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V
DE LA FILMOTECA
Archivos de la filmoteca es una revista cuatrimestral de estudios históricos sobre la imagen fundada en 1989
por Ricardo Muñoz Suay y editada por el Instituto Valenciano de Cinematografía. Como revista editada por una
filmoteca, incide necesariamente en la perspectiva histórica de las imágenes, pero también somete
la tradición cinematográfica a la reflexión de estudiosos contemporáneos para actualizarla y reinterpretarla.
El público al que va dirigida son aquellas personas cuyo trabajo, investigación o intereses están vinculados al
objeto de la revista.
Archivos de la filmoteca está incluida en los catálogos y bases de datos ISOC, Latindex, MILA Bibliography,
Dialnet, Library of Congress, ProQuest y Periodical Indexing Project de la FIAF (Federación Internacional de
Archivos Fílmicos).
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REDACTOR JEFE MANAGING EDITOR ADJUNTAS A LA REDACCIÓN EDITORIAL BOARD ASSISTANTS MAQUETACIÓN LAYOUT
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ALBERTO ELENA (Universidad Carlos III, Madrid) necesariamente las opiniones que sostienen
los colaboradores en sus textos
PETER W. EVANS (University of London)
MARVIN D’LUGO (Clark University, Worcester)
RAFAEL R. TRANCHE (Universidad
Complutense de Madrid)
TEORÍA E HISTORIA
REBECA ROMERO ESCRIVÁ:
Literatura y fotografía: las dos mitades de
Jacob Riis 172
RESEÑAS
LUIS ALONSO GARCÍA
Imago Mundi, Mundos de la Imagen 194
ALBERTO ALCOZ
Pre-cine revisitado, experimental media resitua-
do 199
Editorial
Cuando el presente volumen de Archivos de la fil- Con Contracampo acabó un periodo de la reflexión
moteca se hallaba presto para entrar en máquinas sobre el cine en nuestro país. Quizá por eso muchos
nos ha sobrecogido la noticia del fallecimiento de han tratado de apropiársela retrospectivamente,
Francisco Llinás. Paco era miembro, y lo seguirá otros de mitificarla. Ni lo uno ni lo otro parece
siendo, de nuestro Consejo Editorial. Pero fue justo; menos aún legítimo. Contracampo tuvo su día
mucho más que esto. En aquellos tiempos, no tan a día, su lucha y su picaresca. Por esta razón, debe
lejanos, en los que España pugnaba por arrimarse al entrar en el terreno de la historia, sin prejuicios ni
carro de la reflexión cinematográfica sin perder la temores. Tuvo también su poesía y su magia de
fuerza de una crítica activa (militante incluso), Paco equilibrio precario. Si Paco encabeza la primera y la
inventó una publicación, La mirada, y, tras su comparte con otros nombres, la segunda es sin lugar
efímera trayectoria, montó (no hay otro término a dudas suya en exclusiva. De aquellos tiempos surge
más exacto) Contracampo. Fue una apuesta audaz hoy, como un destello, su imagen en algunos
en tiempos difíciles, sustentada con economía débil, fotogramas de película. Luego, el silencio prolonga-
en una parte sustancial gracias a una herencia del do de muchos años en los que el rumbo de una vida
8 propio Paco y, en parte también, rebuscando entre es ignorado por el mundo. Con la desaparición de
los rincones y los bolsillos de los más decididos Paco perdemos algo que ya no existía en nuestra
colaboradores. La labor de su director fue la de España cinematográfica, pero que su mera existen-
hacer crítica, pegar sellos, hacer paquetes, negociar cia, su nombre invocado como sortilegio, nos hacía
con las imprentas, ejercer de maquetador, corregir imaginar. Ahora esta ilusión se ha quebrado y nos
pruebas, echar mano de seudónimo, pero sobre invade la angustia de que el lazo con un pasado tan
todo fue capaz de alcanzar un equilibrio entre arrebatado, imprevisible y fascinante pueda haberse
autores tan dispares como diferentes eran los espa- cortado definitivamente. La serenidad de la historia
cios de la crítica y de los estudios universitarios de se ocupará de explicar Contracampo; nosotros tan
cine, entonces nacientes, de la historia y del psi- solo deseamos retener un minuto, intensamente, la
coanálisis o la semiótica, de la reflexión sobre el imagen de Paco, su entrañable y sarcástica poesía,
pasado y la implicación urgente en defensa de algún para guardarla entre nosotros, recordándonos que
cineasta español excluido de los circuitos habituales. hubo un tiempo en España en que él y gentes como
Su afán de maridar cosas y gentes tan distintas se él fueron imprescindibles. Quizá entender esto nos
plasma tal vez de manera ejemplar en su intuición y haga concluir que, dondequiera que esté, Paco,
arrojo al organizar una mesa redonda cuando compañero, amigo, sigue siéndolo.
Tejero y una cuadrilla de guardias civiles irrumpió Archivos ofrece en este número una nueva aproxi-
en el Congreso. La tituló “El golpe como repre- mación a las cinematografías denominadas
sentación” y era una forma de reflexionar, desde un “periféricas” coordinada por nuestro colaborador
espacio propio, sobre cuestiones cívicas, políticas y Alberto Elena. En esta ocasión, el bloque gira en
estéticas. Así era Paco, así fue Contracampo. torno a un eje conceptual poco abordado: el reflejo
EDITORIAL >
de la experiencia urbana en algunos filmes contem- Y un revolucionario típico de los años treinta fue
poráneos de Argelia, Egipto, Turquía, Afganistán, Harry Alan Potamkin. Sonia García López nos
Irán e India. Desde diversas aproximaciones ofrece una selección de textos de este crítico cine-
metodológicas, el aspecto más destacado que se matográfico norteamericano escritos a lo largo de
desprende del dossier es el de la insuficiencia de las 1930 y 1931. Nos encontramos en el contexto de
formas habituales (y normalmente occidentales) de la Gran Depresión y también de la radicalización
aproximación al tema para afrontar los modelos que política. Por otro lado, se trata a su vez del momen-
están surgiendo de estas cinematografías. Las dico- to de la consolidación definitiva del cine sonoro.
tomías entre campo-ciudad; sentido de comunidad- Atravesados por todas estas tensiones, los textos de
aislamiento; definición de lo público-privado; pro-
octubre 2010
Potamkin se nos revelan como una manifestación
cesos de integración-exclusión etc.; se disuelven en de un periodo histórico en el que parecía impres-
formulaciones más complejas a partir de los ejemp- cindible debatir sobre la función social del cine, sin
los tratados por los autores de los artículos. De este dejar de lado los problemas estéticos. Potamkin
modo, podemos ver cómo las tensiones producidas había leído los textos sobre estética cinematográfica
por el sentido de desarraigo y la recuperación de 9
de Epstein, Canudo, Delluc o L’Herbier y no
formas urbanas de vida en “pequeña comunidad” perdió por lo tanto una visión de la faceta artística
(el barrio, la calle, el patio de vecinos…) se del cine, más allá del uso político que se pudiera
expanden hacia problemáticas más actuales. Destaca hacer del mismo. Los artículos propuestos nos
el examen, en una cultura cada vez más cosmopoli-
muestran la potencialidad del pensamiento de
ta y transnacional, del peso de los códigos morales
Potamkin, fallecido cuando apenas contaba con 33
y sociales, sobre todo en torno a la sexualidad, la
años, truncándose la incipiente obra de un crítico
representación del cuerpo, los problemas de identi-
de indudable interés, como se observará en las pági-
dad personal y (varios de los artículos inciden en
nas que por primera vez se traducen al español.
ello) el tratamiento de la mujer en el contexto
urbano. La colección de ensayos que ofrecemos nos Una visión traumática, a veces mística y casi siempre
sitúa, por lo tanto, ante unos rápidos procesos de descarnada de la ciudad es la que nos ofrece Jacob
mutación, de cambio de valores y de formas de Riis en las elocuentes fotografías y en el texto de su
sociabilidad que, por azares del tiempo histórico, libro Cómo vive la otra mitad, publicado en 1890.
están teniendo reflejo en el momento en que En su minucioso y documentado análisis de la obra
aparece esta entrega de Archivos con la caída de de Riis, Rebeca Romero reconstruye las fuentes y
algunos de los más esclerotizados regímenes políti- las referencias, tanto literarias como visuales, que
cos en el norte de África. Quizá la observación minu- ayudan a entender la obra, así como su labor semi-
ciosa de los filmes referidos en el dossier podría nal en la construcción de la iconografía fotográfica
servir para entender mejor los síntomas del malestar de las masas alienadas y empobrecidas de la gran
que ha llevado a la actual ola revolucionaria. ciudad industrial.
octubre 2009
Cinematic City (Londres,
Routledge, 1997), James Donald: cosa esconda otra
Imagining the Modern City
(Minneapolis, University of Italo Calvino, Las ciudades invisibles (1972)
Minnesota Press, 1999), Mark
Shiel y Tony Fitzmaurice (eds.):
Cinema and the City: Film and
Urban Societies in a Global
13
Context (Londres, Routledge,
No se puede decir, ciertamente, que las relaciones entre cine y ciudad no hayan
2001), Stephen Barber: Projected
Cities. Cinema and Urban Space sido profusamente exploradas hasta la fecha. En realidad, era lógico y previsible
(Londres, Reaction Books, 2002), que así fuera. Del mismo modo que —de acuerdo con Néstor García
Nezar Alsayyad: Cinematic
Urbanism: A History of the Canclini1— el estudio de las ciudades y de las transformaciones urbanas fue uno
Modern from Reel to Real de los ejes que mejor sirvió para (re)pensar la modernidad, la consideración de
(Londres, Routledge, 2006),
Andrew Webber y Emma Wilson
su imagen fílmica ha servido también de inagotable banco de pruebas para
(eds.): Cities in Transition: The numerosas reflexiones, teorías y especulaciones al respecto. Imaginadas tanto
Moving Image and the Modern como vividas —nuevamente en expresión de Canclini2—, las ciudades han ocu-
Metropolis (Londres, Wallflower
Press, 2008) y Barbara Mennel: pado desde el primer momento un lugar destacado en el imaginario cinemato-
Cities and Cinema (Londres, gráfico y, por supuesto, también en las ricas coordenadas de los film studies. Y,
Routledge, 2008).
sin embargo, la bibliografía parece haberse concentrado de forma casi exclusiva
4. Para el cine europeo, por
ejemplo, Myrto Konstantarakos
en algunos pocos ejemplos (o modelos) de ciudades. La mayor parte de los tra-
(ed.): Spaces in European Cinema bajos clásicos sobre el tema se mueven casi exclusivamente dentro de un universo
(Bristol, Intellect Books, 2000), euro-norteamericano, volviendo una y otra vez sobre las representaciones de
y Ewa Mazierska y Laura
Rascaroli (eds.): From Moscow to Berlín, París, Londres, Nueva York o Los Angeles —con tan solo ocasionales
Madrid: European Cities, aperturas hacia el Lejano Oriente—3, mientras que proliferan por lo demás estu-
Postmodern Cinema (Londres, I.B.
Tauris, 2002),
dios centrados en uno u otro contexto4, a veces incluso con carácter monográ-
5. Tal es el caso de, entre otros,
fico o específicamente relacionados con un género o ciclo temático5. El resto del
Charlotte Brunsdon: London in planeta, aun en la era de las megalópolis globales, parece extrañamente ausente
de este nutrido repertorio bibliográfico, con tan solo alguna monografía sobre Cinema: The Cinematic City Since
1945 (Londres, British Film
ciudades como México D.F. fuera de un más amplio —y creciente— abanico de Institute, 2007) o Murray
estudios centrados en diferentes urbes asiáticas6. Oriente Medio y Asia Central Pomerance (ed.): City that Never
Sleeps: New York and the Filmic
apenas si comparecen en la bibliografía especializada y es esta vasta región, con-
Imagination (New Brunswick,
templada dentro de un arco más amplio que abarcaría desde el Magreb hasta la Rutgers University Press, 2007).
India —desde Argel hasta Bombay, por decirlo con mayor precisión—, la que se Al margen de la ciencia-ficción,
con su peculiares exigencias y
erige en foco privilegiado de este dossier que ahora presentamos7. planteamientos, el cine negro
norteamericano ha sido objeto
de una atención preferente desde
el punto de visto de la teoría de
géneros: Nicholas Christopher:
Somewhere in the Night: Film
Noir and the American City
(Nueva York, Free Press, 1997),
William Hare: L.A Noir: Nine
Visions of the City of Angels
(Jefferson, McFarland, 2004),
Alain Silver y James Ursini: L.A
Noir: The City as Character (Santa
Monica, Santa Monica Press,
2006), etc.
6. David William Foster: Mexico
in Contemporary Mexican Cinema
(Austin, University of Texas
Press, 2002). Para el contexto
14 asiático, pueden verse Yomi
Braester y James Tweedie (eds.):
Cinema at the City’s Edge: Film
and Urban Networks in East Asia
(Hong Kong, Hong Kong
University Press, 2010) o mono-
grafías como Zhang Yingjin: The
City in Modern Chinese Literature
and Film: Configurations of
Space, Time and Gender
(Stanford, Stanford University
C Blok (Bloque C, Zeki Demirkubuz, 1994)
Press, 1997) y Yomi Braester:
Painting the City Red: Chinese
Algunas breves consideraciones, atentas sobre todo al contexto específico del Cinema and the Urban Contract
mundo árabe, pero en buena medida extrapolables al resto de la región, podrían (Durham, Duke University Press,
2010), sobre el caso chino, y
servir para enmarcar la lectura de unos textos que, como los que siguen, se expli- Preben Kaarsholm (ed.): City
can en todo caso por sí mismos. Un punto de partida inexcusable habría de ser Flicks: Indian Cinema and the
Urban Experience (Calcuta,
la constatación histórica del apogeo de un intenso proceso de urbanización en
Seagull Books, 2007) y Ranjani
toda la región durante la segunda mitad del siglo XX, en consonancia por tanto Mazumdar: Bombay Cinema: An
con el desarrollo del cine en la mayor parte de los países integrantes de la misma, Archive of the City (MInneapolis,
University of Minnesota Press,
con casos como los de Libia, Kuwait o Líbano —por no citar sino los más noto- 2007), para el caso indio.
rios— que perderán en muy pocas décadas su tradicional carácter rural para con- 7. Un origen remoto de estas
centrar un alto porcentaje de su población en las respectivas capitales. La emigra- preocupaciones puede encon-
ción interna —básicamente, aunque no de manera exclusiva— permite dar trarse en la retrospectiva que
abril 2011
urbanización del mundo árabe en la segunda mitad del siglo XX, toda vez que
en su caso la nítida polarización entre el campo y las ciudades venía de atrás y se
15
cuentado por un cierto cine egipcio de vocación realista, por más que —como 11. Leonardo De Franceschi:
“Heterocliciudad: la mirada sobre
muy bien muestra Viola Shafik en su artículo— esa arraigada concepción del la ciudad, del pluralismo a la dis-
barrio como espacio organizado y jerarquizado (cuyas raíces tienen sin duda tanciación”, en Alberto Elena
(ed.): Las mil y una imágenes del
mucho que ver con la propia estructura de la ciudad árabe tradicional), como cine marroquí, Madrid / Las
último reducto de seguridad (psicológica y afectiva, al menos) en el proceloso Palmas, T&B Editores / Festival
océano de la gran urbe para contrarrestar el desarraigo de la emigración y la mar- Internacional de Cine de Las
Palmas de Gran Canaria, 2007, p.
ginación, se proyecta con fuerza en múltiples direcciones. En efecto, si el modelo 73. Véase también su monografía
del cine realista egipcio irradia con fuerza en otras latitudes, con sus lógicas y Hudud! Un viaggio nel cinema
maghrebino, Roma, Bulzoni
necesarias declinaciones, desde Irak hasta Marruecos, la medina como metáfora Editore, 2005, especialmente pp.
de la sociedad y sus conflictos juega todavía un papel esencial en numerosos films 83-200.
abril 2011
Traditional Society: Modernizing
the Middle East, Glencoe, Free conciencia —por decirlo con la ajustada expresión del historiador de la tecnolo-
Press, 1958. gía Daniel R. Headrick14— de que allí donde algunos esperaban el mecánico
13. Raymond Williams: The advenimiento de una salutífera modernización tan solo se estaba produciendo un
Country and the City, Londres,
“crecimiento sin desarrollo” que estaba lejos de resolver los viejos conflictos, 17
Chatto and Windus, 1973.
14. Daniel R. Headrick: The
aunque sí generando su propia espiral de tensiones, impregnó toda una nueva
Tentacles of Progress: Technology corriente de pensamiento en la que, desde la perspectiva de la sociología urbana,
Transfer in the Age of se subrayaba el auge de lo que Manuel Castells diera en llamar la ciudad dual15.
Imperialism, 1850-1940, Nueva
York / Oxford, Oxford University No se trata ya, apunta Castells, de resaltar una vez más el contraste entre opu-
Press, 1988, p. 7.
lencia y pobreza en un espacio común, sino más bien de identificar “una estruc-
15. Véase, por ejemplo, su
importante trabajo “Tecnologías tura social urbana que existe sobre la base de la interacción entre polos opuestos
de la información, reestructura- e igualmente dinámicos de la economía informacional, cuya lógica de desarrollo
ción de las relaciones capital-
trabajo y el surgimiento de la
polariza la sociedad, segmenta grupos sociales, aísla culturas y segrega los usos
ciudad dual”, en Ira Susser (ed.): de un espacio común”16. García Canclini prefiere hablar de “la dualización entre
La sociología urbana de Manuel la ciudad global y la ciudad local marginada e insegura”17, pero de lo que en
Castells, Madrid, Alianza
Editorial, 2001, pp. 365-397. todo caso estamos hablando es de nuevas formas de urbanización en las que,
16. Manuel Castells: “Tecnologías lejos de haberse superado las viejas tensiones entre la ciudad tradicional —esa
de la información, reestructura- ciudad letrada, tan aparentemente ordenada en su superficie como agresiva en
ción de las relaciones capital-
trabajo y el surgimiento de la la salvaguarda de sus valores elitistas, de que hablara brillantemente Ángel Rama
ciudad dual”, p. 383. a propósito de las urbes coloniales hispanoamericanas18— y sus avatares al socaire
17. Néstor García Canclini: La de la modernidad, asistimos a la superposición de nuevos modelos caracterizados
globalización imaginada, p. 168.
por nuevos tipos de segregación espacial y cultural. “De las ciudades a las que los
18. Ángel Rama: La ciudad
letrada, Montevideo, Editorial
provincianos llegan, como explican los estudios sobre migración, buscando tra-
Arca, 1998. bajo y mejores ingresos, confort y anonimato, fascinados por las luces de la ciu-
18
abril 2011
ticular, en la obra de Dariush Mehrjui dan fe de la pujanza de una nueva lectura
en la que la ciudad también ofrece un inagotable potencial liberador.
19
Las ciudades pierden así esa dimensión metafórica que con tanta frecuencia les
caracterizara para descubrir nuevas vivencias y nuevas lecturas. En algún punto
se ha producido una innegable inflexión: no son solo las representaciones de la
ciudad las que han cambiado en su materialidad misma, sino también —y de
manera destacada— la sensibilidad subyacente. Muchas de las películas analiza-
das en este dossier se caracterizan justamente por una mirada excéntrica, por un
punto de vista que se corresponde con el de otros sujetos, distintos del campe-
sino-testigo que Jameson identificara como figura emblemática de toda una tra-
dición fílmica. En este sentido, si la ciudad continúa siendo el epicentro de las
representaciones, se da cada vez más una tendencia a vaciarlas de sentido
mediante la remisión a otros espacios no necesariamente identificados con la
Arcadia rural. Porque, aunque probablemente quepa reconocer una cierta rea-
propiación del espacio extra-urbano por parte de los jóvenes cineastas árabes,
turcos, iraníes o indios, esta tendencia no significa en modo alguno un retorno
a la tradicional dialéctica campo/ciudad, sino que reviste características muy par-
ticulares y así la huida al Sur, enmascarada como simple road movie en numero-
sos films magrebíes, o el repliegue sobre espacios rurales y del interior propio de
tantas y tantas películas iraníes devienen en realidad en una constante búsqueda
de la identidad o la libertad.
Ese vaciado se corresponde en otras muchas ocasiones con la representación de
20
la ciudad como una auténtica no man’s land, un enclave transido de provisiona-
lidad que, como en la magistral Heremakono (Abderrahmane Sissako, 2002),
transforma a Nouadhibou en un espectral lugar de espera, girando toda la vida
de la ciudad —que no parece tener otras particulares señas de identidad— en
torno a lugares situados en alguna región más allá del océano donde las cosas,
presumiblemente, deberían ser distintas (por más que la intencionada presencia
del vendedor ambulante chino nos recuerde, sin embargo, las complejidades de
la globalización....). El cine nos ha acostumbrado a contemplar Tánger desde
esta perspectiva recurrente, pero nos equivocaríamos si pensáramos que ello solo
está ligado a su peculiar estatuto como ciudad fronteriza: para la protagonista de
Qass wa lasq (Cortar y pegar, Hala Khalil, 2006), por ejemplo, El Cairo no es
más que una etapa a quemar con rapidez en su decidida escapada a Nueva
Zelanda. Y, a su vez, desde la polémica Adam Barfi (El hombre de nieve, Davud
Mir-Bagheri, 1995) el cine iraní coquetea continuamente —y de forma mucho
menos festiva— con esta idea de la emigración y el exilio, mientras que Tere Bin
Laden (Abhishek Sharma, 2010), uno de los megahits bollywoodienses de esta
pasada temporada, hace lo propio al hilo de un arriesgado ejercicio de funambu-
lismo ideológico (comenzando por el juego de palabras del título, traducible
tanto por Sin ti, Laden como por Tu Bin Laden). Si en el periodo clásico los
cines de la región construyeron generalmente sus representaciones de la ciudad
abril 2011
Delhi 6 (Rakesh Omprakash Mehra, 2009)
21
a partir de la memoria de algo que se había dejado atrás, quizás la nueva mirada
tenga en cambio como privilegiado referente algo que se adivina delante.
Desde el Magreb al subcontinente indio los cines de la región comienzan a acos-
20. Manuel Castells:
“Conclusión”, en Ira Susser tumbrarnos a un imaginario urbano que nada tiene que ver con el heredado de
(ed.): op. cit., p. 495. una época que, sin duda, era distinta. “En general, el nuevo mundo urbano —
21. Manuel Castells: “El espacio explica Castells— parece estar dominado por el movimiento dual de inclusión en
de los flujos”, en Ira Susser
(ed.): op. cit., p. 426. redes transterritoriales y exclusión mediante la segregación de los lugares”20 y
22. Ulf Hannerz: Conexiones desde luego los estudios que componen este dossier validan sustancialmente esta
transnacionales. Cultura, gente, afirmación. No todas las ciudades de la región, por supuesto, son megaciudades,
lugares, Madrid / Valencia,
Ediciones Cátedra / Universidad entendidas como grandes aglomeraciones urbanas, pero sobre todo como nodos
de Valencia, 1998, pp. 205-225, de la nueva economía global (tal vez solo Bombay podría aspirar a esta condi-
para quien los requisitos básicos
para figurar en esta particular ción)21, ni pueden aspirar a la categoría de ciudades mundiales, en la denomina-
categoría son la presencia de ción alternativa de Ulf Hannerz22, pero con todo trascienden con creces los
empresas multinacionales, la
acogida de una emigración mul- estrechos márgenes de una teorización obsoleta que ya pocos aplican a los estu-
ticultural, la configuración de dios sobre la ciudad (europea, norteamericana, del Lejano Oriente....) y el cine,
una élite cultural con proyección
internacional y la afluencia de
aunque cierta desidia parece dar todavía por buena en una región tan conflictiva
un turismo de masas. como sin duda rica y multifacética. Sin olvidar nunca, como nos recuerda
22
Las relaciones entre cine y ciudad han sido objeto de numerosos acercamientos desde múltiples y
muy diversas perspectivas, pero casi siempre se han centrado —por razones obvias— en contex-
tos europeos y norteamericanos o, más recientemente, de Asia Oriental. Otras regiones, con sus
correspondientes procesos de desarrollo urbano, no menos atendidos y reflejados por las cinema-
abril 2011
tografía locales, carecen sin embargo de un bagaje crítico y analítico parangonable dentro de los
estudios fílmicos. Declinando la cuestión de las representaciones de los paisajes urbanos en el
umbral del siglo XXI en clave norteafricana, medioriental, centroasiática e hindustánica, el presente
dossier aspira a promover una cierta dimensión comparativa en el marco de este campo de inves-
tigación, comenzando claro está por prestar la debida atención a otros contextos no menos ricos 23
y apasionantes como objeto de estudio.
Palabras clave: Cines periféricos, representación de la ciudad, cine árabe, cine indio.
The relationship between film and the city has been the subject of many studies and many perspec-
tives, but one thing they all share (for obvious reasons) is a European, American or, more recently,
Asian framework. There are, nevertheless, other regions that have significant film production on their
own urban situations but which lack a comparable tradition of film criticism and analysis, for exam-
ple, North African, Middle Eastern, Central Asian and Hindi films. Looking at how urban landscapes
are being represented on the threshold of the 21st century, this study situates these rich and fasci-
nating contexts within the overall debate, granting them the scholarly attention they deserve.
Key words: periferal films, representation of the city, Arab films, Indian films.
24
abril 2011
“Et toi, tu connais une seule personne qui aime les Algériens?”
Délice Paloma (Nadir Moknèche, 2007)
25
En los primeros días de esta nueva década, mientras se escribía este texto, los
principales medios de comunicación internacionales se hacían eco de los aconte-
cimientos que confirmaban importantes cambios políticos en Túnez, un país que
1. Agradezco a Javier H. Estrada llevaba décadas alejado de lo que estos mismos medios consideran noticia.
y a Alberto Elena su disponibili- Aunque la movilización popular que capitalizó un descontento masivo no tardó
dad y generosidad habituales, y
el haberme proporcionado mate-
en contagiarse a diversas ciudades de Argelia —así como a Egipto, que a día de
riales fundamentales para la ela- hoy acapara la atención internacional—, dando lugar a manifestaciones y revuel-
boración de este artículo.
tas, por el momento, su alcance parece haber quedado lejos del compromiso del
2. Véanse, sobre las últimas
gobierno de emprender reformas políticas o mejoras sociales significativas:
medidas adoptas por el gobierno
argelino y las demandas realiza- Abdelaziz Bouteflika, presidente de la república desde 1999, ha prometido el
das por los partidos de la oposi- inminente fin del estado de emergencia, implantado hace diecinueve años, que
ción, Ignacio Cembrero: “Argelia
levantará el estado de emergen- tanto la oposición como la sociedad civil reclamaban, pero en Argel, sin
cia vigente desde 1992”; embargo, las manifestaciones seguirán estando vetadas “por razones de orden
“Argelia prohíbe la gran manifes-
tación del sábado, pero los con- público”, según el jefe del Estado2.
vocantes la mantienen”; “Un
masivo despliegue policial aborta
En el complicado y tenso escenario político actual del norte de África, el falso
en Argelia la manifestación por silencio argelino tiene al menos el efecto tranquilizador del “no pasa nada” que
el cambio”, El País, 4, 8 y 13 de
parece conveniente cuando la historia reciente de este país nos devuelve un
febrero de 2011, respectiva-
mente. número tan elevado de cadáveres y una violencia sostenida durante tan largo
26
Por tanto, una de las cuestiones a tener en cuenta al acercarse al cine argelino de
los últimos diez años, arco temporal que servirá de marco para nuestro estudio,
abril 2011
es la complicada relación que dicho cine va a interponer con el pasado —y con
las construcciones pasadas de la identidad nacional—, incluso si esa relación pasa
por omitirlo o negarlo, ya que, como afirma Guy Austin, “recordar y olvidar en
sus formas más extremas son factores cruciales en la negociación de una identi- 27
dad nacional moderna argelina”6.
El cine argelino jugó un papel fundamental en la puesta en imágenes del país
durante los años sesenta, setenta y ochenta, y se convirtió, no en el único, pero
sí en uno de los medios a los que recurrió el Estado para la creación y promo-
ción de una identidad nacional argelina a partir de la Liberación; momento fun-
dacional que, como para otros estados postcoloniales al alcanzar la soberanía,
exigía resolver el problema de la unidad nacional. En este caso, los regímenes
posteriores a la independencia, desde Ben Bella a Benjedid, pasando por
Boumediène, impulsaron una cierta idea de la nación que resolviera esta disyun-
4. “Benjamin Stora, entrevista tiva a partir de un proceso de homogeneización religiosa, política y cultural:
con Juliette Cerf y Charles
Tesson”, en Oú va le cinéma algé-
Argelia era, pues, un país musulmán, socialista —al menos hasta la Constitución
riene?, Cahiers du Cinéma, Hors- de 1989— y, desde el punto de vista lingüístico y cultural, cada vez más volcado
série, febrero-marzo de 2003, p. a la arabización. Sin embargo, el país más poblado y rico del Magreb, se sumía
8. Todas las traducciones son de
la autora. en los ochenta en una profunda crisis socioeconómica, evidenciada en las revuel-
5. Ibíd., p. 13. tas de octubre de 1988. El gobierno fue perdiendo legitimidad: incapaz de man-
6. Guy Austin: “Against Amnesia: tener las promesas de la revolución, tampoco lograba que las leyes del libre mer-
Representations of Memory in cado ampararan las expectativas de una población preeminentemente joven cuyo
Algerian Cinema”, Journal of
African Cinemas, vol. 2, nº 1,
futuro parecía cercenado. El fin de la década era testigo, en definitiva, de cómo
julio de 2010, p. 27. la construcción hegemónica de la identidad nacional era contestada enérgica-
abril 2011
ciones o coproducciones francesa
desde una óptica postcolonial, completamente distinto en su planteamiento dis-
son, por ejemplo, Cartouches
gauloises, de Mehdi Charef cursivo, lo encontramos en Indigènes (Days of Glory, Rachid Bouchareb, 2006),
(2006), relato autobiográfico que recupera un capítulo ignorado de la colonización rescatando la participación
ambientado en la última prima-
vera antes de la Independencia, bajo bandera francesa de tropas norteafricanas en la Segunda Guerra mundial10. 29
o la interesante relectura crítica
de la política cultural y el clima
de represión impuestos tras la
misma, Le soleil assassiné
(2003), de Abdelkrim Bahloul.
Este realizador, afincado en
Francia, tiene pendiente de
estreno su último film, Le voyage
à Alger (2009), presentado en
algunos festivales, y en el que
recupera otro episodio de la
inmediata posguerra. Así mismo,
en el terreno del documental,
destaca la figura de Malek
Bensmail que lleva años planteando
un escrutinio de la historia arge-
lina, desde el comienzo de la
sublevación contra el domino
francés en La Chine est encore
loin (2008), en la que vuelve a
los escenarios donde esta se ini-
ció, pasando por Guerres secrètes
du FLN en France (2010), sobre
hechos bastante desconocidos de
la lucha por la Independencia, o
Algérie(s) (2003), que se centra
en los años noventa. Des Hommes et des dieux (De dioses y hombres, Xavier Beauvois, 2010)
abril 2011
Délice Paloma (Nadir Moknèche, 2007)
31
lo cierto es que este sigue necesitando para su subsistencia de financiación
extranjera, obtenida en la mayoría de los casos a partir de la comparecencia de
productoras y ayudas institucionales galas. La imposición de la lengua francesa
será, por tanto, un signo característico de muchos de ellos. Más allá de esto, las
referencias directas e indirectas a Francia son constantes, y la construcción de la
subjetividad y el punto de vista de los directores argelinos tiene hoy que ver con
un marco de formación que, si no en todos, pasa en la mayoría de los casos por
distintas escuelas y centros franceses.
… ¿Qué ciudad?
Las premisas de este trabajo exigen, por otra parte, el acercamiento a un aspecto
concreto dentro del cine argelino (si es que existe algo que podemos fijar fácil-
mente bajo esta denominación “de origen”), vinculándolo con la representación
de la ciudad. Argel, la ville blanche, capital portuaria del Mediterráneo, será el
espacio privilegiado donde se desarrollan buena parte de las ficciones recientes,
así como un número significativo de cortometrajes y de trabajos documentales.
La representación de la ciudad cobra, por otra parte, una dimensión inusitada si
tenemos en cuenta que sus calles han sido durante años escenarios imposibles
Es a mediados de los años setenta, coincidiendo con la emergencia de lo que 15. Véase Roy Armes:
Postcolonial Images: Studies in
algunos autores han llamado “segunda generación”, vinculada a los nuevos cines North African Film, Bloomington,
árabes, cuando la ciudad toma carta de naturaleza en el cine argelino. Sin duda, Indiana UP, 2005.
abril 2011
17. Para Katherine Roberts, la
representación de una Argelia La dicotomía campo/ciudad, que no deberíamos entender necesariamente como
urbana es, sin embargo, rara
dentro del cine argelino: la ciu-
una relación bipolar entre tradición y modernidad —debate este que hay que
dad nunca ha sido el espacio tomar con extremada cautela no solo en Argelia, sino en todo el mundo árabe—,
predilecto para la puesta en 33
ofrece no obstante una categoría de análisis que puede resultarnos útil. De
escena de la nación, ya que la
guerra contra los franceses la hecho, la ciudad no supone el escenario y depósito de temas exclusivo del cine
ganaron los maquis en el campo reciente, sino que ambas realidades requieren una atención específica. En este
y los líderes del FLN salieron de
este espacio geográfico. Apunta,
sentido, resulta pertinente mencionar siquiera cómo en estos últimos años la vin-
además, a que títulos como Omar culación del cine al mundo rural y a sus personajes parece desvelar también un
Gatlato mostraron una realidad proceso de reapropiación y revisión de los viejos relatos nacionales. En Timgad,
que los censores querían ocultar:
estos films ponen en escena la la vie au coeur des Aurès (2002) y La maison jeune (2007), Amor Hakkar pro-
crisis de vivienda mostrándonos pone sendos reencuentros con la cultura bereber. A partir de los resortes del
edificios decrépitos, denuncian la
superpoblación, así como diver-
documental y la ficción, respectivamente, en ambas late el deseo de proteger y
sas formas de inseguridad de la preservar el legado histórico y sentimental de la región del Aurés, y de esbozar
ciudad. Katherine Roberts: los desafíos del presente haciéndose cargo de las heridas del pasado. En la
“«C’est nous aussi l’Algérie»:
nation (im)possible dans Les potente Bled number one (2006), rodada en Cap Bougaroun, en el extremo nor-
Suspects de Kamal Dehane”, este de Argelia, Rabah Ameur-Zaïmèche emprendía un itinerario de reconoci-
Expressions maghrébines, vol. 6,
nº 1, verano de 2007, p. 144.
miento tanto del espacio rural, como de su propia identidad en tanto que des-
Por su parte, Roy Armes, afirma cendiente de emigrantes provenientes de esta región —a los que recluta, por
que en los años noventa el cine
cierto, como actores para una cinta que él mismo protagoniza. A partir de una
se había retirado de forma gene-
ralizada del medio urbano y narración permeable a la observación antropológica, donde incluye la celebra-
había abandonado su habitual ción del rito ancestral de la zerda, la película recuperaba los conflictos de una
modo de representación realista
en beneficio de la fábula y la
población atenazada por la segregación sexual, la amenaza integrista y el vacío de
alegoría. Op. cit., p. 58. autoridad. La reapropiación del imaginario geográfico y humano argelino a par-
como pasaje a otro lugar, como fórmula de tránsito entre una realidad invivible
y un futuro incierto en otro mundo, las más de las veces al otro lado del
Mediterráneo al que mira la bahía de Argel. El retrato más acuciante de la ciu-
dad como un organismo que expulsa a sus habitantes lo encontramos en la obra
de Tariq Teguia. En el cortometraje Haçla/La clôture (2004) reúne una serie de
entrevistas a cámara de jóvenes argelinos que viven en la renuncia constante y no
ven salida si no en la siempre acechante tentación del exilio. En su primer largo,
Rome plutôt que vous (2006), Argel adquiere un protagonismo esencial. La
auténtica apuesta de este trabajo es hacer del deambular de su pareja protago-
nista el recorrido narrativo del film. En el camino vemos la ciudad desde el punto
de vista de dos jóvenes que quieren abandonarla a toda costa y accedemos a algu-
nos barrios y suburbios de Argel que no habían sido llevados a la pantalla hasta
la fecha20.
Recapitulando, nos encontramos a principios del siglo XXI con una ciudad tes-
tigo de profundos cambios históricos, políticos, sociales y urbanísticos, con una
importante presencia en la cultura no solo del Magreb, sino de todo el
abril 2011
20. La última película de Tariq
Teguia hasta la fecha, Inland
Mediterráneo, pero relativamente desatendida por el cine, sobre todo si tenemos
(2008), adopta también la en cuenta que desde 1997 a 2002 ni una sola película se había rodado en sus
estructura de un viaje (imposi-
calles. A este respecto, no hay una filmografía que pueda verificar mejor este tra-
ble), recuperando esta vez como
punto de partida una Orán llu- yecto que la de Merzak Allouache, el más prolífico realizador argelino hasta la 35
viosa y confusa que el protago- fecha. Si Bab El-Oued City (1994), rodada bajo un notable riesgo en el barrio
nista, un topógrafo, abandona
para retomar un proyecto de ten- que le da título, supuso una certera descripción del surgimiento de la violencia21,
dido eléctrico inacabado en una
zona de dominio integrista. Así
comienza una travesía que lo lle-
vará primero a un campo base en
las montañas Ouarsenis para des-
pués acompañar a una emigrante
en el camino de vuelta hacia la
frontera con Mali, atravesando el
país hacia el sur.
