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CAPÍTULO CUARTO
El derecho de respuesta ................................................................ 173

I. Acuerdo escrito ................................................................. 174


1. Sentido del acuerdo y respuesta .................................... 175
2. Congruencia con la petición .......................................... 180
3. Competencia del órgano o servidor público .................... 183
4. Estilo del acuerdo y respuesta ...................................... 184
5. Firma del servidor público ............................................ 187
6. Plazo para acordar ...................................................... 189
7. Acuerdo por cada una de las peticiones hechas ............. 191
II. Notificación al peticionario ................................................. 193
1. Notificación por escrito ................................................ 195
2. Notificación hecha por autoridad distinta ....................... 197
3. En breve término ......................................................... 198
4. Notificaciones de trámites sucesivos ............................. 202
5. Aclaraciones a la respuesta obtenida ............................ 203
III. Excepciones a la notificación personal ................................ 204
1. Aceptación tácita de la petición .................................... 205
2. Notificación por medios electrónicos de comunicación ... 205
IV. Derecho de petición y proceso ........................................... 210
1. Averiguación previa ..................................................... 211
2. Proceso penal ............................................................. 213
3. Contencioso administrativo ........................................... 214

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CAPÍTULO CUARTO

EL DERECHO DE RESPUESTA

Una vez que hemos analizado el derecho de petición, corresponde ocupar-


nos del de respuesta, ambos contenidos, como ha quedado dicho, en el
artículo 8o. constitucional. La respuesta es un segundo acto dentro de lo
que pudiéramos considerar el procedimiento petitorio. Y remitiéndonos a
González Pérez, afirma que en el procedimiento administrativo, la petición
viene a ser, por una parte, el acto fundamental que delimita el ámbito obje-
tivo de un procedimiento; por otro, el primero de los actos del mismo.275
Hemos establecido que la referencia constitucional al derecho de peti-
ción, stricto sensu, se encuentra en el primer párrafo del artículo 8o., y que
en el segundo apartado se garantiza un derecho a que los órganos públicos
den una respuesta a la petición, el denominado derecho de respuesta. A
continuación nos ocuparemos de algunas reflexiones que merece este dere-
cho de respuesta y que ha sido revisado en forma amplia por la jurispruden-
cia nacional, aunque entendiéndolo como parte de un genérico derecho de
petición, una posición que hemos definido líneas atrás.
El derecho de respuesta consiste en clave constitucional en una serie de
elementos vinculados con la actuación del órgano o servidor público al
conocer y decidir sobre la petición que se les formula, y se traduce en: 1) la
obligación de los órganos o servidores públicos de acordar la petición, 2)
que este acuerdo sea por escrito, y 3) que se haga conocer al peticionario en
breve término del acuerdo recaído. Estos son los elementos que integran la
institución. Además, llama la atención la opinión que mereció al Primer
Tribunal Colegiado en materia administrativa del Primer Circuito, el cum-
plimiento irrestricto de este derecho:

275
González Pérez, Jesús, op. cit., nota 243, p. 64.

173

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174 EL DERECHO DE PETICIÓN EN MÉXICO

...para que no se respire un clima de opresión y de decisiones no sujetas a


derecho, sino un clima de paz y precisamente el correspondiente a un Esta-
do de derecho, es menester que las autoridades resuelvan las peticiones en
forma franca clara, dando razón completa del por qué no se otorga lo solici-
tado, y dando al gobernado los elementos para aceptar o impugnar su nega-
tiva, de manera que dichas autoridades tengan por mayor interés que sus
conflictos con los gobernados sean compuestos (aun judicialmente) en cuanto
al mérito de sus pretensiones, que negar lo que no quieren conceder median-
te el camino de las imprecisiones o los laberintos, lo que más bien da impre-
sión de que se pretende obstaculizar la petición del quejoso y el que pueda
llegar a plantearla sólidamente ante los tribunales, o sea, el prevalecer de la
potestad sobre el derecho...276

En este convencimiento de que el respeto del derecho de respuesta co-


rresponde precisamente a un Estado de derecho, se vislumbra también el
deber insoslayable de los órganos y servidores públicos de que su actua-
ción sea de buena fe. A pesar de tales previsiones, la práctica plantea nume-
rosas dudas, mismas que han sido dilucidadas por los tribunales federales,
cuyos criterios abordaremos a continuación al explorar los elementos del
derecho de respuesta.

I. ACUERDO ESCRITO

La primera garantía consagrada es la de que a toda petición deberá re-


caer un acuerdo escrito de la autoridad a quien se haya dirigido. Ahora
bien, este acuerdo debe ser escrito, tal y como lo señala el texto constitucio-
nal. Respecto de las características de que sea escrito, y algunas de las
nociones relativas, ya han sido abordadas cuando tratamos el escrito de
petición. Así, el acuerdo será escrito en idioma español, salvo en aquellos
supuestos mencionados como excepciones, entre las que deberán encontrar-
se, por supuesto, las lenguas indígenas que sean reconocidas con el carácter
de nacionales y que seguramente contarán con una respuesta bilingüe.
Ahora bien, este acuerdo escrito también parte de ciertos presupuestos
que deben analizarse.277

276
Primer Tribunal Colegiado en materia administrativa del Primer Circuito, SJF7,
t. 115-120, sexta parte, p. 123.
277
Adelantamos que en materia de procedimiento administrativo, la legislación federal
mexicana establece los elementos y requisitos del acto administrativo, sin embargo consi-

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EL DERECHO DE RESPUESTA 175

1. Sentido del acuerdo y respuesta

El derecho de respuesta no presupone que ésta deba ser favorable a la


petición hecha, tampoco que deba ocuparse sobre el fondo de la cuestión.
El derecho de respuesta opera como una garantía al peticionario de que el
órgano o servidor público ha conocido de la petición, y ha dictado un acuerdo
sobre tal conocimiento de la misma. Este acuerdo ofrece los más variados
contenidos dependiendo del tipo de petición: proporcionar información,
expedir documentación, realizar una inscripción, eliminar un registro, otorgar
una prestación, conceder un permiso o licencia, restringir una actividad
pública o privada, otorgar un beneficio, conocer de una queja, que se adop-
te una posición respecto a un ámbito del interés público, y una larga lista de
etcéteras. En cualquier caso, la obligación constitucional pone de relieve
que lo que se hace del conocimiento del peticionario es el acuerdo tomado
por el órgano o servidor público respecto de la petición, y no la satisfacción
del objeto de la misma. La Segunda Sala de la Suprema Corte ha señalado
tal distinción al resolver: “PETICIÓN. Una cosa es la falta de contestación a
una petición hecha por escrito y en forma pacífica y respetuosa y otra muy
distinta la falta de entrega de determinada documentación”.278

deramos que el acto de responder a una petición es un acto más específico que el acto
administrativo, por lo que no comparte muchos de los elementos que de aquél se predican.
El artículo 3o. de la Ley Federal de Procedimiento Administrativo señala: “Son elementos
y requisitos del acto administrativo: I. Ser expedido por órgano competente a través de
servidor público, y en caso de que dicho órgano fuere colegiado, reúna las formalidades
de la ley o decreto para emitirlo; II. Tener objeto que pueda ser materia del mismo, determi-
nado o determinable, preciso en cuanto a las circunstancias de tiempo y lugar, y previsto
por la ley; III. Cumplir con la finalidad de interés público regulado por las normas en que se
concreta, sin que puedan perseguirse otros fines distintos; IV. Hacer constar por escrito
y con la firma autógrafa de la autoridad que lo expida, salvo en aquellos casos en que la ley
autorice otra forma de expedición; V. Estar fundado y motivado; VI. (se deroga); VII. Ser
expedido sujetándose a las disposiciones relativas al procedimiento administrativo previs-
tas en esta ley; VIII. Ser expedido sin que medie error sobre el objeto, causa o motivo, o
sobre el fin del acto; IX. Ser expedido sin que medie dolo o violencia en su emisión; X. Mencio-
nar el órgano del cual emana; XI. (se deroga); XII. Ser expedido sin que medie error respec-
to a la referencia específica de identificación del expediente, documentos o nombre com-
pleto de las personas; XIII. Ser expedido señalando lugar y fecha de emisión; XIV. Tratándose
de actos administrativos (que) deban notificarse deberá hacerse mención de la oficina en
que se encuentra y puede ser consultado el expediente respectivo; XV. Tratándose de actos
administrativos recurribles deberá hacerse mención de los recursos que procedan, y,
XVI. Ser expedido decidiendo expresamente todos los puntos propuestos por las partes o
establecidos por la ley”.
278
Segunda Sala, SJF6, t. tercera parte, LII, p. 124.

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176 EL DERECHO DE PETICIÓN EN MÉXICO

La jurisprudencia ha sido uniforme en tal sentido y ha dictado numerosas


resoluciones que ponen de relieve que el derecho de respuesta no presupone
la contestación favorable a los intereses del peticionario. Así, temprana-
mente en 1918 el pleno de la Suprema Corte señaló: “DERECHO DE PETI-
CIÓN. Resolver un asunto contra las pretensiones del peticionario, no es
violar ese derecho”.279
Y en 1920, reiteró tal criterio, al sostener: “DERECHO DE PETICIÓN. Las
garantías del artículo 8o. constitucional, tienden a asegurar un proveído
sobre lo que se pide, y no a que las peticiones se resuelvan en sentido deter-
minado”.280
Y en 1927, en forma tajante se advirtió: “DERECHO DE PETICIÓN. No pue-
de considerarse violado, si el peticionario ha obtenido una contestación
cualquiera”.281
Este criterio, el de considerar que el derecho de respuesta se satisface
con la respuesta misma, sería sustentado en adelante en forma arrolladora.
Dan cuenta de ello las diversas tesis redactadas en términos similares: “la
autoridad debe dar contestación por escrito en breve término, congruentemente
con lo pedido; pero no a dar una contestación que invariablemente deba
satisfacer al peticionario, sino la que corresponda conforme a la ley que se
invoque en la petición...”.282
Ahora bien, también reviste especial consideración el hecho de que el
sentido de la respuesta no se encuentra condicionado constitucionalmente.
De forma tal que la respuesta es ineludible. La Segunda Sala consideró que
no podía excusarse el cumplimiento de tal obligación por considerar el
órgano o servidor público que no podía obsequiarse la solicitud hecha: “PE-
TICIÓN, DERECHO DE. El derecho de petición no puede ser limitado por mo-
tivo alguno, sin contrariar el artículo 8o. de la Constitución Federal del
país, pues en todo caso se puede negar lo pedido, cuando haya fundamento
para ello”.283
En forma similar, la respuesta que advierte al peticionario sobre la obli-
gación de cumplir con ciertos requisitos exigidos legalmente no puede con-
siderarse que vulnere el derecho de respuesta. Si esta interpretación ya se

279
Pleno, SJF5, t. II, p. 302.
280
Pleno, SJF5, t. VII, p. 819.
281
Pleno, SJF5, t. XXI, p. 945.
282
Segunda Sala, SJF6, t. tercera parte, LX, p. 125.
283
Segunda Sala, SJF5, t. L, p. 1494.

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EL DERECHO DE RESPUESTA 177

advierte en las tesis que anteceden, los tribunales federales la han puntuali-
zado en tesis que expresamente lo señalan:
DERECHO DE PETICIÓN. Las garantías que otorga el artículo 8o. constitucio-
nal, no consisten en que se tramiten las peticiones sin las formalidades es-
tablecidas por la ley sino en que a toda petición hecha por escrito, esté bien
o mal formulada, debe recaer un acuerdo, también por escrito, de la autori-
dad a quien se haya dirigido, la cual tiene obligación de hacerlo conocer, en
breve término, al peticionario. Si a una petición hecha por escrito, le falta
algún requisito legal, no puede, por esa causa, rehusarse a recibirla la auto-
ridad, ni negarse a acordarla; pues para no violar el derecho de petición,
debe recibir y acordar, desde luego, ese escrito, aunque sea negando lo que
se pida, o aplazando el acuerdo para cuando se cumpla con los requisitos
exigidos por la ley.284

Igual criterio se desprende de la siguiente tesis:


PETICIÓN, DERECHO DE. Aun en la hipótesis de que el peticionario no cumpla
con los requisitos legales o reglamentarios, relativos a su solicitud, ello en
los términos estrictos del artículo 8o. de la Constitución General de la Repú-
blica, no implica que dicha solicitud no deba acordarse o proveerse nunca,
sino lo más que puede ocasionar tal omisión, es la negativa a la solicitud de
que se trata; para en esa forma, darse cumplimiento al citado precepto cons-
titucional, por cuanto él establece que a toda solicitud debe recaer un acuer-
do, sea favorable o desfavorable al peticionario.285

Al respecto, se ha señalado que


no puede considerarse infringido el artículo 8o. de la Constitución... por-
que no se haya resuelto sobre el fondo de lo pedido, ya que el mismo artícu-
lo no priva a los funcionarios públicos del derecho de solicitar a los par-
ticulares que ante ellos comparecen, cuando así sea necesario o procedente,
que reúnan determinados requisitos para decidir, con arreglo a la ley, si
debe acceder, o no, a lo que piden.286

En similar tenor se ha advertido que


aunque es cierto que el derecho de petición no releva a los particulares del
cumplimiento de las exigencias que la legislación establezca en cada caso,

284
Pleno, SJF5, t. XV, p. 102.
285
Segunda Sala, SJF6, t. LXXXIV, tercera parte, p. 49.
286
Tercera Sala, SJF5, t. XXXVII, p. 109.

