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la verde espiga
biblioteca c h i a pa s
Rafael Tovar y de Teresa
presidente del conaculta
R oberto L ópez M oreno
CH
861.44
L925
Meteoro
M589
López Moreno, Roberto
Meteoro / Roberto López Moreno ; ilustraciones de Rafael Galdámez.
— Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, México : CONACULTA : CONECULTA,
2014.
539 p. ; 21 cm. (Colección Biblioteca Chiapas. Serie La verde espiga ; 24)
ISBN 978-607-7855-94-1
D. R. © 2014
Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, Paseo de la Reforma 175,
Col. Cuauhtémoc, 06500, México, D. F.
Consejo Estatal para las Culturas y las Artes de Chiapas, Boulevard Ángel
Albino Corzo 2151, Fracc. San Roque, 29040, Tuxtla Gutiérrez, Chiapas.
publicaciones@conecultachiapas.gob.mx
ISBN: 978-607-7855-94-1
impreso y hecho en méxico
— 2014 —
En poesía lo he experimentado todo. No hay nada que no haya conocido y
que no haya puesto en práctica.
Pablo Neruda
Neruda, no digo que sea el más perfecto, sino el más vasto y variado
Octavio Paz
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Roberto López Moreno Meteoro
sentido fuerte de la palabra, un escritor también necesariamente de los mismos moldes usando la misma adjetivación, la
latinoamericano. La guerra de Roberto López Moreno se da en misma forma, el mismo estilo”. Nos es dable asentar que ni
el lenguaje y con el lenguaje. Es una guerra diurna y solar, una Sabines ni los “espigos” son conservadores y conformistas
guerra florida. en relación con el modus dicendi o con el lenguaje que
Adolfo Castañón ponen a cantar. Pero soy de la opinión de que ninguno
trae consigo una subversión idiomática del alcance y del
carácter de la de Roberto López Moreno. No es un escritor
Para Solís Arenazas, Roberto López Moreno coincide con que pertenezca a un grupo afín o a una generación más o
Vicente Huidobro, en tres puntos: Primero, no se trata de menos estructurada, como pueden ser los modernistas, los
una postura meramente contemplativa frente a la naturaleza. contemporáneos, los “espigos” o los poeticistas, sino una
Segundo: tiene una pretensión creadora mediante el impulso voz solitaria, personal, irremplazable.
vital del colibrí que genera al mundo. Tercero: No hay ruptura Enrique González Rojo
radical con la naturaleza si no un canto a ella que se ofrece
como una alabanza.
Ricardo Cuéllar La escritura poética de Roberto López Moreno, nos remite
a un alto poeta inserto en la tradición más relevante de
nuestra lírica latinoamericana. Hoy nuevamente lo sostengo:
Su libro, ¿cómo llamarlo?, sorprendente y abrumador, porque Roberto López Moreno es un poeta necesario para nuestra
tiene tantas sorpresas como exigencias, y se ve que Ud. tiene poesía: imprescindible linaje natural.
una concepción de la poesía que ya no es usual, cuya ambición Daniel Téllez
podría, incluso, parecer excesiva, tanto por la fe en el lenguaje
como por el apetito incorporador de esos poemas. Quiero
decir que es un tomo para leerlo despacio y a sorbos, a pesar
de que lleva urgencias de comunicar y sed fluvial
Julio Ortega
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Meteoro
En tu pecho, Señor,
de áridas y abandonadas rutas
has colocado la primavera.
El musgo tierno crece en vericuetos
de esa longitud reseca,
anuncia la alegría de lo nuevo.
En ese pecho hay una muerte y una vida de continuo,
es una larga tierra de amor
que el corazón enciende y apaga.
Tu cuerpo es el palacio de Dios,
su adolorido domicilio y sin embargo florece.
Has colocado la primavera en tu pecho, Señor,
el manco que inventaste envuelto en fiebre está contento.
Su hipertermia no es de enfermo, es de libres.
El ignora que esa fiebre es coronada
por la estrella de Juliano,
por los que fueron corazón de hogueras,
por la imaginación rebelde.
Sólo es fiebre y arde hacia adelante.
Eso lo sabe, hacia adelante.
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arderán los últimos ensangrentados acales Cae la noche como un metal profundo,
en el aullido final de Tlatelolco no hay más carne que la noche, de ella hacemos día,
(no podremos beber de esta agua llena de salitre, de su inevitable infinitud, de su eternidad presente,
de sangre, de gusanos, visión de lo terrible). de su masa henchida de rumores.
En medio de la muerte tú, Señor, lanza hacia arriba. No cae la noche. Siempre ha sido a izquierda y derecha,
Qué pronto el futuro es el pasado, a lo arriba y a lo abajo.
pero lento, más lento que lo lento tú serás futuro, Tiene la boca de la noche una tesis de dientes apretados,
esa es la forma de burlar el tiempo sujetándote a sus leyes. destella mientras nos acogemos a su aquiescencia. Vivimos.
No despiertes, Señor, hacia los cisnes, Pero también la noche es materia transformable,
quédate en el vuelo terrible de los buitres, cada niño que de su vientre nace en la Moebius curvatura
témelo, horrorízate de esas alas, pero ayuda a la limpieza no encontrará el final que lo asesine,
en medio del pavor, del aleteo sombrío. permanecerá sin principio en la savia renovada del cosmos,
Asiste al trabajo profiláctico, en la punta de tu lanza, con fatiga, sí,
abona el camino de la flor, el estallido que triunfa de la muerte. pero sin sentencia de principios ni de conclusiones.
El abismo desde tus ojos, Señor, Niño de larga barba, espiral en la boca de dientes apretados,
es tu propio cuerpo, se ahonda en el vientre, ¡súrcalo!, reconoce el palmo de tu polvo novedoso,
conviértelo en latido, que el abismo vuele. de tu ancestro polvo por siempre renovado,
árdelo, preséntalo al hondo ojo de la sombra,
La penumbra sobre la penumbra sobre la sobre la ráfaga de ayer no ha nacido mañana todavía,
cantidad que produce el salto, se alzará en tu lanza.
suma hechizada, magia que establece el trance,
lanza irguiéndose de carga, de divinizada sobrecarga. Desciende, Señor, a conocer la luz,
Hoy que estás en la primavera voltea hacia tu pecho, a rendirla con la magia azul del tacto,
eje de equinoccios, ven y reconoce el rostro presentido,
ahí de nuevo el manco que florece, encuentra que era cierto y fuerza
su fiebre es marejada de arpegias buganvilias que te nombre montado en el ahí estar de la galaxia.
(de este hombre desgraciado tendrán noticias los venideros). Ven a tocar el rostro de la luz,
Hay una explosión de buganvilias clavada como un remo. su espectro tras la columna de sombra,
de él eres la partícula que somos,
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La gran bóveda, la interminable, es una biblioteca, fluye dentro del reloj de arena.
en ella aprehendemos esta simetría. Cadenas de eras apenas son un ciclo de sol,
Señor, hoy que colocaste primavera sobre magro lote no hay tiempo para aprender el idioma de las piedras,
haz florecer el sexo de la idea en esta realidad que nos delinea. no lo hay para el diálogo con troncos y arenales
El cosmos es congénito, y conocer la verdad de su existencia,
en él se abre en expansión continua la gruta del aroma. de su terca presencia entre la vida.
Todo dolor busca su compañera, su complemento. Si la sangre es fluir de hormigas
Dulcinea es congénita como el cosmos, y el recuerdo nostalgia de elefantes,
asúmela en tu lecho, ofrécele el perfume de Afrodita, ganemos el sol las veinticuatro horas con las que forja sus
de Astarté, combate bifurcado. [diástoles y sístoles.
Crécela, que entibie tus horarios tersos. No hay tiempo para aprender el idioma de las piedras.
Que las diosas la escolten Hay que ganarlo.
para abrir la tumba de la vestal Urbina
y ya ungida por ambas, La entraña de la noche es sombra viva.
le entregue en la insistencia de la carne Yo vengo de la muerte, Señor, de su rostro helado,
el homenaje de la vida. el movimiento de la oscura entraña me arrojó a la vida,
En Dulcinea y Catalina deposita una gota de Friné. de la sombra vengo y en ella hoy me multiplico,
Vamos, la libertad no nos encadene, soy ejércitos marchando sobre el polvo de Dios,
que ella misma se pueda dirigir a donde quiera. camino de Santiago, serpiente de nubes.
El delirio de la carne es también fuerza, Soy el cuerpo de todos, su memoria,
complementa, Señor, tu arisca guerra. soy tu lanza y tu derrota,
tu victoria final sobre los tiempos.
¿Cómo puede medirse el miedo de los héroes?
¿En qué reloj de arena? Sobre tu equino calcio a la intemperie cruzo el cosmos.
En la fábrica de rostros escogemos Yo, tu victoria final.
el que mejor le va a nuestra medida. Señor, hoy que pusiste la primavera sobre tu pecho
En la fábrica de ruiseñores para los cuerpos de los muertos, recíbeme en tu sombra.
el muerto escoge cuál para su pecho. Surca el cielo la fiebre del manco que inventaste,
En la fábrica de muertos el ruiseñor espera, —Catalina y Dulcinea lo asisten—
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Canción
Alegato desde el saurio
A Leticia Ocharán,
En tu pañuelo cabe el mar si lloras, tiempo de Tabasco
no llores niña paloma,
deja en su lugar . En el principio fue la sombra
al mar. la verdad del mundo estaba quieta
Versitlán
con el verbo recostado
entre plumas verdiazules
no habían heridas de luciérnagas
La noche redonda y honda ni aromas desplomándose
hasta la redondez del día
La noche redonda y honda
en mares de espuma y bruma entonces
inventa un lenguaje, aguaje, los hacedores erigieron el dedo y la mirada
ríos de luna. nos fueron dando nombre
Intenso en empeño el sueño desde nuestra columna vertebral
pasea por la duna bruna, de mazorca en armisticio
y en sombras se crecen, crecen,
plata y luna. y los progenitores ocuparon los inicios
Qué invento, lenguaje aguaje retiraron las aguas
Ríos de luna. y fueron nombrando y creando las cosas
Qué sombra que crece y crece. y el sustento de todo
Plata y luna. desde la fecha vestida
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abro este paréntesis que se abre ala esperanza animal de extremidades extinguiéndose
abro este paréntesis que se abre ala esperanza saurio al cielo ahora te levanto feto
contra tiempo y marea
la selva es sol de soles pendón en cuatro patas
silbo verde bujía de las eras
que esgrime la vida con la muerte en sus entrañas te sacudo frente al polvo de los días
en ella muerde la fiebre alucinante rapto de luz tan necesario y nuestro
lagarto de mil dientes aunque al final termines siendo solamente
mordida que rescata hacia mañana anguido que se muere entre las ramas más altas de la espera
hacia la parda libertad del sueño anguido que se muere entre las ramas más altas
camino transitado tantas veces anguido que se muere entre las ramas
lagartijo agarrado anguido que se muere
a las paredes de la savia
Se cierra el paréntesis
a mitad del paréntesis
la selva circular nos vuelve al tiempo alego la vida
nos planta en el presente siempre vivo intransigentemente
el reptil se busca queriéndose alcanzar la cola en medio de estos horizontes malheridos
el reptil se busca queriéndose el saurio nos persigue
el reptil se busca nos acosa tan de cerca
que sentimos su tufo en nuestra entrega
el reptil se busca en esta vena tan honda
el reptil se busca queriéndose categórica
el reptil se busca queriéndose alcanzar la cola como esta tarde incontenible que azota
se enhebra en las industrias del horario los cristales
y entonces la esperanza aligator en punto
la esperanza se tuerce en una cuerda alego tu yo y mi tú desesperadamente
con el derecho al beso
esperanza piel dura al seno que se hace leche blanda por la lengua
montón de tiempo y hojarasca encinta al amplio vientre
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la ceiba amor
es la marimba vertical de la magia dulcísimo estinco
por sus escalas sustancia nuestra
asciende la música como carne voluptuosa alego en tu defensa desde mi cal en punto
tratando de alcanzar el cielo me engarro de ti
bulliciosa anunciación
el marimbo del próximo cataclismo de la luz
celoso hormigueos nocturnos
arguye a lo lejos una canción cercana jalando con sus picos la sábana del día
para tenderla
no podemos amarnos libremente ardiente y fresca
porque algo acecha entre los mangles sobre la planicie de los hombres
en las riberas del río vuelto tiempo hambrientos de alba
sin embargo te cerco cama
leona amor
te devoro hasta el último centímetro dulcísimo estinco
de sal tan sustancia nuestra
de yodo por ti aún estamos
de ola
tomo la libertad sobre tu carne que no nos ensucien la aurora
me permito tu cuerpo de esta hora ni nos cambien la piel por la del odio
y me lleno de ti enardecida roca en cuatro patas
lodo divino “que estemos florecidos para el nado”
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Por mientras, me deslizo entre las calles paralelo metal tendido al sur,
donde duerme la noche un sueño amargo matraca del abuelo,
sobre mi subconciencia reaccionaria. (cercanía a López) por este viejo camino vuelvo viejo
habiendo apenas transitado en horcas,
Sabrá de mi equipaje sin luz la alcantarilla, un suspiro viajero sobre el tiempo.
para que despojados del plomo que me clava,
bc
caminen mis zapatos hambrientos de distancia.
bc
Ya estoy aquí,
en la selva del hombre,
Atrás quedó lo que era citadino, ubicado en la cruz de dos caminos
yo cristiano, y en la curva imperceptible de mi propia vereda,
ateo y reaccionario, carne de retrato.
sigo el paso, Ya estoy aquí con las manos vacías,
y un sendero de esparto génesis de mi propio tormento,
me vive en la caricia de esta farsa. el sol cuelga de los rostros enjutos
a la sombra palúdica que aterra,
Regreso al viento, la sombra desvalida del canijo
retorno al sol, en ejercicio de su propia entrega.
a verme la otra cara, Mi raza. El espíritu.
vuelvo al punto de mi origen, ¿Cincelado en disciplinas indostánicas?
así; sin nada, ¡Qué traición tan verdadera!,
la alforja deshecha mordida en la pobreza personaje de mural denuncia
y un amargo sabor en esta boca, con grandes espaldas y olímpicas orejas.
tan sola, Pero ésta es la selva,
huérfana ya del seno inhabitado. rama, trino, tronco,
lunas besando las cabezas,
Torno por el camino más tarde, rocíos matinales,
recorrido en mi joven pasado, el violento rugido de la bestia,
camino petrolero, ríos, amoríos botánicos,
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Frans Blom,
epígrafe de ti mismo
Frans Blom, conjugado en la estrella de la tarde.
mano blanca en mano negra, viejo abuelo,
seguirás hablando por el indio, empolvado Quetzalcoatl,
bebiendo tu propia trascendencia río de plumas
forjada en vigesimal sistema en el preludio del ocaso y las auroras.
y en la ruta del sol correteado por el maya. Blom habla:
“Avanza la sombra de Cuauhtemoc
Agua, aire, tierra, fuego, pendiente de una cuerda,
despiertan en tu forma los cuatro amaneceres. águila de bronce, levántate y vuela”.
Frans Blom, Frans guía,
bc
vuelto nuevos ramos en las aras
que los dioses extraviaron en la selva.
Kinich Kakmó te vela; Una lágrima fue río y caminó el desierto,
avanza la sombra de Cuauhtemoc acarició los ríos secos que me cruzan,
pendiente de una cuerda, se hizo voz a mi paso,
avanza águila de bronce se hizo una rosa,
y clava tu martirio entre la tierra. un aliento que pueblan girasoles
¡Ah! Te han escupido, en la danza que busca a Quetzalcoatl,
se sabe todo y el Chac Mool ya sueña mi nagual que se esconde bajo el trigo,
al que en su trono engorda, engorda… un número que bebe el horizonte,
mientras llegas nueva fiesta de pájaros con hambre.
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Volví al punto primario del paisaje tiempo y espacio para cantar los siglos
y he encontrado pizarrones multiplicando amor arrebatada en el arder que te enarbola.
en el viento y los maizales.
