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PRACTICA:
Hematoma Intracraneal
CUSCO – PERU
2018
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HEMATOMAS INTRACRANEALES
Después de una lesión, también puede producirse hemorragia entre la aracnoides y la capa
interior (piamadre). La hemorragia en esta área se llama hemorragia subaracnoidea. Sin
embargo, como la sangre subaracnoidea por lo general no se acumula en un solo lugar,
no se considera un hematoma.
En las personas (especialmente personas mayores) que están tomando aspirina (ácido
acetilsalicílico) o anticoagulantes (que incrementan el riesgo de hemorragias), el riesgo
de que aparezca un hematoma es mayor, incluso después un traumatismo craneal leve.
También los accidentes cerebrovasculares producen a veces hematomas intracerebrales y
hemorragias subaracnoideas.
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La mayoría de los hematomas epidurales e intracerebrales y muchos hematomas
subdurales son de desarrollo rápido y producen síntomas en minutos. Los hematomas
grandes comprimen el cerebro y, consiguientemente, causan hinchazón y hernia cerebral.
La hernia causa a veces pérdida de consciencia, coma, parálisis en uno o ambos lados del
cuerpo, dificultad respiratoria, disminución de la frecuencia cardíaca y hasta la muerte.
Los hematomas epidurales son producidos por la hemorragia de una arteria o una
vena grande (seno venoso) localizada entre el cráneo y la capa externa de tejido
que cubre el cerebro. La hemorragia suele producirse cuando una fractura de
cráneo desgarra el vaso sanguíneo.
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tratan tan pronto como se diagnostican. El tratamiento temprano es necesario para
evitar la lesión permanente. Para evacuar el exceso de sangre se practican,
normalmente, una o más aberturas en el cráneo. El cirujano también busca el
origen de la hemorragia y la detiene.
Los hematomas subdurales crónicos son más comunes entre personas con
alcoholismo, personas mayores, y personas que toman medicamentos
anticoagulantes (diluyentes sanguíneos). Las personas alcohólicas, que son
relativamente propensas a las caídas y hemorragias, a veces no se dan cuenta o
olvidan los traumatismos craneales leves o moderados. Estas lesiones provocan la
formación de hematomas subdurales pequeños que a veces se vuelven crónicos.
En las personas mayores, el cerebro se retrae ligeramente, estirando las venas
comunicantes y haciéndolas más propensas a un desgarro si se produce un trauma,
incluso si es leve. Además, la hemorragia tiende a continuar durante más tiempo
porque el cerebro encogido ejerce una menor presión en la vena hemorrágica y
permite que continúe perdiendo sangre. La sangre que queda después de un
hematoma subdural se reabsorbe lentamente. Una vez reabsorbida la sangre de un
hematoma, el cerebro no se vuelve a expandir en las personas mayores tan bien
como lo hace en las más jóvenes. Como resultado, queda un espacio lleno de
líquido (higroma). El higroma se llena de sangre o aumenta de tamaño debido al
desgarro de los vasos pequeños, lo que provoca hemorragias repetidas.
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3.- SÍNTOMAS Y DIAGNÓSTICO
4.- TRATAMIENTO
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Solo sobreviven, aproximadamente, el 50% de las personas tratadas de un
hematoma subdural agudo de gran tamaño; las tratadas de un hematoma subdural
crónico suelen mejorar o no empeoran con el tiempo.
Dado que son causados por una lesión directa en el cerebro, suele evitarse el
tratamiento quirúrgico, porque no suele restaurar la función cerebral. Además,
dado que los hematomas están dentro del tejido cerebral, los médicos han de retirar
la capa superficial del cerebro para acceder al hematoma, lo cual contribuye
también a la pérdida de la función cerebral.
REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS
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