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Páginas 225-252
en la Cerámica 225
Chungara, Revista de Antropología Chilena
Se da a conocer todo el proceso tecnológico de la alfarería tradicional en el actual pueblo de Toconce, situado en las quebradas altas
de la provincia de El Loa, II Región, norte de Chile. Además se complementa este conocimiento con el registro de formas cerámi-
cas tradicionales, el contexto de uso actual y su función. Se resalta la importancia de realizar este tipo de estudio en zonas donde se
han documentado diversas formas la continuidad cultural.
Palabras claves: Alfarería, tradición tecnológica, etnografía provincia de El Loa, Andes Centro Sur.
I describe the entire technological process involved in the manufacture of traditional pottery in Toconce. This village is located in
the highlands of Loa Province, Region II in northern Chile. This information is complemented with the records of traditional
ceramic shapes, the context of their actual use and their functionality. I emphasize the importance of making this kind of study in
areas with cultural continuity.
Key words: Pottery, technological tradition, ethnography, Loa province, South Central Andes.
En este trabajo intento abordar algunos tópi- las hacemos en zonas con continuidad cultural, es
cos que me parecen importantes para el estudio de decir, donde se expresan estrechas y fuertes seme-
la cerámica y que pienso pueden ser de interés tan- janzas entre los sistemas socioculturales del pre-
to para arqueólogos como para restauradores sente y del pasado. En ese sentido somos afortuna-
involucrados en el tema. Creo en la necesidad de dos al contar con comunidades vivas que mantienen
centrarnos en algunos aspectos generales relacio- el conocimiento tradicional de la alfarería, y en
nados con la alfarería como una construcción cul- zonas donde se realizan investigaciones arqueoló-
tural, social, tecnológica y dirigir la mirada a quie- gicas. Sin embargo, es un libro abierto no fácil de
nes estamos relacionados con esta expresión aun leer.
cuando difieran nuestros objetivos o intereses. Por A1 respecto, Berenguer (1983) plantea que se
ejemplo, para el investigador que está trabajando han logrado establecer aspectos de continuidad cul-
con tecnología, es fundamental que conozca en la tural entre poblaciones prehistóricas e históricas
práctica las resoluciones, procedimientos y mate- en algunas regiones de América, incluyendo el área
rias primas vinculados a este tema; por otra parte, andina. Las investigaciones que han mantenido
para quienes tengan un interés más antropológico, arqueólogos como Victoria Castro, Carlos Aldunate
el contexto histórico, social y cultural que rodea la y José Berenguer han documentado de diversas
tecnología alfarera será de mayor significación. maneras la historia de la continuidad cultural y del
Existen valiosas fuentes donde obtener datos cambio de las poblaciones asentadas en la zona
que nos ilustren al respecto, como bibliografía mo- precordillerana y cordillerana de la II Región,
derna especializada, etnográfica y etnohistórica, específicamente en la región del Loa Superior, don-
pero a mi parecer es de especial interés e impor- de también se realizara esta investigación.
tancia observar directamente la conducta contem-
poránea en comunidades que poseen una fuerte tra- La Tradición en la Alfarería
dición. Si las observaciones de la conducta
contemporánea nos permite y facilita el desarrollo Los estudios sobre las técnicas alfareras andi-
de ideas acerca de las conductas pasadas, éstas ideas nas, antiguas y modernas, sugieren que la mayoría
surgen particularmente cuando las observaciones de las usadas actualmente representan la continui-
dad de una tradición cultural desde épocas tem- Los violentos y rápidos cambios que trajo la
pranas. Foster (citado por Donnan 1978:446), en invasión española se evidencian en mucha de las
su estudio de la manufactura de la alfarería cam- “artes tradicionales” incluyendo la alfarería. El ré-
pesina, ha demostrado el conservadurismo de los gimen colonial usó el conocimiento tecnológico
alfareros y su reticencia a innovar, con el resultado tradicional andino para sus propios intereses, en
que las tecnologías cerámicas se mantienen por un primer momento haciendo tributar a los cera-
largos períodos sin mayores cambios. Así, el co- mistas en vajilla. Y luego, en el Área Andina, la
nocimiento tecnológico se sistematiza, adopta, elaboración de tejas y ladrillos para las edificacio-
adapta y se trasmite de generación en generación, nes españolas fue absorbida por los olleros, así
de modo que el empleo de materiales y técnicas como también la manufactura de botijas o botellas
conocidas aseguran al alfarero el éxito de su ma- para la industria del vino y licores (Varela 1992:41-
nufactura. Por otro lado, esta persistencia le per- 42). En cuanto a la alfarería doméstica indígena,
mite al arqueólogo establecer comparaciones con ésta continuó manufacturándose según su propia
algunas cerámicas prehispánicas de la misma zona. regulación en la mayoría de los antiguos centros
Digby (1978) y Ravines (1978) concuerdan en productores (Ravines 1978:405).
plantear que quizás el aspecto más inestable o cam- Ravines (1978) plantea un hecho muy suge-
biante en la cerámica son los patrones decorativos rente como resultado del proceso colonial, pero
en oposición a la técnica estructural. La decora- lamentablemente no profundiza en el tema. El au-
ción y la forma de una vasija puede ser copiada tor señala que hubo un cambio radical en la selec-
con cierta facilidad; sin embargo, el integrar la téc- ción de las fuentes de arcilla, sosteniendo que en
nica de manufactura requiere de un conjunto de épocas precolombinas las arcillas se obtenían de
instrucciones, que sólo surgen a través de un con- las terrazas de los ríos, y posteriormente durante la
tacto más profundo entre dos interlocutores. A1 res- época colonial se extraían de minas en los flancos
pecto, Ravines señala que para el área centroandina escarpados de cerros altos. Esta distinción en la
la tecnología alfarera preferencia de las fuentes podría vincularse al nue-
vo patrón del uso de la tierra (Ravines 1978), pero
también podría deberse a la necesidad de ocultar
ha sido la actividad cultural menos suje-
desde recursos a prácticas religiosas generada por
ta a cambio, siendo por el contrario sus
la presión española. Este planteamiento resulta pro-
patrones decorativos más inestables; ines-
picio y coincidente con lo que observamos en la
tabilidad que, al parecer, estuvo estrecha-
cerámica arqueológica del sitio de Turi Pukara (Pro-
mente vinculada a las profundas trans-
vincia El Loa). Allí se identificó un estándar parti-
formaciones sociales y religiosas que
cular de pasta abundante en muscovita, fechado por
experimentó el área a partir de su conquista
TL en 1640 d.C., y que difería notablemente de los
por los Inkas (Ravines 1978:466).
estándares fechados más tempranamente y preco-
lombinos (Varela et al. 1993). Por otro lado, las
Las fuentes etnohistóricas prácticamente no características morfológicas y tecnológicas mos-
nos informan acerca de los procedimientos tecno- traron fuertes semejanzas con las que actualmente
lógicos usados en la confección de la cerámica. Sin se manufacturan en los dos últimos poblados que
embargo, resulta muy sugerente lo que los datos conservan esta tradición en la región, Toconce y
etnográficos nos aportan al respecto2. La mayor Río Grande.
diversidad de tradiciones manufactureras la encon- A continuación ahondaré en un estudio parti-
tramos sin lugar a dudas en el área central andina. cular, que realizara entre los años 1989-91, en la
Especialmente en Perú hay regiones donde se com- comunidad de Toconce, pueblo situado a 3.400
binan dos y a veces tres técnicas estructurales de msnm en la precordillera de la II Región, y distan-
manufactura en un mismo ceramio, seguramente te cinco horas de camino del sitio arqueológico de
por efecto de una estrecha relación entre poblacio- Turi. Este estudio surgió de la necesidad de com-
nes con un bagaje tecnológico diferenciado, pro- prender en forma más cabal la cerámica arqueoló-
movido por movimientos de población, situación gica del sitio Turi, bajo una perspectiva etnoarqueo-
bastante documentada en esas regiones (Varela lógica y fundamentalmente apuntó a la manufactura
1992: 51-62). y contexto de uso de la alfarería.
