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UNIVERSIDAD ANDINA DEL CUSCO

ESCUELA PROFESIONAL DE MEDICINA HUMANA


FACULTAD DE CIENCIAS DE LA SALUD

PRACTICA:
Hematoma Intracraneal

FISIOLOGIA HUMANA 2 (Práctica)

 DOCENTE: DR. Eduardo Medina


 INTEGRANTES:
1. TUNQUE PIZARRO, Victoria Sofia
 FECHA DE ENTREGA: VIERNES, 12 de octubre 2018

CUSCO – PERU
2018

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HEMATOMAS INTRACRANEALES

Los hematomas intracraneales son acumulaciones de sangre dentro del encéfalo o


entre este y el cráneo.

 Los hematomas intracraneales se forman cuando un traumatismo craneal hace que


la sangre se acumule en el encéfalo o entre el encéfalo y el cráneo.
 Los síntomas, dependiendo de cuál sea el área dañada del cerebro, suelen incluir
cefalea persistente, somnolencia, confusión, cambios en la memoria, parálisis del
lado del cuerpo opuesto a la lesión, trastornos del habla o del lenguaje y otros
síntomas.
 Para detectar hematomas intracraneales se utilizan la tomografía computarizada o
la resonancia magnética nuclear.
 Algunas veces se requiere una intervención quirúrgica para evacuar la sangre de
un hematoma.

Los hematomas intracraneales pueden ser:

 Hematomas epidurales, que se forman entre el cráneo y la capa externa de tejido


(duramadre) que cubre el encéfalo (meninges)
 Hematomas subdurales, que se forman entre la capa externa y la capa media
(aracnoides, ver figura
 Hematomas intracerebrales, que se forman dentro del cerebro

Después de una lesión, también puede producirse hemorragia entre la aracnoides y la capa
interior (piamadre). La hemorragia en esta área se llama hemorragia subaracnoidea. Sin
embargo, como la sangre subaracnoidea por lo general no se acumula en un solo lugar,
no se considera un hematoma.

En las personas (especialmente personas mayores) que están tomando aspirina (ácido
acetilsalicílico) o anticoagulantes (que incrementan el riesgo de hemorragias), el riesgo
de que aparezca un hematoma es mayor, incluso después un traumatismo craneal leve.
También los accidentes cerebrovasculares producen a veces hematomas intracerebrales y
hemorragias subaracnoideas.

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La mayoría de los hematomas epidurales e intracerebrales y muchos hematomas
subdurales son de desarrollo rápido y producen síntomas en minutos. Los hematomas
grandes comprimen el cerebro y, consiguientemente, causan hinchazón y hernia cerebral.
La hernia causa a veces pérdida de consciencia, coma, parálisis en uno o ambos lados del
cuerpo, dificultad respiratoria, disminución de la frecuencia cardíaca y hasta la muerte.

Algunos hematomas, particularmente los subdurales, se desarrollan lentamente y causan


confusión de instauración gradual y, especialmente en los pacientes mayores, pérdida de
memoria similar a la asociada a los síntomas de demencia. Los síntomas pueden ser
similares a los de demencia. En algún caso, las personas afectadas no recuerdan haber
sufrido un traumatismo craneal.

El diagnóstico se basa en los resultados de la tomografía computarizada (TC). El


tratamiento depende del tipo y el tamaño del hematoma y el grado de hipertensión
intracraneal.

1.- HEMATOMAS EPIDURALES

Los hematomas epidurales son producidos por la hemorragia de una arteria o una
vena grande (seno venoso) localizada entre el cráneo y la capa externa de tejido
que cubre el cerebro. La hemorragia suele producirse cuando una fractura de
cráneo desgarra el vaso sanguíneo.

Inmediatamente o al cabo de varias horas aparece un dolor de cabeza muy intenso.


A veces, el dolor de cabeza cede para reaparecer con más intensidad al cabo de
unas horas. A continuación, se presenta rápidamente un deterioro de la
consciencia, que se manifiesta como confusión progresiva, somnolencia, parálisis,
choque (colapso) y coma profundo. Algunas personas pierden el conocimiento
después del traumatismo y luego lo recuperan y pasan por un periodo de función
mental íntegra (intervalo lúcido) antes de que la consciencia empiece a
deteriorarse de nuevo. Pueden desarrollar también parálisis en el lado del cuerpo
opuesto al hematoma, impedimento del habla o del lenguaje, u otros síntomas,
dependiendo del área del cerebro dañada.

El diagnóstico precoz es decisivo y generalmente se hace en función de los


resultados de la tomografía computarizada (TC). Los hematomas epidurales se

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tratan tan pronto como se diagnostican. El tratamiento temprano es necesario para
evitar la lesión permanente. Para evacuar el exceso de sangre se practican,
normalmente, una o más aberturas en el cráneo. El cirujano también busca el
origen de la hemorragia y la detiene.

2.- HEMATOMAS SUBDURALES

Los hematomas subdurales son producidos, normalmente, por hemorragias de las


venas, incluyendo las venas comunicantes, localizadas entre la capa media y la
capa externa del tejido que recubre el encéfalo (meninges). Ocasionalmente, los
hematomas subdurales son causados por el sangrado de las arterias.

Los hematomas subdurales son agudos, subagudos o crónicos. Una hemorragia


rápida después de un traumatismo craneal grave puede desencadenar hematomas
subdurales agudos, con síntomas que aparecen en los primeros minutos o en el
transcurso de varias horas o días. Los hematomas subdurales crónicos se
manifiestan después de semanas, meses o años. Cuando se presentan los síntomas,
el hematoma puede ser ya muy grande.

