. Esta norma dispone lo siguiente:
“Los intereses que deriven del monto de las deudas del contribuyente
que excedan del triple de su capital contable que provengan de deudas
contraídas con partes relacionadas residentes en el extranjero en los
términos del artículo 215 de la Ley.
Para determinar el monto de las deudas que excedan el límite señalado
en el párrafo anterior, se restará del saldo promedio anual de todas las
deudas del contribuyente que devenguen intereses a su cargo, la
cantidad que resulte de multiplicar por tres el cociente que se obtenga
de dividir entre dos la suma del capital contable al inicio y al final del
ejercicio.
Cuando el saldo promedio anual de las deudas del contribuyente
contraídas con partes relacionadas residentes en el extranjero sea
menor que el monto en exceso de las deudas a que se refiere el
párrafo anterior, no serán deducibles en su totalidad los intereses
devengados por esas deudas. Cuando el saldo promedio anual de las
deudas contraídas con partes relacionadas residentes en el extranjero
sea mayor que el monto en exceso antes referido, no serán deducibles
los intereses devengados por dichas deudas contraídas con partes
relacionadas residentes en el extranjero, únicamente por la cantidad
que resulte de multiplicar esos intereses por el factor que se obtenga
de dividir el monto en exceso entre dicho saldo.
Para los efectos de los dos párrafos anteriores, el saldo promedio anual
de todas las deudas del contribuyente que devengan intereses a su
cargo se determina dividiendo la suma de los saldos de esas deudas al
último día de cada uno de los meses del ejercicio, entre el número de
meses del ejercicio, y el saldo promedio anual de las deudas contraídas
con partes relacionadas residentes en el extranjero se determina en
igual forma, considerando los saldos de estas últimas deudas al último
día de cada uno de los meses del ejercicio.
Los contribuyentes podrán optar por considerar como capital contable
del ejercicio, para los efectos de determinar el monto en exceso de sus
deudas, la cantidad que resulte de sumar los saldos iniciales y finales
del ejercicio en cuestión de sus cuentas de capital de aportación,
utilidad fiscal neta y utilidad fiscal neta reinvertida y dividir el resultado
de esa suma entre dos.
Quienes elijan esta opción deberán continuar aplicándola por un
periodo no menor de cinco ejercicios contados a partir de aquél en que
la elijan. Los contribuyentes que no apliquen principios de contabilidad
generalmente aceptados en la determinación de su capital contable,
considerarán como capital contable para los efectos de esta fracción, el
capital integrado en la forma descrita en este párrafo.
No se incluirán dentro de las deudas que devengan intereses a cargo
del contribuyente para el cálculo del monto en exceso de ellas al triple
de su capital contable, las contraídas por los integrantes del sistema
financiero en la realización de las operaciones propias de su objeto y
las contraídas para la construcción, operación o mantenimiento de
infraestructura productiva vinculada con áreas estratégicas para el país.
El límite del triple del capital contable que determina el monto
excedente de las deudas al que se refiere esta fracción podría
ampliarse en los casos en que los contribuyentes comprueben que la
actividad que realizan requiere en sí misma de mayor apalancamiento y
obtengan resolución al respecto en los términos que señala el artículo
34-A del Código Fiscal de la Federación.
Con independencia de lo previsto en esta fracción se estará a lo
dispuesto en los artículos 92 y 215 de esta Ley”.
En tal sentido, a los efectos de calcular el monto máximo admisible (a efectos fiscales) de
deudas entre partes relacionadas, deberá tomarse el capital contable de la empresa al
inicio del ejercicio, el cual se compone del total del capital social, más la reserva social de
la empresa, y los resultados de ejercicios anteriores. El monto final se multiplica por tres
(como factor escogido por el legislador para determinar la relación máxima que puede
existir entre el capital social y el monto de endeudamento contraído por la empresa),
determinando el límite máximo de endeudamiento de la empresa.
La Ley mexicana también dispone que también se aplicarán las reglas sobre
subcapitalización cuando se trate de capitales tomados en préstamo de una parte
independiente, cuando ese contribuyente sea relacionada de una o más empresas
localizadas en el exterior.
Vale comentar aquí que el Instituto Latinoamericano de Derecho Tributario, en las XIX
Jornadas Latinoamericanas de Derecho Tributario recomendaron que, si la legislación
interna incluye presunciones sobre subcapitalización –como es el caso de la legislación
mexicana-, éstas deben ser desvituables, permitiendo comprobar que el préstamo
contraído se adapta a las condiciones de mercado, en preservación del principio de
capacidad contributiva16.
