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El origen de la obligación moral es la razón, y no la experiencia · “Por muchas causas naturales y

muchos estímulos sensoriales que pueda tener y que me lleven a desear algo, nunca podrán
hacer que me sienta obligado.”. Nuestras acciones no están siempre y ´nicamente provocadas
por el deseo o elimpulso; podemos decidirnos a actuar o negarnos a hacerlo por principios
generales y no por un deseo. Querer no es desar. QUERER: es decidirse en el transcurso de una
acción. Y tal acción es moralmente buena solamente si se realiza por mor (a causa de) cumplir
el deber de uno. El deber lo podemos cumplir amando, deseando e incluso odiando a la
Humanidad. El deber puede coincidir con la inclinación de la persona o no.

Distinguir tipos de acciones:

-Acciones que concuerdan (externemante) con el deber

-Acciones por mor del deber o desde el deber mismo

-Acciones contrarias al deber.

El valor moral de las acciones radica en la máxima de acuerdo con la que se han decidido las
acciones.

¿Qué es una máxima? Es un principio subjetivo de la acción, es decir, el principio de acuerdo con
el que debo actuar. Es posible que las máximas de cada persona sean compatibles o no con la
ley moral. Las máximas están implícitas en nuestras acciones, no siempre las formulamos
explícitamente. “Hay que ser amable con la gente” o “No decir malas palabras” o “Ser un esposo
o una esposa fiel” o “Debo sacar las mejores notas en la escuela”, “No ser impaciente con mi
madre” o “No debo decir mentiras”, “Mentir sólo cuando sea imposible ser descubierto”, “No
comer alimentos con derivados animales”, “Considerar a la mujer un ser inferior”, “Proteger
todo tipo de vida”, etc, etc. Es imposible viendo la acción exteriormente (cuando ven a otro
realizando una acción) determinar con precisión con qué máxima se rigió para llevar a cabo la
acción. Por ejemplo, Si ustedes ven en las noticias que Tinelli donó un millón de pesos para una
organización que cuida a la gente carenciada, ¿cuál es la máxima que está detrás de esta acción
de Tinelli? [“Debo ayudar a los que se encuentran en necesidad”, “Aprovechar toda oportunidad
para ganar publicidad y fama”, “Aprovechar para deducir impuestos”, “Lavar dinero de una
corrupción”, etc.]. Conocer la máxima de una persona es conocer lo que ha hecho norma general
de acuerdo a la cual quiere comportarse. ELEGIR UNA MÁXIMA ES ELEGIR UN PLAN DE
CONDUCTA.

Sólo un ser racional, un ser que es capaz de adoptar máximas podrá ser moral o inmoral,
mientras que aquellos (como los animales, o los locos) no podrán ser calificados dentro de la
esfera moral. Son amorales, ¿Ustedes dirían que está moralmente mal que un león se coma a
una zebra? ¿Dirían que un nene que no quiere prestar sus juguetes es malo? ¿Dirían que se
comporta mal un esquizofrénico que golpea a alguien por la calle?

Entonces, la moralidad de una acción no radica en los deseos o inclinación del agente como
tampoco en las consecuencias de la acción. La moralidad (buena o mala) de una acción radica
en la conformidad con la máxima que eligió (consciente o no) el agente. Pero la acción es
moralmente buena si y sólo si puedo elevar la máxima de mi acción a ley universal. Por ejemplo:
si mi máxima es “Hay que ser amale y caritativo con la gente necesitada” y considero (quiero)
que esta máxima no sólo yo debo cumplirla sino todo el mundo, cada persona. Si luego yo,
teniendo esa máxima, veo por la calle a un indigente y le corro la vista y no le ofrezco ni la mínima
ayuda, entonces habré actuado mal porque transgredía el deber de mi máxima. Del mismo
modo yo consideraré que la gente que no ayuda a un indigente que pide monedas, estará
actuando mal porque elevé mi máxima hasta ley universal.

Si la máxima es subjetiva y no entra en conflicto con ninguna ley universal, entonces no es una
máxima del deber, de la moral.

Para juzgar moralmente la acción de una persona tenemos que conocer su máxima y ver si es
compatible o no con las leyes universales de la moral.

Pero nos preguntaremos ¿hay leyes universales de la moral? ¿o soy yo y cada uno el que decide
qué máxima personal la eleva como ley universal? Para Kant las leyes morales son universales y
a priori, son las mismas para todos.

Conflictos entre el deseo y el deber. Dijimos que es el sujeto, el sujeto racional el que se impone
máximas para su acción. A causa de que existe una tensión entre las pasiones y la razón, entre
el deseo y el deber, no siempre hacemos lo correcto. Según Kant, tratamos de imponernos a
nosotros mismos, con éxito o sin él, máximas que concuerden con el principio formal de la
moralidad. Las normas morales que nos imponemos son imperativos. Imperativos del deber, nos
ordena cumplir nuestro deber, nos hace sentir la obligación como ya habíamos dicho antes a
diferencia del deseo que no obliga. Y El imperativo del deber es categórico, es decir no es
condicional como los consejos de prudencia “si en unas circunstancias dadas quieres alcanzar la
máxima felicidad, debes entonces hacer x” o las reglas de habilidad “si en unas circunstancias
quieres alcanzar unas metas determinadas, debes entonces hacer…”. Osea es categórico porque
ordena acciones no como medios de ningún fin, sino por buenas en sí mismas.