21. En estos mismos años, la
interesante Sous les pieds des
femmes (1997), de la franco-
argelina Rachida Krim, rodada en
Francia y protagonizada por
Claudia Cardinale, se cuestionaba
la responsabilidad de las élites
políticas del FLN en la deriva de
los acontecimientos durante los
noventa, además de aludir a
cómo se desvanecieron las
expectativas que las mujeres
argelinas habían depositado en
la nueva sociedad que prometía
este partido. Bab el web (Merzak Allouache, 2005)
una vez que resulta imposible rodar en Argel, habrá que esperar su retorno hasta 22. Nos parece oportuno recupe-
Bab el web (2005). Esta comedia juvenil de tintes románticos está lejos de alcan- rar las opiniones del director en
una entrevista cuyo título deja
zar los mejores exponentes del talento para la comedia de este director. No obs- clara la precaria situación de la
tante, resulta llamativo que este regreso se articule a partir de la amistad que producción nacional, y en la que
pone el acento en la necesidad de
entablan a través del chat un “imigri” (un chico perteneciente a una familia emi- dotar a Argel de visibilidad que la
grada que ha vuelto de Francia) y una chica francesa. Su inesperada visita servirá acerque a la “normalidad”: “El
rodaje se desarrolló sin problemas
de excusa narrativa para hacernos ver Argel desde un punto de vista turístico, en una ciudad donde hoy se
algo impensable poco tiempo atrás22. En Harragas (2010), por el momento su puede rodar con normalidad. Es
esto lo que intento explicar
última película, Allouache vuelve a escapar de Argel siguiendo el destino de un
cuando presento mi película en
grupo de emigrantes clandestinos que se embarcan hacia Europa. Francia. Allí tengo la impresión
de que no se quiere ver otra ima-
Así pues, es esta primera década del siglo XXI la que ha visto emerger el reno- gen de Argelia que la de los años
vado interés de una nueva generación de realizadores por reapropiarse de la ciu- sombríos. Tengo la impresión de
que a algunas personas les com-
dad de Argel, por desplegar sus imponentes vistas, desentrañar sus formas de place presentarla bajo un prisma
vida, los anhelos de sus habitantes, sus contradictorios escenarios y por presen- que da miedo. A veces, mientras
presento mi película en Europa,
tar, en ocasiones, la cara oculta de una ciudad imaginada23. me doy cuenta de todo lo que
queda por hacer para recuperar
una imagen sana de Argelia”.
Merzak Allouache: “Le cinéma
Viva Laldjérie: Vive les filles d’Alger!
algérien est moribond…”
Uno de los films que sin duda permiten hablar con rigor de un nuevo aliento Entrevista con Fayçal Anseur en
Le Matin DZ (18 de abril, 2008),
para el cine argelino en estos últimos años es Viva Laldjérie (2004), de Nadir accesible en: http://www.lema-
36
tindz.net/news/1312-interview-
merzak-allouache-le-cinema-alge-
rien-est-moribond.html (último
acceso el 10 de febrero de 2011).
23. De esta tendencia forman
parte algunos títulos, en su
mayoría medio o cortometrajes,
rodados en formato digital y de
carácter documental, que tienen
como común denominador el
redescubrimiento de Argel y de
sus habitantes: Prends le bus et
regarde (Amina Zoubir, 2006); Les
Baies d’Alger (Ferhani Hassen,
2007); Joue à l’ombre (Mohamed
Lakhdar Tati, 2008). Así mismo,
un ejemplo de su renovada visibi-
lidad en términos cinematográfi-
cos lo encontramos en el ciclo
Alger, «ville cinématographique»,
proyectado en el último festival
Le Maghreb des films, que tuvo
lugar en diversas ciudades france-
sas del 5 al 16 de noviembre de
2010. Puede consultarse la pro-
gramación en: http://maghreb-
desfilms.fr (último acceso el 10
Le harem de Mme Osmane (El harén de Madame Osmane, Nadir Moknèche, 2000) de febrero de 2011).
Moknèche. Este film podría entenderse quizás mejor como la parte central de
una trilogía algérienne y algéroise —si se nos permite utilizar los dos gentilicios
franceses que marcan la diferencia entre el país y la ciudad. Porque se trata de
integrar una en el otro, ya que creemos que el proyecto del que también forman
parte Le harem de Mme Osmane (El harén de Madame Osmane, 2000) y Délice
Paloma (2007), y donde cobra un absoluto protagonismo la ciudad de Argel,
responde a la necesidad de dotar al imaginario nacional de un repertorio de imá-
genes e historias esencialmente urbanas ignoradas hasta ahora por el cine nacio-
nal/ista. Y, sin embargo, una de las cuestiones que va a interponerse en la inter-
pretación de esta cinta es precisamente su debatida autenticidad. ¿A quiénes van
dirigidas las imágenes del film de Moknèche? ¿Es una película “realmente” arge-
lina? ¿Se corresponden sus personajes, diálogos y situaciones con una visión
“auténtica” de la ciudad de Argel?
A lo largo de este texto hemos insistido en que cualquier intento de definir de
forma unívoca y homogénea la nación argelina se topa hoy con demasiadas tra-
bas. Pero la puesta en escena de algunos de los tabúes de esta sociedad resulta
abril 2011
también problemática, sobre todo si, como es el caso, estamos hablando de pro-
ducciones que cuentan con una mínima participación nacional y son, la mayoría
absoluta de las veces, coproducciones con un aporte mayoritario de financiación
francesa. En este caso, Viva Laldjérie es una coproducción franco-belga-argelina
que se benefició del fondo de ayudas convocadas con motivo del Año de Argelia
37
en Francia y, aunque los exteriores se rodaron en un invernal Argel, para los inte-
riores se utilizó un estudio parisino. Así mismo, se rodó en francés, excepción
hecha de las canciones o algún retazo
de diálogo en árabe.
En su título se hace patente una estrate-
gia básica del cine de Moknèche, que
pasa por apropiarse de determinados
elementos aparentemente dispersos —
escenarios, imágenes, temas, músicas,
rostros y emblemas nacionales, etc.—
para elaborar con ellos una mezcla
híbrida de orígenes diversos que, sin
embargo, cuaja. Parece no romperse en
su deshilvanada procedencia y concitar,
además, un sustrato de elementos com-
partidos por una sociedad mucho
menos monolítica y estática de lo que
habitualmente se imagina o se repre-
Viva Laldjérie (Nadir Moknèche, 2004) senta. Así, el título entabla una relación
pero, sobre todo, porque esta imagen invita también a una lectura que trabaja la
relación entre las imágenes cinematográficas y la puesta en escena de las contra-
dicciones de la sociedad argelina contemporánea.
La película de Mokneche no es una película de género, aunque no excluya citas
y elementos del thriller, guiños al musical e, incluso, a la comedia. Su modelo de
representación es el realismo, tal y como deja claro la secuencia inicial en la que
los créditos del film se incrustan en imágenes anodinas e invernales de las calles
de Argel pobladas de gente anónima que camina sobre la nostálgica y exquisita
música de piano compuesta por Pierre Bastarolli. La película se orienta hacia los
espacios marginales de esa sociedad siguiendo el itinerario de Goucem (Lubna
Azabal), que vive con su madre en un cuarto de la pensión Debussy, en el cen-
tro de la ciudad. “Joven de 27 años, no virgen, dos abortos, y de madre baila-
rina”, según su propia descripción, Goucem trabaja en la tienda de un fotógrafo
y espera a que su amante, Aniss, un médico casado, decida divorciarse. Entre
tanto, pasa las noches del fin de semana en discotecas y disfruta de algún encuen-
abril 2011
tro sexual casual. A través del personaje de Papicha, interpretada por Biyouna,
cuyo marido murió —según dice ella de “dégout” (asco), algo peor que de lo
que se podía morir habitualmente en la Argelia de los noventa—, la narración
39
juega la posibilidad o imposibilidad de tener algo que decir sobre lo que se es o 26. Ratiba Haj-Moussa:
“Marginality and ordinary
se quiere ser. Es contra el cuerpo (de las mujeres) contra el que afloran todas las memory: body centrality and the
contradicciones de Argelia”26. Así pues, en Viva Laldjérie, es el cuerpo de Fifi el plea for recognition in recent
Algerian films”, en The Journal of
que acaba pagando las consecuencias del abuso de poder de un representante del North African Studies, vol. 13, nº
Estado —y no por cierto de los más habitualmente relacionados con la violencia 2, junio de 2008, p. 192.
abril 2011
Viva Laldjérie (Nadir Moknèche, 2004)
41
integrista. Además, la autora recuerda que son los personajes femeninos los
depositarios de la memoria y los responsables de conectar la historia pasada de
Argelia con el presente. En el caso de Viva Laldjérie, Papicha consigue al fin, uti-
lizando sus recursos femeninos —que luego recuperará la protagonista de Délice
Paloma en el papel de “benefactora” nacional—, encontrar el nuevo Copacabana
y volver a cantar en él. Pero, además, también transfiere sus conocimientos a la
siguiente generación enseñando a bailar a la hija de los porteros de la pensión27.
Para la centralidad de las mujeres en el relato resulta esencial el proceso de encar-
27. El interés demostrado por nación que llevan a cabo las actrices. Por muy obvio que pueda parecer recor-
jóvenes realizadores magrebíes darlo, los personajes de Goucem, Fifi y Papicha existen gracias a las actrices que
por esta disciplina sería merece-
dor también de cierta atención, las interpretan y, en este sentido, Vive Laldjérie supone un momento importante
ya que tanto en Túnez (Satin en cuanto a que precisa de un grupo de actrices capaces de encarnar estos pape-
Rouge, Raja Amari, 2002), como
en Marruecos (Wathever Lola
les. El hecho de que Nadia Kaci, argelina afincada en París desde hace años pero
wants, Nabil Ayouch, 2007) o protagonista de un número significativo de films argelinos, consienta en endosar
Argelia, con el trabajo de el papel de la prostituta y en hacer un desnudo integral frente a la cámara por vez
Moknèche, encontramos narracio-
nes donde la danza oriental tiene primera en la historia del cine argelino, más allá de la anécdota, supone un jalón
un papel preeminente y es la histórico en el recorrido de este cine, en la historia de sus representaciones visua-
depositaria de una memoria
femenina que se transmite a tra-
les y de sus políticas de género. La elección como protagonista de la belgo-
vés de distintas generaciones. marroquí Lubna Azabal, también afincada en París, desestabilizaba el reparto y
28. En esto insistía el realizador: La inclusión fundamental de la música raï, con canciones de Cheba Djanet y
“Desde la independencia, Argel
es una ciudad que prácticamente
Cheb Abdou Jr —que hace un cameo en la película— y con las que canta
no ha sido retratada, con un Biyouna, forma parte también de la manera en la que Moknèche se vincula con
gran déficit de imágenes con- una manifestación cultural popular. Un género musical que se caracteriza, como
temporáneas. El autorretrato de
referencia sigue siendo colonial o su cine, por tocar temas considerados tabúes en esta sociedad, como el sexo o la
folklórico. Tuve que abrir una homosexualidad, y por hacer crónicas explícitas de las experiencias de la juven-
Guía Azul en una biblioteca pari-
tud. De ahí, que las canciones se subtitulen al francés cuando aparecen pun-
sina para experimentar el
impacto de ver una Argel entera- tuando distintos episodios de la película. Así, Moknèche consigue compartir un
mente cartografiada. Por primera terreno común de la cultura argelina —que ha viajado con éxito fuera de las fron-
vez en mi vida veía un mapa de
mi ciudad, algo que allí no exis-
teras nacionales—, apoyándose además en su visión inconformista y, hasta cierto
tía en la época de la paranoia punto, contestataria.
soviética del régimen. Es una
ciudad profundamente mediterrá- La complejidad de los retratos femeninos que elabora Viva Laldjérie no sería
nea y, al igual que muchas ciuda- posible si no concurriese la complejidad del espacio fílmico de la ciudad. En ese
des en España o en los Balcanes,
sentido, Argel permite anclar esta historia en una temporalidad contemporánea,
la arquitectura es tanto europea
como musulmana (árabe o que somete a sus habitantes a formas de vida expugnadas por la globalización. El
turca). La luz invernal, los vesti- espacio urbano, tal y como es recuperado por esta película, permite integrar las
gios de la guerra, el paisaje
abril 2011
verde, las autopistas, los edifi-
dimensiones multiformes de los individuos, sus contradicciones y su estado de
cios sin terminar, la Ciudad constante movilidad y búsqueda. Goucem atraviesa la ciudad para ir a buscar a
Olímpica (copia de una de Aniss al hospital, y devora un bocadillo en una plaza antes de subir las grandes
Budapest) te recuerdan a Europa
del este. Esa es la Argel de hoy”. escaleras de un edificio burgués donde él vive. Da un paseo en moto con Samir,
Nadir Moknèche: “Entretien entre el dragueur, hasta la parte alta de la ciudad o atraviesa la Kasba bajo su mansou-
43
Benjamin Stora et Nadir
ria junto a Fifi para visitar a una vidente. La convulsa urgencia de Goucem, su
Moknèche”, pp. 10-12.
forma de habitar la ciudad, sin aparentes restricciones, nos permite reconocer
29. Debemos precisar que en Le
harem de Mme Osmane, la pri- algunos de sus lugares emblemáticos: el centro y la parte alta de la ciudad, la
mera entrega de la trilogía de plaza de los Mártires, el Tunel de la Fac, el cementerio, la Kasba, etc28. Siguiendo
Moknèche sobre Argel/Argelia,
apenas vemos la ciudad. La pelí-
la travesía de nuestras heroínas descubrimos a su vez espacios liminales que per-
cula, una coproducción hispano- miten la transgresión de las normas: la pensión, el cabaret, la playa (donde en una
belga-francesa protagonizada por especie de búnker de cemento se produce un encuentro entre Goucem y un
una desafiante Carmen Maura, se
rodó en Tánger. Su parte central amante ocasional, pero donde también aparecerá el cadáver de Fifi). La ciudad
se desarrolla no obstante en una hace emerger sobre todo la complejidad de una nueva generación que encuen-
iglesia al borde del mar habili-
tra en la noche los espacios propicios para el deseo, el consumo y el entreteni-
tada como sala de fiestas para
una boda musulmana. Así, inter- miento: Pizza Rapido, las discotecas y los clubs están poblados de jóvenes que
cambiando y resignificando los no se diferencian de los que veríamos en cualquier capital europea, salvo porque
espacios, habilitando una sacris-
tía como toilette para las invita-
a ritmo de reggaetón la gogó anima los presentes con un baile oriental. Esta
das, o haciendo partir a un intervención y ocupación constate de los espacios es una maniobra fundamental
grupo de mujeres en un descapo- de la política espacial de los films de Moknèche, que ha tenido la habilidad de
table en la Argelia de 1993,
Moknèche desafía las representa- apropiarse de aquellos territorios inéditos para el cine dotándolos de una nueva
ciones dominantes —sobre todo, significación29. Como recordaba Benjamin Stora, Moknèche ha sabido captar
vinculando la responsabilidad del
una ciudad que bascula, móvil, frenética, consumista, caótica, y que supone un
Estado a lo ocurrido durante
aquello años— y orienta la com- espacio intermedio entre la tradición y la modernidad30. Una ciudad donde
44
cohabitan elementos de ambas y que sus habitantes deben negociar: como
Goucem y Fifi se endosan la mansouria (un vestido largo) para poder llevar
debajo una falda corta en su visita a la Kasba o en sus salidas nocturnas. Este es
el sentido que adquiere también la última secuencia de la película, en la que
Goucem, al ver a Samir jugando al fútbol, se acerca a los campos de deporte de
la ciudad olímpica diseñada por Oscar Niemeyer. Este lugar, emblemático de una
época de la historia argelina, de una utopía social que no llegó a realizarse, sirve
de vínculo final para estos dos personajes en este presente imperfecto. prensión de los acontecimientos
hacia una lectura mucho más
laxa y abierta de lo que ofrece la
versión oficial.
Con vistas al mar
30. No es casual que el historia-
Nadir Moknèche nació en París en 1965, pero pasó su infancia y adolescencia en dor que más profusamente ha
tratado la representación visual
Argel, siendo esta ciudad central en su educación hasta los 18 años. En esa época de Argelia, sea el encargado de
se va a estudiar París, para realizar luego una serie de estancias en distintas ciu- arropar la película de Moknèche
dades, entre ellas Nueva York, Londres y Roma. Se define, por una parte, como a través de una larga entrevista
incluida como extra en la edición
producto de la Argelia independiente, de Boumediène, de la arabización,… Por francesa del DVD de Viva
otra, reconoce el ascendiente en su obra de una cultura que va más allá y que él Laldjérie (Les Films du Losange,
2005). Una edición limitada de
describe como “mediterránea”. No es, como sabemos, un caso excepcional: dos DVD que, por cierto, alcanza
como otros tantos directores del Magreb, forma parte de una generación nacida hoy un precio inusitado.
abril 2011
una descripción mucho menos restrictiva de lo que significa ser argelino/a hoy
y lo hace desde una adscripción nacional conflictiva, siempre susceptible de ser
puesta en duda ya que “viene de fuera”.
Quizás el problema de la pertenencia debería afrontarse no tanto desde el punto 45
de vista de quién financia económicamente estas producciones, sino de quién o
quiénes las hacen suyas, no solo los públicos potenciales y reales, pensados o dis-
persos por el planeta, sino qué instituciones y canales de legitimación secundan,
arropan, apoyan y, en definitiva, crean un vínculo, entre esos productos y unas
comunidades —nacionales y transnacionales— de espectadores e instituciones. A
este respecto, Mireille Rosello mantiene que siempre hay varios relatos rivales en
cuanto a las representaciones de Argelia, ya que: “Los bordes de naciones y
transnaciones, ciudadanos y extranjeros, autóctonos y diáspora, se convierten sin
cesar en objeto de rivalidades y conflictos, y no solamente las imágenes se refle-
jan mutuamente de un punto al otro de globo, sino que los espectadores y los
productores son caóticamente conscientes o inconscientes de su propia relación
con la imaginación nacional o transnacional”32.
Los films de Moknèche nos hacen entender el cine argelino como lugar de con-
flicto, donde se conectan el pasado y el presente en una forma particular, y donde
31. Roy Armes: “Cinemas of the el discurso sobre lo que es o podría ser Argelia se hace sobre referencias y recur-
Maghreb”, en Black Camera. An sos —narrativos, estéticos y poéticos— tanto propios como ajenos a los límites
International Film Journal, Vol.
1, nº 1, invierno 2009, p. 24.
de la nación. Por eso, como afirma Dumerlat, “Viva Laldjérie nos hace reflexio-
32. Mireille Rosello: op. cit., p.
nar sobre lo que una ilusoria búsqueda de autenticidad de las imágenes puede
6. encerrar de etnocentrismo y de congelación del otro indígena en una inalterable
46
alteridad”33. Rompe así las expectativas, tanto del público local como del inter-
nacional al que, principalmente, va destinada la película para su pase en festiva-
les internacionales y como producto comercial para su estreno en salas o su cir-
culación en DVD. Otro asunto que deberíamos afrontar es su circulación a tra-
vés de la televisión y la conformación de sus audiencias en la Red.
Hoy por hoy lo que sí parece evidente es que el cine argelino será diaspórico o
no será e intentar concitar un consenso sobre las imágenes en circulación es no
solo imposible, sino poco productivo. Por el momento, nos queda un relato de
Argel que, a decir de su director, no pareció enfurecer a sus vecinos:
Los argelinos tienen una relación complicada con la imagen, con su propia imagen.
Empezaron viéndose a sí mismos a través de la mirada colonial como una masa
indiferenciada de personas y, después de la independencia, como arquetipos social-
realistas: el combatiente, el campesino, el trabajador. Nunca como individuos con
personalidad propia. Durante el rodaje de Viva Laldjérie (en enero de 2003), lle-
vamos nuestra cámara por toda la ciudad: a las calles principales, a lugares popu- 33. Silvie Dumerlat: op. cit., p.
lares como la plaza de los Mártires, o la Kasba, y nunca nos obligaron a marchar- 104.
nos. La gente se acercaba a saludarme, a decirme que les enorgullecía ver a un joven
director argelino que regresaba con un equipo profesional a rodar, a “camerarlos”,
como ellos decían en “aldjérian”. Su obsesión era mostrar al mundo que son “nor-
males”, que Argel no es Kabul ni Teherán. La relación con su propia imagen había
34. Nadir Moknèche: “Entretien
entre Benjamin Stora et Nadir
cambiado. Tengo la sensación de que están empezando a quererse a sí mismos, qui-
Moknèche”, p. 8. zás a aceptar mirarse a sí mismos34.
Argel “después de”. Travesías urbanas, horizontes transnacionales y nuevas encrucijadas para el cine argelino
En el complejo contexto político, social y cultural del Magreb contemporáneo, Argelia ha visto cómo
su cine, referente durante años para toda la región, se desvanecía debido a una profunda crisis atra-
vesada por una década de guerra. Sin embargo, en los últimos años, sobre todo a partir de copro-
ducciones francesas, han surgido algunos títulos que proponen nuevas formas de aproximarse a
abril 2011
una identidad nacional moderna. Es el caso de Viva Laldjérie (2004), de Nadir Moknèche. Este film
que ofrece un novedoso acercamiento a la vida en Argel, una ciudad poco explotada por el cine y
que estaba lejos de ser el espacio predilecto para la puesta en escena de la nación. La película de
Moknèche evidencia una Argelia hasta ahora poco o nada visible a través de una política sexual y
espacial inéditas en el cine argelino. 47
Palabras clave: Argel en el cine, cine argelino, cine transnacional, Viva Laldjérie, Nadir Moknèche.
Algiers “afterwards”. City streets, transnational horizons and new crossroads in Algerian film
With the political, social and cultural upheavals going on in the North African Maghribian region
Algeria has fallen from its prominence as leader in film production. A decade of war has taken its
toll. Yet, in spite of these dire conditions, there have been films, especially French co-productions,
that have created new ways of conceptualizing modern national identity. One such film is Nadir
Moknèche’s Viva Laldjérie (2004). His film brings us a unique look at life in Algeria, a city not often
depicted in film, considered unworthy of the big screen. Moknèche’s film reveals a side of Algeria
that has until now remained unseen, in a novel revelation of sexual politics and unique spatial tech-
niques never before used in Algerian film.
Key words: Algeria in film, Algerian film, transnational film, Viva Laldjérie, Nadir Moknèche.
octubre 2009
alcanza uno de sus objetivos primordiales: trasladar la capital de la esplendorosa
Estambul a Ankara, por aquel entonces una pequeña ciudad comercial situada en
la árida Anatolia Central. La decisión se tomó por motivos estratégicos —al estar
Ankara más protegida, resguardada por la dureza de la estepa—, pero sobre todo
para subrayar el carácter reformista de los nuevos tiempos. La antigua capital era 49
el símbolo del Imperio: legendaria, religiosa y beneficiada históricamente por
una política centralista que aislaba al resto de regiones. Estambul perdió el cetro
a nivel administrativo, pero, como ha reflejado el cine turco a lo largo de su his-
toria, continúa siendo la referencia cultural, social y económica, el verdadero
corazón del país.
Ya en 1896, la cámara del operador de los hermanos Lumière, Alexandre
Promio, se había emplazado junto al Bósforo para registrar las primeras imáge-
nes del país: Panorama des Rives du Bosphore y Panorama de la Corne d’Or. El
devenir de la cinematografía turca seguirá estrechamente ligada a la ciudad en sus
períodos más fructíferos. Así, para la crítica local, la edad dorada del cine
1. Alberto Elena: “Panorama Yeşilçam —conocido como el “Hollywood turco”, y siendo “la más prolífica de
desde el Puente (de Gálata), o
las encrucijadas del cine turco”,
las industrias cinematográficas de Oriente Medio (superando en ocasiones los
en Alberto Elena (coord.): 300 títulos por temporada)”1—, que se desarrolló durante los años cincuenta,
“Oriente Medio: cine, memoria,
sesenta y principios de los setenta, “podría denominarse también como ‘cine de
esperanza”, en Archivos de la fil-
moteca, Nº 44, Junio 2003, p. Estambul’, por la omnipresencia de la urbe en estas películas”2. Tras la devasta-
100. dora crisis de los años ochenta, se produjo la llegada del “Nuevo Cine Turco” a
2. Asuman Suner: New Turkish mediados de los noventa, y con ella el desembarco de un número importante de
Cinema. Belonging, Identity and
Memory, Londres, I.B. Tauris,
jóvenes directores que impusieron temáticas personales, en ocasiones directa-
2010, p. 141. mente autobiográficas, y un mayor cuidado en la factura visual de sus realizacio-
Recuerdos de Estambul
50 Durante los años Yeşilçam, Estambul se mostró como un lugar de contrastes. La
razón principal es la ausencia de una clase media, ya que “en Turquía las clases
sociales parecían estar definidas en términos de riqueza, y no tanto como una
categoría social con sus propios valores culturales… las películas proponen visio- 3. El nacimiento del “Nuevo Cine
Turco” coincide con un declive
nes melodramáticas, reduciendo la estructura social a clases altas y bajas” 5. Por dramático del número de produc-
tanto, el cine de la época se centra en personajes que luchan por subsistir o, en ciones, pasando de los 115 films
rodados en 1985 a tan solo 37
menor medida, en una burguesía que tiene a su alcance todo tipo de lujos pero
en 1995 y 1996, cayendo hasta
se consume en el vacío emocional y la frustración. El esquema más repetido — 20 en 1999 y 2001. Encontramos
hasta el punto que podríamos hablar de un género consistente y de innumera- información exhaustiva sobre las
producciones anuales en Rekin
bles ejemplos— arrancaba con la llegada de un emigrante de la Turquía profunda Teksoy: Turkish Cinema,
a la fascinante Estambul. Desde la primera imagen, observamos un territorio Estambul, O lak Yayıncılık ve
Reklamcılık Ltd., 2008, pp. 133-
idealizado a través de la mirada inocente de los provincianos. Sus esperanzas de 163.
comenzar una vida próspera les llevan a percibir la ciudad como un escenario de 4. http://www.eea.europa.eu/
ensueño, lleno de oportunidades. Todo lo que pueden ver son majestuosos publications/eea_report_2006_1
minaretes, la grandiosidad del Bósforo y gente en movimiento constante; un fluir 0/eea_report_10_2006.pdf
de vitalidad del que quieren ser partícipes. Desafortunadamente, su camino les 5. Barış Kılıçbay y Emine Onaran
İncirlioǧlu: “Interrupted
conducirá a rincones oscuros. La idealización dará paso a la decepción y a la Happiness: Class Boundaries and
lucha por sobrevivir en un terreno hostil. El inmigrante acaba instalándose en the ‘Impossible Love’ in Turkish
Melodrama”, en Ephemera, Vol.
barrios pobres y trabajando —en el caso de las mujeres— en clubs nocturnos y 3, Nº 3, Agosto 2003, pp. 239-
burdeles. Estos dos movimientos se aprecian con claridad en el clásico de Atif 240.
abril 2011
Ah, Güzel Istanbul (Oh, bello Estambul, Atif Yilmaz, 1966) 51
Yilmaz, Ah, Güzel Istanbul (Oh, bello Estambul, 1966). La joven Ayşe acaba de
llegar a Estambul desde su pequeño pueblo con la intención de convertirse en
una estrella de cine. Tras la admiración y obnubilación inicial que genera en ella
la antigua capital otomana, su calvario comienza cuando un fotógrafo intenta
violarla tras prometerle una sesión de imágenes que disparará su carrera. Los
esfuerzos de la joven no le llevarán hasta la gran pantalla, sino a aventurarse en
el mundo de la canción. En la última parte del film, encontramos a Ayşe inter-
pretando una ridícula versión del Strangers in the Night de Frank Sinatra en un
bar nocturno. Su falta de talento provoca las risas de un público cínico, pertene-
ciente a la clase alta. Para ellos, se trata del espectáculo cómico de una pueble-
rina que nunca alcanzará su posición social. La barrera entre el estambulita y el
turco de provincias ha sido constantemente remarcada por el cine local, criti-
cando la falta de valores del primero —atrapado por los vicios de la “vida peca-
minosa”: sexo, alcohol, etc— y alabando la pureza e ingenuidad del segundo. La
película de Yilmaz puede entenderse como un cuento moral, pero no se limita a
arremeter contra los privilegiados y defender a los desfavorecidos. Su discurso —
por momentos abiertamente cómico pese a su desolador trasfondo— funciona
como advertencia a los recién llegados sobre las dificultades de la gran ciudad y
las consecuencias de sus excesivas ambiciones. Estambul queda retratado como
una trampa que atrae por su atractivo para golpear después con su inaccesible
realidad. Obras con el mismo mensaje se suceden durante esta época, destacando
la trilogía de Lütfi Akad, formada por Gelin (La novia, 1973), Dü ün (La boda,
1974) y Diyet (El sacrificio, 1975), sobre personajes procedentes de Anatolia y
su lucha por adaptarse a la dinámica urbanita.
El propio Akad había diseccionado la otra cara de la moneda en su intenso melo-
·
drama Seninle Ölmek I stiyorum (Quiero morir contigo, 1968). En ella, Selma, una
mujer rica y casada, se enamora de un hombre más joven y humilde. El perso-
naje, interpretado por la gran diva Türkan Soray, representa a la mujer de oríge-
nes modestos que ha escalado a lo más alto de la sociedad al relacionarse con un
hombre poderoso. Una vez conseguidos sus objetivos (formar una familia,
adquirir una estabilidad económica e, incluso, una enorme finca a la orilla del
Bósforo), la mujer se enfrenta a una existencia vacía —reducida a tediosas fiestas
de la élite y a una relación sentimental agotada— que le llevará al alcoholismo.
Como de costumbre en el melodrama turco, el sufrimiento del personaje se pro-
longa hasta el límite, en este caso con el inesperado fallecimiento del hijo de
Selma, arrollado por una lancha mientras nadaba en el gran río. La redención
52 llega con la muerte del marido en otro suceso abrupto —esta vez, un atropello
en plena calle— que permitirá a Selma rehacer su vida con su joven amante.
Como de costumbre, el cine turco se posicionaba junto a los humildes escarmen-
tando a la clase alta.
Con la industria Yeşilçam extinta, las películas de los años ochenta seguirán mos-
trando extremos contrapuestos de Estambul. Un caso interesante es el de 14
numara (Número 14, Sinan Cetin, 1985), trabajo que refleja con lucidez el clima
de crisis social y cinematográfica del momento, aunque manteniendo muchas de
las constantes de los films clásicos del país. Turquía atravesaba un período de
gran inquietud tras el golpe militar de 1980 y la multitud de reformas que se
habían introducido. Al caos inicial —provocado por el arresto de miles de polí-
ticos de diferentes ideologías y a una radical supresión de las libertades individua-
les— siguió el giro de la economía turca hacia el neo-liberalismo.
Inevitablemente, estos cambios afectaron al mundo del cine, disparándose el
número de producciones eróticas realizadas con presupuestos ínfimos. En este
contexto, Cetin relata la historia de un triángulo amoroso formado por una
joven del interior del país que trabaja como prostituta para subsistir y los dos
hombres que rivalizan por ella. Partiendo de esta premisa melodramática, el
director traza un retrato excepcionalmente crudo y sombrío de los bajos fondos
de Estambul. Si bien la mayoría de las secuencias están situadas en un burdel
abril 2011
14 numara (Número 14, Sinan Cetin, 1985) 53
—circundado por decenas de hombres que se agolpan a sus puertas para mirar e
intentar tocar a las prostitutas— los planos de exteriores son todavía más desola-
dores. La cámara muestra únicamente basura en el suelo, paredes agrietadas y
decadencia. Esta aproximación trágica y desesperanzada al perfil marginal de la
urbe se profundizará en numerosas películas de la siguiente década, aunque con
un carácter más sofisticado y cercano al cine de autor europeo.
entre los coches que roba (sus refugios para las frías noches del Bósforo) y la
comisaría de policía (donde es golpeado y torturado). Los dos son espacios claus-
trofóbicos, pero el mundo exterior tampoco le ofrece ningún respiro”6. En esa
línea podemos situar trabajos como Meleǧin Düşüşü (La caída del ángel, Semih
Kaplanoǧlu, 2004), sobre una camarera de hotel y la tormentosa relación que
mantiene con su padre; o la trilogía de Tayfun Pirselimoǧlu —consagrada a indi-
viduos al margen de la sociedad—, que forman Rıza (2007), Pus (Bruma, 2009)
y Saç (Pelo, 2010).
Apreciamos, sin embargo, la progresiva integración de lugares de la ciudad que
antes permanecían ocultos en las películas turcas. Como afirma Asuman Suner:
54 Entre los cineastas que se han adscrito a ese nuevo género, podríamos incluir a
los Zaim, Kaplanoǧlu y Pirselimoǧlu, afirmando además que todos ellos aplican
un punto de vista ciertamente homogéneo —una interpretación bastante pesi-
mista del Estambul actual—, y lo mismo puede decirse de sus recursos estéticos:
ritmo pausado, minimalismo visual, seguimiento obsesivo de personajes solita-
rios. Siendo extensa la lista de películas que encajan en esta tendencia, es preciso
destacar que otros realizadores han ido más allá en su exploración de ese
Estambul desconocido, aunque sin dejar de ser críticos con la evolución de su
sociedad.
Barrotes de cristal
Sin duda el director turco más celebrado desde Yılmaz Güney, Nuri Bilge Ceylan
—tras Kasaba (El pueblo, 1997) y Mayis sikintisi (Nubes de mayo, 1999), dos bri-
llantes trabajos rodados en áreas rurales— sitúa su obra maestra, Uzak (Lejano,
2002), en Estambul. Ceylan combina la representación tradicional de la ciudad 6. Gönül Dönmez-Colin: Turkish
con su propia (e innovadora) perspectiva. Su trama no podría ser más clásica: Cinema. Identity, Distance and
Belonging, Londres, Reaktion
Yusuf, un hombre desempleado, abandona su pueblo para probar suerte en la Books, 2008, p. 182.
urbe. Sin embargo, el director no relata la vieja historia de siempre. El inmi- 7. Asuman Suner: op. cit., p.
grante se asienta en el piso de su primo Mahmut, un fotógrafo insatisfecho que 142.
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Uzak (Lejano, Nuri Bilge Ceylan, 2002)
55
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C Blok (Bloque C, Zeki Demirkubuz, 1994) 57
joven empleado del edificio. El director, que pasó su infancia en ese mismo dis-
trito, definió su trabajo como “un film atmosférico sobre la arquitectura
moderna, una nueva forma de vida y el aislamiento de la gente [que habita en
ella]”11. A pesar de contener una trama melodramática, C Block se concentra en
las emociones de su protagonista y la relación que mantiene con el lugar en el
que reside. La película examina la pérdida de la voluntad, la felicidad y la indivi-
dualidad por los efectos de un entorno alienante. En la práctica totalidad de pla-
nos, los bloques de pisos obstruyen nuestra visión o nos rodean como los barro-
tes de una celda.
En palabras del crítico Olaf Möller: “Cada una de las películas de Demirkubuz
está envuelta por la metáfora de la prisión”12. Esta obsesión responde a un episo-
dio de capital importancia en su vida. Con tan solo diecisiete años —a raíz de las
violentas medidas que siguieron al golpe militar de 1980— fue encarcelado por,
presuntamente, formar parte de grupos de ideología marxista. Demirkubuz sería
liberado tres años más tarde, pero el rastro del confinamiento impregna toda su
filmografía. Un buen exponente de ello es Yazgi (Condena, 2001), adaptación
libre de El extraño de Albert Camus al Estambul de hoy. El núcleo absoluto del
film es Musa, un tipo de apariencia corriente que trabaja en una oficina y vive con
su madre. El aspecto que le hace peculiar es su incapacidad para reaccionar con
normalidad a los sucesos que le ocurren. Cuando su madre muere, no le vemos
58
llorar o exteriorizar algún signo de tristeza pese a la buena relación que mante-
nían. Avanzada la película, al ser arrestado por un crimen que no ha cometido, el
protagonista no ofrece resistencia, simplemente acepta el curso de los aconteci-
mientos e ingresa en prisión. Incluso, una vez recuperada su libertad tras cumplir
con su castigo, no manifiesta felicidad ni alivio. Musa está atrapado por su propia
personalidad y por una conducta incomprensible para los que le rodean. La puesta
en escena de Demirkubuz también es fría y neutra, casi imperceptible, como lo es
el rol que juega Estambul en la película. La ciudad que vemos en Yazgi podría ser
cualquier otra, grande o pequeña, de Oriente o de Occidente. La eliminación de
cualquier signo distintivo de Estambul es una decisión deliberada, coherente con
la actitud del personaje y con el estilo del cineasta: “Los temas predominantes en
los films de Demirkubuz son el desamparo, la distancia (de las raíces o del propio
ser) y la ausencia de un sentido de pertenencia [a una familia, clase o sociedad]”13. 11. Zeki Demirkubuz: “The Art of
Es por ello que la ciudad no juega un papel activo en sus obras. Aunque cualquier Story Telling”, en Cinemaya. The
Asian Film Quarterly, Nº 43,
aficionado al cine turco sabe que encontrar películas filmadas en Estambul en las Primavera 1999, p. 20.
que no aparezca ninguna de sus tres mil mezquitas, el Cuerno de Oro o cualquier 12. Olaf Möller: “Zeki
otro pasaje del Bósforo es una labor casi imposible, en el caso de Demirkubuz lo Demirkubuz”, en Film Comment,
Vol. 39, Nº 2, Marzo/Abril 2003,
difícil es tropezarse con estos símbolos. Esa frialdad vocacional de sus trabajos p. 20
conduce al total anonimato de localizaciones y caracteres, algo que, en el contexto 13. Gönül Dönmez-Colin: op.
del cine turco, es tan atípico como significativo. cit., p. 204.