Los hematomas subdurales crónicos son más comunes entre personas con
alcoholismo, personas mayores, y personas que toman medicamentos
anticoagulantes (diluyentes sanguíneos). Las personas alcohólicas, que son
relativamente propensas a las caídas y hemorragias, a veces no se dan cuenta o
olvidan los traumatismos craneales leves o moderados. Estas lesiones provocan la
formación de hematomas subdurales pequeños que a veces se vuelven crónicos.
En las personas mayores, el cerebro se retrae ligeramente, estirando las venas
comunicantes y haciéndolas más propensas a un desgarro si se produce un trauma,
incluso si es leve. Además, la hemorragia tiende a continuar durante más tiempo
porque el cerebro encogido ejerce una menor presión en la vena hemorrágica y
permite que continúe perdiendo sangre. La sangre que queda después de un
hematoma subdural se reabsorbe lentamente. Una vez reabsorbida la sangre de un
hematoma, el cerebro no se vuelve a expandir en las personas mayores tan bien
como lo hace en las más jóvenes. Como resultado, queda un espacio lleno de
líquido (higroma). El higroma se llena de sangre o aumenta de tamaño debido al
desgarro de los vasos pequeños, lo que provoca hemorragias repetidas.

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3.- SÍNTOMAS Y DIAGNÓSTICO

Los síntomas consisten en dolor de cabeza persistente, somnolencia fluctuante,


confusión, alteraciones de la memoria, parálisis en el lado opuesto del cuerpo al
hematoma e impedimento del habla o el lenguaje. Se producen también otros
síntomas según la zona del cerebro que está lesionada. En los lactantes, un
hematoma subdural produce a veces un aumento de tamaño de la cabeza (como
en la hidrocefalia) ya que el cráneo es blando y flexible. Por lo tanto, en los bebés,
la presión intracraneal aumenta menos que en los niños mayores y en los adultos.

Los hematomas subdurales crónicos son más difíciles de diagnosticar debido al


largo tiempo transcurrido entre el traumatismo y la aparición de los síntomas. Una
persona mayor que desarrolla gradualmente síntomas como pérdida de memoria
y somnolencia, lleva a creer, a veces, que presenta un cuadro de demencia. La
tomografía computarizada detecta hematomas subdurales agudos y en muchos
casos los crónicos. La resonancia magnética nuclear es particularmente precisa
para el diagnóstico de los hematomas subdurales crónicos.

4.- TRATAMIENTO

A menudo, los hematomas subdurales pequeños en los adultos no requieren


tratamiento ya que la sangre se absorbe espontáneamente. Si un hematoma
subdural es grande y produce síntomas tales como dolor de cabeza persistente,
somnolencia fluctuante, confusión, alteraciones de la memoria y parálisis en el
lado opuesto del cuerpo suele ser posible, en ocasiones, vaciarlo quirúrgicamente
abriendo un pequeño orificio en el cráneo. Sin embargo, a veces se debe hacer una
abertura más grande en el cráneo, por ejemplo cuando se ha producido sangrado
muy recientemente, cuando la sangre puede ser demasiado gruesa para drenar a
través de un pequeño agujero. Durante la intervención quirúrgica, se introduce un
tubo de drenaje y se mantiene en posición durante varios días, ya que los
hematomas subdurales pueden recidivar. Se vigila a la persona cuidadosamente
con el fin de detectar la aparición de recidivas. En los bebés, se suele vaciar el
hematoma por razones estéticas y no por otros motivos.

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Solo sobreviven, aproximadamente, el 50% de las personas tratadas de un
hematoma subdural agudo de gran tamaño; las tratadas de un hematoma subdural
crónico suelen mejorar o no empeoran con el tiempo.

5.- HEMATOMAS INTRACEREBRALES

Los hematomas intracerebrales son comunes después de un traumatismo craneal


grave. Son causados por la contusión del cerebro (contusión cerebral). Las
personas pueden padecer somnolencia, confusión, parálisis en el lado del cuerpo
opuesto al hematoma, trastornos del habla o del lenguaje, u otros síntomas, en
función del área del cerebro que esté dañada. La acumulación de líquido en el
cerebro lesionado (edema cerebral) es habitual y explica la mayoría de las muertes
debidas a traumatismo craneal. La tomografía computarizada o la resonancia
magnética nuclear detectan los hematomas intracerebrales.

Dado que son causados por una lesión directa en el cerebro, suele evitarse el
tratamiento quirúrgico, porque no suele restaurar la función cerebral. Además,
dado que los hematomas están dentro del tejido cerebral, los médicos han de retirar
la capa superficial del cerebro para acceder al hematoma, lo cual contribuye
también a la pérdida de la función cerebral.

REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS

1. Qureshi A, Tuhrim S, Broderick J, Batjer HH, Hondo H, Hanley DF. Spontaneous


intracerebral hemorrhage. N Engl J Med. 2001;344:1450-60.
2. Láinez JM, Pareja A, Martí-Fàbregas J, Leira R; en nombre del Comité de redacción
ad hoc del Grupo de estudio de Enfermedades Cerebrovasculares de la Sociedad Española
de Neurología. Guía para el tratamiento y prevención del Ictus. Guía de actuación clínica
en la hemorragia cerebral. 2002. Disponible en: http://
www.sen.es/profesionales/ictus.htm
3. Ariesen M, Claus S, Rinkel G, Algra A. Risk factors for intracerebral hemorrhage in
the general population: a systematic review. Stroke. 2003;34:2060-5.
4. Broderick J, Adams H, Barsan W, Feinberg W, Feldmann E, Grotta J, et al. Guidelines
for the management of spontaneous intracerebral hemorrhage: A statement for healthcare
professionals from a special writing group of the Stroke Council, American Heart
Association. Stroke. 1999;30:905-15.

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