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LA IMPRESCRIPTIBILIDAD DE LOS BIENES FISCALES

Por: Mateo Acevedo Salazar


Sentencia C-530/96
En la demanda de inconstitucionalidad del numeral 4 del artículo 407, del código de
procedimiento civil, modificado por el decreto 2282 de 1989, artículo 1 numeral 210, se pide
se declare INEXEQUIBLE ya que este:
1) Desconoce la supremacía del derecho sustancial, el cual confiere derechos a las
personas, declara, constituye, extingue o modifica, obligaciones, en este caso
extingue un derecho real para constituir uno nuevo en favor de otro individuo, dicha
instancia de supremacía sustancial contraría lo dispuesto en el Código Civil respecto
la adquisición por prescripción (artículos 674, 2517, 2518 y 2519), pues la facultad
del legislador para determinar que bienes son imprescriptibles otorgada por el art. 63
de la Constitución no es ilimitada.
2) Se vulnera el derecho a la igualdad, pues el legislador no da una verdadera razón
sustancial por la cual no sea permitido adquirir bienes fiscales por prescripción,
mientras que en los bienes particulares si es permitido.
3) Desde este punto de vista, la imprescriptibilidad de los bienes fiscales es una
violación a la función social de la propiedad, pues se castiga al que busca desarrollar
un trabajo productivo y se favorece a quien no emplea los bienes, en este caso, es el
Estado.
4) Al negar la acción de pertenencia al titular de la posesión de un bien fiscal, se
quebranta el principio constitucional de garantías a los derechos de los asociados por
parte de Estado, vulnerando el debido proceso y el derecho de acceso a la justicia.
Algunas consideraciones preliminares construidas a partir de lo sostenido por Miguel Ávila
Olarte y el Procurador General de la Nación permiten determinar que:
El artículo 63 de la Constitución de forma enunciativa no taxativa, no limita la
imprescriptibilidad a los bienes de uso público a los mencionados, sino que le da la facultad
al legislador para que en la ley se determine qué bienes tienen tal característica.
Del precepto constitucional no es posible deducir la existencia del derecho sustancial que la
demanda declara tiene supremacía sobre los artículos que determinan la prescripción
adquisitiva, pues la ley tajantemente establece la imposibilidad de adquirir dominio por
prescripción sobre bienes de la unión, por lo que si no existe el derecho para hacerlo no tiene
por qué haber acción.
Así mismo, la igualdad que se consagra en la Constitución no es material sino formal y a
manera de principio, donde se busca garantizarla en la medida de lo posible, dicha igualdad
podría ser alegada si se le estuviera negando a un particular la declaración de pertenencia
procedente respecto de un bien particular
El hecho de que la norma demandada modifique disposiciones del Código Civil no afecta su
constitucionalidad, ya que dicha modificación es permitida dentro de la construcción
permanente de un sistema jurídico.
El Ministerio Público referente al caso, “hace un análisis respecto de la primacía del derecho
sustancial, señalando que éste se refiere a las actuaciones que corresponden a la
administración de justicia, es decir, a las actividades de las autoridades judiciales dentro de
los procesos” para así advertir que no es posible pretender poner en marcha el aparato judicial
para obtener el reconocimiento de un derecho inexistente, pues los bienes fiscales están
exentos de la adquisición por prescripción.
Así, la Corte Constitucional se remite a un caso similar que llegó a la sala constitucional de
la Corte Suprema de Justicia estando vigente la Constitución de 1886, en ese entonces que
llegó a la conclusión de que tanto los bienes de uso público y bienes fiscales conforman el
dominio público del Estado, estos se diferencian sólo en cuanto a destinación y régimen,
siendo los primeros disponibles al servicio de los habitantes del país y los segundos
constituyen los instrumentos materiales para lo operación de los servicios estatales o son
reservas patrimoniales aplicables en el futuro a los mismos fines o para satisfacer otros
intereses sociales. Ambas clases de bienes estatales forman parte del mismo patrimonio y
sólo tienen diferencias en razón del distinto modo de uso. “El Código Fiscal, Ley 110 de
1912, establece precisamente el régimen de derecho público para la administración de los
bienes fiscales nacionales. Régimen especial, separado y autónomo de la reglamentación del
dominio privado”. Es por esto por lo que ambos están amparados por la imprescriptibilidad,
siendo el mismo dueño, el Estado y misma su destinación final, el servicio de los habitantes
del país. Su implementación, bien sea inmediata o potencial, en el ámbito del servicio
público, deben ser excluidos de la acción de pertenencia, para hacer prevalecer el interés
social sobre el particular, como lo determina la Constitución Política de la República de
Colombia.
Antes de entrar en vigencia la norma en cuestión, es cierto no existía una normatividad tajante
que excluyera a los bienes fiscales comunes de ser adquiridos por prescripción, derecho
amparado por el decreto 1400 de 1970.
Al dictarse el Código de Procedimiento Civil, decreto 1400 de 1970, el numeral 4o. del
artículo 413, dispuso:
“No procede la declaración de pertenencia si antes de consumarse la prescripción
estaba en curso un proceso de división del bien común, ni respecto de bienes
imprescriptibles o de propiedad de las entidades de derecho público”.
En virtud de la modificación hecha por el decreto 2282 de 1989, el numeral 4 quedó así, tal
como hoy rige:
“La declaración de pertenencia no procede respecto de bienes imprescriptibles o de
propiedad de las entidades de derecho público”.
Luego de entrar en vigencia esta norma, básicamente, todas las clases de bienes fiscales
dejaron de ser prescriptibles convirtiéndose en bienes imprescriptibles.

