Вы находитесь на странице: 1из 20

Revista de Estudios de Género.

La ventana
ISSN: 1405-9436
revista_laventana@csh.udg.mx
Universidad de Guadalajara
México

HERNÁNDEZ RODRÍGUEZ, ALFONSO


Reseña de "El harén pedagógico. Perspectiva de género en la organización escolar" de Miguel Ángel
Santos Guerra (coord.)
Revista de Estudios de Género. La ventana, núm. 14, diciembre-, 2001, pp. 349-367
Universidad de Guadalajara
Guadalajara, México

Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=88412394016

Cómo citar el artículo


Número completo
Sistema de Información Científica
Más información del artículo Red de Revistas Científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal
Página de la revista en redalyc.org Proyecto académico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto
EN LA MIRA 349

ALFONSO HERNÁNDEZ RODRÍGUEZ de la escuela, y opina que una cosa es


GÉNERO Y AULA lo que se ha escrito sobre la escuela y
otra la “escuela en acción”.
Miguel Ángel Santos Guerra (coord.). Santos Guerra sostiene que el mo-
El harén pedagógico. Perspectiva de gé- delo formalista como instrumento de
nero en la organización escolar, Grao, análisis puede ayudar poco a enten-
Barcelona, 2000. der la escuela y lo que pasa en ella,
porque “lo esencial tiene, a veces, muy
Como una entrega más de la serie poco que ver con lo formal”; de tal
Transversalidad de la Biblioteca del manera que los escritos podrán decir
Aula y editado en septiembre de 2000, que los fines de la escuela son com-
este interesante libro nos lleva al cam- partidos por toda la comunidad esco-
po de la escuela como organización lar, pero el hecho es que cada uno de
en la que hasta ahora la perspectiva sus miembros puede tener fines dife-
de género ha sido poco utilizada como rentes e incluso contrapuestos.
variable de estudio; por otro lado, de Por otro lado, todavía algunos ven
acuerdo con Santos Guerra, coordina- a la institución escolar como una or-
dor de los trabajos presentados en este ganización que permanece estática y
libro, la escuela frecuentemente se in- en la que no se presentan variaciones
vestiga desde una “visión formalista”, significativas; sin embargo, en la rea-
desde la que se entiende que esa vi- lidad el dinamismo es permanente y
sión “real” da cuenta de los esquemas produce cambios continuos. Un aná-
de una descripción “formal”; para él, lisis de la escuela “entre bastidores”,
esto es una falsa suposición, ya que es- según Santos Guerra, nos conduce a
tos esquemas de análisis no son sufi- entender que la trama de relaciones,
cientes para conocer la vida cotidiana expectativas, creencias e intereses es
350 LA VENTANA, NÚM. 14 / 2001

muy compleja y no está del todo a la dadas o consideradas de escasa im-


vista, hay que profundizar en los cam- portancia. La naturaleza sexuada de las
pos del significado para llegar a lo que organizaciones y de su gestión no ha
realmente pasa: “una cosa son las apa- formado parte de la tradicional corrien-
riencias y otra la realidad”. te masculina de la teoría sobre la prác-
Señala que ahora el objetivo está tica educativa (Burrel y Eran, 1986: 8).
enfocado al análisis desde el punto de
vista de los significados y en éstos tie- Otros puntos importantes desde los
nen que ver de manera importante que se observa a la escuela en este li-
los protagonistas, los actores: “los bro son los que se refieren a la estruc-
protagonistas tienen las claves del sig- turación del poder por factores de
nificado de lo que sucede en la orga- género, sobre cómo el funcionamien-
nización”. La influencia del género en to de la escuela y de las relaciones que
el significado es una de las principales se establecen en ésta son condiciona-
variables en el funcionamiento de la dos por factores de género, así como
escuela como institución, como un los espacios, los tiempos, los mate-
campo en el que se relacionan hom- riales escolares, sus contenidos e ilus-
bres y mujeres, ya sea como profeso- traciones y, por supuesto, la forma de
res y profesoras, padres, madres, expresar las ideas, no se diga la vio-
alumnos y alumnas; es sobre todo en lencia que se ejerce a través de las ca-
la escuela en donde todo está teñido racterísticas particulares de género que
por el género y este hecho condiciona se arraigan en las etapas incipientes
la comprensión de dicha institución. de nuestra vida.
Santos Guerra, en la “Introducción”,
El género y las relaciones de género hace preguntas fundamentales a las
han sido durante mucho tiempo olvi- que se pretende dar respuesta más
EN LA MIRA 351