Tu altura está
Una estrella de tinta se clavó en el futuro fruto de tu siembra,
a la mitad de mis horarios huérfanos. Educadora,
Educadora del sol y los minutos. heredera del sol y la simiente,
Oh, tiempo, trino con la misión de despertar el ave,
desde este cuerpo acaricio tu rostro y me sosiego. verdes labios de amor,
Oh, principio ancestral de la vida y la muerte, vocación de primavera andando
en tus ojos de pez hacia los cuatro rumbos cardinales
me está mirando su canción de agua. por todos los caminos de la vida
desde el vértice agraz del silogismo.
bc
Tu eres el amor, Educadora,
Pensar la pauta del preludio para la sinfonía,
que igual se rompe la tierra para enterrar a un hombre tu eres el amor,
que para sembrar un árbol; pobladora del mundo
se te han roto los surcos naciendo humanidad en la semilla.
sembradora.
bc
Caminas nuevas rutas
pero me obstina el canto Cuando pueda detener tu paso
y persigo tu paso para hablarte, mi ser, despilfarrada espera,
invoco la palabra, y el tiempo y el espacio se unan
la única expresión de tu estatura, a detener tu huella.
universo de ti parido al alba Cuando pueda detener tu paso
ante la muerte del antiguo horario. arrebato de selva;
Tan solo la palabra besará tu rezo; tu murmullo de río,
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Cuando pueda ofrecerte mis canciones Amo el camino agreste en que te fuiste
bajo mi cielo en rigurosa pena a jugar con el día que me sangraba
y la marimba nocturnal florezca con ese atardecer donde el arroyo
con un sollozo en vela, hablaba con la estrofa presentida.
bc
Amo lo que eres,
lo que soy para ti,
Amo la heroica promesa de tus muslos, lo que somos viviendo al ras del tiempo,
tu presencia de trino veraniego, de nuestra prisa;
tu anuncio de pasión, amo tu forma de canción al viento,
tus verdes labios, mi mueca y tu temblor,
las veredas tendidas al encuentro mi lágrima,
de tu sol y mi sol, mi sal que le da forma a tu sonrisa.
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dejándome en la cama de todos los insomnios,
en la lágrima de todos los olvidos,
La hoja afilada del maíz envuelto en el recuerdo de todo lo que fuiste
hirió el vientre de la aurora, y que no fuiste,
yo estaba contigo de lo que platicaban tus silencios
diciendo mis versos a tu oído con una voz menos triste
y tú no respondías… que el de este cargamento de pájaros heridos,
tal vez sobre el teclado de una marimba encinta de trinos mutilados.
habías ascendido; Fue ayer que me acosté con la tristeza
cuántas veces, mi amor, hice lo mismo. y hoy despierto con hijos sin mañana.
Qué cercanos y siempre qué distantes. Te llevas tus pizarrones con la luz pastora,
tu lápiz que divide la ternura,
Aquella rima y me dejas espinas en la lengua
te despojó el ropaje frío para rasgar los muros de la noche
y nos lanzó desnudos del cansancio conjugando los tiempos de la ausencia.
a la vereda del primer beso tímido.
bc
Quizá las rosas nos estén abiertas
para vivir con nuestro pan marítimo, A la víbora víbora de la mar,
con promesas de luna en tus pupilas, flor de azúcar,
con la pena en tus adentros en declive, flor de sal,
los pinceles del tiempo en mi cabeza, sube al cielo,
el ansia que no pueda más erguirse, baja al mar,
unidos en las rutas a la víbora de la mar.
preñadas de arrecifes. La muchacha viene y va,
blanca blanca la azucena,
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verde verde el cafetal.
A la víbora en el palmar,
Me clavaste el adiós a media risa… la muchacha se fue al río,
Te alejas lava y lava su cantar,
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“El corrido de los pobres,
mentada palos tiranos”.
Un cohete se eleva por interminable cielo …Y siguió rebotando entre las piedras
y en suspiro final explora el éter su grito alcohólico y largo.
propagando ondulatorio eco, El susto se arropó tras los adobes,
abajo, las ventanas del miedo se cerraron.
el paisaje rural se vuelve viejo,
una iglesia, un portal… el cementerio. “Llegó el supremo gobierno,
En el sur de la nostalgia, Federación Editorial Mexicana, 1974. cuanto jijo arrejuntado”.
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pasar entre eucaliptos, frente a la colonia Portales, ya convertido Y sigues sin acomodarte al mundo
para entonces en canal de llagas negras; venía de Coyoacán y y caminas y te vas y te le huyes
nos decía adiós con su pañuelo de agua maltratada, porque se pero ahí sigues estando, eternamente,
iba a las planicies de Iztacalco, a donde fueron los fandangos para que te nombremos río.
de la aquella Santa Anita, hacia el noreste reseco de la urbe. Yo ¿En dónde está la falla de tu fuga?
era apenas un pequeño manojito de asombros, pero al río del ¿En dónde el error de tu álgebra de agua?
que hablo ya lo habían hecho un anciano de aguas cancerosas, Porque aunque nadie sepa dos veces de tu mismo cuerpo
de paso difícil, pestilente, que cruzaba cancino frente a lo que ahí sigues estando, asido a los úteros de la tierra.
iba a ser un recuerdo al que nombro “la Portales”, a la altura Y para que de fijo no puedas arrancarte
de la calzada de Tlalpan. Tanta amargura andando terminó te nacen peces en el vientre,
siendo entubada. ¡Coatlicue, terrible devoradora! Aquel viejo te ata la primavera desde adentro
caminante ahora yace, a diez años del veintiuno siglo, bajo una y te alimentan igual el colibrí de fósforo
larga lápida. A este kilométrico muerto nombramos Avenida y la terrífica ansia del ahogado.
Río de Churubusco. Descanse en paz aquel gigante, ultrajado Caminas y caminas y no terminas, Tántalo.
cada vez que un coche retoza sobre el esqueleto del agua. Nosotros, los que asistimos al milagro de mirarte
Padre nuestro… somos el pueblo de tus ojos tristes
Morada del colibrí (Poemurales) que un día sin puertas ató la primavera.
Morada del colibrí (Poemurales)
El río
(fragmento) El río
(fragmento)
Milagro de milagros:
¿Cuál es la ecuación de tu verdad rodando? Desde la imaginación cae el peso de los cuerpos para saciar
¿Cómo medir las veces que has recorrido el mundo? [los imanes del abismo.
¿La amarga sal con que te ciñe el cuerpo La antigua leyenda vuelve a escalar el reto de la roca para
a la hora en la que naces nuevamente, [cumplir puntual con el sumo de la ceremonia.
viejo alumbro de continuo renovado?, ¿Qué sal de espanto elude la espiral del sacrificio en esta
viejo dolor, ahí, presente siempre, [hora?
cumpliéndole puntual a los segundos. Nace en el vientre de lo aéreo y ahí se ovilla
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Epitafio 1547-1616
Aquí yace un hombre.
Aquí, bajo este tronco Perdió un brazo y lo rehízo en la batalla.
que camina sobre la tierra del hombre Sufrió hambres y se hizo pan,
yacía el brazo del poeta. prisiones y se hizo luz,
Se convirtió en rama, murió hasta hacerse vida.
después,
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Verdi Beethoven
Revueltas Haydn
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Ives Strauss
Schubert Ponce
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En sol mayor
Viene rodando la memoria
(hacia su atrás y hacia su adelante).
V sinfonía de Shostakovich Cadena de lumbre es la propuesta
(Dirigida por André Previn) y está aquí, crucigrama de tiempos.
Sentémonos al centro del conjuro.
Primer movimiento
Moderato. 16:52 Mint. Tercer movimiento
Largo. 15:45 Mint.
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su enfermedad soplaba en la oreja, en la piel, en cada partícula movible del gran río afianza el pie
[el hueso, [observatorio,
y cada casa era un pozo para la zozobra. los pétalos hipoides levantan la magia
sobre los hombros del movimiento
Lezama- Tremulación de sistros arguyen los textos del y la verdad de su instantero.
[sismo
supremador, vibran las láminas árticas, las Villaseca- No era el pueblo, era el viento en su nueva forma;
[verticales no era el viento, y sí el puño encendido
sobrevivencias coníferas el que hacía habitación en cada calle,
y el horno que reverbera los censos arenosos de el que crecía el prestigio de la lumbre,
[la surianidad. el que traía del mar la espuma para lavar la acera
El relato desata sus hormigas [y las palabras
en las diversas direcciones de la larga lagartija el que traía de la montaña la altura con que se
[líquida [esgrime el filo,
que sustenta diástoles y sístoles y eran el pueblo y el viento dos lobos fraguados
enlazados en el humo del concierto. [por la noche.
Villaseca- Amanecía con la dificultad del cielo. Lezama- Si de uno de los hemisferios de la corriente de
En cada camisa había una piel que se abotonaba [manecillas
con la ayuda de diez temblores torpes (procedían las categorías motrices,
para alcanzar la pólvora, la calle, el otro sentaba cualidades de materia inflamable.
la absolución del combate. “Sólo lo difícil es estimulante” es la sentencia
La luz era una herida que naufragaba [esgrafiada del poeta
frente a los litorales de la sangre. y un acontecer de estímulos alarga su cuerpo
[combustible
Lezama- Observamos con el ojo nuevo; sobre el abanico de números sujetos de cal y
el río cósmico florece el laberinto del prisma. [plomada.
Desde la novedad de la inteligencia, la
[arquitectura de la rosa Villaseca- Ya corre entre las venas el fragor del odio
recorre mesones homéricos, y es amor el que lo impulsa y alza
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desde la barraca miserable, desde el plato desierto, Calidad que quema es el anillo del cauce
desde el dueño del jiote y la intemperie, [filosófico,
la suma de la sangre es una bandera que arde ceniza trascendida desde la rueda jaguar.
y en cada fogonazo la ciudad estalla, La tejedora ya no teje insomnios evasivos,
el campo se incorpora y habla la fuerza de su complemento ya está en calle de
y el mar es un gallo de sal desde su puesto. [regreso,
el orden en la punta de la luz es una gasa ígnea
Lezama- La cebolla de los platos extiende su velo hidráulico y se rompe en el múltiple quehacer de tejedores.
pero las cortinas se queman con los carbones del Aroma, fumarola desde adentro que hace
[siglo y los oleajes de la profundidad del jacinto una moneda
del cloruro y el sodio, fuerzas que se vuelven [colectiva.
[pájaros en las páginas. Diurno de las banderas que es.
Bumaga, bumaga y tinta para fortalecer
el rotor de las combustiones, Villaseca- Cada lobo es navaja que abre en dos la noche,
materia de la lengua y de la línea que fija. en una mitad crece la asamblea del barro,
en la otra, las raíces del mar del que venimos.
Villaseca- Por amor se despeña la savia, En su vena honda zumba el viento
los que vengan leerán ese amor entre las piedras y nos habla en la piel derramada de ciudades.
y sabrán de los que murieron para vivir por ellos, Voz ronca, amarga y verdadera la que habla.
como un leño encendido en el pecho y la
[memoria. Lezama- La física poética, sinécdoque
ondulatoria
Lezama- La profundidad del jacinto es una moneda metaforiza el tratado del espumoso humo,
[colectiva, aroma de recuerdo reordenando
diurno de las banderas es, el mecanismo que entreteje los hoy.
corona del contrapunto donde la fractura del
[equilibrio Villaseca- Los músculos aparecen empapados por el día,
arguye novedades que trabajan el haz húmedos de mañana.
[preponderante. Grita un congreso de mesas y cortinas,
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de sillas, de cacharros, de manteles y humo y luminosa, puesto brevemente en tu contorno ajeno, los
arrojados a la media calle. dos desconocidos, conociendo, sabiendo que existías,
El crimen gime piedra bajo piedra. ahí, tan cerca —nosotros tan lejanos— en el asiento de
Piedra sobre piedra el día se levanta. enfrente en un vagón del metro. Cuánta distancia y más
distancia en tales momentos abatida. Ahora, en México se
Lezama- Ecuación de la llama. ya que existes, desconocida muchacha moscovita, porque
Asiendo la oquedad —el yo, la hoja de metal, el te conocí, porque te vi sentada frente a mí, porque supe
[nosotros— que eras en mi tiempo, nuestro tiempo. Ahora en México
supliendo los vacíos se ya que existes. Ahora camino sobre la calle de Kalinin,
con los golpes subterráneos de los cuerpos, por las cuadras cercanas a la muralla del Kremlin, en el
la fecha se desgaja en destinos, tramo que va de Tacuba a Atzcapotzalco, frente a la colonia
las sumas suman multiplicaciones. Clavería, viejo barrio. Pasa una muchacha frente a mí y es
la misma muchacha que vi en el metro de Moscú, viene a
Villaseca- decirme que sigues viva en la ideología de la primavera, en
Estallan las guitarras. el encuentro fortuito, en las arterias del relámpago de cuyo
Lezama- centro ha brotado esta calle luminosa.
Morada del colibrí (Poemurales) Morada del colibrí (Poemurales)
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Silencioso titán, poblado de rumores, mudo y magnífico, Gigante nuestro, protuberancia nuestra,
muy sobre las filigranas del tezontle, carne y sol de nosotros, los de tierra,
sobre el naufragio de solios y canales, nuestro canto, atabal de nuestra arcilla,
por encima de los nuevos lenguajes, del estrépito, nuestro sur, nuestro signo,
su carne de piedra acumulada, nos vigila, obelisco fincado en nuestra savia
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alumbrada con lámparas de todos nuestros muertos, Águila o sol, surco hacia arriba
de los que nacerán bajo sus siglos. naciendo en las raíces de lo aéreo.
De la obra poética
Escalamos sobre nosotros mismos sus arterias,
abajo, la sed cuadriculada,
la cerrada geometría del humo, Itinerario inconcluso
a nuestros pies se estrellan los oleajes, su flor de pedernales,
suman manchas rojas como mapas, En tu cuerpo de sal y fuego y resistencia se te arrodilla el
el sol abajo sangra, se precipita sobre las escalinatas, mar con toda su interna enteridad de espuma. Los pendones
el tezontle tlacuila códices a corno oscuro del mar marean tu pelo; los ritmos de este mar golpean tus
y hay un temblor perenne sobre cielos y casas. venas con el machete de la luna; los huracanes del mar son
tu lenguaje; el resumen del mar está en tus ojos, en ellos
El volcán precipita la mirada, me sumo, me resumo; en el zumo del mar doy con la vida.
todo se observa desde nuestro abismo, Arrodíllate, mar, en esta playa, bandera en nuestra cal, muy
desde este cuerpo de vértigos azules, cuerpo adentro; hembra espuma, varón de oleajes, macho
de piedra respirando entre las nubes; líquido, soplo de sal sobre esta playa que está sobre la tierra.
abajo se estremece el valle. En tu cuerpo se arrodilla el mar, se nos hinca sobre este que
No somos el volcán, hacer de barro que sustentamos en los telares del tiempo;
sólo el invierno que sube por sus miembros, se disuelve en ti, cresta de yodo, después de retumbar
la primavera ceñida a montañista misteriosas lejanías. Entonces reconoces la voz salobre del
hinchándose en las gavias de la tierra. abuelo, gigante movedizo… y estremeces. Estremezco frente
No somos el volcán, sólo su vuelo, a este oleaje preñado de secretos. Dentro de la hendidura del
su arrastrarse de barro; día y de la noche a golpe horizontal de manecillas, el polvo
no lo crecemos, nos crece en el asombro. se filtra amotinado, después… el mar se pacifica. Cuando
los marineros cruzan el océano trazan una raya de sangre
Varón del sur, abismo de su peso, sobre la piel primera. Las canciones que cantan en la hora
lengua en alto decir de la memoria, en punto se ahogaban ayer enredadas en las redes vegetales
¿vive águila o sol de este minuto? de las algas, en los minutos en los que empezaron, a nado,
¿pájaro de lumbre? a dictar su latido los relojes. Los marineros no cantan, sólo
¿hoguera que arde alas? son un invento de las olas pero ellos saben, y navegan.
