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Breve síntesis histórica de la evolución de las Relaciones Internacionales

Mejor Ensayo del Seminario Especializado en Cooperacion Internacional y


Relaciones Internacionales

Autor: Jesus Navarro Zerpa

Las Relaciones Internacionales como practica surge con la aparición del estado-nación en
Europa post medieval, estos Estados son producto de un largo proceso que devino en el
viejo mundo después de la caída del imperio romano en manos de los pueblos bárbaros,
trayendo como consecuencia la atomización de los antiguos dominios imperiales dando
paso a lo que algunos historiadores han llamado “fraccionamiento feudal de la edad
media”.

Bajos niveles productivos, la desaparición entre la propiedad privada y la pública,


ausencia de instituciones organizadas, el estancamiento intelectual, científico y espiritual,
serán las características principales de la alta edad media, periodo que se extiende desde
el siglo IV hasta el año 1000 de nuestra era. Por lo tanto tal cosa como un gobierno capaz
de controlar un territorio determinado dentro del cual viven y se desarrollan cierta cantidad
de población, triple elementos estos para la conformación del Estado nacional, era una
quimera.

En los siglos XI al XIV, es decir, en la baja edad media, se comienzan a producir algunos
rasgos transformantes en la cosmovisión europea. Karen Jolly, profesora asociada de
Historia en la Universidad de Hawai, escribe lo siguiente sobre la baja edad media: “…fue
un periodo dinámico que conformó la identidad y el desarrollo europeos, en parte
estimulados por la interacción de Europa con otras culturas de Eurasia y el Mediterráneo.
Durante estos años se crearon muchos de los esquemas e instituciones sociales y
políticas básicos asociados a la historia europea, y en las islas Británicas, Francia,
Alemania, Italia, Europa oriental, la península Ibérica y Escandinavia se fueron dibujando
nítidas fronteras políticas e identidades culturales. Entre los siglos XI y XIV, una reacción
en cadena de desarrollos en los sectores económico, social y político hizo surgir nuevas
tendencias en los campos de la religión, la investigación, la literatura y las artes,
tendencias que han conformado la cultura europea hasta nuestros días”.

En este período de recobrado dinamismo se sientan las bases para la formación del
estado-nación. Las mejoras del las técnicas agrícolas y el comercio, trajo consigo
beneficios desde el punto de vista económico. Por otra parte las migraciones
contribuyeron a que las fronteras se expandieran y se definieran en torno a un gobierno
central que cada vez iba acumulando más poder político y económico, sin embargo no
eran los suficientemente fuertes como para que el estado pudiese aparecer como tal.

Las ciudades-estados italianas como Pisa, Verona y Génova, conocidas por su rico
comercio con oriente y el norte de África, fueron las primeras en crear una burocracia
organizada, incluso llegando a crear “embajadas” permanentes que representaran y
defendieran sus intereses económicos ante la gran rivalidad que suponían estas
ciudades-estados entre si, la necesidad de llegar acuerdos pacíficos y de comerciar dio
como resultado una dinámica diplomacia que fue ejemplo para los posteriores estados
nacionales europeos que algunas décadas más tardes se erigirían como los actores
políticos del continente.

Inglaterra, Francia, Alemania bajo el Sacro Imperio Romano Germánico, España


(Unificado los Reinos de Castilla y Aragón), Portugal; Dinamarca, Noruega y Suecia, en
Escandinavia; la Hungría de los magiares, la dinastía Piast en Polonia y la Rusia del
Reino de Moscú surgirían en el oriente de Europa. Fueron estos los primeros en ir
formándose como estados nacionales, dicho proceso se lleva a cabo entre los siglos XIV
y XV, llegando a su conformación formal a finales del siglo XVI y principios del siglo XVII.

