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“Año del Diálogo y la Reconciliación Nacional”

Universidad Católica

“Los Ángeles de Chimbote”

FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS


POLÍTICAS
ESCUELA PROFESIONAL DE DERECHO

TEMA : FIN DE LA PERSONA

CURSO : DERECHO DE PERSONA

CICLO : II

DOCENTE : EUDOCIO PAUCAR ROJAS

ALUMNA : YOLANDA GUTARRA PARAGUAY

TURNO : NOCHE

PUCALLPA – PERU
AÑO 2018

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DEDICATORIA

Dedico el presente trabajo a mi docente


por brindarme sus enseñanzas
impartidas en clase y así poder entender
y aprender los conocimientos derivados
de este curso.

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INTRODUCCION

El fin de la existencia de las personas se produce en el momento de la muerte.


La muerte es “una descomposición, una disolución, una ruptura” y “sobreviene
cuando el principio espiritual que preside a la unidad de la persona no puede
ejercitar más sus funciones sobre el organismo y en el organismo cuyos
elementos, dejados a sí mismos, se disocian”. El instante preciso de la muerte
biológica se produce en el misterio, en el contexto de un proceso de degradación
que tiene lugar desde el momento en el que una persona cuenta con todas sus
funciones vitales, hasta la muerte de la última célula viva de su organismo. No
obstante, aun cuando no se pueda establecer hasta las últimas consecuencias
cuál es el momento exacto de la muerte de una persona determinada, una vez
producida la misma, es posible a través de distintos modos de comprobación
distinguir entre vivos y muertos.
La muerte marca el fin de la vida de la persona humana, y junto con ella el fin de
su existencia como sujeto de derecho. Esta realidad innegable justifica el texto
del artículo 93 del proyecto que establece que “La existencia de la persona
humana termina por su muerte”. Con relación al artículo 103 del Código vigente,
podemos señalar que se eliminan las referencias a la “muerte natural” como
opuesta a la institución de la “muerte civil” por considerarlas anacrónicas. Todo
esto se deriva del principio por el cual el ordenamiento jurídico asigna la
categoría jurídica de persona a todo ser humano por el solo hecho de serlo. Por
lo tanto, la muerte, al producir el fin de la vida física, provoca al mismo tiempo la
finalización de los efectos de la personalidad que asigna el ordenamiento
jurídico.
El artículo del proyecto, siguiendo a su antecedente se limita a fijar el momento
del fin de la existencia de las personas en el momento de su muerte natural, sin
establecer en concreto las condiciones que deben valorarse para que una
persona sea tenida por muerta. El problema jurídico que en realidad se presenta
no consiste en realidad en determinar el momento preciso de la muerte, sino en
establecer genéricamente su concepto y los medios válidos para su
comprobación.

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FIN DE LA PERSONA

La muerte Natural.
La Muerte desde el punto de vista de la Medicina:
La muerte trae como consecuencia el fin de la vida humana. La muerte natural
se da por el deceso de las funciones vitales del ser humano.
La medicina ha previsto tres tipos de muerte natural, que son la muerte biológica,
que se da por la extinción de las células del cuerpo humano; la clínica que es la
muerte que se da por el cese de las funciones de los sistemas nervioso central,
cardiovascular y respiratorio, siempre que estos sean irreversibles; y finalmente
la muerte cerebral que es la última clase de muerte natural estimada por la
ciencia, que se da por el cese de las funciones del cerebro cuyo cese deja a la
persona en un estado de coma irreversible, suspendiendo la vida del cerebro sin
que esto detenga las funciones por ejemplo respiratorias mediante un pulmón
artificial.
La importancia de conocer las clases de muertes que existen, es para conocer
mejor cuáles serán las consecuencias que trae cada una de estas muertes.
La muerte biológica, es ciertamente difícil de predecir cuándo es el momento que
ocurre, puesto que supone "la extinción de las células" y como se sabe, no todas
las células se deterioran al mismo tiempo, hay células que pese al no
funcionamiento de los órganos vitales siguen con vida, es así como el cabello
sigue creciendo aún después de muertos.
La muerte clínica determina cuando es que la persona deja de ser tal; cuando
pasa de ser un sujeto de derecho a un objeto del derecho y cesa así la
personalidad.
Mientras que la muerte cerebral no sólo determinará el fin de la persona, sino
que se abre a otro campo, es así como llegamos a la donación de órganos.
Específicamente determina cuando es que alguien, que dejó de ser persona
porque se le determinó muerte clínica puede donar sus órganos, ya que estos
se encuentran intactos, lo único que se encuentra suspendido son las funciones
cerebrales, aunque el cuerpo puede seguir trabajando, es así como
el corazón puede seguir latiendo aún luego del cese de las labores del cerebro.

