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UNIVERSIDAD MAYOR DE SAN

ANDRÉS
FACULTAD DE
ARQUITECTURA, ARTES,
DISEÑO Y HUMANIDADES
CARRERA DE DISEÑO
GRÁFICO
HISTORIA DEL ARTE
GENERAL III
UNIVERSIATRIA:
Quisbert Hinojosa Carmen Rosa
RESUMEN1
LA CREACIÓN DEL MUNDO
Según Hesíodo, al principio, antes que nada, sólo existía el Caos. Tras este periodo indeterminado,
emergería Gea, la tierra, directamente de las profundidades del Tártaro.
Del Caos nacería Erebo, la oscuridad, y Nix, la noche, que juntos, engendrarían a Eter, la luz, y
Hemera, el día.

Gracias a la luz del día, Gea cobraría personalidad. No obstante, como no pudo unirse a Caos,
comenzaría en sus inicios a engendrar sola. Así, mientras dormía plácidamente, surgiría Urano (el
cielo estrellado), un ser que la igualaría en extensión con el único fin de cubrirla y convertirse
además en una morada segura y eterna para los dioses.

Gea también engendraría las montañas, lugar en el que se esconderían las Ninfas, además, estas
montañas estarían pobladas de frondosos bosques.

Urano derramo sobre su madre una lluvia fértil, haciendo así que en toda ella surgieran brotes de
hierbas, flores, árboles y con ello, todos los animales y aves. Además, esa lluvia sería la encargada
de crear los ríos y llenar así los huecos de su morfología con lagos y mares.

Yaciendo con su propio hijo, Gea daría a luz a los Titanes, Océano, Ceo, Crío, Hiperión, Cronos; y
Titánidas: Temis, Rea, Tetis, Tea, Mnemosine y Febe. De todos ellos nacerían los demás dioses y
hombres.

Tras esta creación, Gea y Urano quisieron demostrar que estaban por encima de todo y crearon
otros hijos de un aspecto horrible. Estos serían los tres cíclopes primitivos, Arges, Astéropes y
Brontes. Tenían un solo ojo en la frente y representaban el rayo, el trueno y el relámpago.

La Noche, por sí sola, había engendrado a Tántano, la muerte, a Hipno, el sueño, y a otras
divinidades como Hespérides. Además, también daría a luz a las Moiras, o las Parcas, defensoras
del orden cósmico, y a Némesis, la justicia divina, perseguidora de lo desmesurado, así como
protectora del equilibrio.

Cabe destacar que no es el único mito de creación en la Antigua Grecia. No obstante, podemos decir
que el de Hesíodo es uno de los más importantes, así como uno de los más difundidos desde la
época.
DEIDADES DEL ORDEN SUPERIOR
URANO
El Dios Urano, según Hesíodo fue concebido por Gea para
unirse a él, gracias a la intervención de Eros (dios del amor).
Al principio solo existía el Caos, hecho de vacío y oscuridad,
hasta que Gea y Urano se unen y comienzan a procrear. Es
el dios del cielo y el firmamento, que los griegos imaginaban
como una cúpula de bronce repleta de estrellas, aunque no
existe ningún culto específico para él. Tampoco aparece
reflejado en las obras de cerámica de la Grecia Antigua. El
primer planeta que fue descubierto con un telescopio debe
su nombre a Urano, y además es el único que lleva el
nombre de un dios griego y no romano.

Padre: Según algunas obras, sin padre. Según otras Éter o


el Caos
Madre: Gea
Homónimo romano: Caelus
Otros homónimos: Ouranos, Uranus
Hijos:
El Dios Urano fecundó a Gea y tuvieron muchos hijos, las
primeras generaciones de estos grupos:
Los doce Titanes: Crono, Océano, Ceo, Crío, Hiperión y
Jápeto (seis Titanes) y Febe, Mnemosine, Rea, Temis, Tetis
y Tea (seis Titánides).
Los Cíclopes: Brontes, Estéropes y Arges. Eran gigantes de un solo ojo en la frente.
Los Hecatónquiros: Tenían cien brazos y cincuenta cabezas. Giges, Coto y Briareo.
Musas mayores: Aedea, Meletea y Mnemea.

Gigantes con armadura, las Erinias o Furias y las Melias (ninfas de los fresnos). Que se engendraron
en Gea con el semen y la sangre de Urano cuando éste fue castrado a manos de Crono.

Leyenda del Dios Urano

Se dice que Urano no podía soportar la fealdad de sus hijos Cíclopes y Hecatónquiros, por lo que les
encerró en el Tártaro, lugar sombrío y tenebroso en el centro de la Tierra. Este lugar se identifica con
el vientre de Gea, porque ella es la Tierra. Es decir, los devolvió al vientre de su madre, lo que causó
un gran dolor a Gea. Entonces ésta, crea una gran hoz con un pedernal gris, y encarga a sus hijos
los Titanes que la obedezcan y maten a Urano. Pero solo Crono lo hace, cortando los genitales a su
padre con la hoz, y tirándolos al mar, de donde sale una espuma y nace Afrodita. A partir de
entonces la Tierra ya no volvió a ser “cubierta” por el Cielo en las noches. Éste, mantendría su lugar
para siempre. Y se da el fin de la procreación inicial.
CRONOS
Cronos, en la mitología
griega, pertenece a la
primera generación de
titanes, siendo este el
más joven de los
descendientes de Gea
y Urano. Miembro de
una familia numerosa,
pues contaba con once
hermanos más, ayudó
a su madre a liberar a
parte de los hermanos
que Urano había
apresado en un lugar
secreto y remoto, estos
eran los tres
Hectanoquiros. Gea pidió ayuda al resto de sus hijos, pero sólo Cronos se ofreció a salvar a sus
hermanos venciendo a su padre y alzándose con el poder durante la mitológica edad dorada. A
pesar de esta derrota, Cronos necesitaría el apoyo y permiso de su hermano Titán, pues éste era el
primogénito de sus padres. Titán decidió cederle el trono a cambio de que Cronos matase a toda su
descendencia, de esta forma, algún día no muy lejano, el poder volvería a los titanes. Según otras
versiones, sería Gea quien desvelaría a Cronos que sería derrocado por uno de sus hijos.

Sea como fuera, el caso es que de su unión con su esposa Rea nacieron varios dioses, como
Deméter, Hera, Hades, Hestia y Poseidón. Pero estos dioses eran tragados por Cronos tan pronto
como estos nacían. Así, Rea, desesperada, pidió a Gea ayuda para ocultar al último de sus hijos. El
sexto de los dioses, Zeus. Ambas urdieron un plan escondiendo a Rea en Creta y haciendo que
diera a luz ella sola. Cuando Cronos se enteró, Rea le otorgó una piedra envuelta en pañales,
conocida como Ónfalos. Cronos se la tragó sin mirar si se trataba de un niño, convencida de que su
amante no podría engañarlo.

Así fue como Zeus quedó oculto en la cueva del monte Ida, en Creta. Cuando creció, el dios usó el
veneno que le daría su abuela Gea para obligar a Cronos a regurgitar el contenido de su saciado
estómago en orden inverso. Cuando liberó a todos sus hermanos liberó también a los Hecatónquiros
y los Cíclopes, a los que Cronos había vuelto a encerrar en el Tártaro tras acabar con Urano. Ellos
fueron los encargados de forjar los rayos de Zeus, el tridente de Poseidón y el casco de oscuridad de
Hades.
Finalmente, tras una larga guerra llamada Titanomaquia, Zeus y sus hermanos terminaron con
Cronos, y así se repartieron el mundo y encerraron a los titanes, junto a Cronos, en el Tártaro. Así,
Poseidón se quedó con las aguas, Hades con el mundo de los muertos y Zeus consiguió, echándolo
a suertes, el cielo y el aire.
SATURNO
Los antiguos romanos estaban muy influenciados
por la cultura griega y adoptaron varios de sus
dioses como propios. Uno de ellos fue Saturno,
que compartía muchas de las características del
dios griego Cronos.

En la mitología griega, Cronos era uno de los 12


titanes, descendientes divinos de Gaia, diosa de la
tierra, y Urano, el dios del cielo. Con la ayuda de
su madre, Cronos atacó y castró con una hoz a su
déspota padre. Y así gobernó en el universo.

Cronos y su hermana-esposa Rea (que en la


mitología romana está asociada a la diosa Ops)
engendraron a seis de los 12 dioses y diosas del
Olimpo. Sin embargo, Cronos, celoso de sus hijos
y desconfiando de que hicieran con él lo mismo
que hizo él con su padre, se los fue comiendo a
medida que iban naciendo.

Rea engañó a Cronos al sustituir al sexto, Zeus


(Júpiter en la mitología romana), por una piedra
envuelta en pañales. Rea escondió a su hijo en
Creta, y cuando Zeus llegó a adulto, obligó a su
padre a regurgitar a sus hermanos. Con la ayuda
de los Hecatónquiros, gigantes de 100 brazos y 50
cabezas, y los Cíclopes, gigantes de un solo ojo,
destronaron a Cronos y lo aprisionaron junto con
los otros titanes en el inframundo.