La iglesia Católica jugaba un papel de primerísimo orden ya que su poder no solo se


basaba en lo moral, religioso o espiritual, como se suponía que debería de haber sido, su
poder más que en los cielos residía en la tierra gracias a su enorme riqueza y a la
excelentemente bien organizada burocracia eclesiástica. No es por nada que al papa se le
conocía como el “Rey de Reyes” y era costumbre que las los reyes recibieran de las
manos del papa las coronas en sus testas, otorgando así carácter divino a su designación
como soberanos de sus territorios, pero claro está, siempre supeditado al sucesor de San
Pedro.

No fueron pocas las guerras de religión durantes este período, las Cruzadas contra los
“infieles” son un ejemplo patético de cómo la voluntad del soberano de Roma era
determinante en las vidas de millones de personas no solo de los cristianos, sino también
de judíos y musulmanes. El Cisma de Occidente hirió el poder papal, pero este se logró
mantener e incluso sacaron fuerzas para acabar con los Caballeros Templarios contando
con la oportuna colaboración de Felipe el Hermoso de Francia. La reforma de Martín
Lutero, quien dividió (sin querer) a la otrora monolítica iglesia, fue el golpe más duro que
esta tuvo que enfrentar.

La última gran guerra de religión fue la guerra de los 30 años (1618-1648), la misma se
inicia en el Sacro Imperio Romano Germánico entre los
cuerpos catolicuorun y evangelicuorum. Lo que comenzó por un asunto religioso, se le
agregaron factores políticos y económicos lo que consiguió que el conflicto se extendiera
hacia casi toda Europa. La Paz de Westfalia fue el nombre del acuerdo que puso fin a las
hostilidades y al mismo tiempo marca el nacimiento del Sistema Clásico Internacional.

Este primer acuerdo internacional nacido en la región alemana de Westafalia, dio como
origen el nacimiento del derecho internacional público, sentó las bases para el
establecimiento del equilibrio de poder, le restó poder a la Iglesia en asuntos
internacionales, confirmó a Francia como potencia hegemónica en Europa en detrimento
de su vecina España. Es a partir de entonces que podemos hablar propiamente dicho de
un Sistema Internacional en el estricto sentido de lo que esto significa, no obstante los
estados convivirían unos 300 años más con imperios plurinacionales como el Sacro
Imperio Romano Germánico, el Imperio Austriaco y el Imperio Otomano, que con el
devenir de los tiempos pasarían a ser Estados-Nación: Alemania (1870), Austria (1919),
Turquía (1920) respectivamente.

El Sistema Clásico Internacional, se extendería desde 1648 hasta el Congreso de Viena


de 1815, acuerdo que se llevo a cabo para reorganizar las fronteras europeas que había
sido salvajemente trastocadas por las sangrientas y brutales guerras napoleónicas que
habían iniciado en 1799 y que enfrentó a Francia contra todas las potencias de primer
orden de su época. En esté periodo las guerras por motivos religiosos fueron sustituidas
por las que primaban el interés nacional o raison d´etat, los estados perseguían sus
intereses nacionales sin tomar en cuenta razones morales o éticas. Prueba de ellos fue la
declaración de guerra de la católica Francia en contra de su correligionaria Austria
aliándose los galos con la protestante Suecia. ¿Los motivos de Francia de atacar
Austria?, contener a su rival Europeo y evitar ser “cercada” por los austrias que
gobernaban también en los Países Bajos y España… raison d´etat.

Europa, como ninguna otra civilización en la historia, alcanzó tal desarrollo tecnológico,
económico, comercial, intelectual y científico, en relación con otras civilizaciones en otras
latitudes, esta posición de poder superior los llevó a emprender conquistas y
colonizaciones por todo el mundo. Desde América hasta Asia, pasando por África, los
barcos repletos soldados, de cañones y pólvora paseaban sus velas por los extensos
mares imponiendo comercio y obediencia a los pueblos “inferiores” a razón de fuego,
acero y sangre. Ni Alejandro Magno, ni Roma, ni Gengis Khan, y ninguna otra civilización
logró establecer su influencia a nivel mundial.

