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Uno de los fundamentos del mundo actual es la conectividad entre todos los
rincones del planeta, gracias al acelerado desarrollo de los medios de comunicación y
transporte y a los alcances de la globalización, que permiten una fluida comunicación e
interacción entre las personas y las regiones, ya sea en el plano físico o virtual.
En la Edad Media, no solo se pensaba que el centro del universo era la Tierra,
sino que además se creía que la Tierra era plana. Si bien existían contactos entre pueblos
de Occidente y de Oriente, incluso ya desde la Antigüedad, a través de los intercambios
comerciales, en migraciones, guerras o expansiones imperiales, en los comienzos de la
Edad Moderna, todavía existían grandes zonas deshabitadas o poco pobladas y había un
gran desconocimiento entre las regiones y continentes a nivel planetario: Europa
desconocía gran parte de África, más allá del desierto del Sahara, igual que de China,
India y de América. Ya en el siglo XIII los viajes de grandes mercaderes medievales,
como Marco Polo, permitieron contactar Europa con el Lejano Oriente. Sin embargo, los
europeos seguían pensando que estas tierras estaban habitadas por personajes y
animales legendarios, como unicornios o dragones. Algunas expediciones medievales
intentaron bordear la costa africana, para llegar a Asia, pero las naves se perdían al sur
de las islas Canarias, lo que fomentaba la creencia de que al acercarse al Ecuador las
aguas del Atlántico hervían. Asimismo, se creía en la existencia de un “paraíso”, que
Colón creyó encontrar cuando llegó a la desembocadura del río Orinoco, en América. En
1492 Cristóbal Colón llegó a este continente y, en vez de encontrar monstruos como los
de los relatos medievales, encontró pueblos originarios, con distintas culturas, modos de
vida y formas de organización.
por los musulmanes desde el siglo VIII, recién logró expulsarlos definitivamente de la
península en el siglo XV, el año 1492.
Capitulaciones de Santa Fe
Finalmente, el 17 de abril de 1492 se firmaron las Capitulaciones de Santa Fe, en las que
la Corona española se comprometía a otorgarle a Colón una serie de beneficios si lograba
encontrar una nueva ruta al Oriente. Sería Almirante vitalicio y hereditario, Virrey, y
Gobernador de las tierras descubiertas, además de obtener una parte importante de las
riquezas que se encontraran. Se le entregaría:
Una vez que Colón consiguió los recursos para disponer de tripulación y de tres naves
equipadas, la “Niña”, la “Pinta” y la “Santa María”, partió del Puerto de Palos el 3 de
agosto de 1492. Transcurridos más de dos meses de navegación, y en un ambiente
marcado por la incertidumbre y el temor de sus marineros, finalmente el 12 de octubre
desembarcó en una isla americana que los indígenas llamaban Guanahani, en el
archipiélago de las Bahamas y que Colón bautizó como San Salvador. En este viaje
recorrió diferentes islas y supuso que eran islas del este de Asia. Realizó tres viajes más
a América, pero hasta el día de su muerte creyó que había llegado a las “Indias”.
Escuela Hijos del Sol
Muñoz Carrasco s/n. Los Marcos. hijossol@hotmail.com Fono: 072-2481132
Exploraciones en América del Norte Los viajes de Colón y de Vespucio motivaron a otras
potencias europeas, como Francia, Inglaterra y Holanda, a emprender viajes de
exploración en América del Norte. Su intención, al igual que la de España, era poder
acceder por una nueva ruta a las riquezas de Asia. Esto no sucedió, pero las
exploraciones permitieron un reconocimiento de las costas de América del Norte, las que
serían pobladas más tarde, en el siglo XVII. La primera de estas expediciones fue llevada
a cabo, en 1497, por Juan Caboto, navegante italiano, quien, financiado por Inglaterra,
llegó a Terranova (actual Canadá) y recorrió las costas de Norteamérica.