adelante: “¿Qué fuerzas mueven las los patrones de comportamiento des-


relaciones? ¿De qué naturaleza es el iguales heredados por una cultura an-
telar que teje los hilos de las comuni- drocéntrica, como lo señala Riviere:
caciones?” Menciona que la domina-
ción masculina es el nombre del telar Les falta a ellos el ejercicio constante,
que está en constante movimiento. y tan femenino por cierto, que con-
siste en ponerse constantemente en
La escuela, incluso cuando está libe- lugar del otro; tras siglos de práctica,
rada del poder de la Iglesia, sigue tras- las mujeres han llegado a entender
mitiendo los presupuestos de la instintivamente a los hombres. En
representación patriarcal (basada en la cambio ellos, con las excepciones
homología entre la relación hombre/ acostumbradas, son unos novatos
mujer y adulto/niño), y sobre todo, (p.10).
quizás, los inscritos en sus propias
estructuras jerárquicas, todas ellas con Emilia Moreno en el capítulo uno,
connotaciones sexuales (Bourdieu, cuando habla acerca de “La transmi-
2000: 108). sión de modelos sexistas en la escuela”,
propone un proceso de transformación
Santos Guerra hace una reflexión acer- en el que la familia tiene un papel muy
ca de que no es posible una acción importante, donde la corresponsabili-
que nos conduzca a la igualdad sin una dad por las tareas domésticas funcio-
participación de todos y de todas, ha- na como una fuente de transmisión y
ciendo un señalamiento de que “no de reproducción de las primeras pau-
se puede excluir a los hombres de la tas educativas, las cuales deberían
tarea de la coeducación y el compro- replantearse con la intención de cons-
miso”, ya que es importante analizar truir una realidad más equilibrada en-
352 LA VENTANA, NÚM. 14 / 2001

tre hombres y mujeres, como lo seña- no basta, ya que por otro lado se si-
la Mañeru (1999): guen transmitiendo a través del cu-
rrículo vitae (oculto o explícito)
Se trata de que las mujeres habitemos contenidos que parten de un modelo
el mundo entero a nuestra manera, masculino hegemónico.
cada cual a la suya y de que ellos re- Finalmente, señala que es necesa-
conozcan su parcialidad para habitar- rio iniciar la revisión de la cultura es-
lo, también entero, en las formas que colar como una herramienta valiosa
articulen desde esa parcialidad, una que ayude a reconstruir la cultura fe-
vez reconocida (p. 12). menina, que la haga presente en el
currículo y que se vea plasmada en las
Pero cómo construir esa nueva reali- relaciones personales y profesionales
dad, pues a partir de un proceso de de los centros escolares.
transformación que comience en el En el capítulo dos, María Elena
ámbito doméstico y sus tareas; es de- Simón nos lleva al campo de la coedu-
cir, en la familia. Habría que tomar en cación con las siguientes preguntas:
cuenta también la transformación de “¿Tenemos escuela coeducadora? ¿El
los medios de comunicación como sistema escolar es coeducativo? ¿Las
herramienta poderosa para la repro- leyes y normativas contemplan la co-
ducción de los modelos de comporta- educación?”
miento sexistas y que funcionan como Ella responde que en España el sis-
componentes de una acción pedagó- tema escolar todavía no ha llegado a
gica visible del discurso publicitario, y alcanzar un proceso verdaderamente
así llegamos al papel que tiene la es- coeducativo, si se toma en cuenta el
cuela (se debe reconocer) como correc- concepto de coeducación como:
tora de desigualdades sociales, lo cual
EN LA MIRA 353

Un proceso intencionado de interven- do puntos tales como la cooperación


ción a través del cual se potencia el (seguridad-identidad), la justicia (equi-
desarrollo de niños y niñas partiendo dad-apoyo) y la subjetividad (elección-
de la realidad de dos sexos diferentes reconocimiento).
hacia un desarrollo personal y una En el capítulo tres, titulado “Yo tengo
construcción social comunes y no en- que hacer la cena. La mujer y el go-
frentados (p. 34). bierno en los centros escolares”, Mi-
guel Ángel Santos Guerra habla acerca
Hace propuestas puntuales que pue- de las causas por las cuales las muje-
den conducir a la construcción de una res profesoras, a pesar de ser una ma-
escuela equilibrada y justa para todos yoría notable en el campo de la
y todas; si bien, señala que la tarea es educación, muy pocas asumen las fun-
ardua, como lo es la tarea de enseñar, ciones directivas, señalando como una
y que se aprende con base en el es- de las principales la limitación de sí
fuerzo y con un sentido cooperativo. mismas; sin embargo, hay otras, como
N os habla de los tiempos enfo- el hecho de considerar esas tareas
cados desde la perspectiva de género, como poco estimulantes, que los gru-
de los espacios divididos por géne- pos formados por el profesorado son
ro, de cómo rehabilitar a ambos y de muy cerrados, que la concepción de
cómo la transversalidad en los nue- autoridad tiene que ver más con el po-
vos currículos ha ayudado aunque no der que con la educación.
ha sido suficiente, pues hace falta to- Pero cuál sería en este caso la pre-
davía más; habría que incidir en el cam- gunta fundamental acerca del acceso
po de la violencia juvenil y de género; de la mujer a los puestos directivos en
en el fomento de principios demo- la escuela. No es una sino varias: “¿Por
cráticos en la coeducación, reforzan- qué las mujeres no acceden a la direc-
354 LA VENTANA, NÚM. 14 / 2001