16
De esta forma, el Instituto recomendó: “Las normas positivas que pretendan evitar la infracapitalización
podrían contener presunciones ‘iuris tantum’, respecto de dichas situaciones y afectar sólo a los intereses que
corresponden al financiamiento que se considere excedentario. Por lo tanto, no deben aplicarse presunciones
‘iuris et de iure’ y ficciones que, además de alterar la legislación de fondo tanto civil como comercial, pueden
llegar a desnaturalizar la base imponible del impuesto sobre la renta, y en su caso, sobre el patrimonio,
7.- Casos de endeudamiento entre partes vinculadas.
Una posible discusión que puede plantearse en el caso concreto es cuándo estamos en
presencia de un caso de endeudamiento que dé lugar a la aplicación de las reglas sobre
subcapitalización o sobre precios de transferencia sobre los intereses pagados por
préstamos entre partes vinculadas. Tal y como lo determina la doctrina foránea, existen
ciertos casos que constituyen una suerte de contrato híbrido entre el préstamo y el aporte
de capital, caracterizados porque el prestamista asume parte del riesgo empresarial en el
prestatario. Tal sería el caso de las acciones rescatables, las cuales tradicionalmente han
sido calificadas como aportes de capital, en razón de lo cual, sus frutos no son deducibles
del impuesto, no dando lugar a la aplicación de las reglas sobre precios de transferencia.
También existen supuestos de financiación anómala, en donde ésta se vuelca hacia los
recursos ajenos facilitados directa o indirectamente por entes vinculados17. Conforme a lo
señalado por la doctrina, el hecho de que existan formas de financiación híbrida, en donde
el prestamista asume parte de los riesgos del prestatario, no constituye una forma de
subcapitalización. Por el contrario, la razón de ser de estas normas es la existencia de
préstamos obtenidos exclusivamente en razón de la vinculación existente y no debido a la
capacidad de crédito de la sociedad. De esta forma, la financiación híbrida deberá ser
tomada en consideración para determinar si hay un supuesto de subcapitalización, pero
por sí misma no puede ser considerada como un supuesto de capitalización exigua18.
La reforma de la Ley de Impuesto sobre la Renta de 2007 incluyó un nuevo artículo que
pasó a ser el 188, en el cual se incluyeron: (i) reglas sobre subcapitalización, inexistentes
hasta esta Ley de reforma, permitiendo de esta manera controlar el nivel integral de
endeudamiento total de los contribuyentes en proporción a su patrimonio y (ii) reglas
sobre el monto total de intereses deducible, en comparación con operaciones entre partes
independientes.
Con las reglas sobre subcapitalización se establece una presunción de que el nivel de
endeudamiento integral del contribuyente es excesivo. No resulta claro si esta presunción
puede o no ser desvirtuada por el contribuyente. En tal sentido, Vega Borrego nos indica
que la posición de la doctrina española ha sido variable. Así, la mayor parte de la doctrina
considera que la presunción de que existe subcapitalización no puede ser desvirtuada,
indicando que “el sujeto afectado no podrá evitar la aplicación de la norma demostrando
que el endeudamiento alcanzado se hubiere obtenido igualmente mediante una
financiación trabada entre partes independientes, sino lo único que podrá argumentar es
que el endeudamiento neto remunerado con entidades vinculadas no ha superado el
coeficiente que dice la Ley”19 (Interpolado nuestro). No obstante, otro sector ha sostenido
que, en aplicación del principio del operador independiente, debe ser posible desvirtuar la
presunción de que la empresa ha excedido su capacidad de endeudamiento. En tal
afectando a aquellas empresas que han seguido una correcta gestión financiándose en condiciones normales
de mercado” (tomado de la página web del Instituto: www.iladt.org el 2 de febrero de 2007).
17
Vega Borrego, Félix Alberto. La norma tributaria en materia de subcapitalización: incidencia de los
convenios de doble imposición y del Derecho Comunitario. Crónica Tributaria Nº 104 (2002), pp. 89-125.
18
Cfr. Vega Borrego, Félix Alberto. La norma tributaria…pp. 89-125.
19
Cfr. Vega Borrego, Félix Alberto. La norma tributaria…pp. 89-125.
sentido, de evidenciarse que el nivel de endeudamiento de la empresa es racional y
propio de las operaciones que se llevarían con partes independientes, éste debe ser
admitido y aplicado sobre el coeficiente legal, garantizando de esta forma tanto la vigencia
del principio de capacidad contributiva como de neutralidad del tributo.