Según la mitología romana, Saturno no era un dios


cruel y tempestuoso, como Cronos. Después de
que Saturno fuese destronado por Júpiter, el titán caído se fue a Roma bajo la invitación del dios
Janus. Allí, Saturno estableció una sociedad desprovista de delincuencia, pobreza, guerras,
injusticias y servidumbre que dirigió con mano dura y a veces caprichosa junto a su esposa, Ops.
REA
Rea según la mitología Griega era una titánide hija del dios Urano (cielo) y la diosa Gea (tierra),
ademas de ser esposa de su hermano Crono con el que llego a tener seis hijos Demetér, Hades,
Hera, Hestia, Poseidón y Zeus los cuales eran asesinados por su padre al apenas nacer ya que la
madre de este (Gea) le había predicho que sería destronado por uno de sus hijos.
Sin embargo, Rea logró salvar al más pequeño de todos Zeus ya que al momento en que Cronos le
solicitó al pequeño ella solo le entregó una piedra envuelta en pañales.
Esta logró salvar a su pequeño escondiéndolo en una cueva del monte Ida en Creta donde la ninfa
Amaltea lo cuidó hasta que llegó a la edad adulta. Para Homero Rea es la madre de todos los dioses,
aunque no la madre universal así
como Cibeles pero si una de gran
importancia.

Culto a Rea

Si bien ella no tenía un culto poderoso


o alguna actividad identificable bajo
su mando, el lugar originario de culto
en su honor era Creta lugar donde
llevó a su hijo para salvarlo de Crono.

En los tiempos de historia era tanto la


semejanza que había entre Rea y la
Gran Madre asiática, Cibeles Frigia,
que los griegos terminaron
resolviendo el asunto tomando a esta
última como su única Rea, aquella
que había abandonado su principal
hogar en Creta para huir a tierras
inexploradas de Asia Menor y así
escapar de la persecución de Crono.

No obstante, hubo otra versión la cual


probablemente es cierta que dice que
los contactos culturales con el
continente incluyeran a Creta en el
culto de la gran Madre asiática, quien
se posteriormente convertiría en la
Rea cretense.

Otro dato importante es que en la


mitología griega el símbolo que
representa a esta diosa es la luna, aunque en la mitología romana su símbolo se conocía como “el
lunar”.
ZEUS O JUPITER
Zeus era hijo de los titanes Cronos y Rea, y
fue el dios supremo de los griegos, que vivía
en el monte Olimpo al noreste de Grecia. Allí
moraba con su esposa Hera y los otros diez
dioses mayores.

Homero a menudo le llama «el que acumula


nubes». Regía y explotaba todas las fuerzas
de los cielos, la lluvia, la nieve, el granizo y la
tormenta. A él se asocian cria-turas como el
águila, el ave de presa que reinaba en los
cielos y con cuya forma raptó y forzó a
Ganímede. Su árbol sagrado era el roble. Su
arma favorita era el rayo, con el que destruía
a todos sus enemigos. También llevaba el
aegis o capa de piel de cabra sobre sus
hombros, que le servía como escudo, al igual
que a su hija Atenea . Zeus anunciaba su
llegada extendiendo la capa y oscureciendo
los cielos.

Además de ser el dios de los cielos, era el


padre de todos los dioses y los hombres,
título honorario, ya que, aunque su
descendencia fue numerosa, no todos los
dioses eran hijos suyos, ni había sido el
creador de la humanidad. En este papel
garantizaba el gobierno de los nobles y
protegía la vida de la familia, asegurándose de que hombres y dioses mantuvieran los valores no
escritos de las leyes divinas que nadie podía romper.

Había una ley sagrada de hospitalidad hacia el viajero y cualquiera que la violase sería severamente
castigado. Cualquiera que jurase en falso o atacase o matase a alguien suplicando en el altar de un
templo perdería el favor de los dioses.

Zeus podía castigar a todos los transgresores. Tántalo, que ofreció a los dioses la carne de su propio
hijo Pelops, tuvo que soportar el castigo eterno en el Tártaro, la parte más oscura del Averno . Las
Danaides, que habían violado las leyes sagradas del matrimonio al matar a sus maridos en la noche
de bodas, y el villano Sísifo, que incluso burló a la muerte , se encontra-ron con el mismo destino. Ni
siquiera los dioses podían mediar en los principios bá-sicos de la vida y la muerte. Cuando Asclepio,
dios de la medicina, consiguió resuci-tar a un muerto, Zeus lo condenó a morir. El titán Prometeo,
que luchaba por los de-rechos de la humanidad, quedó expuesto a una horrorosa tortura, ya que
había desve-lado su gran secreto, el fuego, a la huma-nidad.
Zeus es retratado como una figura imponente y majestuosa con abundantes cabellos y una barba
larga mientras vigila a los dioses del Olimpo haciendo de pater-familias. Los otros dioses tenían sus
propios intereses, pero siempre era el análisis de Zeus el que se convertía en ley. Las reuniones en
el Olimpo no eran para discutir, sino para anunciar sus decisiones. Si quería avisar a los mortales, lo
hacía a través de señales como el vuelo del águila y los rayos. A veces enviaba a los mensajeros del
Olimpo, Iris o Hermes, a la tierra para dar instrucciones.

Zeus era el más joven de los hijos de Cronos y Rea, aunque Homero pensaba que fue el mayor. Sus
hermanos eran Hestia, Deméter, Hera, Hades y Poseidón. Todos ellos habían sido devorados por su
padre al venir al mundo, pues sabía que sería destronado por uno de ellos. Al nacer Zeus, Rea le dio
a su marido una piedra envuelta en unos pañales, mientras el bebé era llevado a Creta para que
Amaltea cuidase de él en el monte Ida o Dicte . Los residentes de Arcadia creían que Zeus había
nacido allí, pero los cretenses mantenían que su lugar de nacimiento era una cueva de la isla.
Cuando creció, el dios hizo que su padre vomitase a sus hermanos, con la ayuda de la oceánide
Metis, personificación de la sabiduría. Tras la Guerra de los Titanes, los dioses se convirtieron en
dueños del mundo, gracias a la victoria en la que Zeus se quedó con los cielos, Hades con el averno
y Poseidón con las aguas. Zeus quedó por encima de ellos, por ser el líder de la revuelta.

Zeus estaba casado con Hera, su hermana y diosa protectora del matrimonio, pero nunca le fue fiel.
Sus hijos fueron Ares, Eileitia y Hebe. Se cree que Hefesto también era hijo suyo, pero Hesiodo creía
que sólo era hijo de Hera. Zeus tuvo más descendencia con ninfas, mortales y otras diosas.

Hera se convirtió en su séptima esposa, según la versión de Hesiodo. La primera fue Metis, que no
le dio descendencia, ya que Gaya y Urano le habían anunciado que su hijo lo destronaría, por lo que
Zeus devoró a Metis y de su cabeza nació después la diosa Atenea .

La segunda esposa habría sido Temis, personificación de la ley, con la que tuvo a las Fates . La
tercera fue Eurinome, la oceánide con la que tuvo a las Cariátides o Gracias. Con su hermana
Deméter tuvo a Perséfone, raptada des-pués por su hermano Hades . Mnemosine o «Memoria» fue
su quinta esposa, con quien tuvo a las musas. Después tuvo a Apolo y a Artemisa con Leto, tras la
cual llegaría Hera.

La esposa siempre fue muy celosa y la lujuria de Zeus le daba la razón. Así, sedujo a la princesa
Dánae, encerrada en la torre de bronce, con una lluvia de oro, raptó a la princesa fenicia Europa en
forma de toro y visitó a Leda, con la que tuvo a Helena y uno de los Dioscuros, en forma de cisne .
Hera castigó a muchas de sus doncellas y a los descendientes de su marido. A Semele, madre de
Dioniso, le dijo que debería pedirle al dios que se apareciese en su forma divina y no mortal, lo cual
provocó que se abrasara al mirarle Alcmene y su hijo Heracles sufrieron la persecución de Hera
momento en que el dios, enfurecido, suspendió a su mujer por las muñecas con yunques en los
tobillos.

El intento de Hera, ayudada por Atenea y Poseidón, de encadenar a Zeus y destronarle indica cuál
era el estado de su relación. El plan falló gracias a la intervención de Tetis y el gigante Briareo
HERA O JUNO
Hera fue hermana y esposa de Zeus,
siendo uno de los 12 personajes que
habitaban en el Olimpo. Era hija de Cronos
y de Rea, madre de Ares y de Hefesto
quien, según el poeta Hesiodo, fue
engendrado sin la intervención de su
esposo, y también de las diosas Eileitia y
Hebe, patronas del nacimiento y de la
juventud respectivamente.

Después de nacer, Hera fue devorada por


su padre Cronos, que temía que su
descendencia pudiese conspirar en su
contra. Todos sus hermanos y hermanas
sufrieron el mismo destino, pero Zeus se
salvó gracias a la intervención de su madre
y finalmente acabó con el reinado de
Cronos.

Como consorte de Zeus, Hera fue la más


importante de todas las diosas. Era reina
del cielo y patrona del matrimonio. En
Atenas, las bodas se celebraban casi
siempre durante el mes de Gmelion,
dedicado a ella. La manzana y la granada
eran sus frutas sagradas, ya que
simbolizaban la alianza del matrimonio. Su
nombre quizá signifique «gobernadora» y de hecho su carácter era dominante y orgulloso. Además,
era extremadamente celosa, cruel, combativa y astuta. Su matrimonio con Zeus se caracteriza por la
permanente tensión y las peleas.

Zeus nunca fue un esposo fiel y Hera nunca le perdonó sus escarceos con otras diosas, ninfas e
incluso mortales. La descendencia que surge de todas estas relaciones también sufrió las
consecuencias de la infidelidad de su padre. Así, el gran héroe Hércules, nacido de la relación entre
Zeus y Alcmene, sufrió todo tipo de castigos por parte de Hera, hasta el punto de sobrepasar los
límites lógicos según creía su padre, que harto de tanta tortura colgó a su esposa de las muñecas
con yunques en los pies en lo alto del monte Olimpo.