La razón de esta afirmación es, según la Corte Constitucional


La declaración de pertenencia es la afirmación que hace el juez, en la sentencia,
después de comprobar que se han cumplido los requisitos establecidos en la ley, de
que alguien ha adquirido un bien por este modo. En este caso, quien cree que en su
favor se ha cumplido la prescripción adquisitiva, demanda para que el juez haga la
declaración de pertenencia. Pero si no procede la declaración de pertenencia en
relación con los bienes de propiedad de las entidades de derecho público, tampoco
procede oponer la excepción de prescripción ante la demanda reinvindicatoria de uno
de tales bienes. ¿Por qué? Porque cuando prospera la excepción de prescripción
adquisitiva, lo que el juez declara es, en el fondo, lo mismo: que el demandado ha
adquirido el bien por usucapión. La diferencia consiste en que en el primer caso (acción
de pertenencia) la declaración se hace en favor del actor; en el segundo (proceso
reivindicatorio), del demandado.
A día de hoy los bienes fiscales en su totalidad como fue mencionado anteriormente son
imprescriptibles, los bienes de públicos y fiscales adjudicables continúan de igual forma
exentos de la adquisición por prescripción.
La Corte también dio sus razones sobre el por qué la norma demandada no es contraria a la
Constitución y por ende es EXEQUIBLE. Siguiendo la corriente de ideas que planteo el
ministerio público, la Corte estima que la Constitución delegó al legislador de determinar
cuáles bienes, fuera de los que se mencionaron en el artículo 63 son imprescriptibles, solo es
necesario que el legislador no se extralimite e incurra en quebrantar otro precepto de la carta.
Siendo un fin esencial del Estado el “servir a la comunidad”, todos los bienes públicos,
prestan un servicio público, incluso aquellos que no lo están pero que están pensados para
hacerlo en el futuro, es por esto por lo que cuentan con su propia jurisdicción especial que
los proteja en bien de toda la sociedad, pues al fin y al cabo pertenecen a la comunidad.
Con respecto a lo mencionado en la demanda sobre la supremacía del derecho sustancial, la
Corte Constitucional al respecto considera:
No se vulnera el artículo 228 de la Constitución, en cuanto consagra la primacía del
derecho sustancial, porque ésta es una regla que obliga al juez, pero no al legislador.
Las normas de los códigos de procedimiento tienen la misma jerarquía que las del
Código Civil. Por eso, no puede afirmarse que una norma procesal sea inexequible
porque derogue o modifique otra del Código Civil. Es más, como lo ha dicho la Corte
Constitucional, las normas sobre la prescripción participan de las dos calidades: son
en parte sustanciales y en parte procesales (sentencia C-543 de 1993, Magistrado
ponente Jorge Arango Mejía, Gaceta Constitucional No. 11 de 1993).
Así mismo, dicha norma bajo ningún concepto quebranta el artículo 58 de la Constitución
pues, precisamente los bienes fiscales aseguran la capacidad económica del Estado para que
este cumpla su función social prestando los servicios públicos, impidiendo que los
particulares se apropien de los bienes fiscales, se asegura la capacidad fiscal para atender las
necesidades de la comunidad.
Finalmente, la corte no ve razón alguna para sostener que la norma demandada viola el
debido proceso, afirmación carente de sentido.
Por todo lo expuesto, la Corte Constitucional resolvió declarar la exequibilidad de la norma
acusada inciso cuarto del artículo 407 del Código de Procedimiento Civil, tal como fue
modificado por el decreto 2282 de 1989, que tampoco viola ningún otro precepto de la
Constitución.
A manera de conclusión, es así como las siguientes, son las normas exequibles que definen
y clasifican los bienes del Estado, así como su relación con los particulares y los bienes de
estos:
Según el artículo 674 del Código Civil, “Se llaman bienes de la Unión aquéllos cuyo dominio
pertenece a la República” estos son, todos los bienes, predios, etc. Que no pertenecen a
ningún particular, sino que es el Estado el que se comporta como dueño y poseedor. Los
bienes de la Unión se dividen (según el mismo artículo del código civil) en bienes de la Unión
de uso público, aquellos que su uso pertenece a todos los habitantes de un territorio, como
puentes y calles, y bienes fiscales cuyo uso no pertenece a los habitantes. A su vez, los bienes
fiscales se clasifican en fiscales comunes o estrictamente fiscales, y fiscales adjudicables. En
los primeros el Estado tiene un derecho de dominio equiparable al que los particulares tienen
sobre los suyos. Los bienes fiscales adjudicables son los baldíos a que se refiere el artículo
675 del Cód. Civ.: “Son bienes de la Unión todas las tierras que, estando situadas dentro de
los límites territoriales, carecen de otro dueño”.
Una diferencia fundamental entre los bienes fiscales y los bienes de particulares es el carácter
de imprescriptibilidad que poseen los primeros, esto es, la “inmunidad” que se tiene ante la
adquisición por prescripción, esta, según el artículo 2512 del Cód. Civ. “La prescripción es
un modo de adquirir las cosas ajenas, o de extinguir las acciones o derechos ajenos, por
haberse poseído las cosas y no haberse ejercido dichas acciones y derechos durante cierto
lapso, y concurriendo los demás requisitos legales”. Esta facultad que tienen los particulares
de adquirir derechos reales de dominio sobre un bien cuando este se ha poseído por cierto
tiempo no puede aplicarse a los bienes fiscales según el artículo 2519 del Cód. Civ. Por lo
que la ocupación de estos es mera tenencia y nunca se constituirán derechos reales, aun
cuando quien ocupe el bien se comporte como señor y dueño, esto aplica tanto para bienes
fiscales comunes y fiscales adjudicables, así lo determina el decreto 2282 de 1989, numeral
4 “La declaración de pertenencia no procede respecto de bienes imprescriptibles o de
propiedad de las entidades de derecho público”.
Fin.

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