En 1815, Klemens Wenzel Lothar von Metternich y Robert Stewart Castlereagh,


invocaban dos principios para reestablecer el equilibrio europeo; el de la legitimidad, esto
no era más que desdeñar los pensamientos de la Revolución Francesa, invocando que
por designio divino los Reyes eran los elegidos para ser soberanos absolutos. El otro
principio era la balanza de poder, se reconocen como potencias de primer orden a
Inglaterra, Rusia, Austria, Prusia y aceptan a la derrotada Francia, a la que se le impuso
retornar a sus fronteras pre-revolucionarias, formaron una pentarquía de naciones que
controlaban un sistema internacional multipolar. Para mantener el equilibrio se forma una
coalición antifrancesa entre el resto de las naciones de elite, es así como nace la Santa
Alianza entre Rusia, Prusia y Austria, a la que Inglaterra se añadiría para formar la
Cuádruple Alianza, con el objetivo preciso de contener un futuro resurgimiento de ideas
revolucionarias en Francia o peor aún que un Bonaparte regresara al poder.

El Sistema Clásico de Transición nace en el Congreso de Viena de 1815 y se extiende


hasta 1919 con la finalización de la Primera Guerra Mundial, teniendo un breve periodo de
ficticio “alargamiento de vida” hasta 1945, cuando finaliza la Segunda Guerra Mundial
feneciendo así definitivamente el sistema europeo multipolar, para dar paso a la
hegemonía Estadounidense por una parte y Soviética por otro, surgiendo un sistema
bipolar que evocaría las hostilidades entre las simmaquias de Atenas y Esparta en el
mundo griego de 2500 años atrás.
En el siglo XIX se haría aun más grande la brecha de desarrollo entre Europa y el resto de
las regiones del mundo. Inglaterra se industrializa colocándola en una situación dominante
sobre el resto de las naciones del continente, si bien es cierto que después de 1815 los
apetitos imperiales europeos se verían temporalmente saciados por unos 60 o 70 años
hasta que resurgiera de nuevo, en el último cuarto del siglo XIX, renovada y más voraz
hambre de conquista. A excepción de las revoluciones de 1848 y la Guerra de Crimea
(1854 -1856), Europa gozó de estabilidad y paz, es decir, el sistema funcionaba.

Sin embargo en el corazón de Europa surgiría el factor desequilibrante del sistema. En


1648, Richelieu se había encargado que el centro de Europa no surgiera un estado
alemán unificado y fuerte que rivalizara con Francia, el Sacro Imperio Romano Germánico
era una amalgama de 350 mini estados que no representaban amenaza alguna, luego en
1815 con el reordenamiento de las fronteras se creo una confederación de 39 estados
alemanes, ya en 1806 Napoleón había desintegrado el viejo Reich, se allanaba el camino
para una eventual unificación alemana.

Otto von Bismarck, militar, político y diplomático prusiano, fue el genio que logró la
unificación alemana. ¿Cómo lo logro?, pues aplicando en su manera más pura laRaison
d´ Etat o mejor dicho con Realpolitik. En 1864, aliada con Austria, Prusia emprende una
limitada guerra contra Dinamarca por los Ducados y Schleswig-Holstein; en 1866,
alegando mala administración austriaca en los ducados, aprovecha que Austria estaba
inmiscuida en el conflicto de unificación italiana para atacarla, el resultado de la guerra fue
la anexión de Hanóver, Hesse-Kassel, Nassau y Fráncfort del Meno a Prusia, creando la
Confederación Alemana del Norte, que incluía 22 estado alemanes, sustituyendo a la
Confederación Germánica creada en 1815. Finalmente en 1870, un asunto de escogencia
de Rey en España motivo una disputa entre el Rey prusiano Guillermo I y Napoleón III,
que llevó a la guerra franco-prusiana, los Estados alemanes del Sur se unen a la
Confederación del Norte, Francia es humillada por el poderoso y bien organizado ejercito
prusiano y Bismarck consigue con tres guerras unificar a Alemania en un poderoso
imperio y Guillermo I se hace aclamar Emperador, surge así el segundo Reich.

