Вы находитесь на странице: 1из 8

El psicoanalista, el ámbito de las Instituciones

de Salud Mental y sus reglas


a * .

En materia de Instituciones en los ámbitos de la Salud Mental, de la


Psiquiatría y de la Medicina, podemos adoptar una doctrina de pruden-
cia: no intentar demasiado saber qué son, admitir su existencia carne un
hecho o tener, en este área o en el firea social general, cierta desconfian-
za, la desconfianza del sabio. El psicoanálisis puede alentarnos en esta
empresa, en la medida en que desconfía de las identificaciones. Llega-
ríamos así a la indiferencia.

La posición de Freud

Freud apuntaba a otro lado. R4pidame~teestabtece una doctrina


de las instituciones sociales, como tal. P m i s a a d ~los trabajos de la so-
d ~ l o g f afrancesa, y en partiwlaf las cons&acioaes de Tarda &obrelas
masas,muestra los desmanes de I apraloesos de idieaIizaci5nque fundan
Ea autai5rlzrd del Uder. LBparee que el ~ p eda1 l partido bolchevique en
la c~vol\zdQn rusa confirma Io que anunciaba en su T6te.m~ dahá De alIi
deduce una f6mulia sorpendaat@:lo que c~menz6por 51padre temina
por las masas.' ??.J, apfhda sobre la identifjcación de El Yo y eEEllo y El
Mdeqhar m la ~~6Z&ra, anunciatAflel papel que pronto desempeñar4 e1
partido M c o en las soci~dadeseuropeas.
La indiferencia de Freud se manifestó sólo en relación con la film-
kopfrr, ya que siempre desconfió de esta práctica, por encontrarla jusm-
cada por el idid, Sin embargo, su descormfima respecto del manda-
miento cristiano formulado por Pablo de m a
r al pr6,jimo como a uno
mismo no. lo ileva a qwrer liberar al hombre de la ley.
En un primer sentido, podemos decir que Freud da muestras da una
d e s e o n f i m pcopia de la tradición judfa respwto de los desbordes del
amor quus desigan a aquellas que resisten a su extensión universal como
objetos particulares de masacre. En otro sentido, podemos decir que es
el ciedficismo del mwstro de Vbna lo que lo protege de la tentaahn
universajZ~tey lo lleva a sostener que es la b y IIt qwe p@ederompx 4
sornebiento al ideal.