A pesar de las aventuras de Zeus, Hera nunca se vio tentada a serle infiel. Era la representación de
la castidad y desearla era una imprudencia. Ixion, que quiso hacer el amor con ella, fue castigado por
Zeus, que le envió una nube con la apariencia de Hera. Después de haber hecho el amor con la
nube, fue enviado al Tártaro, donde sufrió la tortura eterna.
POSEIDON O NEPTUNO
Poseidón, el gran dios del mar que
reinaba sobre los mares y todos los
medios acuáticos, era hijo de Cronos y
de Rea, y hermano mayor de Zeus. Era
uno de los 12 dioses mayores que
habitaban en el Olimpo, aunque casi
siempre estaba en su palacio bajo las
aguas y sólo visitaba el Olimpo cuando
quería ver a los otros dioses.

Cronos y los otros titanes habían


reinado hasta que Zeus inició una
guerra contra ellos. Pero tras la victoria
de los jóvenes dioses Zeus, Hades y
Poseidón, el mundo quedó dividido
entre ellos. Zeus dominó el cielo y
Poseidón el mar. Siendo el rey de todos
los dioses, Zeus dominaba además la
tierra, el territorio neutral en el que el
dios del mar se hacía notar a través de
los terremotos. El iracundo Poseidón
era temido como «el que sacudía la
tierra», según palabras de Homero, e
instigaba las mareas más abruptas y las
tormentas en alta mar.

Poseidón no aceptó de buena gana que su hermano fuese el soberano de todos los dioses. En una
ocasión llegó a conspirar contra él, con la ayuda de Hera y Atenea, para intentar derrocarle. Los tres
maquinaron la forma de encadenarlo, pero la nereida Tetis vino a rescatarlo y llamó al gigante de
100 brazos Briareo, de extraordinaria fuerza, para que acudiese al Olimpo. Allí se situó junto al trono
de Zeus en actitud amenazante y consiguió sofocar la rebelión.
El temible y caprichoso dios del mar, con el que los navegantes debían llevarse bien, fue adorado en
todo el mundo griego y romano. Se han conservado numerosas imágenes suyas como una figura
imponente con su barba y su tridente, arma que utilizaba para pescar y que había sido un regalo de
los cíclopes, que también le dieron a Zeus los rayos y a Hades el casco que lo hacía invisible. Sin
embargo, según algunos, Poseidón había sido al principio un dios de la tierra, pues su nombre
significa «esposo de la tierra», pero posteriormente había sustituido a deidades marinas como Nereo
y Proteo. Se cree que en cierta ocasión también fue adorado con la forma de un caballo, al igual que
Hera lo fue en la de una vaca y Atenea en la de una lechuza. A Poseidón se le atribuía la creación de
varios animales, como el caballo, el toro y el delfín.
El dios regalaba sus excepcionales caballos a los mortales de vez en cuando. Así, le regaló a Pelops
los equinos con los que ganó la carrera por su futura esposa Hipodamia y junto a otros dioses, le dio
a Peleo los caballos parlantes e inmortales Janto y Balio tras su boda con la diosa Tetis.
ANFITITRITE
En la mitología griega, Anfítrite (en griego,
Άμθιηρίηη: „la tercera que rodea el mar, era una
antigua diosa del mar tranquilo, que se convertiría
en consorte de Poseidón. La esposa de Neptuno,
su homólogo en la mitología romana, es Salacia.

Según la Teogonía de Hesíodo, Anfítrite era hija


de Nereo y Doris (por tanto, una nereida), o de
Océano y Tetis (por tanto, una oceánide) según
Apolodoro, quien sin embargo la menciona entre
las nereidas además de entre las oceánides. No
es totalmente personificada en las épicas
homéricas: [...] contra las cuales rugen las
inmensas olas de la ojizarca Anfitrite [...] comparte
el epíteto homérico Halosidne („nutrida de mar‟)
con Tetis: en cierto sentido las ninfas marinas son
dobles.

Anfítrite llevando un tridente en un pinax coríntio


(575–550 a.C.). Rodeando a la diosa se lee una
inscripción incompleta ΑΦΙΡΙΤΑ ΙΜΙ ΠΟΤ[ que
puede reconstruirse (en una transliteración al
griego ático) Άμθιηρίηη εἰμì Ποζ[ειδῶνος "Soy
Anfítrite, de Poseidón (e.g. esposa)"[10]
Anfítrite estaba tan completamente limitada a su
autoridad sobre el mar y las criaturas de éste que
nunca fue asociada con su marido como objeto de
culto ni en obras de arte, excepto cuando quería resaltarse a éste como el dios que controlaba el mar.
Una excepción puede ser la imagen de Anfítrite que Pausanias vio en el templo de Poseidón en el
istmo de Corinto.

Aunque Anfítrite no aparece en el culto griego, sí fue importante en una etapa arcaica, pues el himno
homérico a Apolo Delio cuenta que en el nacimiento de Apolo estaban «todas las diosas principales,
Dione y Rea e Ichnaea y Temis y la que gime en alto Anfítrite» El profundamente sabio Píndaro, en
su sexta oda olímpica, reconocía el papel de Poseidón como «gran dios del mar, marido de Anfítrite,
diosa del huso dorado». Para poetas posteriores, Anfítrite era simplemente una metáfora del mar.

Se decía que Poseidón la vio por primera vez bailando en Naxos entre las otras nereidas, se
enamoró de ella y se la llevó, pero en otra versión se añade que entonces ella huyó a los más
lejanos confines del mundo, refugiándose junto al titán Atlas. Poseidón envió entonces a numerosos
criados en su búsqueda y uno de ellos, Delfino, terminó encontrándola y rogándole que aceptase
casarse con el dios y se convirtiera en diosa del mar. Anfítrite terminó por aceptar, y Delfino fue así
recompensado con un lugar entre las estrellas.
HADES O PLUTON
Hades era el dios de la muerte, que regía el reino de los muertos. Este dios sombrío y oscuro era hijo
de los titanes Cronos y Rea, y como sus hermanos Zeus y Poseidón, que tenían el poder sobre el
cielo y los mares, él lo tenía en el mundo que no se veía y que recibió el nombre de Hades.

El mundo de los muertos de los griegos se representaba como un reino bajo la tierra, aunque según
algunas fuentes se encontraba en la zona más alejada de Occidente, en el confín del mundo. Tras la
muerte, las almas de los muertos llevaban una existencia apesadumbrada e incómoda como
espíritus o sombras no corpóreas. Primero llegaban hasta el límite de este reino con Hermes, el
mensajero de los dioses, en su tarea de Hermes Psychopompos «guía de las almas». Tras ello,
Charon (Caronte) se encargaba de llevarlos en su bote a través de las aguas de la laguna Estigia,
que separaba el mundo de los muertos del de los vivos. El barquero sólo hacía su trabajo si recibía a
cambio una moneda llamada óbolo. Cualquier muerto que no hubiese sido enterrado con el óbolo en
sus labios vagaría por la tierra sin descanso.

Destino de los Muertos


A su llegada, los muertos se sometían
al juicio de tres personajes: Minos y
Radamantis, antiguos reyes de Creta,
y Eaco, antiguo rey de Egina.
Después de esto la mayoría de los
muertos quedaban desposeídos de su
cuerpo, su sangre y sus emociones,
sin conciencia humana en este nuevo
lugar para ellos. Una vez que habían
bebido el agua del pozo de Letos, que
significa «olvido», perdían la memoria
de su existencia terrenal. Aunque la
existencia en este mundo no fuese
una tortura, se trataba de una
estancia tediosa, como atestiguó
Aquiles al asegurarle a Odiseo, tras
su visita al Averno, que prefería ser
sirviente en una casa pobre antes que
ser rey de todas las almas del mundo
de los muertos.

Había excepciones a la hora de vivir


junto a Hades. Aquellos que se
hubiesen distinguido por sus virtudes
y su justicia podían vivir en una
especie de paraíso que se llamaba
Elíseo o Campos Elíseos. Se trataba
de un privilegio para unos pocos.
Según Homero, Menelao, esposo de Helena pudo permanecer allí tras su muerte.
El Tártaro era lo más parecido al Infierno y estaba en la zona más oscura y profunda del Hades. Allí
quedaron confinados los titanes y aquellos que habían cometido crímenes horrendos, como el
gigante Titio, que había matado a Leto , Tántalo, que debía sufrir la sed y el hambre eternos viendo
cómo caían a su alrededor manjares exquisitos (de ahí «la tortura de Tántalo»), Sísifo, que debía
hacer rodar una roca hacia lo alto de una colina para empezar inmediatamente después de que se
cayese («el trabajo de Sísifo»), Ixion, que se encontraba atado a una rueda giratoria.

Visitantes del Averno


No había escape posible del Averno, y
cualquiera que intentase huir se convertía en
presa del terrible perro de tres cabezas Cerbero.
Sólo unos pocos mortales pudieron visitar el
Averno, siempre para hacer algún trabajo o por
motivos especiales. Hercules tuvo que cargar
con Cerbero como parte de sus Doce Trabajos e
incluso se dice que rescató a Alcestis. Orfeo fue
a buscar a su amor, Eurídice, y Odiseo a
consultar su futuro al vidente Tiresias. Eneas
acudió a hablar con el alma de su padre y
Psique a coger el ungüento que había
preparado Perséfone, esposa de Hades. Teseo
y Prithous (Pritio) intentaron rescatar a esta última del Averno, pero quedaron atrapados en las
cadenas del olvido de Hades.

Pese a que el dios del Averno no tenía fama de ser especialmente cruel o malvado, la superstición
hacía que nadie se atreviese a decir su nombre, que significaba «el invisible», pues los cíclopes le
habían hecho un casco que le permitía ocultarse. Los griegos preferían llamarle Pluto, que significa
«el rico», epíteto que hace referencia a los múltiples recursos minerales que esconde la tierra. Los
romanos le llamaron Dis para mantener ese significado. Había muchas otras descripciones
eufemísticas para el dios de la muerte como «el buen consejero» y «el hospitalario».