Enseñanzas de Alfareros Toconceños. Tradición y Tecnología en la Cerámica 227
ya hey hecho más redondos. Otro amasar. pulsan tal o cual utilización son aspectos difíciles
Otro y amaso, más grande (Juana Copa, de dilucidar. Un aporte a estas interrogantes son
Toconce 1989). los datos etnogeográficos de la localización de las
fuentes de arcilla, pero éstos debieran ser comple-
Dentro del conocimiento derivado de la ense- mentados con el conocimiento de la conformación
ñanza verbal no es raro encontrar mitos, parábolas geológica de la región y la del mismo sitio arqueo-
y leyendas que proporcionan en algunos casos un lógico, de modo de tener un sustrato base donde
contexto narrativo para ciertos detalles técnicos, de ver el origen de los materiales utilizados en la ma-
modo que aumente la posibilidad de que estos pro- nufactura, ya sea esta lítica, cerámica, etc. Esta vin-
cedimientos sean aprendidos y ejecutados correc- culación es de gran ayuda para la comparación de
tamente (Schiffer y Skibo 1987): materiales arqueológicos entre los diferentes sitios
de la región.
Mejor hacerlo solita, cualquiera viene y En los alrededores del pueblo de Toconce hay
uno quiere enfermarse cuando ya se reti- algunas fuentes de arcillas; sin embargo, existe la
ran. Hacerlo solita, tranquilita. El barrito explotación tradicional de sólo un yacimiento de
es celoso, harto celoso, mejor que hom- “barro colorado” o t’chaco7 y que es compartido
bre celoso. Hay que hacer solita, pero que por todos los artesanos de la comunidad. El yaci-
te enseñen (Juana Copa, Toconce 1989). miento se denomina Tchiquiro8 y su uso se remonta
lejos en la memoria de los comuneros, quienes se-
Con relación a los mitos, Levi Strauss (1986) ñalan que habría sido usado por los “abuelos”
señala que a través de numerosos relatos y creen- (como denominan a sus ancestros remotos, anti-
cias indoamericanos, se establece un lazo entre la guos habitantes de los “gentilares” o ruinas arqueo-
alfarería, los celos y la mujer; en algunos casos la lógicas). Tchiquiro se ubica en el sector del volcán
situación es muy similar a la narrada en el párrafo el Tatio, a un día de camino del pueblo de Toconce.
anterior. También indica que el arte de la alfarería Corresponde según las descripciones de los infor-
en América es objeto de cuidados, de prescripcio- mantes a un pequeño socavón siempre húmedo, en
nes y de prohibiciones múltiples. Esta perspectiva la parte alta de una quebrada “dentro de un cerro”.
la encontramos en las narraciones de los alfareros El material antiplástico, “barro blanco” o uya9
ancianos de Toconce quienes cuentan que antigua- como también lo nombran, corresponde a una aglo-
mente los “barreros” hacían “pagos” (ofrendas) meración que contiene material arcilloso pero abun-
para la manufactura de la cerámica, y que actual- dante en elementos no plásticos donde predomina
mente es necesario hacerlo sólo cuando se hace una la muscovita (oropel o llimpi10). Este “barro blan-
gran cantidad “...ahí sí, con un poquito de coca. co” se trae de Katawe11, un lugar que se ubica en
Cuando hace harto ahí sí, sino no” (Natividad Ber- el plano alto, aguas arriba de la quebrada del río
na, Toconce 1989). Toconce y a medio camino del pueblo, pasando
Otro cuidado que se debe mantener dice rela- por la quebrada de Mal Paso. Es un yacimiento su-
ción a la envidia sentida por los pares y que se ve perficial sobre un gran peñasco de la quebrada.
reflejada en eventuales trizaduras que se produci- Actualmente todos los alfareros trabajan con
rían en las piezas crudas y que son logradas por el el “barro colorado” de Tchiquiro y la mayoría con
“ojeo”: “Yo solía llegar cuando estaba haciendo, el “barro blanco” de Katawe, sin embargo, siem-
pero ella decía no venga a mirarme. Pero yo no pre hacen referencia al yacimiento de Tchillaguar
estoy ojiandote decía yo. Paraba bonito, hacía bo- como si estuviera actualmente en uso. Los dos al-
nitos platitos” (Juana Copa, Toconce 1989). fareros más ancianos de Toconce, Natividad Berna
y Juana Copa utilizaban tiempo atrás el “barro blan-
Origen y recolección de la materia prima co” proveniente de este depósito. Este yacimiento
también se ubica en el sector del Tatio, en el sector
Para entender cómo se llevó a cabo el proceso denominado Crucero. Su topónimo se debe a la paja
de selección, el arqueólogo debe estudiar las cla- tchillagua, Festuca hypsophila, que crece abundan-
ses de materias primas empleadas en la manufac- temente en el lugar. Queda a un día y medio de
tura y el procesamiento requerido para lograr el camino de Toconce y también sería un lugar hú-
producto final. Sin embargo, las razones que im- medo donde emerge un poco de agua.
Enseñanzas de Alfareros Toconceños. Tradición y Tecnología en la Cerámica 229
Debido a la distancia a que se halla el yaci- ñala don Natividad “tiene barro durito el barro. Se
miento de Tchiquiro, los alfareros de la comuni- arregla, se quema, todo se vende. Le echa agua y
dad deben recurrir a otros comuneros para conse- se desarma” (Toconce 1989). Resumiendo, las
guir la materia prima, entrando en relaciones de fuentes de arcillas actualmente en uso se encontra-
intercambio, en las que el proveedor obtiene bie- rían en un lugar donde el asentamiento humano es
nes elaborados o dinero. En la actualidad, don Pa- transitorio, en la unidad etnoecológica denomina-
blo Ayavire es casi el único proveedor, posee tres da cerro. Esta unidad es eminentemente de reco-
animales que carga cada uno con 40 kilos de arci- lección, pastoreo y caza, desde el punto de vista
lla aproximadamente. Sale un día en la mañana, económico, pero también resulta ser un espacio
recorre el camino hasta el sector de Potrero donde sagrado en los sectores de mayor altura (Aldunate
aloja y aprovecha de ver sus cultivos. Al día si- et al. 1981).