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178 EL DERECHO DE PETICIÓN EN MÉXICO

también es verdad que, sea que el solicitante satisfaga o no los requisitos


reglamentarios, en todo caso debe la autoridad dictar acuerdo... en el su-
puesto de que el quejoso no haya cumplido las condiciones reglamentarias
correspondientes, no obstante que las mismas se le hayan exigido por la
autoridad, esto será motivo para pronunciar una resolución denegatoria, pero
no para abstenerse de emitir acuerdo acerca de la solicitud.287

Es fácil advertir que el criterio sostenido en relación con la exigencia de


acordar la petición, atiende a garantizar que los peticionarios obtendrán
siempre una respuesta a su petición, pero ello no implica que sea favorable,
máxime cuando debían cumplir con ciertos requisitos exigidos reglamenta-
riamente y no lo han hecho, puesto que la falta de tales requisitos conduce
“a que el acuerdo relativo pueda ser indicando al peticionario cuáles son
los que le falte de llenar y que su omisión ha sido la causa de que no se
decida en cuanto al fondo su respectiva solicitud”.288
En tal tesitura, el acuerdo que adopte el órgano o servidor público y en el
que se señalen cuáles son los requisitos que debe satisfacer el peticionario
para la procedencia de su petición, se convierte en una obligación ineludi-
ble para respetar el derecho de respuesta consagrado constitucionalmente:

PETICIÓN. Es cierto que la garantía que consagra el artículo 8o. constitucio-


nal no releva a los particulares de la obligación de cumplir con las exigen-
cias y requisitos de la legislación secundaria; pero también lo es, que la
autoridad tiene la obligación de comunicar por escrito al quejoso, los re-
quisitos o exigencias a satisfacer, para que éste pueda cumplirlos.289

La Sala Segunda de la Suprema Corte no ha sido constante en tal crite-


rio. Si en la anterior tesis, de 1959, se inclina por considerar tal actitud de
las autoridades como una obligación, al año siguiente se inclina por consi-
derarla de tipo potestativo:

PETICIÓN. El artículo 8o. constitucional, al exigir a las autoridades que a todo


escrito petitorio de los particulares hagan recaer acuerdo, y que hagan saber
a éste dentro de breve término a los peticionarios, no previene que esto sólo
se haga si los solicitantes cumplieron con los requisitos respectivos de la ley

287
Segunda Sala, Apéndice de 1995, sexta época, t. III, parte SCJN, tesis 129, p. 87.
288
Segunda Sala, SJF6, t. tercera parte, XXXVIII, p. 87.
289
Segunda Sala, SJF6, t. tercera parte, XXX, p. 49.

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EL DERECHO DE RESPUESTA 179

secundaria, y, por tanto, aun sin tal cumplimiento debe respetarse el derecho
de petición. Tampoco manda, por lo demás, que en el citado extremo de
incumplimiento de los citados requisitos, el acuerdo concerniente deba ser
definitivamente negativo; por lo cual, en dicha situación la responsable puede
en su respectiva determinación indicarle al peticionario qué requisitos le
faltan cumplir, para obtener proveído conforme a su petición.290

En cambio, encontramos que en 1958 no se había decantado por califi-


car tal aspecto, señalando únicamente que “en los casos en que se llenen los
requisitos reglamentarios, las autoridades están obligadas a contestar las
peticiones que se les formulen. Las autoridades cumplen con el mandato
del citado artículo constitucional haciendo conocer al peticionario aquellos
requisitos que deben llenar para obtener resolución favorable a sus intere-
ses”.291 Y en todo caso, tal y como lo sostuvo en el mismo año la Segunda
Sala no podrá aducirse como justificante para no acordar la petición el que
no se hayan cumplido con los requisitos exigidos reglamentariamente, dado
que “lo único que ha querido el legislador es que las autoridades den con-
testación por escrito y en breve término a las solicitudes que formulen los
particulares a fin de evitar que éstos ignoren cuál es la situación legal que
guarda su petición”.292
Ahora bien, la consideración de que el cumplimiento del derecho de
respuesta incluye además de conocer el acuerdo el enterarse de los trámites
a satisfacer, fue sostenida por la misma Segunda Sala al señalar:

PETICIÓN, DERECHO DE. Se satisface la garantía individual que consagra el artícu-


lo 8o. de la Constitución General de la República, si se comunica por escrito al
solicitante, las razones por las cuales no se ha resuelto en definitiva su peti-
ción; pues no sólo se satisface el derecho de petición consagrado en dicho
precepto, comunicándole por escrito al solicitante el resultado final de su
petición, sino también haciendo de su conocimiento por escrito los trámites
que deba satisfacer para así estar en condiciones de resolver en definitiva.293

290
Segunda Sala, SJF6, t. tercera parte, XXXVII, p. 116.
291
Segunda Sala, SJF6, t. tercera parte, XXI, p. 69.
292
Segunda Sala, SJF6, t. tercera parte, XV, p. 68. Véanse: vol. XI, tercera parte, p. 39;
vol. VII, tercera parte, p. 76.
293
Segunda Sala, SJF6, t. tercera parte, XV, p. 69. Sostiene la misma tesis: vol. III, terce-
ra parte, p. 147 (tercera tesis); vol. IV, tercera parte, p. 224 (segunda tesis); vol. IV, tercera
parte, p. 224 (segunda tesis); vol. VI, tercera parte, p. 81 (tercera tesis); vol. XI, tercera parte,
p. 40 (segunda tesis).

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180 EL DERECHO DE PETICIÓN EN MÉXICO

Para evitar traer a colación innumerables tesis que sostienen el mismo


criterio, simplificaremos diciendo que el derecho de respuesta se cumple
cuando el órgano o servidor público dicta un acuerdo escrito sobre la peti-
ción hecha, y que el texto constitucional no condiciona en forma alguna
que la solución sea favorable a los intereses del peticionario.
El derecho de respuesta se satisface cuando se acuerda por escrito la
petición, en forma favorable o desfavorable, pero además indicando, en los
supuestos que lo exijan, los requisitos o trámites que deben seguirse para
que la petición sea procedente.

2. Congruencia con la petición

La congruencia se entiende como la conveniencia, ilación o conexión


entre ideas o entre palabras. De ello resulta que la respuesta que se dé debe
tener conexión con lo que se pide, con la petición. Es claro que la respues-
ta debe ser congruente con la petición, pues sería absurdo estimar que se
satisface la obligación constitucional con una respuesta incongruente. Una
respuesta que no tiene relación con la solicitud formulada, hasta podríamos
considerar que no es una respuesta.
Esta visión parece contradecir el criterio que mencionamos líneas atrás, en
el que el pleno de la corte, en 1927, señala que no debe considerarse vulnera-
do el derecho de respuesta cuando el peticionario ha obtenido una contesta-
ción cualquiera. Ciertamente debe ser una contestación, pero consideramos
que no cualquiera; debe ser una contestación congruente con lo pedido.
El Primer Tribunal Colegiado en materia administrativa del Primer Cir-
cuito ha considerado que no existe incongruencia

por el hecho de que se diga al solicitante que se estima que faltan elementos
formales o materiales en la petición, para poder darle curso en cuanto al
fondo de lo pedido. Y en este caso, lo que procedería sería impugnar la
legalidad de la exigencia de tales elementos o requisitos, pero no podría
decirse válidamente que la autoridad omitió dictar un acuerdo congruente
con la petición, pues la congruencia del acuerdo no debe ser confundida con
la legalidad de su contenido.294

294
Primer Tribunal Colegiado en materia administrativa del Primer Circuito, SJF7,
t. 75, sexta parte, p. 47.

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EL DERECHO DE RESPUESTA 181

Un supuesto en que se ha considerado que hay incongruencia entre lo


solicitado y la respuesta dada en el acuerdo, es explicitado por la Segunda
Sala en la siguiente tesis:

PETICIÓN, LA CONTESTACIÓN DE LAS AUTORIDADES DEBE SER CONGRUENTE CON LA.


Si la clausura de un establecimiento fue ordenada siete días antes de la fecha
de presentación de solicitud de licencia y la misma se fundó en lo asentado
en actas de visita sanitaria levantadas con anterioridad; y si el quejoso, pos-
teriormente, tomó en arrendamiento el establecimiento e hizo inversiones
para que funcionase adecuadamente; así como que, en razón a esto, fue por
lo que presentó su solicitud, resulta notoriamente incongruente y, por lo
mismo, infundada, la contestación que al respecto le dio la propia autoridad
que, fundando su negativa en que como se ha dicho la negociación ya estaba
clausurada por haberse encontrado trabajando clandestinamente y contravi-
niendo por este hecho prohibiciones específicas contenidas en el acta de
inspección sanitaria, la propia contestación no se refirió a los términos mis-
mos de la solicitud del interesado, violando con ello el principio de con-
gruencia que al respecto consagra el artículo 8o. de la Constitución Federal,
que no solamente consiste en que a toda petición del particular deba recaer
un acuerdo por escrito dado en breve término por la autoridad, sino también
en que la contestación de ésta sea congruente con lo pedido; principio que
bien puede invocarse en el caso, no obstante que el agraviado no lo haya
hecho valer en su demanda, de acuerdo con lo prevenido por el artículo 79,
párrafo primero, de la Ley de Amparo, ya que la relación de los hechos y los
conceptos de violación de la propia demanda permiten enmendar el error en
la cita de la garantía constitucional violada.295

La Primera Sala de la Suprema Corte explica otro caso de incongruencia


entre lo solicitado y lo acordado, ahora en el ámbito penal:

Si el defensor solicitó en favor del inculpado la conmutación de la pena o la


suspensión en la ejecución de la pena privativa de libertad, pero la autoridad
responsable omitió en su sentencia abordar el estudio de tales cuestiones,
incurrió en el vicio de incongruencia... pues aun considerando que la ley
otorga al juzgador la facultad de conceder a su prudente arbitrio los benefi-
cios aludidos, cuando se satisfacen los requisitos legales, ello no lo exime de
la obligación de resolver los puntos sometidos por las partes a su jurisdic-

295
Segunda Sala, SJF6, t. tercera parte, LXXX, p. 33.

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182 EL DERECHO DE PETICIÓN EN MÉXICO

ción, ni de fijar en su fallo la completa situación jurídica a que debe quedar


sometido el inculpado.296

La misma Primera Sala volvió a explicitar este criterio años después,


al señalar:

SENTENCIAS, PRINCIPIO DE CONGRUENCIA EN LAS. DERECHO DE PETICIÓN. Cuando


la sentencia reclamada es omisa en el examen de las cuestiones planteadas
por el apelante, infringe no sólo el principio de congruencia de la sentencia,
sino el derecho de petición consagrado en el artículo 8o. de la Constitución
Federal, al igual que las garantías consagradas en los artículos 14 y 16 consti-
tucionales, por no aparecer la condena debidamente motivada y fundada. 297

Puede advertirse que la congruencia es el elemento esencial del acuerdo


escrito, y cuyo contenido será el que se notifique al peticionario. La Segun-
da Sala ha considerado además que la congruencia en la respuesta se en-
cuentra relacionada con la competencia del órgano que ha acordado. Así,
ha señalado:

PETICIÓN. PARA RESOLVER EN FORMA CONGRUENTE SOBRE LO SOLICITADO POR UN


GOBERNADO LA AUTORIDAD RESPECTIVA DEBE CONSIDERAR EN PRINCIPIO, SI TIENE
COMPETENCIA. Conforme a la interpretación jurisprudencial de lo dispuesto
en el artículo 8o. de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexica-
nos, a toda petición de los gobernados presentada por escrito ante cualquier
servidor público, de manera respetuosa y pacífica, éste deberá responder
por escrito y en forma congruente a lo solicitado, haciendo del conocimien-
to de aquéllos el acuerdo respectivo en breve plazo, sin que la autoridad esté
vinculada a responder favorablemente a los intereses del solicitante. Ahora
bien, en virtud de que conforme al principio de legalidad garantizado en el
artículo 16 de la propia norma fundamental, las autoridades únicamente
pueden resolver respecto de aquellas cuestiones que sean de su competen-
cia, en los términos que fundada y motivadamente lo estimen conducente,
para resolver sobre lo que se pide, el servidor público ante el que se haya
instado deberá considerar, en principio, si dentro del cúmulo de facultades
que le confiere el orden jurídico se encuentra la de resolver lo planteado y,
de no ser así, para cumplir con el derecho de petición mediante una resolu-

296
Primera Sala, SJF6, t. segunda parte, LVIII, p. 79.
297
Primera Sala, SJF6, t. segunda parte, CXVII, p. 36.

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EL DERECHO DE RESPUESTA 183

ción congruente, deberá dictar y notificar un acuerdo donde precise que


carece de competencia para pronunciarse sobre lo pedido.298

3. Competencia del órgano o servidor público

Ya se había adelantado, al ocuparnos del derecho de petición, que ésta


debía ser planteada ante la instancia que se considera competente para re-
solverla. Sin embargo, la praxis ha mostrado que el peticionario con fre-
cuencia ignora quién es competente o quién no lo es, y dirige la petición a
la autoridad que cree es competente o, en ocasiones, a varias autoridades
a la vez.
En los supuestos en que la autoridad sea incompetente para resolver so-
bre el fondo del asunto o sobre la procedencia formal de la petición, no se le
exime del deber de acordar y en su momento hacer del conocimiento del
peticionario el acuerdo que ha recaído a su petición. A semejanza de lo
manifestado al revisar el sentido del acuerdo, debe señalarse que el acuerdo
escrito es obligación ineludible, y en los supuestos de incompetencia, es
ese precisamente el contenido del mismo. La Segunda Sala ha fijado tal
interpretación al señalar en dos criterios la necesidad de acordar y notificar
la incapacidad legal para resolver sobre la petición:

PETICIÓN, DERECHO DE. En los términos del artículo 8o. constitucional, toda
autoridad, aun la que se estima incompetente, debe pronunciar el acuerdo
relativo a las solicitudes que ante ellas se presenten, y hacerlo conocer al
solicitante.299

PETICIÓN, DERECHO DE. INCOMPETENCIA DE LA AUTORIDAD. La falta de compe-


tencia de una autoridad para resolver la solicitud de un particular, no la
exime de la obligación de contestar la instancia, aun cuando sea para darle
a conocer su incapacidad legal para proveer en la materia de la petición.300

Otro punto que debe revisarse es si los órganos y servidores públicos


deben consignar o no los fundamentos en que se apoya su competencia

298
Segunda Sala, SJF9, t. XII, octubre de 2000, p. 357, tesis: 2a. CXXXIII/2000.
299
Segunda Sala, SJF6, t. tercera parte, XII, p. 58, tesis relacionada con Jurisprudencia
207/85.
300
Segunda Sala, SJF6, t. tercera parte, CV, p. 55.