Hades estaba casado con la joven Perséfone, hija de su hermano Zeus y de su hermana Deméter,
diosa de la agricultura. Zeus se la había prometido como esposa sin el conocimiento de la madre.
Cuando la muchacha fue raptada mientras recogía flores en Sicilia, su grito se oyó en todos los
lugares, pero su madre no pudo hacer nada para que no se la llevase al reino de la oscuridad.

Deméter hizo cuanto pudo para recuperar a su hija, pero Hades no estaba dispuesto a ceder, sin
importarle su desconsuelo. Una antigua norma indicaba que cualquiera que comiese en el Averno
nunca podría salir de él. Hades convenció a Perséfone para que ingiriese unas semillas de granada y
así quedar atrapada. Finalmente, Zeus decidió que la joven debería pasar parte del año con su
madre y parte del año con su esposo. Con este mito explicaron los griegos la sucesión de las
estaciones. Mientras estaba con su madre la tierra producía cosechas dado el buen humor que le
producía, pero cuando estaba con Hades, el llanto de Deméter sumía a la tierra en la desolación.
Hades y Perséfone nunca tuvieron descendencia.
PERSEFONE O PROSERPINA
Perséfone es hija de Zeus y Deméter (hija de Cronos
y Rea, hermana de Zeus, y diosa de la fertilidad y el
trigo). Su tío Hades (hermano de Zeus y dios de los
Infiernos), se enamoró de ella y un día la raptó.

La joven se encontraba recogiendo flores en


compañía de sus amigas las ninfas y hermanas de
padre, Atenea y Artemisa, y en el momento en que va
a tomar un lirio, (según otras versiones un narciso), la
tierra se abre y por la grieta Hades la toma y se la
lleva.

De esta manera, Perséfone se convirtió en la diosa


de los Infiernos. Aparentemente, el rapto se realizó
con la cómplice ayuda de Zeus, pero en la ausencia
de Deméter, por lo que ésta inició unos largos y
tristes viajes en busca de su adorada hija, durante los
cuales la tierra se volvió estéril.

Al tiempo, Zeus se arrepintió y ordenó a Hades que


devolviera a Perséfone, pero esto ya no era posible
pues la muchacha había comido un grano de granada,
mientras estuvo en el Infierno, no se sabe si por
voluntad propia o tentada por Hades. El problema era
que un bocado de cualquier producto del Tártaro
implicaba quedar encadenado a él para siempre.

Para suavizar la situación, Zeus dispuso que


Perséfone pasara parte del año en los confines de la
Tierra, junto a Hades, y la otra parte sobre la tierra con su madre, mientras Deméter prometiera
cumplir su función germinadora y volviera al Olimpo.

Perséfone es conocida como Proserpina por los latinos.

La leyenda cuenta que el origen de la Primavera radica precisamente en este rapto, pues cuando
Perséfone es llevada a los Infiernos, las flores se entristecieron y murieron, pero cuando regresa, las
flores renacen por la alegría que les causa el retorno de la joven. Como la presencia de Perséfone
en la tierra se vuelve cíclica, así el nacimiento de las flores también lo hace.

Por otra parte, durante el tiempo en que Perséfone se mantiene alejada de su madre, Deméter y
confinada a el Tártaro, o mundo subterráneo, como la esposa de Hades, la tierra se vuelve estéril y
sobreviene la triste estación del Invierno.
DEMETER O CERES
Deméter era uno de los 12
habitantes del Olimpo junto a Zeus.
Era hija de Cronos y Rea, y
hermana de Zeus, Poseidón, Hades,
Hera y Hestia. Como diosa de la
tierra, la agricultura y los cereales,
era una de las diosas griegas más
importantes, (llamada Ceres para
los romanos). Podría también ser
considerada una de las múltiples
variantes de la diosa madre que se
adoraba desde los primeros pasos
de la humanidad. Existen estatuas
prehistóricas de la Edad de Piedra
fechadas alrededor de 20000 a.C.
en Europa y Oriente Medio como
muestra de adoración de la fertilidad.
Deméter se relaciona también con la
diosa egipcia Isis, la fenicia Astarté y
la mesopotámica Ishtar. Hay varias
diosas con rasgos primitivos en la
mitología griega, además de
Deméter, que son Afrodita y en
menor grado Artemisa y Atenea. La
frigia Cibeles, que más tarde fue
adorada en Roma como la «Gran
Madre», podría pertenecer a esta
lista. Hay aspectos del culto se estas diosas que han perdurado en la adoración de la virgen María.

Perséfone era la única hija de Deméter y fue concebida con Zeus. Sin el conocimiento de Deméter,
Zeus la había prometido en matrimonio a su tío Hades, que no manejó la situación con demasiado
tacto. Mientras la joven Perséfone se encontraba en Sicilia recogiendo flores en el bosque con sus
amigas las hijas de Océano, o el dios de los ríos Acheluos (Aquelos), según algunas fuentes
convertidas en sirenas, el dios de la oscuridad apareció repentinamente en su cuadriga tirada por
caballos negros y se llevó a Perséfone. La muchacha soltó las flores y llamó a su madre temiendo
por su vida, pero nada se pudo hacer. Hades la había raptado y se la había llevado a su reino de los
muertos.

Cuando Deméter se dio cuenta de la desaparición de su hija, empezó a buscarla. Vagó durante
nueve días sin comida ni bebida buscándola. En un momento concreto se encontró con Hécate, que
había oído los gritos de terror de Perséfone y que llevó a Deméter hasta Helios, el dios del sol que
podía ver todo lo que ocurría en la tierra desde su carro. El dios le contó que su hija se encontraba
en el mundo de los muertos (aunque según Ovidio la noticia la dio la ninfa Aretusa).
Perséfone raptada por Hades
Sequía y Hambruna en la Tierra

Deméter quedó tan impresionada que llevó la sequía y la hambruna a todo el mundo y no regresó al
Olimpo, quedándose vagando por el mundo aturdida por la tristeza. Mientras estaba sentada cerca
de un pozo en Eleusis, ya con aspecto de anciana, las hijas del rey Celeo y de la reina Metaneira se
acercaron a coger agua. Se llevaron a Deméter a casa, ya que les había dicho que era una niñera a
quien los ladrones le habían quitado todo. Allí pudo cuidar de Demophon (Demofón), el príncipe
recién nacido. Deméter decidió hacer al niño inmortal rociándolo con ambrosía durante el día y
poniéndole junto al fuego por la noche. Metaneira la sorprendió haciendo esto y así debió revelar su
verdadera identidad. Ordenó a Celeo y a Metaneira que fundasen un santuario en su honor en
Eleusis, lugar que más tarde se convirtió en el punto de representación de los Misterios Eleusinianos.
Deméter permaneció en su nuevo templo durante un año, evitando el contacto con los otros dioses.
Mientras tanto, nada creció sobre la tierra estéril. Zeus se dio cuenta de ello y envió a Iris para que
hablase con Deméter, que sólo quería que le devolviesen a su hija. Aunque Zeus intentó convencerla
de que Hades era el mejor esposo para ella, Deméter no cambió de postura. No se podía hacer nada
para recuperar a Perséfone y el dios mensajero Hermes tuvo que acudir en su rescate. Hubo una
complicación, pese a todo, pues de acuerdo con una antigua profecía del destino cualquier persona
que abandonase el Averno no debería haber comido nada allí. Hades lo sabía y había obligado a
Perséfone a tomar unas semillas de granada, aunque, según Ovidio, Perséfone las tomó a solas
mientras paseaba por los jardines de Hades. Perséfone negó al principio haber tomado nada, pero
Ascaphalus (Ascafalo), hijo de una ninfa, había sido testigo de todo e informó a los dioses.

Perséfone en la Tierra y en el Averno

Finalmente, Zeus decidió que Perséfone debería estar parte del año con su madre y parte del año
con Hades. Cuando estuviera con su madre, el grano crecería y maduraría, y cuando estuviera con
Hades, la tierra permanecería estéril. El principio del periodo de Perséfone sobre la tierra estaba
asociado al otoño y duraba hasta el comienzo del verano, desde la siembra hasta la recolección.
Durante el periodo que pasaba en el Averno, los meses de calor a orillas del Mediterráneo hacían
que la tierra permaneciese estéril. Más tarde, quedó establecido que Perséfone estaba con Hades
durante el invierno, cuando la naturaleza descansa, y con Deméter durante la primavera y el verano,
cuando la naturaleza crece. Así es como este mito explica el paso de las estaciones.
Después de que Deméter hubiese encontrado a su hija de nuevo, ordenó que Eleusis, que
originalmente era de Triptolemus (Triptolemo) -según algunas fuentes era el mismo príncipe
Demofón al que Deméter había criado- que extendiense la agricultura por todo el mundo. La historia
de la diosa simboliza así el cambio en la civilización de una cultura de la caza a una vida agrícola no
nómada.
HECATE

Hécate es una diosa con origen arcaico y muy compleja y


misteriosa puesto que sus atributos fueron cambiando con el
tiempo, siendo asimilada con otras diosas.

Hesíodo la presenta como hija de Asteria y Perses,


descendiente directa de la generación de la los Titanes e
independiente del panteón Olímpico.

Zeus reconoce sus poderes y sus antiguos privilegios.


Extendía su benevolencia a todos los hombres concediendo
los favores que se le piden en todos los ámbitos (prosperidad
material, don de la elocuencia, victoria en las batallas y juegos,
etc.) pues su poder es inmenso.