Ciencia y escepn'chnto

Para ello, es menester establecer los profundos vúi&s q%arda-


cioaan ciencia y ley. Jaques Lacan, en La Etica del psicoan8tfs&, modo qme la aco;i6npueda valer en todas los c m &
sigue a A Koj6ve d admitir que es ei corte del monotefslao y de sa ley
lo qae+&o lagar a la ciencia, si bien enfatiza m& que Kojéue el o a u n
propiamentejudaico de asta atifna2Si lo se@Irios, podemos &o&r
que la ley no lleva a i ideal sino a lo red. Si b olvidm051,llegama a i3mui &Qué es ;sntmms un pesto y su *lImd6n? V&&S
variante del amor universal tan perniciosa en sus efectos cornomprirnre- rnane~asde orientm. Ea pister iugwbes 10 que hay que wguit, 10 que
ra veafik el ideal cientlfico. Deberíamos camtituir conjuntos &a vez nos dia, una rnCa,p m @S,tmW10 qw debe p&tEtngs resolver las
mhs ~~ cb caws cuyo rínico valor seda qi16 responda a Ea regla siurnan'uwaa,108 c . b f ¿ m d e n t me, iinduse, bu d s b que saa-
que los eaastituye por su apIicae6n. den a la8 diversa b ~ t i h d ~ ~La
l 6regla
~ . no es indiepentf3enPe 'de una
Se trata de un ideal tenible donde pueden confluir la voluntad de prá&m regular de la misma. Ma se baila ea el &cielode las xegks* y su
resultado cienttfico y el uso p o l i i para establecer un mundo donde la aplicadn prhctica no wtd divorciada Be ella. Esto q ~decir'tmbi6n:
~ r ~
raz6n jusSi$&a que las ~e@as s6an verdader.os dogmas. Desde Hume no bby r q h sin i&ac&h a E& r e g 1 ~ o aun, no hay re@s sin una
en adelante, una tradci8a esdptica y científica nos enaefia a dwwaar prkcdca viva de la intaqxeWón da las f4:gSas.
de esta concatenación, La escuela de la rtt26n debe separamos del asen- Las institudones aMan mmo b s aao&aia, quienes para hacer vi-
timiento espontheo que Ie damos a las reglas. Esto es lo que la lectura
de Wittgenstein que realizara S. Kripke nos transmití6 a nuestra visidn
vir a su sociwiiad d e b a infringir re@.
haae respetar uaa regia? Lacan, en 6 g . a ~BOM
~~ ~tremosb que nos
~ ~la que ya no enfatizaba
contemporánea. La introduodb al psioorinálisis de la paradoja esoépti- la palabra verdabra, sino los mmdden.tos de k pdabra, subrayaba la
ca de Kripke hecha por Jaques-Alain Miller en su cuso del a& 5993- relaei6n de la regla y de su apEca&Snmmo tsMdes recfprooos, la mgla y
1994, llamado <zDmo>, nos abri6 los ojos a esta distinci6n entra la aplica- la trawscción con la regla se anudmlnecesaliamsnte. Bl gue no sepa-
cíbe de la regla y el acto de fe necesario para atravesar coda etapa? mos nada a w r a de lo que nos hace respetar la regla, puede eaunciarse
al extremo a tmvés del moralista coa la forma de la famosa paradoja:
Despotismo del universal acbfllrolos vidos privadas formm la virtud pilbliea*. Lnican cita al res-
pecto La f&uh de las abejas, de Bernad M a n d d e , quien, a m o su
Todo aquel que trabaja en esta zona de actividades designadas con nombre no lo india,es bgl& y escribía ea el S@D m, pata rocordar
el t€mho general de sinstituciones*, en el &ea de la psiquiatría, de Ia algunos comentarhs del gmn modista que wgtda la lfnea de Montaigne...
salud mental y de la medicina, debería dultivar esta descoRñmua. En la «Lasleyes y el gobierno son a1m wrp~racionesplftiw de las muda-
sociología contemporhea los trabajos de Pierre Bourdieu son los que des civiles, lo que el espúitu vital y la vida misma son ail!n i e p mtural de
mas han contribuido para abordar el área de las,institucionescorno área las criaturas animadas... Lo que hace que el hombre sea un &d sacia1
electiva de aplicación de una regla que los agentes sociales desconoce- no es su deseo de compañia, su bondad natmd, su piedad, su carácter
081
-
-

--- -- -- - ----. -

1
l

afable y otras gracias de hermosa apariencia, sino más bien que sus favw de ellas, aran b condi4611de temer el m&lo econom&hicoapro- I l

características más viles y odiosas son las perfecciones más necesarias piado, y wf volvemos d punto de paffida.
para equiparlo para las sociedades más vastas y, como va el mundo, más
felices y más florecientes».

Secuelas del utilitarismo


I Lo wtive~saty b pa~'cdar

A este malestar Jaques Lacaa lo &agnosti& yf en los años &-


menta con una Ease que mas d m o ~ t ~&.ME: o «& wdría baba
He aquí un pasaje digno del mejor humor inglés. Y por otra parte, satisPaai@_para nadie fuera de; Irt satisfa&& de tad0sg.b Al menos
para todos los anglófilos, empezando por Voltaire, existe algo como un éste es el resumen que nos da mando vuelve a poner e1problema sobre
arte de vivir inglés muy distinto de la cortesía francesa, que transmite, el tapere, diex años mk tarde en La Etict~d d p s i U i s . J h t o w s
como el humor, una posición subjetivadel ser. Fueron los ingleses los que nota la dificultad centra1 de asta perspectiva que pone a la cornirmdad en
aportaron'al mundo de las luces la gran revolución en materia de moral posicf6n de brindar la soluci6n: e l objetivo parece iadefinidaansnttileja-
que sigue haciendo sentir sus consecuencias: el utilitarismo, como el po- no. No es culpa del an4lisis si e! t s a de la fgiicjjad no p u e d e m e
lígrafo Bentham lo soñó. La prueba es el último libro, o la Última medita-
ción de Soljenitsyn sobre la historia de Rusia. Para él, el mal que Occi-
--
-da-o& 6 -
n-~el
r G i ~ n ~queala f&cidaEE
tema de 6 feliddad no time
~ o en116 en h pliti-a
S
.--
i GJP
dente habría transmitido al alma rusa, mucho antes del comunismo, tiene iJbiquanosel ctiag&&o~>i ~ & - . ~ s i i s --- m * -
un nombre: utilitarismo. -,que enuncia Bernafd Wims par oWaa-ufas, - m
lbda ~ I Wh e&- ~ dea&w m d e s ea &latema
c i 1ats b que, para Lacm en 1960, deja el problema
sea dge, m y @e,ih&. La fflosoña rtt mural y las d t e h eb B t b han ndo en.-la bedidad ctr.dqtnietuO&,gi-
. _ ----------
qu.4BdEO @&adm daj'rrado egta tems prua el dm ~ c 8 n 0siempre
4

, mo M~t6te!eshtcmtaba proponerldl al
en p- wn Roma,siempre J menas evitando su wnversión, cano lo
muestmira.edEícmte hhtoria dei eadend d W i 3 g n m d a de muera
s o q x por ~ Lytton Strachey? TJn prdesor de maral conttemporhea,
uno & los pm&que aceptaron el desaña, Bernard WIEUam% a m p M ,atrapados--por
--- la ---
dificultad econ6mEca,
-- - . --- com-ndo denmiado poco pues
qcrc si Biea el tema simprp; habia niol.eSr&, los modernos ihabíaa iano- ps&flep@.alg, pocupdos _-_ por un futtiso
_---_---- dpue no hay por qy13temer.
vado muy poaa en fa materia, salvo en un ptrnto. Sa nueva mmtsra cle - .- se m u ~ h e por
Estas oscilaciones n ua3-q-Pmoral-hawig-aa-ngea
molesfa a a no hablar tranca m.Ei tema m rnazd6 q n d uwttl- foma de com-, más &&al, donde en e1 mismo &o de oompmr se
--
asociafían& s ~ & o s ~ ~ n t ev&l¡da 3-
-.
rio ( m d z r u . la felicidad de todos considerada m o l m a hfid6nd- &&a j?&ddsiib m& hdivi-,
dable), o también mel t m a político @afelicidad es $610 la siuna de dual. El &o&ting, la maao-eoonomia y las ciencias morales al
las derechos redes de cada una). Asi pues, es imposible plantearse h fin medir 20s grados de satisfacción de la manera más operatoria posible.
cuesfj6a L felicidad legftima de cada uno &era de cierkos modelos Entonces sí, se podsIan aumentar los salarios sin más precmpa~ianes,o
econsmBMm Pa e&, se discuten los nioMoa maom&m8 en las bajarlos con otras consecuencias, se los gastada de la mejor marrera
fadhdcs de econ~mía,4 debate pasa de Hward a Clhiagos y mien- posible y e1 tema de la feiicidad y, al mismo tiempo el de la politica, se
tras tanto el tiemgb pa64 puntuado por lamentos sohe la ausencia de bom'an de nuestro horizonte, tan negroi un consumo verdadbrm~nte.
nobles Wc4ones. N!las nobles intenciones, todo el mundo esa a moral y una empresa ciudadana nos libra& de muchas preocupacio-
nes. Vemos una vez más el retorno del supeq6 que sigue al perfodo
permisivo precedente: Mto editorial de los libros que tratan de la moral y
la vutud -la lista sería demasiado larga, y habría que hacerla en todos 10s
paises de Europa-; retorno del tema kantisxlo para restaurar el imperati-
vo c a t e e c o ; denuncia del período estructur&ta que habria dejado sin
orientación moral a una generación entera; sueño del reempho de la
política por d gobierna de los sabios o de los jueas. Los sintomas no
faltan. Es nuestra responsabilidad interpretarlos de manera activa.

PulsiBn y fracaso El secreto de la regla

A veces hablamos tan con8isatnente m t6rminos de pulsi6n de la


satisfacci6nindividual y de la satisf&CCI6ncolectiva que no comprende-
mos oómoLacanpudo hablar, sn un mament~de su asa- de a«jcómo
una é m vive la puilsii5n?*>,Lacan no perdiá nwnca de vista esta pers-
pectiva fieudiana, siempre refomulada. Mientras que en la 16gica colec- perspectiva de una regla universalmente vaida. Ciertos filósofo%.prag-
tiva que trazaba entre 1946 y 1949, le parecía que el cálculo colectivo mgticos, como Richwd Rorty, se consideran cercsulas a las investigado-
hallaba sin problema una salida posible, inclu~oen la perspectiva del nes del primer Heidegger sobre el rechazo de la trascendencia kw,
juicio hd,ve un o b s t ~ ~en l oXant con Sude (1960) y retorna el tema y s61o le ven una salida racional a los conflictos de valores a trav6s del
a pai.tir de la sublimación y de lo que h t a revela sobre el color de vacío debate democráticoinfinito entre estilos de vida. Esta yuxtaposición&S-
de las pulsiones. Se trata siempre de descríbir las seduccionesdel supw- emboca en una desapdcibn de un lugar del otro que sirva de referincia
y6 que se ofrecen en cada &poca. para todos. Los estiles de vida apammn como el triunfo del neo-utílita-
Hay otras maneras de ser sensible al anudamiento de la regla y de rismo. El áIgebra de los placeres modernos se reduce así a las yuxtapo-
la prsctica; una puede ser la manera en que Wittgewtein critica Ia idea siciones de estos estilos, habiendo abandonado cada uno la esperanza de
del lenguaje como caculo, la suposición de que «el que enuncia una hablar con otros, y el vínculo sólo queda asegurado por un principio de
b e y la piensa o la comprende efectúa de este modo un cálculo se* rnaxidzación derivado del pensamiento de John Rawls. Esta comunidad
reglas determinadas...El empleo de una palabra puede ser reflar sin humana, esta instituci6n, puede funcionar, para estos autores, sobre el
por ello estar limitado por reglas por todas partes*? Esto es válido para modelo de la comunidad científica. La solidaridad que demuestra alrede-
el uso del lenguaje pero la m'tica de Wittgensteh se refiete también a dor de la prueba parece ser suficiente. Los comunitaristas (CharlesTaylor
una concepci6n mecánicameate inductiva & lo que es un cálculo. Lo y sus amigos) se oponen a esta perspectiva intelectualista: las reglas
que trae en cada etapa de aplicación de Ia regla la certeza de su suponen una «cornprensiQnincorporada» de la cual esta perspectiva no
efectuación, sigue siendo un enigma. Cualesquiera sean la regas, no da cuenta. Para nosotros esto quiere decir que S1 es ineliminable; como
nos liberan de lo que nos lleva entre línew a querer aplicarlas y as& a 1
I
l
guía para interpretar La regla, la jurisprudencia infinita del &bate demo-
d t i c o no es separable de una teoría política del Amo. El debate progre- .
darles consistencia.
La híp6tesis del psicoanálisis se refiere no sólo a las relaciones de sista alrededor del «comunitarismo»parte del sujeto aislado, el de la 6p-

- I
También hay que saber

me^ ~speciatuadas,esto no ser bísn to-& p o s w pnñere ,


reducir la palabra al mensaje, sin pasar por el ddigo,p-qticularque pcr-
mite dtsnfrarlo.
Mas ailá del M i t o de las instituciones psipititricas, en el vasto
h b i t o de la prictica m6dica, se interroga al sujeto y a sus particularida-
des de otro modo. E1 snjeto se sima por su a r e w , SUSMtcs, SUSm e -
¡ , V e pude perder y por lo que debe responder. El sujeto del
~ n c i a s10

m ~ t i &a ~ qep r a p ~ ~h n ,dsjen~msde 10sqm ~1 1' i'


1
-
de
e*zz.LmG
**
el sujeto del inconsciente mantienen ailf prowmid;3&
i ~ l t n r i a n e partimiares
s no es q i r m im <na reser-
una nuera segmgauóo, es qvuar que en ea& espacio wm-
tituido p o r a a *minación btihidond nos orientemas,-- en lo que res-
m m
m
- m C(:rteZ(l psn m ~ %partí
, I qff d kznniuedos610 p W
~ U O B O&
m de imsstnpresenea en el ! ~ _ ~ a - h t o ~ ! s ~ ~ u i _ ~ , @ia- !a o incons=
m&. t r a &l id- dplim, m el @do de ~ U % e ~ f--no- hacia _ ~
- la identifiación
---_._ ~ o ~
d @ o eú el Corlié-ged-e Fmm. Fs a ~ml . -~P , -- ...
matra comih. -y*__

d I
El impasse de los post-fieudianos

¿Qné formación queremos para un psiwanalista a la altura de sus


responsabilidades en el área de la salud mental? Se necesita la misma
formación que para ejercer la cura psiwanalitia &misma. Ya c m w m o s
las @abras de Jaques Lam: &o hay formación del psicoan&sta,
hay s610 formaciones del inconsciente». Hoy m8s que nunca debemos
apreciar el alcance de esta frase, cuando múltiples poderes desearfan
mmmte --
el enfeme110o el edu~dof,0, ~ ~ ~ , $ ~ ~ -.L- F
~---
-- E
~ '0
-*? W Y ~ legislar
o en lugar de las sociedades psicoandíticos sobro los tftillo~que
'

cmduce a lo autorbdán salvaje.


En rin primex sentido, La fnra de Lacui s i m a que el a n a W sdedMes p 9 1 0 8 d mw&&nt:es.
~ La 5tpwfum hada l a wi-m1dioa9>
debe fonnafse d e tudo para mmprender la retbrica del inwwnen!te. es dclcdr d a~atainf&bdel aspecto iesa*ticio, iba r 8e;er.m.iirymal #u-
En lui segmcia sentido, si@= que debe i c o s m r a r s e a la9 fiomach- Bi&. M e el mdmw aisg9 cootmdmEe por parte de laa rm%ww.dw
aes de su propio incomcf6its y, a& debe mdizarse. un tcrcrr senti- nos, Basta $9acqttmidnaregaEiakdienbsde los ingleses", pasando por la
do, q u d~ &sta forma parte del inconsciente y que debe darse cuenta entusiasta a&&& de-los b 6 3 E . g ~encabezada
~~ por F e r e d , aun sien-
de e k . La frase de Cacan se comprende mejor a partir de la tesis for- do representute de su conocido advism terapáutico. El m041010 d ~ l
muiada por L A . Wllw quien nos dice que d iniotlsciunteinSerpreta. El
analikta sólo intexpreta porque famparte del hmstient+ y porque se
ha vuelto el produeto de esta operacih. Camo adaptamos a ese serSoso
es la femraci6a del psicoanalista.
1 Instituto de Barh en cuanto a h Militaci6n iba a impon- y trwmithe
luego en forma adaptada a los palses aqlosajones. E3 no-mádico tsdtt
su lugw en 1m a de f m a exmpcimaí o transitoria.
La s t q x t ~ de
a prevenir las neuohs mn el ataaJiis infantil ha&i
En cada p& el psiooan&lbis se instaló en r e l a d h con, y wmo nacer muy psmto ~ m ;mitegorh
r $n&áita,la de los p ~ c ~ a n - D M@-
derivad& de, las horn~iogacionefisociales del deseo de arar. Frmd se les, sobre todo fi;ntmah por no-media, como A, F W o M. IQeb.
mostn5 ditpugsto a negociar con los @eres públicos la salvaguarda de M& aiún, thrmte la posguerra, ea Europa, en &aAdat LaW, en BE&!
h d i r n e d n terap6utica del psiwanarisis can la mndición de no reilun- y m BI3.W. se ve desmollame un pa&o kicPb. Los t:ui&ntes bnefz-
cia a su mhidp m6s elevada: la que wbuye a h oiencia picomalbeca. cias qwe bfin& el @m&ids, su ahnm tmp4utica3probado par la
No *a dc alortarnos contra la idsologia teraP&utica.Lo formula, de Utn.pdmte cantidad de d d i m s mfomd6~ ps$euanalíti@a,eranr w
manera decisiva en su texYo de 2926, El apd&& pmfma &Óío @era nocidos a mves de m ttderanda id& he&o de !ag a&dada $emp6&-
estar seguro & que no Bejlariiüque la tenp6utica mate a la cibnu~~.ll ticas de los pt4cxm;aSistas.La psicd@a W w s S w i a quim tmbi4n tm
TambitSn evoca el contrapunto de esta dedvad6n terapéutica del p & w - mar o1 camino que Freud había abierto y que se r e ~ a o d e mas1el idtulo
nifisis. xLos representantes h las diversas ciencias del espIritu deben y k pr1ct;ica de psicólogo wiversitipiú olinim. Algunos psia51ogos se
aprender p"mlnPlifis ...Es monaster que aprenda a comprcndcr el aná- uniemn a las sod~dadesde psicoandlisis y lw fila de los no-mMcos
lisis.. .ssmetiéndiose ellos mimnm a &sim.l2 El anaEista did&c:Xico,el pronto se divididan entre psic61og~seoma parmedicm y los &s. l3l
lehranalytiker, no es en un principio el formados de los analistas tera-
peutas sino el anslista de estos representantes do las ciadm hwaoas. I
puesta práctica. ¿Pera esta amciaciBn es una.respuesta satisfactoria
Dabe haber tenido una ewidada formac4bn~para dedicarse a aqukl qve para la pregunta de Freud? Bs necesario pr~servarlaen el seno de las
srigjera el psimmwis a m o disciplinapara investip la civilización. sociedades p s i c 0 W W para asepar SE l@tbad6n necesaria en la
Comprendamos bien la puadoja, no se trata de enscñar psicodWa,
sino un tipo de cura9una por una, m n el objetivo de transmitk a otms el
/ organi2aci6n social cki deseo ds anar -y isicvltsr las aestdcciones
m e z g ~ quem no tardm'an eh surgir-pero no es mildente para cnm-
aporte del psicoanálisis mbre la civilbd6n como t& algo asi como una plir con nuwtras obligacioneshacia el psir;oaniihis.
transferencia de trabajo. Para la «cuidada formaciórut @tos malistas, l Para Freud se trataba de otra cosa: de la inserci6n del p~icomsilisis
sin embargo, deberían hacer sus primeras mas en el ámbito de la tera- en la dviihci6n. Lacm amiprobó primero que el sistemafuncionaba de
p6utica. Freud no está. a favor de que existan dos categorías de anal&- I
modo contrario a aquello por lo que Freud lo había imaginado: el sistema
r --- .
se deiaba ir cada vez más - - por la pendiente
, terapéutica.
- La ideología
espontánea del terapeuta se revelaba siempre más: pensar que lo indivi-
dual no es lo colectivo, pensar que el individuo no es lo social y otras
concepciones derivadas de un atomismo que se niega a que el otro, el
vínculo social, la identificación, está primero.15 Lejos de cimentar el vín- I
biqanaWU%I-*
1 culo entre el psicoanálisis y las ciencias sociales, la clase de los analistas
,
' 8

, «mejor formados» se dedicaba a afianzar una extraterritorialidad para el @p#xyec&&$ldkrwn@&f&er


, psicoanálisis. Lejos de seguir movimiento de renovación profunda de las frdia@, adaptWc110 a t eb lm dw ammh p y w t o
. ciencias sociales a través de los modelos formalistas, lejos de seguir el fk'eudl,ano era coiasgsa-
hparti*
t d e &-a
s
$e IQsIdmpwde4 &e=
de h tw&d& y 'a t l ~ o
h imd&&~&a don6 el
«viraje lingüístico» de nuestro siglo, los psicoanalistas se atrincheraban
'
en una vaga referencia biologizante que sólo les permitía acceder a una p s k w m i s d a @a a p3Am4m pdd&os. tos mbdimtes de 1-
: posición excepcional en el seno de las ciencias humanas en nombre de la iúb sesenta eran diSrWm &fa maidn dehe preseaI a partir & las
pub$ica&oaespsicnmaEi;ticas,los principios de su ,uk$b, qw deabm
ficción biológica de la «pulsión», y una posición excepcional en la medi-
cina, en nombre del inconsciente. Después de haber intentado redefinir alcamasun estatus Úenuífico, i m t m h e coa las rerrmacicdnesdb lati den-
'
' el marco de las sociedades IPA, de los curricula y de las jerarquías
existentes, programas de estudio abiertos las ciencias humanas y a la
I I f literatura concebida como compendio de los dichos sobre el amor y las
aventuras fálicas, Lacan llegaba a un impasse. Era necesario volver a
fundar para hacer funcionar el sistema.
irti&& del progecto ~ e u 1 m mtengwóli
o 1 ~ &sm- en& los que
, El analista según Lacan d.eh dradax irel Wshsnf a t i & thb p d e exigir qtw mspnda a
iatemgantus sobre al p s b d l i & p m * as de& d C2el dk&, k
Mientras que Freud distinguía dos niveles de funcionamiento, la te- aewsida8 de la9 supr?visionesSa la adaptaci4n de la al aso,etc.
rapéutica y la civilización, Lacan distingue tres. Aísla en el acto de fun- Tmtii6n es n w e d o que, o m, pueda temer una fomiaddn de
dación de su Escuela una primera sección que debe investigar sobre el S E-
pcic30an~sis.aplicado, conocer las i&k.&otzes d d p s i ~ . i Ssus
psicoanálisis puro, es decir el verdadero problema del psico-álisis di-
l
f o m w en la disQpEitra de Ia ~ntX9affacbka, ea la newsidad
dáctico: cómo definir al analista sin pasar por un rasgo de ideal. El meca- & saber m i e n ! en el diagnbtiw y ad8ptar la w a a los &&tos
nismo d e l ~ s F % e T e ~ c % e ~ C opsicoanálisis ñ d e pur6- proyecta ~ ~ u t i Fhlmente,
m . &b @er reqmdez por la &tiea
tienen que ver todairíalos controles, abiertos a todos desde el momento dd acto analítico, por su lugar entre las acciona y las insduci~neSñu-
en que tenían una práctica que conllevara efectos transferenciales. manas. W e existir un eq.ibrio, necewbmente, &gÚn elmeato debe
La sección de psicoanálisis puro no es la única. Se articula con la sobz~saairde manera desequiiibrsuptt3, b que llevada s una @&$da de
segunda, la de psicoanálisis aplicado, «lo que quiere decir de terapéutica orientd6xi en las diversas tareas de la a d 6 n psicwuulftica. Formarse
y de clínica médica». Lacan distingue cuidadosamente la terapéutica de hp12ca f a m , W a r s e con este proyecto y hacerse resp~awblede 61*.&
la psicoterapia, práctica de la que destacaba que no estaba tan desano-
llada en Francia como en los países anglosajones16,pero que allí donde l. Fred S., Malaise dans la civil&otim, P.U. F.,1971,p. 91.

e91
2. Milner J.-C., en L'oewre claire, Seuil, 1995, manfiene como válida esta herenca sin
destacarla diferencia.
3. Se pueden hallar las referencias anglosajonas de este curso que sitúa el interés para el
psicoanálisis de las paradojas 16gicasde la inducción, en particular la llamada paradoja de
Wittgenstein aislada por S. Kripke, enL 'archive no 1,publicado por la sección clínica de
hgers, Asociación Materna, otoño de 1994.
4. Cf.el número especial de la revista Critique, dedicado a Pierre Bourdieu, Critique no
5791580 Agosto-Septiembre 1995.
5. Strachey L., Emiment Victoriatu, Penguin Books, 1971.
6. Lacan J., Le Séminaire, libro VII, L'éthique de lapsychanalyse, Seuil, 1986. p. 338.
Todas las citas de este párrafo se refieren a esta página o a la siguiente.
7. Wittgenstein L.,Recherches Philosophiques, párrafos 80 a 84, citados en Bouveresse
J.,Régles, Dispositions etHabitus, in Critique No 5791580, Agosto-Septiembre 1995,p.
574.
8. Scilicei no 213, Seuil, 197, p. 6.
9. Lacan J., Prefacio de I'éveil duprintemps de Wedekind, Gallimard, 1974. El curso de
J.-A. Miller del 7 de febrero 1996, en prensa.
10. Miller J.-A, Intenrencidn en La Coruña, Marzo 1996.
11.Freud S., El tema...,op. cit. p. 147.
12. Op. cit., p. 137.
13. Op. cit., p. 138.
14. He aquí las palabras de Jones: «un analista no-mbdico puede en muchos casos, pero
seguramente no en todos, llevar un análisis casi tan bien como un médico, y por ende, con
ciertas precauciones y de manera subordinada, hallar su lugar en la organizaciónpsicoa-
nalltica». Citado por Schneider M., en Freud S., op. cit. p. 166.
15. Seguimos aquí el movimiento de los textos de iacan. No ignoramos que se puede
objetar que para el iacan de los años '70, el goce está primero. La dialéctica impone partir
del Otro para ir al otro. Luego se hace el camino inverso.
16. «El mensaje freudiano supera largamenteen su radicalismo al uso que de 151hacen los
prácticos angloparlantes. Aunque en Francia, como en otros lugares, se favorezca una
práctica mitigada por el desbordamientode una psicoterapia asociada a las necesidades
de la higiene social...» Lacan J., Préambule, enActe defondation et autres tertes, extrafdo
del anuario 1982 de la Ecole de la Cause freudienne, p. 12.
17. Lacan J., Préambule, op. cit., p. 12.
18. Ver el editorial de Mental no 2.
* Publicado en Vertex no26 (N. del E.).

Вам также может понравиться