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REDACCIÓN
Magdalena Cámpora
Diego Ribeira
Luis Ángel Della Giovanna
Raúl Lavalle
Editor responsable: Raúl Lavalle
Dirección de correspondencia:
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tel. 4811-6998
raullavalle@fibertel.com.ar
nº 30 – 2018
Número dedicado a las letras uruguayas
1
ÍNDICE
De mi biblioteca uruguaya p. 22
Fotos montevideanas p. 24
2
“ROMA”, UN SONETO URUGUAYO
EN MITAD (Darío y Lamberti)
El poeta Carlos María Romero Sosa me cuenta, en una epístola
electrónica, una curiosa anécdota. Cierta vez Rubén Darío, en un café de
Buenos Aires, se encontró con Antonino Lamberti (1845-1925). Rubén
vio en el poeta ítalo-uruguayo (había nacido en Montevideo) un parecido
con Augusto, el emperador romano. Surgió entonces el desafío de
dejarlo por escrito, haciendo un verso por minuto cada uno. El resultado,
el soneto “Roma”, que copio abajo.
3
Dante, que su pincel moja
En fuego, erige en un verso,
Como en un rojo Universo,
A Dite, la ciudad roja.
El poeta es el resumen
Del artista: fuego, luz;
El misterio de la cruz
Es la roja flor del numen.
4
JOSÉ ENRIQUE RODÓ Y SUS “LECTURAS”
Muy pobre es todo lo que diga sobre Rodó y sobre este texto, que
obtuve de un viejo libro de lectura llamado Savia nueva. Nada más me
permito expresar aquí, con todo candor, mi coincidencia con el gran
humanista. También yo, como él cuando escribió tales versos, soy
entrado en años y vuelvo a las viejas lecturas de la niñez. Y las
encuentro muy sabias, porque me dieron un alimento espiritual para el
resto de mi largo caminar. Seguramente Rodó no pensó eso, pero dio
pábulo para que yo lo hiciera. [W.M.]
5
LAILA NEFFA DE DE LA PLAZA
Y UN SONETO CÓSMICO
1
La autora nació en Montevideo y vive en Buenos Aires. De padres libaneses católicos,
fue educada en el árabe y en el español. Tradujo a Gibrán Jalil Gibrán y ha escrito
poemas, comentarios y ensayos. Este soneto procede de su poemario Por siempre la
rosa (Buenos Aires, 2017).Cumple aclarar que el libro tiene una bellísima impresión,
enriquecida más todavía con ilustraciones de Hermenegildo Sábat. Me agrada
especialmente el que he elegido, porque me recuerda, en sus sabios versos que incluyen
las palabras mezquino, azul y cifra, que nos obsequia el árabe, que hay un cosmos; y
me hace pensar en los sonidos del silencio y en la música de las esferas de la Oda a
Salinas. Y me llena de una paz que no siempre consigo. [R.L.]
6
HORACIO QUIROGA
Viviendo alucinaciones
de sombras y pesadillas,
un día ganó la orilla
a la muerte y sus presiones.
Multiplicó transgresiones
en la selvática fronda;
en ella dejó una honda
marca que nadie ha borrado,
donde vivió confinado
el hacedor de “Anaconda”.
MARIO ROJMAN1
1
Mario Rojman, El Payador Urbano, continúa cultivando, desde su sitio en la Red
(https://payadorurbano.wordpress.com/horacio-quiroga-2/) el noble arte de la
poesía y de la payada. Me permito destacar aquí la imagen de la muerte como una
“orilla” (“mas no desotra parte en la ribera”, había escrito el gran Quevedo). Le
agradecemos que nos permita reproducirlo aquí. [R.L.]
7
AMÉRICA
América, mi América,
que al porvenir avanzas
ofrendando a los pueblos
tu noble democracia.
GASTÓN FIGUEIRA1
1
Autor uruguayo del siglo XX. He copiado el texto tal como lo encontré en una
antología poética, con el prócer americano escrito con tilde. [R.L.]
8
EL MULIÑÁN Y EL PELIDONTE1
FERNANDO SORRENTINO
1
Agradezco al autor su permiso para volver a publicar este escrito. [R.L.]
2
Macedonio Fernández, “Carta abierta argentino-uruguaya” [1926], Papeles de
Recienvenido. Poemas. Relatos. Cuentos. Miscelánea, Buenos Aires, Centro Editor de
América Latina, 1966, pág. 47.
3
Leopoldo Lugones, “A Buenos Aires”, Odas seculares (1910). Menos feroz y más
gastronómico que Lugones, Cortázar caracterizó al río de la Plata como “río color café
con leche” (“Final del juego”, Final del juego, 1956).
9
Vigil tiene una extensa obra didáctica y de intención edificante,
que empezó en 1915 con El erial y se extendió hasta la década de 1940.
Nunca he ni siquiera hojeado ninguno de esos libros.