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Yazgi (Condena, Zeki Demirkubuz, 2001) 59
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mirada sin dejar espacio a otros estímulos, recluyendo a sus personajes en la des-
esperación. Con motivo del estreno de My Only Sunshine en la Berlinale del
2009, el director declaraba:
61
El aspecto más atractivo del film radica en que es el primero en considerar
Estambul desde el mar, en concebir Estambul como una ciudad en el agua. Como
todas las grandes ciudades, Estambul es áspera. Sobre todo, observada desde el agua,
es una ciudad brutal que puede esclavizar, intoxicarte con su belleza en un minuto
y sumergirte en la melancolía en el siguiente.15
Finalmente, es necesario apuntar que —lejos de limitarse a los casos que hemos
visto— la exploración fílmica de Estambul continúa alimentándose cada año con
propuestas novedosas. A producciones celebratorias como el inofensivo y muy
aplaudido film colectivo Anlat Istanbul (Cuentos de Estambul, Ömür Atay, Selim
Demirdelen, Kudret Sabanci, Umit Unal y Yücel Yolcu, 2005), o el documental
62 Crossing the Bridge: The Sound of Istanbul (Cruzando el puente, Fatih Akin,
2005), abría que añadir un puñado de interesantes operas primas de los más
diversos tonos. Algunos ejemplos relevantes serían la comedia de enredos senti-
mentales, Türev (Derivado, Ulaş Inaç, 2005); la evaluación de la convivencia
interreligiosa, Uzak ihtimal (Rosario equivocado, Mahmut Fazil Coskun, 2009);
o la lúcida reflexión sobre la transformación urbanística de la ciudad, 11’e 10 kala
(De 10 a 11, Pelin Esmer, 2009). Es indudable que el cine turco está atravesando
una etapa vibrante, descubriendo formas cada vez más audaces de enfrentarse a
la contemporaneidad, y certificando una notable progresión en términos de cali-
dad y variedad. Exactamente lo mismo podemos decir de Estambul.
Estambul se ha mantenido como la auténtica capital del cine turco a lo largo de la historia. Clásicos
como Oh, bello Estambul (Ah, Güzel Istanbul, Atif Yilmaz, 1966) o Quiero morir contigo (Seninle
Ölmek stiyorum, Lütfi Akad, 1968) mostraron una ciudad de contrastes, marcada por la llegada de
inmigrantes del interior de Turquía y sus dificultades para adaptarse al nuevo entorno; y por los con-
flictos de la clase privilegiada. Desde mediados de los noventa – con la eclosión del “Nuevo Cine
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Turco”- directores como Nuri Bilge Ceylan, Zeki Demirkubuz o Reha Erdem han ofrecido retratos
innovadores –y profundamente personales- de Estambul. Haciéndose eco del notable crecimiento
demográfico que está experimentando la ciudad, estos cineastas se asoman a paisajes nunca vis-
tos en el cine turco, coincidiendo al interpretar la megaurbe como una prisión.
63
Palabras clave: Estambul, cine turco, Nuri Bilge Ceylan, Zeki Demirkubuz, Reha Erdem, megaur-
bes, alienación, aislamiento.
Istanbul in the shadows: The big city and new Turkish film
Istanbul has always been, and still is, the leading city in Turkish film. Classics such as Oh, Beautiful
Istanbul (Ah, Güzel Istanbul, Atif Yilmaz, 1966), or I want to die with you (Seninle Ölmek stiyorum,
Lütfi Akad, 1968) show a city of contrasts, deeply affected by the influx of immigrants from the
Turkish countryside struggling to adapt, and by their conflicts with the upper class. Later, from the
mid-90s on, in what is referred to as “New Turkish Film,” directors such as Nuri Bilge Ceylan, Zeki
Demirkubuz or Reha Erdem created innovative and highly personal portraits of Istanbul. With the
backdrop of the demographic changes going on, these directors depicted the city in a way that had
never been done before, all concurring on the idea of mega-urb as prison.
Key words: Istanbul, Turkish film, Nuri Bilge Ceylan, Zeki Demirkubuz, Reha Erdem, mega-urbs,
alienation, isolation
“Vea Hina maysara (Hasta nuevo aviso) y aprenderá a resguardarse del fuego
que arrasa los arrabales. Se sentirá sofocado por el hedor de los cuerpos confun-
octubre 2009
didos, es posible que le resulte difícil soportar la visión del sexo pecaminoso y el
consumo de drogas y tal vez sienta que todas las enfermedades respiratorias y de
la piel han infectado su cuerpo; todo eso le hará pensar en lo que Khalid Yusuf y
el escritor Nasir `Abd al-Rahman quieren decir. Es un mensaje de alerta transmi-
tido a través de una hermosa película sobre los suburbios y lo que allí ocurre. 65
¡Piense bien y preste atención! El Cairo está rodeado por más de 76 barrios de
chabolas (...) que han terminado cercando la ciudad. Si sus habitantes decidieran
estallar al mismo tiempo, convertirían El Cairo en un infierno. Y podría suceder,
pues quienes viven allí nada poseen. Este es el verdadero peligro: los deshereda-
dos no se apiadarán de nosotros si deciden echar abajo el templo que a todos nos
cobija. No tienen nada por lo que derramar lágrimas, ni siquiera por ellos mis-
mos, pues se han acostumbrado a venderse todo el tiempo (Khalid Hifni en al-
Fajr)”1.
* Este artículo fue publicado en
Ciertamente, con su película Hina maysara / Until Further Notice (Hasta nuevo
alemán bajo el título “Die ägyp-
tische Nation: Von der Gasse zum aviso), estrenada en 2008, el director Khalid Yusuf creó una imagen bastante
Slum” en Kerstin Pintler et al. sombría de la vida en los barrios de chabolas de El Cairo. Se trata de barriadas
(ed.): Afropolis, Colonia,
Buchhandlung Walter König, densamente pobladas por familias que se adocenan en una sola habitación, con
2010, pp. 90-97. escasos índices de alfabetización y con dificultades para conseguir trabajos esta-
1. Hifni, Khalid (año descono- bles. Lugares en los que los extremos se tocan cada día: tal es la atmósfera en la
cido) “fi `hina maysara´ al-
que se desarrolla el relato épico de Yusuf `Adil, un joven mecánico que vive con
`ashwa´iyat nar Khalid Yusuf al-
muwqada” en: http://www. su madre, Umm Rida, en una pequeña habitación que da a un patio compartido
elfagr.org/NewsDetails.aspx?nwsI con un buen número de familias. Tienen a su cargo un nutrido grupo de niños:
d=7980&secid=2317, último
acceso el 17 de diciembre de la prole de Ridda, el hermano de `Adil que se marchó a Irak para buscar trabajo
2010. y del que nunca volvieron a tener noticias, y los de su hermana, asesinada por su
celoso marido. La vida de la familia es una carrera hacia abajo: mientras que
Umm Rida no deja de soñar que su hijo mayor, Ridda, regresa de Irak e inunda
el vecindario con dinero y regalos, `Adil es enviado por primera vez a prisión tras
tratar de rescatar a la fugitiva Nahid del acoso sexual al que se halla sometida. A
su regreso se encuentra a Nahid esperándole en casa de su madre, se enamora de
ella y terminan haciendo el amor en la concurrida casa familiar. Pero cuando
Nahid se queda embarazada, él le hace la dudosa promesa de casarse con ella y
aceptar al bebé si consigue los medios económicos para ello; dice literalmente:
“hina maysara”, es decir “cuando las circunstancias lo permitan”. Como no es
así, Nahid regresa a casa con su madre y su padrastro, cuyas insinuaciones sexua-
les habían provocado su huida y da a luz a un hijo.
Mientras tanto, `Adil, decidido a confesar, se sincera con su madre sobre esta
relación y resuelve traer a Nahid y a su hijo con ellos. Pero ya es demasiado tarde:
cuando va a buscarla, Nahid ha escapado, huyendo de la interminable persecu-
ción de su padrastro. Desesperada, abandona a su hijo en un autobús y se mar-
cha a Alejandría, donde se dedica a la venta ambulante y duerme en la playa hasta
que una anciana se apiada de ella y la acoge en su casa.
Finalmente, `Adil decide hacer frente a los problemas: se une a una banda de tra-
ficantes y se va enfrentando a los líderes hasta que consigue dominar el vecinda-
66 rio. Al mismo tiempo, comienza a cooperar con la policía informando de las acti-
vidades clandestinas de los fundamentalistas islámicos en la zona. Pasan los años
y el hijo de `Adil y Nahid, que había sido vendido a una pareja adinerada sin
hijos, es abandonado por sus padres de acogida cuando estos consiguen conce-
bir un hijo biológico. El chico se lanza a las calles y se une a un grupo de niños
sin hogar, con quienes crece ajeno a cualquier tabú. Le hace el amor a una de las
niñas y ella da a luz un hijo.
Mientras tanto, Nahid, de nuevo en la calle tras el fallecimiento de la anciana,
acepta ser acogida durante un tiempo por una lesbiana que regenta un hotel,
pero no consigue desenvolverse en ese lugar. Escapa y es violada por un grupo
de jóvenes. Consciente de la futilidad de sus intentos por defender su cuerpo,
comienza a trabajar en un club de alterne bailando la danza del vientre y traba-
jando para hombres de negocios que buscan mejorar sus acuerdos utilizándola
para seducir a sus clientes. También esta carrera termina, de manera tan abrupta
como comenzó, cuando la policía lleva a cabo una redada en el local. Por su
parte, `Adil queda atrapado entre dos frentes: el del gobierno y el de los funda-
mentalistas, que tratan de utilizarle respectivamente en su propio beneficio, hasta
que las autoridades estatales descubren que su hermano se había unido a las filas
abril 2011
de los fundamentalistas antes de partir a Irak. Basándose en informes proceden-
tes de Estados Unidos, sospechan que Ridda es miembro de Al-Qaeda. Detienen
a toda la familia junto al mejor amigo y vecino de `Adil, Fathi, y a las dos muje-
res de este, sometiéndoles a brutales torturas solo para terminar descubriendo
67
que Ridda es una quimera creada por los americanos.
Tras ser liberado, `Adil trata de vengar a su familia ayudando a los fundamenta-
listas a tenderle una emboscada a la policía. Cuando las fuerzas de seguridad se
desplazan al arrabal son rodeadas y bombardeadas por los militantes. No les
queda más salida que aniquilarlos, a saber, entrar con excavadoras y demoler el
vecindario. Cuando la gente se ve obligada a evacuar sus casas, `Adil apremia a
su familia para que se marchen, pero su madre resiste con valentía, apoyada por
sus nietos, Fathi y sus esposas. En lo que respecta a `Adil y Nahid, así como a su
hijo y su novia, se reúnen sin saberlo en un mismo tren que les conduce a
Alejandría en un final que queda abierto.
Esta es la épica y serpenteante sinopsis de Hina maysara. Pero ¿qué nos cuenta
sobre la representación de la ciudad en el cine egipcio? ¿Y sobre el desarrollo de
El Cairo y el cambio social en la vida real? Y, lo que es más, ¿qué significa enfren-
tarse al significado simbólico de El Cairo expresado en el hecho de que en el
egipcio coloquial se refiere a la ciudad como `Masr´ y no como al-Qahira, su
denominación oficial? Masr es, en cambio, la palabra árabe que designa a Egipto.
Sin duda, la interpretación de una película implica una lectura subjetiva e indivi-
dual. Piénsese, si no, en la crítica cinematográfica de Hifni anteriormente citada,
tan preocupada por tratar de justificar la representación de la permisividad sexual
países, las relaciones entre personas de distintas etnias y el libertinaje sexual han
dejado de estar positivamente ligados al cosmopolitismo para ir convirtiéndose
en un síntoma cada vez más inaceptable de la vulgaridad de la cultura local que,
sin embargo, intenta publicitar los atributos de la alta cultura. Resumiendo, el
autor afirma: “La profilaxis sexual aparta a los sujetos del ámbito de la legalidad
y los declara objetivo militar en un espacio de seguridad paralegal”3. En cierto
sentido, esta afirmación podría hacerse extensiva a los habitantes de las chabolas,
tal y como los retrata Yusuf en su película: su promiscuidad sexual va unida a su
condición de explotados, excluidos e incluso, llegado el caso, víctimas del exter-
minio.
Con estas ideas en mente, surge otra cuestión: ¿Qué sucede en la crítica cinema-
tográfica anteriormente citada con el cambio social, especialmente en lo que res-
pecta a su énfasis en un vocabulario moralmente maculado y perceptible en
expresiones como “cuerpos confundidos” y “sexo pecaminoso”, con las que des-
cribe el comportamiento sexual, evidentemente desenfrenado, de los habitantes
de las barriadas de chabolas, al parecer en clara oposición a los conceptos de cas-
abril 2011
tidad y moral sexual patriarcal prevalecientes en la actual sociedad egipcia? Así es
como empecé a preguntarme hasta qué punto esta película puede ser conside-
rada como una continuación o como un punto de partida de las, a menudo
idealizadas, descripciones de la atmósfera que rodea a las clases más pobres en las 69
primeras películas egipcias que a menudo eligieron el barrio islámico (al-hara)*
3. Paul Amar: “Cosmopolitan
Brutality of Urban Security: Race como centro ideal de las narrativas de la nación. Un lugar que abría el espacio
/ Sex Globalization and Policing para el debate y el cuestionamiento de la modernidad y las relaciones de género.
in Rio de Janeiro and Cairo”, con-
ferencia presentada el 22 de octu-
Para decirlo más precisamente: ¿Hina maysara constituye únicamente un nuevo
bre de 2004 en el SSRC Beirut- estadio del tropo del hara (callejón) y el barrio de las clases bajas urbanas como
Konferenz Public Spheres (AUB).
localización ideal de la auténtica esencia de la nación o es más bien la expresión
Esta conferencia aparecerá próxi-
manente en el libro de Amar: The de una polarización social creciente en la que distinción y exclusión convierten a
Security Archipelago: Human los pobres en el verdadero enemigo (sexual) interno?
Security Status, Sexuality Politics
and the End of Neoliberalism, Desde un punto de vista histórico, el tropo del callejón está ligado al sentimiento
Duke University Press, 2011.
nacionalista anticolonial que se extendió en la víspera de la revolución de 1919
* N. de la T. La autora traduce el
vocablo árabe al-hara al inglés
y los subsiguientes conflictos que desembocaron en la completa independencia
como alley, callejón. Hemos nacional. Durante este periodo, los barrios de las clases bajas, especialmente los
optado aquí por traducirla como
situados en la antigua ciudad islámica de El Cairo, vinieron a ocupar un lugar
“barrio islámico”, ya que con la
palabra hara (literalmente, calle- muy específico en la forma en que la nación era imaginada, oponiéndose a los
jón) solía designarse a los barrios palacios de los pachás, la aristocracia de ascendencia turco-circasiana del
árabes que se conocían por el
nombre de su mezquita. Sin momento. Particularmente tras el golpe de 1952, los críticos egipcios comenza-
embargo, en esta traducción ron a insistir en esta escisión y, muy especialmente desde la década de 1970,
alternaremos el uso de “barrio
islámico” y “callejón” en función
comenzaron a describir el cine “prerrevolucionario” como marcado por la insen-
del contexto. sata conciencia que obedecía a la preferencia por las espléndidas instalaciones de
las clases altas, aquellos “palacios feudales” que más tarde fueron sustituidos, en
relatos más realistas, por “los apartamentos de empleados y los barrios islámicos
de El Cairo”4. Sin embargo, la llamada revolución no acabó con esta escisión.
Los barrios de El Cairo, con sus estrechas callejuelas y sus modestas casas y des-
vencijados apartamentos, o los áticos de elegantes edificios de varios pisos,
siguen siendo un elemento bastante recurrente desde la primera aparición del
realismo cinematográfico egipcio, a finales de la década de 1930, mientras que
durante los años siguientes al golpe de estado, los palacios y los dominios del
periodo monárquico fueron quedando paulatinamente eclipsados, bien por los
modernos edificios de varias plantas o por elegantes chalets con jardín y piscina.
Así, durante décadas el barrio islámico se convirtió en parte de la ideología nacio-
nalista y en una fuente de identificación simbólica basada en dos antípodas ico-
nográficos, diferenciando entre las particularidades espaciales de, por una parte,
una clase alta abiertamente occidentalizada (en lo que respecta a la ropa y la
decoración, no necesariamente en lo que respecta a valores) y, por otra parte, una
clase baja más tradicional. La mirada cinematográfica a los habitantes del barrio
islámico no siempre se confinó a la clase trabajadora, sino que también incluía a
los llamados caracteres pequeñoburgueses, con acceso a la cultura letrada, pero
carentes de toda propiedad o influencia. De crucial importancia, sin embargo,
70 fue la yuxtaposición de la llamada cultura tradicional (o lo que se imaginaba
como tal).
abril 2011
y sus habitantes como protagonistas principales, Studio Misr, productora de la
película, se negó a estrenarla con el título The Alley (El callejón) por considerarlo
demasiado arriesgado a efectos publicitarios6. La película en sí misma era bas-
tante conciliadora en su perspectiva de la diferencia social. 71
De hecho, el pragmatismo en torno a la cooperación entre la próspera aristocra-
cia y la clase media, educada pero pobre, que se ponía en juego en
Determination, no le negaba a sus protagonistas pobres la posibilidad de un
ascenso social y hablaba a favor de una de las cuestiones clave de la modernidad,
a saber, la camaradería en el matrimonio y la educación como condiciones indis-
pensables para el progreso nacional. De ahí que el héroe de la película, un joven
culto procedente de una familia de clase pobre cuyo padre trabaja como pelu-
quero, sea incapaz de encontrar un trabajo adecuado hasta que interviene un rico
pachá, al tiempo que tiene que luchar por el amor de su amada, la hija de un
vecino prometida a un carnicero rico pero inculto. Además, al final la solidaridad
y la lealtad entre los humildes vecinos y amigos del héroe propicia el final feliz,
ayudándole a rescatar a su enamorada de las garras del rico carnicero. El género
5. Mustafa Darwish: “Censure et jugó un muy importante papel en este tipo de relatos, ya que las historias de
space”, en Marie-Claude Bénard et amor suelen ir contra los conceptos tradicionales de segregación genérica y
al. (ed.): Le Caire et le cinéma
égyptien des années 80, El Cairo, dominación patriarcal de las mujeres (aunque también son clave para reforzar la
CEDEJ, 1989. moralidad patriarcal al insistir en la castidad y la virginidad femenina); en otras
6. Galal al-Sharqawi: Risala fi palabras, sirvió para reconciliar la supuesta tradición con la modernidad. Al
tarikh al-sinima al-`arabiyya, El
Cairo, Al-Hay´a al-misriyya al-
mismo tiempo, estos trabajos abogaban probablemente por otros valores tradi-
´ama li-l-kitab, 1970. cionales como la hospitalidad, el respeto hacia los mayores y similares.
ros, un santuario y, last but not least, un tradicional café, salvaguardaban los
elementos del hara tradicional. Por lo demás, la película estudiada, a partir del
motivo de una vieja casa supuestamente derribada por su estado ruinoso, pone
de manifiesto temas como la lealtad al hogar, la comunidad y la tradición, con
implicaciones no menos importantes en lo que respecta a la sexualidad. Así, a
diferencia de Hina maysara, el lugar no se representaba como una fuente de
peligro e inquietud, amenazado por el exterminio; y ello a pesar del hecho de
que el verdadero Al-Kitkat es conocido como un importante escondrijo para
islamistas y fue escenario de varias incursiones policiales a principios de la
década de 1990.
En contraste con el Al-Kitkat cinematográfico, que parece estar más bien orien-
tado al pasado, el poblado de chabolas de Hina maysara se ha situado en el cora-
zón de un conflicto nacional en curso que finaliza con una insalvable polariza-
ción e incluso con la aniquilación: al final de la película el barrio es dinamitado
y demolido como resultado de los violentos enfrentamientos entre islamistas y
un poder estatal expeditivo e inhumano. Es un lugar sin porvenir, abocado a la
abril 2011
evacuación o a ver a sus habitantes sepultados bajo los escombros (como suce-
dió realmente en Al-Dawiqa en 2008, donde casi 500 personas perdieron sus
vidas cuando los desprendimientos de la montaña Muqattam aplastaron parcial-
mente un asentamiento informal). 73
Asentamientos irregulares como este datan de finales de la década de 1910,
cuando El Cairo ya era una metrópolis moderna y sus barrios más antiguos y sus
cementerios comenzaron a atraer a los inmigrantes rurales. Sin embargo, el gran
momento llegó tras la Segunda Guerra mundial, cuando comenzó la explosión
demográfica que alcanzó su cima a mediados de la década de 1980, momento en
que el gobierno comenzó a tomar conciencia de la especial gravedad que reves-
tían los asentamientos incontrolados, especialmente en territorios agrícolas férti-
les, y comenzó a criminalizarlos7. Hacia finales de la década de 1990 se estimaba
que la mitad de la población de El Cairo vivía en los `ashwa`iyat o barrios de cha-
bolas8. Lo que resulta decisivo sobre la geografía de El Cairo moderno es la cre-
ciente división social entre las áreas de su “vieja” (es decir, de principios del siglo
XX) clase alta: Maadi, Heliopolis, Zamalek y Garden City; los barrios de la clase
media ascendente y la clase media alta de Mohandessin y Nasr City y las áreas de
la clase baja como la ciudad histórica de El Cairo (Gamaliya, entre otras), Al-
Matariya, `Izbat al-Nakhl y muchas más. Históricamente, estas distinciones espa-
7. Cfr. Informe UCL. ciales han sido alteradas por la presencia de los guardianes y sus familias, así como
8. Anouk de Koenig: Global de pequeños emprendedores que abastecen de servicios a los residentes de los
dreams. Class, Gender and Space
in Cosmopolitan Cairo, AUC Press,
barrios más adinerados y por la presencia de comerciantes prósperos pero anal-
2009. fabetos en los barrios más pobres.
Sin embargo, como han constatado algunos estudiosos, las dos últimas décadas
de liberalización económica y globalización se han caracterizado por una cre-
ciente “segregación total de espacios, la fortificación de las clases medias y altas
y el creciente abandono de los antiguos espacios públicos y los residentes de las
clases más pobres que los pueblan”9. Mientras que Asef Bayat y Eric Denis coin-
ciden en su observación de la actual tendencia hacia la segregación espacial en
paralelo al crecimiento de las urbanizaciones privadas y `ashwa´iyat en las perife-
rias de El Cairo10, Anouk de Koenig ha identificado las nuevas y exclusivas urba-
nizaciones privadas del desierto que rodea a El Cairo como “la más conspicua
expresión de la nueva era liberal en Egipto”11.
Ciertamente, se alude a la ferocidad de esta doble exclusividad en el motivo del
exterminio violento que preside el final de Hina maysara, y ello a pesar del
hecho de que la película se interesa mucho menos por reflejar el desarrollo de los
asentamientos irregulares en Egipto y sus implicaciones sociales que por lanzar
una proclama política sobre el liberalismo económico y el neocolonialismo como
se indica en su marco temporal, entre 1990 y 2003, que representa cómo el
barrio y sus habitantes asaltados por intensos e interrelacionados conflictos
nacionales e internacionales.
Sin duda alguna, los comienzos de la década de 1990 fueron trascendentales para el
74 desarrollo interior de Egipto. No solo asistió el país a multitud de feroces ataques
terroristas dirigidos contra la población civil, los coptos y los turistas, seguidos por
duros golpes de las fuerzas del gobierno sobre los islamistas, sino también a un dete-
rioro de las condiciones de los derechos humanos. Por otro lado, en el año 1990,
durante la primera guerra del Golfo, las potencias occidentales y las fuerzas árabes
aliadas intervinieron tratando de neutralizar la invasión del vecino Kuwait por parte
de Irak en la operación Zorro del Desierto, en virtud de la cual en 1998 se bombar-
deó Irak durante cuatro días, lo que finalizó con la invasión de 2003 y la subsiguiente
ocupación de Irak por el ejército estadounidense y sus aliados europeos. La película
alude a estos eventos a través de fragmentos de noticias e introduciendo protagonis-
tas que emigran a Irak para buscarse la vida y cuyas aspiraciones quedan truncadas
por el desarrollo de los acontecimientos políticos, como le sucede a Rida, el hermano
de ´Adil cuyo destino queda en la incógnita mientras que las alegaciones estadouni-
denses que lo vinculan a Al-Qaeda siguen sin poder verificarse. Lo mismo sucede con
el cuñado de Fathi, que regresa sin manos tras la invasión de 2003 y dando las gra-
cias por seguir con vida. El discurso político del realizador no deja lugar a dudas: son
los pobres de Egipto quienes pagan el precio de los fracasos políticos.
Khalid Yusuf, que de hecho comenzó su carrera de director trabajando como
abril 2011
asistente del gran director egipcio de los últimos años, Youssef Chahine, es un
hombre con una agenda política. Por ejemplo, fue candidato (no electo) para la
secretaría general del sindicato de artistas en 2010, y también es conocido por
sus simpatías nasseristas. Sus películas políticas tienen tintes más bien populistas, 75
como su primer filme, Al-`asifa / The Store (La tienda, 2001), en el que expresa
la indignación pública ante la desaparición y/o asesinato no reconocido de cien-
tos de trabajadores egipcios acogidos en Irak durante el régimen de Sadam. Parte
de esta actitud populista, que aparece también en Hina maysara, yuxtapone la
crítica social a elementos bien conocidos del cine de género egipcio, revelándose
así incapaz de evitar contradicciones analíticas.
De hecho, representar a los barrios de las clases más bajas como territorio situado
al margen del orden establecido como tal, no es un fenómeno completamente
nuevo. A finales de la década de 1970 y principios de la de 1980, cuando el cine
comenzó a confrontar los efectos innegablemente negativos de la política de
puertas abiertas de Sadat, algunos melodramas de acción, como Al-Batniya
(1980) de Husam al-Din Mustafa, que representaban el callejón como espacio
gobernado por un capo vicioso, una especie de “padrino”, traficante de drogas
de alto nivel que ejerce el poder absoluto en el lugar poniendo en juego una
batalla maniquea entre el bien y el mal cuya única solución pasa por el derroca-
miento del dictador. Este tipo de estructuras narrativas continúan existiendo en
el presente e incluso han sido trasladadas al más reciente cine `ashwa´iyat, del que
Ibrahim Labrad (2009) de Marwan Hamid (en el que el padrino, sin embargo,
sobrevive) constituye un ejemplo.
abril 2011
cia del callejón tradicional, es aquí más dudosa la encarnación de un centro
(moral) positivo de la nación, la salvaguarda de la tradición local y la autentici-
dad cultural, así como la defensa del prestigioso código de honor awlad al-balad.
Y no solo porque los poblados de chabolas no pueden ocultar el hecho de que 77
el fenómeno de las viviendas informales está vinculado al crecimiento descontro-
abril 2011
cación y de un matrimonio de camaradería como condición del progreso nacio-
nal han desaparecido. Por otro lado, la desigualdad entre los sexos todavía se 79
basa en una narrativa nacional. Si el hombre joven, que se concebía como el
orgullo de la nación, fracasa por razones que escapan a su control, la mujer es
más que una víctima tradicional. Su vulnerabilidad sexual refuerza el motivo
melodramático de la explotación sexual, abordada de manera recurrente en el
cine como metáfora de la injusticia social. Ciertamente, la implicación sexual de
Nahid con `Adil queda blanqueada por el amor mutuo y su subsiguiente explo-
tación por parte de los más poderosos. Es más, este tropo se asimila a una repre-
sentación de la sexualidad mucho más ambigua que más bien sirve al propósito
de la distinción social y la exclusión de los pobres de la nación burguesa a través
de “sus perfiles sexuales”.
Como se dijo más arriba, la película consiente en la descripción de un barrio de
chabolas sexualmente permisivo, en el que, por una parte, se desatienden las nor-
mas tradicionales (y las burguesas, más modernas) de segregación genérica y, por
otra, las de la castidad burguesa, preservadas o violadas continua y deliberada-
mente, no solo en el caso de `Adil y Nahid, sino también en el caso de otros per-
sonajes, como Fathi, que, a pesar de estar casado seduce a otra mujer y engaña a
su hermano ofreciéndosela. Desde luego, esto se presta a diferentes interpreta-
ciones, en función del punto de vista del espectador: puede servir para condenar
el sistema sociopolítico por haber creado tal incompatibilidad moral (en una
especie de solidaridad con los pobres) o puede ser leída como una buena razón
para la exclusión o la destrucción de los barrios de chabolas en tanto que hervi-
deros del vicio y el desorden.
No es sorprendente que la reseña de la película citada al principio de este texto
exponga la misma ambigüedad: por una parte trata de blanquear la permisiva
representación cinematográfica a través de su crítica social mientras, por otra, usa
una serie de expresiones moralmente marcadas como “cuerpos confundidos”
(como oposición a la segregación) o insoportable “sexo pecaminoso” (opuesto
a la castidad), representando al barrio de chabolas como lugar al margen del
orden y la moral burguesa que podría “destruir el templo (esto es, ¡toda la
nación!) que a todos nos cobija”. Así, Hina maysara expresa claramente la cre-
ciente escisión social que se ha apoderado de la ciudad de El Cairo y la creciente
incapacidad de los barrios pobres para representar el verdadero centro de la
nación. En cambio, las últimas representaciones reproducen los síntomas de los
mecanismos de exclusión social más recientes y poderosos.
80
Del barrio al arrabal: representar la nación a través del paisaje cambiante de El Cairo
abril 2011
Este artículo contextualiza la película egipcia de ficción Hina Maysara (Until further notice, Khalid
Yusuf 2008). En este filme, la representación de los barrios pobres egipcios pone en cuestión la
visión histórica del tropo anticolonial que utilizaba los suburbios depauperados como imagen cen-
tral de la nación. La conclusión del texto es que, como resultado de la economía neoliberal, se ha
impuesto en El Cairo una peculiar división social. Esta tiene como consecuencia la imposibilidad de 81
la barriada pobre de representar una nación unitaria y “auténtica”.
Palabras clave: cine egipcio, representación de la nación, El Cairo, arrabales, economía neolibe-
ral, exclusión social, género, identidad sexual
From Alley to Shanty Town: Representing the Nation through Cairo’s Changing City-Scape
This article contextualizes the representation of the current Egyptian shanty towns in Kahlid Yusuf’s
hina maysara /until further notice/ (2008) fiction film within the historical anti-colonial trope of the
poor neighborhood as a cultural centre of the nation. It comes to the conclusion that, as a result of
a neo-liberal economy, a distinctive social schism has taken hold of Cairo, resulting in an increasing
inability of the poor neighborhood to represent a united, “authentic” nation.
Key words: Egyptian cinema, representing the nation, city of Cairo, shanty towns, neo-liberal
economy, social exclusion, gender, sexual profiling
El cine iraní de los años noventa fue el escenario del nacimiento de una imagen
de la rebeldía femenina. Los niños y adolescentes de cine iraní se metamorfosea-
octubre 2009
ban poco a poco en figuras femeninas dejando atrás la pasividad histórica y la
ausencia absoluta en las imágenes de la tradición artística persa. Las mujeres
comienzan a aparecer en la pantalla sobre el fondo de un laberinto urbano. Esta
imagen por sí sola desafiaba el orden universal masculino, que consideraba que el
mejor sitio para las mujeres entraba dentro del cuadro de la casa, y se constituía 83
en un signo de caos: una errante figura femenina en el ambiente urbano. La tetra-
logía femenina acometida por Dariush Mehryui en aquellos años es un claro ejem-
plo de este desafío: en una precisa circunstancia histórica, las mujeres en Banu
(1992), Sara (1993) Pari (1995) y Leila (1997) traspasan tímidamente el umbral
de la casa, dejando atrás el territorio del dominio absoluto del orden patriarcal.1
Las mujeres siempre han estado en el epicentro del conflicto de los iraníes con la
modernidad. La Revolución que tenía como motivo reedificar la fortaleza de la
tradición islámica, estableció su autoridad, recordando el dominio de la ley mas-
1. Ninguna de las obras de
Dariush Mehryui ha sido estre- culina: después de la participación masiva de las mujeres, hombro con hombro
nada en España. Aun así un tra- junto a los hombres en la lucha contra la dictadura, ya era momento de volver
bajo anterior en forma de un
libro monográfico está dedicado otra vez a casa. Si Pahlavi primero, en los años treinta, había obligado a no lle-
a la carrera de este autor iraní. var hiyab a las mujeres y su maquinaria propagandística lo destacaba como un
Farshad Zahedi: 40 años de cine
iraní: el caso de Dariush Mehryui,
signo de desarrollo, la Revolución y la llegada al poder de una ideología basada
Fragua, Madrid, 2010. en la restauración de la doctrina tradicional a través de la aplicación estricta de la
2. Véase Hamid Dabashi: “Body- ley islámica, consolidó su código legal con la obligación de portar el hiyab como
less Faces: Mutilating Modernity
un icono de recuperación de la identidad religiosa2.
and Abstracting Women in an
Islamic Cinema”, Visual
En los años inmediatamente posteriores a la Revolución Islámica, las mujeres
Anthropology, nº. 10, 1998, pp.
361-380. desaparecieron por completo de las pantallas del cine, adquiriendo protagonismo
Pero en realidad se trataba de las dos caras de la misma moneda, ya que ambas
imágenes eran fruto de la expresión de una misma sociedad en la que el cambio
político no había sido resultado de un cambio social en toda regla. Volviendo al
periodo anterior a la Revolución, encontramos la imagen femenina del cine iraní
en una mujer modernizada representada o bien en los moldes de la femme fatale
—que, como subraya Žižek, es la representación de la amenaza libidinal para la
identidad patriarcal masculina—3, o bien en una mujer ideal que está al servicio
de los quehaceres domésticos. De esta manera, en los clichés del cine comercial
3. Slavoj Žižek: Lacrimae Rerum:
iraní, el flimfarsi de las décadas anteriores de los 80, coexistían madres o espo- ensayos sobre el cine moderno y
ciberespacio, [trad. Ramon Vilá
sas responsables de la unidad familiar cuya subsistencia era posible gracias a su
Vernis], Debate, Madrid, 2006,
sacrificio junto con las astutas amantes, mujeres de vida alegre, provocadoras, pp. 151-152.
solas y sin familia. Así describe un autor como Hamid Reza Sadr la presencia
femenina en la última década anterior a la Revolución: “al final de aquellas pelí-
culas siempre ella era la culpable, merecedora de un sermón o básicamente igno-
rada. Aquella mujer aparecía en cualquier sitio, pero prácticamente no existía”4.
En este sentido, tanto las autoridades revolucionarias como la administración del
Shah —es decir, dos corrientes contrapuestas políticamente— intentaron domes-
ticar este espectro amenazador femenino. “En aquella época —como reseña
Azadeh Kian Thiébaut— todavía los hombres estaban mejor valorados. Hasta los
grupos aparentemente más modernos e intelectuales pensaban que el mejor sitio
para una mujer era la cocina y las consideraban perfectas reproductoras biológi-
cas y amas de casa”5. El mismo Shah, en una entrevista con Oriana Fallaci,
cuando en plena ebullición de los movimientos feministas en Occidente, ella le
preguntó su opinión respecto a la igualdad de las mujeres y de los hombres, iró-
nicamente respondió: “La igualdad, dicen… ¡Oh! No quisiera parecer inco-
rrecto, pero… Son ustedes iguales por ley, discúlpeme, pero no por capacidad”6.
abril 2011
La ausencia femenina en la pantalla no fue muy duradera. A consecuencia de la
guerra con Irak (1980-1988), la imagen de la verdadera mujer revolucionaria-
musulmana fue extremadamente limitada e identificada con la esposa o madre de
un soldado, y pronto se convirtió en una salida a la problemática de la presencia 85
femenina en el cine. Con la llegada de Mohammad Jatami al Ministerio de
Cultura y Orientación se inició un nuevo periodo al flexibilizar el aparato de cen-
sura y suavizar, por tanto, los paradigmas definidos anteriormente. Hacia finales
de los años ochenta el cine masculinizado de corte revolucionario ya era histo-
ria. Dos obras de Bahram Beizai, Bashu gharibe-ye kuchak (Bashu, el pequeño
4. Hamid Reza Sadr: Daramadi
bar tarij-e sinema-ye siasi-e Iran, extraño, 1986) y Shayad vaghti digar (Quizás en otra ocasión, 1988), son mag-
[Una introducción a la historia níficas muestras de la producción del cine iraní en este periodo y pueden verse
política del cine iraní], Ney,
Teherán, 2002 [1381]. (Edición de alguna manera como los primeros brotes del movimiento femenino. Bashu, es
inglesa: Iranian Cinema: A la historia de Nai Yan, madre de una familia campesina que adopta un niño
Political History, I.B. Tauris,
Londres, 2006), p. 142. sureño que huye de la guerra. La ausencia de su marido —un campesino que,
5. Azadeh Kian Thiébaut: forzado por las circunstancias, se había convertido en un combatiente volunta-
Secularization of Iran. A Doomed
rio—, los problemas cotidianos con su entorno, la falta de comunicación entre
Failure?, Peeters et Institut
d´études iraniennes, París, 1998, ella y la sociedad de su aldea hicieron de la cinta la privilegiada reconstrucción
p. 145.
de un microcosmos marcado por las circunstancias extremas de la guerra y una
6. Declaraciones del shah
de las primeras obras enfocadas en el problema femenino durante el periodo
Mohammadreza Pahlavi a Oriana
Fallaci, Entrevista con la historia, revolucionario. Shayad vaghti digar, por su parte, estaba construida sobre la
Noguer, Barcelona, 1974 (edición
mitología femenina particular de Beizai: la crisis de identidad de una mujer le
original: Intervista con la Storia,
Rizzoli, Milán, 1974.), p. 370. lleva a buscar sus raíces en la historia familiar. La secuencia del flash back de la
abril 2011
y, principalmente, en mujeres. Entre las películas estrenadas en los festivales y
descubiertas por el espectador occidental bajo el paraguas del cine iraní, mayor-
mente realizadas por los directores de la escuela de Kiarostami, también era evi-
10. Bagher Sarujani y Mariam dente un creciente protagonismo femenino. 87
Rafat Yah: “Zanan va baz tarif-e
hoviat-e eytemai” [Las mujeres y La imagen de esta mujer, rebelde y outsider en el fondo urbano fue dibujada por
una revisión a la identidad Dariush Mehryui en Hamun (1990), cuando por primera vez el debate llega a
social], Mayalle-ye yamee she-
nasi-ye Iran, [Revista Iraní de manifestarse a través de la historia de una crisis matrimonial: Mahshid pide el
Sociología], vol. 5, nº. 2, tabes-
divorcio a Hamun, un hombre que, como apunta el crítico Naser Zeraati, “es un
tan 1383 [verano de 2004], p.