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Quién sabe en qué islas de lo ignoto mantienen escondidos los vientres tropicales con cigarras y epinicios. Porque sangras
nidos de las horas, los cofres oxidados de este día; un día se la tierra es fértil, se hace el camino que se tiende del ocaso
casan con la mar y otro día el mar se los traga de un bocado. hacia la aurora; a lo lejos, la marimba dialoga con un viento
Pero ellos permanecen en cubierta, a cubierto del tiempo que entretenido con su arpa de bejucos; después, el sol es un
los mece, juguetitos del mar, ola tan sola. Y una vez que del mar quetzal de vuelo lento. Yo traigo la canción del mar, la que
soy este barro hecho canción de sal, echo el ancla fondeando las fecunda; doblego tiernamente tus murallas de caoba, somos
entrañas paridas de la espuma. Pequeño marinero sin timón, en un abrazo el brazo, el ojo, el pelo del musgo. De pronto
sin brújula, sin vela, grito: “tierra a la vista” y me visto de venas nos amenaza el mar… después te canta entre las piernas…
y follaje, y me instalo en la boca del principio el terriento sabor ahora en tu cuerpo se arrodilla el mar y te deja con un peine de
de los adioses. Los marineros llegan a la orilla y coitean con las pájaros el que peines el fuego que te incendia. Los leñadores
costillas de la tierra. conocen los caminos… Tú conoces el mar y el hacha de
los leñadores. Te coronas de frutos para seguir viviendo
En dos columnas vitales pez nutrido a tierra y fuego después y más allá de que te clave mis filos amorosos. Un
un sol de sal amanece de encendidos manantiales oscuro leñador me maneja entre sombras el golpe preciso de
en las ondas desiguales levanta la voz del alba la dentadura. La luna es un tambor arriba. Abajo, el leñador,
su sexo sabio sumerge sobre la patria del aire guadaña al hombro, nos cercena de un golpe la cabeza
preña las profundidades crece el aire de sus alas mientras en torno todo danza. Nosotros, a barro y agua y
con su savia y sabiamente pez nutricio en la simiente carne y mediodía nos volvemos a hacer pacientemente.
le nace parto de sales buey que entre las olas ara
su harina de pan terrestre su harina de pan terrestre sobre dos troncos tendidos sobre dos troncos tendidos
cabalga un caballo verde en esta punta del puente
Te haz vestido verde en esta hora; el mar te lavó los pies sobre lleva en la crin encendidos recuerdos son a los trinos
la arena, yo te lavo la arena de los labios, tu lírida humedad de lentiojuelos que le muerden sonido de son ausente
trino a vuelo con que mides abuelos y bisnietos. La selva se nos la llaga de los caminos de la luna hasta el abismo
vino encima como una noche vegetal e insomne y tú ruges poder las cascadas de la fiebre la espuela sola se hiere
bajo mi peso. Mientras los grillos cosquillean las orejas vamos distancia de polvo herido polvo de verde latido
creciendo el musgo en nuestros cuerpos, sobre él caminan la de este caballo verde que sobre el polvo se pierde
insectos y canciones. Crece la pantera de tu sangre mientras la
ceiba se iza en las astas de la magia. Erecto el monte se adivina Ahora llueve sobre el Valle de México. Una ráfaga de
daga verde, la lluvia monta su fragor en él, quedan preñados los halcones electriza el aire; las esquinas se pueblan de médicos y
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prostitutas. La ciudad es una gran mordaza de cemento en donde en el aire; milpas que estallan verde. Sobre el valle de México
se convive con dientes apretados. A la derecha dos volcanes llueven sus dos volcanes… y el Ajusco… Tú eres la ciudad
duermen sobre su cama de siglos y de nieve. A la izquierda el desde tus pinceles vegetales, desde cualquier punto del agua
sol se oculta rojamente y baja a preguntar por nuestros muertos. y de la selva, desde el mar. Y aquí estamos en las redes del
Entonces apareces tú, de nuevo entera, con tu vestido de cal y de cemento haciendo el canto cotidiano; volvemos al zócalo del
tezontle, con tu larga cabellera salpicada de cocuyos de difíciles día, a agitar nuestra bandera de reclamo, nuestra pancarta,
voltajes. A la salida de un cine un comefuego en vano trata de nuestra consigna, nuestro derecho a vivir en nuestra llama.
incendiar la noche y es apenas como un bobo mosquito de Hoy, a la sombra de esta sombra en algún rincón me rehago,
lumbre en tus orejas. Me acuesto junto a ti y un policía me exige me busco a reconocerme, me lloro a fiesta plena; me dejo
la licencia para el sueño. En esta gran casa luminada se vive y no caer desde los edificios para mirar que vuelo; monto en cólera
por todos y nadie. Adentro te desnudo largamente este cuerpo de letra oscura y así, sobre este jamelgo resonante, recorro la
tatuado por el ruido. Hacemos el amor en los elevadores y espina dorsal de la noche, hasta que mi diezmada tropa de
regresamos a la piel dolida paladeando atmósferas cerradas en las tropos tropiece con el trompo de la aurora.
alcantarillas de este mundo. Somos la ciudad del brazo múltiple, De saurios, itinerarios y adioses
todo y nada en este motín de halcones que electriza el aire, que
lisa los pelos erizados de silencio. Entrampados tempraneros
corremos el nudo de la corbata sobre el cuello y lo que estorba I
en esa hora, el café, la nostalgia, el beso matutino, se queda en el Illimani
camión de la basura, campanero, sonaja de la calle. Esta ciudad,
tu cuerpo, mi tacto lleno de rumores, de venas palpitantes, se Cabeza del viento, llamarada blanca para que la tierra se
extiende desde las lomas de tus senos hasta tus pies hermanados levante y penetre en la aislada carne del cielo. Ay, amor de
con la tierra. Recorremos tu cuerpo mano a mano, ciudad del la tierra amarga, cuna que nos levanta aquí, de esta manera,
estremecimiento, sobresalto nuestro. Sobre este enorme cuerpo hasta las palpitaciones de lo aéreo. El alma toca a Dios ¡Sol!,
me pregunto: los pezones que bate Nueva York en su hora lumbre y nieve repartidos en la verdad de cada pecho. El
atlántica, el vientre de tu vientre o este ombliguito, el pequeño alma azula el cuerpo, le da su dimensión de altura, su aliento
universo apretado de Ayotzingo, en qué difieren al punto del colosal que nos tremola. ¿Con cuántos muertos ha crecido
latido más profundo. Mira la vida desde este campanario, el el corazón de la montaña? En esta inmensidad únicamente
paridero vegetal que nos rodea; alza tu cuerpo sobre el pie que el silbo del viento tiene la respuesta (quena); nos habla
sube, pirámide del tiempo piedra a piedra, tan nuestra hoy; soles en el pecho y en la oreja; por los oídos llega al interior del
que ascienden sobre la escalinata; claustros que se desvanecen cuerpo, lo levanta, lo agita como bandera aterida que así,
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tiritante, se adueña del espacio. Cabeza del viento, capitán del A ti, Xochipilli, eternidad orlada, nosotros los culpables de la
cielo, llamarada blanca, en tu enorme soledad, sol es la edad de risa, los que vamos a morir, te saludamos, los que estaremos
nuestra sangre. ¡Y sube! en ti, junto a tu solio, cada vez que florezcas.
Casa 26-VII, Papeles Privados, 1995. Casa 26-VII
II III
Xochipilli Coatlicue
A Ramón Oviero
Dios te salve Coatlicue, llena eres de gracia y de desgracia,
¡Que viva el canto! ¡Que cante la vida! Todo lo que se mueve, parida de la sombra. Luz tremenda, devoradora que repartes
ahora, es un ardiente manto de colores que torna a nuestro aliento las mazorcas de tus manos, de tu collar de corazones, del
con el aroma de la danza; las piedras de un río manso vuelven cráneo con que ciñes tu cintura. Madre tierra de donde parte
a tomar arquitectura en el fresco a la mano fondo claro, minuto y a donde llega todo, amargo y dulce nuestro, terriblemente
movedizo; el agua como el canto se desliza y la vida se viste de tierna, tiernamente terrible, míranos crecer, multiplicarnos,
pies líquidos. Todo rompe, la semilla el latido, la sangre el tiempo, pegados a tu difícil carne litográfica, en tu tatuaje de estrellas
la corriente la distancia que concluye en las orillas de la noche. en donde hace sus cónclaves el cosmos. Tú, la sabia, la que
Todo rompe Xochipilli, tú, aquí otra vez, abriéndote desde las elevas las serpientes de la tierra hasta las sienes, hasta la altura
tinieblas para tocar con tu dedo las auroras desde el ayer otra y mil de los pensamientos; tú, la docta, eje de roca, binomio que
veces entre nosotros, siempre, en el estallido de las sorpresas. Te fusiona tierra y cielo; tú, la culta, eleva nuestro barro hasta
sabemos por las mañanas, fogonazo de pétalos desde entonces tu altura, enciéndenos, con esa incandescencia de la entraña
siempre en vida, con el cuerpo tatuado, brazo florecido hasta este de la que proceden tu belleza de espanto, tu ríspida ternura,
tiempo. Te sentimos licor que dibuja tu nombre junto al musgo. los dos ofidios en los que se besan, arriba, las sangres de la
Tú en las lunas de la hembra, en el arado de los pájaros; tú en vida y de la muerte. Madre: cuando juntaste el cielo con la
la carne del fruto que viene como tú, quién sabe desde dónde y tierra para crear la chispa del milagro, una palabra, un acto,
desde cuándo; invento de los sentidos, incendios de la vista, tú, un testamento, se hicieron a sentar su sitio en el espacio. Así
nudo de buganvilias. “Joven abuelo”, ahuehuete, abuela verde, naciste el tiempo, en el interior de esta la nuestra casa, un
nos has creado en tu fe aún sin saberlo; signo en el que los dioses manojo de células apenas para medir el río de la sangre, para
disponen la alegría desde allá, desde el misterio, energía que danza medir el miedo y la alegría, el dolor, los dolores: el del hueso
hacia nosotros, edad de lo que bulle arriba y debajo de la tierra. y el del pensamiento; para medir la dicha y el placer, el odio y
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Persistencia Jerjes
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* Este poema fue estructurado con los palindromeses de los siguientes palin-
dromesistas: Jorge Solís Arenazas, Otto Raúl González, José Trinidad Me-
mije, Francisco Guzmán, Oscar René Cruz, Carlos Illescas, Ezequiel Ramos,
Rubén Bonifaz Nuño, José Antonio Robles, Alejandro Herrera Ibáñez, Willy
de Winter, Juan José Arreola, Héctor Zenil y Roberto López Moreno. Cada
palindromés fue recabado de diferentes publicaciones.
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Nota roja
Ante un cuadro de Leticia Ocharán
Durmió plácidamente durante cuartilla y media. Cuando
[despertó, La vista se detiene,
se encontró preso entre las columnas de la sección policíaca. contradicta,
en el seno de perenne movimiento
que mueve a Leticia en los colores,
Tres aproximaciones y llega hasta el guerrero, que en la tela,
revive, obsidianidoso, sus prehispanerías
I y se tiende sobre el plano amarilloverdante
Democracia para seguir la ruta del guerreador,
Demagogia quien no repara en la intrusidad de la mirada
Coprofagia e insiste en un por siempre avanzar el paso
suspendido entre los bastidores.
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Por este lado del mundo que abriendo surcos sobre la sal.
se desvaneció el tambor Chiquirimbó chiquirimbá
y la otra punta del mapa sobre este Chiapas de cafetal.
aquí no, Chiquirimbó chiquirimbá
quién sabe desde los cuándos truena dibujos de funeral.
aquí ya no, Chiquirimbó chiquirimbá
humo de ñáñigos entre malangas que abriendo surcos sobre la sal.
quién sabe desde cuándo no. Chiquirimbó chiquirimbá
Aquí marimba, y aquí pozol abriendo surco sobre la sal.
y la negrada de Cintalapa Chiquirimbó chiquirimbá
de Villaflores y Yayagüita, surco sobre la sal.
¿Dónde creció? Chiquirimbó chiquirimbá
Aquí marimba y pozol sobre la sal.
y los misterios de lo negrado antes que yo, Chiquirimbó chiquirimbá
son nombres negros la sal.
son nombres negros que no cruzaron el mar, Chiquirimbó chiquirimbá.
porque ya estaban labra labrados Chiquirimbó chiquirimbá.
sobre las piedras en el acá. Chiquirimbó.
Y si así fue, que si así fue ¡Ah!
aquella tinta de nuestra piel Négridas
¿ a dónde fue?
¿en dónde está?
Que si esos negros antes que yo, En dónde están
ay la memoria,
que si esos negros fueron muy antes Angus, las Angus,
que la mi casa sobre las aguas, ¿En dónde están las Angus?
ay la memoria, ¿En dónde las Angus prendieron tambor?
que la mi casa en las tempestades
abriendo surco sobre la sal. ¿De dónde hasta Huixtla?
Chiquirimbó chiquirimbá ¿De Huixtla hacia dónde?
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Danzón
Ritmo dúo
a Leticia Ocharán La amarga mar del Caribe
a seis días de su partida. cruzó con el cuerpo ardiendo.
Su corazón de timbales
Ronda y eco alumbró Puerto Progreso
ronda y eco, y a Mérida caminó,
llama blanca en golpe negro. lumbre que iba tierra adentro.
Upa ondulante la grupa, Ya le llamaban Danzón
alba azúcar, y Danzón nos fue creciendo.
ritmo denso,
luna blanca, blanca espuma, Ay Danzón del corazón,
ronda y eco, del salón al arrabal
llama blanca en golpe negro. maestros de la tonada
Baila la noche esta noche cuánto regusto me dan,
con un sabor tabasqueño tumba, tumba
de ojo verde, verde, verde, y tumba y son,
verde pupila en el reto, bom y bom…
baila la noche esta noche y riacatán.
ronda y eco,
pega la manaza negra Pero aún iba a bordear
sobre una rueda de cuero los litorales del tiempo
y la llama blanca baila y por las costas del Golfo
piel de ondulado rejuego fue bajando, hondo, lento;
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Mendive vive Mendive ve, Mendive ve, ve… ve… ve… ve… Por este lado del mundo
Mendive ve. a Julia Marichal
Jungla nombra, sombra lumbre.
Lumbre en la cumbre Por este lado del mundo
Mendive ve. repica nuestro tambor,
Habla tronco, nombra el ave cuero rojo, cuero negro,
Y un ángel pájaro pasa y lo sabe. tiquitac del corazón;
Del ala el hilo, savia de magia, aquí la madera canta
Mágica y sabia lo mismo que canto yo
Mendive ve, ve… ve… ve… ve… y va sangrando su carne
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Tríptico
Campaña
Ahora
El cielo llueve, Empuña
La mujer sangra, Levanta
El río fluye, Ataca
El bufón llora, Clérigos, encamisados, payasos y satanes del infierno
El motor de la vida, Sancho, [a lanza
En movimiento. La ira
El verbo
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Lo eterno
Manco y loco ¡Arde!
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Hechicerías ti
en
Entre visiones cueva Montesinos, mí
yelmo Mambrino fantasía, soy
maravilla Clavileño cabalgadas, sed
gobierno justicia Barataria imaginada, Verbario de varia hoguera
hombre manco y lanza ansia juntos,
encantamiento, imprenta.
Manco y loco ¡Arde! Buenos días:
Río moreno
(Fragmento) Electricidad
Carga vibrátil
En Obelisco de alas
mi Torrente iluminado
gris Perímetro de lo aéreo
tú Llamado vertical, llama
voz Manantial de aguas de fuego
de Verdad erguida por los sentidos
luz Canción de piel quemada para el gozo
y Escalera que sube hasta la luz del sueño
sal Espiral de sal que asciende sed de los deseos
y Pirámide formada con la obsidiana patria de tu carne
ser Verbario de varia hoguera
yo
no
soy A Castellanos poetisa
tal
sol Rosa-Río
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Espinosa, impulsores en nuestro país de las artes alternativas. Con O
ellos colaboró entusiasta la pintora ya fallecida, Leticia Ocharán. Ella M E
me dio el entusiasmo, la teoría y el espacio.
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Motivos para la danza
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Se va el caimán Nicaragua
Se va el caimán
Se va el caimán
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Terremoto
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haremos desde aquí allá este canto, Tus ojos son el tiempo,
porque todo se mueve la medida del hoy desde la sombra.
tus ojos, el mundo que ellos hacen, Tus ojos son el día y lo acomodan,
este amor que secamos de la sombra, lo componen telar ensonorado.
del más allá Verdes tus ojos leticinias flamas,
vibrando en más acá nota tras nota, gramática del torrencial que vimos
puñal en vilo para darnos vida. hacer el pie, el paso, el horizonte.
Ya el canto es el desorden. Tus ojos son mi cero y soy tus cifras,
Pare rehacer el mundo, espejos de las palpitaciones.
periplo artesanal, Los que estuvieron, los que estarán
vino a vino, son unidos por tus ojos,
vena a vena, lengua de amores, pulso hacia delante,
desmenuzan auroras asombro de este barro repetido
tus ojos en cadena visual al infinito.
savia adentro.
Desmenuzan auroras
Tus ojos
Desmenuzan auroras pero en torno
Te doy un lampo en un beso, estamos ambos preservando el fuego
las constelaciones nuestras células, a uñas nada más, célula inerme
el oscuro gran cuarto semilla irrenunciable, el los dos en un arma solitaria
el ansia de las cosas solidaria razón con las auroras.
para que tú las unas, El manzano y el arca en arco vano
las reúnas, hacen juego de sombras y de luces
les des su vértigo correspondiente, pero somos más fondo, más altura,
su versión de edificio dentadura del sol son dadivoso
clave arriba que el precario reajuste de sus mitos.
erguida en la rodilla de los siglos, Desmenuzan auroras;
te doy tus ojos para que des tu alumbro. nuestra aurora
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13 tiempos de Eros bc
(fragmentos)
(Libro biautoral con obra plástica de Leticia Ocharán)
Depositas tu orgasmo entre las sábanas;
Lengua con lengua lo recojo con su envoltura blanca
la noche y la mañana para asustar ¡Buuu!
se encuentran a los malvados castos de la noche.
se entrecruzan
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se entrehablan;
una, relata su saliva aérea
la otra, Me voy a recostar sobre tu vientre,
sus paredes subterráneas, si alguien llama,
una sube por la espuma del placer, di que hoy no estamos
la otra… sobre la piel de la tierra,
baja… que nos venimos al fuego.