Pero, en cambio, en mi época de la escuela elemental, ¡cuánto he
disfrutado con la lectura de “los cuentos de Vigil” (como,
genéricamente, se los llamaba)! Eran libros de tapa dura y de fuerte color
anaranjado, y estaban profusamente ilustrados, no sé si todos ellos, pero
sí unos cuantos, por el dibujante gallego Federico Ribas (1890-1951). La
colección completa constaba de veintidós títulos: el primero era Misia
Pepa; el último, El casamiento de la comadreja. Este orden no es
cronológico, pues el cuento primigenio fue La hormiguita viajera
(1927).
“A la vejez, viruelas”: unas seis décadas más tarde, se me ocurrió
releer algunas de aquellas viejas historias de mi infancia, que, en
ediciones modernas —me hicieron añorar las de mi niñez— quedaron en
casa como reliquias de lecturas de mis hijos. Y debo confesar que,
aunque cargado (o, quizás, indigestado) de tantos años de lecturas de
toda índole, encontré en ellas un enorme placer.
Me encantaron en especial las que podríamos llamar
“arbitrariedades míticas”, presentadas por Vigil como verdades
inconcusas.
El Bosque Azul empieza con esta “verdad”:
10
El recién llegado da desconcertantes respuestas:
El elefante preguntó:
—¿Su nombre?
—Muliñandupelicascaripluma.
—No entiendo. Escríbalo.
—No sé escribir.
—Bien. ¿Usted quiere entrar en el mundo?
—Para eso he venido.
—¿Usted sabe que aquí todos trabajan y que es preciso ser
útil en alguna forma?
—Desde luego que, si usted lo dice, así ha de ser.
—Usted no tiene trompa. ¿Cómo hace para comer?
—Como se puede.
—¿Y qué es lo que usted come?
—Lo que venga.
Por la manera en que el muliñandupelicascaripluma se revela
devoto de las respuestas evasivas, podríamos adscribirlo a la copiosa y
parasitaria caterva de políticos argentinos:
El león dijo:
—¿Cuáles son los servicios que prestará usted en el
mundo?
—Los que me correspondan —fue la respuesta.
—¿De qué se alimenta usted? —preguntó el león.
—De lo que conviene —contestó él.
A moción del hipopótamo, “que había probado repetir en voz
baja aquel nombre tan largo y que, al hacerlo, se fatigaba mucho”, la
asamblea de animales del Bosque Azul resuelve, por fin, abreviar el
nombre muliñandupelicascaripluma en el más sencillo muliñán, y así
continúa hasta el fin de la historia.
El Bosque Azul se publicó en 1943.
Aunque mi admiradísimo Marco Denevi tenía ya más de veinte
años,1 no se privó de leer tan divertido relato. Su cuento “Decadencia y
caída”2 narra la aparición, en una casa “aristocrática” de Buenos Aires,
de cierto animal extraño y, a la postre, catastrófico:
1
La fecha de nacimiento que se da habitualmente (1922) es errónea. Denevi nació en
1920, como lo demostró Juan José Delaney en su libro Marco Denevi y la sacra
ceremonia de la escritura (Buenos Aires, Corregidor, 2006).
2
En el volumen Hierba del cielo (Buenos Aires, Emecé, 1970).
11
[…] dije el pelidonte. Es el apelativo que, en vista de que
nadie sabía el nombre del animal, le adjudicó el niño Juan José.
Después supe que para ese bautismo se había inspirado en un
cuento del señor Vigil, que habla de cierto animal llamado
pelicascariplumidonte o cosa así, pero como
pelicascariplumidonte es muy largo y muy difícil de pronunciar
lo abreviamos a pelidonte.
FERNANDO SORRENTINO
1
En el volumen El crimen de san Alberto (Buenos Aires, Losada, 2008).
12
ATARDECER
1
Las librerías de la calle Tristán Narvaja me proporcionaron gratas sorpresas. Una de
ellas, Estampas, poemario de este poeta uruguayo que aquí copio. Fue publicado en
Montevideo, en 1943. El autor pertenece a ese curioso círculo de los médicos poetas.
En este particular, siempre es bueno leer a quienes cantaron las bellezas del campo. Mi
ejemplar porta, valga la redundancia, una dedicatoria firmada. [R.L.]
13
UN SONETO DE OVIDIO FERNÁNDEZ RÍOS
1
Poco y nada averigüé sobre este autor uruguayo nacido a finales del 1800. Todos los
caminantes de la vida somos como sombras, como muertos en vida. No somos más
vivientes que la señora a quien el poeta dirige sus versos. [W.M.]
14
JUANA DE IBARBOUROU Y LA MUJER DE LOT
JUANA DE IBARBOUROU1
1
Este bíblico soneto me animo a reescribirlo mentalmente, pues tomo al árbol como
auspicio favorable y me acerco a la muchacha. Trato de consolarla y le pido que me
ame. Para mi sorpresa, me responde que sí y comenzamos, tras cartón, a dar un paseo
unter den Linden. [R.L.]