guiente toma rumbo hacia Tchiquiro: Otro de los elementos que deben propor-
cionarse los artesanos es el combustible para la
Tengo que irme pa’rría que decimos cocción de las vasijas. Utilizan para tal efecto el
Potrero, de ahí al otro día tengo que ir guano apisonado de cordero o llamo que denomi-
pa’llá pa’ Tchiquiro. Si... y allá llego la nan jela y que sacan de los corrales. Cada uno de
empiezo a picar, y a llenar los sacos, sacar los artesanos posee uno o más lugares específicos
pa’1 alto. En un cerro, de ahí tengo que de extracción. Don Miguel Segundo Ayavire va a
meterme pa’ entro, sí como unos metros buscar la jela a unos corrales abandonados que hay
será no? De ahí tengo que llenar los sa- en el río Salado. Juana Copa traía la jela de sus
cos, tengo que sacarlos al alto, es una mina. corrales de Patillón y Juan Yufla en esta ocasión
Cuando llueve baja agua por la quebrá y sacó de los corrales de una vecina doña Dolores, a
aliviana todo el pozo que hay. Tengo que quien le pagó una cierta suma. Hoy los artesanos
limpiar ahí, tengo que tirar pala hasta lle- de Toconce no usan pigmentos para la coloración
gar a la greda otra vez. Hasta ahí ya son de sus vasijas; sin embargo, dicen que sus abuelos
las 11, después me vengo no más. Si es de sangre utilizaron la resina de algarrobo para tal
que los burros apenas llegan. Llego aquí. efecto. Natividad Berna cuenta que traía de San
y al otro día me voy a la greda blanca, son Pedro de Atacama pedazos grandes de esta resina
dos. Ese de aquí de Katawe le ‘icen (Pa- que denomina tchilitza:
blo Ayavire, Toconce 1989).
Tchilitza dicen, con ese pintaba yo. Eh...
Antiguamente en este sector del Tatio vivían algarrobo, chilitza dicen, así como resina
doña Remigia Ayavire, Antonio Ayavire y Dionisio bota, hay pedazos grandes, ese es bueno,
Valencia. Aquí tenían sus estancias donde pasto- con ese pintaba yo. Le calda con fuego un
reaban ovejas y llamas. En esos tiempos la reco- poco, queda pintadito, y ahí ya no se des-
lección también la hacían los mismos alfareros tiñe, ahí está así. Y ese tiñe negro. Ese es
como recuerdan don Natividad Berna quien era güena chilitza de algarrobo, corre como
acompañado por su nieta Delfina, del mismo modo resina. Con esa, como iba continuo ahí
que lo hacía doña Juana Copa con su marido En- buscando traía puh:. Con ese pintaba cán-
carnación Yufla. Además de los depósitos ya des- taros y platos (Natividad Berna, Toconce
critos, los alfareros conocen otros de “barro blan- 1989).
co” como los de Hojalar, Patillón y La Vuelta, y
que actualmente no son explotados. El primer ya- La localización de las materias primas nos per-
cimiento tendría una arcilla de menor calidad, pero mitieron reafirmar el radio en que se mueven los
las materias primas de los otros dos yacimientos pastores actuales de la región. La distancia que se
servirían especialmente para la confección de ollas registró es muy superior a los 5 km que ha plantea-
o “tiestos”, sin embargo, no las utilizan. Los depó- do Arnold (1975:76) en su modelo para los agri-
sitos de “barro colorado” conocidos están en otras cultores y alfareros del altiplano sur del Perú. Para
localidades como en Cupo, donde es de color café los alfareros de Toconce el acceso a los recursos
negruzco, y el de Caspana, pero de este último se- no significa necesariamente cercanía a ellos. Aun
230 Varinia Varela Guarda
(g)
(a)
(b)
(d)
(c)
(f)
(e)
Figura 1. Los Instrumentos del alfarero: (a) kanalla, (b) karaña, (c) cucharones, (d) astecas, (e) llunkuñas, (f) cuchillos, (g) batea
con instrumentos.
The tools of the pottery maken.
eran de las “antividades”, “son de antes, ese usa- Cuchillos: mango de madera y la hoja de metal
ban los de aquí, ahí botan, así que de ese me recogí muy fina, con un tamaño que varía entre los 5
también” (Toconce 1989). Hay en “Rancho” y en cm y 8 cm. Sirve para cortar los labios de las
“Rincón de los Abuelos”. Cuenta también que lus- vasijas, trozos de masa y para rebajar las bases
traba sus vasijas con palitos de leña firme de (Figura 1f).
romerillo (Senecio rosmarinus).
232 Varinia Varela Guarda
Suela: pequeño trozo de cuero curtido, de textura a la arcilla. El amasado tiene que ser prolijo y fir-
suave que se utiliza en el acabado de los labios de me. Después de 15 días la pasta ya está madura y
las vasijas de boca ancha, especialmente en los en condiciones de ser trabajada.
platos. La buena mezcla, el amasado y la maduración
de la greda son conceptos que usa Juan para defi-
Tiras de tela: son trozos largos de género que se nir un buen trabajo. Cuenta que su tía Remigia tra-
ocupan para mantener la humedad en los bordes bajaba con la greda de un día para otro y era así
de las vasijas grandes, mientras se espera que el como se le quebraban las vasijas. En cambio el
cuerpo se afirme para continuar el levantamiento abuelo Natividad lo sabe hacer bien “usa la greda
de las paredes. bien madura”. La arcilla con la cual trabajamos
tenía un mes de maceración.
Tablas: son tablas rectangulares de diferentes ta-
maños donde asienta y modela las vasijas. Juan Momento de hacer
guarda la mayoría de estos instrumentos en una lata
conservera grande, a la que le ha agregado un alam- La cerámica tiene su tiempo para confeccio-
bre para asirla y las tablas las mantiene en la bode- nar. Se elabora durante la estación seca, aún cuan-
do ésta corresponde también al tiempo de las hela-
ga. También usa una pequeña batea con agua don-
das, las que hacen peligrar el trabajo cerámico,
de pone todos los instrumentos que utilizará en la
debido a la posibilidad de trizadura en las piezas.
manufactura con excepción de los pulidores y las
Aun así hay sol, que es el que se necesita para el
tiras de tela (Figura 1g).
secado de las vasijas y del combustible. La esta-
ción seca se da en Toconce entre los meses de abril
Los Procedimientos Tecnológicos
y noviembre aproximadamente, cuando el ciclo
agrícola se reduce a las últimas cosechas y prepa-
Preparación de la pasta ración de la tierra para la siembra. Existe la manu-
factura ad hoc de platos, jarros y tinkeros para las
Para la preparación de la pasta, Juan empieza celebraciones comunales. Los primeros sirven para
midiendo las cantidades que va a mezclar; como servir la comida en “la boda” o merienda en la fiesta
medida usa un balde de aproximadamente 20 li- de “limpia de canales”15, y los jarros y tinkeros
tros de capacidad. Lo llena hasta el tope con “ba- forman parte de la mesa del “santo waki” (Castro
rro colorado” y dos dedos bajo el tope de “barro et al. 1994) También para el l y 2 de noviembre se
blanco”. Esta medida de 1 x 1 –siempre el “barro hacen palmatorias donde poner las velas que se
blanco” un poco menos– es compartida por todos prenden en las mesas rituales a los difuntos y pla-
los artesanos de Toconce. Luego remoja el “barro tos para la “boda” o merienda. En todo caso, la
colorado” en el mismo balde con agua hasta la mejor hora para la manufactura es con el sol de la
mitad, durante unas tres horas y sin revolverlo: “sin mañana hasta mediodía:
hurgar, es muy celosa”. Cuenta que una vez lo re-
volvió y se le endureció como piedra, por no se- Hasta las doce no más hay que trabajar,
guir el consejo del abuelo Natividad. Una vez que de temprano, dispués hay que dejarlo, no
está remojado le va sacando las piedras y costras es que tarde hace frío. Hum!, en la maña-
que quedan en el fondo y lo cuela en una malla de na hay que’star en el calorcito sentao. Le
nylon. El “barro blanco” lo chanca cuando es cos- alcanza a secar. Hasta las doce no más,
tra y luego lo pasa por un cedazo de malla nylon después se guarda ya el trabajo. Levanta
fina; dice que antiguamente había que konar o viento ya, está echando tierra también
moler en mortero. (Juana Copa, Toconce 1989).