Con el tiempo, la anterior Hécate se difumina y aparece una


Hécate oscura e inquietante vinculada al mundo de las
sombras. A diferencia de Artemisa, que representaba la luz
lunar y el esplendor de la noche, Hécate representaba su
oscuridad y sus terrores.

Se creía que, en las noches sin luna, ella vagaba por la tierra
con una jauría de perros fantasmales y aulladores que
precedían su aparición. Ella enviaba a los humanos los terrores
nocturnos, apariciones de fantasmas y espectros como
Empusa, que comía carne humana, tenía un pie de bronce,
presentaba toda clase de formas y se aparecía especialmente
a niños y mujeres para asustarlos.

Hécate era la diosa de la hechicería y lo arcano, y la


veneraban especialmente magos y brujas, quienes le ofrecían
en sacrificio corderos y perros negros al final de cada lunación.
A estos se les aparecía con una antorcha en la mano o en
forma de distintos animales: yegua, perra, loba, etc.

Sin embargo los marinos la consideraban su numen titular y le pedían que les asegurase buenas
travesías.

Los romanos la identificaron con Trivia cuya efigie presidía las encrucijadas de los caminos, lugares
vinculados con la magia. Se creía que Hécate y su jauría de perros aparecían en esos espacios
apartados, que eran para los viajeros lugares demoníacos y espectrales. Allí se levantaban estatuas
en forma de una mujer de triple cuerpo o bien tricéfala. Eran muy abundantes, antiguamente, en los
campos, y a su pie se depositaban ofrendas.
HESTIA O VESTA
En la mitología griega, Hestia (en griego antiguo Ἑζηία
Hestía) es la diosa de la cocina, la arquitectura, el hogar, o,
más apropiadamente, del fuego que da calor y vida a los
hogares. Es una diosa pacífica. Su culto se asemejaba a la
escita Tabiti, y su equivalente romana sería la diosa Vesta,
aunque el culto romano a ésta difería bastante del de los
griegos.

Era la hija primogénita de los titanes Crono y Rea, y la


primera en ser devorada por su padre al nacer; por lo que
fue la última expulsada del cuerpo de su padre cuando
Zeus le entregó el vomitivo. Tras la guerra contra los
Titanes, Hestia fue cortejada por Poseidón y por Apolo,
pero juró sobre la cabeza de Zeus que permanecería
siempre virgen, evitando así la primera disputa entre dioses
olímpicos. El rey de los dioses le correspondió cediéndole
la primera víctima de todos los sacrificios públicos y los
lugares preeminentes de todas las casas.

Hestia era la primera a quien se le hacían las ofrendas en


los banquetes, incluso antes que a Zeus. Se le solían
sacrificar terneras de menos de un año, aludiendo a su
virginidad.

Como diosa del hogar y la familia, Hestia apenas salía del


Olimpo excepto para atender el oráculo de Delfos, y nunca
se inmiscuía en las disputas de los dioses y los hombres,
por lo que paradójicamente pocas veces aparece en los
relatos mitológicos a pesar de ser una de las principales
diosas de la religión griega y, posteriormente, romana.

Cuando Dioniso es admitido en el Olimpo, Hestia cede su


puesto en el consejo de los doce dioses, mostrando otra
vez su carácter pacífico. Dioniso fortaleció su categoría de dios olímpico y ella se dedicó por
completo al cuidado del fuego sagrado del Olimpo.

Hestia inventó el arte de construir, por lo que con ella finalizaban siempre las oraciones a los dioses.
De ella dependía la felicidad conyugal y la armonía de la familia. Extendió su protección sobre los
altares, los palacios de los gobernantes y, por analogía, sobre los estados entendidos como el hogar
de cada pueblo. De ella, por tanto, dependía la armonía y la felicidad de los habitantes de una ciudad.
Con el paso del tiempo incluso se amplió su protección a todo el universo, asumiendo que un fuego
sagrado místico daba vida a toda la naturaleza. En este sentido, en un estadio de la religión más
evolucionado, se confundía su culto con el de diosas como Cibeles, Gea, Deméter o Artemisa.
.
ARES O MARTE
En la mitología griega, Ares (en griego
antiguo Ἄρης, en griego moderno, Ἄρη)
es el dios olímpico de la guerra. Es hijo de
Zeus y Hera. Por los himnos homéricos
hallados, es posible determinar que
también tenía muchos otros atributos y
epítetos: personificaba la valentía, la
fuerza incansable, rey de la virilidad
masculina, protector del olimpo y de los
ejércitos, líder de los rebeldes, de los
hombres justos, y ayudante de los débiles.
En la guerra representa la brutalidad, la
violencia, y horrores de las batallas. Como
dios de la virilidad masculina, a lo largo de
la mitología se han contabilizado una
treintena de amantes mujeres, con una
descendencia de alrededor de 60 hijos
(entre ellos Eros, Harmonía, Fobos,
Deimos, Amazonas), siendo Afrodita,
diosa del amor y la belleza, su amante
preferida, su sanadora y aliada de guerra.
Su equivalente romano es Marte.

A pesar de ser identificado como dios de


la guerra, no siempre sale victorioso en
los combates. De hecho, resulta varias
veces herido, como contra el semidios
Heracles, y sobre todo en sus
enfrentamientos con su hermana Atenea,
divinidad también guerrera, patrona de la
estrategia y la sabiduría. Su lugar de
nacimiento y auténtico hogar estaba
situado en la región de los bárbaros y
tracios, al norte de la Hélade, y allí huyó
cuando fue descubierto acostándose con
Afrodita, quien engañó reiteradas veces a su esposo Hefesto con él. Precisamente, es también el
dios del derramamiento de sangre, aunque esto no implica que siempre ocurra en la batalla y la
guerra, puede estar atribuído a lo sexual.

En la guerra de Troya en un primer momento peleó para a un bando y luego para el otro, para
recompensar el coraje de ambas partes. Su mano destructiva se veía incluso tras los estragos
provocados por plagas y epidemias. Esta faceta salvaje y sanguinaria de Ares lo hacía ser detestado
por otros dioses, incluidos sus propios padres.
«Ares» fue también un adjetivo y epíteto en la época clásica para referirse a otros dioses cuando
presentaban una modalidad guerrera, violenta o viril: eran comunes los títulos Zeus Areios, Atenea
Areia e incluso Afrodita Areia, también aplicable a Apolo, siendo en la Ilíada incluso mas despiadado
y cruel que el propio Ares.

Culto

Ares alzando a Afrodita


El culto a Ares era muy extenso, se puede precisar que abarcaba desde la región de Aria (Asia
central), hasta Europa occidental.

De cierta importancia en la poesía, Ares fue objeto de culto en la antigua Grecia especialmente por
los soldados y ejércitos que marchaban a la guerra, espcialmente en Esparta y Macedonia, de donde
proviene uno de sus cultores más destacados, Alejandro Magno. Por escritos de Calístenes y
Plutarco es posible precisar los rituales que Alejandro Magno le rendía en vísperas de las batallas,
generalmente consistían en un complejo conjunto de rituales, donde se relacionaban las libaciones,
con lo órfico y los sacrificios animales.

La adoración de Ares en los países al norte de Grecia indica que su culto se introdujo en ellos desde
Tracia, junto con Escitia, otro de sus su principales centros de culto. En Escitia era adorado con la
forma de una espada, con la que se sacrificaban caballos, ganado, y en algunas ocasiones esclavos,
esto último era para los griegos muy propio de los bárbaros.

Ares aparece en el mito fundacional de Tebas, apareciendo en otros mitos más, también como
fundador de las Amazonas, donde tenía un altar que las amazonas dedicaron al dios en una isla del
mar Negro, donde guardaban las plumas de una de sus aves sagradas (Ornithes Areioi).

Por Pausanias se sabe que en Esparta había una estatua del dios encadenado, para mostrar que el
espíritu combativo y la victoria nunca abandonaría a los habitantes de la ciudad. En esta ciudad se le
sacrificaban cachorros de perros negros.

En el mito de los Argonautas se creía que en la Cólquide, el vellocino de oro estaba colgado de un
roble en una arboleda consagrada a Ares, Desde allí se creía que los Dioscuros trajeron a Laconia la
antigua estatua de Ares que se conservaba en el templo de Ares Thareitas, en el camino de Esparta
a Terapnas.

La isla cercana a la costa de la Cólquide en la que se creía que moraban los pájaros del Estínfalo, y
que se llamaba isla de Ares, Aretias, Aria o Chalceritis, estaba también a él consagrada.

El templo de Ares que vio Pausanias en el siglo II en el Ágora de Atenas (centro administrativo,
religioso y cultural), había sido trasladado y rededicado allí durante la época de Augusto: en esencia
era un templo de Marte, su equivalente romano. Sin embargo, Pausanias señala que allí había una
estatua de Ares que era obra de Alcámenes. El Areópago, la „colina de Ares‟ donde predicó Pablo,
está situado a cierta distancia de la Acrópolis, y desde tiempos arcaicos se celebraban juicios allí.
EFESTOS O VULCANO
Hefesto, el dios impedido y deformado de la artesanía, la herrería y el fuego según los griegos, era
hijo de Zeus y Hera. Según el poeta Hesiodo,
Hefesto era hijo de Hera únicamente, al igual
que Atenea era hija de Zeus nada más. Hefesto
era uno de los 12 dioses del Olimpo que
convivían con Zeus. Era un trabajador muy
diestro y sus hermosas creaciones para los otros
dioses y para los más privilegiados mortales
eran famosas. Su culto era especialmente
intenso en la isla de Lemnos, donde se supone
que tuvo su forja. Los romanos creyeron que
ésta se encontraba en el corazón del monte Etna,
en Sicilia.

