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Liceo Tajamar

Electivo Lenguaje
Comuna de Providencia.

TAXIDERMIA
´´Literatura contemporánea´´ y ´´Literatura de
los Hijos´´

Nombre: Javiera Ramírez A.

CURSO: 4X1

PROESOR/A: Felipe Mattus.


Introducción

La historia de la literatura, en tanto reflejo del espíritu humano, se caracteriza por una
renovación continua. No es por ello extraño que la literatura del siglo XX se haya lanzado
a la aventura. Con la llegada del siglo, el mundo de Occidente comenzó a vivir
importantes transformaciones sociales, culturales y políticas.

Ya en las últimas décadas del siglo XIX un profundo malestar invadía a la sociedad y
todos los valores que habían fundado la modernidad. La literatura, percibiendo el espíritu
de su tiempo, inició un proceso de interrogación, de búsqueda y de experimentación en
las formas de expresividad, cuya manifestación más patente son las llamadas
vanguardias artísticas y literarias de la primera mitad del siglo. En ellas se encuentran en
germen o en operación varios de los rasgos y temas inherentes que dieron origen a la
literatura contemporánea.

 Literatura Contemporánea.

La literatura contemporánea se caracteriza por sumergirse profundamente en el individuo


para explorar desde ahí el mundo y la propia identidad. En ese sentido, un tema
importante es la soledad e incomunicación del individuo. El sujeto en muchos casos se
encuentra alienado de un mundo que es percibido como hostil, y en el cual la relación con
los otros se va tornando inaccesible. Buen ejemplo de ello es "La metamorfosis" de Franz
Kafka, donde la transformación en insecto del protagonista lo va aislando del mundo que
lo rodea, de la mano de un proceso de pérdida de la identidad.

La literatura contemporánea se presenta a veces como un espacio utópico, donde se da


la posibilidad de una vida humana auténtica, de reencuentro con la propia identidad, en
comunión con los otros, en torno a la amistad y la solidaridad. Desde este punto de vista,
aparece una nueva valoración del amor y el cuerpo como caminos de trascendencia hacia
el otro.

Otro rasgo importante de la literatura contemporánea es el perspectivismo, que se


manifiesta en la casi desaparición del narrador omnisciente en favor de narradores en
primera persona que focalizan la historia desde sus propias perspectivas.

 ‘Literatura de los hijos’

En el ámbito de la literatura chilena reciente, una generación de escritores que fueron


niños o adolescentes durante la dictadura militar (1973-1989) de Augusto Pinochet, han
rearticulado sus experiencias de ese periodo desde la ficción novelesca. Aunque no son
autobiografías o memorias propiamente tales, pertenecen a las denominadas literaturas
del yo que problematizan las barreras permeables entre lo real y lo ficticio. De ello surge
un interés crítico por este conjunto de novelas que tienen como protagonistas a niños y
adolescentes, y en las cuales la experiencia de la dictadura y la post-dictadura estructura
sus relatos filiativos y de formación, marcadamente autorreflexivos. La perspectiva
escogida del hijo los sitúa en una posición crítica que abre la discusión estética y ética
sobre esta elección, problematizando las anteriores y actuales representaciones de la
memoria sobre el pasado reciente.

Para estas novelas, la construcción ficcional de la memoria no se articula como un relato


coherente y cronológico, sino que se estetiza justamente como una suerte de ruina, es
decir, como una serie de capas de sentido y de significaciones que permiten acceder al
pasado, pero siempre de modo incompleto y mediado.

Lo que estos autores realizan, en sus obras ficcionales, es la actualización del origen
traumático -golpe militar- en un conflicto particular que se traduce en la tensión y
negociación con la serie de imaginarios formativos de la dictadura y la post-dictadura que
siguen sintiéndose y transformándose en el presente. Por ello, los relatos de los hijos
corresponden a fragmentos, pedazos, ideas-imágenes sociales y culturales
mediadas del pasado que se expresan estéticamente en murmullos, ruidos, sueños
y pesadillas, y que se articulan, con más o menos ilación y continuidad, en torno a
los afectos de la culpa, la nostalgia y la incomodidad.