En una batea grande de latón, Juan tiende un
saco de rafia y encima un paño, allí pone el “barro Juan Yufla realiza todo su trabajo cerámico bajo
blanco” ya cernido amontonándolo en forma de el sol directo; igual lo hace doña Juana Copa, a
volcán y comienza a echarle el “barro colorado” diferencia de Fermín y Santusa que lo hacen a pri-
diluido como cocho. Esta mezcla “aguadita” la mera sombra dentro de su casa. Según explican, el
amasa y la deja descansar cuatro días bien tapada, sol permite que el trabajo sea más rápido, pues va
vuelve a amasar incorporando bien el antiplástico de inmediato secando las vasijas.
Enseñanzas de Alfareros Toconceños. Tradición y Tecnología en la Cerámica 233
Cómo se hace
(Figura 5). Deja reposar la pieza unos cuantos mi- ralmente implica que se seque demasiado la “boca”
nutos logrando que se afirmen las paredes y pone impidiendo una buena unión con las placas; esta
término al plato, emparejando con el cuchillo la situación la soluciona tapando todo el borde de la
boca y alisando el labio con la suela mojada. abertura con tiras de tela mojadas (colorada y blan-
Una vez que la pieza está a “dureza de cuero”, ca). Una vez que ha completado la forma guarda
unas tres horas después, la toma para extraerle con cuidado en terminar el labio evertiendo delicada-
el cuchillo la greda que abulta la base, procedimien- mente la pared con sus dedos. Luego se ocupa de
to que realiza con todas las demás formas de vasi- la adhesión de asas (Figura 10); aun cuando cono-
jas. El “plato” es la forma base para cualquier otro ce la técnica de remache usa la adhesión simple,
recipiente; éste se puede seguir elevando, adhirien- haciendo rollos del largo requerido y uniéndolos a
do a sus paredes rodetes aplanados en forma anu- la pared con la ayuda de las astecas.
lar hasta donde el diámetro, la altura de la vasija y Las figurillas zoomorfas no son especialidad
la pericia del artesano lo permitan. El sistema de de Juan, según reconoce, y Delfina decide ense-
rodetes anulares se complementa con la adhesión ñarme. Todas estas figurillas tienen que ser hue-
de placas horizontales de arcilla que se pegan con cas, pues si no lo son se revientan en la cochura.
barbotina, arcilla diluida en agua, y alisando luego Se comienza con la base, ahuecando con los de-
las uniones con la karaña (Figuras 6 a 9). Este úl- dos una bola de masa, dejándola de forma elípti-
timo sistema se utiliza en los diámetros máximos ca u ovalada. Para darle forma al pecho y cuello se
de las vasijas mayores. Así el plato original puede une una placa en uno de los bordes del óvalo ahue-
convertirse en olla, cántaro, poruña, etc. cado y se sigue cubriendo con pequeñas plaquitas
El artesano experimentado elige la forma an- de modo de dar forma al lomo y cuello. La cabeza
tes de comenzar a hacerla, otros de menor expe- y la cola son las últimas aplicaciones que se reali-
riencia derivan la forma según vaya saliendo. Para zan y para el modelado del rostro se ayuda con las
las piezas de mayor tamaño, un cántaro o una olla, astecas; las caras pueden ser de llamo, pato, cabra,
Juan va elevando las paredes paulatinamente siem- chivo o toro. Muy ocasionalmente se hacen tarucas
pre guardando que éstas estén firmes, lo que gene- y palomas.
Enseñanzas de Alfareros Toconceños. Tradición y Tecnología en la Cerámica 235
Figura 6. Se hacen muescas en el borde con un cuchillo para ayudar la unión con el rodete.
Cuts made with a knife, along the edges, help to unite the coil.
236 Varinia Varela Guarda
Juan espera que las piezas estén bien secas para Cada uno de los alfareros de Toconce tiene su
comenzar a pulir y procura hacerlo cuando tiene propio lugar de quema, sin embargo, la generali-
una buena cantidad. En esta tarea le ayuda Delfina. dad es que se encuentren a pocos metros atrás de
Lo primero es humedecer toda la superficie de la la casa habitación y en un sector donde las condi-
vasija con un paño mojado y rápidamente pasa el ciones del viento son favorables para el buen en-
pulidor de una vez. La segunda pasada puede ser cendido y combustión. Justamente detrás de las
más lenta y minuciosa, aprovechando de amino- casas de los alfareros Juan, Miguel Segundo y el
rar las imperfecciones de la superficie (Figuras abuelo Natividad hay un afloramiento rocoso algo
11 y 12). Para los bordes y las asas usa un pulidor inclinado que deja planos libres con una buena y
más liviano y alargado que los que utiliza para regular circulación de viento (Figura 15). Estos pla-
los cuerpos. nos libres son los lugares elegidos para realizar la
A diferencia de Juan, Fermín Berna tiene dos cochura. Uno de éstos utiliza Juan donde ha loca-
formas de pulir, una en seco y otra en húmedo. lizado una estructura permanente muy simple que
Cuando se pule en seco hay que ser rápido, pero él consiste en un círculo de piedras dispuestas bajo
prefiere el sistema húmedo aprovechando la noche nivel unos 10 cm a 15 cm y de 1,20 m de diámetro.
para pulir las vasijas hechas en el día. Juan recono- Dejamos en un costado el combustible asoleándose
ce que el lustre obtenido por Santusa, la esposa de
hasta la tarde junto a unas latas que formarán parte
Fermín, es “lindo” pues no se notan las huellas del
del fogón.
