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Psicología de Carl Jung

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Técnicas de Investigación Documental


Monografía
Septiembre 2017
Índice

Arquetipos Junguianos

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Introducción
El psicólogo que formulo la teoría de los arquetipos, “Carl Gustav Jung, nació el
26 de julio de 1875” (Brome, 1978), con el estallido de “la Primera Guerra Mundial. Jung
creyó que de alguna manera existía una conexión entre él como individuo y la humanidad
en general que no podía explicarse. Desde este momento hasta 1928, se fue metiendo
en un proceso doloroso de auto-exploración que formaría la base de su futura teoría” con
esta teoría “el modo que tenía Jung de trabajar con imágenes arquetípicas no era la
interpretación y traducción de lenguaje conceptual, […] sino lo que el llamo amplificación:
conectar la imagen al mayor número posible de imágenes asociadas […] amplificar nos
ayuda a ir más allá de nuestras estrechas identidades personales” (Downing, 1994, p.17)
además una de las cosas que tiende a evitarse al analizar con psicoterapia junguiana es
“la creación de lazos de dependencia por parte delos pacientes, o cuando menos a
reducirla en la medida de lo posible” (Alonso, 2004, p.65) para evitar influencia
innecesaria sobre el paciente.

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Arquetipos Junguianos
Para comenzar se tiene que, “se puede representar topológicamente el modelo
junguiano de la psique como una estructura circular compuesta por tres partes, una
pequeña sección es la conciencia, una segunda capa más grande es el inconsciente
personal, y luego está una inmensa porción que constituye el inconsciente colectivo”
(Alonso, 2004, p.59) y se da a conocer que este “representa el conjunto de elementos
sociales y culturales en los que el sujeto está inmerso y no es consciente de ellos” (Saiz,
et al, 2007, p.134), además cabe destacar que “dentro de este inconsciente colectivo,
Jung […] situó los “arquetipos”” (Ibíd.). A partir de esto, “Jung denomino a las imágenes
a través de las cuales se manifiesta el inconsciente ‹‹imágenes arquetípicas›› […] la
palabra griega arjé indica principio, origen; tipo deriva de un verbo griego que significa
‹‹modelar›› […]” (Jung mencionado por Downing, 1994, p.10) sin embargo, se tiene que
“el arquetipo carece de forma en sí mismo, pero actúa como un “principio organizador”
sobre las cosas que vemos o hacemos” (Boeree, 1997, p.5) también se sabe que “en el
inconsciente los arquetipos individuales no están aislados unos de otros, sino en un
estado de […] interpretación completa y mutua” (Jung citado por Downing, 1994, p.19)
asimismo, tal como lo sostiene Samuels: “hay cuatro tipos de arquetipo: primero están
los arquetipos ‘superficiales’ como la persona y sombra, después los ‘arquetipos del alma
(animus y anima), posteriormente los ‘arquetipos del espíritu’ (hombre y mujer ancianos
y sabios), y, finalmente, el yo1” (2003, p.26) formando parte del inconsciente.
De manera subsecuente, se tienen algunos arquetipos donde “el […] más interno
es el yo […] es el arquetipo más central, el arquetipo que organiza otras experiencias
arquetípicas2” (Samuels, 2003, p.26) además de que “el yo es el centro de la conciencia
y surge desde las primeras fases del desarrollo a partir del arquetipo del sí mismo, que
es el verdadero centro de toda la personalidad […] el yo […] tiene el único privilegio sobre
los demás complejos de poseer el sentido de la identidad […] es también el portador de
la personalidad” (Alonso, 2004, p.59) también se tiene que este “representa la

1 “there are four kinds of archetype. First there are the ‘shallow’ archetypes such as persona and shadow, then
‘archetypes of the soul (animus and anima), then ‘archetypes of the spirit’ (wise old man and woman), and, finally,
the self”
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“the innermost archetype is the self […] it is the most central archetype, the archetype which organizes other
archetypical experience”

