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Indicadores de productividad cuantitativos

Estos indicadores de productividad siempre se basarán en cantidades o tiempo. Es en lo


que la mayoría de las compañías se basa para medir la productividad de la empresa, de un
equipo o de un producto. Siempre se basa en un cociente entre cantidad y tiempo
empleado.
Por ejemplo, podemos medir el índice de productividad de una cadena de montaje,
dividiendo la cantidad de piezas producidas por el tiempo que se ha empleado en
producirlas. Este índice nos dirá que tan productivos somos en cantidad, en velocidad de
fabricación.
Lo mismo sucede en una oficina, donde un administrativo que tenga que responder
correos electrónicos, puede responder una cierta cantidad de ellos en un tiempo, y ver
además como aprovecha ese tiempo (pausas, distracciones, interrupciones, etc.).
En el ámbito comercial, sin ir más lejos, también hay un indicador de productividad
cuantitativo, y puede verse en cantidad de ventas realizadas, o en cantidad de dinero
ingresado con esas ventas, en un tiempo determinado.

Indicadores de productividad cualitativos


Estos indicadores de productividad se basan en la calidad del producto o servicio que se
ofrece, y están muy ligados a la eficiencia de nuestra productividad, y no en la cantidad
que se produce.
Sigamos con los ejemplos anteriores, y veamos que sucede en esa cadena de montaje,
cuando lo analizamos cualitativamente. En este caso tenemos dos cadenas paralelas,
misma pieza a fabricar. Se mide la cantidad de piezas fabricadas en una hora, y de esas, se
cuentan cuales son buenas y si hay defectuosas. El cociente de ambas nos crea un
indicador de productividad sobre la calidad de nuestro producto.
Esto es tan importante como para saber que una cadena que produce 300 unidades en
una hora, de las cuales 50 son defectuosas, es menos productiva que una que produce
270 y solo 10 defectuosas. Muchas veces, más cantidad no significa mayor productividad,
ya no solo por las piezas correctas, sino porque las incorrectas, o hay que arreglarlas
manualmente, o hay que reciclarlas, y ambas cosas tienen un coste.
Si trasladamos esto al administrativo, la verdad es que lo importante no es la cantidad de
correos que responda, sino la eficiencia de sus respuestas, los problemas que solucione a
la empresa con ellas, y el trabajo que ahorrará posteriormente para corregir problemas
que no se hayan subsanado vía correo electrónico.
En cuanto a los comerciales, podría aplicarse de un modo similar, pensando en las ventas,
pero también en los costes que genera esa venta. Es decir, un comercial que venda un a
cantidad de cierto producto, pero que no haya calculado bien el margen, o surjan
imprevistos que no ha contemplado (transporte, embalaje, modificaciones especiales),
incrementa el coste y reduce el dicho margen, lo que reduce el beneficio y por tanto, la
calidad de la venta ha sido baja.
El error más común con los indicadores de productividad
La mayoría de empresas se obsesionan con las cantidades para medir su productividad,
y olvidan los indicadores de productividad cualitativos a la hora de analizar el
funcionamiento de la empresa. Este error, que es muy común, hace las diferencias entre
empresas que tienen una marca fuerte, y empresas con una marca más débil, que quizá
tienen más capacidad de producir y de facturar, pero cuyos beneficios no son tan
elevados. Debe haber un equilibrio entre cantidad y calidad para que una empresa pueda
progresar adecuadamente y sin hacer tantos esfuerzos por fabricar más.

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