Hefesto trabajó sobre un yunque con la ayuda de


los cíclopes. Su conexión con Lemnos se
entiende debido a que Zeus le expulsó del
Olimpo durante una pelea do-méstica con Hera,
en la que él había defendido a su madre.
Después de un largo viaje por el aire llegó a esa
isla.

No era la primera vez que había sido expulsado


del Olimpo, ya que antes Hera había hecho lo
mismo, avergonzada de la deformidad de su hijo.
Hefesto llegó entonces al Océano y allí le
salvaron las diosas Tetis y Eurinome. A su
cuidado, el joven se empezó a interesar por la artesanía y a hacer todo tipo de joyas. Hefesto se
vengó de su madre tiempo después haciéndole un trono de oro con cadenas invisibles. Hasta que
Dioniso lo emborrachó, Hefesto no quiso liberar a su madre. Tras la reconciliación, el herrero recibió
como esposa a Afrodita, que con el tiempo sería castigada como lo había sido Hera, ya que Hefesto
descubrió que le engañaba con Ares, dios de la guerra. Hizo una red invisible que situó sobre su
lecho y allí fueron descubiertos los dos adúlteros, momento que Hefesto aprovechó para invitar a
todos los dioses a ver el espectáculo (ver Afrodita). En esta ocasión, tanto el marido como los
amantes se convirtieron en motivo de mofa. Hefesto hacía reír a menudo a los otros dioses. Homero
describe cómo el dios impedido hizo en cierta ocasión de escanciador: «Una irrefrenable risa se
extendió entre todos los dioses cuando vieron a Hefesto sin aliento renqueando por toda la sala» (la
Ilíada, Libro I). Por otro lado, en este mismo libro el poeta le describe como un magnífico y habilidoso
trabajador que realiza obras en los palacios de los dioses del Olimpo y en su propio hogar. A petición
de Tetis hizo una armadura fabulosa para su hijo Aquiles, la cual llegó a manos de Héctor duran-te la
Guerra de Troya. La descripción de la armadura que hace Homero difícilmente iguala a la belleza del
escudo que Hefesto forjó para el gran héroe griego.
AFRODITA O VENUS

Afrodita, la diosa griega del amor y de la belleza, estaba entre los 12 dioses más importantes, los
que vivían en el Olimpo con Zeus, la deidad suprema. Venus es su equivalente en la mitología
romana.

Afrodita llevaba el amor y la belleza a todo el mundo, especialmente el amor erótico, ya que no
estimulaba precisamente la fidelidad conyugal. De esta manera se oponía y a menudo se burlaba de
Hera (Juno), que era la responsable del vínculo matrimonial.

Rasgos de Afrodita
Se describe a Afrodita como una joven de rasgos perfectos muy seductores y con una dulce sonrisa
irresistible. A su lado estaban siempre las Tres Gracias y su hijo Eros (Cupido), el pequeño dios
alado del amor que llevaba siempre consigo un arco y flechas. En retratos más tardíos, Afrodita
aparece a veces acompañada por varios dioses del amor de corta edad.

Culto a Afrodita
El culto a Afrodita empezó en Oriente Medio, donde diosas similares como Astarté (Ashtoreth), diosa
fenicia de la fertilidad cuyo equivalente mesopotámico es la diosa Ishtar, eran adoradas desde
tiempos muy remotos. El culto llegó a Grecia a través de las islas de Citera y Chipre. De acuerdo a la
leyenda, Afrodita nació en una de esas islas. El titán Cronos había cortado los genitales de su padre,
Urano, dios de los cielos y primer regidor del universo, y los había arrojado al mar. La espuma que
se formó en el agua fue el origen de Afrodita, pues afros en griego significa «espuma». Después
caminó hasta la orilla de Citera o de Chipre, donde llegó ya como una mujer joven. Uno de los
apodos de la diosa es el de «la Chipriota» o «la Citeriana», aunque otras veces se la denomina «la
de superficie».
Afrodita según Homero
De acuerdo con la versión de Homero, Afrodita era hija de Zeus y de la diosa terrenal Dione, que era
adorada en Dodona, en Etolia. El marido de Afrodita en el Olimpo era, entre todos, Hefesto (Vulcano),
el dios artesano deformado e impedido. La frívola Afrodita, al igual que su padre, era infiel a su
marido. Homero describe cómo la diosa le era infiel con el atractivo dios de la guerra, Ares. Pero
Helios, el dios del sol, les había visto en un momento de intimidad y había informado a Hefesto que,
furioso, forjó una red tan fina como una telaraña y la fijó a su lecho. Después anunció que salía de
viaje, lo que llevó a Ares a su hogar casi de inmediato. Pero tan pronto como los dos amantes se
encontraban en la cama, la red cayó sobre ambos y quedaron atrapados sin poder moverse. El
agraviado Hefesto regresó e invitó al resto de los dioses a observar la escena, consiguiendo
provocar la hilaridad general ante la desgraciada imagen de los dos amantes enredados. Sin
embargo, el mensajero de los dioses, Hermes, afirmó así: «¡Incluso si hubiese tres veces más
cuerdas que aquí atándome y todos los dioses y diosas estuviesen observando, no me importaría
dormir con la encantadora Afrodita!» (la Odisea). Finalmente, el dios del mar, Poseidón, se aseguró
de que Hefesto y Afrodita se reconciliasen.

Ares tuvo varios hijos con Afrodita: Deimos y Fobos («pavor» y «miedo»), Armonía (esposa de
Cadmo) y Eros, pese a que también se decía que éste se había concebido a sí mismo en una fecha
más temprana.

Tal y como indican las palabras de Hermes citadas más arriba, Ares no era el único que deseaba a
Afrodita. Quizá fue el propio Hermes o Dioniso (Baco), dios del vino y de la vegetación, el que hizo
que quedase encinta del dios de la fertilidad, Príapo, que siempre aparece representado con un
enorme falo. Hermafrodita, una ninfa que era hombre y mujer a la vez, nació de la relación entre
Hermes y Afrodita.

Sólo hubo un mortal que pudiese hacer el amor con Afrodita. Su nombre fue Anquises y era el padre
de Eneas, el héroe troyano que empezó la fundación de la futura Roma. Afrodita quedó cautivada
por la belleza del joven Adonis, pero su escarceo acabó de manera trágica cuando un jabalí le mató
durante una cacería.

No era difícil que Afrodita se enamorase, pero también hacía caer en la pasión a otros, bien fuesen
dioses o mortales. Los únicos seres capaces de resistir sus hechizos eran las virtuosas y virginales
diosas Atenea, Artemisa y Hestia. Según la narración de Homero, Afrodita tenía un «cinturón del
amor adornado con una piel» que a veces prestaba a Hera para que Zeus perdiese la cabeza por
ella.
PALAS - ATENEA O MINERVA
Atenea (Minerva para los romanos).
Atenea o Palas Atenea formó parte de
los habitantes del Olimpo junto al dios
supremo Zeus. Era una de las diosas
griegas más importantes y presentaba un
gran número de rasgos característicos.
Era la diosa de la guerra, de la sabiduría
y de la ciencia, además de patrona de
diversas actividades.

Atenea también tenía una afinidad


especial con las ciudades, sobre todo
con Atenas, donde era adorada en
muchos templos como la deidad tutelar
principal.

La sabiduría y la versatilidad de la
virginal Atenea eran una consecuencia
directa de su extraordinario nacimiento.
En cierta ocasión Zeus había concebido
un hijo con oceánide Metis («sabiduría»
o la diosa de la tierra, Gaya, y el dios de
los cielos, Urano, había dicho que el dios
que naciese del embarazo de Metis sería
muy superior a él). El dios supremo
montó en cólera y devoró al atemorizado
Urano, lo que le provocó tiempo después
que tuviese un intenso dolor de cabeza. Hefesto, el artesano de todos los dioses, tuvo que utilizar
sus herramientas para abrir la cabeza de su padre, de donde salió Atenea completamente vestida y
ya adulta. De este modo, podría decirse que era la favorita de su padre y que en cierto sentido se
parecía a él.

El valor era el rasgo más característico de Atenea. Su figura alta y delgada siempre estaba
acompañada por el casco y la lanza. Llevaba el aegis o piel de cordero que le entregó su padre para
cubrir sus hombros. Estaba decorado con borlas y la cabeza de Medusa, la Gorgona con su rostro
terrorífico, cuya mirada podía convertir a cualquiera en piedra. Un búho que simbolizaba su sabiduría
solía acompañarla a todos los sitios. Homero la comparaba a veces con esta ave, lo que apoya la
teoría de que se la adorase a través de un búho o una lechuza. De hecho, esta figura aparece en
gran cantidad de monedas acuñadas en Atenas.

Culto en Atenas
El vínculo de la diosa con esta ciudad quedó establecido tras la competición con Poseidón por la
provincia de Ática, en la que se encontraba Atenas. El dios del mar utilizó su tridente para crear un
pozo que manase desde la Acrópolis, pero Atenea plantó un olivo para impedirlo. Los dioses y
diosas que mediaron en el conflicto creyeron que este último era un regalo mejor. De este modo los
habitantes eligieron a Atenea para que fuese su patrona y le pusieron a la ciudad su mismo nombre.
Los templos más importantes en la Acrópolis son el Erechtheum (Erecteo) y el Parthenon (Partenón),
que literalmente significa «la casa de las vírgenes» debido a la condición virginal de la diosa, y están
dedicados a ella. El Partenón contiene una impresionante estatua de casi 12 m de alto de la diosa,
obra del escultor Fidias. Sus túnicas eran de oro puro. El olivo sagrado ofrecido a la ciudad ocupa un
lugar de honor en el complejo. El árbol empezó a crecer milagrosamente después de la destrucción
de la Acrópolis a manos de los persas en el año 480 a.C. Incluso hoy día permanece uno de los
olivos a la entrada del templo.