ción igual o más que los hombres? ¿Por concebido a la escuela desde un pun-
qué no se presentan a concursar por to de vista mecanicista sin tomar en
dichos puestos?” cuenta otras dimensiones como las de
Una posible respuesta es que la la ideología, la política y la ética en la
invisibilidad de las mujeres está ligada dinámica escolar.
a todo fenómeno discriminatorio de las Pero, ¿cuáles son para Santos Gue-
mujeres, y este hecho o fenómeno tie- rra las causas de la “(auto)exclusión?”;
ne dos filos: el primero es que los hom- pues la mayor parte de ellas están li-
bres siempre han discriminado a las gadas a cuestiones culturales y bioló-
mujeres; el otro, que las mujeres se han gicas, entre otras, a la necesidad de
autodiscriminado. atender la casa, a la obligación de es-
A partir de las preguntas mencio- tar al pendiente de los hijos e hijas; a
nadas, Santos Guerra hace un análisis esa posibilidad casi siempre presente
a fondo de los hechos y de las causas de quedar embarazada y a una más,
por las cuales las mujeres no toman quizá la de mayor importancia, a la
como deberían los puestos de direc- falta de confianza en sí mismas, que
ción en las escuelas, pasando por una va acompañada de un condicionamien-
revisión de factores tales como el de to histórico y de los estereotipos fe-
la epistemología, en el sentido de que la meninos, así como de algunos mitos
organización escolar siempre se abor- como el que sostiene que “si una mu-
da desde perspectivas marcadamente jer puede, cualquiera puede”, lo que
androcéntricas; si es desde el campo impide darse cuenta de que el conjunto
de la administración escolar, se apli- de las mujeres vive condiciones de in-
can a la escuela teorías procedentes ferioridad para alcanzar los espacios
del área de la administración gerencial hasta donde llegan los hombres.
o de la alta burocracia; también se ha
EN LA MIRA 355

Por otro lado, la especificidad de la Para que las mujeres lleguen a alcan-
función directiva escolar en la actuali- zar el poder al que tienen derecho,
dad tiene mucho que ver en sentido tendrá que haber un vasto movimien-
divergente con la función de educar, to de empuje entre ellas mismas den-
de tal manera que el modo de enten- tro de las actividades organizativas. La
der la autoridad desde el punto que se oposición dice despectivamente que
ha querido imponer (empresarial) está las mujeres no saben trabajar juntas;
orientado a la eficacia, al control y al nosotras reaccionamos a esto defen-
orden; mientras que en la escuela, la sivamente, pero sabemos que hay algo
autoridad tiene que ver con la educa- de verdad en la acusación (p. 67).
ción, el crecimiento y el desarrollo de
un buen clima moral. Una última propuesta se refiere a que
Finalmente, Santos Guerra hace su poco se ha escrito acerca de las expe-
propuesta en varios sentidos para riencias directivas de las mujeres en la
avanzar; entre otras, la de poner en educación, lo que puede aportar una
práctica políticas de redistribución y de dimensión que enriquezca y profun-
reconocimiento, que están relaciona- dice en este campo.
das respectivamente con el equilibrio y En el capítulo cuarto, “La educa-
la igualdad entre los grupos; opina que ción sentimental. Una carencia del sis-
es necesario incorporar cambios que nos tema educativo”, Mercedes Oliveira
lleven a la transformación de la cultura confronta nuestra cultura, en la que
organizativa y a la ruptura de los este- se ha dado un valor mayor a lo ra-
reotipos, así como a acabar con el mito cional, lo intelectual, alejándose del
de que las mujeres no pueden trabajar sentimiento y de la naturaleza. Esta
juntas, ya que éste es nefasto y, como situación, entre otras, la lleva a plan-
lo dice Wolf (1994): tear preguntas tales como: “¿qué de-
356 LA VENTANA, NÚM. 14 / 2001