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184 EL DERECHO DE PETICIÓN EN MÉXICO

para resolver. Tratándose del derecho de petición no es necesario que se


cumpla con tal requerimiento, sin embargo, si bien no hay una vulnera-
ción al artículo 8o. constitucional, sí habrá una violación al principio de
legalidad.301

4. Estilo del acuerdo y respuesta

Si en el caso del peticionario se consideraba aplicable una meridiana


exigencia de que su escrito fuera claro y legible, mayor razón asiste para
exigir al órgano o servidor público que su respuesta se dé en términos cla-
ros y precisos. Mientras para éstos sería deseable que el peticionario se
expresara en términos claros y legibles, para ellos se trata de un requisito
imprescindible.

301
Baste señalar que la jurisprudencia ha evolucionado en tal criterio, pasando de ob-
viar la necesidad de citar el fundamento de la competencia, a un criterio que exige como
ineludible tal cita. En el primer momento había mencionado que “la autoridad emisora de la
resolución no está obligada a citar en la misma los preceptos legales que funden su compe-
tencia, si ésta deriva de un ordenamiento general publicado en el Diario Oficial de la Fede-
ración, ya que la obligación de citar las disposiciones legales que apoyen la actuación de la
autoridad y los hechos que las hacen aplicables se refieren a la causa legal del procedimien-
to, y no a la competencia, conforme a lo dispuesto en el artículo 16 constitucional”.
Sin embargo, al resolver la contradicción de tesis número 29/90, suscitada entre los
Tribunales Colegiados Tercero en materia administrativa del Primer Circuito y del Décimo
Tercer Circuito, el Pleno de la Suprema Corte de Justicia determinó que dar los fundamen-
tos de la competencia en el acto de autoridad es requisito esencial de éste, al efecto el texto
de la jurisprudencia por contradicción dice: “Haciendo una interpretación armónica de las
garantías individuales de legalidad y seguridad jurídica que consagran los artículos 14 y 16
constitucionales, se advierte que los actos de molestia y privación deben, entre otros requi-
sitos, ser emitidos por autoridad competente y cumplir las formalidades esenciales que le
den eficacia jurídica, lo que significa que todo acto de autoridad necesariamente debe emi-
tirse por quien para ello esté facultado, expresándose, como parte de las formalidades esen-
ciales, el carácter con que se suscribe y el dispositivo, acuerdo o decreto que otorgue tal
legitimación. De lo contrario, se dejaría al afectado en estado de indefensión, ya que al no
conocer el apoyo que faculte a la autoridad para emitir el acto, ni el carácter con el que lo
emita, es evidente que no se le otorga la oportunidad de examinar si su actuación se encuen-
tra o no dentro del ámbito competencial respectivo, y es conforme o no a la Constitución o
a la ley; para que, en su caso, esté en aptitud de alegar, además de la legalidad del acto, la del
apoyo en que se funde la autoridad para emitirlo, pues bien puede acontecer que su actuación
no se adecue exactamente a la norma, acuerdo o decreto que invoque, o que éstos se hallen
en contradicción con la ley fundamental o secundaria”. Jurisprudencia 10/94, p. 85, jurispru-
dencia por contradicción de tesis, octava época, t. I.

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EL DERECHO DE RESPUESTA 185

Si en la petición la claridad sirve para determinar de manera precisa y


objetiva el contenido de la misma, en el acuerdo servirá para expresar de
manera exacta el sentido de la autoridad respecto de la solicitud analizada.
La Segunda Sala ha considerado que el acuerdo que recaiga a la petición
debe desahogarla sin subterfugios. Este término implica evasiva, pretexto,
y aplicándolo en clave constitucional debe entenderse como oscuridad o
imprecisión. La tesis sostenida por el órgano judicial en comento es la que
sigue:

PETICIÓN, DERECHO DE. No es verdad que el artículo 8o. constitucional pre-


venga que en todo caso el acuerdo escrito que despache las peticiones de los
particulares, deba ser precisamente aquel que decida por cuanto al fondo del
asunto planteado en la correspondiente solicitud. Para comprobar lo ante-
rior, basta leer dicho precepto de nuestra ley suprema, lectura que, por lo
demás, lleva a la conclusión de que el acuerdo relativo debe ser, diversamente,
aquel que desahogue sin subterfugios la petición de que se trate.302

En el mismo sentido se ha señalado que no cabe que la respuesta sea


ambigua, es decir, el estilo utilizado para hacer del conocimiento al peticio-
nario el acuerdo recaído debe ser claro y directo. Lo ambiguo es aquello
que puede admitir interpretaciones distintas, y por extensión es lo dudoso,
lo incierto, en suma, lo poco claro, y por ello debe evitarse en el acuerdo
que recaiga a la petición:

PETICIÓN, DERECHO DE. RESPUESTAS AMBIGUAS. El artículo 8o. constitucional


garantiza, como derecho constitucional de los gobernados, que a toda peti-
ción debe recaer un acuerdo escrito de la autoridad a quien se haya dirigido,
la cual tiene obligación de hacer conocer ese acuerdo en breve término al
peticionario. Ahora bien, si ese derecho constitucional debe tener algún sen-
tido y no ser una mera norma hueca e inoperante, es claro que cuando la
petición elevada a la autoridad contiene la solicitud de una conducta de dar
o de hacer a la que el peticionario estima tener derecho, y si esa petición se
funda y motiva, la respuesta de la autoridad no debe ser evasiva, o sibilina,
o limitarse a dar largas al asunto, ni a embrollarlo, sino que en forma clara
y directa debe resolver sobre la pretensión deducida. Si las autoridades con-
sideran que la pretensión es infundada, así deben decirlo claramente, expre-
sando también claramente, por qué estiman improcedente o infundada la

302
Segunda Sala, SJF5, t. CXXXII, p. 197.

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186 EL DERECHO DE PETICIÓN EN MÉXICO

petición, a fin de dar al peticionario una respuesta congruente con su peti-


ción, en un sentido o en otro, pero en un sentido que ese peticionario pueda
acatar o impugnar con pleno y cabal conocimiento de causa. Resultaría con-
trario al espíritu de la norma constitucional que si la petición no cuenta con
el beneplácito de la autoridad, dicha petición se tenga por contestada, incon-
gruentemente, con respuestas evasivas, o ambiguas, imprecisas: eso no es
satisfacer el derecho de petición, sino disfrazar la negativa a satisfacerlo, y
deja al peticionario en situación de indefensión, violándose de paso el debido
proceso legal que consagran los artículos 14 y 16 constitucionales. Es decir,
para que no se respire un clima de opresión y de decisiones no sujetas a
derecho, sino un clima de paz y precisamente el correspondiente a un Esta-
do de derecho, es menester que las autoridades resuelvan las peticiones en
forma franca y clara, dando razón completa del por qué no se otorga lo
solicitado, y dando al gobernado los elementos para aceptar o impugnar su
negativa, de manera que dichas autoridades tengan por mayor interés que
sus conflictos con los gobernados sean compuestos (aun judicialmente) en
cuanto al mérito de sus pretensiones, que negar lo que no quieren conceder
mediante el camino de las imprecisiones los laberintos, lo que más bien da
impresión de que se pretende obstaculizar la petición del quejoso y el que
pueda llegar a plantearla sólidamente ante los tribunales, o sea, el prevalecer
de la potestad sobre el derecho. Y es fundada la argumentación del quejoso de
que la respuesta recaída a su petición no es congruente con ella, si esa res-
puesta no resuelve sobre si procede o no, conceder la pretensión que dedu-
ce, sino que en forma ambigua, imprecisa, se limita a decir que una vez que
se cumpla con los requisitos de ciertos preceptos “y demás relativos” se
procederá en los términos que ordenan los mismos. Para que la respuesta
hubiera sido congruente, debió decirse con toda claridad y precisión cuáles
eran todos los preceptos aplicables, qué requisitos concretos debió satisfa-
cer el peticionario en opinión de la autoridad, y cuáles serían las conse-
cuencias de satisfacerlos o no, a fin de que con esa respuesta el gobernado
supiese ya a qué atenerse respecto a su pretensión, o del acatamiento o de
la impugnación de la respuesta recibida.303

La revisión de estos criterios da luces sobre los elementos que en cada


caso deben ponderarse para concluir cuándo se ha acordado de manera in-
congruente una petición y cuándo ha sido congruente. En todo caso habría
problemas que no han merecido el análisis de los tribunales federales y que

303
Primer Tribunal Colegiado en materia administrativa del Primer Circuito, SJF7,
t. 115-120, sexta parte, p. 123.

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EL DERECHO DE RESPUESTA 187

es factible se den en la realidad. Así, cabría preguntarse qué calificación


merecen los supuestos en que:

a) El acuerdo escrito es congruente con la petición, pero al darlo a co-


nocer la transcripción lo convierte en incongruente.
b) El acuerdo escrito, y que es el que obra en archivos, es incongruente
con la petición, pero al momento de darlo a conocer al peticionario
una incorrecta transcripción lo ha mutado en congruente.

Es evidente que en el primer supuesto se da una vulneración al derecho


de respuesta, toda vez que la notificación, que es el único medio que tiene
el peticionario para enterarse del acuerdo recaído a su petición, presenta al
acuerdo como incongruente y de ahí derivará en el peticionario la impre-
sión de que no puede satisfacerse su solicitud porque no hay claridad en la
respuesta que se le ha dado, respuesta que en realidad no corresponde con
el acuerdo.
En el segundo supuesto, no existe tal vulneración puesto que, aun cuan-
do el órgano o servidor público no lo hubieren acordado así, la notificación
que se haga del acuerdo suple la deficiente actuación de la autoridad al
acordar en forma incongruente, y da al peticionario los elementos para ob-
tener la satisfacción de su solicitud. Queda pendiente en tal supuesto la
determinación de cómo se hará valer o ejecutar el derecho o acción inco-
rrectamente otorgado, y los supuestos en que podría anularse tal decisión, o
en su caso, la comunicación que trastoca la decisión.

5. Firma del servidor público

Habíamos señalado este mismo requisito tratándose del peticionario. En


el caso de la respuesta, encontramos que la jurisprudencia ha resaltado la
importancia de que los escritos de las autoridades vayan firmados. Así, el
Primer Tribunal Colegiado en materia administrativa del Primer Circuito
ha sostenido el siguiente criterio, en relación a la firma en los mandamien-
tos escritos de autoridad competente:

El artículo 16 constitucional señala que nadie puede ser molestado en su


persona, familia, domicilio, papeles o posesiones, sino en virtud de manda-
miento escrito de la autoridad competente. De ese lenguaje se desprende

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188 EL DERECHO DE PETICIÓN EN MÉXICO

que el mandamiento escrito debe estar firmado por esa autoridad competen-
te, porque desde el punto de vista legal es la firma lo que da autenticidad a
los escritos (o la huella digital, con testigos, cuando ello procede). Es decir,
un mandamiento escrito sin firma no puede decirse procedente de la autori-
dad competente, ni de ninguna otra. Y así como no podría darse curso a una
demanda de amparo carente de firma, de la misma manera no puede darse
validez alguna a un oficio o resolución sin firma, aunque según su texto se
diga proveniente de alguna autoridad. Por otra parte, para notificar un crédi-
to fiscal al presunto deudor del mismo, es menester que el notificador le dé
a conocer el mandamiento escrito y, por ende, firmado, de la autoridad que
tuvo competencia para fincarle el crédito, pues sería incorrecto pensar que la
firma del notificador pudiera suplir la firma de la autoridad competente de
quien debió emanar el fincamiento del crédito, ya que esto violaría el artícu-
lo constitucional a comento, al no ser el notificador autoridad competente
para fincar créditos, sino sólo para notificarlos. Este tribunal no ignora que
puede ser cómodo para algún organismo fiscal girar notificaciones y liqui-
daciones sin necesidad de motivarlas, fundarlas, ni firmarlas, pero también
estima que un concepto de comodidad o eficiencia así concebido de ninguna
manera es fundamento legal bastante para derogar una garantía constitucio-
nal, de lo que surgiría, sin duda alguna, un mal social mayor. Pues es claro
que las garantías constitucionales no pueden ni deben subordinarse al crite-
rio de eficiencia de empleados o funcionarios administrativos.304

Por su parte, el Tercer Tribunal Colegiado del Sexto Circuito sostuvo en


relación con la firma que deben contener las sentencias dictadas en los
tribunales federales:

SENTENCIA DE AMPARO INEXISTENTE, SI FALTA LA FIRMA DEL JUEZ FEDERAL. De


acuerdo con el artículo 219 del Código Federal de Procedimientos Civiles,
de aplicación supletoria, todas las resoluciones judiciales, para que sean
válidas, deberán ser firmadas por el juez que las emita y ser autorizadas por
un secretario. Por tanto, si del análisis a la sentencia recurrida se desprende
que ésta carece de la firma del primer secretario del juzgado de distrito,
encargado del despacho por ministerio de ley, tal omisión provoca la inexis-
tencia de esa resolución. Lo narrado es lógico, si se toma en cuenta que la
firma es el único medio por el cual un funcionario plasma su voluntad de
emitir una resolución en tal o cual sentido, de ahí que la falta de signatura

304
Primer Tribunal Colegiado en materia administrativa del Primer Circuito, Apéndice
de 1995, t. III, p. 489, tesis: 670.

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EL DERECHO DE RESPUESTA 189

respectiva, provoque que se ignore si la persona facultada para ello tuvo el


deseo de emitir el fallo correspondiente en el sentido que aparece en el mis-
mo, lo cual deja en estado indefensión a la parte afectada por él.305

No creemos que haya necesidad de ahondar en este presupuesto, dado


que las tesis son verdaderamente claras: la falta de la firma de quien es
titular de la institución, quien encarna la autoridad competente, hace que el
documento tenga el carácter de inexistente, con las repercusiones jurídicas
que reconoce el ordenamiento.