pulidor16. La manufactura diaria depende de las
Alrededor de las 17 horas, Juan decide comen-
formas y tamaños que se quieran hacer, si se trata
zar con los preparativos para la quema; llevamos
de una pieza grande no se pueden hacer más de
las vasijas al alto, donde limpia la estructura remo-
dos por el tiempo involucrado en ello, si son platos
viendo todas las cenizas que han quedado de la
se puede hacer una docena, pero es un trabajo que
excede el medio día, según cuenta doña Juana Copa. quema anterior junto a unas latas del fondo. Una
El secado de todas las vasijas se hace directo vez limpio vuelve a poner las latas en la superficie
al sol (Figura 13), las que al atardecer se guardan y ordenadamente dispone las vasijas, las de mayor
en una bodega para evitar las trizaduras causadas tamaño en el centro y boca arriba, guardando tapar
por el hielo nocturno. Pasando dos días de confec- la boca para que no caigan dentro trozos de com-
cionadas las vasijas están ya en condiciones de ser bustible. Los platos van alrededor cubriendo a las
cochuradas. Lo esencial es asegurarse que estén demás y las vasijas pequeñas tapan los espacios
muy secas, pues, de lo contrario, hay mayores pro- dejados por las anteriores. El amontonamiento no
babilidades de que se fracturen durante el proceso alcanza a cubrir por completo el diámetro de la
de cocción. La humedad que obtiene una vasija en estructura y se han dispuesto 39 piezas, seis gran-
la etapa de pulido la pierde en unas cuantas horas, des, 23 platos y otras pequeñas que en conjunto
por lo tanto, es factible pulir el mismo día de la Juan considera una pequeña cantidad (Figura 16 y
cochura, ya que ella siempre se realiza en la tarde, 17). Ya amontonadas las vasijas comienza a cubrir-
incluso al oscurecer. las con capas sucesivas de trozos grandes y secos
de jela. La forma general que obtiene este amon-
La quema tonamiento es la de un domo, y calcula que ha uti-
lizado 40 kilos de combustible (Figura 18). En la
En la mañana del día destinado a la quema Juan tercera capa guarda cuidado en rellenar todos los
sale a buscar la jela a un corral de su vecina doña interticios visibles y recubre el lugar donde choca
Dolores, que dista unos pocos metros de la casa. el viento. Justo en el sector que ha recubierto y
Lleva una carretilla, pala y picota; con la picota va donde choca el viento, pone un poco de madera y
removiendo la jela que deja en grandes trozos, paja (Figura 18), y con un solo fósforo hace arder
aproximadamente de 60 cm y para asegurarse de el fuego, el que toma rápidamente los trozos de
que el combustible esté bien seco da vuelta los tro- guano. Al cabo de 10 a 15 minutos el fuego ha en-
zos para que se asoleen (Figura 14). Así remueve trado entre los trozos de jela y a las dos horas ya la
prácticamente un tercio de la superficie del corral combustión ha finalizado, pero se conserva el ca-
y comenzamos a llenar la carretilla con los trozos lor por lo menos 10 horas más. La cantidad de pie-
más secos. Llevamos dos cargas de jela al lugar de zas para la cocción es proporcional a la cantidad
la quema y que Juan calcula serían unos 80 kilos. de combustible y al tiempo de combustión.
Enseñanzas de Alfareros Toconceños. Tradición y Tecnología en la Cerámica 239
Figura 13. Las vasijas se dejan secar a todo sol. Figura 14. Juan extrae el combustible o guano apisonado de un
The vessels are left to dry at the sun. corral.
Juan removes the fuel or tempe guano from a corral.
Los procedimientos que utiliza don Miguel Copa, quien utiliza un tipo de emplantillado de pie-
Segundo en su cochura se diferencian en algunos dras en la base:
aspectos con los de Juan. En primer lugar, no po-
see ningún tipo de estructura permanente; se reco- Cuando no hay greda cortitas, puro pie-
noce el lugar por las cenizas y fragmentos de cerá- dritas no más hay que ponerle, así encimita
mica que han quedado de las cochuras anteriores. poniendo, bieen bonitos así, planito. Pu-
Para evitar el contacto directo de las piezas con el ras piedrecitas. Entonces ahí encimita hay
guano utiliza fragmentos que hayan quedado de que colocarlo po!, sea cantarito así, uno
vasijas fracturadas de otra cochura. Algunos frag- adentro. Entonce ya hay que volcar los
mentos medianos los dispone sobre las latas antes platitos, cantaritos paraitos o volcaitos
de apilar las vasijas, y otros mayores sobre las va- también, su orillitas, ahí encima del can-
sijas ya apiladas. tarito hay que poner los platitos también.
Otra diferencia en la manera de cochurar que Así quema! Puros nuevos sei poner, puros
utiliza don Miguel es que él deja en el domo una que están pa’ quemarlos, puros nuevos no
pequeña abertura rectangular y a ras del piso don- más. La jela le ponís bien hartito pus!, ori-
de pone madera, y enciende el fuego. También el lla, bien redorcito así, encima más que sea
lugar donde localiza el fogón es más protegido del menudo, así la jela pero le echai no más
viento y admite que a su cocción le falta aire para po! Ah ahí que prenda el fuego, ratito está.
que sea mejor. Frecuentemente sus piezas salen con Un lado no más priende, contra el viento
manchas, las que soluciona volviéndolas a cocer. yo le priendo. Solo se priende (Toconce
Ocupa además menor cantidad de combustible y 1989).
en la preparación y ordenamiento del domo de co-
chura es ayudado por sus hijos menores y Marga- Otras particularidades en los procedimientos
rita, otra hija, ya madre de un pequeñito. Otra va- de la cochura son los que se observaron con Fermín
riante del horno de cochura nos narra doña Juana Berna. Fermín es el único alfarero de Toconce que
Enseñanzas de Alfareros Toconceños. Tradición y Tecnología en la Cerámica 243
sitúa su lugar de cochura en un plano más bajo que nando. Ah tiene fundición linda. Hum!
su lugar de residencia, entre melgas en desuso y en cuando está sordo no, suena toj- toj- tojl;
el sector denominado T’chaco. Aquí la circulación cuando suena tan- tan- tan! eso es bueno
del aire es evidentemente más reducida, y está fue- (Natividad Berna, Toconce 1989).