Trece tiempos de Eros, TEA (Taller de Expresión Artística), 1980.
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El poeta que sueña en tal orilla
En la orilla del canto, en la otra orilla, toca el cuerpo del tiempo, lo contiene,
el vientre del océano se hizo rosa, después le inventa alas y se aviene
una rosa de sal vertiginosa al giro de los sueños que le anilla.
al bélico trajín de fila quilla. Un cuerpo femenino es una astilla
El cuerpo del sonido, maravilla y hiere los espacios de la espuma
de luz el sombro receptor recinto, con un cauce de luz entre la bruma
taurino resplandor al laberinto que mueve aquel instante detenido
do la música vuelve arquitectura donde el poeta ardió, hirió, fue herido,
el espaldar del tiempo, que perdura sobre herida que lúmino rezuma.
sol calcinado del sediento instinto.
P.D. Veta vida que lámparo re suma.
De la obra poética
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Un zopilote hace vuelo raso para dar cuenta final de lo que Puede tratarse de un pensamiento mágico de la lacandonia,
[no le sirve a la vida. nadie lo sabe a ciencia cierta, pero se comenta que cuando
Dos zopilotes hacen la gaza con la que el cielo toca las cosas pica la araña transparente, la agresión no se percibe de
[de la tierra. pronto; los síntomas de la picadura no aparecen sino hasta
Tres zopilotes hacen un conjunto aéreo para que vuele el que el cuerpo empieza a tornarse cristalino.
[viento sobre las derrotas. El arca del Caralampio (El extraño mundo zoológico de Chiapas),
Cuatro zopilotes se elevan para inventar de nuevo los Katún, 1983.
[puntos cardinales.
Cinco zopilotes son el escorzo de las nubes.
Seis zopilotes hacen un grupo de teatro para que lo que vive La hormiga del sueño
[vuelva a tener alas.
Acá López, tú, el nosotros, Ediciones Corunda. H. Pascal, 1970. En las inmediaciones de Tenejapa existe un insecto al que
los moradores del lugar conocen como la Hormiga del
sueño. Dicen los enterados que cuando la hormiga pica, los
Héroe santo receptores entran en un estado de sopor al que los vulgares
denominan como “la muerte”.
Los reunidos empuñan la mano derecha y golpean sus pechos El arca del Caralampio (El extraño mundo zoológico de Chiapas)
a ceñido ritmo mientras repiten fervorosos: “Santo, Santo,
Santo”. De pronto, El Santo salta sobre el suelo; sobre el ring El
Santo salta y saca los ojos a Blue Demond. Un chorro de sangre, Cruenta alegría
endemoniada y azul, se desparrama sobre el cuadrilátero y el
piso, buscando alcantarillas del estruendoso coso. El gozo, El Cenzontle –nuestros antepasados así lo afirmaban,
mientras tanto, repite: “Santo, Santo, Santo…” El pueblo está absortos en impacto pleno-, es ave de cuatrocientos cantos
vengado. y es probable que si el último de sus trinos es para despedir
Acá López, tú, el nosotros la vida, el primero haya sido para saludar la muerte.
El arca del Caralampio (El extraño mundo zoológico de Chiapas)
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El niño monstruo acaba de iniciar el sueño de sus siglos. oscilan combustiones, de la ola a la ola, sumando sus
[En su cuna de sodio van a ser inventados los idiomas [hogueras al carnaval hidráulico que fluye entre la calma y
[azules de los horizontes. [el estruendo.
Pero es la noche amaneciendo. Desde lo alto de lo aún La larga soledad se va poblando de signos concebidos por
[innombrado, el esférico imán resplandeciente establece [dos fuerzas que engendran, dan a luz, le dan sentido al
[su legislatura, [rastro insondable del vacío,
sin su aérea voluntad no se movería la hoja del agua, ni la le llenan de volumen, al que dotan del candente pistón que
[voluptuosa savia de la marea sería sin su fuerza. [va forjando la historia inaugural del movimiento.
Caen helados rayos entre las hondas ondas. Ahora, el mar es el centro; el Sol, la estrella gravitando que
El niño monstruo aúlla antes y después del eclipse, se [le inventa las luces y las sombras,
[estremece, acaba de iniciar el sueño de sus siglos. astro amarillo, ola amarilla, barco amarillo, vela amarilla,
[sino amarillo, fuerza amarilla, que extiende sobre el metro
Ya es día. Abre el mar su rosa de los tiempos, es una tea de [que la mide, sus dedos amarillos.
[espuma en donde empiezan a arder lustros y años y Ya es día. Ya levanta de su lecho de agua el horno amarillo
[meses y minutos, los segundos… los siglos… [su colosal bostezo; abre los ojos, y enciende lo que la
es una antorcha de agua vértiga, vaso en que se fundirán las [mirada toca.
[eras en su confluencia de vivas coordenadas. Termonuclear latido que acaba de convertirse océano.
Coordenadas, meridianos, cuadrícula en que hará columpiar
[la vida sus salobres gavias marineras,
ahí, donde serán la onda mansa y el desatado furor de la Amo de cima y sima, este ojo de húmeda pupila observa
[tormenta; ahí, donde también será la muerte. [desde su intermitencia la danza planetaria.
Baja el sol a quemar la piel del agua, a crear la fricción de Siervo de sima y cima, fuente de sal alzada a su toda
[lo que mana invencible la chispa de su mecanismo, [maravilla.
para darle razón y abrirle rutas a esta inmensidad inmensa y
[sola rodando soledades planetarias, para darle el motor de Gira la masa azul en la creación de su zodiaco, rondana de
[su arrebato, [los destinos alucinada alucinante viajera a través de su
para que los contornos de lo que se alce queden grabados [arterial hechura, recorriendo un desierto de hidrógeno y
[a filo y fuego vivo en el curvo pecho del día. [oxígeno que
Hay un rubro de fósforo, fiel de rotaciones, y un sistema de [se hace plano fértil para los espejismos en los que retrata
[espumas girando en torno suyo; [la materialidad de sus fantasmas, los ecos que brotaron a
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[borbotones de su pecho de espuma, la insumisa savia de Desde las vastas armonías del agua, la hormiga bracea hacia
[los reflejos, la música bronca de las tempestades. [la orilla para que tierra adentro respire el dinosaurio.
M, este segmento líquido del planeta, empezó llorando sal
La planicie poblada de fantasmas se mece bajo el orden de [y espuma. Es un ciego de agua y luz golpeando entre
[la luna, se quema con el vino dorado del día y empieza a [las venas.
[erguirse sobre su leyenda, a crearla con castillos de arena El libro VI (La construcción de la rosa),
IPN-Fundación René Avilés Fabila, 2009.
[que en el espacio infinito giran en doce constelaciones,
[jardines de las casas del cielo habitados por su era
[astrológica.
Tercer soneto dos
Así es su otra cara, la marcada por la magia. Pero todo es (Sonetos a Juan Bautista Villaseca)
[magia finalmente, qué si no, esa acumulación constante
[que mueve la esencia a su otro yo, hasta que la sirena Amigo, nos dejaste a medio verso,
[canta sobre las fatalidades, rompiendo las amarras de cuando apenas me estaba amaneciendo
[quien se ha atado al mástil de su sangre para no sucumbir en las arquitecturas del lenguaje
[en el misterio en el que sucumbe. y en el viento que abraza al trigo injusto.
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colibrí septentrionales a la orilla de la ese aguada (corriente amamantan los futuros del pasado.
de mariposas) en donde lerman los fantasmas americanos. El tiempo puente transita historias.
Si néblico tu perímetro delineado, como nunca el litoral de
tu volumen para saberlo nos, inconmensurable en el latido De pronto el mundo entra por la ventana;
de nuestra carne. Entre Coatlicue y Góngora las simetrías afuera la vaca husmea el pasto,
del misterio. Entre el misterio y la luz, tú, alta madre nuestra, en el centro del disco solar.
principio y cúspide de la Harmonía. (Esta vaca morirá sin haber conocido Roma;
pobre vaca que nunca conocerá Roma;
II
mansa vaca).
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Responso Luz por luz, sombra por sombra, al día lo que es del día, en
él tu acorde mayor, de LXXVII Cuerdas.
César: El pan nuestro de cada día dádnoslo hoy. Espiral. Punto.
De qué veneno, de cuál su hondura, de dónde amarga miel Septuagésima séptima suerte de la cuerda.
viene el rostro del tiempo que nos mira espejo desde el centro Después de Muerte, Música. Espiral…
de su blancura mueca. De qué blancos cayendo de amarillos.
Los ecos de la vida sobre la cal de la pared convergen, esqueletos César, ahora… el silencio…
del fuego son, remedos de su soledad, pero la fuerza que nos De la obra poética
sumerge en trama de tinieblas también iza voluntad de luz,
hachón de sonidos que enciende el antiguo golpe de la sangre.
La tea de sonidos desancla el pie, le desata de la inercia de su Tempo di tango
polvo para hurgar las entrañas de la muerte. Homenaje a Jorge Luis Borges
Desciende la planta a ser la enfermedad de Dios, esta herida
del costado que nos sangra sombras, este costillar transido, Los ojos del ciego
velamen de la barca funesta. se fijan en el punto centro de esta trama.
Desciende la planta gallo que canciona en vano, que pretende El poeta que ejerce su profesión de ver
llorarnos desde adentro, desgajarnos en corrientes de cal, hacia el adentro
marcarnos con agua oscura la indigencia del cuerpo. hoy divide su sed en dos siluetas
No miércoles de ceniza, siglos de ceniza; no en las simetrías inventado en la bronca música nocturna.
de la frente, sino en la longitud de este dolor andando, atajan El tango se ilumina
las aguas internas, tensas también, como la vana cancionez del con el sabio resplandor de su sombra.
gallo, estrías de tinieblas. Los ojos del ciego están mirando,
No pueden (¿no deben?) el hueso, la piel cargar tanto sombrío; inventando el espacio del latido.
así es como nos asimos de nuevo a la columna del sonido, para Sinfonía de los salmos
tocar la superficie en la cegadora luz de su eco.
¡Ay hermano en este resentirse del viento, de su roce de raíces
sobre la carne viva del día!
“Completamente, Además, ¡Dios!”
“Completamente, Además, ¡nadie!”.
“Completamente”.
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V Somos nosotros,
los supervivientes del doble cataclismo,
Aquí se acabó la danza … ¡Dancemos! los destinados a decirlo,
Motivos para la danza a rabiarlo.
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de la que nací combustión múltiple para ser yo y tú, tú y yo, Relación de hechos
tú y tú, yo y yo,
tú y yo y yo y tú y tú y yo, Y los hombres hicieron el fuego para hacer la vida.
tú y sal, yo y agua, tú y lumbre, yo y tus túes Y cantaron.
en un mismo y para siempre estremecimiento. Y ardieron durante los días con sus respectivas noches.
El libro VI (La construcción de la rosa) Todo fue sometido a su orden, al oriente y poniente
del pueblo, al norte de la sal andando, al sur enrojecido;
cuerpo con cuerpo hicieron las auroras, el congreso de la
El reposo tierra en pie, en movimiento.
(fragmento)
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entre los surcos, al grito amordazado vientre yermo, al solo con lumbre los caminos, la antigua y joven caravana
en las ciudades y las villas. ardiendo con Sandino al frente de los hombres-niños.
Y era un ser colectivo el ser en sus alturas, un mitin de futuros, Y el tirano puso el grito en el cieno, reverberaba el campo
un puño de la sierra, del follaje. Era un congreso con la voz en su mirada, gruñía a coágulos, babeaba sobre el pueblo
de todos allá en la soledad de las montañas. su desvelo homicida. Acorralado por el odio bajó hasta
Y se inició el descenso desde el alba, caravana de sumas arma los infiernos de su sangre, maldita desde el coito de su
al hombro, arma a la mano, al destino de los tunes arma; padre y madre, desde la decisión del primer beso desde
cincel de la memoria hacia la hoguera, al centro de la piedra aquellos ambos.
desde el antes, palmo a palmo en la palma de las decisiones, Y ardió por dentro como ardían por su mano las ciudades,
legislación del fuego, descenso sin edad en las edades. los hijos, los hermanos, las madres, las cosechas.
Y de la nada venían que era venir de todo. En un principio Y la bestia rugió, se alzó colérica contra el fondo impasible
eran las sombras, y en ese yunque la luz bajó a las manos. del espejo.
Era el principio engendrador del día. Y el fuego a contrafuego bajó de las montañas, ciego como
Y bajaron armados por la historia; para la historia un gajo de el poeta, manco como el soldado que escribió la vida,
células del hambre, del tiempo entre las botas duelo y ansia. impuramente puro, músico sordo, sordo pintor de los
Y eran la altura hecha comando con los ojos de Sandino en las desgarramientos.
marañas, con los pies de Sandino sobre el fuego violento de su Y bajó vengador con su sol múltiple a conjugar el tiempo
lecho de cuchillos. verdadero
Y los vientres oscuros de las madres preñaron los caminos Y acomodó los tiempos y las cosas.
con plomo y con maíz. Y dispuso el prisma de los días con la harina del pan
Y eran niños los que encendían el tiempo, eran niños restituido.
naciéndose a la vida, haciéndose, creciendo con Sandino Y las raíces de la lumbre cierta prendieron otra vez desde
nuevamente, amando nuevamente en los fusiles. la tierra.
Y entonces se estremeció la entraña. Y nadie habita el mar sino la vida.
Y los pájaros olían a viva pólvora. Y nadie el surco, la casa, la marimba, sino esta luz verbando
Y el tirano clamaba enloquecido en su jaula de víbora y pantera. entre las venas, sino esta dimensión de algarabía varada
Y el tirano con cítaras de sangre mandó incendiar las voces en el perímetro del hombre, en su sol litoral cafeto
que le hendían. abierto, en su ancho fluir a piel de río.
Y así fue como ardieron Metagalpa, Esteli, Chinandega, Y todo se movió junto a su hora.
León, Masaya. Pero un incendio superior bajaba a bautizar Y ascendió por la espuma de la rabia para la arquitectura.
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No es cantar si no se canta 11
la arista de lo que somos,
nidos desnudos y lomos El botón de la montaña
de lomas en nuestra planta. troquela el rumor del zumo,
Mediterránea garganta hiende el áureo el denso brumo,
con diverso flauterío brama adentro, desentraña.
Manuel de Falla levanta Metal de sonora saña
conciertos y desvarío con la que Bartok conforma
que se asombra y nos asombra en elíptica artimaña
con nuestra luz, nuestra sombra. los fieles de la antinorma.
Ya dibujada la piel Sube su encíclico genio
con limones y con miel al acimut del proscenio.
paso somos, vaso y canto. Mientras, el trigo madura
su lóngita quemadura.
10 El sonido sabe a tierra.
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Tijelino:
tu ciudad está maldita,
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mientras leo tu poema para el pintor Dutary allí cerca donde debes recordar aquella 7 Vidas que dicen/
y beber fraternados del mismo latido de la sangre. vidanunca/ vida leve/ vidaentonces/ vidacuando.
Escribe pronto.
Aquél era el Chorrillo./ Calle 25 que no existe./
Tu hermano Roberto. Calle 26 que ya es olvido/ calle 27 donde
ya no se vende cervezas/ pescado frito en las aceras/
P. D. Saluda a Palomino. Discúlpale el avaro sumar en las frituras y sao en las puertas desvencijadas.
pupilas los colores del sueño, así son los pintores.
En el Chorrillo ahora la mercancía es dolor/ miedo/
Roberto [humillación/
angustia desbocada/ ruinas como espigas
y espacios lacerados para la próxima memoria colectiva.
Envío primero Para que Dunia Marissa desde su infancia se acuerde.
Para que sepa qué es aquello/ por/qué los yanquis/
Diciembre trágicamente 20/ desde Panamá. por/qué los rangers.
Hermano: trágico todo/ muerto todo/ el asombro sobre uno/ Por qué el señor de la droga dice su última palabra
como si nunca lo vivido./ Llaman./ Me llaman./ Hay llamas establece su último ofertorio
[me dicen. como dice el maestro Trujillo/ y ejecuta su último acto
Una de la mañana anuncia ese reloj inmóvil sobre todos nosotros en su lugar de conjuros.
con dígitos trágicamente rojos.
Era la una hermano Roberto/ compañero López Esa primera noche corrí como obseso
amigo Moreno. Todo se vuelve impavidez/ en busca de alguna raíz/ un último vestigio de esa
carne para lo imprevisible/ pavor y agua que sigue piel que siempre ha estado pegada a mi alma.
más allá del horizonte que soñamos.