6. Plazo para acordar

Respecto del acuerdo que recae a la petición, la jurisprudencia ha coinci-


dido en el señalamiento de que el hecho de que no se fije un plazo determi-
nado en la Constitución, no es motivo para que tal acuerdo permanezca
indefinidamente aplazado306 ya que la misma Constitución impone a toda
autoridad la obligación de contestar en breve tiempo a los peticionarios, y
ordena que a cada petición recaiga un acuerdo.307
Por ello, se ha considerado oportuno establecer que el plazo que debe
otorgarse a las autoridades para dictar el acuerdo escrito sea aquel en que
individualizado al caso concreto, sea el necesario para que la autoridad
estudie y acuerde la petición respectiva sin que, desde luego, en ningún
caso exceda de cuatro meses.308 Sobre este criterio que fija como plazo
máximo el de cuatro meses para que la autoridad dicte el acuerdo vale la
pena traer a cuenta dos criterios que giran en torno a tal lapso. El primero
de ellos, dictado en 1965 por la Segunda Sala, había señalado:

PETICIÓN, DERECHO DE. La tesis jurisprudencial número 767 del Apéndice


de 1965 al Semanario Judicial de la Federación, expresa: “Atento lo dis-
puesto en el artículo 8o. de la Constitución, que ordena que a toda petición
debe recaer el acuerdo respectivo, es indudable que si pasan más de cuatro

305
Tercer Tribunal Colegiado del Sexto Circuito, SJF8, t. II, segunda parte-2, julio a
diciembre de 1988, p. 535.
306
Segunda Sala, SJF6, t. tercera parte, I, p. 48.
307
Segunda Sala, SJF5, t. XLVII, p. 815.
308
Cuarto Tribunal Colegiado en materia administrativa del Primer Circuito, SJF8,
t. XIII-febrero, p. 390.

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190 EL DERECHO DE PETICIÓN EN MÉXICO

meses desde que una persona presenta un ocurso y ningún acuerdo recae
a él, se viola la garantía que consagra el citado artículo constitucional”. De
los términos de esta tesis no se desprende que deban pasar más de cuatro
meses sin contestación a una petición, para que se considere transgredido
el artículo 8o. de la Constitución Federal, y sobre la observancia del dere-
cho de petición debe estarse siempre a los términos en que está concebido
el repetido precepto.309

El otro criterio, de cuño más reciente, fue dictado por el Primer Tribunal
Colegiado en materia administrativa del Primer Circuito en julio de 1975:

PETICIÓN. BREVE TÉRMINO. Es cierto que la tesis de jurisprudencia visible con


el número 188 en la página 226 de la tercera parte del Apéndice al Semana-
rio Judicial de la Federación publicado en 1965 (tesis 470, pág. 767, misma
parte, del Apéndice 1917-1975), dice que es indudable que se ha violado el
derecho de petición consagrado por el artículo 8o. constitucional cuando
han pasado más de cuatro meses de la presentación de un ocurso sin que le
haya recaído acuerdo alguno. Pero resulta absurdo pretender interpretar
esto a contrario sensu, en el sentido que no se viola el derecho de petición
antes de cuatro meses. La interpretación a contrario sensu sólo cabe, en
efecto, cuando no hay más que dos afirmaciones contrarias posibles, de
manera que la adopción de una bajo ciertas condiciones, obliga a la elección
de la otra, bajo las condiciones opuestas. Pero cuando hay varias posibles
afirmaciones, la elección de una, bajo ciertas condiciones, de ninguna ma-
nera implica necesariamente la elección de ninguna otra, bajo condiciones
diferentes. O sea que la interpretación a contrario sensu es la más delicada
de aplicar, y de ninguna manera debe pretender abusarse de ella. De que se
estime indudablemente extemporáneo un amparo promovido después de
cuatro meses de conocer el acto reclamado, no podría concluirse, a contra-
rio sensu, que es procedente todo amparo promovido antes de cuatro meses.
Por lo demás, tanto la diversa tesis visible con el número 193 de la página
237 del mismo Apéndice antes señalado (tesis 471, pág. 769, del Apéndice
1917-1975) como el texto del artículo 8o. constitucional, hablan expresa y
claramente de “breve término”. Y es manifiesto que no es posible dar una
definición de lo que debe entenderse por breve término, de manera que
comprenda todas las posibles peticiones elevadas a la autoridad, pues la
naturaleza de lo solicitado, y los estudios o trámites que la contestación
requiera, hacen variable el periodo de lo que sería un término razonable-

309
Segunda Sala, SJF6, t. CII, tercera parte, p. 55. Volumen XCVI, tercera parte, p. 62.

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EL DERECHO DE RESPUESTA 191

mente breve para dar respuesta, y el juez de amparo debe ser casuista en
este aspecto, atendiendo a las peculiaridades del caso y a lo que razonable-
mente se puede llamar un término breve para dar respuesta a la petición de
que se trate. Aunque en principio, conforme a la tesis de jurisprudencia cita-
da en el párrafo anterior, cuatro meses sería un término excesivo, en cual-
quier circunstancia.310

Planteada como litigio la vulneración al derecho de respuesta por haber-


se dictado un acuerdo a la petición después de un plazo que se considera ha
excedido el breve término expresado en el artículo 8o. constitucional, será
el tribunal el que casuísticamente determinará tal vulneración. En cual-
quier caso, el órgano o servidor público no podrán argumentar la inminen-
cia del acuerdo para justificar el retraso que ha habido. La Segunda Sala
consideró que el precepto constitucional “no habla ni puede hablar de la
simple intención de las autoridades de contestar la petición, ya que esa
situación de orden psíquico sólo puede conocerse o inferirse de hechos
tangibles por los sentidos o de omisiones que conduzcan claramente a la
desobediencia del mandamiento constitucional de que se trata”.311
Por cuanto hace al ámbito administrativo, debe darse cuenta que la Ley
Federal del Procedimiento Administrativo señala en su numeral 17 que
“salvo que en otra disposición legal o administrativa de carácter general se
establezca otro plazo, no podrá exceder de tres meses el tiempo para que la
dependencia u organismo descentralizado resuelva lo que corresponda”.

7. Acuerdo por cada una de las peticiones hechas

Una última anotación corresponde a aquellos supuestos en que el peti-


cionario presenta varias solicitudes. No se trata de aquellos casos en que las
peticiones se encuentren en un escrito de peticiones común, sino cuando el
mismo peticionario en diferentes ocursos dirige solicitudes distintas al ór-
gano o servidor público. En tal supuesto se ha considerado que se debe
contestar cada una de las solicitudes formuladas. Es innegable que la auto-

310
Primer Tribunal Colegiado en materia administrativa del Primer Circuito, SJF7,
t. 79, sexta parte, p. 61.
311
Segunda Sala, SJF6, t. tercera parte, VI, p. 167. Amparo en revisión 1297/57. Véase
también vol. III, p. 147; vol. IV, p. 225.

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192 EL DERECHO DE PETICIÓN EN MÉXICO

ridad responsable está obligada a dar contestación a cada una de las peti-
ciones dirigidas por el agraviado haciéndole saber en breve término el trá-
mite o destino que se dio a las solicitudes formuladas, porque el precepto
constitucional que otorga la garantía individual, claramente precisa que a
toda petición deberá recaer un acuerdo escrito de la autoridad a quien se
haya dirigido; de lo que se traduce que lo establecido por el precepto cons-
titucional no puede referirse únicamente a un acuerdo común, sino que
debe proveerse cada una de las solicitudes.312
Esta interpretación se refuerza con el contenido del artículo 16, frac-
ción X, de la Ley Federal de Procedimiento Administrativo que señala la
obligación a la administración pública federal de “dictar resolución expresa
sobre cuantas peticiones le formulen... debiendo dictarla dentro del plazo
fijado por la ley”.
Otro supuesto es el que tiene por cuestión el de si las autoridades deben
resolver en el caso de cuestiones planteadas a mayor abundamiento. En
estos casos se ha decidido:

PETICIÓN, DERECHO DE. CUESTIONES PLANTEADAS A MAYOR ABUNDAMIENTO. Si


una cuestión se planteó a mayor abundamiento ante la autoridad, ésta resulta
obligada por el artículo 8o. constitucional a resolver al respecto lo que legal-
mente proceda, sin que pueda guardar silencio sobre dicha cuestión, sin vio-
lar la garantía señalada, pues no hay razón legal para dejar de ocuparse de
las cuestiones así planteadas.313

Distinto supuesto, aunque pareciera existir semejanza, es el que se plan-


tea cuando se formula la misma solicitud a diversos órganos o servidores
públicos, en tal supuesto se ha considerado que la respuesta de una de las
autoridades, señalando que se debe acudir a las demás instancias, entraña
únicamente el cumplimiento del derecho constitucional por cuanto hace al
órgano o servidor que respondió, pero no de los otros. Respecto de aquellas
omisas se entiende que están vulnerando el mandato constitucional al no
responder la petición que se les ha elevado. El criterio sostenido por la
Segunda Sala es el que sigue:

312
Primer Tribunal Colegiado del Décimo Tercer Circuito, SJF8, t. X-septiembre,
p. 263.
313
Primer Tribunal Colegiado en materia administrativa del Primer Circuito, SJF7,
t. 58, sexta parte, p. 60.

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EL DERECHO DE RESPUESTA 193

PETICIÓN, DERECHO DE. Si los quejosos han formulado sus solicitudes ante
varias autoridades, y así está demostrado, y sólo una de ellas en nombre
propio ha acordado diciendo a los promoventes que ocurra ante las otras, el
acuerdo de la primera autoridad no puede tomarse como respuesta por parte
de las que no contestaron y acordaron sobre el asunto.314

Puede advertirse que lo que se busca con tales criterios es que el dere-
cho de respuesta se convierta, tal y como lo entendió el Primer Tribunal
Colegiado en materia administrativa del Primer Circuito, en el presupuesto
que permita un clima de paz, precisamente el correspondiente a un Esta-
do de derecho.
Quedaría pendiente de dilucidar la cuestión acerca de un límite cuantita-
tivamente determinado para las peticiones. ¿Cuántas veces puede hacerse
la misma petición? Hemos señalado líneas atrás que el órgano o servidor
público están obligados a dar contestación a cada una de las peticiones
dirigidas por el agraviado haciéndole saber en breve término el trámite o
destino que se dio a las solicitudes formuladas, porque el precepto constitu-
cional que otorga la garantía individual claramente así lo indica.
Ante la posibilidad de que se solicitara una misma petición en reiteradas
ocasiones, es evidente que el órgano o servidor al contestar podrá denegar lo
solicitado aduciendo el cumplimiento anterior de la petición o la denegación,
también anterior, de la misma. En todo caso quedaría la cuestión de deter-
minar cuántas veces constituye el concepto reiteradas ocasiones, y sobre
todo, la obligación que tendría el órgano o servidor de cumplir con ciertos
requisitos para evitar infringir el precepto constitucionalidad de legalidad.

II. NOTIFICACIÓN AL PETICIONARIO

El derecho de respuesta consiste también en la obligación de los órganos


o servidores públicos de hacer conocer al peticionario en breve término el
acuerdo recaído a su petición. Este elemento ofrece algunos matices que es
preciso señalar, entre los que destacan: el carácter escrito, los supuestos en
que la notificación es hecha por autoridad distinta de aquélla a la que se
dirigió la petición, el breve término consignado en la redacción constitu-
cional y la notificación de los trámites sucesivos.

314
Segunda Sala, SJF5, t. CXIV, p. 137.

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194 EL DERECHO DE PETICIÓN EN MÉXICO

Entendemos que el contenido del derecho de respuesta se cumple cuan-


do la autoridad que ha conocido de la petición hace del conocimiento del
peticionario el acuerdo escrito que ha recaído a su solicitud.
Dada la amplitud de criterios sostenidos a continuación, señalaremos de
manera resumida los supuestos, revisados por los tribunales federales y re-
sueltos en tesis jurisprudenciales, en los que no se cumple con la obligación
constitucional de dar respuesta a las peticiones formuladas. Conforme a tales
criterios “no se cumple con el hecho de que la autoridad transcriba por oficio
a otra, la petición del propio interesado”,315 tampoco con “el simple envío
de una copia al carbón a los peticionarios que se dirigen a una autoridad”,316
asimismo se ha señalado que “la garantía consagrada por el artículo 8o.
constitucional no queda satisfecha por la circunstancia de que una notifica-
ción, cuya realidad no se ha comprobado, deba estimarse inminente”.317
Se ha entendido que esta notificación deba tener el carácter de personal,
tal y como lo apunta el Tribunal Colegiado del Vigésimo Circuito en la
siguiente tesis:

DERECHO DE PETICIÓN. DEBE NOTIFICARSE EN FORMA PERSONAL LAS FASES DEL


TRÁMITE PARA CONTESTAR LA SOLICITUD CORRESPONDIENTE. Por encima de cuales-
quiera norma secundaria o decreto, se debe atender el texto del artículo 8o.
constitucional, que no admite más interpretación que la literal derivada de
su simple lectura, de donde se obtiene que es necesario notificar el acuerdo
recaído a una petición, en forma personal, notificación que incluye la de
todas las fases del trámite requerido para contestar la solicitud.318

Otro criterio que llama la atención, sostenido por la Segunda Sala en


1958, explicita el hecho de que entraña una obligación para la autoridad a
quien se dirigió la petición que la notificación conste fehacientemente:

PETICIÓN, DERECHO DE. No se cumple con la garantía que consagra el artícu-


lo 8o. constitucional, dictando el acuerdo correspondiente a la petición, sino
que es necesario hacérselo saber en breve término al peticionario, y el argu-
mento en el sentido de que no está obligada la autoridad responsable a justi-
ficar que ha hecho saber en breve término al peticionario el acuerdo recaído

315
Segunda Sala, SJF5, t. CXXV, p. 2908.
316
Segunda Sala, SJF5, t. CX, p. 113.
317
Segunda Sala, SJF6, t. tercera parte, XLI, p. 89.
318
Tribunal Colegiado del Vigésimo Circuito, SJF8, t. XIII-mayo, p. 431.