A fin de cuentas, en estas obras, no se trata de la historia de los hijos en el sentido


tradicional y moderno del concepto, sino de la memoria de los hijos construida desde la
ficcionalización de la experiencia infantil.

Además explica la perspectiva escogida de hijos de los narradores de algunas obras


ficcionales de Nona Fernández (1971), Álvaro Bisama (1975) y Alejandro Zambra (1975).

En el presente informe conoceremos la vinculación que existe entre la literatura


contemporánea y las temáticas que aborda esta con el libro Taxidermia, escrito por Álvaro
Bisama. Además nos permite reconocer la conexión con el tema ´La literatura de los hijos’
con el texto anteriormente mencionado.
Autor de la obra: Álvaro Bisama

Álvaro Bisama Mayné nació en Valparaíso, Chile, el 18 de abril de 1975. Pasó su infancia
y adolescencia en Villa Alemana, estudió Pedagogía en Castellano en la Universidad de
Playa Ancha de Ciencias de la Educación.

Ha ejercido como periodista en El Mercurio de Valparaíso y en diversos medios de


Santiago. En 2002 colaboró como crítico literario y comentarista cultural en La Tercera.
Es profesor de Expresión Escrita y Taller de Literatura en la Escuela de Periodismo de la
Universidad Alberto Hurtado y director de la Escuela de Literatura Creativa de la
Universidad Diego Portales.

Forma parte del movimiento renovador de las letras chilenas denominado Freak Power y
que estaría compuesto además por narradores como Jorge Baradit, Francisco Ortega,
Sergio Amira o Mike Wilson, a la que pertenecen las novelas Caja negra (2006) y Música
marciana (2008). Su obra posterior tomó otro cariz con Estrellas muertas (2010), que fue
reconocida con el Premio Municipal de Literatura de Santiago y el premio de la Academia
Chilena de la Lengua, y Ruido (2012) y Taxidermia (2014).
Aspectos de Literatura contemporánea en relación al libro Taxidermia.

Según la literatura contemporánea de la obra, el “esteticismo” epocal que parece resultar


de esto, comporta un irreductible escepticismo cínico, animado por un afán nihilista que se
satisface lúdicamente en el ejercicio de triturar el sentido de los signos. Acaso este
fenómeno exhiba ciertos elementos estilísticos propios de lo que se conoce como
“neobarroco”: proliferación significante, ingenio lingüístico, diseminación del significado en
la escripturalidad, recurso estético a la historia escenificada como teatralidad agotada y
disponible, etcétera. Sin embargo, para el escepticismo cínico el sentido se ha esfumado
de antemano, y a ello deben precisamente los significantes su disponibilidad para la
demiurgo “neobarroca” del cinismo lúcido y desesperanzado del presente. La narrativa
que aquí analizamos es refractaria a esa ironía cínica, abocándose en cambio a
recomponer el cuerpo cotidiano de la historia, esa dimensión del tiempo vivido al que
podríamos denominar como la “materia oscura” de la historia: el pasado. En la novela
Taxidermia, por ejemplo, de Álvaro Bisama, la realidad del mundo se disemina en los
relatos e imágenes que pueblan el cerebro de un autor de comic.