bemos enseñar en las escuelas?” Lo a hombres y mujeres, de tal forma que


que lleva de paso a preguntarnos cuál uno experimenta formas de sentir y de
es la función de la escuela; a veces las vivir que son impuestas por la tradi-
respuestas no están lejos, la función ción: asumiendo que los sentimientos
de las escuela se ha visto empobreci- se aprenden y que las actitudes se
da y reducida a cubrir funciones de arraigan en éstos; para cambiar esta
guardería, de expedición de títulos, situación habría que tratar de cambiar
de seleccionadora para el mercado de las creencias que las determinan, de
trabajo y lo que puede llegar a ser peor, tal manera que para lograr ese cambio
dentro de su función socializadora, la es necesario desarrollar o implantar
escuela por medio del currículo ocul- una “educación sentimental” que nos
to nos inculca la obediencia a los lleve a desaprender lo aprendido.
superiores, a aceptar sin más las je- A raíz de su experiencia en la en-
rarquías, así como el orden estableci- señanza en la escuela secundaria, Oli-
do y aquellas normas y valores que veira propone un modelo de enseñanza
forman sujetos que no cuestionan el afectivo-sexual y señala que la secun-
estado de las cosas. daria es un nivel muy apropiado para
Para contrarrestar lo anterior, Oli- implantarla, ya que una situación cla-
veira propone que en la escuela se fo- ve en esta etapa del ciclo de vida que
menten las actitudes positivas y es la adolescencia es la crisis de iden-
aquellas habilidades como el saber tidad; los muchachos y las muchachas
escuchar, comunicar e interpretar las pasan por momentos muy difíciles,
emociones propias y las de los demás; entre otras situaciones, por el desco-
lo cual es difícil, pero entre más pron- nocimiento de su propio cuerpo, la
to se haga, mejor. En este sentido, re- dificultad para aceptarse a sí mismos,
fiere que los roles de género encadenan así como los cada vez más frecuentes
EN LA MIRA 357

problemas de bulimia y anorexia y una distingue que en la actualidad en los


gran variedad de “miedos”. cursos de educación sexual predomi-
Manifiesta que como educador o na el modelo de educación sexual
educadora no se puede permanecer sanitarizado, de tal forma que está cen-
indiferente o ajeno a la violencia sexual trado en evitar riesgos solamente, de-
y a las agresiones sexistas que pue- jando de lado el campo socioafectivo.
den ser manifiestas o sutiles, que se Finalmente manifiesta que cada
dan tanto dentro del ambiente esco- persona puede ejercer su sexualidad de
lar como fuera de él. acuerdo con el libre albedrío, pero des-
A su propuesta educativa, Oliveira de el campo de la educación no se
le da cuerpo por medio de tres concep- pueden seguir transmitiendo las vie-
tos fundamentales: género, sexualidad jas pautas contaminadas; es decir, sólo
y educación afectivo-sexual, que tra- desde las normas morales o con mati-
baja mediante señalamientos muy ces claramente orientados al campo
puntuales; por ejemplo, desde la pers- sanitario de la disminución de los ries-
pectiva de género, llevar un enfoque gos de embarazo o del contagio de
coeducativo de tal forma que se anali- enfermedades de transmisión sexual.
cen dos realidades, la masculina y la En el capítulo cinco, Graciela Her-
femenina, para llegar a reconocer has- nández y Concepción Jaramillo hablan
ta donde sea posible lo positivo de acerca de “La violencia y diferencia
cada una de esas realidades. sexual en la escuela”; aquí hacen una
Desde la educación sexual, Olivei- consideración de la cual parten en este
ra asume que toda propuesta implica trabajo, se refieren a la necesidad pri-
desde luego una concepción del cuer- maria que tiene la humanidad de rela-
po, de la misma sexualidad y de las re- cionarse, señalando que a pesar de ser
laciones, entre otras; sin embargo, ella un hecho relevante no ha sido anali-
358 LA VENTANA, NÚM. 14 / 2001