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La Muerte desde el Punto de Vista del Derecho:
La muerte, como ya se mencionó trae consigo el fin de la persona, por lo cual,
está ya no puede ejercer acción alguna por sí misma, ni tampoco por apoderado.
Es así, que por ejemplo, que en casos de divorcio, si durante el proceso de
divorcio sin que se haya dictado sentencia, uno de los cónyuges fallece
prevalecen los derechos adquiridos por el matrimonio, tal como los derechos
sucesorios. De ni una manera, los herederos forzosos (es decir los hijos) - aún
hayan estado llevando el proceso por Poder otorgado de parte del
causante- pueden seguir el divorcio hasta la disolución del vínculo matrimonial;
puesto que el matrimonio ya se extinguió por muerte de uno de los cónyuges.
La muerte, acarrea no sólo la desaparición del hombre; sino también efectos
jurídicos, como ya dijimos, la personalidad, y por ende la capacidad.
Sin embargo, y como ya mencionamos en el derecho al honor, el fallecido que
sufrió durante su muerte alguna injuria o deshonra que embarre su reputación
no es susceptible del daño que se le está causando; pero sí, los herederos, tales
como el cónyuge o bien los hijos, quienes podrán no representarlo, sino más
bien, accionar por ellos mismos para que cesen las acciones que se realizan en
contra del fallecido; aunque realmente sea más en contra de los deudos del
fallecido.
El fallecido en tal caso es un objeto del derecho sui generis, digno de ser
protegido.

La teoría de la Premoriencia y Conmorencia.


La sucesión no es más que la transmisión de derechos patrimoniales o en ciertos
casos extrapatrimoniales a los herederos. Cabe mencionar que la sucesión
únicamente se da por la muerte de una persona, es así que los muertos heredan
a los vivos, y no al revés, ni tampoco que un muerto pueda heredar a otro muerto.
En el Primer caso, de que "los muertos heredan a los vivos", tenemos el caso de
la Premoriencia, que consiste en el caso de que dos o más personas con un
vínculo de parentesco o legítimo fallecen en un mismo momento, pero se puede
demostrar quién de ellos falleció al final; esto implica que la persona que resistió
más tiempo será quien herede.

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Así tenemos por ejemplo, de que una pareja de casados toma un avión, y surge
una emergencia en que hace un acuatizaje forzoso. Como consecuencia del
impacto del avión con el mar varias personas fallecen, y la pareja se salva con
graves heridas hasta que llega el grupo de emergencias a rescatarlos, en ese
instante fallece la mujer pero no el marido, quien fallece unos momentos luego
por la impresión por la pérdida de su mujer. Los paramédicos ya constataron
quien falleció primero, por lo tanto el último en fallecer (el marido) será quien
herede los bienes de su mujer; pero como este falleció, y no tenían hijos,
heredarán los parientes del marido.
La Conmorencia, habla que un muerto no puede heredar a otro muerto está lo
suficientemente claro, si es que retrocedemos al principio de que sólo los
muertos heredan a los vivos, por lo tanto es lógico que un muerto no podrá
heredar lo que deje otro muerto, si al momento en que el causante falleció el
heredero ya no se encontraba con vida. Así, es como llegamos a la teoría de los
conmurientes, situado en el artículo 62° del código civil que dice: "si no se puede
probar cuál de dos o más personas murió primero, se las reputa muertas al
mismo tiempo y entre ellas no hay transmisión de derechos hereditarios". Por
ejemplo: Una familia integrada por los Padres y dos hijos quienes salen de paseo
en una camioneta, y en el trayecto esta tiene un accidente que genera la muerte
de toda la familia. Como no hay manera de probar en qué orden fallecieron los
miembros de la familia, se les reputa a todos muertos al mismo tiempo.
La diferencia entre la Premoriencia y la Conmuriencia radica en la probar quién
falleció primero; si se demuestra es premoriencia, si no se puede comprobar, es
conmuriencia.