Artífice de la unificación alemana, el viejo estadista prusiano, el Canciller de Hierro, crea


un complicado sistema de alianzas, llamados en honor a su creador “sistemas
bismarckianos o bismarquinos”. Los sistemas concebidos eran de carácter defensivo y
perseguía aislar a Francia, dejándola impotente de hacer alianzas con otra potencia,
particularmente con Rusia, evitando un doble frente oriental y occidental que atacaran
simultáneamente al naciente imperio alemán. Solo un político con la genialidad de
Bismarck pudo incluir en una misma alianza a austriacos y rusos que tenían intereses
encontrados en los Balcanes, so pena de la afretan a Rusia por parte de Austria en la
Guerra de Crimea.

El orden nacido de Viena, estaba herido de muerte, la desconfianza mutua entre las
potencias conllevo a un aumento en los gastos de defensa por parte de las grandes
potencias, lo que ha sido conocido como “la paz armada” al periodo comprendido entre
1871 hasta 1914 cuando estalla la Gran Guerra.

El 28 de junio de 1914, en una calle de Sarajevo es asesinado por un estudiante serbio-


bosnio llamado Gavrilo Princip, el heredero al trono dual del Imperio Austro-Húngaro, el
archiduque Francisco Fernando, Príncipe Imperial de Austria y Real de Hungría y
Bohemia, sobrino del viejo Emperador Francisco José. Este suceso fue el detonante de
una de las Guerras más brutales que haya conocido la humanidad, la Primera Guerra
Mundial. Los líderes europeos calcularon erróneamente que la duración de la guerra sería
corta y que después de unos meses se podría llegar a una paz de compromiso.

El 11 de noviembre de 1918 llegaría a termino la guerra más devastadora que la


humanidad haya conocido hasta ese tiempo, millones de muerte e inválidos, ruina
material y penurias psicológicas incalculables fue el legado de ese absurda guerra que
detonó por el exacerbado nacionalismo de un joven serbio, pero que tiene sus causa más
profundas en el inestable equilibrio surgido de los sistemas bismarquinos, la
inescrupulosa política de Guillermo II, la rivalidad colonial de las grandes potencias, la
miopía política de los lideres europeos, y la incapacidad de los alto mandos militares para
adaptar sus estrategias a los nuevos cambios tecnológicos que produjeron armas más
devastadoras que la mente humana imaginara hasta principios del siglo XX, estos fueron
los ingredientes letales para el estallido de la Gran Guerra.

La Primera Guerra Mundial fue el punto de quiebre de la hegemonía mundial europea,


después de los Acuerdos de Versalles, que más que un acuerdo de paz resulto ser un
armisticio, de hecho, en realidad fue el caldo de cultivo para un conflicto aun más
aterrador y apocalíptico, la Segunda Guerra Mundial. Estados Unidos y Japón, quienes
desde finales del siglo XIX y principios del XX, ya desafiaban el liderazgo exclusivo de
Europa en los asuntos mundiales, fueron las naciones más beneficiadas de la guerra.
Washintong, D.C. y Tokio podían escribir sus nombres al lado de París, Londres y Berlín
como las capitales de las naciones más poderosas del globo terráqueo.

El presidente de los Estados Unidos de América, Woodrow Wilson, había propuesto sus
famosos 14 puntos, que constaban de propuestas tan idealistas como imposibles de
poner en práctica, por lo menos no en la mentalidad política dominante a comienzos del
pasado siglo. Precisamente el punto catorce rezaba así: “Deberá crearse una Sociedad
general de las Naciones en virtud de acuerdos formales, que tenga por objeto ofrecer
garantías recíprocas de independencia política y territorial tanto a los pequeños como a
los grandes estados”. En síntesis, Wilson proponía el respeto a las nacionalidades, es
decir, la autodeterminación de los pueblos a tener el gobierno y la nacionalidad que
quisieran; reducción de los armamentos nacionales al mínimo posible; desaparición de la
diplomacia secreta o lo que es lo mismo decir, los tratados internacionales deberán de ser
de carácter público; y supresión de las barreras comerciales.