Pero en sentido estricto, esta pequeña novela de Bisama (Taxidermia) resulta ser, antes
que escritura neobarroca, más bien una parodia de la estética neobarroca. En efecto,
ésta se transforma en un recurso para escribir la imposibilidad de acceder a lo real, por
cuanto comparece de manera explícita la conciencia de que la esfera de las
representaciones constituye un territorio en donde el mundo real desaparece, tragado por
soportes –cintas de videos y papel de dibujo– cuya materialidad carece de temporalidad:
“En esta teoría, filmar videos o dibujar cómics es algo equivalente a la destrucción del
mundo, a la erosión de lo real por efecto de la multiplicación de las imágenes, a la soledad
incontestable de un mundo que parece quedarse vacío”

.Esta conciencia de segundo orden al interior del relato restituye la voz del ego cartesiano,
la restituye ahí en donde el lugar del autor parecía diseminarse en la proliferación de
imágenes. Ese lugar resulta irreductible si el asunto de la narración es el fracaso del
demiurgo del lenguaje. Quien fracasa está en el lugar de lo real. No existe aquí
propiamente escritura neobarroca, pues lo que el relato denota es la imposibilidad de
hacer ingresar lo real en el lenguaje. Ahora bien, lo real es aquí el pasado: “No puedo
pensar en otro mundo que no sea el pasado. Eso es todo. No me importa la ficción, ni el
relato, ni el arte de narrar nada. Me importan los hechos del pasado”. La desmesurada
importancia del pasado es lo que se pone en obra en la impotencia de las imágenes,
porque las imágenes están en el lugar del pasado, y aquella desmesura se relaciona
directamente con la imposibilidad de descifrar el pasado.

En Taxidermia se debe precisamente a la exacerbada conciencia del espesor estético del


lenguaje que cifra lo real, el hecho de que la escritura proceda extremando el imaginario
pop del narrador, hasta dejarlo en la soledad de un habla sin mundo: “A veces creo que
hablo como robot. Que mi cabeza está cortada y enchufada a una máquina que proyecta
luz y lo que hago es abrir la boca y lanzar sobre una tela blanca mi propia memoria. No
soy una persona, soy un proyector, un animal embalsamado que viaja por el espacio”. El
pasado parece sustraerse precisamente ahí en donde el narrador es consciente de que el
cuerpo significante de ese pasado es un imaginario personal, y entonces el problema es
el de la trascendencia de ese imaginario. Lo más concreto del pasado, aquel núcleo de
realidad que parece sustraerse tanto al trabajo teórico de las interpretaciones como al
ejercicio ético de las recriminaciones, está hecho de afectividad, y el sujeto rememora en
el presente, antes que el contenido objetivo de esos afectos, más bien el modo en que
éstos lo alienaban en un mundo vivido.

La escritura que se orienta hacia ese pasado, ensaya recomponer el estar en el mundo
del sujeto, y lo que ahora se hace consciente es que el pasado está hecho de imágenes y
que, de alguna manera, no existe otro pasado que esas imágenes. La subjetividad que
intenta hacer ingresar en el lenguaje un mundo pretérito como mundo-vivido, se encuentra
en su escritura con los espectros como único recurso.

Otro aspecto importante, es que el narrador juega con la persona gramatical en la cual
está escrita el texto, donde muchas veces corresponde a la primera persona singular.
´La literatura de los hijos´, relación con Álvaro Bisama y su obra Taxidermia.

Encontramos una escritura en la que reconocemos tanto un afán de hacer memoria,


como una voluntad de desmantelar la idea de la “gran historia”. Se constituyen en cada
caso subjetividades que se relacionan consigo mismas a partir de los relatos que
despliega el trabajo de la memoria. Dicho de otra manera: el relato no acaece
simplemente como el producto de un individuo que recuerda, sino como el médium de su
autoconciencia.

Taxidermia, en cierto modo, desde una perspectiva es una novela. Pero es bueno
trabajar contra lo que te sale fácil”, comenta Bisama, y agrega: “Siempre pensé que la
novela tenía que ser lo menos imbricada posible, y me di cuenta que no fue necesario el
uso de la cita, mezclar las voces, por ejemplo. Había una suerte de efecto de
despojamiento. También es bonito pensar esa idea, que escribir es despojarse. Acercarse
al silencio. En la novela, padre e hijo se están despojando de cosas”.