zado con la profundidad que requiere masculino, porque en su origen está


y buscar desde allí las respuestas que la incapacidad de reconocer la prime-
nos permitan entender hasta donde ra diferencia (el otro sexo). Esto no
sea posible qué son y por qué se pro- quiere decir que la violencia esté de-
ducen las conductas violentas, “así terminada biológicamente, pero sí que
como para valorar aquellas prácticas está unida a la experiencia histórica de
que de un modo u otro las hacen im- los hombres y a su manera de relacio-
pensables” (p. 92). narse con las diferencias” (p. 93).
En una sociedad patriarcal, la je- Pudiera parecer ahora que la vincu-
rarquía de las diferencias y la acepta- lación de la violencia con la masculini-
ción de la violencia como algo natural dad es cosa del pasado; sin embargo,
para resolver conflictos hace que, de desde el punto de vista educativo es
acuerdo con esa jerarquía y por las di- necesario ahondar en aquellas situa-
ferencias entre mujeres y varones, se ciones en que a pesar de que los niños
dé una violencia sexuada, en donde las y las niñas son “socializados en con-
mujeres ocupan el lugar de “lo otro”, textos familiares, escolares y sociales
de ese otro que es inferior, subordina- comunes, tienen actitudes y compor-
do y complementario; es decir, de víc- tamientos significativamente distin-
timas de una violencia que tiene tos en su relación con las diferencias”
diferentes manifestaciones que van (Miedzian, 1995: 93).
desde la exclusión hasta la agresión Una referencia fundamental en este
física, transitando por todas las for- texto es el pensamiento que nutre a
mas de discriminación que han sufri- los niños y que permanece en la ma-
do las mujeres. yoría de los varones adultos, aquél que
Ellas afirman que la violencia no es se desarrolla mediante un proceso en
neutra “sino que es sexuada, de sexo el que los niños en la vida escolar ex-
EN LA MIRA 359

presan la violencia originada por la violencia hacia las niñas y más tarde
dificultad que éstos tienen para reco- hacia las mujeres.
nocer la diferencia sexual, y esa dificul- Hernández y Jaramillo describen
tad para reconocer a “la otra” o a “las algo que es muy importante, el hecho
otras” se aprende a través de una di- de que la convivencia cotidiana que
versidad de mecanismos que, habría tienen los niños con las niñas (y vice-
que aclarar, no se dan sólo en la escuela, versa) en la escuela, en lugar de redu-
pero que los lleva a pensar que la dife- cir esa violencia ha provocado que cada
rencia no es de sexos, sino “que las di- vez con más frecuencia las niñas y
ferentes son las niñas, mientras que chicas hagan uso de la violencia para
los normales son ellos”. hacerse escuchar, para defenderse y
Con estas formas de aprendizaje, la para buscar el reconocimiento dentro
mayoría de los niños piensan y creen de ese espacio vital que es la escuela.
que pueden hacer cualquier tipo de co- Por otro lado, hacen notar que en
mentario como el burlarse del cuerpo el freno a la violencia intervienen dife-
de las niñas o que pueden tocarlas sin rentes variables por separado o en for-
su consentimiento. Lo grave de esta si- ma conjunta, tales como el lenguaje
tuación es que no se le da la necesaria de los derechos, algunas prácticas que
importancia a este comportamiento, lo prevengan la violencia como los mo-
que es más, llega a interpretarse como delos educativos que valoran a las y
un producto de la curiosidad “natural” los alumnos por la totalidad, de tal
de los niños. ¿A qué conduce esta for- manera que se induzca a aceptar la
ma de apreciar ese comportamiento diversidad que hay entre el alumnado
así? Pues a una normalización de esas mismo y “fomentando y potenciando
actitudes y conductas que significan las relaciones entre escolares que ayu-
dan no sólo a aceptar o tolerar las di-
360 LA VENTANA, NÚM. 14 / 2001

ferencias sino a relacionarse con ellas” Finalmente, las autoras hablan


(p. 95). acerca de las relaciones entre y con el
Otras variables que son analizadas alumnado. En el caso de las relaciones
en este capítulo e igualmente impor- entre el alumnado es frecuente la dis-
tantes son aquéllas que se refieren a criminación de las diferencias de los
las relaciones entre las familias, cuya niños y las niñas y de los muchachos y
presencia se manifiesta por medio de las muchachas por factores tales como
los padres y madres de familia que es- su aspecto, el origen, la cultura, la
tán en contacto con los profesores y a imagen y la religión que profesan. Es-
través de quienes los educadores per- tos conflictos tienen que ver en parte
ciben ya sea las necesidades, las difi- importante con los estereotipos que
cultades las estrategias que pudieran llegan a conformar estilos de lideraz-
poner en marcha para cada alumno o go ligados a la masculinidad hegemó-
alumna. nica, asociada con la fuerza física, la
De igual manera, las relaciones en- rebeldía, la agresividad y el deseo de
tre el profesorado son otra variable sig- ejercer el dominio sobre otros y otras.
nificativa en la que hay que trabajar A pesar de ser un estilo de liderazgo
para disminuir o evitar la violencia. Es negativo, se le sigue reforzando de un
usual que en la interacción de los pro- modo u otro en la escuela y otros con-
fesores se sobrepongan clasificaciones textos sociales.
y formas de ser que vengan de fuera, Para terminar, señalan que las re-
que limiten la posibilidad no sólo de laciones con el alumnado por parte del
expresión sino de escucha, ya que no profesorado se caracterizan por la
se han conformado desde lo que cada disparidad no sólo natural (niño-adul-
uno es, aporta y necesita. to), sino también por la institucional
(alumno-profesor) que oscila siempre
EN LA MIRA 361