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trascendencia de todos los opuestos, […] cada aspecto de nuestra personalidad se
expresa de forma equitativa” (Boeree, 1997, p.12) sin embargo, como menciona Jung el
yo “[…] no puede ser plenamente conocido; […] a pesar de que el yo sea el arquetipo
central dentro del campo de la consciencia, hay entre ellos […] libre albedrio […] y […] la
conciencia en el mundo interior subjetivo puede […] entrar en conflicto el Yo” (Downing,
1994, p.37) quitando de cierta manera autoridad sobre este.
Se tiene que “el ego es el vehículo necesario para la expresión del Yo pero
debemos estar dispuestos a hacer lo necesario para ponerlo en su lugar” (Sanford citado
por Campbell, 1991, p.29) ya que este “es una figura […] de tardía aparición y que se da
importancias a sí misma” (Jung citado por Downing, 1994, p.25) para añadir una figura
más “nuestra personalidad total no solo incluye el ego fácilmente reconocible, sino
también la máscara que nos ponemos para obtener la aceptación social -la persona-”
(Downing, 1994, p.25) con la cual se “representa la actitud consciente, y como tal ocupa
en la psique una posición opuesta al inconsciente” (Sáenz, 2017, p.114) pero a pesar de
que “se inicia siendo un arquetipo, con el tiempo vamos asumiéndola, llegando a ser la
parte de nosotros más distante del inconsciente colectivo” (Boeree, 1997, p.7), sin
embargo sin esta “emociones e impulsos fuertes y primitivos harían vivir en sociedad
difícil3” (Samuels, A., 2003, p.25). Sin embargo, se sabe que “la sombra es el polo
opuesto de la persona […], los aspectos más inadaptados para la sociedad se desechan
en el inconsciente donde van formando la sombra” (Bly y Robertson citados por Alonso,
2004, p.62), esta es únicamente “negativa desde el punto de vista de la conciencia”
(Campbell, 1991, p.16), desafortunadamente la sombra solo se ve “indirectamente a
través de los rasgos y las acciones de los demás, […] pretendemos expulsar a la sombra
de nuestro interior proyectando y atribuyendo determinadas cualidades a los demás en
un esfuerzo inconsciente por desterrarlas de nosotros mismos” (Ibíd, p.8). Existe un
arquetipo materno que es “nuestra experiencia de la madre […] determinada por un
conjunto de valores, actitudes, roles y expectativas, […] algunas podrían ser positivas,
como […] lo asociado con la protección y fertilidad; y otras serán negativas, como la
muerte, el poder destructivo de la madre naturaleza o […] “lo desconocido”” (Jung citado
por Zubrzycki, 2014, pp.3-4). Por último, se mencionará el arquetipo de “el ánima,

3 “without the persona, strong and primitive emotions and impulses would make social living difficult”

5
representa la parte femenina del varón […], opera, principalmente, sobre las emociones
y afectos, otorgando virtudes y rasgos que son socialmente asociados a la mujer” (Saiz,
2007, pp.139-140) esta es además “una estructura arquetípica de la conciencia, […] guía
del alma” (Downing, 1994, p.32). El anima puede ser representado en “tres grandes
categorías dicotómicas […]: vieja versus joven, hada buena versus bruja, santa versus
seductora” (Saiz, 2007, pp.140-144). Pero el propósito de el “proceso de individuación
(el proceso que nos permite llega a ser personas completas y únicas) es el de abrazar
simultáneamente la luz y la oscuridad y favorecer el desarrollo de una relación creativa
entre el ego y el Yo (nuestro símbolo personal de totalidad individual)” (Campbell, 1991,
p.158) para llegar a conocernos completamente.

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Referencias bibliográficas
Alonso, G., y Carlos, J. (2004). La psicología analítica de Jung y sus aportes a la
psicoterapia. Universitas psychologica, 3(1).
Boeree, C. G. (1997). Carl Jung 1875-1961. Personality Theories.
Campbell, J., (1991). Encuentro con la sombra. El poder del lado oculto de la naturaleza humana.
Downing, C. (1994). Espejos del yo: imágenes arquetípicas que dan forma a nuestras vidas. Editorial
Kairós.
Saiz Galdós, J., Fernández Ruiz, B., y Álvaro Estramiana, J. L. (2007). De Moscovici a Jung: el
arquetipo femenino y su iconografía. Athenea Digital. Revista de pensamiento e investigación social,
(11).
Samuels, A. (2003). Jung and the post-Jungians.
Sáenz, J. (2017). Lo femenino y lo masculino en la psicología de Carl Gustav Jung. Historia, 2016,
2014-2015.
Zubrzycki, C. (2014). Arquetipo, complejo materno y regulación afectiva en el desarrollo de la
personalidad.
Brome, V. (1978). Jung. Macmillan.

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