En sentido estricto, no estamos ante la literatura de una generación, sino ante la literatura
de los hijos de una generación, y entonces se escribe desde esa condición, la de “hijos”,

Hacia fines de los 90 la académica de origen rumano Marianne Hirsh elaboró el concepto
de pos memoria para referirse al modo en que acontecimientos de magnitud histórica
caracterizados por el horror están presentes en la memoria de generaciones posteriores a
la de aquellos que los padecieron directamente. No se refiere este concepto solo a las
“memorias de los hijos”, sino al proceso social y cultural de construir un pasado común.

El contenido de Taxidermia se define como “una forma híbrida de memoria, que se


distingue tanto de la memoria personal (por la distancia generacional), como también de
la historia (por una profunda conexión personal)”. Existe por lo tanto conciencia de que se
trata de una memoria en que los órdenes y sentidos posibles de los elementos
heteróclitos que la constituyen han de ser en cada caso elaborados, para poner en el
lenguaje un pasado cuya demandante intensidad no se deja resolver de manera unívoca.
Se trata de responder a la exigencia de hacer memoria, literalmente, en un proceso del
que forman parte la investigación, los hallazgos fortuitos, los testimonio. Etc.

Pero los hijos no escribirán “la novela de los padres”, porque ella consiste en el
modo en que la historia era vivida en el cotidiano de ese presente hoy pasado, y
ahora el hijo ha devenido pura lucidez desterrada.
Conclusión

Podemos concluir señalando que, toda la obra de Álvaro Bisama tiene el sonido de lo
ajeno, el ruido que hacen las cosas que no se ven.

De una exterioridad por lo común extraña, sus personajes pertenecen a “submundos de


submundos”, y se mueven por la realidad con un pie dentro de la cabeza y el otro sobre
una cuerda floja. La normalidad para Bisama es una ficción, y eso es cierto, como también
es cierto que desde hace un par de años su narrativa ha ganado en tremendismo y
perdido en liviandad y humor, y las metáforas que le dan forma y sostienen el mundo que
quiere iluminar no conmueven.

Se comprendió que el conceptos de ´´Literatura Contemporánea´´ es un término que da


énfasis a romper con lo lineal y lo estructurado para convertirse en lo que es la identidad
del individuo.

Se determinó que hay influencia en el texto con el termino Literatura de los hijos, ya que
Alejandro Bisama es un escritor el cual fue niño o adolecente durante la dictadura militar.
Además, podemos decir que ellas se pondrán a la constitución en cada caso subjetivo
que se relacionan a partir de los relatos que despliega el trabajo de la memoria.

Es importante concluir que, donde hay fotos, hay luz. La luz cumple en este relato de
Bisama un papel fundamental. Se trata de la luz fotográfica. En Taxidermia se trata de
una enfermedad, pero también de breves e intensas iluminaciones profanas, que hacen
ver la realidad de un modo diferente, como si estuviera plegada como un papel. La luz
despliega esos dobleces, o sugiere lo que oculta el papel.

Para finalizar, logramos conocer que a través de centenares de breves viñetas,


Taxidermia cuenta la historia de un cineasta y un escritor de comics. La novela es un baúl
de historias, o de comics, que se suceden una tras otra con una velocidad irregular. Hay
episodios en el que se conjugan sordidez y enajenación muy bien, como el de la visita al
topless. Y hay otros, muchos, en los que la sucesión de imágenes descentradas no
termina por cuajar en relato, o frases sin mucha fuerza que son elevadas a categoría de
iluminación.
Bibliografía

http://letras.mysite.com/lama190417.html [Visitada el 10-10-2018- 18:00hrs]

file:///C:/Users/karla/Downloads/Gu%C3%ADa%20Te%C3%B3rico-
Pr%C3%A1ctica%20Literatura%20Contempor%C3%A1nea.pdf [Visitada el 10-10-2010-
18:00hrs

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