ra del plano inclinado que mencionara para la lo-
calización de los fogones de los otros artesanos. Registro de formas, contextos de uso y función
Sin embargo, la vivienda más cercana al lugar de
cochura sigue siendo la vivienda del artesano. Aquí En el registro de formas cerámicas se aborda-
Fermín ha preparado también un círculo con pie- ron tres niveles: (a) aquellas formas que actualmen-
dras de tamaño mediano de 20 a 40 cm de largo y te manufacturan los alfareros de Toconce; (b) el
ha ordenado las piezas en forma similar a los otros, registro de piezas en uso en varias unidades do-
pero usando además de los fragmentos de cerámi- mésticas de Ayquina, Toconce y Caspana, y (c) el
ca, arena en la superficie interna de la estructura. registro de piezas en su contexto de uso, en oca-
Una notoria e importante diferencia en sus parti- sión de festividades tradicionales tales como la
culares procedimientos se observan en la preocu- “limpia de canales”, “día de los difuntos y todos
pación que éste presta al encendido del fogón, el los santos” y “enfloramento de ganado”. En las
cual va a visitar sucesivas veces –tres al menos– unidades domésticas, preferentemente en las estruc-
durante la noche para vigilar la combustión. En tales turas de cocina y/o bodegas, encontramos muy
ocasiones vuelve a tapar todos los agujeros que se recurrentemente tres formas: los tiestos, los wirkes
producen al consumirse los trozos más pequeños y los cántaros. Estos tres tipos de vasijas son a las
de combustible. Usa similar procedimiento que que se les confiere mayor longevidad, y han sido
Miguel Segundo al usar la “ventana” para el en- traspasadas enteras de una generación a otra:
cendido del fogón, justo donde choca el viento y
que coincide con un lugar oculto si uno enfrenta l. El tiesto (Figura 19a-d) es una olla de cuerpo
los cerros. globular, generalmente con dos asas laterales ad-
La actividad de cocción es denominada por heridas verticalmente del tipo de correa lisa y sec-
algunos con el término taucar17 y así como el pro- ción subcircular o elíptica que se sujetan desde el
ceso de manufactura tiene una mejor hora para rea- labio. De base plana y labio evertido. Su altura va-
lizarse, el de cocción también la tiene y es siempre ría entre los 26 y 35 cm, y el diámetro máximo de
al atardecer: “Cuando uno hace fuego para quemar la boca entre 20 y 27 cm. El tiesto se utiliza para
en la noche llegan las almas, almas de esta vida. tostar habas, para tchutar o tostar el maíz variedad
Penan no?” (Natividad Berna, Toconce 1989). Tam- Tchutucuru, el que desgranado y junto con arena
bién el procedimiento general es no vigilar la coc- se calienta y revuelve con un atadito de pajas lar-
ción; una vez que la combustión se ha hecho efec- gas, haciendo el tostado parejo. El tiesto presenta
tiva los alfareros y sus acompañantes se retiran a en su superficie externa una gruesa capa de tizne
sus casas hasta el otro día. Aproximadamente al resinoso debido al contacto directo con el fuego a
mediodía se vuelve al horno para recoger las va- leña. Este recipiente es usado durante todo el año
sijas que de allí en adelante pasan a llamarse loza. o mientras haya grano para tostar o reventar. Se
Es indispensable antes de sacarlas de las cenizas encuentra siempre en las cocinas y ocasionalmen-
estar muy seguro de que estén frías, si no se co- te cerca de fogones de cocina al aire libre. Suelen
rrerá el riesgo de que se trizen o quiebren com- estar reparados en el cuello mediante un alambre
pletamente. dispuesto en forma anular.
El reconocimiento de una buena o mala co-
chura se hace mediante el golpeteo con las uñas 2. La olla o manka18 es la forma que se describió
sobre la superficie de las vasijas, aquellas que emi- anteriormente para el caso de los tiestos. La espe-
ten un sonido grave están “sordas” y mal cocidas, cificidad funcional de este tipo está dada en parte
y las que suenan como campana han sido bien por el tamaño de la pieza (Figura 19a), que según
cochuradas: informaciones era donde antiguamente cocinaban
los alférez en la cocina del “local comunal” para
Ah!... claro, cuando tiene bien sonido es las festividades, como la del Santo Patrono San
güeno, como campanita tan- tan- tan! so- Santiago en Toconce (Victoria Castro, comunica-
244 Varinia Varela Guarda
ción personal 1990). Otra, también de gran tama- pones de tela o metal. Los toconcinos conocen, y
ño, donde se cuece la mezcla para la preparación en ocasiones conservan, otras formas tradiciona-
de la chicha. Las ollas de tamaño mediano que les pero que en su mayoría han sido reemplazadas
pudieron haber sido las destinadas al cocimiento por vasijas metálicas y de cerámica vidriada, como
diario de los alimentos han sido completamente re- es el caso de las siguientes piezas:
emplazadas por ollas de aluminio o enlozadas y
las de cerámica que han quedado son las utilizadas 5. Jarros: (Figura 20a-c) consiste en una forma res-
hoy como tiestos. tringida, de cuerpo globular, de base plana, cuello
muy corto y bordes directos o ligeramente everti-
3. El wirke19 (Figura 19f-h) es una vasija de gran dos y con un asa lateral y dispuesta verticalmente
tamaño de boca ancha, labios evertidos, base pla- del tipo en arco y lisa, con sección subrectangular
na y de cuerpo tronco cónico, pero con paredes o elíptica. Esta asa es adherida a partir del labio
algo convexas. Aproximadamente a mitad de la con el otro extremo sobre el cuerpo, y ocasional-
altura del cuerpo tiene adheridas dos asas latera- mente en la adhesión al labio hay 3 o más hendi-
les, dispuestas verticalmente, del tipo de correa lisa duras como una pequeña decoración. Las formas
y de sección subrectangular. La altura de este tipo más recientes tienen el borde más extendido y
de vasijas varía entre los 44 a 35 cm, y el diámetro evertido y algunas un estrechamiento a modo de
de la boca entre los 47 a 34 cm. La superficie ex- vertedero. La altura de estas vasijas varía entre los
terna conserva pequeñas manchas de cocción ori- 20 y 28 cm y el diámetro de la boca entre 10 y 15
ginales y el color y brillo acentuado por el uso. cm. El color y brillo de la superficie externa está
Aquí se hace la primera masa del maíz para la acentuado por el uso. Estas vasijas se encuentran
preparación de la chicha, la que se confecciona guardadas en las estructuras de cocina y en las bo-
generalmente para las festividades comunitarias. degas, con los tapones de corontas de maíz o boca
El resto del tiempo se guarda en las bodegas en abajo, junto a las dos formas anteriores.
posición invertida. Algunos casos de reparación se Su contexto de uso es básicamente ritual y lo
registraron en los cuerpos y consistían en tapones
encontramos formando parte importante de los
de género o plomo, así como el registrado para los
wakis21 o pagos, y “mesas rituales”. Durante la
tiestos con alambre dispuesto anularmente sobre
celebración del 1 de noviembre algunas de estas
la restricción de la boca.
piezas son situadas en las mesas rituales y familia-
res que se les ofrece a los difuntos, y donde todos
4. El cántaro o j’atun yuro20 (Figura 19i-l) conte-
los participantes vierten vino, chicha u otros líqui-
nedor de gran tamaño, de labios evertidos, de base
dos, con el fin de compartir con el finado. En la
plana, también es una forma restringida, con cue-
limpia de canales hay otro contexto de uso regis-
llo y con asas laterales a la altura media del cuer-
trado, que corresponde a dos momentos: uno al
po, dispuestas verticalmente; son del tipo de co-
santo waki del inicio de las festividades, donde son
rrea lisa y de sección subovalada o subrectangular.
La altura varía entre los 55 a 50 cm y el diámetro un par y se acompaña con un tinkero (véase infra),
de la boca entre los 19 y 14 cm. A1 igual que el y se pide para que las festividades sean realizadas
anterior, la superficie externa conserva pequeñas según la costumbre, de la mejor manera. Otro re-
manchas originales de la cocción y el color y brillo gistro corresponde al waki previo al lanzamiento
acentuado por el uso. de las aguas, una vez limpios los canales de riego.
Aquí se guarda la chicha de maíz para que Aquí la “mesa ritual” está conformada por un teji-
madure unos cinco días, quedando lista para ser do rectangular, la inkuña, sobre el que está el jarro,
bebida. Los lugares donde se encuentra este tipo varios tachos enlozados que contienen vino y
de vasija es en estructuras de cocina o en las bode- “ulpada” (chicha con harina tostada) que corres-
gas. Cuando contienen chicha son tapadas con te- ponde cada uno a un comunero participante, y un
las de colores rojo y blanco, y cuando están vacías paño con hojas de coca y harinas. Los comuneros
suelen estar boca abajo o con una tapa que consis- progresivamente van vertiendo líquidos y coca has-
te en un atado de corontas secas de maíz, unidas ta repletar el jarro, el que finalmente será tirado en
con una tela o lana. También se registraron algu- el momento que se liberen las aguas hacia el canal
nas reparaciones en el cuerpo, consistentes en ta- ya limpio (Castro et al. 1994).