Allí entre calles cercanas a 5 de mayo/ fuga/ caos/
Aquel es el Chorrillo/ el que conociste estampida/ alarido.
en ese tu viaje desde México. Era la sorpresa agarrando a todos por los güevos/
Hay allá llamas/ lluvia de plomo/ trazadoras/ instaurándose como un imperio en contra de los sentidos.
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Hora tras hora/ bombas y más bombas hasta el amanecer. en donde nació hace siglo y medio José María Velasco,
Ahora que te escribo el sueño no es más aquel, que tuvo por pecho el paisaje de esta tierra.
que unos pájaros agujerados por alfileres de miedo. Estamos haciendo —porque sí— un homenaje
Si llega el otro día como un barco fortuito al poeta Juan Bautista Villaseca,
por allí te escribiré de la angustia de todos sepultado desde hace 20 años
y de la de este tu hermano. por los truhanes que hacen la historia
de la poesía de mi patria.
Ramón ¡Qué gran poeta Villaseca! Seguramente lo recuerdas
escribiendo en el aire para que éste lo repitiera
y multiplicara en las ramas de los árboles.
Segunda carta Aquí en Temazcaltzingo, en el parque central,
hay un kiosko como de película
Poeta Ramón Oviero. y en torno, callecitas de tarjeta postal acurrucadas entre el
Dirección: ahí, donde el crimen ha sido sin que el mundo se [montañaje
dé por enterado. por donde se pasean
el bronco sonido de Revueltas y la recatada nostalgia
Cintura de mar de Centro América. [velardiana.
Pareciera esto como un sueño rural del Continente
Querido hermano: y es tan real, tan tocables sus contornos,
sus soles, su gente,
Recibí tu carta fechada el pasado 20 de diciembre. su batahola de pájaros que escriben provincianidades
1990 es un año de sombrías cosechas. en el medio cielo.
Hoy tu gente siega el dolor que el asesinato trabajó en diciembre De pronto, despierta entre ceja y ceja el veneno de tu carta,
[del 89. Aplazada momentáneamente en el depósito del
[pensamiento
Hoy es 11 de agosto, el día de mi cumpleaños, —¡Cuánta fuerza tiene un muerto! Su sola presencia
y te escribo estas líneas en Temazcaltzingo, [repentina
una bella población del estado de México puede descarrilar el día—.
(si pudieras ver ahora este viento también americano). En el Bajío, a un puñado de kilómetros de la pupila,
Se trata de un bello caserío entre cerros verdes a apenas un manojo de transparencias
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se desliza el tren que trae y lleva cartas como ésta. por la lanza de fósforo del pretoriano,
Miro el cerro, el kiosco, las palomas horadando la sangre, el hueso, la semilla,
y ahí, tomados por sorpresa el pensamiento, convertido brutalmente en la zozobrada
caen sobre de ellos las imágenes del crimen, [patria del terror.
las terribles imágenes haciendo su injusticia sobre el panorama. Me dices en tu carta que en el barrio de “El Chorrillo”,
Tu carta y la imaginación, hermano, cumplieron su quehacer: que la “7 Vidas” en donde tomamos cerveza al ritmo de
el kiosco se derrumba entre las bombas [bolero,
arrojadas por un odio que nos cayó de gratis, que aquella populosa risotada ya no existe,
las casas se hacen polvo en el estruendo que la hincaron sobre el polvo, a rabia y fuego.
y las palomas torcazas se convierten Ya lo sabía, hermano,
en lluvia de fuego sobre el espanto callejero. los periódicos de mi siglo me lo dijeron puntualmente
Huye la gente, sólo los cerros no huyen, y sin embargo, ahora que me lo cuentas tú
se aguantan ahí, como los machos, me sabe más a sal que nunca,
con el aéreo cabello enrojecido. a un amargo que se enreda a esta pena inútil
La muerte, el sobresalto, la destrucción del hombre y a la lágrima que esta vez la hace de tinta.
han viajado kilómetros Ramón:
para venir a estrellar su maldito huevo en nuestro suelo Te mando un abrazo en este día de mi cumpleaños.
para hacer el baldado, el muerto, el huérfano,
el que se quedó sin casa y sin caricia. Roberto
¿Por qué la muerte impuesta a nos desde tan lejos? De la obra poética
¿Por qué el odio del extraño que no viene a visitarnos sino a
[destruirnos?
¿Qué derechos invoca para venir a hacer añicos el paisaje? Carta a Dimas Lidio Pitty
La presencia de un solo muerto puede descarrilar el día.
De tu carta desprendo cientos, quizá miles, Dimas Lidio Pitty,
veo a otros hermanos, como tú, carne de nuestra carne, amigo y poeta y hermano y poeta
a los que conocí en tu tierra (en nuestra tierra) verde-Macondo o si con sólo decir poeta se dice lo demás.
a los que nunca vi, pero que sabía que ahí estaban. Muy entrañablemente.
La bomba sobre el brazo, sobre el ojo, sobre la uña, Panamá. Centro de América:
Mordisqueando el costillar, el costado herido He leído tus huellas en el agua
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asido al libro verde bajo el mango muerto ninguna célula de nuestra agreste geografía
en donde estaban los fogones el asesino entrometimiento de la extranjera muerte.
para que la abuela cocinara ortos y ocasos Gracias, hermano Lidio por el verbo de tus huellas.
de aromos frutos latinoamericanos. En tal espejo seguiremos todos.
He leído tu libro y pienso en cómo Inédito
me hubiera gustado estar ahí, con ustedes, hermano Dimas,
en la Nueva Ciudad de Verona
celebrando tu primer libro con Oviero y los demás Jazz y Ofelia
…pero hay tantos kilómetros entre el acá y el 65…
pero hay también una abuela puente Ofelia fluyendo jazz
(recodo en verde con quebradita)
que cocina en los dos fogones con chipilín de Chiapas La verdad de la noche chilla flauta.
con azúcar de Cuba y cafetales colombianos Ofelia va del metal a la voz
y nos ofrece en uvo de cristal vino chileno. para que las luces rojas
Entonces estamos, seguimos juntos, se prendan del enritmo,
desconociendo la velocidad de la muerte los azules miran, saben,
pero en la responsabilidad de no morirnos. otras luces oyen.
Por la vereda del libro verde Este es el momento
Llegamos al país azul: en el que la vida nos jala la oreja
Pajarito que sí cantas, y nos dice …ahora.
corazón que sí caminas Ofelia ya no está en el escenario,
¡Qué radiante será el mundo sólo el fluido del tiempo
cuando yo esté con mi niña! entre focos azules y rojos
Quiero decirte después de tu libro vegetal pasa.
que tú, yo, Ramón Oviero,
los que latimos en las venas este tigre verde, Ofelia escribe jazz
en la responsabilidad de no morirnos
hemos aprendido a llevar la muerte bajo el brazo, Taca taca taca taca
para que no se atreva con ninguna ceiba, la máquina de escribir
ningún abismo, ninguna altura coronada en nieve, suena a do a re a mi a fa
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a SOL Transición
a la si suena (fragmento)
en el margen de la hoja
nos agazapamos Los días llanos golpean los altos muros,
con la piel tatuada por la música. los escalan, buscan una entrada al brillante jardín,
donde la rosa en el centro hace una sola verdad
Ofelia dirigiendo un grupo de jazz de belleza e inteligencia.
Ofelia hizó del jazz lo eterno “no hay más que párpados suaves o entre nubes su agonía
[desnuda”.
El piano, la flauta, el bajo, la batería
callan. El ojo crece la conciencia frente al fluido fricativo
Libertema. que da respiración al minutero,
Empieza la gran música del silencio. es sobre el lomo mismo de la grave nariz,
De la obra poética curva y reseca, othoniana,
que de pronto ve tronchada la u de su vena.
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El acto se madeja (se desmadeja) entre el peine y la plancha así, el aire mismo pende de la enorme pluma
[cristalina. que fuerza poderosa eleva y afirma desde el piso.
Desde los párpados suaves nacerá la enseñanza, ¿Quiénes mantienen su férrea diagonalidad? Los
misal apenas, naipe cotidiano. arquitectos del origami, los
sacerdotes de la cocotología miguelina,
Es apenas una de las galerías de la rosa, ellos dan vuelta al botón, coágulo ovillado,
es el asombro enriquecido entre la balanza eterna. …y sangra la rosa.
El libro VI (La construcción de la rosa) El libro VI (La construcción de la rosa)
Los rotundos cilindros divisores Desde las urnas vigilias el juego de las chapas
buscan ardientes su totalización en el frío destinado. es vértigo siempre verde,
la clave es rosa por abrirse,
El retorcido gusano ignora contenidos el misterio de lo que existe
de los maculados legajos que sujeta, pero que flota en el aire sin aún ser deletreado,
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está ahí, vibrando con su verdad a cuestas, Los vericuetos por resolver son vida,
cautivada en su taurino laberinto. dios toca la palabra.
¡Juventud! ¡Juventud!, contra el crimen de la muerte, Desde Córdoba, hasta el Coso de Huesca,
viaja la arquitectura religia asida a homéricos timones, Asbaje siembra una rosa en América.
la poderosa deidad del hilado anda,
vence la obstinación de tiempos y distancias De no parpadear las ventanas eléctricas
y a través del fuego de la rosa puntamarina, Ya hicieron el día.
en su décima verdad crecida autóctona
extiende culterano manto sobre la magna mesa, así hecha suya, El felino desciende del tejado filosófico.
cintilada con septentrionales alfileres.
El libro VI (La construcción de la rosa)
¡Gladios! Exclama el americano contemporáneo
y su paisana a lumbre de pincel construye la rosa (o flor de
[Huidobro), Juana de Nepantla
ya el acento toscano se había hecho más música (fragmento)
y su península había poblado el otro vientre.
Huidas del aro áureo
¡Juventud!, todo lo que guarda una sorpresa las doce sobre el empedrado hacen imperio suscrito
en el fondo del cóncavo tesoro, es joven, entre los códigos de Urania y las solmisaciones de la cuerda
lo que aguarda una respuesta. [de Erato.
Mientras su cincuenta por ciento sea pregunta En interacción dialéctica desciende el uno del descendiente,
el río seguirá siendo moderno, el eco, hielo ardiendo de astros y carne, oxímoron
difícil para el vulgo, cerrado, estimulante… que hace una punta la otra;
entonces, novecientos setenta y cinco por once
Ahora estamos en el futuro, mañana entre, de treinticinco a cuarenta,
estaremos en el presente, pasadomañana en el pasado. logra nacer el deslumbramiento
del seiscientos cuarenta y ocho entre los pájaros
La trama: contra la adrenalina de Caín —bronces éstos sin relaciones con la soga capellana—
el verbo borbotón del agua caracola. en el ¡Salve!, hacia arriba, hasta el contacto con la primera
[causa.
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Y el milagro. Filos
(fragmento)
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Se yergue después el cumplimiento feroz del sordo oficio; ascensión que se repite, puntual, cada cumplimiento de las
la cosecha de su tarea múltiple [manecillas
se expande en partículas vivas desde el sitial señero hasta llegar al estallido —matriz motriz—
y desciende a tocar la puerta en cada pecho al punto más centro, más arriba,
asido con vientre soledades a la sed del viento. al vértice mismo de la c del sol, c mayúscula: C,
desde ahí, este humilde barro
La guadaña en el aire; y el gran ojo en llamas que se llama g,
la arisca la lengua del magro sacerdote, en g también mayúscula: G,
cenizo cause de reseco ruedo. escuchamos la campana de la torre;
acaba de aprehender, de pretender la hora,
Arriba el filo, erguido dentro de la dimensión innombrable. y lo pregona a pulmón de bronce.
El gris decidor lo blande desde el canal de su saliva Arriba y abajo cada planta, cada pulgar
para vestirse llovizna sobre un cementerio de atabales. en industria con sus cuatro opuestos
llenan un milímetro de la eterna carátula.
Y otra vez y otra en las arterias del rito.
Siempre hacia adelante.
Así, en lo alto, el filo, hilo, vilo
en dirección a la nuca de todo desenamorado Polifemo. Naceré, justo, en la página dos mil y tantos,
El libro VI (La construcción de la rosa) y a las doce en punto subiré al estallido de la rosa.
El libro VI (La construcción de la rosa)
Cenital
(fragmento) Chas pik
(fragmento)
Nací, justo, un día después del inicio del tiempo,
sed de agosto, A la corola en punto,
acto sobre la página 3113 antes de la cuenta hacia la diestra. laetita letifica,
G —según la “mano guidoniana”—,
Soy viejo y joven desde entonces, como una rueda de cobre,
desde que empecé a subir por el tallo de la rosa, vicario del súmmum,
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abre a total el día sus aguiladas dimensiones Pupila abierta desde el sesenta y uno del quinientos,
para darnos, ahí, adivínalo en tu peninsular oscilo,
la herencia oscilante entre los finales y los principios. hay seda para tejer el flujo de la gruta.
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con su ráfaga helada, lo que leyeron llenos de pavor los graves así, levantará a cincel, pincel, corcel ardiendo, los estatutos
sacerdotes; no habrá recuerdo de virtudes y pecados. Hay un del nuevo orden que dará sentido al celeste equilibrio en
dedo que mata. Ese es el dedo que bajó hasta las casas en la hora cuyo interno se estremecen de origen formol y tiocianatos.
maldita. No hay piedra sobre piedra y sin embargo, de piedra Será el cambio de SICLO; de los esquemas de la muerte
sigue en pie la pirámide y su inscripción sagrada, sangrando su surgirá, más poderosa que nunca —así tendrá que ser—
tatuaje estelar sobre la espalda. No hay piedra sobre piedra y la rosa de la creación (o flor de Huidobro), maravilla del
sin embargo, entre la piedra demolida vuelve a brotar la rosa corazón del fuego, ecuación recoveca, laberinto borgiano.
de agua en emulsión con la sangre y la ceniza. No hay piedra En el salto del tiempo, piedra y sangre tornarán a cimiento
sobre piedra y sin embargo, en el hueco del tronco a flote, el y edificio, ahí el hombre y la mujer harán de nuevo su
hombre y la mujer que se hablan, que se tocan, han preservado amplia casa, se hablarán, y lanzarán su combustión al
junto al miedo, el ansia, la alegría, la ira, la traición, el heroísmo, centro de la nebulosa. Futuro nacerá tanta derrota, negará
los humanos etcéteras del día. No hay piedra sobre piedra y sin estas penumbras de sangre aniquilada, desgarrada sobre
embargo, el hombre y la mujer que se tocan en el fondo de la los mapas de la desesperanza. De esta desolación, de
cueva de agua aprietan en la mano la semilla. No hay piedra esta extinción del mundo, de esta larga agonía sobre las
sobre piedra y sin embargo, en su cueva de fuego el hombre páginas del Quinto Libro, de estas entrañas derramadas
y la mujer… Y son el mismo sueño tejido entre los siglos, entre los cascos de las bestias, de este no haber quedado
la misma esencia que se encuentra en ella para preservar a piedra sobre piedra, de esta sed, de esta memoria, de esta
quienes inventaron el conteo del tiempo, a los que hicieron el extrema agonía multiplicada, brotará la minúscula flama
número, supremo sortilegio del cerebro de las constelaciones. necesaria, con la que habrá de reconstruirse de nuevo el
No ha quedado piedra sobre piedra, pero entre la piedra y la universo. Ahora nada existe si queremos olvidarnos de la
nada, sobrevive un latido, la poesía, la minúscula chispa que lo muerte. Nada existe, estamos otra vez en los umbrales del
sostiene todo, el sur y el universo. Poesía es lo que sabe la piel y asombro, a punto de abrir las páginas del Libro VI, cambio
lo hace música, número palpitando entre la entraña y la mente; de ciclo; nuevo, total, rotundo nacimiento. Estamos frente
palabra que convertida en sangre se pone a medir el mundo; al pasmo mayor, entre el vacío y el portento. Conmoción.
baja a la subsombra pero canta, sube a la luz y sigue cantando; Salto hechizado preside la eclosión. Sientan sitio para
si canta —siempre canta— lo hace sobre el curvo pentagrama iniciar desde sus vísceras haciéndose, el torrente de la
del espacio. Poesía es lo que sabe la piel, también lo que no sabe hora y del aforo, incandescencias, el tiempo y el espacio,
y adivina. Poesía eres tú, repite el yo cumpliéndose. cuando el dedo de luz se activa a la creación de las medidas,
Llama hacia adelante, lengua en escorzo, fogarada de su sagrada irrealidad de lo intocable que empieza a darse voces de
fuerza, hará la jornada de las reconstrucciones; tendrá que ser carga y de volumen. Pavoroso (así quizá será) sistema de
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flores de sal tactadas con la vista que fue tan sólo el valor
y ahora himnos, de una verdad valiente;
domas de luz, ágape Cordero. que fue…
Esposa Zenobia del poeta, Existe una certeza:
estarás en el mar, ¡Quemaba!
en la guitarra, La página de ese día
en la voz de la alondra conserva una esquina calcinada.
flor alada, Xochitl Uchitelnitza
estarás en la marca de tu poeta esposo.