Según otra historia de los primeros años de la ciudad, Hefesto quería hacer el amor con Atenea
como recompensa por haberla ayudado a venir al mundo, pero la diosa escapó de su abrazo y
Hefesto eyaculó sobre el suelo, surgiendo de ahí Erichthonius (Erictonio), que Atenea confió a las
hijas de Cecrops, uno de los primeros reyes de Atenas. Pero esto tuvo consecuencias terribles
cuando, tiempo después, Erictonio se convirtió en rey de la ciudad.

Influencia de Atenea en el Hombre


Al contrario que Artemisa, Atenea no era tímida ni escrupulosa, y no quería vivir sola en los bosques
y las montañas alejada de todo el mundo. De hecho, intervenía a menudo en la vida de los seres
humanos, existiendo innumerables mitos e historias sobre este aspecto. Pocos dioses se
involucraron tanto en la Guerra de Troya, en la que ayudó de manera infatigable a los griegos.
Primero les animó a entrar en conflicto con los troyanos y luego les protegió, les rescató e incluso
luchó a su lado. Su hermano por parte de padre, Ares, el dios de la guerra que apoyaba a los
troyanos, no podía hacerle frente, lo cual no resultaba sorprendente, ya que Ares era el dios de la
guerra sin planificar mientras Atenea era la diosa del arte de la guerra. No obstante, su apoyo a los
griegos no fue ilimitado e incondicional, ya que cuando el joven Ayax violó en su altar a Casandra,
hija del rey troyano, tras finalizar la contienda, les retiró su apoyo por haber derribado su estatua.
Fue un final trágico para el joven y sólo Odiseo permaneció en el corazón de la diosa al ser un héroe
que usaba su inteligencia en lugar de su fuerza.

También Heracles recibió la ayuda de Atenea con sus doce trabajos. Otros héroes como Jasón,
Bellerophon (Belerofonte) y Perseo se vieron favorecidos por sus medidas. Perseo acabó con la
Gorgona Medusa gracias a su ayuda. Medusa había insultado a Atenea, que la convirtió en una
criatura horrorosa y despreciable, tan repugnante que el que la miraba se convertía en piedra.
Perseo le cortó la cabeza y se la ofreció a su guardiana, que desde entonces la llevó en su aegis y la
representó en su escudo.

Orestes era hijo de Agamenón y de Clitemnestra, a la que había matado para vengar la muerte de su
padre, de la que era culpable. Por este motivo fue perseguido por las Erinyans (Erinias) y, con la
ayuda de Atenea, consiguió refugiarse en Atenas. La diosa se aseguró de que fuese enjuiciado en el
Areopagus y emitió su voto a favor de él. De esta manera preservaba la tradición ateniense de
administrar justicia a través de un jurado. Otra tradición de la ciudad era garantizar asilo político y
para refugiados. En la mitología, el mismo rey Edipo se benefició de esta medida.
DIONIOSIO O BACO
Dioniso (Baco para los romanos), hijo de Zeus y
Semele, es el famoso dios del vino, sobre todo si lo
tomamos en la forma de Baco, aunque su
significación en la cultura griega es mayor. Como
dios de la vegetación y del éxtasis, Dioniso fue uno
de los dioses más importantes del panteón durante
el periodo Helenístico (325-30 a.C.).
Dioniso era originalmente adorado en Tracia y en
Frigia, donde cumpliría la misma función que
Deméter. Hasta más tarde no empezó a
introducirse su figura en la mitología griega. En la
obra de Homero, que vivió sobre el 800 a.C.,
todavía se le trata como un dios menor, aunque
posteriormente su culto es de los más exaltados.
Sus principales discípulas, las Ménades («locas») o
Bacantes, eran famosas por el fervor de su
devoción. Con giros frenéticos alcanzaban el
éxtasis vestidas con pieles de ciervo, mientras
vagaban con antorchas y cayados llamados thyrus
que estaban rematados con madera de pino y
envueltos en hiedras y viñas. Incluso a veces
devoraban animales vivos.

Nacimiento y Primeros Años de Dioniso


Dioniso fue concebido por Zeus y Semeje, hija de
Cadmo, fundador de Tebas. Zeus le hizo el amor
en forma humana, pero después de sufrir el engaño
de la celosa Hera, la joven quiso ver al dios en su
forma verdadera. Zeus sabía las terribles
consecuencias que acceder a su deseo podía
conllevar, pero no se negó a ello.
Cuando Semele vio a Zeus en todo su esplendor
quedó abrasada, pudiendo el dios salvar a Dioniso
del vientre de su madre justo a tiempo. Hizo una
hendidura en su pierna e insertó al pequeño dios en
ella. De esta manera nació Dioniso poco tiempo
después. Ino, hermana de Semele, se apiadó de él
y lo cuidó un tiempo.

Dioniso fue criado por las ninfas y por Sileno, un anciano robusto que montaba en un burro o tenía
que apoyarse en los sátiros muy a menudo, dado su estado de embriaguez. Pese a estar borracho
con mucha frecuencia, Sileno era un hombre sabio con el don de profetizar el futuro. El anciano fue
parte del séquito del dios cuando ya era adulto. El resto lo formaban las ninfas, los sátiros y las
Ménades.
Los sátiros siempre han sido representados con pezuñas y cuernos, e incluso Dioniso tuvo aspecto
de animal durante un tiempo. Cuando Hera le impuso condiciones de vida complicadas, Zeus -quizá
Hermes- le transformó en una cabra y le puso a salvo con las ninfas en el monte Nysa. Según otras
versiones, fue en esta montaña donde Dioniso descubrió el secreto del vino y de la viticultura que
luego extendió por todo el mundo.

Hay otras versiones sobre el nacimiento y los primeros años de Dioniso, que aseguran que el
muchacho era hijo de Deméter o de Perséfone, lo cual indicaría su papel en ciertos misterios y ritos
religiosos para iniciados. En este caso, Zeus debería haber tomado la forma de una serpiente.
Después de la muerte de Dioniso a manos de los titanes según las órdenes de Hera, Zeus le dio su
corazón a Semele para que se lo comiese, tras lo cual nació de nuevo y empezó la historia de Zeus y
la joven. Uno de los epítetos que se le dedica al dios es el de «dos veces nacido», lo que se
explicaría también por haber sido concebido en el vientre de Semele y haber nacido de la pierna de
Zeus.

Como recién llegado entre los dioses, Dioniso no fue muy bien recibido. Hera le odiaba, pero otros
dudaban de su divinidad. Licurgo, rey de los Edones, intentó matarle, pero Tetis, la diosa del mar se
apiadó de él y dejó ciego a Licurgo.

Inicio de la Leyenda de Dioniso


Penteo, rey de Tebas, lugar donde nació Dioniso, no le reconocía como divinidad. Dioniso llegó
entonces a la ciudad disfrazado de joven apuesto acompañado de las Ménades y Penteo le mandó a
prisión. Pero las cadenas que le sujetaban se cayeron y las puertas de la cárcel se abrieron para el
dios, que le dijo a Penteo que las Ménades y las tebanas representarían orgías espectaculares en el
monte Cithaeron (Citerión) bajo su encantamiento, lo que despertó la curiosidad de Penteo. Para
poder ser testigo de tales excesos debería disfrazarse de mujer y esconderse en lo alto de un árbol,
donde fue descubierto por las Ménades que, en pleno éxtasis, creyeron ver un león y, siguiendo a
Agave, su madre y una de las Ménades más fanáticas le bajaron del árbol y le destrozaron. Agave
volvió en sí después y enterró a su hijo, tras lo cual se exilió junto a sus padres, Cadmo y Armonía.

Esta historia encierra parte del miedo y de la aversión que muchos aristócratas griegos adoradores
de los viejos dioses del Olimpo sentían por el nuevo dios y sus discípulas enloquecidas. En diversas
ciudades se narraban historias de gente que, debido a su fanática adoración de Dioniso, se había
vuelto loca y sufría ataques peligrosos. Es exactamente lo que les sucedió a las hijas del rey Midas.

Dioniso le dio a la humanidad el vino, regalo que provocó diversas reacciones. Según el mito
ateniense, había instruido en la viticultura a ícaro y a su hija Erígone. Pero cuando sus vecinos se
emborracharon temieron que se les estuviese envenenando y mataron a ícaro. Erígone se suicidó al
ver lo que le había ocurrido a su padre y, como resultado, Dioniso castigó con la locura a los
atenienses, provocando que muchas mujeres se ahorcasen como había hecho Erígone. Cuando los
atenienses fueron conscientes de la injusticia cometida, decidieron celebrar un festival en honor de
las dos víctimas colgando retratos en los árboles.

En Aetolia (Etolia), Dioniso fue muy bien recibido. El rey Eneo, cuyo nombre se parece a la palabra
oinos, que significa «vino» en griego, le ofreció a su esposa Altea. De su unión nació Deianeira,
futura madre de Hércules. Dioniso, agradecido, le regaló al rey el don de la viticultura.
Dioniso se casó con Ariadna, hija del rey cretense Minos, que había ayudado antes a Teseo a
acabar con el Minotauro. Según algunas versiones, Ariadna había quedado abandonada en la isla de
Naxos al marcharse Teseo, con el que había huido de Creta, y Dioniso se apiadó de ella. Otras
versiones cuentan que Dioniso la reclamó como esposa y Teseo tuvo que hacer el camino de
regreso a Atenas en solitario.