15
SOBRE LA URUGUAYITA LUCÍA
(Recitado)
Y mientras en el cerro de los bravos 33 el clarín se oía
y al mundo una patria nueva anunciaba,
un tierno sollozo de mujer a la gloria reclamaba
el amor de su gaucho, que más fiel a la patria su vida le
entregó.
16
Cuando se quema el horizonte
se escucha tras el monte
como un suave murmullo,
canta la tierna y fiel pareja,
de amores son sus quejas,
suspiros de pasión.
17
ROBERTO FONTAINA, URUGUAYO Y TANGUERO
Garufa,
¡pucha que sos divertido!
Garufa,
ya sos un caso perdido;
tu vieja
dice que sos un bandido,
porque supo que te vieron
la otra noche
en el Parque Japonés.
18
A veces la canción popular da una épica de la parranda: no son
las laudes de quien es valiente en el combate… Salvo que por combate
se entiendan las amorosas lides, con seducción y “conquista.” Y Garufa,
este tordo de farras corridas, tiene hasta un uniforme militar, necesario
para el desfile en el centro; lugar que, desde Ovidio y su Arte de amar,
es el teatro principal del amor. Y en esta épica hay un Baco y una
Bacanal, de las cuales es necesario reposar, con un último café.
19
FERNÁN SILVA VALDÉS Y LOS JUEGOS DE NIÑOS
LOS CAROZOS
20
todos, todos los carozos…
“Como botón de chaleco”,
uno tras otro, tras otro.
1
En una antología encuentro “Juegos de niños”, de este gran poeta montevideano
(1887-1975). Es un poema que encierra otros tres. El segundo de dicha serie es “Los
carozos.” Su lectura me trajo recuerdos muy dulces de infancia; de una infancia que no
tuvo ningún lujo y que se entretenía con esos juegos tan inocentes. No me dejaron
ningún trauma y camino por la vida en paz; al menos con la relativo paz que se puede
tener en esta vida. [R.L.]
21
DE MI BIBLIOTECA URUGUAYA
22
El otro es muy reciente y no he podido leerlo aún. “Reciente”
dese mi punto de vista, porque lo compré hace poco. Es una edición de
Montevideo, 1968. Integra la Antología del Cuento Uruguayo, publicada
porEdiciones de la Banda Oriental. Los autores aquí presentes son
Felisberto Hernández, Juan Carlos Onetti, Dionisio Trillo Pays, Giselda
Zani, Roberto Fabregat Cúneo, Serafín J. García, Alfredo Gravina y José
Monegal. La selección y un prólogo estuvieron a cargo del “destacado
crítico y ensayista Arturo Sergio Visca.” No me tardaré mucho en leerlo
pero me permito un comentario: los avisos de la televisión dicen
“Uruguay Natural.” No me opongo, pero me gusta mucho pensar en
Uruguay cultísimo… y muy folklórico.
R.L.
23
FOTOS MONTEVIDEANAS
24
John Masefield en Montevideo
La rambla de Pocitos tiene un monumento de homenaje a
Winston Churchill. El que se ve en mi muy mala fotografía.
25
LIBROS Y OTRAS COSAS
26
Romancillo montevideano
Siempre digo que cometí pecado grave de omisión, pues no
conozco Montevideo. Hoy, en este mes de febrero, ando pensando en un
viaje, para vacaciones de invierno, y en enmendar en parte el yerro. Y
caigo de repente en la cuenta de que, cual un Ovidio de ínfima clase,
pongo algunas rimas en e o. pues bien, improviso en esta mesa de un
café de la Avenida Alvear este romancillo.
Ciudad noble y venerable
con tu fuerte y con tu cerro,
con vida pausada y culta
traída de tiempos viejos,
llega a ti en peregrinaje
un fatigado porteño.
Quizá el buen Dios me permita
descubrirte en tus secretos.
Antonio Portones
Ireneo en uruguayo
San Ireneo fue un santo muy destacado en la Iglesia. Seguro que
hay otros Ireneos en el santoral pero el más conocido nació en Esmirna,
si bien ejerció buena parte de su ministerio en Lyon, donde murió hacia
el año 200.
27
Pero en Uruguay tiene alguna frecuencia la forma Irineo. No
quiero aburrir con citas pero la encuentro en algún cuento campero
uruguayo y en alguno de los personajes de Wimpi. Más aún, en el
mismísimo Irineo Leguisamo.
¿Cuál es la forma más correcta de escribir este nombre? No lo
sé… Más aún, prefiero quedar en paz con mi ignorancia.
R.L.
28
Tierra verde con cuchillas,
modelada por las manos
de gentes que eran sufridas
y ricas de su trabajo.
Es bueno volver a verte
en estos mis tiempos tardos:
a un vencido de la vida
recibes con un abrazo.
Gracias entonces te doy
desde el peso de mis años.
Wilson Machicote
29