Estarás.
Y yo me iré. Y se quedarán los pájaros Canciones de oriente
Cantando. (fragmentos)
Xochitl Uchitelnitza
Xi an 7
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Algunos cuentan que Chiu Shi Huang Beijin se abre estrella norte, verso y frío,
príncipe de esoterismos, Pescador es un sobre que viaja desde Tlalpan
lector de constelaciones, hasta el nexo sonoro de esta fecha,
pastor de astrologías, Pilar y Edgardo suman, multiplican,
mandó a hacer un ejército de terracota Sanlitun Dongwujie 5 para el recital
para defender su imperio. en que serán Revueltas y Satie
El mago aquel activaba su milicia impresionante fulgores meridianos. Puentes.
y vencía toda asechanza. Un puñado de verbos pentagramos se desprende
Después, del muro y novenos dragones
aquellos soldados volvían a su hábito estatuario mientras los Ming y Qing vigilan el decurso.
protegidos por el encantamiento. Empieza el recital:
El ejército de terracota era invencible. Siete notas.
Ahora, la legión carcomida Nueve dragones.
se levanta nuevamente desde el barro Se acorta la distancia, se alarga el tiempo.
(sin cabezas, sin brazos, Beijing, China.
caballos más polvo que caballos); Informe de viaje
hay nuevas asechanzas,
el ejército de Chiu Shi Huang
se pone de nuevo en pie, Nan Ying Lu
pero la tierra misma
se ha encargado de devorar su tierra. Nadie camina solo sobre Nan Ying lu,
Xi’an, China. los pasos chocan nocturnos
Informe de viaje con oscuros vendedores de relojes
ofreciendo imitaciones del tiempo en la vía pública.
Entre promesas de masajes
y noches sibaríticas
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Bankog, Thailandia.
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La niña de Seattle
North Pacific
(Frente a la Bahía Roberto) Jenny es una bella y ágil jovencita
que viaja de Seattle a Vancouver y de Vancouver a Seattle.
Cabalga, cabalga A bordo de su lúmica alegría
el moderno pirata sobre domadas aguas, se desplaza del carro comedor
va a fundar la Isla López, al vagón en donde está su asiento,
furibundo fundará la Isla López. junto a un balcón de pinarias maravillas.
Con zapatos de ciudad Camina y salta, salta y camina.
y smog en la epidermis ¡Qué florecida movilidad de Jenny!
avanza sobre la traza verde, Al final de la ruta
línea Sharpie. Jenny baja, en vez del equipaje,
Va flanqueado por cien ballenas gimnastas. un par de pequeñas muletas niqueladas.
Cabalga, cabalga Sólo así puede pisar la tierra.
el moderno pirata sobre domadas aguas, Arriba del tren las ruedas ayudan a caminar a Jenny
funda su ínsula y retorna y ella, arriba, sonríe y casi vuela.
habiendo saqueado los paisajes con el ojo, Abajo, sobre el andén,
laberinto de islas en territorio abrupto, va arrastrando dos desvalidas impotencias,
norteña desmemoria desde Creta. por tal, la niña prefiere estar a bordo,
Cabalga el pirata. en su tren de ilusiones,
Atrás deja su isla, la Isla López, en donde va y viene, viene y va,
subrayada junto a nombres extranjeros: en donde camina sobre ruedas y casi vuela.
Fisherman Bay, Flat point, Richardson. Ahora retorna Jenny de Vancouver a Seattle.
Atrás, al Norte, queda su isla. Entre Seattle y Vancouver viendo desplazarse a Jenny, 2002.
Cabalga, cabalga “Informe de viaje”, Ábrara.
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Del libro E=MC2
De andares
Juego de paralelas
frágiles (fatalizadas) al destino de la curva sombra
para accionar el litos
desde-hacia dos alturas:
la que mide la masa, energías verde… azul…
desde el vertiginio puesto,
(secante dorada en medio de los dos océanos,
húmedo y largo labio de arena)
y su mínima cifra
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Zapato y perro
La niña y el espejo
Frente
La niña que lee versos deletrea a Holderlin:
Sólo lo que pueden ver los poetas ¡Detengan a la bestia!,
sobre la tierra será… claman las venas de la planta,
A un lado, sobre un espejo rectangular las vértebras del aire,
alguien escribió con lápiz graso: las preñadas heridas de la tierra.
Un estremecimiento recorre
el sistema circulatorio de los relojes.
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Poesía Eco
in xochitl in cuicatl
…Y soy.
Xochitl uchitelnitza
Flor maestra
Dolores
Я имею в виду Доброе утро, любящая искру Si me quieres matar déjame vivo
Quiero decir buenos días, chispa amorosa y no habrá muerto más triste.
Poesía II Homenaje
“Quiero caerme y me sostiene un beso”.
“Sinfonía de la sangre”; Juan Bautista Villaseca.
el sol en verbos se levanta y arde.
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Afirmación Minucias
Del sistema
En la muerte del poeta Marco Fonz Sin petición de chiche
Trovas
Avante Los serventesios rebozantes de cervezas
gemían y cervanteaban melodías
Una pantaleta al aire mientras empuñaban la lira
heroica bandera de la especie. que se les caía desde la décima primera
hasta la séptima altura
amarrada apenas con seis hilos
que le daban vueltas
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Al inicio de los “setenta” un grupo de pintores se reunió en el domicilio
de Francisco Zenteno Bujáidar para crear el primer núcleo de lo que
después fue conocido como el movimiento Tepito Arte-Acá. La primera
exposición colectiva bajo este nombre se realizó el 18 de octubre de 1974, en
el 134 de la calle de La Libertad (la que ya no existe). Desde ese entonces,
R.L.M. se entregó a la tarea de crear lo que debería ser la presencia de la
poesía del “Arte-Acá”. De esos años data Acá López, tú, el nosotros, el
primer libro escrito integrando el albur —forma de esgrima lingüística
muy de nuestros barrios— al discurso poético. El libro fue publicado por
Ediciones Corunda. H. Pascal, hasta octubre del 2012. Aquí, unos cuantos
poemas de esa obra que dio así nacimiento al seudónimo de ROLOMO.
La muchacha de acá
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Una breve muestra del libro Parajoda, últimas consecuencias
de nuestra paradoja, de ROLOMO. (Inédito).
Adverso
Pasó el enemigo;
al percatarse de aquel esqueleto esperando
que modosamente permanecía sentado
a la puerta de su casa
externó una triunfal sonrisa.
Parajoda
Al nacer,
su madre murió de parto;
él quedó grave,
perfectamente enfermo de vida.
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al parecer también tuvo en sus manos el maestro Anaxágoras Papadópulos. que el mármol transparente—: “tuércele el cuello al cisne
Parte de este material fue discutido durante el Concilio de Trento celebrado
entre 1545 y 1563.
de engañoso plumaje, y después, aquí, en el oscuro seno del
El pasado invierno tuve una entrevista con Morphy, poeta polígloto, río más oscuro, no moriré del todo, amiga mía”.
en su estudio de Seattle, en ese entonces una ciudad sitiada por la nieve.
Hombres necios que acusáis: “dolor, ¡qué callado
Morphy. Entre tragos de cogñac y té humeante, me informó su decisión de
traducir al inglés y posteriormente al francés, alemán y español los poemas vienes!, ¡juventud, divino tesoro, ya te vas para no volver”.
que fueron fundamentando el latín que después llevaron los emperadores y Sabia virtud de conocer el tiempo a las cinco en punto de
soldados romanos hasta el último rincón del mundo occidental de entonces.
Morphy, personaje de una altura descomunal, epidermis cetrina y unos la tarde.
enormes anteojos montados sobre su inconfundible cara de momia, ha Tacón de reciente andar, quién supiera escribir: “me
practicado la poesía en su idioma natal y es un apasionado propagandista de
la obra del poeta inglés John Donne (“no me preguntes por quien doblan las gusta cando callas porque estás como ausente, porque
campanas, están doblando por ti”). escribes tu nombre con la equis que algo tiene de cruz y
No obstante la afirmación de Creepeal Simpson, quien asegura que
cuando el poeta deja de serlo se dedica a traducir del latín, del griego, o de calvario”. A decir me acompañe cualquier lirio morado:
bien del creta-mayanse, nuestro momifácico aedo-hurgador está dispuesto señoras y señores, aquí hemos terminado.
a llevar a cabo sus traducciones y traer a nuestros días la primigenia literatura
latina, para lo que cuenta con el ofrecimiento de una importante editora que
se dedica a publicar diccionarios enciclopédicos bastante conocidos en los P.D. En torno de una mesa de cantina hay días en que
países llamados del Tercer Mundo y en otras partes del planeta.
somos tan… hay golpes en la vida tan fuertes… ¡Yo no sé!
Este poema escrito por mí en el transcurso del vuelo de Seattle a
México, ya en plena primavera, es un reconocimiento a la labor de nuestro Qué enferma y dolorida lontanza…
carienmomiado investigador y poeta, de quien estamos seguros, que su
infatigable labor tendrá el éxito que merece entre las nuevas generaciones.
Inquiriendo
Mi amigo
(Reforma energética)
Momifaz
¿Cuál es el sexo de los ángeles?
hace versos desde atrás.
¿Cuántos ángeles caben en la punta?
de un alfiler.
Poema en tres párrafos Nada importa;
yo sólo sé que mi país
En un lugar de la Mancha, lleno de mí, sitiado en mi es una cueva de rateros.
epidermis, alzo hoy la voz a la mitad del foro —como la sed, ayer me robaron el tapón
como el sueño, como el aullido, como el llanto, más pulidos del tanque de la gasolina.
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Destitulado
Poeta culto
que epigrafiaste tus malos versos
con buenos versos de Rimbaúd
usa tus versos como ataúd.
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Del libro inédito El libro proscrito, de ROLOMO.
Paideicas
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(Consideración final)
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Banquetes y castillos
A la bodeguita
(Versos escritos en la Bodeguita del Medio Ni romana la licencia
en la Habana vieja)
ni de Platón el banquete,
Trimalción quedó en un brete
¿Barriga llena, corazón contento? de satiricona esencia.
Por el colmillo entra el sentimiento, Hoy la voz de esta experiencia
el estómago crece, el alma siente suma viandas, bebe vino,
cuánta dicha le debe al fino diente. para con debido tino
metafóricos poetas
luzcan en tandas discretas
Para un menú en Las Pichanchas pluma aguda y diente fino.
(En Tuxtla Gutiérrez)
De don Pedro loor y brillo,
Galán comerás mañana somos jengibre y Castillo.
el mejor menú de Tuxtla:
un tu pumpo con campana
y tus tostadas turulas. Caminante
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Armando el gallo
Cervantino
Este es el gallito inglés, (Al investigador de Letras Latinoamericanas
de la UNAM, Carlos Cervantes Hernández quien
si con él no te entretienes, fue distinguido con la Cátedra Especial Rosario Castellanos)
reponle el pico y los pies
y mándaselo a Jiménez. Le debemos a Cervantes
de la lengua lo robusto,
Carlitos, no tengas susto
La manufactura aunque sí desde endenantes
nuestro idioma es un Procusto,
Con el calzón en la mano tú también eres Cervantes
y al aire por donde mea y a la lengua dale gusto.
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Biológicas
Fidelias
De muy jarocha progenie
El sindicato más chico un biólogo le explicó
—y eso ya todos lo saben— asuntos del ADN
es ese en que paradito a un mono del ADO.
solamente un miembro cabe.
A Alberto Elorza
Dos dísticos del optimismo (Autor del bolero “Tu ausencia”, quien presumía
en La Morada de Paz de tener un huevo de ónix)
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(Dos empistolados atacaron una sucursal bancaria (El siguiente fue un epigrama escrito a don José Rogelio
en la Colonia del Valle de la Ciudad de México) Álvarez, creador y director de la Enciclopedia de México,
durante su visita al Club Primera Plana)
Después de este ataque artero
me es obligada esta cita: Homenaje, loor, respeto,
dan más miedo los banqueros al creador enciclopédico,
y esos no usan pistolita. por eso, no más por eso,
estas palabras le dédico,
porque si se la dedico
(En una reunión de presidentes, como iba a asistir el de Estados ya será enciclopedico.
Unidos, el de México, célebre por sus torpezas, se atrevió
a decirle por teléfono ni más ni menos que a Fidel Castro Ruz:
“Tú nada más comes y te vas”. Castro dio a conocer la
conversación al mundo y el torpe presidente fue exhibido Alburemas
en todo el planeta). (Perfil de una propuesta diccionaria)
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Suicidio Suertudotes
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Dádivas Bélicas
De remedios Olímpica I
Goteras De amores
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Árbitro Empeños
Modas Preguntón
Daltónico Promoción
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Envíos Presunsiones
Remedios Metro
Tan tán
Negritud
Explicado el Alburema
De la negritud, ni hablar,
y el contexto en que se da,
por si acaso se te antoja,
al despedirme del tema
yo te puedo presentar este miembro se les va.
la negra que las afloja.
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un son de mordisqueo
sobre la escasa marimba de mis huesos. Chiapas,
corazón de selva
Para pensar en esta hora, Rosario Castellanos, con latidos de marimba en la espelunca.
habrá que imaginarse un río navegado por estrellas, Chiapas, verde y negra,
por ídolos de piedra construidos con el verde de la patria nueva
con el cincel inevitable de la sangre. y el negro ensangrentado del chamula.
Habrá que imaginarse, en fin,
que a la energía y la luz Esencia de David en partitura,
solamente con la luz y la energía, dolor que Lázaro sin miedo retratara,
y que la vida no ha de morir fulminada desde afuera flor que nace de la espuma del océano
porque adentro, desde muy adentro, y se extiende entre los ritmos de las ranas.
seguirá palpitando su semilla cósmica,
seguirá reventando su semilla. Chiapas,
Motivos para la danza. paraíso e infierno,
infierno y paraíso,
átomo universal de muerte y esperanza,
Chiapas sentimiento en el que el viejo tiempo muere
y la llama redentora se alza.
Cuántas veces el son de un parachico
su cauda de dolor relata Sirena dolorida del sureste
con la pompa salvaje del terreno, perfumada de plátano y de caña;
como marco, alondra con entrañas de madera,
bajo la falsa faz de alegre mascarada. madera y pan, pan y madera;
Alegría del dolor. tecla que vibra, alimenta, ensueña,
Congoja disfrazada. solloza, gime, canta,
Alegría. y levanta su epinicio en patria chica
Dolor… que después de que en el éter se condensa
como lluvia desde el cielo se abalanza.
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¿Ves cómo se enhilan los hilos de la tela?, enredado en la sombra rupestre de un instante
trama de constelaciones descendiendo iguana, —red al viento para atrapar el tiempo—
para ti no bastan los espacios de luz o de sombra tocar tu corazón con hierbas olorosas,
para ti es el punto ígneo en donde nace el tiempo. paloma roja estremecida entre palomas negras,
Las estancias que habitas amarte en el humo silencioso del beso íntimo,
son palomas de aéreas serenatas, del doble impulso, del uso en carne y viento,
la luna al medio día del abrazo casi espíritu del cuerpo enamorado,
con su misterio de hielo a medio fuego del cuerpo pan y gloria de sí mismo,
o el sol de media noche pasar por la ancha calle de la Ceiba Olorosa,
que incita el arder de las estrellas… crecer en árbol para tocar la nube
En ti se agita el canto de la síncopa oh amor como ayer el mismo
complemento de aféresis y apócopes, el hoy el siempre
la ilusión se bambolea el ojo de escorpión
o bien oscila del ojo a la memoria, el ojo nítido que habita la espiral de luz con que te llamas
de la Sombra a la Sustancia entre las hojas del Árbol cómo en el salvaje suelo de la hoja
lecho vegetal, latido, donde cuándo en el agua primera de la lava
el aire enamorado de tu biología se despierta dónde en el áspero suelo de la piedra
y el aire que toma aire y se va al aire el ojo deseo que nos mira
se enhalcona de amores, de chamanes conjuros… ciego, baja la sombra sustancia del Árbol ¿de la muerte y la
Que se abra el vientre que inventó la aurora. [vida?
Que se abra la flor… que el corazón se ilumine.
Que acaricie la espiral infinita de tu pelo. Ábrara del primer terrón incandescente…
Que el deseo galope en el deseo… que se enrosque en el El Árbol de la vida de la vida…
[árbol De la vida, más allá.
manzana a la que nacen dos ramas que acarician… De Ella.