entre la autoridad y el poder, la cual sarrolladas por políticos e investiga-


da origen a muchos conflictos; entre dores para la participación de las fa-
otros al provocado por el desconoci- milias y en los diferentes sistemas
miento que intencionalmente hacen de educativos.
la autoridad, más los muchachos que Las investigaciones han abarcado
las muchachas, en el nivel de secun- tres niveles de participación: de forma
daria, y que se dirige con más frecuen- individual, como consumidores en un
cia hacia las profesoras y en el que régimen de libre mercado; como elec-
intervienen diversos factores, entre tores libres entre diversos tipos de edu-
otros: la obligatoriedad de la educa- cación y, finalmente, “como complejas
ción y a que hay más alumnos que asociaciones en las que se pone de
alumnas que asisten a la escuela bajo manifiesto la diferenciación de género”.
presión; otro es que la actividad do- Arenas señala un factor muy im-
cente es poco reconocida socialmente portante, que la familia no es un ente
y sufre una escasa valoración que los ni un concepto estático; por el con-
alumnos también reproducen en el trario, es dinámico en ambos sentidos
ámbito escolar. y en las investigaciones realizadas des-
En el capítulo seis, “Las madres en de un pensamiento demócrata-liberal,
la educación, una voz siempre presente hasta la fecha, se ha tomado un mo-
pero, ¿reconocida?”, Gloria Arenas tra- delo único de familia: la heterosexual
ta de mostrar las implicaciones de las y con patrones históricos tradiciona-
familias en la educación, enfocando les. En los últimos decenios también
su análisis desde la perspectiva de los neoliberales orientaron sus inves-
género, señalando de forma explícita tigaciones y reformas a la educación
aquellas diferencias implícitas que han aceptando la suposición de una única
formado parte de las estrategias de- familia tradicional diferenciada clara-
362 LA VENTANA, NÚM. 14 / 2001

mente en sus roles y responsabilida- zaje de sus hijos y, por otro, en la par-
des con respecto al cuidado de los hi- ticipación obligatoria del “padre” de
jos e hijas y del hogar. contribuir en colaboración con la es-
Uno de los objetivos políticos de cuela, para mejorar el desarrollo de la
los social-demócratas y que fue segui- adquisición de conocimientos de sus
do por los investigadores (sociólogos, hijos e hijas.
psicólogos y pedagogos) fue el de acor- Las acciones anteriores alteraron las
tar las desigualdades entre las fami- expectativas acerca del rol que debe-
lias menos favorecidas y las de mayores rían desempeñar los padres y de las
ingresos mediante políticas de igual- relaciones de éstos con la escuela. Es-
dad de oportunidades educativas, lo tas expectativas de cambio acerca de
que llevó al consenso de que una for- cómo debería ser la educación y la
ma de lograr que los niños y las niñas colaboración de la familia tuvieron
mejoraran su rendimiento era dismi- consecuencias en los roles de los
nuir la separación y la disonancia en- miembros de la familia. Sin embargo,
tre la escuela y la casa. esas actividades las han llevado más
Lo anterior derivó en un hecho muy las madres que los padres, poniendo
importante: la noción de propiciar la de manifiesto que en el sistema pa-
participación de la familia en la edu- triarcal es a los “padres” (varones) a
cación, de manera cotidiana y regular, quienes las instituciones oficiales,
sobre todo en preescolar y primaria, como el gobierno, la Iglesia y la es-
como estrategias iniciales para lograr cuela, dirigen las indicaciones y reco-
el éxito académico como instrucción. mendaciones acerca de los hijos por
Esta noción bifurcó, por un lado, en la medio de publicaciones y folletos, va-
obligación de las familias de propiciar lidando la dominación patriarcal y dan-
un ambiente positivo para el aprendi- do por hecho que esas indicaciones e
EN LA MIRA 363

