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Las armas químicas son armas que utilizan las propiedades tóxicas de sustancias químicas para matar,
herir o incapacitar al enemigo.
El armamento químico se diferencia de las armas convencionales o armas nucleares porque sus efectos
destructivos no se deben principalmente a una fuerza explosiva. El uso ofensivo de organismos vivientes
(como el Bacillus anthracis, agente responsable del carbunco) es considerado uso de armas biológicas
más que armas químicas; productos tóxicos producidos por organismos vivos (Ej. toxinas como la toxina
botulínica, ricina o saxitoxina) son considerados armas químicas. Según la Convención sobre Armas
Químicas de 1993, se considera arma química a cualquier sustancia química tóxica, sin importar su
origen, con la excepción de que sean utilizados con propósitos permitidos.
Las armas químicas están clasificadas como armas de destrucción masiva por las Organización de las
Naciones Unidas y su producción y almacenamiento está proscrita por ya mencionada convención de
1993.
Gas Sarin
El sarín o GB es un compuesto organofosforado con la fórmula [(CH3)2CHO]CH3P(O)F. Es un líquido
incoloro e inoloro usado como arma química debido a su extrema potencia como agente nervioso. Fue
clasificado como arma de destrucción masiva en la resolución 687 de la ONU. La producción y
almacenamiento de gas sarín fue declarada ilegal en la Convención sobre Armas Químicas de 1993
donde se clasifica como una sustancia de lista 1.
La denominación de este gas proviene de los nombres de esos científicos: Schrader, Ambros, Rüdiger y
Van der Linde.
El sarín fue desarrollado originalmente como pesticida en 1939 en Alemania. Puede convertirse en vapor
(gas) y propagarse al medio ambiente. No se encuentra en forma natural en el ambiente.
Efectos Biologicos
Actualmente el mayor productor de armas del mundo es Estados Unidos. Solamente este país duplica las
armas que Japón, Gran Bretaña, Francia y China tienen todos juntos.
Esa misma producción de armas convencionales y bacteriológicas ponen en peligro a los propios
Estados Unidos y resulta más que insólito que los miembros del Consejo de Seguridad de las Naciones
Unidas (que se suponen deben velar por la paz y la seguridad en el mundo), tengan en su poder casi el
90% de las armas de todo el mundo.
Esos países son : EEUU, Inglaterra, Francia, Rusia y China. Lo cierto es que esas armas químicas se
vienen produciendo desde hace decenas de años y muchas de ellas (como el gas mostaza y otros
elementos que atacan el sistema nervioso central de las personas) han quedado inservibles y hay que
destruirlas. Lamentablemente, la tendencia de estos países es a fabricar nuevas, más modernas y más
eficaces.
Los principales centros de fabricación de armas químicas y de depósitos están en los estados de Oregón,
Indiana, Kentucky, Nueva York, Alabama, Arkansas, Colorado, Utha, y unas pequeñas islas al sur de
Hawai, llamadas Atolón de Johnston.
Estos sitios también son lugares de destrucción, dónde van las armas obsoletas de otros centros de
fabricación que envían allí sus armas porque sus fechas de vencimiento han llegado a su fin o porque
serán sustituidas por otras más modernas. Lo cierto es que para todos los puntos cardinales se trasladan
armas químicas y bacteriológicas que con toda razón exponen a peligros a los norteamericanos y al
planeta entero.
Lamentablemente sí. La historia de la humanidad registra que los tártaros sitiando la ciudad de Crimea
en 1346 catapultaron cadáveres infectados con virus originando epidemias.
En 1763 el general inglés Jeffrey Amherst en Ohio, obsequió a las poblaciones indias que él combatía,
mantas y pañuelos de enfermos infectados con viruela originando la muerte de más de 100 mil indios por
esta enfermedad (datos obtenidos del propio diario de guerra de Amherst).
En la primera guerra mundial, Alemania, Francia e Inglaterra usaron armas químicas. En la década de
1920 España usó gas mostaza contra Marruecos. Entre 1935 y 1949 Italia usó armas químicas contra
Etiopia. Alemania hizo lo propio en los campos de concentración y las llamadas “duchas secas”.
Siria es una potencia regional que está fuertemente armada y al parecer cuenta con el mayor arsenal de
armas químicas en Cercano Oriente.
Al parecer Siria posee gas sarín, tabún (dependiendo de la exposición pueden generar contracciones
musculares, convulsiones, estados de coma y paralización del sistema respiratorio, provocando la muerte
de la persona) y gas mostaza (causan ampollas en la piel y las membranas mucosas, lo cual suele
conllevar consecuencias como la muerte por asfixia agónica).
Damasco ha admitido en varias ocasiones que posee armas químicas pero sin dar más detalles. La CIA
estima que el régimen dispone de varios cientos de litros de agentes químicos de guerra.
• Rinorrea
• Tensión en el pecho
• Constricción de las pupilas
• Dificultad para respirar
• Náuseas experiencias y babeando.
• Espasmos convulsivos.
El Sarín tiene una alta volatilidad con respecto a agentes nerviosos similares. La i
nhalación y absorción a través de la piel representan una gran amenaza. Incluso l
as concentraciones de vapor inmediatamente penetran en la piel. Las personas qu
e absorben una dosis no letal, pero no reciben inmediato tratamiento médico adec
uado pueden sufrir un daño neurológico permanente.
Incluso en concentraciones muy bajas, el sarín puede ser fatal. La muerte puede s
eguir un minuto después de la ingestión directa de una dosis letal si los antídotos
(Atropina y Pralidoxima), no se administran con rapidez.