De Ella…
Cómo te cantaré amor mío Inédito
con las voces maduradas de dúa sinfonía
ahora
en este lóngito y veraz ahora
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los suyos, y ese poema nos ha de repetir en los ecos El día en que la muerte muera
verídicos de la tierra: ¿qué pan devorarán los poderosos?
He venido a decir que el pueblo existe.
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bc
Cuando el viento nos dice en las ventanas
La calle pide voz, nos da alas,
no la anónima voz que se esconde tras el grito. después,
La calle pide voz, un estallido perfectamente azul según el combustible será el vuelo;
localizable, nosotros, los de este lado de la sangre
como un derecho que se ejerza, que sacuda y transforme estamos a asumir la ortografía del viento,
lo si no,
desde las aristas del día hasta la seda latiendo de la
es traición de lesa carne.
noche.
La calle es domicilio de fe pública. bc
La calle pide voz y voto y nuevo horario …
y el brazo hará verdad, lo que la calle pide.
Homenaje a César Pavese:
bc “un día nos despertarán
de una vez para siempre”.
Pero entonces, también entonces,
¿Cuántos adioses ha de costar la vida?
tomaremos la palabra,
Cómo nos han diezmado el pan y la sonrisa,
y la haremos que trabaje
lo que no han de matar es la memoria, hasta hacer el sueño.
corriente que nos hila y crece.
Democrático Solón, rebelde Maiakovski, camaradísimo bc
[Neruda,
codo con codo entre puño y lengua. El sol iza la piel de la mañana,
¿En qué calibre se puede contener al pueblo? (Mir). ¿desde quiénes nos quema este reloj preciso?
Muchos adioses le han hecho a nuestro cuerpo, ¿en quiénes nos hallará de pie y de rojo?,
pero nosotros estamos para matar la muerte. ¿quiénes dentro de muchos años
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caminarán estos afanes nuestros?, Era el cielo de Acambay, que ahora me es nuevamente en
¿de quiénes fueron estas calles que hoy transito? [este signo,
Las suelas y este sol son hilos de coser, el mismo viento,
hilván de predicados que hacen arder el verbo. los mismos árboles,
No sé en qué puño se alzará mi puño los mismos trinos,
enteramente vivo en esa hora. pero nosotros, los de entonces, no somos ya los mismos,
Cada hijo es abuelo de su padre, como lo declamaría desde los sures de aquel sur aquel poeta
por eso lleva en las manos de transparencias plenas.
la curva de la vara joven. Aquí conocí a una mexicana
¿En qué pupilas mirarán las mías? de más de 100 años sobre los calendarios.
Hay que hacer la canción desde esta hora, Nosotros, los de entonces, no somos ya los mismos,
pubis de seda, y aquel árbol con el tronco torcido,
como pidiendo misericordia a la naturaleza.
después, suave matriz de bronco fruto dulce;
Nosotros, los de entonces, no somos ya los mismos.
hay que hacer la canción,
Y aquella florecita amarilla, ¿esa flor, cómo se llama?
sintaxis, nuestra forma,
Nosotros, los de entonces, no somos ya los mismos.
prosodia en alto de nuestro sonido.
Ahora estamos en el centro de Acambay.
Hay que hacer lenguaje la canción desde esta hora,
La torre de Acambay nos devuelve el tiempo.
desde esa hora
Allá está el cerro, el viento, el cielo, la risa de Acambay
en la que inventaron este signo,
y la mexicana de más de 100 años, y mis versos,
¿quién inventará mañana este latido?,
y el poeta que sigue siendo el mismo nerudiano de los
ahí estaremos, de nuevo, para entonces, [siempres.
entonces, desde entonces, Y después de 100 mil horas
levantando el rostro y nuestro himno. —la torre, su reloj, presentes y pretéritos, el reloj, su torre—
seguimos aquí, siendo los mismos,
entre los cerros verdes,
El milagro de Acambay siendo los mismos,
(A Flor de María Mendoza Quino) con una flor allá en la nube,
con un verbo mendocino aquí en la tierra.
Hace mil horas, diez mil, cien mil horas, Siendo los mismos, poeta Pablo, siendo los mismos, poeta
estuve en esta realidad de verdes plenos. [pueblo,
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Soneto 1
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Verdad de la muy sangre, estalactita,
columna de la llama primigenia, Ambarino silar de polvo de oro,
salve selva de sol su solo celo,
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reviente sus aureales bajo el cielo, Y hay el fuego de un juego que incompleto,
trigor de sur trigal, vasto y canoro. incompleto será…
Inéditos
Es un silbo amarillo de un sonoro
almario de la espiga, alzado suelo,
aéreo de bondades, que en su vuelo, México siglo XXI
epinicia la tierra coro a coro.
Estufas, lavadoras, microondas
Otra vez es la sangre, ya dorada, o algo de fierro viejo que vendaaan,
grano ubérrimo, prímula dadora, culebrea ondulatorio el rango instrumentado,
gramo de luz, vírgula incendiada… González ondula citadías, López escucha.
Pará parirá pará pararirararaaa… (fragmento, tema de West
[Side History)
Estufas, lavadoras, culebrea vibratorio ululusaxea,
Soneto 4
Culebrea y ondulacita.
Se compran, colchones, tambores, refrigeradores,
Heresiarca la tinta hace un soneo
estufas, lavadoras, microondas
en la eléctrica atmósfera y su fluido,
o algo de fierro viejo que vendaaan.
un ardid que conecta a lo argüido
Se compra Táa, taritarataratara
con su tensión mayor en deletro.
Taritaratara taratararáa. (fragmento de Rhapsody in Blue)
Culebrea el sonido, caracol de las orejas, que vendaaan.
Vuela la tinta, hereje en su recreo,
Esquina descalada, descalsificada, descalificada,
alzándose contra lo constituido,
microondas o fierro viejo.
un voltio pecador, perenne huido,
López, González, estufas, Guillermos, Robertos,
reglamento torcido en alabeo. Taaa tararáaa tarará tararáaaa, taaa tarará tárará
(tema canción: Dónde, de Mario Ruiz Armengol)
Vocineos que estridan el paisaje estufas
son el cuerpo espiral del homenaje Pará parirá pará parariraraaa…(fragmento, tema de West
con que crece el entono de su triunfo. [Side History)
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Sentados en torno del rey Arturo el prisma cintila, Un buitre de ala triste, plagio de su la caída,
en el centro, el destellante juego de cristales desciende de los avernos azules
retorna y adelanta los tiempos al capricho del reflejo. (ahora más que nunca el azul es el color de los infiernos).
Arameo, griego, hebreo, pueblan el 66 Presagios aciagos.
para que el 126 hispano líe su haz de tinta. No es él, el avéfilo… este calosfrío de las distancias,
Julio Alejandro Quijano se escribe en el rebote de la luz, es su ala fúnebre que curva el horizonte,
la punta de la lanza apunta sínople; destino y desdestino ya siendo desde arriba,
el rostro enjuto y el cuerpo —convexo de milandes— desde el colosal tropiezo de su vuelo.
conversan con Gutiérrez Oropeza. 8. 2005. ¡Tiemblen mortales!
Inversión de espejos. Un yelmo yace El buitre es: real multiplicado. Vultúrido …¿y cenzontle?…
En plenitud de buídos se desvela en la caída.
sobre el punto muerto de la extremidad de enfrente.
Y tiemblen también
En el centro de la mesa hay un parpadeo de hablas,
por los que le trabaron el vuelo en sus alturas.
“un abstracto caballero se endebla
¡Tiemblen mortales en la hora rapaz del sombrío
sobre su hética montura…” Asiente Manuel.
[falconiforme!
Pasan Dante, Pushkin, pasa Shakespeare.
No es la hora de lo funesto.
Pasan Homero, Los García, Dostoievski.
Es la hora de saber que en tal siempre hemos sido.
Pasa Goethe, la pupila periodista los observa
Inédito
del 1 al 10, del 10 al 10.
El rey Arturo adivina la lejana historia.
Adivina al manco que nacerá en Alcalá de Henares. Cuatro mensajes por internet sobre Fausto Trejo
Adivina al fébrido vindicativo y al redondo su escudero. A Iván Leroy
Ellos y Gutiérrez Oropeza caminan sus 55 sobre Bucareli.
Se abre el libro en XXI. Iván, muchas gracias por la atención de avisarme.
Se abre la letra de lo siempre. Se nos fue un compañero irremplazable.
Manco y loco ¡Arde! Una figura inolvidable en la vida de los todos nosotros.
te envío un abrazo afectuoso,
recíbelo como si con ello
de alguna manera nos reencontráramos con él.
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“Hasta la victoria siempre, camarada Fausto Trejo”. Conversando con Carlos Borbolla
El río Tula crece… y la Plaza que fue… la que es…
Inédito Hombrón con zapatos de noticias.
Caminas.
Paseo de la Reforma, el cafecito aquel
Eran las 3.5 Adolfo Castañón y después de muchos años
llegas con tu ele inesperada,
Eran las 3.5 ascensiones de Richter; tu curva dolorosa por vía doble,
vinieron a informar a la ciudadanía de ti a ti, de ti a nosotros,
que el poeta había muerto. llegas al Club, tocas. Te esperábamos
¿Cómo decírselo ahora a sus poemas?, para decirte que la ausencia no existe,
¿cómo decirle al aire en el que vuela?, que no hay ausencias.
¿cómo al agua?, Tú y gente como tú, hermano nuestro,
tienes razón Adolfo, ¿cómo? estarán siempre en la plana de los diarios,
Tú me presentaste con él, ¿te acuerdas?, habitándola, porque para eso nacieron,
Casa de los Azulejos: “el es Roberto López…” para entrar en ella y no salir más nunca.
y yo tendí mi mano hacia el centro en combustión Ahora te digo, Carlos Borbolla,
de mis blasfemias. la plana de ese cada diario
Una cosa es hablar de la llama es una parte del corazón
y otra hablarle a la llama. con el que compartimos tu hermanía.
“El es Roberto López…” y la calle Madero Adiós, Carlos, adiós y bienvenido,
fue colibrí nocturno de mi anfracto calendario. qué bueno que tocaste,
Eran las 3.5 de Richter, Adolfo Castañón, espera, en un minuto Viridiana te abrirá la puerta.
unas horas antes Qué bueno que están todos,
la llama de Mixcoac se había elevado sobre el valle, que estamos todos juntos.
se había hecho aire de abril, Inédito
sur de domingo,
y nosotros pupila absorta frente a la transparencia. Nochi rezpe de la sapren
Eran las 3.5
y era la eternidad que nos rozaba. ¿Quién captura en un click el movimiento?
Ábrara ¿La luz cargando a cuestas su terca contraparte?
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Te vimos tantas veces, nochi rezpe tú arribarías con un libro en la mano a decirle al oído que
moviéndote en lo exacto de la sal, [no es cierto,
en el zumo cierto desde su mecanismo en brillo y sombra. que junto contigo, seguiremos respirando el aire de América.
Aquí está esta historia, ésta, Inédito
a latido, a verdad de la pupila.
Personaje amigo, haznos una fotografía de este junio,
de tu junio para siempre. Poema extraviado y coda
Ahora… ¡Click !…, quedaste capturado en la memoria.
Inédito Querida Frida:
hace tiempo
el poeta Villaseca te escribió una misiva
Caminemos, Gonzalo Rojas… sigamos caminando… humedecida de aromas y matices;
no la encuentro,
permanece extraviada
Nada queda lejos de ti, Gonzalo Rojas,
en los desbarajustes que me integran,
tu risa… tu decir… y tú, en medio,
pero algo decía de México y tu alma,
repartiendo centímetro y minuto para todos.
y en ella eras un pan repartido junto al arcoíris,
Ahora Borzelli me dice por internet que decidiste salir de
en medio del santo olor aquel
[Chile,
del que hablaba en sus nostalgias Ramón López.
¿A dónde Gonzalo Rojas? ¿Hoy? ¿A dónde?
A través de esas tintas te conozco
¿Al corazón de cada uno de nosotros?
y te hermano tan hermanadamente.
Porque no sé en qué otra parte puedas habitar mejor Luego tú en aquella carta
después de América o de nuestra sangre, que es lo mismo. que te enviara Aurora Reyes,
Es una broma seguramente la de Borzelli, en la que te decía cómo era Juchitán
porque estás en Chile, ¿verdad Gonzalo? en el insomnio de la iguana,
sigues en Chile cubriendo con tu gonzalía en el ojo cósmico de su fuelle cuaternario.
el territorio mineral que te dio lo que nos has dado en Luego tú, Frida,
[palabras. repartiendo el pan como fusiles desde tu camisa roja,
Buenos días, Gonzalo Rojas. iluminados hipoglosos sobre el muro.
Si a lo largo de nuestros vastos, interminables milandes, Luego tú, en Vancouver,
algún día, alguno de nosotros llegara a despedirse, frente a mi vista de ahora,
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en las estacas solitarias del camino? Con tres golpes de rama nos hirieron el tiempo,
Y la desmemoria de mi pueblo, que todo lo perdona, Yo sí la sed,
y los ayes bajo el polvo, en esto es que latimos, en esto es que aún estamos,
y su nobleza de siempre invitando al crimen en su contra. éste es el tiempo que no alcanzaron a llevarse viles
“A la chingada las lágrimas” y me puse a matar con el olvido. y éste es el tiempo en el que respiramos llagas.
Pero tres golpes de rama se hicieron en la tierra, Gracias damos las sombras, por lo que nos dejaron…
se asieron en el aire, disecaron la semilla, No más…
y la daga en el alma y el quetzal moribundo. Ah, de Chiapas es que estoy hablando.
Ya no recuerdo, ¿hubo una vez aquí la risa? Inédito
¿el agua de algún río sin sangre, acaso?
¿algún destino prometido antes del ahora abismo?
El Sabinal era un río fresco Galdámez
que cruzaba el corazón de una ciudad frutal.
Y luego, El Sabinal… una corriente turbia, La forma da forma a su ológrafo hermenésico, ahí,
como un mal signo que arrastrara su metáfora perversa. en el espacio en el que establece su poema
Agua podrida. Ruega por mí. imposible de toda posibilidad, posible de toda
Agua ultrajada. Ruega por ellos. [imposibilidad.
Agua de sombras. Ruega por todos. Para ser, y Es. Cotidianidades sugeridas, signos en el ojo.
¿Un verso de alcohol clasemediero vale el hambre? El pintor plastica con las sustancias de lo humano
¿De qué calidad tendrá que ser el verso para alcanzar el sueño
para justificar la burla y el despojo? o al revés.
Ahora soy el eco de una herida colectiva, Sustancia siempre que sustancia el ras de la pupila.
agua estoy de pie, difícil equilibrio, Y en el centro, el verbario visual de increíbles existencias
yo no pedí que se robaran a mi tierra, [espirales,
por eso exijo que me la devuelvan, éstas (aunque sí)
que la dejen por lo menos como estaba, no han partido del pincelario del artista,
muerta de hambre pero respirando. sino de la nutricia célula colectiva,
Hay un jaguar herido en el camino, ábrara del contado cuento que estará ahí,
herido de muerte, de muerte viva. cada vez que sus increíbles criaturas
Hay un jaguar herido en el camino respiren vida de nuestras propia vidas.
que nos camina el cuerpo disecado. Inédito
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Pascual:
adelanto la mano y te saludo,
Breve poema de deslumbramiento pero, ¿quién te saluda?
¿ese viejo que cree que no soy yo,
Margarita Candelaria: pero que sigo y que sigue siguiendo en la pantalla?
gracias ¿el que nunca creyó que algún día iba a ser eso…?
por la chiapaneca belleza de tu cuadro. ¿Yo? ¿López Moreno? ¿El mero mero?
Sugerencias. Difuminaciones. ¿El santo más cabrón de la pradera?
Una fuente legendaria en el centro del sueño. Pascual… pero ahí estoy,
Gracias por tu cuadro: ¿o es que tú me inventaste con esa nueva mueca
es un beso que le das al alma. que no me conocía?
¿O más? ¿Detuviste el tiempo con la sabiduría de tu cámara
Inédito o por el contrario, tan sólo me lo echaste encima?
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Hondo Duvaleriano
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Lo que venga después Para qué creó Dios a los que creó y creen en él tan
será solamente acto mecánico, [imprudentemente,
vacío reflejo, (que no se me confunda con ningún poeta vulgar y efectista
mero sonambulismo por lo que a continuación voy a rabiar.
memoria lastimada, No soy ningún poeta mayor que requiera de esos trucos).
eco flotando de lo que fue la vida. Duelo, está bien, y que chingue a su madre
la venda que se me dio para que duela a ciegas,
Inicio un nuevo año, ¿inicio?, inicia, inician, para saber que existo, para que sea lo único que sepa
de mí tan sólo queda este dolor del cuerpo mientras pongo el cuerpo y lo que me queda todavía del
para alimentar el ávido 2011 alma.
de acuerdo con las prescripciones. Me duele sin saber nada del dolor.
