Вы находитесь на странице: 1из 2

¿Empezamos hoy?

Walter Eyzaguirre

Uno de los principales problemas que se identifica cuando empezamos a educarnos en finanzas
personales es que asumimos que la formación profesional nos permite manejar nuestras finanzas,
tal y como se menciona en nuestra reciente publicación ¿Y si hacemos Dinero? – Aprende a
ahorrar sin dejar de gastar “Acostumbramos a confundir las finanzas personales con el curso de
finanzas corporativas, en el cual nos enseñan a gestionar una empresa, a mantener sus
indicadores en positivo y a identificar cuáles son los tipos de gastos existentes para hacer más
productivo el negocio. No nos enseñan a manejar nuestro propio dinero. En mi vida profesional he
conocido muchos gerentes responsables de operaciones de compra y venta millonarias y
procesos complejos, pero poco cuidadosos en el manejo de sus finanzas personales, al punto que
se encuentran reportados de manera negativa en una central de riesgos por no haber cumplido las
obligaciones adquiridas; además de esto, el presupuesto de su casa es mucho mejor administrado
por sus esposas. Elaborar un presupuesto empresarial no es igual a preparar un presupuesto
personal o de la familia. El de nosotros tiene que estar de acuerdo con nuestras necesidades y,
sobre todo, con la periodicidad de nuestros ingresos”. Como vemos, cuando hablamos de finanzas
personales inmediatamente las relacionamos con conceptos de ahorro, presupuesto, crédito y por
supuesto el conocimiento del sistema financiero.

Es necesario reconocer que el primer pilar para iniciar una adecuada cultura financiera es el
ahorro, una de las definiciones más cercanas a la realidad nos presenta al ahorro como algo que
sustituye el consumo presente por el consumo futuro, es decir, hoy dejo de gastar en algo
pensando en que ese dinero que no he utilizado me servirá para comprar otra cosa después, al
día siguiente, la próxima semana, el mes entrante o el próximo año. Somos nosotros quienes
establecemos el momento de ese consumo futuro y es ahí donde empezamos a pensar que el
ahorro debe vincularse a algo y no se ahorra solo por el simple hecho de no usar el dinero, en
otras palabras para que ese dinero “no gastado” sea considerado ahorro debe tener un objetivo,
estar relacionado con nuestras metas personales y/o familiares y asociarlo directamente con un
nombre en cada uno de los casos, sólo de esta manera lograremos que sea sostenible y no
temporal. Si por el contrario, no existe una meta, la acción sería un simple dejar de gastar en algo
y ese dinero quedaría “en el aire” y podríamos disponer del mismo para cualquier cosa y cuándo
quisiéramos. En ese sentido para lograr nuestras metas se sugiere los siguientes pasos:
Definir para qué queremos ahorrar: En esta parte debemos hacer un análisis de lo que
necesitamos y, a partir de ello elaborar una categorización y una priorización de lo que queremos
adquirir en el tiempo, con la finalidad de tener claras las metas que estableceremos.

Identificar o investigar cuanto necesitamos ahorrar para lograr esa meta: Con este paso podremos
conocer el monto total que debemos ahorrar. Es importante examinar alternativas y saber bien el
precio de aquello que deseamos adquirir; asimismo, debemos averiguar si este puede variar
durante el periodo de ahorro.

Establecer de cuánto tiempo disponemos para ahorrar (en meses) o cuándo queremos lograr la
meta: Gracias a este análisis sabremos en cuántos meses lograremos conseguir lo que nos
proponemos. Está directamente relacionado con el paso final.

Calcular cuánto tendremos que ahorrar al mes: Con toda la información anterior seremos capaces
de calcular el monto mensual que necesitamos guardar o generar de manera adicional para lograr
las metas previstas en el paso 1.

Empecemos a plantear nuestras metas de manera real y correcta para ir poco a poco
consiguiéndolas e incrementándolas en el tiempo. Sin darnos cuenta veremos que pronto
estaremos logrando y haciendo tangible todo lo que proyectamos ¿Empezamos hoy?
 

Вам также может понравиться