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EL DERECHO DE RESPUESTA 195

a su solicitud, ya que la autoridad es digna de crédito por la potestad federal,


en su calidad de órgano del poder público que se presume que obra de buena
fe, carece de sustentación legal, porque no dice qué disposición legal conce-
de fe plena a las simples aseveraciones de las autoridades.319

Como mencionamos anteriormente, el derecho de respuesta se cumple


plenamente cuando la autoridad que ha conocido de la petición dicta un
acuerdo escrito y lo hace del conocimiento del peticionario. Sin embargo,
este hacer del conocimiento implica una obligación para la autoridad: la de
notificar al peticionario, dado que se ha resuelto que no puede entenderse el
texto constitucional en el sentido de que “ordena que los peticionarios ges-
tionen que se les haga conocer el referido acuerdo”.320

1. Notificación por escrito

Un punto que mueve a discusión es el de que la notificación del acuerdo


sea hecha por escrito. Si bien el texto constitucional prevé que el acuerdo que
recaiga a la petición debe ser de tal carácter, no expresa de manera inequí-
voca tal supuesto para la notificación.
Ante tal divergencia, los tribunales federales han sustentado en algunos
casos, de manera expresa, que tal notificación se haga en forma escrita.
Así, la Tercera Sala señala que el artículo 8o. constitucional “no ordena
que en una sola resolución se resuelvan... las peticiones... sino únicamente
a que se conteste por escrito, en breve término, y que se haga saber al
peticionario lo que proceda en el caso”.321
De la lectura de la última parte de la oración puede presumirse que lo
que pretendió advertirse era que se acuerde por escrito, sin embargo se
prefirió utilizar la expresión conteste, con la consecuencia hermenéutica
apuntada.
En otra tesis, igualmente polémica, la Segunda Sala consideró que “se
viola la garantía que consagra el artículo 8o. constitucional cuando no se
comunica por escrito algún acuerdo recaído a la solicitud”.322

319
Segunda Sala, SJF6, t. tercera parte, XIII, p. 65.
320
Segunda Sala, SJF6, t. tercera parte, VIII, p. 59.
321
Tercera Sala, SJF8, t. IX-abril, p. 80, tesis 3a. XXXIII/92.
322
Segunda Sala, SJF7, t. 205-216, tercera parte, p. 127.

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196 EL DERECHO DE PETICIÓN EN MÉXICO

Éstas son las únicas tesis que encontramos en las que se advierte la inter-
pretación del artículo 8o. constitucional en el sentido de que la notificación
del acuerdo deba ser de carácter escrito.
Esto que pudiera parecer baladí no lo es si atendemos a la explosión
tecnológica que ha derivado en la adopción de nuevas tecnologías como
mecanismos de comunicación procesal y administrativa, y que han impac-
tado en la labor y desempeño de las funciones administrativas.
La Tercera Sala ha dictado un criterio que prácticamente define la invia-
bilidad de la notificación verbal. Es el siguiente: “DERECHO DE PETICIÓN.
La contestación verbal a toda petición que se presenta, es violatoria de los
artículos 8o. y 16 constitucionales”.323
Sin embargo, de la propia redacción de la tesis puede derivarse que la
preocupación del órgano colegiado era ambigua, toda vez que utilizando el
pretexto del derecho de petición, estaba alertando acerca de la violación
que se daba en tanto se soslayaba la fundamentación y motivación de la
contestación. En cualquier caso, la interpretación que considera necesaria
que la notificación sea hecha por escrito, atiende a un principio de seguridad
jurídica que es de suyo el principio implícito en el aseguramiento de ambos
derechos: el de petición y el de respuesta.
Líneas adelante hemos dedicado un apartado para analizar las excepcio-
nes a la notificación por escrito (aceptando sin conceder que ésta sea la
regla general), tal y como hemos dedicado un apartado relativo tratándose
del derecho de petición. Creemos conveniente recordar que la Segunda Sala
consideró que

es claro que la manera de hacer llegar el acuerdo al interesado, queda al


arbitrio de la autoridad, pero esto no es obstáculo para que de acuerdo con
las normas procesales que rigen el juicio de garantía, esté obligada a demos-
trar que hizo conocer al peticionario el acuerdo recaído, toda vez que la
defensa de éste en esos casos se reduce a una negativa que no es suscepti-
ble de demostrarse, pues la carga de la prueba toca a quien afirmó que sí dio
contestación.324

En tal sentido cabe afirmar que la autoridad que tiene a cargo notificar la
respuesta a una petición, debe hacer constar fehacientemente que ésta se

323
Tercera Sala, SJF5, t. XC, p. 2268.
324
Segunda Sala, SJF5, t. CXVIII, p. 115.

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EL DERECHO DE RESPUESTA 197

llevó a cabo o en su caso hacer constar, también fehacientemente, las razo-


nes o motivos que impidieron tal evento.

2. Notificación hecha por autoridad distinta

Un supuesto que llega a darse y que puede plantear una controversia por
posible vulneración del derecho de respuesta, es el que surge cuando el acuerdo
y notificación del mismo es dado a conocer al peticionario por una autori-
dad distinta de aquélla a la que se dirigió la petición. Adelantamos que no
habrá tal vulneración siempre y cuando el órgano o servidor público que
conocieron en primer lugar hagan saber al peticionario del reenvío de su
solicitud a una autoridad distinta. Así lo estimó la Segunda Sala al conside-
rar que “las autoridades violan el artículo 8o. constitucional, cuando turnan
la petición a otra oficina y omiten comunicar el trámite al interesado”.325
Es evidente que el buen funcionamiento de la administración pública o
de la administración de justicia requerirá en no pocas ocasiones de tales
circunstancias. El argumento utilizado, y que indica claramente la inexis-
tencia de la vulneración, es la ordinación o subordinación jerárquica de las
autoridades involucradas en la respuesta o notificación. El pleno de la Cor-
te suprema mexicana señaló en el lejano año de 1924:

DERECHO DE PETICIÓN. No debe alegarse que se viole porque la contestación


que se dé a una promoción sea por conducto de funcionarios que, constitu-
cionalmente, forman una sola autoridad con aquella ante quien se ocurrió, y
no directamente por ésta.326

También sobre este tema se ocupó la Primera Sala de la Suprema Corte


al señalar:

PETICIÓN. CUANDO SE CUMPLE CON LA GARANTÍA CONSAGRADA EN EL ARTÍCULO 8O.


DE LA CARTA MAGNA. Si la protección federal se otorgó por violación a la
garantía de petición consagrada en el artículo 8o. constitucional, para que
las autoridades responsables dieran contestación congruente por escrito y
en breve término a la solicitud formulada por el quejoso, tal exigencia se

325
Segunda Sala, SJF6, t. tercera parte, II, p. 87.
326
Pleno, SJF5, t. XV, p. 222. Tesis relacionada con Jurisprudencia 212/85.

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198 EL DERECHO DE PETICIÓN EN MÉXICO

cumple cuando una de las autoridades responsables, director general de


Recursos Humanos de la Procuraduría General de la República, subordina-
da a otra autoridad responsable, oficial mayor de la misma dependencia, da
contestación a la solicitud por instrucciones de éste, aunque esta última au-
toridad no haya dado contestación, en tanto que se trata de autoridades de
una misma dependencia y fundamentalmente lo que pretende la garantía
constitucional invocada es la exigencia de dar contestación a la petición,
toda vez que el precepto constitucional únicamente establece que el derecho
de petición se cumpla en los términos antes especificados, por lo que la
autoridad, independientemente de su cargo o jerarquía, tiene la obligación
de contestar al peticionario y no dejarlo sin acuerdo alguno.327

De tales consideraciones se deriva que la autoridad que conoce en pri-


mer lugar de la petición cumple con el mandato constitucional al notificar
al peticionario el reenvío a otra instancia para que se revise su procedencia
o improcedencia. Pero, ¿qué ocurre en los supuestos en que el órgano o ser-
vidor público hace la notificación y luego no envía la petición a la otra
autoridad? Es evidente que estamos ante un supuesto de responsabilidad
administrativa, y que la autoridad a la que presuntamente se le turnó la solici-
tud no vulnera el derecho de respuesta, dado que no ha recibido tal solicitud.
Esta afirmación perogrullesca atiende al presupuesto de “que la autoridad
esté en aptitud física de poder emitir el acuerdo o resolución que proceda,
lo que, lógicamente, no puede acontecer cuando por los trámites burocráti-
cos de rigor, aún no le ha sido turnada la petición del particular”.328

3. En breve término

Al ocuparnos del acuerdo escrito ya se había barajado lo relativo al bre-


ve plazo consignado en el texto constitucional, por lo que poco podrá
agregarse.329 Algunas reglas pueden detectarse de las abundantes tesis que

327
Primera Sala, SJFG9, t. VII, mayo de 1998, p. 346, tesis: 1a. XV/98. Esta tesis se ha
reiterado en Primera Sala, SJF9, t. XI, junio de 2000, p. 50, 2a./J. 6/2000.
328
Segunda Sala, SJF7, t. 26 tercera parte, p. 173. Véase también SJF6, vol. CXXIII,
tercera parte, p. 39; vol. CXXII, p. 39; vol. LXXXV, p. 32. Nota: en el informe de 1971, la
tesis aparece bajo el rubro “PETICIÓN, DERECHO DE”.
329
Bazdresch se había pronunciado al respecto en los siguientes términos: “Prevención
importantísima para los intereses democráticos, es que el acuerdo se haga saber al peticio-
nario en breve término, el cual naturalmente depende de la sencillez o complejidad del

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EL DERECHO DE RESPUESTA 199

han dilucidado lo relativo al breve término. Así, la Segunda Sala ha consi-


derado que el “breve término debe contarse a partir de la petición, y no a
partir de la fecha en que se dicte el acuerdo que recaiga a la misma, pues en
esta forma, se desvirtuaría la obligación que dicho precepto impone, de
respetar el derecho de petición”.330
El mismo órgano colegiado ha sostenido que el breve término es “aquél en
que racionalmente puede estudiarse una petición y acordarse”331 y que tal
expresión utilizada por el constituyente “es bastante para que, bajo el pruden-
te criterio del juez, se fije por éste, sin más apoyo legal, el término de diez
días para que se dé respuesta a la solicitud que se le haya presentado”.332

asunto, y racionalmente debe ser de una o dos semanas, aunque la actual complicación
burocrática de las oficinas públicas puede alargarlo hasta un mes o más; es inadmisible que
el acuerdo demore a pretexto de consultar antecedentes o recabar informes, etcétera, y si tal
cosa fuere necesaria, debe hacerse saber al peticionario que ya se procede a obtener los
datos adecuados para resolver su petición con conocimiento de causa; pero es claro que
esa contestación no satisfaría la garantía, que requiere acuerdo precisamente sobre la mate-
ria concreta de la petición, de donde se sigue que la revisión de datos o de antecedentes
necesarios para acordar sobre la procedencia o improcedencia de la petición, mantiene
íntegramente en pie la obligación de la autoridad respectiva de dictar el acuerdo pertinente
precisamente sobre el punto concreto de la petición; todo lo cual está sujeto a la responsa-
bilidad oficial prevista en el artículo 18, fracción XXXVI, de la Ley de Responsabilidades
de los Funcionarios y Empleados de la Federación, que fija un mes de plazo para la contes-
tación escrita de las peticiones, por la cual hay que entender la que resuelva si la autoridad
respectiva accede o no a la petición, y no meramente cualquier acuerdo dilatorio”. Bazdresch,
Luis, op. cit., nota 136, p. 124.
Por su parte, Juventino V. Castro al ocuparse del mismo tópico señala: “En efecto, la
fracción XXXVI del artículo 18 de la Ley de Responsabilidades de Funcionarios y Emplea-
dos de la Federación, del Distrito y Territorios Federales, y de los altos funcionarios de los
Estados, tipifica como delito el ‘volver nugatorio el derecho de petición no comunicando
por escrito al peticionario el resultado de su gestión, dentro de los treinta días siguientes a la
presentación de la solicitud’. Es cuestión perfectamente dilucidada que la disposición cons-
titucional contiene un concepto no definible totalmente, como lo es la obligación de las
autoridades de contestar las peticiones en breve término, lo cual obliga a una interpretación
de dicha norma al momento de aplicarse. La interpretación primaria es la llamada auténti-
ca, como lo es en el presente caso las consideraciones del Constituyente que ya hemos
señalado, y ésta no puede ceder frente a consideraciones o criterios del legislador ordinario
—federal o local—, que evidentemente contradicen el espíritu del legislador constituyente,
claramente expuesto en los anales de sus discusiones. Por ello consideramos que la fracción
transcrita es inconstitucional, al fijar para ello un término a las autoridades, que el mismo
Constituyente se negó a precisar, independientemente de las ventajas —reales o supues-
tas— que tal fijación pudiera tener”. Castro, Juventino V., op. cit., nota 20, p. 105.
330
Segunda Sala, SJF5, t. LXVII, p. 3164.
331
Segunda Sala, SJF6, t. CXXIII, tercera parte, p. 39. También SJF6, vol. CVI, tercera
parte, p. 74.
332
Segunda Sala, SJF5, t. CXIX, p. 1394.

