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El concepto tiene que estar enfocado tanto a los consumidores finales como a los potenciales
franquiciados.
la empresa tiene que ser algo que se puede sistematizar y replicar, no es algo que necesita su
toque personal para tener éxito.
Como es de esperar, la mayoría de las franquicias que han alcanzado el éxito poseen un negocio
que ya es rentable. Así pues, su objetivo es tratar de replicar ese éxito en otros lugares. De hecho,
es conveniente que antes de empezar a franquiciar hayamos testeado la “clonación del éxito” con
unidades propias en otros lugares.
Se debe ser crítico. No confiar a ciegas en el presentimiento de que su negocio es un concepto que
puede funcionar con éxito bajo el modelo de franquicia. Procure obtener información y realizar
estudios de mercado. El objetivo será confirmar que existe una fuerte demanda de los
consumidores más allá de su ciudad de origen y que puede moverse dinámicamente en otros
mercados.
Además, deberemos renunciar a parte del control que hasta ahora hemos tenido sobre la forma
de ejecutar nuestro concepto de negocio. Los franquiciados lo ejecutarán exactamente como
usted les ha enseñado a hacerlo, pero no lo realizará usted directamente. Tampoco estará allí
todos los días para controlarlo a pie de establecimiento.
1.6 Evaluar otras alternativas.
Por supuesto antes de sumergirse en la franquicia, es positivo que desee considerar otras
opciones. Por ejemplo:
Todas ellas son otras alternativas que pueden resultar más interesantes para usted. Puede que el
cómo franquiciar no sea tan importante como el ¿debo franquiciar?
¿Quiénes forman parte de una franquicia?
Éstos son los cuatro elementos claves que integran un acuerdo de franquicia:
1. El franquiciante
Es la persona jurídica que cede una marca comercial ya acreditada, así como su técnica de trabajo,
experiencia y conocimientos a cambio de determinadas compensaciones económicas.
2. El franquiciatario
La contraparte, persona física o jurídica que inicia la actividad comercial asociándose a la marca
franquiciada y recibe el fondo de comercio del franquiciante en una zona de exclusividad, así como
su asistencia permanente durante la vigencia del contrato.
3. El contrato
4. Know-how
Es sumamente importante registrar las marcas que sus dueños desean proteger y mantener en el
país.
Según el texto de la Ley 35 de 10 de mayo de 1996 reglamentada por el Decreto Ejecutivo N.º 7
de 17 de febrero de 1998:
“El derecho al registro de una marca se adquiere por su uso; mientras que el derecho al uso
exclusivo se adquiere por su registro”.
Esto significa que la persona que estuviera usando en el mercado nacional o internacional la marca
con mayor antigüedad, era quien tenía derecho a solicitar el registro de esa marca, mientras que
el uso exclusivo, que al final es lo que importa, se adquiría única y exclusivamente por su registro.
Esta prelación iba vinculada con la definición de uso que la ley definía como: “la producción,
fabricación, elaboración o confección, de artículos, productos o mercancías, y la prestación de
servicios amparados por tal marca, seguidas de su colocación en el comercio nacional o
internacional”.
Subrayo internacional porque en aquel momento la legislación hacía que los titulares de marcas
en el extranjero no tuvieran la necesidad de registrar su marca en Panamá, ya que si alguien
intentaba realizar un registro de esa marca en Panamá aprovechándose de que la misma no
estaba registrada en nuestro país, esa empresa extranjera sólo tenía que acudir a los Tribunales y
oponerse a este registro mostrando como evidencia su uso y/o registro anterior en cualquier otro
país del mundo, siempre que sean miembros de convenios internacionales a los que Panamá está
adherido.
Esta nueva definición de uso se refiere al ámbito Nacional. Debe haber uso de la marca en el
territorio nacional.
Esto quiere decir que, si usted se interesa, por ejemplo, en traer una franquicia extranjera a
Panamá con determinado nombre comercial, pero hay otra persona en el país que ya estaba
utilizando el mismo nombre o uno muy similar al de la franquicia extranjera, la persona que la está
utilizando con mayor antigüedad en el mercado nacional es la que tendría derecho a obtener el
registro de la marca para ofrecer productos o servicios y, por supuesto, su consecuente uso
exclusivo. En términos prácticos, eso supone que, si usted es empresario extranjero y alguien se le
adelantó en el uso de esta marca, tendría que irse a juicio para probar su derecho a utilizarla.
Esto obliga a todos los extranjeros a realizar el registro de su marca en Panamá y mantener
políticas de uso para evitar sufrir un proceso de cancelación de marca por falta de uso. Esto,
independientemente que su marca esté registrada en otro país.
Sin embargo, este cambio también obliga a los nacionales que estén interesados en realizar
negocios con compañías foráneas a asegurarse de que el registro de marca exista, a fin de que no
sean perjudicados con demandas ante los tribunales o sus negocios no puedan llevarse a cabo por
problemas surgidos de disputas por derechos sobre marcas ya en uso.
En conclusión, las reglas del juego han cambiado en lo que a Propiedad Intelectual se refiere,
haciendo que el registro de una marca en el territorio nacional sea un requisito imperativo para
una serie de operaciones comerciales. Por lo tanto, mi consejo si es emprendedor, empresario o
inversionista es que se informe sobre estos cambios y valore la opción del registro de su marca en
Panamá. No hacerlo puede poner en riesgo su negocio actual o proyecto futuro.