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En 2018 se cumpliran doscientos cuarenta años del nacimiento del Libertador, general José de
San Martín (1778-1850). Nombrado jefe del Ejército del Norte, en reemplazo de Belgrano,
diose cuenta de que luego de liberar a Argentina y Chile, debía atacar el centro de la
dominación realista, en Lima. Designado gobernador de Cuyo, emprendió la ardua tarea de
organizar el Ejército de los Andes.
En 1823, instalado en Mendoza, busca en su chacra una vida tranquila y apartada de los
rumores y calumnias. Muerta su esposa, pobre y digno, marcha a Buenos Aires. Inicia desde
aquí el último capítulo de su vida, imponiéndose voluntariamente el destierro, olvidado por
todos y lastimado por la maledicencia.
Vive en su finca de Grand Bourg donde —en 1843— recibe la visita de Juan B. Alberdi. En 1 848
se instalará en Boulogne Sur Mer.
A mediados de agosto de 1850 es atacado de fuertes dolores de estómago, contra los que
lucha con estoicismo. “Es la tempestad que lleva al puerto”, le dice a su hija.
El 28 de mayo de 1880 llega ron los restos del general don José de San Martín. El transporte
ARA Villarino arribó a la rada interior de Buenos Aires, a las 9 de la mañana de este día.
BIOGRAFÍA: Entre España y el regreso a su patria José de San Martín nació en 1778 en
Yapeyú, provincia de Corrientes, virreinato del Río de la Plata. Su padre fue el capitán Juan de
San Martín y Gómez, gobernador del pueblo, y su madre, Gregoria Matorras y del Ser.
En 1784 se afincaron en Cádiz, España, donde San Martín estudió en el Seminario de nobles de
Madrid. Siguió luego la carrera de las armas y en 1789 ingresó en el Regimiento de infantería
de Murcia. Combatió al servicio de España en África, en Oran, en la campaña de Portugal, en
Ceuta y Gibraltar, en la posta de Arjonilla, donde casi perdió la vida.
En 1802 resultó herido gravemente en el pecho. En 1808 intervino en Andújar. Con el grado de
capitán, combatió en Bailen. Allí, San Martín tuvo un gran desempeño; fue ascendido a
teniente coronel y condecorado con la medalla de oro. En Cádiz fue contactado por
integrantes de la francmasonería 7, origen de la futura Logia Lautaro de Buenos Aires.
San Martín sabía de la intranquilidad que se vivía en las colonias americanas por el avance de
Napoleón en la Península. En septiembre de 1811 viajó a Londres donde se reunió con
americanos deseosos de luchar por la independencia de su patria. Los sucesos revolucionarios
iniciados en mayo de 1810 en Buenos Aires lo decidieron a regresar. A bordo de la fragata
George Canning, en enero de 1812, se embarcaron junto con él Carlos María de Alvear,
Martiniano Chilavert y otros oficiales.
Después de un breve noviazgo se casó con María de los Remedios de Escalada de la Quintana,
de apenas 14 años de edad. San Martín participó en el movimiento revolucionario de octubre
de 1812, por el que se eligió un nuevo triunvirato que convocó la formación de la Asamblea
Nacional, lo que le produjo desavenencias con Bernardino Rivadavia. Mitre señaló: «Esta fue la
primera vez que se vio a San Martín tomar parte directa en un movimiento revolucionario…».
San Martín fue nombrado jefe de la expedición al Alto Perú para ir en auxilio del debilitado
Ejército del Norte. El 14 de diciembre de 1813 se reunió con Manuel Belgrano, que había sido
el jefe de este ejército, en la posta de Yatasto (provincia de Salta). También se entrevistó con
Martín de Güemes, para sostener una guerra de guerrillas en los montes tucumanos.
San Martín no era partidario de atacar a los realistas por el Alto Perú. Según su concepción
estratégica, los patriotas debían liberar primero a Chile. Por razones de salud solicitó permiso y
se radicó en Córdoba. Gervasio Posadas, director supremo, lo nombró entonces gobernador
intendente de Cuyo en agosto de 1814.
Con el Ejército de los Andes ya formado comenzó el cruce de la cordillera. Una vez en Chile, el
12 de febrero de 1817, San Martín derrotó en Chacabuco a los realistas. Al día siguiente hizo su
entrada triunfal en Santiago. Allí no aceptó el cargo de director supremo, cediéndolo a
Bernardo O’Higgins, que había tenido una participación crucial en Chacabuco.
Los realistas bloquearon el puerto de Valparaíso y marcharon con su ejército hasta Santiago.