¿Y los dolores del alma? Me quejo sin saber nada de su lágrima.
¿El alma?
Inédito
esa es la que menos cuenta.
Alguna vez jugó a que era poeta.
Y nada más.
Entre poetas
Inédito
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mas perdura la sensación de un peso de corona vencida en capítulo primero el primer motín,
tragado por la boca de aquella desmesura y vivos en los fondos radioactivos, el alma y su altura,
eternos,
que llama con la fuerza de la tierra la fuerza del desplome.
saltaron ya de su nave
Aquí el morbo empujando brutal hacia ese sorbo de la
[enorme garganta —la azul voluntad del ave—
que sin freno y sin estorbo invita, jala hacia su él, aterra. Presencia de la cocha enfrenada
A César Pineda del Valle
Al fondo del cañón el agua crece su amenaza bullente, su
[violencia, A solas varias lunas vereda a selva alta envuelta al cuerpo
en carne de un verde humedecido, hallazgan los instantes
dotando de rumores esa hornaza que aguarda el desenlace; el cual de su sentido filtrado entre las frondas. Ningún
lenguaje falta a la asombrada vista. Del arbustaje salta el
se estremece el barro diminuto en su insistencia de detener crach de la corriente desde el leñar; vencido heridivuelo
[el salto. mezcla su sangre en el crecido palpitar de la savia. Un
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sobresalto asalta a las almas sencillas atadas a las lianas. El Salutación sur
cresterío de postas se clava en desconciertos veloces como el
rayo. Las oraciones vanas son un telar de ausencias. El prisma El sol se yergue y anda, del ceñido alabastro
de los muertos al cazador aprehende, y prende las lontanas el se levanta potente para escribir el día,
cerdo endemoniado de horizontes abiertos. desde el centro del cosmos despliega su osadía
y se quema en tu tinta de luz, Dolores Castro.
El ondular minero reinventa el cinetismo Cómo decirte: Carmen, di… Carmen de la Fuente,
y el litoral florido, observa, inventa y haya y que mi voz se nutra con tus irradiaciones,
esta verdad con alas que nos dio el cataclismo. en donde el verbo crezca solar, y su funciones
de metáfora a imagen se cumplan en tu frente.
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Combustión que se expande hacia las direcciones, Filo masa forma cuerpo aire sol
mi Carmen te persigue; tu Carmen ascendente el diseño celar levanta anhelo
es acento asumiendo sus magnas dimensiones. y no hay cielo más cielo que su cielo
ni arrebol más arrebol que su arrebol.
Y al cumplir sus destinos de trazo trascendente
me quedo en los umbrales, inventando canciones, En laberíntica sed del caracol,
con la palabra: Carmen, que brota de tu fuente. se neblina espiral hacia el desvelo,
arquitectura, escultura al vuelo,
sobre horizonte herido en tornasol.
Diluvio sombra
Ícaro vuela de diotima mano,
aptitud que con vena de lo humano
La voz de la ventana trina en esta noche,
leña y cera, ala entera en el crisol.
con carne de relámpago atado a su desvelo
recorre las sorpresas del valle ya sin velo
Y muy antes del ser de la caída,
y a la seda nocturna se ofrenda como un broche.
el escultor le ha dado como vida
filo masa forma cuerpo aire sol.
La lluvia que ha llegado montada en largo coche,
vehículo que lleva del viento azul anhelo,
golpea de los cristales el claro terciopelo Son no ético
con que la luz culmina los rombos del derroche.
Un soneto me manda a hacer Lorena
En esta curva insomne regresa la memoria a través de este párpado electrónico,
a establecer el rostro grisáceo de su reto. correo —Siglo XXI— maratónico,
La sombra de las aguas le inventan nueva historia. enfrentando el esdrújulo con pena.
Pero hay una cadena de palpitar inquieto
que suma los pasados, relámpagos de gloria, De once sílabas paso a la docena
navegando en las venas febriles de un son neto. y el acento se vuelve estereofónico,
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RLM.- este fuego de alcohol, camino que arde, le arrancaron el trino y la simiente
SAG.- me desgarra la entraña mimo a mimo. con el plomo, sargento del gatillo.
SAG.- Una cobija —almohada de sostenes—, La mano es un pequeño monstruo en cinco pies.
RLM.- para el dolor azul que me mantienes Se desliza sobre el papel gritando
SAG.- y un abrazo, Raúl, en estos versos. su semilla de tinta,
Morada de Paz su lunes sin domingo,
su espuma silueteada.
Jaramillo De pronto,
en el estricto rectángulo de su cosmos
El huérfano trigal se enmedioluna, nos somos,
el surco se hace luto a media siembra, rabia y desistimiento,
la sangre del nopal, como una hembra, verdad de su dibujo redondo, cerrado.
hiere al espacio con la nueva tuna.
Espejo.
La choza que peleó con la fortuna
desde que el mar nos emplagó la tierra La mano nos detiene en el tiempo,
lamenta su canción sobre la sierra nos contiene, nos tiene…
donde el arado la justicia ayuna. Nosotros nos vemos en la carne de su sueño.
El campo se ha dormido nuevamente,
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Abarca
Contrarritmo los radares del sentido
y al décimo primero acento herido
Rompe el verbo luces y alas bosque en ti, en polvo ha convertido metro y arca.
sentir, beber, alzar la voz creciente,
flor en tiempo vivo, lúbrica que en sí. Sombra y aura,
disputa así del goce del presente. eterno juego al nada y a lo todo
que la danza al danzar arca y enmarca reconstruyen a eterno
Sube, se alza, arriba de su abril, [Liszt y Laura.
placer de andar el pétalo estridente, y en la frente del cosmos lauro y yodo,
roza risa, rosa rezo en un atril, la inmortal ilusión que izó el Petrarca.
ardor de arisco fuego irreverente.
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lo ha reescrito en escalas repartido. El argumento a favor del verso blanco es tan simple; la
Milagro capturado por la artista, libertad que goza le cubre con prudencia todo flanco. El
Volviéndolo a inventar para el oído. verso libre es forma portentosa. Aquí ni él ni tú… ni yo me
atranco…¿Un soneto? ¡For God!, qué fuchi cosa.
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Duda y definición E
A
Quizá
Acaso I
Acaso O
Quizá I
U
Quizá
O
Acaso
UUUUU.
Acaso
Quizá
Soneto vulgar
Sí
No
S
Sí
C.
C
No
S.
¿Sí?
¡No! S
C,
C
Vocales S
A T
E K
E B.
A
T
A K
E B.
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Despejando a menos ÷
-
----------+ ÷
÷÷÷÷÷÷÷÷÷÷x
÷÷÷÷÷÷÷÷÷÷x -
----------+ ÷
-
---------+
÷÷÷÷÷÷÷÷÷÷X
÷÷÷÷÷÷÷÷÷÷X Requiescat in pace
----------+
100
XXXXXXXXXX÷
1000
++++++++++-
1000
XXXXXXXXXX÷
100
++++++++++-
XXXXXXXXXX÷ 100
++++++++++- 1000
1000
100
Más por entre por menos da menos
1
+ 10
X 1
X
+
10
1
+
0000
x
x
+
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Sueño de Tecayehuatzin La hilandera teje su hilo, se bifurcan las puestas de los días,
arden las tardes moradas en el hilván de sílabas de yeso,
Nehuatl nimitz tlazotla xochitl itlanezi escayolas que empuñan el espacio.
Noyoloauh huitzilopochtli ca paqui Un disparo de estrellas da en el blanco y el aire agujereado
¡Paquiliztli! deja caer su torrente de sueños como uvas demolidas.
¡Paquiliztli! Escardadas de hisopos en el ojo estatuado de las dunas las
Cenca cualli tlen tica mareas babilónicas congregaron sus lagares.
Tlen tiila auh titlahtoa tlalpan
La hilandera teje su hilo, su acordeón de carbono ordenando
Pan noez
los plurales de la noche, la pulverización del frío que sobre
Nehuatl Citli quetzalcomitl
su epidermis sideral avanza sus columnas.
cicitlallo cetl
Hierve la ceniza en la red óptica de la noche, lámina
cecualli matlelli tlachihualiztli
suspendida del vacío, hilo de la hilandera puesto a resarcir
tlecuecaltzin
el alba, esclusas que revientan su vino trasijado. Todo
nimitz itoa
toma dimensión en el perfil de las sombras, águila curva
cualli tlanezi in xochitl in cuicatl
devorando tanagras cintilantes en el aire.
cualli teotlac inxochitlahtolli
Entonces se habita la hora con verbos de barro resbalando en
cualli yohualli tehuatzin xochitl itlanezi.
las arterias de cada manecilla, diástoles y sístoles renovando
el cosmos.
Iguana mayor La hilandera teje su hilo y lo desteje esperando del mar la
de 40, 071 longitudes. espiral del retorno, la hora del que llega con la piel teñida del
vivac que le amamanta; zurce su trama, coágulo del tiempo.
Fragmento del planeta, Regresa el rayo mesando largamente su enhiesta cabellera
piedra que camina, de sirenas, su epinicio salino, horadado por la extensa
terrón que se mueve, travesía, yelmo y panoplia en trofeos para la tejedora.
barro resquebrajado,
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La hilandera teje su hilo, deshoja el ovillo en el ojo de la iguana, Se nos vino el cerro encima,
cordón del barro en un seto de auroras y de insectos. empezamos a ascender su sentencia
El polvo del velamen recostado en el lomo metal de la cuchara de tierra que se eleva.
patas de rebaños es, prisma sarcástico del endeble foco. Nos impuso su destino
Se enervan las decurias, las voces a la orilla del café, el mandoble que dócil asumió la carretera,
en la espuma perniciosa de la tinta, doble trama. … nuestro destino de saurio vertical
La hilandera teje su hilo pero ¡Oh! muñón estéril de su magia…. subió por el camino.
Teje y teje “y no se trenzan los cuernos del buey”. Arriba, un colibrí se desprendió de la corola terrestre,
Desde la persistencia del polvo inmóvil levanta el filo que tramontó más arriba de los ojos, y más,
volverá a poner en movimiento el día, poeta solo en su cegador con el himno del motor entre sus pinzas.
laberinto.
Iguana esférica
Dicen que la iguana muerde
gota de hidrógeno en el campo oscuro
pero yo digo que no,
terca curva.
yo cogí una por la cola,
nomás la lengua sacó.
Tla l pan tla l pan l pan tla
Son jarocho
tla tla tla tla pan tla l tla pan
lllllllllllll
pan pan pan pan pan pan pan
Iguala: municipio del estado de Guerrero, México.
tlal tlal
Superficie: 576.1 km.
pan l pan l pan l pan l
Retrato de los siglos tlalpa n tlalpa n
¿De qué memoria vienes? corazón de la tierra firme.
¿Cuál es la flor del tiempo que te amasa la piel?
2 365 19 19 x 4= latido del polvo.
Patas de la memoria,
265 29
sangras con la luna. 04
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“En algunas ocasiones la hembra lucha por zafarse de las garras Yo te amo flor del amanecer,
enternecidas; se retuerce y a veces logra herir a su amador, mi corazón, colibrí zurdo, está contento.
pero finalmente sucumbe al gozo violento. Cuando todo ha ¡Alegría!
terminado, la iguana hembra presume entre sus congéneres las ¡Alegría!
huellas profundas, sangrantes, que dejó sobre su epidermis el Muy bien que estás,
amor de todos los iguanos del planeta”. que vas y hablas sobre la tierra,
“De iguanas” (fragmento), El arca de Caralampio. en mi sangre.
Yo, Citli, corona de plumas,
lleno de estrellas, hielo que se eleva,
Iguana: Sierra de Lampazos/Río Sabinas. sombra que se deshace
te digo: Verbo.
Señor de la casa de las llamas.
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Crash… Crash…
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García Corrido
A la Morada de Paz
I
Licencia pide el alero
ADIÓS con la voz de los turpiales
Carne de nuestra carne, y aromas de tamarindos,
sueño de nuestro sueño, callejeros de la tarde.
una mariposa amarilla
para tu vuelo. El tejado se oscurece
y el campanario desmaya,
II mientras palpita el corrido
su corazón de guitarra.
RESURRECCIÓN DENTRO DEL TRIÁNGULO
Y al segundo día El nuevo fruto se entibia
resucitó entre Comala-Macondo con la caricia del aire
y La Habana. y se enfiesta de promesas
Eran los días terrenales. en sorprendido ramaje.
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somos ese bólido,
esa ansia de arder, prender al buitre y al albo ruiseñor
que lleva adentro.
bc
Contenido
En siete palabras . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 11
Meteoro . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 17
14 de marzo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 24
K’at analté . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 25
Salmos primarios . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 26
Imágenes del quinto sol
Primera parte: Imágenes toltecas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 31
Segunda parte: Imágenes aztecas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 32
La consagración de la Primavera
I . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 33
II . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 34
(¿—?) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 36
Réquiem para un poeta . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 37
Intermezzo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 38
8 por jazz . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 38
Prole do bebe . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 40
A veces . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 41
Canción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 42
Rafael Galdámez
El río . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 80
Génesis de mi propio tormento [9] • Al filo del abismo [15] • Hay un sonido El río . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 81
salamandra [353] • En la pupila azul de la memoria [381] • En el sur de la El río . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 82
nostalgia [395] • Camino transitado tantas veces [403] • La historia del
principio [539]. El río . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 83
El río . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 85 Händel . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 111
El nacimiento . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 85 Verdi . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 112
El bautizo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 86 Revueltas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 112
Hecho de armas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 86 Beethoven . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 113
De ausencias . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 87 Haydn . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 113
La respuesta . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 88 Ives . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 114
La primera piedra . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 88 Schubert . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 114
Del nuevo mundo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 89 Strauss . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 115
Paradiso Ponce . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 115
(La visita) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 89 V sinfonía de Shostakovich
Dulcinea frente al Usumacinta . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 90
Primer movimiento. Moderato. 16:52 Mint. . . . . . . . . . . . . 116
Isabel viendo llover… . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 91
Segundo movimiento. Allegreto. 4:56 Mint. . . . . . . . . . . . . 117
Soconusco . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 91
Tercer movimiento. Largo. 15:45 Mint. . . . . . . . . . . . . . . . . 117
De cabalgaduras . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 92
Cuarto movimiento. Allegro non troppo. 9:55 Mint. . . . . . 118
En la venta . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 93
La marimba . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 118
Fierabrás . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 94
Arcana . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 120
El bachiller Sansón Carrasco . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 95
Poema a la Unión Soviética . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 121
Sancho a un poeta . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 96
Poema a la Unión Soviética . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 126
De duques . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 96
Poema a la Unión Soviética . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 127
Confesión . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 97
Poema a la Unión Soviética . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 128
La oración de Aldonza . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 98
Ajusco o Efraín Huerta . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 130
Epitafio . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 98
Itinerario inconcluso . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 133
Acta de defunción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 99
I Illimani . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 137
Lápida . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 99
II Xochipilli . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 138
En el Cañón del Sumidero . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 100
III Coatlicue . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 139
La junta . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 101
IV Kukulkan . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 141
Hacienda de Santa María . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 101
VII Chiapas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 142
Puente de Talismán . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 102
Amatenango de la Frontera . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 103
Gato . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 142
Jerjes . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 147
Bamba lezama bamba . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 173
Cuatros . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 147
Redoble de la memoria . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 174
En dónde están . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 177
Cotidianidad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 148
Cambia e’paso tallé . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 181
Un parto . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 148
Ritmo dúo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 182
Diurno de los adioses
Danzón . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 183
I . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 149
Tamborito . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 187
II . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 153
Ahé . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 188
Del rito a la carne . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 153
Sabre y Curiel . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 188
Abro la marimba . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 162
Pupila de Mendive . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 192
(Fragmento) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 163
Por este lado del mundo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 193
Soneto gañeñe . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 164
Carnaval . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 200
Eva usa vello, lo lleva suave . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 165
Música de Álvarez del Toro . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 202
Variaciones sobre un tema jesuita . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 166 Huapango . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 202
Diurno del optimismo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 167 Palabras para encender una hoguera . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 203
Los lepradores . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 168 Tríptico . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 204
Poemínimo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 168 Campaña . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 205
Homenaje . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 168 Hechicerías . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 206
Onomatómicas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 169 (Fragmento) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 206
Tres de dinosaurios y uno de cuna Buenos días: . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 207
I . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 170 A Castellanos poetisa . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 207
Meteoro
se terminó de imprimir en septiembre de 2014 en Talleres Gráficos
de Chiapas, en la ciudad de Tuxtla Gutiérrez.
Los interiores se tiraron sobre papel cultural de 90 kg
y la portada sobre cartulina couché de 169 kg. En su composición tipográfica se
utilizó la familia Horley Old Style MT. Se imprimieron mil ejemplares.