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LA MAZORCA DE ORO Y LA CHINKANA DIMENSIONAL

El famosísimo mito andino es puesto a prueba en este breve artículo que nos dará nuevas sorpresas de
nuestros fascinantes orígenes.

Inicios del siglo XX, Cusco: tres jóvenes visitantes escuchan antiquísimas historias sobre Sacsayhuamán, una de las más
enigmáticas habla de las chinkanas incas de la fortaleza, las cuales llevarían a tierras ignotas y extrañas, los indígenas
dicen que todo aquel que profane ese mundo subterráneo nunca volverá vivo o sano, se cuenta que en algunas fiestas
ciertos chamanes elegidos se van a estas cuevas para encontrarse con los verdaderos descendientes de los incas que aún
habitan en el inframundo. Los jóvenes se preparan para su viaje, llevan cuerdas, ganchos y linternas para no caer en
trampas y sufrir caídas (de 200 m). Pasan varios meses, hasta que en el templo de Santo Domingo en plena misa, se
escuchan unos lastimeros quejidos que parecen provenir de un muro, lo que parecía sobrenatural cobra vida: al deshacer el
muro encuentran a un anciano agonizante, se intenta hablar con él pero el hombre parece no estar cuerdo, a los días
fallece, se le logra identificar como uno de los jóvenes viajeros que partieron hace solo unos meses, queda en la sombra de
la duda que les pasó a los otros, como el sobreviviente llegó a ese estado y sobre todo como encontró lo que traía en la
mano: una mazorca de oro.
Esta historia ha pasado de generación en generación cambiando ligeramente de hechos y personajes (para algunos fueron
estudiantes limeños, para otros eran norteamericanos o españoles; unos cuentan que se perdieron unos 15 días pero otros
que pasaron unos meses) pero mantiene ese intrigante misterio que hoy ha sido explicado como parte de una historia
conspirativa de alienígenas ancestrales o como puertas dimensionales en las que se viaja en el tiempo. Lo cierto, es que
hay razones para seguir fascinándose porque la chinkana usada por los supuestos aventureros fue tapeada para siempre
pero además porque en las últimas dos décadas se han encontrado extraños indicios de que allí pasó algo.
Chinkana se traduce como laberinto, existen dos en Sacsayhuamán, debido al cruce de ambas es que al lugar se le llama la
zona X, nunca un nombre tan conveniente. Propiamente son cuevas subterráneas, la primera es una cueva pequeña y
angosta cuyo recorrido es corto y todavía se usa como atractivo turístico, a unos 200 m de ella se encuentra la chinkana
grande, inaccesible desde hace más de un siglo. Los pobladores aun la observan con miedo hablando del “choclo de oro” y
de los misterios de la cueva que llegaría al Qorikancha y más lejos aún. Justamente hay explicaciones místicas y
conspiranoicas que explotan esto. Según algunos investigadores la chinkana sería solo el inicio de una red subterránea que
conectarían puntos importantísimos del mundo: las pirámides de Ghiza, Babilonia o la Amazonía, en 1940 Harold Wilkins
en su libro “Misterios de la antigua América del Sur y las antiguas ciudades secretas en América del Sur”, se refiere a esta
misteriosa red conectando todo el continente; otros describirán el camino a Q’enqo: una figura de puma que inicia en una
chakana exactamente en el punto donde empieza la chinkana, tal cruz es la representación de nuestra estrella del sur que
recorrería desde el ombligo del mundo (Cusco) hasta el centro del mundo (Egipto) en un ciclo de miles de años que
deciden el destino de la humanidad. Fuera de estas explicaciones místicas hay otras que más bien se dedican a investigar
puertas dimensionales que harían a los hombres viajar en el tiempo, encontrarnos con naves y tecnología desconocida y
hasta hallar seres que no parecen de este mundo
Increíblemente podemos rastrear el mito, y aún más interesante: podemos dar ciertas conclusiones de carácter enteramente
científico. Para empezar, tenemos en diversas crónicas de Guamán Poma de Ayala, Inca Garcilaso de la Vega, Fernando
de Montesinos, que las historias ya existían, ellos coinciden en que la chinkana grande es un túnel secreto con varias
conexiones a distintas partes de todo Tahuantinsuyo, uno de los pasadizos es el que va de Sacsayhuaman al Qorikancha, el
motivo de esta red sería la protección de los dioses propios y probablemente esconder las riquezas, parecía servir como un
secreto comunicante de todo el Imperio; los túneles irían hasta la Selva y Quito por el Norte y por el sur pasarían por
Bolivia y el desierto de Atacama en Chile. Desde ese momento hay informes de aventuras y viajes en busca de las “tierras
utópicas” y de la búsqueda de oro que excede “al saco de Génova, al de Milán, al de Roma, al de la prisión del rey
Francisco o al despojo de Moctezuma…porque el rey Atahualpa tan riquísimo y aquellas gentes hacen que parezca poco
todo lo que en el mundo se ha sabido o se ha llamado rico"1
Estudiando los documentos se puede afirmar que hay dos zonas de entrada: las murallas de Sacsayhuamán (la zona X) y el
Koricancha. Uno de los informes más antiguos proviene de 1624, tres viajeros: Francisco Rueda, Juan Hinojosa y Antonio