La Sociedad de las Naciones llegaría a ver la luz, pero nacería con defectos congénitos,
la propia nación de Wilson le dio la espalda y el congreso estadounidense no ratificó la
entrada de la unión americana a la Sociedad de las Naciones, volteando su cara hacia el
lado contrario de Europa, el gigante del norte volvía a su feliz aislacionismo, Europa
artificialmente conservaría por casi tres décadas más su preponderancia internacional.
Aunque ya estaban sentadas las bases para un mundo bipolar dominado por rusos y
estadounidenses.

La enorme carga económica impuesta a Alemania por concepto de reparaciones de


guerra y el crack económico de los años treintas, fueron causa fundamental para el
surgimiento de un nacionalismo alemán con ánimos revanchista por las humillaciones del
Tratado de Versalles de 1919. En 1933 la República del Weimar cae y el Partido
Nacionalsocialista Alemán de los Trabajadores, mejor conocido por el partido Nazi, llega
al poder de manos de Adolfo Hitler. Se inicia entonces uno de los momentos más oscuros
en la historia alemana y europea, el Tercer Reinch.

Alemania comienza su rearme, y en solo 5 años ya estaba listo para amenazar a sus
vecinos, la primera víctima fue Austria. En 1938 el país alpino se limitaba a ser anexada a
Alemania como un estado alemán llamado “Ostmark”; el siguiente golpe sería dado en los
Sudetes, Checoslovaquia, la población era en su mayoría de ascendencia germana y
Alemania reclamaba que estaban siendo mal tratados por las autoridades checoslovacas.
Finalmente en uno de los acuerdos más cobardes, irresponsables e ingenuos que la
humanidad haya conocido, el francés Edouard Daladier y el primer ministro inglés Neville
Chamberlain, siguiendo una Política de apaciguamiento, aceptan la anexión alemana de
los sudetes, creyendo con ello que Hitler se conformaría con tan poco y se evitaría la
guerra, al parecer ninguno de ellos, ni sus asesores habían leído el Mein Kampf escrito
por Hitler en los meses que paso en la cárcel. En marzo de 1939, sería invadida el resto
de Checoslovaquia.

Con la invasión alemana a Polonia el 1 de septiembre de 1939, se inicia la Segunda


Guerra Mundial. El conflicto se extiende por cuatro continentes, solo América resulto
indemne de que se luchara en su territorio, las nuevas maquinas de guerra eran capaces
de causar enorme destrucción como nunca antes se había visto, la población civil sufrió
grandes penalidades y el numero de bajas fue incluso superiores a las muertes de los
combatientes, ciudades enteras fueron arrasadas por los bombardeos, Stalingrado,
Dresde, Hiroshima y Nagasaki son prueba del enorme poder destructivo de las nuevas
armas, siendo las ciudades japonesa antes citadas, las testigos en “carne propia” del
nacimiento del arma más terrorífica de todas, las armas nucleares.

Seis años después del ataque alemán contra Polonia, el 2 de septiembre de 1945, en el
Acorazado Missouri de la armada estadounidense, se firma el tratado de rendición
japonesa, finalizaba así un conflicto que transformaría radicalmente las relaciones
internacionales como se concebían hasta ese entonces. El fin del mundo multipolar
dominado por Europa había llegado a su fin, surgían dos superpotencias extra europeas,
Estados Unidos y la Unión Soviética. Cada una con su área de influencia e ideologías
totalmente contrapuestas, el mundo bipolar era la nueva realidad.