134. intelectual formado académicamente, habla varias lenguas y lee los textos filosó-
11. Mohammad Abdolahi: “Zanan ficos en su versión original”, pero a la hora de intentar establecer un diálogo con
va nahadha-ye madani” [Las
mujeres y las instituciones civi-
su esposa, le traicionan comportamientos marcados por el atavismo12. Todavía
les], Mayalle-ye yamee shenasi-ye en Hamun la imagen femenina está limitada por las paredes del hogar o las ins-
Iran, 5º ciclo, nº. 2, Teherán,
tabestan 1383 [verano de 2004], tituciones públicas marcadas por el dominio absoluto del hombre. La imagen
p. 66. femenina en Hamun oscila entre una tendencia misógina, resultado del absurdo
12. Naser Zeraati: “Negah-i be que vive el protagonista masculino, y una nostalgia hacía un pasado feliz, donde
film-e Hamun” [Una mirada a la
película Hamun], (Adineh, núm. se encuentra la figura amable y protectora de la madre.
48, mordad 1369 [agosto de
1990]) en Naser Zeraati (ed.): Para ver a la mujer sobre un trasfondo urbano, como un icono de la crisis de la
Maymue-ye maghalat dar moarrefi identidad de género, tenemos que esperar todavía un par de años más hasta que
va naghd-e asar-e Dariush
Mehryui (Antología de ensayos Banu (1992), otra producción de Dariush Mehryui, se decida a narrar la misma
críticos sobre la obra de Dariush
historia desde el punto de vista femenino. Una mujer con tendencias místicas es
Mehryui), Nahid, Teherán, 1375
[1996], pp. 563-576. abandonada por su marido, quien toma un camino opuesto a ella en busca de un
88
abril 2011
Sara (Dariush Mehryui, 1993)
89
amor terrenal. La secuencia del umbral de la casa de Banu, una casa con una gran
carga metafórica, donde ella se queda inmóvil entre la nieve, auguraba el inicio
de una tendencia femenina en la sociedad iraní. Al final de la película, Banu sale
de casa por la misma puerta, dejando atrás a su marido que vuelve fracasado de
su odisea amorosa. Pero Banu no sale de casa en una dirección sin rumbo, sino
que declara optar por la soledad en un lugar santo donde pueda reflexionar y
meditar. La rebelión de Banu es el principio de la rebelión femenina en el cine
iraní y constituye el primer eslabón de una importante tetralogía femenina del
propio director.
90 a la casa del padre, donde reinaba la misma ley masculina. Idéntica decisión es
tomada por Leila (1996), que abandona a su marido por un problema similar,
pero esta vez formulado de diferente manera. Leila no puede tener hijos y la
madre de su marido persevera en la idea de tener un nieto varón para rescatar el
linaje familiar y el apellido. Pronto insinúa la idea de otro matrimonio, legal no
obstante por el código civil iraní, a condición de que la primera mujer diera su
visto bueno. Leila finalmente se somete a la voluntad de acero de su madre polí-
tica y se encuentra en una situación catastrófica. Guarda silencio y lleva el trauma
de su vida a la casa de sus padres. La secuencia de su angustia en la ciudad, mien-
tras espera la conclusión de las inagotables visitas de su marido en busca de una
nueva esposa, la dolorosa noche de la segunda boda y su vuelta a la casa paterna
a medianoche convierten a la película en uno de los más celebres melodramas del
cine iraní de este periodo.
Pari (1995), para cerrar este ciclo, es una libre adaptación de la obra de J.D.
Salinger Franny y Zooey, y narra la historia de una joven estudiante de literatura
que atraviesa por una crisis de identidad. El camino de Pari, desde su casa en el
barrio tradicional del principio del film hasta Isfahan, en busca de sí misma,
forma parte de una imagen de otro cuerpo errante del cine iraní, reconstruyendo
la imagen de una situación caótica, y elevando a la protagonista a la categoría del
abril 2011
mito en su busca del orden y del equilibrio. Pari se rebela contra el profesor de
91
literatura, su novio y su hermano y decide encontrar la verdad por sí sola y con
la ayuda de un libro de contenido místico. Una tarea imposible y un tanto peli-
grosa para la todavía joven e inexperta mujer, que al final de la película es salvada
por su hermano de una autodestrucción voluntaria, volviendo juntos a casa.
En 1997 Mohammad Jatami fue elegido por veinte millones de votos como
Presidente de la República Islámica. Las mujeres fueron mayoría entre los votan-
tes, ya que veían en Jatami la esperanza de una apertura social para poder parti-
cipar en su propio destino. La figura amable y sonriente del nuevo presidente era
como una promesa de cara a la recuperación de sus derechos sociales. Jatami
llegó a la presidencia con el apoyo del 70% de los votantes, mayormente com-
puestos por los estudiantes de las universidades. Las estadísticas mostraban que
un 65% de los sesenta millones de la población de Irán tenían menos de 25 años
13. Hamid Reza Sadr: op. cit., p. de edad13. Las mujeres formaban el 25% de la potencia laboral del país y ocupa-
325.
ban la mitad de la capacidad universitaria14. Mientras los rivales de Jatami, desde
14. Elaine Scioliono: Persian
Mirror: The Elusive Face of Iran, los sectores más conservadores, repetían en su campaña electoral los viejos esló-
The Free Press, Nueva York, ganes de la Revolución, ignorando todavía a las mujeres y a los jóvenes, él
2000, p. 111.
hablaba del papel de la ley y de que Irán solo podría aspirar a tenerla cuando las
15. Declaraciones de Shirin
Ebadi, citadas en Ibíd., p. 111. mujeres fueran tratadas igual que los hombres15. Unos meses después de su toma
(Det significa chica, 1994), condenadas por su concentrada mirada a las realida-
des sociales y, entre ellas, a la problemática femenina18.
Con la llegada de Jatami, las mujeres no tardaron mucho en asumir gran parte
del protagonismo en el cine: Banu-ye ordibehesht (La dama de mayo, Rajshan
Bani Etemad, 1998), Do zan (Dos mujeres, Tahmineh Milani, 1998), Arus-e
atash (La novia de fuego, Josrow Sinai, 2000) y Dayereh (El círculo, Yafar Panahi,
2000) eran películas que abogaban explícitamente por el derecho de las mujeres
en una sociedad que siempre las ha tratado de un modo injusto. La fuga de una
chica joven de casa tras haber sido detenida por la policía por su relación con un
amigo fue el tema de Dojtari ba kafshha-ye katani (Una chica con playeras, Rasul
Sadr Ameli, 1999), incidente repetido por Rajshan Bani Etemad en su largome-
traje Zir-e pust-e shahr (Bajo la piel de la ciudad, 2001), en la que una chica joven
se escapa de su casa por la situación intolerable producida por su celoso her-
mano.
La segunda mitad de la década de los noventa, la época de Jatami y la de los nue-
abril 2011
vos discursos en el ambiente político de Irán, fue testigo de la consolidación del
movimiento, hasta convertirse en un subgénero con una acogida casi garantizada
por parte de los espectadores. Si en la obra de Mehryui, la rebeldía femenina al
93
fin y al cabo tenía un fondo familiar y el tema siempre fue tratado con una dis-
tancia reservada, en la segunda parte de la década, el cuerpo femenino se desvin-
culaba por completo de las entidades sociales, para convertirse en un individuo
que ha decidido enfrentarse a la sociedad y sus reglas masculinas, por sí sola y
confiando tan solo en un escepticismo motriz y en su propia individualidad.
Dojtari ba kafshha-ye katani y Dayereh son ejemplos explícitos en este sentido,
donde la imagen femenina sobre el trasfondo urbano se convierte en el tema de
la película y la historia se desarrolla en espacios aparentemente antagonistas, pero
en el fondo nutridos por la misma materia: la casa y la ciudad, donde la ley domi-
nante es la ley del patriarca que no tolera la más mínima insinuación de una
mujer independiente.
18. Una excelente reseña de En un artículo reciente, Ramin Yahanbaglu explica cómo la esperanza de los
estas circunstancias se encuentra
en Alberto Elena: Abbas votantes de Jatami, al término de los ocho años de su mandato, se convirtió en
Kiarostami, Cátedra, Madrid, una desilusión. Todas las promesas electorales del gobierno reformista chocaron
2002, pp. 207-214.
con el muro del rechazo del sector conservador, frustrando de esta manera toda
19. Ramin Jahanbaglu: “Irán:
Islam y República” [trad. Juan la euforia juvenil por la ilusión del cambio19. El movimiento feminista en Irán en
Gabriel López Guix], suplemento
los últimos años de la década de los noventa fue visto como una actividad disi-
cultural de La Vanguardia, 19 de
mayo de 2010, pp. 2-7. dente a los ojos de los ultraconservadores y categorizado no obstante dentro de
los conceptos de la otredad. Aún así, todos los intentos del patriarca por domes-
ticar a la mujer urbana provocarían un resultado contrario: la energía reivindica-
dora femenina crecía a la espera de la primera oportunidad de manifestarse. La
mujer iraní está presente en el corazón del conflicto de la identidad de un pue-
blo que anhela su lugar en el mundo globalizado y la reconstrucción de esta rea-
lidad aparece en el cine bajo la figura de una mujer errante en la ciudad, mani-
festando su disconformidad con la ley del hombre, reclamando una nueva y
moderna identidad.
94
abril 2011
Figuras femeninas en el paisaje urbano: la tetralogía de Dariush Mehryui
Durante largo tiempo la imagen femenina en el cine iraní fue construida por un paradigma mascu-
lino y definida por las paredes del hogar. En los años noventa y en paralelo a los movimientos socia- 95
les, esta imagen se reencuadra en un ambiente urbano más amplio y rompe la pasividad histórica
de la tradición artística persa. Este estudio observa dicha evolución en la obra de uno de los direc-
tores más emblemáticos del nuevo cine iraní: Dariush Mehryui.
Palabras clave: cine iraní, imagen femenina, Dariush Mehryui, trasfondo urbano
Throughout Iranian film history, female characters were constructed within a masculine paradigm,
contained within the limits of the home. Then in the 1990s, along with the social shifts occurring at
that time, that paradigm would open up to include an urban setting, breaking with the historical pas-
sivity of the female in traditional Persian art forms. This study analyzes the evolution of those shifts
through the work of one of the most emblematic directors of new Iranian films: Dariush Mehryui.
Key words: Iranian film, female characters, Dariush Mehryui, urban background
Introducción
octubre 2009
“Oh, the beautiful city of Kabul wears a rugged mountain skirt. And the rose is
jealous of its lash-like thorns. The dust of Kabul’s blowing soil smarts lightly in my
eyes. But I love her, for knowledge and love both come from her dust (...)”
Mirza Muhammad Ali Saib (1601–1677)
97
La bella representación que en su día hiciera Muhammad Ali, uno de los gran-
des poetas persas del siglo XVII, ha quedado desdibujada con el paso del tiempo.
Las imágenes mediáticas que llegan a través de las pantallas televisivas muestran
la ciudad de Kabul como un lugar desértico y gris, una extraña mezcla en la que
conviven, sin llegar a entenderse, las tropas extranjeras y los propios afganos que
no comparten los mismos espacios y realidades. Desde mediados del siglo XX
Afganistán ha sufrido décadas de conflicto armado y de guerra civil que aún son
perceptibles en una capital que crece sin mesura: una ciudad bulliciosa, muy
poblada y que acoge a una población étnicamente muy diversa en la que se
hablan varios idiomas. Kabul, surgida entre las montañas cercanas al Hindu Kush
y conocida en la antigüedad como Kabura, tuvo un papel clave en el desarrollo
del budismo1, convirtiéndose en la ciudad favorita de Babur, fundador del impe-
rio mogol, aunque no sería hasta 1772 cuando el Timur Shah le otorgara la capi-
talidad, inaugurándose un periodo de esplendor y desarrollo que no duraría
muchos años. Los británicos y los rusos intentaron —sin grandes resultados—
tomar la ciudad y hacerse con las riendas del país en el siglo XIX, pero las conti-
1. Kabul ha sido el centro del nuas derrotas demostraron la dificultad que encontraban los europeos para pene-
zoroastrismo y una de las cunas trar en un entramado de kilómetros de montañas y pasadizos, de gélidos invier-
de desarrollo del hinduismo. El
país fue conquistado por los ára- nos y cálidos veranos que la convierten en una cultura difícil de conocer y más
bes en el siglo VII. aún de juzgar.
abril 2011
Los ojos de Ariana (Ricardo Macián, 2007)
99
El problema con el que se encuentra todo aquel que desee conocer la historia del
cine afgano es su dificultad de aproximarse a las fuentes, destruidas en su totali-
dad durante los años de guerra y fundamentalmente durante el gobierno talibán.
Los pocos recursos que se conservan están escritos en dari y se encuentran olvi-
dados entre los cientos de papeles desordenados que cubren los estantes del
Instituto del Cine Afgano. Los estudios en esta materia han sido pocos, con una
última y reciente obra, Afghanistan in the Cinema, publicada por Mark Graham
en el año 2010 y centrada en el país como escenario para la realización de largo-
metrajes y sobre todo de documentales5.
Parece que la primera proyección de una película muda tuvo lugar por orden del
emir Habibullah Khan en 1924 y se puede considerar que Amor y Amistad
rodada en 1951 y dirigida por el director y escritor Ustad Rashid Latifi —con la
colaboración de Ustad Bina y Latif Nashad Malek Khel— como una de las pri-
meras películas afganas, cuyo montaje se realizó en los Huma Film Studios de
Lahore. Debido a los años de conflicto civil, el cine afgano es escaso y la mayo-
5. Mark Ghaham: Afghanistan in
the Cinema, Urbana, University
ría de las películas o han sido rodadas por afganos que han estudiado en el
of Illinois Press, 2010. extranjero o por extranjeros apasionados por el país y por su cultura.
ción de los talibanes era acabar con todo tipo de entretenimientos que no estu-
vieran relacionados con la religión, ocultando una cultura milenaria que no
pudieron borrar al ser los afganos una sociedad rica en tradiciones orales trans-
mitidas de generación en generación.
¿Es Osama una película destinada al público afgano? De acuerdo con la inten-
ción del director puede parecer que así fuera. Sin embargo, el largometraje,
rodado en el año 2002 por Siddiq Barmak y ambientado en los años de la ocu-
pación talibán en la ciudad de Kabul, está dirigida a un público extranjero, en un
momento en el que la problemática de Afganistán interesaba mucho a la opinión
abril 2011
pública internacional, y se necesitaban refuerzos —incluso visuales— que apoya-
ran la presencia de las tropas internacionales en el país. Siddiq Barmak nació en
1962 en Panjshir, una provincia del este de Afganistán y estudió cine en Moscú
gracias a una beca de la Unión Soviética, graduándose a finales de los ochenta 101
con la película The Outsider, que narra la historia de un campesino que decide
vengarse de un terrateniente cuando este obliga a su mujer a cantar en una fiesta
y que fue censurada en Afganistán por anti-soviética. En sus inicios como reali-
zador Barmak trató de denunciar al poder y a los poderosos situando a estos últi-
mos como corruptos, en películas donde el pueblo es siempre el gran perdedor,
independientemente de quien gobierne.
Los años anteriores de la llegada de los talibanes a Kabul, Barmak trabajó en el
Instituto del Cine Afgano y en 1996 emigró a Pakistán para colaborar con la
BBC hasta el año 2001. A su vuelta a Afganistán se implicó en el proyecto del
realizador iraní Mohsen Makhmalbaf dirigiendo The Afghan Children Education
Movement para la promoción de la cultura, la literatura y las artes de su país y
emprendió el proyecto que le llevaría a filmar la película Osama, que se convir-
tió en uno de los largometrajes más conocidos sobre Afganistán y en concreto
sobre la situación de las mujeres afganas. La historia cuenta la vida de una niña
que vive junto a su madre y su abuela en unas condiciones de extrema pobreza
9. Jasmin Mehovic, “Challenges y a la que no le queda más remedio que vestirse con ropa masculina para salir a
and Promises of Afghan Cinema”. la calle y trabajar, ya que las mujeres no pueden hacerlo. La producción de
http://www.sarid.net/sarid-
archives/04/0404-afghan-cin-
Osama finalizó en marzo de 2003 y contó con la colaboración del director de
ema.htm (20/01/2011). fotografía iraní Ibrahim Ghafuri, que había participado en otras películas
abril 2011
Osama (Siddiq Barmak, 2003)
103
debía ofrecer una parte considerable de bienes a la familia de la mujer—, pero
tras la caída del régimen la dote resurgió y las mujeres volvieron a utilizar el
burka y a recluirse en el hogar. Los talibanes prohibieron la educación y el tra-
bajo femenino, no pudiendo salir las mujeres a la calle sin un compañero mascu-
lino o mahran, lo que llevó a la pobreza más absoluta a las familias en las que no
había ningún hombre12.
Los intentos de conseguir mayor igualdad entre hombres y mujeres se hicieron
públicos después de las primeras elecciones democráticas tras la invasión ameri-
cana. La Constitución de 2003 estableció la igualdad de derechos entre hombres
y mujeres: “cualquier tipo de discriminación y privilegios entre los ciudadanos de
Afganistán está prohibida” (art. 22) y “todos los ciudadanos de Afganistán tie-
nen igualdad de derechos y deberes ante la ley” (art. 23), aunque ciertas costum-
bres siguen recluyendo a las mujeres a los espacios privados y la violencia gene-
12. Alejandra Val Cubero: ralizada que existe en las calles obliga a que muchos padres no envíen a sus hijas
“Navegando sin rumbo fijo: jóve-
e hijos a la escuela por el miedo a que sufran secuestros e intimidaciones. La
nes afganos, matrimonios y
poder de decisión. Estudio de esperanza de vida de las mujeres afganas no supera los cuarenta y cinco años —
caso en cuatro provincias afga-
la de los hombres no llega a cuarenta y seis años—, la mortalidad durante el
nas”, Praxis Sociológica, nº 14,
2010, pp. 101-114. parto alcanza las 1600 muertes por cada 100.000 nacimientos —una de las más
104
elevadas del mundo—13 y el ochenta y cinco por ciento de la población femenina
no sabe leer ni escribir, índices que se incrementan hasta el noventa y cinco por
ciento en las zonas rurales14. La pobreza y la necesidad de emigrar a otros países
en busca de mejores condiciones laborales, el autoritarismo de la clase eclesiás-
tica y la impunidad de la justicia están presentes en Osama que muestra una
sociedad altamente jerarquizada en donde la mayoría de las comunidades giran
en torno al malek —el jefe del pueblo, también llamado arbad o wakil—, que
goza de gran prestigio y reconocimiento social, y al shura —o consejo de ancia-
nos—, que tienen un papel clave en la organización social porque son los que
toman las decisiones, organizan las actividades comunales y zanjan las disputas.
Otro de los miembros claves de la sociedad afgana y encargado del adoctrina-
miento religioso de los más jóvenes es el mullah: en la película es capaz de con-
vencer a los jueces para que la protagonista no sea lapidada y obtener el beneplá- 13. Unicef, Country Project.
cito para convertirla en su cuarta esposa, ante la mirada impasible de todos los <http://www.unicef.org/infoby-
country/afghanistan_statistics.ht
congregados en el juicio. ml>.(16/12/2010)
Osama no abre la puerta a la esperanza, sino que muestra un país sin leyes ni 14. Banco Mundial: Data, Project
and Research. <http://sitere-
reglas, dominado por un grupo fundamentalista —el de los hombres— que se sources.worldbank.org/AFGHANIS
opone al progreso y al desarrollo —de las mujeres—, sometimiento que se mues- TANEXTN/>. (10/01/2011)
abril 2011
Los ojos de Ariana (Ricardo Macián, 2007)
105
tra por la obligatoriedad del uso del burka que la opinión pública occidental ha
tomado como símbolo de sumisión, sin considerar el doble juego de esta prenda.
En la película hay una escena de una boda donde las mujeres cantan, bailan y
comen en honor a la recién casada subvirtiendo las normas establecidas al trans-
formar la fiesta en un velatorio al tiempo que cubren sus ropas de fiesta con un
burka que las invisibiliza y las protege15. En la boda por poderes no hay hombres,
el marido trabaja en Irán y forma parte de los cientos de emigrantes atraídos por
el boom de la economía en sectores como el petróleo o la construcción a partir de
los años ochenta. En el año 1992 y según datos de la Agencia de Refugiados de
las Naciones Unidas, más de seis millones de personas —el 20% de la población—
habían abandonado Afganistán y los años de mayor retorno de población tuvie-
ron lugar entre 1992 y 2002, principalmente a ciudades como Kabul16.
15. B Bauer: A Place at the
Table: Afghan Women, Men and
Decision Making, Kabul, AREU, A modo de conclusión
2005.
16. VV. AA.: Finding Durable En la actualidad no hay mucho interés gubernamental en desarrollar la industria
Solutions for Refugees and fílmica en Afganistán pues parecen ser otros los temas más acuciantes de la
Displacement for the Islamic
Republic of Afghanistan, Kabul,
agenda pública. El recelo que en décadas anteriores se centró en el cine, la
UNHCR, 2007. música y la fotografía no ha desaparecido del imaginario colectivo, aunque los
106
abril 2011
107
dose tras el regreso de los millones de refugiados que han vivido en Pakistán en
las décadas anteriores. Bollywood también ha llegado a las cadenas televisivas y
series como Tulsi, Dulhan o Bindiya reúnen a toda la familia en torno a histo-
rias de intriga, celos y conflictos familiares que les hacen evadirse de su cotidia-
nidad. Mientras que fotografías de actores y actrices de Bollywood como
Amitabh Bachchan, Salman Khan o la Miss Mundo Aishwarya Rai decoran tien-
das y residencias, Mawj, el grupo de música afgano con más seguidores dentro y
fuera del país, solo toca canciones de bandas sonoras indias.
No es buena época —parece que nunca lo fue— para la creación audiovisual en
Afganistán y pese a que la Constitución recoja la libertad de expresión en el artí-
culo 34, la Ley de Medios de Comunicación aprobada en el año 2003 prohíbe
cualquier mención pública que atente contra los intereses nacionales y más espe-
cíficamente contra el islam. El miedo a las mafias y a los señores de la guerra y la
falta de medios económicos dificultan la realización de todo tipo de creaciones
abril 2011
Entre las laderas del Hindu Kush: Kabul como escenario de la película Osama
La película Osama, dirigida por Siddiq Barmak en el año 2002 y ambientada en los años de la ocu-
pación talibán en la ciudad de Kabul, fue otro de los múltiples “refuerzos visuales” que apoyaron,
de manera indirecta, la entrada de las tropas extranjeras en Afganistán. La historia se centra en la 109
difícil situación de las mujeres afganas a través de la vida de una niña que debe vestirse como un
joven para poder trabajar y en donde los extranjeros aparecen como los defensores de las liberta-
des y contrarios al fanatismo que reina en el país.
Osama, directed by Siddiq Barmak in 2002, was set in the years when the Talibans were occupying
Kabul. This film was one of several visual reinforcements that indirectly helped pave the way for
foreign troops entering Afghanistan, supporting the idea that they were there to defend freedom and
justice against the fanaticism that abounded in the country. The story shows how difficult life was
for Afghani women, by focusing on an Afghani girl who had to dress as a boy in order to find work.
Durante mucho tiempo, el cine indio representó la ciudad como lo contrario del
campo; esta oposición binaria entre lo rural y lo urbano se convirtió en un fenó-
meno endémico en todas las representaciones cinematográficas. Así pues,
durante varias décadas, las calles de Bombay aparecieron en pantalla como
“mitad comunidad rural, mitad calle cosmopolita”1 y en toda aquella diversidad
temática quedaba claro que los valores de la comunidad rural eran el elemento
octubre 2009
redentor en la vida urbana. Esto formaba parte de la ideología dominante de la
época, todavía regida por ideas del discurso de Gandhi sobre la vida nacional, y
representaba un suplemento ideológico para el régimen planificador de Nehru.
A comienzos de la década de 1970, como ha observado Ranjani Mazumdar en
su investigación sobre el Bombay cinematográfico, este paradigma empezó a
111
hundirse y la ciudad prosperó como escenario. Mazumdar observó más adelante
otro giro que coincidía con la globalización (que podríamos fechar aproximada-
mente a principios de los noventa) en el que el cine se vio a sí mismo inmerso en
un ambiente de nuevos medios, cada vez más saturado de televisión, publicidad,
consumismo, tecnología digital de diversa naturaleza, un nuevo espacio lleno de
productos luminosos y sorprendentes, un universo urbano transformado y
regido por el capital, los bienes, las luces y el estilo, el caos y la velocidad. Y de
la mano de esta experiencia de “vida urbana nueva y delirante” vinieron los “pro-
blemas” asociados a la creciente emigración, al aumento de la desigualdad, a la
“mayor visibilidad de los indigentes en los centros urbanos de la India”2. Este
periodo se caracterizó por el surgimiento de las películas de gangsters y, de forma
1. Ranjani Mazumdar: Bombay
más general, por la renovación de tendencias de cada género —fenómeno aso-
Cinema: An Archive of the City, ciado a Ramgopal Varma—, así como por el auge de una nueva fórmula de éxi-
Delhi, Permanent Black, 2007, p.
tos de taquilla que combinaba la vida cultural y ritual de regiones concretas con
xx. La referencia habitual para
esto es la comunidad de Shree un escenario globalizado. Este cambio tuvo lugar cuando una nueva generación
420 (Raj Kapoor, 1955). tomó las riendas de la industria y comenzó a producir lo que se podría conside-
2. Ibíd., p. xxi. rar el “cinéma de papa”3 indio, fiel reflejo de la posición dominante dentro de la
3. R. Mazumdar (op. cit.) trata industria cinematográfica de algunas familias poderosas. El término Bollywood,
sobre estos desarrollos en el
Capítulo 4 (pp. 110-148) y
que surgió en este periodo, originalmente hacía referencia a este fenómeno, aun-
Capítulo 5 (pp. 149-196). que el término se ha utilizado con diversos significados. Desde que se publicó la
112
trable de la ciudad haciendo uso de una prosa exuberante. Sus relatos a menudo
partían de la idea de que aquello era la confusión moral, el fracaso de una volun-
tad reformista. La ansiedad producida por este exceso metropolitano generó
figuras como la del detective al más puro estilo de Sherlock Holmes, capaz de
ver a través de la niebla londinense y abrirse paso mediante la razón por barrios
indescifrables y peligrosos donde habitan criminales, desempleados y margina-
dos. Otra figura que entró en escena es la del flâneur baudeleriano, que revela
los espacios y las vistas de la ciudad, tiene acceso a sus poderosos efectos sensua-
les y por tanto encuentra un lugar para el disfrute privado de su desorden.
Holmes representa la visión del gobierno: vertical, penetrante, controladora,
organizadora. Por su parte, el flâneur reside en el mismo plano que los demás:
traza un recorrido horizontal, zigzaguea entre signos de tipo diverso y participa
en actividades con mirada distante, sin querer controlarlas o explicarlas.
Otro tema que ya se había desarrollado por completo a lo largo de la experien-
cia europea con la modernidad es la relación, a la vez complementaria y conflic-
tiva, del campo y la ciudad. La complejidad interna de la ciudad se obvia para
abril 2011
resaltar su posición dentro de una geografía económica, social, cultural y política
más amplia. Se trata de la ciudad como fuerza expansiva que devora lo demás y
lo reconstruye a su propia imagen. En palabras de Henri Lefebvre, “La vida
urbana penetra en la vida de los campesinos y los despoja de sus características 113
tradicionales… Los pueblos se ruralizan al perder su especificidad campesina”6.
Puesto que el tema que nos ocupa es la narrativa cinematográfica y sus represen-
taciones de la vida metropolitana, resulta oportuno empezar por el principio, por
esa relación íntima entre la ciudad y la lógica de la representación ficcional. James
Donald7, que escribe sobre las ciudades y el cine, observa que “La metrópolis
modern(ist)a y las instituciones cinematográficas surgen aproximadamente al
mismo tiempo”. Aunque a simple vista no resulte claro el significado exacto que
Donald endosa a esta coincidencia, creo que es posible atribuirle cierta lógica de
representación ficcional que no es exclusiva del cine pero que sí le es aplicable.
Dicho de otro modo, es una lógica que se manifiesta como límite a la represen-
tatividad, es decir, las historias de ficción pueden producirse en ciudades reales
pero no en pueblos reales. De hecho, la mayoría de las historias que tienen lugar
en escenarios urbanos usan espacios en ciudades existentes, excepto cuando se
6. Henri Lefebvre: Writings on trata de lugares utópicos que sirven de alternativa a ciudades reales. Por su natu-
Cities, Oxford, Blackwell, 1996,
p. 119. raleza, la ciudad puede contener, sin perder credibilidad, una infinidad de perso-
7. James Donald: “The City, the najes y acontecimientos de ficción: la percibimos como ese espacio habitado por
Cinema: Modern Spaces” en Chris una población cuyo número se puede contar con mayor o menor precisión pero
Jenks (ed.): Visual Culture,
Londres, Routledge, 1995, pp.
cuyas relaciones resultan mucho más imprecisas. En espacios urbanos, los indivi-
77-95. duos se encuentran como extraños, materializan entidades cuya posición en la
114
abril 2011
verán afectadas del mismo modo propia ciudad aparece con un grado variable de rasgos específicos. Estas variables
que los miembros de una persona
se pueden explicar tanto en términos de desarrollo tecnológico —que hace posi-
que sufre una lesión grave en la
cabeza” (G. G. Agarkar, citado en ble una mayor inversión en realismo— como de los géneros cinematográficos en
Meera Kosambi: “British Bombay cuestión. Un recurso habitual suele ser mostrar un montaje de los lugares turís-
and Marathi Mumbai: Some
115
Nineteenth Century Perceptions”, ticos más famosos de Bombay y otros lugares de referencia cuando los protago-
en Sujata Patel and Alice Thorner nistas llegan a la ciudad (por ejemplo, Nau Do Gyarah); otro recurso más per-
(eds.): Bombay: Mosaic of Modern
Culture, Bombay, Oxford
turbador es mostrar las peligrosas tentaciones de la ciudad, y qué mejor para
University Press, 1995, pp. 3-24. lograrlo que hacer un recorrido por carteles de películas y pancartas al ritmo
10. Puesto que la mayoría de las rápido y machacón de una canción de Mohammed Rafi (como ocurre en
películas aquí citadas se filmaron
Guddi). La presencia constante y abrumadora del cine, ya sea en forma de car-
antes de que el nombre de la
ciudad cambiara a Mumbai, he teles, canciones retumbando por todas partes o muchedumbres a las puertas de
optado por usar el nombre viejo. las salas, es un elemento necesario más en manos de la industria cinematográfica
Para leer más acerca del debate
ideológico del cambio de nombre para evocar la gran ciudad.
de la ciudad, véase “What the
other calls me”, una observación
Paradójicamente, la elección de Bombay como metrópolis por defecto indica,
en The Telegraph del 24 de entre otras cosas, la posición metafórica que ocupa la “ciudad” en un imagina-
febrero de 2000.
rio que recurre compulsivamente a la urbe como parte de la dualidad ciudad-
11. Para leer una discusión com-
campo. Allá donde prevalece este paradigma, el término “Bambai” sirve para
pleta sobre Bombay como “la
ciudad de los sueños”, véase designar genéricamente la alteridad metropolitana y no la entidad específica de
Amrit Gangar: “Films from the la ciudad de Mumbai. El hecho de que la industria cinematográfica resida allí
City of Dreams”, en Sujata Patel
and Alice Thorner (eds.): también refuerza tal asociación; si cabe, esta referencia a sí misma consolida la
Bombay: Mosaic of Modern dimensión metafórica y simbólica. Es como si cualquier otra ciudad, incluso
Culture, Bombay, Oxford
University Press, 1995, pp. 210-
Delhi, resultara demasiado específica, demasiado resistente a la lógica simbólica
224. que hay en las prácticas representativas del cine popular. Que alguien decida tras-
abril 2011
se hace amigo de la gente. Aquí la representatividad también revela su naturaleza
117
abril 2011
Deewaar (Yash Chopra, 1974)
119
ción urbana, hay una diferencia fundamental. El género popular trata sobre el
submundo; normalmente un forastero venido del campo entra en el mundo del
crimen forzado por las circunstancias y deja en él su impronta. Está afectado de
forma irreversible por el anhelo de reunirse con una entidad materna, con una
mujer ideal, con los placeres sencillos de la vida en el campo… pero con cada
paso va alejándose de todo esto y al final le espera una muerte inevitable.
Las preocupaciones del middle cinema coinciden hasta cierto punto con las del
género popular, pero su mundo, marcado por el realismo, se centra con mayor
insistencia en la pobreza urbana, las vidas escuálidas y las fantasías. Resalta las
diferencias entre la vida cotidiana y el anhelo de una vida mejor. Pero aquí los
personajes también parecen venidos de otra parte. Sin duda, si nos basamos en
las estadísticas sobre migración del campo a la ciudad, es un dato de validez
empírica, pero encierra algo más que un simple reflejo de la realidad contempo-
ránea. Es como si en ambos tipos de película el agente narrativo o la esencia del
personaje dependiera de este dato suplementario, como si el recuerdo de un
lugar que ha quedado atrás sirviera de algún modo misterioso para darle profun-
didad y vida interior. Sin esto, la película no sería más que un montón de datos
sobre los habitantes del slum, indistinguibles, solo números en un cálculo eco-
nómico. En cierto modo, esta falta de detalle revela las dificultades que deben
experimentar los directores de cine para concebir una vida imaginada con sen-
tido para una segunda generación de habitantes del slum o de criminales de poca
monta. Al desaparecer el recuerdo del hogar original, el cuerpo parece quedar sin
subjetividad.
Pero también representa un rechazo insistente a olvidar el pasado, a dejarlo atrás
de una vez por todas y fundirse con el nuevo orden del Estado moderno, un
rechazo a vestir lo que se ha llamado el “velo de la ignorancia”. En Deewar, una
madre y sus dos hijos, abandonados por el padre y marcados por el recuerdo
traumático de la humillación paterna, llegan a Bombay. Este traslado se repre-
senta en pantalla mediante un calendario con fotos de Bombay colgado en la casa
familiar. La calle que figura en la fotografía del calendario cobra vida y la familia
aparece en ella. La imagen del calendario nos recuerda que la ciudad, aunque
lejana, tiene un lugar en la vida de las personas de todo el mundo en forma de
leyenda o utopía: es una variante secular de aquellos lejanos centros de peregri-
nación que todos desean visitar al menos una vez en la vida. Los personajes
deben introducirse en una realidad conocida por su reputación y sus representa-
ciones. En Parinda, dos hermanos llegan a la ciudad. En Nayakan, un chico del
sur de Tamil Nadu llega a Bombay después de apuñalar al policía que había
matado a su padre en un altercado. En la primera escena en que aparece en la
120
ciudad lo vemos alejándose de la estación Victoria. La escena se repite casi sin
cambios con el forastero Satya en la película homónima, pero en esta ocasión, el
prólogo en el que se describe al protagonista es reemplazado por otro sobre la
ciudad y su inframundo: una voz en off parece dar una lección de sociología
urbana moderna mientras se suceden imágenes de la ciudad y la actividad de los
gangsters. Así, la escena presenta a Satya como otro forastero que va a introdu-
cirse en este mundo. La ausencia de una mirada hacia su vida anterior convierte
a Satya en un personaje aún más misterioso, ya que los espectadores tienen la
libertad de imaginar cualquier tipo de flashbacks aparecido en películas anterio-
res. En todas estas películas, uno de los personajes principales, por lo general el
protagonista, se une a un grupo de malhechores. Lo sorprendente de estos per-
sonajes es el tratamiento intenso: son héroes trágicos, criaturas subyugadas a un
recuerdo o a un deseo, como si su destino se hubiera escrito de golpe en un
momento decisivo. Deewar y Nayakan coinciden en el énfasis que dan al enfren-
tamiento entre la comunidad y el Estado; por su parte, en Parinda y Satya se
hace hincapié en los deseos individuales y en el anhelo de una vida normal.