De igual forma, vale destacar que las Guías sobre precios de transferencia para las
empresas multinacionales y las administraciones fiscales, aprobadas por el Consejo de la
Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico en el año 1995 son de
aplicación directa en Venezuela, tal y como lo determina el artículo 115 de la Ley de
Impuesto sobre la Renta. El artículo 115 está contenido en el mismo capítulo en el cual se
inscribe el nuevo artículo 118 de la Ley, por lo cual las reglas sobre subcapitalización
deberán ser leídas en concordancia con dichas directrices. Las Guías hacen referencia
expresa a las reglas sobre thin capitalization establecidas por la OCDE, según las cuales,
como hemos tenido oportunidad de comentar, la utilización del método objetivo –aquél
según el cual se utiliza un coeficiente predeterminado para establecer el nivel máximo de
endeudamiento- debe admitir prueba en contrario por el contribuyente. En tal sentido, por
cuanto el artículo 118 de la Ley no determina si la regla en ella prevista admite prueba en
contrario y las propias directrices de la OCDE aconsejan que la norma reguladora de la
subcapitalización sea leída en tal sentido, entendemos que el artículo 118 contiene una
presunción desvirtuable.
De igual forma, aun en el supuesto de considerar que la norma contiene una presunción
iuris et de iure y, por tanto, no admite prueba en contrario, entendemos que en la medida
que resulten aplicables las normas de un Convenio para evitar la doble imposición
suscrito por Venezuela, que se base en el Modelo de la OCDE, sus disposiciones
permiten sostener la prelación del principio de independencia. Por ello, ante la aplicación
del Convenio, deberá admitirse prueba en contrario para demostrar que el nivel de
endeudamiento del contribuyente conforme al principio de independencia excede del
coeficiente previsto en la norma venezolana. Ello realizando una interpretación flexible de
las disposiciones aplicables, a la luz de los principios tributarios que informan la materia.
Es decir, a los efectos de determinar el máximo deducible por intereses pagados a partes
vinculadas, el monto total de las deudas contraídas por un contribuyente no podrá
exceder del total de su patrimonio neto. El monto que exceda de dicho límite recibirá el
tratamiento fiscal de dividendos.
Aun cuando la norma no lo dice expresamente, entendemos que esta disposición aplica a
los efectos de la deducibilidad de los intereses pagados a personas vinculadas no
domiciliadas, por tratarse de un complemento de las disposiciones sobre precios de
transferencia previstas en el Capítulo III del Título VIII de la Ley, al que se refiere el propio
artículo 118. Las disposiciones sobre precios de transferencia son únicamente aplicables
sobre transacciones realizadas con partes vinculadas no domiciliadas, por constituir el
único riesgo de reparto de beneficios que genere una menor carga fiscal frente al Fisco
venezolano.
En tal sentido, la Ley introduce las reglas para el cálculo del máximo deducible, de la
siguiente forma:
De acuerdo con esta norma, el monto total de las deudas de un contribuyente, a efectos
del Impuesto sobre la Renta, no podrá exceder el valor de su patrimonio.
Es decir:
Dpv + Ppi ≤ PN
Donde:
En tal sentido, a los efectos de determinar si el monto total de las deudas excede el
patrimonio neto de la empresa, deberá aplicarse la siguiente fórmula:
Si ≥ 1 → 100% deducible
La interpretación de las normas jurídicas implica la precisión del sentido de las palabras
utilizadas en ella, según lo preceptuado en el artículo 4 del Código Civil. Ahora bien, de
acuerdo con lo indicado por la doctrina, dicho sentido no puede ser precisado
simplemente mediante la identificación del significado independiente de las palabras. Por
el contrario, es necesario analizar el orden en que éstas aparecen en la norma y la forma
como se encuentran conectadas entre sí. Asimismo, por cuanto es posible que este
análisis sintáctico derive en múltiples soluciones, es preciso determinar cuál es el
significado razonable en relación con una situación dada, para lo cual, resulta relevante
considerar el empleo de una misma expresión dentro de un mismo cuerpo legislativo20. De
esta forma, la integración de un determinado término requiere la precisión del entorno en
el cual ésta fue dictada, así como del instrumento al cual ésta se incorpora, entre otros
factores.