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200 EL DERECHO DE PETICIÓN EN MÉXICO

El Tribunal Colegiado del Vigésimo Circuito ha considerado que “tal


concepto debe interpretarse en relación directa a la naturaleza o caracterís-
ticas de la misma (petición), lo que hace necesario que al abordar el proble-
ma a través de un juicio de amparo, el análisis deba ser casuista y en fun-
ción al estudio o trámite que la contestación requiera, para adecuar el lapso
prudente para que la autoridad cumpla con esa garantía”.333
Por su parte el Tercer Tribunal Colegiado en materia administrativa del
Primer Circuito señaló que “para determinar el breve término a que alude
dicho precepto constitucional, deben tomarse en cuenta, en cada caso, las
circunstancias que le sean propias y con base en ellas determinarse”.334
Por cuanto hace a las excusas planteadas por los órganos o servidores
públicos para retardar la notificación del acuerdo recaído, la Segunda Sala
ha mencionado que

no se apega a las exigencias del artículo 8o. constitucional la autoridad que


pretenda justificar la falta de contestación a un escrito de inconformidad,
argumentando que tal falta de contestación obedece a que se quiso que el
interesado contara con el mayor tiempo posible para que aportara las prue-
bas del caso, ya que no puede aceptarse como legal esa actitud en vista de
que hacerlo equivaldría, contra lo que exige dicho artículo 8o., a aceptar que
el término de observación del derecho de petición, no fuera breve, 335 y tam-
poco es excusable “la circunstancia de haber dado trámite a la solicitud del
quejoso, presentada hace varios años, y de recibir una de las responsables
muchas peticiones semejantes”.336

También ha reiterado que las obligaciones de citar un acuerdo escrito y


de notificarlo al peticionario “no disminuyen porque las peticiones requie-
ren un estudio cuidadoso de parte de la autoridad o la elaboración de un
dictamen e inclusive es claro que el acuerdo respectivo, cuando ese estu-
dio requiera de tiempo más o menos considerable, podrá consistir en el
mandamiento de que se le haga saber así al peticionario”.337

333
Tribunal Colegiado del Vigésimo Circuito, SJF8, t. XII-julio, p. 167.
334
Tercer Tribunal Colegiado en materia administrativa del Primer Circuito, SJF7, t. 49,
sexta parte, p. 51.
335
Segunda Sala, SJF6, t. CXXVII, tercera parte, p. 39.
336
Segunda Sala, SJF6, t. XII, tercera parte, p. 58. Véase también vol. VIII, tercera
parte, p. 59; vol. VII, tercera parte, pp. 76-77; vol. IV, tercera parte, p. 227.
337
Segunda Sala, SJF6, t. LXXXI, tercera parte, p. 41.

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EL DERECHO DE RESPUESTA 201

El Primer Tribunal Colegiado en materia administrativa del Primer Cir-


cuito ha señalado en referencia a las excusas para notificar en breve término:

PETICIÓN. RECARGO DE LABORES. El posible recargo que sufran las labores de


una oficina de ninguna manera puede ser alegado por las autoridades res-
ponsables como excusa para no cumplir con el mandato del artículo 8o.
constitucional, pues aceptar un argumento equivalente sería tanto como per-
mitir que la Constitución Federal fuese derogada o suspendida por la sola
voluntad, contra la del Congreso Constituyente, de un empleado o funciona-
rio que organiza insuficientemente una oficina, o que no provee presupues-
talmente a sus necesidades. O sea, que es obligación constitucional proveer
a las necesidades de cada oficina de manera que los términos constituciona-
les sean cumplidos, u organizar cada oficina de manera que los mandatos
constitucionales no queden al arbitrio de empleados y funcionarios.338

Finalmente, la multicitada Segunda Sala ha considerado que “el artícu-


lo 8o. constitucional no establece que las peticiones correspondientes de-
ban contestarse ajustándose al orden cronológico en que hayan sido pre-
sentadas ante la autoridad responsable”,339 lo cual elimina el planteamiento
de este criterio como excusa justificante del retraso en la notificación o
dictado del acuerdo.
En materia administrativa, la Ley Federal de Procedimiento Administra-
tivo señala en su numeral 17 la regla general en materia de plazos para la
resolución de trámites. Señala dicho artículo:

Salvo que en otra disposición legal o administrativa de carácter general se


establezca otro plazo, no podrá exceder de tres meses el tiempo para que la
dependencia u organismo descentralizado resuelva lo que corresponda. Trans-
currido el plazo aplicable, se entenderán las resoluciones en sentido negativo
al promovente, a menos que en otra disposición legal o administrativa de ca-
rácter general se prevea lo contrario. A petición de interesado, se deberá expe-
dir constancia de tal circunstancia dentro de los dos días hábiles siguientes a la
presentación de la solicitud respectiva ante quien deba resolver; igual cons-
tancia deberá expedirse en cuanto otras disposiciones prevean que transcurri-
do el plazo aplicable la resolución deba entenderse en sentido positivo.

Debe recordarse el ámbito restringido de aplicación de esta ley.

338
Primer Tribunal Colegiado en materia administrativa del Primer Circuito, SJF7,
t. 79, sexta parte, p. 63.
339
Segunda Sala, SJF5, t. CXXX, p. 532.

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202 EL DERECHO DE PETICIÓN EN MÉXICO

4. Notificaciones de trámites sucesivos

En relación con aquellos supuestos en que la resolución de la petición


elevada comprenda diversos trámites, se menciona en la jurisprudencia que
los órganos o servidores públicos están obligados a notificar todos y cada
uno de los acuerdos que recaigan a su solicitud.
La Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación ha soste-
nido tal interpretación al señalar: “lo establecido por el artículo 8o. consti-
tucional no puede referirse únicamente al resultado final de una solicitud,
sino también a los diferentes acuerdos que se dicten durante la tramitación
de ésta, ya que el solicitante debe saber si su petición está de acuerdo, en
opinión de las autoridades, con las disposiciones legales relativas o ha in-
currido en alguna omisión que debe subsanar”.340 Igual sentido se encuen-
tra en el criterio que sostiene que

el artículo 8o. constitucional se refiere no sólo al derecho que los particula-


res tienen para que se les haga conocer la resolución definitiva que pone fin
a su petición, sino también al de los trámites que se vayan cumpliendo en los
casos en que la ley requiera la sustanciación de un procedimiento, impo-
niendo a las autoridades la obligación de hacer saber, en breve término, a los
interesados, todos y cada uno de los trámites relativos a sus peticiones.341

El Primer Tribunal Colegiado en materia administrativa del Primer Cir-


cuito, en similar interpretación, ha considerado que cuando la petición con-
siste en una solicitud para el otorgamiento de una licencia de funciona-
miento o para una autorización similar, y cuando la tramitación de esa
solicitud requiera legalmente que el particular satisfaga determinados re-
quisitos, la garantía constitucional sólo es respetada por la autoridad cuan-
do hace en un breve término los requerimientos necesarios al solicitante,
para integrar el término relativo, y además, en un breve término también va
proveyendo lo necesario a las promociones del interesado y, por último, en
un término que también sea razonablemente breve, dicta la resolución defi-
nitiva a la solicitud mencionada. Pues cuando la autoridad es lenta en la

340
Segunda Sala, SJF6, t. XI, tercera parte, p. 40. Tesis relacionada con Jurisprudencia
207/85.
341
Segunda Sala, Apéndice de 1995, t. III, parte SCJN, p. 89, tesis 131.

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EL DERECHO DE RESPUESTA 203

tramitación de la solicitud y en cada uno de los trámites correspondientes y


da la impresión de ser renuente en cuanto a llegar a la resolución final del
asunto, no puede decirse que se esté respetando por ella el orden constitu-
cional, por lo que hace al derecho de petición consagrado en el artículo 8o.
de la Constitución federal.342

5. Aclaraciones a la respuesta obtenida

Un último tema que debe abordarse es el derecho de aclaración de las


respuestas obtenidas por parte de la autoridad a la que se elevó la petición.
Esta aclaración puede ser solicitada tanto al órgano o servidor público que
la emitieron como al superior jerárquico de éstos. En el segundo supuesto
se ha señalado que tal obligación del superior entraña el cumplimiento del
derecho de respuesta y se basa en la presunción de que el superior conoce,
o al menos debe conocer, la respuesta que ha dado el inferior jerárquico y
puede emitir una aclaración al peticionario. La negativa a hacerlo implica
una violación al derecho constitucional y así lo ha entendido el Primer
Tribunal Colegiado en materia administrativa del Primer Circuito:

PETICIÓN, DERECHO DE. ACLARACIONES. Conforme al artículo 8o. constitucio-


nal, a toda petición deberá recaer un acuerdo escrito, que debe hacerse saber
en breve término al peticionario. Los derechos de los individuos que han
sido garantizados en forma especial mediante su inclusión expresa en la
Constitución Federal, deben ser interpretados por el juez de amparo de ma-
nera que el derecho constitucional resulte eficaz, y no de manera que resulte
meramente teórico. Pues de lo contrario se vendría a privar de eficacia a la
Constitución misma y a la esencia de nuestro sistema democrático. Así pues,
el artículo 8o. constitucional debe ser interpretado y acatado en forma eficaz
y generosa, que permita al peticionario tener una respuesta cabal y clara en
breve término, satisfactoria si no en cuanto a su resultado, al menos en cuan-
to a proporcionar al gobernado la información exacta y precisa que desea,
cuando esto está al alcance real del funcionario, sin interpretaciones riguro-
sas que menoscaben el contenido del derecho de petición y sin reenvíos que
no sean absoluta y estrictamente indispensables. En consecuencia, si al que-
joso se le comunica una resolución que le afecta en forma personal, y pide al

342
Primer Tribunal Colegiado en materia administrativa del Primer Circuito, SJF7,
t. 103-108, sexta parte, p. 299.

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204 EL DERECHO DE PETICIÓN EN MÉXICO

respecto una aclaración al superior de quien le hizo la comunicación, es


manifiesto que el superior o debe, o en todo caso puede, estar al tanto del
contenido y alcance de la resolución comunicada, y también puede informar-
se al respecto, si es necesario, en breve término, y también en breve término
hacer saber al quejoso la respuesta. Pero si en vez de hacer esto, o de al
menos enviar la petición al subordinado para que la conteste, haciéndolo
saber esto al peticionario (todo ello en breve término), se limita a decirle, sin
informarle nada y sin hacer que la petición avance, que se dirija al subordi-
nado para obtener la información que desea, se le está violando el derecho
constitucional de petición. Pues en primer lugar, el superior puede y debe
proporcionar la información que se le pide y, en segundo lugar, si la comu-
nicación del subordinado lo afecta, el quejoso tiene derecho a saber, en la
mejor opinión del superior, cuál es el contenido y alcance de la resolución, y
más aún si sus términos son imprecisos.343

III. EXCEPCIONES A LA NOTIFICACIÓN PERSONAL

Dos son los casos que pueden concebirse como excepciones: la falta de
respuesta con aceptación de lo pedido, y la respuesta por algún medio elec-
trónico o distinto de la notificación escrita.344

343
Primer Tribunal Colegiado en materia administrativa del Primer Circuito, SJF7,
t. 127-132, sexta parte, p. 118.
344
Conforme al artículo 35 de la Ley Federal de Procedimiento Administrativo “las
notificaciones, citatorios, emplazamientos, requerimientos, solicitud de informes o docu-
mentos y las resoluciones administrativas definitivas podrán realizarse: I. Personalmente
con quien deba entenderse la diligencia, en el domicilio del interesado; II. Mediante oficio
entregado por mensajero o correo certificado, con acuse de recibo. También podrá realizar-
se mediante telefax, medios de comunicación electrónica o cualquier otro medio, cuando
así lo haya aceptado expresamente el promovente y siempre que pueda comprobarse
fehacientemente la recepción de los mismos, y III. Por edicto, cuando se desconozca el
domicilio del interesado o en caso de que la persona a quien deba notificarse haya desapa-
recido, se ignore su domicilio o se encuentre en el extranjero sin haber dejado representante
legal. // Tratándose de actos distintos a los señalados anteriormente, las notificaciones po-
drán realizarse por correo ordinario, mensajería, telegrama o, previa solicitud por escrito
del interesado, a través de telefax, medios de comunicación electrónica u otro medio simi-
lar. // Salvo cuando exista impedimento jurídico para hacerlo, la resolución administrativa
definitiva deberá notificarse al interesado por medio de correo certificado o mensajería, en
ambos casos con acuse de recibo, siempre y cuando los solicitantes hayan adjuntado al
promover el trámite el comprobante de pago del servicio respectivo”.

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EL DERECHO DE RESPUESTA 205

1. Aceptación tácita de la petición

Quizá uno de los ejemplos más claros en los cuales, pese a la falta de
notificación, el derecho de respuesta no es vulnerado, se da cuando la auto-
ridad ha resuelto favorablemente la petición. Es decir, en aquellos supues-
tos en que el peticionario ha visto satisfecha la solicitud dirigida al órgano
o servidor público. Así lo ha entendido el pleno de la Corte Suprema mexi-
cana desde 1920: “DERECHO DE PETICIÓN. No puede alegarse que se ha vio-
lado por las autoridades, si éstas han resuelto implícitamente sobre el asunto
materia de la petición”.345
Recordemos que con las peticiones el ciudadano puede buscar una ac-
tuación administrativa en un determinado asunto. Un ejemplo: la solicitud
fundada en motivos concretos y razonables del cambio de dirección en la
circulación vehicular de una calle. Si la autoridad correspondiente considera
que hay motivos suficientes para realizar tal cambio, y lo hace sin notificar
al peticionario que su solicitud ha sido acordada y llevada a la práctica, es
evidente que no se vulnera el derecho de respuesta. Hay una respuesta implí-
cita en la consecución de la conducta o actividad administrativa solicitada.
A primera vista puede advertirse una suerte de incongruencia con lo ya
citado, dado que se trata de una obligación constitucionalmente impuesta
a los órganos del poder público. Sin embargo, es evidente que tal exigen-
cia tiene una justificación en tanto se constituye en un mecanismo que ope-
ra para obligar a la autoridad en la atención de los asuntos o solicitudes en
los que la ciudadanía está interesada y pone especial atención. Así, si la
autoridad atiende tales peticiones y las satisface, es evidente que cumple
sobradamente con el espíritu que anima el derecho de respuesta.
Desafortunadamente no todos los casos que involucren tales supuestos
fácticos pueden ser tan simples como el ejemplo transcrito, y ante una po-
sible controversia, siempre serán los tribunales los que de manera casuística
decidan sobre el particular.