Deewar, Nayakan y Parinda colocan a los personajes en un marco moral, y su
trágico destino se debe en cierta medida a la dudosa naturaleza moral de sus
acciones. Satya resulta interesante ya que prescinde de este marco moral exterior,
por lo que se refuerza la dimensión patológica del personaje. No obstante, logra
abril 2011
de fantasía donde el objeto de deseo no es regresar a la felicidad bucólica (que
sin duda reemplaza a la felicidad del abrazo materno), sino alcanzar una “nor-
malidad” imposible. La serie de imágenes objetivas contradice este deseo cons-
tantemente. A través de esta disyuntiva entre la fantasía y la realidad inalcanza-
ble, Satya recupera el patetismo que surgía de la memoria en otras películas.
121
Sin embargo, a pesar de estas variaciones, las narraciones de estas películas siguen
predeterminadas por el tema del épico conflicto entre la comunidad y la ley. En
abril 2011
cia con referencias a personajes de la vida real. Nayakan, de Mani Rathnam, es
123
diaria, los intentos desesperados por aferrarse al más mínimo sueño de normali-
dad, las amenazas sistemáticas y esperables que surgen contra el sueño, el des-
ánimo y desaliento de las caras de los trabajadores urbanos se combinan con el
inevitable recuerdo de otro lugar donde la mujer del protagonista espera su
regreso. Otro rasgo distintivo del middle cinema es que aquí (aunque también
en Satya), el imperativo realista crea incertidumbre sobre la identidad de los
explotadores: las sórdidas vidas de los habitantes del slum en Chakra o Dharavi,
por ejemplo, parecen tener una tendencia intrínseca al desastre y la tragedia.
Aparecen políticos que vienen a hacer promesas, promotores que inspeccionan la
tierra con miradas codiciosas, pero no hay ni rastro de héroes que protejan a las
víctimas, ni tampoco un villano o un grupo de villanos a quienes hacer frente. En
Chakra, los cuatro protagonistas principales son Amma (Smita Patil), su hijo
Benwa (Ranjit Chowdhury), Lukka, el criminal de poca monta (Naseeruddin
Shah) y el amante de Amma, un camionero que aparece de vez en cuando
(Kulbhushan Kharbanda), con quien ella espera una vida mejor. Viven en un
slum rodeados de otras personas en la misma situación, al límite de la existencia,
abril 2011
sobreviviendo como pueden —ejerciendo la prostitución, el contrabando y otras
actividades—. La muerte los visita constantemente, pero la vida sigue. La pelí-
cula nos lleva desde la casucha de Amma a las de sus vecinos, al terreno junto a
las tuberías y las vías del tren donde holgazanean los jóvenes, al burdel, al restau-
rante y a los demás espacios que configuran el barrio. Los discursos melodramá- 125
ticos de Lukka sobre la libertad acentúan la ironía de su deterioro por culpa de
la sífilis y el crimen. Amma imagina una vida mejor con el camionero, pero en
cuanto sus sueños parecen florecer, su jefe los hace añicos. La película termina
mostrando un barrio con unas cuantas almas menos, pero inmutable, como si lo
ocurrido no fuera más que una repetición de acontecimientos que se repetirán
en el futuro. Tras la representación del slum como llaga perpetua que de vez en
cuando pica, se oculta la actividad de una acción reformista. En la película
Dharavi, más compleja que la anterior, la visión reformista es más discreta. La
repetición aquí toma la forma del optimismo incansable del protagonista (Om
Puri). El protagonista, un taxista, junto con otras tres personas, decide invertir
todos sus ahorros y algo de dinero prestado en una fábrica pequeña. Un gangs-
ter de su ciudad natal se pone en contacto con él y lo conduce a la ruina. Al final
de la película, cuando ya ha perdido incluso el taxi y se ve obligado a empezar
desde cero, planea un camino rápido a la prosperidad. El espectador sabe, por lo
que ha visto anteriormente en la película, que volverá a fracasar. El protagonista
sueña despierto que la estrella de cine Madhuri Dixit escucha pacientemente sus
planes y aumenta su ego con respuestas afirmativas y gestos de amor. Aquí vemos
que en Chakra el efecto realista documental desaparece y en su lugar vemos un
estilo que enfatiza el papel de la fantasía en los planes y las luchas de los pobres.
libradamente, que mantienen una lucha por evadirse a utopías merodeando por
barrios más limpios o en salas de cine.
Por consiguiente, el sujeto patológico ocupa el centro del escenario en este espa-
cio de representación cambiante y desprovisto de simbología, atrapado en los
ciclos del deseo. Este anhelo se mueve en medio de la ciudad, telón de fondo iró-
nico y desmitificante. La realidad variable de la ciudad se refleja tanto en la dis-
posición de sus personajes hacia ella como en las propias imágenes de ella, que
con frecuencia son rodadas en otro lugar. Los cambios de representaciones de la
subjetividad urbana son tan importantes en el estudio de la evolución de la ciu-
dad cinematográfica como el realismo de la imagen. Los logros realistas de la
representación de la vida urbana hacen que los sujetos ideales del cine anterior
resulten distantes: ahora los ideales resultan ser fantasías. Las nuevas técnicas y
tecnologías, junto con la dispersión de las cargas representativas del “nuevo
cine”, han conseguido que la representación urbana de las películas de Bombay
sea cada vez más realista. El gran logro de este género, lleno de gangsters y barrio-
bajeros, es haber mantenido un fuerte sentido de alienación, de obligación (his-
abril 2011
tórica) incontrolable: nada menos que la resistencia de lo real, una resistencia que
se percibe en el cine contemporáneo indio más que en ningún otro lugar como
algo amenazador, seductor, repugnante, fascinante, escurridizo, envolvente.
Antes de avanzar a tiempos más recientes, volvamos brevemente a los dos grande 127
temas que predominan en la discusión sobre la ciudad, a saber: la Ciudad
Concepto frente a la ciudad viva y la oposición entre la ciudad y el campo. En el
cine indio, este último tema sirve por un lado para privilegiar los valores del
17. Ashish Rajadhyaksha: Indian
campo, y por otro para reafirmar la identidad nacional y la unidad con temas de
Cinema in the Time of Celluloid: conflicto de clases y desilusión en la ciudad. En Naya Daur, un representante
From Bollywood to the
urbano que hace de “ciudadano anónimo” es testigo del conflicto entre la ciu-
Emergency, Delhi, Tulika Books,
2009. dad y el campo; además, respalda la idea de la superioridad del campo frente a
18. Ravi Vasudevan: The las incursiones capitalistas de la ciudad. El cine popular se mantuvo fiel a la visión
Melodramatic Public: Film Form consensuada de los cincuenta a los setenta. Después, cuando el consenso nacio-
and Spectatorship in Indian
Cinema, Delhi, Permanent Black, nal se rompió, la ciudad regresó repentinamente a la pantalla como espacio auto-
2010. suficiente donde los conflictos épicos y las narraciones alegóricas podían tener
19. Ashish Rajadhyaksha: op. lugar, mientras que el pueblo se fue convirtiendo progresivamente en un
cit., pp. 193-218.
recuerdo, un residuo psíquico: un elemento externo que ayudaba a ver la apabu-
20. Sobre este aspecto, puede
consultarse “Realism and Fantasy
llante presencia urbana con cierta perspectiva.
in Representations of Podemos observar desarrollos más recientes con ayuda de dos nuevas publicacio-
Metropolitan Life in Indian
Cinema”, en Preben Kaarsholm nes: Indian Cinema in the Time of Celluloid17 y The Melodramatic Public18.
(ed.): City Flicks: Indian Cinema Rajadhyaksha propone un concepto complejo, el “realismo territorial”19, cuyo
and the Urban Experience,
Kolkata, Seagull Books, 2004,
contenido excede los límites del tiempo que estamos tratando aquí20. Sin
pp. 83-99. embargo, parte de su significado mana de tendencias recientes anteriormente
descritas que han dado lugar a perfiles elaborados y concretos para las ciudades
indias. Rajadhyaksha fecha el origen del realismo territorial centrándose en
Bombay/Mumbay y a partir de la idea de cinema-effect en la década de los
setenta y a principios de los ochenta. Considera que es algo que excede el sistema
representativo cinematográfico, que se filtra en la política del Estado y que
adquiere profundidad y densidad gracias a la obra de directores, poetas y artistas
como Namdeo Dhasal y Sudhir Patwardhan. Parte del reto al que se enfrentan
los protagonistas del realismo territorial es la intervención del Shiv Sena para
controlar los “derechos de los espectadores”. En este capítulo, Rajadhyaksha
parece radiografiar el realismo territorial como un proyecto que dota a la ciudad
de su propia identidad concreta frente a los intentos de entidades estatales y no
estatales —como el Shiv Sena— por asimilar la ciudad a las grandes narrativas de
su historia nacional. El realismo territorial, también conocido como realismo
político o “realismo ilegal”, es muy diferente del “realismo de Estado”, que se
propuso la difícil tarea de domesticar lo que Rajadhyaksha llama el cinema-effect.
Este concepto algo complicado podría entenderse como la expansión del aparato
cinematográfico más allá de su esfera convencional para incluir a toda la socie-
dad. Al contextualizar este argumento en Bombay a partir de la década de 1970
(en especial durante la huelga textil y la violencia que siguió a la demolición de
Babri Masjid), Rajadhyaksha afirma que la esencia del realismo territorial es “una
128 estrategia de supervivencia a través de la descripción” [la cursiva es del original].
Esto sin duda confirma el argumento destacado anteriormente por Mazumdar y
Vasudevan21, aunque Rajadhyaksha observa en la tendencia que Ramgopal
Varma inaugura con Satya (1998) una versión mercantilizada del “regionalismo
de Bombay” (otro sinónimo de realismo territorial) similar a la de las películas
de, entre otros, N. Chandra, Nihalani y Jabbar Patel. Se podría decir que la auto-
nomización del Estado a través de las estrategias del realismo territorial podrían
complementar —de forma intencionada o involuntaria— los intentos del Estado
por crear una especie de meta Estado en todo el país para desligarlo de sus deter-
minantes locales. Y así, el realismo territorial actuaría en contra y a favor de la
desterritorialización que está actualmente en marcha en la India. Una de las pelí-
culas que cita aquí es Dombivli Fast (Nishikant Kamat, 2005). Basta observar
que la tendencia que comenzó con esta película es actualmente (2011) casi un
movimiento, ya que en pocos años se ha producido una avalancha de películas
similares. Black Friday (Anurag Kashyap, 2004), Shootout at Lokhandwala
(Apoorva Lakhia 2007), Once Upon a Time in Mumbai (Milan Luthria, 2010),
Life in a Metro (Anurag Basu 2007) y toda una serie de películas de gangsters,
terroristas, amantes, artistas (como la reciente Dhobi Ghat, de Kiran Rao, 2011)
han trazado un nuevo mapa del territorio de Mumbai. Esta y otras ciudades han
alcanzado el rango de personajes de un modo nunca antes visto. Delhi ha tenido 21. Como veremos más adelante.
abril 2011
su ración de películas urbanas distintivas, como Rang de Basanti, Delhi 6 (ambas
de Rakesh Omprakash Mehra, 2006, 2009). Gran parte de esto, especialmente
lo que está relacionado con Mumbai, entra dentro de lo que Ravi Vasudevan ha 129
denominado “el surgimiento del cine de género”22. Vasudevan se centra en la
trayectoria de Ramgopal Varma, el más famoso propulsor de este cambio.
Empresas como UTV, Pritish Nandy Communications y productoras indepen-
dientes más modestas han explotado las ventajas del multicine para nutrir a la
nueva audiencia23. La ciudad de Madrás aparece en grandes éxitos, pero también
la exploran películas más pequeñas, como Maathi Yosi (Nanda Periyasami,
2010), que forma parte de muchas películas ambientadas en zonas urbanas y
semi urbanas en Tamil Nadu y que ahora se consideran una moda alternativa
muy interesante en el cine tamil.
Para concluir, quisiera destacar una sorprendente película de Bengala que reco-
rre como una raíz varios lugares de la Calcuta actual, cada una imbuida con su
propia historia y significado social y cultural. Me refiero a Sthaniya Sangbad:
Spring in the Colony (2010), dirigida por Moinak Biswas y Arjun Gourisariya. El
recorrido, que en términos geográficos comienza en las colonias de refugiados al
sur de Calcuta y alcanza los parques tecnológicos y las comunidades cercadas de
las zonas recién “desarrolladas” del norte de la ciudad, es también un traslado de
22. Ravi Vasudevan: op. cit., p.
época histórica. La película está poblada de muchachos de clase media realizando
383. actividades culturales y estudiando, de sus familias, de criminales de poca monta,
23. Ibíd., p. 396. de intelectuales, promotores con o sin conexiones con la mafia, y otros grupos
sociales. Hay un atisbo de nostalgia, con perdón, de los placeres urbanos perdi-
130 dos y quizá de otros valores, talentos y habilidades olvidados. Pero la ciudad, con
sus sonidos, sus vistas y su abundancia semiótica, sigue siendo el marco de los
diversos viajes de los protagonistas. Exploran el cuerpo de la ciudad, observan
con calma sus heridas, disfrutan de sus placeres momentáneos por su propio
bien. Sthaniya Sangbad es un recuerdo del cine neorrealista por la forma en que
su narrativa habita la ciudad. Es imposible separar a los personajes de su entorno.
Hay un grupo de jóvenes sentados junto a la carretera, un coro inverosímil para
el proceso tragicómico de la historia. Un transeúnte malhumorado los desafía a
que interpreten una canción que estaban tarareando a la vez y uno de ellos cum-
ple, con mucha seriedad y facilidad. Sin duda se trata del estribillo manqué cuyas
palabras han perdido su poder de crítica moral, son despreciadas con cinismo,
casi maltratadas, lo cual demuestra la desorganización simbólica que los directo-
res consideran característica en Calcuta actualmente. Esto dota de un trasfondo
patético a la película, aunque también sirve para recrearse pausadamente en
momentos de gran belleza. Sin embargo, los constructores de esta nueva ciudad
también tienen lazos con el pasado, también conocen el arte y la cultura que con-
figuran la gloria de Calcuta y tienen una visión de futuro, educación, además de
una preocupación inmediata por la propiedad.
A pesar de que Sthaniya Sangbad es inusual en cuanto al tratamiento de la ciu-
dad, el cine indio actual está por completo preocupado por la ubicación urbana.
Como diría Lefebvre, la vida urbana llega a penetrar en los escenarios rurales. Un
ejemplo podría ser la película tamil Veyil (Vasanthabalan, 2006). A partir de estos
indicadores, podríamos concluir que la India es actualmente, desde el punto de
vista demográfico e ideológico, una nación dominada por la conciencia urbana.
Pero eso supondría olvidar las vidas de aquellos que no forman parte de este
nuevo meta Estado y sus representaciones.
Traducción: Arturo Peral
abril 2011
cine indio. Esta historia está marcada por una corriente que va desde una invocación alegórica de
lo urbano como “otro” del espacio rural de la autenticidad, hasta la existencia autónoma de la ciu-
dad real de la India moderna como objeto propiamente cinematográfico. A partir de Bombay /
Mumbai como la metrópoli por excelencia, lugar de artificio y engaño, en la actualidad el cine indio
se mueve con facilidad a través de una variedad de espacios urbanos: ciudades cosmopolitas,
131
grandes y pequeñas ciudades nacionales y pequeñas ciudades de provincias. Tras un estudio de
este movimiento histórico, el escrito examina la evolución de los cines en lengua vernácula que han
dado vida nueva a las ciudades de sus regiones.
This paper is about the history of cinematic representations of the city in Indian cinema. This history
is marked by a movement from a largely allegorical invocation of the urban as the other of the rural
as space of authenticity, to the autonomous existence of the real cities of modern India in their own
right as cinematic objects. Beginning with Bombay/Mumbai as the quintessential metropolis, place
of artifice and deceit, Indian cinema today moves effortlessly across a variety of urban spaces: world
cities, national metros big and small, and small towns. After charting this historical movement, the
paper looks at developments in vernacular language cinemas which have given new screen life to
the cities of their regions.
abril 2011
Cuando Harry Alan Potamkin murió, la capilla ardiente fue instalada en la
Central de los Trabajadores de Nueva York. Hablaron en su memoria representan-
tes del John Reed Club, del Partido Comunista y los Jóvenes Pioneros. El hecho de
que Potamkin sea, sin duda alguna, el único crítico cinematográfico que haya 135
tenido un funeral rojo en Estados Unidos (aunque no era miembro del partido fue
ensalzado “por su actividad revolucionaria en la lucha obrera”) tiene un valor que
excede la mera curiosidad. En aquel tiempo, en 1933, el fin del cisma entre arte y
política había dejado de ser el sueño de un puñado de intelectuales para convertirse
en una práctica articulada por organizaciones de izquierdas. (...) La escritura de
Potamkin surgió en un contexto sin precedentes hasta el día de hoy. Una atmósfera
en la que el crítico radical podía mantenerse gracias a la existencia real, pequeña,
pero activa, de un movimiento obrero revolucionario en Estados Unidos.
Russell Campbell, “Potamkin’s Film Criticism”, 1978
Hablarán sobre el cine soviético sin investigar su historia, sin entender su ímpetu
social u observar hacia dónde se dirige?
Hablarán sobre cine como un todo sin aplicarse en la investigación de la historia
económica, política y estética del cine; en la historia de la crítica? y
SOBRE TODO, ¿Hasta cuándo estos críticos lo serán por frustración, egocentrismo,
afán de conspiración e inmovilismo?
Harry Alan Potamkin, “A Movie Call to Action!”, 1931
abril 2011
1977, y el extenso capítulo que
le dedica a Potamkin Dana Polan transmutada. La Association des Écrivains et Artistes Revolutionnaries en Francia
en su Scenes of Instruction: The
Beginnings of the U. S. Study of
o la Workers Film and Photo League en Estados Unidos, con integrantes que pro-
Film, Berkeley / Los Angeles / cedían de la vanguardia, como Leon Moussinac en el país galo o Lewis Jacobs en
Londres, University of California ultramar, nacieron al calor de aquellos cambios. Leída de forma cronológica, la 137
Press, 2007, págs. 236-263. Para
una interesante semblanza bio- producción de Harry Alan Potamkin, que solo abarcó seis años (entre 1927 y
gráfica véase la reseña del libro 1933), permite reconstruir el recorrido ideal de un crítico cinematográfico modelo
de Jacobs escrita por Russell
Campbell, “Potamkin’s Film
cuya impronta habría de perdurar a lo largo de toda la década de 1930 y caer en el
Criticism”, Jump Cut, nº 18, olvido durante los crudos años de la guerra fría para comenzar a ser rescatado tími-
agosto de 1978, págs. 23-24. damente, ya desde los círculos académicos, más de treinta años después1.
Versión electrónica:
http://www.ejumpcut.org/archiv Hasta 1927, las inquietudes artísticas y sociales de Potamkin discurrían por sen-
e/onlinessays/JC18folder/HarryAl
anPotamkin.html, consultada por
deros bifurcados. Por una parte, trataba de abrirse camino en el mundo literario
última vez el 7 de septiembre de como poeta, editando su propia revista, The Guardian, al tiempo que escribía
2010. En España, Potamkin sigue para otras publicaciones de vanguardia como Tambur, SFN (Stands For Nothing)
siendo una figura desconocida:
aparece citado por Carlos y Transition; por otra, cumplía con su vocación pedagógica trabajando a tiempo
Fernández Cuenca en el volumen parcial como asistente social en el Smith Memorial Playground, donde dirigía un
V de su Historia del Cine, Madrid,
Afrodisio Aguado, 1948, pág.
programa de teatro educativo, “Children’s Play Village” para los niños del gueto
202. Asimismo, Román Gubern de Filadelfia. Su interés por el cine comenzó durante un viaje a Europa, en el
rescató el texto “Cinema Iberia” que, en calidad de editor de The Guardian, entró en contacto con Blaise
en su libro Benito Perojo: pione-
rismo y supervivencia, Madrid, Cendrars, André Breton, Robert Desnos y Marcel L’Herbier, quienes “habían
Filmoteca Española, 1994. comenzado a publicar sus “cinéarios” en la Nouvelle Revue Française, mientras
Agradecemos al autor la indica-
ción de ambas referencias.
que el periodista René Clair y los pintores Fernand Léger y Man Ray habían rea-
2. Lewis Jacobs: op. cit., p.
lizado ya cortometrajes de vanguardia cuya intensidad y fervor debieron impre-
xxviii. sionar a Potamkin”2.
La passion de Jeanne d’Arc (La pasión de Juan de Arco, C.T. Dreyer, 1928)
Sin embargo, fue la lectura de los textos sobre cine escritos por Riciotto Canudo,
Louis Delluc, Jean Epstein, Germaine Dulac y Marcel L’Herbier, unida a la fre-
cuentación de salas de cine independiente como el Théâtre du Vieux Colombier,
el Studio des Ursulines o Studio 28, lo que hizo decantarse definitivamente a
Potamkin por la crítica cinematográfica. Allí pudo ver y conocer la obra de
cineastas de la talla de Abel Gance, René Clair, Carl Theodor Dreyer, Murnau,
138 Sjöström y los grandes maestros soviéticos, por quienes manifestó una admira-
ción creciente: Eisenstein, Kuleshov, Pudovkin y Vertov.
A su regreso a Estados Unidos se zambulló en el estudio del cine americano y
comenzó a escribir en revistas como The National Board of Review Magazine,
American Cinematographer, Film Front y, desde 1930, The New Masses, el sema-
nario del Partido Comunista de Estados Unidos (CPUSA) y uno de los más
influyentes entre la izquierda norteamericana. Cada vez más convencido del
valor social del cine y de la importancia del papel que este desempeña en los pro-
cesos de cambio, adoptó un papel más activo en las actividades de difusión del
cine independiente y en la pedagogía del cine. Por una parte, fue nombrado
secretario ejecutivo del John Reed Club de Nueva York, una organización pro-
letaria creada en 1929 y vinculada al CPUSA que tenía por objeto la animación
y difusión cultural de obras producidas por jóvenes talentos proletarios. Las labo-
res de difusión de los John Reed Clubs, que en 1932 ya se habían extendido por
todo el país, iban desde la organización de cineclubes en los que se proyectaban
películas soviéticas o europeas independientes hasta la publicación de revistas cul-
3. Véase Michael Denning: The
turales como Partisan Review (Nueva York) o Left Front (Chicago)3. Cultural Front: The Laboring of
American Culture in the Twentieth
Estas actividades coordinadas desde el John Reed Club se vieron complementa- Century, Londres / Nueva York,
das con su labor como profesor en la recientemente creada y muy prestigiosa New Verso, 1998, pág. 205.
4. Dana Polan: op. cit., p. 239. School for Social Research, que pronto se convirtió en un espacio de enseñanza
5. Véase Babette Gross: Willi cuya principal premisa era la absoluta libertad de cátedra y en destino privilegiado
Münzenberg. Una biografía polí-
tica, traducción de Ruth
para intelectuales antifascistas europeos refugiados en Estados Unidos. Según
Gonzalo-Bilbao, Bilbao, Ikusager, Dana Polan, “al menos desde 1931, la New School había albergado un ciclo de
2007, pp. 163 y ss. Surgida con cine que la Workers Film and Photo League (WF&PL), organización de la que
el objetivo inicial de organizar el
auxilio internacional al pueblo Potamkin era miembro clave, había programado para la educación obrera”4.
ruso diezmado por la hambruna
de 1921, la IAH contaba ya, en
Por lo demás, Potamkin fue, junto a Robert Del Duca, Lester Balog y Sam
realidad, con una sección dedi- Brody, uno de los fundadores de la WF&PL, constituida en 1930 (bajo el nom-
cada a la producción de cine pro-
bre temporal de Workers Camera League) por cineastas y críticos afiliados a la
letario y, para ese propósito,
había ido creando delegaciones IAH (Internationale Arbeiter Hilfe, Ayuda Internacional Obrera, creada por
cinematográficas, primero en Willi Münzenberg en 1921 en Berlín por encargo de Lenin)5. La WF&PL aspi-
Alemania (en cuya capital estaba
la sede central) y en la URSS y raba a seguir el ejemplo de los proletarios alemanes, cuyas fotografías y películas
después en Italia, Noruega, documentales sobre las huelgas y las manifestaciones de 1920 habían impresio-
Estados Unidos, Francia, Suiza y
nado a Bertolt Brecht y Kurt Weill. Fue en WF&PL donde Harry Alan Potamkin
otros países. Véase William
Alexander: Film on the left: creó verdaderamente escuela y donde sus ideas adquirieron un carácter casi pro-
American Documentary Film from gramático6, llegando a influir tanto en las temáticas, el montaje y la estética de
1931 to 1942, Nueva Jersey,
abril 2011
Princeton University Press, 1981, las películas y los noticiarios proletarios que pronto comenzaron a producirse
p. 4, y Russell Campbell: “Film desde la organización, como en la labor de crítica cinematográfica de toda una
and Photo League Radical
nueva generación marcada por la militancia política7.
Cinema in the 30s”, en Jump
Cut, nº 14, 1977, pp. 23-25. En un breve lapso de seis años, el trabajo de Harry Alan Potamkin como crítico
Versión electrónica: http://www. 139
ejumpcut.org/archive/onlines- cinematográfico basculó, pues, desde la convicción, arropada por la doctrina
says/JC14folder/FilmPhotoIntro. estética de Louis Delluc, de que el cine debía ser únicamente cine y liberarse del
html, consultada por última vez
el 16 de septiembre de 2010.
lastre del teatro y la literatura, hasta la elaboración de una auténtica visión dia-
Véase también Bert Hogenkamp: léctica, más afín a las propuestas críticas y fílmicas procedentes de la Unión
“Worker’s Film in Europe, Jump- Soviética, a partir de la que, como veremos, habría de sentar las bases de su apor-
Cut, nº 19, 1978. Versión elec-
trónica: tación más original a la teoría del cine: el concepto de cine integral.
http://www.ejumpcut.org/archiv
e/onlinessays/JC19folder/Worker
Dicho de otro modo, Potamkin adoptó en sus primeros años como crítico cine-
sFilmDialog.html, consultada por matográfico el punto de vista de la estética y el formalismo que enarbolaron los
última vez el 16 de septiembre
paladines de la vanguardia a principios del siglo XX (especialmente los formalis-
de 2010.
tas rusos), mientras que a principios de la década de 1930, momento en el que
6. Véase, por ejemplo, “The Eyes
of the Movie”, el panfleto elabo- descubrió el compromiso, se decantó en mayor medida por una concepción del
rado a partir de los escritos de cine impregnada por la crítica y la sociología. En este sentido, Potamkin es a la
Potamkin y publicado póstuma-
mente por Film and Photo League
crítica cinematográfica lo que muchos artistas y cineastas de vanguardia fueron a
en 1934. Lewis Jacobs considera la pintura y al cine durante los treinta: una corriente que hundía sus raíces en el
este texto, establecido por Irving
modernismo anglosajón, en la vanguardia, y que se había despojado de su carác-
Lerner a partir de conferencias,
notas sueltas y fragmentos de crí- ter autorreflexivo para potenciar un mensaje de crítica social, aunando la van-
ticas y artículos, como uno de los guardia formal con la vanguardia política.
más doctrinarios entre los atribui-
dos a Potamkin. Desde este punto de vista, podemos situar la figura de Harry Alan Potamkin en
7. Nos referimos a cineastas y el contexto de una segunda generación de vanguardia estadounidense, la que, no
En su teoría del cine integral Potamkin quiso articular la idea de un cine que,
lejos de quedar lastrado por otras artes, como el teatro o la literatura, o perma-
necer anclado en sus formas más primitivas, fuera capaz de combinar los diver-
sos recursos expresivos a su alcance para lograr un todo unitario. La palabra
inglesa compound, que literalmente significa compuesto, combinado, agregado,
da cuenta de un conjunto de cosas homogéneas que se consideran formando un
cuerpo. Distinguibles entre sí, con entidad autónoma, pero integradas armóni-
camente en el cuerpo resultante11.
El primero de los textos que presentamos,12 “Tendencias en el cine”, se sitúa en
la línea de las teorías formativas, ya que observa las líneas de expresión que sur-
11. Por ello, a sabiendas de que
gen de la práctica cinematográfica al tiempo que se posiciona sobre el camino
nos desviamos de la literalidad, que esta debe seguir para lograr su realización plena. Plenitud que el cine alcan-
hemos optado, en la mayor parte zaría, según Potamkin, bajo el signo de lo integral, que el autor identifica con los
de los casos, por traducir com-
pound cinema como cine “inte- procesos reflexivos formulados, entre otros, por Eisenstein, y su plasmación en
gral”, que según la R. A. E. el montage soviético13.
designa “cada una de las partes
de un todo: que entra en su Potamkin enfoca el cine desde una perspectiva teleológica, pues reivindica su
abril 2011
composición sin serle esencial,
naturaleza evolutiva y su necesaria maduración como medio de expresión. De
de manera que el todo puede
subsistir, aunque incompleto, sin hecho, emplea metáforas organicistas, como la ya mencionada comparación del
ella”. cine con “un niño balbuciente”, o aquella otra en la que se refiere a la “intelec-
12. No seguimos aquí el orden tualización del cine”, entendida casi como un estado superior de conciencia
cronológico de aparición de los
141
textos y sí uno temático, que va
referido al medio en su proceso de evolución hacia una forma más compleja. Sin
desde el presente al futuro del embargo, hay que situar (y, por tanto, comprender) este evolucionismo que hoy,
cine (en el momento en que
con lecturas tan críticas como la que hace Rick Altman de esta actitud teórica14,
escribe Potamkin), pasando por
la evaluación del estado de la nos parece tan anacrónico, en un momento en el que el evolucionismo no se
crítica cinematográfica de la consideraba como algo opuesto a, pongamos por caso, un enfoque dialéctico,
época.
sino como algo opuesto, precisamente, al inmovilismo, al discurso crítico que
13. Mantenemos aquí la distin-
ción que utiliza Potamkin entre
consideraba el cine como una forma cerrada y acabada a la que cualquier inno-
montaje, entendido como proce- vación formal y/o discursiva (como la llegada del sonoro) únicamente podía per-
dimiento de la técnica cinemato-
turbar.
gráfica de yuxtaposición de imá-
genes orientado a lograr la con- El segundo de los textos que rescatamos en este dossier está consagrado a “La
tinuidad narrativa, frente al mon-
tage, entendido como procedi- crítica cinematográfica”. En él, Potamkin traza una genealogía de la crítica de
miento expresivo que pone de cine que se remonta a los pioneros procedentes de otras esferas artísticas, como
relieve la estructura creada por
el teatro y la literatura, que se interesaron vagamente por el cine, para llegar hasta
el montaje y los procesos signifi-
cantes que esta desencadena. quienes, como Hugo Münsterberg o Vachel Lindsay, le confirieron, en palabras
14. Véase Rick Altman: Los géne- del autor, un estatuto “escolástico”, un valor académico que legitimó su concep-
ros cinematográficos, Barcelona, ción como objeto de estudio independiente y digno de la atención de académi-
Paidós, 2000 y “Otra forma de
pensar la historia (del cine): un cos y críticos de cine por igual.
modelo de crisis”, en Archivos de
la Filmoteca nº 22, IVAC, febrero
Parte importante de esa genealogía la integran quienes, como el propio Harry
de 1996. Alan Potamkin en sus comienzos, formaron parte del fenómeno de las little
reviews abanderadas del arte por el arte, contra las que el crítico arremetió en sus
últimos años, marcados por el compromiso social, como queda de manifiesto en
el artículo que comentamos. Los primeros textos de crítica cinematográfica
aparecidos en Estados Unidos fueron publicados en revistas dedicadas al arte y
la literatura experimental y vieron la luz, como señaló Juan Antonio Suárez,
“entre 1912 y 1913, un periodo de florecimiento para las vanguardias. [En este
periodo] surgen De Stijl, el dadaísmo, Bauhaus y el constructivismo ruso, entre
otros muchos movimientos. Y en este periodo tiene lugar, además, la popula- 15. art. cit., pág. 11.
rización de la vanguardia europea en Estados Unidos y el afianzamiento de una 16. Si bien por aquellos años ya
vanguardia propia”15. Con aquellos pioneros de la crítica cinematográfica16 com- existían en Estados Unidos revis-
tas que, como Camera Work y The
partió Potamkin, además del entusiasmo por las vanguardias, la defensa del cine Seven Arts, se interesaban por el
como arte autónomo y culturalmente legítimo, bastión desde el que se cine, Potamkin llegó a la crítica
enfrentaron a las críticas de las ligas de la decencia durante la década de 192017. cinematográfica, como hemos
señalado, desde la literatura y la
En “Crítica cinematográfica” Potamkin se posiciona, por tanto, en el contexto crítica de arte, tras el descubri-
miento de la crítica europea y,
de la teoría y la crítica cinematográfica que en la década de 1930 se encuentra ya concretamente, francesa.
algo más definida como disciplina o esfera de conocimiento autónoma: establece 17. Aspecto que estudia en pro-
un diálogo y, al mismo tiempo, una distancia generacional y/o ideológica, según fundidad Dana Polan: op. cit.
los casos, con respecto a las corrientes críticas de su tiempo. Sin embargo, más
allá de estas cuestiones coyunturales, de interés para los estudiosos del periodo,
este texto de 1931 permite entender el importante papel que la crítica cine-
matográfica desempeña para Potamkin con respecto al cine entendido como
“obra integral”. Es decir, la importancia de la crítica cinematográfica en el pro-
ceso de “validación” de las innovaciones técnicas o expresivas introducidas en el
cine y el papel de la crítica en la consolidación de la estructura cinematográfica,
reconociendo la naturaleza orgánica, evolutiva, del cine.
De esa manera de entender la crítica cinematográfica surgen la concepción de
esta como parte del cine “integral” y la promesa de la aparición de una nueva
perspectiva para la que el cine es parte de un todo, el todo social. Es en el hori-
zonte de dicha promesa en el que cabe enmarcar estas palabras proféticas:
Surgirá, sin embargo, y está surgiendo en el cine, al igual que en otras artes, un
grupo de críticos activos para quienes la película no es el todo, sino una parte del
abril 2011
todo. Entenderán la forma como concepción que constantemente informa la estruc-
tura; y la concepción como expresión de la mente social. Y así es como examinarán
el filme, de manera dialéctica. El menosprecio del espíritu crítico es un mecanismo
de autodefensa típicamente burgués. (...) La crítica es parte del proceso de creación;
y la creación es la culminación del pensamiento crítico. En última instancia, el 143
artista crea la ley, no sin ejercer el espíritu crítico [...]. Un nuevo crítico se perfila.
Creo que su aparición se convertirá en un movimiento más o menos coordinado
cuando un grupo social definido comience a poner en práctica su programa social
en el cine. Mientras tanto, el trabajo del crítico es contribuir a que ese movimiento
se produzca. 18
retoma las teorías formuladas por los maestros soviéticos, concretamente el con-
cepto einsensteniano de “descarga emocional”. El futuro, para Potamkin, se
encontraba en el cine ruso. Algo que, por lo demás, resulta perfectamente
coherente con su alegato a favor de un cine “integral” en el que los recursos téc-
nicos son medios expresivos y no meros instrumentos de economía narrativa, un
cine impregnado por el espíritu crítico cuyo objeto último es lo social.
Es en este tercer texto en el que Potamkin ofrece la que, a nuestro juicio, es la
formulación más explícita de su teoría del cine integral, un cine que “incluye
20. “El futuro del cine”, en este
todas las combinaciones de audibilidad, tactilidad, etc. con lo visual (el verdadero mismo dossier, p. 167.
motor visual)”20. Aquí Potamkin recupera su interés, manifiesto en artículos 21. Véase Marcella Lista: “Raoul
anteriores, por las posibilidades del cine “optofonético” —concepto con el que Hausmann´s Optophone:
el dadaísta Raoul Hausmann había abierto una veta fundamental en el arte inter- “Universal Language” and the
Intermedia”, en Leah Dickerman
medial—21 dejando clara, una vez más, la filiación estético-política característica y Matthew S. Witkovsky: The
del intelectual de la década de 1930, marcado por la influencia formalista del Dada Seminars, Washington, The
National Gallery of Art /
modernismo y las vanguardias, al tiempo que abogaba por la incidencia social del Distributed Art Publishers, 2005,
cine y su indiscutible valor “pedagógico”. pp. 83-103.
Si bien estos tres textos ofrecen, de manera esencial, los postulados de Potamkin
sobre su teoría del cine integral, no pueden más que hacerlo de manera fragmen-
taria. Una muerte prematura dejó inconcluso un estudio de mayores dimensio-
nes en el que el crítico habría de sistematizar estas ideas. Del mismo modo, el
programa académico para una futura escuela de cine quedó únicamente esbo-
zado. Pero las enseñanzas de Potamkin y, sobre todo, el apasionado espíritu del
intelectual proletario que supo articular una crítica cinematográfica atenta a la
realidad histórica y económica sin perder de vista los valores estéticos, permane-
cieron vivos el tiempo suficiente como para seguir alentando a los más jóvenes
con su nuevo caballo de batalla: el frente cultural contra el fascismo.
