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86 | Elizabeth Jelin

Tomemos un par de ejemplos del destino de lugares y espacios


donde ocurrió la represión, de los campos y cárceles de las dictadu-
ras. Hay casos en los que el espacio físico ha sido “recuperado para la
memoria”, como el Parque de la Paz en Santiago, Chile, en el predio
que había sido el campo de la Villa Grimaldi durante la dictadura.
La iniciativa fue de vecinos/as y activistas de los derechos humanos,
que lograron detener la destrucción de la edi cación y el proyecto de
cambiar su sentido (iba a ser un condominio, un pequeño barrio pri-
vado). También se da el caso contrario, los proyectos que borran las
marcas, destruyen los edi cios y no permiten la materialización de la
memoria, como la cárcel de Punta Carretas en Montevideo, conver-
tida en un moderno centro de compras. Otros intentos de transfor-
mar sitios de represión en sitios de memoria enfrentan oposición y
destrucción, como las placas y recordatorios que se intentaron poner
inicialmente en el lugar donde funcionó el campo de detención El
Atlético, en el centro de Buenos Aires.14
Estos lugares son los espacios físicos donde ocurrió la represión
dictatorial. Testigos innegables. Se puede intentar borrarlos, destruir
edi cios, pero quedan las marcas en la memoria personalizada de la
gente, con sus múltiples sentidos. ¿Qué pasa cuando se malogra la ini-
ciativa de ubicar físicamente el acto del recuerdo en un monumento?
¿Cuando la memoria no puede materializarse en un lugar especí co?
Parecería que la fuerza o las medidas administrativas no pueden bo-
rrar las memorias personalizadas y los proyectos públicos de empren-
dedores/as activos/as. Los sujetos tienen que buscar entonces canales
alternativos de expresión. Cuando se encuentra bloqueada por otras
fuerzas sociales, la subjetividad, el deseo y la voluntad de las mujeres
y los hombres que están luchando por materializar su memoria se
ponen claramente de mani esto de manera pública, y se renueva su

“Tortura nunca mais” en Recife, Brasil, el edi cio de la une (Unión Nacional de
Estudiantes) en Río de Janeiro, el Palacio de la Moneda y varios monumentos
en Santiago, el Parque de la Memoria y la Plaza de Mayo en Buenos Aires están
publicados en Langland y Jelin (2003).
14. En ese caso, durante los años noventa hubo varios eventos públicos de conme-
moración, en los cuales se instalaron algunas marcas —murales, placas con nom-
bres de represores, esculturas conmemorativas, etc. En sucesivas oportunidades,
estas marcas fueron destruidas durante la noche siguiente a su instalación. Fi-
nalmente, se lograron instalar algunas señales que han perdurado y no han sido
vandalizadas (Jelin y Kaufman 2000).

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