2. Notificación por medios electrónicos de comunicación

Otro de los supuestos que conviene tratar, y que ya habíamos adelantado


líneas atrás al referirnos a la necesidad de incluir el domicilio del peticiona-

345
Pleno, SJF5, t. X, p. 263.

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206 EL DERECHO DE PETICIÓN EN MÉXICO

rio, es el que se deriva de la aparición y utilización de las tecnologías de


comunicación en los ámbitos administrativos y procesales.
En el caso de las comunicaciones telefónicas podemos afirmar que se
trata de mecanismos de comunicación totalmente admitidos. En el ámbito
procesal gozan de cierta importancia y su utilización no es nada novedosa.
En el ámbito de ejercicio del derecho de petición consideramos que este
medio de comunicación deviene efectivo y además permitido en dos su-
puestos: a) cuando el peticionario incluye domicilio y teléfono, y b) cuando
únicamente señala teléfono. En ambos supuestos estamos ante una tácita
aceptación de que la notificación sea hecha por vía telefónica.
¿Esta notificación puede suplir la notificación por escrito? Considera-
mos que sí dado que el propio peticionario puede, en algunos supuestos,
darse por satisfecho con la respuesta conseguida y cuyo contenido ha sido
objeto de notificación telefónica. Sin embargo, la notificación en tales tér-
minos pareciera crear cierta incertidumbre para el órgano o servidor públi-
co, pues en el momento de la notificación no queda ningún registro físico
de que la notificación ha sido hecha, salvo que la dependencia realice un
registro magnetofónico de las notificaciones efectuadas, una actividad in-
usual en el ámbito administrativo mexicano.
Por otra parte, puede entenderse que esta notificación reúne las caracterís-
ticas de una comunicación verbal, con lo cual se puede considerar como
violatoria del derecho de respuesta, a tenor de la tesis sustentada por la Terce-
ra Sala que ya hemos mencionado: “La contestación verbal a toda petición
que se presenta, es violatoria de los artículos 8o. y 16 constitucionales”.346
A pesar de tal consideración, el estado actual de las tecnologías de co-
municación puede llevarnos a crear mecanismos que propicien tal certi-
dumbre. No será del todo errado que en lo sucesivo las oficinas públicas
cuenten con grabadoras que registren fehacientemente la comunicación que
ha sido transmitida, ofertando certidumbre al Estado y a la sociedad sobre
el cumplimiento del mandato contenido en el 8o. constitucional. No debe
soslayarse tampoco la importancia que tienen los registros de llamadas que
hacen las centrales telefónicas y que también pueden utilizarse para de-
mostrar la existencia de la notificación o al menos ofrecer indicios en los
casos litigiosos.
Otro mecanismo tecnológico de notificación similar al anterior es la no-
tificación vía fax. La posibilidad queda abierta al igual que en el supuesto

346
Tercera Sala, SJF5, t. XC, p. 2268.

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EL DERECHO DE RESPUESTA 207

anterior, cuando el peticionario expresa en su escrito de petición que dispo-


ne de tales utensilios para recibir la notificación. Sin embargo, aquí se pre-
sentan dos supuestos: a) que la respuesta sea notificada mediante máquina
de fax, y b) que el envío de la respuesta se haga mediante programa
informático. Aunque en ambos casos no cabe duda que la consecuencia es
la misma: notificación del acuerdo recaído a la petición, nos encontraremos
con algunas particularidades. En el primer caso, la máquina podrá elaborar
un comprobante de que el envío ha sido hecho; en el segundo, y dependien-
do del programa, no habrá tal constancia.
Un tercer caso es el del correo electrónico. Desde su aparición este me-
dio de comunicación ha empezado a generar una industria de gigantescas
proporciones y a la vez ha ido perfilándose como un medio de comunica-
ción efectivo, con la posibilidad de generar certidumbre a quien envía y a
quien recibe.
Los órganos y servidores públicos tienen la posibilidad de solicitar el
acuse de recibo automático al momento en que el mensaje es leído, o tam-
bién la posibilidad de enviar una copia del mensaje a una cuenta creada ad
hoc para almacenar los envíos de este tipo de información. En cualquier
caso, hay certidumbre por parte de los órganos o servidores de que el acuerdo
recaído a la petición ha sido dado a conocer al peticionario. La creación de
bancos de datos con los registros de tales comunicaciones se hace factible
hoy día.
Una interpretación extensiva puede propiciar la adopción de tales meca-
nismos de comunicación en los términos del mandato constitucional. He-
mos revisado la concepción de la Segunda Sala:

es claro que la manera de hacer llegar el acuerdo al interesado queda al


arbitrio de la autoridad, pero esto no es obstáculo para que de acuerdo con
las normas procesales que rigen el juicio de garantía, esté obligada a demos-
trar que hizo conocer al peticionario el acuerdo recaído, toda vez que la
defensa de éste en esos casos se reduce a una negativa que no es suscepti-
ble de demostrarse, pues la carga de la prueba toca a quien afirmó que sí dio
contestación.347

Queda pues abierta la posibilidad de explorar opciones que ofrezcan


certidumbre: es decir que permitan la demostración fehaciente de la notifi-

347
Segunda Sala, SJF5, t. CXVIII, p. 115.

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208 EL DERECHO DE PETICIÓN EN MÉXICO

cación. En el mismo sentido se ha señalado que es claro y evidente que


quien contesta debe buscar la forma de que su contestación llegue a cono-
cimiento del interesado, máxime tratándose de una autoridad que debe guar-
dar constancia de que fue recibida la respuesta que la ley ordena ya sea que
se remita por correo o se entregue personalmente. Y como además en el
juicio de garantías todo hecho está sujeto a prueba y la carga de ésta incumbe
a quien afirma, teniendo la autoridad responsable, a pesar de su categoría y
precisamente por ella, carácter de simple parte en el juicio de amparo, su
afirmación debe regirse por esa norma procesal, y para satisfacer el manda-
to constitucional contenido en el artículo 8o., dicha autoridad debe acredi-
tar que la contestación que dio, llegó al conocimiento del interesado pues
de otra suerte resultaría nugatoria la garantía aludida.348
La posibilidad de otros medios de comunicación del acuerdo escrito es
incluso hasta de carácter imperativo. No debe olvidarse que en determina-
dos supuestos “hasta es necesaria su publicación”.349
Una decisión de la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judi-
cial de la Federación puede darnos luces sobre las notificaciones hechas
mediante fax, permitiéndonos la revisión de los elementos básicos exigidos
por tal autoridad jurisdiccional, en el entendido que tal posibilidad está
expresamente regulada en la ley de la materia, de ahí que el tribunal única-
mente reitere y matice el contenido de tales dispositivos legales:

NOTIFICACIÓN POR FAX. REQUISITOS PARA SU VALIDEZ. De la correcta intelección


de los artículos 29 de la Ley General del Sistema de Medios de Impugna-
ción en Materia Electoral, y 84 del Reglamento Interno del Tribunal Electo-
ral del Poder Judicial de la Federación, se concluye que los requisitos de
validez de una notificación por fax son los siguientes: a) Existencia de un
caso urgente o extraordinario a juicio de quien preside el órgano jurisdiccio-
nal emitente de la resolución a notificar. b) Constancia en el acta o razón de
notificación, o en sus anexos, de las circunstancias y pormenores ocurridos
durante la transmisión de los documentos con los que se hace la notifica-
ción. c) Que se asiente en dicha acta o tazón de notificación, o en sus anexos,
la constancia de recepción o el acuse de recibo. La constancia de recepción
es la actuación del funcionario que practica la notificación, por medio de la
cual, en ejercicio de la fe judicial de que está investido, hace constar
pormenorizadamente el conjunto de hechos y circunstancias que lo llevaron

348
Segunda Sala, SJF5, t. CXVI, p. 1141.
349
Segunda Sala, SJF6, t. tercera parte, XLI, p. 89.

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EL DERECHO DE RESPUESTA 209

a la convicción de que los documentos transmitidos fueron recibidos en el


número de fax con el que se estableció la conexión, así como que ese núme-
ro correspondía precisamente a la persona u órgano destinatario de la notifi-
cación. El acuse de recibo es la expresión de un acto transmitido desde el
número con el que se estableció la conexión, por el cual la persona receptora
admite de manera positiva que se han recibido, ya sea total o parcialmente,
los documentos objeto de la transmisión. Empero, debe tenerse en cuenta,
para la satisfacción de este último requisito, que en el evento probable de
que en el acta respectiva a la actuación no se asienten los elementos sufi-
cientes para tener satisfecha la constancia de recepción ni se acuse el recibo
de la diligencia practicada, tales elementos pueden perfeccionarse a través de
una comunicación posterior que realice el notificador, o por cualquier otro
medio adecuado, como puede ser nueva transmisión de fax, el cumplimien-
to de las cargas y las obligaciones resultantes del acto notificado, una comu-
nicación postal o telegráfica, la comparecencia directa ante este tribunal del
interesado, etcétera, de donde se desprenda con claridad indiscutible que se
recibió la comunicación en cuestión, o bien, podrá ser aceptable también
alguna diligencia de los funcionarios notificadores adscritos a este tribunal
o de aquéllos que se comisionen para tal efecto, mediante su presentación al
órgano de que se trate y la constancia relativa en acta circunstanciada.350

En todo caso debe advertirse que en los mismos asuntos dilucidados con
la anterior interpretación, el Tribunal Electoral señaló que el reconocimiento
de la notificación por fax, en la legislación adjetiva electoral, concordaba
plenamente con la naturaleza jurídica de la materia, dado que se consideran
procesos cuya materia es de interés público en razón de la naturaleza y
características de las normas sustantivas que protegen.351 A futuro, la noti-
ficación por fax puede ser incluso sustituida por medios más rápidos y
confiables, como el empleo del Internet donde la transferencia de informa-
ción se da casi instantáneamente, lo que supera en mucho las limitaciones
materiales del fax.
En este proceso de actualización tecnológica deberá abordarse antes la
protección de los datos personales, pues en su mayor parte, el empleo de
nuevas tecnologías supone la existencia de respaldos informáticos con in-
formación de los sujetos involucrados en la comunicación, y por tanto sus-

350
Sala Superior, S3EL 011/98, juicio de revisión constitucional electoral, SUP-JRC-
023/98.
351
Sala Superior, S3EL 012/98. En los incidentes de inejecución de sentencia derivados
de los juicios de revisión constitucional electoral, SUP-JRC-023/98 y SUP-JRC-024/98.

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210 EL DERECHO DE PETICIÓN EN MÉXICO

ceptibles de ser tratados. En esta posibilidad de manipulación de informa-


ción reservada aparece también el espectro del mal uso, entre lo que se
incluye por supuesto la alteración, destrucción, copiado, publicación o trans-
misión de tales datos. De lo cual resulta que como muchos otros derechos
fundamentales, en el caso del de petición se impone la necesidad de un
marco básico que permita su protección conjuntamente con otros derechos
que involucra su naturaleza personal.

IV. DERECHO DE PETICIÓN Y PROCESO

Los tribunales federales se han inclinado por interpretar los procesos


como consecuencia de una solicitud de procuración o administración de
justicia. Por ello, conviene referir, aunque sea a manera de ejemplo, algu-
nos de los criterios sostenidos en relación con tales tópicos.
Como vimos en la segunda parte de esta obra, la petición se diferencia en
estricto sentido de figuras procesales, como la acción o la queja. Sin embar-
go, no es difícil encontrar criterios que permitan una asimilación de ambos
términos en el sistema jurídico mexicano, puesto que la distinción estricta
existente en otros sistemas, que reserva la petición para aquellos actos
graciables de la administración, no encuentra cabida en el modelo nacional.
Por otra parte, debe destacarse que en ocasiones la petición, entendida
como la solicitud de gracia, es decir cuando no se tiene derecho a lo pedido,
puede ser totalmente desechada. Al menos así lo interpretó la Segunda Sala
de la Suprema Corte de Justicia de la Nación al reiterar en noviembre de
1998 la siguiente tesis:

PROMOCIONES IMPROCEDENTES. NO VIOLA LA GARANTÍA DE AUDIENCIA EL ARTÍCU-


LO 67 DEL CÓDIGO DE PROCEDIMIENTOS CIVILES DEL ESTADO DE JALISCO QUE AU-
TORIZA SU DESECAMIENTO (APLICACIÓN ANALÓGICA DE LA JURISPRUDENCIA 270 DEL
PLENO). En aplicación analógica de la referida jurisprudencia, la facultad del
juez establecida en el artículo 67 del Código de Procedimientos Civiles
del estado de Jalisco, relativa al desechamiento de plano de los incidentes y
recursos notoriamente frívolos o improcedentes, no contraría la garantía de
audiencia consagrada en el artículo 14 constitucional, puesto que se trata
de un precepto que tiene como fin acelerar el curso del procedimiento en
concordancia con lo que dispone el artículo 17 constitucional, ya que es
común que alguna de las partes, con una evidente finalidad dilatoria, formu-
le peticiones que sabe son infundadas y que no le asisten los presupuestos de

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EL DERECHO DE RESPUESTA 211

hecho o de derecho que justifiquen su proceder, porque, en esas condicio-


nes, no resulta indispensable la previa audiencia del interesado en que se
admita a trámite su promoción, por ser inútil su tramitación al carecer del
derecho subjetivo correspondiente, por la improcedencia misma de la peti-
ción formulada dentro del procedimiento relativo, ya que si falta el supuesto
que condiciona la vigencia de la susodicha garantía, no se pueden producir
las consecuencias que prevé el precepto constitucional que la establece.352

1. Averiguación previa

En el ámbito correspondiente a la secuela de la averiguación previa, el


Primer Tribunal Colegiado del Vigésimo Segundo Circuito señaló que para
considerar cumplido el derecho de petición y el derecho de respuesta, de-
ben de notificárseles, tanto al ofendido como al inculpado, los acuerdos
tomados por la autoridad administrativa:

PETICIÓN, DERECHO DE, EN LA AVERIGUACIÓN PREVIA. EL MINISTERIO PÚBLICO


ESTÁ OBLIGADO A NOTIFICAR LOS ACUERDOS CORRESPONDIENTES. El Ministerio
Público, durante la fase de averiguación previa, está obligado a respetar el
derecho de petición del ofendido y del inculpado, consagrado en el artícu-
lo 8o. de la Constitución Federal, y por consiguiente, a notificarles los acuer-
dos correspondientes, excluyendo obviamente las actuaciones que por su
naturaleza deben permanecer en sigilo, a fin de no entorpecer su función de
investigación y persecución de los delitos.353

El mismo Tribunal Colegiado en cita había determinado que la Consti-


tución federal no hace distingo en cuanto al carácter de los actos, por lo que

352
Segunda Sala, SJFG9, t. IX, febrero de 1999, p. 238, tesis: 2a. XV/99. Véase: Sema-
nario Judicial de la Federación y su Gaceta, novena época, t. IV, octubre de 1996, p. 180,
tesis P. CXXV/96, de rubro: “PROMOCIONES NOTORIAMENTE IMPROCEDENTES. EL ARTÍCU-
LO 124 DEL CÓDIGO DE PROCEDIMIENTOS CIVILES DEL ESTADO DE TLAXCALA QUE AUTORIZA
SU DESECAMIENTO NO VIOLA LA GARANTÍA DE AUDIENCIA”. Nota: la tesis 270 a que se hace
mención aparece publicada en el Apéndice al Semanario Judicial de la Federación 1917-
1995, t. I, materia constitucional, p. 252, con el rubro: “PROMOCIONES IMPROCEDENTES. NO
VIOLA LA GARANTÍA DE AUDIENCIA EL ARTÍCULO 41 DEL CÓDIGO DE PROCEDIMIENTOS CIVILES
DEL ESTADO DE NUEVO LEÓN, QUE AUTORIZA SU DESECHAMIENTO”.
353
Primer Tribunal Colegiado del Vigésimo Segundo Circuito, SJFG9, t. VIII, diciem-
bre de 1998, p. 1071, tesis: XXII.1o.9 P.