instrucciones son leídos por ellos, aun- e hijas, de su formación y de su edu-


que en la mayoría de los casos no sean cación, ya que los cambios no han sido
vistos y menos leídos por ellos. Por el acompañados por planes específicos
contrario, lo más probable es que quie- de ayuda a esas mujeres.
nes los lean sean los “padres” (muje- Por último, Arenas señala que en
res), quienes no tienen reconocimiento los países de Europa, América y Aus-
institucional y que sean ellas las que tralia, estudios feministas empiezan a
se preocupen y responsabilicen como ocupar un espacio desde el cual se han
sepan y puedan llevar esa labor. revisado las estructuras patriarcales,
Actualmente, los cambios produ- y propuesto políticas y acciones que
cidos en los países del primer mundo permitan el reconocimiento del papel
han tenido resultados que permiten a de las mujeres en la educación.
las mujeres el acceso al mercado la- En el capítulo siete su autora, Nie-
boral de tal manera que se ha incre- ves Blanco, refiere que los libros de tex-
mentado notablemente el número de to, por su configuración y por el lugar
mujeres con hijos e hijas en edad es- al que se adscriben, son portadores de
colar que trabajan fuera de casa, lo cual modelos sociales y por supuesto cum-
no ha ido a la par con la puesta en plen una función ideológica mediante
marcha de políticas sociales que faci- la cual proporcionan al alumnado vi-
liten a las madres el desempeño de los siones del mundo, de la sociedad y de
diversos y emergentes roles, lo que los distintos grupos que la conforman;
conduce finalmente a pensar que no ofrecen una forma de ver las cosas, no
se reconoce ese papel de la mujer y sólo de cómo son o han sido y deben
madre actual, y no hay por lo general ser, sino también de quiénes somos, de
planes de ayuda a las mujeres que son dónde venimos y a dónde debemos
responsables del cuidado de los hijos — o podemos— aspirar o llegar. Todo
364 LA VENTANA, NÚM. 14 / 2001

lo anterior pudiera estar “bien” si no Los libros de texto representan un ex-


fuera porque es una visión parcial del celente punto de partida para estudiar
mundo, en el sentido de que quienes las funciones de los estereotipos y los
seleccionan los conocimientos allí ver- prejuicios dentro del difícil campo de
tidos, se asignan toda la legitimidad cómo la gente desarrolla su identidad
social y científica, porque por medio de y se definen a sí mismos frente a los
esos libros intentan hacer pasar una otros (Berghahn y Schissler, 1987: 1).
representación parcial del mundo
como global y unitaria, tanto de la rea- A continuación, Blanco ofrece una
lidad social como de la natural; sin serie de datos numéricos que resulta-
embargo, así es finalmente como he- ron del análisis de estereotipos sexis-
mos llegado a conocerla. tas contenidos en los libros de texto
Si bien es cierto lo anterior, ni la del primer ciclo de las Escuelas Secun-
escuela ni los libros de texto son los darias Oficiales (ESO) de Andalucía; en-
únicos elementos de socialización del tre otros, los que dan cuenta de la
alumnado; sin embargo, las investiga- distribución de personajes masculinos
ciones muestran que los libros de tex- y femeninos, la distribución de hom-
to ejercen una influencia privilegiada bres y mujeres en ciencias sociales, las
en ese proceso de socialización, ya que ocupaciones más frecuentes de hom-
proporcionan una versión uniforme, bres y mujeres.
aprobada y “oficializada” de lo que Los datos numéricos están presen-
deben creer los niños y las niñas. Di- tados en tablas fáciles de leer y de
ferentes investigaciones han puesto de identificar y, para muestra palpable de
manifiesto los sesgos y los estereoti- las diferencias de género en el análisis
pos que contienen y transmiten los cuantitativo ahí realizado, menciona
libros de texto. que de casi cinco mil páginas revisa-
EN LA MIRA 365