Harry Alan Potamkin es un intelectual de referencia para los estudiosos del cine estadounidense,
especialmente para aquellos que, preocupados por trazar la genealogía de los estudios sobre cine,
fijaron la década de 1930 como momento clave para la consolidación de las relaciones entre el cine
abril 2011
y la academia. El trabajo como crítico de Potamkin, que hundía sus raíces en el modernismo anglo-
sajón, en la vanguardia, terminó despojándose del formalismo en estado puro para potenciar un
mensaje de crítica social, aunando la vanguardia formal con la vanguardia política. Este artículo trata
sobre la posición, intelectual y militante que Potamkin adoptó respecto al cine durante la década de
1930 y presenta tres de los textos a partir de los cuales elaboró su aportación más importante a los
145
estudios sobre cine: el concepto de cine integral.
Palabras clave: Harry Alan Potamkin, crítica cinematográfica, años 30, vanguardia, compromiso
político
Harry Alan Potamkin is a key thinker for North American film scholars, in particular for those who
consider the 1930s as the moment when academics whole-heartedly take up the study of film.
Potamkin was fully entrenched in English Modernism and the Avant-garde yet he eventually dis-
tanced himself from pure Formalism and opted for social critique, thus uniting formalist Avant-garde
with political Avant-garde. This article examines Potamkin’s intellectual and militant stance on film
during the 1930s through three of his major texts in which he develops his concept of integral film.
Key words: Harry Alan Potamkin, film critique, 1930s, Avant-garde, political commitment
El cine está registrando una serie de tendencias positivas: una que apunta a lo
integral, otra que se dirige a lo reflexivo y una tercera desde la que se perfila una
nueva lógica. La fútil defensa del cine mudo evidencia —o evidenció, ya que esta
defensa tiende a silenciarse— una incapacidad para reconocer la naturaleza
intrínseca del cine como forma evolutiva. El arte ha buscado durante mucho
tiempo la integración de lo simple y el siglo XX cuenta con innumerables híbri-
dos que no consiguieron sobrevivir o propagarse. Los artistas de Der Sturm,
como Archipenko, soñaban con convertir la superficie plana en espacio, es decir,
fusionar pintura y escultura. El dinamismo fue un intento de dotar de movilidad
abril 2011
a lo gráfico y a lo plástico. En sus contextos más audaces e innovadores, el tea-
tro europeo ha imitado al de ultramar buscando la multiplicidad, esto es, la cine-
maticidad. ¿Qué es el método joyceano, sino un deseo de lo integral? El escritor
Lance Sieveking y el fotógrafo Francis Bruguière se esforzaron por integrar la
147
fotografía y la palabra. Aspiraciones, estas, que van contra el medio y que se abo-
can a otra forma: el cine. El cine nació en la edad de lo múltiple. Dentro de algu-
nos años un Joyce no pensará en lograr una obra integral construida con pala-
bras. Se dedicará al cine, que unifica lo verbal y lo oral con lo visual y, en última
instancia, con lo espacial; el color y la tonalidad con la música, el habla y la tipo-
grafía (planos con sólidos, espacios encuadrados con imágenes que flotan en el
espacio).
El cine es, por la naturaleza potencial de su estructura, una forma conglomerada.
Los rusos han establecido el montage, la disposición de imágenes en una estruc-
tura progresiva, como método de la unidad cinematográfica. En virtud del prin-
cipio de organización del movimiento (ritmo), el montage permite el ensamblaje
de la leyenda verbal (intertítulo) y la expresión (habla audible) en la unidad de
la película, de manera que la “imagen en movimiento” se convierte en la justifi-
cación de sus diversas utilidades. Habiendo encontrado un método de unifica-
ción, el cine establece lo integral a partir de lo híbrido.
Básicamente, el cine es un medio progresivo, al igual que la música, la literatura,
el teatro y la danza. Los medios progresivos pertenecen al ámbito de la represen-
* Artículo publicado en American
tación, de la interpretación, a diferencia de la pintura, la escultura y la arquitec-
Cinematographer en junio de
1930. tura (¿llamaremos a estos medios “estáticos”, intensivos?). Pero lo progresivo
abril 2011
ha logrado el pathos e incluso, como en el caso de la adaptación de la obra de
Zola, Thérèse Raquin, realizada por Feyder (1928), la tragedia, pero se trata de
una tragedia sin referente que la trascienda. El motor del cine ruso es la crítica,
de ahí su vitalidad. No puede darse la propagación del arte sin el impulso del 149
espíritu crítico. Pueden darse ejemplos aislados, como en Francia, y puede ser
efectivo momentáneamente, como en América; pero para que la grandeza, la
fuerza y la productividad del cine perduren, tiene que existir el espíritu crítico. Y
la conversión de este criticismo, del tema social, en su forma, es el arte, el cine.
La forma es la concepción que constantemente informa la estructura. Solo el
cine ruso se mueve hacia la forma perdurable. No es probable que el cine esta-
dounidense, claramente alejado de cualquier centro crítico que pueda existir en
Estados Unidos, se aproxime, por un tiempo, a algo más que un estilo o una
manera. Y, hasta que no se liberen completamente las energías sociales genuinas,
suprimidas de nuestra tierra, no podrá realizarse un cine del que la película, arte
rudimentario, nos proporcione una vaga idea. Nos encontramos ya, y desde hace
demasiado tiempo, en la era del mito y la leyenda. Estamos más cerca de la crí-
tica, del arte, que de la realidad del entorno, encontrándose este en su nivel más
bajo de ideología y experiencia. Pero creo que con el paso de los años llegará este
cambio en la producción local y la liberación de lo social, de las energías signifi-
cantes y creativas.
Las necesidades del tema crítico y de los procesos reflexivos han dado lugar a una
nueva lógica de construcción cinematográfica. Dicha lógica se denomina “conti-
nuidad”. La propia palabra sugiere la cuestión, aritmética o geométrica, de la
abril 2011
151
ausente. Rusia es el único territorio absoluto del cine filosófico; por tanto, es
mucho lo que esperamos de sus composiciones. Si la tecnología de las películas
rusas sigue siendo coherente con su filosofía, el resultado será un extraordinario
cine integral.
Traducción de Sonia García López
152
abril 2011
Tendencias en el cine
Este texto se sitúa en la línea de las teorías formativas, pues en él Harry Alan Potamkin observa las
líneas de expresión que surgen de la práctica cinematográfica al tiempo que se posiciona sobre el
153
camino que esta debe seguir para lograr su realización plena: el cine integral, cuyos procesos reflex-
ivos fueron formulados, entre otros, por Eisenstein, y cuya plasmación se materializó en el montage
soviético.
Palabras clave: Harry Alan Potamkin, crítica cinematográfica, años 30, vanguardia, compromiso
político, cine soviético.
Tendencies in film
This essay by Harry Alan Potamkin comes out of the line of formative theories. Potamkin looks at
the various forms of expression in film and discusses how he feels film should develop in order to
fully realize its potential—as an integral art, as described by, among others, Eisenstein, and whose
ideas culminated in the notion of montage.
Key words: Harry Alan Potamkin, film criticism, 1930s, Avant-garde, political commitment,
Russian film
Charles Chaplin
Crítica cinematográfica *
abril 2011
logros. Sin embargo, hubo algunos, alrededor de 1910, que reconocieron en el
nickelodeon una forma distinta, si no distinguida, de espectáculo popular. Al
menos uno de ellos, Horace Kallen, lo aceptó como “una fuerza totalmente
nueva e inesperada en el mundo del teatro”. Pero, para Kallen, esta fuerza no 155
estaba destinada a desarrollarse plenamente. Partiendo de una perspectiva acadé-
mica, la consideraba como una forma rudimentaria ya consolidada en 1910. No
fue capaz de anticipar su evolución desde lo primitivo a lo intelectual (la evolu-
ción que siguen todas las artes). Pero no tendremos en cuenta esta limitación,
puesto que hablamos de 1910. El cine era entonces un bebé balbuciente y des-
deñado por la alta cultura. Actitud que, por otra parte, no ha desaparecido. He
tenido el placer de ser acusado por un semanario populista con sobrias preten-
siones de tomarme el cine “demasiado en serio. Después de todo, es solo un
entretenimiento para pasar el rato”. Tiene “potencial, desde luego”. Potencial
que, todo sea dicho, dicha revista todavía no se ha detenido a examinar (ya
saben, hay que ser serio para ello).
La mayor parte de la crítica cinematográfica estadounidense, lastrada por el cli-
ché del séptimo arte, se preocupa por las limitaciones del cine. En 1910, Kallen
consideró la ausencia de habla y la naturaleza impactante del nuevo medio como
barreras para la aparición de una comedia cinematográfica incisiva y significativa
desde un punto de vista social. Chaplin llegó en 1913. En sus últimos años como
profesor, Hugo Münsterberg, instado por y con el subsidio de la industria cine-
* Artículo aparecido en The New
matográfica, estudió el cine para dotarlo de sobriedad escolástica y lograr la abso-
Freeman el 4 de marzo de 1931. lución del arte. En 1930, catorce años después, un paladín del cine de
Hollywood ataca a los magnates del cine por no estudiar el trabajo del señor
Münsterberg: “la comprensión de las enseñanzas de Münsterberg”, reza el mani-
fiesto, “hubiera salvado al cine —del demonio del sonoro”. Un sinsentido.
Münsterberg únicamente investigó el cine por su carácter contemporáneo, más
que por su naturaleza evolutiva. Lo abordó desde su perspectiva de psicólogo clí-
nico, a partir de la cual extrajo sus conclusiones estéticas sobre el cine en 1916.
Del mismo modo en que un psicólogo aprueba la competencia de una inteligen-
cia individual, su libro elevó el cine a la categoría de arte independiente y llamó
la atención sobre su superioridad respecto al teatro a la hora de objetivar “el acto
de atención mental en nuestro mundo perceptivo”.
Münsterberg, seguido por sus discípulos, planteó la integridad inicial del cine.
Era un absolutista moderado. Reconocía una cierta justificación del color, tole-
raba ciertos intertítulos y aceptaba el acompañamiento musical armónico. El
purista olvida que el cine comenzó sin intertítulos. Griffith dice que los intertí-
156
D.W Griffith
tulos fueron añadidos por economía. Que esa adición era un recurso que no res-
taba legitimidad al arte cinematográfico. Casi todas las innovaciones, desde el
primer plano al sonido, han consistido en recursos. El cine, en su evolución, los
ha validado como parte de su estructura. El absolutista no reconoce el cine como
el proceso orgánico que es, dotando de validez a los elementos que lo compo-
nen. La película sin intertítulos no es un eterno absoluto, sino un ideal discipli-
nar. Forzar al cine a mantenerse en su forma más simple es perpetuar su simpli-
cidad, condenarlo a un ñoño balbuceo.
El purismo se convierte en dogma cósmico merced a la intervención de un tipo
de absolutista que algo tiene de megalómano. Refuerza sus argumentos inte-
grándolos en un cosmos, un subterfugio juvenil de metafísica autodefensa. Para
atacar al cine sonoro “el silencio es la filosofía última”. Este joven, un pandillero
histérico sin sentido de la responsabilidad intelectual, dará la matraca en
Hollywood, la colonia madre de los intereses creados del cine. Aquí se frustrará
mientras su crítica deviene lamento injuriado. Su intensidad es la de la articula-
ción frustrada que explica mucho de lo que nutrió a The Little Review1 y los
abril 2011
malogrados intentos por parte de jóvenes artistas de fundirse con el entorno:
populismo. El absolutista-purista-aislacionista es una figura familiar en la historia
del arte. La reducción es pureza. El detalle es el todo. El arte se sustenta en el
empobrecimiento y no en el enriquecimiento; por exclusión y no por inclusión; 157
por la intensidad de lo irreducible y no por la intensidad de una experiencia
plena. Se piensa que el aislamiento —el carácter diferencial del cine— es la clave
de la salvación universal, materializada en una unidad orgánica con la totalidad
del cosmos. En realidad, esto es evasión. La ilusión del cine es, como la de cual-
quier otro arte, solo su base física, y no su significado final. La madurez no se
basa en ilusiones, sino en realidades.
II
La característica principal del cine americano y de su crítica es su inmadurez. En
esto, constituyen un reflejo de Estados Unidos. La inmadurez puede ser una
1. N. de la T.: Influyente revista
condición individual o un impasse en la sociedad. Creo que es este último estado
literaria fundada por Margaret
Anderson con la colaboración de el que le permite al individuo inmaduro —cuya inmadurez no es de ningún
Jane Heap y Ezra Pound y publi- modo algo temporal— extender sus limitaciones personales al mundo del arte.
cada entre 1914 y 1929. Nacida
en la época de las little magazi- El entusiasmo, más cuasi que real, por las formas “bajas” o populares del arte,
nes, The Little Review fue la pla-
taforma desde la que se dieron a responde al esfuerzo de algunos jóvenes precoces que perdieron la natural inti-
conocer en Estados Unidos maes- midad infantil con respecto a las formas de entretenimiento popular. Estos jóve-
tros del modernismo anglosajón
nes mojigatos, pertenecientes a una clase en descomposición y a un grupo ines-
como T. S. Eliot, James Joyce o
Wyndham Lewis. table dentro de esa clase, trataron de establecer una corriente de empatía en un
abril 2011
Bronenosets Potyomkin (El acorazado Potemkin, S.M. Eisenstein, 1925)
159
III
Surgirá, sin embargo, y está surgiendo en el cine, al igual que en otras artes, un
grupo de críticos activos para quienes la película no es el todo, sino una parte del
todo. Entenderán la forma como concepción que constantemente informa la
estructura; y la concepción como expresión de la mente social. Y así es como exa-
minarán el filme, de manera dialéctica. El menosprecio del espíritu crítico es un
mecanismo de autodefensa típicamente burgués. Materialistas profesos son vícti-
mas de esta forma de infantilismo. La crítica es parte del proceso de creación; y
la creación es la culminación del pensamiento crítico. En última instancia, el
artista crea la ley, no sin ejercer el espíritu crítico. En la Escuela Estatal de Cine
de Moscú el estudio de la teoría del cine en relación con la cultura general es una
prioridad curricular.
Hay una conexión definida entre la grandeza de los artistas rusos —Pudovkin y
Eisenstein— y la importancia de sus contribuciones a la teoría del cine. La crítica
cinematográfica en Alemania y Francia es acorde con las prácticas fílmicas de esos
países. El cine inglés coincide con los plagios e insinceridades de la crítica inglesa.
abril 2011
La crítica cinematográfica
161
Este texto permite entender el importante papel que la crítica cinematográfica desempeña para
Potamkin con respecto al cine entendido como “obra integral”. Es decir, la importancia de la crítica
cinematográfica en el proceso de “validación” de las innovaciones técnicas o expresivas introduci-
das en el cine y el papel de la crítica en la consolidación de la estructura cinematográfica mediante
el reonocimiento la naturaleza orgánica, evolutiva, del cine.
Palabras clave: Harry Alan Potamkin, crítica cinematográfica, años 30, innovaciones técnicas.
Film Criticism
This study clarifies just how important film criticism was for Potamkin particularly in taking film as an
integral art. In other words, film criticism was key to validating expressive or technical innovations in
film, and was essential to consolidating narrative structures in film by recognizing the organic, evo-
lutionary nature of film.
Key words: Harry Alan Potamkin, film criticism, 1930s, technical innovations
abril 2011
gen y con la imagen. Los franceses, siempre preocupados por utilizar la termino-
logía adecuada, han denominado a esta doble organización “movimiento exte-
rior” y “movimiento interior”. El primero comprende, para citar al brillante y
joven director, monsieur René Clair, “el movimiento de los objetos registrados:
163
la interpretación del actor, la movilidad del decorado, etc.”; el último, “la alter-
nancia de escenas o motivos de la acción”. Estos, junto a “la duración de cada
imagen”, constituyen el ritmo, a partir del cual se organiza el movimiento, con-
tra la aceptación general, típica del cine estadounidense, del movimiento como
aquello filmado. La duración es, cada vez más, para cualquier cinematografía
menos para la estadounidense, una cuestión clave para el cineasta. La duración
interior es un elemento importante para la realización del cine del futuro, que
será filosófico o físico frente a un cine físico o muscular; reflexivo frente a la “des-
carga emocional”; deductivo en lugar de literal. La frase citada, “descarga emo-
cional”, procede de S. M. Eisenstein, el director de Bronenosets Potyomkin (El
acorazado Potemkin, 1925]. Su comentario sobre las necesidades del futuro es
de gran importancia, dado que el cine ruso, que ha sido recibido con entusiasmo,
reconoce que ha llegado el final de la primera época del cine: la época del cine
muscular, físico, del impacto directo. El acorazado Potemkin ilustra la conclusión
de esa época. Las películas de Pudovkin son indicativas de la primera época con
tímidas inclinaciones hacia la segunda. En el filme ucraniano Arsenal se esboza
la primera articulación del principio organizativo del futuro cine ruso: el simbo-
lismo, y no el símbolo, es lo determinante. El símbolo es un detalle de la repre-
* Artículo publicado en la revista
sentación que se encuentra con la inflación del sentimentalismo. El símbolo es
Pagany en la primavera de 1930. inclusivo, unificado, estructural. El simbolismo, sin embargo, debe conseguirse
164
abril 2011
concepción de la cinética de las películas como estructura. El ritmo, ha dicho el
señor Brown, “es la deformación progresiva de un tema”. Pero el cine es tan
intensivo como progresivo. Su carácter intensivo es lo que se desarrollará en el
futuro. El más perfecto ejemplo de cine intensivo es la película de Dreyer La pas- 165
sion de Jeanne d’Arc (La pasión de Juana de Arco, 1928).
Esta película ha puesto de manifiesto la importancia de la composición y de la
duración de la imagen aislada, del fotograma. Hasta ahora se había aceptado el
hecho de que el movimiento demanda acción, acción que, debido a la domina-
ción del cine estadounidense, ha sido definida como peripecia y velocidad. Los
rusos hicieron hincapié en la inclusividad del montaje de la imagen individual en
la construcción del filme y, aunque su realización de este montage no es más que
una elaboración del cine de impacto estadounidense, este énfasis ha convertido
al cine en un análisis de su vocabulario básico. Con Jeanne d’Arc, una película
tan consistente y completa en su intensidad, como manifiesto de este vocabula-
rio usado con un propósito no físico, el cine se adentra en su era más compleja.
Arsenal es el comienzo de la era más profunda para el cine ruso, que regresa a
su ingenuidad en la intensidad tradicional, la introspección rusa de la que
Dostoievski fue el exponente más trascendente. Jeanne d’Arc podría suponer el
comienzo del cine introspectivo estadounidense, si ese rumor folclórico nacional
se hubiera concretado; pues Jeanne d’Arc, con su austera iluminación natural
1. Editor de la revista The Soil y, estaría cerca de la práctica estadounidense, que hoy admira estúpidamente la ilu-
posteriormente, colaborador de
Broom. Véase la nota 2 del artí-
minación alemana de estudio, la exposición múltiple que practican los franceses
culo precedente. y los detalles no literales que ayer rechazaba de manera arbitraria. Imposible
abril 2011
dora de irrelevancias... Arsenal niega la continuidad convencional. Una negación
que hace posible la fluidez en el documental de montaje Chelovek s kino-appara-
tom (El hombre con la cámara, Dziga Vertov, 1929). La mentalidad francesa
explota las disociaciones: el cine ha asumido falazmente las fórmulas literarias y 167
gráficas del dadaísmo. Pero, últimamente, esta disociación (en La coquille et le
clergyman de Germaine Dulac [La concha y el reverendo, 1928]) ha logrado la
unidad —algo esencial en el cine actual— gracias a una intención central y a un
flujo sostenido de imagen a imagen sobre un esquema rítmico. Previamente
(Entr’acte, de René Clair [1924]) las operaciones de aislamiento de la imagen no
habían sido reestablecidas en una unidad...
Surge la cuestión: ¿sobrevivirá el cine audible, el cine optofonético, a la era espe-
culativa? ¡Por supuesto! Hay dos tipos de cine en función de la cantidad de
medios empleados: el simple y el integral. El cine simple es el cine mudo, y se
subdivide en el cine lineal y el compuesto. El cine integral incluye todas las com-
binaciones de audibilidad, tactilidad, etc. con lo visual (el verdadero motor
visual). El cine integral existirá en la segunda época y su forma, audiovisible en
el momento, perseguirá la sonoridad reflexiva. Llegará a esta sonoridad reflexiva
ahondando en dos cuestiones: la estructura integrada y el habla como sonoridad.
El habla es la grafía visual motora y, al mismo tiempo, el sonido abstracto... La
duración del habla es de suma importancia para tal organización: se buscará la
maleabilidad y la elasticidad de la sonoridad, una búsqueda que atañe al ritmo,
“repetición en variación”. El ritmo es siempre la respuesta, pues, como dijo
William Carlos Williams, “el ritmo es el poema”.
168
abril 2011
El futuro del cine
En este artículo Potamkin pone en juego conceptos familiares a la teoría fílmica contemporánea
169
como intensidad, movimiento y duración, que el crítico consideraba fundamentales en la definición
de la estructura cinematográfica del futuro. El autor, que analiza en este texto la evolución histórica
del cine desde el punto de vista de su maduración como estructura, retoma las teorías formuladas
por los maestros soviéticos, concretamente el concepto einsensteniano de “descarga emocional”.
Palabras clave: Harry Alan Potamkin, crítica cinematográfica, años 30, vanguardia, historia del
cine.
In this article Potamkin borrows concepts form contemporary film theory such as intensity, move-
ment, or duration, which he considered fundamental for defining future developments in film struc-
ture. He then goes on to analyze the historic evolution of film in terms of the maturity of its structure,
taking up Russian theory, specifically Eisenstein’s notion of emotional release.
Key words: Harry Alan Potamkin, film criticism, 1930s, Avant-garde, history of film
Waiting to Be Let in the Mulberry Street Station (1892), impresión de Alexander Alland del negativo original de Jacob A. Riis, New York
Historical Society.
En la página anterior, Family Making Artificial Flowers, de Jessie Tarbox Beals, Jacob A. Riis Collection, MCNY.
Literatura y fotografía:
las dos mitades de Jacob Riis1
REBECA ROMERO ESCRIVÁ
Por vez primera, la fotografía actúa como un arma en la lucha por la mejora de
las condiciones de vida de las capas pobres de la sociedad.
1. Este artículo es fruto de una
estancia de investigación de tres Gisèle Freund, La fotografía como documento social
meses llevada a cabo en 2010 en
calidad de visiting scholar de la
New York University (NYU), con
la ayuda de la Fundación
A finales del siglo XIX la fotografía cuenta con medio siglo de historia y puede
abril 2011
Universidad Internacional considerarse un oficio consolidado. El colonialismo y el desarrollo de las ciencias
Valenciana (FVIU). Agradezco a
humanas (como la antropología, la medicina experimental y la sociología) impul-
la profesora Jordana Mendelson
cuanto hizo para facilitar allí mi saron al fotógrafo a participar en las grandes expediciones comerciales, militares
trabajo. Las fotografías que ilus- y científicas que franquearon los pasos a las potencias occidentales. De 1840 a
tran el texto forman parte de la 173
Jacob A. Riis Collection (repro- 1890 la práctica fotográfica estableció una relación inédita con el mundo repre-
ducciones de Chicago Albumen sentado en una época de constantes cambios: registró los principales conflictos
Works), del Museum of the City
of New York (MCNY).
bélicos y dio fe de grandes descubrimientos. En los Estados Unidos fueron
2. Fotógrafos, topógrafos, litó-
muchos los fotógrafos que, como Alexander Gardner y Timothy O’Sullivan,
grafos y pintores (entre ellos, los abarcaron ambos frentes (la Guerra de Secesión y la conquista del Oeste)2. Cada
pertenecientes a la Escuela de
fotógrafo aplicó el nuevo lenguaje visual a su manera, artística o documental,
Río Hudson) coadyuvaron a cons-
truir un imaginario del Nuevo pero todos compartieron el objetivo de mostrar la realidad según la demanda
Mundo en un periodo de grandes social a través de reportajes publicados en prensa y sucesivamente en otros for-
expediciones geográficas. Al res-
pecto puede verse Rebeca matos.
Romero Escrivá: “La imatge del
Nou Món”, en Mètode. Revista de
La industrialización, el rápido crecimiento de las ciudades y la problemática que
Difusió de la Investigació, nº 47, vino asociada a este fenómeno hicieron que las condiciones de vida humana en
otoño de 2005, pp. 96-105.
el entorno de las grandes urbes cobraran especial relevancia. Varias fueron las
3. “Solía creerse, cuando no eran
corrientes que en el campo de la fotografía, por una parte, y del periodismo, por
comunes las imágenes audaces,
que la muestra de algo que era otra, se mostraron sensibles a estos cambios. Algunos autores que contemplaban
necesario ver aproximando una con preocupación la indiferencia de las clases acomodadas hacia las desigualda-
realidad dolorosa, con seguridad
incitaría a los espectadores a des sociales, y para quienes la escritura había sido hasta el momento el medio de
sentir con mayor intensidad.” expresión reformista por excelencia, encontraron en la fotografía un nuevo vehí-
Susan Sontag: Ante el dolor de
los demás, Madrid, Alfaguara, culo para reactivar la opinión pública3. Sin embargo, no se conformaron con la
2007, p. 93. mera captación de un momento concreto, sino que hallaron un modo más efec-
tar sobre la imaginación moral de la clase media norteamericana. 6. Thilo Keaning: “The Other
Half. The investigation of so-
Una de las temáticas a las que Riis prestó especial atención fue al fenómeno de ciety”, en Michael Frizot (ed.): A
New History of Photography,
la infancia en los suburbios. En Cómo vive la otra mitad dedica buena parte del Colonia, Könemann, 1998, pp.
libro al análisis de esta cuestión, en la que trabajaría a lo largo de su carrera, 346-357.
según se ve en obras posteriores como Children of the Poor (1892) o Children of 7. En un período de unos treinta
y cinco años Nueva York experi-
the Tenements (1903). Para Riis, los niños de los barrios bajos eran las víctimas
mentó un aumento poblacional
del sistema de casas de vecindad, que en el siglo XIX alojaban a tres cuartas par- increíble y sin parangón: de cien
tes de la población de Nueva York7. En su origen, fueron edificios concebidos mil habitantes pasó a albergar
medio millón. La zona sur de
para albergar los refinados hogares de los primeros colonos holandeses. Con el Manhattan era, en palabras de
paso de los años, esos edificios, viejos y peligrosos, cuya distribución se fue com- Riis, “el distrito más densamente
poblado del mundo, incluida la
partimentando progresivamente en estancias ciegas con el fin de optimizar el China; con una proporción de
espacio, se convirtieron en un foco de hacinamiento e insalubridad permanentes. 290.000 habitantes por 2,5 km2”.
abril 2011
175
Las autoridades sanitarias contabilizaron en 1890, según explica Riis, “101 adul-
tos y 91 niños en una de dos casas idénticas contiguas de Crosby Street. En la
casa de al lado, vivían 89 niños, ¡un total de 180 en dos edificios!”8.
La intención general de la obra era trazar una genealogía visual y textual de la
pobreza en los barrios bajos de Nueva York. Con este propósito en mente la efi-
cacia de la denuncia consistiría, sin embargo, en no incurrir en generalidad
alguna que le apartara de las realidades y personas que iba a retratar. El aspecto
de la obra es el de un mosaico y, sin embargo, no es un texto impresionista, sino
que en cada una de sus partes hay una articulación narrativa, diversas historias
que le confieren el calado humano que exige el tono de denuncia con el que está
concebida. La pobreza, como la riqueza, no solo se dejaría documentar, sino
también denunciar. De ahí que el método elegido por Riis fuera el de analizar
caso por caso y paso a paso el drama humano al que se enfrentaba a diario como
176
abril 2011
casa y la fábrica. Riis atribuyó a la fotografía de temática infantil la principal carga
de denuncia. Su metodología consistía, por así decirlo, en poner en movimiento
9. Jacob A. Riis llegó a Estados
una escena a partir de una imagen, de manera que el lector imaginara el
Unidos desde Ribe (Dinamarca) momento con la ayuda de la narración adjunta, como en las fotografías Street
en 1870, con la edad de veintiún
177
Arabs in a Sleeping Quarters (1889):
años y oficio de carpintero.
Hasta que logró emplearse como Todo aquel a quien el trabajo o la curiosidad hayan llevado a recorrer Park Row o
reportero, primero del South
Brooklyn News (1874-75), y des- Printing House Square a medianoche, cuando en el aire rugen las grandes prensas
pués del Tribune (1877-1901) y que hacen girar, con tinta impresa en interminables rollos de papel blanco, la histo-
Evening Sun (1890-1901), pasó
siete años de ciudad en ciudad
ria del mundo en las últimas veinticuatro horas, habrá visto grupitos de esos chicos
ejerciendo empleos precarios. En [los golfillos] merodeando en torno a las rotativas. En invierno, cuando la nieve
Nueva York tocó fondo como
cubre las calles, buscando abrigo en las rejillas de salidas de aire, que despiden el
inmigrante sin techo. Las proe-
zas que narra en su autobiogra- vapor caliente de la prensa del sótano con su ruidoso repiqueteo, y en verano,
fía, The Making of an American jugando a los dados o a las cartas en el bordillo de la acera, con sus peniques tan
(Nueva York, The MacMillan
Company, 1901), relativas a esos duramente ganados y la absorta preocupación de los jugadores veteranos. […]
años, son las del self made man Como conejos en sus madrigueras, los pequeños pilluelos duermen con un ojo abierto
que alcanza el sueño americano
y los sentidos en guardia ante la proximidad del peligro: de su enemigo, el policía,
y se convierte en un ciudadano
prominente. cuya principal misión en la vida es llevárselos, y del asistente social, que quiere
10. Jacob A. Riis: Cómo vive la robarles su querida libertad11.
otra mitad, op. cit., p. 17.
Este modo de asociación entre texto e imagen supondría la traducción impresa
11. Ibid., p. 244. Riis acentuaría
el vínculo entre texto e imagen de las conferencias con linterna mágica impartidas por Riis antes (y después) de
en Children of the Poor (Charles la publicación de su primer libro. En ellas, la conexión entre la imagen y el dis-
Scribner’s Son, 1892), en el que
fotografió y entrevistó a cada
curso, por lo general en primera persona, era todavía mayor, dado que proyec-
niño mencionado. taba series de fotografías a las que sobreponía sus comentarios, en una práctica
178
Página de la versión original de 1890 de Cómo vive la otra mitad, en la que se aprecia el proceso de
impresión fotográfica en medios tonos [izquierda]. Compárese con las copias modernas obtenidas de los
negativos originales de Jacob Riis Street Arabs in Sleeping Quarters (1888-89) [derecha]. En este caso,
los contornos de la imagen en medios tonos (halftones) fueron reforzados a tinta por un dibujante, de
ahí su aspecto más cercano al grabado que a la fotografía. En cambio, otras imágenes aparecidas en el
libro se imprimieron empleando el mismo procedimiento, pero sin ser retocadas por dibujantes, como la
que se muestra en la parte inferior izquierda, Black and Tan Dive (1887-88), que apenas difiere de su
original fotográfico (linterna mágica) [derecha]. © MCNY
abril 2011
abuelo, The Making of an
American —Nueva York, lo que es conforme a la justicia. La figura del profeta no se entiende al margen
MacMillan Company, pp. 285-
de la voluntad de Dios, que es una voluntad revelada (¿fotografiada?), no oculta,
347— Riis tomó el título, aun-
que no conscientemente, del al alcance de todos los que quieran oírla, y que el profeta se encarga de recordar.
segundo mandamiento, el rela- Riis, como el profeta, habla cuando se ha producido una ruptura entre los hom- 179
tivo a “la hermandad del hom-
bre”. Diversas fuentes, sin bres y Dios, una ruptura del pacto, cuando se ha traicionado la antigua fe. Crea
embargo, han apuntado que con una narración en la que el lector se siente implicado, en la medida en que lo que
anterioridad a Riis otros autores
describe forma parte de su ciudad. En el mismo título de su obra está contem-
habían empleado en sus escritos
dicha expresión, como Benjamin plada la idea de que debería haber una sola comunidad, de que la ciudad debe-
Franklin en Poor Richard’s ría ser una, y no dos mitades13. La responsabilidad del escritor es la de hablar con
Almanack, el Dr. John H. Griscom
en su introducción a The Sanitary una sola voz, porque la recuperación de la mitad regenerada redundará en bene-
Condition of the Laboring ficio del pueblo en su conjunto: “La convicción de que la experiencia de un
Population of New York (1845),
hombre tiene que ser válida para la comunidad de donde procede, sea cual sea el
Horace Greeley en una conferen-
cia de 1867, “An Address on carácter de dicha experiencia, y siempre que se recoja según pautas de un trabajo
Success in Business”; e incluso decente y honrado, me animó a empezar este libro”, escribió Riis14. Si recorda-
más recientemente, en 1872, el
diario Frank Leslie’s Illustrated mos, se trata de la vieja idea bíblica y lincolniana de que un país no puede man-
Weekly publicó un artículo de tenerse mitad libre y mitad esclavo. Riis recobra el mismo impulso constructivo
cuatro partes con el título “The
del discurso americano: una casa no se mantiene en pie si está dividida.
Homeless Poor. How the Other
Half of the World Lives”, en los En realidad, el autor no descubre el problema de los barrios bajos: lo que hace
años en que Riis era un inmi-
grante sin techo. Por tanto, se es articularlo a través de las fotografías de una manera nueva, con una retórica
trata más de una frase popular particular que está en deuda con distintas fuentes: 1.) el “modelo de caridad cris-
que solía utilizarse a la que Riis
sacó todo su potencial.
tiana” que se remonta a John Winthrop, es decir, el sentido de responsabilidad
14. Jacob August Riis: Cómo vive
para con el prójimo de cada americano que se consideraba un “buen cristiano”,
la otra mitad, op. cit., p. 13. manifiesto en el carácter literario del puritanismo americano; 2.) el incipiente
periodismo muckraker —abanderado por periodistas como Lincoln Steffens—, 15. En Cómo vive la otra mitad
Riis no se limita al uso de la
según el cual la denuncia ha de llevarse a cabo mediante un análisis inequívoco, fotografía como prueba de su
bien sea a través de fotografías, estadísticas o cualquier otro documento que veri- argumentación. También incluye
planos de las viviendas intercala-
fique el alcance de la investigación15, así como mediante una experiencia perso- dos entre las páginas y un apén-
dice final con estadísticas oficia-
nal —todo ha de ser observado por el periodista en su trabajo de calle— en la
les del problema de las casas de
que ha de intervenir una preocupación moral por los factores sociales operan- vecindad en Nueva York: densidad
de población por acre, número de
tes16; y 3.) la literatura realista y naturalista que en los Estados Unidos surge pre- personas por vivienda, índice de
cisamente en la década en la que se publica Cómo vive la otra mitad, en la que mortalidad en los tenements,
cifras de inmigrantes llegados en
se dan a conocer los nuevos problemas de la democracia urbana en plena trans- los últimos veinte años del siglo
formación del pensamiento de los intelectuales —sobre todo por el impacto que XIX a la ciudad, etc.
16. Jacob Riis podría ocupar
supuso para la sociedad el surgimiento del capitalismo industrial tras la Guerra también un lugar entre los pre-
Civil— y que da lugar a novelas como Maggie. A Girl of the Streets, de Stephen cursores de la reforma humanita-
ria, un campo rastrillado a fondo
Crane, la cual mantiene importantes puntos de encuentro con Cómo vive la otra por los muckrakers. Entre los
autores con los que Riis mantuvo
mitad17. La distinción entre las dos últimas fuentes a veces se pierde, dado que contacto figuran Felix Adler,
la mayoría de novelistas de la época había trabajado de corresponsales para algún Charles Wingate, Josephine Saw
Lowell (en la ciudad de Nueva
periódico y veía en el periodismo una profesión valiosa en sí misma; de ahí que York) y Jane Addams (en
muchas de las temáticas que dieron origen a novelas fueran adaptaciones auto- Chicago). En 1900 Riis publicaría
A Ten Years’ War, un resumen del
biográficas de las vivencias de los autores en el mundo de la prensa18. La mitad progreso reformista desde la apa-
literaria de Riis, por tanto, se situaría en el quicio del cambio del siglo: conser- rición de Cómo vive la otra
mitad; dos años después contaría
vaba aspectos propios de la literatura decimonónica junto a otros que anuncia- con una nueva versión, The
180 ban la modernidad literaria del siglo XX. Este último aspecto se manifestaría no Battle with the Slum, en la que
se resumían algunas acciones lle-
solo en su modo de asociar la escritura realista y el periodismo progresista, sino vadas a cabo en su cruzada con-
tra la pobreza, como el cierre de
también en el novedoso uso de la imagen19. los insalubres asilos policiales, el
desalojo de edificios atestados
Ansel Adams atribuyó la eficacia de la obra de Riis en materia social al hecho de en Mulberry Bend, el proyecto de
hacer converger precisamente lo visual con lo literario; esa peculiaridad tiene el construcción de un parque para
los niños y patios de recreo en
valor añadido de una comunicación honrada por su objetivo testimonial: “Sería las escuelas. Para muchas de
difícil imaginar estas fotografías independientemente del gran proyecto matriz de estas acciones Riis contó con el
apoyo de Theodore Roosevelt, al
Riis. Las fotografías, los libros, los artículos y las conferencias de Riis existen que conoció antes de ser gober-
nador y presidente, cuando diri-
como un todo, como la obra de una vida consumada. Esto es lo que debe ser la
gía el New York Police
fotografía —una creación integrada y una afirmación constructiva—, no una Department, y con quien man-
tuvo una amistad sincera durante
serie desconectada y desorganizada de imágenes con un llamamiento más o toda su vida. En 1903 publicó
menos superficial”20. Theodore Roosevelt: the Citizen,
una biografía de campaña.