La muerte Presunta.
Nociones generales:
La muerte Presunta se da cuando no se tiene certeza de la existencia de una
persona, es decir, cuando se dan los casos de ausencia o de desaparición y se
desconoce si es que la persona de la cual no se tienen noticias sigue con vida o
no.
Se puede decir que se determina que una persona está muerta sin la necesidad
de mostrar el cadáver, simplemente por el hecho de la ausencia prolongada de
la persona.

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Acerca de este tema podemos encontrar en el artículo 63° del código civil.

Requisitos para la Declaración de Fallecimientos:


Los requisitos son los siguientes:
a) Que la persona a la que se desea declarar como muerta se halle
desaparecida.
b) Establecer según la edad el tiempo que la persona se encuentre
desaparecida 10 años de desaparición en general, y 5 años para personas
mayores de 80 años.
c) Que hayan transcurrido 2 años luego de la desaparición de una persona
cuya desaparición pudo darse en circunstancias constitutivas de peligro
de muerte. Esto habla por ejemplo, cuando la desaparición fue de un niño
que estaba con comienzos de neumonía.
d) Cuando exista certeza de la muerte, sin haber hallado el cadáver o sin
haberlo reconocido. Tenemos aquí por ejemplo, cuando hay un accidente
de avión, y caben las mínimas posibilidades de supervivencia, porque el
accidente se dio en medio del mar, donde no pudo llegar equipo de
emergencia alguno.

Problemática que surge a raíz de la declaración de fallecimiento:


Problemas sobre el declarado fallecido.

a) Lugar y fecha de la muerte de la persona, que la ley señala que se le


coloque el lugar y la fecha donde se presume que pudo haber fallecido.
b) Bienes del fallecido, que a falta de disposición de la ley, se usa
analógicamente lo correspondiente a sucesiones.

Problemas sobre el cónyuge del declarado fallecido.


a) matrimonio más que monogámico, ya que iría en contra del título
preliminar del código civil (Contra las buenas costumbres…)

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LA MUERTE DESDE EL PUNTO DE VISTA DEL DERECHO
La persona es un centro de imputación de derechos y obligaciones, en otras
palabras, es un sujeto de derecho. El ser humano, durante su vida, es relación
coexistencial con otros seres humanos, pero cuando esta relación se termina,
culmina su finalidad como ente viviente (ser existencia y coexistencia a la vez),
deja de ser sujeto de derecho para convertirse en un objeto de derecho sui
generis, digno de ser protegido.
La corriente mayoritaria en la doctrina, considera a la muerte, solo con relación
al sujeto de derecho persona individual. Añadiría extensivamente que el
concebido, en cuanto a que es un sujeto de derecho, también culmina como tal
cuando muere. En el caso de las personas colectivas y las organizaciones de
personas no inscritas, no cabe decir que su muerte pone fin a su existencia como
centro de imputación de derechos y obligaciones, más propiamente, cabría decir
que su fin llega por la extinción a que lleguen estos sujetos de derecho.

RELEVANCIA JURIDICA DE LA MUERTE


El momento de la misma y los medios adecuados para cerciorase que ella se ha
producido, ha sido un tema que ha suscitado controversia. Se decía hasta hace
poco que la muerte se asimilaba al instante de la «exhalación del último suspiro.
Otros sostenían que la muerte coincidía con el último latido del corazón.
Finalmente ha tenido que ser la Ley 24703 promulgada el D6.1987 quien precise
a qué se denomina muerte, en ese sentido en Art. Io, modificando el Art. 5o de la
Ley 23415 señala: «Para los tos de la presente Ley, se considera muerte a la
cesación definitiva reversible de la actividad cerebral, su constatación es de
responsabilidad del médico que lo certifica.
La muerte clínica se hace coincidir con la cesación de la función cerebral sería
este el momento de la muerte relevante para el Derecho, partir del cual no existe
más la persona, pudiéndose señalar también la muerte clínica es la cesación
total e irreversible de cualquier realidad del sistema nervioso cerebral.
Espinoza (2004) indica la relevancia jurídica, cuando es determinada
clínicamente. Es importante porque con su delimitación se va a dar lugar a que
surjan derechos como los de suceder (art. 660 c.c.) y la protección jurídica de la
memoria del difunto, así como la de su cadáver. "La muerte pone fin a la persona.
Se considera ausencia de vida al cese definitivo de la actividad cerebral,