Orué causaron gran expectación en la colonia cuando se dispusieron a viajar por la chinkana mayor, jamás se volvió a
saber de ellos, la historia quedó grabada en la memoria de la ciudad. Esta historia documentada se articuló a otra del siglo
XVIII: en ese momento el segundo intento de exploración la realizaron dos estudiantes, tras 10 días de desaparecidos en
Santo Domingo se escucharon desesperados golpes en uno de los retablos (especies de trampas de madera interiores), se
encontró a un estudiante maniatado y con la mano destrozada que conto que había partido de la chinkana grande llegando
a encontrar mucho oro, trayendo como prueba la mazorca de oro, con ella los monjes hicieron la corona de la Virgen;
poco después el estudiante habría muerto y nunca se supo la verdad del todo.2
Pero recién en 1923 se hará el primer intento científico de estudiar el enigma. Un equipo de espeleólogos, colaborando
con la Universidad de San Marcos, realizó mediciones en las grietas subterráneas y avanzaron en dirección al litoral. Se
perdió contacto con ellos, pasado unos días apareció milagrosamente uno de los exploradores en pésimas condiciones, sus
relatos dejaron estupefactos a todos: habló de interminables laberintos y de terribles obstáculos pero también de relatos
increíbles que fueron censurados en el momento hasta tergiversarse en el mito conocido, lo cierto es que el sobreviviente
se declaró anónimo y en 1927, tras peligrosos intentos de aventureros, el Prefecto de la ciudad ordeno su cierre hecho por
las Fuerzas Armadas que dinamitaron el acceso y la tapiaron. El tema quedó cerrado pero en 1972 durante el terremoto en
Lima, los miembros de un escuadrón de rescate descubrieron un sistema de túneles por debajo de la ciudad, los análisis
adicionales descubrieron que la red tenía interconexión con el sur peruano, perdiéndose en los Andes.
No quiso investigarse más y de nuevo, fue el destino el que abrió nuevas perspectivas esta vez inimaginables; en el
gobierno de Belaunde entre 1982-83 se encargó al estudioso Anselm Pi Rambla (y su equipo Bohic Ruz Explorer) realizar
una exploración arqueológica, antropológica y ecológica por diferentes zonas del país; al llegar a Santo Domingo en
Cusco pregunto al prior Francisco Serrat sobre las leyendas, el prior confeso que los dominicos tenían algunas pruebas de
los hechos. “Nos llevó a la Sala Magna de la Iglesia y en uno de los laterales existía un pequeño altar encima de un suelo
de madera. Retiramos el altar y una alfombra que había debajo y pudimos observar una trampilla también de madera que
se confundía con el mismo suelo. Abrimos la trampilla y bajamos por unas escaleras que conducían a una cripta de la
época colonial. A mano izquierda se encontraba la entrada de un túnel totalmente tapiada con mampostería de ladrillo
rojo”3 Esta fue la confirmación científica de que existía una red subterránea y daba base a los mitos documentados.
Desde 1994 tras nuevas conversaciones y pruebas obtenidas poqr el periodista Javier Sierra y el nuevo prior Benigno
Gamarra se empezó la planificación del Proyecto Qorikancha que desde 1999 se dedica a investigaciones relacionadas;
una de las más asombrosas confirmaciones científicas es el relato del prior Gamarra: “En 1940, un hermano dominico
entró dentro de la chinkana con el campanero de la iglesia, un hombre sumamente pobre que conocía el lugar de acceso al
túnel que había permanecido oculto dentro de la iglesia desde hacía muchos años. Entraron por el gran corredor y
caminaron aproximadamente un kilómetro y medio por el subsuelo del Cusco, hasta llegar a una cámara debajo de las
murallas de Saqsaywaman en donde estaba parte del oro de los incas. El hermano observó cantidad de piezas de oro y
plata así como las famosas estatuas de los soberanos incas. El dominico le dijo al campanero que no tocase nada y que el
suceso permaneciese en secreto dentro de la comunidad de religiosos del convento”. El secreto se enterró con la muerte de
este hermano a los 10 años pero se transmitió de prior a prior hasta hace algunos años en que temieron que el INC haría lo
posible para que los dominicos se fueran del lugar; esta última década el problema y el misterio ha tomado este signo más
patrimonial, aunque ninguna autoridad del Ministerio de la Cultura reconoce el mito, el proyecto Qorikancha aporta
pruebas serias que se estancan sin ninguna investigación ni interés por parte del Estado.
Resulta impresionante que muchos cusqueños pasemos por estos lugares sagrados y lo tomemos como algo muerto,
sagrado pero muerto, incluyendo los mitos urbanos como parte de una memoria pasada que no tiene que ver con nosotros.
El misterio también es patrimonio y nosotros tenemos mucho de eso, es la hora de arriesgarse a explorar más y no permitir
que se silencie lo nuestro.
Notas:
1. Raúl porras Barrenechea – “La Leyenda Aurea”
2. Javier Sierra – “El Choclo de Oro: La corona del niño y de la virgen”
3. Proyecto Koricancha: http://www.koricancha.net/tuneles.html

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