Culto a Dioniso o Baco


El culto a Dioniso se extendió gradualmente por toda Grecia y más allá, pues sus túnicas frigias y su
carácter exuberante recordaban a todo lo foráneo. Durante los meses de invierno en Atenas se
celebraban diversos festivales por Dioniso, siendo los más famosos el Major Dionysia y el nor
Dionysia. La Anthesteria, celebración de febrero, era un festival floral en el que se consumía el vino
nuevo y se traía a Dioniso en un barco -carrus navalis para los romanos. Este es el origen de la
fiesta de carnaval que precede a la Cuaresma en el cristianismo y que retiene elementos de la locura
de las Ménades.

Durante los festivales dionisíacos de marzo había comedias, tragedias y juegos de sátiros en el
teatro de Dioniso situado al pie de la Acrópolis. La tragedia -del término griego tragoidia que significa
«canción de cabra»- se desarrolló a partir de canciones y bailes que representaban los granjeros
disfrazados de cabras. Así, el culto a Dioniso dio origen a un género literario que se lee y se
representa no sólo en su formato original, sino que se ha ido modernizando hasta llegar a ser lo que
es hoy día con las tragedias de los autores contemporáneos.

Con todo el énfasis de la embriaguez y el éxtasis, Dioniso representaba un aspecto peculiar de la


civilización griega que contrastaba con la personificación sensible, intelectual, artística y controlada
del dios Apolo. Dioniso también era adorado en Delfos, centro del culto a Apolo. En invierno, cuando
éste salía para morar con una tribu que vivía en el Norte helado, se celebraban las festividades
dionisíacas. En primavera, con el regreso de Apolo, Dioniso moría para renacer al año siguiente. El
Orfismo, en el que se asocia a Orfeo con Dioniso, fue el comienzo de la adoración de este último,
que se desarrolló en el refinamiento teológico del culto que emergió en Grecia alrededor del siglo VI
a.C. Al principio los sacerdotes de Dioniso persiguieron a los practicantes de este culto, pero
finalmente el Orfismo se mezcló con el culto dionisíaco.

Baco, el dios romano del vino, era representado sobre los sarcófagos durante el Imperio Romano
como figura salvadora que surge entre los muertos y promete la vida eterna. Cuando el cristianismo
sustituyó a los viejos dioses, la figura del dios del vino se vio reemplazada por otro personaje
victorioso frente a la muerte que era Jesucristo. Muchos otros ritos «satánicos» posteriores, en los
que los participantes llegan a un estado de éxtasis a través del alcohol y las drogas, mantienen
semejanzas con los ritos dionisíacos y bacanales en los que el dios se aparecía a sus discípulos en
forma de cabra.
HERMES O MERCURIO
Hermes era hijo de Zeus y de la ninfa Maya, hija de
Atlas, uno de los 12 dioses del Olimpo. Tenía múltiples
funciones, pues era mensajero de su padre, guía de las
almas de los muertos en el Averno, símbolo de la
prosperidad entre los humanos y protector de los
viajeros, los mercaderes y los ladrones. Era ingenioso,
diestro y astuto, como un joven sin problemas a la hora
de gastar bromas o mentir sin que le descubriesen. Su
aspecto era el de un joven atractivo con un sobrero
alado y unas sandalias también aladas que le daban
una extraordinaria movilidad. En su mano llevaba una
vara que le servía para hacer magia o para hipnotizar a
la gente.
Hermes llegó al mundo en Arcadia, donde Zeus visitó a
su madre en la cueva del monte Cilene.
Inmediatamente después de su nacimiento, el joven
precoz inventó un instrumento musical, la lira, tensando
cuerdas sobre el caparazón de una tortuga. Esa misma
noche, en Macedonia, robó 15 de las vacas de Apolo y
las llevó al Peloponeso borrando sus huellas. Sacrificó
dos de ellas a los dioses y luego regresó a la cueva a
descansar en su cuna.

Apolo le buscó y le encontró gracias a Bato, el pastor


locuaz que traicionó a Hermes y fue convertido en
basalto por los dioses. El pequeño Hermes afirmó no
haber robado nada, pero jdespués de acudir a Zeus se
llegó al acuerdo de hacer un intercambio. Hermes se
podría quedar con el ganado si le regalaba la lira a
Apolo. En adelante los dioses serían amigos y Hermes
hizo de protector de pastores, rebaños y manadas.
Como patrón de los viajeros, Hermes viajaba también a
menudo, pues era responsable del correo. En la antigua
Grecia, el hermaiherm, pilar fálico de piedra rematado
con la cabeza de Hermes servía como punto de entrega
del correo en las carreteras y en las calles. Venían de
las pilas de piedras que los viajeros depositaban una a una en puntos concretos del camino. Tiempo
después en las ciudades, los hermaiherm fueron también ubicados frente a las puertas de las casas
y de los gimnasios, ya que éste era un dios especial para los atletas.

Hermes tuvo todo tipo de romances. El más importante de sus descendientes fue el dios Pan, nacido
de su relación con una ninfa. De su romance con Afrodita nació el bello Hermafrodito, que después
adquirió también rasgos femeninos debido a una ninfa, y Príapo, poseedor de un gigantesco falo.
Según otras versiones, Príapo sería hijo de Dioniso. El pastor Dafnis fue otro de sus hijos. Las
mortales le adoraban, entre ellas Herse, hija del rey ateniense Cecrops. Su hermana Aglauro,
terriblemente celosa, sólo permitió que el dios se acostase con su hermana a cambio de dinero.
Como castigo, Hermes la convirtió en una estatua de basalto. Otro de los amores del dios fue la
habilidosa Apenosien, que al principio era demasiado rápida para él pero que al final fue superada
después de haber escapado una vez.

Como mensajero y hombre diestro, Hermes hizo trabajos para los dioses y otros importantes seres
inmortales. Apoyó a su padre en sus aventuras fuera del matrimonio, ya fuese para eliminar al
monstruo de 100 ojos Argo, guardián de Ío o para llevar a los toros a la playa donde quería seducir a
Europa. El rey troyano Príamo viajó con Hermes hasta la tienda de Aquiles, donde le rogó al héroe
que le entregase el cuerpo de su hijo Héctor. Odiseo, no menos astuto que Hermes, recibió del dios
unas hierbas que le hacían inmune a las tretas de Circe.

Hermes hizo también una gran labor como guía de las almas en su tránsito hacia el otro mundo.
Todos llegaban de la mano de Hermes Psicopompos (guía de las almas) hasta la laguna Estigia,
donde debían pagar un óbolo para subir en la barca que llevaba Caronte hasta el reino de Hades.
Mercurio, el dios romano que se igualaba con Hermes, fue originalmente el dios del comercio y por
ello se le representaba con un monedero en sus manos.
TEMIS
En la mitología griega, “Themis” (se traduce como ley de la naturaleza) da nombre a la Diosa de la
justicia. Los jueces griegos eran conocidos como “themistopoloi” o servidores de la diosa Themis.
Temis, la del “buen consejo”, era la encarnación del orden divino, las leyes y las costumbres. Cuando
se le hace caso omiso, Némesis trae el justo y colérico castigo.

Nemesis es la diosa de la justicia retributiva, la venganza y la fortuna. Castigaba a los que no


obedecían, a aquellas personas que tenían derecho a mandarlas y, sobre todo, a los hijos
desobedientes a sus padres. Temis no era colérica: ella, “la de preciosas mejillas”, fue la primera en
ofrecer a Hera una copa cuando volvió al Olimpo afligida por las amenazas de Zeus. Temis presidía
la correcta relación entre hombre y mujer, la base de la familia legítima y ordenada, y la familia era el
pilar del dimos. Esta es la representación de la Diosa:

La escultura, llamada “Las balanzas de la justicia” es una obra de Nicolas Mayer, escultor francés del
XIX.

Se trata de una representación


simbólica de la justicia:

– La balanza simboliza la
consideración objetiva de los
argumentos de las partes
enfrentadas.
– La venda en los ojos es símbolo
de la imparcialidad al resolver.
– La espada indica su capacidad de
coerción para imponer las
decisiones que adopta.

Existe un cachondeillo generalizado


con el tema de que la Diosa de la
Justicia lleve los ojos tapados y que
los jueces terminen diciendo
FALLO que debo condenaro …..

Lo cierto es que mientras la verdad


no salga a la luz en los juicios, no
se conocerá nunca realmente que
hay detrás de muchas historias,
como la que llevo a un hombre a
ser identificado y condenado en
varias ocasiones por atracos que
cometía una persona que se le
parecía.
Lo justo es que la justicia sea igual de injusta para todos pero es muy duro para una víctima no poder
traspasar el muro de la presuncion de veracidad y se hable de justicia al no poderse condenar al reo.
Estas sentencias son legales pero con una carga de injusticia tremenda ya que si la acusación es
cierta, el acusado no estaría respondiendo por los hechos que ha cometido.

En vez de ayudar a hacer justicia, cuando impedimos que una grabación telefónica, una grabación
videográfica o cualquier otra prueba que nos rechacen sea desestimada por atentar contra cualquier
derecho del acusado, estamos poniendo a los acusados por delante de las víctimas.

Yo pienso que todas la pruebas deben admitirse y valorarse, independientemente de que para su
obtención se haya violado la ley y quien la obtuvo ilegalmente pueda ser enjuiciado o condenado por
ello, o que se aplique una eximente para estos casos.

En todo caso, a quien quiero recordar hoy es al “Padre Coraje” en relación a un asesinato cometido
en una gasolinera de Jerez de la Frontera y los esfuerzos de la familia de la víctima para que se
hiciera justicia.

Las grabaciones que este hombre usó fueron desestimadas como medio válido probatorio y la
persona acusada fue absuelta por falta de unas pruebas que si existian y que no se valoraron.

Con la ley en la mano, la sentencia es legal porque aplica la ley que existe, pero es muy difícil
explicar fuera del circulo del mundo del derecho que una sentencia asi pueda llamarse justa.

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