¿Qué es el imperativo categórico? Es un concepto a priori de la razón práctica. Es aquello que


nos permite a nosotros seres humanos tener contacto con lo absoluto de la moral. El imperativo
es un principio formal que debe aplicarse a nuestras máximas para reconocer si son compatibles
o no con la ley moral universal. El imperativo categórico nos obliga (deber) a “actuar sólo con la
máxima que quieres que sea al mismo tiempo una ley universal, es decir como si tu máxima
fuera una ley universal de la naturaleza (como la ley de gravedad que aquí, en China y en Rusia,
se aplica igual)”. Entonces Kant considera que las leyes morales son universales. El imperativo
sirve como criterio para juzgar de la moralidad de concretos principios (máximas) de la conducta.

Por ejemplo: si tengo problemas económicos y pido dinero que prometo devolver y sé que no
puedo devolver, estoy actuando de acuerdo a la máxima “Si me encuentro con necesidad, en
apuros, puedo mentir faltando a mi promesa”. Si esta máxima llegara a ser eleva a ley universal
las promesas no servirían para nada, se habilitaría la mentira entonces nadie prestaría a nadie
en necesidad porque sabe, por la máxima que ahora es universal, que no va a ser devuelta la
plata. La reflexión le muestra al hombre que no puede convertir la máxima (“cuando necesito
dinero, lo pido prestado y prometo devolverlo, aunque sé que no podré hacerlo”) en ley
universal sin contradicción. Ya que la ley universal destruiría toda confianza en las promesas, y
la máxima de esa acción presupone la confianza en las promesas. Otro ejemplo que da Kant,
donde hay otro tipo de contradicción cuando quiero elevar la máxima a universal, es un rico que
podría ayudar a muchos necesitados adopta la máxima “No preocuparse de la miseria de los
demás”. El rico si quiere esta máxima como universal entra en un tipo de contradicción, porque
según Kant, porque su máxima es egoísta ya que él siendo necesitado no querría que esa máxima
fuera elevada a universal.

O si mi máxima es “En ciertas ocasiones se puede mentir”, si la elevo a ley universal, estoy
autorizando moralmente la mentira. Entonces se comprueba la moralidad o no moralidad de
una máxima, aplicando el principio formal del imperativo categórico, y esto consiste en
descubrir si uno puede desear que la máxima sea una ley universal de la naturaleza. Hasta la
persona malvada y perversa lo puede aplicar, ella actúa matando gente, y su máxima podría ser
“Debo robar y matar para sobrevivir”, pero no querría que esta máxima fuera elevada a máxima
universal porque todo el mundo estaría autorizado moralmente a hacer lo mismo entonces no
sólo sus víctimas corren peligro, él mismo lo corre.

Lo que es verdadero para un hombre en tanto que es racional, debe serlo también para todos
los sere racionales por distintos que puedan ser del hombre en otros aspectos.

Kant dice que el hombre , o todo ser racional, es un fin en sí mismo (un fin absoluto), esto quiere
decir que, en cierto sentido el hombre queda fuera de toda cadena causal y, por lo tanto fuera
de toda jerarquía de medios t fines. Pensamos en nosotros mismos como personas, es decir, por
lo menos como seres que pretenden poder funcionar de otro modo distinto a meros
instrumentos o medios en el plan de acción de otra persona. Entonces, “actúa de forma tal que
nunca consideres a la humanidad tanto a tu propia persona como a la de los demás, sólo como
un medio sino siempre y por igualmente como un fin”. El concepto de ser racional como fin en
sí mismo puede servir como fundamento del principio moral. En los ejemplos anteriores: el
hombre que pide un prestamos sabiendo que no va a pagarlo está utilizando a la otra persona
únicamente como un medio para un fin relativo.

Los seres racionales no sólo están sometidos, obligaos, al imperativo categórico sino que
también son sus creadores. No sólo estamos sometidos a la ley moral, somos legisladores.
Actuar por mor del deber e actuar con el fin de concordar con una ley autoimpuesta, que puede
tener aunque no es necesario el mismo contenido de alguna ley externa.

Confundir el Deber. Podemos imponernos a nosotros mismos leyes incorrectas – leyes que no
concuerden con el imperativo categórico.

Kant califica de “heteronomía” sería creer (al contrario de la autonomía) que la voluntad de un
ser racional está cometida a leyes o principios morales que no son el resultado de su propia
legislación, autoimposición, en cuanto ser racional. Teorías éticas heterónomas: Montaigne,
para quien los principios de moralidad están determinados por la educación; Mendeville, que
dice que están determinados por el sistema legal; Epicuro, que encuentra la base de la moralidad
en el placer físico. Aristóteles, Wolff, la moralidad se basa en a la idea de la perfección interna.

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