17. Véase Keith Gandal: The
Virtues of the Vicious: Jacob Riis,
Jacob Riis: perdido en el medio Stephen Crane and the Spectacle
of the Slum, Nueva York, Oxford
Al hablar de la fotografía social de finales del siglo XIX y principios del XX, los University Press, 1997. Otras
aproximaciones a la obra de Riis
historiadores establecen un capítulo fechado entre 1870, década marcada por el con la perspectiva de los Estudios
surgimiento de la fotografía instantánea, que comienza a practicarse gracias al Culturales, desde la ficción
regional hasta la retórica de la
reciente descubrimiento del gelatinobromuro, y 1914, en que se declara la imagen, pueden encontrarse en
Stephanie Foote: Regional
Primera Guerra mundial, que supone un corte en la vida fotográfica y un cam- Fictions. Culture and Identity in
Nineteenth-Century American
Literature, Madison, The
bio radical en las temáticas y la psique de los fotógrafos21. Esta franja temporal
University of Winsconsin Press, coincide con el periodo de actividad profesional de Jacob Riis, que llegó con
2001, en especial el cap. 5,
“Disorienting Regionalism: Jacob veintiún años a las costas de Nueva York en 1870 y falleció en 1914 a la edad de
Riis, the City, and the Chinese sesenta y cinco. El caso de Riis como fotógrafo resulta un tanto especial, dado
Question”, pp. 124-144; y en
Reginald Twigg: “The que ejerció durante solo cinco años el oficio y, sin embargo, fue precursor del
Performative Dimension of
Surveillance: Jacob Riis’ How the
uso del flash de magnesio, recientemente aparecido, que permitió por vez pri-
Other Half Lives”, en Lester C. mera tomar instantáneas en ambientes oscuros (carentes de luz natural)22, e
Olson et al. (ed.): Visual Rethoric.
A Reader in Communication and inauguró una corriente documentalista que, por sus características, difiere de lo
American Culture, Los Angeles, que otros fotógrafos habían hecho hasta entonces. Según explica en su autobio-
SAGE Publications Inc., 2008, pp.
21-40. grafía, The Making of an American, Riis supo de la invención del flash a través
18. También Jacob Riis escribió de la prensa y de inmediato le encontró una aplicación útil en sus tareas de
ficción; algunos de los persona-
jes de sus relatos eran adapta- denuncia de las miserables condiciones de vida de la clase inmigrante y trabaja-
ciones de personas reales que dora del sur de Manhattan. Acudió en busca del doctor John T. Nagle, a cargo
había conocido en los barrios
bajos, como el protagonista de entonces de la Oficina de Estadísticas Demográficas del Departamento de Salud
Nibsy’s Christmas, inspirado en
Giuseppe, un niño de doce años
Pública, para que organizara un grupo dispuesto a salir de madrugada en busca
que habitaba una casa de vecin- de las tomas deseadas. El grupo, bautizado por Riis como “partida invasora”
abril 2011
dad ubicada en Crosby Street y
cuya vida narra Riis en Childrens (raiding party) y acompañado de escolta policial, estaba compuesto por Henry
of the Poor. G. Piffard y Richard Hoe Lawrence —dos aficionados miembros activos de la
19. El tratamiento de la cuestión
del género de Cómo vive la otra Society of Amateur Photographers—, John T. Nagle y el propio Riis, que dirigía
mitad necesita un espacio que des- la escena:
borda los límites de este ensayo.
181
20. Ansel Adams: “Prólogo” al
libro de Alexander Alland: Jacob A.
Riis, Photographer & Citizen, Nueva Para los fotógrafos era un viaje de descubrimiento del mayor interés, pero el mismo
York, Aperture Inc., 1974, p. 6.
se concentraba en la máquina y en la luz instantánea. Los policías nos acompaña-
21. Véase Jean-Claude Lemagny
y André Rouillé (ed.): Historia de ban unas veces por curiosidad, otras como protección… la luz instantánea de aque-
la fotografía, Barcelona, Alcor,
Ediciones Martínez Roca S.L.,
llos tiempos provenía de cartuchos que se disparaban con un revólver. El espectáculo
1986, pp. 62-70. de una media docena de hombres que invadían una casa al filo de la medianoche
22. El magnesio comenzó a apli- con grandes pistolas con las que hacían fuego sin importarles hacia dónde apunta-
carse como sistema de ilumina-
ción a partir de 1860. Sin ban difícilmente fuera muy tranquilizante, por muy melosas que fueran nuestras
embargo, hasta 1887, año en que
Riis comienza a hacer sus prime-
palabras, y no era de extrañarse si los inquilinos salían a escape por las ventanas y
ras fotografías, Adolf Miethe y las escaleras de salvamento por dondequiera que fuéramos23.
Johannes Gaedicke no desarrolla-
ron el primer flash con polvo de
magnesio al que se le aplicaba
un agente oxidante que provo- El camino que llevó a Riis a convertirse de comisario en fotógrafo tuvo que ver
caba la ignición del magnesio en
el aire; permitía así realizar des- con la imposibilidad de servirse del trabajo de Henry G. Piffard y Richard Hoe
tellos breves e intensos al tiempo
que se abría el obturador de la
Lawrence: “Sacamos algunas fotografías buenas, pero muy pronto los barrios de
cámara. Riis fue, por tanto, el la pobreza y las horas insólitas desalentaron a los aficionados. Me encontré solo
precursor de la aplicación de esta
técnica en el terreno de la foto- cuando más los necesitaba. Había descubierto por medio de la luz instantánea
grafía documental. Este sistema un mundo de posibilidades que mis compañeros ni siquiera sospechaban”.
de flasheado estuvo vigente
durante más de treinta años. Reacio a llevar la cámara por sí mismo, Riis contrató a un profesional, pero
pronto lo despidió por tratar de vender las fotografías a sus espaldas. Tras esta
experiencia, lo intentó de nuevo con otro aficionado, aunque hubo de prescin-
dir igualmente de sus servicios, esta vez debido a que sus escrúpulos religiosos le
impedían fotografiar algunas escenas que Riis necesitaba: “Solo había un modo
de resolver el problema —anotó en su biografía—, a saber, conseguirme una
cámara fotográfica propia”. Así es como Riis decidió comprar una cámara. En su
primera salida a Potter’s Field en Hart Island, se las apañó, aunque torpemente,
para exponer solo uno de los doce negativos que había traído consigo: “Cuando
les digo que a la luz solar de un día de enero y sobre la blanca nieve expuse esa
rapidísima placa instantánea primero por seis segundos, después por doce, para
asegurarme de que la foto salía, y luego puse el bastidor de vuelta con el resto y
no pude distinguirlas, los fotógrafos aficionados sabrán apreciar el caso”. Hubo
de revelar las doce placas para obtener una sola fotografía que, debido a la sobre-
exposición, resultó muy oscura: “Pero… la misma negrura de mi fotografía vino
a resultar más tarde, cuando la proyecté con linterna mágica, su rasgo cautivante.
Ponía a la vista un toque de lobreguez más realista que todo lo que hubiera
podido lograr el más consumado arte y la mayor habilidad profesional”24.
De esta manera Riis, obligado por las circunstancias, aprendió el oficio de fotó-
grafo sobre la marcha. Para las tomas nocturnas, decidió sustituir el revólver por
una sartén en la que realizaba la ignición del magnesio en polvo con el fin de no
182 asustar a sus modelos. Trabajaba con una cámara de 4 x 5 pulgadas (10,2 x 12,7
cm.) y negativo de cristal (placa seca)25. La placa, previamente impregnada con
la emulsión de gelatinobromuro, que en 1871 desplazó al procedimiento del
colodión húmedo, redujo considerablemente los tiempos de exposición a la luz,
aunque la nueva tecnología todavía contaba con problemas como la falta de niti-
dez y sensibilidad del negativo o el halo que se producía alrededor de objetos
23. Jacob A. Riis: The Making of
an American, op. cit., 1901, p.
268. Las incursiones de la “par-
tida invasora” causaron ver-
dadero impacto en los barrios
bajos. La prensa dio cuenta de
ello en diversos medios; véanse
“Flashes from the Slums”, en The
New York Sun, 12 de febrero de
1888, y “Visible Darkness”, en
New York Morning Journal¸ 12 de
febrero de 1888.
24. The Making of an American,
op. cit., p. 271.
25. La “partida invasora” empleó
Bandit’s Roost (1887). A la izquierda fotografía original estereoscópica; a la derecha diapositiva de lin-
distintas cámaras para obtener
terna mágica coloreada. © Jacob A. Riis Collection, MCNY. las primeras fotografías del
Esta imagen fue literalmente recreada por Martin Scorsese en Gangs of New York (2002). (Véase Rebeca grupo, de las que 34 fueron cap-
Romero Escrivá: “Riis, Capa, Rosenthal. Traducciones cinematógraficas de la fotografía”, en L’Atalante. tadas con una cámara estereos-
Revista de Estudios Cinematográficos, nº 8, julio 2009, pp. 124-135.) cópica de dos objetivos.
abril 2011
183
At the Cradle of the Tenement. Doorway of an Old-Fashioned Dwelling on Cherry Hill (1888-89) impresión
moderna del negativo original [abajo]. © Jacob A. Riis Collection, MCNY. Arriba, grabado sobre madera
realizado por Otto H. Bacher, aparecido por vez primera en el artículo de Scribner’s Magazine (diciembre
de 1889, p. 644) y reeditado en Cómo vive la otra mitad (1890), p. 30.
brillantes. Diez o veinte veces más rápida que el colodión húmedo, las placas
secas estaban pensadas para ser usadas sobre trípode a velocidades de 1/30 o
inferiores. El proceso de captación de las imágenes, por tanto, requería todavía
cierta elaboración y las personas que aparecen en las fotografías de Riis se veían
obligadas a seguir sus indicaciones en aras a obtener una toma nítida.
La primera serie de imágenes Riis la captó con la intención de ilustrar la que sería
su conferencia inaugural con linterna mágica, The Other Half, How It Lives and
Dies in New York, en la que proyectó y comentó cien fotografías sobre los barrios
bajos26. Este tipo de presentaciones con estereopticón o linterna mágica se lleva-
ban a cabo con dos proyectores que ampliaban las imágenes (algunas de ellas
coloreadas a mano, como su célebre Bandit’s Roost, 1887) a un tamaño de unos
tres metros cuadrados; en ellos había un mecanismo que, a modo de cortinilla,
disolvía o encadenaba las diapositivas mostradas en secuencia, mientras el confe-
renciante animaba la proyección con su discurso. Sin embargo, así como las foto-
grafías de Riis debieron de impactar sobremanera al ser proyectadas por este
método en sedes de organizaciones religiosas y cívicas a las que Riis fue invitado
por todo Estados Unidos, no hubo de ocurrir lo mismo cuando las reprodujo en
prensa, dado que la tecnología primitiva de entonces solo permitía reproducir
dibujos hechos por artistas (como Clifton H. Jonson, Kenyon Cox u Otto H.
184 Bacher) basados en sus imágenes, o bien reproducciones fotográficas impresas
con la recientemente aparecida técnica de las medios tonos (halftones), lo que
suponía la pérdida de gran parte del potencial expresivo de las fotografías origi-
nales. La mayoría de estos artistas llevaron a cabo transcripciones fieles de las
imágenes de Riis, aunque varias fueron modificadas por los dibujantes aten-
26. La conferencia fue impartida
diendo a criterios relacionados con el equilibrio compositivo y la coherencia el 25 de enero de 1888 en la
narrativa, según se aprecia en At the Cradle of the Tenement. Doorway of an Old- Society of Amateur
Fashioned Dwelling on Cherry Hill (1889), en el que el grupo de niños original Photographers de Nueva York,
cuya sociedad contaba entonces
ha sido reducido de cuatro a dos miembros y desplazado al centro de la imagen, con 95 miembros que se reunían
una madre con un bebé aparece en el umbral de la puerta y se distingue otra dos veces al mes y a la que en
1891 se unirían fotógrafos como
leyenda del cartel de fondo. Alfred Stieglitz. La mayor parte
de las fotografías que Riis
Riis tomó fotografías por sí mismo durante los años previos a la evolución de la empleó en dicha conferencia fue-
fotomecánica. A partir de la publicación de Cómo vive la otra mitad en 1890, la ron tomadas en el seno del
posibilidad de imprimir fotografías junto al texto —debido al rápido perfeccio- grupo formado por Piffard y
Lawrence, con quienes nunca
namiento de los medios tonos— desarrolló un negocio en el que las agencias compartió la autoría de las imá-
fotográficas y de prensa comenzaron a contratar a fotógrafos para tomar instan- genes, aunque ellos tampoco la
reclamaron. Véase Maren Stange,
táneas de temas diversos, entre ellos los problemas que afectaban a los barrios Symbols of Ideal Life. Social
bajos. Fueron años en los que la profesión se asentó y expandió a un ritmo ver- Documentary Photography in
America: 1890-1950, Nueva York,
tiginoso. Tras la aparición de Children of the Poor, en 1892, Riis se dio cuenta de Cambridge University Press,
que ya no tenía dificultades para adquirir imágenes con las que ilustrar sus tex- 1992, pp. 1-46.
abril 2011
5.000 miembros, que mantenían firmaba lo que creía: Con ilustraciones principalmente de fotografías tomadas por
una sinagoga, un colegio hebreo el autor”. La búsqueda de Alland de los negativos que correspondían a las imá-
y una yeshiva para adultos en el
Harlem y cuya práctica religiosa
genes aparecidas en los libros de Riis por los principales museos de Nueva York,
difería del judaísmo ortodoxo; y agencias de fotografía, periódicos y fabricantes de linterna mágica, fue infruc-
a las cincuenta familias de gita-
185
tuosa: nadie había oído hablar del Riis fotógrafo. Con la ayuda del entonces
nos Red Bandana que malvivían
en las casas de vecindad de las director del MCNY, Grace Mayer, Alland logró que los descendientes de Riis,
calles Hester, Orchand y Allen del especialmente su hijo Roger William Riis, buscaran, hallaran y donaran la actual
Lower East Side. Véase Bonnie
Yochelson: The Commited Eye. colección de fotografías que posee el museo: 412 negativos de cristal de 4 x 5
Alexander Alland’s Photography, pulgadas (10,16 x 12,7 cm), 161 diapositivas de linterna mágica (positivos sobre
Nueva York, MCNY, 1991.
cristal) y 193 impresiones a papel29. Alland reparó el mal estado de las fotogra-
29. Las imágenes fueron encon-
fías y con sus habilidades como fotógrafo reencuadró y amplió las recién recupe-
tradas cinco años después de que
Alland iniciara la investigación radas imágenes de Riis y mejoró su exposición:
en la vieja casa de la familia
ubicada en Richmond Hill, Long
Island, que había sido vendida e
iba a ser demolida por los pro-
Al principio, cuando vi los negativos originales, estaba consternado. En su prisa por
pietarios de entonces, quienes, dar a conocer al público la evidencia contenida en sus negativos, Riis había descui-
curioseando en el ático, las
dado fijarlos y lavarlos adecuadamente y algunos se habían deteriorado. Los nega-
hallaron almacenadas en una
caja depositada entre unas vigas. tivos presentaban un problema aún más serio, que requerían un cuidadoso método
Llevaron la colección al domicilio de revelado. […] No reproducían los valores tonales correctamente y, como resul-
de Roger William en Manhattan,
que se encontraba ausente, y las tado, parte de los negativos estaban superexpuestos y parte subexpuestos, creando
dejaron en el umbral de su contrastes antinaturales… Probablemente Riis no pudo haber visualizado la entera
puerta.
gama de valores que aparecerían en las copias finales. Él ignoraba la interrelación
30. Alexander Alland: Jacob Riis:
de las tres variables principales —luminosidad del sujeto, exposición y revelado— y
Photographer and Citizen, op.
cit., p. 45. no creo que se interesase por la perfección técnica de sus fotografías30.
Al igual que hicieron Berenice Abbott con la obra de Eugène Atget, o Ansel
Adams con la de los fotógrafos de las grandes expediciones geológicas, Alland
dio a conocer al público las imágenes de Riis31. El punto de partida de la divul-
gación de su obra fue la exposición de 1947 en el MCNY, titulada The Battle
with the Slum, en la que se mostraron 50 de las fotografías de Riis recuperadas
por Alland. La exposición de Riis caló hondamente en el ámbito profesional e
investigador de la fotografía en una época en que el documentalismo fotográfico,
el reportaje gráfico y el fotoperiodismo en Estados Unidos estaban en su apo- 31. En este epígrafe se da
geo32. Así, Beaumont Newhall, en su primera edición de 1948 de su célebre cuenta de la repercusión que
tuvo la obra fotográfica de Riis a
Historia de la fotografía (The History of Photography from 1839 to the Present raíz de su redescubrimiento. No
Day), bautizó a Riis como “el primer fotoperiodista de la historia”, y ese mismo disponemos de espacio para alu-
dir a los efectos de su obra en
año U.S. Camera Annual abría su publicación con un artículo de más de diez diversas publicaciones coetáneas
páginas titulado “The Battle With the Slum, 1887-1897. The Early de fotógrafos y reformadores
Documentary Photography of Jacob Riis”, en el que se reseñaba “la muestra sociales.
fotográfica más emocionante en años”. En el encabezado del artículo se hacía 32. Es la época de la Photo
League (1928-1951) y la Farm
referencia a la exposición de Riis en el MCNY como “probablemente la primera Security Administration (1935-
y más sensacional serie documental producida en más de cien años de historia 1943), de las revistas Life,
Fortune y Look, y de los libros
fotográfica americana”33. Un año después, en 1949, Edward Steichen incluiría monográficos de denuncia como
seis fotografías de Riis recuperadas por Alland en la exposición The Exact You Have Seen Their Faces, de
Moment del Museum of Modern Art (MOMA). La publicación en 1974 del Margaret Bourke-White y Erskine
Caldwell (1936), An American
186 libro de Alexander Alland Jacob Riis. Photographer & Citizen, con introducción Exodus: a Record of Human
de Ansel Adams, terminó de consolidar un discurso en el que Riis aparecía como Erosion (1939), de Dorothea
Lange y Paul S. Taylor o
el precursor del documentalismo fotográfico americano, comparable a figuras Elogiemos ahora a hombres famo-
como Henri Cartier-Bresson, a pesar de que Alland advertía sobre los defectos sos, de James Agee y Walker
de la técnica de Riis34. Evans (1941).
33. Tom Maloney (ed.): U.S.
El propio Riis reconoce en sus memorias: “Soy manualmente torpe y los detalles Camera Annual, Nueva York, U.S.
me provocan impaciencia”. A esta conclusión llega tras admitir que las fotogra- Camera Publishers, 1948, p. 11.
fías no deberían ser explicadas en términos de fórmulas “académicas, pero des- 34. “Fotógrafos artísticos, histo-
riadores y curadores buscaban
alentadoramente insatisfactorias”, tal como hace el taxidermista al atravesar una activamente precedentes históri-
mariposa con el alfiler y colocarla en la vitrina. Para Riis la fotografía era un ente cos para justificar y estimular el
vivo y prefería contemplarla como a la mariposa que “revolotea de flor en flor… acercamiento estético de estos
fotógrafos contemporáneos…
con el sol reflejado en sus alas”: “La fotografía constituye para mí un renovado Riis se convirtió en el precursor
portento y un deleite ilimitado. El observar cómo aparece en la placa que antes no solo de los fotógrafos docu-
mentales de 1930, sino también
estaba en blanco, la cual captó junto conmigo, acaso por una fracción de de los fotógrafos animistas en
segundo, quizá muchos meses atrás, el objeto que nunca ha olvidado, constituye 35mm, como Henri Cartier-
un renovado milagro cada vez que se produce”. Incurrir en clasificaciones foto- Bresson.” Véase Bonnie
Yochelson: “What are the
gráficas haría que se perdiera la verdad intrínseca de la mariposa, a la que el hom- Photographs of Jacob Riis?”, en
bre accede no mediante el latín del científico, sino solo a través de su propio len- Culturefront. A Magazine of the
Humanities, New York Council for
guaje: “El sol y la flor y la mariposa lo saben. El hombre que la atraviesa con un Humanities, volumen 3, núm. 3,
alfiler lo ignora, y siempre lo ignorará porque desconoce el lenguaje de esas alas. otoño de 1994, p. 29.
Solo el poeta, entre los hombres, puede interpretarlo. Ya ven, estoy incapacitado
para ser fotógrafo”35. En otras palabras, Riis podía añadir mediante sus textos y
exposiciones orales poesía a la fotografía que captaba o comisionaba porque,
como inmigrante sin techo que fue primero y reportero policial después, había
vivido y experimentado de primera mano lo que representaba esa imagen en vida.
Con la metáfora de la mariposa, Riis explica su imposibilidad de acercarse a la
fotografía como arte, como experiencia estética, dado que nunca la consideró un
pasatiempo, sino un testimonio, un documento irrefutable: “Siempre tuve un
empleo útil para ella y nunca fui más allá”. Blake Stimson lo explica del siguiente
modo:
Podría decirse que al final todo depende de cómo juega el fotógrafo con las simpatías
de su audiencia, cómo genera la experiencia del poeta que conoce el lenguaje de la
mariposa u otro objeto de su mirada fotográfica. De un modo u otro, esta ha sido
siempre la misión de la fotografía social. Por ejemplo, un fotógrafo puede utilizar a
los niños como símbolos de vulnerabilidad merecedores de simpatía, y es probable que
abril 2011
el observador responda como alguien que tiene hijos pequeños, hermanos o amigos. Al
hacerlo la experiencia que ofrece es la del poeta, según el propio Riis, más que la fór-
mula del científico, una experiencia subjetiva más que un conocimiento objetivo36.
188
Como resultado de ello, las composiciones azarosas de esas tomas y la luz dura,
deslumbrante, del flash, sin embargo, fomentaron un encuentro en bruto con el
tema, una manera hasta entonces insospechada de representación fotográfica,
quizá la más idónea para exponer el caos que suponía vivir en las casas de vecin-
dad o pernoctar en los decrépitos asilos de las comisarías policiales, según se
aprecia en Men’s Lodging Room in West 47th Street Station (1892), A Scrub and
Her Bed (1892), y Women’s Lodging Rooom in West 47th Street Station (1892),
entre otras. Por otra parte, como explica Alland, Riis tampoco trabajó la imagen
38. Para hacer justicia a la prác- en el proceso de revelado. Ni siquiera se molestó en tomar precauciones para
tica fotográfica de Riis hay que preservar su obra fotográfica, como sí hizo en cambio con sus escritos, que reco-
decir que depuró de algún modo
su técnica con el transcurso del
piló cuidadosamente en álbumes que su familia donó a la Librería del Congreso
tiempo. Los retratos que tomó de Washington tras su muerte38.
para Children of the Poor son
mucho más cercanos y responden La teoría de Yochelson va más allá de las de otros investigadores que hasta ahora
a composiciones más equilibra- habían construido sus argumentaciones sobre la base de las imágenes de Riis que
das. Quizá esto se deba a la rela-
ción que estableció con los indi- han circulado, a saber: 1.) las retocadas por Alexander Alland, adquiridas por la
viduos fotografiados, que pasa- New York Historical Society, y 2.) las que encargó el MCNY en 1957 a John
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ron de ser sujetos anónimos a
personas con nombre y apellidos
Harvey Heffren, el entonces fotógrafo del museo, con vistas a la conservación de
con las que tuvo un trato más los originales. Las copias de Heffren no son representativas de toda la colección:
cercano y cuyas circunstancias reproducen los negativos de Riis, pero no los positivos a papel, ni las diapositi-
refiere en su obra. Véanse, por
ejemplo, Minding the Baby vas de linterna mágica —muchos de cuyos negativos se han perdido—, por lo 189
(1892), Slept in that Cellar Four que parte de la colección ha permanecido oculta al público durante décadas. Por
Years (1892), e In Sleeping
Quarters – Rivington Street Dump otro lado, tanto Alland como Heffren reencuadraron las composiciones origina-
(1892) reproducidas en la página les de Riis, bien para disimular el deterioro de los bordes del negativo o simple-
192 de este artículo. En Children
of the Poor Riis enfatiza las cual-
mente para realzar y dramatizar la presencia de los individuos en el contexto de
idades de cada individuo frente la imagen. Además, y a diferencia de Alland, la manipulación que Heffren llevó
al pintoresquismo que caracteriza a cabo de los negativos ha producido que se atribuyan a Riis imágenes de otros
la cotidianidad urbana de los
barrios bajos en Cómo vive la autores que él adquirió en copias positivas a papel y que mandó pasar a negativo
otra mitad. con el fin de poder fabricar diapositivas para sus conferencias con linterna
39. Riis, en cambio, conservó el mágica. Al recortar los bordes del negativo, Heffren borró las firmas de los auto-
nombre de Beals en la diaposi-
tiva de linterna mágica que res, indicadas en algunos casos —como se observa en Tenement Family Making
mandó hacer de dicho negativo. Artificial Flowers, de Jessie Tarbox Beals, cuyo nombre aparece estampado en el
Por su parte, Alland reprodujo en
su obra sobre Riis solo aquellas
borde inferior izquierdo de la imagen—, y también omitió las tachuelas que con-
imágenes que estaba seguro de firmaban que se trataba de una imagen tomada de un positivo a papel montado
que habían sido tomadas o comi-
sobre un soporte rígido39.
sariadas por él, y además hizo
justicia a Beals en su obra Jessie Esta circunstancia ha sido la causa, en el mejor de los casos, de que críticos e his-
Tarbox Beals, First Woman News
Photographer, en cuyo portafolio toriadores comenten las fotografías de Riis sin atender a sus encuadres origina-
incluye las imágenes de la Jacob les, y en el peor, que le atribuyan erróneamente muchas que no son suyas. De
Riis Collection pertenecientes a
Beals cuyo recorte por parte de
hecho, la mayoría de las ediciones modernas de Cómo vive la otra mitad, con la
Heffren podía llevar a confusión. intención de enriquecer la publicación, han intercalado fotografías de la Jacob
Family making artificial flowers, de Jessie Tarbox Beals. La imagen de la izquierda aparece publicada en
la actual edición de Dover de How the Other Half Lives, sin identificación alguna de la autora. La de la
derecha procede de la Jacob A. Riis Collection del MCNY. En la esquina inferior izquierda se aprecia la
firma de la fotógrafa (véase la imagen ampliada de la p. 171). Más evidentes son las tachuelas que
indican que se trata de una fotografía a papel clavada sobre un soporte rígido que Riis adquirió para
ilustrar sus textos y conferencias. ©Jacob A. Riis Collection, MCNY
Riis Collection que originalmente no ilustraban la obra de 1890 sin avisar al lec-
tor de dicha circunstancia. Este es el caso de la difundida edición de Dover
Publications de Cómo vive la otra mitad, que añade 70 fotografías de la Jacob
190
Riis Collection a las 30 que originalmente ilustraban la obra; la nota publicada
en la mancheta del libro atribuye explícitamente todas las imágenes a Riis:
“Treinta de las ilustraciones originales que fueron redibujadas de o basadas en las
fotografías de Riis han sido reemplazadas aquí por las fotografías correspondien-
tes, amablemente cedidas por el MCNY (Jacob A. Riis Collection), el cual es
también la fuente de las setenta fotografías de Riis añadidas en la presente edi-
ción”40. En 1990, treinta y tres años después de las copias que hiciera Heffren
(cuarenta y tres de las de Alland), el MCNY encargó a la empresa Chicago
Albumen Works una nueva serie de imágenes que respetara las composiciones
originales de los negativos de Riis, actualmente accesibles a los investigadores
que acudan personalmente a consultar sus fondos. Sin embargo, el catálogo
interno de la Jacob Riis Collection que el MCNY sigue manejando no es en
absoluto fiable: las fotografías en él no están correctamente datadas ni acredita-
das, ni son exactas las referencias al lugar donde fueron publicadas (libros o artí-
culos). Dado que Riis no solo fotografió o comisionó, sino que, según se ha
dicho, a partir de 1892 se convirtió en coleccionista y adquirió imágenes de otros
fotógrafos para ilustrar sus conferencias, libros y artículos, cada vez es más nece-
sario un estudio que despeje las dudas sobre la autoría de las imágenes. Bonnie 40. Jacob A. Riis: How the Other
Half Lives, Nueva York, Dover
Yochelson es la única persona que se ha interesado en llevar a cabo la labor con Publications, Inc., 1990 (reedi-
el fin de corregir los malentendidos creados y demostrar la falta de sensibilidad ción de 1971).
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191
Arriba, Lodgers in a Crowded Bayard Street Tenement: Five Cents a Spot (1889). Abajo, Italian Mother
(1889). Las dos fotos de la derecha son originales de Jacob Riis. © Jacob A. Riis Collection, MCNY.
Izquierda, encuadres de John Harvey Heffren de los negativos de Riis. Copias de 1957 para el MCNY,
vigentes hasta 1990. © Jacob A. Riis Collection, MCNY.
Con el tiempo, Riis fue depurando su técnica fotográfica, según observamos en sus retratos de adultos y niños. Arriba [de izquierda a
derecha]: Ready for Sabbath Eve in a Coal Cellar (1895), Slept in That Cellar Four Years (1892), e In Sleeping Quarters — Rivington Street
192 Dump (1892). Abajo: ‘I Scrubs’. Katie who Keeps House in West Forty-ninth Street (1892), Minding the Baby (1892) y First Board of Election
in the Beach Street Industrial School (1892). © Jacob A. Riis Collection, MCNY
artículos de periódicos y revistas entre 1889 y 1898. Hay 42 imágenes de Riis que 41. Bonnie Yochelson y Daniel
Czitrom: Rediscovering Jacob Riis,
no fueron publicadas y, de esas, 21 no pueden ser fechadas41. op. cit., n. 61, p. 248.
Con todo, todavía no existe un catálogo que identifique de manera fehaciente 42. De lo dicho se desprende que
el investigador interesado en la
cuáles son las 250 imágenes tomadas o comisionadas por Riis (a excepción de las
obra de Riis actualmente solo
82 publicadas por Alland en su libro de los años setenta y de las que ilustran las puede llegar a conclusiones cier-
obras de Yochelson), frente a las 350 que adquirió de otros autores42. tas cotejando las fotografías de
Riis de distintas colecciones con
Las copias modernas llevadas a cabo por Chicago Albumen Works muestran, en sus libros originales y artículos
publicados, que se encuentran en
efecto, que la pretensión de Riis no era estética, sino social. Independientemente
los Jacob Riis Papers de la
de que Riis captara las imágenes aparentemente sin ningún criterio compositivo, Library of Congress de
el caso es que al observar sus encuadres con detenimiento, nos damos cuenta de Washington. A pesar de que la
Jacob Riis Collection del MCNY
que Heffren le hizo un flaco favor en lo que a la composición se refiere, dado está digitalizada, su página web
que las imágenes originales revelan detalles que dramatizan todavía más el carác- es totalmente inoperante: en ella
no se facilita ningún tipo de
ter de denuncia de su fotografía. Por ejemplo, en el reencuadre llevado a cabo
información sobre Riis ni se
por Heffren de la fotografía Lodgers in a Crowded Bayard Street Tenement: Five exhiben sus fotografías. Tampoco
Cents a Spot (1889) —reproducida en la página anterior—, con su recorte se se advierte in situ de las cuestio-
nes referentes a la autoría de las
ocultan en la parte inferior derecha dos figuras, lo que mitiga la sensación de imágenes de la colección, que
hacinamiento que Riis buscaba (vemos siete personas durmiendo en una misma sigue siendo un totum revolutum.
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Este artículo subraya, en el marco del surgimiento del reportaje gráfico en la prensa escrita, la
relación entre texto e imagen. La yuxtaposición de estos elementos habría implicado una imprevista,
pero fecunda tensión creativa entre ambos lenguajes. La autora destaca el valor de la obra de
Jacob Riis como punto de conexión entre la tradición literaria y fotográfica americana. Asimismo,
analiza la controvertida figura de Riis como fotógrafo e intenta reubicar su figura en la historiografía
193
del medio, según las últimas teorías revisionistas aparecidas.
Palabras clave: fotografía documental, literatura americana, reformismo social, suburbios, perio-
dismo muckraker, reportaje gráfico, realismo, testimonio.
This article presents the work of Jacob Riis as exemplary of the relationship between text and image
that comes out in photojournalism and which unwittingly gave rise to a creative tension between the
discursive and the visual. The author situates Riis at the point where American literary and photo-
graphic traditions meet, thus re-contextualizing this controversial photographer within the history of
the medium according to current revisionist theories.
Key words: documentary photography, American literature, social reform, slums, muckraker jour-
nalism, photojournalism, realism, testimony.
Sobre ese programa de investigación, a través de la negarse al examen de esas “diferencias”. De lo contra-
figura de Erwin Panofsky, se asienta la “nueva icono- rio, se acaba cayendo en el mismo error que se denun-
logía” de W.J.T. Mitchell, tal como la propone en cia: “Una lección de semiótica general es que
3
Iconology y la prosigue en los trabajos de la recopila- hablando semánticamente, no existe una diferencia
ción, aquí reseñada, Teoría de la Imagen a partir de esencial entre los textos y las imágenes; la otra lección
lo que denomina el “giro visual”: “un redescubri- es que existen diferencias importantes entre los
miento poslingüístico de la imagen como un com- medios visuales y los verbales en los tipos de signos,
plejo juego entre visualidad, aparatos, instituciones, formas, materiales de representación y tradiciones ins-
discursos, cuerpos y figuralidad” (pág. 23). La inten- titucionales. El misterio es por qué tenemos ese deseo
ción de Mitchell no es por tanto producir una teoría de tratar el medio como si fuera el mensaje, porque
de la imagen sino dar imagen a la teoría “como una hacemos que las diferencias prácticas y evidentes entre
actividad práctica en la formación de representacio- estos dos medios se conviertan en oposiciones meta-
nes. No he querido decidir la cuestión de qué son las físicas que parecen controlar nuestros actos comuni-
imágenes, cómo se relacionan con las palabras y por cativos, que después deben ser superados mediante
qué esta relación es importante. Lo que más me ha fantasías utópicas como la écfrasis” (pág. 145).
interesado es demostrar cómo las respuestas recibidas De lo que precisamente se trata es de no convertir
a estas preguntas funcionan en la práctica y por qué en oposiciones metafísicas lo que no son más que dife-
abril 2011
establecer unas respuestas definitivas de tipo sistemá- rencias expresivas, es decir, de las bases semiológicas
tico puede ser imposible” (pág. 14). y tecnológicas que sostienen las prácticas comunica-
Tal cautela anti-teórica lleva a que “la lista de concep- tivas. Lo verbal y lo visual no se oponen, como muy
tos teóricos que contiene este libro es intencionada- bien dice Mitchell, en un nivel “semántico” —el qué
mente corta. Comienza con la metaimagen y acaba significan palabras e imágenes— sino en el nivel
195
con la imagentexto” (pág. 359). El primero, en tanto “semiológico” que Mitchell rehúye situar —el cómo
reflexión sobre “cómo la imagen puede ser capaz de esas palabras e imágenes significan—. Puede parecer
reflexionar sobre sí misma” (pág. 41). El segundo, una precisión marginal cuando “quizás ya no se trata
en tanto término que esconde un triple concepto: la tanto de interpretar las imágenes, como de cambiar-
“imagentexto” como obra compuesta; la las” (pág. 318). Pero esta necesaria funcionalidad
“imagen/texto” como hueco de la representación, la (ideológica y pragmática) de los estudios visuales no
“imagen-texto” como relación entre lo verbal y lo debería obviar los rasgos semio-tecnológicos de las
visual (pág. 84). No es posible mostrar la completa formas expresivas que toma por objeto. Solo un
finura del autor. Baste destacar los estudios sobre la ejemplo de este equívoco proceder: la constante alu-
“écfrasis” o el “realismo”, en Gombrich y Goodman, sión a las parejas de lo “visible”/“decible” de
así como los análisis sobre el “ensayo fotográfico” o Foucault y del “ver”/“hablar” de Deleuze pasa por
Do the Right Thing (Spike Lee, 1989). alto la incorrección de esas construcciones sosteni-
Ahora bien, sí que es necesario elucidar la fundamen- das sobre el lingüisticismo más puro: las “represen-
tación de todos ellos. Pues esa cautela anti-téorica taciones” (visuales) siempre acaban sometidas a los
acaba ocultando un agujero negro. Sin duda, es “discursos” (verbales). O ¿no es obvio que tales
imprescindible distanciarse de la “retórica de la parejas en realidad esconden una topología más
pureza”: “todas las artes son compuestas; todos los compleja pero absolutamente evidente: entre lo visi-
medios son mixtos, combinan diferentes códigos, ble/legible y lo mostrable/decible?
convenciones discursivas, canales y modos sensoriales No puede hablarse de un verdadero “giro visual” en
y cognitivos” (pág. 88). Pero eso no puede significar la teoría si no se examina esa compleja estructura de
las formas, materias y sustancias de la expresión y el de lo que sin duda necesita ser descrito y explicado,
contenido de todos los signos posibles, tal como pues, tal y como el autor planteaba al principio: “de
puede derivarse de una lectura atenta, casi nunca lo que se trata ahora no es de predecir el futuro, sino
4
realizada, de la obra de Louis Hjelmslev . Aunque de acomodar el presente a sus propias realidades,
no partiendo de ahí, sino de la crítica al campo de las escamoteadas por un desfase entre las formas del ser
ciencias cognitivas, a esa compleja estructura mental y las formas de pensarlo” (pág. 17). Sin duda, es por
y material de la imagen se dedica la Imagen Interfaz este camino por donde la teoría y la historia de los
de Josep Maria Català. medios y las comunicaciones cumplirá el programa
El objetivo queda definido desde un principio: de investigación que proponía el Atlas Mnemosyne
“Entendemos por forma interfaz un modelo mental hace casi ya un siglo.
contemporáneo que articula las concepciones a tra-
vés de las que se expone, se representa, se gestiona y 1. Richard Rorty: El Giro Lingüístico: dificultades metafilosófi-
se recibe el conocimiento en la cultura contemporá- cas de la filosofía lingüística, Barcelona, Paidós, 1990 (original
nea” (pág. 21). El problema aparece, paradójica- 1967).
mente, cuando el autor se empeña en fundamentar 2. Hall Foster: “Antinomias en Historia del Arte”, en Diseño y
—con una profundidad casi extenuante— las bases Delito, Madrid, Akal, 2004 (original 1996), pp. 83-103.
sobre las que se asienta su concepto de imagen-
3. W.J.T. Mitchell: Iconology: image, text, ideology, Chicago,
interfaz —y es aquí donde resuenan armónicamente
University Chicago Press, 1986.
los ecos de Aby Warburg— no como “una plata-
4. Louis Hjelmslev: Prolegómenos a una Teoría del Lenguaje,
forma que relaciona al usuario con el aparato, sino
Madrid, Gredos, 1980 (original 1943).
como una manera de pensar la relación con el cono-
cimiento y con la realidad que se materializa en un
196
determinado espacio visual-virtual con propiedades
interactivas, cuyo alcance es a la vez estético, ético y A vuelta con las imágenes de
antropológico” (pág. 13).