El advenimiento de una nueva era en las relaciones internacionales sería marcado por un
enfrentamiento ideológico más que de intereses, la capitalista Estados Unidos y la
comunista Unión Soviética, antiguos aliados contra los nazis alemanes, ahora se disputan
el dominio mundial. La desconfianza que mutuamente se tenían Truman y Stalin, no
contribuyó en nada la distensión en las relaciones de las nuevas superpotencias. La
política exterior de los Estados Unidos de “contención” del comunismo terminó por
colocarla en el lado opuesto de la Unión Soviética. Walter Lippman, periodista
estadounidense, llamó a esta situación Cold War , Guerra Fría.
La Sociedad de las Naciones, organismo inoperante e inservible para evitar la guerra, fue
sustituida por la ONU. La Carta de las Naciones Unidas se firma el 26 de junio de 1945. El
nuevo organismo supranacional sería el nuevo encargado de regir de acuerdo con el
derecho internacional las disputas que pudieran surgir entre los países. Uno de las
primeras misiones de la O.N.U. fue la de impulsar el proceso de descolonización tanto en
Asia como en África, proceso que duró desde 1945 hasta 1965, gracias a este proceso la
cantidad de miembros de la O.N.U. se triplicó en este periodo.

Un rasgo preponderante de las relaciones internacionales en el mundo bipolar, es que los


enfrentamientos de las grandes potencias se dieron en la periferia: guerra de Corea,
guerra de Vietnam, guerras árabes-israelíes, Crisis de los misiles en Cuba, guerras civiles
en Centroamérica, son solo algunos de los muchos conflictos librados en la que cada
bando estaba apoyado por un u otra superpotencia pero sin llegar atacarse directamente
entre ellas. Esto se explica por la posesión de ambas de armamento nuclear, que
funcionaba como disuasivo de ataque mutuo, esta doctrina recibió el nombre de
Destrucción Mutua Asegurada, Mutual Assured Destruction, MAD por sus siglas en ingles.

Finalizando la década de los 80 del siglo XX, la humanidad en un mundo globalizado es


testigo en sus televisores como en Berlín la gente con sus manos, con martillo, con lo que
fuera derrumbaba el muro que los había dividido por más casi tres décadas, caía así un
símbolo físico de la separación de Europa en dos bloques opuestos. La reunificación
alemana ya no despertaba el temor que más de un siglo atrás representó la creación del
imperio Alemán, esta unificación fue recibida con esperanza y como el nacimiento de una
nueva era de paz y unidad.

Dos años después la Unión Soviética, gigante con pies de barro, se derrumbaba sobre
sus propios cimientos, terminaba así un periodo que sería conocido con el nombre de
Post-Guerra, para dar paso a la Post-Guerra Fría. La victoria de Occidente, la victoria del
Capitalismo, la victoria de la democracia y la libertad fue ovacionada en casi todos los
rincones del planeta, el presidente de los Estados Unidos, George Bush, hablaba de una
nueva era de paz, intelectuales como Francis Fukuyama llegaron a escribir sobre el “Final
de la Historia” y afirmar que el nuevo mundo unipolar sería dominado por los Estados
Unidos y los valores que este representaba.

El mundo de post-guerra fría muy lejos estuvo de ser ese mundo de amor y paz que
proclamaba anticipadamente Bush padre. En 1990 Irak invade y se anexiona el pequeño
estado petrolero de Kuwait, al año siguiente la coalición bélica más grande desde la
segunda guerra mundial expulsaba a las tropas de Sadam Hussein del pequeño Emirato
árabe con un número de bajas mínimas (para los aliados) gracias al despliegue de
tecnología militar de última generación. Estados Unidos se vislumbraba como la única
potencia global y no fueron pocos los que proclamaron un mundo unipolar. ¿Por cuánto
tiempo?.

El 11 de septiembre de 2001, dos aviones comerciales se estrellan en las torres 1 y 2 del


World Trade Center de Nueva York, un tercer avión se estrella en el Pentágono en
Washintong, D.C., mientras que un cuarto avión, presuntamente dirigido hacia la Casa
Blanca era interceptado y derribado antes de llegar a su objetivo. Casi 3,000 civiles
murieron en el acto terrorista más sangriento ocurrido en los Estados Unidos de América.
Las relaciones internacionales serían modificadas a partir de este momento. Estados
Unidos comenzó una nueva doctrina de defensa. ¡La historia está en pleno desarrollo!.

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