Enseñanzas de Alfareros Toconceños. Tradición y Tecnología en la Cerámica 245
Figura 19. Formas de vasijas: (a-d) tiestos, (e-g) wirkes, (h-k) cántaros, (e) manka– olla comunal.
Form of vessels.
Otras mesas rituales donde encontramos el ja- res y vellones de lanas de fuertes colores que van
rro se hacen con motivo de las “limpias” y “en- sirviendo para colgar de las orejas, cuellos y lo-
floramento” del ganado. Estos rituales se asocian mos de los animales. Delante de la inkuña, que es
a la celebración de San Juan Bautista, fecha que en dirección de los cerros, se pone un kobero hu-
coincide con el solsticio de invierno. Aquí la mesa meante (véase kobero).
ritual se hace dentro de los corrales y bajo una ra- En fecha previa al Carnaval, entre mediados
mada que da sombra a los asistentes. Allí se pone de febrero y principios de marzo, también hay
la inkuña y sobre ella el jarro, varios tinkeros, ho- “enfloramento de ganado” y donde se hacen me-
jas de coca, botellas de alcohol, y montones de flo- sas rituales semejantes a las de San Juan.
246 Varinia Varela Guarda
(a-c)
(m)
(j-l) (n-ñ)
Figura 20. Formas de vasijas: (a-c) jarros, (d-e) platos, (f-g) koberos, (h-i) chulleros, (j-l) tinkeros, (m) wiche, (n-ñ) kailantur.
Vessel forms: (a-c), jars, (d-e) plates, (f-g) koberos (deep bowls), (h-i) chulleros (pitchers), (j-l) tinkeros (kidney type form for
ceremonial purpose), (m) wiche big jar to Knead dough), (n-ñ) kailantur (flat plate with handle).
6. Los platos o t’uru platitos22 (Figura 21 d-e) cuya ofrenda para los difuntos en el cementerio de Ayqui-
forma tradicional es de paredes altas, rectas y na durante esta misma festividad (Claudio Merca-
evertidas, de base plana y de borde directo con la- do, comunicación personal 1990). En el diario vi-
bio convexo. La altura de estas vasijas varía entre vir han sido reemplazadas por platos para sopa de
los 8 y 6 cm, y el diámetro de la boca entre los 20 manufactura industrial. Un uso diferente se obser-
y 15 cm. vó en el pueblo de Caspana, allí un pequeño plato
Su contexto de uso actual se remite casi exclu- servía de base para hacer rotar el huso de hilar.
sivamente a las “bodas” o comidas comunales du-
rante algunas de las festividades, como la “fiesta
de los difuntos”, la celebración del patrono del 7. El kobero (Figura 20f-g) se diferencia de la for-
pueblo, “San Santiago” en Toconce (Victoria Cas- ma tradicional del plato por tener una base de ma-
tro, comunicación personal 1990), los floramentos yor diámetro y por sus dos asas laterales dispues-
de ganado y el Carnaval (Mauricio Uribe y Claudio tas horizontalmente por debajo de la boca. Las asas
Mercado, comunicación personal 1990). En la pri- son adheridas del tipo de correa lisa y de sección
mera celebración también se encuentran forman- subrectangular. El tamaño es similar al de los pla-
do parte de las complejas mesas rituales donde se tos. Su contexto de uso es ritual; es aquí donde se
“les da a los difuntos” y conteniendo la misma co- queman los elementos para los sahumerios en pos
mida que se servirá a todos los presentes. Por otro de que produzca la tierra, defienda la casa, para la
lado, se registraron conteniendo comida como proliferación del ganado, etc.
Enseñanzas de Alfareros Toconceños. Tradición y Tecnología en la Cerámica 247
El kobero es para hacer saumerio, se echa Su forma se diferencia de las jarritas por la ausen-
incensio, k’oa2 santiago para casa, para cia de pico para vertir.
cualquier cosa. Sino se va pa’ la chacra
ahí, vira k’oa una poquito... para que pro- 9. El tinkero27 o “mate” (Figura 20j-l) es una vasi-
duzca todo bueno (Natividad Berna, To- ja pequeña de forma arriñonada. Tiene una altura
conce 1989)23. aproximada de 5 a 6 cm, y el diámetro máximo de
la boca varía entre los 11 y 14 cm. Las superficies
Remitiéndose estrictamente a la forma tradi- tienen el color y el brillo acentuados por el uso.
cional descrita anteriormente sólo se tiene el regis- Este tipo de vasija también se encuentra formando
tro de dos de estos koberos, que pertenece uno a parte de “mesas” rituales, siempre de a una, y aso-
María Berna, pastora de Turi, y otro al abuelo Na- ciada a un par de jarros o chulleros. Los tinkeros
tividad. Los otros registros corresponden a formas contienen generalmente algunas plumas de parina,
sin asas, como por ejemplo uno que se fotografió dependiendo su color del motivo que propicie la
sobre los altos de la colina sur de Toconce y aso- realización del waki; por ejemplo, son blancas para
ciada a estructuras “cajitas”24. Posiblemente éste el “cabo de año” y rosadas en la limpia de canales.
formó parte de algún ritual particular de petición, Sobre las plumas se les va echando hojas de coca y
defensa y/o limpieza. En ocasión de la celebración una vez que se finaliza la mesa es llevada por el
de San Juan Bautista, previamente se realizan ri- oficiante y acompañantes a un rito privado, donde
tuales de limpieza o purificación, pero también es según relatos se vierte el contenido líquido de los
ocasión para pedir por la salud de amigos y fami- chulleros y jarros en él, y se va asperjando a modo
liares. Estas mesas se realizan para el campo y siem- de ofrecimiento.
pre enfrentando a los cerros se pone el kobero hu-
meando; nunca debe encenderse una llama, pues 10. La poruña es de forma similar a la del plato
se interpretaría de mal augurio. El kobero también tradicional, pero de mayor tamaño y paredes más
lo encontramos en el contexto de las mesas ritua- elevadas. Su altura varía entre los 14 a 20 cm, y el
les de “enfloramento de ganado”, ya descritas. diámetro de la boca entre 27 a 30 cm. Ocasional-
mente, al igual que los platos, poseen “orejitas” o
8. E1 chullero25 (Figura 20h-i) tiene la forma bá- “lujitos”, que consisten en dos conjuntos de tres o
sicamente igual a los jarros, pero de tamaño mu- menos protuberancias semicirculares de un largo
cho más reducido y con un asa lateral dispuesta en entre 1,5 y 2 cm, y que se disponen linealmente
forma vertical y adherida por un extremo al labio. sobre el labio y opuestos. Se registraron dos poruñas
La altura promedio de estas vasija es aproximada- en diferentes unidades domésticas y su contexto es
mente de 11 cm y el diámetro de la boca de unos 5 de uso diario, reemplaza al wiche, sirve como en-
cm. Se registraron algunos en uso sirviendo como saladera y al parecer su función principal es la de
vasos para beber vino o chicha durante los descan- “lavadero”. Actualmente ha sido reemplazado por
sos y las comidas en la limpia de canales, y se ob- los lavatorios enlozados.