O’Higgins, por orden de San Martín, emprendió la retirada de la zona de Talcahuano. Reunidas
las tropas en Cancha Rayada, fueron derrotadas por un sorpresivo ataque realista; quince días
más tarde, ya reorganizadas, triunfaron en Maipú. San Martín comenzó posteriormente a
organizar la campaña contra el Perú.
Viajó a Buenos Aires en busca de recursos. El director supremo Juan Martín de Pueyrredón,
que colaboró con entusiasmo durante la campaña de Chile, se mostró más preocupado por las
acciones de las montoneras en el Litoral.
Cuando regresaba a Chile, se exigió a San Martín traer a Buenos Aires al Ejército de los Andes,
para combatir a los caudillos federales del Litoral y de la Banda Oriental. El general
desobedeció la orden y partió a Mendoza. El nuevo director supremo, José Rondeau, insistió
en la necesidad de que San Martín interviniera.
I II III
Subordinó la fuerza de
Bregó por la unidad Fue un genial estratega las
continental americana de la guerra armas a la política
IV V VI
Rindió culto” a la
Antepuso la ética a los No aspiró al poder ni a los mesura
intereses de la política honores personales y a la austeridad
Las tropas eran escasas y existía la amenaza de una fuerza realista de 19.000 hombres.
Arenales combatió en las sierras con una parte importante de sus tropas, mientras que Las
Heras y Necochea se retiraron del ejército, y Cochrane desconoció la autoridad de San Martín.
Acosado por tantos problemas, pidió ayuda sin éxito al gobierno de Buenos Aires. Martín
Rodríguez gobernaba entonces la provincia de Buenos Aires, y su minis-:ro de Gobierno era
Bernardino Rivadavia, que no congeniaba con San Martín, al que responsabilizó por el
derrocamiento del primer Triunvirato y por su desgraciada política personal.
La casa de Grand Bourg estaba ubicada a unos siete kilómetros de París. Tenía un gran salón en
la planta baja, mientras que las habitaciones privadas estaban en los dos pisos superiores,
desde donde podía observarse el generoso parque que la rodeaba. La sede actual del Instituto
Nacional Sanmartiniano de Buenos Aires es una réplica, con leves modificaciones, de aquella
residencia.
En el año 1847, Sarmiento, que había visitado a San Martín en esa casa, contribuyó a construir
la imagen del lugar y de esos años: “Todos los americanos que pasan por Francia desvían su
rumbo hacia Grand Bourg, así se llama el lugar de esta romería. El monumento que los
americanos solicitan ver allí es un anciano de elevada estatura, facciones prominentes, mirar
penetrante y vivo en despecho de los años. La residencia de Grand Bourg es un acto solemne
de la historia de América del Sur, la continuación de un sacrificio que comenzó en 1822”.
Don Alejandro María Aguado fue quien le prestó el dinero para que adquiriera la casa. El
banquero, radicado por entonces en Francia y convertido en mecenas de artistas, estaba
ocupando el cargo de intendente de la comuna de Evry, donde estaba el predio de Grand
Bourg. El encuentro entre los amigos fue providencial, ya que San Martín había dejado de
cobrar la pensión que Perú le había dado al partir, y ni Chile ni la Argentina le enviaban un solo
centavo. A esto se sumaba la devaluación de la moneda.
Contaba sólo con las rentas de una casa de Buenos Aires y de la de Mendoza, que no le
alcanzaban para vivir. Al comienzo de la década del ’40, San Martín decidió desprenderse de su
casa de Grand Bourg y conservar solamente otra que tenía en París, que también había sido
adquirida gracias a la ayuda de su amigo, y que más tarde heredaría Merceditas. Teniendo en
cuenta que ese lugar era su finca predilecta, el hecho de que la abandonara fue comprendido
por muchos como prueba de que en sus últimos años había decidido morir en Buenos Aires.
Durante la revolución de 1848 decidió abandonar París. En una carta fechada en noviembre de
ese año y dirigida al presidente peruano Ramón Castillo, le explica las razones de su mudanza:
“A la edad de 71 años, con una salud enteramente arruinada y casi ciego, con la enfermedad
de cataratas, esperaba, aunque contra todos mis deseos, terminar en este país una vida
achacosa; pero los sucesos ocurridos desde febrero han puesto en problema dónde iré a dejar
mis huesos”. Finalmente decidió trasladarse a una ciudad muy cercana a París, con mar y
también con ferrocarril, que quedará grabada en la memoria de los argentinos a través de
años de reseñas escolares: Boulogne Sur Mer.
El 21 de noviembre de 1861 sus restos fueron trasladados a la bóveda que la familia tenía en el
cementerio de la ciudad francesa de Brunoy. Un año más tarde se inauguró en Buenos Aires la
estatua del francés Daumas en honor al Libertador. En esa ocasión habló Bartolomé Mitre, por
entonces gobernador de Buenos Aires y encargado del Ejecutivo nacional. En su discurso
describe a San Martín como “el genio militar del Nuevo Mundo”.