En tal sentido, partiendo del hecho de que las normas de la Ley de Impuesto sobre la
Renta están llamadas a la determinación de dicho tributo y que ellas, en sí mismas,
conllevan la precisión de fórmulas destinadas a tal fin, consideramos que los términos
empleados en dicha Ley deben tener un único sentido. Ello a los fines de evitar que un
mismo componente sea aplicado en forma distinta en la ecuación destinada a determinar
el monto total de impuesto a pagar. Conforme a ello, la definición de patrimonio neto debe
tener una misma definición a los efectos del cálculo del Impuesto sobre la Renta, en virtud
de lo cual deben utilizarse las definiciones de patrimonio neto contenidas en el Título IX
de la Ley regulador del sistema integral de ajustes por inflación.
A dicha interpretación también contribuye la propia redacción del artículo 118 de la Ley,
cuando indica que el patrimonio neto del contribuyente se determinará “antes de hacer el
ajuste por inflación del ejercicio”. En nuestra consideración, ello implica que deberá
sumarse el patrimonio neto inicial ajustado de acuerdo con las reglas previstas en la Ley
de Impuesto sobre la Renta –incluyendo la incidencia de los ajustes de años anteriores,
ya que la Ley sólo excluye los ajustes del ejercicio con relación al cual se está
determinando el límite máximo deducible- al patrimonio neto final –considerando los
aumentos y disminuciones admisibles de acuerdo con la Ley de Impuesto sobre la Renta-.
Cabe en todo caso destacar que la norma de la Ley de Impuesto sobre la Renta
venezolana, a diferencia de lo establecido en otros ordenamientos jurídicos –tal y como
hemos tenido la oportunidad de analizar- establece que el monto máximo de
endeudamiento de las empresas equivale al monto de su patrimonio neto. En otros
ordenamientos, como es el caso mexicano y español, el monto de endeudamiento es
definido en una relación de tres a uno, es decir, es posible que la empresa contraiga
préstamos hasta tres veces el monto de su patrimonio. En consecuencia, cabe considerar
en este caso si la presunción establecida por el legislador es en tal forma contraria al
funcionamiento normal de las operaciones financieras, que se pone en riesgo la
constitucionalidad del artículo 118, por ser contraria al principio de capacidad contributiva.
En la medida en que pueda determinarse que, racionalmente, es esperable que los
sujetos pasivos contraigan préstamos superiores al monto de su patrimonio neto –como lo
reconoce la legislación española y mexicana- la presunción prevista en la Ley será
20
Lifante Vidal, Rafael. La interpretación jurídica de la teoría del Derecho contemporánea. Madrid. Centro
de Estudios Políticos y Constitucionales. 1999. p. 163 y ss.
contraria tanto al principio de capacidad contributiva como al principio de neutralidad del
tributo, en tanto las disposiciones impositivas incidirían directamente en la forma como el
contribuyente ordena sus negocios.
A los fines de facilitar la comprensión del cálculo del máximo deducible por intereses
pagados a partes vinculadas, a continuación producimos el siguiente ejemplo21:
21
Como base de referencia puede consultarse el ejemplo dado con relación a la Ley mexicana en: Martínez
Ibáñez, Francisco Javier. Capitalización delagada. Límite a adeudos con partes relacionadas del extranjero
2005. en lapágina web de CPware, C.A. de C.V. www.cpware.com en fecha 2 de febrero de 2007.
Saldo promedio anual 3,666,274.30 876,505.32
El artículo 118 de la Ley también indica que la porción de las deudas contraídas con
partes vinculadas que exceda del saldo promedio anual del patrimonio neto del
contribuyente, deberá ser tratada como patrimonio neto a los efectos de esta Ley, esto es,
que la entrega de la porción de las deudas que exceda dicho monto, será tratada como
pago de dividendos, generando el pago del tributo proporcional correspondiente, en caso
que la renta neta financiera base de dicho reparto, exceda de la renta neta fiscal. En
efecto, esta disposición establece:
En tal sentido, con la reforma de la Ley de 2007, resultan aplicables a los préstamos
intercompañías las disposiciones sobre precios de transferencia, en virtud del cual deberá
aplicarse el método del precio comparable a los fines de precisar si el monto de los
intereses pagados, por la operación individualmente considerada, excedería de los que se
hubieran pactados con partes independientes.
(i) Que el patrimonio neto exceda del monto total de las deudas del contribuyente,
conforme al cálculo antes analizado y;
(ii) Que, aun cuando el monto total de las deudas no supere dicho límite, la deuda
contraída con la parte vinculada esté fuera de condiciones de mercado.
En tal sentido, indica el último párrafo del artículo 118 de la Ley que: