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La posición de Freud
Ciencia y escepn'chnto
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afable y otras gracias de hermosa apariencia, sino más bien que sus favw de ellas, aran b condi4611de temer el m&lo econom&hicoapro- I l
características más viles y odiosas son las perfecciones más necesarias piado, y wf volvemos d punto de paffida.
para equiparlo para las sociedades más vastas y, como va el mundo, más
felices y más florecientes».
, mo M~t6te!eshtcmtaba proponerldl al
en p- wn Roma,siempre J menas evitando su wnversión, cano lo
muestmira.edEícmte hhtoria dei eadend d W i 3 g n m d a de muera
s o q x por ~ Lytton Strachey? TJn prdesor de maral conttemporhea,
uno & los pm&que aceptaron el desaña, Bernard WIEUam% a m p M ,atrapados--por
--- la ---
dificultad econ6mEca,
-- - . --- com-ndo denmiado poco pues
qcrc si Biea el tema simprp; habia niol.eSr&, los modernos ihabíaa iano- ps&flep@.alg, pocupdos _-_ por un futtiso
_---_---- dpue no hay por qy13temer.
vado muy poaa en fa materia, salvo en un ptrnto. Sa nueva mmtsra cle - .- se m u ~ h e por
Estas oscilaciones n ua3-q-Pmoral-hawig-aa-ngea
molesfa a a no hablar tranca m.Ei tema m rnazd6 q n d uwttl- foma de com-, más &&al, donde en e1 mismo &o de oompmr se
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asociafían& s ~ & o s ~ ~ n t ev&l¡da 3-
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rio ( m d z r u . la felicidad de todos considerada m o l m a hfid6nd- &&a j?&ddsiib m& hdivi-,
dable), o también mel t m a político @afelicidad es $610 la siuna de dual. El &o&ting, la maao-eoonomia y las ciencias morales al
las derechos redes de cada una). Asi pues, es imposible plantearse h fin medir 20s grados de satisfacción de la manera más operatoria posible.
cuesfj6a L felicidad legftima de cada uno &era de cierkos modelos Entonces sí, se podsIan aumentar los salarios sin más precmpa~ianes,o
econsmBMm Pa e&, se discuten los nioMoa maom&m8 en las bajarlos con otras consecuencias, se los gastada de la mejor marrera
fadhdcs de econ~mía,4 debate pasa de Hward a Clhiagos y mien- posible y e1 tema de la feiicidad y, al mismo tiempo el de la politica, se
tras tanto el tiemgb pa64 puntuado por lamentos sohe la ausencia de bom'an de nuestro horizonte, tan negroi un consumo verdadbrm~nte.
nobles Wc4ones. N!las nobles intenciones, todo el mundo esa a moral y una empresa ciudadana nos libra& de muchas preocupacio-
nes. Vemos una vez más el retorno del supeq6 que sigue al perfodo
permisivo precedente: Mto editorial de los libros que tratan de la moral y
la vutud -la lista sería demasiado larga, y habría que hacerla en todos 10s
paises de Europa-; retorno del tema kantisxlo para restaurar el imperati-
vo c a t e e c o ; denuncia del período estructur&ta que habria dejado sin
orientación moral a una generación entera; sueño del reempho de la
política por d gobierna de los sabios o de los jueas. Los sintomas no
faltan. Es nuestra responsabilidad interpretarlos de manera activa.
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También hay que saber
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El impasse de los post-fieudianos
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2. Milner J.-C., en L'oewre claire, Seuil, 1995, manfiene como válida esta herenca sin
destacarla diferencia.
3. Se pueden hallar las referencias anglosajonas de este curso que sitúa el interés para el
psicoanálisis de las paradojas 16gicasde la inducción, en particular la llamada paradoja de
Wittgenstein aislada por S. Kripke, enL 'archive no 1,publicado por la sección clínica de
hgers, Asociación Materna, otoño de 1994.
4. Cf.el número especial de la revista Critique, dedicado a Pierre Bourdieu, Critique no
5791580 Agosto-Septiembre 1995.
5. Strachey L., Emiment Victoriatu, Penguin Books, 1971.
6. Lacan J., Le Séminaire, libro VII, L'éthique de lapsychanalyse, Seuil, 1986. p. 338.
Todas las citas de este párrafo se refieren a esta página o a la siguiente.
7. Wittgenstein L.,Recherches Philosophiques, párrafos 80 a 84, citados en Bouveresse
J.,Régles, Dispositions etHabitus, in Critique No 5791580, Agosto-Septiembre 1995,p.
574.
8. Scilicei no 213, Seuil, 197, p. 6.
9. Lacan J., Prefacio de I'éveil duprintemps de Wedekind, Gallimard, 1974. El curso de
J.-A. Miller del 7 de febrero 1996, en prensa.
10. Miller J.-A, Intenrencidn en La Coruña, Marzo 1996.
11.Freud S., El tema...,op. cit. p. 147.
12. Op. cit., p. 137.
13. Op. cit., p. 138.
14. He aquí las palabras de Jones: «un analista no-mbdico puede en muchos casos, pero
seguramente no en todos, llevar un análisis casi tan bien como un médico, y por ende, con
ciertas precauciones y de manera subordinada, hallar su lugar en la organizaciónpsicoa-
nalltica». Citado por Schneider M., en Freud S., op. cit. p. 166.
15. Seguimos aquí el movimiento de los textos de iacan. No ignoramos que se puede
objetar que para el iacan de los años '70, el goce está primero. La dialéctica impone partir
del Otro para ir al otro. Luego se hace el camino inverso.
16. «El mensaje freudiano supera largamenteen su radicalismo al uso que de 151hacen los
prácticos angloparlantes. Aunque en Francia, como en otros lugares, se favorezca una
práctica mitigada por el desbordamientode una psicoterapia asociada a las necesidades
de la higiene social...» Lacan J., Préambule, enActe defondation et autres tertes, extrafdo
del anuario 1982 de la Ecole de la Cause freudienne, p. 12.
17. Lacan J., Préambule, op. cit., p. 12.
18. Ver el editorial de Mental no 2.
* Publicado en Vertex no26 (N. del E.).