das, sólo se encontraron 255 mujeres do socialmente, que implican las acti-
identificadas en su individualidad, fren- tudes y conductas adecuadas a la ima-
te a 2 468 hombres de la misma cate- gen propia y a la que ven los demás.
goría. De acuerdo con lo anterior, el enveje-
En el capítulo ocho y último se tra- cimiento social tiene relación con to-
baja un tema novedoso e interesante: dos aquellos cambios experimentados
“El envejecimiento del profesorado en durante la vida, y en este caso el gé-
las organizaciones educativas. Mati- nero marca en forma notable el enve-
ces a través del género”. En él, Rafael jecimiento social.
Castañeda presenta algunas reflexio- La edad fisiológica tiene que ver con
nes que son parte de un trabajo de el proceso de envejecimiento fisioló-
tesis (no señala de qué grado); comien- gico. “En este sentido, la edad fisio-
za por aclarar lo que significa el tér- lógica atiende a las necesidades
mino envejecimiento , así como la funcionales y a la propia constitución
distinción sobre los tres sentidos di- física” (p. 150).
ferentes que le dan a la edad las auto- Posteriormente utiliza esos con-
ras Arber y Ginn para poder acercarse ceptos para hacer un análisis del enve-
con más claridad a dicho término; jecimiento desde la óptica social y
cuando se habla aquí de la edad de familiar, desde la cual aprecia que en la
una persona traducida en años, se relación entre envejecimiento y género
habla de la edad cronológica. Desde resulta incoercible separar el transcur-
este punto, el envejecimiento impli- so de los años de las personas del me-
ca cambios del sujeto en el ámbito dio social en el que están inmersos;
social, como el derecho al voto. para apuntalar esta afirmación retoma
La edad social hace referencia a la lo dicho desde un enfoque sociológico
trayectoria que se ha ido construyen- por Arber y Ginn (1996):
366 LA VENTANA, NÚM. 14 / 2001

La conexión entre género y envejeci- tienen que ver con nociones tradicio-
miento surge tanto del cambio social nales que le son propias a la cultura
propio del paso del tiempo, como de de los sujetos de una comunidad, que
los acontecimientos relacionados con no sólo establecen lo correcto o inco-
la edad a lo largo de la vida (p. 151). rrecto, sino también los efectos do-
minantes según el género del sujeto.
Establece que el ciclo vital de las per- Desde esta forma de ver las cosas,
sonas comienza con una primera eta- aparecen connotaciones relativas a la
pa de dependencia, socialización e superioridad masculina tradicional y al
inmadurez y educación, seguida por estereotipo de la debilidad y pasividad
otra de independencia, madurez y res- de lo femenino, la noción de que los
ponsabilidad; luego, por una de reali- hombres son los dominantes y las
zación personal y finalmente por otra mujeres las dominadas; y es desde esta
de dependencia, decrepitud y muerte. óptica que se sostiene que el profeso-
Al centrarse en el estudio del en- rado como miembro de una comuni-
vejecimiento del profesorado, hay que dad en la que está inmerso es partícipe
tomar en cuenta los diferentes con- y se impregna de la cultura que en-
textos: el social, el familiar, el de las vuelve al sistema al cual pertenece.
organizaciones y de las instituciones No se puede estar en desacuerdo
que nos rodean en ese ambiente so- con lo anterior; es decir, con que la
cial y, por supuesto, en el campo de lo sociedad influye de manera directa en
público y de lo privado. el profesorado, con la excepción de que
Al hablar de la sociedad, de los ro- por su actividad y al pasar de los años,
les y de los estereotipos, señala que profesores y profesoras adquieren re-
entre las personas se pueden dar res- cursos personales para poder afrontar
puestas de aceptación o rechazo que y emitir respuestas desde una perspec-
EN LA MIRA 367

tiva distinta a las demandas que hace no es del todo cierto y cita a Schwartz: e
l
el sistema establecido, proveyéndole envejecimiento no es sólo decadencia,
de herramientas más efectivas, que ¿sabes? Es crecimiento (p. 164).
abona en su favor ante la imagen so- Finalmente presenta las conclusio-
cial deteriorada que actualmente se nes a las que llegó en su investiga-
tiene del profesorado, a través de la ción, entre las cuales está aquélla que
cual se cuestiona seriamente el papel afirma que “el género, como factor en
de los y las profesoras como continua- el proceso de envejecimiento que nos
dores y educadores en unos valores, ocupa, sigue perdurando con sus
por un lado; y por el otro, no son res- condicionantes y sus roles ya estable-
paldados socialmente. cidos. No obstante, en el ámbito edu-
El cuestionamiento social se da de cativo y sobre todo en el profesorado,
diferentes formas, entre ellas está la queda en muchos casos más soslaya-
creencia de que el profesorado mayor do y en otros apenas si se aprecian
no está preparado para asimilar las diferencias importantes”.
nuevas circunstancias, idea que com- Por último, hay que señalar que al
parten incluso otros profesores que final de cada capítulo se da una am-
ocupan puestos altos en la burocracia plia y reciente bibliografía, tanto en
educativa, y sostienen, incluso, que los inglés como en español, que es una
jóvenes profesores y profesoras están magnífica referencia para todos los que
más capacitados para entrar en la diná- estamos interesados en este campo de
mica producida, lo cual, dice el autor, en las ciencias sociales.
esta investigación se comprueba que

Вам также может понравиться