A partir de la denominada “crisis de la pantalla” — la guerra, el franquismo y la
entendida como clausura del cine, a su vez síntesis
de lo escénico y lo pictórico (pág. 238)— algunos
memoria
de los lugares y momentos examinados de ese espa- ANTONIA DEL REY REGUILLO
cio “visual-virtual” serán los escenarios constructi-
vistas del teatro de vanguardia, las obras interactivas
del ars electrónica, los primerizos programas hiper-
> El espíritu del caos. Representación y recepción de
las imágenes durante el franquismo
media, la interactividad de ciertos “film-ensayo” LAURA GÓMEZ VAQUERO Y DANIEL SÁNCHEZ SALAS (EDS.)
Madrid, Universidad Autónoma/Ocho y medio, 2009
como Histoire(s) du Cinema de Godard, las instala-
ciones museísticas, los videojuegos... Pero el lento
proceder del autor hace no solo que el libro se
> Mémoire du cinéma espagnol (1975-2007)
PIETSIE FEENSTRA (DIR.)
demore en llegar a su tema —en los dos últimos París, Corlet Publications, 2009
capítulos de los siete que componen el libro— sino
que, en realidad, nunca acabe —debido a ese perpe-
tuo carácter auto-reflexivo que el propio autor plan- En el ámbito de los estudios de comunicación
tea como una característica del modelo interfaz— de audiovisual la publicación de trabajos de autor
instalarse plenamente en la descripción y explicación colectivo es una tendencia a día de hoy muy conso-
lidada y entre los surgidos últimamente algunos ajustado conscientemente a los escasos medios de los
resultan de notable interés. Tal es el caso de los dos que disponía. Destacable es igualmente el estudio
volúmenes objeto de esta reseña. El primero de que Gerard Dapena elabora sobre Domingo de
ellos, El espíritu del caos, conforma una suerte de Carnaval (1945) para trazar las líneas convergentes
1
cajón de sastre al que parece aludir el mismo título . habidas entre el filme de Edgar Neville y la pintura
Probablemente, las sugerentes connotaciones que de Javier Solana y evidenciar, de paso, el discurso
emanan de él debieron animar a los editores Gómez contracorriente y hasta subversivo elaborado por el
Vaquero y Sánchez Salas a utilizarlo, aportando así cineasta frente a las restricciones censoras impuestas
al texto un envoltorio semántico que alude tanto a por el régimen franquista. Por su parte, Jaime
las variopintas prácticas de la industria audiovisual Iglesias propone una reflexión sobre el sentido atri-
habida durante la dictadura franquista como al tipo buible a Juguetes rotos (1966), la película con la que
de trabajos a los que el libro da cabida, en sí mismos Manuel Summers conformó un documental muy
2
bastante dispares . libre desde el que da soporte a la memoria retrospec-
Según advierten los editores, buena parte de la tiva de un grupo de personajes cuyo miserable pre-
investigación desarrollada por los autores de los capí- sente vital contrasta con el esplendor de una juven-
tulos está relacionada con la política de recuperación tud mimada por la fama y el éxito.
de películas autóctonas emprendida por la Filmoteca Al margen de los trabajos mencionados, El espíritu
Española y las filmotecas regionales desde los últi- del caos incorpora otros capítulos centrados en ana-
abril 2011
mos años ochenta del pasado siglo, a raíz de la cual lizar proyectos fallidos de la producción nacional.
surgió el interés por desvelar las circunstacias de ges- Como el del malogrado documental Carta de
tación de un buen número de títulos poco conoci- Sanabria, puesto en marcha por Eduardo Ducay en
dos hasta entonces, pero cuyo indudable valor llevó 1954 y finalmente frustrado por la pérdida del mate-
a considerarlos ejemplos relevantes de la cinemato- rial rodado a causa de diversos percances. Las notas 197
grafía del periodo. Es el caso de Rojo y negro (1942), del diario de localizaciones redactadas por Ducay y
un filme cuya efímera duración en las carteleras de las fotografías tomadas por Carlos Saura durante el
los cines había dado lugar a especulaciones varias por rodaje dan pie a Alicia Salvador para completar el
parte de los historiadores, que interpretaron dicha dossier de tres apartados que el libro dedica a la pelí-
circunstancia en clave de censura. Todas ellas quedan cula. Muy diferente es el caso de El último caído
invalidadas en buena medida merced a los datos (1975), el proyectado ‘poema documental’ con el
aportados por el análisis de Alberto Elena. Con simi- que José Luis Sáenz de Heredia pretendió rendir un
lar profundidad investigadora trata Marta Muñoz póstumo homenaje a su admirado Francisco Franco
Aunión el caso de Andalusische Nächte (1938), la sin poder llegar a concretarlo, por el desinterés o la
versión alemana de la película Carmen, la de Triana, franca desantención que adoptaron los que debían
con el objeto de poner de relieve cuáles fueron los haber sido sus colaboradores. Los materiales de tra-
intereses que movieron a los gerifaltes del Reich a bajo que sirvieron para preparar la película son
producir el filme y de qué forma ellos acabarían las- diseccionados por Nancy Berthier con el objeto de
trando el resultado formal y significativo. En el caso evidenciar cómo el consagrado director observaba
de Vida en sombras (1947), Daniel Sánchez Salas con mirada miope la deriva de la sociedad española,
indaga las motivaciones que llevaron a Llorenç cuyo pulso el cineasta parecía haber perdido años
Llovet Gracia a realizar su extraordinaria película, atras, en una actitud que contrastaba drásticamente
logrando poner de manifiesto tanto el sólido conoci- con la de aquellos directores más jóvenes que empe-
miento del cine que poseía su realizador como su zaban a enjuiciar de forma muy crítica la figura del
voluntad de solventar con brillantez un proyecto dictador y sus años de gobierno.
Sumados a esos capítulos, completan el libro otros Durante la etapa de la Transición se ejercitó desde el
siete textos de contenido muy diverso que, entre cine un trabajo de deconstrucción y desmontaje de
otros temas, abordan el debate habido en los prime- los mitos franquistas, con Basilio Martín Patino
ros años cuarenta en torno a las implicaciones de la como artífice sobresaliente. Su filmografía, vincu-
técnica en el logro de un cine comprometido con la lada en buena parte al tema de la memoria de la gue-
cultura autóctona; el papel dedicado a la mujer en rra y la posguerra inmediata, tiene en Canciones
los relatos trazados por el primer cine franquista; las para después de una guerra el filme de mayor refe-
estrategias de la televisión española para divulgar la rencia. Por su compleja manipulación de los mate-
ciencia durante los años sesenta; o la reconversión riales visuales y sonoros, el realizador salmantino
en guionista del dramaturgo Paulino Masip tras su merece la atención de diversos capítulos, que coinci-
exilio a México. El conjunto compone una revela- den en señalar su intuición y maestría para estimular,
dora panorámica que ayuda a dibujar con mayor con una eficacia que raya en lo subversivo, las capa-
precisión el mapa de circunstancias que condiciona- cidades perceptivas del espectador. Con similar acti-
ron los modos de producción, distribución y exhibi- tud, tendente a desarticular la visión oficial de la
ción del audiovisual durante el franquismo y hacen guerra y a revisar los lugares comunes de la memo-
del libro una lectura recomendable para quienes no ria impuesta, trabajan otros cineastas del periodo,
tuvieron ocasión de leer los textos en su formato ori- como Jaime Camino, de cuya cinta La vieja memo-
ginal de artículos de revista. ria, se señala el elaborado trabajo de puesta en
Muy plural en propuestas es asimismo Mémoire du escena y montaje puestos en práctica para configurar
cinéma espagnol (1975-2007), el libro dirigido por un lúcido memorial valiéndose de los testimonios
Pietsie Feenstra que podría funcionar como comple- confrontados de diversos personajes que, desde
mentario del anterior, al ajustar su campo de trabajo ambos lados del frente, vivieron la guerra en primera
198 a la producción filmográfica de las tres décadas com- línea. Por otra parte, el cine español también reservó
prendidas entre la muerte de Franco y la aprobación un espacio para las víctimas indirectas de la catás-
en 2007 de la ley de la memoria histórica. trofe, es decir, los niños de la guerra mutilados psí-
Precisamente la memoria de la Guerra Civil española quicamente por la ausencia del padre. Dos títulos
vista por el cine surgido en ese paréntesis cronológico esenciales sirven para ilustrar este tema, En el balcón
es el eje temático en torno al que se articula la serie de vacío de Jomí García Ascot, obra maestra del cine
capítulos que integran el libro, en una polifonía de del exilio español, y Los días perdidos de Víctor Erice.
voces cuyos enfoques y sentidos no siempre son Ambos prefiguran ciertos hallazgos de El espíritu de
convergentes. El resultado es un texto de amplio la colmena y son interpretados como la cara y cruz
espectro, cuyas propuestas, en razón de su vasto de la misma moneda.
número, pierden en profundidad lo que ganan en En la década de los ochenta, durante los años de
pluralidad. Desde planteamientos a veces opuestos, el hegemonía socialista, se produce un cambio en la
diálogo entablado por ellas intenta dar respuesta a mirada que proyecta la sociedad española sobre su
una cuestión subyacente, la del estatuto que adquie- traumático pasado y el cine, en consonancia con ella,
ren las imágenes bajo los diferentes periodos políticos. parece reflejar un cierto deseo de distanciamiento
Por lo que al libro respecta, se ocupa de tres: la etapa con respecto aquel. La memoria se empieza a afron-
de la Transición española; los años ochenta, de hege- tar por las vías de la comedia, la sátira y el esperpento.
monía socialista; y los que van desde 1990 hasta En representación de esa actitud las películas La
2007. La mirada que los autores proyectan sobre ellos vaquilla de Luis García Berlanga y ¡Biba la banda!
desvela una evolución palpable en el tratamiento que de Ricardo Palacios parecen buscar la desmitificación
desde las imágenes se ha venido dando a la memoria. de la tragedia colectiva que la Guerra Civil supuso y
el distanciamiento emotivo consecuente. Por lo que concluyendo con los dos títulos de Guillermo del
respecta a Berlanga, el análisis de sus cortometrajes Toro que hacen referencia a la guerra española, El
permite observar cómo, a través de su preciso e iró- espinazo del diablo y El laberinto del fauno, se con-
nico retrato de la vida española bajo la dictadura, el forma un trayecto en el que se comentan, entre
cineasta valenciano afronta esencialmente la recupe- otros, títulos como Spanish Earth de Joris Ivens y El
ración de la memoria personal. Algo semejante a lo perro negro de Péter Forgacs, en un compendio de
sucedido con Pedro Almodóvar, cuya filmografía no visiones transnacionales que ponen un ligero contra-
ha cesado de reflejar su propia memoria, aunque punto al fructífero recorrido por la memoria del cine
encajada en la memoria colectiva y desde la visión español que el libro representa.
posmoderna que impregna su escritura fílmica.
Por su parte, en el cine de las dos últimas décadas, la 1. Dicho título está calcado del segundo de sus capítulos cor-
situación parece haber desdibujado la dimensión respondiente al trabajo firmado por Josep Estivill en el que da
política del conflicto, que se ha visto desplazada por cuenta de las irregularidades observadas por la censura cine-
la exploración de las resonancias afectivas que él matográfica durante el primer franquismo.
causó. Ello ha llevado a confundir elementos de sig- 2. Ninguno de esos capítulos es inédito, sino que todos ellos
nificación histórica muy diversa al presentarlos a par- fueron publicados por primera vez en Secuencias. Revista de
tir de una misma posición emocional. Así sucedería
Historia del Cine en los diversos números editados durante los
con ciertos documentales contemporáneos sobre la
abril 2011
primeros diez años de su existencia.
memoria de la Guerra Civil, como Extranjeros de sí
mismos de Rioyo y López Linares. En paralelo, los
medios audiovisuales están fabricando y transmi-
tiendo una ‘memoria mediatizada’ desde las series Pre-cine revisitado, experi-
televisivas que representan la vida de los años 199
setenta. Se da así una abolición de la historia para mental media resituado
imponer una suerte de memoria donde prevalece ALBERTO ALCOZ
una visión nostálgica del franquismo. Dicha
corriente, que antepone la intrahistoria a la historia,
surge a principios de los años noventa y presenta una > Máquinas de Mirar
España franquista edulcorada. También desde esa NIKE BÄTZNER, WERNER NEKES Y EVA SCHMIDT (ED.)
Centro Andaluz de Arte Contemporáneo, Sevilla, 2009
década se ha incorporado al cine español una nueva
visión sobre el papel social de la mujer que recom-
pone la identidad femenina a través de la historia
> Film and Video Art
STUART COMER (ED.)
española reciente. Inaugurada con Libertarias de Tate Publishing, Londres, 2009
Vicente Aranda, tal actitud está teniendo continua-
ción en la filmografía de las directoras españolas de
nuevo cuño. Y La buena nueva de Helena Taberna
Hace años que la presencia del arte de las imágenes
sería buen ejemplo de ello.
en movimiento ha dejado de ser exclusiva de la sala
Completando la poliédrica visión que el libro cons-
truye desde su multiplicidad de propuestas, el cinematográfica. El contexto del arte contemporá-
último apartado revisa la mirada fílmica que desde el neo ha sido uno de los terrenos más propicios para
exterior se ha proyectado sobre la guerra española. el desarrollo de unas obras fílmicas alejadas, volun-
Partiendo del análisis del guión escrito por Jorge tariamente, del aparato industrial propio del cine
Semprún para Las rutas del sur de Joseph Losey y comercial. Este camino de no retorno del arte fíl-
mico hacia el espacio museístico —ocupado tradi- del pre-cine, el cine de vanguardia, el cine experi-
cionalmente por las artes plásticas—, demuestra la mental, el expanded cinema, el vídeo arte, la televi-
voluntad de los cineastas por ampliar el espectro de sión de artistas, el vídeo digital y el screen art; el
sus prácticas visuales. Desde el momento en que el segundo se decanta por un análisis minucioso de las
dispositivo cinematográfico reclama su carácter invenciones pre-cinematográficas, relacionándolas
expositivo en espacios como galerías o museos de directamente con una serie de obras de artistas visua-
arte, son muchos los estudios escritos que analizan les contemporáneos, no necesariamente cineastas.
detenidamente el fenómeno, reflexionando sobre Máquinas de mirar o cómo se originan las imágenes.
los modos de actuación puestos en escena bajo esos El arte contemporáneo mira la Colección de Werner
nuevos enclaves. Un buen número de artistas fílmi- Nekes es el título de una exposición que pudo verse
cos que participan de este desplazamiento cuestio- entre el 17 de septiembre de 2009 y el 10 de enero
nan los límites de la especificidad del medio de 2010 en el Centro Andaluz de Arte
mediante propuestas estéticas inusitadas, sustentadas Contemporáneo de la ciudad de Sevilla. La muestra
en discursos críticos. Algunas de estas estrategias itinerante comisariada por Nike Bätzner también
esconden consideraciones relacionadas con la era de estuvo presente en el Mucsarnok Kunsthalle de
los artefactos sucedida a finales del siglo XIX. Budapest y el Museum für Gegenwartskunst de
Muchos cineastas y artistas que trabajan en la actua- Siegen. Como indica el subtítulo del catálogo, el
lidad replantean la noción de arte cinematográfico, planteamiento de la exposición resulta ser la corres-
observando detenidamente sus inicios e investi- pondencia trazada entre la colección de objetos pre-
gando el devenir de esos primeros años para averi- cinematográficos del cineasta experimental alemán
200 guar el porqué de la fascinación de la imagen en Werner Nekes y las obras de un conjunto selecto de
movimiento. A partir de esta exploración, sus proce- artistas modernos y postmodernos. De este modo se
sos creativos ensanchan las posibilidades de la ima- recuperan 200 objetos, fotografías e ilustraciones
gen, independientemente del carácter narrativo que sobre la prehistoria del cine que dialogan con escul-
de ella emana. turas, instalaciones, dibujos y una larga serie de
El desarrollo tecnológico de innumerables objetos obras plásticas heterogéneas de artistas de la
pre-cinematográficos provoca la progresiva consecu- segunda mitad del siglo XX. Entre los objetos pre-
ción del ilusionismo. Esta ilusión de realidad viene cinematográficos que protagonizan la génesis de la
determinada por el alto grado de iconicidad de la producción de imágenes se encuentran trampanto-
imagen fotográfica. Visibilizar ese artificio, para des- jos, espejos deformantes, cámaras oscuras, linternas
velar su significación, es tarea, tanto de los cineastas mágicas, estereoscopios, taumatropos, fenaquistis-
y videoartistas mencionados en el libro colectivo copios, mutoscopios, folioscopios, caleidoscopios,
Film and Video Art, como de los artistas contempo- teatros de sombras, philosophical toys, etc. Todos
ráneos presentes en el catálogo y la exposición ellos mantienen consonancias con decenas de piezas
Máquinas de Mirar. Los dos volúmenes parten de artísticas de carácter ecléctico. Entre los artistas
algunas de estas consideraciones para demostrar el representados se hallan dibujantes como Guilio
discurso dialógico establecido entre el arte cinemato- Paolini, Roland Stratmann o William Kentridge;
gráfico y al arte contemporáneo. Si el primer libro videoartistas como Douglas Gordon o Pipilotti Rist;
cartografía de modo compartimentado el panorama fotógrafos como Thomas Ruff; y pintores como Ed
Ruscha o Sigmar Polke. En su mayoría se encuen- planteados por unos estudiosos que, relacionando
tran artistas multidisciplinarios herederos de los obras contemporáneas con objetos del pre-cine, vin-
debates sucedidos alrededor del arte conceptual y la culan constantemente la realidad con la ficción. Lo
desmaterialización del arte, como son los nombres hacen para evidenciar que el contenido de la visión
de Julio Le Parc, Dore O., Hans-Peter Feldman, depende de la percepción subjetiva del observador.
Rodney Graham, Olafur Eliasson o Eulàlia Finalmente cabe destacar el texto de Heinz-Wernern
Valldosera. Son artistas que reflexionan sobre las Lawo centrado en las posibilidades fotográficas del
condiciones de la producción de imágenes, el placer gabinete de espejos, y el escrito de Jean-Christophe
de la ilusión, la atracción por la magia y el goce Royoux sobre el ciclo Media Magica de Werner
lúdico que la ilumina. Como indica Nike Bätzner, Nekes, en el que disecciona la impresión que supone
“las máquinas de mirar lo mismo pueden ampliar la visionar un clásico divulgativo del pre-cine como es
visión que limitar el ángulo desde el que se mira”. Film Before Film (1986).
Esta contradicción puede observarse detenidamente El volumen Film and Video Art, editado por Stuart
en cada una de las obras incluidas en el catálogo, ya Comer, está formado por un conjunto de textos que
que los puntos de vista planteados por los teóricos realizan un amplio panorama por el desarrollo del
encargados de analizarlas demuestran, permanente- cine y el vídeo en relación al arte, desde sus inicios
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mente, la dualidad presente en la tesis de la exposi- hasta el día de hoy. Es por tanto otra referencia
ción. Preguntarse cómo se originan las imágenes, bibliográfica más del mundo anglosajón, centrada
qué tienen de específico, qué percibe la visión y qué en la relación entre el cine de vanguardia, el vídeo
captura la ilusión, son cuestiones que vienen a poner arte y las prácticas audiovisuales más actuales. Si los
en duda aspectos como la perspectiva central y su textos del libro anterior servían para contrastar y 201
estructuración jerárquica del mundo en imágenes. comprender el papel de unas obras expuestas —per-
Lo que sí es cierto es que las máquinas de mirar pue- fectamente ilustradas a todo color—, los aquí pre-
den considerarse como un conjunto de prótesis para sentes sirven para resumir las prácticas más relevan-
el ojo humano que, solventando sus limitaciones, lo tes de la historia del cine experimental;
instrumentalizan como sentido cognitivo. Y tras esta independientemente de las épocas y los escenarios
afirmación se esconden cuestiones epistemológicas en los que se engloban. Su punto de partida, intere-
que atañen a los modos como se conoce aquello que sado en delimitar las vicisitudes de las prácticas fílmi-
nos rodea. En el texto “Un cambio de perspectiva”, cas y videográficas más vanguardistas, ya ha sido
Michael Mayer introduce una frase de Heidegger expuesto previamente en multitud de ocasiones.
para elaborar un discurso sobre la representación: Stuart Comer deja bien claro la intención de la com-
“la imagen del mundo no significa una imagen del pilación en la introducción del mismo al afirmar
mundo, sino el mundo entendido como imagen”. que, “el propósito de este volumen es introducir y
Son precisamente los artilugios y las imágenes del examinar la importancia del cine y el vídeo de artis-
siglo XIX —los panópticos, las imágenes invertidas, tas en el amplio contexto de la historia del arte, y
las distorsiones anamórficas, las figuras volteables—, reconocer su relevancia en el cine, la performance, la
las que ponen en duda la rigidez de la axiomática galería, la televisión, Internet y más allá, sin mencio-
perspectivista del Renacimiento italiano. Diversas nar su crucial implicación en la disolución de los
teorías de la percepción se desvelan en los discursos límites entre estas diversas áreas prácticas”. Esta
woodiense. Estamos, fundamentalmente, ante un Internet, quizá uno debería preguntarse si Cubitt
cambio epistemológico. Internet y sus plataformas está generalizando al tomar como objeto de estudio
arquitectónicas han transformado la manera en que aquellos materiales que ganan más notoriedad
el mundo audiovisual entra en el día a día del espec- cuando entran en circulación debido, precisamente,
tador y usuario Web y, simultáneamente, han alte- a la facilidad con que los usuarios Web reconocen sus
rado la materialidad, duración y condiciones de patrones representacionales, dada su repetida pre-
visualización de los artefactos culturales, de tal sencia en los diversos estratos de los media dentro y
modo que la mayor parte de los contenidos cinema- fuera del universo Web. Además, Cubitt tiene poco
tográficos, televisivos y videográficos se producen, en cuenta que estamos hablando de nuevos paráme-
distribuyen y consumen en Internet. tros de visualización y representación que se encuen-
Watching YouTube: extraordinary videos by ordinary tran en estado embrionario y continúan evolucio-
people comienza con dos premisas indiscutibles para nando. Quizá, Mark Poster explica de una manera
explicar la importancia de YouTube en la contempo- más acertada uno de los cambios fundamentales que
raneidad. En primer lugar, en lengua inglesa la la cultura multiventana y multiacción de Internet ha
expresión “Youtube x” se ha convertido en un verbo generado: la confusión transcultural que provoca la
de pleno derecho. Esto implica que el individuo ha descontextualización de los clips de corta y media
interiorizado la traslación de su día a día hacia el duración que la lógica estructural de YouTube favo-
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1
mundo audiovisual online. El proceso de “vivir rece . Típicamente, los usuarios suben fragmentos
algo” requiere una fase dos en la que esta experien- de material desligados de la obra matriz a la que per-
cia vital adquiere un alter ego cibernético y se sube tenecen y los espectadores reaccionan a esta, como si
en este portal. En segundo lugar, en el año 2009 el fuese un todo que existe de por sí mismo, sin tener
203
40% de usuarios vieron material en YouTube. Sus en cuenta que originalmente era un eslabón que
competidores más cercanos no llegaban a más del actuaba en contigüidad con el material que lo prece-
4%. Si a esto añadimos que el 70% del contenido día y seguía, calificándolo de diversos modos.
digital es creado por individuos no profesionales, Strangelove analiza en detalle géneros amateurs
estamos apuntando a una nueva cultura de los como la home movie y los video diaries para concluir
medios que se articula a través de códigos audiovi- que el ámbito de operación de YouTube es, ante
suales no sujetos a fines lucrativos o patrones de todo, una cotidianidad que, ahora, existe en dos
representación sedimentados desde el mundo del campos interconectados (wired) permanentemente:
cine o la televisión profesionales. Al mismo tiempo, la privacidad y el mundo Web. Así, por una parte, el
el autor, Michael Strangelove, citando el trabajo de portal funciona como una sala de estar al mundo,
Sean Cubitt apunta que, desde otra perspectiva, las invadiendo espacios antes reservados a la privacidad y
nuevas tecnologías de reproducción no suponen una erosionando la autonomía del ser humano. Por otra,
ruptura significativa con los patrones de representa- los video diaries son la versión punk de la televisión,
ción establecidos por los estudios comerciales, dado ya que buscan autenticidad y a menudo desafían los
que la mayoría de los productores amateur de vídeo modos convencionales de auto-representación
han interiorizado la estética de una serie de criterios En capítulos posteriores, Strangelove traza de
homogéneos de programación y representación. manera brillante el papel de YouTube en el ámbito
Aunque este es el caso, evidentemente, en relación a político. Explica cómo los diferentes actores de la
muchos de los vídeos que surgen diariamente en esfera pública invierten buena parte de sus recursos
con el fin de atraer a la ingente comunidad que uti- Quentin Tarantino y su sensibilidad cinéfila y rela-
liza el portal. Mientras que las instituciones apelan a cional como punto de partida para definir el despla-
diferentes posiciones ideológicas mediante la utiliza- zamiento de la cinefilia al ámbito doméstico a través
ción de publicidad viral con el fin de atraer votantes de la producción de ediciones de coleccionista de
o adeptos, los usuarios amateur practican una nueva DVD. Continúa con el estudio de la creciente
forma de “discurso vernacular” mediante la produc- importancia de los efectos digitales en el ámbito fíl-
ción de imágenes originales y apropiadas. Sin mico, tomando el subgénero cyberthriller como caso
embargo, como apunta el autor, estas prácticas cam- específico, para explicar cómo la pantalla cinemato-
bian con más rapidez que los modos institucionali- gráfica se ha transformado en espacio de experimen-
zados de representación. Todavía es pronto para tación multifocal que dirige los ojos del espectador
saber cómo estas campañas publicitarias se adaptarán a múltiples lugares simultáneamente. De manera
a la participación masiva de la producción amateur quizá más interesante, Tryon se adentra en el
de vídeo. Por último, Strangelove dedica un capítulo mundo en “crisis” de la crítica fílmica a través de un
a lo que denomina “post-television audience”. Su análisis exhaustivo de los bloggers y cómo han alte-
conclusión principal es que la apropiación de mate- rado la manera en que el individuo puede acceder a
riales preexistentes por parte de usuarios genera una conocimiento e información sobre el cine que antes
alteración de nuestra experiencia con lo televisivo y estaba solamente presente en formato papel. El
lo cinematográfico. El público online, además, tiene público, cada vez más, varía sus preferencias y focos
la posibilidad de desligarse de los dictados e inten- de atención en el constante intento de “to be in the
ciones de los medios comerciales. Nuestros hábitos know” (estar al día) con aquellos artefactos cultura-
televisivos se re-articulan a través de vídeo online, les que las comunidades online ven y comentan,
204
producciones amateur y fuerzas que están más allá creando, así, un modus operandi que se caracteriza
del ámbito de actuación de ejecutivos de corporacio- por su multifocalidad y el culto a la instantaneidad.
nes transnacionales. Strangelove concluye, de modo En el capítulo final, “Hollywood Remixed”, Tryon
quizá exagerado, afirmando que la producción y realiza un análisis excelente de uno de los géneros
representación de la realidad está ahora en la mano dominantes de producción cinematográfica ama-
de amateurs. Aunque el modo dominante de cola- teur: el spoof trailer o tráiler falso. Argumenta que el
boración cultural que define YouTube ha transfor- surgimiento de esta moda hasta convertirla en una
mado, indudablemente, la manera en que lo audio- de las prácticas con más producciones y seguidores
visual se relaciona con la realidad, los patrones de la cultura cinéfila online está relacionada, por una
representacionales diseminados desde corporaciones parte, con la popularidad de las características gené-
con ánimo de lucro todavía continúan siendo domi- ricas del tráiler y las operaciones de recontextualiza-
nantes en buena parte del universo online. ción paródica que caracterizan a este formato, y por
Reinventing cinema: movies in the age of media con- otra, con la corta duración de los mismos, que favo-
vergence retoma varias de las premisas básicas del tra- recen un consumo rápido e informal. Este último se
bajo de Henry Jenkins y realiza una serie de estudios encuadra dentro de la lógica multiventana de actos
específicos sobre diferentes ámbitos del universo de navegación cortos y consecutivos que caracteriza
2
audiovisual en Internet . Tryon comienza trazando buena parte de la lógica operativa de los usuarios
la importancia del surgimiento de la cultura geek en Web. Aunque Reinventing cinema es un volumen
al ámbito cinematográfico, posicionando la figura de pionero, hasta cierto punto, en lo que se refiere a
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octubre 2010
Politics in Karnataka”; “Indian
Cinema: The Age of Imitation” y
“Genre Mixing as Creative
Fabrication”.
ARCHI OS
V
DE LA FILMOTECA
Archivos de la Filmoteca
16. El melodrama mexicano | Il 19. Cine Iraní: 1983-1993 | 22. Historia del cine: un modelo de
208 Processo Clémenceau restaurado | Montaje en Lumière | Dobles crisis | Cine alemán: años 30 | La
Jurassic Park | M de Fritz Lang | versiones en el cine mudo español | primera película sonora española |
El sexo frío | Un texto inédito de Melodrama y cine de mujer | La huella del tiempo en el primer
José Luis Guarner Comedias de situación en TV cine | Hitchcock: De Bazin a
Bordwel |
17. Metrópolis de Th. von Harbou 20. Cine Italiano años diez:
a F. Lang | Las versiones de Faust Pastrone restaurado | Las músicas 23-24. TELEVISIÓN EN
de Murnau | Painlevé y el del cine mudo | El código de ESPAÑA 1956-1996
documental | La trama policíaca | censura de Sevilla | Collage y
Vídeo-Arte montaje en Hollywood | El spot 25-26. Restauraciones en el
publicitario | Socrate de Rossellini Nederlands Filmmuseum | Gilles
18. LAS ESTRELLAS: VEJEZ Deleuze | Censura y Franquismo |
DE UN MITO EN LA ERA 21. DESTINOS DEL RELATO AL Jour de fête resucitado | Catálogos
TÉCNICA (Bilingüe) FILO DEL MILENIO (Bilingüe) Lumière | Fritz Lang y el azar
octubre 2010
27. Ricardo Muñoz-Suay | Raza | 30. Found Footage: simulacro, 33. En el balcón vacío: película del
Benito Perojo | Albin Grau | La reciclaje, collage, falsificación | exilio español | Siegfried Kracauer 209
transición al sonoro del cine Sierra de Teruel | Represión y la representación de las masas |
español | Hitchcock y el telefilm | franquista en el cine | Imagen El cine del primer franquismo |
Imágenes de síntesis | Lumière y la cinematográfica y modernidad Orígenes del cine en Valencia
publicidad
31. MITOLOGÍAS 34. Fragmentos de Luis Buñuel (I)
28. MEMORIA Y LATINOAMERICANAS | Chaplin y el pensamiento |
ARQUEOLOGÍA DEL CINE, Frivolinas: un musical «mudo» |
VOL. I (Bilingüe) 32. Poder, género e identidad El film-ensayo
cultural | Telenovela educativa |
29. MEMORIA Y Fabricación de película virgen | 35. La imagen del Alcázar en la
ARQUEOLOGÍA DEL CINE, Televisión en el cine español de los mitología franquista | Fragmentos
VOL. II (Bilingüe) sesenta de Luis Buñuel (II) | Erwin
Panofsky y el cine
Archivos de la Filmoteca
36. BRASIL, ENTRE 42. MATERIALES PARA UNA 45. La primera vanguardia
210 MODERNISMO Y ICONOGRAFÍA DE FRANCISCO norteamericana y el cine | Apuntes
MODERNIDAD FRANCO | VOLUMEN I: Un sobre cine español | Acciaio, el
caudillo en busca de una imagen: del filme italiano de Walter Ruttmann
37. Fragmentos de Luis Buñuel mito a la autoimagen | Inhumano,
(III) | El último Passolini | Lukács 46. Cine y carisma: la deificación
demasiado humano: la oscura del poder político
y el cine | Ópera y cine historia de la cara amable de Franco
38. Infancia y juventud en el cine 47. Paradojas de la «apertura»:
43. MATERIALES PARA UNA el retorno de Buñuel a España |
franquista | Ragghianti y el cine ICONOGRAFÍA DE FRANCISCO El pensamiento cinemátográfico de
FRANCO | VOLUMEN II: André Antoine
39. Cine español de los noventa |
Calidoscopio cotidiano. Franco en
Robertson y la Fantasmagoría 48. El operador y el explicador en el
los espacios públicos y privados de
los españoles | La deconstrucción inicio del cine | El cine como
40. Jardiel Poncela y el cine | Dos
de una imagen ensoñación: María Zambrano |
miradas sobre México | Marlene
La multipantalla | Estudios
Dietrich: una star transnacional Churubusco
44. ORIENTE MEDIO: CINE,
41. Cine y música popular en MEMORIA, ESPERANZA | La
comedia romántica estadounidense 49. EL CINE ESPAÑOL EN
Latinoamérica | Malevich y el cine | PERSPECTIVA
En torno al Bergfilm de la en la década de los noventa
República de Weimar
octubre 2010
50. Ilusiones ópticas y placer de la 55. Representaciones de la guerra | 62. Nollywood. Panorama
mirada | Robert Reiner | Vachel Experiencias extremas | Ritwik audiovisual en Nigeria. 211
Lindsay | Herbert Read Ghatak, una mirada desde Oriente Releer Kracauer
51. Carmen en Hollywood | El caso 56. De la vanguardia al 63. Jean Epstein: la forma que
de Mourir à Madrid | El cine según realismo:poéticas de pasaje | piensa.
Emilia Pardo Bazán Carlos Serrano de Osma: la Dalí en Hollywood.
alternativa telúrica
52. Jean Vigo, una mirada 64-65. Guernica: de la imagen al
independiente | Theodor W. Adorno 57-58. Después de lo real. 2 icono
y el cine | El detalle en Fritz lang volúmenes
66. Imágenes de España
53. Notas a la vanguardia 59. Cine y revolución cubana: luces William Dieterle. Antinazismo
norteamericana de posguerra | El y sombras dentro de Hollywood
actor en el cine alemán mudo |
Harold Lloyd y las angustias del 60-61. Imágenes en migración:
capitalismo | México: cine y iconos de la guerra civil española. 2
adolescencia volúmenes
212
octubre 2010
Historiadores del Cine (2006) Historiadores del Cine (2009)
213
VENTA Y DISTRIBUCIÓN EN:
V
monográficos
en
DE LA FILMOTECA
Textos de Alberto del Castillo, Andrea Noble, Aurelio de los Reyes, Ángel Miquel, Monique Plaa, Julia
Iuñón, Patricia Torres San Martín, Eduardo de la Vega, Marion Gautreau y Nancy Berthier
Textos de Vicente J. Benet, Josetxo Cerdán, Miguel Fernández Labayen y Xose Prieto
Textos de Antonia del Rey Reguillo, Eugenia Afinoguénova y Rosanna Mestre Pérez
Textos de Rafael R. Tranche, Vicente Jarque, Josep Maria Català y Alfonso Puyal
> ACEPTACIÓN DE ORIGINALES. NORMAS