Los primeros reconocimientos a su figura en su propio país llegaron unos diez años después y
desembocarían en el cumplimiento del artículo 5 del testamento, por el cual pedía regresar a
Buenos Aires. El general Urquiza firmó un decreto por el cual quedaba inaugurado el homenaje
público al Libertador en cuyo transcurso, intelectuales de la época, entre los que figuran
Sarmiento, Juan María Gutiérrez y Félix Frías, intentan perfilar la imagen de San Martín.
El 5 de abril de 1877, en el aniversario de la batalla de Maipú, el presidente Nicolás Avellaneda,
en un discurso antológi-co, instó al pueblo a juntar fondos y energías para repatriar los restos
del Libertador:
“Las cenizas del primero de los argentinos, según el juicio universal, no deben permanecer por
más tiempo fuera de la Patria. (…) Los pueblos que olvidan sus tradiciones,pierden la conciencia
de sus destinos y los que se apoyan sobre tumbas gloriosas son los que mejor preparar, el
porvenir”, dijo en aquel momento Avellaneda.
HITOS DE SU VIDA
1778: Nace en Yapeyú, pueblo de las antiguas misiones jesuíticas, el 25 de febrero, José
Francisco de San Martín, hijo del capitán español Juan de San Martín y de Gregoria Matorras.
1783: Su padre es designado agregado al Estado Mayor en Málaga; parte con su familia hacia
España, donde San Martín va a cursar sus estudios elementales.
1789: Este año, en el que se declara la Revolución Francesa, San Martín entra como cadete en
el regimiento de Murcia.
1797-1811: Lucha, en el ejército español, en diversos lugares y con distinto grado: en el
Mediterráneo, contra los ingleses; en la guerra contra Portugal y contra las tropas
napoleónicas, en Bailen. Dominada, sin embargo, España por los invasores, pide, en 1811, su
retiro del ejército español y se embarca hacia Londres.
1812: Llega a Buenos Aires para ponerse a las órdenes del Primer Triunvirato. Cuando éste cae,
en octubre, el Segundo Triunvirato convoca a una Asamblea (que sería la del año 13). El 12 de
noviembre contrae enlace con Remedios de Escalada.
1813: El 3 de febrero obtiene un significativo triunfo en labatalla de San Lorenzo. Reemplaza a
Belgrano en el mando del Ejército del Norte.
1814: Es nombrado Intendente de la provincia de Cuyo, donde comienza a organizar el Ejército
de los Andes.
1816: El 24 de agosto nace su hija Mercedes.
1817: Por el paso de los Patos, atraviesa la cordillera de los Andes. El 12 de febrero triunfa en
Chacabuco. “En veinticuatro días hemos hecho la campaña; pasamos las cordilleras más
elevadas del globo, concluimos con los tiranos y dimos la libertad a Chile”.
1818: Declarada la Independencia de Chile, es nombrado por O’Higgins General en Jefe del
Ejército de ese país. Tras la derrota sufrida en Cancha Rayada (19 de marzo), triunfa en la
batalla de Maipú (5 de abril).
1820: Inicia, tras múltiples inconvenientes, la campaña del Perú.
1821: Entra victorioso en Lima y declara la Independencia del Perú.
1822: A puertas cerradas, conferencia, en Guayaquil, con Bolívar, el otro grande de América.
Cuando regresa a Lima, reúne al Congreso y delega el mando como Protector del Perú.
1823: Regresa a la chacra de su propiedad, en Mendoza. Ese mismo año fallece, en Buenos
Aires, su esposa. 1824: Parte, con su hija Mercedes, hacia Europa.
1829: Regresa al Río de la Plata, con el propósito de intervenir en la guerra contra el Brasil.
Pero, frente a la incierta situación política que halla en Buenos Aires, vuelve a Europa, donde
había quedado su hija.
1832: En la capital de Francia se encuentra con un antiguo compañero de armas del ejército
español -Alejandro Aguado-, quien le facilita el dinero necesario para adquirir una casa en la
localidad de Grand Bourg.
1844: Redacta su testamento y expresa en él un deseo: que su corazón sea depositado en
Buenos Aires. (La repatriación de sus restos, que se veneran actualmente en la Catedral
metropolitana, se llevó a cabo en 1880).
1850: Muere, el 17 de agosto, en su casa de Bouíogne-sur-Mer.
Batallas:
Bailen, Maipú, San Lorenzo
El caballo de San Martin se llamaba “El Tordo” era un Tordillo