servaron otros cinco en tres diferentes unidades do-
mésticas. 11. El wiche28 (Figura 20m) es de cuerpo globu-
Según algunos relatos, estos recipientes debie- lar, base plana, de fuerte estrangulamiento en la
ran usarse en los waki para el enfloramiento del boca pero con labio muy evertido y largo, sin dejar
ganado donde es necesario la presencia de un par de ser de boca ancha. No tiene asas. Este se ocupa-
de éstos, sin embargo, han sido virtualmente re- ba para amasar la harina y levantar la masa en la
emplazados por pequeños “tachos” enlozados. Por preparación del pan. Actualmente no se registró nin-
otro lado, se registró un par de chulleros de mayor guno en uso y su reemplazo se hizo por fuentes de
tamaño, junto a un tinkero, en la mesa ritual de aluminio enlozado, profundas y evertidas (o
“cabo de año”26 del abuelito Natividad. Uno se dis- “lavadores”). El contexto de uso de la pieza de re-
pone a la izquierda y simboliza al difunto y el otro emplazo es culinario y de aseo.
a la derecha del oficiante que simboliza a todas las
almas. Aquí nuevamente sirven de recipiente para 12. El kailantur29 (Figura 20n-ñ) es un plato ex-
contener vino, harinas de maíz y quinoa, y coca. tendido, bajo, de base plana y con un asa que sale
248 Varinia Varela Guarda
del labio. La forma plana y sin asa es denominada Asemejan la “babosa” con los ebrios, pues és-
por algunos como “paneras” y por otros como tos tiran babas por la boca. Su manufactura fue
kailantur. Este plato se utilizaba para cocer las tor- especialidad de Natividad Berna y hoy también las
tillas sobre las brasas, pero actualmente no se re- hacen Juan Yufla, Fermín y Miguel Segundo. Los
gistró ninguno en uso. En su reemplazo hoy se ocu- “duendes” fueron especialidad de Juana Copa. Se
pa una rejilla metálica que se pone sobre las brasas parte haciendo un cántaro de forma similar a la
para calentar trozos de carne previamente asada o “babosa”, al cual se le une una cara antropomorfa
para la cocción de las tortillas. Contexto de uso de nariz alargada y en cuya frente se adhieren tres
culinario. cachos, uno central y dos laterales. Esta forma no
Las formas actuales que se confeccionan en es reproducida por Juan Yufla, pues le confiere el
cerámica guardan una notoria diferencia en lo que poder de mal augurio a quien la obtenga por com-
respecta a las formas que se podrían llamar tradi- pra, y fue descrita por Santiago Berna como una
cionales, principalmente si se observan los mode- taruka o ciervo.
lados zoo y antropomorfos. En relación a estas fi-
guras, Natividad Berna señalaba que él hacía gran Intercambio y Comercialización
cantidad de toros30. Hoy día existe una gran varie-
dad de modelados zoomorfos, los cuales en su En la actualidad, a pesar de su escaso número
mayoría corresponden a animales domésticos sean de habitantes, Toconce es el único centro manu-
estos llamos, cabras, chivos, toros, burros con y facturero de cerámica de la subregión del río Sala-
sin monta, perros, patos y gallos. La taruka o cier- do, y que de algún modo abastece a las comunida-
vo andino es el único animal salvaje que se repre- des cercanas tales como Ayquina, Turi y Cupo.
senta ocasionalmente. Los artesanos que más re- También provee a Caspana (Aldunate y Castro
crean las figuras zoomorfas son los mismos que 1981), pueblo con el que mantiene una relación
han comenzado con el uso de moldes a partir de marcadamente comercial. La comercialización
recipientes industriales para la confección de vasi- masiva, por así decirlo, de las manufacturas cerá-
micas de Toconce se realizan en fechas determina-
jas y contenedores. Los modelados antropomorfos
das. Internamente o dentro de la subregión, la ma-
son escasos y cuando surgen generalmente se aso-
yor cantidad de piezas que se venden son los platos
cian a un jinete montado en un burro o representan
y se realiza antes y para algunas festividades como
músicos. De toda la variabilidad que se registró
la del santo patrón de cada pueblo y para la fiesta
hubo dos formas que aparentemente fueron inte-
de los difuntos. En ambas oportunidades los co-
gradas por los alfareros más ancianos, una corres-
muneros realizan “bodas” o meriendas colectivas
ponde a la “babosa” y otra a los “duendes”. La
donde precisan mayor cantidad de esta loza para
“babosa” es un jarro de sólo un asa, alargada y ver-
servir a los concurrentes.
tical, dispuesta en la cara posterior de la vasija. En
La forma tradicional de “comercio” en estos
el frente lleva modelado una cara de animal (origi-
lugares es el intercambio de bienes, el que sigue
nalmente toros) o persona, por cuya boca se vierte
manteniéndose dentro de la comunidad y con las
el líquido: comunidades vecinas. Cercanos en la memoria de
los comuneros están los viajes con burros carga-
No todos hacen, yo hacía esas cosas, esos dos de “ollitas, jarros y platos” amortiguados con
toros así, esas caretas todo. Ahora también pajas para Caspana, Ayquina e incluso San Pedro
ellos hacen caritas todo. Caritas de perso- de Atacama. Allí eran intercambiados por peras,
na, bocas, vista y todo. Pestaña pero no tunas, verduras varias, papas, chañar, trigo y car-
tiene, pero un morrito le deja poh!. Como ne. Por ejemplo, una olla grande podía ser inter-
dormido anda, vista también. Por ay bus- cambiada por la cantidad de trigo que podía conte-
caba, hay campo ahí oropelcitos, por ner. El oficio de alfarero era una forma clara de
ahicito le llevo. Pongo dentro, le lustro en complementar el sustento:
fin. Así, ese oropelcitos queda como cual-
quiera una vista, los toritos, todo (Nativi- Sirve pa’algo, pa’ matar el hambre digo
dad Berna, Toconce 1989). yo. Caye comidita, caye lana, cualquiera
Enseñanzas de Alfareros Toconceños. Tradición y Tecnología en la Cerámica 249
Tabla 1. Relación de formas arqueológicas (Turi, Varela 1992) con formas etnográficas (Toconce).
Archaeological pottery types (Turi, Varela 1992) and the ethnographic anologies.
Referencias Citadas
Notas
1 Los registros etnográficos se obtuvieron en el marco de los 3 Con el objetivo de orientar la recolección de los datos
proyectos Fondecyt 1148-90 y 1940380. etnográficos hacia la manufactura alfarera y paralelamente
2 A los registros etnográficos o archivos orales del presente esbozar su importancia dentro del contexto social, se pre-
se les otorgó un valor semejante al dado a los textos paró previamente un instructivo guía de uso personal. Esta
etnohistóricos (Proyectos Fondecyt 1148-90 y 1940380). guía fue reformulada a partir de datos extraídos principal-
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