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independientemente de que algunos de sus órganos o tejidos mantengan
actividad biológica y puedan ser usados con fines de trasplante, injerto o cultivo.
El diagnóstico fundado de cese definitivo de la actividad cerebral verifica la
muerte. Cuando no es posible establecer tal diagnóstico, la constatación de paro
cardio-respiratorio irreversible confirma la muerte.Ninguno de estos criterios que
demuestra por diagnóstico o corroboran por constatación la muerte del individuo,
podrán figurar como causas de la misma en los documentos que la certifiquen".
Recordemos que, dentro de este orden de principios que el art. 5 de la derogada
Ley de Transplantes de Órganos y Tejidos, Ley N° 23415 antes de su reforma,
indicaba lo siguiente:
"Se considera muerte, para los efectos de la presente ley, a la cesación definitiva
e irreversible de la actividad cerebral o de la función cardio- respiratorio. Su
constatación es de responsabilidad del médico que la certifica".
La Ley N° 24703, que modificó a la Ley N° 23415, describía a la muerte como
"la cesación definitiva e irreversible de la actividad cerebral". La Ley N° 28189,
Ley General de Donaciones y Trasplanté de Órganos y/o Tejidos Humanos de
18/03/2004, define a la muerte como "el cese definitivo e irreversible de las
funciones encefálicas". El Código Civil en sus arts. 15 y 16, protege la memoria
o la declaración de voluntad en vida, de una persona que ya falleció.
En relación con el Derecho de Familia, la muerte de uno de los cónyuges produce
La disolución del matrimonio. Con respecto a la muerte, el num. 61 del Código
Civil nos prescribe que: "La muerte pone fin a la persona".
Al no tratarse el fin del sujeto de derecho concebido en un título independiente,
el presente numeral también debió referirse al mismo. Suele haber entre civilistas
y penalistas una diversidad de conceptos en torno a la muerte, lo cual genera no
pocos problemas para los operadores jurídicos. Por ello, es importante tener un
concepto unitario de muerte.

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CONCLUSION

La persona jurídica puede ser definida como ¨organización humana encaminada


a la consecución de un fin, a la que el Derecho reconoce como miembro de la
comunidad, otorgándole capacidad jurídica¨.

El derecho no crea seres de la nada, sino que aprehende del campo social
ciertos entes que sin tener una realidad corporal y espiritual como el hombre, sin
embargo, tienen realidad social, una individualidad propia, y toman parte en la
vida de la comunidad, como unidades distintas e independientes (así, un
municipio, un club deportivo, una sociedad anónima) de los singulares elementos
que en cada momento concreto los componen (los vecinos, los socios, los
accionistas), para alcanzar determinados fines que interesan, no a un solo
hombre, sino a una pluralidad de ellos, o que prácticamente solo son
conseguíbles, o , al menos lo son más fácilmente, por organizaciones humanas,
que por el hombre aislado. Y lo mismo que por razones de justicia el Derecho
reconoce a éste aptitud para ser titular de relaciones jurídicas, por razones de
conveniencia u oportunidad (verdaderas o pensadas como tales), atribuye tal
aptitud a ciertas de aquéllas organizaciones, pues si bien muchas veces podrían
alcanzarse los fines simplemente a través de una organización sin personalidad,
otras es preferible—o, por lo menos, se ha estimado serlo—que aquélla, una vez
creada, tenga ella misma, derechos y obligaciones suyos (sea propietaria,
acreedora, deudora); en definitiva, tenga una esfera jurídica y un patrimonio
propios; y no que tales derechos y obligaciones pertenezcan en común o por
cuotas a sus componentes (como ocurriría sí, por ejemplo, a cada uno de los
miembros de una sociedad le perteneciese una porción de los bienes sociales; y
para ello ha de conferírsele personalidad, ya que conferir ésta es conferir aptitud
`para ser titular de relaciones jurídicas.

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BIBLIOGRAFIA

ALBALADEJO, Manuel. La Persona Jurídica. Librería Bosch, de la Colección


Fundación Rojas Astudillo. 1961. Barcelona, España.

ANGARITA, GÓMEZ, Jorge. Derecho Civil. Editorial TEMIS, Tomo I, 2da edición.
1988. Bogotá, Colombia.

AGUILAR, GORRONDONA, José, Luis. Derecho Civil. Personas. Fondo de


Publicaciones UCAB., 12ª edición. 1995. Caracas, Venezuela.

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