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212 EL DERECHO DE PETICIÓN EN MÉXICO

las peticiones que tuvieran lugar en relación a una averiguación previa de-
bían ser satisfechas por el Ministerio Público:

DERECHO DE PETICIÓN. AVERIGUACIÓN PREVIA (LEGISLACIÓN DEL ESTADO DE HI-


DALGO). Si bien los artículos 36 y 37 del Código de Procedimientos Penales
para el estado de Hidalgo, otorgan al indiciado y a su defensor el derecho de
que se les faciliten todos los datos que soliciten y consten en la averigua-
ción, pudiendo consultar el expediente e incluso obtener las copias y certifi-
caciones que soliciten sobre constancias que obren en el mismo; y que no
existe disposición que obligue al Ministerio Público a notificar al indiciado
y a su defensor de las actuaciones practicadas en una indagatoria, también lo
es que cuando se ejercita el derecho de petición, la autoridad debe satisfacer
los requisitos exigidos por el artículo 8o. de la Constitución Federal, a saber:
a) acreditar que se dio respuesta por escrito a la petición formulada; y, b)
demostrar que se hizo del conocimiento del peticionario la respuesta. Por
tanto, de no satisfacerse ambos requisitos, no obstante que se trate de actua-
ciones practicadas en una averiguación previa, resulta evidente la violación
a la garantía del derecho de petición, ya que el artículo que la consagra no
hace distingo respecto a la naturaleza del acto. Además, se trata del ejercicio
del derecho de petición y no del reclamo de la omisión de notificar al indiciado
y a su defensor de todas y cada una de las actuaciones practicadas en la
indagatoria, ya que se trata de supuestos de naturaleza distinta.354

Igualmente, y dada la consideración de que la averiguación previa surge


como resultado de una petición de procuración de justicia, se ha determi-
nado que es obligada la notificación del acuerdo al ofendido por el que se
decide el no ejercicio de la acción penal:

MINISTERIO PÚBLICO. ESTÁ OBLIGADO A NOTIFICAR EL NO EJERCICIO DE LA ACCIÓN


PENAL. Si el representante de la sociedad omite notificar al ofendido su de-
terminación de no ejercitar la acción penal, incurre en violación a lo precep-
tuado en el artículo 8o. constitucional; lo anterior, no es más que el recono-
cimiento al derecho del ciudadano de que se le haga saber el acuerdo recaído
a su solicitud de procuración de justicia; sin que esto signifique injerencia
alguna al monopolio de la acción penal.355

354
Primer Tribunal Colegiado del Vigésimo Segundo Circuito, SJFG9, t. VIII, octubre
de 1998, p. 1134, tesis: XXII.1o.25 A.
355
Segundo Tribunal Colegiado del Décimo Octavo Circuito, SJFG9, t. III, mayo de
1996, p. 656, tesis: XVIII.2o.4 P.

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EL DERECHO DE RESPUESTA 213

De esta interpretación se deriva, en términos de la Ley de Amparo, la


legitimación necesaria para promover el juicio de garantías, tal y como se
advertirá en el apartado correspondiente.
Resulta necesario advertir el tratamiento que ha tenido el derecho de
petición en el ámbito procesal, pues en ocasiones la figura ha sustituido las
garantías que ofrecen otros preceptos constitucionales, como por ejemplo,
el derecho a la jurisdicción estatal o a una administración de justicia, o lo
relativo al conjunto de prerrogativas procesales contenidas en el artículo 20
constitucional.

2. Proceso penal

En el ámbito del proceso penal también ha corrido tinta para explicitar


las repercusiones del derecho de petición y del de respuesta. Rigen, en lo
general, los principios que hemos venido señalando con los matices que
imprime la característica esencial del derecho sancionador: “Aun cuando
se trate de una causa penal que deba mantenerse en secreto, la autoridad
responsable no debe hacer nugatorio el derecho de petición que consagra el
artículo 8o. constitucional, el cual exige, esencialmente, que se cumpla acor-
dar por escrito y en breve término ya sea favorable o desfavorablemente la
petición hecha por el interesado”.356
Además de los supuestos de congruencia que hemos visitado en un apar-
tado anterior, cabe reiterar tal circunstancia conforme al criterio sostenido
por la Primera Sala, que señala en el supuesto específico de la condena
condicional:

CONDENA CONDICIONAL Y DERECHO DE PETICIÓN. Aunque la concesión de la


condena condicional es una facultad discrecional del juez natural, cuando se
formula petición para su otorgamiento el juzgador está obligado a resolver
concediéndola o negándola, en cumplimiento de la garantía establecida por
el artículo 8o. constitucional; y si la sentencia reclamada es omisa sobre el
particular, procede conceder el amparo para el efecto de que la responsable
dicte nuevo fallo en el que fundadamente resuelva si procede o no la suspen-
sión condicional.357

356
Tribunal Colegiado del Vigésimo Circuito, SJF8, t. IX-mayo, p. 425.
357
Primera Sala, Apéndice de 1995, sexta época, t. II, p. 57, tesis: 100.

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214 EL DERECHO DE PETICIÓN EN MÉXICO

En evidente referencia a la discreción que suele caracterizar el proceso


penal, y a la necesidad de no adelantar el sentido de la resolución en el
ámbito penal, se ha dictado el criterio que señala que “la circunstancia de
que la situación jurídica relacionada con las peticiones de la quejosa se
encuentra ‘subjudice’, podrá influir en el sentido de la resolución que deba
recaer, pero no justifica la violación del artículo 8o. constitucional”.358

3. Contencioso administrativo

El derecho de que se revise una actuación es manejado en el ámbito


contencioso administrativo como una manifestación del derecho de peti-
ción. En tal sentido se ha expresado el Tercer Tribunal Colegiado en mate-
ria administrativa del Primer Circuito:

PETICIÓN, DERECHO DE. CASO EN EL QUE LAS AUTORIDADES ADMINISTRATIVAS DE-


BEN RESOLVER EL RECURSO DE REVOCACIÓN Y COMUNICARLA AL RECURRENTE SIN
QUE EXISTA PROMOCIÓN DE PARTE INTERESADA. De conformidad con lo dispues-
to por el segundo párrafo del artículo 8o. constitucional, es necesario que
recaiga una determinación que resuelva el recurso administrativo de revoca-
ción y que se comunique al promovente del mismo en breve término. Por
tanto, una vez interpuesta la revocación y agotados todos los trámites ante
las autoridades, éstas tienen la obligación legal de dictar la resolución que
en derecho corresponda, sin que el recurrente esté obligado a promover nue-
vamente para ello, ya que lo único que, en su caso, impediría a las autorida-
des resolver lo conducente, sería el hecho de que no se encontrara integrado
el expediente respectivo.359

Puede advertirse de estos tres supuestos que el derecho de petición es


manejado ampliamente en el ordenamiento mexicano, a diferencia de otros
sistemas, como podría ser el español, donde el derecho de petición queda
restringido a aquellos supuestos en los que el peticionario no tiene la titula-
ridad de derechos subjetivos o de intereses legítimos.
Por otra parte, el Octavo Tribunal Colegiado en materia administrativa
del Primer Circuito se ha pronunciado en el sentido de considerar que exis-

358
Segunda Sala, SJF6, t. tercera parte, II, p. 86, tesis relacionada con jurisprudencia
207/85, 8a. parte.
359
Tercer Tribunal Colegiado en materia administrativa del Primer Circuito, SJF7,
t. 217-228, sexta parte, p. 436.

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EL DERECHO DE RESPUESTA 215

ten facultades implícitas de los servidores públicos para pronunciarse so-


bre determinados recursos de carácter administrativo, a partir de la confi-
guración del derecho de petición:

FACULTADES IMPLÍCITAS. EL PRESIDENTE DE LA COMISIÓN NACIONAL DEL SISTEMA


DE AHORRO PARA EL RETIRO, CUENTA CON ELLAS PARA RESOLVER EL RECURSO DE
REVOCACIÓN, PREVISTO EN LA LEY DE LA MATERIA. El principio de competencia,
entendido en su origen como la aptitud atribuida expresamente a una autori-
dad, por una norma jurídica, para llevar a cabo determinadas conductas o
actos, acepta actualmente una interpretación menos rígida. Según ésta, ade-
más de las facultades expresas, existen las facultades implícitas, contenidas
como aquellas potestades que, a pesar de no preverse de manera expresa en
la norma, resultan imprescindibles o necesarias para que la autoridad pueda
realizar las funciones que le han sido encomendadas por ley. Sin embargo,
para que ello no implique que la competencia del órgano, exigida por el
artículo 16 constitucional, sea rebasada o desconocida, la doctrina sostiene
que para el reconocimiento de una facultad implícita se requiere: a) la exis-
tencia de una facultad expresa de la autoridad, prevista en la Constitución;
b) que esa facultad, por sí sola, sea imposible de ser ejercida; y c) que entre
la facultad expresa y la implícita derivada de la interpretación de una ley
expedida por el Congreso de la Unión, haya una relación de medio a fin.
Ahora bien, para impugnar las sanciones pecuniarias impuestas por la Co-
misión Nacional del Sistema de Ahorro para el Retiro, el artículo 102 de la
Ley de los Sistemas de Ahorro para el Retiro establece el recurso de revoca-
ción en beneficio de los afectados; también señala que ese medio de impug-
nación debe interponerse ante el presidente de dicha comisión, expresando
el acto impugnado y los agravios que el mismo cause, debiéndose acompa-
ñar u ofrecer las pruebas que se consideren convenientes, así como el otor-
gamiento de una garantía por la multa impuesta; que ese recurso se desechará
si no se señala el acto impugnado o no se expresan agravios; que se tendrán
por no ofrecidas las pruebas que se omitieren; y que el recurso debe resol-
verse en un plazo de sesenta días hábiles. Sin indicar ese precepto o algún
otro del citado ordenamiento, qué funcionario debe resolver el recurso. Ante
esa laguna de la ley, interpretándola de manera armónica con la Constitu-
ción, así como el principio general de derecho de que el legislador no em-
plea palabras inútiles, y por beneficiar al particular justiciable, se deben re-
conocer a favor del presidente de la Comisión Nacional del Sistema de Ahorro
para el Retiro, facultades implícitas para resolver ese recurso de revocación,
a fin de satisfacer respecto del mismo, el derecho de petición consagrado en
el artículo 8o. constitucional, que otorga a todo funcionario público la facul-
tad expresa de pronunciarse sobre las solicitudes que se le formulen, pues

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216 EL DERECHO DE PETICIÓN EN MÉXICO

resultaría absurdo, ineficaz y estéril que la ley de la materia prevea el recur-


so de revocación, ante quién debe interponerse, su trámite y un término
perentorio para la resolución del mismo, sin que exista un órgano facultado
para resolverlo; dejando en estado de indefensión al particular sancionado
quien, por haber interpuesto ese recurso ordinario, dejó transcurrir los pla-
zos para la promoción del juicio de nulidad o el de amparo, que también
tenía a su alcance para combatir el mismo acto de autoridad, infringiéndose
también en su perjuicio lo dispuesto en el artículo 17 de la carta magna. Esta
interpretación es acorde con lo dispuesto en el artículo 12, fracciones I y XVI,
de la ley de la materia, donde se dispone que el presidente de la Comisión
Nacional del Sistema de Ahorro para el Retiro, además de las facultades
expresamente establecidas a su favor, cuenta con las que le delegue la Junta
de Gobierno, o le sean atribuidas por esa u otras leyes; así como la exposi-
ción de motivos del mismo ordenamiento legal, donde se advierte con clari-
dad la intención de que se aplicarán y perfeccionarán las funciones de su-
pervisión y regulación de la Comisión Nacional del Sistema de Ahorro para
el Retiro, fortaleciendo la figura de su presidente, a quien se le confirió una
mayor participación en su funcionamiento y actuación, otorgándole mayo-
res facultades y reservando a la Junta de Gobierno el ejercicio de aquéllas
que, por su trascendencia, requieran de la participación de un órgano cole-
giado de mayor jerarquía.360

En el caso mexicano no existe una frontera que permita distinguir clara-


mente los límites del derecho de petición y por ende hasta donde corres-
ponde el derecho de respuesta. Como advertimos líneas atrás, en el sistema
jurídico nacional no se ha procurado hacer una distinción entre derecho de
petición y acción, denuncia, recurso administrativo, solicitud administrati-
va, iniciativa popular, quejas ante los órganos de defensa de los derechos
humanos, etcétera. En tal sentido hay mucho camino por andar. Lo que
queda por preguntar es si es necesaria tal distinción a los efectos de nuestro
ordenamiento jurídico, dado que, como lo demuestra la jurisprudencia revi-
sada, la figura de la petición ha terminado por englobarlas conceptualmente.

360
Octavo Tribunal Colegiado en materia administrativa del Primer Circuito, SJF9,
t. XIII, abril de 2001, p. 1067, tesis: I.8o.A.9 A.

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